jueves, 23 de mayo de 2019

La unidad contra Macri no rompe con el FMI ni con los extractivismos.


Por tanto, a qué país miran, sólo examinan su actual potencial de súper negocios por expoliación a trabajadores, campesinos e indígenas y a la naturaleza.
No hay diferencias entre neoliberales y progresistas e izquierdistas afines lo descubrimos cuando analizamos procesos contrapuestos a los buenos vivires en Bolivia, pese a las apariencias de Evo Morales de promoverlos.
TIPNIS, cuando las palabras superan a los hechos
23 de mayo de 2019

Por 
Alberto Acosta y Fátima Monasterio (Rebelión)

Es muy común, más aún en política: la práctica desdibuja muchos discursos grandilocuentes. Eso sucede en Bolivia. No hace muchos años, entre una gran emoción y miles de personas, con los ojos del mundo atentos en la Conferencia Mundial de los Pueblos en Tiquipaya, Cochabamba, el presidente Evo Morales afirmó solemnemente que “para garantizar los Derechos Humanos es necesario reconocer y aplicar efectivamente los Derechos de la Madre Tierra”. Palabras potentes, esperanzadoras, pronto diluidas ante realidades como la construcción de una carretera que atraviesa el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).
Luego de marchar en dos ocasiones hacia la ciudad de La Paz en rechazo a dicha carretera que dividiría el TIPNIS, de acudir -sin respuesta- a los tribunales nacionales y de solicitar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que active mecanismos de protección de sus derechos, los pueblos indígenas del Tipnis encuentran en el Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza un espacio abierto para presentar su defensa de la Madre Tierra y de sus derechos.
Una veintena de personalidades de distintas partes del mundo y con reconocida trayectoria internacional, como jueces de ese Tribunal, sancionan al Estado Boliviano por violar los Derechos de la Madre Tierra y de sus defensores: los pueblos indígenas del Tipnis. El Estado Plurinacional de Bolivia, como demuestra dicha sentencia, incumplió sus obligaciones de garante en la protección y defensa de tan trascendentales derechos. Han sido sistemáticas las violaciones de la Constitución Política del Estado Plurinacional; de la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra de Tiquipaya, aprobada en abril de 2010, incorporada en la normativa interna a través de la Ley No. 071; de la ley 300 que vincula los derechos del vivir bien con los de la Naturaleza; así como de tratados internacionales ratificados por el Estado boliviano.
También es evidente la vulneración de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas, quienes –al igual que en otras partes de Bolivia y la región– ven amenazados sus territorios y sistemas de vida por proyectos extractivistas bendecidos por el “interés nacional” y la búsqueda de un –cada vez más esquivo– “progreso”.
Por igual, la sentencia del Tribunal hace reflexionar sobre una cuestión clave: cómo el modelo de desarrollo extractivista colisiona con los derechos fundamentales de la Naturaleza y de los seres humanos, en este caso de los pueblos indígenas.
Una modalidad de acaparamiento masivo de recursos naturales que, en vez de limitarse en estos derechos según la conformación democrática del Estado Plurinacional, se despliega promulgando leyes y decretos inconstitucionales, debilitando los controles ambientales, flexibilizando los marcos regulatorios en la materia y criminalizando a las defensoras y los defensores de derechos, principalmente pueblos indígenas. Extractivismos que, como vemos en toda nuestra América, recurren cada vez más a todo tipo de violencias como condición necesaria para seguir expandiéndose.
La Sentencia alerta también sobre la necesidad de preservar la autonomía de los órganos estatales y las instituciones de administración y fiscalización pública.
Crédito a los hechos
La construcción de la carretera Villa Tunari–San Ignacio de Moxos –como otros casos– desnuda los límites democráticos en Bolivia donde –desde mucho tiempo atrás– su población sufre la arbitrariedad de sus gobernantes y la falta de una institucionalidad que posibilite la convivencia democrática y transformadora; aspectos urgentes en una sociedad cargada de injusticias múltiples, de un patriarcado omnipresente e incluso –pese a los últimos avances conseguidos– de racismo.
Así, y cumpliendo lo establecido en los cuerpos legales citados, la sentencia del Tribunal exige a las autoridades activar de inmediato y de oficio las acciones legales pertinentes que garanticen la paralización definitiva del proyecto carretero y la continuidad de la vida e integridad del Tipnis. Si bien las decisiones de este Tribunal a priori no son vinculantes, su sentencia es un severo reclamo ético al presidente boliviano y su gobierno, que en el exterior aparecían como promotores e incluso garantes de los derechos de la vida (que de eso se tratan los Derechos de la Naturaleza y los Derechos Humanos).
Igualmente, con esta decisión, este Tribunal incita a la sociedad boliviana a acciones concretas que frenen tanto atropello y descubran el doble discurso de gobernantes que se venden como defensores de derechos, cuando en realidad son sus principales violadores. Como bien anotaba Don Quijote de la Mancha: “El crédito debe darse a las obras no a las palabras".
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=256334
Insistamos en compenetrarnos de porqué interpelar a la sociedad boliviana a acciones concretas que frenen tanto atropello.

Informe de Comisión internacional sobre el caso TIPNIS
"Es indispensable la paralización definitiva
del proyecto de carretera por el TIPNIS".
17 de enero de 2019
 
Por Rebelión

 
La comisión que visitó el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) en agosto pasado, con base en la amplía información recopilada durante su visita, exhorta al Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza sancionar al gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia por las reiteradas violaciones a los derechos establecidos en la “Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra”, expedida en Tiquipaya, Cochabamba, Bolivia, el año 2010, y a otros cuerpos jurídicos que le reconocen como sujeto de derechos.
El informe de 44 páginas de la comisión señala que se están afectando y se afectarán aun más los siguientes Derechos de la Madre Tierra: derecho a la vida y a existir; derecho a ser respetada; d erecho al agua como fuente de vida ; derecho a la regeneración de su biocapacidad y continuación de sus ciclos y procesos vitales libres de alteraciones humanas, así como el derecho a mantener su identidad e integridad como seres diferenciados, auto-regulados e interrelacionados .
Así mismo la comisión constata que se vulneran los derechos de los pueblos indígenas y los derechos de las defensoras y los defensores de la Naturaleza. 
Violaciones que se ven agravadas por el irrespeto al marco jurídico e institucional del Estado Plurinacional de Bolivia.
Así mismo, la comisión exige del gobierno de Bolivia:
- La paralización definitiva del proyecto de carretera por el TIPNIS.
- La derogación de la Ley 969 de agosto del año 2017.
- La adopción de medidas para detener el avance de la colonización hacia la zona núcleo del TIPNIS.
- La consolidación territorial y la autonomía del Territorio Indígena Multiétnico en el Bosque de Chimanes, lo que permitiría el control y gestión integral con el TIPNIS.
- La anulación de los planes de expansión petroleros.
- La identificación y sanción de los responsables de las violaciones a los Derechos Humanos el año 2011 en Chaparina.
El informe sustenta sus conclusiones en datos, informaciones y testimonios obtenidos directamente durante su visita a Bolivia. La comisión informa que la demora en la presentación de su informe se debe a que el Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia eludió responder el cuestionario que se le envió, según lo convenido en la reunión realizada con el Ministro de Gobierno, Carlos Romero, el 20 de agosto de 2018. Este hecho obligó a la comisión a recoger información adicional a través de otras investigaciones y estudios facilitados por un gran número de personas y organizaciones.
La comisión conformada por Alberto Acosta, Shannon Biggs, Enrique Viale y Hana Begovic visitó Bolivia a pedido de representantes de la Subcentral del TIPNIS, que expusieron el caso en la cuarta sesión del Tribunal Internacional de derechos de la Naturaleza realizado en Bonn Alemania en noviembre de 2017.
El Tribunal Internacional de Derechos de la Madre Tierra -conformado por jueces y juezas de reconocida autoridad ética y compromiso con la Madre Tierra nombrados por defensoras y defensores de la Madre Tierra de diferentes partes del mundo- considerará el mencionado informe y emitirá hasta fines del mes de marzo de 2019 su sentencia sobre el caso TIPNIS.
Finalmente es de remarcar que el mencionado tribunal es una instancia de la sociedad civil, con carácter ético, que tiene como objetivo investigar y dictaminar casos sobre violaciones a los Derechos de la Naturaleza, por la infracción de responsabilidades por parte de organizaciones internacionales, Estados, empresas o individuos, en aplicación de lo establecido en la mencionada Declaración de Tiquipaya. 
 
Informe completo en el siguiente enlace: https://tipnisbolivia.org/?p=4388
 
Leamos porqué deschavar al gobierno de Evo Morales: "Ataque grave a los ecosistemas, amenaza severa para la existencia humana y no humana, cambios radicales en los modos de vida tradicionales de las familias indígenas".
 
Sobre el medio ambiente,
Evo Morales hace lo contrario de lo que profesa
24 de enero de 2019
 
Alice Campaignolle
Mediapart/Correspondencia de Prensa
 
 
El primer presidente indígena de Bolivia, elegido en 2006 con un programa social, proindígena y ecologista, es conocido en el extranjero por sus discursos en las Naciones Unidas que defienden la Pachamama, la Madre Tierra, o combaten al capitalismo depredador. Pero Bolivia vive una realidad diferente, entre la deforestación, el extractivismo y el hostigamiento a las ONG ambientales. 
 
Ataque grave a los ecosistemas, amenaza severa para la existencia humana y no humana, cambios radicales en los modos de vida tradicionales de las familias indígenas. Los términos son fuertes, las frases incisivas. Cuanto más avanza el lector en el informe de la comisión del Tribunal Internacional Por los Derechos de la Naturaleza sobre el caso Tipnis, más se ve abrumado por la política ambiental del presidente boliviano Evo Morales.
Este texto (ver documento adjunto), redactado por tres miembros del tribunal, acaba de ser difundido públicamente y fue entregado al gobierno boliviano el miércoles 16 de enero. El informe pide expresamente que la justicia tome sanciones contra las autoridades del país a propósito del caso Tipnis (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure), por «violaciones repetidas de los derechos de la Tierra Madre». Este tribunal internacional fue creado en 2014 y se propone juzgar, gracias a especialistas del tema, las violaciones de los derechos ambientales en el mundo. Alberto Acosta, Shannon Biggs y Enrique Viale (respectivamente economista ecuatoriano, activista medioambiental estadounidense y abogado argentino), acompañados por Hana Begovic, de la Alianza para los derechos de la naturaleza, fueron a Bolivia en agosto de 2018 para verificar por sus propios ojos la situación del Tipnis.
En noviembre de 2017, al mismo tiempo que la COP23 de Bonn, el Tribunal por la defensa de los derechos de la naturaleza fue informado sobre la situación de esta reserva natural indígena, situada en el corazón de Bolivia. El parque beneficiaba hasta entonces de una protección legal contra todo tipo de ʺalteración humanaʺ, pero Evo Morales, en agosto de 2017, decidió levantar esa protección para poder construir una carretera que atravesará la reserva de Norte a Sur. Sesenta kilómetros con una naturaleza excepcional y una biodiversidad incomparable.
Alberto Acosta, uno de los miembros del tribunal que visitó el Tipnis, explica: ʺEn la Amazonia, un kilómetro de carretera asfaltada da lugar a 3 o incluso 4 kilómtros de caminos anexos. Se imaginan ustedes entonces el impacto de esos 60 kilómetros.ʺ Y para el economista, la idea de construir una carretera ʺrespetuosa del medio ambienteʺ, tal como lo dijo el gobierno boliviano, carece completamente de sentido: ʺEso significa querer hacernos creer que Drácula es vegetariano y que puede, de ahora en adelante, hacerse cargo del banco de sangreʺ.
Según este especialista, esa carretera tendrá forzosamente un impacto fuerte sobre el medio ambiente y si ha habido una reacción internacional sobre este asunto es porque esa carretera se ha transformado en el símbolo de las promesas olvidadas de un gobierno que se reivindicaba, cuando fue elegido en 2006, indígena y protector de la Madre Tierra…
Ese parque natural protegido va a ser literalmente cortado en dos, poniendo así en peligro el ecosistema de 858 vertebrados diferentes, entre los cuales algunos que ya están en peligro de extinción, así como el modo de vida de los Chima, de los Yucararé y de los Mojeños, poblaciones indígenas que habían sabido hasta ahora conservar su modo de vida tradicional.
Es un viejo proyecto de todos los gobiernos bolivianos desde 1990, provocó muchas movilizaciones a escala nacional. Durante las nueve “marchas indígenas”, los “anti-carretera” recorrieron miles de kilómetros hasta La Paz, antes de enfrentarse, en la mayoría de los casos, a la represión policial que provocó un total de 74 heridos en 2011.
Pablo Solón es un activista medioambiental que trabajó “estrechamente” con Evo Morales, en el marco de varios gobiernos, sobre temas medioambientales. Para él, que fue también embajador de Bolivia en la ONU, el Tipnis “no es lo más grave”. Si ese parque se ha vuelto emblemático, “es porque de pronto la contradicción entre el discurso y la realidad nos salta a la vista”; nos recuerda que en términos de impacto medioambiental, “lo que sucede en el corazón del Tipnis no es nada, comparado a lo que vivimos, cada año, cada día, en el país.”
En Bolivia, cada año, son quemadas entre 200.000 y 250.000 hectáreas de selva –equivalente a la isla de La Reunión. La agricultura sobre chamizado (selva quemada) es practicada intensamente en el país. Esta deforestación permite el desarrollo de mega proyectos, como las represas hidroeléctricas del Bala o del Chepete que, una vez construidas, inundarán espacios tan vastos como cinco veces la ciudad de La Paz y ocasionarán el desplazamiento de más de 5.000 personas.
El objetivo de Evo Morales es el de transformar a Bolivia en “el corazón energético de América del Sur.” Mientras tanto, el hecho de cortar árboles permite desde ya, abrir un espacio para la ganadería y para la soja transgénica. Bolivia ya forma parte de los diez países del mundo cuyo porcentaje de deforestación por cabeza es más elevado. En la región de Santa Cruz (al Este del país), la agroindustria prospera sin ser para nada molestada por el gobierno, el que le facilita incluso la implantación. En 2011, por ejemplo, el Parlamento votó la ley 144, un texto que “regula” los OGM pero no los prohíbe.
Hoy, según las estimaciones de diferentes centros bolivianos de investigación sobre la agricultura, el 100% de la soja cultivada en Bolivia sería OGM. Una soja resistente al glifosato, con el cual se trata cada año un millón de hectáreas. Para Pablo Solón, Evo Morales habría cedido ante los agricultores del Este del país “para comprar así la paz social. Ahora, puede ir tranquilamente a los diferentes salones de la agricultura en Santa Cruz. Antes, antes no podía poner los pies en ellos.”.
Cocaína y acoso
Una parte de los productores de coca quedó también muy satisfecha con la política de Evo Morales y con sus nuevas orientaciones en materia de medio ambiente. El presidente boliviano, que era él mismo productor y dirigente sindical agrícola, permite, poco a poco, la ampliación de las superficies de producción de coca en regiones en las que la planta producida es sin embargo amarga, poco propicia a ser masticada. Son regiones más bien conocidas por estar en el centro del narcotráfico –en particular, la región de Chapare, al límite del Tipnis.
En el parque indígena, una zona está “colonizada” por los productores de coca, llamados “cocaleros.” En un principio, limitados a una zona reservada, mordisquean poco a poco el terreno del parque, lo que implica una importante deforestación. Y en ese sentido, los expertos temen que la futura carretera permita a los productores de extenderse más aún.
Alertados por las poblaciones indígenas del parque sobre la situación del “Polígono 7”, los miembros de la comisión del Tribunal para los derechos de la Naturaleza intentaron, en el transcurso de su visita de agosto de 2017, ingresar en la zona en la que están implantados los cocaleros. Pero, sin embargo, el acceso les fue denegado antes de haber sido detenidos durante varias horas, sin intervención policial alguna, por unos cincuenta productores de coca.
Para Alberto Acosta, el territorio es una “zona sin derecho alguno”: “Son los productores de coca quienes dictan la ley. Por ejemplo, para atravesar un puente, los camiones militares se ven obligados a pedir a los cocaleros un permiso especial.” Después de este incidente, el Ministro del Interior, Carlos Romero, calificó a la comisión de “no oficial” y su informe fue calificado de “documento sin valor.”
Si bien es cierto que este Tribunal por los derechos de la Naturaleza es una iniciativa de los ciudadanos y que no goza de un reconocimiento internacional, éste se basa “legalmente” en la declaración de Tiquipaya, un pueblo boliviano que se encuentra en el centro del país, donde en 2014 fue organizada la conferencia mundial de los pueblos sobre el cambio climático y la defensa de la vida, convocada por… el propio Evo Morales.
Como miles de bolivianos, especialistas y activistas internacionales, Shannon Biggs y Alberto Acosta estaban presentes y recuerdan aún el entusiasmo de entonces ante la idea de reunir una serie de “proposiciones destinadas a la comunidad internacional con el objetivo de preservar la vida y de luchar contra el cambio climático.” El discurso de Evo Morales fue impresionante, se dirigió “a los pueblos del mundo”, llamando a “decidir sobre el futuro de la Madre Tierra”, el que concluyó gritando, extático: “El planeta o la muerte.”
Jorge Gómez, director de un centro investigación boliviano sobre el medio ambiente (el CEDLA), reconoce que en el momento de la llegada de Evo Morales al gobierno, se sintió “muy entusiasmado.” Tuvo, incluso, “la oportunidad de formar parte del gobierno”, pero prefirió “mantenerse independiente”, comenta ahora. Enseguida, las relaciones se degradaron. La ONG empezó a criticar la política medioambiental –atribución de tierras- y también, la situación en el Tipnis.
LA ONG se convirtió de esta manera en blanco de las críticas públicas por parte de los miembros del gobierno, los que la acusaron de estar financiada por entidades extranjeras y de sembrar la discordia entre los movimientos sociales y la ONG. Los controles fiscales se multiplicaron, la presión administrativa aumentó, los contratos de alquiler de los locales no les fueron renovados. La misma situación le tocó vivir a la CEDIB, otro centro de investigaciones particularmente crítico, o a la Fundación Tierra.
Según Pablo Solón, Evo Morales no tiene la excusa de la realidad de la gestión del poder, en un mundo globalizado que amordaza los ideales medioambientales. “Los OGM son un claro ejemplo de ello –explica. En 2010, el gobierno tenía todas las posibilidades de tomar un rumbo agroecológico, pero decidió no hacerlo.” Ahora bien, según su opinión, no prevalecieron solo las bajas razones electorales: “El presidente boliviano quiere, ante todo, quedarse en el poder. La agroecología es una agricultura de los pequeños de abajo. Ésta no genera enormes beneficios que se vierten luego en las arcas del Estado y no enriquece a los grandes agricultores, esos mismos de los que Evo Morales busca los votos y el apoyo.”
Hoy, Evo Morales sigue su camino, el del desarrollo a toda costa, pero condena al país a una lógica de extracción de materias primas y a una huella ecológica desastrosa. Para Pablo Solón y otros activistas medioambientales, el gobierno prevé incluso, próximamente, la puesta en práctica de la fractura hidráulica.
Traducción de Ruben Navarro – Correspondencia de Prensa: https://correspondenciadeprensa.com/


La unidad contra Macri no rompe con el FMI ni con los extractivismos.


Por tanto, consolida qué Estado: desde los 70 perfeccionando el avasallamiento de
los derechos humanos a los diversos de abajo.
Advirtamos: el modo en que el Estado se ha relacionado con la pobreza y cómo se ha intentado asociar simbólicamente, a través de esas propuestas, a la pobreza con el delito, despegando al mismo tiempo al delito de la riqueza. Es una vieja fórmula, que funciona muy bien, y que sirve para quitar del centro la problemática de la acumulación de la riqueza, que creo que es el verdadero problema:
Carola Bianco:
 “Hace años existe una política de muerte
del Estado con la juventud pobre”
La especialista en niñez y adolescencia de la facultad de Derecho de la UNLP analiza el proyecto oficial de reforma del Régimen Penal Juvenil. La identificación juventud-pobreza-drogas-delito como claro dispositivo de dominación.
Es docente de Sociología Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata y desde hace muchos años se especializa en temas relacionados a niñez y adolescencia. Durante diez años dirigió el programa de extensión Niñez, Derechos Humanos y Políticas Públicas de esa facultad.
Pero no fue el mero desarrollo “académico” lo que la llevó a concluir que “la política de muerte, aplicada contra los sectores más vulnerabilizados de la sociedad, es una política de Estado”. La afirmación nace de la articulación del trabajo universitario con el compromiso militante “en el terreno”. Ella es, además, miembro del Espacio No a la Baja de Edad de Punibilidad, con fuerte intervención política y judicial a favor de las pibas y los pibes criminalizados de la región.
En diálogo con La Izquierda Diario, Bianco analiza a fondo el proyecto oficial de reforma del Régimen Penal Juvenil, al considera inconstitucional y antidemocrático “por donde se lo mire”. También cuenta qué le pasa a esa juventud que siempre sufre los ataques del Estado y sus laderos. Y propone encarar posibles soluciones desde una perspectiva opuesta a la de quienes sólo buscan fortalecer el sistema penal.
Un proyecto inconstitucional
Carola Bianco dice con total convicción que “hace muchísimo años que existe la propuesta de enfrentar la problemática de los jóvenes a través del sistema penal”. Y encuentra la razón de esa vieja campaña en “el modo en que el Estado se ha relacionado con la pobreza y cómo se ha intentado asociar simbólicamente, a través de esas propuestas, a la pobreza con el delito, despegando al mismo tiempo al delito de la riqueza. Es una vieja fórmula, que funciona muy bien, y que sirve para quitar del centro la problemática de la acumulación de la riqueza, que creo que es el verdadero problema”.
Para la especialista, “no es algo nuevo que los jóvenes sean el chivo expiatorio. A quienes trabajamos con niñez y juventud, nos preocupa muchísimo, porque nos obliga a intervenir en la ‘agenda’ para tratar de desnaturalizar algo que está muy consolidado como ‘solución’, que es el castigo, y nos saca de la posibilidad de exigir y construir otro tipo de política pública”.
En esa perspectiva, claramente, está el proyecto oficial de reforma del régimen penal juvenil
Sí. Este proyecto busca legitimar una política que se aplica desde hace mucho tiempo. Pero esa legitimación simbólica no es menor, ya que hay una relación dialéctica en esto, y si el Estado reconoce algo así a través de un régimen penal es muy grave. No solo el Estado no establece nuevas formas de relaciones sociales sino que refuerza y sostiene las que existen, dándoles mayor legalidad.
¿En qué dirías que este proyecto empeora aún más lo que ya existe?
Lo empeora en todos los sentidos. Esta situación se arrastra desde hace mucho, tanto por acción como por omisión. Hasta 1994 el régimen vigente era compatible con el Estado diseñado por la dictadura. Cuando terminó el régimen de facto se elevó la edad de punibilidad a los 16 años pero las figuras ambiguas y discrecionales, donde los jóvenes eran considerados no personas y los adultos decidían sobre sus vidas, siguieron vigentes. A partir de la Constituyente de 1994 el Estado está obligado a incorporar el sistema de derechos humanos y la Convención de los Derechos del Niño y, con ello, la no regresividad y la progresividad de derechos.
¿Y por qué este proyecto empeora eso?
Lo empeora de hecho, porque ingresa a los jóvenes al sistema penal a partir de los 15 años y porque además amplía las posibilidades de prisión preventiva (lo que es inconstitucional), no genera máximos de pena (con lo que se le puede llegar a poner penas hasta de prisión perpetua) y, por otro lado, tampoco genera regulaciones claras que pongan límites al arbitrio y discrecionalidad de los jueces.
¿Se podría decir que esa reforma sería inconstitucional?
Absolutamente. El régimen que proponen es absolutamente inconstitucional e ilegal, por donde se lo mire. Es demagógico e hipócrita.
¿Cuál es la base de esa inconstitucionalidad?
Jurídicamente, la constitucionalidad de un proyecto de ley tiene que ver con que hay un piso mínimo que se debe garantizar en materia de derechos humanos. El Estado puede reglamentar las leyes para gestionar los recursos que tiene, pero siempre en función de garantizar mínimos estándares en cuanto a derecho. Puede regular pero no restringir derechos. La Convención de Derechos del Niño, en sus artículos 37 y 40, establece cómo deben ser los sistemas penales en relación con los jóvenes, que deben ser subsidiarios de los sistemas de promoción y protección integral. En ese marco, el castigo no es aplicable a menores de 18 años.
¿Con qué matriz ideológica caracterizás a proyectos como éste?
Son proyectos políticos puramente liberales, donde se quitan recursos a la promoción de los derechos y se genera mayor dependencia del Estado argentino respecto al FMI o al Banco Mundial. Así todos los derechos humanos se encuentran perjudicados y, especialmente, los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Criminalización de la juventud y sistema económico van de la mano
Sí. Por un lado vemos una política regresiva, no de promoción de derechos, de trabajo y de fortalecimiento de los espacios progresivos para los jóvenes y sus familias; y por otro lado un reclutamiento permanente de jóvenes por parte de las redes de trata para explotación laboral y sexual. Hay que sacarse la careta, dejar de poner plata para el sistema penal y ponerla para el sistema de promoción y protección de derechos.
Poder perJudicial
Carola Bianco considera algo “gravísimo que no haya parámetros claros de hasta dónde pueden llegar los jueces a la hora de juzgar delitos cometidos por los jóvenes y aplicarles penas”.
Y destaca que desde que la Convención por los derechos del niño se incorporó a la Constitución Nacional, “la obligación es que haya límites a los adultos y no a los niños. Esos límites tiene que ser muy claros para que los niños puedan participar como protagonistas de sus propias vidas, tanto en el ámbito privado como en el público. Los adultos estamos obligados a generar espacios protectorios de esa autonomía que debe ser progresiva”.
La afirmación es categórica: “ni los padres, ni la comunidad ni el Estado deberían entrometerse en los proyectos de vida, sino crearles justamente las condiciones para que esos proyectos se puedan desarrollar”.

En este debate se habla poco de un actor central, el Poder Judicial
Sí, es un actor que parece estar ausente y que, por lo tanto, la está pasando muy bien. Si hay algo que las leyes generan es un sistema de símbolos, de legitimidad pública, que tapa relaciones sociales de explotación y dominación hacia los jóvenes. Y si hay algo por excelencia que genera símbolos son las sentencias del Poder Judicial, que no para de legitimar un sistema estigmatizante y discriminador.
Si pudieras graficar ese rol, ¿cómo lo harías?
Hay dos ejemplos muy gráficos. Por un lado, hace unos diez años presentamos un amparo en favor de los niños y niñas en situación de calle de la ciudad de La Plata. Se presentó en 2008 y en 2012 llegó a la Suprema Corte de la Provincia. Pasó una década y todavía el máximo tribunal no dijo nada. Ni siquiera trató un amicus curiae que presentamos junto a varios organismos de derechos humanos.
Otro ejemplo. En 2013 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó un fallo paradigmático en una causa conocida como Caso Mendoza, donde sancionó al Estado argentino por haber generado penas de prisión perpetua contra jóvenes. Cuando entrevistaron a los chicos, frente a la pregunta de qué sentían ante la posibilidad de recibir esas condenas por parte del Poder Judicial, respondieron que preferían morirse. Tener a un joven encerrado en un lugar donde ni siquiera van a aprender cosas o a planificar un proyecto de vida, evidentemente es como la muerte.
Araca, la cana
Desde hace décadas el Estado toma medidas represivas contra los jóvenes y, al mismo tiempo, se justifica en una supuesta “falta de recursos” para no establecer un verdadero sistema de educación, salud, vivienda, cultura y esparcimiento para todos y cada uno de los niños, niñas y adolescentes que viven en Argentina.
La doctora Bianco recuerda que tras haber presentado junto a organismos de derechos humanos (2008) el amparo por la niñez en situación de calle de La Plata, el gobernador Daniel Scioli terminó declarando (2014) la “emergencia en seguridad” en la provincia y con ello habilitó la compra descomunal de balas, chalecos y todo lo necesario para fortalecer a la policía y al sistema penal.
¿En qué deriva el fortalecimiento policial?
El crecimiento del factor policial es proporcional al de la represión a la juventud. Hoy, estando prohibido, la Policía ingresa a los colegios con total impunidad. Eso es impresionante. Y en la calle libra una guerra cuerpo a cuerpo todo el tiempo contra niños y adolescentes. Hay un ejercicio del poder de la Policía absolutamente directo, donde incluso nosotros, desde las organizaciones, si queremos interceder e intervenir recibimos también el ataque. Si la reforma sale, no sé si necesariamente van a empeorar estas prácticas, pero sí les va a dar un viso de legalidad que es muy grave.
¿Cómo es la relación Poder Judicial/Policía?
Contra la niñez pobre, el sistema penal actúa a cielo abierto y con impunidad. No es necesario que ingrese en escena el sistema penal formal para que esos chicos lo vean en acción a través de la policía, en las calles, con toda una cultura que lo sostiene. A la Policía y al servicio penitenciario le dan todo el trabajo sucio, pero hay un montón de gente que está haciendo lo mismo con otros formatos. Como el Poder Judicial, a través de sentencias estigmatizantes y donde, por ejemplo, no generan responsabilización en causas de gatillo fácil policial, donde si hay condenas es por la única acción de las querellas.
Decís que hay una cultura que sostiene, ¿hablás de los discursos mediáticos también?
Absolutamente. Hay una connivencia total entre los sistemas represivos y los medios masivos. Y se da desde la manera misma de nombrar las cosas, afirmando que los niños pobres son peligrosos, que ponen en riesgo la seguridad ciudadana y que si los familiares no se encargan que se encargue el Estado. El amparo que presentamos en 2008 se inspiró en la situación de un grupo de chicos al que se bautizó “la banda de la frazada”. Ese nombre surgió desde la comisaría Primera, lo reprodujeron los medios locales y después llegó a los medios nacionales. A partir de ahí la misma Policía desató la represión a los chicos.
¿Legalmente los medios son responsables también?
Sí, claro. Al ser conducidos por adultos, los medios (públicos y privados) violan obligaciones que deben cumplir respecto a los derechos humanos de la niñez y la juventud. Los medios no pueden dar datos que permitan identificar y asociar a niños con situaciones delictivas, no pueden hacer nada que estigmatice ni perjudique a esos niños. Solo pueden darse datos, si los niños están de acuerdo, cuando se los asocia con tareas constructivas hacia la sociedad. Sin embargo eso nunca se hace. El Estado, que debería obligar a los medios a cumplir con esa obligación, no hace nada para evitarlo.
Mueren potros sin galopar
Tras dirigir durante diez años el Programa Niñez, Derechos Humanos y Políticas Públicas de la Facultad de Derecho de la UNLP, Bianco tiene una idea fuerza: nada sirve en este asunto si no hablan los pibes, se los escucha y se involucra en la solución a los problemas.
Para ella “hay mucho trabajo por hacer desde las organizaciones de derechos humanos, desde la izquierda y desde quienes trabajamos en este tema. Tenemos que pensar que el cambio va a provenir de los propios jóvenes y niños, que son el sujeto al que debemos ‘empoderar’. El poder lo tienen ellos y nosotros tenemos que generar un diálogo que les permita desarrollarlo. En este caso vemos con total claridad que los niños y jóvenes están totalmente ausentes de la discusión”.
De tanto escucharlos y trabajar con ellos, ¿cómo caracterizás a esa juventud?
Cuando un joven comete un delito está expresando algo. Es muy preocupante que personas menores de 18 años estén tan enojadas con el mundo que la única salida que encuentran es lanzarse a provocar daños a los demás. Eso no hay que desoírlo y este proyecto lo hace deliberadamente. Es perverso y, además, no cambia en nada esa situación de enojo de tantos jóvenes. Al contrario, la profundiza.
¿Creés que tu visión la comparte la mayoría de quienes trabajan en el tema?
No vas a encontrar a una sola persona que trabaje con jóvenes diariamente que esté de acuerdo con esta reforma, porque se sabe que es absolutamente ineficaz para resolver el problema. Y no es que no preocupe el delito o que piensen que no hay que hacer nada. Yo pertenezco al espacio No a la Baja de La Plata, Berisso y Ensenada y nos preocupa mucho la situación.
¿Esa juventud cumple el rol de chivo expiatorio a nivel social?
Yo doy clases de Sociología Jurídica en la universidad. Ahí analizamos bastante lo que es la construcción del chivo expiatorio enfocada en la juventud pobre. La niñez, en todas las clases sociales, es como una ‘cosa’ que se inscribe en los proyectos de vida de los adultos, que les pertenece y está para generarles placer. Eso lleva siglos siendo así y está muy marcado en el capitalismo (no estuvo siempre en todas las sociedades). Ese estatus de ‘cosa’ está recontra instalado como parte del sentido común. Hasta en el lenguaje se expresa, con ideas como ‘tenencia’, ‘guarda’, ‘depósito’ en el caso de los institutos. El niño es una propiedad privada de la familia y, en el caso de que pueda ser ‘peligroso’ para otros, se convierte en una propiedad del Estado.
Y el Estado lo deja sin perspectivas
En el caso de la niñez pobre, donde hay mucha desventaja y donde hay menos recursos para enfrentar los problemas, ese “peligro” social que se le adjudica imposibilita la generación de un proyecto de vida. Como dice el tema “La bestia pop” del Indio Solari, son caballos que se mueren potros sin galopar.
Pero al mismo tiempo no dejan de ser un preciado “recurso”
Quizás donde se ve más crudamente eso es en los casos de trata para la explotación laboral y sexual, donde la niñez y la juventud son las primeras víctimas. Hay una cifra “negra” alarmante que, gracias a la lucha del movimiento feminista, se está empezando a visibilizar. La cantidad de abusos y atropellos que se aplican sobre el cuerpo de les niñes es impresionante, son las personas más vulnerabilizadas, son las primeras víctimas de las catástrofes naturales, de la pobreza y de todas las cuestiones estructurales donde los Estados son parte directa.
Juventud = drogas = delito
Un aspecto central en este tema es la nada inocente identificación, desde el discurso criminalizador, de juventud con las drogas y, de allí, con el delito. Para Bianco respecto “al tema del uso de sustancias estupefacientes hay una hipocresía total, teniendo en cuenta que quienes más consumen son aquellos sectores que tienen plata”.
“En la calle lo que pasa con las drogas es que se usa para generar en los chicos una mayor vulnerabilidad y dependencia. La droga, en general provista por propios agentes estatales, sirve para que se pueda reclutar a niños, y sobre todo a niñas, usándolas para el delito y las redes de trata”, sentencia la especialista.
Entre los casos emblemáticos de la región, cita al de Johana Ramallo como “uno de los más tristes que tenemos en La Plata. Nosotros la conocemos, tanto a ella como a su familia. Cuando desapareció, sentimos que no pudimos generar las condiciones mínimas para que lo que sabíamos que iba a pasar no pasara. Lo mismo nos pasó con Omar Cigarán, con Pedrito Oyharce, con Rodrigo Simonetti. Son pibes que se nos van de una manera que sabemos que va a pasar y no podemos salvarlos”.
¿En esos casos el Estado no se hace cargo de nada?
En todos los casos como los que nombré, el Estado siempre estuvo anoticiado de las situaciones de esas chicas y esos chicos, pero nunca hizo ni hace nada. Ni siquiera, como lo hemos exigido, se digna a resarcir a esas familias por haberlas llevado a la situación en la que están.
¿Qué hacer?
El 4 de mayo Bianco realizará junto al Espacio No a la Baja una jornada en la Escuela nº 8 de La Plata, junto a jóvenes en situación de calle y estudiantes. El objetivo, dice, es “poder pensar herramientas para que ellos mismos puedan debatir este tema y buscar soluciones. Para eso hay que empezar por deconstruir la idea (legitimada desde las ciencias y las normas jurídicas) del castigo como solución y empezar a preguntarnos qué hacer con tantos jóvenes que, por estar enojados con la sociedad, generan esos daños”.
Para ella, “un actor clave en todo esto es la escuela. Al igual que el Poder Judicial o la Policía, la escuela es parte del Estado y allí el sistema de símbolos, las leyes y las sentencias cumplen un rol de autoridad muy fuerte. Pero al mismo tiempo la escuela tiene un gran potencial, porque a través de ella puede trabajarse de otra manera con las y los jóvenes”.
Obviamente en la escuela el rol de las y los docentes será fundamental, ya que allí es donde la juventud “puede dar a conocer lo que le pasa, cómo vive su sexualidad, qué sueños tiene y donde se puede empezar a deslegitimar ese sistema de símbolos que busca oprimirla. Así como hoy es un aliado del poder, la escuela pública podría ser un aliado del cambio social que hace falta”, sentencia.
Vos sos parte de la academia, pero con una mirada que no encaja mucho con el sentido común de las carreras de Derecho, ¿no?
Hay una formación profesional en la universidad, sobre todo en nuestra carrera, donde toso ese universo de legitimación se refuerza. Nuestra visión diferente de las cosas se debe, centralmente, a nuestra experiencia en la calle, en los barrios, con los pibes y con las organizaciones sociales. De esa experiencia no académica surgió hace una década la necesidad de proponer un proyecto de extensión en la facultad de Derecho de la UNLP, que dirigí durante diez años, con la idea de formar profesionales a partir de la intervención directa, con la reflexión sobre esa intervención y creando materiales que eleven el piso del debate.
Eso, a su vez, plantea otros modos de “construcción del conocimiento”, ¿no?
Yo pienso en una idea de construcción comunitaria, donde haya diversas referencias y participación activa de las y los jóvenes. Porque además el aprendizaje y el conocimiento propio no se acaban a los 18 años, no es que a esa edad te recibís de adulto, pasás a ser racional y autónomo. En su relación dialéctica con las estructuras políticas, creo que desarrollar una “micropolítica” en ese sentido puede ayudar. Desde ya, pensado en sentido de ir a una revolución, donde haya otras formas de relaciones sociales, opuestas a lo que existe hoy.
Precisamente un revolucionario, Lenin, acuñó una definición que dice que la igualdad ante la ley no significa igualdad frente a la vida. Siendo una mujer “de leyes” y a la vez con esta perspectiva, ¿qué pensás de esa definición?
Coincido totalmente. A nosotros, lo digo como abogada y militante, no nos une el amor por la ley sino el amor por la vida. Luchamos por políticas para la vida y no para la muerte. Lo que hacemos desde nuestro lugar es tratar de construir dispositivos donde eso sea disputable. Como el poder usa la ley para someter, damos la lucha para que la ley pueda sea usada en su contra. Disputarle el sentido a la ley, en última instancia, para demostrar que los jóvenes no son los peligrosos, realmente están en riesgo y es urgente que trabajemos con ellos.
Carola Bianco finaliza la conversación reflexionando sobre la relación entre la niñez y la adolescencia pobres y criminalizadas y la sujeción al Fondo Monetario Internacional ante la que se encuentra Argentina. Asegura que en el marco del ajuste en curso “este grupo social, en término de vulneraciones, es uno de los más expuestos y de los que sufren lo peor”.
Pero le da una vuelta más al asunto. “El Estado no puede exculparse de cumplir con sus obligaciones respecto a la niñez y la adolescencia diciendo que no tiene recursos. En ese sentido, al menos en cuanto al ‘interés superior del niño’ que ampara toda la legislación internacional, el Estado está en su derecho de negarse a pagar la deuda externa si es que alguno de los derechos de esa parte de la población están en riesgo”.
Pese a lo “elemental” del planteo, esa idea no forma parte de las propuestas políticas de los partidos tradicionales que van a disputarse el sillón de Rivadavia en octubre. Sí se emparenta bastante con el histórico programa de no pago de la deuda y ruptura con el FMI que hoy levanta el Frente de Izquierda. Una idea basada en la experiencia, en la investigación y en una visión anticapitalista del mundo y de las relaciones sociales.
La Izquierda Diario
Veamos no queda en Argentina esa política estatal contra los desposeídos. Contextualicemos para destapar al sistema mundo capitalista yendo:
Los sociólogos David Muñoz Rodríguez y Antonio Santos Ortega publican "En las cárceles del capital humano" (Zambra-Baladre)
De la explotación laboral a 
la precariedad de la vida
23 de mayo de 2019

 

Por Enric Llopis (Rebelión)

Los Ensayos sobre la condición obrera, publicados por primera vez en 1951, recogen la experiencia proletaria de Simone Weil, filósofa que abrazó el anarquismo, la mística cristiana y trabajó en las factorías de Alshtom y Renault. Sobre la organización empresarial de la época, “es algo inhumano: un trabajo en serie, a destajo, es una organización puramente burocrática de las relaciones entre los diversos elementos de la empresa, de las diferentes operaciones de trabajo”, escribió en 1934-1935 a su amiga Albertine Thevenon. La atención del obrero había de centrarse en “hacer 50 piezas en cinco minutos y no en seis, o cualquier cosa por el estilo”; sólo el destajo (pago por unidades producidas) impedía el aniquilamiento de la atención y la “monotonía de piezas malas”, añadió la profesora y periodista. Décadas después, en La sociedad del cansancio (2010), el filósofo surcoreano Byung-Chul Han subrayó las ideas de rendimiento –más aún, de dopaje- y actividad hasta el agotamiento, en unas sociedades atravesadas por el exceso de positividad. Así, el sujeto del siglo XXI había trascendido las fases de disciplina y obediencia para entrar en la sociedad del rendimiento, la del emprendedor de sí mismo, depresivo y que se autoexplota.
Una aproximación al mundo del subempleo es la que realiza la ensayista y activista social estadounidense, Barbara Ehrenreich, en el libro Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos (2001). En este proyecto periodístico de investigación, la autora trata de responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo viven las trabajadoras no cualificadas con el jornal que reciben? La iniciativa tuvo lugar entre 1998 y 1999. Barbara Ehrenreich trabajó de camarera, empleada del hogar, auxiliar de enfermería y dependienta de tienda, entre otros empleos (uno de ellos, en la cadena de supermercados Walmart); terminada la jornada laboral, de vuelta a casa, la activista recogía los sucesos del día en el ordenador portátil; “En todos los puestos, en todos los lugares donde viví, el trabajo absorbía por completo mis energías y gran parte de mi intelecto”, concluye en el prólogo a la edición de Capitán Swing (2014).
Una perspectiva complementaria es la del sociólogo Richard Sennett, autor de La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo (1998). El libro empieza con una definición del capitalismo “flexible”, aquel que –frente a una supuesta rigidez burocrática- pide a los trabajadores agilidad, apertura al cambio con muy poca antelación, asumir riesgos uno tras otro y dejar de lado los reglamentos; el trabajo “flexible” no es una carrera (profesional) en línea recta, sino un “pedazo” o “fragmento”; “Es totalmente natural que la flexibilidad cree ansiedad”, concluye.
Las cuatro referencias se incluyen en el libro En las cárceles del capital humano, de los sociólogos David Muñoz Rodríguez y Antonio Santos Ortega, publicado en 2018 por Baladre, Zambra, Ecologistas en Acción y CGT. Una de las tesis centrales del ensayo es que la precariedad no se limita al trabajo asalariado ni a los márgenes del sistema, sino que está ya “adherida a los cuerpos”. Los autores recuerdan una de las consignas en las plazas del 15-M: “El contrato nos caduca antes que la leche”. Según la OIT, 700 millones de personas en el planeta vivían en 2017 en situaciones de pobreza moderada (menos de 3,10 dólares al día) o extrema (menos de 1,9 dólares) a pesar de tener un empleo. En el estado español, Cáritas señala que 12,3 millones de personas (el 26,6% de la población) se hallan en riesgo de pobreza y/o exclusión social; la organización católica detalla, asimismo, que el 14,1% de las personas ocupadas son trabajadores pobres.
“En medio de la irrupción de la precariedad y la inseguridad, los individuos han quedado a la intemperie; parece no existir presente ni futuro sólidos, se ha producido una erosión de las certezas antropológicas; la subjetivación del riesgo es parte de las trayectorias vitales”, sostienen David Muñoz Rodríguez y Antonio Santos Ortega; “el viejo decorado keynesiano ha desembocado en un nuevo orden de fluidez y contingencia”, añaden. Las empresas derecruitment (selección y contratación de personal) ponen el énfasis no tanto en el currículum actual, como en el potencial: aquello que pueden llegar a ser los futuros empleados; además la juventud, la flexibilidad y el dinamismo tienen más valor que la experiencia. Otro factor importante es la actitud. Por ejemplo, la revista de negocios Forbes ha publicado artículos sobre “cómo identificar a un empleado desmotivado” (noviembre de 2014); “10 factores que matan la motivación laboral” (octubre de 2014) y “cómo conseguir ser más positivo” (abril de 2018). Una información del periódico LibreMercado resaltaba “las nueve características que tienen las personas de éxito” (abril de 2015).
Los autores de En las cárceles del capital humano caracterizan un capitalismo nuevo “con vestiduras libertarias”, en el que predomina el lenguaje del management (dirección y administración de empresas), el soft, las ideas de empresa-red, el outsorcing (externalización de tareas secundarias), la intuición, la colaboración, la creatividad, elpartenariado y la apertura al caos; supone, también, el paso de la producción en masa al método del just-in-time(creado por Toyota para la reducción de costes) y la especialización flexible. “Pase lo que pase la gente se las tiene que arreglar individualmente, se han acabado la protección y las lealtades”, resumen los investigadores en el libro de Zambra-Baladre. No sólo la lógica de las empresas privadas impregna la universidad, sino que se impone una guerra global por la captación del talento. Los dos sociólogos dan cuenta, asimismo, de un taylorismo digital en el que la mano de obra cualificada se divide entre una proporción relativamente pequeña deknowledge workers (programadores o diseñadores), los demonstrators (que implantan aquello que idean los anteriores) y, por último, quienes realizan las tareas rutinarias.
En el contexto de los empresarios de sí mismos y las nuevas precariedades, David Muñoz y Antonio Santos subrayan la noción de “capital humano”. Implica, según estos autores, ser proactivos, empáticos, saber vender y venderse, formarse continuamente, “reinventarse, readaptarse y sobreexplotarse”. Foucault ya apuntó el concepto –en Nacimiento de la biopolítica. Curso del Collège de France (1978-1979)- para explicar lo que denominó el “homo economicus” neoliberal. En esta redefinición del factor trabajo, uno de los pioneros fue Gary Becker, profesor de Economía en la Universidad de Chicago, Premio Nobel de Ciencias Económicas en 1992 y autor en 1964 del libro Human capital. A su muerte en 2014, el economista liberal Pedro Schwartz escribió un artículo en el periódico Expansión (Gary Becker o el enfoque económico del comportamiento humano), en el que revelaba la esencia del “capital humano”: “Los conocimientos, la experiencia, la fiabilidad, se adquieren a modo de inversión, por el estudio, el trabajo bien hecho, la conducta regular y honrada –una adicción positiva a lo largo de muchos años”.
Muñoz Rodríguez y Santos Ortega incluyen la movilidad y el cosmopolitismo como “discursos legitimadores de la precarización”; así, los jóvenes universitarios que viajan están invirtiendo en sí mismos, se integran en un estilo de vida moderno y tienen apertura de miras; aprovechan además una oportunidad para la formación, autorrealizarse y ser competitivos. El estudio La emigración de los jóvenes españoles en el contexto de la crisis, publicado en 2014 por el Observatorio de la Juventud en España, cifra en 218.000 los jóvenes que emigraron del estado español entre 2009 y 2013. “Parece evidente que el factor crisis económica es desencadenante de la salida de España y tiene claras repercusiones con la idea de volver”, señala el documento; aunque añade que la emigración “puede ser una ocasión para reforzar y especializar el propio perfil profesional a través de más ciclos educativos y de formación (sobre todo máster). El objetivo de esta estrategia es mejorar la propia empleabilidad”.
El libro de David Muñoz y Antonio Santos se subtitula Nuevas precariedades y formas de subjetivación en los procesos contemporáneos de precarización. En algunas entrevistas, que ponen rostro a la precariedad, se constata cómo una parte de la juventud ha interiorizado el término “capital humano”. “Estoy convencido de que, bueno, si le pones ganas, si le pones ímpetu (…); yo creo que eso depende mucho de uno mismo”, afirma un joven entrevistado. Para ayudarlo, cuenta con herramientas como el coaching, el mindfulness y la programación neurolingüística.





La unidad contra Macri no rompe con el FMI ni con los extractivismos.

  Por eso mantiene qué economía, la de las externalidades como el capitalismo las designa.

Denunciemos la criminalidad de la política de crecimiento económico. Se desentiende de las consecuencias que clasifica como externalidades y las menosprecia atribuyéndolas a la naturaleza y al estado físico de las personas.

Ejemplifiquemos externalidades del sistema transnacionalizado de soja y otros transgénicos:
 

Inundaciones en Chaco:

“El cambio climático es causado por el hombre,

no por la naturaleza”, explicó Rolando Núñez

30 abril 2019

 

    
“Todo el territorio en situación de desastre producto del desmonte”, señaló.

El presidente de la Fundación Mandela de Chaco, Rolando Núñez, describió la situación en la provincia a raíz de las impresionantes inundaciones que arrasaron campos y pueblos y afirmó que “todo el territorio agrícola de la provincia está inundado y en situación de desastre, con campos que tienen dos metros de agua encima”. Explicó que ello se debe “al desarrollo del desmonte para la instalación de la soja, el girasol y el maíz –todo transgénico- rompiendo el equilibrio o balance ambiental que nos someten a inundaciones más inundaciones, sequías, inundaciones y sequías, en una serie que permite contemplar que estamos en un ciclo, no en una situación de contingencia”. Al respecto, aseveró que “se está dando un avance mayúsculo en territorios donde no se debe desmontar ni hacer agricultura industrial, pero sin embargo el gobierno chaqueño cedió el territorio a los grandes intereses de grandes empresarios sojeros, girasoleros y maiceros de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe”. “No entendieron ni el gobierno provincial, ni el gobierno nacional ni los productores que en la medida en que avanzaban desmontando iban generando las causas para el cambio climático localizado en la provincia, que se asocia y combina con los factores generales que determinan esta situación. Esto no es la naturaleza sino que es el hombre que atacó a la naturaleza”, analizó.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza) Núñez indicó que “hay un planteo que preocupa y que se instaló en los medios de comunicación porque o es un error o es un enfoque que tiene una orientación para desinformar porque se habla de las consecuencias del cambio climático cuando en realidad hay que analizar las causas del cambio climático”.
Aseveró que “las consecuencias las estamos viendo, todo el territorio agrícola de la provincia de Chaco está inundado y en situación de desastre, con campos que tienen dos metros de agua encima” y analizó que “si se mira el viejo domo algonodonero con epicentro en Sáenz Peña y analizamos el sudoeste chaqueño donde se desarrolló el desmonte para la instalación de la soja, el girasol y el maíz –todo transgénico y con el paquete agrotecnológico que todos conocemos- terminamos rompiendo el equilibrio o balance ambiental en función de las características históricas –con algunas contingencias- que nos someten a inundaciones más inundaciones, sequías, inundaciones y sequías, en una serie que permite contemplar que estamos en un ciclo, no en una situación de contingencia”.
Al respecto, explicó que “en todo el sudoeste chaqueño se terminó de eliminar el monte nativo de la vieja cuña boscosa chaqueña y ahora van por más, van por El Impenetrable, y en el norte de Pampa del Infierno, Los Frentones, Río Muerto y hasta el límite con Santiago del Estero que es zona protegida, se está dando un avance mayúsculo, en territorios donde no se debe desmontar ni hacer agricultura industrial, pero sin embargo el gobierno chaqueño cedió el territorio a los grandes intereses de grandes empresarios sojeros, girasoleros y maiceros de Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe fundamentalmente”.
“Esto permitió que de 2012 en adelante comenzaran a desmontar la zona protegida de bosques, y así estamos en este momento: con más de la mitad de Chaco inundado que coincide perfectamente con la zona donde se hacía monte y donde ahora se desarrolla la agricultura”, apuntó Núñez, que también planteó que “no entendieron ni el gobierno provincial, ni el gobierno nacional ni los productores que en la medida en que avanzaban desmontando iban generaban las causas para el cambio climático localizado en la provincia, que se asocia y combina con los factores generales que determinan esta situación. Lo mismo ocurre en Santiago del Estero, Formosa y Salta que todavía conservan retazos de esa vieja cuña boscosa del monte chaqueño”.
Ante ello, se preguntó: “¿Por qué no terminamos de reconocer los problemas, y que esto no es la naturaleza sino que es el hombre que atacó a la naturaleza, que hemos descarrilado y por eso estamos en esta situación”.
En el marco de su argumentación, mencionó que “si se analiza el régimen de lluvias 50 años para atrás vemos los marcadores en isohietas que se corrieron hacia el Chaco seco, y si se mira que allí se desmontó y hay chacras transgénicas, lo que no contemplaron es que si bien avanzó hacia el norte-oeste profundo del Chaco que es El Impenetrable, luego retrocedió y se están moviendo constantemente producto de que hemos atacado el monte que se sintetiza en lo que hoy se conoce como cambio climático, que es causado por el obrar humano y no por la naturaleza”. (N.R. La isoyeta o isohieta es una isolínea que une los puntos en un plano cartográfico que presentan la misma precipitación en la unidad de tiempo considerada. Así, para una misma área, se puede diseñar un gran número de planos con isoyetas, como las isoyetas de la precipitación media de largo periodo del mes o las isoyetas de las precipitaciones anuales”).
Aseveró que esto “ya no es una contingencia, es un ciclo y no se sabe cuándo vamos a salir del mismo” y mencionó que “la paradoja es que los grandes productores piden ser indemnizados o compensados en sus pérdidas, pero cuando tienen ganancias no las comparten”.
“Porque ese modelo de desmonte, quema de restos forestales, pasar la rastra y habilitar la charca en un corto periodo ha generado grandes dividendos y beneficios para muy pocos sectores productivos, que son los mega productores, pero cuando se les inunda el campo quieren reparaciones con plata publica que administran los gobiernos. Es un negocio completo: anti-ambiental, de naturaleza netamente económica, productivista y además asociados con los gobiernos cuando tienen pérdidas”.
Consultado por las comunidades originarias de la zona, afirmó que “el avance de la frontera agrícola transgénica significó el avance del desmonte contra la población rural, y la mayoría de los criollos pobres, pequeños productores minifundistas terminaron viviendo en asentamientos de localidades cercana o se trasladaron a Resistencia o Sáenz Peña”.
Describió que “del total de la población metropolitana de Chaco un tercio está en situación de indigencia, en asentamientos sin la mínima urbanización y eso no responde al crecimiento vegetativo de la población propia del área metropolitana sino al éxodo de la población rural de distintos puntos de la provincia para encontrar oportunidades de trabajo y sobrevivir. En ese sentido están muy afectados los criollos pobres y las comunidades indígenas que fueron desplazadas a lo más profundo de El Impenetrable, dejando las tierras fértiles o productivas cuyas poblaciones ya no existen”.
Por último, advirtió que “ahora hay otro problema porque como ya no hay capacidad de escurrimiento ni de absorción en el territorio agrícola los pueblos están siendo inundados y cuando pase este ciclo de inundación y se retiren las aguas, nos vamos a encontrar con las consecuencias propias de un pequeño tsunami de largo plazo, y veremos las consecuencias sanitarias, económicas, ambientales, sociales, educativas de los sectores más pobres”.