Pero a qué Estado
condujeron las gestiones neodesarrollista y neoliberal del capitalismo
local. Al posicionarse a favor del poder opresor, consolidaron
tanto su rol represor como
de socio
de los negocios lícitos e
ilícitos
Insistamos en subrayar la
criminalidad e impunidad de la gran burguesía local y de los altos
funcionarios del estado en sus distintas jurisdicciones al enriquecerse por:
Fuga de capitales y atraso económico
10 de febrero de 2018
Por
Rolando Astarita
En entradas anteriores
señalé que uno de los principales problemas que dificulta el desarrollo en
Argentina es que una parte sustancial del excedente (esto es, de la plusvalía)
no se reinvierte productivamente en el país, y sale al exterior. Por ejemplo, en
polémica con los K-economistas, escribí en septiembre de 2011:
“… en los 2000, y a igual
de lo sucedido en períodos anteriores, otra
parte fundamental del excedente ha estado saliendo al exterior, sea
bajo la forma de remesas de utilidades, pagos de intereses y salidas de
capitales que se colocaron en inversiones inmobiliarias y de cartera. La
diferencia con los 90 es que esa salida de capitales, en lugar de financiarse
con deuda, se financió con buena parte de los excedentes de la balanza
comercial. (…) [Entre 2003 y 2010] las salidas netas por pagos de intereses,
utilidades y dividendo… fueron por 63.192 millones de dólares. Y los activos
externos (incluyen inversiones inmobiliarias, depósitos en el exterior, tenencia
de moneda extranjera y diversas inversiones de cartera) del sector privado
pasaron de 118.008 millones de dólares en 2003 a 172.888 millones [en 2011]” (aquí).
En otra nota,
aproximadamente un año después:
“Desde el punto de vista
del desarrollo capitalista, la raíz de los problemas en la economía argentina
reside en que una parte sustancial del plusvalor no se reinvierte
productivamente. En parte se utiliza en gastos improductivos (incluidos gastos
estatales), o construcción inmobiliaria. Y otra se coloca en el exterior, ya sea
porque las multinacionales no reinvierten sus ganancias, o porque la burguesía
argentina saca los capitales. Los teóricos de la dependencia, y en general los
autores de izquierda, tradicionalmente explicaron el atraso de los países
coloniales y semicoloniales por la extracción del excedente que realizaban las
potencias y sus empresas, aliadas a las oligarquías locales.
Pero hoy, en
Argentina, la remesa de utilidades por parte de las grandes transnacionales es
sólo una parte del problema, porque existe una enorme masa de riqueza, propiedad
de la clase capitalista criolla, que está acumulada en el exterior (algunos la
ubican en 160.000 millones de dólares, pero puede ser superior); esto es, no se
reinvirtió, ni se reinvierte, para ampliar las capacidades productivas. En este
punto, el esquema explicativo
“imperio-colonia” hace agua, ya que esa transferencia del excedente fue un acto
libre de los capitalistas argentinos. (,,,) Esta debilidad de la
acumulación de capital explica entonces por qué el problema económico en
Argentina se manifiesta como carencia,
como falta (de energía, de transporte, de producción con valor
agregado, etc.) y no como “exceso” (aquí).
Pero no es solo Argentina. La transferencia de plusvalía al exterior es un fenómeno que afecta de conjunto a los países atrasados. Al respecto, es ilustrativo el informe “Financial Flows and Tax Havens: Combining to Limit the Lives of Billions of People”, de diciembre de 2015, elaborado por el Centre for Applied Research, Norwegian School of Economics. Global Financial Integrity (GFI). En lo que sigue resumo las principales cuestiones que plantea, y presento luego una reflexión sobre el significado de la fuga de capitales.
Presentación del
estudio del GFI
Se trata del estudio más
abarcativo de los flujos financieros globales que impactan en los países en
desarrollo. El GFI reconoce dos tipos de flujos, los que se registran en la
balanza de pagos y los que no se registran, y son en gran medida ilícitos. Sobre
las transferencias registradas, se analizaron 151 países en desarrollo, a lo
largo de 33 años, el período 1980-2012.
El GFI define
Transferencia Neta de Recursos (NRT por sus siglas en inglés) como los flujos
netos registrados hacia o desde un país, menos las salidas de capital ilícito.
La balanza de pagos proporciona un marco estadístico unificado para medir las
transferencias registradas, que son principalmente financieras. Cuando se
calcula el neto de las transferencias hacia afuera a través de la fuga de
capitales con las transferencias registradas en la balanza de pago, se obtiene
el balance NRT. Esto es, el balance de la NRT no toma en cuenta las entradas de
capital provenientes de actividades ilícitas.
Las fugas de capital
juegan un papel de primer orden, y consisten principalmente en flujos ilícitos.
Según el estudio, las salidas ilícitas representan el 82% de toda la NRT desde
los países en desarrollo.
Existen dos formas
principales de fugas de capitales.
-
Por un lado, las filtraciones no registradas en la balanza de pagos. Precisemos qué son las filtraciones en la balanza de pagos: cuando la fuente de fondos de un país (flujos de IED entrantes por no residentes en exceso de los flujos de IED salientes por los residentes, más el neto de nueva deuda externa contraída por sobre el repago de viejos préstamos) excede el uso de los fondos (tales como financiar el déficit de cuenta corriente y/o aumento de las reservas), el exceso tiene que haberse filtrado por fuera de la balanza de pagos de una forma no registrada.
-
La otra vía de fuga de capitales son las malas facturaciones del comercio (subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de importaciones) o refacturaciones realizadas en paraísos offshore.
En cualquier caso, el
cálculo de los flujos no registrados presenta muchos problemas. Tengamos
presente que entre esos flujos se encuentran, en primer lugar, los que tienen
origen en actividades de tipo criminal, tales como tráfico de drogas, tráfico de
personas, comercio de órganos, falsificación (medicamentos, electrónica,
cigarrillos, ropa, calzado) y contrabando. Con respecto a los flujos
provenientes del crimen, no queda claro si existen transferencias netas hacia o
desde los países en desarrollo. Como adelantamos más arriba, el GFI, de todas
maneras, no considera las entradas de capital en los países en desarrollo que
son producto de estas actividades.
En segundo lugar está la
falsificación de facturas de comercio. Los datos del comercio bilateral muestran
refacturación de transacciones, habitualmente realizadas a través de entidades offshore,
pero no revelan mala facturación dentro de los mismos documentos intercambiados
entre exportadores e importadores. El tercer rubro es la propiedad intelectual y
servicios, ya que solo el comercio de mercancías está comprendido en el análisis
de datos de la mala facturación. Se considera, de forma conservadora, que la
propensión a mal facturar en servicios es la misma que en bienes.
Otra
dificultad importante es China, ya que es el mayor exportador tanto de capital
lícito como ilícito y porque los flujos financieros a través de Hong Kong son
problemáticos.
Los principales
resultados del estudio
Cuando se toman en cuenta
las transferencias registradas, entre 1980 y 2012 salieron de los países en
desarrollo 2,97 billones de dólares (aproximadamente 90.000 millones de dólares
anuales, en promedio). Debido a que China tiene grandes superávits en cuenta
corriente y salidas de capital y activos de reserva asociados a esos superávits,
cuando se excluye a China las transferencias netas acumuladas pasan a ser de
aproximadamente un billón de dólares (o unos 32.000 millones de dólares por año,
en promedio).
En cuanto a las fugas de
capitales, para el período 1980-2012 de todos los países en desarrollo fue de
13,37 billones de dólares; son 405.000 millones por año, en promedio. Las
salidas de capital desde los países atrasados a lo largo de los 33 años
correspondieron más o menos de forma pareja a filtraciones en la balanza de
pagos y mala facturación en el comercio. Como porcentaje del PBI aumentaron
desde 3,7% en 190-1984 a 6,4% en 2000-2004, llegando a un pico de 7,2% en
vísperas de la crisis financiera. Luego bajaron, pero de todas formas en 2012
eran del 6,2%. La fuga de capitales acumulada, excluyendo China, para el período
bajo estudio fue de 10,6 billones de dólares; representaban el 4,9% de sus PBI
en la primera mitad de los 1980. Antes de la crisis financiera, en 2008,
representaban el 8,3%. Cayeron durante la crisis, pero en 2012 representaban el
6,4% del producto.
Si se suman las
transferencias registradas, la transferencia neta de recursos fue negativa por
más de 16,3 billones para el conjunto de los países en desarrollo. Es un
promedio anual de 495.400 millones de dólares. La provisión neta de recursos
aumentó desde un promedio de 15.800 millones por año en la primera mitad de los
1980 a 503.800 millones en la primera mitad de 2000. El drenaje declinó cuando
la crisis financiera, en 2009; pero luego volvió a aumentar, llegando
casi a los 2 billones de dólares en 2012.
Por otra parte el estudio del GFI estima que el total de activos en paraísos fiscales de los residentes en países adelantados y en desarrollo pasaron de 18,1 billones de dólares a finales de 2005 a 30,8 billones en 2011. Los activos de los residentes –ajustados por inflación- crecieron, entre 2005-2011, a una tasa anual del 5,9%, en tanto los activos de los residentes en países en desarrollo crecieron al 12,2% anual. En promedio las tenencias de los residentes en países en desarrollo representaban el 12% del total de los activos en los paraísos fiscales. Los activos en paraísos fiscales del sector privado de los países adelantados pasaron de 16,8 billones en 2005 a 28,1 billones en 2011. Los activos de los residentes en países en desarrollo pasaron de 1,2 billones en 2005 a 2,6 billones de dólares en 2011. Los paraísos fiscales offshore juegan un rol central, ya que facilitan los flujos financieros provenientes del crimen, la corrupción y la evasión fiscal.
¿Explotación de
países, o explotación de clase?
Una de las tesis más
extendidas entre el progresismo y la izquierda –incluidos los marxistas-
sostiene que los países atrasados son explotados por parte de los países
adelantados. Esta explotación tendría su expresión más clara y definida en las
transferencias de plusvalía desde los países atrasados hacia los adelantados (o
“desde el Sur al Norte”). La bandera de la “liberación nacional” tiene como
fundamento último esta idea. Cuando se afirma que Argentina, por ejemplo, es
explotada por los países adelantados, se está afirmando que, de alguna manera,
el conjunto de la población argentina padece esa explotación. De ahí que se haya
llegado a afirmar que las burguesías de los países atrasados son “semi-oprimidas”,
o “semi-explotadas”, y que sus fracciones “nacionales e industrialistas”
tendrían un “interés objetivo en la liberación nacional”. Fue, y sigue siendo,
el argumento de los partidos Comunistas y otras variantes stalinistas, para
proponer los “frentes nacionales” de colaboración de clases.
En otras notas he criticado esta tesis, planteando que las burguesías de los países atrasados participan en pie de igualdad con las burguesías de los países adelantados de la explotación de la clase obrera, tanto nativa como a nivel global. Cuando hablo de “igualdad” no estoy diciendo que globalmente el capitalismo de los países atrasados tenga el mismo poder económico que el capitalismo de los países adelantados; ni que los Estados de los países atrasados tengan el mismo poder militar y geopolítico que los Estados de los países adelantados. Simplemente estoy diciendo que la relación no es la del tipo “metrópoli-colonia”, sino la que existe entre capitalistas con iguales derechos formales, y que como tales participan de la tajada que les corresponde de la plusvalía, según sus fuerzas económicas relativas.
Pues bien,
el informe del GFI refuerza mi argumento contrario al nacionalismo radical y al
nacional-marxismo. Es que la fuga de capitales –la principal forma de
transferencia de riqueza hacia los países adelantados- no ocurre por alguna
imposición manu
militari o imperial, sino
es el resultado de las decisiones de amplias franjas de las clases dominantes de
los países atrasados. Más precisamente, sea que esa fuga se realice vía
filtraciones en la balanza de pagos, o mala facturación, no
puede llevarse a cabo si no hay un comportamiento de clase.
Esto
significa que abarca empresas de todo tipo, rentistas, bancos y otras
instituciones financieras, así como amplias capas de la alta burocracia estatal
de los países atrasados. Es la clase capitalista “del Sur” (o una porción
significativa de ella) la que decide colocar sus fondos en los paraísos
fiscales, o en bancos e inversiones inmobiliarias en el extranjero. Agreguemos
que, al menos en el caso de Argentina, la
fuga de capitales fue financiada con deuda externa, tomada por el mismo
capitalismo nativo, y el Estado (véase
“La fuga de capitales. Historia, presente y perspectiva”, de J. Gaggero, C.
Casparino y E. Libman, Cefidar, Documento de Trabajo N° 14, mayo 2007).
La salida de capitales es un factor clave a la hora de explicar el atraso económico de países del “tercermundo”. Pero no ha caído del cielo; está orgánicamente vinculado a la lógica de la ganancia y a la seguridad que puedan tener los capitalistas de los países atrasados para sus inversiones.
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Fuga de capitales y atraso económico
Fuga de capitales y atraso económico
Indaguemos cómo
el
gobierno CFK, al igual que todas las gestiones anteriores
de la democracia restringida, expropió los fondos públicos
que deberían destinarse a
satisfacer las necesidades de la población pero también despojó a ANSes.
Presupuesto 2014:
Más para pagar deuda que para
salud y educación
septiembre de
2013
Por: Fabiana Arencibia (RED ECO)
El presupuesto presentado por el Gobierno
Nacional vuelve a realizarse sobre la base estadísticas oficiales cuestionadas,
mostrando una inflación irreal, datos de un crecimiento de dudoso alcance,
aumento de la deuda intra-estado y un incremento del 73 por ciento en el pago de
intereses de deuda pública a la cual se destinan más recursos que a Salud y
Educación.
El próximo miércoles entrará al Congreso el proyecto de Presupuesto 2014 presentado por el Poder Ejecutivo para su debate. El mismo plantea un crecimiento de la Economía (PBI) del 6,2 por ciento, una inflación del 9,9 por ciento y un dólar a $6,33. También contiene las prórrogas de los impuestos al cheque y del adicional de emergencia del cigarrillo, necesarias porque están incluidas como recursos en la recaudación que el proyecto prevé.
El próximo miércoles entrará al Congreso el proyecto de Presupuesto 2014 presentado por el Poder Ejecutivo para su debate. El mismo plantea un crecimiento de la Economía (PBI) del 6,2 por ciento, una inflación del 9,9 por ciento y un dólar a $6,33. También contiene las prórrogas de los impuestos al cheque y del adicional de emergencia del cigarrillo, necesarias porque están incluidas como recursos en la recaudación que el proyecto prevé.
Además buscará la aprobación de la prórroga de la ley de Emergencia Económica por dos años. Por esta vía el Poder Ejecutivo puede ampliar el gasto y reasignar partidas por fuera de lo aprobado en el Parlamento. Subestimando gastos y recursos se logran “excedentes” que, a través de esta ley, dejan a decisión del Ejecutivo cómo disponer de ellos.
Hace pocos días, a través de un decreto de necesidad y urgencia, el gobierno amplió el gasto aprobado en el presupuesto en poco más de 23 mil millones de pesos para destinarlo principalmente a energía eléctrica e hidrocarburos (ENARSA y CAMMESA), a subsidios para empresas de transporte público de pasajeros y asignaciones a Vialidad Nacional. Además reasignó recursos cercanos a los 19.400 millones de pesos por no estar obligado a abonar el próximo diciembre los cupones de bonos atados al PBI de 2012 (el crecimiento en ese año no llego al 3,2 por ciento que es el porcentual que obliga al gobierno a su cancelación).
El economista y diputado nacional Claudio Lozano ya había denunciado el año pasado que “entre el 2003 y el 2012 pasaron por fuera del Parlamento, gastos por 850.000 millones de pesos, el 43 por ciento del gasto total que se realizó”.
Al igual que años anteriores, cuando se presenta el proyecto de ley se conocen opiniones tanto de legisladores de la oposición política como de diversos economistas que cuestionan las proyecciones presupuestarias por no reflejar la realidad.
La más visible es la cotización del dólar que se estimó en $5,10 para el 2013, mientras que a la fecha la cotización oficial es de $ 5,75 pesos y el dólar paralelo trepó hoy a $9,35.
La más cercana a los bolsillos de los ciudadanos es la inflación. En 2013 el presupuesto la calculó en un 10,8 por ciento. Estimaciones que realizan diversos economistas y también quienes sin serlo asistimos al aumento regular de precios de bienes y servicios, la acercamos con optimismo a un 20 por ciento. Estos tres elementos del presupuesto (dólar, inflación y crecimiento) son importantes en cuanto a su consistencia y veracidad porque de ellos se desprenden los cálculos de ingresos y gastos. Si esos datos no son reales es lógico que tampoco lo serán el resto de los que se presupuestan.
Al analizar esta compleja ley de 380 páginas y 79 artículos intentamos hacer una lectura política además de analizar las partidas que componen el presupuesto.
El Ministerio de Economía publicó los lineamientos del proyecto y en ellos se expresa la continuidad de la política de aumentar la deuda intra-estado para cubrir los vencimientos de deuda al afirmar que se llevarán a cabo “políticas públicas no dependientes de programas diseñado por terceros, sin necesidad de acudir a los mercados internacionales para refinanciar los servicios de la deuda pública”.
Respecto a los intereses de la deuda de 2014 que deberían cancelarse con los organismos públicos de los cuales se toman los recursos (fundamentalmente la ANSes), la cartera económica expresa que estos organismos “tendrán los recursos necesarios y la autorización correspondiente para refinanciar sus obligaciones”, o sea, no será necesario cancelar las deudas con ellos.
Por otra parte, plantea la captación de fondos destinados al pago de intereses de deuda (mayoritariamente con organismos públicos) que no puedan cubrirse con recursos fiscales. Esto será así porque para cerrar los números de este proyecto de presupuesto se vuelve a cerrar con endeudamiento.
Economía también manifiesta la decisión de
“seguir avanzando en el proceso de regularización de pago de deuda pendiente de
reestructurar” como una clara señal ante el conflicto con los llamados “fondos
buitres”. Se suma como otra señal la confirmación de que 2013 cerrará con un
crecimiento del PBI de 5,1 por ciento lo cual habilita a los bonistas a cobrar
el cupón PBI por una cifra cercana a los 4.000 millones de dólares (cosa que no
sucedió el año pasado).
Algunos números globales en el proyecto de presupuesto
Para explicarlo en forma sencilla, el presupuesto muestra las entradas y salidas de dineros públicos que el Estado debe administrar como parte de su responsabilidad para satisfacer las necesidades colectivas así como fuentes de financiamiento. Es el instrumento de programación económica, financiera y social que prevé de dónde obtendrá los recursos para hacer frente a los gastos, a posibles déficits, a ahorros en inversiones.
Daremos algunos datos que nos parecen relevantes para el análisis político-económico.
Los ingresos presupuestados ascienden a 860.411 millones de pesos y los gastos a 768.295 millones de pesos. Esto muestra un superávit primario de 78.116 millones de pesos. Cifra que se reduce a sólo 869 millones (resultado financiero) ya que el pago de intereses de la deuda pública ascendería en 2014 a 77.247 millones de pesos. Tengamos en cuenta que uno de los “lineamientos” de Economía es la posibilidad de que los organismos públicos refinancien estos pagos.
Estos números se desprenden del cuadro “Cuenta de Ahorro, Inversión y Financiamiento”. Aquí queremos resaltar que cuando se elaboró el presupuesto 2013 se mostraba un Resultado Financiero con un superávit de 587 millones de pesos. Sin embargo el actual proyecto blanquea que el mismo no fue positivo ya que a fines de 2013 cerrará con un déficit de 44.612 millones de pesos. Lo marcamos como un elemento más para pensar los cuestionamientos que se le hacen a los números que presenta el gobierno en sus proyectos de presupuesto.
Ingresos en el proyecto de presupuesto
Tal como viene sucediendo, los ingresos para financiar los gastos reúnen tanto a los recursos tributarios como a las Contribuciones de Seguridad Social, cuando estas últimas no son recursos presupuestarios que, por lo tanto, no deberían ser usados para cubrir los gastos.
Sin embargo son, en el ranking de ingresos del presupuesto, los primeros en la lista (250.040 millones de pesos) representando un 29% del total. Le sigue el IVA (18,6%), el Impuesto a las Ganancias (14%) y los Derechos de Importación y Exportación (14%). Atrás quedan el Impuesto al Crédito y Debito Bancario, el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos, los impuestos Internos y “otros”. Dentro de estos últimos está el Impuesto sobre los Bienes Personales que se paga sobre los bienes tales como inmuebles, rodados, acciones, saldos en cuentas corrientes bancarias, artículos suntuarios como yates, obras de arte, etc. Este ítem, que es una clara exteriorización de riqueza, aporta apenas un 1,4 % del total de ingresos presupuestados.
Respecto a los ingresos podemos decir que muestran un crecimiento del 27,2 por ciento respecto a los del año 2013. Sin embargo, planteamos que existe una subestimación que se viene dando desde hace varios años para disponer vía aplicación de la Ley de Emergencia de recursos reasignables en forma directa por el Ejecutivo.
Gastos en el proyecto de presupuesto
El crecimiento de los gastos presupuestados se prevé en un 19,2 por ciento. Estos incluyen los intereses de la deuda pública.
En este ítem el ranking lo encabezan los gastos de Seguridad Social (jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares, asignación universal por hijo, seguro de desempleo) con un 44 por ciento del total de lo presupuestado. En segundo lugar se encuentran los de Energía y Combustibles que son de un 9,3 por ciento (mostrando nuevamente la crisis energética). El tercer lugar lo ocupan los intereses de la deuda pública con un 9 por ciento del total de los gastos presupuestados. Le siguen Educación y Cultura (7,9%), luego Transporte (6,5 %) y lejos, en sexto lugar, queda Salud con solo 3,4%.
Algunos números globales en el proyecto de presupuesto
Para explicarlo en forma sencilla, el presupuesto muestra las entradas y salidas de dineros públicos que el Estado debe administrar como parte de su responsabilidad para satisfacer las necesidades colectivas así como fuentes de financiamiento. Es el instrumento de programación económica, financiera y social que prevé de dónde obtendrá los recursos para hacer frente a los gastos, a posibles déficits, a ahorros en inversiones.
Daremos algunos datos que nos parecen relevantes para el análisis político-económico.
Los ingresos presupuestados ascienden a 860.411 millones de pesos y los gastos a 768.295 millones de pesos. Esto muestra un superávit primario de 78.116 millones de pesos. Cifra que se reduce a sólo 869 millones (resultado financiero) ya que el pago de intereses de la deuda pública ascendería en 2014 a 77.247 millones de pesos. Tengamos en cuenta que uno de los “lineamientos” de Economía es la posibilidad de que los organismos públicos refinancien estos pagos.
Estos números se desprenden del cuadro “Cuenta de Ahorro, Inversión y Financiamiento”. Aquí queremos resaltar que cuando se elaboró el presupuesto 2013 se mostraba un Resultado Financiero con un superávit de 587 millones de pesos. Sin embargo el actual proyecto blanquea que el mismo no fue positivo ya que a fines de 2013 cerrará con un déficit de 44.612 millones de pesos. Lo marcamos como un elemento más para pensar los cuestionamientos que se le hacen a los números que presenta el gobierno en sus proyectos de presupuesto.
Ingresos en el proyecto de presupuesto
Tal como viene sucediendo, los ingresos para financiar los gastos reúnen tanto a los recursos tributarios como a las Contribuciones de Seguridad Social, cuando estas últimas no son recursos presupuestarios que, por lo tanto, no deberían ser usados para cubrir los gastos.
Sin embargo son, en el ranking de ingresos del presupuesto, los primeros en la lista (250.040 millones de pesos) representando un 29% del total. Le sigue el IVA (18,6%), el Impuesto a las Ganancias (14%) y los Derechos de Importación y Exportación (14%). Atrás quedan el Impuesto al Crédito y Debito Bancario, el Impuesto sobre los Combustibles Líquidos, los impuestos Internos y “otros”. Dentro de estos últimos está el Impuesto sobre los Bienes Personales que se paga sobre los bienes tales como inmuebles, rodados, acciones, saldos en cuentas corrientes bancarias, artículos suntuarios como yates, obras de arte, etc. Este ítem, que es una clara exteriorización de riqueza, aporta apenas un 1,4 % del total de ingresos presupuestados.
Respecto a los ingresos podemos decir que muestran un crecimiento del 27,2 por ciento respecto a los del año 2013. Sin embargo, planteamos que existe una subestimación que se viene dando desde hace varios años para disponer vía aplicación de la Ley de Emergencia de recursos reasignables en forma directa por el Ejecutivo.
Gastos en el proyecto de presupuesto
El crecimiento de los gastos presupuestados se prevé en un 19,2 por ciento. Estos incluyen los intereses de la deuda pública.
En este ítem el ranking lo encabezan los gastos de Seguridad Social (jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares, asignación universal por hijo, seguro de desempleo) con un 44 por ciento del total de lo presupuestado. En segundo lugar se encuentran los de Energía y Combustibles que son de un 9,3 por ciento (mostrando nuevamente la crisis energética). El tercer lugar lo ocupan los intereses de la deuda pública con un 9 por ciento del total de los gastos presupuestados. Le siguen Educación y Cultura (7,9%), luego Transporte (6,5 %) y lejos, en sexto lugar, queda Salud con solo 3,4%.
Respecto a los gastos, el crecimiento sería superior a la tasa de inflación proyectada en el presupuesto pero inferiores a la inflación real que algunos economistas evalúan para el 2014 en cercana al 25% (Por otra parte los gastos del presupuesto 2013 están cerrando con un crecimiento del 32% anual). ¿Es un dibujo, es un ajuste social o es subestimar los gastos para no cerrar el presupuesto con déficit financiero?
Párrafo aparte merece los intereses de deuda pública que a valor dólar del presupuesto 2014 (6,33) se estarían llevando 12.203 millones de dólares en un año, o sea 33,4 millones de dólares diarios, 1,40 millones de dólares por hora, 23 mil dólares por segundo. Pero además representan un incremento del 73 por ciento respecto a los que se estiman terminarán de liquidarse en 2013. Por otra parte es necesario agregar que el presupuesto autoriza a endeudarse en 80.300 millones de pesos (12.690 millones de dólares a cotización presupuestada)
Tal como expresa el economista Julio Gambina: “Más allá de confiar en las discutibles y poco creíbles cifras presupuestarias, todo el superávit fiscal primario tiene destino en los acreedores de la deuda pública, por unos montos que superan y en forma a las previsiones de gasto para educación, cultura o salud, entre otros.”
A modo de cierre
Retomamos lo que decíamos el año pasado en la nota Presupuesto Nacional para principiantes:
Retomamos lo que decíamos el año pasado en la nota Presupuesto Nacional para principiantes:
Esta Ley de Leyes debería ser pensada y elaborada desde los datos más cercanos a la realidad actual y la que se proyecta para el próximo año. Como así no ocurre, pierde la utilidad sobre todo para poder luego exigir rendición de cuentas sobre el uso de los fondos públicos. Conocer al menos lo básico de su estructura creemos que sirve para poder decodificar los mensajes y el relato de un gobierno que insiste en afirmar que seguimos el camino del desendeudamiento y de la distribución de la riqueza. Fuente: http://www.argenpress.info/2013/09/presupuesto-2014-mas-para-pagar-deuda.html
Prosigamos
sobre cómo el discurso y la épica
del
gobierno CFK contrastó con la realidad de garantizar formidables negocios a las
petroleras sin importar no sólo multiplicar "zonas de sacrificio" o
avasallamiento totalitarios de todos los derechos humanos a comunidades locales
de los extractivismos sino también no le preocupó precarizar la vida social de las grandes mayorías que las masacres de Cromañon y de Once patentizaron.
Ley
Hidrocarburos, evasión de impuestos, buitres petroleros, y pingüinos
empetrolados
29 de Octubre de 2014
29 de Octubre de 2014
Por:
Javier Llorens (especial para ARGENPRESS.info)
(...)Una ley absolutamente fuera de contexto
En concreto, se está emitiendo absurdamente una ley enteramente fuera de
contexto, como si los legisladores oficialistas vivieran 50 años atrás, en 1967,
y fueran senadores y diputados del Frente para la Victoria del Gral. Onganía y
el industrial Krieger Vasena. Confeccionada cuando el petróleo valía u$s 2 el
barril, que ajustado por inflación hoy sería u$s 20 el barril, y preveía una
regalía del 12 %, que podía reducirse hasta un 5 %, y ahora puede hacerse hasta
menos de un 4 %.
La que no obstante preveía una tasa especial sobre la renta petrolera del 55 % (art 56 Ley Hidrocarburos). Que en los ´90 fue dejada de hecho sin efecto por Menem y Cavallo, reduciéndola a la tasa general del 35 %, que hasta ahora se mantiene. Siendo además otra notable carencia de contexto, el desconocimiento absoluto de los mecanismos de evasión y elusión de impuestos desarrollados por el sector petrolero, que se verán seguidamente, ante los cuales la AFIP parece estar enteramente en Babia. Y les permite pagar ínfimos montos por el impuesto a las ganancias, pese el notable aumento que han tenido en sus ingresos.
En concreto el quid de la cuestión es la renta petrolera, y quién disimuladamente se la lleva. Conforme el dicho de John Rockefeller, el legendario dueño de la Standar Oil -EXXON - MOBIL, quien decía hace un siglo que “el negocio más rentable del mundo, era una compañía petrolera bien administrada. Y el segundo negocio más rentable, era una petrolera mal administrada”. Y que sus inversiones las planificaba firmando cheques, como si fuera el Tío Rico. Como consecuencia de que el costo de los combustibles, llega a ser hasta menos del 10 % de su precio de venta al público. Generando así una enorme renta, que permite la autofinanciación de la actividad, potenciada por la modalidad de pago contado con que opera.
La que no obstante preveía una tasa especial sobre la renta petrolera del 55 % (art 56 Ley Hidrocarburos). Que en los ´90 fue dejada de hecho sin efecto por Menem y Cavallo, reduciéndola a la tasa general del 35 %, que hasta ahora se mantiene. Siendo además otra notable carencia de contexto, el desconocimiento absoluto de los mecanismos de evasión y elusión de impuestos desarrollados por el sector petrolero, que se verán seguidamente, ante los cuales la AFIP parece estar enteramente en Babia. Y les permite pagar ínfimos montos por el impuesto a las ganancias, pese el notable aumento que han tenido en sus ingresos.
En concreto el quid de la cuestión es la renta petrolera, y quién disimuladamente se la lleva. Conforme el dicho de John Rockefeller, el legendario dueño de la Standar Oil -EXXON - MOBIL, quien decía hace un siglo que “el negocio más rentable del mundo, era una compañía petrolera bien administrada. Y el segundo negocio más rentable, era una petrolera mal administrada”. Y que sus inversiones las planificaba firmando cheques, como si fuera el Tío Rico. Como consecuencia de que el costo de los combustibles, llega a ser hasta menos del 10 % de su precio de venta al público. Generando así una enorme renta, que permite la autofinanciación de la actividad, potenciada por la modalidad de pago contado con que opera.
Ese viejo dicho del Tio Rico Rockefeller, ha cobrado ahora una notable
actualidad, con el enorme aumento en el precio de los hidrocarburos registrados
desde el 2000 en adelante. Cuestión que la troika de los ex secretarios de
Energía, que proponen pomposamente establecer políticas de estado para el
petróleo,
se empeñan a toda costa en soslayar como si esa renta no existiera. Y para
disimularlo se despachan hablando de generalidades siempre favorables a las
compañías petroleras.
No siendo extraño que esa troika de ex, este liderada por Alieto Guadagni, el último secretario de Energía del Proceso Militar, que renegoció entonces los contratos de las petroleras con la YPF estatal, enteramente a satisfacción de éstas. Y luego durante la democracia lo fue del presidente Eduardo Duhalde, y se olvidó enteramente de recordarle a este el mandato del Congreso de ponerle retenciones a los hidrocarburos, hasta que fue apercibido con una denuncia penal.
También está Julio César Araoz, secretario de Energía de Menem, que fue acusado de reducir los muebles robados a los desaparecidos en el campo de concentración de La Perla en Córdoba. De ser “íntimo amigo” del jefe del mismo, el capitán Héctor Vergez de tétrica figura. Y de colaborar con el batallón de inteligencia cordobés, dedicándose a chantajear a familiares de las víctimas para que delataran a los amigos de estas, para así tener posibilidades de volver a encontrarlos con vida.
Figura también Julio Apud, que sólo estuvo unos días en el cargo, en el interregno de dos semanas de Ricardo López Murphy como ministro de Economía en el 2001, previo al ascenso de Cavallo. Y Raul Ollocco que estuvo menos de 30 días en el cargo en 1989, durante la estrepitosa caída del presidente Alfonsín. Y Daniel Gustavo Montamat, que llegó a ese puesto con el presidente Fernando De la Rua, gracias a ser yerno de Conrado Storani.
El que a su vez fue otro opaco ex secretario de Energía, quién pese ser médico obstetra, ocupó ese puesto dos veces. La primera durante la reversión de la rescisión de los contratos petroleros, durante la presidencia de Illia. Y la segunda durante la presidencia de Alfonsín, en la que convalidó e incluso mejoró a favor de las petroleras, la renegociación de los contratos petroleros efectuada por Guadagni en los estertores del Proceso Militar. Luego lideró el acuerdo por el Beagle con Chile, para que las megapetroleras internacionales pudieran poner en explotación los yacimientos que detentaban en el estrecho de Magallanes.
En los ambientes políticos se sabe que el puesto de secretario de Energía, igual que otros puestos estratégicos de la administración pública, se “vende” a cambio de la financiación de la campaña electoral. Pero además todos los últimos nombrados son dueños de consultoras de energía, que tienen que tienen como rumbosos clientes a las compañías del sector petrolero, por lo cual en cualquier país serio del mundo, en vez de ser presentados como expertos, como hacen CLARIN y LA NACION, serían calificados como lobistas rentados de dudosa credibilidad.
Hay un dicho que segura que el error conlleva
una doble ignorancia: la ignorancia de lo que se afirma, y la ignorancia de la
propia ignorancia. Eso es lo que me sucedió al analizar de apuro una ley que se
refiere a una riqueza equivalente a 400 años de consumo de gas natural. Pero no
obstante se la subsumió junto las regalías del petróleo, y a la ley en cuestión
se le dio un tratamiento intempestivo de solo una semana, lo cual es otra clara
muestra de la enorme degradación que sufre Argentina. Pero dicho error también
fue un acicate, para refrescar conocimientos del pasado referidos a la evasión
de la renta petrolera, que es el quid de cuestión actual, siendo propio de la
condición humana, llegar a la verdad por aproximaciones sucesivas, o sea por vía
del error.
Los dibujos contables del cartel petrolero
La estructura cartelizada del sector petrolero tiene, entre otras, una curiosa evidencia proveniente de la época del último gobierno militar, durante el cual afianzó su estructura notablemente. Al haber sido los petroleros que hoy siguen cortejando al poder, los principales socios comerciales de ese sangriento y cruento Proceso Militar.
Ella consiste en el dibujo de sus balances o estados contables legales, durante el periodo entre 1979 al 1981. En los cuales en forma consolidada se repitió a lo largo de esos años, una ganancia consolidada por parte de sus principales empresas intervinientes, de exactamente un cinco por ciento; conforme se puede verificar en el siguiente cuadro, cuyos datos se pueden constatar en el ranking anual de empresas publicado por la revista Mercado:
De esos guarismos, provenientes supuestamente de empresas independientes entre
sí, surge un constante y exacto resultado en una tasa de ganancia clásica de
Utilidades sobre Ventas, fija e invariable, del 5,000 anual con tres decimales.
Pese a las enormes variaciones en las cifras de ventas nominales, que se
incrementaron un 152 % en 1980, y un 92 % en 1981, fruto de la elevada inflación
de entonces, como para que la Bolsa y la DGI AFIP, no se preocuparan demasiado
por ese sector.
Resulta evidente a todas luces que ese resultado sólo puede provenir de un
"dibujo contable", o sea de un hecho determinístico y no aleatorio, como sería
de suponer. Lo cual indica la existencia de una contabilidad consolidada
paralegal, y de un refinado sistema de evasión impositiva, a los efectos de
poder dibujar ese módico resultado para el conjunto del cartel.
Al que no obstante se puede arribar fácilmente, mediante la curiosa modalidad de socios - competidores que adoptó dicha actividad tras el shock petrolero de 1983, que decuplicó (multiplicó por 10) el precio del petróleo, y elevó sideralmente las ganancias del mismo. La que cual tiene su manifestación en la red o maraña de UTEs (Unión Transitoria Empresas) con que se desenvuelve el sector, conforme se puede visualizar en los sociogramas que se encuentran en el escrito antes referido.
En concreto, esa maraña o red de UTEs opera como vasos comunicantes, que conjugados con los cierres diferidos de sus balances legales, que están lejos de coincidir en una misma fecha, permiten mantener a sus Ganancias e incluso sus posiciones de IVA en el aire. Sin que se reflejen en la fotografía puntual de sus estados contables para una determinada fecha, distinta para cada uno de los integrantes del cartel.
El instrumento para también es muy concreto, son las ahora famosas facturas apócrifas, que han salieron a la luz con motivo de su uso por el socio del poder Lázaro Baez, pero están lejos de haber sido inventadas por este. Las que consisten simplemente en prestaciones ficticias, que nunca se realizaron, pero le permiten al pagador de ellas inflar gastos o costos, y generar créditos de IVA, con las que se pueden hacer múltiples combinaciones. No siendo casual que en el listado publicado recientemente por la AFIP, aparezcan petroleras como YPF, ESSO; EXXON, DAPSA, QUITRAL CO, etc. Aunque la emisión de las mayorías de ellas en el sector petrolero no provendrían de usinas del extra sector, sino de firmas del intra sector.
Radiografía del opaco negocio petrolero a la luz de los guarismos de la AFIP
Del cotejo de los Anuarios de Estadística Tributaria de la AFIP del 2001 y 2013, que brindan datos de los años 2000 y 2001, y 2012 y 2013 respectivamente, y de los datos que suministra la Secretaría de Energía en cuanto a precios y cantidades, surge que el negocio petrolero se ha tornado muy próspero. Con un notable y sostenido aumento en sus precios, que aun no ha cesado, que ha compensado con creces una notable disminución de algunas de sus cantidades. Pero que no obstante a generado una bajísima tributación, que no alcanza a ser ni la mitad del 2001.
Volúmenes y precios
En el upstream (exploración y extracción) la cantidad de petróleo extraída disminuyo un 36 % entre el 2000 y 2013 (pasó de 42,8 a 27,6 millones m3) mientras que el gas natural bajo un 8 % (de 37,7 a 35,8 miles de millones m3). En TEP (Toneladas Equivalentes Petróleo) incluyendo los rubros menores de Gas licuado de petróleo y Gasolina y Condensados, la disminución fue de un 21 % (pasó de 75 a 60 millones).
Pero esta disminución de cantidades, fue compensada con creces con los precios internos. Al aumentar el petróleo entre el 2001 y el 2013 un 1.604 % en pesos, y un 216 % en dólares (pasó de u$s 23,3 a u$s 73,6 el barril, calculado con un dólar a $ 5,4 promedio anual) o sea un nivel cercano al precio internacional actual. Por su parte el gas natural aumento un 702 % en pesos, y un 49 % en dólares (pasó de u$s 45 a u$s 67 el millar de m3). Lo cual expresado en TEP equivale a un aumento del 1.353 % en pesos y un 170 % en u$s (pasó de u$s 119 a u$s 282 la tonelada), evolución con la cual cualquier actividad en Argentina se sentiría muy conforme.
En cuanto al downstream (Elaboración y Comercialización de combustibles) el volumen de venta entre 2001 y 2012 subió un 34 % en las motonaftas (pasó de 4,2 a 5,7 millones m3), y bajó menos un 12 % en Kerosene y Aerokerosene (pasó de 1,6 a 1,4 millones) menos un 21 % en Gas Oil y Diesel Oil (pasó de 10,8 millones a 8,6 millones) y menos un 82 % en Fuel Oil (pasó de 0,5 a 0,1 millón m3). Lo que representa una caída en el volumen comercializado de esos principales productos del 7 % (de 19,2 a 17,8 millones m3).
Y nuevamente con los precios sucede todo lo contrario. El litro de nafta súper a mayoristas sin impuestos aumentó entre el 2001 y el 2013 un 1937 % en pesos y un 260 % en dólares (pasó de $/u$s 0,34 a $ 6,59 y u$s 1,22). Y el litro de Gas Oil grado intermedio aumentó un 1.826 % en pesos y un 239 % en dólares (pasó de $/u$s 0,28 a $ 5,11 y u$s 0,95). No obstante lo que significa un notable transferencias de impuestos a favor de las petroleras, y no del consumidor como se dice generalmente, esos aumentos no se reflejaron enteramente en el precio en el surtidor. Ya que la nafta súper tuvo ínterin un aumento del 918 % en pesos, y del 71 % en dólares (pasó de $/u$s 1 a $ 9,19 y u$s 1,71). Mientras que el gas oil intermedio tuvo un aumento de 1.219 % en pesos y 127 % en dólares (paso de $/u$s 0,6 a $ 7,3 y u$s 1,36).
Ventas
De esa manera las ventas totales declaradas a la AFIP por el sector petrolero aumentaron entre el 2001 y el 2013 un 1.516 % en pesos y un 200 % en dólares (pasaron de $/u$s 22 mil millones a $ 361 mil millones y u$s 67 mil millones). Superando incluso el sustancial crecimiento físico que tuvo el país, cuyas ventas crecieron ínterin un 1.450 % en pesos y un 188 % en dólares. Pese la notable reducción del volumen físico que registró el sector petrolero, cuyo crecimiento lo hizo a fuerza de precios.
En el mercado interno, las ventas del sector treparon un 1.683 % en pesos y un 231 % en dólares (pasaron de $/u$s 27 mil millones, a $ 329 mil millones y u$s 61 mil millones) mientras que las ventas totales del país subieron un 1.438 % en pesos y 186 % en dólares. O sea que superaron el nivel de estas, pese la dismución del volumen físico. E incluso del número de firmas intervinientes en el sector, que se redujeron un 6 %, al pasar de 5.967 firmas a 5.742 firmas. Evidenciado esto la concentración del sector, que detenta el 7 % del volumen total de ventas del país, con solo el 0,7 % del total de firmas. Y por su parte las exportaciones se incrementaron un 54 %, al pasar de u$s 4 a u$s 6 mil millones, equivalente a un 7,4 % del total del país.
No obstante el upstream superó esas cifras ya que sus ventas crecieron un 1.695 % en pesos, y un 233 % en dólares (pasaron de $/u$s 12,5 mil millones a $ 226 mil millones y u$s 42 mil millones). Siendo notable en este sector el crecimiento de las firmas dedicadas a servicios petroleros, pese a la reducción de su actividad, las que se incrementaron un 76 % (pasaron de 282 a 497) con un incremento en su facturación del 3.458 % en pesos y del 561 % en dólares (pasaron de $/u$s 1.013 millones a $ a 36 mil millones y u$s 6,7 mil millones). Poniendo esto en evidencia una agresiva política de tercerizaciones, que como se verá, es una de las maneras de inflar los costos para no tributar ganancias, cuya incidencia en el upstream pasó de un 8 % en el 2001, al 16 %, o sea el doble en el 2013.
En el dowstream se da a la inversa una reducción de su incidencia en el total del negocio, ya que paso de representar el 44 % del sector en el 2001, a solo el 37 % del mismo en el 2013. Poniendo esto en evidencia el traslado de la renta petrolera del dowstream al upstream, o sea de la refinación y comercialización, hacia la extracción del petróleo, actividad sobre la que se está legislando, para aumentarla aún más.
En el downstream entre el 2001 y 2013, hubo una disminución de las firmas intervinientes en un 9 % (pasaron de 5.465 a 5.000). Siendo esa disminución proporcionalmente mucho mayor en el refino, donde se redujeron un 28 % (pasaron de 138 a 108) que en la Comercialización, con estaciones de servicio incluidas, que registro una merma del 8 % (pasaron de 5.328 a 4.892). Siendo esto otra muestra de la concentración del sector.
Por su parte las ventas totales del dowstream aumentaron un 1.285 % en pesos, y un 157 % en dólares (pasaron de $/u$s 9,8 mil millones, a $ 135 mil millones o u$s 25 mil millones). Acrecentando por su parte la comercialización su participación, que pasó de un 52 % a un 57 %, con un aumento en sus ventas de 1.414 % en pesos, y del 181 % en dólares (pasaron de $/u$s 5,1 mil millones, a $ 78 mil millones, o u$s 14 mil millones. Y por su parte el refino aumento sus ventas en un 1.144 % en pesos, y un 131 % en dólares (pasaron de $/u$s 4,6 a $ 58 mil millones, o u$s 10,7 mil millones). Y además aumento sus exportaciones en un 146 %, las que pasaron de u$s 0,78 mil millones, a u$s 1,9 mil millones.
Empleadores y empleados
El análisis de los indicadores referidos al personal entre el 2001 y el 2013 es otra notable muestra de la bonanza en la que se desenvuelve el sector petrolero. En los grandes números ella se refleja en que en el 2013 tenía el 0,75 % de los empleadores, pero detentaba el 1,8 % de los empleados del país. Cuando en el 2001 eran el 1,12 % de los empleadores y detentaban el 1,5 % de los empleados.
O sea que su participación como empleadores decreció un 33 %, a la par que su participación en el empleo creció un 18 %. Habiendo aumentado solo un 2 % los empleadores (pasaron de 4.175 a 4.275) pero un 59 % los empleados (pasaron de 72.227 a 114.853). O sea que la casi la misma cantidad de empresas aumentaron sustancialmente sus empleados, en un marco de gran crecimiento de empleadores (pasaron de 371.950 a 571.064 en total, con un crecimiento del 54 %). Lo que vuelve a evidenciar la concentración con la que se desenvuelve el sector.
Del cotejo de los Anuarios de Estadística Tributaria de la AFIP del 2001 y 2013, que brindan datos de los años 2000 y 2001, y 2012 y 2013 respectivamente, y de los datos que suministra la Secretaría de Energía en cuanto a precios y cantidades, surge que el negocio petrolero se ha tornado muy próspero. Con un notable y sostenido aumento en sus precios, que aun no ha cesado, que ha compensado con creces una notable disminución de algunas de sus cantidades. Pero que no obstante a generado una bajísima tributación, que no alcanza a ser ni la mitad del 2001.
Volúmenes y precios
En el upstream (exploración y extracción) la cantidad de petróleo extraída disminuyo un 36 % entre el 2000 y 2013 (pasó de 42,8 a 27,6 millones m3) mientras que el gas natural bajo un 8 % (de 37,7 a 35,8 miles de millones m3). En TEP (Toneladas Equivalentes Petróleo) incluyendo los rubros menores de Gas licuado de petróleo y Gasolina y Condensados, la disminución fue de un 21 % (pasó de 75 a 60 millones).
Pero esta disminución de cantidades, fue compensada con creces con los precios internos. Al aumentar el petróleo entre el 2001 y el 2013 un 1.604 % en pesos, y un 216 % en dólares (pasó de u$s 23,3 a u$s 73,6 el barril, calculado con un dólar a $ 5,4 promedio anual) o sea un nivel cercano al precio internacional actual. Por su parte el gas natural aumento un 702 % en pesos, y un 49 % en dólares (pasó de u$s 45 a u$s 67 el millar de m3). Lo cual expresado en TEP equivale a un aumento del 1.353 % en pesos y un 170 % en u$s (pasó de u$s 119 a u$s 282 la tonelada), evolución con la cual cualquier actividad en Argentina se sentiría muy conforme.
En cuanto al downstream (Elaboración y Comercialización de combustibles) el volumen de venta entre 2001 y 2012 subió un 34 % en las motonaftas (pasó de 4,2 a 5,7 millones m3), y bajó menos un 12 % en Kerosene y Aerokerosene (pasó de 1,6 a 1,4 millones) menos un 21 % en Gas Oil y Diesel Oil (pasó de 10,8 millones a 8,6 millones) y menos un 82 % en Fuel Oil (pasó de 0,5 a 0,1 millón m3). Lo que representa una caída en el volumen comercializado de esos principales productos del 7 % (de 19,2 a 17,8 millones m3).
Y nuevamente con los precios sucede todo lo contrario. El litro de nafta súper a mayoristas sin impuestos aumentó entre el 2001 y el 2013 un 1937 % en pesos y un 260 % en dólares (pasó de $/u$s 0,34 a $ 6,59 y u$s 1,22). Y el litro de Gas Oil grado intermedio aumentó un 1.826 % en pesos y un 239 % en dólares (pasó de $/u$s 0,28 a $ 5,11 y u$s 0,95). No obstante lo que significa un notable transferencias de impuestos a favor de las petroleras, y no del consumidor como se dice generalmente, esos aumentos no se reflejaron enteramente en el precio en el surtidor. Ya que la nafta súper tuvo ínterin un aumento del 918 % en pesos, y del 71 % en dólares (pasó de $/u$s 1 a $ 9,19 y u$s 1,71). Mientras que el gas oil intermedio tuvo un aumento de 1.219 % en pesos y 127 % en dólares (paso de $/u$s 0,6 a $ 7,3 y u$s 1,36).
Ventas
De esa manera las ventas totales declaradas a la AFIP por el sector petrolero aumentaron entre el 2001 y el 2013 un 1.516 % en pesos y un 200 % en dólares (pasaron de $/u$s 22 mil millones a $ 361 mil millones y u$s 67 mil millones). Superando incluso el sustancial crecimiento físico que tuvo el país, cuyas ventas crecieron ínterin un 1.450 % en pesos y un 188 % en dólares. Pese la notable reducción del volumen físico que registró el sector petrolero, cuyo crecimiento lo hizo a fuerza de precios.
En el mercado interno, las ventas del sector treparon un 1.683 % en pesos y un 231 % en dólares (pasaron de $/u$s 27 mil millones, a $ 329 mil millones y u$s 61 mil millones) mientras que las ventas totales del país subieron un 1.438 % en pesos y 186 % en dólares. O sea que superaron el nivel de estas, pese la dismución del volumen físico. E incluso del número de firmas intervinientes en el sector, que se redujeron un 6 %, al pasar de 5.967 firmas a 5.742 firmas. Evidenciado esto la concentración del sector, que detenta el 7 % del volumen total de ventas del país, con solo el 0,7 % del total de firmas. Y por su parte las exportaciones se incrementaron un 54 %, al pasar de u$s 4 a u$s 6 mil millones, equivalente a un 7,4 % del total del país.
No obstante el upstream superó esas cifras ya que sus ventas crecieron un 1.695 % en pesos, y un 233 % en dólares (pasaron de $/u$s 12,5 mil millones a $ 226 mil millones y u$s 42 mil millones). Siendo notable en este sector el crecimiento de las firmas dedicadas a servicios petroleros, pese a la reducción de su actividad, las que se incrementaron un 76 % (pasaron de 282 a 497) con un incremento en su facturación del 3.458 % en pesos y del 561 % en dólares (pasaron de $/u$s 1.013 millones a $ a 36 mil millones y u$s 6,7 mil millones). Poniendo esto en evidencia una agresiva política de tercerizaciones, que como se verá, es una de las maneras de inflar los costos para no tributar ganancias, cuya incidencia en el upstream pasó de un 8 % en el 2001, al 16 %, o sea el doble en el 2013.
En el dowstream se da a la inversa una reducción de su incidencia en el total del negocio, ya que paso de representar el 44 % del sector en el 2001, a solo el 37 % del mismo en el 2013. Poniendo esto en evidencia el traslado de la renta petrolera del dowstream al upstream, o sea de la refinación y comercialización, hacia la extracción del petróleo, actividad sobre la que se está legislando, para aumentarla aún más.
En el downstream entre el 2001 y 2013, hubo una disminución de las firmas intervinientes en un 9 % (pasaron de 5.465 a 5.000). Siendo esa disminución proporcionalmente mucho mayor en el refino, donde se redujeron un 28 % (pasaron de 138 a 108) que en la Comercialización, con estaciones de servicio incluidas, que registro una merma del 8 % (pasaron de 5.328 a 4.892). Siendo esto otra muestra de la concentración del sector.
Por su parte las ventas totales del dowstream aumentaron un 1.285 % en pesos, y un 157 % en dólares (pasaron de $/u$s 9,8 mil millones, a $ 135 mil millones o u$s 25 mil millones). Acrecentando por su parte la comercialización su participación, que pasó de un 52 % a un 57 %, con un aumento en sus ventas de 1.414 % en pesos, y del 181 % en dólares (pasaron de $/u$s 5,1 mil millones, a $ 78 mil millones, o u$s 14 mil millones. Y por su parte el refino aumento sus ventas en un 1.144 % en pesos, y un 131 % en dólares (pasaron de $/u$s 4,6 a $ 58 mil millones, o u$s 10,7 mil millones). Y además aumento sus exportaciones en un 146 %, las que pasaron de u$s 0,78 mil millones, a u$s 1,9 mil millones.
Empleadores y empleados
El análisis de los indicadores referidos al personal entre el 2001 y el 2013 es otra notable muestra de la bonanza en la que se desenvuelve el sector petrolero. En los grandes números ella se refleja en que en el 2013 tenía el 0,75 % de los empleadores, pero detentaba el 1,8 % de los empleados del país. Cuando en el 2001 eran el 1,12 % de los empleadores y detentaban el 1,5 % de los empleados.
O sea que su participación como empleadores decreció un 33 %, a la par que su participación en el empleo creció un 18 %. Habiendo aumentado solo un 2 % los empleadores (pasaron de 4.175 a 4.275) pero un 59 % los empleados (pasaron de 72.227 a 114.853). O sea que la casi la misma cantidad de empresas aumentaron sustancialmente sus empleados, en un marco de gran crecimiento de empleadores (pasaron de 371.950 a 571.064 en total, con un crecimiento del 54 %). Lo que vuelve a evidenciar la concentración con la que se desenvuelve el sector.
En cuanto al upstream específicamente, los empleadores crecieron un 71 % (pasaron de 221 a 378) mientras que los empleados crecieron un 174 % (pasaron de 18.942 a 51.985) lo que no se condice para nada con la notable caída en la producción que registra este subsector. Y la mayor incidencia de ese crecimiento la aportan las empresas de Servicios relacionadas con la extracción de petróleo, que crecieron un 90 % (pasaron de 157 a 298) y no la de Extracción de petróleo, que crecieron sólo un 24 % (pasaron de 65 a 80). Habiendo registrado las primeras un crecimiento de empleados del 304 % (pasaron de 8.295 a 33.484) contra un crecimiento de las segundas de sólo un 74 % (pasaron de 10.646 a 18.501) lo cual evidencia a las claras la notable tercerización de la actividad que se produjo ínterin.
Por su parte el downstream muestra por contrario
un estancamiento, dado que los empleadores decrecieron un 1 % (pasaron de 3.953
a 3.897) mientras que los empleados crecieron un 18 % (pasaron de 53.285 a
62.868). La mayor incidencia en ese desarrollo lo aporta el subsector de la
comercialización, donde los empleadores disminuyeron un 1 % (pasaron de 3.875 a
3.825) mientras que los empleados crecieron un 24 % (pasaron de 45.634 a
56.555). Por contrario en el subsector de la refinación disminuyeron los
empleadores un 8 % (pasaron de 78 a 72) mientras que los empleados cayeron un 17
% (pasaron de 7.652 a 6.133).
Remuneraciones
La evolución de las remuneraciones del sector petrolero son otra notable muestra de la bonanza que atraviesa el sector, pese la notable caída en sus niveles de producción. La masa salarial para el total del sector registró entre el 2001 y el 2013 un aumento del 1.510 % en pesos y del 358 % en dólares (pasó de $/u$s 1,08 miles de millones a $ 28,5 miles de millones, o u$s 5,3 mil millones). Teniendo no obstante en el 2013 una participación de solo el 7,9 % sobre el total de ventas, que no obstante es sensiblemente superior al 5,9 % registrado en el 2001.
Pero es en el upstream donde se registran los mayores aumentos, pese la caída física de esa actividad, ya que allí masa salarial arroja un aumento de 3.750 % en pesos y 625 % en dólares (pasó de $/u$s 0,55 mil millones, a $ 21,4 mil millones, o u$s 4,0 mil millones). Repartiéndose esta última suma en u$s 1,6 millones para la Extracción, con un aumento del 320 %, y u$s 2,4 mil millones para los Servicios, con un aumento del 1.260 %. Lo que nuevamente habla a las claras del proceso de tercerización de la actividad, que registró en el 2013 un 59 % de la masa salarial tercerizada, cuando en el 2001 solo era del 31 %.
Por su parte en el downstream se registró un aumento del 1.220 % en pesos, y del 290 % en dólares (pasó de $/u$s 0,53 mil millones a $ 7 mil millones o u$s 1,3 mil millones) repartiéndose esta suma con u$s 0,3 mil millones para el refino, con un aumento de solo el 65 %, y 1,0 mil millones para la comercialización, con un aumento del 208 %. Lo que habla a las claras del estancamiento en la refinación de combustibles, que pasó de una participación del 38 % en el 2001 en la masa salarial de este subsector, a solo el 22 % en el 2013.
En cuanto las retribuciones promedio del sector, se pueden apreciar en el cuadro adjunto los notables aumentos que registraron desde el 2001, concentrados sobre todo en el upstream. Y también la enorme dispersión que tienen ellas, que pasan de un promedio mínimo de $ 8.000 y u$s 1.500 en el sector de Comercialización, semejante al del promedio del país, hasta un nivel de $ 39.000 o u$s 7.260 en la Extracción. Donde además se registran los mayores aumentos desde el 2001, que casi llegan a duplicar el promedio del país, mostrando esto la enorme bonanza de ese sector, adonde se ha traspasado la renta del petróleo.
Párrafo aparte merecen los aportes a cargo del empleado, y sobre todo las contribuciones a cargo del empleador. Los primeros aumentaron en el total del sector un 1.760 % en pesos, y un 250 % en dólares (pasaron de $/u$s 0,143 mil millones, a $ 2,7 mil millones, o u$s 5 mil millones). Pero los correspondientes al upstream aumentaron un 2.360 % en pesos y un 360 % en dólares (pasaron de $/u$s 73 millones a $ 1,8 mil millones o u$s 336 millones).
Pero a estos números lo superan largamente las contribuciones, que evidencian la generosidad de los petroleros en relación a la fuerza sindical, con el claro objeto de cooptarla a su favor. Lo cual se manifiesta en la ausencia de toda crítica y el apoyo explicito dado a la patronal, en cuestiones estratégicas para el sector, como el contrato con Chevron y la actual ley de hidrocarburos.
Ellas aumentaron en el total del sector un 2.610 % en pesos y un 400 % en dólares (pasaron de $/u$s 158 millones, a $ 4,3 mil millones o u$s 800 millones). Pero las correspondientes al upstream aumentaron un 3.890 % en pesos y un 640 % en dólares (pasaron de 79 millones a 3,2 mil millones, o u$s 585 millones).
En términos per cápita en el total del sector aumentaron un 1.600 % en pesos, y un 217 % en dólares (pasaron de $/u$s 2.196 a $ 37.509, o u$s 6.965). Por su parte las correspondientes al upstream aumentaron un 1.490 % en pesos, y un 180 % en dólares (pasaron de $/u$s 4.103 a $ 63.898, o u$s 11.865).
Las sospechas que arroja el IVA
No obstante el notable aumento en el precio registrado entre el 2001 y 2013 de los productos que surgen de las extrañas de la tierra, reseñados previamente, en el cotejo de la posición de IVA del sector petrolero entre ambos años, surge una notable y sospechosa regularidad. Como si esos productos minerales hubiesen surgido de las entrañas de la tierra con un crédito del IVA bajo el brazo, para neutralizar el debito del IVA que deparaba el gratuito mayor valor agregado a esos productos por efecto del precio.
En concreto el Debito fiscal del total del sector petrolero se incremento entre el 2001 y 2013 14,34 veces en pesos (pasó de $ 5,4 mil millones a 77,4 mil millones). Pero contra lo que era de esperar, el Crédito por el mayor valor agregado de lo extraído aumento aún mas, 14,56 veces (pasó de $ 4,76 mil millones a 69,3 mil millones). Por lo que la relación Débito/Crédito apenas varió de 1,13 en el 2001, a 1,12 en el 2013, e incluso descendiendo en vez de aumentar como era de esperar. Cabiendo apuntar al respecto que en el total de la economía, esa relación se mantuvo estable en 1,23 veces en ambos años, o sea bastante más arriba que la del sector petrolero.
En cuanto al upstream la estabilidad fue aún más notable, contra lo que cabía esperar, ya que el Débito aumento 21,48 veces (pasó de 2 mil millones a 42,8 mil millones). Mientras que el Crédito aumento 21,35 veces (pasó de $ 1,65 mil millones a $ 35,3 mil millones) conservándose en consecuencia con una mínina variación una relación Débito/Crédito de 1,21, parecida al de la economía en general.
Esto es consecuencia de que por un lado al revés de lo esperado, en la Extracción hubo mas aumento de Crédito que Débito, ya que el primero aumento 20,92 veces (pasó de $ 1,5 mil millones a 31,5 mil millones). Mientras que el Débito aumentó solo 19,76 veces (paso de $ 1,8 mil millones a 35,3 millones) por lo cual la relación Débito/Crédito bajó notablemente de 1,19 a 1,12, en forma absolutamente contraria a lo que era de esperar.
Por su parte los servicios para la extracción lo hicieron a la inversa. El Débito fiscal aumento 36,36 veces (pasó de $ 0,207 mil millones a $ 7,5 mil millones). Mientras que el Crédito solo lo hizo 25,7 veces (paso de $ 0,148 MM a $ 3,8 MM). O sea que paso de una relación Débito/Crédito de 1,4 a 1,98, acorde con lo que supuestamente debería haber sucedido con la extracción, pero en un volumen mucho mayor. Estos indicadores están señalando por donde se escurriría la renta petrolera sin su debida tributación. Que no sería otra cosa que mediante facturaciones apócrifas, sin que haya existido la correspondiente prestación. Que en la práctica permiten pagar como máximo a través del IVA, una tasa de ganancia subrepticia del 17,35 % (1/1,21-1), que es la mitad de la tasa de ganancia general del 35 %. Y menos de la tercera parte de la tasa especial del 55 % establecida en la ley de hidrocarburos vigente, pero que no se encuentra vigente.
Por su parte en el downstream también los Créditos aumentaron más que los Débitos. Los primeros lo hicieron 14,99 veces (pasaron de 1,55 mil millones a 23,3 mil millones) mientras que los Débitos lo hicieron 14,5 veces (pasaron de 1,7 mil millones a 24,7 mil millones. Por lo que la relación Débito/Crédito pasó 1,10 en el 2001 a 1,06 en el 2013, con un estrechamiento del margen de utilidad. Cifra que corresponde esencialmente al Refino, que pasó de una relación de 1,01 a 0,93 superando los Créditos a los Débitos, mientras que la Comercialización bajo levemente de 1,19 a 1,18.
La masiva evasión petrolera del impuesto a las ganancias
Las sospechas que arroja la evolución del IVA, se confirma plenamente al analizar las ganancias y los costos del sector petrolero, que en los Anuarios Estadísticos de la AFIP del 2001 y 2013 corresponden al ejercicio fiscal del 2000 y 2012 respectivamente. Por un lado, tal como se puede apreciar en el siguiente cuadro, las ganancias declaradas difieren sustancialmente entre las personas físicas y sociedades. Y además mientras las primeras aumentan sustancialmente entre el 2000 y 2012, las segundas se reducen sustancialmente en el mismo periodo.
Tanto en el cuadro y gráfico adjunto se puede ver que en el 2000 las Personas físicas declararon ganancias del 2,3 %, 11,4 %, 5,8 %, 13,1 %, y 2,1 % sobre ventas, en relación al Total petróleo, Extracción, Servicios, Refino, y Comercialización respectivamente. Frente a una ganancia del 6,5 % y del 4,5 %, respecto el Total de actividades y Explotación de minas y canteras.
Y en el año 2012 acorde al sustancial aumento de la materia prima, esas ganancias suben sustancialmente , y pasan respectivamente a ser 17,6 %, 21,7 %, 17,9 %, 24,1 %, y 16,7 %, habiéndose multiplicado en promedio 7,74 veces la ganancia del sector. Frente una ganancia del 13,7 y 17,3 % en el Total de Actividades y Explotación de minas y canteras, que también subieron entre 2 y casi 5 veces.
No obstante en las Sociedades, que concentra el 90 % de la actividad, se registró extrañamente todo lo contrario. Ya que en el año 2000 las ganancias fueron del 7,3 %, 13,3 %, 2,9 %, 0,2 %, y 0,7 % sobre ventas en el Total petróleo, Extracción, Servicios, Refino, y Comercialización respectivamente. Frente a una ganancia del 2,1 % y del 11,4 %, en el Total de actividades y Explotación de minas y canteras, respectivamente.
Pero en el año 2012 en forma inversa al sustancial aumento de la materia prima, ellas se reducen sustancialmente, y pasan respectivamente a ser 3,3 %, 4,7 %, 2,8 %, y 1,1 %, y 1,6 %, habiéndose disminuido un 54 % la ganancia promedio del sector. Pese que curiosamente aumentaron las ganancias del dowstrean 3,44 veces, pero a la par que inexplicablemente las del upstream disminuyeron un 64 %.
Esto se dio frente una ganancia del 3,0 % y 5,4 % en el Total de Actividades y Explotación de minas y canteras, registrándose en consecuencia un aumento del 51 % en la primera, y una caída del 53 % en la segunda, por la incidencia del sector petrolero. Indicando claramente esto que hay algo podrido, no en Dinamarca, sino en la tributación de la actividad hidrocarburífera argentina, y también en la minera, que pese a los sustanciales aumentos de las materias primas que se han registrado, han visto caer inexplicablemente sus ganancias.
Esto se ve visualizado elocuentemente en el gráfico adjunto, en donde las declaraciones de ganancias de las Personas físicas en la actividad petrolera, que crecen sustancialmente entre el 2000 y 2012, se convierten en testigos de la enorme evasión impositiva sistematizada por las Sociedades dedicadas a las actividades petroleras y mineras, que a la inversa decrecen sustancialmente entre esos años. Asimetría producida seguramente por los riesgos penales que afrontan las personas físicas por los delitos de evasión, que pueden ser diluidos o dispersados en las sociedades anónimas, sin tanto riesgo personal.
La clave de la evasión petrolera: Otros gastos vinculados al costo
El agujero por donde el sector petrolero evade las ganancias, parece estar directamente relacionado con el rubro Otros Gastos vinculados al costo. Respecto el cual lamentablemente la AFIP no informa en su Anuario Estadístico del 2001, ya que lo hace recién desde el 2008, por lo que no se puede repetir la metodología comparativa concretada hasta ahora.
No obstante en el siguiente gráfico se visualiza la tremenda importancia que adquiere ese rubro estrictamente hablando, en relación a las ventas en el caso del upstream. Ya que en la extracción del petróleo ellos trepan nada menos que al 47 % de las ventas, cuando en el Total de Actividades solo llega al 13 %, y en la Extracción de minerales no metáliferos solo es del 15 %.
Siendo por lo tanto el subsector petrolero, y específicamente el Upstream el que levanta la proporción al 40 % en el sector de Explotación de minas y canteras. Y al 29 % en el Total petróleo, como promedio con el Dowstream, que solo registra un 1 % de Otros gastos vinculados al costo, contra el 44 % promedio que ostenta el Upstream.
A su vez en el cuadro subsiguiente se ha estimado el posible monto de evasión en juego por parte del sector petrolero en el año 2012, en base a ponderar que los Otros gastos vinculados al costo del Upstream, tienen una incidencia real del 15 % sobre ventas, igual que el correspondiente a la Extracción de minerales metalíferos no ferrosos (megamineras del cobre, oro, y plata, etc). Cálculándose de esa manera por diferencia con los montos declarados, y una alícuota del 35 %, el monto del impuesto a las Ganancias evadido.
Del mismo surge que existiría en el Upstream un impuesto a la Ganancia evadido del orden de los u$s 3,5 mil millones, habiéndose declarado efectivamente solo u$s 1,5 mil millones. Lo que representa un monto total de ganancias de u$s 5 mil millones, con una tasa de evasión del 70 %, y una rentabilidad real sobre ventas por parte del Upstream del 15 %.
Remuneraciones
La evolución de las remuneraciones del sector petrolero son otra notable muestra de la bonanza que atraviesa el sector, pese la notable caída en sus niveles de producción. La masa salarial para el total del sector registró entre el 2001 y el 2013 un aumento del 1.510 % en pesos y del 358 % en dólares (pasó de $/u$s 1,08 miles de millones a $ 28,5 miles de millones, o u$s 5,3 mil millones). Teniendo no obstante en el 2013 una participación de solo el 7,9 % sobre el total de ventas, que no obstante es sensiblemente superior al 5,9 % registrado en el 2001.
Pero es en el upstream donde se registran los mayores aumentos, pese la caída física de esa actividad, ya que allí masa salarial arroja un aumento de 3.750 % en pesos y 625 % en dólares (pasó de $/u$s 0,55 mil millones, a $ 21,4 mil millones, o u$s 4,0 mil millones). Repartiéndose esta última suma en u$s 1,6 millones para la Extracción, con un aumento del 320 %, y u$s 2,4 mil millones para los Servicios, con un aumento del 1.260 %. Lo que nuevamente habla a las claras del proceso de tercerización de la actividad, que registró en el 2013 un 59 % de la masa salarial tercerizada, cuando en el 2001 solo era del 31 %.
Por su parte en el downstream se registró un aumento del 1.220 % en pesos, y del 290 % en dólares (pasó de $/u$s 0,53 mil millones a $ 7 mil millones o u$s 1,3 mil millones) repartiéndose esta suma con u$s 0,3 mil millones para el refino, con un aumento de solo el 65 %, y 1,0 mil millones para la comercialización, con un aumento del 208 %. Lo que habla a las claras del estancamiento en la refinación de combustibles, que pasó de una participación del 38 % en el 2001 en la masa salarial de este subsector, a solo el 22 % en el 2013.
En cuanto las retribuciones promedio del sector, se pueden apreciar en el cuadro adjunto los notables aumentos que registraron desde el 2001, concentrados sobre todo en el upstream. Y también la enorme dispersión que tienen ellas, que pasan de un promedio mínimo de $ 8.000 y u$s 1.500 en el sector de Comercialización, semejante al del promedio del país, hasta un nivel de $ 39.000 o u$s 7.260 en la Extracción. Donde además se registran los mayores aumentos desde el 2001, que casi llegan a duplicar el promedio del país, mostrando esto la enorme bonanza de ese sector, adonde se ha traspasado la renta del petróleo.
Párrafo aparte merecen los aportes a cargo del empleado, y sobre todo las contribuciones a cargo del empleador. Los primeros aumentaron en el total del sector un 1.760 % en pesos, y un 250 % en dólares (pasaron de $/u$s 0,143 mil millones, a $ 2,7 mil millones, o u$s 5 mil millones). Pero los correspondientes al upstream aumentaron un 2.360 % en pesos y un 360 % en dólares (pasaron de $/u$s 73 millones a $ 1,8 mil millones o u$s 336 millones).
Pero a estos números lo superan largamente las contribuciones, que evidencian la generosidad de los petroleros en relación a la fuerza sindical, con el claro objeto de cooptarla a su favor. Lo cual se manifiesta en la ausencia de toda crítica y el apoyo explicito dado a la patronal, en cuestiones estratégicas para el sector, como el contrato con Chevron y la actual ley de hidrocarburos.
Ellas aumentaron en el total del sector un 2.610 % en pesos y un 400 % en dólares (pasaron de $/u$s 158 millones, a $ 4,3 mil millones o u$s 800 millones). Pero las correspondientes al upstream aumentaron un 3.890 % en pesos y un 640 % en dólares (pasaron de 79 millones a 3,2 mil millones, o u$s 585 millones).
En términos per cápita en el total del sector aumentaron un 1.600 % en pesos, y un 217 % en dólares (pasaron de $/u$s 2.196 a $ 37.509, o u$s 6.965). Por su parte las correspondientes al upstream aumentaron un 1.490 % en pesos, y un 180 % en dólares (pasaron de $/u$s 4.103 a $ 63.898, o u$s 11.865).
Las sospechas que arroja el IVA
No obstante el notable aumento en el precio registrado entre el 2001 y 2013 de los productos que surgen de las extrañas de la tierra, reseñados previamente, en el cotejo de la posición de IVA del sector petrolero entre ambos años, surge una notable y sospechosa regularidad. Como si esos productos minerales hubiesen surgido de las entrañas de la tierra con un crédito del IVA bajo el brazo, para neutralizar el debito del IVA que deparaba el gratuito mayor valor agregado a esos productos por efecto del precio.
En concreto el Debito fiscal del total del sector petrolero se incremento entre el 2001 y 2013 14,34 veces en pesos (pasó de $ 5,4 mil millones a 77,4 mil millones). Pero contra lo que era de esperar, el Crédito por el mayor valor agregado de lo extraído aumento aún mas, 14,56 veces (pasó de $ 4,76 mil millones a 69,3 mil millones). Por lo que la relación Débito/Crédito apenas varió de 1,13 en el 2001, a 1,12 en el 2013, e incluso descendiendo en vez de aumentar como era de esperar. Cabiendo apuntar al respecto que en el total de la economía, esa relación se mantuvo estable en 1,23 veces en ambos años, o sea bastante más arriba que la del sector petrolero.
En cuanto al upstream la estabilidad fue aún más notable, contra lo que cabía esperar, ya que el Débito aumento 21,48 veces (pasó de 2 mil millones a 42,8 mil millones). Mientras que el Crédito aumento 21,35 veces (pasó de $ 1,65 mil millones a $ 35,3 mil millones) conservándose en consecuencia con una mínina variación una relación Débito/Crédito de 1,21, parecida al de la economía en general.
Esto es consecuencia de que por un lado al revés de lo esperado, en la Extracción hubo mas aumento de Crédito que Débito, ya que el primero aumento 20,92 veces (pasó de $ 1,5 mil millones a 31,5 mil millones). Mientras que el Débito aumentó solo 19,76 veces (paso de $ 1,8 mil millones a 35,3 millones) por lo cual la relación Débito/Crédito bajó notablemente de 1,19 a 1,12, en forma absolutamente contraria a lo que era de esperar.
Por su parte los servicios para la extracción lo hicieron a la inversa. El Débito fiscal aumento 36,36 veces (pasó de $ 0,207 mil millones a $ 7,5 mil millones). Mientras que el Crédito solo lo hizo 25,7 veces (paso de $ 0,148 MM a $ 3,8 MM). O sea que paso de una relación Débito/Crédito de 1,4 a 1,98, acorde con lo que supuestamente debería haber sucedido con la extracción, pero en un volumen mucho mayor. Estos indicadores están señalando por donde se escurriría la renta petrolera sin su debida tributación. Que no sería otra cosa que mediante facturaciones apócrifas, sin que haya existido la correspondiente prestación. Que en la práctica permiten pagar como máximo a través del IVA, una tasa de ganancia subrepticia del 17,35 % (1/1,21-1), que es la mitad de la tasa de ganancia general del 35 %. Y menos de la tercera parte de la tasa especial del 55 % establecida en la ley de hidrocarburos vigente, pero que no se encuentra vigente.
Por su parte en el downstream también los Créditos aumentaron más que los Débitos. Los primeros lo hicieron 14,99 veces (pasaron de 1,55 mil millones a 23,3 mil millones) mientras que los Débitos lo hicieron 14,5 veces (pasaron de 1,7 mil millones a 24,7 mil millones. Por lo que la relación Débito/Crédito pasó 1,10 en el 2001 a 1,06 en el 2013, con un estrechamiento del margen de utilidad. Cifra que corresponde esencialmente al Refino, que pasó de una relación de 1,01 a 0,93 superando los Créditos a los Débitos, mientras que la Comercialización bajo levemente de 1,19 a 1,18.
La masiva evasión petrolera del impuesto a las ganancias
Las sospechas que arroja la evolución del IVA, se confirma plenamente al analizar las ganancias y los costos del sector petrolero, que en los Anuarios Estadísticos de la AFIP del 2001 y 2013 corresponden al ejercicio fiscal del 2000 y 2012 respectivamente. Por un lado, tal como se puede apreciar en el siguiente cuadro, las ganancias declaradas difieren sustancialmente entre las personas físicas y sociedades. Y además mientras las primeras aumentan sustancialmente entre el 2000 y 2012, las segundas se reducen sustancialmente en el mismo periodo.
Tanto en el cuadro y gráfico adjunto se puede ver que en el 2000 las Personas físicas declararon ganancias del 2,3 %, 11,4 %, 5,8 %, 13,1 %, y 2,1 % sobre ventas, en relación al Total petróleo, Extracción, Servicios, Refino, y Comercialización respectivamente. Frente a una ganancia del 6,5 % y del 4,5 %, respecto el Total de actividades y Explotación de minas y canteras.
Y en el año 2012 acorde al sustancial aumento de la materia prima, esas ganancias suben sustancialmente , y pasan respectivamente a ser 17,6 %, 21,7 %, 17,9 %, 24,1 %, y 16,7 %, habiéndose multiplicado en promedio 7,74 veces la ganancia del sector. Frente una ganancia del 13,7 y 17,3 % en el Total de Actividades y Explotación de minas y canteras, que también subieron entre 2 y casi 5 veces.
No obstante en las Sociedades, que concentra el 90 % de la actividad, se registró extrañamente todo lo contrario. Ya que en el año 2000 las ganancias fueron del 7,3 %, 13,3 %, 2,9 %, 0,2 %, y 0,7 % sobre ventas en el Total petróleo, Extracción, Servicios, Refino, y Comercialización respectivamente. Frente a una ganancia del 2,1 % y del 11,4 %, en el Total de actividades y Explotación de minas y canteras, respectivamente.
Pero en el año 2012 en forma inversa al sustancial aumento de la materia prima, ellas se reducen sustancialmente, y pasan respectivamente a ser 3,3 %, 4,7 %, 2,8 %, y 1,1 %, y 1,6 %, habiéndose disminuido un 54 % la ganancia promedio del sector. Pese que curiosamente aumentaron las ganancias del dowstrean 3,44 veces, pero a la par que inexplicablemente las del upstream disminuyeron un 64 %.
Esto se dio frente una ganancia del 3,0 % y 5,4 % en el Total de Actividades y Explotación de minas y canteras, registrándose en consecuencia un aumento del 51 % en la primera, y una caída del 53 % en la segunda, por la incidencia del sector petrolero. Indicando claramente esto que hay algo podrido, no en Dinamarca, sino en la tributación de la actividad hidrocarburífera argentina, y también en la minera, que pese a los sustanciales aumentos de las materias primas que se han registrado, han visto caer inexplicablemente sus ganancias.
Esto se ve visualizado elocuentemente en el gráfico adjunto, en donde las declaraciones de ganancias de las Personas físicas en la actividad petrolera, que crecen sustancialmente entre el 2000 y 2012, se convierten en testigos de la enorme evasión impositiva sistematizada por las Sociedades dedicadas a las actividades petroleras y mineras, que a la inversa decrecen sustancialmente entre esos años. Asimetría producida seguramente por los riesgos penales que afrontan las personas físicas por los delitos de evasión, que pueden ser diluidos o dispersados en las sociedades anónimas, sin tanto riesgo personal.
La clave de la evasión petrolera: Otros gastos vinculados al costo
El agujero por donde el sector petrolero evade las ganancias, parece estar directamente relacionado con el rubro Otros Gastos vinculados al costo. Respecto el cual lamentablemente la AFIP no informa en su Anuario Estadístico del 2001, ya que lo hace recién desde el 2008, por lo que no se puede repetir la metodología comparativa concretada hasta ahora.
No obstante en el siguiente gráfico se visualiza la tremenda importancia que adquiere ese rubro estrictamente hablando, en relación a las ventas en el caso del upstream. Ya que en la extracción del petróleo ellos trepan nada menos que al 47 % de las ventas, cuando en el Total de Actividades solo llega al 13 %, y en la Extracción de minerales no metáliferos solo es del 15 %.
Siendo por lo tanto el subsector petrolero, y específicamente el Upstream el que levanta la proporción al 40 % en el sector de Explotación de minas y canteras. Y al 29 % en el Total petróleo, como promedio con el Dowstream, que solo registra un 1 % de Otros gastos vinculados al costo, contra el 44 % promedio que ostenta el Upstream.
A su vez en el cuadro subsiguiente se ha estimado el posible monto de evasión en juego por parte del sector petrolero en el año 2012, en base a ponderar que los Otros gastos vinculados al costo del Upstream, tienen una incidencia real del 15 % sobre ventas, igual que el correspondiente a la Extracción de minerales metalíferos no ferrosos (megamineras del cobre, oro, y plata, etc). Cálculándose de esa manera por diferencia con los montos declarados, y una alícuota del 35 %, el monto del impuesto a las Ganancias evadido.
Del mismo surge que existiría en el Upstream un impuesto a la Ganancia evadido del orden de los u$s 3,5 mil millones, habiéndose declarado efectivamente solo u$s 1,5 mil millones. Lo que representa un monto total de ganancias de u$s 5 mil millones, con una tasa de evasión del 70 %, y una rentabilidad real sobre ventas por parte del Upstream del 15 %.
El cual resulta superior al 12,5 % declarado por el Upstream en el año 2000, pero inferior al 19 % declarado por las Personas físicas para ese mismo subsector en este mismo año 2012. Que incluso en la Extracción se eleva al 21,7 %, y se ve promediado hacia abajo por los Servicios, que detenta una tasa de ganancia del 17,9 %. Y en base a estos parámetros el impuesto a la ganancia total podría elevarse a u$s 7,1 mil millones, llegando la evasión en este a un 79 % del mismo.
Dicha cifra equivale a nada menos que 2,7 veces el monto destinado a la Asignación Universal por Hijo (AUH) en el año 2012. Y además, si en vez de aplicar la alícuota general de ganancias del 35 %, se aplicara la tasa especial del 55 % prevista en la ley de hidrocarburos (art 56) el monto de ganancias en cuestión treparía a los u$s 11,2 mil millones, equivalentes a 4,2 AUH.
Ciñéndose a las cifras arrojadas por el cuadro, en el mejor de los casos una ínfima parte del monto de evadido del impuesto a las ganancias de u$s 3,5 mil millones, equivalente a 1,3 veces la AUH, podría haber vuelto como IVA, con una tasa efectiva de tributación sobre los montos evadidos del 17,4 %, conforme la incidencia de la tasa del IVA del 21 %. Lo que equivale a u$s 0,6 mil millones, quedando de tal manera un monto de evasión neto de u$s 2,9 mil millones, equivalente a poco mas de una AUH de ese año.
Pero si se considera la referida tasa especial prevista en la ley de Onganía y Krieger Vasena, que hoy no se aplica, el monto total del impuesto treparía a u$s 7,8 mil millones equivalentes a tres AUH. El que restándole los ingresos tributarios canalizados a través del IVA y el impuesto a las ganancias declarados por los petroleros, se reduciría a u$s 5,7 mil millones, equivalentes a 2,2 AUH. En concreto, en términos socioeconómicos, la evasión y elusión en ganancias por parte de los petroleros por fraude contable, y no aplicación de la alícuota especial prevista en la ley de hidrocarburos, supone un monto que equivale anualmente a entre dos y cuatro AUH, que actualmente beneficia a 3,5 millones de niños, y 1,8 millones de adultos en situación de carestía extrema.
Muy otra sería la situación de estos, y de todos los argentinos en términos de seguridad y paz social, si esos dineros se recaudaran efectivamente, y se redistribuyeran en los más necesitados de la sociedad, y/o se destinaran a sustentar fuentes de empleo dignos que eleven su nivel social el bienestar general. Párrafo aparte merece la labor de la AFIP y su supuesto sistema de control por parámetros de la actividad, que parece estar enteramente desenervado en relación al rumboso y muy próspero sector petrolero, ya que como dice el cancionero, “Poderoso caballero es Don don don Dinero”. Pero que celosamente pesca en una pecera, recaudando el impuesto a las ganancias que cae actualmente sobre los empleados en blanco de medianos ingresos. Como consecuencia de la actualización de las escalas y alícuotas.
El quid de la cuestión, cuánto le queda al pueblo de la renta petrolera
Conforme lo expuesto, la imagen de la portada donde un buitre hace retroceder al ministro Axel Kicillof, que pierde hasta su calzado en el retroceso, para quedarse con la bolsa, es lamentablemente una vívida metáfora de la actual situación. En la que conforme la imagen vecina, los antes orgullosos pingüinos parecen haber quedado atrapados y empetrolados.
En septiembre pasado el precio de paridad del combustible importado puesto en el sur de Sudamerica, era de u$s 0,795 el litro de nafta súper, y de 0,792 el del Gas Oil intermedio.
Mientas que en las estaciones de servicio el precio sin impuesto de esos especímenes en la Capital Federal, según datos de la Secretaría de Energía, era de $ 6,692 y $ 6,728. O sea u$s 0,7966 y u$s 0,8009 respectivamente. Por lo cual evidentemente el precio de los derivados de petróleo interno, sigue fielmente el nivel internacional.
Esos mismas especímenes tenían a su vez un precio de venta al público, que incluye márgenes del expendedor, ITC (Impuesto a la Transferencia Combustibles), Ingresos Brutos, IVA, etc, de $ 11,45 para la nafta súper, y $ 10,4 para el Gasoil intermedio. O sea un recargo del 71 % y 55 % respectivamente, a cargo de los sufridos bolsillos argentinos.
Por lo tanto actualmente ni el ITC, que en el 2013 recaudó $ 31 mil millones, ni el IVA son parte de la renta petrolera, sino que son tributos adicionales sobre esta, a cargo del consumidor final. Y de esa manera la renta petrolera se reduciría en esencia a las regalías petroleras, el impuesto a las ganancias, y los derechos de exportación (retenciones).
En circunstancias en que el petróleo aumentó diez veces su valor, entre el nivel mínimo registrado en la década de los 90, y los máximos de la década actual. Hasta llegar a un pico de u$s 125 el barril del WTI, manteniéndose hasta ahora con oscilaciones, en un nivel de u$s 100 el barril, frente a costos de producción históricos que rondaban entre u$s 6 y u$s 10 el barril. O sea que claramente en el mundo del petróleo, al menos en el convencional, lo que realmente importa no son los costos, sino la renta.
No obstante en el año 2012, además del impuesto a las ganancias de u$s 1.738 millones declarados por el sector, este pagó otros u$s 2.119 millones en concepto de regalías hidrocarburíferas a las provincias. Al que se puede agregar un monto de u$s 530 millones, en concepto de ingresos brutos, tomando una alícuota del 3 % generalizada para todas las provincias.
Respecto a los derechos de exportación, por un lado no se consigue información desagregada de ellos en la web, y por el otro lado la consulta efectuada al mecon, es como recorrer un laberinto de derivaciones, en donde ni siquiera funciona la dirección de contacto de la Subsecretaría de Ingresos Públicos. Pero a su vez esa recaudación, como se verá seguidamente, ha sido malversada a los efectos de subsidiar a la misma actividad petrolera, mediante la emisión de Certificados de Crédito Fiscal que podían ser aplicados al pago de esos derechos.
De tal manera la renta petrolera recolectada en el año 2012, treparía a un monto de u$s 4.387 millones, contra ventas por u$s 52.166 millones, representando solo un módico 8,4 % de ellas. Por debajo incluso del mezquino 12 % fijado para las regalías por la ley de Onganía y Krieger Vasena, que se ha visto ratificado con la modificación que se pretende aprobar. Siendo este un monto enteramente inicuo para compensar la extracción y uso de una riqueza no renovable, que de esa manera sólo será aprovechada por algunas generaciones, sin dejar nada para las futuras. (...)
Fuente: http://www.argenpress.info/2014/10/ley-hidrocarburos-evasion-de-impuestos.html
Decimos
que el gobierno de Macri profundiza al de CFK. Busquemos
entonces hipótesis sobre porqué coinciden los gobiernos neoliberales y
progresistas del Abya Yala mediante el siguiente análisis del escritor
boliviano
Raúl Prada Alcoreza:
comparten "una política rentista sostenida por una economía extractivista.
Ahora bien,
¿se puede
hablar de economía extractivista? Ciertamente cuando lo hacemos nos
referimos a la economía capitalista, a su sistema integral, que llamamos
sistema-mundo capitalista, cuya geopolítica divide centros y periferias del
sistema-mundo, estableciendo una división del trabajo, donde los centros
acumulan y concentran capital, en tanto que las periferias trasfieren
recursos naturales, en las condiciones impuestas de los términos de
intercambio desiguales, sufriendo el despojamiento y la desposesión".
El Estado rentista y las
políticas monetaristas
1 de
septiembre de 2014
Por Raúl Prada Alcoreza (Rebelión)
Aclaración
Ciertamente no se puede hablar teóricamente del Estado rentista; conceptualmente no hay tal Estado; el Estado es el Estado-nación, en sentido moderno. El Estado es el campo burocrático, núcleo del campo político; es la institución imaginaria de la sociedad. El instrumento administrativo y político de la acumulación de capital. Hablar de Estado rentista es como elevar a la condición política institucional total a un conjunto de políticas económicas, procedimientos y prácticas vinculadas al sistema tributario, de impuestos y de renta. Estas políticas, procedimientos y prácticas, incluso técnicas administrativas, yendo más lejos, concepción económica rentista, no hacen un Estado. Es pues inapropiado hablar de Estado rentista, lo mismo que hablar de estados canallas o de estados fracasados, que es un uso ideológico, calificador, del conservadurismo académico norteamericano; sin embargo, hay que distinguir el uso teórico de los conceptos, es decir, la práctica conceptual, del uso “ideológico” de los términos y las palabras.
Ciertamente no se puede hablar teóricamente del Estado rentista; conceptualmente no hay tal Estado; el Estado es el Estado-nación, en sentido moderno. El Estado es el campo burocrático, núcleo del campo político; es la institución imaginaria de la sociedad. El instrumento administrativo y político de la acumulación de capital. Hablar de Estado rentista es como elevar a la condición política institucional total a un conjunto de políticas económicas, procedimientos y prácticas vinculadas al sistema tributario, de impuestos y de renta. Estas políticas, procedimientos y prácticas, incluso técnicas administrativas, yendo más lejos, concepción económica rentista, no hacen un Estado. Es pues inapropiado hablar de Estado rentista, lo mismo que hablar de estados canallas o de estados fracasados, que es un uso ideológico, calificador, del conservadurismo académico norteamericano; sin embargo, hay que distinguir el uso teórico de los conceptos, es decir, la práctica conceptual, del uso “ideológico” de los términos y las palabras.
Los mismos nombres pueden dejar de ser conceptos para adquirir un carácter más superficial, de uso operativo en el lenguaje práctico. Cuando se habla de Estado rentista se hace hincapié en un uso operativo del término, se remarca el perfil rentista de la economía de un Estado dado. Se está hablando entonces de su forma económica, si se quiere, arriesgando un poco, de su estructura económica; empero, el Estado, aunque sea una institución imaginaria de la sociedad, sostenida materialmente por el campo burocrático, por el campo político y por el campo institucional, no puede reducirse a un perfil económico determinado. El Estado sigue siendo el Estado-nación, vale decir, la malla institucional que administra, que legisla, que define estrategias y políticas, que atraviesa las redes y estructuras sociales.
Es pues una improvisación discursiva, con pretensiones teóricas,
hablar de Estado rentista, mucho más si se habla de los términos descalificadores de “Estado canalla” y de “Estado fracasado”.
Se trata
entonces de una política rentista sostenida por una economía extractivista.
Ahora bien,
¿se puede hablar de economía extractivista? Ciertamente cuando lo hacemos
nos referimos a la economía capitalista, a su sistema integral, que llamamos
sistema-mundo capitalista, cuya geopolítica divide centros y periferias del
sistema-mundo, estableciendo una división del trabajo, donde los centros
acumulan y concentran capital, en tanto que las periferias trasfieren
recursos naturales, en las condiciones impuestas de los términos de
intercambio desiguales, sufriendo el despojamiento y la desposesión. Cuando
usamos economía extractivista lo hacemos también operativamente para
remarcar el carácter intenso, expansivo y demoledor del ciclo del
capitalismo vigente, dominado por el capital financiero, capital que impone
una acumulación especulativa, sostenida por la acumulación originaria
reiterada del despojamiento y desposesión de los recursos naturales.
Entonces ¿cuál es la caracterización apropiada de los países periféricos,
cuyo perfil económico es más próximo al modelo primario exportador?
¿Economías dependientes? La dependencia es consecuencia de una subordinación
económica a la división del trabajo mundial, impuesta colonialmente por la
geopolítica del sistema-mundo. No dejan de ser economías capitalistas,
partes componentes de la economía-mundo capitalista. La caracterización no
puede sostenerse aisladamente, sino en relación a esta articulación al
sistema-mundo.
En realidad,
el perfil económico, más que definirse como rentista, se conforma
estructuralmente como modelo extractivista; el rentismo es un efecto de esta
forma de articulación de la explotación de recursos naturales a la producción
mundial, si se quiere, al modo de producción capitalista mundial.
Ninguna economía nacional está aislada del sistema-mundo, forman parte del
sistema, son lo que son en la medida que están integradas al sistema-mundo
capitalista.
Cuando se critica la opción extractivista de los gobiernos, la administración rentista de los ingresos, por el concepto de transferencia y comercialización de recursos naturales, no se debe olvidar esta integración y la articulación de las economías nacionales a la economía-mundo capitalista. Si bien, en el mejor de los casos, esta problemática puede ser asumida emancipadoramente, contando con la decisión consensuada por parte de la población y el pueblo del país de referencia, la realización efectiva de esta salida depende de lo que acontezca en el ámbito de las relaciones del país con el sistema-mundo; de los efectos en el sistema-mundo por la decisión autónoma tomada por el país, así como de los efectos de las decisiones tomadas en el sistema-mundo respecto del país. Esto no quiere decir que se tenga que renunciar a nada; al contrario; de lo que se trata es de proseguir sobre la base de intervenciones autónomas en este ámbito de relaciones inter e infra mundo.
Que un gobierno progresista se haya entrampado en el círculo vicioso de las políticas monetaristas tiene que ver con la debilidad de este gobierno, de sus políticas de Estado, ocasionando poco impacto en el ámbito de relaciones con el sistema-mundo, a pesar de los discursos altisonantes. Esta actitud, a pesar de quererla justificar con discursos “antiimperialistas”, que no hacen mella en el imperio, habla de la inconsecuencia del gobierno progresista en cuestión.
En lo que viene usaremos el término Estado rentista figurativamente, no tanto metafóricamente, aunque parezca lo mismo, pues la metáfora, que también es figura, tiene connotaciones mayores en la producción de sentido. El Estado rentista será una figura operativa para remarcar el carácter pasivo de las políticas económicas, en contraste con el carácter dinámico de políticas económicas activas, vinculadas a inversiones productivas.
Gubernamentabilidad rentista
A modo de ejemplo, para ilustrar gráficamente, de una manera pedagógica, podríamos decir que el Estado rentista es el Estado que alquila, concesiona, transfiere temporalmente, fragmentos geográficos y geológicos de su territorio a las empresas capitalistas. Así como se decía que, cuando los terratenientes alquilaban o rentaban sus latifundios a empresas capitalistas para que las exploten de una manera capitalista, se trataba de una clase ociosa, que vive y se reproduce de su renta, también podríamos decir lo mismo del Estado rentista; es un Estado ocioso.
Ciertamente éste es un ejemplo muy simple; sin embargo, puede servir de entrada al tema. Se comenzó a hablar de Estado rentista a partir de la renta percibida por los países petroleros, principalmente árabes; especialmente abastecedores de la energía fósil de los centros industriales del sistema-mundo capitalista. Se comenzó a usar el denominativo de Estado rentista a partir de la crisis del petróleo y de la conformación de la OPEP; toda una corporación internacional de estados petroleros, cuyo principal objetivo es intervenir en la definición de los precios del petróleo. Sin embargo, a pesar de este nacimiento, circunscrito a los países petroleros, se puede extender a los países que generan su economía a partir de la exportación de materias prima; es decir, la transferencia de recursos naturales a los centros industriales del sistema-mundo capitalista. Por lo tanto, perciben una renta por este concepto, renta que depende de los precios de las materias primas en el mercado internacional.
Cuando se critica la opción extractivista de los gobiernos, la administración rentista de los ingresos, por el concepto de transferencia y comercialización de recursos naturales, no se debe olvidar esta integración y la articulación de las economías nacionales a la economía-mundo capitalista. Si bien, en el mejor de los casos, esta problemática puede ser asumida emancipadoramente, contando con la decisión consensuada por parte de la población y el pueblo del país de referencia, la realización efectiva de esta salida depende de lo que acontezca en el ámbito de las relaciones del país con el sistema-mundo; de los efectos en el sistema-mundo por la decisión autónoma tomada por el país, así como de los efectos de las decisiones tomadas en el sistema-mundo respecto del país. Esto no quiere decir que se tenga que renunciar a nada; al contrario; de lo que se trata es de proseguir sobre la base de intervenciones autónomas en este ámbito de relaciones inter e infra mundo.
Que un gobierno progresista se haya entrampado en el círculo vicioso de las políticas monetaristas tiene que ver con la debilidad de este gobierno, de sus políticas de Estado, ocasionando poco impacto en el ámbito de relaciones con el sistema-mundo, a pesar de los discursos altisonantes. Esta actitud, a pesar de quererla justificar con discursos “antiimperialistas”, que no hacen mella en el imperio, habla de la inconsecuencia del gobierno progresista en cuestión.
En lo que viene usaremos el término Estado rentista figurativamente, no tanto metafóricamente, aunque parezca lo mismo, pues la metáfora, que también es figura, tiene connotaciones mayores en la producción de sentido. El Estado rentista será una figura operativa para remarcar el carácter pasivo de las políticas económicas, en contraste con el carácter dinámico de políticas económicas activas, vinculadas a inversiones productivas.
Gubernamentabilidad rentista
A modo de ejemplo, para ilustrar gráficamente, de una manera pedagógica, podríamos decir que el Estado rentista es el Estado que alquila, concesiona, transfiere temporalmente, fragmentos geográficos y geológicos de su territorio a las empresas capitalistas. Así como se decía que, cuando los terratenientes alquilaban o rentaban sus latifundios a empresas capitalistas para que las exploten de una manera capitalista, se trataba de una clase ociosa, que vive y se reproduce de su renta, también podríamos decir lo mismo del Estado rentista; es un Estado ocioso.
Ciertamente éste es un ejemplo muy simple; sin embargo, puede servir de entrada al tema. Se comenzó a hablar de Estado rentista a partir de la renta percibida por los países petroleros, principalmente árabes; especialmente abastecedores de la energía fósil de los centros industriales del sistema-mundo capitalista. Se comenzó a usar el denominativo de Estado rentista a partir de la crisis del petróleo y de la conformación de la OPEP; toda una corporación internacional de estados petroleros, cuyo principal objetivo es intervenir en la definición de los precios del petróleo. Sin embargo, a pesar de este nacimiento, circunscrito a los países petroleros, se puede extender a los países que generan su economía a partir de la exportación de materias prima; es decir, la transferencia de recursos naturales a los centros industriales del sistema-mundo capitalista. Por lo tanto, perciben una renta por este concepto, renta que depende de los precios de las materias primas en el mercado internacional.
Entonces su economía no solamente puede llegar a definirse como modelo primario exportador, sino que termina adquiriendo el perfil de una economía rentista. Una economía moldeada por este flujo de la renta, la misma que se obtiene, aplicando impuestos y tributaciones al comercio de los hidrocarburos y minerales. Es decir, la renta se obtiene por la venta de las materias primas en el mercado internacional; se trata pues de un ingreso “externo”, en gran parte ajeno a la economía “interna” y al mercado interno del país.
Esta relación entre las
estructuras económicas “internas” y las estructuras y circuitos “externos”
ocasiona deformaciones perturbadoras y duraderas en la economía del país. La
economía del país se adormece, pierde dinamismo, se amolda a la recepción de la
renta. Las distorsiones son mucho más graves cuando la renta es grande, cuando
ocupa la proporción más grande de los ingresos económicos. Cuando el cuadro de
los indicadores macroeconómicos es configurado fundamentalmente por la economía
rentista. Las distorsiones no se quedan en el plano económico, sino que llegan
al campo social, también afectándolo y deformando sus composiciones, sus
relaciones y las estructuras de cohesión.
La economía rentista es pues una decisión política, no sólo por las características de consolidación del Estado rentista, sino por las políticas efectuadas a nivel gubernamental; entonces, el efecto deformador vuelve a alcanzar al campo político, cerrando el círculo. El gobierno promueve políticas económicas, incluso políticas de Estado, es decir, estratégicas, de largo aliento, que preservan la condición rentista del Estado y el país. Ya no se trata solamente de un país dependiente, de la manera como se analiza la dependencia desde la teoría de la dependencia, sino de un país condicionado por la economía rentista; un país anclado en el adormecimiento de la renta. Aunque sus estadísticas muestren crecimiento económico; estas variaciones positivas numérica no expresan otra cosa que incremento en los flujos cuantitativos de la renta; no implican transformaciones económicas, menos transformaciones económicas y sociales. Lo que los economistas llaman desarrollo.
El Estado rentista no solamente corresponde al modelo económico extrativista;
es decir, a una economía basada en la transferencia de sus recursos
naturales, lo que lo hace dependiente, sino corresponde, en cuanto al
carácter de los ingresos, a una economía adormecida, estancada en el círculo
vicioso de la absorción de la renta. No importa si su economía crece
cuantitativamente, debido al aumento de las exportaciones o al incremento
de los precios de las materias primas, lo importante es el cuadro de
distribución de la renta y las maneras de absorción de este ingreso.
La tendencia es a absorber la renta de una manera no productiva, aumentando
el gasto público, incluso el gasto social; pero, en este caso, el gasto
social seleccionado prioritariamente tiene alcance coyuntural; no se
efectúan inversiones sociales de impacto estructural.
Ocurre
como si la economía rentista, condicionara las estructuras ociosas de su
propia reproducción.
En lo que
respecta a los actores de la economía rentista, éstos se aparecen tanto en los
perfiles políticos neoliberales así como en los perfiles políticos populistas;
la diferencia radica en que los primeros aceptan los términos de intercambio
impuestos por el orden mundial, en tanto que los segundos buscan modificar los
términos de intercambio. El recurso más consecuente para conseguirlo son las
nacionalizaciones.
No hay que olvidar que las
nacionalizaciones no son requisito suficiente para salir de la economía
extrativista y del Estado rentista; pueden más bien afirmarlo, si es que no se
trastocan las estructuras de la dependencia y del rentismo, sino se abandona el
modelo extractivista, sino, como se dice comúnmente, se industrializa; empero,
enfocando la industria prioritariamente al mercado “interno” y no al mercado
“externo”.
Si se da lugar este último caso, la orientación más al mercado “externo”, se
pueden generan deformaciones parecidas a la economía rentista, aunque con otras
características y en otro contexto.
Se define el modelo administrativo y político del rentismo como deformación exógena en la economía endógena; esta deformación aparece representada cuando se cuantifican los efectos de las rentas “externas” en los indicadores macroeconómicos, así como en la estructura sectorial. No es del todo acertada esta definición, pues la noción de rentismo quedaría incompleta si no se toma en cuenta el campo político, sobre todo el núcleo gubernamental. Es indispensable saber cómo se gestionan y distribuyen las rentas, cómo se dan y funcionan los mecanismos de reproducción de la economía extractivista y del Estado rentista.
Los ingresos provenientes de las rentas de los hidrocarburos son ajenos a la estructura económica propia, sobre todo a la estructura productiva. Esos ingresos tienen su origen en el mercado internacional, conforman y realizan su valor por el procedimiento de compra y venta de los recursos hidrocarburíferos. Esta es una de las características de los estados petroleros rentistas.
Otras características son también rotundas.
Se define el modelo administrativo y político del rentismo como deformación exógena en la economía endógena; esta deformación aparece representada cuando se cuantifican los efectos de las rentas “externas” en los indicadores macroeconómicos, así como en la estructura sectorial. No es del todo acertada esta definición, pues la noción de rentismo quedaría incompleta si no se toma en cuenta el campo político, sobre todo el núcleo gubernamental. Es indispensable saber cómo se gestionan y distribuyen las rentas, cómo se dan y funcionan los mecanismos de reproducción de la economía extractivista y del Estado rentista.
Los ingresos provenientes de las rentas de los hidrocarburos son ajenos a la estructura económica propia, sobre todo a la estructura productiva. Esos ingresos tienen su origen en el mercado internacional, conforman y realizan su valor por el procedimiento de compra y venta de los recursos hidrocarburíferos. Esta es una de las características de los estados petroleros rentistas.
Otras características son también rotundas.
-
Una de las afectantes, en sentido subjetivo, es la propagación de una “mentalidad” rentista. Las tendencias económicas y políticas responden a esta lógica extractivista y a la vez rentista; el comportamiento es depredatorio, contaminante y destructivo, además de tener un alcance coyuntural. Olvidan que la renta es la cuantificación de la concesión geográfica y geológica, que es la obtención de un ingreso dependiente del comercio de los recursos naturales no-renovables. La perspectiva de la inversión productiva y de largo plazo desaparece de la estrategia de estas políticas rentistas; la estrategia económica se reduce a formar parte del flujo de rentas derivadas de los hidrocarburos.
-
Otra característica de esta economía rentista radica en su vulnerabilidad y dependencia respecto de los vaivenes del mercado de las materias primas.
-
La tercera característica de la economía rentista tiene que ver con los problemas de absorción de la renta hidrocarburíferas por parte de las economías nacionales involucradas. Lo que acontece entonces es la salida por el despilfarro, ocasionando ineficiencia en el manejo y administración de los recursos, repercutiendo en el fenómeno de la inflación.
En resumen,
el Estado rentista se circunscribe a componer el cuadro de la distribución de
las rentas de los hidrocarburos; este cuadro de distribución coadyuva a la
pretendida legitimación buscada, por motivos políticos. Se persigue el logro de
la legitimación o, por lo menos, de la aceptación social, por medio de
designación de partidas destinadas a los servicios sociales, en el mejor caso, a
la inversión social, que contemple la construcción de infraestructuras de salud,
en el peor caso, destinadas al acrecentamiento de la burocracia.(...)
Leer
Podemos prever sobre el
desarrollo capitalista futuro de los
países de Nuestra América observando a gobiernos neoliberales. Los últimos anticipan
hacia dónde el sistema-mundo capitalista precipita a todos los pueblos del
continente. Veamos primero la exitosa lumpen burguesía estatal de Argentina
(predominantemente del PJ) y cómo los K profundizaron la corrupción:
"factor de
dominio de la burguesía, y de desmoralización y desorganización de la clase
obrera".
Pero sobre porqué la
envergadura de la corrupción y de sus nexos con el crimen organizado,
Rolando Astarita
nos aclara
revelando: "la
íntima relación entre las llamadas 'burguesías nacionales' (y los
gobiernos 'nacionales y populares') con el capital financiero
internacional."
Por último atendamos
qué
Gilberto
López y Rivas
dice desde México
Leer y nos
permite aplicar el concepto de «desvío de poder» al PJ como principal partido
de estado:
"A lo largo de los trabajos del Tribunal Permanente de los Pueblos, el concepto desvío de poder contribuyó a comprender lo que ocurre en nuestro país y a tipificar los actos criminales que han cometido reiteradamente los gobiernos neoliberales. Este desvío es definido como:
a) el uso faccioso del derecho y los poderes del Estado para favorecer los intereses de los grandes capitales trasnacionales, así como para perseguir y afectar las garantías de los pueblos;b) la aplicación de una ingeniería constitucional e institucional dolosa que configura un estado de guerra social permanente y ocupación interna, una situación estructural, sistemática y de largo plazo por la que el edificio jurídico del Estado se abre a las corporaciones, mientras se cierran los canales legales a la población, que se ve obstaculizada en sus anhelos de justicia por las mismas entidades que deberían defenderla;c) la violencia, despojo, fragmentación y devastación como programa de gobierno;d) el abandono por parte del Estado de su deber primordial de velar por el interés general de la sociedad para satisfacer los intereses de corporaciones y grupos particulares;
e) el ejercicio institucional y estructural por parte del Estado como guardián de los intereses privados para facilitar la mundialización capitalista, utilizando su capacidad coercitiva contra toda discrepancia u oposición al modelo".
Corrupción y capitalismo (2)
8 de mayo de 2013
8 de mayo de 2013
Por
Rolando Astarita
(…)Hoy
podríamos hablar de lumpen burguesía estatal para significar esa capa de altos
funcionarios del estado,
que no sólo recibe plusvalía bajo la forma de salario, sino también se apropia
de otra tajada en tanto intermedia y habilita el enriquecimiento, o la
formación, de nuevos capitalistas, sin transformarse por eso en explotadora
directa del trabajo. Por lo general, estos sectores acumulan en los mercados
financieros internacionales (bonos, acciones, depósitos en cuentas externas), o
en propiedad residencial (en Miami, por caso).
Tienen una lógica especulativa,
que ni siquiera es la del prestamista que gana en el circuito “dinero – más
dinero”; aquí es “dinero que surge de la nada” y se reproduce de la nada, para
blanquearse y fundirse luego con el capital financiero internacional. Se trata
de una lumpen burguesía estatal y
financiera, que no pasa al
estatus de capitalista productivo; es una especie particular de parásito, un
tipo humano desfachatado y dilapidador sin límites, habituado a realizar todo
tipo de fraudes y engaños, en combinación con fracciones del capital privado,
interno o externo. Es curioso cómo un amplio abanico de la izquierda K
(peronismo de izquierda, militantes y ex militantes del PC, intelectuales estilo 6,7,8 y
similares) disimulan, o incluso justifican, con las más diversas excusas, la
existencia de este fenómeno.
Corrupción, clase obrera y movimientos sociales
Si bien los
marxistas rechazamos la idea de que la corrupción es la principal causa del
atraso económico, o de los sufrimientos de la clase trabajadora, en el
socialismo siempre existió una aguda conciencia de sus efectos negativos sobre
la clase obrera y los movimientos revolucionarios, o incluso democrático
reformistas. La preocupación ya estaba en Marx y Engels. Por ejemplo Marx, en
carta a Liebknecht del 11 de febrero de 1878, decía que la clase obrera inglesa
había sido “la más corrompida desde 1848 y había terminado por ser el furgón del
gran partido Liberal, es decir, lacayos de los capitalistas. Su dirección había
pasado completamente a manos de los corrompidos dirigentes sindicales y agentes
profesionales”. Marx y Engels también estaban convencidos de que la clase obrera
británica se beneficiaba de la explotación que realizaba Gran Bretaña en el
resto del mundo, lo que daba lugar a un “proletariado burgués” (carta de Engels
a Marx del 7 de octubre de 1858). Y Marx se refirió incluso al rol negativo de
las cooperativas obreras sostenidas por el gobierno prusiano; en carta a Engels,
del 18 de febrero de 1865, decía que “el apoyo del gobierno real prusiano a las
sociedades cooperativas… carece de valor alguno como medida económica, pero en
cambio extiende el sistema de la tutela, corrompe a un sector de los obreros, y
castra el movimiento”.
La idea de
que la corrupción es un factor de dominio de la burguesía, y de desmoralización
y desorganización de la clase obrera, también está presente, incluso de manera
más aguda, en Lenin y en Trotsky. Este último, por ejemplo, llegó a decir que
la
burocracia sindical
“es la columna vertebral del imperialismo británico”, y
“el principal
instrumento de la
opresión del estado burgués”;
pensaba que en los países atrasados el capitalismo creaba “un estrato de
aristócratas y burócratas obreros”, y que los sindicatos se transformaban (era
el caso de México) “en instituciones semiestatales” que asumían “un carácter
semitotalitario” (véase Trotsky, 1977). En un texto de los años 1920 sostenía
que la burguesía norteamericana, como antes había hecho la británica, “engorda a
la aristocracia obrera para mantener maniatado al proletariado” (1975, p. 67).
Todo esto es
aplicable a la actualidad argentina (y sospecho, a la actualidad de la mayoría
de los países capitalistas). Históricamente, la clase dominante -a través del
capital privado, o del estado- ha buscado dividir, desmoralizar, desorganizar a
los movimientos sociales o críticos. Es conocida la historia de los sindicatos.
Hoy la
burocracia sindical es socia del capital y del estado, a través de múltiples
conexiones, como el manejo de obras sociales, la administración del ingreso de
trabajadores a las empresas, la participación directa en negocios capitalistas,
con colaboración, o no, de instancias estatales, y otras vías. La
burocratización trae aparejadas, inevitablemente, las prácticas burguesas y
represivas al interior de las organizaciones obreras.
Pero el mal se
extiende también a los movimientos de desocupados, a organismos defensores de
derechos humanos, y de cualquier tipo.
Por ejemplo, actualmente las cooperativas de desocupados opositoras del gobierno
K son discriminadas en la asignación de recursos, en tanto las adictas son
recompensadas de múltiples formas. De esta manera, se consolida un sistema de
tutelaje y corrupción de dirigentes sociales, a cargo del estado. Los casos son
muy conocidos, y no hace falta abundar en ello.
Señalemos
también el rol de la corrupción para convertir a intelectuales críticos en
apologistas del sistema, o defensores de alguna fracción de la clase dominante.
En
esta vena, es frecuente encontrar esos sujetos en los cuales, y al decir de Marx, “el charlatanismo en la ciencia y el acomodo en la política son
inseparables”. Como es costumbre, estos intelectuales “progres” dirán
-sesudamente, faltaba más- que no hay que denunciar esta corrupción porque “le
hace el juego a la derecha” o porque “desprestigia a los sindicatos, a los
movimientos sociales, o a la política”. Según esta tesis, no habría que
denunciar la corrupción y la represión de la burocracia sindical, aunque son
principales factores del debilitamiento de los sindicatos, para no debilitar a
los sindicatos. Y lo mismo se aplicaría al resto de las organizaciones; y a
ellos mismos. Es, por supuesto, un razonamiento absurdo (aunque acomodaticio).
Los marxistas son conscientes de que la emancipación de la clase obrera no se
logrará ocultando los problemas y las contradicciones. La crítica debe ir hasta
la médula, y el principio de toda crítica es el rigor.
Textos citados:
(…) Fuente:
https://rolandoastarita.wordpress.com/2013/05/08/corrupcion-y-capitalismo-2
Volvamos
al análisis
del escritor boliviano
Raúl Prada Alcoreza para la revisión crítica sobre
porqué el poder (territorial, sindical e institucional) del Partido
Justicialista y el desafío actual de erradicar la impunidad suya en sus
distintas versiones. Desde los setenta sus cúpulas se han especializado en
servir y asociarse con la alianza de capitales locales e imperialistas. A su
carácter de lumpen burguesía lo complementan (los K perfeccionaron tal
legitimación) con:
El
Estado clientelar
25 de octubre de 2014
25 de octubre de 2014
Por Raúl Prada Alcoreza (Rebelión)
Ciertamente es una metáfora hablar del Estado clientelar, lo mismo
que dijimos cuando tratamos el Estado rentista[1]; lo hacemos para ilustrar las
características que conllevan los gobiernos populistas, llamados hoy gobiernos
progresistas. Características que trasladan desde la forma de gobierno a la
forma de Estado estas adecuaciones políticas[2]. Llamamos entonces Estado
clientelar a esa forma de gobierno, persistente y reiterada, que conforma una
relación de dominación afectiva entre gobernantes y gobernados. Los gobiernos
populistas, extendidos en los llamados gobiernos neo-populistas, orientan sus
capturas institucionales y no institucionales a la conformación de clientelas;
es decir, de grupos, estratos sociales, incluso masas populares, dependientes
del mito del caudillo, dependientes de las dadivas del caudillo y de su
gobierno, que los sitúa en la condición degradante de víctimas y dramáticos
demandantes de favores.
En otras palabras,
esta relación clientelar es también una relación corrosiva, una relación que se
mueve en los circuitos de la economía política del chantaje; en pocas palabras,
de la corrupción.
Es humillante el espectáculo clientelar expandido a nivel nacional de la ejecución del “Bono Juancito Pinto”. Colas de padres acompañando a sus hijos, recibiendo el bono de oficiales del ejército, reducidos a oficiales de asistencia social. Esto es no sólo formar clientelas, es decir poblaciones rehenes del poder, sino corromper a las poblaciones, ahora de niños. No se atiende la calamitosa situación de la educación; se la vea por donde se la vea, ya sea sólo como educación, al estilo tradicional, o como educación descolonizadora. La formación de niños, niñas, adolescentes, es desafortunada. No sólo por mallas curriculares retrasadas, en relación a los avances de las ciencias, sino porque ni si quiera estas se cumplen. Profesores, en su mayoría, mal preparados para enseñar, incluso sin vocación, pues acudieron a las normales con el objeto de tener un sueldo de por vida garantizado. Escuelas sin bibliotecas adecuadas, ni hablar de salas de internet apropiadas; niños, niñas, adolescentes, atiborrados de tareas sin sentido. Nuestros jóvenes salen, en su mayoría mal preparados para la formación superior. Esta situación calamitosa se prefiere encubrir con el demagógico espectáculo inconsolable de estas relaciones clientelares, que aparecen de una manera singularmente extraviada, en la efectuación del “Bono Juancito Pinto”.
Es humillante el espectáculo clientelar expandido a nivel nacional de la ejecución del “Bono Juancito Pinto”. Colas de padres acompañando a sus hijos, recibiendo el bono de oficiales del ejército, reducidos a oficiales de asistencia social. Esto es no sólo formar clientelas, es decir poblaciones rehenes del poder, sino corromper a las poblaciones, ahora de niños. No se atiende la calamitosa situación de la educación; se la vea por donde se la vea, ya sea sólo como educación, al estilo tradicional, o como educación descolonizadora. La formación de niños, niñas, adolescentes, es desafortunada. No sólo por mallas curriculares retrasadas, en relación a los avances de las ciencias, sino porque ni si quiera estas se cumplen. Profesores, en su mayoría, mal preparados para enseñar, incluso sin vocación, pues acudieron a las normales con el objeto de tener un sueldo de por vida garantizado. Escuelas sin bibliotecas adecuadas, ni hablar de salas de internet apropiadas; niños, niñas, adolescentes, atiborrados de tareas sin sentido. Nuestros jóvenes salen, en su mayoría mal preparados para la formación superior. Esta situación calamitosa se prefiere encubrir con el demagógico espectáculo inconsolable de estas relaciones clientelares, que aparecen de una manera singularmente extraviada, en la efectuación del “Bono Juancito Pinto”.
El Estado clientelar, así como el Estado
rentista,
es un Estado destructivo
de la cohesión social, Estado asentado en la economía política del chantaje. Estamos tentados a decir es un Estado
aparente, pues corresponde a una de las formas de la simulación; empero, sabemos
que todo Estado, como institución imaginaria de la sociedad, lo es. Es un
Estado como todo Estado que captura fuerzas; empero, a diferencia del
Estado-nación clásico, si se puede hablar así, si incluso existe un
Estado-nación promedio,
hipertrofia las
relaciones clientelares convirtiéndolas en primordiales en la reproducción del
poder.
Hablando en el lenguaje de la ciencia política, con la que no estamos de
acuerdo; pero, ayuda al objetivo de ilustrar, no forma ciudadanos, correspondan
a la figura de las pretensiones universales liberales, correspondan a las
ciudadanías complejas, extendidas, plurinacionales,
sino forma dependientes, asistidos, forma
esclavos emocionales, enamorados dramáticamente del mito del caudillo.
Esto es ciertamente vergonzoso. Es este espectáculo triste el que se presenta
como logro de la revolución cultural descolonizadora.
En el Estado clientelar todos juegan no solamente a esta dependencia
afectiva sino también al bluff. Se entregan títulos a los bachilleres, se entregan títulos
a los profesores, incluso de postgrados, sin que estos cartones sean respaldados
por una formación sólida. Se decreta que ya estamos en el Estado plurinacional,
cuando lo que efectivamente ocurre es la consolidación del Estado-nación. Se
manejan indicadores estadísticas en su forma relativa, sin atender a los datos
absolutos, menos a sus valores conmensurados de acuerdo al valor real, mucho
menos a lo que significan en términos de la estructura económica. Se habla de
una victoria electoral contundente, sin evaluar el contraste abismal entre las
últimas elecciones y las anteriores; se perdió el entusiasmo, el contenido
político, que todavía se mantenía hasta las elecciones del 2009; sin ver la
decadencia política del periodo; comprendiendo la última gestión, peor de la que
viene.
Todos prefieren ilusionarse; es decir, adormecerse, para no
atender lo que efectivamente acaece.
Ciertamente esto no es sostenible a largo plazo; sobre arenas deleznables no se construye nada que dure; con madera carcomida no se sostiene nada que dure. No solamente es una decadencia, no solamente se ha entierrado el cadáver del “proceso de cambio”, sino que se asiste al hundimiento de un gobierno progresista, acompañado por abundantes flores de sepelio, los cuantiosos votos de despedida.
Como dijimos, la anterior gestión de Evo Morales Ayma no corresponde, de ninguna manera, al Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, como establece la Constitución; corresponde al Estado-nación consolidado. No vamos a repetir toda la argumentación, nos remitimos a los escritos que tratan el tema; lo que interesa es comprender cómo se consolida este Estado-nación subalterno[3].
Los Estado-nación subalternos son, en su mayoría, estados que nacen de la guerra de la independencia o de las guerras de liberación nacional; son estados que no pierden la referencia con la colonialidad, pues la continúan en las condiciones de la república. Los estallidos sociales, vinculados a levantamientos indígenas, a luchas campesinas, a rebeliones proletarias, a sublevaciones e insurrecciones populares, tratan de “nacionalizar” sus estados, por así decirlo, usando un término manejado, primero por Sergio Almaraz Paz, luego por Marcelo Quiroga Santa Cruz; lo logran, en parte, a partir de las nacionalizaciones económicas; empero, no logran desprenderse de su herencia colonial. No se trata solamente de la condición de dependencia, tampoco solo de la condición de subalternidad, sino de la estructura misma del Estado-nación. En el orden mundial, emergido de la revolución industrial, orden universal consolidado en la posguerra, los Estado-nación forman parte de la composición de poder del orden mundial, del Imperio, además de formar parte del sistema-mundo capitalista. Entonces los Estado-nación subalternos nacen con una herencia colonial, que los hace ilegítimos históricamente, por así decirlo, también nacen con la crisis estructural política y social, que no logran resolverla. No logran resolver la crisis múltiple del Estado, a pesar, por el lado conservador y oligárquico, de buscar resolverla con las guerras anti-indígenas; a pesar, por el lado popular, buscar resolverla con nacionalizaciones y democratizaciones. Los regímenes populistas, por cierto más legítimos que los regímenes conservadores, incluso los regímenes liberales, si bien logran consensos amplios de la población, además de encaminarse a procesos de modernización, que no pueden ser sino masivos y de inclusión, no pueden romper con la herencia colonial, no pueden tampoco romper con el orden mundial, el imperio, ni el sistema-mundo capitalista; son parte componente. Cuando las convocatorias logradas y los consensos que las acompañan pasan del periodo de entusiasmo, recurren a sustituir este decaimiento con la irradiación de relaciones clientelares, basadas en relaciones afectivas con el pueblo. La legitimidad política se la suelda con la legitimidad afectiva.
El problema aparece cuando el único recurso que queda es ampliar las relaciones clientelares, convirtiendo a la sociedad en rehén del caudillo o del partido populista. Es el momento cuando todo lo que había de democrático en la revolución nacional se convierte en todo lo contrario, en un régimen autoritario, que recurre al mito del caudillo, al chantaje de la relación afectiva. En estas condiciones no se puede hablar de democracia; se trata de una experiencia política del drama popular, donde el pueblo se convierte en el espejo plural de la imagen del caudillo. Ha perdido toda libertad, toda iniciativa, toda capacidad creativa, mucho más, esta exento de toda posibilidad de crítica. Los regímenes populistas apuestan a esta complicidad afectiva para preservarse en el poder. Comparando lo que aconteció con la revolución nacional de 1954-1964 y lo que acontece con la revolución democrática y cultural de 2006-20014, se puede observar que las relaciones clientelares se han extendido mucho más de lo que pudo hacerlo el Movimiento Nacionalista revolucionario (MNR) de ese periodo. Se puede hablar, aunque sea metafóricamente, de un Estado clientelar.
[1] Revisar de Raúl Prada Alcoreza Critica de la Economía política generalizada. http://pradaraul.wordpress.com/2014/09/09/critica-de-la-economia-politica-generalizada/
Ciertamente esto no es sostenible a largo plazo; sobre arenas deleznables no se construye nada que dure; con madera carcomida no se sostiene nada que dure. No solamente es una decadencia, no solamente se ha entierrado el cadáver del “proceso de cambio”, sino que se asiste al hundimiento de un gobierno progresista, acompañado por abundantes flores de sepelio, los cuantiosos votos de despedida.
Como dijimos, la anterior gestión de Evo Morales Ayma no corresponde, de ninguna manera, al Estado Plurinacional Comunitario y Autonómico, como establece la Constitución; corresponde al Estado-nación consolidado. No vamos a repetir toda la argumentación, nos remitimos a los escritos que tratan el tema; lo que interesa es comprender cómo se consolida este Estado-nación subalterno[3].
Los Estado-nación subalternos son, en su mayoría, estados que nacen de la guerra de la independencia o de las guerras de liberación nacional; son estados que no pierden la referencia con la colonialidad, pues la continúan en las condiciones de la república. Los estallidos sociales, vinculados a levantamientos indígenas, a luchas campesinas, a rebeliones proletarias, a sublevaciones e insurrecciones populares, tratan de “nacionalizar” sus estados, por así decirlo, usando un término manejado, primero por Sergio Almaraz Paz, luego por Marcelo Quiroga Santa Cruz; lo logran, en parte, a partir de las nacionalizaciones económicas; empero, no logran desprenderse de su herencia colonial. No se trata solamente de la condición de dependencia, tampoco solo de la condición de subalternidad, sino de la estructura misma del Estado-nación. En el orden mundial, emergido de la revolución industrial, orden universal consolidado en la posguerra, los Estado-nación forman parte de la composición de poder del orden mundial, del Imperio, además de formar parte del sistema-mundo capitalista. Entonces los Estado-nación subalternos nacen con una herencia colonial, que los hace ilegítimos históricamente, por así decirlo, también nacen con la crisis estructural política y social, que no logran resolverla. No logran resolver la crisis múltiple del Estado, a pesar, por el lado conservador y oligárquico, de buscar resolverla con las guerras anti-indígenas; a pesar, por el lado popular, buscar resolverla con nacionalizaciones y democratizaciones. Los regímenes populistas, por cierto más legítimos que los regímenes conservadores, incluso los regímenes liberales, si bien logran consensos amplios de la población, además de encaminarse a procesos de modernización, que no pueden ser sino masivos y de inclusión, no pueden romper con la herencia colonial, no pueden tampoco romper con el orden mundial, el imperio, ni el sistema-mundo capitalista; son parte componente. Cuando las convocatorias logradas y los consensos que las acompañan pasan del periodo de entusiasmo, recurren a sustituir este decaimiento con la irradiación de relaciones clientelares, basadas en relaciones afectivas con el pueblo. La legitimidad política se la suelda con la legitimidad afectiva.
El problema aparece cuando el único recurso que queda es ampliar las relaciones clientelares, convirtiendo a la sociedad en rehén del caudillo o del partido populista. Es el momento cuando todo lo que había de democrático en la revolución nacional se convierte en todo lo contrario, en un régimen autoritario, que recurre al mito del caudillo, al chantaje de la relación afectiva. En estas condiciones no se puede hablar de democracia; se trata de una experiencia política del drama popular, donde el pueblo se convierte en el espejo plural de la imagen del caudillo. Ha perdido toda libertad, toda iniciativa, toda capacidad creativa, mucho más, esta exento de toda posibilidad de crítica. Los regímenes populistas apuestan a esta complicidad afectiva para preservarse en el poder. Comparando lo que aconteció con la revolución nacional de 1954-1964 y lo que acontece con la revolución democrática y cultural de 2006-20014, se puede observar que las relaciones clientelares se han extendido mucho más de lo que pudo hacerlo el Movimiento Nacionalista revolucionario (MNR) de ese periodo. Se puede hablar, aunque sea metafóricamente, de un Estado clientelar.
[1] Revisar de Raúl Prada Alcoreza Critica de la Economía política generalizada. http://pradaraul.wordpress.com/2014/09/09/critica-de-la-economia-politica-generalizada/
[2] Revisar de Raúl Prada Alcoreza Las mallas del poder. http://pradaraul.wordpress.com/2014/10/20/las-mallas-del-poder/
[3] Ver de Raúl Prada Alcoreza: Cartografías histórico-políticas. Dinámicas moleculares; La Paz 2013.