martes, 22 de noviembre de 2016

Los asesinatos de Roberto López y Cristian Ferreyra nos interpelan a percibir qué país desterritorializado y reterritorializado a favor del saqueo capitalista e imperialista progresa oculto por la democracia representativa.

Se trata de que valoremos nuestro potencial social en 

las comunalidades-territorialidades a crear o afirmar 

 por nosotros, los diversos de abajo, 

en nuestras luchas de ir construyendo buenos vivires-convivires
 
para la humanidad entera.
 
 
Estamos los pueblos subsumidos en crisis civilizatoria a causa del capitalismo e imperialismo. En Nuestra América, las democracias encubren el arrasamiento de nuestros países y tendencias a la expansión de los terrorismos de estado ya existentes. Al mismo tiempo percibimos:  "luchas que enfrentan ‘entramados comunitarios’ y ‘coaliciones de corporaciones transnacionales’ (Raquel Gutiérrez A.), buscando la reorganización de la sociedad sobre la base de autonomías locales y regionales; la autogestión de la economía bajo principios comunales, aun si articuladas con el mercado; y una relación con el Estado pero solamente para neutralizar en lo posible la racionalidad del estado. En resumen, son luchas que buscan organizarse como los poderes de una sociedad otra, no-liberal, no-estatal y no-capitalista".
 
Entonces es hora, en primer lugar, de ir avizorando rumbos emancipatorios:
 

Desde abajo, por la izquierda y con la Tierra
2 de febrero de 2016

Por Arturo Escobar (en Lobo suelto)

El pensamiento crítico latinoamericano está más vibrante y dinámico que nunca. Las contribuciones teórico-políticas para repensar la región reverberan a lo largo y ancho del continente, en los encuentros de los pueblos, en las mingas de pensamiento, en los debates de movimientos y colectivos, en las asambleas de comunidades en resistencia, en las movilizaciones de jóvenes, mujeres, campesinos y ambientalistas, y sin duda también en algunos de aquellos sectores que tradicionalmente se han considerado los espacios del pensamiento crítico por excelencia, tales como las universidades, la academia y las artes.

 
Un listado de las tendencias más notables del pensamiento crítico latinoamericano tendría que incluir, entre otras, las críticas a la modernidad y a la teoría decolonial; los feminismos autónomos, decoloniales, y comunitarios; la diversa gama de debates ecológicos y de economías alternativas, incluyendo la ecología política, la economía social y solidaria (ESS), las economías comunales; las posiciones autonómicas; otras y nuevas espiritualidades; y las diferentes propuesta de transiciones civilizatorias, el posdesarrollo, el Buen Vivir, y el post-extractivismo. Más importante aún, toda genealogía y catálogo del pensamiento latinoamericano debe incluir las categorías, saberes, y conocimientos de las comunidades mismas y sus organizaciones como uno de las expresiones más potentes del pensamiento crítico. Esta última proposición constituye el mayor desafío para el pensamiento crítico latinoamericano dado que la estructura epistémica de la modernidad (ya sea liberal, de derecha o de izquierda) se ha erigido sobre el borramiento efectivo de este nivel crucial del pensamiento, y es precisamente este nivel el que emerge, hoy en día, con mayor claridad y contundencia.
 
Un análisis de la coyuntura regional y planetaria y de cómo ésta se refleja en los debates teórico-políticos del continente nos lleva a postular las siguientes hipótesis. Primero, que el pensamiento crítico latinoamericano no está en crisis, sino en efervescencia. Segundo, que los conocimientos de los pueblos en movimiento, de las comunidades en resistencia y de muchos movimientos sociales están en la avanzada del pensamiento para las transiciones, y cobran una relevancia inusitada para la reconstitución de mundos ante las graves crisis ecológicas y sociales que enfrentamos, más aun que los conocimientos de expertos, las instituciones y la academia. (Aclaro que esto no quiere decir que estos últimos sean inútiles, sino que ya son claramente insuficientes para generar las preguntas y pautas para enfrentar las crisis).
 
Para verlo de esta manera, sin embargo, es necesario ampliar el espacio epistémico y social de lo que tradicionalmente se ha considerado el pensamiento crítico latinoamericano para incluir, junto al pensamiento de la izquierda, al menos dos grandes vertientes que desde las últimas dos décadas han estado emergiendo como grandes fuentes de producción crítica: aquella vertiente que surge de las luchas y pensamientos ‘desde abajo’, y aquellas que están sintonizadas con las dinámicas de la Tierra. A estas vertientes las llamaremos ‘pensamiento autonómico’ y ‘pensamiento de la Tierra’, respectivamente. Mencionemos por lo pronto que el primero se refiere al pensamiento, cada vez más articulado y discutido, que emerge de los procesos autonómicos que cristalizan con el Zapatismo pero que incluyen una gran variedad de experiencias y propuestas a lo largo y ancho del continente, desde el sur de México al suroccidente de Colombia, y desde allí al resto del continente. Todos estos movimientos enfatizan la reconstitución de lo comunal como el pilar de la autonomía. Autonomía, comunalidad y territorialidad son los tres conceptos claves de esta corriente. Con pensamiento de la Tierra, por otro lado, nos referimos no tanto al movimiento ambientalista y a la ecología sino a aquella dimensión que toda comunidad que habita un territorio sabe que es vital para su existencia: su conexión indisoluble con la Tierra y con todos los seres vivos. Más que en conocimientos teóricos, esta dimensión se encuentra elocuentemente expresada en el arte (tejidos), los mitos, las prácticas económicas y culturales del lugar, y en las luchas territoriales y por la defensa de la Pacha Mama. Esto no la hace menos importante, sino quizás más, para la crucial tarea de todo pensamiento crítico en la coyuntura actual, a la cual nos referiremos como ‘la reconstitución de mundos’.
Así, quisiera definir el pensamiento crítico latinoamericano como el entramado de tres grandes vertientes: el pensamiento de la izquierda, el pensamiento autonómico y el pensamiento de la Tierra. Estas no son esferas separadas y preconstituidas sino que se traslapan, a veces alimentándose mutuamente, otras en abierto conflicto. Mi argumento es que hoy en día tenemos que cultivar las tres vertientes, manteniéndolas en tensión y en diálogo continuo, abandonando toda pretensión universalizante y de poseer la verdad. Dicho de otra manera, a la formula zapatista de luchar “desde abajo y por la izquierda”, hay que agregar una tercera base fundamental, “con la Tierra” (hasta cierto punto implícita en el zapatismo).
 El pensamiento de la izquierda y la izquierda del pensamiento
 
Qué tantas cosas es la izquierda: teoría, estrategia, práctica, historia de luchas, humanismo, íconos, emociones, canción, arte, tristezas, victorias y derrotas, revoluciones, momentos bellos y de horror, y muchas otras cosas. Cómo no seguir inspirándonos en los momentos más hermosos de las luchas revolucionarias socialistas y comunistas a través de su potente historia; al menos para mi generación, cómo no seguir conmoviéndose por la carismática figura del Che, o de un Camilo Torres esperando la muerte con un fusil en la mano que nunca disparó, figuras éstas que continúan engalanando las paredes de las universidades públicas de Colombia y el continente y que aún nos hacen sonreír al verlas. Cómo no pensar en el bello e intenso rojo de las banderas de las movilizaciones campesinas y proletarias de otrora, de campesinos aprendiendo a leer con los ubicuos libritos rojos, esperando marchar por el derecho a la tierra. Cómo no incorporar en toda lucha y en toda teoría los principios de justicia social, los imaginarios de igualdad de clase, y los ideales de libertad y emancipación de la izquierda revolucionaria.
 
A nivel teórico, es imperante reconocer las múltiples contribuciones del materialismo dialéctico y el materialismo histórico, su renovación en el encuentro con el desarrollismo (dependencia), el ambientalismo (marxismo ecológico), el feminismo, la teología de la liberación, el postestructuralismo (Laclau y Mouffe), la cultura (Stuart Hall) y lo poscolonial. Sin embargo, aunque esta amplia gama de teorías sigue siendo claramente relevante, hoy en día, reconocemos con facilidad los inevitables apegos modernistas del materialismo histórico (como su aspiración a la universalidad, la totalidad, la teleología y la verdad que se le cuelan aun a través del agudo lente analítico de la dialéctica). Más aún, no se puede desconocer que vamos aprendiendo nuevas formas de pensar la materialidad, de la mano de la ecología económica, las teorías de la complejidad, la emergencia, la autopoiesis y la auto-organización y de las nuevas formas de pensar la contribución de todo aquello que quedó por fuera en la explicación modernista de lo real, desde los objetos y las ‘cosas’ con su ‘materialidad vibrante’ hasta todo el rango de lo no-humano (microrganismos, animales, múltiples especies, minerales), que tanto como las relaciones sociales de producción son determinantes de las configuraciones de lo real. En estas nuevas ‘ontologías materialistas’ hasta las emociones, los sentimientos, y lo espiritual tienen cabida como fuerzas activas que producen la realidad.
Quisiera recalcar dos nociones de este breve recuento. Por un lado, la ruptura de los nuevos materialismos con el antropocentrismo de los materialismos de la modernidad. Del otro, y como corolario, el ‘desclasamiento epistémico’ a que se ven abocadas aquellas vertientes que usualmente consideramos de izquierda. Por desclasamiento epistémico me refiero a la necesidad de abandonar toda pretensión de universalidad y de verdad, y una apertura activa a aquellas otras formas de pensar, de luchar y de existir que van surgiendo, a veces con claridad y contundencia, a veces confusas y titubeantes, pero siempre afirmativas y apuntando a otros modelos de vida, en tantos lugares de un continente que pareciera estar cercano a la ebullición. Este desclasamiento convoca a los pensadores de izquierda a pensar más allá del episteme de la modernidad, a atreverse a abandonar de una vez por todas sus categorías más preciadas, incluyendo el desarrollo, el crecimiento económico y el mismo concepto de ‘hombre’. Los conmina a sentipensar con la Tierra y con las comunidades en resistencia para rearticular y enriquecer su pensamiento.
El pensamiento desde abajo
Un fantasma recorre el continente: el fantasma del autonomismo.
 
El autonomismo, es una fuerza teórico-política que comienza a recorrer Abya Yala/Afro/Latino-América de forma sostenida, contra viento y marea y a pesar de sus altibajos. Surge de la activación política de la existencia colectiva y relacional de una gran variedad de grupos subalternos –indígenas y afrodescendientes, campesinos, pobladores de los territorios urbanos populares, jóvenes, mujeres solidarias. Es la ola creada por los condenados de la tierra en defensa de sus territorios ante la avalancha del capital global neoliberal y la modernidad individualista y consumista. Se le ve en acción en tantas movilizaciones de las últimas dos décadas, en encuentros inter-epistémicos, en mingas de pensamiento, cumbres de los pueblos, y en convergencias de todo tipo donde los protagonistas centrales son los conocimientos de las comunidades y los pueblos que resisten desde las lógicas de vida de sus propios mundos. Involucra a todos aquellos que se defienden del desarrollo extractivista porque saben muy bien que “para que el desarrollo entre, tiene que salir la gente”. Son los que luchan, como sostienen los zapatistas, por un mundo donde quepan muchos mundos. Aquellos “que ya se cansaron de no ser y están abriendo el camino” (M. Rozental), de los sujetos de la digna rabia, de todas y todos los que luchan por un lugar digno para los pueblos del color de la Tierra.
A nivel teórico, el autonomismo se relaciona con una gran variedad de tendencias, desde el pensamiento decolonial y los estudios subalternos y postcoloniales hasta las epistemologías del sur y la ecología política, entre otros. Tiene un parentesco claro con nociones tales como la descolonización del saber, la justicia cognitiva y la inter-culturalidad. Pero su peso teórico–político gravita en torno a tres grandes conceptos: autonomía, comunalidad y territorialidad, sólo el primero de los cuales tiene alguna genealogía en las izquierdas, especialmente en el anarquismo. El autonomismo tiene su razón de ser en la profundización de la ocupación ontológica de los territorios y los mundos-vida de los pueblos-territorio por los extractivismos de todo tipo y por la globalización neoliberal. Esta ocupación es realizada por un mundo hecho de un mundo (capitalista, secular, liberal, moderno, patriarcal), que se arroga para si el derecho de ser ‘el Mundo’, y que rehúsa relacionarse con todos esos otros mundos que se movilizan cada vez con mayor claridad conceptual y fuerza política en defensa de sus modelos de vida diferentes. El autonomismo nos habla de sociedades en movimiento, más que de movimientos sociales (R. Zibechi, refiriéndose a la ola de insurrecciones indígeno-populares que llevaran al poder a Evo Morales), y podríamos hablar con mayor pertinencia aun de mundos en movimiento, porque aquello que emerge son verdaderos mundos relacionales, donde prima lo comunal sobre lo individual, la conexión con la Tierra sobre la separación entre humanos y no-humanos, y el buen vivir sobre la economía.
En el lenguaje de la ‘ontología política’, podemos decir que muchas luchas étnico-territoriales pueden ser vistas como luchas ontológicas – por la defensa de otros modelos de vida. Interrumpen el proyecto globalizador de crear un mundo hecho de un solo mundo. Dichas luchas son cruciales para las transiciones ecológicas y culturales hacia un mundo en el que quepan muchos mundos (el pluriverso). Constituyen la avanzada de la búsqueda de modelos alternativos de vida, economía, y sociedad. Son luchas que enfrentan ‘entramados comunitarios’ y ‘coaliciones de corporaciones transnacionales’ (Raquel Gutiérrez A.), buscando la reorganización de la sociedad sobre la base de autonomías locales y regionales; la autogestión de la economía bajo principios comunales, aun si articuladas con el mercado; y una relación con el Estado pero solamente para neutralizar en lo posible la racionalidad del estado. En resumen, son luchas que buscan organizarse como los poderes de una sociedad otra, no-liberal, no-estatal y no-capitalista.
 
La autonomía es de esta forma una práctica teórico-política de los movimientos étnico-territoriales – pensarse de adentro hacia afuera, como dicen algunas líderes afrodescendientes en Colombia, o cambiando las tradiciones tradicionalmente y cambiando la forma de cambiar, como dicen en Oaxaca. “La clave de la autonomía es que un sistema vivo encuentra su camino hacia el momento siguiente actuando adecuadamente a partir de sus propios recursos”, nos dice el biólogo Francisco Varela, definición que aplica a las comunidades. Implica la defensa de algunas prácticas así como la transformación e invención de otras. Podemos decir que en su mejor acepción la autonomía es una teoría y práctica de la inter-existencia, una herramienta de diseño para el pluriverso.
 
El objetivo de la autonomía es la realización de lo comunal, entendida como la creación de las condiciones para la autocreación continua de las comunidades (su autopoiesis) y para su acoplamiento estructural exitoso con sus entornos cada vez más globalizados. Las nociones de comunidad están reapareciendo en diversos espacios epistémico-políticos, incluyendo las movilizaciones de indígenas, afrodescendientes y campesinos, sobre todo en México, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Cuando se habla de comunidad se usa en varios sentidos: comunalidad, lo comunal, lo popular-comunal, las luchas por los comunes, comunitismo (activismo comunitario). La comunalidad (la condición de ser comunal) constituye el horizonte de inteligibilidad de las culturas de la América profunda e igualmente de luchas nuevas, aun en contextos urbanos; es una categoría central en la vida de muchos pueblos, y continua siendo su vivencia o experiencia más fundamental. Todo concepto de comunidad en este sentido se entiende de forma no esencialista, comprendiendo ‘la comunidad’ en toda su heterogeneidad e historicidad, siempre surtiéndose de la ancestralidad (el tejido relacional de la existencia comunal), pero abierta hacia el futuro en su autonomía.
Como dicen los comuneros indígenas misak del Norte del Cauca de Colombia, hay que “recuperar la tierra para recuperarlo todo … por eso tenemos que pensar con nuestra propia cabeza, hablando nuestro propio idioma estudiando nuestra historia, analizando y transmitiendo nuestras propias experiencias así como la de otros pueblos” (Cabildo Indígena de Guambia, 1980, citado en Quijano 2012: 257). O como lo expresan los nasa en su movilización, la minga social y comunitaria, "la palabra sin acción es vacía. La acción sin la palabra es ciega. La acción y palabra sin el espíritu de la comunidad son la muerte". Autonomía, comunalidad, territorio, y relacionalidad aparecen aquí íntimamente ligados, constituyendo todo un marco teórico-político original dentro de esta segunda vertiente del pensamiento crítico de Abya Yala/Afro/Latino-América.
 
El pensamiento de la Tierra
La relacionalidad – la forma relacional de ser, conocer y hacer – es el gran correlato de la autonomía y la comunalidad. Así puede verse en muchas cosmovisiones de los pueblos, tales como la filosofía africana del Muntu o concepciones de la Madre Tierra como la Pachamama, Ñuke mapu, o Mama Kiwe, entre muchas otras. También está implícita en el concepto de crisis civilizatoria, siempre y cuando se asume que la crisis actual es causada por un modelo particular de mundo (una ontología), la civilización moderna de la separación y la desconexión, donde humanos y no humanos, mente y cuerpo, individuo y comunidad, razón y emoción, etc. se ven como entidades separadas y autoconstituidas.
 
Las ontologías o mundos relacionales se fundamentan en la noción de que todo ser vivo es una expresión de la fuerza creadora de la tierra, de su auto-organización y constante emergencia. Nada existe sin que exista todo lo demás (“soy porque eres”, porque todo lo demás existe, dicta el principio del Ubuntusurafricano). En las palabras del ecólogo y teólogo norteamericano Thomas Berry, “la Tierra es una comunión de sujetos, no una colección de objetos. El Mandato de la Tierra del que hablan muchos activistas nos conmina por consecuencia a ‘vivir de tal forma que todos puedan vivir’. Este mandato es atendido con mayor facilidad por los pueblos-territorio: “Somos la continuidad de la tierra, miremos desde el corazón de la tierra” (Marcus Yule, gobernador nasa). No en vano es la relación con la Tierra central a las luchas indígenas, afro, y campesinas en el contexto actual.
 
Desde esta perspectiva, el gran desafío para la izquierda y al autonomismo es aprender a sentipensar con la Tierra. Escuchar profundamente tanto el grito de los pobres como el grito de la Tierra (L. Boff, Laudato Si). Es refrescante pensar que de las tres vertientes mencionadas la más antigua es esta tercera. Viene desde siempre, desde que los pueblos aprendieron que eran Tierra y relación, expresiones de la fuerza creadora del universo, que todo ser es ser-Tierra. Podemos decir, sin caer en anacronismo alguno, que las ‘cosmogonías’ de muchas culturas del mundo son el pensamiento primigenio de la Tierra. Es el pensamiento cosmocéntrico de los tejidos y entramados que conforman la vida, aquel que sabe, porque siente, que todo en el universo está vivo, que la conciencia no es prerrogativa de los humanos sino una propiedad distribuida en todo el espectro de la vida. Es el pensamiento de aquellos que defienden la montaña contra la minería porque ella es un ser vivo (M. de la Cadena), o los páramos y nacimientos de agua porque son el origen de la vida, con frecuencia lugares sagrados donde lo humano, lo natural, y lo espiritual se funden en un complejo entramado vital.
 
El pensamiento de la tierra subyace las concepciones de territorio. “Tierra puede tener cualquiera, pero territorio es otra cosa”, dicen algunos mayores afrodescendientes en el Pacífico colombiano, gran territorio negro. El territorio es el espacio para la enacción de mundos relacionales. El territorio es el lugar de aquellos que cuidan la tierra, como lucidamente lo expresaran las mujeres de la pequeña comunidad negra de La Toma en el Norte del Cauca, movilizadas contra la minería ilegal de oro: “A las mujeres que cuidan de sus territorios. A las cuidadoras y los cuidadores de la Vida Digna, Sencilla y Solidaria. Todo esto que hemos vivido ha sido por el amor que hemos conocido en nuestros territorios. Nuestra tierra es nuestro lugar para soñar con dignidad nuestro futuro. Tal vez por eso nos persiguen, porque queremos una vida de autonomía y no de dependencia, una vida donde no nos toque mendigar, ni ser víctimas” (Carta abierta de Francia Márquez, líder de La Toma, abril 24 del 2015). Marchando y defendiendo sus derechos, las mujeres de La Toma afirman que “el territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende”.
También encontramos el pensamiento de la Tierra en la cosmoacción de muchos pueblos indignas. El Plan de Vida del pueblo misak, por ejemplo, se explica como una propuesta de “construcción y reconstrucción de un espacio vital para nacer, crecer, permanecer y fluir. El plan es una narrativa de vida y sobrevivencia, es la construcción de un camino que facilita el tránsito por la vida, y no la simple construcción de un esquema metodológico de planeación” (en: Quijano 2012: 263). Por esto, muchos pueblos describen su lucha política como ‘la liberación de la Madre Tierra”. La pregunta clave para estos movimiento es: ¿cómo mantener las condiciones para la existencia y la re-existencia frente al embate desarrollista, extractivista y modernizador? Esta pregunta y el concepto de liberación de la Madre Tierra, son potentes conceptos para toda práctica política en el presente: para la izquierda y los procesos autonómicos tanto como para las luchas ambientales y por otros modelos de vida. Vinculan justicia ambiental, justicia cognitiva, autonomía, y la defensa de mundos (J. Martínez-Alier, V. Toledo).
 
Para nosotros, los urbano-modernos, que vivimos en los espacios más marcados por el modelo liberal de vida (la ontología del individuo, la propiedad privada, la racionalidad instrumental y el mercado), la relacionalidad constituye un gran desafío, dado que se requiere un profundo trabajo interior personal y colectivo para desaprender la civilización de la desconexión, del economismo, la ciencia y el individuo. Quizás implica abandonar la idea individual que tenemos de práctica política radical. ¿Cómo tomamos en serio la inspiración de la relacionalidad? ¿Cómo re-aprendemos a inter-existir con todos los humanos y no-humanos? ¿Debemos recuperar cierta intimidad con la Tierra para re-aprender el arte de sentipensar con ella? ¿Como hacerlo en contextos urbanos y descomunalizados?
 
¿Salir de la modernidad?
 
El desclasamiento epistémico de la izquierda implica atreverse a cuestionar el desarrollo y la modernidad. Solo de esta forma podrá el pensamiento de izquierda participar en pensar y construir las transiciones civilizatorias que se adumbran desde el pensamiento autonómico y de la Tierra. Como es bien sabido, el progresismo de las últimas dos décadas ha sido profundamente modernizador, y su modelo económico está basado en el núcleo duro de premisas de la modernidad, incluyendo el crecimiento económico y el extractivismo.
Tanto en el Norte Global como en el Sur Global, el pensamiento de las transiciones tiene muy claro que las transiciones deben ir más allá del modelo de vida que se ha impuesto en casi todos los rincones del mundo con cierta visión dominante de la modernidad. Salir de la modernidad solo se logrará caminando apoyados en las tres vertientes mencionadas. Sanar la vida humana y la Tierra requieren de una verdadera transición “del período cuando los humanos eran una fuerza destructiva sobre el planeta Tierra, al período cuando los humanos establecen una nueva presencia en el planeta de forma mutuamente enriquecedora” (T. Berry). Significa caminar decididamente hacia una nueva era, que algunos denominan como ‘Ecozoica’ (la casa de la vida; T. Berry/L. Boff). El cambio climático es solamente una de las manifestaciones más patentes de la devastación sistemática de la vida por la modernidad capitalista.
 
La liberación de la madre Tierra, concebida desde el cosmocentrismo y la cosmoacción de muchos pueblos-territorio, nos invitan a ‘disoñar’ el diseño de mundos. Este acto de disoñacion y de diseño tiene como objetivo reconstituir el tejido de la vida, de los territorios, y de las economías comunalizadas. Como lo dice un joven misak, se trata de convertir el dolor de la opresión de siglos en espereza y está en la base de la autonomía. Para los activistas afrocolombianos del Pacífico, tan impactado por las locomotoras desarrollistas, esta región es un Territorio de Vida, Alegría, Esperanza, y Libertad. Hay un sabio principio para la práctica política de todas las izquierdas en la noción de tejer la vida en libertad.
 
Las tres vertientes presentadas no constituyen un modelo aditivo sino de múltiples articulaciones. No son paradigmas que se reemplazan nítidamente unos a otros. Queda claro, sin embargo, la necesidad de que la izquierda y el autonomismo (y el humano) devengan Tierra. El humano ‘post-humano’ – aquel ‘humano’ que emerja del final del antropocentrismo – habrá de aprender de nuevo a existir como ser vivo en comunidades de humanos y no-humanos, en el único mundo que verdaderamente compartimos que es el planeta. La re-comunalización de la vida y la re-localización de las economías y la producción de los alimentos en la medida de lo posible – principios claves de los activismos y diseños para la transición – se convierten en principios apropiados para la práctica teórico-política del presente. En esto yace la esperanza; al fin y al cabo, “la esperanza no es la certeza de que algo pasará, sino de que algo tiene sentido, pase lo que pase” (G. Esteva).
 
Aquellos que aun insistan en la vía del desarrollo y la modernidad son suicidas, o al menos ecocidas, y sin duda históricamente anacrónicos. Por el contrario, no son románticos ni ‘infantiles’ aquellos que defienden el lugar, el territorio, y la Tierra; constituyen la avanzada el pensamiento pues están en sintonía con la Tierra y entienden la problemática central de nuestra coyuntura histórica, las transiciones hacia otros modelos de vida, hacia un pluriverso de mundos. No podemos imaginar y construir el postcapitalismo (y el postconflicto) con las categorías y experiencias que crearon el conflicto (particularmente el desarrollo y el crecimiento económico). Saltar al Buen Vivir sin completar la fase de industrialización y modernización es menos romántico que completarla, ya sea por la vía de la izquierda o de la derecha. No podemos construir lo nuestro con lo mismo … lo posible ya se hizo, ahora vamos por lo imposible (Activistas indígenas, campesinos y Afrodescendientes, Tramas y Mingas por el Buen Vivir, Popayán, 2014).
 
Podremos atrevernos a afirmar que Abya Yala/Afro/Latino-América hoy presenta al mundo, en la complejidad de su pensamiento crítico en las tres vertientes tan esquemáticamente resumidas, un modelo diferente de pensar, de mundo, y de vida. En esto – y a pesar de todas las tensiones y contradicciones entre las vertientes y al interior de cada una de ellas – radicaría ‘la diferencia latinoamericana’ para la primera mitad del Siglo XXI. Algo que si podemos decir con certeza, con la gran Mercedes Sosa, es que pueblos, colectivos, movimientos, artistas e intelectuales caminan la palabra ‘por la cintura cósmica del sur’ en ‘la región más vegetal del tiempo y de la luz’ que es el hermoso continente que habitamos. Gracias a la vida, que nos ha dado tanto…
 
 
 En segundo lugar, es hora de posicionarnos junto a las organizaciones real y efectivamente representativas de los pueblos y comunidades en vez de apoyar a los gobiernos progresistas. Constatemos porqué:
 
 
CONAIE frente a la llegada del presidente Chino a Ecuador
19 de noviembre de 2016
Por CONAIE


Boletín de Prensa

D.M. Quito, 18 de noviembre de 2016

La presencia del presidente de China Xi Jinping en el Ecuador es un síntoma de cómo se profundiza la dependencia del Ecuador, como proveedor de materias primas y bienes primarios para el principal productor industrial del planeta en esta nueva etapa de colonización con el imperio chino.

La “alianza estratégica” que el gobierno de Rafael Correa festeja expresando “eterna gratitud” al mandatario chino es presentada aisladamente como un mecanismo para concretar líneas de financiamiento para proyectos como la Refinería del Pacífico y dar nuevo impulso a ámbitos tradicionales de cooperación; sin embargo, la evidencia de los resultados de esta alianza estratégica en la década de la revolución ciudadana, es un alza en el endeudamiento externo atada a la venta de recursos naturales, que no ha resultado en un cambio de la matriz productiva, sino en una insoslayable avanzada del Estado sobre los territorios para la expansión extractivista –donde evidentemente nos encontramos en franca contradicción-.
Lo que está en debate es si la estrategia de desarrollo que promueve el gobierno a partir de la Alianza con China conduce de algún modo al Buen Vivir (o al socialismo), o es una necesidad para sostener una forma de neo desarrollismo que finalmente beneficia a los grupos capitalistas y a la profundización de un tipo de economía que ahonda la explotación cada vez más intensa de los trabajadores y de la naturaleza.

En el seno de esta discusión está la vida de los pueblos indígenas, los derechos sociales y laborales, y la subsistencia de la diversidad como base a una economía no capitalista entre muchas otras dimensiones que determinan nuestro futuro. La ceguera del presidente por el desarrollo no le permite dimensionar las consecuencias de hipotecar nuestros territorios a la China. Por ello rechazamos la visita de Xi Jinping al país, peor sobre todo, rechazamos lo que ésta implica.

Como pueblos indígenas nos mantendremos firmes en defensa de nuestros territorios, de los derechos de nuestra gente, de un Estado Plurinacional y del Sumak Kawsay.

Por el Consejo de Gobierno Jorge Herrera PRESIDENTE CONAIE
 
 
En tercer lugar, es hora de enfocar la Patria Grande desde los pueblos y a la izquierda para no caer en la contradicción que la Minustah desde 2004 esté integrada por militares y policías enviadas por todos los gobiernos progresistas a excepción de Venezuela e incluso Brasil la dirija y aplique esa ocupación-represión también en las favelas de su país.


Haití: Los daños causados por el huracán Mathew 

son naturales y sistémicos
20 de noviembre de 2016

Los daños ocasionados por el huracán Mathew no son sólo naturales. Es cierto que Haití se halla ubicado sobre fallas tectónicas y en una zona ciclónica que con mayor o menor violencia precipita anualmente miles de metros cúbicos de lluvias torrenciales y azota con vientos de rara crueldad como los del 3 y 4 de octubre último. Frente a esta potencia de la naturaleza nadie, ni los científicos más evolucionados, es capaz hasta hoy y tal vez nunca de impedir desplegar sus fuerzas a la naturaleza.

Por Marc Arthur Fils-Aimé* Alter presse}

Los científicos han declarado que los sismos y los ciclones forman parte, por lejos, de las necesidades intrínsecas de la naturaleza para regenerarse y equilibrarse. Por lo tanto no es posible que la naturaleza se adapte a los caprichos de los seres humanos. Lo contrario debería ser la regla. Desgraciadamente, en nombre de la modernidad y de la civilización, la avidez de las clases dominantes ha aprovechado en todo el mundo los conocimientos científicos para explotarlos en provecho propio y paralelamente en detrimento de la buena salud de la Madre Tierra, como la llamaban los primeros habitantes de nuestro continente. Naomi Klein escribió: “Las raíces de la crisis climáticas se hallan en el fondo de los mitos fundadores de la civilización occidental, surgido de la Ilustración, según los cuales la humanidad tiene vocación de dominar una naturaleza considerada ilimitada y absolutamente modificable. Esto no sólo se debe atribuir a la derecha política o a los EE.UU., se trata de un gran relato que trasciende las fronteras y los desacuerdos ideológicos (1).
Algunas clases sociales, en una inicua comprensión sociopolítica y económica en la que la acumulación del capital no tiene límites, han contribuido ampliamente a este desorden atmosférico. Tal es la razón por la que decimos que los daños ocasionados por el paso del Mathew en Haití no se deben sólo a causas de origen natural. La población se halla atrapada entre ese modelo sistémico dominante en el planeta y la visión átona de nuestros dirigentes dentro de ese mismo modelo. Es inútil insistir sobre el aspecto coyuntural de este suceso, puesto que conocemos bien la cantidad de perjuicios que directa o indirectamente sufre una gran parte, absolutamente devastada, del país. Sobre la crisis estructural se ha engarzado una crisis coyuntural que con su triple dimensión social, económica y política ha empeorado la situación de las masas populares. Es precisamente ese aspecto estructural el que se ha ligado dialécticamente al aspecto coyuntural y por lo tanto sobre el que nos interesa específicamente reflexionar.
No intentamos sin embargo negar la absoluta responsabilidad, sin excepción, de los diferentes gobiernos que han pasado por Haití desde 1804 hasta la actualidad. Por el contrario queremos mostrar de qué modo han contribuido a todas estas desgracias.
El capitalismo y su enorme responsabilidad en el desequilibrio del medioambiente y de sus subsistemas ecológicos
Reconozcamos en primer término que el sistema capitalista se ha vuelto aún más inhumano, en su fase neoliberal ha desequilibrado el medioambiente y todos sus subsistemas ecológicos. Todos los dirigentes de aquí y de todas partes han reconocido los daños al cambio climático. La Vigésima Primera Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre los Cambios climáticos (COP 21), que se celebró en París entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2015, lo prueba... No fue la primera ni será sin duda la última. Los resultados de esas reuniones nos han convencido de que muy pocos de esos dirigentes se han mostrado dispuestos a salvar lo que aún es posible. No están ni política ni ideológicamente convencidos de restringir al menos el poder de las multinacionales y de otras fuerzas no tan poderosas culpables hoy día de esos desórdenes que hipotecan el porvenir del planeta.
Paradójicamente esos dirigentes en lugar de estar al servicio de sus países han aceptado el lugar de metrónomos dispuestos a mejor someterse a las megapotencias financieras y económicas... Los meteorólogos han reconocido que este año 2016 es el más cálido que han registrado desde que han asumido esa tarea. También los ha sorprendido la manera en que el huracán Mathew acrecentó su fuerza pasando rápidamente del valor 1 al valor 5.
¿Cuál es el papel de la estructura social haitiana en esta catástrofe?
Estos terribles golpes que acaba de sufrir el país que tiene la maligna costumbre de padecer desde su emergencia insular, tiene un vínculo directo con la estructura social haitiana. Sin duda es una consecuencia del modo de producción burguesa-feudal bajo la férula de la oligarquía vinculada a las potencias imperialistas. EE.UU. no oculta su intromisión en todas las instancias estatales desde su primer desembarco en 1915. Desde 1804, fecha de nuestro nacimiento como Estado-nación, los diferentes gobiernos que se sucedieron al frente del Estado expulsaron a las masas populares hacia las laderas de las montañas o hacia las tierras más áridas. Las que permanecieron en los medios urbanos se vieron obligadas a juntarse en chabolas o villas miseria construidas en su mayor parte en zonas pantanosas o en el fondo de los barrancos. Es por eso que los hábitats en los que residen se hunden al primer amago de lluvia y de viento.
La clase política tradicional consideró siempre que las clases trabajadoras son una reserva de mano de obra barata –y se enorgullecen de su aporte a la ganancia de los tiburones propios y de afuera– y constituyen una reserva electoral para mantenerse a perpetuidad. Tal es la razón por la cual la desolación que afecta a una considerable cantidad de nuestros compatriotas luego del paso del huracán Mathew no ha afectado a la conciencia de esa clase. Reclama a voces la celebración de elecciones con el propósito de resolver los problemas que enfrenta el país: problemas que son de orden estructural más que coyuntural. Esto se debe a que su conciencia, o su subconsciente, se nutren de la idea de que el éxito depende más del imperialismo estadounidense que del propio pueblo. El nombramiento de René Preval en 1996, el de Martelly en 2010-11 y todos los posteriores a la ocupación yanqui de 1915, a excepción del anciano presidente Aristide en diciembre de 1990, se mantienen aún vivos en el recuerdo de los políticos tradicionales dispuestos a sucumbir a la misma tentación y ofrecer el país al mejor postor. De acuerdo con la antedicha comunidad internacional, nunca han concedido a las mayorías populares, dentro de esta perspectiva, más que un papel destinado a legitimar su democracia.
Por lo tanto los indescriptibles daños causados por el Mathews están directamente relacionados con la arquitectura de la sociedad haitiana. Juzgamos equivocada la evaluación de las pérdidas estimadas por el ministro de Economía y Finanzas, Yves Roman Bastien, de alrededor de 2.000 millones de dólares. Hemos observado una tendencia casi generalizada a comparar la cantidad de viviendas destruidas por el terremoto del 12 de enero de 2010 con el desastre de este comienzo de octubre. ¿Se podría, con la ayuda de un método de cálculo económico, establecer montos del derrumbamiento del entorno, del hundimiento ecológico de por lo menos tres departamentos uno de los cuales el Gran Anse, era uno de los más boscosos del país? Veamos lo que Jacques Stephen Alexis expresó, Los árboles Músicos, el poder del árbol en la creencia popular: “Cuando salieron empapados, seguidos por una multitud de campesinos y de gente del pueblo, vieron avanzar a toda velocidad a Joseph Boudin, el jefe de la región. Con sus ropas desgarradas, sin sombrero, sin aliento, Joseph parecía preso de la locura. Sus ojos despavoridos y todas sus actitudes mostraban que no era simplemente un poseído. Cuando estuvo próximo al gomero ubicado en el centro del patio cuyas raíces se extendían por el suelo hacia todas partes, el hombre se echó atierra y se puso a barrer con su frente el suelo pedregoso del patio. Apoyó con todas sus fuerzas el occipucio en una de las largas raíces. Las venas de su cuello se inflaban, respiraba con un ruido estentóreo, exhibiendo una fuerza demencial, levantando lentamente la raíz…Bois d’Orme se aproximó. Habían corrido a llamarle para que viniera a auxiliar a quién los dioses habían impuesto este terrible castigo” (2).
Las clases explotadoras debido a su condición clasista, bajo la tramposa apariencia de estar al servicio de todos los hijos e hijas de la nación, han construido un país en el que las clases explotadas se hallan obligadas a realizar tareas que a mediano plazo van contra sus intereses, La industria del carbón de leña es uno de esos emblemáticos ejemplos que ha mantenido indiferentes a las clases dirigentes a despecho de la existencia de soluciones alternativas. Nuestros bosques se reducen a un ritmo letal sin generarles la menor inquietud... A menudo son las mismas esferas estatales las que participan directamente de esa extinción firmando contratos leoninos con firmas extranjeras. El acuerdo firmado en 1941 entre el presidente Lescot y la SHADA (Sociedad Haitiana-americana de Desarrollo Agrícola) constituye un convincente ejemplo. Myrtha Gilber nos ha proporcionado una excelente investigación sobre este tema. Ha escrito: “El diario Le Nouvelliste (31 de enero de 1942) publica este mes de enero, otra de las principales actividades de la SHADA que llamaremos la deforestación activa o más bien la masacre de nuestros bosques que los contratos haitianos llaman eufemísticamente “la explotación científica de nuestros bosques”.
Y Thomas Fennel informa: “Entre las numerosas actividades de la Sociedad Haitiana–americana de Desarrollo Agrícola se debe mencionar la división forestal establecida en Morne des Commissaires… La compañía ya tiene bajo su control 10.000 acres. El aserradero enviado a la compañía por el Servicio Técnico de Agricultura de acuerdo con los términos contractuales con el Gobierno haitiano, funciona de pleno. Más de 60.000 pies de tablas recientemente manufacturadas ya han sido comercializadas localmente… Las máquinas para la instalación de un nuevo aserradero ya se han recibido y comenzarán a funcionar muy pronto” (3).
Gilbert reconoce más adelante: “Aunque amputada de su principal proyecto la SHADA ha continuado su actividad en las plantaciones de pita y continúa la explotación científica del Bosque de Pinos de la que extraerá más de tres millones de tablas de pino superior a la de 1944 cuya mayor parte fue exportada. Por otra parte la SHADA continuará con el Bosque de Pinos hasta 1950” (4). Francois Duvalier, aquel avaricioso insaciable de poder ordenó la deforestación de zonas que deberían haberse declarado de utilidad pública para desalentar la lucha armada contra él. En el transcurso de los años 60 todavía se veía anclar en la rada de Puerto Príncipe barcos que la población llamaba “vapé” que venían a embarcar toneladas de madera de Campeche con destino a EE.UU. Thomas Sankara estaba en lo cierto cuando declaró públicamente “la lucha contra la desertificación es un combate antiimperialista”.
Siempre con esa perspectiva de considerar al país una vaca lechera, ningún gobierno ni de anteayer, ni de ayer ni actual se ha esforzado en presentar un plan que incluya módulos de ejecución concretos destinado a reparar los daños ocasionados al medioambiente en el Parque Maca, en el Bosque de Pinos y en cualquier otro sitio ecológico en vías de desaparición. ¿Cuál ha sido la propuesta de los ministerios involucrados frente a los árboles destrozados por el Mathew?
Junto a la preocupación por evitar las muertes en serie por inanición y deshidratación ayudando con aportes de primera necesidad a la población descapitalizada, ¿por qué el Gobierno ha silenciado todos los problemas estructurales, a menos que quiera mantener una importante parte del territorio bajo perfusión por razones comprensibles pero inconfesables? ¡Que antiguos ministros que dirigieron diversas ramas de la administración pública denuncien las incoherencias del Estado con cualquier ejemplo! ¿Qué han hecho mientras desempeñaron sus funciones para corregir lo que hubiera sido posible corregir? No han dejado de denunciar su propio balance de la catástrofe, de criticar al Estado y a todos los gobiernos reclamando propuestas de recambio.
El Estado haitiano y los diferentes gobiernos antipopulares
El primer Gobierno del que partió el primer soplo de independencia y de libertad en favor de los esclavos fue el de Toussaint Louverture en su constitución de 1801. No nos vamos a detener en la epidermis de los personajes que concibieron este acto. No queremos seguir el mismo camino que algunos historiadores que han insistido más en el color de la piel que en su pertenencia de clase. Lo importante era el proyecto subyacente, es decir, las medidas antipopulares que ahogaban a los nuevos libertos de la esclavitud y que los sometían a los grandes propietarios terratenientes. Jean Price Mars nos lo dice así: “La respuesta a este asunto es la eterna vergüenza y la eterna desigualdad que heredamos de nuestros padres y cuyo estigma indeleble aún llevamos con una indiferencia que tiene tanto que ver con la inconsciencia como con la cobardía. Aunque inmediatamente después de la victoria armada proclamamos con énfasis que la esclavitud estaba abolida para siempre abolida en Haití y sin embargo fue Toussaint Louverture, nuestro inmortal hombre de Estado que había comandado tácita o efectivamente a la colonia durante y después de la sangrienta lucha, inauguró una política de conciliación con los antiguos amos cuya finalidad no era otra que la reconstrucción disfrazada del sistema que acababa de abolirse gracias a la devoción incansable de la dócil multitud”(5).
Así pues se perdió una primera oportunidad de realizar una distribución igualitaria de tierras a los campesinos, ya que Toussaint Louverture disponía de un gran control sobre los aparatos del Estado colonial. Con los campesinos armados habría podido destruir para siempre el modelo colonial inhumano y todas sus secuelas. Los intereses de la clase propietaria prevalecieron sobre los intereses de los nuevos libertos. Fred Doura ha hecho la siguiente reflexión. “Por otra parte Toussaint Louverture poseía también cinco grandes empresas cafeteras, cinco hatos y varias casas en la región de Artibonite. Toussaint convirtió al general Dessalines, según Pamphilio De Lacroix (citado por Paul Moral: 22) en granjero, es decir propietario de treinta y dos azucareras que le rendían un promedio de 100.000 francos anuales de renta cada una. Fue así como se formó, según Paul Moral, una nueva aristocracia terrateniente de generales–granjeros, beneficiarios del militarismo agrario o más bien un acaparamiento sistemático de tierras dirigiendo las explotaciones según el modelo de porciones. Esta no reforma agraria o más bien este acaparamiento sistemático de tierras por la satrapía de los generales y de los oficiales superiores y los admitidos excluía así de la propiedad a una gran cantidad de nuevos libres que debía asegurarles la indispensable base económica de su libertad. Es lo que condicionaría a través del tiempo el desastre socioeconómico que aún sufre el país dos siglos después” (6).
Las leyes agrarias de Dessalines de 1805, las de Petion y las de Christophe posteriores unos años después del asesinato del emperador Dessalines, procedían de la misma inspiración. Las muchas leyes agrarias decretadas por los gobiernos haitianos no respondían a las necesidades de los campesinos. Entendemos por campesinos a quienes tienen a la agricultura como actividad básica, aunque esté asociada a algunas actividades artesanales como la fabricación de sombreros de paja, esteras y otras actividades conectadas que les permiten ocuparse en las estaciones en que no se cosecha. El campesino es también aquel que en el período entre cosechas en su microclima va a vender su capacidad laboral a otros cultivadores en otras regiones para regresar luego a sembrar su parcela. Se ha convertido en proletariado agrícola y pescador. A veces cruza la frontera haitiana-dominicana con el mismo estatuto de clase y el mismo objetivo.
Esas pretendidas leyes agrarias son apenas comprimidos de aspirina destinados a calmar coyunturalmente las aspiraciones campesinas a la propiedad de la tierra. El bluf del primer mandato del presidente Preval en 1996 fue paradojalmente la última tentativa de engaño sobre la parcelación campesina encuadrada en una superficie bien delimitada del valle de Artibonite.
El Estado y el gobierno haitianos se han caracterizado a través de la historia por su indiferencia hacia el destino de las masas populares y del Estado-nación.
Tanto el Estado haitiano como sus diferentes gobiernos no han tomado, durante el transcurso de dos siglos, medidas drásticas destinadas a proteger el medioambiente y los numerosos microsistemas que han otorgado su especificidad al país. Los alcaldes de las ciudades solo se preocupan del cobro de impuestos relacionados con la construcción de viviendas y del impuesto municipal, rechazando absolutamente todas las obligaciones de la legislación haitiana. Esto explica el hábitat jerarquizado que se ha desarrollado en la aglomeración de Puerto Príncipe y que se reproduce en las ciudades y en los pueblos de las provincias, hasta en los que en otro tiempo gozaban de reputación por su limpieza y sus agradables paisajes.
El sismo de 2010 no cambió en nada las formas de funcionamiento del Estado haitiano y de la sociedad en general a pesar de los 300.000 muertos y todos los daños vinculados. Algunos creyeron que esa catástrofe cambiaría la mentalidad de nuestra ciudadanía y erigiría otro modelo de poder y de dirigentes políticos. Contrariamente a lo esperado todo cambio de mentalidad o toda toma de conciencia del ser social que tiene sus propias exigencias no podría proceder de un gesto místico e individual. Fred Doura, desde una visión materialista dialéctica ha escrito: “La historia de toda sociedad humana ha demostrado que cuando se modifica el ser social también se modifica la conciencia. Cuando el fundamento material de la sociedad o el ser humano se modifica o se mejora aparecen las nuevas ideas, compiten hasta destruirlas y terminan por desaparecer” (7). Naomi Klein en otra oportunidad opinó en el mismo sentido: “El problema va mucho más allá de la falta de recursos institucionales: se ubica en cada uno de nosotros. El capitalismo contemporáneo no sólo ha favorecido los comportamientos que agravan la crisis climática: ha transformado también al individuo haciéndolo acelerar, desarraigándolo y desmaterializándolo a imagen del sector financiero, en el que cada uno se encuentra en todas partes y en ninguna a la vez. Se reconocen allí las preocupaciones de nuestro tiempo (¿Cuáles son los efectos de Twitter sobre mi concentración? ¿En que se han convertido las relaciones humanas con todas esas pantallas?) Las que además influyen ampliamente sobre nuestro modo de reaccionar frente a la crisis climática” (8).
Se necesita hacer permanentemente referencia a nuestro sistema político para poder captar la realidad con sus diferentes parámetros. Digamos nuevamente con Fred Douras que: “la conciencia del haitiano se ha formado bajo la influencia de sus condiciones de vida, en el marco de sus relaciones con el medioambiente. Ahora bien, es de la conciencia social de donde extrae su saber, su cultura, sus convicciones, etc. Que interiorice las tradiciones, las normas morales dominantes en la sociedad o en un medio social más restringido: que adquiera así sus ideas, sus costumbres, sus gustos que identifican profundamente su comportamiento… El individuo es el producto de las condiciones sociales de su propia época” (9).
El medio rural se halla afortunadamente libre de esa clase de predación que ejercen las alcaldías y de toda clase de colectividades territoriales aunque paga las consecuencias de la incompetencia y de la mala fe de las autoridades en el mediano y en el largo plazo. De todas maneras la sangría se halla omnipresente y sólo le deja los huesos y la piel. El Estado devastador y corrupto lo espera en la ciudad y le tiende toda clase de trampas para sustraerle los magros frutos de su trabajo. Entre los principales verdugos del campesinado haitiano puede identificarse al oficial de estado civil. Requiere de los padres del recién nacido una cantidad inaudita para reconocer su nacimiento y otorgarle su certificado de nacimiento y por lo tanto su ciudadanía. Últimamente se han puesto en evidencia miles de falsas actas de nacimiento registradas con el mismo número. Es por lo tanto comprensible lo difícil que es identificar a las personas que mueren o desaparecen en circunstancias particulares, porque la mayor parte son personas anónimas: no existen ni para el propio Estado. Casi todas forman parte del campesinado, de los sin tierra o de los medios más paupérrimos de los pueblos y de las ciudades. A las autoridades locales les ha resultado más cómodo contabilizar la cantidad de animales y aves aniquiladas por la furia del ciclón que las personas muertas y desaparecidas... Las autoridades locales son capaces de identificar los edificios dañados pero incapaces de ubicar la localización de las casitas derruidas por el huracán. Franz Duval, un editorialista del diario Le Nouvelliste nos regaló un jugoso panfleto cuando escribió: “Nuestros expertos del Ministerio de Agricultura han podido determinar en seis departamentos (Sud, Grand ’Anse, Nippes, Sud- Est, Ouest et Nord-Ouest) a menos de una semana del desastre y al detalle la cantidad de animales caprinos muertos… A este logro de tan alta precisión merece que se le otorgue al menos el Premio Nobel y la medalla Fields. La catástrofe es verdadera. Los emprendedores y sobre todo los habitantes de varios departamentos han perdido sus ahorros con el ganado. El ministerio de Agricultura, Recursos Naturales y Desarrollo Rural, los prestamistas que los acompañan, los agrónomos y los veterinarios del país no puede servirnos esta especie de ensalada sobre los daños causados por el Mathew” (10). Esta indiferencia se halla vinculada al carácter clasista del poder. Ha sido la indiferencia la que ha conducido a las autoridades a invitar a las masas perjudicadas a habitar provisorios alojamientos sin el menor respeto por su dignidad.
El Estado haitiano se ha caracterizado por su desprecio a las clases populares. Efectivamente sólo controla un 10% del sistema de educación pública, el 90% es privado. El sistema de salud pública sólo cuenta con hospitales y centros de salud repugnantes. Quienes asisten a ellos lo hacen por obligación y no por placer.
No es por lo tanto por azar que la gente se refugie en escuelas o en iglesias que no han sido construidas con ese fin, sino que además lo han hecho fuera de toda norma. La poca ayuda recibida luego de muchas vueltas y desvíos, llegada a los lugares con mayores urgencias no es adecuada para ningún tipo de cambios. La corrupción reina en todas partes. Los representantes del ejecutivo, del legislativo, de las autoridades territoriales, de los candidatos a diversos cargos electivos, han hecho primar sus intereses personales en lugar de los de miles de siniestrados que enfrentan las más urgentes necesidades. El hambre, la sed, sin omitir el recrudecimiento del cólera importado por las tropas de la MINUSTAH, se están haciendo sentir.
No es por casualidad que la gente, ante la ausencia del Estado en su espacio social, haya vuelto a reconstruir su casa en el mismo lugar y del mismo modo que la tenía antes del seísmo de enero de 2010 y del Mathews en el último octubre. Debemos destacar que no se debe confundir, siguiendo falsas propagandas, la ausencia de Estado con lo que algunos se complacen en calificar como Estado débil... Un Estado débil ¿pudo luego de 200 años no haber faltado nunca a su deber político siguiendo con fuerza y determinación su trayectoria antipopular en provecho de la oligarquía y de los imperialistas? ¿No tuvo acaso la costumbre de exhibir su fuerza y su verdadero carácter al reprimir a las masas populares cuando reivindicaban pacifica o violentamente sus derechos a una vida mejor? Nicos Poulantzas, lo explica:”El Estado capitalista con la hegemónica dirección clasista directamente no representa los intereses de las clases dominantes, sino sus intereses políticos: constituye el centro del poder político de las clases dominantes y conforma el factor organizador de su lucha política”. (11). La diferencia entre la falta de víctimas en Cuba y los más de 20 muertos en los EE.UU. muestra la evidencia de que no es el dinero lo que determina estas situaciones. La clarividencia política en la que el ser humano vale más que cualquier otra cosa material acaba de ponerse de manifiesto en nuestra vecina isla revolucionaria.
En definitiva, pese al aspecto estructural con su doble carácter natural y sistémico que requiere transformaciones profundas para las reivindicaciones populares que se conviertan en prioritarias para el Estado, de modo que el presidente Jocelerme Privert y su primer ministro Enex Jean-Charles no tienen las manos atadas porque un gobierno provisorio, no significa que deba producirse un paréntesis en la gestión de la cosa pública. Este apelativo de gobierno provisorio no interrumpe la continuidad de este Estado burgués ni promueve otro tipo de Estado en su lugar. Sólo una revolución puede quebrar la estructura de una forma dominante de producción y edificar sobre el cadáver del viejo Estado uno más progresista con la participación activa de las masas populares. La revolución de 1804 a pesar de todas sus debilidades, la mayor parte heredadas de la época colonial, es la única que el país ha experimentado hasta nuestros días. Esto quiere decir que el equipo Priver/Jean Charles dispone de todas las palancas de la administración pública para tomar las medidas que se necesitan para aliviar los sufrimientos de esta siniestrada población.
¿Cómo puede este Gobierno, aunque sea efímero, implicarse en la reconstrucción de las viviendas de las víctimas del sistema y en su recapitalización en semillas, en ganado? ¿Qué hacer para proporcionarles las necesarias atenciones psicosociales para liberarles de sus traumas? El Estado y su Gobierno tienen la obligación de remediarlos. Una de las medidas es la de enfrentarse al neoliberalismo realizando un serio control del mercado y la recuperación soberana de las riendas del Estado. Deben darse cuenta sobre todo de que es un momento ideal para que las potencias financieras y económicas locales e internacionales se apropien de los recursos naturales que codician. Decimos con Naomi Klein: “Los partidarios de la doctrina del shock creen firmemente que sólo una fractura social –una inundación, una guerra, un atentado terrorista– pueden generar la clase de vastas páginas en blanco con las que sueñan. Es durante los momentos de gran maleabilidad –lo que psicológicamente llamamos sin ataduras y físicamente desplazados– cuando los artistas de la realidad se remangan y emprenden la tarea de rehacer el mundo” (12).
Notas:
(1) Naomi Klein: Esto lo cambia todo. El capitalismo contra el clima.
(2) Jacques Stephen Alexis: Les arbres musiciens. P 324-325, Gallimard.
(3) Myrtha Gilbert: SAHADA. P 70.Chronique d’une extravagante escroquerie.
(4) Myrtha Gilbert: ibid. P 170
(5) Price Mars: La vocation de l’élite. P.62 Les éditions Fardin 2002.
(6) Fred Doura: ibid P.74-75.
(7) Fred Doura: Mythes, paradoxes et réalités de la pigmentation au cours de l’histoire. P318. Les Éditions DAMI.
(8) Naomi Klein: ibid.
(9) Fred Doura: Mythes, paradoxes et réalités de la pigmentation au cours de l’histoire. P94 et 95. Les Éditions DAMI.
(10) Frantz Duval Le Nouvelliste Nº. 39818. 12 de octubre de 2016.
(11) Nicos Poulantzas: Pouvoir politique et classes sociales. Tome II. Petite collection Maspéro.P9.
(12) Naomi Klein: La doctrina del shock.
* Marc-Arthur Fils- Aimé es d irector del Instituto Cultural Karl Lévèque
* Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article13203

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

  

Los asesinatos de Roberto López y Cristian Ferreyra nos interpelan a percibir qué Estado constituyó la casta política en sociedad de negocios con los poderes locales e imperialistas.

Es generalizar la discusión sobre que la participación electoral

sólo legitima la continuidad, profundización e impunidad 

de ese contubernioy urge la confrontación con él 

mediante multiplicación y unión de democracias directas.

Analicemos, desde Colombia bajo terrorismo de estado, en qué consiste:

La participación como ejercicio de antagonismo político
8 de noviembre de 2016
Por Felipe Polanía (Rebelión)
 
Reflexiones sobre la participación de la sociedad en la negociación política en Colombia, en particular de la población en situación de migración y exilio
El 27 de octubre debía instalarse la mesa de negociaciones entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) en la ciudad de Quito, Ecuador. A última hora el gobierno decidió unilateralmente cancelar la instalación argumentando acuerdos incumplidos por el ELN. Por su parte, la organización insurgente ha planteado que el gobierno malinterpreta los compromisos adquiridos y reiteró su decisión de cumplir con lo acordado, pero en los marcos originales del acuerdo.
El gobierno colombiano empezó las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ELN sobre la base de no negociar el modelo económico del país, ni la institucionalidad política, ni su doctrina e institucionalidad militar, los “inamovibles” se les ha llamado a estos puntos. El gobierno colombiano ve las negociaciones como un proceso de desmovilización, desarme y reincorporación a la vida civil de las fuerzas guerrilleras. La posibilidad de generar procesos de transformación social que mejoren las condiciones de vida de millones de colombian*s1 no está dentro de los planes del gobierno. Por el contrario, el gobierno quiere culminar el desarme de las guerrillas en el mandato político de Juan Manuel Santos, para perpetuar su nombre en los anales de la historia nacional, con premio nobel incluido. De ahí la idea de una negociación express con el ELN. El lobby de Juan Manuel Santos lo ha llevado a la realizar la primera visita al Reino Unido como jefe de estado colombiano, en donde va a ofrecer a Colombia como país seguro para las inversiones de empresari*s británic*s.
La Paz para el gobierno es un problema de lobby, de marketing, de propaganda. En los discursos mediales y políticos la paz ha sido equiparada a la cesación del conflicto armado con los grupos guerrilleros. Los contextos políticos y sociales que han generado la lucha armada han sido invisibilizados y los discursos reducen el conflicto a una confrontación fratricida generada por las guerrillas que ha devastado al país y que debe parar.
Por su parte el ELN entiende la participación de la sociedad como forma fundamental de las negociaciones y asi fue fijado en la agenda. En los últimos años en Colombia se vienen construyendo procesos de movilización social y popular, que ahora se preparan para participar en esas negociaciones con voz propia. También en los últimos meses después del triunfo del NO en el plebiscito sobre los acuerdos de la Habana el tema de la participación de la sociedad se ha puesto en el centro del debate y se han generado dinámicas de movilización social exigiendo la implementación de los acuerdos por una parte y por la otra el inicio de las negociaciones con el ELN.
Estas manifestaciones de participación social no son compatibles con el modelo de gobierno de Santos y la oligarquía colombiana, que ya hace largo tiempo han promovido la entrega de las riquezas del país al capital transnacional, han limitado las garantías laborales en beneficio del capital nacional y transnacional y han fortalecido los mecanismos clientelistas y corruptos en el ejercicio de la política institucional. Para los movimientos sociales y político en Colombia el modelo de gobierno de la oligarquía ha representado y sigue representando represión. Baste mirar las prácticas del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) en el tratamiento a la protesta social, el nuevo código de policía que sigue disminuyendo las garantías de protección para l*s ciudadan*s de a pie y finalmente la impunidad real que sigue acompañando el accionar de los grupos paramilitares.
El gobierno de Juan Manuel Santos está hoy confrontado con la exigencia de participación desde los movimientos sociales y políticos mientras negocia la implementación de los acuerdos de la Habana con otros sectores de la burguesía, incluyendo el sector militarista que encabeza el partido Centro Democrático y la perspectiva conservadora y reaccionaria que representan algún*s pastor*s evangélic*s. Los movimientos sociales y políticos por su parte no paran en su demanda de participación y han venido construyendo espacios propios para el ejercicio de la democracia desde abajo. Es así como por ejemplo el pasado jueves 3 de noviembre se ha instalado la Mesa Nacional para la Paz como un espacio de participación desde las propias reivindicaciones de los movimientos sociales en la solución al conflicto armado en el país.
La participación de la sociedad en las negociaciones finalmente se viene consolidando como consenso en la opinión pública. Sin embargo, las perspectivas desde la que se entiende la participación son variadas y diferentes. La participación de las comunidades en el sentido de tener acceso con capacidad vinculante a los espacios de decisiones políticas en la sociedad difiere de la perspectiva del gobierno y la burguesía que vé en la participación una estrategia para fortalecer y extender el consenso político sobre su proyecto de dominación capitalista.
La participación en las negociaciones de la Habana fue muchas veces sólo un despliegue publicitario que pretendía legitimar la mesa de negociaciones sin plantearse realmente el problema del monopolio de la palabra por parte del Gobierno y las FARC. Baste recordar que las comunidades y organizaciones indígenas y negras fueron invitadas ya en la recta final de las conversaciones que habían empezado cuatro años atrás y sólo tres meses antes de la firma del acuerdo final. De alguna manera se puede entrever con qué criterios se invitó a estas comunidades a la Habana.
En el nuevo proceso de negociación con el ELN como también en la lucha de los sectores sociales y de las iniciativas ciudadanas por la implementación de los Acuerdos de la Habana se vienen gestando otros entendimientos de participación. La participación tiene que dejar de ser la coartada para el ejercicio clientelista de la democracia y debe ser más un proceso de formación y organización política que garanticen el ejercicio de la política de forma sustentable y libre de la violencia de las armas y del terrorismo de Estado. Esta participación sólo se puede dar si las organizaciones y movimientos sociales son escuchados en la definición de políticas que afecten la vida de las comunidades y poblaciones que representan.
En las siguientes líneas trataré de plantear una perspectiva para la participación en general a partir del caso concreto de la población colombiana emigrada y en exilio en Europa. Gran parte de estas reflexiones hacen parte de debates que actualmente tienen lugar al interior del Congreso de los Pueblos de Colombia, Capítulo Europa, (CdP_Europa) organización del exilio y la migración colombianas de la cual hago parte.

Participación continuada y desde la propia realidad
Creemos que la participación no debe ser reducida a un momento de representación, pues estos momentos pueden ser utilizados como legitimación de una política unilateral y de actores que aboguen para sí mism*s una representación de los movimientos sociales.
La tercera asamblea del CdP_Europa en Otxandio plantea en sus conclusiones que, la participación no se concreta en eventos o foros puntuales porque debe mirarse como un proceso a largo plazo que requiere de un esfuerzo sostenido. El Congreso de los Pueblos por sus particularidades mismas no puede pretender representar a la totalidad de las personas migradas, no sería legítimo ni justo abogarnos ése papel. En ese sentido el CdP_Europa promueve una participación pluralizada, es decir una participación que se construya desde las diversas realidades de la migración y el exilio.
 
Para el CdP_Europa la diáspora colombiana debe participar desde sus especificidades y condiciones en tanto que personas migradas y en condición de exilio y/o refugio. Esta participación debe hacerse con un enfoque diferencial teniendo en cuenta el género, la generación, las diversidades sexuales y étnicas, las razones o causas de la migración y/o exilio, el lugar en donde se vive y el estatus de residencia o trabajo que se tiene . Algunos debates en el CdP reflejan la preocupación por asumir una voz única y homogénea desde la situación de diáspora. El CdP considera que l*s migrantes y exilid*s no pueden caber en una sola definición. Hay muchas razones para salir del país e igualmente hay diferentes marcos legales, sociales y culturales que condicionan la presencia en los países de destino y por lo tanto las subjetividades que se construyen son también diferentes. Por lo tanto hay también distintas necesidades y reivindicaciones desde la población en el exterior y reducir al conjunto de ésta población como víctimas del conflicto y suponer como reparación fundamental el derecho al retorno con garantías. El CdP_Europa considera la migración y el exilio como una multiplicidad de procesos que no puede centrar su participación en los marcos de la definición de víctima, sino que debe buscar la reafirmación de personas migrantes y en exilio como sujetos de derechos y con capacidad de auto-representación, tanto en los marcos del Estado nacional colombiano como en los de los Estados de exilio y migración .
La participación no puede reducirse a un par de eventos con personalidades de la política y la cultura colombianas, sino que debe ser un proceso permanente de organización, formación desde la base que genere una nueva práctica política, refrendada por la movilización popular. EL CdP_Europa en sAsmamblea en Otxandio lo formula de la siguiente forma: Esa participación debe hacerse en todos los espacios y etapas del proceso. En consecuencia, ella debe hacerse en los institucionales que se generen en las negociaciones entre el gobierno y las insurgencias y en aquellos que vaya construyendo la sociedad. No hay un solo interlocutor y debemos construir caminos y prácticas que nos permitan hablarle a todos los grupos sociales y políticos.
Es de resaltar, que desde el CdP se ve la necesidad, que las comunidades participen dese sus espacios propios de organización. No se puede pretender una participación con perspectiva popular, si no es a partir de construir espacios propios, libres de las dinámicas represivas y clientelistas de la política estatal colombiana.
 
Participación desde abajo y antagónica
Los discursos que se construyeron alrededor de los acuerdos de la Habana plantearon a menudo que la paz era el resultado de los acuerdos. La perspectiva de perdón y reconciliación que estructuró los acuerdos hizo que muchas veces se olvidará el carácter de clase del conflicto armado y social en Colombia. Bajo la supuesta urgencia de reconciliar el país, se dejó olvidado que el modelo económico y la institucionalidad militar han golpeado y victimizado grandes sectores de la población colombiana y que por lo tanto no habrá reconciliación posible mientras esto siga siendo asi.
El país medial que se construye en las redes sociales, en los medios de comunicación y en los discursos oficiales ha descontextualizado la exigencia y el clamor de la población por el cese al conflicto armado y por la democratización de las estructuras políticas para que la violencia no determine el ejercicio de la política. La participación se ha entendido desde el Estado como la invitación a las comunidades para que participe en espacios preestablecidos por el mismo gobierno, muchas veces más con carácter de marketing político, que con el interés de abrir un espacio de decisión para las organizaciones sociales.
El CdP-Europa es de la opinión que la participación no se puede ver desde la concepción jerarquizada o jerarquizante en donde un actor institucionalizado nos abre un espacio. El poder busca legitimar sus formas de dominación y debemos estar atent*s a que estos espacios no sean la coartada que les ayude a hacerlo. (…) Un proceso de participación, unos acuerdos o una dinámica puede también ser contraproducente para las personas y el movimiento social. Más que hablar de participación se debe hablar y trabajar para construir poder popular como sinónimos de comunidad que se organiza.(…) Más vocación de pueblo y menos ambición de gobierno. Hacia el pueblo el discurso no debe ser solo de “participación” sino de “construcción”. Estar en esos espacios sí, pero no perder de vista la construcción de poder desde abajo. Participamos en consecuencia desde una postura antagónica, desde la reivindicación de la rebeldía de los movimientos sociales, desde la protesta, el paro, la minga, con una lectura y práctica de clase, contra el sistema patriarcal, jerarquizante, racista, excluyente e insostenible.

Participación a través de una voz plural, decolonial y anti-patriarcal.
La Participación debe recoger la multiplicidad de la Migración y el exilio. Esto significa entonces que no se puede pretender una interlocución única, sino que la interlocución debe permitir a diferentes procesos y formas organizativas de la comunidad en el exterior. De igual manera se debe generar una interlocución desde la perspectiva decolonial, es decir una participación que también indague por las responsabilidades de los estados europeos y el modelo económico global, como también de las empresas y consorcios multinacionales. El discurso por la paz debe también cuestionar y desenmascarar el doble discurso de los estados europeos, que por un lado se muestran como promotores de la paz y la democracia y por el otro persiguen y encierran en centros de detención y deportan a personas por el solo hecho de no tener un permiso de residencia, como también construyen alambradas y destinan ejércitos para impedir el arribo a Europa de l*s refugiad*s.
La Perspectiva decolonial consiste en entender el conflicto colombiano en un contexto de dominación imperialista y neocolonial, que no es más que el desarrollo del modelo colonialista que empezó en 1492 y que ha hecho de Europa el centro de la historia mundial y que ha condenado al sur global a la expoliación de sus recursos y la subordinación de sus culturas y saberes. Como personas emigradas en Europa no podemos olvidar que el racismo que afecta nuestras vidas cotidianas está emparentado con el modelo de dominación que ha llevado a Colombia y el conjunto del sur global al empobrecimiento estructural y a la guerra.
 
La perspectiva anti-patriarcal
Es consenso en el CdP_Europa que el debate sobre la exclusión social y política de las mujeres en el país, debe ser parte fundamental del nuevo modelo de país. No podemos pensar un nuevo país libre del imperativo de la violencia en la política, si no transformamos las estructuras que hacen posible la violencia contra las mujeres en lo cotidiano y en lo institucional. Esas estructuras son el entramado del Patriarcado. La superación de la violencia implica a nuestro parecer necesariamente la superación del sistema patriaracal en la economía, en la educación, en el sistema de justicia y por supuesto en la política. El patriarcado basa su lógica en el desprecio y el sometimiento de todo lo que no represente la figura del hombre heterosexual, racional, pretigioso y rico. Por eso también las personas LGBTI y los hombres que se plantean su identidad de género desde otras perspectivas son igualmente subordinadxs y sometidxs a las dinámicas competitivas, agresivas, intolerantes, antisolidarias y misóginas del patiarcado.
Reivindicar el derecho a ser diferente y divergir de la norma patriarcal es urgente en la construcción de un nuevo país. Frente a los argumentos conservadores de la familia monoparental y heteronormativa que sectores de la derecha fundamentalista religiosa pregonan como voluntad nacional, quienes queremos construir un país incluyente no podemos renunciar a la lucha por la diversidad sexual y de género, no podemos renunciar al derecho de las mujeres a la autodeterminación sobre sus cuerpos, a la lucha por el respeto a las formas autoorganizadas de las mujeres y de la comunidad LGBTI , ni a la lucha contra la violencia de género.
Para finalizar quiero citar el comunicado público de la tercera asamblea del CdP_Europa en Otxandio, en donde a mi parecer se expresa la perspectiva estratégica de la participación desde abajo:
La búsqueda de esa salida concertada no puede llevarnos a olvidar, que los intereses estratégicos de la oligarquía colombiana y del capital transnacional no van resolver nunca las necesidades vitales ni de la población colombiana marginada y empobrecida ni de la clase trabajadora. Entendemos la participación en los procesos de paz como continuidad de la oposición política con una visión de país diferenciada de la visión burguesa, colonialista y patriarcal de la oligarquía colombiana. En este punto afirmamos la necesidad de una participación desde el antagonismo de clase. La participación no puede constituirse en un factor de legitimación del orden dominante burgués y del modelo capitalista, dependiente y extractivista.
Nota:
1  El uso del plural en Sustantivos y adjetivos que supongan el uso del masculino como forma generalizada en la diversidad de géneros será marcado en el presente artículo por un asterisco como forma de rechazar el uso androcéntrico del idioma y la invisibilización de otros géneros.
Felipe Polanía. Refugiado político en Suiza desde 1997. Integrante del Congreso de los Pueblos de Colombia – Capítulo Europa
 
Nos acaban de definir características de nuestra participación desde abajo y a la izquierda para construir la viabilidad de la democracia política, económico social y cultural.  Agreguemos la visión fundamental de cómo se está concretando la contrarreforma agraria en nuestro país y continente para derrotarla y a la vez, juzgar a los partícipes por su criminalidad de lesa humanidad.
 
 
Argentina: La obediencia debida y el agronegocio
11 de noviembre de 2016

 "Las grandes corporaciones del campo que se van fusionando y así concentrando cada vez más el negocio de la semilla, de los agrotóxicos y de los alimentos, sabían y saben muy bien lo que hacen, lo piensan, lo diseñan y lo ejecutan a través de profesionales y funcionarios que se someten a la obediencia debida con el agronegocio... Un plan siniestro, apoyado por los gobiernos, por la mayoría de las entidades agropecuarias, por los consejos de ingenieros agrónomos y por la obediencia debida con el agronegocio."

Por Ing. Agr. Gabriel Arisnabarreta (Integrante de Ecos de Saladillo y de RENACE)
 
“La Argentina es uno de los países líderes en la utilización en su agricultura de cultivos genéticamente modificados (GM), con más de 22 millones de hectáreas dedicadas a los cultivos de soja, maíz y algodón que utilizan este tipo de tecnologías. El proceso de adopción de las mismas se inició en el año 1996 con la introducción de la primera soja tolerante al herbicida glifosato y ha continuado ininterrumpidamente, con una dinámica de adopción casi sin precedentes a escala mundial y que ha llevado, a que en la actualidad, este tipo de tecnologías se utilicen en prácticamente la totalidad del cultivo de soja, en el 86% del área de maíz y el 99% de la superficie de algodón.”

Con este “optimismo desenfrenado”, Eduardo J. Trigo, asesor agropecuario, escribía en Noviembre del 2011 un informe para Argenbio (Consejo Argentino para la formación y el desarrollo de la biotecnología que trabaja articuladamente con AAPRESID)) titulado “Quince años de cultivos genéticamente modificados en Argentina”.

Así mismo sostiene dicho informe que esta dinámica de adopción del paquete tecnológico siembra directa/ OGM/glifosato no tiene precedentes a escala mundial por la velocidad con la que se adoptó dicho paquete: “Es sólo comparable a la adopción de los híbridos de maíz en el estado de IOWA en 1930 pero mucho más acelerado que en el resto de los estados de USA con respecto a dicha misma tecnología, en plena “revolución verde”.

Es decir que no existe experiencia en el mundo, dicho esto por quienes defienden el modelo del agronegocio, de semejante adopción de una tecnología en un país.

“Aún dentro de la experiencia argentina, la evolución de la incorporación de estas tecnologías biotecnológicas a los procesos productivos, continua diciendo el informe, se compara muy favorablemente con otras situaciones anteriores como la del maíz híbrido y los trigos con germoplasma mexicano que aparecieron con la llamada “revolución verde”. Los maíces híbridos tardaron 27 años en alcanzar el porcentaje de aceptación que hoy tienen los maíces GM después de apenas 13 años, y los trigos mexicanos llegaron en 12 años al porcentaje de adopción que ostentó la soja en sólo 4 campañas (el 90% del mercado)”. 

¿Es esto un mérito argentino o en realidad forma parte de un experimento masivo al que es sometido el pueblo argentino y nuestros agroecosistemas?

¿Esa velocidad en adoptar un modelo, es porque somos pioneros en la materia, únicos en el mundo, o por lo contrario se debe a que cumplimos disciplinadamente el rol que el mundo globalizado nos ha impuesto?
En cuanto a los supuestos beneficios ambientales de los OGM y su paquete tecnológico asociado, se menciona que: ”La combinación SD + soja tolerante al herbicida glifosato integra dos conceptos tecnológicos: 1) nuevas tecnologías mecánicas que modifican la interacción del cultivo con el recurso suelo ((siembra directa) y 2) el uso de un herbicida total (glifosato, que genera un menor impacto ambiental que otros herbicidas) altamente efectivo para controlar todo tipo de malezas y sin poder residual. La utilización de tecnologías mecánicas y el uso de herbicidas totales implican una mayor intensidad en el uso de insumos, lo cual usualmente se describe como una intensificación “dura”. Sin embargo, como puede verse en el Gráfico 4.1, esta intensificación “dura” es, al mismo tiempo, “amigable” desde el punto de vista ambiental, porque ha conducido, en forma paralela, a una reducción en términos nominales del consumo de otros herbicidas, como la Atrazina, que poseen mayor poder residual. 

En este sentido, el informe continúa diciendo: “A los aspectos mencionados cabe adicionar otros beneficios de los cultivos GM asociados con el uso de fitosanitarios. En este sentido, el glifosato pertenece, dentro de la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (1988), al grupo de herbicidas de toxicidad clase IV (“prácticamente no tóxicos”), y según datos de 2001, la introducción de la soja tolerante a glifosato, si bien significó un aumento en el uso de este herbicida – tanto en volumen total como en número de aplicaciones – también significó una disminución sustantiva de la cantidad aplicada de herbicidas de mayor toxicidad e impacto ambiental (Qaim y Traxler, 2002).
Traduciendo, deberíamos decir que Argenbio sostenía que la llegada de los OGM y su paquete tecnológico, posibilitaría erradicar del agro a todos aquellos agroquímicos más tóxicos como por ejemplo la Atrazina y el 24D, ya que con un herbicida banda verde se podría controlar todo el universo de malezas existentes en el agro argentino.
Convengamos que a esta altura, ya es muy difícil hablar de optimismo, y deberíamos comenzar a mencionar la palabra desconocimiento o para ser más precisos aún, la clara intención de sostener un discurso mentiroso y poco científico, con el único objetivo de incrementar a cualquier costo (aún el de la salud humana de ésta y las próximas generaciones) las ganancias de las corporaciones del agronegocio.
¿Por qué decimos esto?

En primer lugar no se puede desconocer que con respecto al glifosato desde 1988 en que la OMS lo clasifica como banda verde hasta el día de hoy, han pasado muchas cosas. Monsanto lo lanzó al mercado como biodegradable, como parte de su estrategia de imponer un paquete tecnológico supuestamente amigable con el ambiente. Por esto ha tenido que pagar multas, por ejemplo en Francia, ya que el Tribunal de Lyon comprobó que esto no era cierto y que era parte de una publicidad engañosa. Esto ocurrió el 26 de enero del año 2007.

En Argentina, curiosamente en el año 1996, antes de que se aprobara la primer soja transgénica RR, y de acuerdo a lo dictado por la OMS, la clasificación toxicológica de los agroquímicos fue cambiada. Hasta ese momento había 4 bandas de colores, desde el Rojo “Extremadamente tóxico” hasta el verde “Levemente tóxico”. La palabra tóxico aparecía en todas las bandas y de ahí que el concepto de agrotóxico quedaba claramente evidenciado. Eso evidentemente no era coherente con la campaña que Monsanto había pensado para el glifosato y el paquete tecnológico asociado; y mágicamente el texto que definía a la banda verde fue cambiado a:

“Productos que en condiciones normales de uso, probablemente no ofrecen peligro alguno”. Un eufemismo muy difícil de equipararlo a un concepto científico. Desapareció la palabra tóxico de un sablazo.

Pero eso es sólo un dato curioso. Lo terrible es que desde 1988 hasta la fecha se han acumulado no menos de 487 evidencias científicas del daño que el glifosato causa sobre la salud. Todos estos trabajos se encuentran recopilados en Antología toxicológica del glifosato, por Eduardo Rossi (ecologista, Técnico en Inmuno Hemoterapia y en Epidemiología, estudiante de Ciencias Médicas en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y miembro activo de 'Paren de Fumigar' de Santa Fe, integrante de la ONG Equística de Rosario), e incluyen tanto trabajos científicos nacionales como internacionales.

Los médicos de pueblos fumigados han acumulado una cantidad importante de evidencias en torno a los efectos de los agrotóxicos sobre la salud, en particular a través de los “campamentos sanitarios”, donde médicos, alumnos de medicina, y científicos recorren los pueblos afectados, conversan con la gente y realizan estadísticas epidemiológicas.

No es para nada casual que el Dr. Damián Verseñazzi, que conduce la materia de salud socioambiental y la práctica final de los futuros médicos de la UNR, desde donde se proyectan los campamentos sanitarios, sea ideológicamente perseguido y presionado actualmente, parte de su equipo de trabajo echado de la Universidad y los resultados de las investigaciones realizadas ocultadas por la Universidad de medicina de Rosario.

Todo esto parece ser “desconocido” por Argenbio, por AAPRESID, por los CEO de las distintas corporaciones del campo y por los ingenieros agrónomos que alegremente y con una “obediencia debida llamativa” difundían y construían su vida vendiendo agrotóxicos por todos lados, sin reparar en la información que se iba acumulando tanto científica como directamente de los afectados por la lluvia de agrotóxicos.

Por otro lado esta campaña orquestada por las corporaciones del campo y AAPRESID, intentando mostrarla como “amigable con el ambiente” se basa en una clasificación toxicológica que no contempla los daños crónicos a la salud y al ambiente, ya que se basa en la DL50 (Dosis letal 50) que sólo tiene en cuenta los impactos agudos o sea aquellos que ocurren dentro de las primeras 24 hras de aplicado el tóxico.

Hoy sabemos que un banda verde puede ser a mediano o largo plazo cancerígeno y esto es lo que los trabajos científicos realizados en distintos países vienen demostrando con el glifosato y otros venenos.

No hay ninguna buena práctica ni tampoco un modelo amigo del ambiente, por lo contrario, existe una campaña pensada y diseñada por las corporaciones del campo, acompañada por gobiernos locales, para incrementar sus ventas cada vez más.

Pero volvamos al tema de las malezas. En el informe de Argenbio se sostiene que el glifosato lograría eliminar a las malezas y reemplazar a otros herbicidas más tóxicos desde el punto de vista agudo.

Después de 20 años de haber aplicado este paquete tecnológico, AAPRESID nos dice ahora que el modelo se encuentra en Alerta roja para una cantidad enorme de plantas que se han convertido en malezas difíciles de controlar por los agrotóxicos ya que han desarrollado diversas resistencias a los mismos.

Por esta razón ya no alcanza con el glifosato sino que hay que combinarlo con los herbicidas que ellos decían que iban a reemplazar porque eran más tóxicos.
Hemos vuelto al punto de partida pero aún peor, ya que hoy, hay muchas más malezas resistentes a los distintos químicos que los que había antes de aplicar este modelo de agronegocio. Eso queda claramente evidenciado por los gráficos que adjuntamos confeccionados por AAPRESID:
Esta resistencia se ha extendido a todos los grupos químicos de herbicidas que hoy se utilizan y también a todo tipo de plantas, tanto de hoja fina como de hoja latifoliada, y tanto a especies anuales como perennes.
¿Puede alguien creer que los CEO de las empresas del campo desconocían esto? ¿Puede alguien creer que los agrónomos que repartían y vendían estos agrotóxicos desconocían esto? Los gráficos muestran claramente el vínculo que existe entre la aparición de la resistencia y el incremento en la superficie sembrada con el modelo del agronegocio y su paquete tecnológico asociado. A partir del año 2004 aproximadamente, se puede ver que nuestros agroecosistemas, se desestabilizan.

La resistencia que generó semejante presión de selección sobre las poblaciones vegetales era algo que ya se sabía que iba a ocurrir. Constituye casi el ABC de cualquier mínimo conocimiento sobre la dinámica de las poblaciones y de cómo dichas poblaciones reaccionan frente a un disturbio que las ataca o afecta (en este caso la lluvia de agrotóxicos).

El DDT (dicloro-difenil-tricloroetano) se ha venido utilizando desde 1939 hasta la década de los 70. Paul Muller, su descubridor, ganó el premio Nobel por su descubrimiento. En los primeros ataques con DDT moría la mayoría de los insectos, pero unos pocos sobrevivían y se aparearon entre sí. En siguientes fumigaciones, es fácil imaginar lo que ocurría: cada vez se iban seleccionando con mayor eficacia los insectos resistentes.

Esto mismo está ocurriendo ahora con las malezas. ¿No conocían la historia del DDT? Cuando un médico comete una mala praxis se lo denuncia, se lo enjuicia y se lo condena si se comprueba el delito. ¿Qué hay que hacer con los funcionarios, CEOS y agrónomos que realizaron y participaron de un plan orquestado de mala praxis contra la biología, el ambiente y la salud de las personas?

Como bien explica el Ing. Agr. Javier de Souza Casadinho, docente universitario e integrante de Rapall : “Se presentan dos fenómenos que reconocen una misma raíz ecológica: 
1) La aparición de nuevas malezas – vegetales tolerantes al herbicida - dado el espacio libre que queda ante la desaparición de otras plantas – noción de nicho ecológico
2) La aparición de resistencias genéticas, que pueden trasladarse a las nuevas generaciones de plantas – noción de resistencia-. 
De esta manera han aparecido en la zona núcleo sojera de la región pampeana una serie de plantas que históricamente no constituían un problema y que ahora requieren especial control. De la misma manera algunas plantas se han vuelto más difíciles de combatir a partir de características estructurales propias. Esta resistencia genética es transmitida a las próximas generaciones. La adopción masiva de siembra directa, la adopción de cultivares de soja resistentes al glifosato, el monocultivo de soja y la sustitución de herbicidas tradicionales por el glifosato determinó que se ejerza una importante presión de selección sobre la comunidad de malezas , dirigida fundamentalmente a especies adaptadas al no laboreo y relativamente tolerantes al glifosato, lo cual en ciertos casos generó cambios en la abundancia relativa , comenzando a destacarse especies de malezas que antes pasaban desapercibidas. Mientras que una investigación realizada a fines de la década del 90 determinó que se realizaban entre dos y cuatro aplicaciones de glifosato con dosis que van desde los 2 litros a los 4 litros por hectárea, llegando a aplicar hasta 8 litros de producto por cada ciclo de cultivo., en la actualidad los fenómenos de resistencia y de aparición de nuevas malezas determina un incremento en las dosis y en la cantidad de aplicaciones”. (Bocchicchio, A y. Souza Casadinho, J. 2003 )
Nada del “optimismo desenfrenado” de ARGENBIO ni de AAPRESID, socios locales del agronegocio, se ha cumplido.

Las grandes corporaciones del campo que se van fusionando y así concentrando cada vez más el negocio de la semilla, de los agrotóxicos y de los alimentos, sabían y saben muy bien lo que hacen, lo piensan, lo diseñan y lo ejecutan a través de profesionales y funcionarios que se someten a la obediencia debida con el agronegocio.


Años atrás proyectaron que el gran negocio de los próximos 20 años en América Latina y particularmente en la llamada República Unida de la soja (Argentina, Brasil y Paraguay) sería la venta de herbicidas, dada la enorme resistencia de malezas que ellos mismos provocaron para aumentar sus ventas; con un agregado que no es un tema menor: No han aparecido nuevos grupos químicos de herbicidas, el glifosato aparecido en la década del 70 es quizás de los últimos, significa que el control habrá que hacerlo con los antiguos tóxicos que ellos antes decían que iban a erradicar, ahora mezclados entre sí y en distintas concentraciones . Esto implica que no invertirán en investigación ni tampoco perderán tiempo en estudios de los impactos ni en los estudios necesarios para clasificar su toxicidad ya que todos estos principios activos viejos están “registrados, estudiados y clasificados”…un negocio redondo al que sumarán por ejemplo la aprobación de nuevos transgénicos a dichos herbicidas como lo ocurrido recientemente en Argentina con la soja resistente al glifosato y al 24D de la empresa Dow.

Un plan siniestro, apoyado por los gobiernos, por la mayoría de las entidades agropecuarias, por los consejos de ingenieros agrónomos y por la obediencia debida con el agronegocio.

Otro camino para derrotar la contrarreforma agraria, la ruina de los bienes comunes y el sistema de relaciones sociales injusto y profundamente desigual en nuestra región:

 
Promovida fuertemente por EE.UU, la explotación de hidrocarburos no convencionales a través del fracking ha buscado expandirse en distintos países del continente, a pesar de que ninguno de ellos posee un conocimiento integral de sus riesgos. Ante esto, la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking pretende generar un debate y sensibilización sobre sus impactos, por medio de la publicación de este informe que desarrolla una línea de base del estado de avance de esta técnica en la región.
A través de estas páginas abordamos la situación en seis países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y México. En cada caso, se analiza: el contexto energético del país; las políticas públicas para promover y regular el fracking; los impactos sociales, ambientales y económicos ocasionados por esta técnica en la población, en sus derechos humanos y en los territorios; y las estrategias de incidencia, movilización y resistencia desplegadas en cada país. El informe finaliza con una síntesis de conclusiones y recomendaciones a la luz del análisis y reflexión sobre los diferentes casos estudiados.
Nuestra exigencia por la prohibición del fracking no es un fin en sí mismo. Queremos contribuir a instalar la discusión sobre un urgente cambio en el modelo energético de nuestra región, hacia uno que sea sostenible y socialmente más justo. Consideramos que en las formas de producción, distribución y consumo de la energía se refleja el sistema de relaciones sociales injusto y profundamente desigual en nuestra región. Es ese el arreglo social, político y económico que la persistencia del fracking reproduce. Es eso lo que queremos cambiar.
Ver/Descargar el Informe

Apreciemos cómo avanzan democratizaciones. Tienden al cambio radical de: el modo de producción, el Estado y las instituciones para que respondan a las necesidades e intereses populares.
 

Argentina: Qué quisieron ocultar con una cadena y un candado

 
15 de noviembre de 2016
Por Damián Verzeñassi
Más allá del simbolismo que representan unas cadenas y candados para cerrar una puerta en la Universidad Pública, los sucesos que debimos transitar en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en estas últimas semanas nos convocan a preguntarnos: ¿qué tipo de ciencia estamos haciendo? ¿Puede la Universidad Pública habilitar espacios para que sean las comunidades las que definan sus propias necesidades de conocimiento, resignificando la idea de “autonomía universitaria”?
Como graduados y docentes de la Universidad Pública, como trabajadores de la Salud y la Educación, quienes somos parte de los equipos de trabajo de la Práctica Final de la Carrera de Medicina y del Instituto y Materia Salud Socioambiental de nuestra Facultad, tenemos la firme convicción de que nuestra mayor responsabilidad es formar profesionales de la salud sólidos desde lo científico y comprometidos con su pueblo.
Por ello es que emprendimos la tarea de llevar adelante los Campamentos Sanitarios, entre otras cosas, para saber un poco más acerca de cuáles son las necesidades de salud de las comunidades.
De este encuentro entre quienes viven en localidades de menos de 10.000 habitantes y los estudiantes y docentes de la Universidad Pública, fueron surgiendo datos que nos permitieron identificar la presencia de algunas enfermedades y problemas de salud, así como sus comportamientos a lo largo de los últimos 20 años.
Hipotiroidismo, enfermedades respiratorias, malformaciones congénitas, pérdidas de embarazos, distintos tipos de cánceres, fueron apareciendo en los relatos de las familias que nuclean a más de 96.800 personas, que viven en las 27 localidades, de 4 provincias de nuestro país que hemos relevado.
Semejante información no puede negarse, ni mucho menos ocultarse una vez que se ha tomado conocimiento de ella. Al menos, eso creemos quienes somos parte de nuestro equipo de trabajo.
La difusión de esos datos, indudablemente, pone en aprietos a quienes hasta ahora siguen queriendo tapar el sol con la mano. Obliga a buscar más en profundidad. Empuja necesariamente a preguntarnos ¿qué es lo que puede estar pasando en nuestros territorios?
Nosotros nos lo preguntamos.
Creemos encontrar una de las varias puntas del ovillo en la proximidad de los hogares de estos vecinos con los territorios transformados en áreas de producción de eventos transgénicos dependientes de venenos.
Lo dijimos en voz alta, acompañando nuestros dichos con los resultados arrojados por los relevamientos que hemos realizado. Eso nos llevó también hasta La Haya, al Tribunal Internacional Monsanto, y al regresar, las puertas del lugar donde guardábamos toda la información documental estaban encadenadas!
La presión generada por un tsunami de solidaridad y apoyos llegados desde los más recónditos lugares del mundo, permitió que recuperásemos el acceso a ese espacio y hoy podamos tener la tranquilidad de saber que nuestros dichos siguen respaldados.
Las cadenas que pretenden callar las voces de los pueblos afectados por el extractivismo, no hacen más que evidenciar lo que quieren ocultar.
Esas puertas cerradas con cadenas, paradójicamente abrieron las puertas a la discusión acerca de qué ciencia necesitan nuestros pueblos, para qué y con quiénes debe construirse el conocimiento científico, y cuál es el rol que debe cumplir la Universidad Pública en la producción, reproducción y/o transformación de los saberes “válidos” (si es que aplica esa adjetivación).
Pretendemos convocar-nos a repensar lo pensado, a animarnos a desandar el camino del positivismo mecanicista que hipertecnologiza la vida y mercantiliza la naturaleza, para avanzar en los caminos que nos lleven hacia sociedades saludables.
Éstas sólo podrán ser, si recuperamos la capacidad de respetar la diversidad, de no reproducir las lógicas de dominación desde el poder, y de mantener nuestras Universidades a salvo de los poderes partidarios, gubernamentales y económicos.
Lo sucedido en nuestra Facultad, y el rol de la movilización de toda una sociedad que se manifestó en apoyo a “nuestro” trabajo, enseñó que ese es uno de “nuestros” errores. Ese trabajo no es “nuestro” sino de todos nosotros. Ese trabajo le pertenece a las comunidades y los pueblos que nos sostienen.
Lo sucedido esta semana, nos enseña también que no hay cadenas capaces de encerrar a un pueblo, cuando éste decide ponerse en movimiento por la defensa de la vida, contagiando solidaridad.
A cada uno de los miles de mujeres, hombres, organizaciones, que expresaron su solidaridad y apoyo en estos días, en nombre de todo el equipo de trabajo de la Práctica Final de la Carrera de Medicina, y del Instituto y Materia Salud Socioambiental, saludablemente queremos decirles ¡GRACIAS!
*Médico paranaense. Docente de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, profesor titular de la Práctica Final de la carrera de Medicina y organizador de los campamentos sanitarios que relevan poblaciones afectadas por las fumigaciones. Especial para Entre Ríos Ahora.
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Nuevas trampas transgénicas y la emergencia de la ciencia digna
25 de agosto de 2016
Por Silvia Ribeiro
Ecoportal

Lo mejor de los transgénicos es que en todo el mundo han despertado una enorme reacción en su contra. Aunque las transnacionales que los manejan gastan cientos de millones de dólares en propaganda, corrupción de científicos y gobiernos, para tratar de convencernos de que son inocuos y hasta mejores que las semillas híbridas, no lo logran.
La mayoría de la gente, en cualquier parte del mundo, prefiere no comer transgénicos. Muchos no pueden evitarlo, porque no saben qué alimentos los contienen: las empresas han hecho todo lo posible para que ni siquiera se etiqueten. Pero aún así, la actitud de rechazo continúa, aunque los transgénicos sean impuestos en campo o alimentos, no existe resignación.

Esto podría parecer nimio, pero es una enorme ganancia para nuestro campo, porque no solamente significa prevenir y protegerse de los impactos de los transgénicos, además es un estupendo ejemplo de resistencia a la colonización de la mente. Cuando no aceptamos una situación, aunque sea impuesta por la legalidad o la fuerza, siempre seguiremos buscando la manera de salir de ella. Es una gran diferencia con la llamada "Revolución Verde", que logró asentar en la mayoría de la gente el mito de que semillas híbridas, agrotóxicos y maquinarias eran señal de progreso y le darían de comer a la humanidad, lo cual nunca sucedió, pero desataron una ola de contaminación, acaparamiento de tierras y desplazamiento de parcelas campesinas.
Junto al rechazo a los transgénicos, crece también una crítica más profunda al sistema alimentario agroindustrial, a las corporaciones que se apropian de nuestros cuerpos y territorios, que nos llenan de tóxicos agua, tierra y alimentos, incluso a la propia tecno-ciencia que les dio origen, no sólo porque haya sido Monsanto que creó el primer transgénico. Hay un cuestionamiento cada vez más extendido a esa tecno-ciencia reduccionista que elimina la complejidad, los factores sociales, culturales, ambientales o cualquier otro que impida convertir su investigación en productos para la ganancia.

Por todos estos factores de críticas crecientes, la industria biotecnológica hace ahora grandes esfuerzos para deslindar a los nuevos transgénicos de la resistencia social. Para empezar tratan de cambiarles el nombre, alegando que por usar otras formas de biotecnología que pueden no insertar nuevo material genético, no son "trans"-génicos.
El término que han elegido para referirse a estas nuevas biotecnologías es "edición genómica", una forma que quieren que parezca inocua, como cambiar una letra o una palabra en un texto, que pretenden no afectaría gran cosa. Aquí engloban tecnologías, como nucleasas con dedos de zinc (ZFN), nucleasas sintéticas (TALEN), micro ARN, ARN de interferencia o metilación dependiente de ARN y CRISPR, entre otras. No voy a detallar las particularidades de estas técnicas, pero al igual que con los transgénicos, se trata de ingeniería, no de métodos naturales, es manipulación deliberada de la composición genética de seres vivos, sea cortando o desactivando funciones de los genes o agregando otros.

Estas nuevas biotecnologías han ido surgiendo por la búsqueda de nuevas herramientas más eficaces para la manipulación genómica, en su vasta mayoría motivada por el afán de lucro de empresas. De cierta forma son un reconocimiento implícito de lo que siempre hemos dicho sobre la ingeniería genética aplicada a los transgénicos: que es una técnica burda, que no tiene control de las consecuencias que provocan en las interacciones entre los genes, en los organismos o los ecosistemas.
Pero al ser manipulación de genomas, todas esas nuevas biotecnologías conllevan también impactos y consecuencias imprevistos, ya que el conocimiento sobre las funciones de los genes y sus interacciones siguen teniendo grandes vacíos.

La mayoría de estas nuevas tecnologías están basadas en biología sintética, es decir, ya no usan genes de seres vivos, sino genes sintetizados en laboratorio que pueden o no replicar los que existen, por lo que agregan toda una nueva serie de impactos posibles y desconocidos.
De todas ellas, hay dos tecnologías de alto impacto que es importante conocer: CRISPR-Cas9 y una aplicación particular de ésta, que son los llamados "conductores genéticos".
CRISPR, por sus siglas en inglés, significa "repeticiones palindrómicas cortas agrupadas e interespaciadas regularmente" y es una construcción sintética que imita una forma de defensa natural de las bacterias. Cas9 es un sistema de doble "corte" de la cadena de ADN para silenciar o agregar otros genes.
Esta tecnología apenas se hizo funcional en 2012, pero tiene dos aspectos que hicieron que se diseminara muy rápidamente: es barata y es más exacta que las técnicas que se usan con los transgénicos. En éstas era imposible determinar en qué lugar del cromosoma se insertaba un constructo genético. CRISPR-Cas9 permite reconocer un gen específico y cortarlo, deshabilitando ese gen, o insertar otros.

Aunque parezca más exacta, la tecnología no es tan precisa como la quieren presentar. Como explica el Dr. Jonathan Latham, de Independent Science News, creer que precisión equivale a control es un gran error, particularmente en sistemas vivos como el ADN: "Supongamos que yo, que no hablo chino, quisiera eliminar de forma precisa un carácter de un texto escrito en chino, o una línea, o una página. Tendría un cien por ciento de precisión, pero ningún control sobre los cambios en el significado. La precisión, por tanto, sólo es útil en la medida en que va acompañada de comprensión, y ningún biólogo puede afirmar que en este momento entendamos el ADN – ¿si no por qué lo seguimos estudiando?" (J. Latham, El mito de la precisión de CRISPR).
No existen en ningún país regulaciones de bioseguridad adecuadas a estas nuevas biotecnologías ni se conocen qué impactos pueden tener sobre salud o medioambiente. La industria biotecnológica, desde sus mayores corporaciones, está ahora intentando convencer a la Unión Europea y Estados Unidos que cualquier planta u organismo que se manipule con estas nuevas tecnologías, solamente están "editados genómicamente" y por tanto no necesitan pasar por las regulaciones de bioseguridad. Ya lo consiguieron en el caso de un champiñón manipulado con CRISPR para no volverse marrón al cortarlo, que se vende desde este año en Estados Unidos sin que el público tenga idea de ello. En Europa la presión de la industria para no pasar por regulación o que no se considere transgénico es aún mayor porque hay 17 países que prohíben transgénicos.

Una aplicación particularmente preocupante de CRISPR-Cas9 es la construcción de conductores genéticos (gene drives en inglés). Esto es una forma de hacer transgénicos para manipular especies silvestres, y asegurar que los genes modificados pasen siempre a la generación siguiente. Con los cultivos transgénicos existe ya el problema de la contaminación, pero éstos deben ser plantados cada año y además, las plantas no transgénicas, al no reconocer los genes extraños, tienden a eliminarlos en algunas generaciones.
Esta nueva construcción genética –organismos con conductores genéticos– asegura que el gen permanezca en todas las generaciones subsiguientes. Si es por ejemplo un gen para hacer que sólo nazcan machos (desde plantas y mosquitos a cualquier mamífero) se podría extinguir toda una especie. Aunque lo presentan como opción para eliminar "especies dañinas", es un arma muy peligrosa en manos de quiénes fácilmente pueden definir todo lo que molesta a sus negocios agrícolas u otros, como dañino o plaga. (Ver artículo de Jim Thomas, ETC)
Son tecnologías, cuyo espectro de acción es tan amplio y las consecuencias tan devastadoras, que es necesario trabajar por su prohibición.
En ese sentido, la extendida crítica social hacia los transgénicos es una base de apoyo, necesitamos ahora desarmar las nuevas armas de lenguaje con que nos quieren confundir las empresas y los científicos que trabajan para ellas.
La reciente declaración de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza en América Latina (UCCSNAL) sobre nuevas tecnologías, apunta a ello. "Cuestionamos la seguridad de esta tecnología, que juega con la manipulación genética a pesar del gran desconocimiento que existe sobre su funcionamiento, y sobre los efectos que su aplicación podrían desencadenar a nivel celular, del organismo de la salud humana y del ambiente. No pedimos para estas nuevas tecnologías la aplicación de normas de bioseguridad ni el desarrollo de estrictas evaluaciones de riesgo, sino la suspensión de toda la experimentación en este campo.
Cuestionamos el exagerado rol que se da a "la ciencia" y al sistema científico tecnológico en el proceso de toma de decisiones relacionado con la adopción de estas nuevas tecnologías, pues sabemos que la investigación científica encarna las mismas relaciones de poder que se dan en la sociedad, y que las principales líneas de investigación son decididas por quienes las auspician y financian."
Fuente: http://www.lafogata.org/16arg/arg8/arg.21.9.htm

 Comprobemos cómo es posible la unión de todos los pueblos y comunidades del país en torno a:"definir claramente cuál es nuestra relación con la naturaleza, y plantear el control estratégico de todos los territorios y de la misma institucionalidad en su momento. Debemos desafiarla con nuestra práctica y con nuestro planteamiento teórico de un modelo alternativo y popular".
 
Honduras: Hacia la estructuración de un plan estratégico nacional de resistencia y lucha
Cumbre del movimiento social y popular hondureño
 
contra el extractivismo superó todas las expectativas
16 de noviembre de 2016
Por Giorgio Trucchi (LIN y M)
 
Tras tres jornadas de trabajo intenso cerró exitosamente este martes (15/3) la primera Cumbre de los pueblos y comunidades en lucha contra el extractivismo, impulsada y coordinada por la Plataforma del Movimiento Social y Popular de Honduras (PMSPH).

Más de 700 delegados y delegadas de unas 400 comunidades de todo el país se reunieron en Tegucigalpa
para definir estrategias nacionales de lucha por la defensa de los bienes comunes de la naturaleza, así como visibilizar la gravedad del extractivismo en los territorios e impulsar la unidad comunitaria y territorial, la movilización y la resistencia permanente.

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Estos proyectos -se lee en la Proclama de la Cumbre- son desarrollados a costa de la violación de los derechos humanos, la violación del Convenio 169 de la OIT, la estigmatización y criminalización a las organizaciones, la división de las comunidades, la judicialización de defensores y defensoras y el asesinato de compañeros y compañeras que han echo frente a este modelo de despojo que, a expensas de extraer nuestros bienes comunes para cubrir la demanda del gran capital, se empobrece a las comunidades", denuncia el movimiento social y popular hondureño en su Proclama.

De acuerdo con el análisis realizado por las y los delegados reunidos en mesas de trabajo, para abordar todos los aspectos relacionados con las principales afectaciones e impactos de los proyectos extractivistas sobre las comunidades, en Honduras se está impulsando una política de neo-colonización de los territorios "en la que el despojo es justificado bajo la idea del mal llamado desarrollo", que responde a un modelo de producción "que privilegia la obtención y acumulación de riquezas".

Actualmente, en Honduras existen 714 proyectos extractivos y se calcula que entre el 30 y 35% de su territorio ya está concesionado. Los pueblos y comunidades en lucha denuncian que la imposición del modelo extractivista estaría generando un acelerado caos climático, violencia e inseguridad, migración, desalojo forzado, desplazamiento de pueblos y comunidades. 

Cancelación de proyectos extractivos


Ante esta situación, la Cumbre exigió la cancelación inmediata de todos los proyectos extractivos y la derogación de las leyes que permiten invertir en estos proyectos destructivos. También instó las autoridades a respetar los procedimientos expresados en convenios ratificados por Honduras, como por ejemplo el Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales y la Declaración de la ONU sobre derechos de los pueblos indígenas. Asimismo, condenó y exigió el cese de la militarización y represión en los territorios.

También hizo un fuerte llamado a las comunidades para que "sumamos fuerzas, defendamos lo que es nuestro y no permitamos que nos arrebaten esta casa común en la que vivimos". Por esto auspició que "juntos y juntas nos levantemos en una sola fuerza para detener el empobrecimiento por despojo de nuestros pueblos", concluyó la Proclama.
"La participación ha sido extraordinaria y hay decenas de comunidades que se están sumando al esfuerzo que viene haciendo la Plataforma. Hay entusiasmo y disposición a juntarse, coordinar estrategias y planificar acciones de resistencia y lucha. Exigimos la derogación de las leyes y que se cancelen todos estos proyectos de muerte. No podemos continuar con una situación donde se han asesinado a compañeros y compañeras, destruido comunidades, desalojado a pueblos", dijo Miriam Miranda, coordinadora de la Organización Fraternal Negra Hondureña, Ofraneh.

La dirigente garífuna agregó que próximamente se reunirán para terminar de definir lo que será el Plan nacional de unidad y lucha contra el extractivismo, sentar las bases para las próximas acciones y movilizaciones a nivel territorial y nacional, e iniciar la preparación de la segunda Cumbre de los pueblos y comunidades en lucha contra el extractivismo.

Para el 2 de marzo del próximo año, primer aniversario del asesinato de la dirigente indígena Berta Cáceres,
cientos de comunidades a nivel nacional se movilizarán masivamente contra el modelo extractivista.
Un nuevo contexto de lucha y resistencia

"La actividad ha superado las expectativas, al tiempo que supera también una deuda que ha tenido el movimiento de resistencia territorial al extractivismo, o sea el hecho de encontrarse en una actividad de carácter nacional en perspectiva regional. Esta actividad marca las coincidencias en la modalidad de resistencia que se desarrolla en Honduras, y la convergencia con otras modalidades que hay en la región centroamericana", manifestó a la LINyM, Víctor Fernández, coordinador del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, MADJ.

Según él, este camino de intercambio y búsqueda de estrategias comunes que se ha iniciado "rompe con la idea de los pequeños espacios organizativos o de las luchas locales no vistas en un contexto nacional", al tiempo que "moraliza las luchas, permite sistematizar las experiencias y encontrar los pasos que debe seguir el modelo de resistencia", agregó.

El ex fiscal evidenció cuáles son los desafíos futuros para la Plataforma. El primero es la articulación efectiva, que no puede quedarse en simples encuentros, sino en acciones coordinadas de resistencia y desafíos a la institucionalidad. Además hay que ir configurando la estrategia de uso popular de los bienes de la naturaleza. 

"Al margen de lo que digan los gobiernos debemos definir claramente cuál es nuestra relación con la naturaleza, y plantear el control estratégico de todos los territorios y de la misma institucionalidad en su momento. Debemos desafiarla con nuestra práctica y con nuestro plateamiento teórico de un modelo alternativo y popular", concluyó Fernández.
LINyM