Para el atrevimiento
mayoritario a analizar el porqué crecen las injusticias social y ambiental e
involucrarse en las luchas por territorios libres de extractivismos como nos
proponemos en la campaña GaneQuienGane
El desafío, abajo y a la izquierda, es generalizar el viraje
desde la creencia en los líderes o en las elites hacia aprender de los
pueblos.
Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra
La cumbre social sobre el
cambio climático cerró ayer con una advertencia a la ONU, críticas a EEUU y la
exigencia a los países industrializados de que reduzcan a la mitad sus gases de
efecto invernadero de aquí al año 2020.
La Conferencia de los Pueblos
sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra clausuró sus
sesiones en la localidad de Tiquipaya, a 30 kilómetros de Cochabamba, en
coincidencia con el Día de la Madre Tierra, que se celebra desde hace 40 años.
Presentamos el acuerdo final.
ACUERDO DE LOS
PUEBLOS
22 de abril de 2010 Cochabamba, Bolivia
22 de abril de 2010 Cochabamba, Bolivia
Hoy, nuestra Madre Tierra está
herida y el futuro de la humanidad está en peligro.
De incrementarse el
calentamiento global en más de 2º C, a lo que nos conduciría el llamado
“Entendimiento de Copenhague” existe el 50% de probabilidades de que los daños
provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y
un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de
bosques serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes
regiones del planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el
derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos
Estados insulares desaparecerían y el África sufriría un incremento de la
temperatura de más de 3º C. Asimismo, se reduciría la producción de alimentos en
el mundo con efectos catastróficos para la supervivencia de los habitantes de
vastas regiones del planeta, y se incrementaría de forma dramática el número de
hambrientos en el mundo, que ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de
personas.
Las corporaciones y los gobiernos
de los países denominados “más desarrollados”, en complicidad con un segmento de
la comunidad científica, nos ponen a discutir el cambio climático como un
problema reducido a la elevación de la temperatura sin cuestionar la causa que
es el sistema capitalista.
Confrontamos la crisis
terminal del modelo civilizatorio patriarcal basado en el sometimiento y
destrucción de seres humanos y naturaleza que se aceleró con la revolución
industrial.
El sistema capitalista nos ha
impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este
régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser
humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta,
convirtiendo todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las
culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de
los pueblos, la muerte y la vida misma.
Bajo el capitalismo, la Madre
Tierra se convierte en fuente sólo de materias primas y los seres humanos en
medios de producción y consumidores, en personas que valen por lo que tienen y
no por lo que son.
El capitalismo requiere una
potente industria militar para su proceso de acumulación y el control de
territorios y recursos naturales, reprimiendo la resistencia de los pueblos. Se
trata de un sistema imperialista de colonización del planeta.
La humanidad está frente a una
gran disyuntiva: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la
muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la
vida.
Requerimos forjar un nuevo
sistema que restablezca la armonía con la naturaleza y entre los seres humanos.
Sólo puede haber equilibrio con la naturaleza si hay equidad entre los seres
humanos.
Planteamos a los
pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los
conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas,
afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre
Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible,
interdependiente, complementaria y espiritual.
Para enfrentar el cambio
climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar
un nuevo sistema basado en los principios de:
-
armonía y equilibrio entre todos y con todo
-
complementariedad, solidaridad, y equidad
-
bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra
-
respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos
-
reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene
-
eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo
-
paz entre los pueblos y con la Madre Tierra.
El modelo que propugnamos no es
de desarrollo destructivo ni ilimitado. Los países necesitan producir bienes y
servicios para satisfacer las necesidades fundamentales de su población, pero de
ninguna manera pueden continuar por este camino de desarrollo en el cual los
países más ricos tienen una huella ecológica 5 veces más grande de lo que el
planeta es capaz de soportar.
En la actualidad ya se ha excedido en más de un 30% la capacidad del planeta
para regenerarse. A este ritmo de sobreexplotación de nuestra Madre Tierra se
necesitarían 2 planetas para el 2030.
En un sistema interdependiente
del cual los seres humanos somos uno de sus componentes no es posible reconocer
derechos solamente a la parte humana sin provocar un desequilibrio en todo el
sistema. Para garantizar los derechos humanos y restablecer la armonía con la
naturaleza es necesario reconocer y aplicar efectivamente los derechos de la
Madre Tierra.
Para ello proponemos el proyecto
adjunto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra en el cual se
consignan:
* Derecho a la vida y a
existir;
* Derecho a ser respetada;
* Derecho a la continuación de sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas;
* Derecho a mantener su identidad e integridad como seres diferenciados, auto-regulados e interrelacionados;
* Derecho al agua como fuente de vida;
* Derecho al aire limpio;
* Derecho a la salud integral;
* Derecho a estar libre de la contaminación y polución, de desechos tóxicos y radioactivos;
* Derecho a no ser alterada genéticamente y modificada en su estructura amenazando su integridad o funcionamiento vital y saludable.
* Derecho a una restauración plena y pronta por las violaciones a los derechos reconocidos en esta Declaración causados por las actividades humanas.
* Derecho a ser respetada;
* Derecho a la continuación de sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas;
* Derecho a mantener su identidad e integridad como seres diferenciados, auto-regulados e interrelacionados;
* Derecho al agua como fuente de vida;
* Derecho al aire limpio;
* Derecho a la salud integral;
* Derecho a estar libre de la contaminación y polución, de desechos tóxicos y radioactivos;
* Derecho a no ser alterada genéticamente y modificada en su estructura amenazando su integridad o funcionamiento vital y saludable.
* Derecho a una restauración plena y pronta por las violaciones a los derechos reconocidos en esta Declaración causados por las actividades humanas.
La visión compartida es
estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero para hacer
efectivo el Artículo 2 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático que determina “la estabilización de las concentraciones de
gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias
antropogénicas peligrosas para el sistema climático”. Nuestra visión es, sobre
la base del principio de las responsabilidades históricas comunes pero
diferenciadas, exigir que los países desarrollados se comprometan con metas
cuantificadas de reducción de emisiones que permitan retornar las
concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a 300 ppm y así,
limitar el incremento de la temperatura media global a un nivel máximo de 1°C.
Enfatizando la necesidad de
acción urgente para lograr esta visión, y con el apoyo de los pueblos,
movimientos y países, los países desarrollados deberán comprometerse con metas
ambiciosas de reducción de emisiones que permitan alcanzar objetivos a corto
plazo, manteniendo nuestra visión a favor del equilibrio del sistema climático
de la Tierra, de acuerdo al objetivo último de la Convención.
La “visión compartida” para la
“Acción Cooperativa a Largo Plazo” no debe reducirse en la negociación de cambio
climático a definir el límite en el incremento de la temperatura y la
concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, sino que debe
comprender de manera integral y equilibrada un conjunto de medidas financieras,
tecnológicas, de adaptación, de desarrollo de capacidades, de patrones de
producción, consumo y otras esenciales como el reconocimiento de los derechos de
la Madre Tierra para restablecer la armonía con la naturaleza.
Los países desarrollados,
principales causantes del cambio climático, asumiendo su responsabilidad
histórica y actual, deben reconocer y honrar su deuda climática en todas sus
dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio
climático. En este marco exigimos a los países desarrollados que:
* Restablezcan a los países en
desarrollo el espacio atmosférico que está ocupado por sus emisiones de gases de
efecto invernadero. Esto implica la descolonización de la atmósfera mediante la
reducción y absorción de sus emisiones.
* Asuman los costos y las
necesidades de transferencia de tecnología de los países en desarrollo por la
pérdida de oportunidades de desarrollo por vivir en un espacio atmosférico
restringido.
* Se hagan responsables por los
cientos de millones que tendrán que migrar por el cambio climático que han
provocado y que eliminen sus políticas restrictivas de migración y ofrezcan a
los migrantes una vida digna y con todos los derechos en sus países.
* Asuman la deuda de adaptación
relacionadas a los impactos del cambio climático en los países en desarrollo
proveyendo los medios para prevenir, minimizar y atender los daños que surgen de
sus excesivas emisiones.
* Honren estas deudas como
parte de una deuda mayor con la Madre Tierra adoptando y aplicando la
Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en las Naciones Unidas.
El enfoque debe ser no
solamente de compensación económica, sino principalmente de justicia
restaurativa – es decir restituyendo la integridad a las personas y a los
miembros que forman una comunidad de vida en la Tierra.
Deploramos el intento de un
grupo de países de anular el Protocolo de Kioto el único instrumento legalmente
vinculante específico para la reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero de los países desarrollados.
Advertimos al mundo que no
obstante estar obligados legalmente las emisiones de los países desarrollados en
lugar de reducir, crecieron en un 11,2% entre 1990 y 2007.
Estados Unidos a causa del
consumo ilimitado aumentó sus emisiones de GEI en 16,8% durante el periodo 1990
al 2007, emitiendo como promedio entre 20 y 23 toneladas anuales de CO2
por habitante, lo que representa más de 9 veces las emisiones correspondientes a
un habitante promedio del Tercer Mundo, y más de 20 veces las emisiones de un
habitante de África Subsahariana.
Rechazamos de manera absoluta
el ilegitimo “Entendimiento de Copenhague”, que permite a estos países
desarrollados ofertar reducciones insuficientes de gases de efecto invernadero,
basadas en compromisos voluntarios e individuales, que violan la integridad
ambiental de la Madre Tierra conduciéndonos a un aumento de alrededor de 4ºC.
La próxima Conferencia sobre
Cambio Climático a realizarse a fines de año en México debe aprobar la enmienda
al Protocolo de Kioto, para el segundo período de compromisos a iniciarse en
2013 a 2017 en el cual los países desarrollados deben comprometer reducciones
domésticas significativas de al menos el 50% respecto al año base de 1990 sin
incluir mercados de carbono u otros sistemas de desviación que enmascaran el
incumplimiento de las reducciones reales de emisiones de gases de efecto
invernadero.
Requerimos establecer primero
una meta para el conjunto de los países desarrollados para luego realizar la
asignación individual para cada país desarrollado en el marco de una comparación
de esfuerzos entre cada uno de ellos, manteniendo así el sistema del Protocolo
de Kioto para las reducciones de las emisiones.
Los Estados Unidos de América,
en su carácter de único país de la Tierra del Anexo 1 que no ratificó el
Protocolo de Kioto tiene una responsabilidad significativa ante todos los
pueblos del mundo por cuanto debe ratificar el Protocolo de Kioto y
comprometerse a respetar y dar cumplimiento a los objetivos de reducción de
emisiones a escala de toda su economía.
Los pueblos tenemos los mismos
derechos de protección ante los impactos del cambio climático y rechazamos la
noción de adaptación al cambio climático entendida como la resignación a los
impactos provocados por las emisiones históricas de los países desarrollados,
quienes deben adaptar sus estilos de vida y de consumo ante esta emergencia
planetaria. Nos vemos forzados a enfrentar los impactos del cambio climático,
considerando la adaptación como un proceso y no como una imposición, y además
como herramienta que sirva para contrarrestarlos, demostrando que es posible
vivir en armonía bajo un modelo de vida distinto.
Es necesario construir un Fondo
de Adaptación, como un fondo exclusivo para enfrentar el cambio climático como
parte de un mecanismo financiero manejado y conducido de manera soberana,
transparente y equitativa por nuestros Estados. Bajo este Fondo se debe valorar:
los impactos y sus costos en países en desarrollo y las necesidades que estos
impactos deriven, y registrar y monitorear el apoyo por parte de países
desarrollados. Éste debe manejar además un mecanismo para el resarcimiento por
daños por impactos ocurridos y futuros, por pérdida de oportunidades y la
reposición por eventos climáticos extremos y graduales, y costos adicionales que
podrían presentarse si nuestro planeta sobrepasa los umbrales ecológicos así
como aquellos impactos que están frenando el derecho a Vivir Bien.
El “Entendimiento de
Copenhague” impuesto sobre los países en desarrollo por algunos Estados, más
allá de ofertar recursos insuficientes, pretende en si mismo dividir y enfrentar
a los pueblos y pretende extorsionar a los países en desarrollo condicionando el
acceso a recursos de adaptación a cambio de medidas de mitigación.
Adicionalmente se establece como inaceptable que en los procesos de negociación
internacional se intente categorizar a los países en desarrollo por su
vulnerabilidad al cambio climático, generando disputas, desigualdades y
segregaciones entre ellos.
El inmenso desafío que
enfrentamos como humanidad para detener el calentamiento global y enfriar el
planeta sólo se logrará llevando adelante una profunda transformación en la
agricultura hacia un modelo sustentable de producción agrícola campesino e
indígena/originario, y otros modelos y prácticas ancestrales ecológicas que
contribuyan a solucionar el problema del cambio climático y aseguren la
Soberanía Alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a controlar sus
propias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a
través de una producción en armonía con la Madre Tierra, local y culturalmente
apropiada, el acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y
nutritivos en complementación con la Madre Tierra y profundizando la producción
autónoma (participativa, comunitaria y compartida) de cada nación y pueblo.
El Cambio Climático ya está
produciendo profundos impactos sobre la agricultura y los modos de vida de los
pueblos indígenas/originarios y campesinos del mundo y estos impactos se irán
agravando en el futuro.
El agro negocio a través de su
modelo social, económico y cultural de producción capitalista globalizada y su
lógica de producción de alimentos para el mercado y no para cumplir con el
derecho a la alimentación, es una de las causas principales del cambio
climático. Sus herramientas tecnológicas, comerciales y políticas no hacen más
que profundizar la crisis climática e incrementar el hambre en el planeta. Por
esta razón rechazamos los Tratados de Libre Comercio y Acuerdos de Asociación y
toda forma de aplicación de los Derechos de Propiedad Intelectual sobre la vida,
los paquetes tecnológicos actuales (agroquímicos, transgénicos) y aquellos que
se ofrecen como falsas soluciones (agrocombustibles, geoingeniería,
nanotecnología, tecnología Terminator y similares) que únicamente agudizarán la
crisis actual.
Al mismo tiempo denunciamos
como este modelo capitalista impone megaproyectos de infraestructura, invade
territorios con proyectos extractivistas, privatiza y mercantiliza el agua y
militariza los territorios expulsando a los pueblos indígenas y campesinos de
sus territorios, impidiendo la Soberanía Alimentaria y profundizando la crisis
socioambiental.
Exigimos reconocer el derecho
de todos los pueblos, los seres vivos y la Madre Tierra a acceder y gozar del
agua y apoyamos la propuesta del Gobierno de Bolivia para reconocer al agua como
un Derecho Humano Fundamental.
La definición de bosque
utilizada en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre Cambio Climático, la cual incluye plantaciones, es inaceptable. Los
monocultivos no son bosques. Por lo tanto, exigimos una definición para fines de
negociación que reconozca los bosques nativos y la selva y la diversidad de los
ecosistemas de la tierra.
La Declaración de la ONU sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas debe ser plenamente reconocida,
implementada e integrada en las negociaciones de cambio climático. La mejor
estrategia y acción para evitar la deforestación y degradación y proteger los
bosques nativos y la selva es reconocer y garantizar los derechos colectivos de
las tierras y territorios considerando especialmente que la mayoría de los
bosques y selvas están en los territorios de pueblos y naciones indígenas,
comunidades campesinas y tradicionales.
Condenamos los mecanismos de
mercado, como el mecanismo de REDD (Reducción de emisiones por la deforestación
y degradación de bosques) y sus versiones + y ++, que está violando la soberanía
de los Pueblos y su derecho al consentimiento libre, previo e informado, así
como a la soberanía de Estados nacionales, y viola los derechos, usos y
costumbres de los Pueblos y los Derechos de la Naturaleza.
Los países contaminadores están
obligados a transferir de manera directa los recursos económicos y tecnológicos
para pagar la restauración y mantenimiento de los bosques y selvas, en favor de
los pueblos y estructuras orgánicas ancestrales indígenas, originarias,
campesinas. Esto deberá ser una compensación directa y adicional a las fuentes
de financiamiento comprometidas por los países desarrollados, fuera del mercado
de carbono y nunca sirviendo como las compensaciones de carbono (offsets).
Demandamos a los países a detener las iniciativas locales en bosques y selvas
basados en mecanismos de mercado y que proponen resultados inexistentes y
condicionados. Exigimos a los gobiernos un programa mundial de restauración de
bosques nativos y selvas, dirigido y administrado por los pueblos, implementando
semillas forestales, frutales y de flora autóctona. Los gobiernos deben eliminar
las concesiones forestales y apoyar la conservación del petróleo bajo la tierra
y que se detenga urgentemente la explotación de hidrocarburos en las selvas.
Exigimos a los Estados que
reconozcan, respeten y garanticen la efectiva aplicación de los estándares
internacionales de derechos humanos y los derechos de los Pueblos Indígenas, en
particular la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT, entre otros instrumentos
pertinentes, en el marco de las negociaciones, políticas y medidas para resolver
los desafíos planteados por el cambio climático. En especial, demandamos a los
Estados a que reconozcan jurídicamente la preexistencia del derecho sobre
nuestros territorios, tierras y recursos naturales para posibilitar y fortalecer
nuestras formas tradicionales de vida y contribuir efectivamente a la solución
del cambio climático.
Demandamos la plena y efectiva
aplicación del derecho a la consulta, la participación y el consentimiento
previo, libre e informado de los Pueblos Indígenas en todos los procesos de
negociación así como en el diseño e implementación de las medidas relativas al
cambio climático.
En la actualidad la degradación
medioambiental y el cambio climático alcanzarán niveles críticos, siendo una de
las principales consecuencias la migración interna así como internacional. Según
algunas proyecciones en 1995 existían alrededor de 25 millones de migrantes
climáticos, al presente se estima en 50 millones y las proyecciones para el año
2050 son de 200 a 1000 millones de personas que serán desplazadas por
situaciones derivadas del cambio climático.Los países desarrollados deben asumir
la responsabilidad sobre los migrantes climáticos, acogiéndolos en sus
territorios y reconociendo sus derechos fundamentales, a través de la firma de
convenios internacionales que contemplen la definición de migrante climático
para que todos los Estados acaten sus determinaciones.
Constituir un Tribunal
Internacional de Conciencia para denunciar, hacer visible, documentar, juzgar y
sancionar las violaciones de los derechos de los(s) migrantes, refugiados(as) y
desplazados en los países de origen, tránsito y destino, identificando
claramente las responsabilidades de los Estados, compañías y otros actores.
El financiamiento actual
destinado a los países en desarrollo para cambio climático y la propuesta del
Entendimiento de Copenhague son ínfimos. Los países desarrollados deben
comprometer un financiamiento anual nuevo, adicional a la Ayuda Oficial al
Desarrollo y de fuente pública, de al menos 6% de su PIB para enfrentar el
cambio climático en los países en desarrollo. Esto es viable tomando en cuenta
que gastan un monto similar en defensa nacional y destinaron 5 veces más para
rescatar bancos y especuladores en quiebra, lo que cuestiona seriamente sus
prioridades mundiales y su voluntad política. Este financiamiento debe ser
directo, sin condicionamiento y no vulnerar la soberanía nacional ni la
autodeterminación de las comunidades y grupos más afectados.
En vista de la ineficiencia del
mecanismo actual, en la Conferencia de México se debe establecer un nuevo
mecanismo de financiamiento que funcione bajo la autoridad de la Conferencia de
las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre cambio Climático
rindiendo cuentas a la misma, con una representación significativa de los países
en desarrollo para garantizar el cumplimiento de los compromisos de
financiamiento de los países Anexo 1.
Se ha constatado que los países
desarrollados incrementaron sus emisiones en el periodo 1990 – 2007, no obstante
haber manifestado que la reducción se vería sustancialmente coadyuvada con
mecanismos de mercado.
El mercado de carbono se ha
transformado en un negocio lucrativo, mercantilizando nuestra Madre Tierra, esto
no representa una alternativa para afrontar el cambio climático, puesto que
saquea, devasta la tierra, el agua e incluso la vida misma.
La reciente crisis financiera
ha demostrado que el mercado es incapaz de regular el sistema financiero, que es
frágil e inseguro ante la especulación y la aparición de agentes intermediarios,
por lo tanto, sería una total irresponsabilidad dejar en sus manos el cuidado y
protección de la propia existencia humana y de nuestra Madre Tierra.
Consideramos inadmisible que
las negociaciones en curso pretendan la creación de nuevos mecanismos que
amplíen y promuevan el mercado de carbono toda vez que los mecanismos existentes
nunca resolvieron el problema del Cambio Climático ni se transformaron en
acciones reales y directas en la reducción de gases de efecto invernadero.
Es imprescindible exigir el
cumplimento de los compromisos asumidos por los países desarrollados en la
Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático respecto al
desarrollo y transferencia de tecnología, así como rechazar la “vitrina
tecnológica” propuesta por países desarrollados que solamente comercializan la
tecnología.
Es fundamental establecer los
lineamientos para crear un mecanismo multilateral y multidisciplinario para el
control participativo, la gestión y la evaluación continua del intercambio de
tecnologías. Estas tecnologías deben ser útiles, limpias, y socialmente
adecuadas. De igual manera es fundamental el establecimiento de un fondo de
financiamiento e inventario de tecnologías apropiadas y liberadas de derechos de
propiedad intelectual, en particular, de patentes que deben pasar de monopolios
privados a ser de dominio público, de libre accesibilidad y bajo costo.
El conocimiento es universal, y
por ningún motivo puede ser objeto de propiedad privada y de utilización
privativa, como tampoco sus aplicaciones en forma de tecnologías. Es deber de
los países desarrollados compartir su tecnología con países en desarrollo, crear
centros de investigación para la creación de tecnologías e innovaciones propias,
así como defender e impulsar su desarrollo y aplicación para el vivir bien. El
mundo debe recuperar, aprender, reaprender los principios y enfoques del legado
ancestral de sus pueblos originarios para detener la destrucción del planeta,
así como los conocimientos y prácticas ancestrales y recuperación de la
espiritualidad en la reinserción del vivir bien juntamente con la Madre Tierra.
Considerando la falta de
voluntad política de los países desarrollados para cumplir de manera efectiva
sus compromisos y obligaciones asumidos en la Convención Marco de las Naciones
Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, y frente a la
inexistencia de una instancia legal internacional que prevenga y sancione todos
aquellos delitos y crímenes climáticos y ambientales que atenten contra los
derechos de la Madre Tierra y la humanidad, demandamos la creación de un
Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental que tenga la capacidad
jurídica vinculante de prevenir, juzgar y sancionar a los Estados, las Empresas
y personas que por acción u omisión contaminen y provoquen el cambio climático.
Respaldar a los Estados que
presenten demandas en la Corte Internacional de Justicia contra los países
desarrollados que no cumplen con sus compromisos bajo la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Protocolo de Kioto incluyendo sus
compromisos de reducción de gases de efecto invernadero.
Instamos a los pueblos a
proponer y promover una profunda reforma de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), para que todos sus Estados miembros cumplan las decisiones del
Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental.
El futuro de la humanidad está
en peligro y no podemos aceptar que un grupo de gobernantes de países
desarrollados quieran definir por todos los países como lo intentaron hacer
infructuosamente en la Conferencia de las Partes de Copenhague. Esta decisión
nos compete a todos los pueblos. Por eso es necesaria la realización de un
Referéndum Mundial, plebiscito o consulta popular, sobre el cambio Climático en
el cuál todos seamos consultados sobre: el nivel de reducciones de emisiones que
deben hacer los países desarrollados y las empresas transnacionales; el
financiamiento que deben proveer los países desarrollados; la creación de un
Tribunal Internacional de Justicia Climática; la necesidad de una Declaración
Universal de Derechos de la Madre Tierra y; la necesidad de cambiar el actual
sistema capitalista.
El proceso del Referéndum
Mundial, plebiscito o consulta popular será fruto de un proceso de preparación
que asegure el desarrollo exitoso del mismo.
Con el fin de coordinar nuestro
accionar internacional e implementar los resultados del presente “Acuerdo de los
Pueblos” llamamos a construir un Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre
Tierra que se basará en los principios de complementariedad y respeto a la
diversidad de origen y visiones de sus integrantes, constituyéndose en un
espacio amplio y democrático de coordinación y articulación de acciones a nivel
mundial.
Con tal propósito, adoptamos el
plan de acción mundial adjunto para que en México los países desarrollados del
Anexo 1 respeten el marco legal vigente y reduzcan sus emisiones de gases de
efecto invernadero en un 50 % y se asuman las diferentes propuestas contenidas
en este Acuerdo.
Finalmente, acordamos realizar
la 2ª Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los
Derechos de la Madre Tierra en el 2011 como parte de este proceso de
construcción del Movimiento Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra y para
reaccionar frente a los resultados de la Conferencia de Cambio Climático que se
realizará a fines de año en Cancún, México.