sábado, 14 de marzo de 2020

Preguntémonos qué democracia están construyendo diversos de abajo en el Abya Yala.

La van creando según resisten al avasallamiento de derechos de los pueblos y de la Naturaleza.
 
 
Reflexionemos sobre qué democracia hay en el sistema mundo capitalista a raíz de los extractivismos:

Refugiados climáticos y crisis ecosocial. Millones de personas han tenido que huir de sus casas
6 de marzo de 2020

Por Francesca Ricciardi y Pablo Socorro (Rebelión)

Cerca de 20 millones de personas tuvieron que huir de sus hogares a consecuencia del cambio climático en 2018. Los efectos de la crisis climática son cinco veces mayores en los países empobrecidos y desplazan a los colectivos más vulnerables.
Las migraciones climáticas se han visto agravadas de manera creciente a partir de la intervención de los seres humanos en los ciclos naturales del medio ambiente. En las últimas décadas se suceden las inundaciones, los ciclones, huracanes, sequías, incendios y el aumento del nivel del mar es ya una realidad.
Sin embargo, toda migración humana es el resultado de fenómenos heterogéneos y multicasuales. Por ello, es necesario ampliar la mirada a otros elementos que determinan la expulsión de las poblaciones de sus lugares de origen. Los desplazamientos forzosos son por violaciones sistemáticas de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales y afectan más a las poblaciones más vulnerables 1.
El factor ambiental está a menudo ligado a conflictos sociales, étnicos y territoriales, como son la destrucción del entorno natural, la construcción de grandes infraestructuras, adquisiciones y expropiaciones arbitrarias de tierras o debido a la contaminación, entre otros desencadenantes 2. Según datos del Observatorio de Desplazamiento Interno (IMDC, siglas en inglés) siete millones de personas se vieron obligadas a desplazarse por razones climáticas en los seis primeros meses de 2019. Mientras que, según esta misma fuente, solo en 2017 se contabilizaron cerca de 18,8 millones de desplazamientos internos de personas a causa de desastres naturales en 135 países, de los cuales, 8,6 millones fueron por inundaciones y 7,5 millones a causa de ciclones, en aumento por el calentamiento global 3. En el mapa se ve cómo el cambio climático se erige en el conflicto sociodistributivo más importante.
Un ejemplo de estos desplazamientos es el caso de Bihar, Estado de la India, donde las inundaciones han tenido efectos devastadores en la producción agrícola causando la movilización de unas 855.000 personas desde las zonas rurales a las ciudades en 2018 4
También en 2018, se registraron 3,8 millones de desplazamientos debido a fenómenos meteorológicos extremos en Filipinas y otros 3,8 millones en China.
India y el Bangladesh
En 2019, el ciclón Fani obligó a 3,5 millones de personas a desplazarse, a su paso por la India y Bangladesh, y causó la muerte de 89 personas. Las comunidades más empobrecidas de la capital de Bangladesh, Daca, fueron las más afectadas. Daca cuenta con más de 18 millones de habitantes, muchos de los cuales son desplazados. Esta ciudad se está expandiendo y construyendo viviendas sobre humedales, lo que aumenta el riesgo de inundaciones y deslizamiento de tierras en zonas pobladas.
El cambio climático tiene consecuencias destructivas sobre el entorno, provocadas por el incremento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos. Estos pueden ser ciclones tropicales, olas de frío y calor, sequías, inundaciones, es decir aquellos que por su intensidad causan importantes daños y víctimas mortales. En el caso de fenómenos meteorológicos extremos por cambios de aparición lenta, como la escasez de agua y el aumento del nivel del mar, los efectos son cinco veces mayores en los países empobrecidos respecto a los países de ingresos altos. Las mujeres, los niños y niñas, los pueblos indígenas y otros colectivos vulnerables son los principales afectados 5.
A los desastres naturales hay que añadir aquellas causas, también antropogénicas, que se relacionan directamente con el desplazamiento humano. A escala mundial se desarrollan muchos conflictos socioecológicos 6 que están relacionados con la intensificación de la lógica depredadora del capitalismo, que se sustenta en un modo de vida consumista del Norte global y se caracteriza por la acumulación basada en la desposesión de bienes y servicios en las zonas empobrecidas del planeta para el enriquecimiento y mantenimiento del bienestar de unos pocos.
Estos conflictos surgen a raíz de la extracción de recursos naturales, acaparamiento de tierras, instalación de megaproyectos (represas), contaminación por prácticas industriales nefastas, entre otras, que generan un número cada vez mayor de desplazamientos forzosos. Esta expulsión de las comunidades viene acompañada de una violencia inusitada por parte de los intereses privados en connivencia con las estructuras de poder. El mismo Banco Mundial que gestiona la deudas externas que estrangulan a los países empobrecidos y que financia buena parte de las represas que afectan a los ríos más importantes, reconoce que cerca de 100 millones de personas habían sido ya desplazadas por la construcción de represas.
El Banco Mundial 7 publicó en 2018 el informe: Prepararse para las migraciones internas provocadas por impactos climáticos en el que sostiene que, a menos que se tomen medidas urgentes de acción climática, para el año 2050 en África al sur del Sahara, Asia meridional y América Latina más de 140 millones de personas podrían verse obligadas a migrar dentro de sus países.
Capitalismo y desplazamientos
Tanto los desplazamientos provocados por los efectos del cambio climático como los que son consecuencia de conflictos socioecológicos, encuentran entre sus causas el sostenimiento del actual modelo socioeconómico capitalista. Por ello, existe una clara y directa relación entre los desplazamientos forzosos y la expropiación de recursos locales básicos, minerales y agrícolas, principal sostenimiento de los países ricos, a manos de las grandes corporaciones transnacionales al servicio del modelo consumista del Norte global.
Las políticas y las prácticas productivas insostenibles son las que causan, principalmente, la degradación ambiental y son responsables de violaciones de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales y el desplazamiento forzado de cientos de miles de personas cada año. Esta lógica depredadora colonial viene acompañada en los últimos años de un refuerzo en las fronteras que busca una deshumanización de las comunidades desplazadas, desposeyéndolas del derecho a la vida.
Países con más riesgo de personas desplazadas
La organización Oxfam acaba de presentar el informe Obligadas a abandonar sus hogares, sobre personas desplazadas por razones climáticas. Con datos de 2008 a 2018, señala que en la última década los desastres por el clima han sido la principal causa de desplazamiento interno, obligando a millones de personas a abandonar su hogar.
Notas:
1.       Julie-Anne Richards y Simon Bradshaw: Desarraigados por el Cambio Climático: La necesidad de responder al aumento del riesgo de desplazamientos. Oxfam Internacional. Nov. 2017
2.       Beatriz Felipe: “La degradación ambiental, el cambio climático y las migraciones”. Encrucijadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales. Vol. 11. 2016
3.       Internal Displacement Monitoring Centre y Consejo Noruego para Refugiados: Informe mundial sobre desplazamiento interno 2018 (GRID 2018).
4.       Associazione A Sud e CDCA, Centro Documentazione Conflitti Ambientali: Crisi ambientale e migrazioni forzate. Nuovi esodi al tempo dei cambiamenti climatici, 2018
5.       Julie-Anne Richards y Simon Bradshaw: Desarraigados por el Cambio Climático: La necesidad de responder al aumento del riesgo de desplazamientos. Oxfam Internacional. Nov. 2017
6.       Para profundizar sobre los conflictos socioecológicos, aconsejamos la lectura: https://www.bancomundial.org/es/news/infographic/2018/03/19/groundswell—preparing-for-internal-climate-migration
7.       Castillo, Jesús M.: Migraciones ambientales. Huyendo de la crisis ecológica en el siglo XXI, 2011

Observemos qué democracia construyen las resistencias al acaparamiento de territorios y bienes comunes por el capitalismo tanto en Chile como en Colombia:

El Movimiento por el agua

y los territorios de Chile

21 de febrero de 2020
 
El verano chileno continúa marcado por el proceso de lucha que estalló el 18 de octubre del año pasado contra las consecuencias de un sistema basado en la precarización de la vida, la marginalización y la privatización de todo espacio público y bienes comunes. Ni las políticas neoliberales, la desarticulación social y la represión pueden frenar el proceso organizativo chileno que se vienen gestando desde hace décadas entre movimientos sociales, feministas, socio-ambientales, estudiantiles, de pueblos originarios, migrantes y diferentes sectores oprimidos a lo largo de todo el país. Porque “no son 30 pesos, fueron 30 años”: 30 años30 años de represión y silencio, de segregación y precarización pero también años de rearticulación y crecimiento del movimiento social. Compartimos la entrevista  a Francisca Fernández. 

Por Ayelén Branca para ANRed

El 1ro de Febrero, en la Asamblea abierta de la Coordinadora 8M de Santiago de Chile convocada para organizar la Huelga general del 8 de marzo nos encontramos con Pancha (Francisca Fernández) del Movimiento por el agua y el territorio (MAT) de Chile. En esta instancia intercambiamos sobre el proceso organizativo que se viene dando este movimiento ¿Qué lugar tiene el movimiento en el levantamiento insurreccional y el proceso constituyente que se abre actualmente? ¿Cuáles son las perspectivas de cambio que se abren?
Ayelen: ¿Cómo surge el MAT en Chile? ¿se extiende a lo largo del país? ¿articulan con otros movimientos sociales y ambientales de Chile o de otros países? ¿qué luchas y reivindicaciones sostienen?
Pancha: El Movimiento por el Agua y los Territorios lo conformamos en el 2013. El proceso es bien interesante. El OLCA (Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales), una ONG, realizó un encuentro que se llama “Aguante la vida”, en el que distintos territorios mostramos y visualizamos nuestro conflicto socioambiental para generar estrategias conjuntas, teniendo en cuenta las demandas y las posibilidades de construcción de alternativa. En uno de los primeros “Aguante la vida” se resolvió que se necesitaba conformar un MAT con un principio, una demanda, fundamental: la derogación del código del agua. 
En el fondo para nosotres el gran problema en Chile es la privatización de todos los bienes comunes y de la vida en general, la precariedad que habitamos sostenida por la constitución de 1980, que consagró el agua como bien privado y si bien lo reconoce como bien nacional de uso público, su forma de aprovechamiento es a través del derecho del agua. En Chile el código de agua 1981 te permite vender, comprar, arrendar y hasta hipotecar el agua. Es decir, el agua es privada. Y eso es demasiado importante para nosotres y nos conformamos al ala de esta exigencia en 2013.
Lo conformamos alrededor de 100 organizaciones desde Arica a Magallanes, constituidas en tres zonales: zonal norte, centro y sur. Yo participo del zonal sur, específicamente el Bloque Andino por el agua del territorio, que somos un bloque que funcionamos en un espacio que se llama Cerro Blanco en recoleta que recuperamos hace 20 años. Lo conformamos organizaciones territoriales, socio-ambientales, estudiantiles, OLCA, Asambleas por el Agua y soberanía del Puente Alto; en el sur, la red de defensa de los territorios; en el norte, la coordinadora de mujeres por la defensa del río y la madre tierra, entre muchos otros espacios y organizaciones artísticas, de pueblos originarios y migrantes.
Es un movimiento bien diverso y justamente esa diversidad hace que nos definamos como movimiento Plurinacional. Cuando hablamos de «plurinacionalidad» no hablamos exclusivamente del reconocimiento de los pueblos originarios sino que nos reconocemos como distintas comunidades, territorios y pueblos que tenemos horizontes políticos que queremos articular desde lo originario, desde lo afro, desde lo migrante, desde lo rural, desde lo urbano.
Otro hito super importante es que nos definimos como «movimiento Antipatriarcal». Entendemos que el origen del despojo, la contaminación y la degradación de nuestras aguas, de los territorios en general y de nuestros bienes naturales es el extractivismo. El «extractivismo» ha sido la forma en el que el capitalismo ha azotado a los territorios colonizados. Por eso también nuestra lucha, siendo un movimiento plurinacional, tiene carácter descolonizador. Entendemos que la forma de construcción del capitalismo en la modernidad ha construido un poder y una forma de entender a la naturaleza basada en su explotación y consumo. El extractivismo es la extracción ilimitada de los bienes comunes para las ganancias de los mercados internacionales. La misma forma de explotar a la naturaleza es con la cual se ha explotado el cuerpo a las mujeres, les niñes y las disidencias. Entendemos que el extractivismo tiene lógicas de economías masculinizadas que han instalado la precariedad de la mujer en el ámbito laboral, el no reconocimiento del trabajo reproductivo. Además, solemos ser las mujeres las que estamos en el espacio de la resistencia y de la construcción de la alternativa desde la agroecología, el cuidado de la semilla y resistiendo los cortes de ruta. Desde ese carácter antipatriarcal muchas de nosotras nos referimos como ecofeministas o feministas territoriales. Nosotres hablamos hace rato del feminismo de los pueblos, es por eso que hace un año del MAT somos parte de la Coordinadora Feminista 8M y conformamos un comité socioambiental.
Somos plurinacionales, tenemos el carácter descolonizador, somos antipatriarcales y nuestra lucha primordial y esencial es la desprivatización del agua y de los territorios ¿Bajo qué? Derogar el código del agua, finalizar con las instituciones privatizadoras y que realmente haya una institucionalidad que permitan fiscalizar respecto al ámbito socioambiental. También exigimos la demanda de los derechos de la naturaleza. El agua debe ser reconocido como un derecho humano
¿Cómo lo hacemos? vía asamblea general constituyente real, plurinacional, feminista y desde el enfoque socioambiental popular, que permita una nueva constitución donde el agua se consagre como derecho humano pero también como derecho a la naturaleza, ¿en qué sentido? en que nuestra lucha no es solo por el consumo humano del agua sino también por el equilibrio del ecosistema, por la mantención de los flujos y los ciclos hídricos. Implica tener otra mirada de la relación con la naturaleza entendiendo que somos parte de y estableciendo interrelaciones que requieran, por ejemplo, de la justicia restaurativa.
Hablamos de «justicia restaurativa» porque queremos una justicia ecológica que restaure el ecosistema y que permita la generación de la vida y que además permita la dignidad de los pueblos. Es un horizonte bien particular, en ese sentido como movimiento socioambiental tenemos alianzas con otros movimientos sociales vinculados con la lucha por la desprivatización y contra la precariedad de la vida. Además de ser parte de la Coordinadora Feminista 8 de Marzo con algunas dificultades hemos participado algunas organizaciones de Unidad Social. También tenemos cercanía con la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios) al entender que la lucha contra la desprivatización educativa es la misma lucha contra la desprivatización del agua. Tenemos cercanía internacional con la Asamblea Agua de Mendoza. También tenemos cercanía con el Foro Fama en Brasil y hay compañeras que son parte de una Red de Mujeres Defensoras de la Madre Tierra y en contra de la Minería. Se han ido articulando relaciones en distintos niveles.
Ayelén: Es muy interesante el proceso de constitución del MAT y cómo este movimiento está vinculado con todas las luchas que se están dando a lo largo del país desde hace años y que en este momento estallan; así como el modo en que se articulan luchas socioambientales, por el agua y contra el extractivismo en toda la región, dado que como países dependientes es el sustento de las economías nacionales tanto en los países con gobiernos progresistas como con gobiernos neoliberales clásicos.
Pancha: Es muy importante lo que decis porque, por ejemplo, nuestra propuesta es una alternativa a la lógica del desarrollo. Los estados progresistas han podido reconocer los derechos a la madre tierra, como Ecuador y Bolivia, pero no cambiaron el modelo energético productivo, siguieron arrasando con los territorios. Entonces acá estamos diciendo: La lucha socioambiental hoy tiene un carácter de urgencia, que la existencia misma de la vida tanto humana como no humana y es el carácter de urgencia. Y por eso nuestra idea es también la construcción de alternativa, para desplazar este modelo productivo energético.
Y ¿desde donde? Señalamos las economías territoriales, la gestión integrada pensada desde las cuencas donde nos encontremos las distintas comunidades; desde la agroecología, en contra de los agrotóxicos y el uso de plaguicidas; desde la lucha de las semillas. Esto nos entrelaza en contra de los tratados de libre comercio que vienen a intensificar los procesos de privatización. También tenemos construcción de alternativa que ya estamos habitando, por ejemplo está la Escuela Agroecológica Genuina que es parte del MAT y que ha hecho un trabajo muy interesante desde esta perspectiva de la agroecología. Es decir, son muchas aristas bajo, justamente, lo que tu bien señalas, uno de los supuestos importantes de nuestra lucha es mucho más transversal: derrocar la lógica de cómo se ha instalado la relación con la naturaleza, con los bienes comunes  y que implica finalmente derrocar el neoliberalismo. O sea pensarlo desde otros lugares posibles y desde esa lectura articularnos con otros sectores.
Ayelén: En relación a este estallido que se da en Chile desde el 18 de Octubre del año pasado, algo que es muy palpable es que que la lucha tiene una perspectiva amplia -contra un modelo neoliberal- en el que se articulan diversos sectores organizados a lo largo del país. El MAT que ya tiene siete años de existencia ¿cómo crees que aporta este movimiento al proceso abierto desde el estallido? y a la inversa, ¿qué efectos tiene este proceso en el movimiento por el agua?
Pancha: Creo que uno de los grandes aportes del estallido en general es la importancia de la radicalidad y la movilización constante. Hemos visto durante estos treinta años post dictatoriales que realmente los cambios estructurales no los logramos. Entonces lo que sostiene el cambio estructural es la movilización y visiones más rupturistas del modelo. En este sentido ha habido actives muy interesantes, por ejemplo, en muchos territorios con la movilización de octubre se rompieron boca de toma. Las bocas de toma son donde se desvían las aguas y se manejan. Esto es un giro en la radicalidad de la lucha, antes no se había hecho. Otro ejemplo, se tomó un pozo, el pozo 9 en el Melón donde la comunidad también se movilizó y finalmente los desalojan. Pero se entiende que ya tiene que haber este tipo de acciones directas. No estoy diciendo que no haya debate legal, que es fundamental también y lo estamos dando pero ahora también tenemos que hacer acciones concretas. Entonces quizas esta gran emergencia, nos posibilitó a tener más seguridad de que los cambios también pasan por esas acciones directas. Ahora se nos viene el 22  de marzo, que es el día mundial por el agua, donde planeamos ese tipo de acciones además de movilizaciones, marchas, participación de foros y conversatorios.
Obviamente hay una retroalimentación sin embargo todavía creemos que hay altos desafíos de reconocer la importancia de la dimensión social y mental de la lucha en general. Por ejemplo, nos pasa que escuchamos mucho sobre “recuperar los recursos naturales” cuando hace años hablamos de “bienes comunes”. O se habla de “nacionalizar el agua” cuando no es lo que interesa nacionalizar porque no interesa el tipo de estado que se ha construido ni que ellos sean los gestores del agua. No! queremos gestion comunitaria del agua. Estas son las perspectivas generales.
Ayelén:  Bien, parece que el proceso de estallido social mantiene en crecimiento y ebullición el proceso abierto por el MAT durante tantos años de lucha y organización. Hay una pregunta mas para ir cerrando que se nos presenta a todes quienes estamos viendo el proceso chileno,  que es ¿Hacia donde ? ¿Cuáles son los resultados o los horizontes que se puedan llegar a dar tanto por vía legal, por la nueva constitución, como el proceso constituyente que se está dando en el pueblo?
Pancha:  Para ir cerrando, la pregunta más difícil.  Mira hemos hecho una lectura importante. Para nosotras el proceso constituyente tiene dos momentos, dos dinámicas o dos temporalidades como le quieran llamar. El institucional y el movilizado. El institucional tiene que ver con el debate de la Nueva Constitución , que iremos a una Asamblea Constituyente. Pero voy a referirme más al segundo.
Entendemos el proceso constituyente como la constitución de nuevos horizontes políticos que nos permitan la construcción de alternativa ¿desde donde? desde las asambleas territoriales, los cabildos y espacios autoconvocados. Esos procesos constituyentes tienen una temporalidad mucha más larga de la que nos da la institucionalidad.  Es lo que estamos habitando ahora desde dentro de la movilizaciones en los distintos territorios. Entonces el proceso constituyente de esta construcción de un nuevo horizonte político requiere un proceso destituyente, la desmonumentalización por ejemplo -se han roto muchas estatuas para resignificar y recolocar por ejemplo una casica diaguita del norte en La Serena, o pintar, o renombrar la Plaza Italia que se llama hoy la Plaza de La Dignidad-, es un gesto destituyente que va más allá de lo que el acta de la Constitución permite.
Igualmente también estamos en el proceso constituyente institucional debatiendo respecto a esos procesos, que por ejemplo nosotras decimos “queremos asamblea plurinacional, feminista y desde un enfoque socio-ambiental que reconozca  los derechos de la naturaleza”. Entonces a nivel institucional vamos a presionar hasta el máximo. Sin embargo respecto a las elecciones tanto en el MAT como en la Coordinadora 8M, no tenemos claridad. Hay un sector que llama a boicotear y otro sector que dice participemos para no quedar afuera de la posibilidad que se derogue el codigo agua o de otros cambios estructurales. A mi en lo personal me pasa que por dia cambio de opinión, de momentos digo “hay que boicotear porque ya no se puede más, es todo una burla, nos asesinan, dan una serie de requerimientos que impiden criterios tan básicos como la paridad, ni siquiera estamos en una lucha feminista, la paridad me parece un criterio lógico, entonces tu dices esto es una porqueria”, y por otra parte tu dices “ pero claro , ahora es un momento en que realmente podríamos colocar es que se pueda derogar el … de agua y eso generaría un cambio super potente” pero no hay claridad.
¿Cuál es la claridad? posicionar y presionar hasta el máximo para una Asamblea Constituyente a nuestra medida, a la medida de los pueblos, presionar de mantener la movilización por Marzo y por todo el 2020, y respecto a la agenda institucional ir evaluando desde este marco de presión.
Ayelén: Muchas gracias se que no va a ser fácil pero se viene y se continúa la lucha fuerte, que igual yo creo que más allá del horizonte ya está generando transformaciones durante el  proceso constituyente y de lucha insurreccional que aún sigue abierto.

Más noticias

 
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Guardias y Primeras Líneas: 

En defensa de la vida,

el territorio y la Madre Tierra

21 de febrero de 2020

Colombia está viviendo un momento trascendental en su historia: desde el 21 de noviembre del 2019, el descontento generalizado de la población se cristalizó en un solo grito de Paro Nacional, que reunió a sectores urbanos, indígenas, campesinos y afrodescendientes, cansados de padecer durante años políticas neoliberales llevadas adelante por malos gobiernos.

Por Makio para ANRed

Estas movilizaciones han contado con una participación masiva, cosa que desde hace más de 50 años no ocurría en este país. Las movilizaciones iniciadas en noviembre del año pasado se retoman nuevamente este año, ahora con más fuerza y coordinación luego del último Encuentro Nacional de Organizaciones Sociales, realizado el pasado 30 y 31 de enero, donde se acordó llevar a cabo un Paro Nacional por tiempo indefinido que afecte directamente a la producción y el abastecimiento de alimentos, contando con la movilización en campos y ciudades. La fecha de inicio del Paro se acordó para mediados de abril con el fin de que los procesos regionales campesinos, indígenas y afros aseguren las cosechas y el alimento para resistir el tiempo que sea necesario. De igual manera, las movilizaciones continúan e irán aumentando de manera escalonada hasta esa fecha.
El “paquetazo” de medidas que ha impuesto el gobierno de Iván Duque incluye las reformas laboral, pensional y tributaria, la privatización del aparato productivo del Estado y del sector financiero estatal, el tarifazo nacional al servicio eléctrico, el incumplimiento de los acuerdos con sectores sindicales, sociales y estudiantiles y la restricción del derecho a la protesta social. Si bien este «paquetazo» fue la gota que rebalsó el vaso, estas movilizaciones representan la inconformidad frente a las medidas de despojo sistemático que la población ha sufrido durante años, mercantilizando derechos fundamentales como la educación y la salud y entregándole los bienes comunes naturales a empresas trasnacionales mineras, agroindustriales y farmacéuticas a costa del asesinato y desplazamiento de las comunidades.
La violencia estatal, además de expresarse en el plano legislativo, ejecutivo y judicial, se expresa también mediante el uso de la violencia física y simbólica en manos del Ejército, el escuadrón móvil antidisturbios (ESMAD), y grupos paramilitares, quienes actúan de manera coordinada oficial y extraoficialmente en función de los intereses de la clase dirigente.
Muestra de esta violencia es el asesinato del estudiante Dilan Cruz, a manos del ESMAD durante las movilizaciones del pasado 21 de noviembre en el marco del Paro Nacional, además de la muerte de más de 800 líderes y lideresas sociales y ambientales desde el 2016, por parte de grupos paramilitares en las regiones más militarizadas del país.
En este contexto, las expresiones de autodefensa surgidas desde las comunidades toman un rol necesario para garantizar la construcción de paz y la defensa de los territorios, e incluso, garantizar el derecho a la protesta, como se ha visto en las expresiones de apoyo que ha hecho la Guardia Indígena a las movilizaciones en Bogotá. La unión de las Guardias Indígenas, Cimarronas y Campesinas, que ya cuentan con legitimidad propia por sus años de experiencia y organización en los territorios, se unen ahora a las experiencias de Primera Línea, grupos urbanos autoconvocados surgidos con la finalidad de proteger la vida de quienes ejercen su derecho a la protesta y salen a movilizarse en las ciudades.
Las Guardias Indígenas, Cimarronas y Campesinas – Resistencia milenaria de los Pueblos
Las guardias son procesos de autoorganización, que surgen en distintas comunidades y regiones del país, con el propósito de defender la vida, el territorio, los recursos naturales, los saberes ancestrales y la libre determinación de los pueblos. Se conforman en el contexto de militarización de los territorios y el despojo de las comunidades, llevando consigo la resistencia milenaria de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos.
Su mandato deriva de los propios concejos comunitarios, por lo que dependen directamente de las autoridades locales. No son grupos armados, defienden el territorio con su bastón de mando, que les otorga la fuerza espiritual, para defender la vida y garantizar la paz.
Estos grupos funcionan como redes comunitarias que se movilizan en situación de riesgo, con amplia participación de la población. Sus tareas están relacionadas con el ejercicio de la autoridad, el control territorial, la autoprotección, la administración de justica y el derecho a la protesta, procurando también el cuidado a los líderes y lideresas sociales, frente al atropello del Estado y los grupos paramilitares. También es tarea de las guardias generar mayor conciencia ecológica dentro de la comunidad, por ejemplo, explicando los peligros de la tala indiscriminada de bosques, y proponiendo alternativas como siembras de cultivos tradicionales, conformando territorios agroalimentarios que coexisten con la vegetación nativa sin deteriorarla, como vienen haciendo estas comunidades desde hace cientos de años.
 
Cada guardia local se fortalece con la articulación con otras guardias locales e interculturales. Ellas sostienen que los problemas no son de cada región, en todo el Abya Yala el enemigo es el mismo – “Vienen por nuestros bienes comunes, el agua, los minerales, los nutrientes del suelo y nuestros saberes ancestrales”-.
Es por eso que insisten en la necesidad de hacer “una sola guardia”: es un llamado a hacer una sola plataforma para romper las divisiones y fortalecerse, unificar saberes, experiencias y hacer que esta lucha se extienda por todo el continente. Para la guardia indígena: “el bastón lo llevamos todxs, cada unx elije si sacarlo o dejarlo dentro”.
Primera línea – Experiencia de los Escudos Azules
Son grupos independientes y autoconvocados que surgen desde las bases de los movimientos estudiantiles y de los barrios, como una expresión legítima de la movilización social. Frente a la represión estatal sistemática que se da en las manifestaciones, decidieron organizarse para defender a quienes participan en las marchas.
Si bien en un inicio se conformaron como un grupo que solamente buscaba la acción directa y respuesta legítima a las agresiones de la policía y el ESMAD, con el transcurso del tiempo se constituyeron no solo como grupo de defensa y cuidado de lxs manifestantes, sino también como grupo político.
Así, fueron consolidando estrategias frente a la represión, pero también fueron desarrollando prácticas pedagógicas, que ayuden a generar conciencia en la población sobre la legitimidad de la protesta, de la autodefensa y también la reivindicación de la capucha. Ésta se volvió un elemento simbólico importante, ya que se busca generar conciencia de que es un elemento fundamental de protección física, no sólo frente a los gases, sino también de resguardo de la identidad, en un contexto de represión y asesinato sistemático a quienes alzan la voz para defender sus derechos en Colombia.
En estos grupos, también está presente el concepto de que “la primera línea somos todxs”, desde los escudos hasta los manifestantes que van por detrás. Hay distintos roles dentro de la organización: quienes actúan de escudos y defensa directa del ESMAD, lxs bomberxs y quienes asisten en primeros auxilios. Además se han conformado grupos de investigación, de estrategias mediáticas y de comunicación alternativa.
La experiencia de unión y organización de las distintas Guardias con los grupos de Primeras Líneas durante las movilizaciones del Paro Nacional de fines de 2019 demostró que se pueden llevar adelante manifestaciones pacíficas, y sienta un precedente fundamental de aquí en adelante, para la movilización social en defensa de la vida, el territorio y la Madre Tierra, no sólo para Colombia, sino también para todo el Abya Yala.

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