Abreva en autoorganización y
planteos de los trabajadores más allá de sus hábitos y mira por cambios radicales hacia buenos
vivires socialistas.
Escuchamos
en el
Panorama de los movimientos sociales en tiempos de Coronavirus:
“Están dadas las condiciones para discutir una planificación estratégica del Estado distinta, de la mano de 7 movimientos populares”
22 de abril de 2020
Por Mario
Hernández (Rebelión)
Los movimientos de trabajadores y trabajadoras de la Economía popular y
las organizaciones sociales están desarrollando diferentes estrategias
colectivas para hacerle frente a la Pandemia y sobrellevar el
Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio que dispuso el gobierno.
Esteban Gringo Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores y
Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), señala la importancia de que
se pueda poner el eje en muchos de los planteos que desde este sector se
vienen haciendo hace años.
Para hacerle frente, el sector organizado ha podido construir alrededor
de 10.000 comedores en el país sostenidos por vecinas que han abierto
las puertas de su casa para que los niños y niñas no pasen hambre.
Comenta que a raíz del aislamiento se han podido organizar de modo que la comida sea entregada en viandas a los hogares,“apostando a que nuestro pueblo no pase necesidad”,señala. Con la dificultad que representa para el sector esta situación ya que, “la economía popular se desarrolla en la calle y en los barrios”.
Remarca la importancia de que en este contexto se dé lugar a los
planteos que vienen llevando adelante desde este sector desde hace
muchos años, como tener registro de todos los trabajadores y
trabajadoras y formar promotores de salud, ambientales y deportivos que
articulen el Estado con los barrios.
“Están dadas las condiciones para discutir una planificación estratégica
del Estado, distinta a la que se viene desarrollando en el país,
Latinoamérica y el mundo.”
El secretario de la UTEP reflexiona también sobre la necesidad de que se
reconozca el trabajo que vienen llevando adelante desde el sector y que
se garanticen los derechos que corresponden, y en esto, el Salario
Social Complementario es una herramienta que permite recuperar los
derechos perdidos por los trabajadores desde la dictadura hacia acá. Y
es también un aporte al mercado interno porque aumenta el consumo: “no
es que el Estado me da plata, es que yo trabajo y necesito un
complemento salarial que me permita recuperar los derechos laborales”.
En relación a este último punto, señala: “Queremos trabajo,
pero también ser parte de un planteo que no ponga el eje estrictamente
en el consumo guiado por las grandes corporaciones”.(...)
Cuatro millones de excluidos/as del IFE y los comedores sin alimentos
Luego de casi 30 días de lanzada la cuarentena que dejó sin ingresos a
millones de trabajadoras y trabajadores precarizados/as, no
registrados/as, changarines y eventuales, el gobierno anunció que más de
4 millones de personas han sido excluidas del beneficio elemental que
necesitan para su subsistencia.
Las sucesivas postergaciones en la fecha de pago, las exclusiones
arbitrarias y las marchas y contramarchas agravan la situación
desesperante que vive una población sometida a la pandemia y abandonada
a su suerte por un Gobierno que no tiene la misma demora con los
bonistas y el FMI a los que les PAGA RELIGIOSAMENTE LA DEUDA EXTERNA con
los recursos que son imprescindibles para la vida de millones.
Para colmo la entrega de alimentos para los comedores populares SE HA
DETENIDO TOTALMENTE, a partir de los escandalosos y repudiables actos de
corrupción que involucraron a funcionarios del Ministerio y que agravan
las enormes penurias alimenticias y sanitarias de la población más
pobre.
Toda esta situación fue planteada en la reunión con el ministro Arroyo
el jueves 9 y, sin embargo, a la fecha no se han presentado las
soluciones concretas a estos reclamos:
Compra y entrega inmediata de alimentos y kit sanitarios a los comedores
populares bajo control de las organizaciones sociales y trabajadores del
Estado electos en sus lugares de trabajo.
Por un ingreso universal básico de $ 30.000 para toda la población que
permita afrontar la pandemia y reactivar la economía.
¡Basta de represión en los barrios y patrullajes en las redes!
Firman:
POLO OBRERO -MTR HISTÓRICO – MTR VOTAMOS LUCHAR – C.U.Ba.
M.T.R.- M.I.D.O.– MAR, MOV 29 DE MAYO -BLOQUE PIQUETERO NACIONAL (T.Or.Re-
AGRUPACION ARMANDO CONCIENCIA-RUP- O.T.L.)- MTR 12 DE ABRIL – FDU, BUEL,
A TRABAJAR, – AGRUP 17 DE NOVIEMBRE – M.V. y J.S.
UTEP reclama que los sectores concentrados tienen que sostener a los más desprotegidos
“Es momento que los bancos privados, que fueron unos de los principales
ganadores durante el macrismo, así como también otras empresas pongan lo
que ganaron en 4 años de especulaciones”, señala la Unión de
Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) en un
comunicado.
En la sede nacional de la UTEP se realizó un encuentro entre las
principales organizaciones de los Movimientos Populares y el Equipo de
Sacerdotes para las Villas de Emergencia para establecer lineamientos de
trabajo y evaluar las acciones del gobierno hasta el momento.
Estuvieron presentes el secretario general de la UTEP, Esteban “Gringo”
Castro, Dina Sánchez (FP Darío Santillán), Norma Morales (Barrios de
Pie), Juan Grabois (MTE), Gildo Onorato (Mov. Evita), Luciano Alvarez
(CCC), Ramiro Geber (MP La Dignidad) Marianela Navarro (FOL), los
padres: “Tano” Angelotti (La Matanza), “Pepe” Di Paola (San Martín),
“Charly” Olivero (CABA) y el obispo Gustavo Carrara.
En la reunión se coordinaron las acciones de las organizaciones que tienen presencia real en el territorio y se acordó articular la petición de refuerzo alimentario y otros tipos de recursos necesarios para el abordaje de la pandemia en los barrios populares y en los sectores populares del campo y de la ciudad. Se acordó seguir impulsando comités de emergencia por barrio y localidad para coordinar acciones en cada uno de los territorios.También se abordó la situación de grupos especialmente vulnerables como son los migrantes, la gente en situación de calle, los/as que están atravesando una situación de adicción y las personas privadas de la libertad.
Centros comunitarios piden alimentos
Frente a la grave situación que vive gran parte de nuestra población,
los centros comunitarios que integramos la Red de Centros Comunitarios
Mons. Enrique Angelelli decidimos abrir nuestros espacios para ofrecer
una vianda de comida a las familias de nuestras comunidades.
Como las necesidades son cada vez mayores y la ayuda estatal sigue
siendo muy escasa, hacemos un llamado a la solidaridad.
Necesitamos alimentos en general y mercadería fresca en particular.
Elementos de limpieza e higiene personal. También quien lo desee puede
colaborar con un aporte monetario haciendo un depósito en nuestra cuenta
qué será destinado a los fines antes mencionados.
Para donación comunicarse a través de uno de estos medios. También
pueden hacer una transferencia bancaria al CBU que figura más abajo.
WhatsApp: 1125365092 / 1161909463
Facebook: @RedAngelelli
Instagram: @redangelelli
Email: donacion@redangelelli.org
CBU: 0140039701511405013360
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Aumentan casi al triple los fondos para los comedores escolares bonaerenses
En marzo último fueron destinados 1.100 millones de pesos al SAE y, en
abril, ese monto aumentará a 2.600 millones para asistir a 1.722.000
alumnos bonaerenses.
El gobernador Kicillof formuló el anuncio en el Salón Dorado de la Casa
de Gobierno provincial, donde estuvo acompañado de la Directora General
de Cultura y Educación, Agustina Vila, y de la ministra de Desarrollo de
la Comunidad, Fernanda Raverta.
Durante el acto, el gobernador mencionó además que está vigente
un programa destinado a maestros y auxiliares suplentes que no pudieron
tomar horas debido a la suspensión de las clases.
“Pensamos también en los que hacen suplencias, que también están
interrumpidas, y por ello implementamos un programa para que puedan
tener un ingreso de unos 10.230 pesos”, explicó.
Por su parte, la ministra de Desarrollo de la Comunidad, Fernanda
Raverta, detalló que bajo la nueva modalidad del SAE “el Estado llega a
las familias a partir de esta entrega de mercadería cada 15 días que
equivale a unos 750 pesos por entrega”.
Denuncian incumplimientos y no pago de salarios en La Plata
Cooperativas de trabajo y organizaciones sociales platenses denunciaron
al Intendente Julio Garro por incumplimiento en el pago de salarios a
las trabajadoras y trabajadores cooperativistas municipales y la falta
de entrega de alimentos a los comedores comunitarios en el marco de la
crisis sanitaria, que generó una caída inmediata en los ingresos de los
sectores más vulnerables y duplicó la asistencia a dichos comedores en
todo el país. Además, Garro formó un comité de crisis y no las convocó.
Con hambre no hay cuarentena
En la tarde de este jueves 2 de abril la policía de Santiago del Estero
detuvo a dos integrantes del FOL que se trasladaban a buscar alimentos:
Axel Aguilera y Rubén Pavón. Por el hacinamiento en las comisarias, el
gobierno de Santiago ha habilitado clubes barriales como centros de
detención. En este momento, ese es el uso que se le está dando al Club
Tiro Federal de La Banda.
“Los y las trabajadoras precarizadas de la Economía popular, que viven
de changas, del trabajo conseguido día a día, tienen mayores
dificultades para poder mantenerse en sus casas mientras el pan de cada
día falta en la mesa familiar. Es urgente que el gobierno garantice el
alimento a las miles de familias santiagueñas que no pueden hacer
cuarentena con hambre.
Por otro lado, llamamos a la población a denunciar los abusos y detenciones arbitrarias como estas, que son expresión de un total abuso de poder por parte de la fuerza policial, que detiene a quien va a buscar alimentos para su hogar. Exigimos respuestas de las autoridades policiales y la INMEDIATA LIBERACIÓN DE NUESTROS COMPAÑEROS AXEL Y RUBEN”, afirmaron desde el FOL a través de un comunicado.
Por otro lado, llamamos a la población a denunciar los abusos y detenciones arbitrarias como estas, que son expresión de un total abuso de poder por parte de la fuerza policial, que detiene a quien va a buscar alimentos para su hogar. Exigimos respuestas de las autoridades policiales y la INMEDIATA LIBERACIÓN DE NUESTROS COMPAÑEROS AXEL Y RUBEN”, afirmaron desde el FOL a través de un comunicado.
Jornada de ollas populares en más de 50 barrios tucumanos
Fue este 14 de abril ante el hambre y la crisis sanitaria en Tucumán.
Las organizaciones populares están en situación de alerta y exigen al
gobierno provincial la convocatoria a un Comité de Emergencia.
“Todas nuestras organizaciones, de forma conjunta, a través de sus
merenderos y comedores dan
más de 50.000 raciones diarias de comida, y la demanda crece día a día,
así como de nuestra parte la insuficiencia de sostener la necesidad de
alimentos a las miles de familias que lo demandan”, señalan en un
comunicado.
Lo firman: Frente de Organizaciones en Lucha -Frente Popular Darío
Santillán-Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional – CCC –
SOMOS Barrios de pie- Movimiento Evita – Corriente Nacional Martín
Fierro – Frente Barrial 19 de diciembre – Frente Social La Nueva
Independencia- Organización 22 de agosto – Octubres – Seamos Libres-
Corriente Pueblo Unido
Organizaciones sociales denuncian que la pandemia agrava la pobreza y la desigualdad social
En un comunicado, emitido el 29 de marzo, las organizaciones integrantes
del Frente de Lucha Piquetero denuncian que los anuncios del Gobierno
Nacional de ayuda excepcionales son menos que un vaso de agua en el
desierto en medio de la crisis sin precedente”, remarcan y agregan:
“para los desocupados/as con algún plan social de $ 8.500 se paga un
bono de $ 3.000 por única vez, cuando el ingreso de los planes ha
disminuido sólo el año pasado un 20% y en lo que va de este han perdido
su poder adquisitivo en un 10% más, lo que se ha agravado por los
aumentos criminales de los alimentos y artículos de higiene y limpieza
de los últimos días”.
Como contraparte, destacan que “en lo que sí ha sido rápido el gobierno
fue para desplegar un enorme operativo represivo conjunto en los barrios
no precisamente para cuidar la cuarentena”. En ese sentido, denuncian
que “las fuerzas represivas están siguiendo precisas instrucciones
gubernamentales para amedrentar, humillar, torturar, balear y reprimir a
los/as trabajadores/as que viven en los barrios más pobres, para evitar
que vecinos/as se organicen y reclamen la ayuda imprescindible que no
llega”. Estos hechos, consideran, “no se trata de exceso o de algún
milico desbocado, es un plan para evitar que la bronca popular tome
forma de protesta y de rebelión ante el abandono del Estado”.
En este contexto, las organizaciones reclaman: provisión de agua potable
en asentamientos y villas de emergencia; fumigación y descacharramiento
de basurales y descampados; provisión de elementos de higiene para los
comedores populares; barbijos, guantes, cofias, batas descartables,
alcohol en gel, lavandina, desinfectante en aerosol y repelente;
provisión de kit de higiene a la población vulnerable en los barrios más
pobres; aumento de las partidarias alimentarias para los comedores
populares, “para hacer frente al aumento de la demanda ante la
desocupación y la caída de la actividad económica”; extensión de la
tarjeta alimentaria a todos/as los /as desocupados/as con hijos de hasta
18 años de edad; la prohibición de despidos y suspensiones; la apertura
de programas sociales para desocupados/as; la duplicación de los montos
de los programas; la creación de un seguro para los desocupados/as de $
30.000 indexado por costo de vida; el control obrero-vecinal de la ayuda
social y la distribución de los recursos; y reclaman por el “no al pago
de la deuda externa y que los recursos se utilicen para atender la
emergencia”.
El Frente de Lucha Piquetero está integrado por el Polo Obrero, el MTR
Histórico, el MTR Votamos Luchas, CUba MTR, M.I.DO.,
MAR, el Movimiento 29 de Mayo, el Bloque Piquetero Nacional (T.Or.Re.),
Agrupación Armando Conciencia, RUP y O.T.L., el MTR 12 de Abril, FDU,
BUEL, A Trabajar, la Agrupación 17 de Noviembre y M.V. y J.S.
Emergencia de los más humildes en CABA
Decenas de organizaciones sociales de la zona sur de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires señalan en un comunicado: “El gobierno de Horacio
Larreta viene impulsando una serie de medidas que resultan insuficientes
para atender las demandas y garantizar el acceso a la salud de los
sectores populares en esta situación sumamente crítica, particularmente
de las villas de emergencia y barrios populares de la Ciudad […] En
concreto se están llevando adelante una serie de estrategias sanitarias
y sociales desde el Gobierno que parecen estar más pensadas para la
atención de los sectores sociales con mayores recursos que para aquellos
que estamos en las villas. Los centros de salud -CeSACs- no cuentan con
personal y recursos suficientes para afrontar dichas problemáticas de
salud.
La Campaña de Vacunación impulsada por el Ministerio de Salud implica en
concreto la instalación de centros de vacunación en escuelas, la mayoría
muy alejadas de las barriadas populares, villas y asentamientos. No hay
ni una de estas postas para vacunación en las villas de la Ciudad. Hoy
las y los vecinos tenemos que jugar a la búsqueda del tesoro por los
pasillos, a ver si logramos dar con las vacunas.
[…] Para poder llevar adelante estas estrategias de manera más integral
y que partan de la realidad concreta de cada territorio es
imprescindible que quienes construimos en los barrios cotidianamente
seamos protagonistas de las propuestas y del desarrollo de las mismas;
los movimientos sociales, lxs trabajadorxs de las salitas de salud y
hospitales y el conjunto de organizaciones populares somos quienes
conocemos nuestros barrios y quienes tenemos la capacidad de llegar a
cada unx de nuess vecinxs.
[…] Somos quienes hoy vamos puerta por puerta a realizar el relevamiento,
quienes previo a la pandemia pateamos el barrio para prevenir el dengue
que hoy también golpea en nuestros barrios -llevamos más de 3.000 casos
en el año, concentrados en Flores, Villa Soldati, Villa Riachuelo,
Lugano, La Boca, Parque Patricios, Barracas y Nueva Pompeya-, quienes
nos acercamos a cada casa con un plato de comida, quienes laburamos la
prevención, el cuidado e higiene en los comedores donde preparamos la
olla para que las familias puedan comer todos los días y quienes junto a
nuestro pueblo peleamos por el derechos de todxs a acceder a la salud
digna”.
Y reclaman: “Por eso exigimos a Larreta y al Ministerio de Salud:
-Vacunas para todxs. Somos parte de la ciudad. Vacunación domiciliaria para adultos mayores y población de riesgo.
-Reconocimiento de la epidemia del dengue, fumigación y descacharreo en todos los barrios y villas.
-Reconocimiento del trabajo de lxs promotorxs de salud
– Condiciones y recursos de trabajo para lxs trabajadores de la salud comunitarios y del sistema público estatal. Equipos de protección acorde a las normativas vigentes
-Nombramiento efectivo de lxs trabajadores de la salud.
– Reconocimiento de lxs trabajadorxs de comedores y merenderos que realizan tareas de asistencia y entregas puerta a puerta ante la emergencia
– Equipamiento e insumos de bioseguridad e higiene para comedores y merenderos fuera de los programas del gobierno de la Ciudad.
– Conformación de mesas de articulación territorial entre el GCABA y las organizaciones para elaborar un plan de acción que permita prevenir o reducir la circulación comunitaria del virus en las villas
– Garantizar las condiciones de aislamiento en los hogares a pacientes leves y además la sustentabilidad de las familias que se quedan sin sus cuidadoras o cuidadores principales porque requirieron aislamiento institucional”.
-Vacunas para todxs. Somos parte de la ciudad. Vacunación domiciliaria para adultos mayores y población de riesgo.
-Reconocimiento de la epidemia del dengue, fumigación y descacharreo en todos los barrios y villas.
-Reconocimiento del trabajo de lxs promotorxs de salud
– Condiciones y recursos de trabajo para lxs trabajadores de la salud comunitarios y del sistema público estatal. Equipos de protección acorde a las normativas vigentes
-Nombramiento efectivo de lxs trabajadores de la salud.
– Reconocimiento de lxs trabajadorxs de comedores y merenderos que realizan tareas de asistencia y entregas puerta a puerta ante la emergencia
– Equipamiento e insumos de bioseguridad e higiene para comedores y merenderos fuera de los programas del gobierno de la Ciudad.
– Conformación de mesas de articulación territorial entre el GCABA y las organizaciones para elaborar un plan de acción que permita prevenir o reducir la circulación comunitaria del virus en las villas
– Garantizar las condiciones de aislamiento en los hogares a pacientes leves y además la sustentabilidad de las familias que se quedan sin sus cuidadoras o cuidadores principales porque requirieron aislamiento institucional”.
Suscriben en comunicado, entre otros, trabajadores y trabajadoras de
Centros de Salud y Acción Comunitaria CeSAC, de Centros de
Especialidades Médicas Ambulatorias de Referencia CeMAR y de Hospitales
Públicos de la Ciudad; APPS Asociación de Profesionales de Servicio
Social del GCBA, Trabajadorxs de la Salud de los Centros de Salud de
Barracas, Corriente Clasista y Combativa, FeNaT CTA Capital, Barrios de
Pie, Unión de Trabajadores de la Economía Popular UTEP CABA, Frente de
Organizaciones en Lucha FOL, CTD Aníbal Verón, Movimiento Resistencia
Popular…
El gobierno porteño no les brinda elementos de trabajo a recolectores de basura
En Ciudad de Buenos Aires, las cuadrillas de recolección de basura de la
cooperativa del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) sostienen su
trabajo en las villas 1-11-14 y 31, garantizando condiciones de higiene
y limpieza a la comunidad, además de mantener abiertos los comedores
comunitarios tal como lo estipula el protocolo de la cuarentena. El
gobierno porteño no les ha dado los suficientes elementos de trabajo,
como guantes o alcohol en gel para su protección.
Delia, trabajadora integrante del FOL, relata “nosotras, las integrantes
de la cooperativa, estamos trabajando en la cuadrilla desde la manzana 1
a la manzana 9, pasando por el frente de la cancha de San Lorenzo.
Trabajamos con guantes, con barbijos que nosotras mismas los hemos
costurado, porque el gobierno no nos ha dado nada.”
Mientras, en otro lado de la Ciudad, en la Villa 31, barrio Padre Mugica,
otra cuadrilla del FOL sigue su trabajo de limpiar las calles y
recolectar la basura. En esa cuadrilla, Irma, otra trabajadora del FOL,
comenta cómo mantienen su trabajo en esta época de pandemia.
“Si bien pedimos todo los elementos para nosotras poder cuidarnos y para
poder trabajar tranquila, estamos consiguiendo los materiales con el
propio FOL, al comprar los guantes y hacer los barbijos”, comenta Irma.
Para más información de los comedores y merenderos visitar la página de
Facebook FOL
Capital
Las estrategias para que no avance el Coronavirus en los barrios populares
Las consecuencias de la cuarentena obligatoria ya se empiezan a sentir
en los barrios: mientras que hace una semana alcanzaba con un par de
ollas, ahora se necesitan dos. Y es que frente a la caída de las changas
como producto del aislamiento obligatorio, así como a las condiciones
instaladas por una pobreza estructural,las organizaciones sociales han
tenido que reforzar la asistencia alimentaria en los barrios. Además,
como producto de la crisis social que la pandemia ha generado en los
barrios populares, las organizaciones y movimientos territoriales han
comenzado a diseñar diferentes estrategias para dar respuesta a las
crecientes necesidades de los vecinos.
«El coronavirus llegó a la villa para fumarse a todas esas pandemias que ya la venían azotando hace tiempo: la precariedad habitacional, el riesgo eléctrico, el déficit de talla de los chicos por la mala nutrición, el bajísimo promedio de vida, el hostigamiento policial, la desocupación, el dengue, la estigmatización, la falta de empatía que provoca la televisión. A la villa le falta mucho hace un tiempo, sí. Pero la villa tiene también muchas fortalezas para aportar en esta crisis. Tiene una historia que todavía recuerda la manera en la que sobrevivimos todas las pandemias que precedieron a esta», afirma Ignacio «Nacho» Levy, referente de La Poderosa y vecino del barrio Zavaleta en la Villa 21-24.
Cooperativas textiles que fabrican barbijos para los habitantes de la
zona, guardias telefónicas para acompañar a las mujeres que sufren
violencia de género, servicios de entrega de viandas puerta a puerta a
los adultos mayores, comisiones que se encargan de hacer un seguimiento
de los crecientes casos de violencia institucional:frente a la crisis
sanitaria y económica, la organización contiene la situación.
El coronavirus distingue clases sociales, eso es algo en lo que
coinciden los y las militantes territoriales. «Acá el ‘Quedate en tu
casa’ no podemos cumplirlo. No porque no queramos, sino porque vivimos
unos encima de los otros, hacinados, sin servicios básicos, como luz,
agua potable, cloaca, veredas. Vivimos cuarentenas diferentes a la de la
clase media, y por eso nos armamos de estrategias. Estrategias que, como
siempre hemos hecho en los movimientos sociales, se arman principalmente
alrededor de los comedores comunitarios», indica Norma Morales,
militante de Barrios de Piey coordinadora de uno de los comedores que la
organización tiene en los barrios de Dock Sud, en Avellaneda. «Hace una
semana hacíamos cien porciones, hoy se cocinan trescientas porquele
estamos dando vianda a todo el barrio. Y nos quedamos cortos porque
todos los días hay familias que se quedan sin comer.No nos alcanza, en
nuestro barrio las heladeras ya están vacías», advierte.
El parate en la economía como consecuencia de la cuarentena obligatoria afectó principalmente a ese 40 % de trabajadores informales que, en muchos casos, dependen del trabajo del día a día para sobrevivir. Feriantes, albañiles, cartoneros, personal de limpieza, remiseros, todos y todas aquellas que trabajan en negro y que quedaron sin su principal vía de ingresos, engrosan las colas de los comedores y merenderos que se sostienen gracias el aporte de las organizaciones, los municipios y los mismos vecinos y vecinas. Pero no alcanza.«Hay una necesidad muy grande. El comedero es un punto estratégico en el barrio, pero desde que empezó todo esto del coronavirus empezó a venir mucha más gente, vecinos y vecinas que nunca antes habían venido, de otros barrios incluso. Antes venían 100 personas a comer por día, ahora vienen más de 200», indica Gabriel Aranda, militante de la Corriente Clasista y Combativa en La Matanza y coordinador del Club Estrella Roja.
«Los vecinos están haciendo un esfuerzo enorme para quedarse en sus
casas y sostener todas las indicaciones que envía el Ministerio de Salud
para garantizar la higiene, pero a veces es directamente
imposible. Faltan guantes, barbijos y alcohol en gel. Hace tres días que
no se recoge la basura porque las cooperativas no tienen los elementos
esenciales para salir a trabajar y limpiar las calles», cuenta Walter
Giracoy, Consejero de la villa 31. A la falta de acceso de agua potable,
se le suma la escasez de insumos básicos de higiene. Ya sea por el
desabastecimiento, el aumento abusivo de precios o la falta de respuesta
de los gobiernos locales, en los barrios es muy difícil acceder a kits
básicos de limpieza para enfrentar la pandemia.
Sin embargo, frente a la dificultad generada por la precariedad
estructural de los barrios y la escasez de insumos de higiene, las
organizaciones sociales y territoriales se abocaron a crear «comités de
crisis» y «áreas de salud» dedicadas a hacer campañas de
concientización, postas de información, seguimiento de personas de
riesgo y reparto de insumos de prevención.
La Poderosa, una organización villera que tiene representación en todo el país y diferentes puntos de Latinoamérica, cuenta, por ejemplo, con una serie de dispositivos entre los que se encuentra un área Emergencia Sanitaria. A través de esta, la organización se encarga de garantizar una comunicación diaria con los ancianos y ancianas del barrio, de que les llegue una vianda de comida a sus casas y de que puedan acceder a los medicamentos que necesitan. Tienen, a su vez, postas de salud que se dedican a impartir información sobre cómo cuidarse y prevenir el contagio.
Además, frente a la escasez de barbijos -fundamentales tanto para las
cocineras y militantes que se encargan de repartir las viandas como para
el personal de salud de los barrios-, muchas de las organizaciones
pusieron a sus cooperativas textiles a fabricarlos.
El Decreto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio intensificó algunas de las violencias que genera la desigualdad. Promulgado para evitar la propagación del coronavirus en la sociedad, no pudo evitar provocar una mayor situación de vulnerabilidad para las mujeres que sufren violencia de género-en muchos casos encerradas con sus abusadores-, así como una mayor vía libre para casos deviolencia institucional.
Frente a ese escenario, los movimientos sociales también debieron
organizarse y diseñar estrategias para mitigarlos. Para los casos de
violencia de género, La Poderosa, por ejemplo, cuenta con un área de
Género que actualmente está acompañando 327 casos de violencia de género
a nivel nacional. Esta misma área, a su vez, organiza guardias
telefónicas para casos de urgenciay, en algunos casos, evalúa la
intervención.
Por otro lado, en los últimos días se observaron varios casos de abusos
policiales en los barrios populares, como el caso del video que se
viralizó en el que unos gendarmes hacen «bailar» en
cuclillas a unos chicos de la Villa 1-11-14 por haber violado la
cuarentena (luego se supo que iban a llevarle comida a una persona
discapacitada).
La organización La Poderosa denuncia casos similares, frente a los
cuales también decidió organizar un área de Violencia Institucional que
funciona en base a un mapa de seguimiento barrial.En
este mapeo se procede a identificar los puestos de seguridad de las
fuerzas y las zonas en donde ocurren la mayor cantidad de apremios, y se
comparte una lista de instituciones «de apoyo» que permanecen abiertas,
así como una lista de vecinos y vecinas voluntarias de cada barrio que
centralizan el monitoreo diario de los agentes en el territorio.
«Necesitamos más que nunca la empatía de todos los sectores de la
sociedad. Nadie niega la necesidad de que el Estado implemente todos los
recursos a disposición para garantizar la mayor eficiencia de la
cuarentena, pero justificar los abusos y el accionar cruel de las
fuerzas públicas en nombre de tu propia salud y la de tu propia familia
es otra forma de decir ‘sálvese quien pueda’, finaliza Levy.
Creativa convocatoria de Barrios de Pie
En tiempos de pandemia, el problema en cualquier Conurbano sigue siendo
económico. La gran mayoría vive de changas, al día. La parálisis en la
producción empujó a más de 10 millones de personas a solicitar los $
10.000 de emergencia que ofreció el Gobierno. Ningún beneficiario puede
ser asalariado formal o receptor de un salario social complementario.
Lucía Bianchi, coordinadora de Capacitación e Investigación de Barrios
de Pie, organización social que integra la UTEP, afirma: “El coronavirus
profundiza la pobreza estructural en los barrios”. Y eso que todavía no
llegó con el espiral contagioso que podría hacer detonar una crisis
sanitaria.
“Todos los esfuerzos de las organizaciones sociales están puestos en
asegurar la alimentación”, dice Bianchi, “y en ganar tiempo para que la
pandemia no se desborde”.
Según la UTEP, durante la última quincena la visita a comedores creció
entre un 30 y 40 % a lo largo de los 3.000 barrios populares del AMBA,
muchos sin agua potable, y donde el dengue azota con temperaturas altas
y obliga a las organizaciones a relevar manzanas para su desinfección.
Aquí, las cuarentenas potencian otros emergentes: la violencia hacia las
mujeres, los consumos problemáticos, la violencia represiva de las
fuerzas de seguridad, los problemas de salud mental.
El aislamiento se vive de otra manera a cómo se preservan los sectores
medios. El hacinamiento hace del pasillo, la vereda y la calle, la casa.
Pero se respeta: hay menos circulación que antes. “Quedate en tu
barrio”, el eslogan de la UTEP, resulta efectivo.
“La pregunta que nos hicimos fue: ¿cómo podemos ayudar los sectores medios, académicos, profesionales ante esta coyuntura?Antes podíamos dar una mano en el barrio, ahora no”, explica Bianchi.
La respuesta fue convocar a periodistas, realizadores audiovisuales, diseñadores, abogados, docentes, trabajadores de la salud o cualquier persona que pueda dar una mano de manera virtual, para fortalecer la comunicación interna en los barrios.Hace falta diseñar recurseros, redactar protocolos o grabar audios didácticos para niños. Es necesaria la imaginación para sortear la mala conectividad, las pocas computadoras y el puñado de impresoras.También hace falta apuntalar una campaña más extensiva: la de donación de alcohol en gel, lavandina y alimentos no perecederos. Se necesitan personas que puedan recolectarlos y esperar a que un agente sanitario los recoja para trasladarlos a los centros comunitarios.
Cualquier interesado puede ofrecerse escribiendo a universidadbarriosdepie@gmail.com
Fuentes: Resumen
Latinoamericano, Anred, Página12, indymedia.argentina, Prensa FOL.
Apreciemos
que en el mundo entero, los trabajadores están con planteos a la patronal y
al Estado prefigurando una economía de cuidados.
Cómo el capitalismo del just-in-time
propagó el COVID-19
23 de
abril de 2020
Por Kim Moody
Spectre Journal - Ideas de Izquierda Semanario
(...)Lucha de clases en tiempo de pandemia y recesión
En la gran mayoría de las protestas de los trabajadores en todo el mundo se destacan dos temas: las licencias pagas (LP) y el equipo de protección personal (EEP), las dos “siglas” de la lucha de clases en la época de la plaga. El paquete de medidas del Congreso sobre el coronavirus exige dos semanas de licencia pagadas para los que tienen el virus, pero solo para los empleados de empresas con menos de 500 empleados. Esto excluye a casi la mitad de la fuerza de trabajo del sector privado, y no hay mandato para el EEP.
Los trabajadores
de los call centers, servicios de delivery, UPS, hospitales, ferrocarriles y
otros lugares exigen tanto las LP como el EPP necesarios a los empleadores que
hablan de seguridad pero no entregan lo que los trabajadores necesitan
inmediatamente.
La Unión de
Trabajadores Ferroviarios, con sindicatos de base, ha hecho circular una
resolución que exige estos elementos esenciales. Una petición hecha por los
Camioneros por un Sindicato Democrático logró dos semanas de licencia paga para
los trabajadores de UPS si ellos, o un miembro de su familia, se contagian con
el virus. Los trabajadores de Starbucks pidieron que no se les declare
“esenciales” y que se les pagara la licencia.
Los trabajadores
de delivery, venta al por menor y depósitos llevaron la lucha por las
dos “siglas” un paso más allá. Los miembros de la UFCW en huelga en las tiendas
de Ohio exigieron licencia pagada por enfermedad. Los camioneros de un almacén
de Kroger en Memphis se rebelaron después de que un compañero de trabajo fuera
diagnosticado con COVID-19. Los trabajadores de Instacart que reparten comida a
domicilio se declararon en huelga en todo EE. UU. para obtener equipo de
seguridad y LP para aquellos con condiciones médicas.
Acciones similares
ocurrieron en los locales de McDonald’s en Tampa, St. Louis, Memphis, Los
Ángeles y San José, mientras que los trabajadores de Amazon en Staten Island
abandonaron tareas el lunes 30 de marzo. Amazon finalmente concedió a los
trabajadores de su depósito licencias pagas después de que los trabajadores de
las instalaciones de Chicago solicitaron e hicieron abandono de tareas por LP.
Los trabajadores
de la industria manufacturera también tomaron medidas. 50 trabajadores avícolas
no sindicalizados de una planta de Perdue Farms en Georgia hicieron abandono de
tareas, declarando que
estaban cansados de “arriesgar nuestras vidas por el pollo”. La mitad de los
trabajadores de los astilleros de Bath de General Dynamics también hicieron
abandono de tareas cuando un trabajador se contagió con el virus.
Trabajadores de
Fiat-Chrysler en Sterling Heights, Michigan y Windsor, Ontario exigieron el
cierre de sus plantas. Los fabricantes de autopartes de American Axle también
dejaron de trabajar para exigir LP. Los locales de IUE-CWA han exigido no solo
EPP, sino que General Electric cambie la producción normal y use plantas ociosas
para producir los tan necesitados respiradores para las víctimas de coronavirus.
Naturalmente, los
combativos trabajadores de la educación de Estados Unidos tuvieron un papel
protagónico en la lucha por la protección. El Sindicato de Profesores de Chicago
y los trabajadores del SEIU Healthcare de esa ciudad unieron sus fuerzas para
exigir quince días de permiso remunerado y la entrega de comida a domicilio.
El sindicato de
maestros de Los Ángeles pidió “un subsidio semanal por desastre para que los
padres se queden en casa con sus hijos”. Los maestros de la ciudad de Nueva York
del Movimiento de Educadores de Base (MORE) de la Federación Unida de Maestros
organizaron una salida de emergencia y contribuyeron a obligar a la ciudad a
cerrar las escuelas.
Los trabajadores
sanitarios de los camioneros en Pittsburgh dejaron de recoger basura, exigiendo
EPP. Los trabajadores sanitarios canadienses de Hamilton, Ontario hicieron
abandono de tareas, exigiendo EPP y que los residuos orgánicos fueran embolsados
antes de recogerlos. Los conductores de autobús de Birmingham, Alabama, se
negaron a conducir por las rutas regulares hasta que la dirección accedió a
proporcionarles EPP, que no se controlaran más los boletos y proporcionar
licencias pagas a los que tenían el virus.
Aprendiendo nuevos hábitos de lucha
La propagación del
coronavirus ha ayudado a revelar que los lugares de trabajo de hoy en día están
unidos por múltiples redes. Trump trata de mantener la economía en marcha
haciendo que el Departamento de Seguridad Nacional redefina como “esenciales” a
casi todos los trabajadores. Esto deja claro que los circuitos del capital y el
trabajo conectan a los trabajadores alrededor del mundo y las ciudades.
Los fabricantes
chinos de máscaras N95 se conectan con las enfermeras de la ciudad de Nueva
York, con los trabajadores de Amazon en el condado de Will, Illinois, y con los
conductores de UPS en Chicago. Los trabajadores del ferrocarril, camiones y
correos se conectan con casi todo el mundo. Las acciones de los trabajadores,
incluso las limitadas, pueden tener un impacto más allá del lugar de trabajo
inmediato en el mundo del just-in-time.
No se puede
producir ningún bien, ni prestar ningún servicio, si los productos que permiten
estas actividades no se fabrican y si no se utiliza mano de obra. Si los
circuitos del capital y el trabajo ayudaron a propagar esta enfermedad, las
acciones de los trabajadores a lo largo de esta cadena también pueden contribuir
a crear un nuevo orden de relaciones de fuerza entre las clases como la secuela
de la epidemia.
Así como muchas
personas mostraron una solidaridad desinteresada con los demás en esta crisis,
también será necesaria la solidaridad a través en los ámbitos laborales,
industriales, ocupacionales y nacionales para luchar por un mundo mejor en la
era pospandémica.
“Nada volverá a
ser igual”, dicen muchos. Habrá grandes cambios, sin duda, pero a menos que sean
impulsados desde abajo por las acciones de la gran mayoría, es más probable que
sean del tipo “hay que cambiar algo para que nada cambie [1]”.
Las empresas serán reformuladas a medida que muchas compañías se hundan,
abundarán las fusiones, se racionalizarán las cadenas de suministro, se
recortará la mano de obra, los fondos del gobierno irán a parar a las arcas
corporativas y las ganancias se revitalizarán.
Pero difícilmente
vayan a abandonar sus prerrogativas de gestión o su visión de corto plazo. Los
gobiernos conservadores y liberales gastarán como keynesianos en tiempos de
guerra para reforzar las ganancias de las empresas.
Pero,
¿reemplazarán los ingresos perdidos por millones de trabajadores? ¿Permitirán la
representación sindical? Además, ¿volverán a poner en vigencia las regulaciones
ambientales y de seguridad desarticuladas a las que habían puesto en
“moratoria”? Más aún, ¿se prepararán para una próxima epidemia o tomarán medidas
reales para evitar la catástrofe climática?
A menos que se
produzca un gran ascenso desde abajo, las relaciones de poder inherentes a las
relaciones sociales de producción del capitalismo, y su extensión a través de la
“sociedad civil” y el gobierno, se reafirmarán, como ocurrió después de 2008. A
pesar de las esperanzas de muchos y de las obvias diferencias entre los
candidatos, la norma en los EE. UU., que es la política al servicio de los
capitalistas, se encargará de asegurar esto en mayor o menos medida, no importar
quién gane las elecciones en noviembre. Dependerá de esos trabajadores
“esenciales” crear un nuevo equilibrio de poder social y un mundo saludable y
sostenible.
Kim Moody: activista e
intelectual norteamericano con varios libros en su haber dedicados al movimiento
obrero y fundador de Labor Notes. Artículo originalmente publicado en Spectre
Journal, que aporta a demostrar por qué la pandemia de coronavirus no
es ninguna catástrofe “natural”.
Traducción: Maximiliano Olivera
Fuente de la traducción:
https://www.laizquierdadiario.com/Como-el-capitalismo-del-just-in-time-propago-el-Covid-19
Develemos cómo
desde 2013 hay una guía teórico práctica hacia el trabajo sustanciado en
otras relaciones y metas sociales, comunitarias e internacionales.
Llamamiento de la VI Conferencia de la Vía Campesina Egidio Brunetto – 9 al 13 de junio
(Yakarta, el 12 de Junio de 2013) Nosotros, La
Vía Campesina, venimos a extender nuestro llamado urgente a tejer hilo a hilo la
unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar
activa, propositiva y decididamente en la construcción de una nueva sociedad,
basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad
(...)Nuestras luchas
Soberanía
Alimentaria Ya – Transformando el mundo
La Soberanía
Alimentaria es el eje central de la lucha por un proyecto de justicia social que
hoy convoca a amplios sectores del campo y la ciudad. La soberanía alimentaria
es el derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y estados a controlar
sus alimentos y sus sistemas alimentarios y a decidir sus políticas asegurando a
cada uno alimentos de calidad, adecuados, accesibles, nutritivos y culturalmente
apropiados. Ello incluye el derecho de los pueblos para definir sus formas de
producción, uso e intercambio tanto a nivel local como internacional.
Durante las
últimas dos décadas nuestra visión de la Soberanía Alimentaria ha inspirado a
una generación de activistas comprometidos con el cambio social. Nuestra visión
del mundo implica una revolución agrícola que significa profundas
transformaciones agrícolas, socioconómicas y políticas. La Soberanía Alimentaria
ha enfatizado la importancia crucial de la producción local y sustentable, el
respeto por los derechos humanos, precios justos para los alimentos y la
agricultura, comercio justo entre países y la salvaguarda de nuestros bienes
comunes contra la privatización.
Hoy estamos frente a la mayor crisis de nuestra historia y la misma es una crisis sistémica. Las crisis alimentaria, laboral, energética, económica, climática, ecológica, ética, social, política e institucional están llevando al colapso en muchas partes del mundo. En simultáneo, la crisis energética se agudiza día a día frente al agotamiento de los combustibles fósiles y es enfrentada con falsas soluciones que van desde los agrocombustibles a la energía nuclear, la cual ha demostrado ser una de las peores amenazas para la vida sobre la tierra.
Rechazamos el
capitalismo, que en este momento se caracteriza por un agresivo flujo del
capital financiero y especulativo hacia la agricultura industrial, la tierra y
la naturaleza. Esto ha generado un inmenso acaparamiento de tierras, la
expulsión de campesinas y campesinos de su tierra, la destrucción de pueblos,
comunidades, culturas y sus ecosistemas, creando migraciones y desempleo
masivos. Esto genera masas de migrantes económicos y refugiados climáticos y
desempleados, incrementando las inequidades existentes.
Las transnacionales en complicidad con los gobiernos y las instituciones internacionales están imponiendo, bajo el pretexto de la Economía Verde, monocultivos de transgénicos, la megaminería, las grandes plantaciones forestales, la imposición de plantaciones de agrocombustibles, la construcción de grandes represas, el fracking y los oleoductos o la privatización de nuestros mares, ríos, lagos y nuestros bosques. La Soberanía Alimentaria recupera el control sobre nuestros bienes comunes devolviéndolos a manos de las comunidades.
Las transnacionales en complicidad con los gobiernos y las instituciones internacionales están imponiendo, bajo el pretexto de la Economía Verde, monocultivos de transgénicos, la megaminería, las grandes plantaciones forestales, la imposición de plantaciones de agrocombustibles, la construcción de grandes represas, el fracking y los oleoductos o la privatización de nuestros mares, ríos, lagos y nuestros bosques. La Soberanía Alimentaria recupera el control sobre nuestros bienes comunes devolviéndolos a manos de las comunidades.
La Agroecología es nuestra opción
para el presente y para el futuro
La producción de alimentos
basada en la agricultura campesina, el pastoralismo y la pesca artesanal sigue
siendo la principal fuente de alimentos en el mundo. La agricultura campesina de
base agroecológica constituye un sistema social y ecológico que está conformado
por una gran diversidad de técnicas y tecnologías adaptadas a cada cultura y
geografía. La agroecología elimina la dependencia de los agrotóxicos; rechaza la
producción animal industrializada; utiliza energías renovables; permite
garantizar alimentación sana y abundante; se basa en los conocimientos
tradicionales y restaura la salud e integridad de la tierra. La producción de
alimentos en el futuro estará basada en un creciente número de personas
produciendo alimentos en forma diversa y resiliente.
La
agroecología protege la biodiversidad y enfría el planeta. Nuestro modelo
agrícola no solo puede alimentar a toda la humanidad sino que también es el
camino para detener el avance de la crisis climática enfriando el planeta a
través de la producción local en armonía con nuestros bosques, alimentando la
biodiversidad y la reincorporación de la materia orgánica a sus ciclos
naturales.
Justicia social y climática, y solidaridad
A medida que avanzamos y
construimos a partir de nuestra diversidad cultural y geográfica, nuestro
movimiento por la soberanía alimentaria se ve reforzado, integrando la justicia
y la igualdad social. Practicando la solidaridad por sobre la competencia,
rechazamos el patriarcado, el racismo, el imperialismo y luchamos por sociedades
democráticas y participativas, libres de explotación de las mujeres, los niños,
los hombres o la naturaleza.
Demandamos
justicia climática ya mismo. Quienes más sufren este caos climático y ecológico
no son los que lo han provocado. Las falsas soluciones de la economía verde para
continuar el crecimiento capitalista están empeorando la situación. Se crea una
deuda ecológica y climática que debe ser corregida. Por esta razón demandamos la
inmediata detención de los mecanismos de mercados de carbono, geoingeniería,
REDD y los agrocombustibles.
Ratificamos la necesidad y nuestro compromiso de luchar en forma permanente contra las corporaciones transnacionales, entre otras cosas, boicoteando sus productos y rechazando cooperar con sus prácticas de explotación. Los Tratados de Libre Comercio y los acuerdos de inversión han creado condiciones de extrema vulnerabilidad e injusticias para millones. La implementación de estos tratados trae como resultado la violencia, la militarización y la criminalización de la resistencia. Otra consecuencia trágica de los mismos es la creación de una masa masiva de migrantes mal pagados, con trabajos inseguros e insalubres y con violaciones de sus derechos humanos y discriminación. La Vía Campesina ha logrado colocar los derechos de los campesinos y campesinas en la agenda del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y llamamos a los gobiernos a ponerlos en práctica. Nuestra lucha por los derechos humanos está en el corazón de la solidaridad internacional e incluye los derechos y protección social de los agricultores migrantes y trabajadores de la alimentación.
Las luchas por
el derecho a la tierra, a la alimentación, al trabajo digno, contra la
destrucción de la naturaleza, son criminalizadas. Son cientos los compañeros y
compañeras que han sido asesinados en los últimos años y otros muchos ven
amenazadas sus vidas o son perseguidos y encarcelados, frecuentemente con el
apoyo o la complicidad de las autoridades públicas.(...)
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