sábado, 25 de abril de 2020

Hacia qué trabajo nos orienta el Llamamiento de VC en 2013.

Abreva en autoorganización y planteos de los trabajadores más allá de sus hábitos y mira por cambios radicales hacia buenos vivires socialistas.
 
 
Escuchamos en el Panorama de los movimientos sociales en tiempos de Coronavirus:

“Están dadas las condiciones para discutir una planificación estratégica del Estado distinta, de la mano de 7 movimientos populares”

22 de abril de 2020

 
Por Mario Hernández (Rebelión)

Los movimientos de trabajadores y trabajadoras de la Economía popular y las organizaciones sociales están desarrollando diferentes estrategias colectivas para hacerle frente a la Pandemia y sobrellevar el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio que dispuso el gobierno.
Esteban Gringo Castro, secretario general de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), señala la importancia de que se pueda poner el eje en muchos de los planteos que desde este sector se vienen haciendo hace años.
Para hacerle frente, el sector organizado ha podido construir alrededor de 10.000 comedores en el país sostenidos por vecinas que han abierto las puertas de su casa para que los niños y niñas no pasen hambre.
Comenta que a raíz del aislamiento se han podido organizar de modo que la comida sea entregada en viandas a los hogares,“apostando a que nuestro pueblo no pase necesidad”,señala. Con la dificultad que representa para el sector esta situación ya que, “la economía popular se desarrolla en la calle y en los barrios”.
Remarca la importancia de que en este contexto se dé lugar a los planteos que vienen llevando adelante desde este sector desde hace muchos años, como tener registro de todos los trabajadores y trabajadoras y formar promotores de salud, ambientales y deportivos que articulen el Estado con los barrios.
“Están dadas las condiciones para discutir una planificación estratégica del Estado, distinta a la que se viene desarrollando en el país, Latinoamérica y el mundo.” 
 
El secretario de la UTEP reflexiona también sobre la necesidad de que se reconozca el trabajo que vienen llevando adelante desde el sector y que se garanticen los derechos que corresponden, y en esto, el Salario Social Complementario es una herramienta que permite recuperar los derechos perdidos por los trabajadores desde la dictadura hacia acá. Y es también un aporte al mercado interno porque aumenta el consumo: “no es que el Estado me da plata, es que yo trabajo y necesito un complemento salarial que me permita recuperar los derechos laborales”.
 
En relación a este último punto, señala: Queremos trabajo, pero también ser parte de un planteo que no ponga el eje estrictamente en el consumo guiado por las grandes corporaciones”.(...)

Cuatro millones de excluidos/as del IFE y los comedores sin alimentos

Luego de casi 30 días de lanzada la cuarentena que dejó sin ingresos a millones de trabajadoras y trabajadores precarizados/as, no registrados/as, changarines y eventuales, el gobierno anunció que más de 4 millones de personas han sido excluidas del beneficio elemental que necesitan para su subsistencia.
Las sucesivas postergaciones en la fecha de pago, las exclusiones arbitrarias y las marchas y contramarchas agravan la situación desesperante que vive una población sometida a la pandemia y abandonada a su suerte por un Gobierno que no tiene la misma demora con los bonistas y el FMI a los que les PAGA RELIGIOSAMENTE LA DEUDA EXTERNA con los recursos que son imprescindibles para la vida de millones.
Para colmo la entrega de alimentos para los comedores populares SE HA DETENIDO TOTALMENTE, a partir de los escandalosos y repudiables actos de corrupción que involucraron a funcionarios del Ministerio y que agravan las enormes penurias alimenticias y sanitarias de la población más pobre.
Toda esta situación fue planteada en la reunión con el ministro Arroyo el jueves 9 y, sin embargo, a la fecha no se han presentado las soluciones concretas a estos reclamos:
Compra y entrega inmediata de alimentos y kit sanitarios a los comedores populares bajo control de las organizaciones sociales y trabajadores del Estado electos en sus lugares de trabajo.
Por un ingreso universal básico de $ 30.000 para toda la población que permita afrontar la pandemia y reactivar la economía.

 
¡Basta de represión en los barrios y patrullajes en las redes!
Firman:
POLO OBRERO -MTR HISTÓRICO – MTR VOTAMOS LUCHAR – C.U.Ba. M.T.R.- M.I.D.O.– MAR, MOV 29 DE MAYO -BLOQUE PIQUETERO NACIONAL (T.Or.Re- AGRUPACION ARMANDO CONCIENCIA-RUP- O.T.L.)- MTR 12 DE ABRIL – FDU, BUEL, A TRABAJAR, – AGRUP 17 DE NOVIEMBRE – M.V. y J.S.

UTEP reclama que los sectores concentrados tienen que sostener a los más desprotegidos

“Es momento que los bancos privados, que fueron unos de los principales ganadores durante el macrismo, así como también otras empresas pongan lo que ganaron en 4 años de especulaciones”, señala la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) en un comunicado.
En la sede nacional de la UTEP se realizó un encuentro entre las principales organizaciones de los Movimientos Populares y el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia para establecer lineamientos de trabajo y evaluar las acciones del gobierno hasta el momento.
Estuvieron presentes el secretario general de la UTEP, Esteban “Gringo” Castro, Dina Sánchez (FP Darío Santillán), Norma Morales (Barrios de Pie), Juan Grabois (MTE), Gildo Onorato (Mov. Evita), Luciano Alvarez (CCC), Ramiro Geber (MP La Dignidad) Marianela Navarro (FOL), los padres: “Tano” Angelotti (La Matanza), “Pepe” Di Paola (San Martín), “Charly” Olivero (CABA) y el obispo Gustavo Carrara.
En la reunión se coordinaron las acciones de las organizaciones que tienen presencia real en el territorio y se acordó articular la petición de refuerzo alimentario y otros tipos de recursos necesarios para el abordaje de la pandemia en los barrios populares y en los sectores populares del campo y de la ciudad. Se acordó seguir impulsando comités de emergencia por barrio y localidad para coordinar acciones en cada uno de los territorios.
También se abordó la situación de grupos especialmente vulnerables como son los migrantes, la gente en situación de calle, los/as que están atravesando una situación de adicción y las personas privadas de la libertad.

Centros comunitarios piden alimentos

Frente a la grave situación que vive gran parte de nuestra población, los centros comunitarios que integramos la Red de Centros Comunitarios Mons. Enrique Angelelli decidimos abrir nuestros espacios para ofrecer una vianda de comida a las familias de nuestras comunidades.
Como las necesidades son cada vez mayores y la ayuda estatal sigue siendo muy escasa, hacemos un llamado a la solidaridad.
Necesitamos alimentos en general y mercadería fresca en particular. Elementos de limpieza e higiene personal. También quien lo desee puede colaborar con un aporte monetario haciendo un depósito en nuestra cuenta qué será destinado a los fines antes mencionados.
Para donación comunicarse a través de uno de estos medios. También pueden hacer una transferencia bancaria al CBU que figura más abajo.
WhatsApp: 1125365092 / 1161909463
Facebook: @RedAngelelli
Instagram: @redangelelli
Email: donacion@redangelelli.org
CBU: 0140039701511405013360

Aumentan casi al triple los fondos para los comedores escolares bonaerenses

En marzo último fueron destinados 1.100 millones de pesos al SAE y, en abril, ese monto aumentará a 2.600 millones para asistir a 1.722.000 alumnos bonaerenses.
El gobernador Kicillof formuló el anuncio en el Salón Dorado de la Casa de Gobierno provincial, donde estuvo acompañado de la Directora General de Cultura y Educación, Agustina Vila, y de la ministra de Desarrollo de la Comunidad, Fernanda Raverta.
Durante el acto, el gobernador mencionó además que está vigente un programa destinado a maestros y auxiliares suplentes que no pudieron tomar horas debido a la suspensión de las clases.
“Pensamos también en los que hacen suplencias, que también están interrumpidas, y por ello implementamos un programa para que puedan tener un ingreso de unos 10.230 pesos”, explicó.
Por su parte, la ministra de Desarrollo de la Comunidad, Fernanda Raverta, detalló que bajo la nueva modalidad del SAE “el Estado llega a las familias a partir de esta entrega de mercadería cada 15 días que equivale a unos 750 pesos por entrega”.

Denuncian incumplimientos y no pago de salarios en La Plata

Cooperativas de trabajo y organizaciones sociales platenses denunciaron al Intendente Julio Garro por incumplimiento en el pago de salarios a las trabajadoras y trabajadores cooperativistas municipales y la falta de entrega de alimentos a los comedores comunitarios en el marco de la crisis sanitaria, que generó una caída inmediata en los ingresos de los sectores más vulnerables y duplicó la asistencia a dichos comedores en todo el país. Además, Garro formó un comité de crisis y no las convocó.
 
Con hambre no hay cuarentena
En la tarde de este jueves 2 de abril la policía de Santiago del Estero detuvo a dos integrantes del FOL que se trasladaban a buscar alimentos: Axel Aguilera y Rubén Pavón. Por el hacinamiento en las comisarias, el gobierno de Santiago ha habilitado clubes barriales como centros de detención. En este momento, ese es el uso que se le está dando al Club Tiro Federal de La Banda.
“Los y las trabajadoras precarizadas de la Economía popular, que viven de changas, del trabajo conseguido día a día, tienen mayores dificultades para poder mantenerse en sus casas mientras el pan de cada día falta en la mesa familiar. Es urgente que el gobierno garantice el alimento a las miles de familias santiagueñas que no pueden hacer cuarentena con hambre.
Por otro lado, llamamos a la población a denunciar los abusos y detenciones arbitrarias como estas, que son expresión de un total abuso de poder por parte de la fuerza policial, que detiene a quien va a buscar alimentos para su hogar. Exigimos respuestas de las autoridades policiales y la INMEDIATA LIBERACIÓN DE NUESTROS COMPAÑEROS AXEL Y RUBEN”, afirmaron desde el FOL a través de un comunicado.

Jornada de ollas populares en más de 50 barrios tucumanos

Fue este 14 de abril ante el hambre y la crisis sanitaria en Tucumán. Las organizaciones populares están en situación de alerta y exigen al gobierno provincial la convocatoria a un Comité de Emergencia.
“Todas nuestras organizaciones, de forma conjunta, a través de sus merenderos y  comedores dan más de 50.000 raciones diarias de comida, y la demanda crece día a día, así como de nuestra parte la insuficiencia de sostener la necesidad de alimentos a las miles de familias que lo demandan”, señalan en un comunicado.
Lo firman: Frente de Organizaciones en Lucha -Frente Popular Darío Santillán-Frente Popular Darío Santillán Corriente Nacional – CCC – SOMOS Barrios de pie- Movimiento Evita – Corriente Nacional Martín Fierro – Frente Barrial 19 de diciembre – Frente Social La Nueva Independencia- Organización 22 de agosto – Octubres – Seamos Libres- Corriente Pueblo Unido

Organizaciones sociales denuncian que la pandemia agrava la pobreza y la desigualdad social

En un comunicado, emitido el 29 de marzo, las organizaciones integrantes del Frente de Lucha Piquetero denuncian que los anuncios del Gobierno Nacional de ayuda excepcionales son menos que un vaso de agua en el desierto en medio de la crisis sin precedente”, remarcan y agregan: “para los desocupados/as con algún plan social de $ 8.500 se paga un bono de $ 3.000 por única vez, cuando el ingreso de los planes ha disminuido sólo el año pasado un 20% y en lo que va de este han perdido su poder adquisitivo en un 10% más, lo que se ha agravado por los aumentos criminales de los alimentos y artículos de higiene y limpieza de los últimos días”.
Como contraparte, destacan que “en lo que sí ha sido rápido el gobierno fue para desplegar un enorme operativo represivo conjunto en los barrios no precisamente para cuidar la cuarentena”. En ese sentido, denuncian que “las fuerzas represivas están siguiendo precisas instrucciones gubernamentales para amedrentar, humillar, torturar, balear y reprimir a los/as trabajadores/as que viven en los barrios más pobres, para evitar que vecinos/as se organicen y reclamen la ayuda imprescindible que no llega”. Estos hechos, consideran, “no se trata de exceso o de algún milico desbocado, es un plan para evitar que la bronca popular tome forma de protesta y de rebelión ante el abandono del Estado”.
En este contexto, las organizaciones reclaman: provisión de agua potable en asentamientos y villas de emergencia; fumigación y descacharramiento de basurales y descampados; provisión de elementos de higiene para los comedores populares; barbijos, guantes, cofias, batas descartables, alcohol en gel, lavandina, desinfectante en aerosol y repelente; provisión de kit de higiene a la población vulnerable en los barrios más pobres; aumento de las partidarias alimentarias para los comedores populares, “para hacer frente al aumento de la demanda ante la desocupación y la caída de la actividad económica”; extensión de la tarjeta alimentaria a todos/as los /as desocupados/as con hijos de hasta 18 años de edad; la prohibición de despidos y suspensiones; la apertura de programas sociales para desocupados/as; la duplicación de los montos de los programas; la creación de un seguro para los desocupados/as de $ 30.000 indexado por costo de vida; el control obrero-vecinal de la ayuda social y la distribución de los recursos; y reclaman por el  “no al pago de la deuda externa y que los recursos se utilicen para atender la emergencia”.
El Frente de Lucha Piquetero está integrado por el Polo Obrero, el MTR Histórico, el MTR Votamos Luchas, CUba MTR, M.I.DO., MAR, el Movimiento 29 de Mayo, el Bloque Piquetero Nacional (T.Or.Re.), Agrupación Armando Conciencia, RUP y O.T.L., el MTR 12 de Abril, FDU, BUEL, A Trabajar, la Agrupación 17 de Noviembre y M.V. y J.S.

Emergencia de los más humildes en CABA

Decenas de organizaciones sociales de la zona sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires señalan en un comunicado: “El gobierno de Horacio Larreta viene impulsando una serie de medidas que resultan insuficientes para atender las demandas y garantizar el acceso a la salud de los sectores populares en esta situación sumamente crítica, particularmente de las villas de emergencia y barrios populares de la Ciudad […] En concreto se están llevando adelante una serie de estrategias sanitarias y sociales desde el Gobierno que parecen estar más pensadas para la atención de los sectores sociales con mayores recursos que para aquellos que estamos en las villas. Los centros de salud -CeSACs- no cuentan con personal y recursos suficientes para afrontar dichas problemáticas de salud.
La Campaña de Vacunación impulsada por el Ministerio de Salud implica en concreto la instalación de centros de vacunación en escuelas, la mayoría muy alejadas de las barriadas populares, villas y asentamientos. No hay ni una de estas postas para vacunación en las villas de la Ciudad. Hoy las y los vecinos tenemos que jugar a la búsqueda del tesoro por los pasillos, a ver si logramos dar con las vacunas.
[…] Para poder llevar adelante estas estrategias de manera más integral y que partan de la realidad concreta de cada territorio es imprescindible que quienes construimos en los barrios cotidianamente seamos protagonistas de las propuestas y del desarrollo de las mismas; los movimientos sociales, lxs trabajadorxs de las salitas de salud y hospitales y el conjunto de organizaciones populares somos quienes conocemos nuestros barrios y quienes tenemos la capacidad de llegar a cada unx de nuess vecinxs.
[…] Somos quienes hoy vamos puerta por puerta a realizar el relevamiento, quienes previo a la pandemia pateamos el barrio para prevenir el dengue que hoy también golpea en nuestros barrios -llevamos más de 3.000 casos en el año, concentrados en Flores, Villa Soldati, Villa Riachuelo, Lugano, La Boca, Parque Patricios, Barracas y Nueva Pompeya-, quienes nos acercamos a cada casa con un plato de comida, quienes laburamos la prevención, el cuidado e higiene en los comedores donde preparamos la olla para que las familias puedan comer todos los días y quienes junto a nuestro pueblo peleamos por el derechos de todxs a acceder a la salud digna”.
Y reclaman: “Por eso exigimos a Larreta y al Ministerio de Salud:
-Vacunas para todxs. Somos parte de la ciudad. Vacunación domiciliaria para adultos mayores y población de riesgo.
-Reconocimiento de la epidemia del dengue, fumigación y descacharreo en todos los barrios y villas.
-Reconocimiento del trabajo de lxs promotorxs de salud
– Condiciones y recursos de trabajo para lxs trabajadores de la salud comunitarios y del sistema público estatal. Equipos de protección acorde a las normativas vigentes
-Nombramiento efectivo de lxs trabajadores de la salud.
– Reconocimiento de lxs trabajadorxs de comedores y merenderos que realizan tareas de asistencia y entregas puerta a puerta ante la emergencia
– Equipamiento e insumos de bioseguridad e higiene para comedores y merenderos fuera de los programas del gobierno de la Ciudad.
– Conformación de mesas de articulación territorial entre el GCABA y las organizaciones para elaborar un plan de acción que permita prevenir o reducir la circulación comunitaria del virus en las villas
– Garantizar las condiciones de aislamiento en los hogares a pacientes leves y además la sustentabilidad de las familias que se quedan sin sus cuidadoras o cuidadores principales porque requirieron aislamiento institucional”.
Suscriben en comunicado, entre otros, trabajadores y trabajadoras de Centros de Salud y Acción Comunitaria CeSAC, de Centros de Especialidades Médicas Ambulatorias de Referencia CeMAR y de Hospitales Públicos de la Ciudad; APPS Asociación de Profesionales de Servicio Social del GCBA, Trabajadorxs de la Salud de los Centros de Salud de Barracas, Corriente Clasista y Combativa, FeNaT CTA Capital, Barrios de Pie, Unión de Trabajadores de la Economía Popular UTEP CABA, Frente de Organizaciones en Lucha FOL, CTD Aníbal Verón, Movimiento Resistencia Popular…

El gobierno porteño no les brinda elementos de trabajo a recolectores de basura

En Ciudad de Buenos Aires, las cuadrillas de recolección de basura de la cooperativa del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) sostienen su trabajo en las villas 1-11-14 y 31, garantizando condiciones de higiene y limpieza a la comunidad, además de mantener abiertos los comedores comunitarios tal como lo estipula el protocolo de la cuarentena. El gobierno porteño no les ha dado los suficientes elementos de trabajo, como guantes o alcohol en gel para su protección.
Delia, trabajadora integrante del FOL, relata “nosotras, las integrantes de la cooperativa, estamos trabajando en la cuadrilla desde la manzana 1 a la manzana 9, pasando por el frente de la cancha de San Lorenzo. Trabajamos con guantes, con barbijos que nosotras mismas los hemos costurado, porque el  gobierno no nos ha dado nada.”
Mientras, en otro lado de la Ciudad, en la Villa 31, barrio Padre Mugica, otra cuadrilla del FOL sigue su trabajo de limpiar las calles y recolectar la basura. En esa cuadrilla, Irma, otra trabajadora del FOL, comenta cómo mantienen su trabajo en esta época de pandemia.
“Si bien pedimos todo los elementos para nosotras poder cuidarnos y para poder trabajar tranquila, estamos consiguiendo los materiales con el propio FOL, al comprar los guantes y hacer los barbijos”, comenta Irma.
Para más información de los comedores y merenderos visitar la página de Facebook  FOL Capital

Las estrategias para que no avance el Coronavirus en los barrios populares

Las consecuencias de la cuarentena obligatoria ya se empiezan a sentir en los barrios: mientras que hace una semana alcanzaba con un par de ollas, ahora se necesitan dos. Y es que frente a la caída de las changas como producto del aislamiento obligatorio, así como a las condiciones instaladas por una pobreza estructural,las organizaciones sociales han tenido que reforzar la asistencia alimentaria en los barrios. Además, como producto de la crisis social que la pandemia ha generado en los barrios populares, las organizaciones y movimientos territoriales han comenzado a diseñar diferentes estrategias para dar respuesta a las crecientes necesidades de los vecinos.
«El coronavirus llegó a la villa para fumarse a todas esas pandemias que ya la venían azotando hace tiempo: la precariedad habitacional, el riesgo eléctrico, el déficit de talla de los chicos por la mala nutrición, el bajísimo promedio de vida, el hostigamiento policial, la desocupación, el dengue, la estigmatización, la falta de empatía que provoca la televisión. A la villa le falta mucho hace un tiempo, sí. Pero la villa tiene también muchas fortalezas para aportar en esta crisis. Tiene una historia que todavía recuerda la manera en la que sobrevivimos todas las pandemias que precedieron a esta», afirma Ignacio «Nacho» Levy, referente de La Poderosa y vecino del barrio Zavaleta en la Villa 21-24.
Cooperativas textiles que fabrican barbijos para los habitantes de la zona, guardias telefónicas para acompañar a las mujeres que sufren violencia de género, servicios de entrega de viandas puerta a puerta a los adultos mayores, comisiones que se encargan de hacer un seguimiento de los crecientes casos de violencia institucional:frente a la crisis sanitaria y económica, la organización contiene la situación.
El coronavirus distingue clases sociales, eso es algo en lo que coinciden los y las militantes territoriales. «Acá el ‘Quedate en tu casa’ no podemos cumplirlo. No porque no queramos, sino porque vivimos unos encima de los otros, hacinados, sin servicios básicos, como luz, agua potable, cloaca, veredas. Vivimos cuarentenas diferentes a la de la clase media, y por eso nos armamos de estrategias. Estrategias que, como siempre hemos hecho en los movimientos sociales, se arman principalmente alrededor de los comedores comunitarios», indica Norma Morales, militante de Barrios de Piey coordinadora de uno de los comedores que la organización tiene en los barrios de Dock Sud, en Avellaneda. «Hace una semana hacíamos cien porciones, hoy se cocinan trescientas porquele estamos dando vianda a todo el barrio. Y nos quedamos cortos porque todos los días hay familias que se quedan sin comer.No nos alcanza, en nuestro barrio las heladeras ya están vacías», advierte.
El parate en la economía como consecuencia de la cuarentena obligatoria afectó principalmente a ese 40 % de trabajadores informales que, en muchos casos, dependen del trabajo del día a día para sobrevivir. Feriantes, albañiles, cartoneros, personal de limpieza, remiseros, todos y todas aquellas que trabajan en negro y que quedaron sin su principal vía de ingresos, engrosan las colas de los comedores y merenderos que se sostienen gracias el aporte de las organizaciones, los municipios y los mismos vecinos y vecinas. Pero no alcanza. 
«Hay una necesidad muy grande. El comedero es un punto estratégico en el barrio, pero desde que empezó todo esto del coronavirus empezó a venir mucha más gente, vecinos y vecinas que nunca antes habían venido, de otros barrios incluso. Antes venían 100 personas a comer por día, ahora vienen más de 200», indica Gabriel Aranda, militante de la Corriente Clasista y Combativa en La Matanza y coordinador del Club Estrella Roja.
«Los vecinos están haciendo un esfuerzo enorme para quedarse en sus casas y sostener todas las indicaciones que envía el Ministerio de Salud para garantizar la higiene, pero a veces es directamente imposible. Faltan guantes, barbijos y alcohol en gel. Hace tres días que no se recoge la basura porque las cooperativas no tienen los elementos esenciales para salir a trabajar y limpiar las calles», cuenta Walter Giracoy, Consejero de la villa 31. A la falta de acceso de agua potable, se le suma la escasez de insumos básicos de higiene. Ya sea por el desabastecimiento, el aumento abusivo de precios o la falta de respuesta de los gobiernos locales, en los barrios es muy difícil acceder a kits básicos de limpieza para enfrentar la pandemia.
Sin embargo, frente a la dificultad generada por la precariedad estructural de los barrios y la escasez de insumos de higiene, las organizaciones sociales y territoriales se abocaron a crear «comités de crisis» y «áreas de salud» dedicadas a hacer campañas de concientización, postas de información, seguimiento de personas de riesgo y reparto de insumos de prevención.

La Poderosa, una organización villera que tiene representación en todo el país y diferentes puntos de Latinoamérica, cuenta, por ejemplo, con una serie de dispositivos entre los que se encuentra un área Emergencia Sanitaria. A través de esta, la organización se encarga de garantizar una comunicación diaria con los ancianos y ancianas del barrio, de que les llegue una vianda de comida a sus casas y de que puedan acceder a los medicamentos que necesitan. Tienen, a su vez, postas de salud que se dedican a impartir información sobre cómo cuidarse y prevenir el contagio.
Además, frente a la escasez de barbijos -fundamentales tanto para las cocineras y militantes que se encargan de repartir las viandas como para el personal de salud de los barrios-, muchas de las organizaciones pusieron a sus cooperativas textiles a fabricarlos.

El Decreto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio intensificó algunas de las violencias que genera la desigualdad. Promulgado para evitar la propagación del coronavirus en la sociedad, no pudo evitar provocar una mayor situación de vulnerabilidad para las mujeres que sufren violencia de género-en muchos casos encerradas con sus abusadores-, así como una mayor vía libre para casos deviolencia institucional. 
Frente a ese escenario, los movimientos sociales también debieron organizarse y diseñar estrategias para mitigarlos. Para los casos de violencia de género, La Poderosa, por ejemplo, cuenta con un área de Género que actualmente está acompañando 327 casos de violencia de género a nivel nacional. Esta misma área, a su vez, organiza guardias telefónicas para casos de urgenciay, en algunos casos, evalúa la intervención.
Por otro lado, en los últimos días se observaron varios casos de abusos policiales en los barrios populares, como el caso del video que se viralizó en el que unos gendarmes hacen «bailar» en  cuclillas a unos chicos de la Villa 1-11-14 por haber violado la cuarentena (luego se supo que iban a llevarle comida a una persona discapacitada).
La organización La Poderosa denuncia casos similares, frente a los cuales también decidió organizar un área de Violencia Institucional que funciona en base a un mapa de seguimiento barrial.En este mapeo se procede a identificar los puestos de seguridad de las fuerzas y las zonas en donde ocurren la mayor cantidad de apremios, y se comparte una lista de instituciones «de apoyo» que permanecen abiertas, así como una lista de vecinos y vecinas voluntarias de cada barrio que centralizan el monitoreo diario de los agentes en el territorio. «Necesitamos más que nunca la empatía de todos los sectores de la sociedad. Nadie niega la necesidad de que el Estado implemente todos los recursos a disposición para garantizar la mayor eficiencia de la cuarentena, pero justificar los abusos y el accionar cruel de las fuerzas públicas en nombre de tu propia salud y la de tu propia familia es otra forma de decir ‘sálvese quien pueda’, finaliza Levy.

Creativa convocatoria de Barrios de Pie

En tiempos de pandemia, el problema en cualquier Conurbano sigue siendo económico. La gran mayoría vive de changas, al día. La parálisis en la producción empujó a más de 10 millones de personas a solicitar los $ 10.000 de emergencia que ofreció el Gobierno. Ningún beneficiario puede ser asalariado formal o receptor de un salario social complementario.
Lucía Bianchi, coordinadora de Capacitación e Investigación de Barrios de Pie, organización social que integra la UTEP, afirma: “El coronavirus profundiza la pobreza estructural en los barrios”. Y eso que todavía no llegó con el espiral contagioso que podría hacer detonar una crisis sanitaria.
“Todos los esfuerzos de las organizaciones sociales están puestos en asegurar la alimentación”, dice Bianchi, “y en ganar tiempo para que la pandemia no se desborde”.
Según la UTEP, durante la última quincena la visita a comedores creció entre un 30 y 40 % a lo largo de los 3.000 barrios populares del AMBA, muchos sin agua potable, y donde el dengue azota con temperaturas altas y obliga a las organizaciones a relevar manzanas para su desinfección.
Aquí, las cuarentenas potencian otros emergentes: la violencia hacia las mujeres, los consumos problemáticos, la violencia represiva de las fuerzas de seguridad, los problemas de salud mental.
El aislamiento se vive de otra manera a cómo se preservan los sectores medios. El hacinamiento hace del pasillo, la vereda y la calle, la casa. Pero se respeta: hay menos circulación que antes. “Quedate en tu barrio”, el eslogan de la UTEP, resulta efectivo.

“La pregunta que nos hicimos fue: ¿cómo podemos ayudar los sectores medios, académicos, profesionales ante esta coyuntura?Antes podíamos dar una mano en el barrio, ahora no”, explica Bianchi.
La respuesta fue convocar a periodistas, realizadores audiovisuales, diseñadores, abogados, docentes, trabajadores de la salud o cualquier persona que pueda dar una mano de manera virtual, para fortalecer la comunicación interna en los barrios.
Hace falta diseñar recurseros, redactar protocolos o grabar audios didácticos para niños. Es necesaria la imaginación para sortear la mala conectividad, las pocas computadoras y el puñado de impresoras.
También hace falta apuntalar una campaña más extensiva: la de donación de alcohol en gel, lavandina y alimentos no perecederos. Se necesitan personas que puedan recolectarlos y esperar a que un agente sanitario los recoja para trasladarlos a los centros comunitarios.
Cualquier interesado puede ofrecerse escribiendo a universidadbarriosdepie@gmail.com
Fuentes: Resumen Latinoamericano, Anred, Página12, indymedia.argentina, Prensa FOL.
 
 
Apreciemos que en el mundo entero, los trabajadores están con planteos a la patronal y al Estado prefigurando una economía de cuidados.
 

 

Cómo el capitalismo del just-in-time

propagó el COVID-19

23 de abril de 2020

 

Por Kim Moody

Spectre Journal - Ideas de Izquierda Semanario

(...)Lucha de clases en tiempo de pandemia y recesión

En la gran mayoría de las protestas de los trabajadores en todo el mundo se destacan dos temas: las licencias pagas (LP) y el equipo de protección personal (EEP), las dos “siglas” de la lucha de clases en la época de la plaga. El paquete de medidas del Congreso sobre el coronavirus exige dos semanas de licencia pagadas para los que tienen el virus, pero solo para los empleados de empresas con menos de 500 empleados. Esto excluye a casi la mitad de la fuerza de trabajo del sector privado, y no hay mandato para el EEP.
Los trabajadores de los call centers, servicios de delivery, UPS, hospitales, ferrocarriles y otros lugares exigen tanto las LP como el EPP necesarios a los empleadores que hablan de seguridad pero no entregan lo que los trabajadores necesitan inmediatamente.
La Unión de Trabajadores Ferroviarios, con sindicatos de base, ha hecho circular una resolución que exige estos elementos esenciales. Una petición hecha por los Camioneros por un Sindicato Democrático logró dos semanas de licencia paga para los trabajadores de UPS si ellos, o un miembro de su familia, se contagian con el virus. Los trabajadores de Starbucks pidieron que no se les declare “esenciales” y que se les pagara la licencia.
Los trabajadores de delivery, venta al por menor y depósitos llevaron la lucha por las dos “siglas” un paso más allá. Los miembros de la UFCW en huelga en las tiendas de Ohio exigieron licencia pagada por enfermedad. Los camioneros de un almacén de Kroger en Memphis se rebelaron después de que un compañero de trabajo fuera diagnosticado con COVID-19. Los trabajadores de Instacart que reparten comida a domicilio se declararon en huelga en todo EE. UU. para obtener equipo de seguridad y LP para aquellos con condiciones médicas.
Acciones similares ocurrieron en los locales de McDonald’s en Tampa, St. Louis, Memphis, Los Ángeles y San José, mientras que los trabajadores de Amazon en Staten Island abandonaron tareas el lunes 30 de marzo. Amazon finalmente concedió a los trabajadores de su depósito licencias pagas después de que los trabajadores de las instalaciones de Chicago solicitaron e hicieron abandono de tareas por LP.
Los trabajadores de la industria manufacturera también tomaron medidas. 50 trabajadores avícolas no sindicalizados de una planta de Perdue Farms en Georgia hicieron abandono de tareas, declarando que estaban cansados de “arriesgar nuestras vidas por el pollo”. La mitad de los trabajadores de los astilleros de Bath de General Dynamics también hicieron abandono de tareas cuando un trabajador se contagió con el virus.
Trabajadores de Fiat-Chrysler en Sterling Heights, Michigan y Windsor, Ontario exigieron el cierre de sus plantas. Los fabricantes de autopartes de American Axle también dejaron de trabajar para exigir LP. Los locales de IUE-CWA han exigido no solo EPP, sino que General Electric cambie la producción normal y use plantas ociosas para producir los tan necesitados respiradores para las víctimas de coronavirus.
Naturalmente, los combativos trabajadores de la educación de Estados Unidos tuvieron un papel protagónico en la lucha por la protección. El Sindicato de Profesores de Chicago y los trabajadores del SEIU Healthcare de esa ciudad unieron sus fuerzas para exigir quince días de permiso remunerado y la entrega de comida a domicilio.
El sindicato de maestros de Los Ángeles pidió “un subsidio semanal por desastre para que los padres se queden en casa con sus hijos”. Los maestros de la ciudad de Nueva York del Movimiento de Educadores de Base (MORE) de la Federación Unida de Maestros organizaron una salida de emergencia y contribuyeron a obligar a la ciudad a cerrar las escuelas.
Los trabajadores sanitarios de los camioneros en Pittsburgh dejaron de recoger basura, exigiendo EPP. Los trabajadores sanitarios canadienses de Hamilton, Ontario hicieron abandono de tareas, exigiendo EPP y que los residuos orgánicos fueran embolsados antes de recogerlos. Los conductores de autobús de Birmingham, Alabama, se negaron a conducir por las rutas regulares hasta que la dirección accedió a proporcionarles EPP, que no se controlaran más los boletos y proporcionar licencias pagas a los que tenían el virus.

Aprendiendo nuevos hábitos de lucha

La propagación del coronavirus ha ayudado a revelar que los lugares de trabajo de hoy en día están unidos por múltiples redes. Trump trata de mantener la economía en marcha haciendo que el Departamento de Seguridad Nacional redefina como “esenciales” a casi todos los trabajadores. Esto deja claro que los circuitos del capital y el trabajo conectan a los trabajadores alrededor del mundo y las ciudades.
Los fabricantes chinos de máscaras N95 se conectan con las enfermeras de la ciudad de Nueva York, con los trabajadores de Amazon en el condado de Will, Illinois, y con los conductores de UPS en Chicago. Los trabajadores del ferrocarril, camiones y correos se conectan con casi todo el mundo. Las acciones de los trabajadores, incluso las limitadas, pueden tener un impacto más allá del lugar de trabajo inmediato en el mundo del just-in-time.
No se puede producir ningún bien, ni prestar ningún servicio, si los productos que permiten estas actividades no se fabrican y si no se utiliza mano de obra. Si los circuitos del capital y el trabajo ayudaron a propagar esta enfermedad, las acciones de los trabajadores a lo largo de esta cadena también pueden contribuir a crear un nuevo orden de relaciones de fuerza entre las clases como la secuela de la epidemia.
Así como muchas personas mostraron una solidaridad desinteresada con los demás en esta crisis, también será necesaria la solidaridad a través en los ámbitos laborales, industriales, ocupacionales y nacionales para luchar por un mundo mejor en la era pospandémica.
“Nada volverá a ser igual”, dicen muchos. Habrá grandes cambios, sin duda, pero a menos que sean impulsados desde abajo por las acciones de la gran mayoría, es más probable que sean del tipo “hay que cambiar algo para que nada cambie [1]”. Las empresas serán reformuladas a medida que muchas compañías se hundan, abundarán las fusiones, se racionalizarán las cadenas de suministro, se recortará la mano de obra, los fondos del gobierno irán a parar a las arcas corporativas y las ganancias se revitalizarán.
Pero difícilmente vayan a abandonar sus prerrogativas de gestión o su visión de corto plazo. Los gobiernos conservadores y liberales gastarán como keynesianos en tiempos de guerra para reforzar las ganancias de las empresas.
Pero, ¿reemplazarán los ingresos perdidos por millones de trabajadores? ¿Permitirán la representación sindical? Además, ¿volverán a poner en vigencia las regulaciones ambientales y de seguridad desarticuladas a las que habían puesto en “moratoria”? Más aún, ¿se prepararán para una próxima epidemia o tomarán medidas reales para evitar la catástrofe climática?
A menos que se produzca un gran ascenso desde abajo, las relaciones de poder inherentes a las relaciones sociales de producción del capitalismo, y su extensión a través de la “sociedad civil” y el gobierno, se reafirmarán, como ocurrió después de 2008. A pesar de las esperanzas de muchos y de las obvias diferencias entre los candidatos, la norma en los EE. UU., que es la política al servicio de los capitalistas, se encargará de asegurar esto en mayor o menos medida, no importar quién gane las elecciones en noviembre. Dependerá de esos trabajadores “esenciales” crear un nuevo equilibrio de poder social y un mundo saludable y sostenible.
Kim Moody: activista e intelectual norteamericano con varios libros en su haber dedicados al movimiento obrero y fundador de Labor Notes. Artículo originalmente publicado en Spectre Journal, que aporta a demostrar por qué la pandemia de coronavirus no es ninguna catástrofe “natural”.
Traducción: Maximiliano Olivera

 
Develemos cómo desde 2013 hay una guía teórico práctica hacia el trabajo sustanciado en otras relaciones y metas sociales, comunitarias e internacionales.
 

Llamamiento de la VI Conferencia de la Vía Campesina Egidio Brunetto – 9 al 13 de junio

 
(Yakarta, el 12 de Junio de 2013) Nosotros, La Vía Campesina, venimos a extender nuestro llamado urgente a tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar activa, propositiva y decididamente en la construcción de una nueva sociedad, basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad

(...)Nuestras luchas
Soberanía Alimentaria Ya – Transformando el mundo
La Soberanía Alimentaria es el eje central de la lucha por un proyecto de justicia social que hoy convoca a amplios sectores del campo y la ciudad. La soberanía alimentaria es el derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y estados a controlar sus alimentos y sus sistemas alimentarios y a decidir sus políticas asegurando a cada uno alimentos de calidad, adecuados, accesibles, nutritivos y culturalmente apropiados. Ello incluye el derecho de los pueblos para definir sus formas de producción, uso e intercambio tanto a nivel local como internacional.
Durante las últimas dos décadas nuestra visión de la Soberanía Alimentaria ha inspirado a una generación de activistas comprometidos con el cambio social. Nuestra visión del mundo implica una revolución agrícola que significa profundas transformaciones agrícolas, socioconómicas y políticas. La Soberanía Alimentaria ha enfatizado la importancia crucial de la producción local y sustentable, el respeto por los derechos humanos, precios justos para los alimentos y la agricultura, comercio justo entre países y la salvaguarda de nuestros bienes comunes contra la privatización.
Hoy estamos frente a la mayor crisis de nuestra historia y la misma es una crisis sistémica. Las crisis alimentaria, laboral, energética, económica, climática, ecológica, ética, social, política e institucional están llevando al colapso en muchas partes del mundo. En simultáneo, la crisis energética se agudiza día a día frente al agotamiento de los combustibles fósiles y es enfrentada con falsas soluciones que van desde los agrocombustibles a la energía nuclear, la cual ha demostrado ser una de las peores amenazas para la vida sobre la tierra. 
Rechazamos el capitalismo, que en este momento se caracteriza por un agresivo flujo del capital financiero y especulativo hacia la agricultura industrial, la tierra y la naturaleza. Esto ha generado un inmenso acaparamiento de tierras, la expulsión de campesinas y campesinos de su tierra, la destrucción de pueblos, comunidades, culturas y sus ecosistemas, creando migraciones y desempleo masivos. Esto genera masas de migrantes económicos y refugiados climáticos y desempleados, incrementando las inequidades existentes. 

Las transnacionales en complicidad con los gobiernos y las instituciones internacionales están imponiendo, bajo el pretexto de la Economía Verde, monocultivos de transgénicos, la megaminería, las grandes plantaciones forestales, la imposición de plantaciones de agrocombustibles, la construcción de grandes represas, el fracking y los oleoductos o la privatización de nuestros mares, ríos, lagos y nuestros bosques. La Soberanía Alimentaria recupera el control sobre nuestros bienes comunes devolviéndolos a manos de las comunidades.
La Agroecología  es nuestra opción para el presente y para el futuro
La producción de alimentos basada en la agricultura campesina, el pastoralismo y la pesca artesanal sigue siendo la principal fuente de alimentos en el mundo. La agricultura campesina de base agroecológica constituye un sistema social y ecológico que está conformado por una gran diversidad de técnicas y tecnologías adaptadas a cada cultura y geografía. La agroecología elimina la dependencia de los agrotóxicos; rechaza la producción animal industrializada; utiliza energías renovables; permite garantizar alimentación sana y abundante; se basa en los conocimientos tradicionales y restaura la salud e integridad de la tierra. La producción de alimentos en el futuro estará basada en un creciente número de personas produciendo alimentos en forma diversa y resiliente.
La agroecología protege la biodiversidad y enfría el planeta. Nuestro modelo agrícola no solo puede alimentar a toda la humanidad sino que también es el camino para detener el avance de la crisis climática enfriando el planeta a través de la producción local en armonía con nuestros bosques, alimentando la biodiversidad y la reincorporación de la materia orgánica a sus ciclos naturales.
Justicia social y climática, y solidaridad
A medida que avanzamos y construimos a partir de nuestra diversidad cultural y geográfica, nuestro  movimiento por la soberanía alimentaria se ve reforzado, integrando la justicia  y la igualdad social. Practicando la solidaridad por sobre la competencia, rechazamos el patriarcado, el racismo, el imperialismo y luchamos por sociedades democráticas y participativas, libres de explotación de las mujeres, los niños, los hombres o la naturaleza.
Demandamos justicia climática ya mismo. Quienes más sufren este caos climático y ecológico no son los que lo han provocado. Las falsas soluciones de la economía verde para continuar el crecimiento capitalista están empeorando la situación. Se crea una deuda ecológica y climática que debe ser corregida. Por esta razón demandamos la inmediata detención de los mecanismos de mercados de carbono, geoingeniería, REDD y los agrocombustibles.
Ratificamos la necesidad y nuestro compromiso de luchar en forma permanente contra las corporaciones transnacionales, entre otras cosas, boicoteando sus productos y rechazando cooperar con sus prácticas de explotación. Los Tratados de Libre Comercio y los acuerdos de inversión han creado condiciones de extrema vulnerabilidad e injusticias para millones. La implementación de estos tratados trae como resultado la violencia, la militarización y la criminalización de la resistencia. Otra consecuencia trágica de los mismos es la creación de una masa masiva de migrantes mal pagados, con trabajos inseguros e insalubres y con violaciones de sus derechos humanos y discriminación. La Vía Campesina ha logrado colocar los derechos de los campesinos y campesinas en la agenda del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y llamamos a los gobiernos a ponerlos en práctica. Nuestra lucha por los derechos humanos está en el corazón de la solidaridad internacional e incluye los derechos y protección social de los agricultores migrantes y trabajadores de la alimentación.

Las luchas por el derecho a la tierra, a la alimentación, al trabajo digno, contra la destrucción de la naturaleza, son criminalizadas. Son cientos los compañeros y compañeras que han sido asesinados en los últimos años y otros muchos ven amenazadas sus vidas o son perseguidos y encarcelados, frecuentemente con el apoyo o la complicidad de las autoridades públicas.(...)  Leer

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