miércoles, 21 de noviembre de 2012

Se necesita la puesta en práctica federal de la reforma agraria integral.


¿Por qué  realizarla y cómo enfocarla?
Si consideramos que:
  • El «progreso del capitalismo en Nuestra América» significa consolidación de la dependencia y el subdesarrollo. Lo prueban estos 10 años de postconvertibilidad. Hubo continuidad de la creciente concentración y transnacionalización económico territorial que reprimariza la economía desde la dictadura genocida Leer , expulsa a las poblaciones hacia asentamientos precarios y arrasa con los derechos de la Madre Tierra o sea con las bases de la vida y dignidad humana tanto del presente como del futuro.
     
  • La «soberanía del Estado nacional» ha sido cedida por la casta política (con total inmunidad) mediante descentralización administrativa que institucionalizó la relación bilateral de los débiles gobiernos provinciales con las corporaciones imperialistas. Además la declinaron mediante la incorporación a los organismos financieros imperialistas y la prórroga de la jurisdicción nacional en beneficio de tribunales arbitrales internacionales como sucede en contratos  de inversión y emisión de endeudamiento externo y en los 54 tratados bilaterales de inversión que Néstor Kirchner no denunció en el año 2004 cuando legalmente lo podía hacer.
También que:
  • Un «territorio» es hábitat y comunidad de vida social, cultural e histórica.
  • Cada «pueblo», según una actual acepción transformadora de nuestra realidad, es el sujeto colectivo y situado, arraigado en un territorio que es su vida y su futuro opuestos al que pretende imponer el capitalismo. «Pueblo» es creación, por unidad en diversidad, de quienes defienden su territorio enfrentando su destrucción socioambiental y su reorganización productiva o mercantilizada en función del capitalismo central. Se encamina a la autogestión y el autogobierno en la medida que se hermana con los otros pueblos del país, continente y mundo.
Entonces, vemos que confrontan dos modelos de sociedad, país y mundo en todas las disputas de Argentina-Nuestra América por territorios tanto en el medio urbano como en el rural.
  • Por un lado, los grandes capitales locales e imperialistas mercantilizan la Naturaleza con la planificación de los últimos y el apoyo de los gobiernos en sus diferentes niveles. De este modo avanza la apropiación sistemática de los territorios de Argentina-Nuestra América para vaciarlos de recursos y desestructurarlos como ecosistemas en equilibrio dinámico mediante el extractivismo exportador que es complementado con las infraestructuras de la IIRSA y los megaemprendimientos turísticos, comerciales e inmobiliarios. Arruinan definitivamente las posibilidades de desarrollo del buen vivir para todos los de abajo.
     
  • Por otro lado, tanto asambleas como otras organizaciones populares y pueblos han asumido que es cuestión de vida o muerte enfrentar y derrotar a los grandes capitales financieros e industriales en sus planes de maximizar el acaparamiento mundializado de los bienes comunes (tanto sociales como naturales). Su rebelión a aceptar el saqueo y la contaminación ambiental se ha convertido en lucha por nacionalizar la conciencia de que sin tierra ni agua ni energía ni semillas campesinas indígenas ni otros alimentos peligra la existencia humana y la de las biodiversidades.
El paso siguiente a coordinar la resistencia en todo el país es la puesta en práctica federal de la «reforma agraria integral» como apoderamiento por los pueblos de sus territorios mediante autoorganización según nuevas relaciones sociales e internacionales. Y por perseguir los objetivos que aclara la:
 
Declaración de Bukit Tinggi

Reforma Agraria y Defensa de la Tierra y el Territorio en el siglo XXI

Por LRAN
Nos hemos reunido en Bukit Tinggi, Sumatra Occidental, Indonesia, del 10 al 15 de julio de 2012, para el Taller y Seminario Internacional «Reforma Agraria y Defensa de la Tierra y el Territorio en el siglo XXI: desafíos y futuro», convocado por La Vía Campesina y la Campaña Global por la Reforma Agraria, en un momento de emergencia global provocada por las múltiples crisis alimentaria, medioambiental, financiera, de pobreza y desempleo, para evaluar nuestras estrategias y aprendizajes en las últimas dos décadas de lucha por la reforma agraria y por la defensa de la tierra y los territorios de los pueblos.
14 de julio de 2012
La más reciente avalancha de acaparamiento de tierras en todo el mundo exige que este análisis sea urgente. Como ya expresamos en el Llamamiento de Dakar y en la Declaración de Nyeleni en contra del Acaparamiento de Tierras, éste es un fenómeno global promovido por las élites y los inversores locales, nacionales y transnacionales, y los gobiernos con el objetivo de controlar los recursos más preciados del planeta.
Desde la fundación de La Vía Campesina y el lanzamiento de la Campaña Global por la Reforma Agraria, hemos cosechado muchos logros significativos y al mismo tiempo el mundo ha cambiado mucho. Cabe destacar la transnacionalización del capital financiero y la concomitante mercantilización de la naturaleza que ha desatado un flujo enorme de capitales hacia las industrias extractivistas, la agricultura y la pesca industrial, los agrocombustibles, las plantaciones forestales, los proyectos turísticos y el desarrollo de grandes infraestructuras. Además, bajo el pretexto de dar soluciones a la crisis climática, el capitalismo financiero se reviste en el siglo XXI de “economía verde y azul” para mercantilizar los bosques, el aire, el mar y hasta la composición misma de la vida y sus ciclos, generando así el “ acaparamiento verde y azul”. Estas supuestas “inversiones” se traducen en realidad en el despojo de los territorios a los pueblos indígenas, campesinos, pescadores, pastoralistas y otras comunidades locales.
Nuestros Estados y élites han desempeñado un papel central en este robo porque son ellos los que han entregado nuestros bienes comunes para su beneficio personal y en contubernio con las empresas transnacionales.
Pero no sólo ha cambiado el mundo que nos rodea. Nosotros también hemos crecido en la lucha gracias al encuentro entre culturas, a nuestros procesos, victorias y reversos, y a la diversidad de nuestros pueblos. Por eso nos hemos reunido en estos días para compartir un proceso de reflexión y actualización de nuestras visiones y conceptos de lucha por la reforma agraria y la defensa de la tierra y el territorio. Hemos comenzado a delinear algunos elementos para una nueva visión de reforma agraria y de soberanía popular en los territorios, entre los que figuran:
  • El campesinado y la producción agrícola familiar ocupan el papel central en la soberanía alimentaria.
  • La convivencia armónica y solidaria entre los pueblos rurales incluyendo a los campesinos, pastoralistas, pescadores y pueblos indígenas.
  • La necesidad de ampliar nuestras alianzas para incorporar otros pueblos amenazados por los mismos fenómenos actuales; entre ellos, los pobladores urbanos amenazados de desalojo y empobrecimiento a causa de la especulación inmobiliaria, los pueblos que sufren ocupaciones militares, los consumidores que deben pagar precios cada vez más altos por los alimentos y cada vez de peor calidad, las comunidades que sufren desalojos por industrias extractivistas, y los trabajadores rurales y urbanos.
  • La necesidad de fortalecer nuestra libre determinación construyendo nuestras autonomías a través del gobierno propio de nuestros bienes comunes.
  • Reforzando y ampliando el liderazgo de las mujeres en la lucha por la tierra y la defensa del territorio y en nuestros movimientos.
  • No repetir los errores de la Revolución Verde y cuidar de la Madre Tierra utilizando prácticas de producción agroecológica.
  • Priorizar la lucha de los jóvenes por el acceso a la tierra tanto en Europa y Norteamérica como en los países del Sur, así como reconstruir las economías rurales para que los jóvenes no estén forzados a emigrar.
  • La necesidad de forjar nuevas alianzas y tácticas solidarias y de protección contra la creciente criminalización de quienes defienden sus territorios.
  • El reconocimiento del papel primordial de los movimientos sociales en las recientes reformas agrarias llevadas a cabo por los Estados con mayor o menor éxito en varios países.
Con el inicio de este proceso de reflexión y revitalización de nuestra lucha reafirmamos nuestro compromiso con los derechos de los pueblos a la tierra y el territorio, con la defensa de la soberanía alimentaria y con el cuidado de la Madre Tierra. La nueva reforma agraria debe ser un pilar fundamental en la construcción de la soberanía alimentaria y, por extensión, en la transformación democrática de la sociedad para que las nuevas civilizaciones pongan fin al hambre y la pobreza y respeten y protejan la Madre Tierra.
¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!
La Vía Campesina
Campaña Global por la Reforma Agraria
Aliados de 26 países de Asia, África, América y Europa Leer
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A su vez, la V Minga Global por la Madre Tierra enriquece el enfoque y las perspectivas de lucha anticapitalista, antiimperialista, antipatriarcal, antirracista y descolonizadora señalando: "(...) a los poderosos que gobiernan el mundo, las multinacionales y los países del norte, no les interesa la vida, únicamente la acumulación desmedida, el híper-consumismo para los ricos y el despojo para los pobres.
Nuestro planeta, nuestro hogar, que nos brinda los bienes naturales para la subsistencia, es para los poderosos sólo un depósito de recursos que hay que explotar sin límites, aunque desde hace cuarenta años científicos y académicos vengan advirtiendo que el capitalismo es insostenible.
Nuestro planeta es uno solo, es el hogar de todos, pero es múltiple, es diverso. Desde una sola visión, desde una sola cultura, no es posible hallar soluciones. Y menos desde una civilización construida para la conquista, el saqueo, la depredación y la acumulación. Que vulnera día a día los derechos humanos y colectivos para saciar su ambición ilimitada. Que antepone el capital sobre la vida.
Por eso los pueblos indígenas del Abya Yala y del mundo planteamos incorporar la diversidad cultural como eje de toda discusión sobre el desarrollo, junto con el reconocimiento de todos los modelos económicos y el reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra".Leer
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La "Reforma Agraria y Defensa de la Tierra y el Territorio en el siglo XXI" es un desafío de cambio radical del régimen capitalista de propiedad y está siendo asumido en la ciudad de Buenos Aires. En efecto:
 
¡No a la entrega de la ciudad a las grandes corporaciones!
Las organizaciones abajo firmantes convocamos a una jornada de lucha, a realizarse el jueves 22/11, contra la aprobación del paquete de leyes que se propone sancionar la Legislatura porteña -continuando lo aprobado el día 1/11- que incluye la entrega de tierras públicas y espacios verdes para grandes negociados de especulación inmobiliaria, desplazando a las poblaciones de menores recursos, y favoreciendo exclusivamente a la empresa terrateniente IRSA.
Los proyectos aprobados el día 1/11, que se continuarán este jueves, se formulan desde una concepción expulsiva, privatista y excluyente de la planificación urbana, que busca elevar el valor de las tierras, estimula grandes inversiones inmobiliarias invocando un supuesto progreso, y pone al Estado y sus recursos al servicio de las grandes corporaciones. Estas leyes, formuladas sin la adecuada consulta a los ciudadanos y a las comunas, profundizarán la crisis habitacional y la desigualdad social en la Ciudad de Buenos Aires, y provocarán una pérdida alarmante de las últimas tierras públicas que podrían ponerse al servicio de las verdaderas necesidades sociales que enfrenta la ciudad.
El paquete de leyes en cuestión -complementarios a los Decretos Nacionales Nº 1722/12 y 1723/12- incluyen:
- La rezonificación de los terrenos de la Ex Ciudad Deportiva de la Boca para que IRSA construya “la Dubai porteña”
- La venta y rezonificación de terrenos en Palermo, Liniers y Caballito para desarrollos inmobiliarios
- La venta, concesión y rezonificación de cientas de hectáreas en la comuna 8 (Lugano) para desarrollos inmobiliarios
- La creación de distritos preferenciales con excenciones impositivas para empresarios de la cultura y de biotecnología, entre otros
- La concesión a bares y restaurantes en plazas y parques públicos
- La rezonificación de los terrenos de la Isla Demarchi para grandes emprendimientos inmobiliarios
- El endeudamiento de la ciudad para obras hidráulicas
- La venta del Edificio del Plata, que le permitirá al macrismo desarrollar el proyecto del Centro Cívico
- La entrega de 37,5 hs. del Parque Roca para una empresa de transporte
- La autorización para la construcción de el shopping de IRSA en Caballito
- La creación de un Fondo millonario para el Sindicato del Juego (ALEARA) que dirige el Dip. Daniel Amoroso; entre otros.
Resulta inaceptable que los bloques del Frente para la Victoria, Nuevo Encuentro, el Frente Progresista Popular y el PRO impulsen este tipo de leyes, que afectan a todos/as los/as habitantes de la ciudad, para beneficiar en forma exclusiva a empresas como IRSA.
En consecuencia, exigimos a todos los bloques legislativos que voten en forma negativa estas leyes.
Porque es nuestra la Ciudad, proponemos:
  • Declaración de la emergencia habitacional
  • Urbanización y radicación definitiva en el lugar donde se asientan las villas y barrios precarios de la Ciudad
  • Incremento significativo de los espacios verdes
  • Suspensión de los desalojos
  • Regulación del mercado de alquileres
  • Gravamen a los inmuebles ociosos

¡POR MAYOR DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN POPULAR EN

LA DEFINICIÓN DE LAS POLÍTICAS URBANAS !

¡ NO AL NEGOCIADO CON LAS TIERRAS PÚBLICAS !
El jueves nos concentramos a las 13 hs. en Av. De Mayo y 9 de Julio, para movilizarnos a la sede de la empresa IRSA (Moreno 877), culminando la manifestación en la Legislatura de la Ciudad.
Contactos de prensa: 
- Jonatan Baldiviezo: (15) 3266-7008 
- Federico Orchani: (15) 5695-5701 
- Carlos Fernández : (15) 6714-9802 
- Rosemary Torres: (15) 6458-0305
CONVOCAN:
Delegados del Barrio Rodrigo Bueno / Delegados del Barrio Playón de Chacarita / Delegados y habitantes del Barrio Carlos Mugica (Villa 31-31 bis) / Delegados del Barrio Los Pinos / Referentes del Barrio La Carbonilla / Cuerpo De Delegados Villa 1-11-14 / Secretaria General y Delegados del Barrio Fátima / COB La Brecha Capital (CAUCE-UBA, Mov. Cultural Hagamos Lo Imposible, Frente de Organizaciones en Lucha) / Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA) / Colectivo por la Igualdad / Frente Popular Darío Santillán- Regional Capital / La Mella - Presidencia FUBA (Federación Universitaria de Buenos Aires) / Compadres del Horizonte / Movimiento Popular la Dignidad / El Hormiguero / Corriente Política 17 de Agosto / MPL - Poder Barrial / MST en Mov. Proyecto Sur / MST Teresa Vive / Geoide en Revolución / MTL / El Acento / Centros de Estudios y Acción por la Igualdad (CEAPI) / Bachillerato Popular de Jóvenes y Adultos Villa 21-24 / CTA - Comuna 4 / Espacio Chico Mendes / Instituto de Relaciones Ecumenicas - IRE / Paula Resels, comunera C.11- PSA / Agrupación Vecinos por la Ecología / Cooperativa La Positiva / Psiquiatra Htal. Alvarez / El Gleyzer / Pañuelos en Rebeldía / ATE Vias Navegables / Movimiento Emancipador / La Corriente CEPA (FADU) / PSA / Agrupación Horizonte de Libertad / MAREA Popular / Los Invisibles / Agrupación Kiki Lezcano / Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) / CELS / Buenos Aires para Todos en Unidad Popular / Encuentro por la Unidad Latinoamericana / Autodeterminación y Libertad / Proyecto Sur / Corriente 2021 / La Maza Sur / ATE - Capital / Coordinadora en Defensa de la Soberanía Nacional y el Patrimonio Público / Silvio Schachter / Colectivo Herramienta / Cultura Compañera / Corriente Clasista y Combativa Capital / MTL Rebelde / Coordinadora en Defensa de la Soberania Nacional y el Patrimonio / Asociacion Vecinal Lago Pacifico /
ADHIEREN: (...) Leer

En fin, una ciudad por más importante que sea no puede pensarse desconectada del país ni los problemas de viviendas pueden solucionarse de verdad sin garantizar dignidad de trabajo y derecho a vivir en sus provincias o en comunidades campesinas e indígenas para atender a su desarraigo. En simultáneo es crucial enfocar la deshumanización y la catástrofe socioambiental que es una megalópolis.

La «reforma agraria integral» como poder de decisión de todos los pueblos del país (con extensión a los de Nuestra América por hermanamiento) encamina al buen vivir abajo. Significa respetar los derechos de nuestra Madre Tierra (que es garantizar la salud poblacional e individual en todos sus contenidos) y erradicar la actual precarización tanto de la vida como del trabajo. Este último objetivo exige que lo instalemos como el motivo fundamental para unir las luchas de los diversos de abajo. Es afirmación en el derecho y la capacidad de constituir un país mirando por las necesidades y aspiraciones de los pueblos e individuos mediante ruptura con el sometimiento al crecimiento económico que es acumulación de riquezas y poder de las "corpos". 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Domina una comunicación social que bloquea la deliberación y toma de decisión popular sobre el destino común

Desde hace 10 años las mayorías han dejado de cuestionar el artículo 22 de la Constitución que dispone: "el pueblo no delibera ni decide sino a través de sus representantes". Se subordinan a la Presidenta. Según Gustavo Oliva, senador de la provincia de Buenos Aires (FpV), es porque Cristina Fernández de Kirchner es una verdadera líder política. Ha construido legitimidad que causa aceptación y adhesión en seguidores. Ha despertado firme confianza en que sus acciones van "en pos de alcanzar la felicidad plena y el bien común de la sociedad". Leer


La delegación en CFK comenzó cuando las mayorías prefirieron creer en Néstor Kirchner a atender a los santacruceños cuando alertaron sobre el enriquecimiento del matrimonio a expensas de bienes de otros y de bienes comunes tanto sociales como naturales. Hoy Cristina Fernández de Kirchner puede caracterizar a su gobierno de nacional-popular y ofrecer oportunidades de negocios a costa de Argentina en el Council de las Américas sin que las mayorías expresen la contradicción existente entre ambas acciones. Tampoco objetan qué dijo ese 15 de junio de 2012:"Hace unos instantes estuve con Monsanto, que nos anunciaba una inversión muy importante en materia de maíz (...) Y además estaban muy contentos porque Argentina hoy está –digamos– a la vanguardia en materia de eventos biotecnológicos". "Aquí tengo – y esto la verdad que se los quiero mostrar porque estoy muy orgullosa – el prospecto de Monsanto. Vieron que cuando hacen prospecto es porque ya está hecha la inversión, sino no te hacen prospecto. Así que una inversión muy importante en Malvinas Argentinas, en la provincia de Córdoba, en materia de maíz con una nueva digamos semilla de carácter transgénico, que se llama Intacta. También dos centros de investigación y desarrollo, que eso para nosotros es tan importante como es esta inversión de 150 millones de dólares: uno, en Tucumán y otra en la misma Córdoba"."La inversión de Monsanto es importantísima también y va a ayudar a la concreción de nuestro plan, tanto agroalimentario 20-20, como nuestro plan también industrial. Y me decía, hoy, su titular que les había impresionado mucho el apoyo que nuestro Gobierno estaba dando a la ciencia y a la tecnología. Tengan ustedes la certeza que vamos a seguir en la misma línea".
"Yo le comentaba – y la gente de Monsanto no lo sabía – que tenemos una Patagonia, en la cual algún productor argentino tiene producción, por ejemplo, forrajera y que uno lo puede observar en medio de la estepa patagónica los círculos que solamente con riego producen forraje de primerísima calidad. Y tenemos también agua en la Patagonia, porque cuando me tocó inaugurar, el otro día, una ampliación de un emprendimiento minero: Cerro Vanguardia, en mi provincia, lo habíamos inaugurado cuando Néstor era Gobernador y cuando otros eran los propietarios, ahora hay nuevos propietarios. Y han pasado de la minería a cielo abierto a minería en excavación y es justamente donde han encontrado en plena Patagonia ríos subterráneos. A ellos les causa problemas, pero a nosotros nos ha llenado de alegría, porque esto nos da la idea de que el elemento vital: agua, nos va a permitir extender la frontera agropecuaria."
"Precisamente me explicaba, recién, la gente de Monsanto que este maíz que va a ser sembrado va a permitir que si se rota la tierra con este maíz, y luego con soja, el aumento de la productividad de la soja siguiente será de un 17 por ciento más. Y además exige y esto es lo más interesante que va a exigir prácticamente que no haya necesidad de plaguicidas, con lo cual además de aumentar la productividad también va a mejorar el medioambiente". "También una Argentina con un potencial energético muy importante: tenemos el tercer yacimiento descubierto – hasta ahora – de gas shale"."Por eso creo que es muy importante que ustedes sepan esto de boca de la Presidenta. Esto no lo van a encontrar en ningún diario en la República Argentina". Leer

En simultáneo al discurso de la Presidenta la "corpo"  Monsanto fue denunciada como una de las principales gestoras del golpe de estado en Paraguay y se iniciaba el primer juicio penal contra fumigadores de los agrotóxicos de Monsanto y Cia en el barrio Ituzaingó Anexo de la ciudad de Córdoba.

"(...)Cada época tiene sus ogros: Monsanto es uno de los más presentes estos días". Martín Caparrós continúa: "Todo empezó hace casi cincuenta años, cuando la empresa fabricaba el “agente naranja”, un defoliante poderoso con que el ejército americano se cargó los bosques y cultivos de Vietnam para tratar de rendir a sus defensores. En esos días, aviones militares derramaban torrentes de veneno sobre el país, medio millón de vietnamitas moría en esos bombardeos, otro medio millón nacía malformado –y Monsanto prosperaba en paz. Pero su verdadero salto a la fama llegó un cuarto de siglo después. En los noventas empezaron a convertirse en lo que son ahora: una empresa multinacional que estableció la propiedad privada de la reproducción natural. Con sus semillas de plantas que no dan semillas, Monsanto controla el mercado mundial de semillas transgénicas y, a través de eso, se acerca cada vez más a una posesión en la que puede definir quién come, quién no, a qué precios, bajo qué condiciones.
Todo tan claro que Eduardo Galeano solía llamarla “la serial killer multinacional”. Tan claro que, hace menos de un año, Carta Abierta decía en una carta abierta que “el gran capitalismo agropecuario tiene su mirada en la Bolsa de Chicago, en las operaciones políticas de gran escala, en los secretos de los gabinetes químicos que perfeccionan la semilla transgénica, nuevo padrenuestro de una teología que sin tener santidad tiene a Monsanto, mientras empresarios voraces, pioneros cautivos de un clima de mercantilización de todas las relaciones humanas, se comportan como forajidos de frontera, escapados de otra época, pero tiñendo de una agria tintura este momento histórico que aunque les es heterogéneo, caen en la incongruencia de querer apropiarlo”(...)". Leer
Además Gustavo Oliva sostiene que la Presidenta es una estadista y no una gobernante administradora. Sin embargo, el neodesarrollismo no se restringe a Argentina, tiene lugar como contención de aquellos pueblos de Nuestra América que rechazaron el neoliberalismo. Hasta Evo Morales justifica la agricultura industrial de las corporaciones imperialistas. Analicemos la siguiente nota:

Transgénicos ¿De esta manera defendemos a la madre tierra?

Por FOBOMADE - Oruro (16/11/12)

A título de garantizar el alimento para el pueblo, se pretende legalizar el uso de semillas transgénicas que acaban con la seguridad y soberanía alimentaria y no con el hambre ya que desplaza a los cultivos destinados a la alimentación del pueblo.
Los Bolivianos debemos preguntarnos: ¿queremos alimentos transgénicos? ¿de qué calidad? Y ¿bajo qué riesgos?
A mediados del mes de Octubre se promulgó la ley de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir bien, ley polémica para todos porque ha sido elaborada sin la participación del pueblo como denunciaron diferentes sectores sociales, basta ver que el objetivo central no es la madre Tierra sino el “Desarrollo Integral” entendido como un crecimiento netamente económico; reproduciendo el modelo extractivista, capitalista y tomando a la Madre Tierra como un simple discurso, pese que al denominarla Madre conlleva a afirmar que es sujeto de dignidad y portadora de derechos. No se ha comprendido esta dimensión porque a una madre no se la puede explotar económicamente y un ejemplo claro es el retroceso en este intento de incorporar en la ley el uso de semillas transgénicas.

La legalización de semillas transgénicas implicaría una forma de capitalismo privado con terribles impactos negativos:
-En lo social enriquecen a las grandes transnacionales del agronegocio y a los empresarios latifundistas con paquetes tecnológicos. Los campesinos, pequeños productores, pueblos y comunidades productoras seguirán perdiendo la propiedad de semillas, pagando patentes a empresas transnacionales como la Monsanto.
- Ambientalmente la introducción de semilla transgénica atenta contra la biodiversidad, los agroquímicos contaminan el agua y la tierra destruyéndola.
- Los transgénicos forman parte de un modelo agroexportador que implica monocultivos a gran escala destruye bosques que son fuente de biodiversidad y hábitat de los pueblos indígenas.
- Los riesgos en la salud están demostrados con diversos estudios, el más impactante es el recientemente presentado por los investigadores franceses Gilles-Eric y Séralini en el cual se demuestra que ratas que consumieron maíz transgénico en mayor y menor proporción han desarrollado tumores cancerígenos, daños severos en riñones, necrosis de hígado y reducción de la expectativa de vida. ¿Es que queremos que pase esto también con las personas?
La soberanía y seguridad alimentaria constituye un objetivo estratégico y una obligación del Estado para garantizar que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades, alcancen la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiados de forma permanente y esto no se logrará con los transgénicos.
Estamos convencidos que es necesario hacer cambios en la ley de la Madre Tierra pero cambios de objetivo, de visión y no de retrocesos en la protección de la seguridad y soberanía alimentaria, velemos por la calidad de Vida y no así por el lucro de privados y empresas transnacionales. Leer
Como en Bolivia, en Argentina ni se respeta la obligación de consulta a los pueblos usurpados o contaminados por el extractivismo. Que no se dé una contundente solidaridad se debe, en parte, a la desinformación. Pero además pesa la naturalización del carácter unipersonal del Poder Ejecutivo y la creencia en que existe real y efectivamente el decisionismo verticalista de la Presidenta. Operación de fomento de la naturalización y la creencia que oculta el dominio de los grandes capitales imperialistas y locales sobre Argentina.
Otra importante manipulación de la opinión pública se realiza mediante un proyecto de ley aparentemente fundamental para el cambio de situación de los campesinos e indígenas mientras se lanza el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) que los fuerza a desaparecer.
Extranjerización y modelo agropecuario: dos caras de la misma moneda
Fabiana Arencibia (RED ECO)
(...)Para Tomás Palmisano, politólogo e integrante del Grupo de Estudios Rurales del Instituto Gino Germani, el PEA es una intensificación del actual modelo de agronegocio. "De hecho, lo dice literalmente", afirmó en una nota del mismo programa radial.
"Según explica este plan, no hay una caída de la soja sino una disminución relativa de su peso en relación con el resto de los granos. Hoy casi un 60 por ciento de la superficie granaría argentina está dedicada al cultivo de soja. Y el plan no está proponiendo dar un paso atrás con eso o al menos detenerlo".
Respecto al incremento de 10 millones de hectáreas que plantea el PEA, Palmisano comentó que "esas tierras se presentan como vacías pero son tierras ocupadas por comunidades campesinas y por pueblos originarios que ya están en litigio por el avance sojero y por la extranjerización".
El aspecto "alimentario" que dice tener este plan es, en realidad, agricultura pensada para el mercado externo, no solo para la producción de derivados de la soja que son alimento para el ganado de los países hacia donde se exporta, sino para la producción de biodiesel como paradigma de la industrialización del agro.
Otro aspecto interesante son los "actores" a quienes se consultó para elaborarlo. Si bien se trabajó durante un año, poniendo muchos recursos del Estado, tanto humanos como materiales, tratando de relevar información en diversas provincias, poco de eso se volcó luego al PEA. En ese sentido, Palmisano afirma la clara ausencia de los movimientos sociales organizados vinculados a la tierra. "Si uno interpela a unos actores que sabe que están ganando mucho con este modelo, claramente lo que se va a presuponer es una profundización del mismo".
Respecto a la participación de las universidades, encuentra que "hay un monopolio completo de las que están vinculadas a la agronomía, a la economía y al agronegocio. Y una participación enorme de las cámaras empresarias y de exportación. Grobocopatel fue una de las personas que literalmente propuso pautas de este plan", afirmó Palmisano.
Damián Verzeñassi, Subsecretario Académico da la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, afirmó en nota publicada por Rosario 12: "La presentación celebrada y aplaudida de 160 millones de toneladas para el 2020 anuncia la continuidad de la agricultura dependiente de la química tóxica, de commodities y transgénicos. No es alimento para argentinos (...) La agricultura industrial es una manera de producir combustibles, no alimentos".
Diversos referentes de organizaciones campesinas opinaron también acerca de este plan.
Benigno López, integrante del Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), afirma que el plan mantiene a la soja como el principal cultivo y opina que el incremento de las hectáreas sembradas "conociendo a quienes hoy tienen el manejo del modelo agropecuario, eso se hará eliminando a las posesiones de los campesinos y los indígenas. (…) Esto significa la desaparición de los pequeños productores y de los pueblos originarios".
Por su parte, el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) alertó en un documento sobre la profundización del modelo agropecuario y sobre el aumento de los desalojos, de los desmontes y de la utilización de los agrotóxicos. "Aumentar a 160 millones de toneladas de granos, forrajeros y no alimentarios, es sumar otras diez millones de hectáreas a las 20 millones que se cultivan de soja transgénica. Y no tiene otra forma de hacerse que a partir de los desalojos de las familias campesinas".
No es casual que el gobierno haya presentado el proyecto que dice pretender frenar la extranjerización de la tierra casi conjuntamente con este plan. Tierras para todos…los pooles de siembra, las transnacionales que comercian granos y los terratenientes. Un plan continuista, sojero, extractivo y agroexprotador. Leer

Para situarse en el avance de la violación de derechos esenciales a la condición humana es prioritario enfocar a la totalidad del sistema de privatización y  mercantilización de los bienes comunes.
 
IRSA es a lo urbano, lo que la Barrick Gold es a la minería 
y Monsanto al campo.
El próximo 22 de noviembre en la legislatura porteña, el PRO tratará de completar el paquete de proyectos iniciado el 1 de noviembre, con la rezonificación de los predios de Caballito, Palermo y Liniers más la venta del edifico del Plata y la entrega de 37, 5 hectáreas de Villa Lugano a la cámara de empresarios de carga. Ese día será sometido para su aprobación el proyecto de IRSA, en la ex Ciudad Deportiva , conocido como Solares de Santa María. En la misma sesión será presentada la rezonificación de la Isla Demarchi, emprendimiento impulsado por el gobierno nacional. De concretarse, se culminaría con la mayor desposesión de tierra pública de la ciudad en las últimas décadas. 
Por el arquitecto Silvio Schachter, miembro del consejo de redacción de Herramienta.
De esta forma se reitera el papel de un Estado cómplice, que cede al mercado, es decir a los desarrolladores, que solo desarrollan negocios, el diseño y las políticas urbanas, renunciando a toda pretensión de planificación y participación social en la definición de la ciudad que queremos y necesitamos. En lugar de responder a la crisis ambiental, habitacional, de infraestructura, de segregación y fragmentación socio-espacial, esta política la reproduce, ampliándola y causando nuevos conflictos, con consecuencias que determinan de manera irreversible su futuro.
La lógica privatizadora y la especulación inmobiliaria, constituyen un elemento clave para entender los mecanismos de acumulación y valorización del capital, que se dirige de modo creciente hacia bienes no renovables, entre ellos el suelo urbano, fijo, único, irreproducible y escaso. Todos los terrenos públicos de la ciudad, particularmente aquellos que por su ubicación tiene mayores plusvalías, son objeto de negociación y son persistentemente erosionados para apropiarlos con la retórica de la puesta en valor. Con la justificación de lograr una iconografía arquitectónica sofisticada, con edificios firmados por estudios de prestigio, totemizan un hedonismo individualista, antisocial e insolidario, materializando la moral hegemónica del capitalismo posmoderno.
Ante esta situación los debates legislativos, concentrados en los aspectos técnicos de cada proyecto, tienden a soslayar la cuestión del derecho a la ciudad, de quien es la ciudad, naturalizando una visión patrimonialista, que inevitablemente remite al dilema clave, la cuestión de la propiedad, si la tierra publica es un bien común o si puede enajenarse para producir renta urbana privada.(...)
El Dubai de Buenos Aires
Este nuevo Puerto Madero, emplazado en Costanera Sur, incluirá 16 torres de viviendas de más de 50 pisos, docks, embarcaderos, un hotel , un centro comercial y equipamientos varios.
Alrededor de 15.000 personas habitaran la zona Premium más nueva de Capital Federal, dando vida a lo que especialistas del segmento inmobiliario no dudan en definir como "el Dubai de Buenos Aires".
El desalojo de villa Rodrigo Bueno donde viven 5000 personas, el camino de sirga (criterio que se basa en un artículo del Código Civil que establece que deben quedar liberados los 35 metros que existen desde el talud del río para avanzar primero en la limpieza de las orillas y luego del curso de agua) el impacto ambiental, el uso exclusivo con salida directa la río para los propietarios de marras, del canal perteneciente a la Reserva Ecológica Costanera Sur y el futuro de la propia Reserva Ecológica que es sitio Ramsar (humedal de importancia internacional) son temas planteados por profesionales y organizaciones sociales que cuestionan severamente y desde hace varios años este emprendimiento. Un barrio cinco estrellas, para la especulación y el negocio inmobiliario, en una ciudad que ha declarado la emergencia habitacional para cientos de miles de sus vecinos.
Solares de Santa María, según define la empresa, demandará una inversión superior a los 900 millones de dólares, al tiempo que dará un cierre al desarrollo urbano de Puerto Madero. La diferencia con Puerto Madero radicará en que ese barrio tiene diques, mientras que este emprendimiento contará con un río verdadero donde se instalará un amarradero para barcos. Es un emprendimiento pensado para captar compradores de sectores medio altos y altos. En cuanto a la cotización del metro cuadrado, desde la desarrolladora adelantaron que guardará una relación directa con Puerto Madero , no bajará de los 5.000 dólares el metro cuadrado y agregan: “Es el modelo probado y lo lógico es, imitar ese éxito”.
El éxito proclamado es un barrio maqueta de uso exclusivo, con un 40 % desocupado, que cortó la continuidad de la ciudad con el río y cuya realización fue fruto de una escandalosa maniobra especulativa de la dupla Menem-Grosso.
IRSA multiplicó por veinte su capital, pagó 800 mil dólares por cada hectárea de la ex Ciudad Deportiva, que hoy tienen un precio no inferior a 15 millones de dólares. Necesita para materializar su ganancia financiera, que el proyecto sea construido, que al concretarse, le otorgara un plus valor, llevando la operación a 3.500 millones de dólares. Eso explica el apuro para aprovechar esta coyuntura, que consideran políticamente favorable para su aprobación, el hecho insólito es que por primera vez en la historia, una empresa paga abiertamente, una comisión por la sanción de una ley y el pago se incluye en el texto de la propia ley. Esto supera todo lo imaginable en materia de sometimiento del poder político al poder económico. El proyecto presentado a través del expediente 3283-J-2012, dice en su artículo 8º: “La empresa Solares de Santa María S.A. abonará al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la suma única y total de pesos equivalente a dólares estadounidenses quince millones (U$S 15.000.000)".

Sin explicación alguna sobre el porqué, ni el destino de ese dinero.
El PRO presentó el proyecto de IRSA en agosto del año pasado. Allí fue rechazado por toda la oposición y pese a tener dictamen favorable de tres comisiones, se cayó por falta de acuerdo, pues necesitaba el voto de al menos 40 de los 60 legisladores para su aprobación. Algo distinto puede ocurrir ahora, ya que el propio viceministro de Economía, Axel Kicillof, expresó a los legisladores del interbloque kirchnerista el interés del Ejecutivo nacional en la aprobación del proyecto. La iniciativa no entró en el paquete aprobado la semana pasada por legisladores del PRO y la bancada kirchnerista, pero quedó pendiente para la sesión del 22 del corriente, en la que se incluiría el proyecto para urbanizar la Isla Demarchi y construir allí un polo audiovisual.

Ambos proyectos, parte de una cadena de multimillonarios negocios inmobiliarios, probablemente queden opacados y disimulados, detrás del debate, que no casualmente se realizará el mismo día, por el reclamo de los simpatizantes del club San Lorenzo, de lo que se conoce como Restitución Histórica del viejo gasómetro de la Avenida La Plata, negociado por el intendente de la dictadura, Brigadier Cacciatore.
Decenas de organizaciones sociales y políticas vienen confrontando con el modelo de ciudad propuesto por el macrismo, coordinadoras villeras, movimientos de inquilinos, cooperativas de vivienda, vecinos de Caballito, Palermo y la Boca, grupos ambientalistas, la izquierda y el movimiento estudiantil. Esta es una oportunidad para sumar, desde sus justos reclamos sectoriales, coincidencias y confluir para evitar el mayor saqueo al patrimonio colectivo de nuestra ciudad. IRSA, de Soros al Modelo
IRSA es a lo urbano, lo que la Barrick Gold es a la minería y Monsanto al campo.
Edificios corporativos(…) Leer
   

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Avanzan la desertificación y la fragmentación del país en enclaves sin que las mayorías se percaten de estar inmersas en este conflicto con el capitalismo.


Sucede que los K y hasta economistas de izquierda las convencen de estar en un capitalismo opuesto al de los países imperialistas. Las inducen a reflexionar de que el neoliberalismo es pasado o ha comenzado a serlo. ¿Por qué? Instalan como asignaturas pendientes y aisladas entre sí a las políticas de estado que convergen en la transferencia a gran escala de riquezas e ingresos hacia quienes dominan el capitalismo mundializado y sus socios locales. Abarca un sistema tributario sumamente regresivo, un sistema de eternidad en el desendeudamiento-endeudamiento que desmantela el Estado social, un régimen de acumulación gran capitalista con base en la flexibilización, precarización e informalidad laboral y en salarios reales de pobreza e indigencia. Desigualdad e injusticia social que se consolida y profundiza con el modelo extractivo que privatiza, mercantiliza y devasta la naturaleza expulsando o desintegrando las comunidades arraigadas cultural e históricamente a esos ecosistemas.

Sobre el proceso de implantación extractivista en Nuestra América, Horacio Machado Aráoz advierte que en los noventa se establecieron las "bases legales e institucionales que convertirían al extenso territorio de la región en una increíble “oportunidad” para el desarrollo de los intereses mineros globales. El Banco Mundial ofrecería frondosos créditos para agilizar la “modernización” institucional y la reforma de los marcos legales relativos a las explotaciones mineras. Así, sucesivamente Perú (1991), Bolivia (1991), Ecuador (1991), México (1992), y más tarde Brasil (1996), Guatemala (1997), Honduras (1998) y Colombia (2001), introdujeron sendas modificaciones en sus legislaciones mineras adoptando uniformemente los nuevos criterios impuestos. En Argentina, tales reformas se impusieron bajo el gobierno de Menem con la Ley 24.196 (1993) y otras reformas complementarias. Bajo ese extraordinario marco de “incentivos”, América Latina se convirtió en el centro de destino privilegiado para las grandes transnacionales mineras. (...) 

En todo este proceso, la genealogía del reciente auge minero en la región, tiene la particular “virtud” de evidenciar de modo meridianamente claro los ciclos de la violencia colonial que condujeron a su realización: drásticamente iniciado con la violencia extrema de los terrorismos de estado, se prolonga y profundiza en la violencia expropiatoria de la “deuda externa”, los “ajustes” y las “reformas estructurales de los ochenta y los noventa". Apenas disimuladas bajo retóricas “nacionaldesarrollistas”, esos mismos dispositivos expropiatorios continúan funcionando en nuestros días, alternando entre la violencia simbólica del fetichismo del “crecimiento sostenible” y la violencia extrema de la represión/ criminalización.

El carácter emblemático de la “minería” como fenómeno colonial permite también tomarla como base de análisis para ahondar en las nuevas dinámicas contemporáneas de la expropiación. (...) 
Esquemáticamente, los complejos dispositivos de la expropiación contemporánea involucran cuatro dimensiones fundamentales, a saber: la dimensión geográfica, la económica, la ecológica y la propiamente política. Analíticamente distinguibles aunque prácticamente inseparables, estas dimensiones tienen en la radical escisión territorio/cuerpos la base de todas las expropiaciones. En efecto, en su raíz, la violencia colonial opera y funciona como fuerza expropiatoria que se ejerce simétrica y recíprocamente sobre los territorios y los cuerpos. Parte de producir, ante todo, una separación radical entre unos determinados cuerpos –los cuerpos de los sujetos-objeto de la expropiación colonial– de sus respectivos territorios originarios.

El territorio, –forma concreta de la existencia (Santos, 1996), espacio de materialización de una forma-de ser determinada–, da cuenta de las fuentes y medios de vida que hacen materialmente posible la existencia. Sin esas fuentes y medios de vida, los cuerpos se ven expropiados de las energías que hacen posible su hacer, expropiados de en la raíz misma de su ser, que es el obrar. De tal modo, la expropiación de los territorios (base y fuente de los medios-de-vida/formas-de vida) es necesariamente correlativa de la expropiación de los cuerpos: es expropiación de los “recursos” que nos hacen “cuerpos”, y es expropiación de la capacidad de obrar de esos cuerpos. Expropiados de su propia capacidad de obrar; expropiados de la propia sensibilidad corporal producida por el “acostumbramiento” al dolor de la violencia endémica, los sujetos-cuerpos objetos de la violencia colonial adoptan las formas de vida de los cuerpos puestos- en-disponibilidad para la continua valorización del capital. 
La dinámica del capital global opera así, mediante la subsidiaria e imprescindible concurrencia del aparato legal-represivo del estado, la radical escisión territorio/cuerpos, como ruptura existencial que da lugar a la configuración de los diferentes dispositivos expropiatorios. En primer lugar, la expropiación geográfica, que, siguiendo los análisis de Harvey (2004) y de Santos (1996), la expropiación geográfica opera fundamentalmente destruyendo la coherencia local de los territorios, desarticulando los flujos socio-productivos endolocales y rearticulándolos como fragmentos territoriales subordinados a procesos productivos de alcance global, comandados a distancia bajo la dirección y el control del capital transnacional concentrado que domina la respectiva cadena de valor a escala mundial. Las inversiones del capital producen una sustancial transformación del espacio local; éste pierde progresivamente densidad como ámbito de vida de relaciones horizontales y pasa crecientemente a ser reconfigurado como un fragmento socio-territorial económicamente subordinado y tecnológicamente dependiente de cadenas mundializadas de valor, que funcionan como “correas de transmisión” de los imperativos del capital y que imponen, en los espacios locales, el dominio de lógicas verticales y centralizadas de control (Santos, 1996).

La dimensión geográfica de la expropiación tiene que ver, en consecuencia, con la desintegración productiva de los espacios locales cuyas consecuencias van mucho más allá de lo “estrictamente geográfico”, en tanto implican una expropiación de la diversidad eco-territorial y sociocultural de los lugares. La uniformización de los territorios convertidos en enclaves de exportación tiene así, profundas consecuencias biopolíticas, en tanto productores de ámbitos monoculturales del capital global (Alimonda, 2005). Por su parte, la dimensión estrictamente económica de la expropiación, ésta tiene que ver con la fenomenal transferencia de recursos financieros que involucra la localización de las operaciones mineras en las condiciones geográficas y político-institucionales establecidas.(...)". 

Horacio Machado Aráoz destaca cómo el capitalismo progresa profundizando la dependencia de los países del Sur:"Hay una geografía de la extracción de recursos mineros muy diferente de la geografía del consumo de minerales: se da una clara diferenciación entre los países del Sur y del Norte geopolítico, concentrándose los procesos extractivos en los primeros y los mayores índices de consumo en los segundos. Como ya se ha visto, tras el boom minero neoliberal, América Latina ha intensificado su rol como proveedor de minerales para el “mercado mundial”; actualmente, de nuestros países se extrae el 47,3% del cobre, el 41,4% de la plata, el 29% del hierro, el 27% de la bauxita, el 22% del zinc, y el 16% del oro y el níquel que se consumen en el mundo (Sánchez Alvabera y Lardé, 2006). Sin embargo, nuestra región apenas consume una pequeña proporción de estos minerales, entre el 3 y el 6% del total mundial. Las desigualdades económicas y ecológicas que se manifiestan entre “países productores” y “países consumidores” resultan mucho más gravosas tratándose, como en este caso, de “recursos no renovables”. Y más, cuando tenemos en cuenta que, dado el proceso extractivo actual, lo que se va con las exportaciones mineras, no sólo son minerales, sino una gran cantidad de bienes y servicios ambientales; entre ellos, agua. En efecto, como ha sido analizado por varios autores para el caso del agua (Zimmer y Renault, 2003; Allan, 2003; Pengue, 2006), la exportación no implica sólo –y a veces, ni siquiera principalmente– la transacción (“económica”) de la sola mercancía objeto del comercio exterior, sino que implica también la transferencia (“ecológica”) una gran cantidad de bienes y servicios ambientales del país productor que –insumidos en el proceso productivo y, por tanto, incorporados en el “producto de exportación”–, son finalmente “consumidos” en el país de destino de tal exportación. 
En el caso de la megaminería metalífera a cielo abierto, los principales bienes y servicios ambientales que son objetos de transferencia ecológica, y, por tanto, de apropiación indirecta por parte de los países importadores de tales recursos, son el agua, la energía y la capacidad de sumidero.
En efecto, como ya se ha señalado, los procesos extractivos de la gran minería son intensivos en agua y energía, de modo tal que, por cada tonelada de mineral exportado, se exportan también varias toneladas de agua y KWh de energía insumidas en el proceso extractivo. A modo ilustrativo, en base a las estimaciones realizadas por Borregaard (2001) y Cuenca Berger (2005) para el caso chileno, cabe tener presente que cada tonelada de cobre exportada por Chile en los últimos años han insumido también 40 m3 de agua, 3 MWh de energía y la “generación” de 28 toneladas de relaves tóxicos. Tomando en cuenta la tabla de insumo/producto del primer megaemprendimiento minero en la Argentina, el de Minera Alumbrera, que indica que ésta extrae anualmente 180 mil toneladas de concentrado de cobre, para lo cual ‘procesa’ 480 mil toneladas de material rocoso por día, empleando 105.600 kg de explosivos (ANFO) diarios, 100 millones de litros de agua diarios, 92.500 litros de combustible diesel por día y 764,44 GWh de electricidad anuales, tenemos que cada tonelada de concentrado de cobre exportado por Alumbrera ‘le cuesta’ al territorio argentino 203 mil litros de agua, 4,25 MWh de energía eléctrica, 973 toneladas de estériles tóxicos a perpetuidad, y 188 litros de combustible aproximadamente (Machado Aráoz, 2009).
Sumado a ello, hay que contabilizar también la ‘capacidad atmosférica’ para absorber las 1562,2 toneladas de gases nitrosos que anualmente son liberadas a consecuencia de las voladuras (Vélez, 2008).  Dada la taxativa e ineludible finitud del “mundo natural” –más allá de la miopía que al respecto tiene la economía centrada en el dinero y en la creencia quimérica del desarrollo tecnológico como superador de los “límites del crecimiento”–, los procesos de expropiación ecológica tienen profundas consecuencias económicas y políticas; implican inexorablemente que “lo que unos consumen” es “lo que a otros les es quitado”. El agua y la energía que consumen las mineras en los territorios de nuestra región, es agua y energía que es negada y expropiada a las propias poblaciones locales.
Respecto al agua, la ilustración del caso Minera Alumbrera es terminante: una sola empresa consume 100 millones de litros por día en una región árida y predominantemente agrícola, con un régimen de lluvias de entre 100 y 300 mm anuales. La extracción de agua de la minera ha dejado crecientemente a los pobladores de las localidades aledañas a la explotación (Santa María, Andalgalá y Belén) excluidos de su uso y privados de sus actividades económicas. No menos dramática es la situación en Chile, donde los emprendimientos mineros concentran los mayores niveles de consumo y justamente en las regiones donde más escasea este bien. De acuerdo a Larraín, en las regiones del Norte de Chile, donde sólo cuentan con una dotación de 500m3/habitante/año, “la minería a principios de la década consumía 3,5 millones de m3 de agua/año, lo que ha continuado en aumento, generando también severos impactos ambientales, tales como secamiento de humedales, salares, lagunas y caudales, deterioro de ecosistemas y biodiversidad, y desertificación. Ello afectando a las comunidades locales e indígenas, destruyendo su agricultura local, su ganadería y sus economías por despojo de sus aguas y contaminación, produciendo un aumento de la migración hacia las ciudades” (2007). En relación a la demanda de energía, nuevamente el “caso ejemplar” de Alumbrera es contundente: el emprendimiento consume anualmente 764,44 GWh cuando el total del consumo de los 300 mil habitantes de la provincia de Catamarca es de 450,16 GWh20. En relación al caso chileno, cabe señalar que el sector minero consume actualmente el 31% (16.422 GWh, 2006) de toda la energía que se genera en Chile; como indica Cuenca Berger “la presión que ejercen actividades fundamentalmente extractivas como la minería mantienen al país en una crisis energética y al borde del racionamiento” (2008: 125). La misma situación de este lado de la cordillera; las “crisis energéticas nacionales” que viven los países de la región son un resultado y un efecto de los procesos de expropiación ecológica en marcha. 

Ahora bien, sobre la base del análisis de la dimensión ecológica de la expropiación, salta a la vista la dimensión política de estos procesos neocoloniales. La literal lógica de la acumulación por desposesión indicada por Harvey adquiere, desde la perspectiva ecológica, toda su dimensión eminentemente eco-bio-política. En el contexto contemporáneo de extrema fragilidad ambiental –agravada por la continuidad de la voracidad consumista requerida y alentada para sostener la acumulación– los procesos de expropiación y apropiación ecológica resultan los medios de producción por excelencia de la dominación propiamente biopolítica: la expropiación de los territorios –como expropiación de los bienes y servicios comunes de la naturaleza (agua, suelo, aire, energía) que nos hacen cuerpos– es, lisa y llanamente, expropiación de los propios cuerpos. Cuerpos, que serán crecientemente racionados y excluidos de las cuotas de nutrientes biológicamente requeridas; crecientemente vedados de las dosis necesarias de agua; crecientemente expuestos a contextos insalubres, a factores y condiciones de contaminación y de riesgos ambientales mayores. En definitiva, serán cuerpos crecientemente expropiados de las condiciones socio-psico-físico-biológicas que hacen que tales materialidades sean tomadas y consideradas como “cuerpos-humanos”, “gente” (Scribano, 2007). Cuerpos higiénica e imperceptiblemente descartados y tempranamente “sacados fuera” de las batallas geopolíticas por la apropiación y distribución de los nutrientes que precisamente nos hacen cuerpos-sujetos. 
Desde esta perspectiva, los procesos expropiatorios neocoloniales iniciados con el brutal avasallamiento a los Derechos Humanos realizadas por las dictaduras militares de los setenta, se prolongan y profundizan en nuestros días, con la más radical mutilación de los Derechos Humanos, esta vez ya en la base ecológica de la reproducción de la vida, operando la degradación de la materialidad corporal que hacen a los “individuos” y a las “poblaciones”, corporalidades susceptibles de ser re-conocidas como “humanos”, como “legítimos portadores de derechos”. De tal modo, desde el punto de vista político, la lógica de la expropiación se materializa tanto a través de la degradación de los cuerpos de las poblaciones, cuanto a través del vaciamiento e inversión de la lógica formal de las instituciones democráticas de gobierno. En este sentido, la expropiación política tiene que ver, en su dimensión biopolítica, con la expropiación de los medios que nos hacen cuerpos: el agua, el aire, el suelo, en suma, el territorio. En su dimensión institucional, tiene que ver con la expropiación jurídica de esos cuerpos, lo que alude al des-conocimiento de esos cuerpos como portadores de derechos. 
El anverso colonial de la seguridad jurídica que los gobiernos ofrecen y garantizan “a sangre y fuego” a las inversiones del Capital, es precisamente, el despojo de los derechos de ciudadanía de las poblaciones que habitan los territorios intervenidos: despojo de sus derechos a la salud, pero también despojo a expresarse a decidir sobre sus propios territorios, y, en el extremo, despojo de los más elementales derechos civiles, en la medida que cualesquiera prácticas de resistencia ante las intervenciones del capital en sus territorios, los convierte en sujetos pasibles de las políticas de represión y criminalización. En este punto, la expropiación política tiene que ver con la configuración de una democracia colonial, en la que los gobiernos “representativos” asumen como propios los “planes de desarrollo” de los inversionistas; aún en contra de la voluntad de las poblaciones

A modo de conclusión 
La ecología política del boom minero, la “descubre” como efecto de poder de la geopolítica del neoliberalismo. La complejidad de los nuevos dispositivos expropiatorios y de las nuevas modalidades de producción de las desigualdades implicadas en la dinámica neocolonial del capitalismo global, usualmente “pasan desapercibidas” por la mirada colonial de los propios gobernantes locales y aún, por los usuales detentadores del “saber”. Unos y otros, empecinados en la quimérica “misión colonial” de “ser como las grandes potencias”, continúan, casi ciegamente, la fantasía neodesarrollista del modelo primario exportador instaurado en los noventa. Los índices macroeconómicos de expansión del “producto”, de las exportaciones, y de la parcial y relativa reversión del deterioro social de las décadas pasadas, los torna “insensibles” a las nuevas lógicas del saqueo. 
Frente a ellos, la magnitud y diversidad de voces en resistencia que a lo largo y a lo ancho de Nuestra América ha despertado la voracidad devastadora del capital, constituyen expresiones de subjetividades “otras”, de sensibilidades decoloniales que sienten en sus propias territorialidades-corporalidades el dolor de la expropiación. Expresiones de las nuevas contradicciones de la acumulación contemporánea, los movimientos socio-territoriales de América Latina expresan el resurgimiento de las resistencias históricas hoy recreadas y resignificadas en torno a las sensibilidades del ecologismo popular (Martínez Alier, 2004). Al tomar “en serio” sus gritos de resistencia, es posible aproximarnos a una mejor comprensión de los dispositivos contemporáneos de la expropiación. Estos movimientos hacen que, estos territorios, objetos de saqueo, sean, paradójicamente también, territorios de esperanzas, alumbradores de “otros mundos posibles” ". Leer
Sin embargo, el encuentro y hermanamiento de todos los de abajo es difícil por:

 

۞ El Discurso de la “Minería Responsable y el Desarrollo Sustentable

Notas locales para deconstruir políticas que nos hablan en una lengua global
Por Mirta Antonelli
 
 “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y
para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras;
y tienen el deber de preservarlo.” Art. 41 de la Constitución Argentina

Las denominaciones “Minería Responsable” y “Desarrollo Sustentable”, como se las encuentra en las páginas institucionales de las empresas auríferas y en discursos gubernamentales, entre varios otros, funcionan como reaseguros a priori para enmarcar la economía extractiva transnacional mediante la evocación del principio jurídico de responsabilidad ante terceros -compromiso de no daño-  y, a la vez,  la postulada naturaleza filantrópica del empresariado sensible a las necesidades y deseos de la sociedad y las comunidades bajo explotación.

En una elíptica y estratégica cópula, esta minería y el desarrollo que invoca se inscriben de lleno en un discurso políticamente correcto de “derechos humanos” que se sostiene y circula en alianza entre empresas del sector, organismos financieros, comisiones internacionales de diseños de políticas económicas y culturales, tanto regionales como nacionales, redes de consultores, asesores, fundaciones y otras ongs., difusores, comunicadores y agencias de investigación, innovación y transferencia tecnológica.

A manera de sordina y de ceguera, este macro discurso y la lengua que inventa, ha buscado “naturalizarse”, como si fuera una lengua preexistente, pero en rigor, podemos localizar su emergencia desde fines de los 90, y su puesta en circulación desde el año 2002, con informes producidos en el marco de “talleres” promovidos por nueve de las mayores empresas mineras del mundo, las que se proponen instituir condiciones de aceptabilidad para la institucionalización de la megaminería.

Bajo la Iniciativa Global para la Minería (GMI) y a través del Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo (WBCSD), las empresas encargaron al Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED),  el Programa Mining, Minerals & Sustainable Development (MMSD) llamado a producir “un cambio cultural” respecto a la minería a gran escala, para ser concebida como factor del desarrollo sustentable. A manera indicativa, para ponderar el peso y el poder de los actores convocantes, diremos que el Grupo de Patrocinadores estuvo conformado por compañías mineras, entre ellas, las mayores auríferas del mundo, como la canadiense Barrick, Anglo American, Río Tinto, MIM Holdings, Newmont, etc., organizaciones internacionales de financiamiento, como el Grupo del Banco Mundial, los gobiernos de Canadá, Reino Unido y Australia, países de origen de los capitales de numerosas mineras,  la Fundación Rockefeller, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), entre otros. Las tres primeras auríferas nombradas operan en Argentina: Barrick, además del Proyecto Veladero en funcionamiento, en San Juan, ha sido autorizada a realizar Pascua-Lama, el único y más que denunciado proyecto binacional del mundo,  por el cual Chile y Argentina han cedido soberanía y territorio a la transnacional canadiense; Río Tinto, en la Patagonia y Anglo Gold Ashanti, en Cerro Vanguardia, Santa Cruz, una de las primeras provincias en autorizar esta mega minería junto con Catamarca, en la década de los 90.
En los límites de estas notas, sólo referiré que en el trabajo de construcción de un lenguaje común, la “minería responsable” se inscribe como un lugar vacío para ser llenado en el futuro, gracias al promisorio avance de investigaciones para reducir daños – y costos- y la adopción de instrumentos y medidas de gestión pública que promuevan la licencia social para operar de las empresas, estableciendo una causalidad por la cual el conflicto antiminería produce la parálisis del desarrollo que se busca, aunque no se lo defina. Basta pensar en las irreconciliables concepciones de desarrollo que sostienen distintas teorías económicas para advertir que el significado y el valor del término será definido por los actores con mayor fuerza en estos escenarios que simulan ser conversaciones horizontales y diálogos entre iguales, en la irreductible asimetría y diversidad de intereses entre, por ejemplo, empresarios de la mega minería transnacional, mineros artesanales y “native communities” .
En esta meta de evitación y resolución de conflictos, tanto en su informe final, presentado en 2002, como en sus informes parciales, los impactos de esta minería a cielo abierto y por lixiviación con sustancias tóxicas, son redenominados por el MMSD, como “desafíos” de la industria minera, admitiendo los daños que conlleva. En algunos borradores, se explicita que los daños son innegables, pero que también producen daños otras actividades, como la agropecuaria y la forestal, de modo que su carácter lesivo manifiesto no es obstáculo para seguir sosteniendo y extendiendo la actividad minera.
Mientras se llevan adelante los talleres, el trabajo del MMSD señala la “feliz” coincidencia de otras iniciativas simultáneas que cooperarán en definir, cargar de contenido la “responsabilidad”, e inventar parámetros para medirla. Ejemplo de ello era entonces el establecimiento de un Código Internacional para el Manejo de Cianuro (CMC), investigación también encargada y pagada por las empresas mineras, los fabricantes y los transportadores de cianuro.  Tres años después, el código de uso “voluntario”, serviría de reaseguro y motivo de premiación para la responsabilidad ambiental de las empresas adoptantes. Entre los auditores “independientes” llamados a monitorear las buenas prácticas empresariales derivadas del código, una se encuentra con consultores que, a la vez, venden a las mineras servicios de consultoría para manejos de suelo, usos de agua, instalaciones de piletas de lixiviación, etc., es decir, quienes son contratados para auditar, son empresarios del “sector”, según la generosa extensión que el MMSD le dio a este término en sus marcos prácticos.  
La apelación al futuro de una minería responsable a lograr en un proceso abierto al porvenir, resulta parte integral de las estrategias de los informes y su aceptación a diversos niveles, como también de las páginas institucionales de las empresas auríferas. La futura “minería responsable”, que no puede negar los impactos y daños, es la “idea-fuerza” (sic) explícita de una meta para años venideros. Así, el presente se configura como “transición para el desarrollo sustentable”, y los asesores del grupo que condujera el MMSD sostienen que aceptar los desafíos demanda un “cambio cultural” (sic) respecto a la actividad, tercera postura argumentativa explícita con la que se pretende superar, mediante acciones persuasivas, la dicotomía entre los intereses ilimitados de las empresas y el rechazo de comunidades y “conservacionistas”, denominación esta última que en sí misma desacredita a los numerosos actores de distinta filiación institucional quienes, en nombre de los impactos ya comprobados y saberes técnico-científicos y jurídicos especializados, formulan objeciones a y obstáculos para esta actividad. Mientras, logrado o no el “cambio cultural”, se explotaban y se explotan los recursos en los países que, como Argentina, Chile y Perú ya habían modificado sus legislaciones en beneficio de las empresas. Leer

 ۞ El Sueño Minero: Un Análisis de la Narrativa Utópica del Desarrollo

Por Facundo Boccardi, Silvina Goivannini, Mauro Orellana y Dolores Rocchieti.
Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH)

Universidad Nacional de Córdoba – Argentina
17/05/2009 por ramonnavarro

(...)El dispositivo de construcción de consenso para la implementación de la minería a cielo abierto en la Argentina surge en la década del ´90 con el gobierno de Carlos Menem y las políticas neoliberales del momento, pero a partir del 2004, con el gobierno de Néstor Kirchner, se acentúa su papel fundamental en la construcción de las condiciones económicas, legales y sociales de posibilidad.
Entre las prácticas no discursivas que conforman este dispositivo, consideramos algunos nombramientos políticos (como el de Romina Picolotti como Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación), eventos de promoción de la minería7, actos políticos8, etc. Si bien estos elementos, constitutivos del dispositivo, son abordados en el artículo, nuestro propósito es indagar con profundidad las prácticas discursivas. Para ello, formulamos la noción de narrativa utópica del desarrollo, que nos permite aglutinar diferentes tipos de discursos (empresarial, político, institucional, etc.) funcionales en este dispositivo.

La noción de narrativa como categoría analítica, si bien proviene estrictamente del análisis estructural del relato, es actualmente utilizada en una extensa zona de las ciencias sociales y humanas. En la presente investigación, la pensamos, desde una perspectiva sociodiscursiva, como una configuración estructural que posibilita la cohesión imaginaria de la experiencia temporal de los actores. Esto significa que la narrativa se articula como una cadena imaginaria que eslabona la reapropiación simbólica del pasado y la proyección del futuro.

Tal noción de narrativa se asienta sobre una concepción de la experiencia temporal deudora de las categorías espacio de experiencia y horizonte de expectativa planteadas por Koselleck. Con el término espacio de experiencia, el autor refiere al presente entendido como un espacio constituido por la apropiación simbólica de acontecimientos pasados; es decir: un pasado presente. Vinculado a ello, el término horizonte de expectativas es pensado como un futuro hecho presente que apunta a lo aún no experimentado (Koselleck, 1993: 10-30). En esta perspectiva, tanto la articulación de las expectativas dirigidas hacia el futuro como las interpretaciones del pasado se influencian dándose mutuamente nuevos significados.

De acuerdo con este planteo, pensamos la noción de narrativa como el modo de entramar esos significados cohesionándolos y configurando una determinada estructura de sentido. Consideramos que la narrativa utópica del desarrollo atraviesa los discursos del dispositivo pro-minería articulando pasado, presente y futuro en una trama de sentidos que permite sostener la explotación minera como una necesidad imperante para el desarrollo de la Nación. Por esta razón, uno de los objetivos de este artículo consiste en describir el funcionamiento de esta narrativa indagando quiénes son sus enunciadores, cómo significan el pasado y el futuro, desde qué lugares hablan y qué campo de efectos se abre a partir de esta narrativa.

El trabajo aborda puntualmente el discurso hegemónico a favor de la minería realizando el siguiente recorte: En primer lugar, se analiza la problemática a nivel nacional teniendo en cuenta discursos de Néstor Kirchner; de Jorge Mayoral, Secretario de Minería de La Nación y de Martín Dedeu, expresidente de CAEM (Cámara Argentina de Empresarios Mineros). En segundo lugar, nos centramos en el caso de San Juan recuperando una serie de discursos pronunciados por el gobernador José Luis Gioja en relación a la actividad minera en la provincia. Por último, se analizan las páginas Web institucionales de Bajo La Alumbrera Ltd. -una de las empresas mineras de mayor antigüedad, que inició sus actividades en la década del ´90- y Barrick Gold Corp. –una de las empresas de mayor envergadura a nivel mundial, que ingresó en Argentina en el 2001-.
Nuestro propósito aquí no es abordar el “discurso del no”9, pero consideramos pertinente su mención ya que se trata de una manera otra de proyectar el futuro, otra configuración de “mundo posible”. En la actualidad, el discurso prominería y el “discurso del no” se manifiestan en una tensión asimétrica por la cual éste queda invisibilizado por aquél. En este sentido, consideramos que determinados regímenes de visibilidad/invisibilidad obturan y controlan la aparición y visibilización del “discurso del no a la mina” ubicando a la utopía del desarrollo, en la escena pública, como único mundo posible.
Minería: La utopía nacional
El conflicto entre Argentina y Uruguay por la instalación de dos pasteras sobre el río Uruguay representa un acontecimiento mediático que ubica al agua, en tanto bien común amenazado, en el centro de la escena pública y a los asambleístas como portavoces del sintagma “No a las papeleras”. Sin embargo, si bien los medios instalaron el conflicto en la “actualidad” en tanto que noticia, generaron la regionalización/ localización de los problemas ambientales y una consecuente invisibilización de otros conflictos como el de la minería transnacional a cielo abierto que avanza a lo largo de las provincias argentinas desde la década del ´90 profundizándose a partir del 2004 con el lanzamiento del Plan Minero Nacional.
El 23 de enero del 2004 el presidente Néstor Kirchner, en su discurso de presentación de dicho Plan, postula a la minería como política de Estado y se manifiesta a favor de impulsar la “minería sustentable” que comenzó a crecer con las leyes mineras de los ’90. Desde nuestra perspectiva, este rescate de una de las actividades productivas más contaminantes y beneficiadas económicamente, resulta considerable si lo ponemos en relación con toda una manera de significar el pasado como la “crisis” que en el presente se pretende superar.
Ese pasado que muchos de los portavoces del discurso hegemónico sobre la minería definen como “la crisis que nos tocó vivir” se refiere al neoliberalismo implementado desde la década del ´90 por Carlos Menem. Esta apropiación simbólica del pasado constituye una estrategia de diferenciación entre un tiempo pasado y un presente superador de la crisis. Es, también, una estrategia de autolegitimación del gobierno actual pero, a la vez, se contradice con la siguiente afirmación de Kirchner: “el sector minero argentino es uno de los pocos que durante la década del ´90, con cambios importantes en la legislación, empezó a tener un principio y un punto de inflexión que le permitió avizorar un destino estratégico diferente.” Es decir, si bien se critica el pasado en el que se creó este marco jurídico, las condiciones jurídicas de posibilidad de este tipo de minería siguen siendo las mismas que las de los ´90.
Como decíamos, en el discurso que analizamos, la minería es entendida como un factor de concreción de la utopía del desarrollo y el Estado se compromete, en el 2004, a apoyar al sector: “El sector minero puede ayudar muchísimo para el desarrollo argentino, para el crecimiento productivo, del empleo, de las exportaciones, para el ingreso de divisas. Así que nosotros desde el Gobierno Nacional vamos a jugar fuertemente a apoyar al sector.”
Para este gobierno, la minería constituye un factor de desarrollo sustentable, una actividad perfecta de la que no hay necesidad de debatir14, en el 2004 el Presidente pretendía “(…) que la gente perciba que la minería trae progreso, trabajo, mejoramiento en la calidad de vida y que tiene que ver con el desarrollo económico y el crecimiento de la región donde se están desarrollando este tipo de inversiones.”
En la actualidad asistimos, como ya dijimos, a una nueva etapa de relaciones entre el capital y el Estado, a un dislocamiento entre lo público y lo privado que hace posible que el Secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, sea: (…) un ingeniero minero sanjuanino que llegó a la función pública en 2002, posea el 30 % de la firma Micas Argentina S.R.L., el 15 % de Millstone S.A. y el 25 % de Minvail S.A. (dedicadas a la explotación de canteras y a la explotación minera).
Un dislocamiento que, además, permite que existan leyes estatales que legislan lo público según los requerimientos del capital privado. Nos remitimos a alguno de los discursos de Mayoral, en tanto que funcionario del Estado, para considerar cómo se borran las fronteras entre lo público y lo privado y cómo se ubica a lo privado como posibilitador/garante del desarrollo público. En el cierre de ARMINERA 2007 (VI Exposición Internacional de Minería, realizada el 2, 3 y 4 de Mayo en Buenos Aires, organizada por la Cámara Argentina de Empresarios Mineros), Mayoral se dirigió hacia los empresarios del sector de la siguiente manera:"Son ustedes, son los proyectos, los operadores y los prestadores de servicios, los que generan más de 37 mil empleos directos por estos tiempos en la Argentina, y los que generan más de 165 mil empleos indirectos un verdadero pico histórico jamás conocido que pone a la minería en el contexto nacional como un sector muy activo en la construcción de un país más justo".
De esta forma, el representante del Estado en la cuestión minera elogia y destaca la responsabilidad de las empresas en el crecimiento económico del país, pero a su vez, el elogio se traslada hacia su propia persona por ser parte él mismo de ese sector empresario.Incluso, Mayoral realiza una proyección imaginaria del futuro desde un presente en el que “estamos entre todos construyendo efectivamente la minería de la Argentina de las próximas cinco décadas, concebimos el escenario actual sólo como la punta de un iceberg que aún muchos no imaginan.”
La utopía, en este sentido, se vincula con el crecimiento de un sector que promueve la inversión en el territorio nacional -previamente a la elección del nuevo Presidente, el Secretario de Minería adelantó a la prensa que hasta fines del 2008, tras nuevos beneficios fiscales para la minería, el sector invertirá unos US$ 8000 millones entre los cuales se destacan las inversiones de “Pascua Lama (San Juan) por 1500 millones de dólares; Potasio Río Colorado (Mendoza) por 2100 millones; Pachón (San Juan), 1500 millones, y Agua Rica (Catamarca), por 2055 millones de dólares”.
El desarrollo se configura como narrativa utópica desde rituales con gran poder performativo por ser los enunciadores los mismos representantes del pueblo argentino. Sus discursos presentan acentuaciones sobre un léxico referido a lo productivo y al crecimiento.
“Desarrollo sustentable” es sinónimo de “trabajo”, “inversión”, “producción”, “exportación”, “mejoramiento en la calidad de vida”.

Si nos detenemos en las voces del sector privado, de los empresarios mineros que llevan a cabo proyectos de minería aurífera en Argentina, nos encontramos con la misma narrativa utópica, por lo que afirmamos que hay una continuidad entre la voz del Estado y la del sector minero. Martín Dedeu, el ex presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM)20, ve a la minería como la madre de las industrias, un “sector estratégico para el desarrollo de todo el potencial productivo e industrial del que depende la economía argentina.” Para este empresario, la unión entre proveedores, trabajadores y empresas es indispensable para “triunfar para darle al país un mejor futuro”.


Ahora bien, nos preguntamos: ¿de qué hablamos cuando hablamos de “desarrollo sustentable”, de “minería responsable” y de “responsabilidad empresarial, social y ambiental”? Si observamos la narrativa escatológica que disputa con la utópica la configuración de mundos posibles, “las voces del no a la minería” (y las de la nueva consigna más abarcadora “contra el saqueo y la contaminación”) despliegan un saber que no circula masiva y mediáticamente, un saber que moviliza otro tipo de pasión y ya no se trata de la esperanza que despierta la utopía, necesaria para la obtención de la licencia social para operar, sino del miedo como pasión que se desprende de la amenaza de la vida por el uso de cianuro, por la posesión del agua, por la contaminación ambiental en general y por el monopolio de la producción y el desplazamiento de las otras actividades productivas del país.

De esta manera, “desarrollo sustentable” se transforma en un sintagma vacío que implica una proyección imaginaria del tiempo del tipo: “las empresas vienen, explotan la montaña, se llevan metales valiosos, no dejan regalías ni trabajo, sólo contaminación”, siendo este tipo de enunciados los que son obturados por el despliegue de la narrativa utópica.

Si bien el Estado Argentino se ha posicionado como el legítimo defensor del medio ambiente, tras el conflicto por las papeleras, nuestro Presidente se considera a sí mismo “un defensor de la minería”. Por esto mismo, consideramos que las diferentes estrategias políticas desplegadas por el Poder Ejecutivo en los últimos años, tales como la incorporación de Romina Picolotti (la abogada de los asambleístas de Gualeguaychú) en la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable y la instalación de un monolingüismo (Bajtin, 1989: 88; 2006:95)) sobre la defensa del medio ambiente que elimina/anula el plurilingüismo sobre los conflictos ambientales, contribuyen a obturar las posibilidades de enunciación/visibilización de la narrativa escatológica.

San Juan: “La quimera del oro”

Desde la asunción de José Luis Gioja, en diciembre del 2003, como gobernador de San Juan, esta provincia se convierte en un caso testigo ya que es posible advertir allí una saturación de discursos tendiente a instalar el monolingüismo en relación a la sustentabilidad de la minería a gran escala.
“La Segunda Reconstrucción de San Juan” fue el nombre que recibió la plataforma de gobierno de Gioja, plan estratégico basado en la “promoción y reactivación” de diversos sectores productivos (Agroindustria, Ganadería, Turismo) donde la denominada “Nueva minería” ocupa un lugar central. Esta consigna estableció un hito a partir del cual ha comenzado a operar el mito de refundación de la provincia, que tiene asegurada su vigencia luego de ser reelecto Gioja en agosto del 2007. “En ese programa, dijimos que uno de los pilares del desarrollo, del crecimiento sustentable de la provincia, tenía que ser el desarrollo minero”.
El compromiso que el gobierno asume con la sociedad sanjuanina supone una dimensión pragmática, la promesa de un poder-hacer que contribuye a legitimar al enunciador inscribiéndolo en el pivote presente-futuro; el presente de “la transformación histórica” en vías hacia un “futuro venturoso”. “(…) hacer minería significa desarrollarnos, para que juntos reflexionemos que la riqueza guardada no sirve, que tenemos que transformarla en progreso para nuestra gente, en posibilidades de realización para los sanjuaninos”. La concepción de la minería como principal operadora del progreso viene impulsada mediante un glosario que coloca positivamente a la actividad extractiva en esta nueva etapa de la Argentina donde retorna con fuerza hegemónica el mito del desarrollo como superador de la crisis 2001-2002. Al mismo tiempo, se busca suscitar la esperanza colectiva como relevo de la indignación y escepticismo -experimentados durante el estallido social- conjurando, así, la necesaria aceptabilidad y legitimidad de la megaminería.

Este vocabulario específico (“desarrollo sustentable”, “responsabilidad corporativa”) –que, como veremos, viene instituido desde la esfera privada- elude toda polémica en torno a los riesgos de contaminación que implica la explotación minera a cielo abierto. Postula así un imposible: “la coexistencia armónica” de diversas actividades económicas; una supuesta compatibilidad y complementariedad que reside en un simple fundamento retórico: el tipo de minería impulsado por el gobierno responde “en todas sus formas al concepto de un desarrollo minero ambiental y socialmente sostenible, sustentable y responsable”. Esta política de nominación que rehúye mencionar y problematizar el potencial impacto ambiental contribuye a legitimar los métodos extractivos de la “Nueva minería” que son, en realidad, repudiados y denunciados en canales alternativos de difusión no sólo por diversas agrupaciones ambientalistas sino también por un amplio sector de trabajadores del resto de las áreas productivas de la provincia y por los vecinos de las comunidades que se ven afectadas por estos proyectos.
En relación a esto, debemos mencionar que en San Juan se experimenta un avance de la “criminalización de la protesta”, en términos de Svampa, luego de sancionarse, de manera unánime, la ley 7.819 que pena cualquier manifestación pública en oposición a la política oficial. Esta homologación de la protesta social al delito -instituida con fuerza de ley- sumada a la construcción de un aparato discursivo estratégico -tendiente a prever y modular la emergencia de voces divergentes- dan cuenta de una profundización de las formas de control social en las sociedades contemporáneas que buscan capturar el acontecimiento, la diferencia, el devenir.

Por otro lado, en los discursos de Gioja, San Juan es construida como una provincia “predestinada” para la minería por su realidad geográfica:"Tenemos nuestras montañas que cubren más de un 80% de la superficie de la provincia, entonces no podemos dejar de decir que nuestro desarrollo, las oportunidades de realización de muchos sanjuaninos van atadas de la mano de la actividad minera".


El gobernador coloca a la “Naturaleza” como fuente de legitimación de la decisión de convertir a San Juan en provincia minera, decisión política que no responde a un mero dato de la realidad sino que está subordinada a las reglas de juego determinadas por el capital. En esta apelación constante a la naturaleza como dadora de oportunidades para el crecimiento económico jamás se indica que los métodos utilizados en la actividad extractiva actual implican una alteración radical del paisaje cuyano (además de la irreversible contaminación y el uso indiscriminado de agua y energía subsidiadas).

El gobierno provincial se convierte, así, en un agente activo (socio y cómplice) en esta nueva etapa de explotación de minerales ya que garantiza al sector privado condiciones ideales para la inversión:"Desde esta visión institucionalizamos (…) la libertad de acceder sin ningún tipo de trabas burocráticas a la prospección y exploración que han permitido ir identificando nuestro potencial geológico, avanzando en todos aquellos aspectos legales que no generarán una discriminación entre un inversionista nacional y extranjero".
En este sentido hablamos de Estados tecnocráticos o técnico-administrativos cuyo fin es responder a las exigencias de un mercado fluctuante, razón por la cual su eficacia se mide, exclusivamente, en términos de gestión y administración.

En el marco de esta apertura y ofrecimiento de la provincia a los inversores extranjeros, hay una construcción filantrópica del empresariado:"(…) el primer paso de este camino nuevo es la certeza de estar dando el ejemplo para que otras empresas de nivel mundial, como hoy Barrick, vengan a San Juan para ayudarnos a que la riqueza escondida bajo la tierra se transforme en oportunidades para quienes vivimos sobre ella".

Esta benevolente caracterización del sector privado resulta absurda si la comparamos con el “Código minero”, garante de un saqueo sin precedentes ya que establece, entre otras cosas, que el Estado se encuentra inhabilitado para realizar tareas de exploración y explotación en el territorio nacional. Esta autoinhibición del Estado para disponer de sus propios recursos naturales se corresponde con la idea de Lewkowicz del Estado atravesado por los poderes destituyentes del capital.

Observamos, a su vez, la ausencia de cualquier mención a la década de los ´90 donde precisamente se encuentran las condiciones de posibilidad jurídicas para que las empresas lleven a cabo proyectos mineros de carácter transnacional en Argentina. Gioja expresa: “Tenemos leyes, reglamentaciones, un marco jurídico del que tengo el orgullo de haber participado en su realización está vigente en la Argentina”.

Estas deliberadas omisiones confirman la pérdida de eficacia histórica del paradigma neoliberal que caracterizó la década anterior; pero, al mismo tiempo, constatan la permanencia de sus políticas, leyes, efectos, revalidados en el discurso de Gioja cuando hace referencia al “Marco legal de la Estabilidad Jurídica”. El enunciador Gioja sí enfatiza que ese “Marco legal” se articula con el Plan Minero Argentino como política de Estado nacional y provincial irrenunciable, consolidándose, en la voz del enunciador, la narrativa utópica del desarrollo:”A cuatro o cinco años de aquella crisis hoy hay otra Argentina (…) Una Argentina que está creciendo y dentro de esta Argentina está mi provincia que no quiere quedarse atrás”.

En esta etapa de refundación de la provincia, el Gobierno confecciona su propia genealogía mediante la cual establece una continuidad entre “el pasado glorioso” representado en la figura de Sarmiento -uno de los más importantes planificadores del proyecto moderno- y la actual gestión, que ha promovido y concretado la instalación de emprendimientos mineros de gran envergadura en la provincia. Gioja evoca y cita recurrentemente a este pro-hombre, también sanjuanino, en relación a quien se construye, autolegitimándose, como heredero de un proyecto de país:"Sarmiento ya lo decía cuando en su discurso pronunciado en la Asamblea Legislativa del 22 de junio de 1862 expresaba: -La naturaleza nos ofrece un nuevo camino por donde salir de este estancamiento y ese camino son las minas-qué simple!
(…) La puesta en producción de Veladero representa un hecho histórico para San Juan y para el País; se necesitaron 136 años para decir, comenzamos, por fin, comenzamos (…)".
Esta operación discursiva se presenta como una estrategia de legitimación de las prácticas mineras actuales llevadas a cabo por capitales extranjeros y apunta a soslayar las diferencias cualitativas entre los métodos extractivos43 que emplean las empresas transnacionales radicadas en el país y la minería que, antaño, impulsaba Sarmiento.
El sintagma “la segunda reconstrucción de San Juan” funciona como un condensador simbólico de la articulación del presente (como lugar de enunciación y, por consiguiente, de significación) con el pasado y con el futuro. Implica, entonces, un doble movimiento, por un lado, retrospectivo, hacia los albores de la patria, donde se gestaron los primeros mitos que vinculan a la minería con el progreso. Por otro lado, proyectivo, hacia el “futuro venturoso” que, según palabras de Gioja, le aguarda a la comunidad toda.
(…) queremos, en definitiva, hacer realidad dos grandes visiones: la que hace casi un siglo y medio tuviera Sarmiento y la visión actual de ese país federal, moderno y productivo que hoy el presidente Kirchner está construyendo día a día en la Argentina.
Esta utopía promesante vehiculiza la esperanza como única pasión colectiva válida ya que viene legitimada por el discurso hegemónico. Decimos, entonces, que la narrativa dominante del desarrollo actúa clausurando la posibilidad de emergencia de otros modos de decir, hacer y sentir, de otros mundos posibles en esta nueva etapa del Estado impactado por los poderes destituyentes del capital.

Usos de la utopía en el discurso empresarial
En este apartado, analizaremos el discurso de las mineras Barrick Gold Corporation45 y Bajo La Alumbrera Ltda.46, deteniéndonos particularmente en sus páginas Web, ya que podemos leer en esos espacios virtuales cómo se construyen las empresas como enunciadores en donde “hablan” sobre sí mismas, configurándose como empresas socialmente responsables, y en donde se “muestran” en su accionar interviniendo en las comunidades locales. El propósito es anudar al discurso político analizado hasta ahora el discurso empresarial para advertir cómo éste, desde su especificidad, refuerza la narrativa utópica después de la crisis del 2001
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Al concluir "Una lucha a 'cielo abierto'..." María Julieta Lamberti se refiere a:
La lucha entre David y Goliat: Movimientos socio-ambientales y minería a cielo abierto 
En los conflictos ecológicos distributivos por la minería a cielo abierto, los movimientos socio-ambientales son actores centrales. La instalación de empresas mineras de tajo a cielo abierto no se convierte en un conflicto hasta que el mismo se hace público y son estos movimientos los primeros en visibilizarlos. Ahora bien, los movimientos socio-ambientales contra la minería a cielo abierto son conscientes de que en el campo de disputas, las relaciones de poder son asimétricas.

Las empresas mineras en colusión con los gobiernos se amparan en narrativas productivistas-desarrollistas legitimando un modelo minero que sigue colocando a los países ricos en posición de explotar recursos naturales no renovables, dentro de países menos desarrollados, destruyendo los ecosistemas y la biodiversidad, sumiendo a la pobreza a millones de personas que dependen de las tierras para subsistir.
Como advierten Svampa y Antonelli: […] el correlato del dispositivo hegemónico, puesto al servicio de un modelo de desarrollo, va desde el avasallamiento de los derechos de las poblaciones, la destrucción de patrimonios arqueológicos, la instalación de explotaciones en zonas protegidas, hasta las más diversas estrategias de disciplinamiento […] En este contexto, la megaminería a cielo abierto termina configurándose como una figura extrema, una suerte de modelo descarnado, en el cual las más crudas lógicas del saqueo económico y la depredación ambiental se combinan con escenarios regionales caracterizados por una gran asimetría de poderes, que parecen evocar la lucha desigual entre David y Goliat (2009: 20). 

Del otro lado, están las comunidades que se organizan para resistir el avasallamiento de las empresas mineras transnacionales proponiendo una reconfiguración de las relaciones sociedad-cultura-naturaleza que busca superar la visión mercantilizada de estas relaciones, impuesta por el sistema capitalista.
Sin embargo, es imposible negar que en relaciones de poder asimétricas las posibilidades de éxito de los movimientos socio-ambientales sean escasas, pero a partir de la creatividad y de la organización colectiva de las acciones es posible frenar estos emprendimientos tan destructivos social, económica y ambientalmente. El análisis de los marcos del Frente Amplio Opositor (FAO) nos ha permitido ampliar el concepto de conflicto ecológico distributivo más allá de la distribución inequitativa del uso que hacen las personas de los recursos o servicios ambientales. Si bien es cierto que en el caso estudiado existe un conflicto por la desigualdad y/o asimetría en el uso de los bienes comunes en Cerro de San Pedro, el estudio de los marcos interpretativos nos mostró que la disputa es por algo más; involucrando la disputa por diferentes formas de vida, diferentes narrativas del desarrollo de la comunidad, y en definitiva diferentes formas de pensarse en el entorno y con el entorno natural.
En estos conflictos ecológicos distributivos la disputa no es meramente por la propiedad de un recurso, se enfrentan cosmovisiones, lenguajes de valoración y formas de vida. Por un lado, la empresa y su lógica de mercantilización de la vida, la cultura y la naturaleza disfrazada de responsabilidad social y desarrollo local. Por el otro, las comunidades que hablan desde su “lugar” de los bienes comunes, del sentimiento de pertenencia, y de la defensa de la memoria histórica. En este tipo de conflictos, pensar en perspectivas mediadoras, conservacionistas, o eco-eficientistas resulta engañoso.
Es cierto que con la creación de reservas naturales (como ocurrió en Cotacachi Ecuador) o con la imposición a las empresas de eco tasas y normas de protección ambientales claras y exigentes se puede frenar en cierto sentido la destrucción que provocan las empresas mineras de tajo a cielo abierto. Sin embargo, el sistema económico capitalista es en sí mismo insustentable, con las pautas de consumo y producción actuales es imposible evitar una crisis energética, ecológica y climática, por lo que el capitalismo limpio o sustentable no es más que una ilusión. En este sentido, las visiones eco-eficientistas y conservacionistas no hacen más que diluir la idea de que ciertos antagonismos como en el caso estudiado son en cierto punto irreconciliables, porque enfrentan modelos económicos, proyectos de sociedad, en definitiva modos de vida diferentes y en la mayoría de los casos opuestos.
Son dos alternativas, son dos sistemas económicos diferentes, el capitalismo neoliberal con su modelo extractivo exportador y una alternativa no capitalista, comunitaria, centrada en la gestión y gobernanza democrática de los territorios donde no exista otra soberanía sobre los mismos que la de sus propios habitantes. Se convierte, por lo tanto, en un imperativo para los académicos críticos en conjunto con los movimientos socio-ambientales comenzar a pensar en esta alternativa no capitalista como sistema de producción que tenga en cuenta la racionalidad ambiental, respete las diferentes formas de vida y producción de los pueblos y habitantes originarios de los lugares y tienda a la consecución del objetivo del “vivir bien”. Leer