Podemos preguntarnos
porqué poner fin al desarrollo capitalista de Argentina. Busquemos
respuestas en la expansión de los monocultivos transgénicos y de las
"zonas de sacrificio" (designadas así por gobernadores provinciales) que
imponen la superexplotación de megaemprendimientos mineros e hidrocarburíferos
sobre la vida y las culturas de las comunidades locales. Respecto a los primeros consideremos:
Argentina: el Plan
Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial
(PEA) 2020
Por Guillermo Almeyra
(06-09-11)
(…)el PEA ni siquiera encara la reorganización del uso del suelo y de la
distribución territorial de la población para “sembrar pueblos y gente” en
las zonas deshabitadas reduciendo el costo de los transportes de los
alimentos que podrían producirse e industrializarse in
loco y revirtiendo la
desertificación y la eliminación de pueblos enteros, con la consiguiente
emigración de sus habitantes, que resultan hoy de la expansión sojera.
En tercer lugar, los objetivos dejan intocado el papel de los pools de
siembra sojeros y de los grandes monopolios graneros así como el poder de
los terratenientes. Plantea, simplemente, lograr más de lo mismo y de la
misma manera.
La producción de biocombustibles a partir de cereales secundarios y trigo
aumentaría del 10 al 14 por ciento y del 9 al 16 por ciento [1] la
de biocombustibles provenientes de oleaginosas, con el cual el campo, cada
vez más, produciría para calmar la sed de combustibles de los automóviles y
no el hambre de la gente en un proceso donde la producción para las máquinas
reducirá la oferta de los alimentos populares y los encarecerá.
El PEA plantea, además, elevar la actual producción de 100 millones de
toneladas de granos a 157 millones y extender la superficie sembrada hasta
42 millones de hectáreas. Esto se haría, evidentemente, a costa de nuevas
tierras, que son frágiles como las del Chaco y Formosa, Santiago del Estero
o Jujuy, de la expulsión de unidades familiares campesinas, de la
deforestación y de todos los desastres ambientales (inundaciones, deslaves,
agotamiento de los suelos) resultantes de esta extensión de la frontera
agrícola. No calcula los posibles efectos del cambio climático (temperaturas
más extremas, sequías, disminución de las fuentes hídricas) ni la
competencia por el agua con la industria minera que el gobierno quiere
fomentar a toda costa, atraído por el alto precio de la onza de oro. Las
verduras, frutas y hortalizas y legumbres, vitales para una alimentación
sana, quedan en la sombra ante la promoción del modelo sojero de producción
y de exportación que deja concentrada en pocas manos –de los pools de
siembra como Grobocopatel y otros- o de los oligopolios transnacionales la
producción de las divisas necesarias para el desarrollo del país pues el PEA
calcula que las exportaciones totales del sector agroalimentario y
agroindustrial aumentarían en un 145 por ciento pasando a casi 100 mil
millones de dólares. (…)
Leer
Revisar la historia aporta
pruebas sobre que el PEA redundará en mayor sometimiento del país al sistema
global
de agronegocios
que
Miguel Teubal define
como: "sistema que articula al complejo agroexportador, con grandes
exportadoras a la cabeza, grandes productores sojeros, los denominados
“pool de siembra” (conjuntos empresariales que financian operaciones
agropecuarias comandadas por contratistas que arriendan campos), y la
empresa Monsanto y sus licenciatarias que provee la semilla transgénica y
que constituye la base de sustentación del sistema de siembra directa (véase
Teubal, 2008; 2006; Giarracca y Teubal, 2008). A lo largo de su período de
implantación en el país que involucró la difusión masiva de los
cultivos transgénicos, en particular la soja, así como el uso masivo del
glifosato y otros agrotóxicos en la agricultura argentina, fueron pocas las
voces que señalaban los efectos nocivos de este modelo –sociales,
económicos, medio ambientales, y relativos a la salud pública, etc.–".
Advierte a quiénes beneficia: "Al analizar el caso de las empresas multinacionales dedicadas
a la exportación de cereales, se observa que siete empresas (Cargill, Bunge,
Nidera, Vincentín, Dreyfus, Pecom-Agra y AGD) concentran el 60% del volumen de
granos exportados. En consonancia con lo anterior, también se observa que
creció la concentración en el mercado de insumos (dependencia de las
semillas y del “paquete tecnológico” de Monsanto en la producción de soja y
maíz). A su vez, creció la concentración de la comercialización con el auge
del “supermercadismo”, y se introdujeron nuevas dinámicas en los sistemas
agroalimentarios".
Miguel Teubal nos
ayuda a comprender:
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La instalación de la agricultura industrial: "Durante el gobierno militar del autodenominado Proceso de reorganización nacional (1976-1983) comenzó la flexibilización de las leyes de arrendamiento que habían sido reguladas fuertemente a fin de proteger a medianos y pequeños productores agropecuarios durante el primer gobierno peronista (1946-1955). Comenzó la difusión masiva de los contratos por una cosecha, coadyuvando de este modo a la expansión del modelo sojero. Se fue modificando el tradicional esquema de diferenciación entre la ganadería y la agricultura, esta última impulsada notablemente por el sector chacarero de la región pampeana. La posibilidad de que se hicieran contratos accidentales por una cosecha, les permitió a los grandes propietarios obtener el concurso de contratistas para sembrar soja y otros cereales y oleaginosas y, por consiguiente, lograr determinadas rentas que de otro modo no hubieran podido lograr. Se trataba de sectores que vieron la posibilidad de acrecentar sus rentas arrendando tierras para la implantación de la soja que comenzaba a ser una actividad altamente rentable. Igual situación afectó a los medianos y pequeños productores que, al no poseer necesariamente los medios suficientes para impulsar una producción en escala, también arrendaron sus campos a contratistas, con lo que, en última instancia, dejaban la actividad. Asimismo, comenzaron a difundirse en los años setenta y a masificarse durante los noventa los pool de siembra, quienes acercaban fondos financieros para inversiones en el agro. La política madre que posibilitó un cambio institucional importante en la política agraria y que fue la base de sustentación de estas transformaciones fue el Decreto de Desregulación de 1991. A partir de esa medida fueron eliminadas de cuajo los organismos que existían desde los años treinta a esta parte: la Junta Nacional de Granos, la Junta Nacional de Carne, la Dirección Nacional del Azúcar, etc., organismos que tenían por finalidad regular la actividad agraria (por ejemplo, manteniendo precios sostén para la producción de cereales en apoyo de los chacareros pampeanos).
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Los 90 de Cavallo-Menem-PJ:"Desde entonces el sector agrario argentino se transformó en una de los menos regulados del mundo, sujeto como ningún otro a los vaivenes de la economía mundial. Éstas y otras medidas adoptadas durante los años noventa contribuyeron a la desaparición de numerosas explotaciones agropecuarias, fundamentalmente aquellas que tenían menos de 200 Has (véase Teubal, Domínguez y Sabatino, 2005; Teubal, 2006). Otro hito importante a favor del modelo de la soja transgénica fue la liberación al mercado de la semilla transgénica round up ready RR en 1996. A partir de entonces el modelo sojero cobró impulso y se consolidan en el país los agro-negocios de las grandes empresas del sistema agroalimentario. El embate del modelo sojero fue netamente contrario a los intereses de campesinos, comunidades indígenas, y gran parte de la agricultura familiar. Aún hoy su expansión arrasa en regiones donde prevalece el campesinado o comunidades indígenas amparadas en las denominadas leyes veinteañales (que les dan derechos propietarios a los ocupantes de tierras si permanecen en el lugar más de veinte años). Frente a la gran expansión del negocio de la soja, se nota una cierta laxitud en la aplicación de estas leyes y de otras que originariamente tuvieron la misma finalidad protectiva. Fue así como el Estado favoreció al modelo sojero".
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Las relaciones de Monsanto que la Presidenta hoy aplaude y promociona:"Hacia 2004 el accionar de Monsanto se volvió más agresivo aún. En febrero de ese año amenazó con salir del mercado de la soja en Argentina “porque para nosotros no es rentable”. Señala que la principal razón de la retirada es la alta difusión entre los agricultores de las semillas ‘ilegales’ conocidas como ‘bolsa blanca’”. Pocos días después, el Secretario de Agricultura de la Argentina, como por casualidad dio a conocer que el gobierno está estudiando la creación de una ley de “regalías globales”, por la que se crearía un Fondo de Compensación Tecnológica. Este Fondo, manejado por la misma Secretaría, consistiría en una alícuota que los agricultores pagarían con la venta de la soja a acopiadores y exportadores de entre el 0,35% y el 0,95% del precio de venta, que se destinaría a la(s) empresa(s) semillera(s). Tal propuesta, sin embargo, no logró la aceptación de los productores agropecuarios argentinos. El conflicto ha ganado virulencia en los primeros meses de 2006, luego de que la compañía estadounidense lograra que la justicia europea interceptara varios barcos cargados con soja argentina que llegaban al Viejo Continente, poniendo en peligro el principal negocio de exportación del país: la venta de harinas a Europa por 2.500 millones de dólares anuales. La estrategia de Monsanto es muy clara: como no puede cobrar en Argentina regalías por su transgénico –de 15 millones de Has–, intenta hacerlo a quienes compran la cosecha.
Ministro de agricultura del gobierno CFK
La cuestión semillera entraña todo un
modelo agrario basado en grandes empresas semilleras, agropecuarias y de
comercialización y distribución de productos e insumos al sector.
Frente a esto,
Vía Campesina propone una alternativa como parte de la Campaña Mundial
de Semillas, al sostener que: “Las semillas son el inicio y fin de los
ciclos de producción campesina. La diversidad y existencia de semillas
campesinas permite asegurar la abundancia y la diversidad alimentaria en
cada localidad, sirviendo de base para una nutrición adecuada y
permitiendo el desarrollo de las formas culinarias culturalmente
adecuadas y deseadas.
Por tanto, las
semillas y el conocimiento asociado a ellas son parte fundamental e
insustituible de la soberanía alimentaria de los pueblos. Las semillas son
obra campesina e indígena,
una creación colectiva que refleja la historia de los pueblos y
especialmente de sus mujeres, quienes fueron sus creadoras iniciales y
se han mantenido a través de la historia como sus principales guardianas y
mejoradoras. Entendemos que la semilla es muchísimo más que un recurso
productivo. Las semillas son simultáneamente fundamento y producto de
culturas y sociedades a través de la historia. En ellas se incorporan
valores, afectos, visiones, y formas de vida que las ligan al ámbito de lo
sagrado. Sin las semillas, es imposible el sustento y la soberanía de los
pueblos. Al desaparecer las semillas, desaparecen las culturas y los pueblos
rurales y comunidades; la desaparición de las culturas, a su vez,
lleva a la desaparición de las semillas. Por lo anterior, las semillas no
son apropiables. Ellas deben mantener en todo momento su carácter de
patrimonio colectivo, frente al cual hay deberes ineludibles que cumplir,
incluso sobre el derecho a gozar de él. La Campaña (Mundial de la Semilla de
Vía Campesina), por lo tanto, se opone a la propiedad intelectual y a toda
forma de apropiación de la vida” (Vía Campesina, 2005).
Leer
Sin
embargo, la Presidenta ha explicitado de qué lado está:
“La inversión de Monsanto es importantísima
también y va a ayudar a la concreción de nuestro plan, tanto agroalimentario
20-20, como nuestro plan también industrial. Y me decía, hoy, su titular que
les había impresionado mucho el apoyo que nuestro Gobierno estaba dando a la
ciencia y a la tecnología. Tengan ustedes la certeza que vamos a seguir en
la misma línea” “Yo le comentaba
– y la gente de Monsanto no lo sabía – que tenemos una Patagonia, en la cual
algún productor argentino tiene producción, por ejemplo, forrajera y que uno
lo puede observar en medio de la estepa patagónica los círculos que
solamente con riego producen forraje de primerísima calidad. Y tenemos
también agua en la Patagonia, porque cuando me tocó inaugurar, el otro día,
una ampliación de un emprendimiento minero: Cerro Vanguardia, en mi
provincia, lo habíamos inaugurado cuando Néstor era Gobernador y cuando
otros eran los propietarios, ahora hay nuevos propietarios. Y han pasado de
la minería a cielo abierto a minería en excavación y es justamente donde han
encontrado en plena Patagonia ríos subterráneos. A ellos les causa
problemas, pero a nosotros nos ha llenado de alegría, porque esto nos da la
idea de que el elemento vital: agua, nos va a permitir extender la frontera
agropecuaria.”
Leer
En
acuerdo con esta visión productivista, monocultural y despobladora del país,
durante la celebración del bicentenario, les aclaró a los pueblos
originarios que priorizaba extraer petróleo por sobre los derechos a sus
territorios identitarios.
Aún más, en la décima razón
contra modificaciones de la
Ley de Semillas en Argentina leemos: "el anuncio de
la modificación de la Ley hecho simultáneamente con la aprobación de la soja
rr2 de Monsanto confirma quién es el principal beneficiario de este Proyecto. La
anunciada “Alianza Estratégica” con Monsanto tiene a la modificación de la
Ley de Semillas como uno de sus pilares. De hecho, la mayor corporación
biotecnológica del mundo ha expresado este reclamo desde comienzos del Siglo
20 exigiendo que Argentina le garantice la “seguridad jurídica” para
introducir nuevos transgénicos.
Hacemos un llamado a Rechazar un proyecto de ley que
atenta gravemente contra el conjunto de los habitantes de nuestro país. La
agricultura tiene un carácter eminentemente social, puesto que tiene la
función de sustentar y alimentar a toda la población. Poner en riesgo la
seguridad y soberanía alimentaria de Argentina a través de la concesión de
nuevos privilegios para las empresas transnacionales que están en el negocio
agrícola es avanzar por el camino de la pérdida de soberanía para nuestro
pueblo.
NO a la PRIVATIZACIÓN DE LAS SEMILLAS Y LA VIDA
FUERA MONSANTO Y LAS CORPORACIONES DEL AGRONEGOCIO
DE AMÉRICA LATINA
POR UNA AGRICULTURA PARA ALIMENTAR Y EN MANOS DE LOS
PUEBLOS.
Organizaciones firmantes:Movimiento Nacional Campesino Indígena; CLOC - La Vía Campesina Argentina; GRAIN; Amigos de la Tierra
y Acción por la Biodiversidad
Enviá tu adhesión a:
carlos@grain.org
o
secretaria.mnci@gmail.com
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De la alianza estratégica con
Monsanto, Barrick Gold
Leer,
Chevron, Exxon...del gobierno CFK deduzco que el título del comunicado del MNCI
"Democracias o transnacionales, tiempo de elección" al menos es impreciso. Más
que tiempo de elección, es tiempo que los de abajo sopesen cómo la democracia
desde Alfonsín hasta Cristina Fernández ha ido legitimando, legalizando e
impulsando la concentración-centralización por las transnacionales tanto de la
economía como del territorio de Argentina. Es un creciente acaparamiento y
sometimiento del país -con socios imprescindibles en las elites locales- que
destruye la habitabilidad del país y su potencial de desarrollo autónomo. Contra
esta desertificación y en defensa de territorios para el buen vivir abajo
confluyen quienes luchan por instalar, en todo el país-continente, la
deliberación sobre el extractivismo y la toma de decisiones de los pueblos sobre
cómo recuperar el trabajo de su subsunción por el capitalismo. Se trata de
orientarlo a atender necesidades e intereses populares y de erradicar la
impunidad de los poderes establecidos mediante terrorismo de estado.
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