Es deconstruir la cultura e ideología dominante
para
la toma de conciencia mayoritaria sobre
perspectivas de buen vivir abajo.
A diferencia de los '70 en que el poder económico e imperialista impuso las bases para desarrollar su neoliberalismo mediante terrorismo de estado, en el siglo XXI acumula por desposesión y por explotación tanto de los trabajadores como de la naturaleza mediante democracia que manipula necesidades e ideas fuerza y criminaliza tanto la pobreza como la resistencia al avasallamiento de derechos.
Pese a la crisis estructural y civilizatoria del sistema capitalista mundializado, la Presidenta y su gobierno e intelectualidad encubren el modelo desertificador modelando la creencia en la industrialización o en el agregado de valor a commodities como camino a la prosperidad. Argumentan tener las ciencias y tecnologías de su lado hasta se atreven a ejemplificar con Monsanto invirtiendo en el país.
Pero qué es su Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) sino deforestación y expulsión de comunidades campesinas e indígenas y pueblos de sus territorios para ocuparlos con soja transgénica y monocultivos de árboles transgénicos. Al revés de destinarse a alimentos, la producción transfiere en gran escala hacia el exterior no sólo los commodities sino también suelo y agua virtuales. Leer Aún más, los commodities son alimentos para animales de China y agrocombustibles para Europa. Por eso, el objetivo principal del PEA de expandir la soja transgénica a todo el país aniquila la soberanía alimentaria y conduce a importar carne, leche, trigo y todos los alimentos básicos.
Es decir, los poderes establecidos están destruyendo las posibilidades de vida, trabajo y futuro en Argentina como en Nuestra América y en el mundo. De ahí que en el capitalismo no hay perspectivas para los de abajo y hasta el sistema amenaza de extinción a nuestra especie. Reflexionemos sobre:
Una agricultura sin
campesinos
Por Esther Vivas (Público.es)
La Unión Europea
parece estar empeñada en acabar con el pequeño campesinado. Así se
desprende de la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) aprobada
anteayer en Bruselas. Unas medidas que benefician, una vez más, a los
grandes terratenientes y a la agroindustria, en detrimento de aquellos
que trabajan y cuidan la tierra.
Un solo dato: a pesar de que en el Estado español sólo 350 mil personas están dadas de alta como trabajadores en el campo, 910 mil reciben ayudas. ¿Quiénes son, pues, esos 560 perceptores de subvenciones que no son campesinos pero sí reciben dicho dinero? El informe Una Política Agraria Común para el 1%, de Veterinarios Sin Fronteras, lo deja claro. Se trata de empresas de la agroindustria, grandes viticultoras, supermercados y terratenientes. Sus nombres y apellidos: Pastas Gallo, Nutrexpa, Osborne, Nestlé, Campofrío, Mercadona, la Casa de Alba, por sólo mencionar los mayores beneficiarios.
Eso sí. Con la nueva PAC, ni aeropuertos ni ferrocarriles ni campos de golf recibirán más ayudas agrarias. Imagino que el robo, o desvío de fondos, resultaba demasiado escandaloso. Otros amigos de Arias Cañete, en cambio, seguirán recibiendo cuantiosas subvenciones. A destacar, su esposa, Micaela Domecq, terrateniente andaluza y propietaria de Bodegas Domecq. Ya se sabe, quien parte reparte.
Como afirma el sindicato agrario COAG, en su valoración y análisis de la reforma de PAC, "se corre el riesgo de desmantelamiento de un sector, el agrario, estratégico para nuestra economía". Algo que no es nuevo, pero que con las actuales medidas no hace sino agudizarse. Hoy, menos del 5% de la población activa en el Estado español trabaja en la agricultura, y una parte muy significativa son personas mayores. Algo que, según los estándares actuales, es símbolo de progreso y modernidad. Tal vez, tendríamos que empezar a preguntarnos con que parámetros se definen ambos conceptos.
La agricultura es una práctica en extinción. Anualmente, miles de fincas cierran sus puertas. Sobrevivir en el campo y trabajar la tierra no es tarea fácil. Y es que quiénes más salen perdiendo en el actual modelo de producción, distribución y consumo de alimentos son, precisamente, aquellos que producen la comida. La renta agraria se situaba en 2007, según la COAG, en un 65% de la renta general. Su empobrecimiento es claro. Avanzamos hacia una agricultura sin campesinos.
Un solo dato: a pesar de que en el Estado español sólo 350 mil personas están dadas de alta como trabajadores en el campo, 910 mil reciben ayudas. ¿Quiénes son, pues, esos 560 perceptores de subvenciones que no son campesinos pero sí reciben dicho dinero? El informe Una Política Agraria Común para el 1%, de Veterinarios Sin Fronteras, lo deja claro. Se trata de empresas de la agroindustria, grandes viticultoras, supermercados y terratenientes. Sus nombres y apellidos: Pastas Gallo, Nutrexpa, Osborne, Nestlé, Campofrío, Mercadona, la Casa de Alba, por sólo mencionar los mayores beneficiarios.
Eso sí. Con la nueva PAC, ni aeropuertos ni ferrocarriles ni campos de golf recibirán más ayudas agrarias. Imagino que el robo, o desvío de fondos, resultaba demasiado escandaloso. Otros amigos de Arias Cañete, en cambio, seguirán recibiendo cuantiosas subvenciones. A destacar, su esposa, Micaela Domecq, terrateniente andaluza y propietaria de Bodegas Domecq. Ya se sabe, quien parte reparte.
Como afirma el sindicato agrario COAG, en su valoración y análisis de la reforma de PAC, "se corre el riesgo de desmantelamiento de un sector, el agrario, estratégico para nuestra economía". Algo que no es nuevo, pero que con las actuales medidas no hace sino agudizarse. Hoy, menos del 5% de la población activa en el Estado español trabaja en la agricultura, y una parte muy significativa son personas mayores. Algo que, según los estándares actuales, es símbolo de progreso y modernidad. Tal vez, tendríamos que empezar a preguntarnos con que parámetros se definen ambos conceptos.
La agricultura es una práctica en extinción. Anualmente, miles de fincas cierran sus puertas. Sobrevivir en el campo y trabajar la tierra no es tarea fácil. Y es que quiénes más salen perdiendo en el actual modelo de producción, distribución y consumo de alimentos son, precisamente, aquellos que producen la comida. La renta agraria se situaba en 2007, según la COAG, en un 65% de la renta general. Su empobrecimiento es claro. Avanzamos hacia una agricultura sin campesinos.
Y, si estos desaparecen, ¿en manos de quién queda nuestra alimentación? Creo que la respuesta es clara: en manos de un puñado de empresas de la agroindustria y la distribución que controlan cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria, desde las semillas hasta el producto final. Cargill, Monsanto, Syngenta, Dupont, Procter & Gamble, Nestlé, Kraft, Mercadona, Eroski, Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés... son quienes, finalmente, nos dan de comer. Y, así nos va.
*Artículo en Publico.es, 28/06/2013.
Podemos
minimizar que el capitalismo nos someta, a los
diversos de abajo, a depender de los oligopolios agroindustriales porque
menospreciamos a campesinos e indígenas. Sin embargo, escuchemos y analicemos:
Llamamiento de Yakarta - VI Conferencia de la Vía Campesina Egidio Brunetto
"Hoy más que nunca, otro mundo es urgente y necesario. La destrucción de nuestro mundo a través de la sobrexplotación y desposesión de los pueblos y la apropiación de los bienes naturales está produciendo la actual crisis climática y profundas desigualdades que amenazan a la humanidad en su conjunto y a la vida misma. La Vía Campesina dice un rotundo NO a esta destrucción impulsada por las corporaciones."
9 al
13 de junio de 2013
Nosotros, La Vía Campesina, venimos a extender
nuestro llamado
urgente a tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre
organizaciones del campo y la ciudad para participar activa, propositiva
y decididamente en la construcción de una nueva sociedad, basada en la
soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad.
Nos encontramos aquí convocados por el espíritu de nuestros amigos y
líderes, y todos aquellos cuyo coraje y compromiso con nuestras luchas
nos inspiran. La Vía Campesina, un movimiento internacional campesino
que reúne a más de 200 millones de campesinas y campesinos, pueblos
indígenas, pescadores, recolectores y trabajadores agrarios. Con la
creatividad de las mujeres y el entusiasmo de nuestros jóvenes venimos
de 150 organizaciones y 70 países. Estamos en Asia, hogar de la mayoría
de campesinas y campesinos del mundo para festejar nuestros primeros
veinte años de lucha.
Comenzamos nuestro camino en Mons (Bélgica) en el año 1993 y articulamos
nuestra visión radical de la Soberanía Alimentaria en 1996 en Tlaxcala
(México), logrando reposicionar al campesinado, hombres y mujeres como
actores sociales centrales en los procesos de resistencia a la agenda de
comercio neoliberal y en la construcción de alternativas. Los pueblos de
la tierra somos actores indispensables en la construcción, no sólo de un
modelo de agricultura distinto, sino de un mundo justo, diverso e
igualitario. Somos nosotras y nosotros los que alimentamos a la
humanidad y cuidamos la naturaleza. Las generaciones futuras dependen de
nosotros para el cuidado de la tierra.
Hoy más que nunca, otro mundo es urgente y necesario. La destrucción de
nuestro mundo a través de la sobrexplotación y desposesión de los
pueblos y la apropiación de los bienes naturales está produciendo la
actual crisis climática y profundas desigualdades que amenazan a la
humanidad en su conjunto y a la vida misma. La Vía Campesina dice un
rotundo NO a esta destrucción impulsa
da por las corporaciones.
Nosotros estamos construyendo nuevas relaciones entre los seres humanos y con la naturaleza sobre la base de la solidaridad, la cooperación y la complementariedad. En el corazón de nuestra lucha está en la formulación de una ética para la vida que atraviesa todas nuestras acciones y búsquedas. La Vía Campesina se ha comprometido a dar visibilidad a todas las luchas locales alrededor del mundo, asegurando que sean entendidas desde una perspectiva internacional y contribuye a involucrarlas en un gran movimiento global por la soberanía alimentaria, el cambio social y la autodeterminación de los pueblos del mundo.
Llamamos a todas nuestras
organizaciones, a nuestros aliados y amigos, amigas, hermanas y hermanos
en la lucha, y a todos aquellos comprometidos con un futuro mejor a
continuar caminando juntos y juntas, a rechazar la agenda de la
“Economía Verde” y a continuar construyendo la Soberanía Alimentaria.
Nuestras luchas
Soberanía Alimentaria Ya – Transformando el mundo
La Soberanía Alimentaria es el
eje central de la lucha por un proyecto de justicia social que hoy
convoca a amplios sectores del campo y la ciudad. La soberanía
alimentaria es el derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y
estados a controlar sus alimentos y sus sistemas alimentarios y a
decidir sus políticas asegurando a cada uno alimentos de calidad,
adecuados, accesibles, nutritivos y culturalmente apropiados. Ello
incluye el derecho de los pueblos para definir sus formas de producción,
uso e intercambio tanto a nivel local como internacional.
Durante las últimas dos décadas nuestra visión de la Soberanía Alimentaria ha inspirado a una generación de activistas comprometidos con el cambio social. Nuestra visión del mundo implica una revolución agrícola que significa profundas transformaciones agrícolas, socioconómicas y políticas. La Soberanía Alimentaria ha enfatizado la importancia crucial de la producción local y sustentable, el respeto por los derechos humanos, precios justos para los alimentos y la agricultura, comercio justo entre países y la salvaguarda de nuestros bienes comunes contra la privatización.
Durante las últimas dos décadas nuestra visión de la Soberanía Alimentaria ha inspirado a una generación de activistas comprometidos con el cambio social. Nuestra visión del mundo implica una revolución agrícola que significa profundas transformaciones agrícolas, socioconómicas y políticas. La Soberanía Alimentaria ha enfatizado la importancia crucial de la producción local y sustentable, el respeto por los derechos humanos, precios justos para los alimentos y la agricultura, comercio justo entre países y la salvaguarda de nuestros bienes comunes contra la privatización.
Hoy estamos frente a la mayor crisis de nuestra historia y la misma es una crisis sistémica. Las crisis alimentaria, laboral, energética, económica, climática, ecológica, ética, social, política e institucional están llevando al colapso en muchas partes del mundo. En simultáneo, la crisis energética se agudiza día a día frente al agotamiento de los combustibles fósiles y es enfrentada con falsas soluciones que van desde los agrocombustibles a la energía nuclear, la cual ha demostrado ser una de las peores amenazas para la vida sobre la tierra.Rechazamos el capitalismo, que en este momento se caracteriza por un agresivo flujo del capital financiero y especulativo hacia la agricultura industrial, la tierra y la naturaleza. Esto ha generado un inmenso acaparamiento de tierras, la expulsión de campesinas y campesinos de su tierra, la destrucción de pueblos, comunidades, culturas y sus ecosistemas, creando migraciones y desempleo masivos. Esto genera masas de migrantes económicos y refugiados climáticos y desempleados, incrementando las inequidades existentes.
Las transnacionales en complicidad con los gobiernos y las instituciones
internacionales están imponiendo, bajo el pretexto de la Economía Verde,
monocultivos de transgénicos, la megaminería, las grandes plantaciones
forestales, la imposición de plantaciones de agrocombustibles, la
construcción de grandes represas, el fracking y
los oleoductos o la privatización de nuestros mares, ríos, lagos y
nuestros bosques. La Soberanía Alimentaria recupera el control sobre
nuestros bienes comunes devolviéndolos a manos de las comunidades.
La Agroecología es nuestra opción para el presente y para el futuro
La
producción de alimentos basada en la agricultura campesina, el
pastoralismo y la pesca artesanal sigue siendo la principal fuente de
alimentos en el mundo. La agricultura campesina de base agroecológica
constituye un sistema social y ecológico que está conformado por una
gran diversidad de técnicas y tecnologías adaptadas a cada cultura y
geografía. La agroecología elimina la dependencia de los agrotóxicos;
rechaza la producción animal industrializada; utiliza energías
renovables; permite garantizar alimentación sana y abundante; se basa en
los conocimientos tradicionales y restaura la salud e integridad de la
tierra. La producción de alimentos en el futuro estará basada en un
creciente número de personas produciendo alimentos en forma diversa y
resiliente.
La
agroecología protege la biodiversidad y enfría el planeta. Nuestro
modelo agrícola no solo puede alimentar a toda la humanidad sino que
también es el camino para detener el avance de la crisis climática
enfriando el planeta a través de la producción local en armonía con
nuestros bosques, alimentando la biodiversidad y la reincorporación de
la materia orgánica a sus ciclos naturales.
Justicia social y climática, y solidaridad
A medida que avanzamos y
construimos a partir de nuestra diversidad cultural y geográfica,
nuestro movimiento por la soberanía alimentaria se ve reforzado,
integrando la justicia y la igualdad social. Practicando la
solidaridad por sobre la competencia, rechazamos el patriarcado, el
racismo, el imperialismo y luchamos por sociedades democráticas y
participativas, libres de explotación de las mujeres, los niños, los
hombres o la naturaleza.
Demandamos justicia climática ya mismo. Quienes más sufren este caos
climático y ecológico no son los que lo han provocado. Las falsas
soluciones de la economía verde para continuar el crecimiento
capitalista están empeorando la situación. Se crea una deuda ecológica y
climática que debe ser corregida. Por esta razón demandamos la inmediata
detención de los mecanismos de mercados de carbono, geoingeniería, REDD
y los agrocombustibles.
Ratificamos la necesidad y nuestro compromiso de luchar en forma
permanente contra las corporaciones transnacionales, entre otras cosas,
boicoteando sus productos y rechazando cooperar con sus prácticas de
explotación. Los Tratados de Libre Comercio y los acuerdos de inversión
han creado condiciones de extrema vulnerabilidad e injusticias para
millones. La implementación de estos tratados trae como resultado la
violencia, la militarización y la criminalización de la resistencia.
Otra consecuencia trágica de los mismos es la creación de una masa
masiva de migrantes mal pagados, con trabajos inseguros e insalubres y
con violaciones de sus derechos humanos y discriminación. La Vía
Campesina ha logrado colocar los derechos de los campesinos y campesinas
en la agenda del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU y llamamos a
los gobiernos a ponerlos en práctica. Nuestra lucha por los derechos
humanos está en el corazón de la solidaridad internacional e incluye los
derechos y protección social de los agricultores migrantes y
trabajadores de la alimentación.
Las luchas por el derecho a la tierra, a la alimentación, al trabajo
digno, contra la destrucción de la naturaleza, son criminalizadas. Son
cientos los compañeros y compañeras que han sido asesinados en los
últimos años y otros muchos ven amenazadas sus vidas o son perseguidos y
encarcelados, frecuentemente con el apoyo o la complicidad de las
autoridades públicas.
Un mundo sin violencia y discriminación contra las mujeres
Nuestra lucha es para construir una sociedad basada en la justicia, la
igualdad y la paz. Exigimos el respeto de todos los derechos de las
mujeres. Rechazando el sistema capitalista, patriarcal, la xenofobia, la
homofobia y cualquier tipo de discriminación, reafirmamos nuestro
compromiso en lograr una equidad total entre hombres y mujeres. Esto
requiere el fin de toda forma de violencia contra las mujeres,
doméstica, social e institucional, tanto en las zonas rurales como en
las zonas urbanas. Nuestra Campaña contra la Violencia hacia las Mujeres
está en el corazón de nuestras luchas.
Paz y desmilitarización
Vivimos un incremento de conflictos y guerras para la apropiación,
proliferación de bases militares y criminalización de la resistencia. La
violencia es intrínseca a este sistema capitalista mortal basado en la
dominación, la explotación y el pillaje. Nosotros estamos comprometidos
con el respeto, la dignidad y la paz.
Nos duelen y nos honran los cientos de campesinas y campesinos que han
sido amenazados, perseguidos, encarcelados, asesinados por sus luchas.
Continuaremos exigiendo rendición de cuentas y castigo para quienes
violan los derechos humanos y los derechos de la naturaleza. Demandamos
también la liberación inmediata de todos los presos políticos.
Tierra y territorios
Defendemos una Reforma Agraria Integral que ofrezca plenos derechos
sobre la tierra, reconozca los derechos legales de los pueblos indígenas
a sus territorios, garantice a las comunidades pesqueras el acceso y el
control de las zonas y ecosistemas de pesca y reconozca el acceso y el
control de las tierras y las rutas de migración de pastoreo. Esta es la
única manera de asegurar un futuro para los jóvenes del campo.
La
Reforma Agraria Integral, vista como una distribución masiva de tierras
junto con el apoyo con recursos para la producción y el sustento, debe
garantizar el acceso permanente a los jóvenes, las mujeres, los
desempleados, los sin tierra, para complementar a las pequeñas fincas, a
los desplazados y todos aquellos que estén dispuestos a participar en la
producción a pequeña escala de alimentos agroecológicos. La tierra no es
una mercancía. Deben reforzarse las leyes existentes y crear nuevas para
protegernos de la especulación y un marco jurídico que impida la
especulación con ellas y su acaparamiento. Continuaremos nuestra lucha
en defensa de las tierras y los territorios.
Semillas, bienes comunes y agua
Enaltecemos a las semillas, el corazón de la Soberanía Alimentaria, con
el principio Semillas
Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad, reafirmado
hoy por cientos de organizaciones en todo el mundo. Nuestro desafío pasa
hoy por seguir manteniendo a nuestras semillas vivas en manos de
nuestras comunidades, por multiplicarlas en el marco de nuestros
sistemas campesinos. Continuaremos la lucha contra su apropiación a
través de diversas formas de propiedad intelectual y su destrucción por
su manipulación genética y otras nuevas tecnologías. Nos oponemos a los
paquetes tecnológicos que combinan transgénicos con el uso masivo de
pesticidas.
Seguimos hoy enfrentando la Leyes de semillas que, de la mano de los intereses de las corporaciones, son privatizadas y mercantilizadas. Seguimos enfrentando a los transgénicos y luchando por un mundo libre de transgénicos.
Seguimos hoy enfrentando la Leyes de semillas que, de la mano de los intereses de las corporaciones, son privatizadas y mercantilizadas. Seguimos enfrentando a los transgénicos y luchando por un mundo libre de transgénicos.
Los ciclos de la vida fluyen a través del agua y ella es una parte
esencial de los ecosistemas y la vida. El agua es un bien común y como
tal debe ser protegido.
Construyendo desde nuestras fortalezas
Nuestra gran fortaleza es crear y mantener unidad en la diversidad.
Nosotros tenemos una visión del mundo inclusiva, amplia, práctica,
radical y esperanzada como invitación a unirnos en la transformación de
nuestra sociedad y la protección de la Madre Tierra.
-Las
movilizaciones populares, la confrontación con los poderosos, la
resistencia activa, el internacionalismo, el compromiso con los
movimientos de base locales son esenciales para lograr cambios sociales
efectivos.-En nuestra heroica lucha por la Soberanía Alimentaria continuaremos construyendo alianzas esenciales con los movimientos sociales, los trabajadores y organizaciones urbanas y de las periferias, con migrantes, con quienes luchan contra la megaminería y las megarrepresas, entre otras.
-Nuestras principales herramientas son la formación, la educación y la comunicación. Estamos fomentando el intercambio de conocimientos acumulados hasta el presente con metodologías y contenidos de formación cultural, política e ideológica y técnica; multiplicando nuestras escuelas y experiencias de educación de nuestras bases y desarrollando nuestras herramientas de comunicación desde nuestras bases.Nos comprometemos a crear espacios especiales para potenciar a nuestros jóvenes. Nuestra mayor esperanza hacia el futuro es la pasión, energía y compromiso de nuestros jóvenes articulada en los jóvenes de nuestro movimiento.
-Nos vamos de esta VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina dando la bienvenida a las nuevas organizaciones que se han integrado al Movimiento, seguros de nuestras fortalezas y llenos de esperanzas hacia el futuro.
¡Por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos!
¡Con solidaridad y lucha!
No hay comentarios:
Publicar un comentario