Es
percibir que el progresismo fue contra la voluntad popular de
"trabajo,
dignidad y cambio social"
y que el desafío actual de los de abajo
consiste en
recuperarla por construcción de
buenos vivires-convivires.
Nos exige, abajo y a la izquierda, procurar que nuestra lógica situacional
-la de una creciente mayoría de nosotros- pase de la resistencia coyuntural y local a
reconocer al sistema mundo capitalista como causante de nuestros problemas
vitales.
Se trata de salir de personificar al sistema cada vez más restringido a la
acumulación oligopólica de riquezas y poder en el mundo entero. Si
continuamos orientando la organización-lucha como en la siguiente campaña,
estamos encubriendo el constante incremento de la concentración y
transnacionalización económico territorial a costa del crecimiento en la
superexplotación tanto de los trabajadores como de la naturaleza y en la
desposesión de bienes comunes (sociales y naturales) que implantó, mediante
terrorismo de estado, la alianza de capitales y estados imperialistas con
los locales. Estamos reforzando el "horror económico" o la creencia de los
de abajo en lo popular de un gobierno con
miles de trabajadores y trabajadoras garantizando desde hace años los
derechos básicos pese al desmantelamiento del sector público.¿ Esto último
no es un robo a favor de quienes se oficializa como acreedores e inversores?
Conozcamos qué nos dicen desde la campaña y qué nos proponen para después de cumplirse su objetivo.
CAMPAÑA NACIONAL CONTRA EL AJUSTE: #NoTeDejesAjustar!
En los pocos
meses que lleva la alianza Cambiemos en el gobierno, ha quedado claro cuál es su
objetivo: gobernar para los ricos a costa del sufrimiento y la miseria de los
trabajadores y trabajadoras. El brutal ajuste pesa sobre nuestras espaldas y los
únicos y exclusivos beneficiarios son los millonarios, los dueños de la tierra,
las grandes empresas y los bancos, tanto nacionales como extranjeros.
Es por ello
que varias organizaciones populares sociales y políticas de trabajadores,
trabajadoras y el pueblo nos reunimos para impulsar, en conjunto, una amplia
campaña nacional con el objetivo de dar una respuesta conjunta frente a las
medidas antipopulares que está tomando el gobierno que son un claro ataque a
nuestro pueblo.
En unos
pocos meses, el gobierno de Macri: ·
· ha
empujado a la desocupación a más de alrededor de 150.000 trabajadores y
trabajadoras;
· ha
implementado un tarifazo que, lejos del “gradualismo”, de un saque implicó un
aumento de tarifas de los servicios públicos de entre un 100 y un 800%, como no
se veía en décadas;
· ha
rebajado en forma brutal el poder de compra de los salarios con el aumento de la
inflación (que promete alcanzar un 40% de mínima este año);
· ha
aprobado un protocolo anti piquetes que tiene como objetivo reprimir todo tipo
de protesta social, a lo que se le suma la declaración de Emergencia de
Seguridad que permite, entre otras cosas, reducir distintas partidas
presupuestarias (como Salud o Educación) para engrosar los fondos destinados a
seguridad;
· está
vaciando y destruyendo las políticas públicas y la asistencia social, cerrando
programas y despidiendo miles de trabajadores y trabajadoras que en condiciones
precarias garantizan desde hace años estos derechos básicos.
Y a favor de
los empresarios:
· ha
realizado una devaluación que superó el 50% la cual, en un solo día,
prácticamente duplicó las ganancias de los capitalistas exportadores;
· les quita
las regulaciones a las grandes empresas y los impuestos a los lujos de los ricos
(como la burla de quitarle el impuesto al champagne que sólo toman los ricos);
· ha
resuelto, con la colaboración de la oposición, el PJ, el FR y un amplio sector
del FpV, endeudar aún más a nuestro país -deuda que pagamos todos y todas con el
objetivo de poder tomar nueva deuda para pagar la vieja sobrevaluada, y que le
habilite, más adelante, seguir tomando deuda pública para hacer negocios
privados; les quita las retenciones a los exportadores agrarios, y a las
multinacionales que explotan y destruyen los bienes de la naturaleza con la
megaminería.
El saldo que
arrojan estos meses del gobierno de los CEOs no deja lugar a la duda: Macri le
roba al pueblo para beneficiar a los ricos.
Sin embargo,
el macrismo no está solo en esta avanzada contra lxs de abajo. Existe un acuerdo
entre el PRO, UCR, PJ, FR, UNEN y la colaboración de amplios sectores del FpV,
que representa la unidad de los grandes capitalistas, que avalan el ajuste y la
quita de derechos. Y para esto cuentan con los servicios de la burocracia
sindical.
A su vez,
todas estas medidas han contado con el apoyo de los grandes medios de
comunicación, generando un blindaje mediático, maquillando medidas tremendas,
pretendiendo justificarlas como “dolorosas pero necesarias”, con la intención de
convencernos de que no había otra salida.
La
precarización de millones de trabajadores y trabajadoras, los contratos basura
-carentes de todo derecho- del anterior gobierno, están facilitando los despidos
de Macri, así como ha quedado una Ley Antiterrorista promovida por el
kirchnerismo que pueda ser usada en cualquier momento para avanzar contra los y
las que luchan por sus derechos.
Desde las
organizaciones políticas y sociales vemos imprescindible dar una respuesta
contundente frente a estos ataques. Es con este objetivo que encaramos este
espacio de coordinación bajo el nombre de la Campaña: NO TE DEJES AJUSTAR!
Una campaña
con la vocación de aunar la resistencia que desplegamos los trabajadores y
trabajadoras a lo largo y ancho de nuestro país. Una campaña para difundir
información que muestre los reales objetivos que persigue este Gobierno,
contrarrestando el ocultamiento de los grandes medios de comunicación sobre
estas medidas. Una campaña que, con la acción en las calles, la movilización y
la lucha le ponga un freno a este tremendo ajuste que se está descargando sobre
el pueblo trabajador.
¡A la
ofensiva de los de arriba les respondemos con organización y lucha desde abajo!
¡NO TE DEJES
AJUSTAR!
Campaña Nacional contra el Ajuste
Pensemos otra lucha que comparte lo esencial con la Campaña pero, pese a años de desarrollo nacional e internacional, es ninguneada por la última que, incluso, menosprecia la realidad de décadas o años de las comunidades sacrificadas para la acumulación de riquezas de las transnacionales y sus socios locales mediante extractivismo al caracterizar a Macri como gobierno para los ricos.Es olvidar qué significa e implica el capitalismo. Contra el sistema levantemos la consigna:
Vida vs. Monsanto
14 de junio de 2016
El
acampe de
Malvinas Argentinas recibió el pasado viernes 10 de junio, la visita de la
cineasta y periodista francesa Marie-Monique Robin y de la filósofa y escritora
hindú Vandana Shiva, figuras reconocidas internacionalmente por su lucha por la
soberanía alimentaria. En el marco del cierre del Festival Internacional de Cine
Ambiental, las mujeres compartieron sus experiencias, hablaron sobre el Tribunal
internacional que se está organizando para juzgar a Monsanto en La Haya los días
14, 15 y 16 de octubre próximos, y sostuvieron la necesidad de que la
resistencia se acompañe de la construcción colectiva de alternativas concretas
al modelo económico. “Para que la vida pueda ganar sobre las grandes
multinacionales y los intereses privados, tenemos que estar juntos, todos
unidos”, aseguró Robin.
Por
Julia Porto,
corresponsal
ANRed.
“Resistimos
porque hay un compromiso interior muy fuerte”, dijo Lucas Vaca, vecino de
Malvinas Argentinas que es parte del acampe desde los inicios. Y explicó el
núcleo de esa fortaleza: “Nosotros no valemos nada. Pero sí que valemos. Para
nosotros no queremos nada, y para nosotros queremos todo, y para nosotros,
nada”.
La presencia
de Vandana Shiva y de Marie-Monique Robin en Malvinas Argentinas significó “un
reconocimiento” a la lucha que sostienen las vecinas y los vecinos de esa
localidad cordobesa, congelando la instalación de una planta de maíz transgénico
de la multinacional Monsanto. Florencia Santucho, organizadora del Festival
Internacional de Cine Ambiental (FINCA), dijo durante la apertura de la charla
sobre Soberanía Alimentaria que “Malvinas Argentinas, el bloqueo contra Monsanto,
es un símbolo a nivel mundial de resistencia”. Señalaría luego Vandana Shiva:
“El poder que han demostrado durante tres años solamente puede provenir del amor
más profundo por la tierra y por la vida”.
La visita de
Robin y Shiva tuvo lugar en el contexto de la jornada de cierre de la tercera
edición del FINCA, espacio que propone la reflexión en torno al ambiente desde
un punto de vista social y de derechos humanos, apropiándose del cine “como
herramienta de transformación social”.
A la mañana
se desarrolló una audiencia pública en el Municipio, donde la intendenta Silvina
González nombró “visitantes ilustres” por decreto a Vandana Shiva y a Monique
Robin. Según contó Vanesa Sartori, concejal por la fuerza opositora nacida
Malvinas Despierta (que por 400 votos perdió las elecciones del año pasado), la
propuesta había sido anteriormente presentada en el Concejo Deliberante por esa
fuerza y rechazada por el oficialismo.
Al mediodía,
en el acampe sobre la ruta A88, ante el esqueleto inconcluso de la factoría de
Monsanto, hubo un almuerzo comunitario de locro orgánico; a continuación se
desarrolló la charla abierta sobre Soberanía Alimentaria, en la que expusieron
Robin y Shiva, y se cerró con la proyección del nuevo film de Robin, “Sagrado
crecimiento”, y del documental “El costo humano de los agrotóxicos”, de Pablo
Ernesto Piovano, en la escuela Héctor Valdivieso de Malvinas Argentinas.
El
juicio a Monsanto. Ecocidio y genocidio
Las
experiencias de Marie-Monique Robin y de Vandana Shiva están ligadas a
movimientos de personas comunes que descubren en la unión la fuerza, la
posibilidad de defender sus territorios y de transformar los modos de vincularse
con la tierra; a movimientos que en todo el mundo toman el camino de la
autonomía y el autosustento. Son también el tránsito de un largo recorrido
enfrentándose al poder de los agronegocios y las multinacionales que buscan
crear patentes de semillas y plantas.
Es así como Robin y Shiva integran el
comité organizativo de un Tribunal internacional que juzgará a la multinacional
Monsanto, como símbolo del modelo agroeconómico que daña el ambiente, la
biodiversidad y la salud mediante un alto uso de químicos, en la Corte Penal
Internacional de La Haya, los días 14, 15 y 16 de octubre.
Dos metas tiene este
Tribunal.
-
Por un lado, la de evaluar los hechos que se le imputan a Monsanto y juzgar los daños causados, en el marco del derecho internacional, determinado por los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos adoptados por la ONU en 2011. En relación con esto, Marie-Monique Robin señaló que “lo único que se conoce hoy, cuando uno estima que es víctima de una multinacional como Monsanto, es buscar una indemnización financiera por daños sufridos. Es muy difícil penar los crímenes que destruyen el medio ambiente, porque falta un instrumento legal que lo permita”.
-
La segunda meta del tribunal tiene que ver, entonces, con esto: la creación de una nueva figura penal internacional que permita juzgar el crimen de destruir el medio ambiente y de contaminar los ecosistemas. Esta figura es la de ecocidio, el crimen contra la naturaleza. Según figura en la página oficial de la iniciativa [http://www.monsanto-tribunale.org/], el Tribunal examinará la pertinencia de la reforma al estatuto de Roma que creó la Corte Penal Internacional, en vigor desde 2002, para incluir el delito de ecocidio, y permitir así “el juzgamiento de las personas naturales y jurídicas responsables”.
“Nosotros
somos parte de la tierra, y la tierra está viva”, dijo Vandana Shiva. Para ella,
ecocidio y genocidio son lo mismo. “Cada crimen contra la tierra, cada ecocidio,
se trasforma en un crimen contra la humanidad, un genocidio”. Explicó que la
definición de genocidio para las Naciones Unidas es la de un daño deliberado
ocasionado a un grupo de personas. “Entonces, cuando Monsanto patenta las
semillas e introduce los transgénicos que solamente son introducidos para poder
cobrar regalías por propiedad intelectual, y de esa forma presiona a trescientos
mil campesinos de la India a cometer suicido, eso es genocidio. Cuando Monsanto
introduce la soja transgénica en Argentina y promociona el uso de agrotóxicos,
está practicando un genocidio en contra de nuestros niños”.
La
lucha
“Tenemos que
unirnos y salir a darle el fin definitivo a Monsanto”, dijo Lucas Vaca. “Por eso
es necesario plantear un plan de lucha en la unión de todos los vecinos, no
solamente de esta localidad, para venir al municipio de Malvinas y presionar”.
La Asamblea
Permanente del bloqueo exige por un lado, según manifestó en un comunicado
reciente [http://ecoscordoba.com.ar/exigimos-la-expulsion-definitiva-de-monsanto-de-malvinas-argentinas/],
que la intendenta Silvina González firme la erradicación definitiva de Monsanto.
Esta acción
sería posibilitada por la ley 9.841 de Regulación de Usos del Suelo en la región
metropolitana de Córdoba, según la cual la empresa multinacional está emplazada
en un territorio categorizado como "área de actividad agropecuaria no
contaminante", en la que no pueden realizarse actividades industriales.
La Asamblea
exige, también, que el ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos de
Córdoba, Fabián López, se expida ante la intención de Monsanto de presentar una
segunda Evaluación de Impacto Ambiental, habiendo sido rechazada la primera en
febrero del 2014 por la Comisión Técnica Interdisciplinaria de la Secretaría de
Ambiente de Córdoba.
En este
caso, la Ley de Ambiente de la provincia N° 10.208 estipula en su artículo 20
que “todo proyecto que fuere desestimado o rechazado por la Autoridad de
Aplicación, no puede presentarse nuevamente para su evaluación”. En relación con
las reivindicaciones de la Asamblea, la concejal Vanesa Sartori afirmó que ni de
parte de la intendenta González ni del ministro López han tenido ninguna
novedad. “Seguimos esperando”, dijo.
“Es
lo que tenemos que aprender nuevamente: cómo vivir como seres de la tierra”.
Eso afirmó
Vandana Shiva al relatar la experiencia de la Universidad de la Tierra, en la
que se enseña y se practica la agroecología y que forma parte del Movimiento
Mundial Navdanya, creado por ella en 1991 para proteger la diversidad de los
recursos vivos y promover la agricultura orgánica. Este movimiento conforma una
red en India de 750 mil campesinos y campesinas que cuidan de 122 casas de
semillas. Con esa frase Shiva resumió, además, la propuesta de cambio de
paradigma que tanto ella como Robin llevan adelante.
“Han
resistido a Monsanto”, dijo la filósofa hindú. “Pero éste es el momento de ser
creativos y de demostrar hacia dónde podemos ir en el futuro. Y creo que lo que
sería transformador es una soberanía alimentaria para Malvinas y también para
Córdoba”. Sugirió que a la par del desarrollo del juicio a Monsanto en La Haya,
el acampe de Malvinas podría iniciar la tarea de constituirse en la alternativa
posible. ¿De qué manera? “Acabamos de disfrutar de un delicioso almuerzo, y ese
almuerzo es otro modelo económico y otro modelo de agricultura. Es orgánico, es
diverso, es soberano. No está basado en el monocultivo. No está basado en el
poder de una multinacional”.
Como si esas
cualidades no bastaran, Marie-Monique Robin aseguró que este modelo económico
“trae mucha felicidad”. “La alegría viene en el cambio de estilo de vida, en la
cooperación, en la ayuda mutua, en la vivencia común de los bienes comunes. En
la reafirmación de que hay cosas que no se pueden comercializar, porque
pertenecen a todos. Y la semilla es una de estas cosas, por supuesto, porque la
semilla es el principio de la vida. Por eso hay grandes cosas por hacer”.
Detener el
avance de las multinacionales que extienden la muerte, y en esa resistencia
construir alternativas concretas, es imperioso y urgente. “Porque su proyecto es
de ecocidio y es de genocidio. Y si no construimos alternativas, no hay futuro
para los niños”, dijo Shiva. Y explicó: “No hay espacio en el sistema económico
que está siendo manejado por el uno por ciento, donde el resto del noventa y
nueve por ciento no importa”. Aseguró que es en cooperación entre nosotros, pero
también en co-creación con la tierra, donde vamos a crear nuestro futuro.
Todos los
sábados a las 16.30 se realizan asambleas abiertas en el bloqueo a Monsanto,
ruta A88, km 9,5.
Fuente:
http://www.anred.org/spip.php?article12240
Podemos
preguntarnos sobre la impunidad de
Cristina Fernández de
Kirchner que, en ejercicio de la presidencia y desde Nueva York durante su
estar en el Consejo de las Américas, expresó su orgullo por planes de
expansión de Monsanto en Argentina y lo declaró cuando el oligopolio imperialista
era protagonista principal del golpe de estado en Paraguay.
Impunidad para que se
siga con el relato de su gobierno nacional-popular,de derechos humanos y
enfrentado a la oligarquía de los agronegocios o sojera. Impunidad para que
se luche hoy contra Macri y a favor de la vuelta al gobierno de Cristina.
Se ningunea la lucha de comunidades por
vivir y trabajar en sus territorios frente a más de una deKada de
extractivismo. Analicemos la criminalidad de este desarrollo gran
capitalista mediante:
Extractivismo, enclaves y destrucción ambiental
18 de
agosto de 2014
Por Renán
Vega Cantor*
Revista CEPA
En las últimas décadas se impuso un modelo
primario exportador, similar al que conoció el país en la segunda mitad del
siglo XIX, lo que ha venido acompañado de la desindustrialización, la
penetración renovada del capital extranjero, principalmente de las
multinacionales imperialistas, la expropiación de bienes comunes y la imposición
del dogma de las ventajas comparativas, como criterio que justifica nuestra
especialización en producir bienes primarios. Cada uno de estos aspectos
ameritaría un análisis detallado, pero nos limitamos a mencionar los aspectos
generales del capitalismo extractivista que se consolidó en el país, y que se
constituye en un factor importante para explicar lo que acontece en Colombia en
estos momentos.
Características
El extractivismo no se refiere solamente a la explotación de minerales o hidrocarburos, sino que incluye a diversas actividades económicas que se realizan en el país. El extractivismo se podría definir como el conjunto de actividades económicas –con sus correspondientes derivaciones militares, sociales, políticas, ideológicas y culturales– que posibilitan el flujo de materia, energía, biodiversidad y fuerza de trabajo desde un territorio determinado (en este caso Colombia) hacia los centros dominantes en el capitalismo mundial, donde se consumen a gran escala para garantizar la reproducción del capital. El extractivismo tiene características que lo identifican como modelo económico y social, con unos mecanismos particulares de funcionamiento político, como se describe brevemente a continuación.
Características
El extractivismo no se refiere solamente a la explotación de minerales o hidrocarburos, sino que incluye a diversas actividades económicas que se realizan en el país. El extractivismo se podría definir como el conjunto de actividades económicas –con sus correspondientes derivaciones militares, sociales, políticas, ideológicas y culturales– que posibilitan el flujo de materia, energía, biodiversidad y fuerza de trabajo desde un territorio determinado (en este caso Colombia) hacia los centros dominantes en el capitalismo mundial, donde se consumen a gran escala para garantizar la reproducción del capital. El extractivismo tiene características que lo identifican como modelo económico y social, con unos mecanismos particulares de funcionamiento político, como se describe brevemente a continuación.
En el extractivismo retornan las economías de enclave
–un concepto que se creía enterrado en la historia latinoamericano y que hace
unas décadas sonaba como un anacronismo–, en la medida en que las inversiones
extranjeras de “tipo productivo” que se implantan en el territorio nacional (en
las ciudades y en el campo) operan con la mirada puesta no en el mercado interno
sino en el mercado mundial. En los enclaves no se efectúan procesos de
acumulación de capital en el plano local y/o nacional –con los encadenamientos
productivos que eso generaría– sino que las actividades se desenvuelven en
consonancia con los intereses del capital transnacional, cuyo funcionamiento
está ligado a los grandes mercados de los países centrales. Como enclaves operan
los agronegocios, la minería pero también las zonas turísticas, los parques
naturales, y los espacios urbanos que están vinculados el capitalismo mundial.
Como economía de enclave de tipo extractivista funciona la producción de flores
en la sabana de Bogotá, que supone el traslado de agua al mercado mundial. Son
enclaves las maquilas, las zonas francas, los puertos y también los eslabones de
la “economía ilegal” (una noción cada día más difícil de usar por la hibridación
con lo legal), ligados a la trata de personas– al tráfico de especies animales,
al comercio mundial de estupefacientes, al blanqueo de divisas…
Las relaciones laborales que se imponen en los enclaves borran los derechos de los trabajadores, puesto que anulan sus conquistas históricas e implantan la flexibilización y la precarización como norma dominante. Aparte de que generan poco empleo, y este es efímero, aumentan los niveles de explotación de la fuerza de trabajo, con la finalidad de incrementar la tasa de ganancia de las inversiones efectuadas. Los parámetros laborales que se imponen en toda la economía replican lo que sucede en los enclaves, que viene a ser la generalización de los salarios chinos, no importa si se trata de actividades propiamente primarias, o del sector servicios, o de lo que queda de industria. Al mismo tiempo, se eliminan los sindicatos y se obstaculiza la lucha colectiva de los trabajadores, a la par con el incremento del trabajo informal, la terciarización laboral, y la eliminación de los derechos de los hombres y mujeres que viven de su trabajo. La degradación laboral se convierte en una de las cartas de presentación que ofrece el Estado y las clases dominantes locales para atraer inversiones extranjeras, quienes argumentan que en este país existe una fuerza de trabajo barata, capacitada y sumisa dispuesta a dejarse explotar por los inversores extranjeros que quieran invertir su capital en nuestro territorio.
El Estado es el garante de la imposición de estas condiciones laborales, las que se usan como un gancho que atrae a los emprendedores extranjeros. En lo esencial, el Estado es un peón al servicio del imperialismo y de sus empresas, y toda su política está destinada a presentarse como el “alumno más aventajado de la clase” a escala regional, es decir, el que está dispuesto a dar lo que sea sin contraprestación alguna e incluso pagándole a las multinacionales para que se llevan nuestras riquezas naturales. Al respecto, el estudio Minería en Colombia: fundamentos para superar el modelo extractivista afirma que entre el 2005 y el 2010 “las empresas mineras pagaron en promedio $878 mil millones anuales por concepto del impuesto a la renta”, pero en ese período “tuvieron deducciones, descuentos y exenciones que representaron un gasto tributario para el país de $1,78 billones. Es decir, por cada $100 efectivamente pagados por este concepto, las empresas mineras tuvieron descuentos que terminaron representando pérdidas para el Estado de más de $200. Esto significa que por cada peso que pagan esas empresas, el Estado les concede dos, que provienen de los dineros que los habitantes comunes y corrientes le cancelamos al Estado por concepto de impuestos. En síntesis, las ETN vienen a un territorio de Colombia, expulsan a las comunidades que allí habitan, destruyen los ecosistemas, contaminan las aguas, dejan luego de pocos años un tremendo cráter de miseria y destrucción, y aparte de todo les pagamos para que hagan todo eso.
Las relaciones laborales que se imponen en los enclaves borran los derechos de los trabajadores, puesto que anulan sus conquistas históricas e implantan la flexibilización y la precarización como norma dominante. Aparte de que generan poco empleo, y este es efímero, aumentan los niveles de explotación de la fuerza de trabajo, con la finalidad de incrementar la tasa de ganancia de las inversiones efectuadas. Los parámetros laborales que se imponen en toda la economía replican lo que sucede en los enclaves, que viene a ser la generalización de los salarios chinos, no importa si se trata de actividades propiamente primarias, o del sector servicios, o de lo que queda de industria. Al mismo tiempo, se eliminan los sindicatos y se obstaculiza la lucha colectiva de los trabajadores, a la par con el incremento del trabajo informal, la terciarización laboral, y la eliminación de los derechos de los hombres y mujeres que viven de su trabajo. La degradación laboral se convierte en una de las cartas de presentación que ofrece el Estado y las clases dominantes locales para atraer inversiones extranjeras, quienes argumentan que en este país existe una fuerza de trabajo barata, capacitada y sumisa dispuesta a dejarse explotar por los inversores extranjeros que quieran invertir su capital en nuestro territorio.
El Estado es el garante de la imposición de estas condiciones laborales, las que se usan como un gancho que atrae a los emprendedores extranjeros. En lo esencial, el Estado es un peón al servicio del imperialismo y de sus empresas, y toda su política está destinada a presentarse como el “alumno más aventajado de la clase” a escala regional, es decir, el que está dispuesto a dar lo que sea sin contraprestación alguna e incluso pagándole a las multinacionales para que se llevan nuestras riquezas naturales. Al respecto, el estudio Minería en Colombia: fundamentos para superar el modelo extractivista afirma que entre el 2005 y el 2010 “las empresas mineras pagaron en promedio $878 mil millones anuales por concepto del impuesto a la renta”, pero en ese período “tuvieron deducciones, descuentos y exenciones que representaron un gasto tributario para el país de $1,78 billones. Es decir, por cada $100 efectivamente pagados por este concepto, las empresas mineras tuvieron descuentos que terminaron representando pérdidas para el Estado de más de $200. Esto significa que por cada peso que pagan esas empresas, el Estado les concede dos, que provienen de los dineros que los habitantes comunes y corrientes le cancelamos al Estado por concepto de impuestos. En síntesis, las ETN vienen a un territorio de Colombia, expulsan a las comunidades que allí habitan, destruyen los ecosistemas, contaminan las aguas, dejan luego de pocos años un tremendo cráter de miseria y destrucción, y aparte de todo les pagamos para que hagan todo eso.
Los enclaves vienen acompañados de la militarización de los territorios, porque el Estado se compromete a proteger las inversiones extranjeras, con el pretexto de que esa es la condición que garantiza la permanencia de esas inversiones. Por esto observamos que en los últimos años se ha presentado un crecimiento exponencial de las fuerzas represivas del Estado para resguardar las zonas de extracción de minerales e hidrocarburos, y los lugares donde se siembran los cultivos de exportación. La militarización no solamente la efectúan las fuerzas legales, sino los grupos paraestatales que son un componente esencial del modelo extractivista, creadas, financiadas y auspiciadas tanto por el Estado como por empresarios locales y transnacionales, como lo demuestran los ejemplos del banano en Urabá, del carbón en la costa caribe, de la palma aceitera en el Choco y en la costa pacífica. Los enclaves no generan modernización ni innovación tecnológica propia, sino que allí se implantan, cuando se hace, la tecnología que es producida y controlada por las multinacionales.
En concordancia la economía y el territorio colombianos se han convertido en una especie de basurero para la chatarra producida por las multinacionales, algo que se acentúa con los Tratados de Libre Comercio, que facilitan el ingreso de las tecnologías que ya se consideran obsoletas en esos lugares, como sucede, por ejemplo, con las armas, aviones y máquinas de guerra que el Estado colombiano le compra a Estados Unidos, la Unión Europea o a Rusia. Adicionalmente, nuestro territorio se convierte en el basurero de los residuos contaminantes que se exportan desde los centros imperialistas, lo cual se legitimó en términos legislativos en los últimos años con la Resolución 809 de mayo 10 de 2006, que autorizó el ingreso a Colombia de residuos tóxicos y peligrosos para la salud y el medio ambiente. Los Tratados de Libre Comercio rematan la arquitectura institucional en el plano interno del país, para consolidar la lógica extractivista, lo cual se fundamente con dispositivos jurídicos que protegen al capital transnacional. Estos tratados se sustentan en la teoría de las ventajas comparativas que revive el esquema de división internacional del trabajo del siglo XIX y que nos condenan irremediablemente a abandonar cualquier intento de construir una economía propia y autónoma y nos obligan a vivir prisioneros de la exportación de materias primas agrícolas y minerales.
En términos de la propaganda, adquieren fuerza el imaginario de enclave y la mentalidad extractivista (propio del colonialismo interno) que se basa en el prejuicio de pensar que el comercio internacional en sí mismo es la garantía de acceder al progreso, la modernización y la prosperidad. Ese mentalidad extractivista domina todas las actividades, como el deporte, la educación o la salud, por lo que no sorprende que los padres quieren que sus hijos sean exitosos futbolistas que conquistan el mercado europeo, o que el objetivo de los dueños de las universidades sea la competitividad, para lo cual preparan fuerza de trabajo barata y sumisa que le sirva al capitalismo transnacional en distintos frentes. Con el imaginario de enclave se impone la idea que el modelo exportador constituye la tabla de salvación del país, y quienes se oponen –trabajadores, campesinos, indígenas y afrodescendientes- son considerados como enemigos del progreso y del bienestar que se supone genera el libre comercio.
Consecuencias
El extractivismo tiene consecuencias nefastas en el ámbito social y ambiental. En el plano social destruye y desestructura a las comunidades locales, introduce nuevos hábitos y pautas de consumo, genera una mentalidad rentística y obliga a los habitantes de un territorio a subordinarse a los intereses de fracciones minoritarias de las clases dominantes que se articulan con el mercado internacional y se apropian de algunas migajas que les deja el libre comercio. El extractivismo aumenta la pobreza, la dependencia, la destrucción de los bienes comunes de tipo natural, que replican la eterna paradoja de la pobreza y la desigualdad en medio de la riqueza de recursos. Al mismo tiempo, se destruyen a las comunidades indígenas, y las que sobreviven son incorporadas brutalmente a la lógica extractivista, como acontece en Arauca, Boyacá, los Llanos Orientales, para mencionar algunos casos.
La destrucción de los ecosistemas por el extractivismo forma parte
de la historia de la actual Colombia desde la época de la dominación española.
Ahora, el extractivismo contemporáneo acelera esa destrucción en la medida en
que involucra a todas las actividades económicas y cubre la totalidad del
territorio nacional. La puesta en marcha de megaproyectos mineros y agrícolas
altera en forma inmediata y, en la mayor parte de los casos, de manera
irreversible la riqueza natural de nuestros suelos y subsuelos. Los ejemplos
abundan, como se comprueba con el impacto negativo de desviar ríos, como en el
Quimbo (Huila), en Ituango (Antioquia), o en la Guajira (con el río Ranchería),
para satisfacer el apetito de las empresas que extraen bienes naturales.
Otro ejemplo de actualidad es lo que sucede en
Paz de Ariporo (Casanare) –el segundo municipio más grande del país, con una
extensión mayor que departamentos como Quindío. Risaralda, Atlántico y Sucre- en
donde hace pocas semanas murieron miles de chigüiros, babillas, y otras especies
de la fauna local, como resultado de la confluencia de diversas actividades
depredadoras, entre ellas las de tipo extractivo. Según el Instituto Geográfico
Agustín Codazzi (IGAC) los acontecimientos trágicos de Casanare son un resultado
de la combinación funesta de por lo menos “cinco pecados”: impacto destructivo
en los páramos de alta montaña, donde nacen los ríos que surten al Casanare, por
la introducción de cultivos y ganadería; una ganadería intensiva que compacta
los suelos y obstruye la infiltración de aguas lluvias y escorrentía; una baja
capacidad de retención de humedad debido a la textura arenosa de los suelos; una
limitada capacidad productiva de los suelos; y, la utilización de aguas
subterráneas por parte de las empresas petroleras, que agrava una situación
local que ya se encuentra afectada por las modificaciones climáticas.
En cuanto al impacto de las actividades petroleras, debe recordarse que en el Departamento de Casanare operan las compañías Geopark, Perenco, Pacific Stratus Energy, Parex, New Granada Energy, Cepcolsa, Petrominerales, Ecopetrol, Canacol, Interoli, Adventage. En toda la Orinoquía colombiana estas empresas extraen diariamente 720 mil barriles de petróleo y 15 millones de barriles de agua, un dato que en sí mismo indica la magnitud del hidrocidio en marcha. En este contexto destructivo, resulta tragicómica la declaración del viceministro de Energía Orlando Cabrales, quien aseguró al conocer la magnitud del ecocidio del Casanare que las empresas petroleras no eran responsables y, en un verdadero oxímoron, aseguró que “agua y petróleo no son antagonistas. Son el futuro y el gran desafío que tiene este país para impulsar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de todos los colombianos”.
La mortandad de animales, y la escasez de agua que se empieza a percibir en el territorio mencionado es el resultado de un desequilibrio en el ciclo hídrico, por la destrucción de paramos y humedales, el aumento en la demanda y consumo de agua para la exploración y explotación de petróleo, junto con la ganadería que seca los suelos y la demanda de agua por cultivos como el arroz y la palma aceitera. Según el profesor Orlando Vargas de la Universidad Nacional, “la sequía se origina en el mal manejo del suelo, la destrucción de las zonas de recarga acuífera y la falta de planificación del territorio”.
Dicha tragedia ambiental está ligada en forma directa al extractivismo y al libre comercio, un vínculo criminal del que se tienen nefastos antecedentes históricos a nivel mundial, tal y como aconteció en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se presentaron los holocaustos de la era victoriana, que en un determinado momento fueron considerados como una derivación inmediata de los cambios climáticos que produce el fenómeno meteorológico de El Niño. Pero estas alteraciones no se dan en el vacío sino en condiciones económicas y sociales específicas, que aumentan el impacto destructor en la medida en que la producción local, que permite la subsistencia de los pequeños productores, ya no se dedica a alimentarlos sino que se exporta al mercado mundial. O también que la utilización del agua para propiciar la exportación de productos al mercado mundial destruye las fuentes hídricas y los ecosistemas, con lo que se garantiza la muerte de plantas y animales nativos, como un resultado directo del imperialismo ecológico. En concreto, en el período mencionado se presentaron terribles hambrunas que dejaron, como mínimo, 32 millones de muertos en India, China, Brasil y otros lugares del mundo, como resultado de la vinculación directa, por la vía del libre comercio impuesto a sangre y fuego por Inglaterra, entre la producción local de alimentos y su destino al mercado mundial. Mientras que los campesinos morían de inanición, el trigo y otros cereales que habían producido con sus manos y en sus tierras llenaba las arcas de los exportadores mundiales de alimentos que iban con destino principal a Europa.
Esta referencia histórica sirve para recordar que hoy las condiciones climáticas son peores que hace un siglo y por lo tanto sus efectos son más destructores, porque un trastorno climático en marcha afecta al mundo entero, pero que impacta de manera inmediata a ciertas regiones. Investigaciones recientes recalcan que las zonas tropicales (en donde se encuentra Colombia) son las primeras afectadas, básicamente por su estabilidad climática y por su biodiversidad. El último informe del Panel Intergubernamental sobre el cambio climático señala que uno de los países más afectados es y va a ser Colombia, por la deforestación, la contaminación hídrica, la minería y la ganadería extensiva. Algunos hechos lo indican con preocupante contundencia. Por ejemplo, los glaciares están muriendo aceleradamente ante nuestros ojos y al ritmo actual los que quedan van a desaparecer en las próximas décadas: en los últimos 60 años el área de los glaciares se ha reducido en un 60% y de 19 glaciares que teníamos en nuestro territorio en 1900 hoy sólo existen 6. Así mismo, de los 34 paramos que posee el territorio de Colombia (donde se encuentra el 49% de todos los que existen en el mundo) 22 están en grave riesgo de destrucción, como resultado de la ganadería, las quemas, la explotación minera y la expansión de la frontera agrícola.
Hoy las condiciones son más adversas que en la época victoriana –un momento en que hasta ahora estaba despegando la explotación del petróleo, rodaban los primeros automóviles en algunas ciudades de los Estados Unidos, en el mundo existían 1.650 millones de personas y la mayor parte de la gente vivía en el campo–, a la hora de considerar la retroalimentación entre el trastorno climático a escala global (que está en marcha en forma acelerada e irreversible) y los fenómenos locales (como el de Paz de Ariporo), que están relacionados con el funcionamiento del capitalismo extractivista. Además, lo acontecido en Paz de Ariporo indica a nivel micro y por anticipado cómo van a ser las guerras climáticas, en las cuales la sed insaciable de materia y energía del capitalismo destruye los hábitats locales al tiempo que exacerba la lucha por la supervivencia de los más pobres, que ya no tienen acceso ni siquiera al agua, y condena a la extinción a especies animales y vegetales, junto con la destrucción de la biodiversidad y de los ecosistemas. En este sentido, lo que sucede en Casanare es una terrible advertencia de lo que nos espera con el trastorno climático.
Luchas
En diversos lugares del territorio colombiano se han presentado protestas, resistencias y rebeliones contra el extractivismo y sus variantes. Según un estudio realizado para el Atlas Global de Justicia Ambiental, en estos momentos en Colombia se presentan 72 conflictos socio-ambientales. En Tolima, Santander, Cauca, los Llanos Orientales y otros lugares de Colombia se han desplegado notables protestas y la gente se organiza de múltiples formas para enfrentar la “locomotora minera” y los proyectos extractivistas. Entre esas luchas se destacan las libradas por los habitantes de Cajamarca y San Turban contra la minería del oro, y también las de los trabajadores petroleros en Puerto Gaitán contra la Pacific Rubiales., aunque tienen sentidos diferentes. Mientras los trabajadores petroleros están interesados en mejorar las condiciones de trabajo, sin cuestionar la misma extracción de petróleo, y las organizaciones laborales, como la Unión Sindical Obrera (USO) propenden por la nacionalización de los hidrocarburos y su explotación por parte del Estado, las comunidades locales, campesinas e indígenas, buscan que no sean extraídos esos bienes comunes de las entrañas de la tierra. Esto último se expresa en la lucha de los pobladores de El Tolima, que saben lo que implica la apertura de una descomunal mina de oro. Por eso, llevan años denunciando ese crimen social y ambiental, como lo ratificaron en la consulta de Piedras, donde el 99% de los votantes dijeron no a la AngloGold Ashanti.
En cuanto al impacto de las actividades petroleras, debe recordarse que en el Departamento de Casanare operan las compañías Geopark, Perenco, Pacific Stratus Energy, Parex, New Granada Energy, Cepcolsa, Petrominerales, Ecopetrol, Canacol, Interoli, Adventage. En toda la Orinoquía colombiana estas empresas extraen diariamente 720 mil barriles de petróleo y 15 millones de barriles de agua, un dato que en sí mismo indica la magnitud del hidrocidio en marcha. En este contexto destructivo, resulta tragicómica la declaración del viceministro de Energía Orlando Cabrales, quien aseguró al conocer la magnitud del ecocidio del Casanare que las empresas petroleras no eran responsables y, en un verdadero oxímoron, aseguró que “agua y petróleo no son antagonistas. Son el futuro y el gran desafío que tiene este país para impulsar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de todos los colombianos”.
La mortandad de animales, y la escasez de agua que se empieza a percibir en el territorio mencionado es el resultado de un desequilibrio en el ciclo hídrico, por la destrucción de paramos y humedales, el aumento en la demanda y consumo de agua para la exploración y explotación de petróleo, junto con la ganadería que seca los suelos y la demanda de agua por cultivos como el arroz y la palma aceitera. Según el profesor Orlando Vargas de la Universidad Nacional, “la sequía se origina en el mal manejo del suelo, la destrucción de las zonas de recarga acuífera y la falta de planificación del territorio”.
Dicha tragedia ambiental está ligada en forma directa al extractivismo y al libre comercio, un vínculo criminal del que se tienen nefastos antecedentes históricos a nivel mundial, tal y como aconteció en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se presentaron los holocaustos de la era victoriana, que en un determinado momento fueron considerados como una derivación inmediata de los cambios climáticos que produce el fenómeno meteorológico de El Niño. Pero estas alteraciones no se dan en el vacío sino en condiciones económicas y sociales específicas, que aumentan el impacto destructor en la medida en que la producción local, que permite la subsistencia de los pequeños productores, ya no se dedica a alimentarlos sino que se exporta al mercado mundial. O también que la utilización del agua para propiciar la exportación de productos al mercado mundial destruye las fuentes hídricas y los ecosistemas, con lo que se garantiza la muerte de plantas y animales nativos, como un resultado directo del imperialismo ecológico. En concreto, en el período mencionado se presentaron terribles hambrunas que dejaron, como mínimo, 32 millones de muertos en India, China, Brasil y otros lugares del mundo, como resultado de la vinculación directa, por la vía del libre comercio impuesto a sangre y fuego por Inglaterra, entre la producción local de alimentos y su destino al mercado mundial. Mientras que los campesinos morían de inanición, el trigo y otros cereales que habían producido con sus manos y en sus tierras llenaba las arcas de los exportadores mundiales de alimentos que iban con destino principal a Europa.
Esta referencia histórica sirve para recordar que hoy las condiciones climáticas son peores que hace un siglo y por lo tanto sus efectos son más destructores, porque un trastorno climático en marcha afecta al mundo entero, pero que impacta de manera inmediata a ciertas regiones. Investigaciones recientes recalcan que las zonas tropicales (en donde se encuentra Colombia) son las primeras afectadas, básicamente por su estabilidad climática y por su biodiversidad. El último informe del Panel Intergubernamental sobre el cambio climático señala que uno de los países más afectados es y va a ser Colombia, por la deforestación, la contaminación hídrica, la minería y la ganadería extensiva. Algunos hechos lo indican con preocupante contundencia. Por ejemplo, los glaciares están muriendo aceleradamente ante nuestros ojos y al ritmo actual los que quedan van a desaparecer en las próximas décadas: en los últimos 60 años el área de los glaciares se ha reducido en un 60% y de 19 glaciares que teníamos en nuestro territorio en 1900 hoy sólo existen 6. Así mismo, de los 34 paramos que posee el territorio de Colombia (donde se encuentra el 49% de todos los que existen en el mundo) 22 están en grave riesgo de destrucción, como resultado de la ganadería, las quemas, la explotación minera y la expansión de la frontera agrícola.
Hoy las condiciones son más adversas que en la época victoriana –un momento en que hasta ahora estaba despegando la explotación del petróleo, rodaban los primeros automóviles en algunas ciudades de los Estados Unidos, en el mundo existían 1.650 millones de personas y la mayor parte de la gente vivía en el campo–, a la hora de considerar la retroalimentación entre el trastorno climático a escala global (que está en marcha en forma acelerada e irreversible) y los fenómenos locales (como el de Paz de Ariporo), que están relacionados con el funcionamiento del capitalismo extractivista. Además, lo acontecido en Paz de Ariporo indica a nivel micro y por anticipado cómo van a ser las guerras climáticas, en las cuales la sed insaciable de materia y energía del capitalismo destruye los hábitats locales al tiempo que exacerba la lucha por la supervivencia de los más pobres, que ya no tienen acceso ni siquiera al agua, y condena a la extinción a especies animales y vegetales, junto con la destrucción de la biodiversidad y de los ecosistemas. En este sentido, lo que sucede en Casanare es una terrible advertencia de lo que nos espera con el trastorno climático.
Luchas
En diversos lugares del territorio colombiano se han presentado protestas, resistencias y rebeliones contra el extractivismo y sus variantes. Según un estudio realizado para el Atlas Global de Justicia Ambiental, en estos momentos en Colombia se presentan 72 conflictos socio-ambientales. En Tolima, Santander, Cauca, los Llanos Orientales y otros lugares de Colombia se han desplegado notables protestas y la gente se organiza de múltiples formas para enfrentar la “locomotora minera” y los proyectos extractivistas. Entre esas luchas se destacan las libradas por los habitantes de Cajamarca y San Turban contra la minería del oro, y también las de los trabajadores petroleros en Puerto Gaitán contra la Pacific Rubiales., aunque tienen sentidos diferentes. Mientras los trabajadores petroleros están interesados en mejorar las condiciones de trabajo, sin cuestionar la misma extracción de petróleo, y las organizaciones laborales, como la Unión Sindical Obrera (USO) propenden por la nacionalización de los hidrocarburos y su explotación por parte del Estado, las comunidades locales, campesinas e indígenas, buscan que no sean extraídos esos bienes comunes de las entrañas de la tierra. Esto último se expresa en la lucha de los pobladores de El Tolima, que saben lo que implica la apertura de una descomunal mina de oro. Por eso, llevan años denunciando ese crimen social y ambiental, como lo ratificaron en la consulta de Piedras, donde el 99% de los votantes dijeron no a la AngloGold Ashanti.
La oposición al extractivismo en Colombia ha tenido un mayor calado
en aquellas regiones en donde las comunidades locales sienten directamente
afectadas sus condiciones de vida y de subsistencia y lo hacen, además, a partir
de una defensa del territorio en donde entran en juego otras nociones de
territorialidad, producidas por y para las mismas comunidades. Esto indica que,
en contra de la propaganda de la globalización que nos anuncia el “fin de los
territorios”, éstos adquieren una renovada fuerza para el capital y, por lo
mismo, en esos lugares concretos es donde se ponen en juego las estrategias de
lucha y de construcción de nuevas alternativas, desde abajo y desde el sur, como
ha aflorado en los últimos años con los paros agrarios.
Gran parte de los conflictos ambientales se ubican en zonas habitadas por comunidades indígenas y pueblos afrocolombianos, como acontece en la Costa Atlántica en donde grupos étnicos soportan y se enfrentan al impacto negativo de la explotación de carbón, la expansión de la Ruta del Sol, la construcción de represas (Ranchería y Puerto Brisa) y los proyectos turísticos en el Parque Nacional Tayrona.
Aparte de los impactos económicos, sociales y ambientales del extractivismo en la vida cotidiana de las comunidades se despliegan un conjunto de antivalores (¿como cuáles?) que destruyen sus formas organizativas, sus tradiciones y sus relaciones ancestrales con sus territorios, tal y como lo demuestran los Awá, para quienes el petróleo es la sangre de la tierra y por lo tanto nunca debe ser extraído de las entrañas del suelo. Los conflictos socioambientales se constituyen en una respuesta de las comunidades al extractivismo, como se pone de presente con el hecho que hayan aumentado desde el momento en que se incrementó la concesión de títulos mineros durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos.
Gran parte de los conflictos ambientales se ubican en zonas habitadas por comunidades indígenas y pueblos afrocolombianos, como acontece en la Costa Atlántica en donde grupos étnicos soportan y se enfrentan al impacto negativo de la explotación de carbón, la expansión de la Ruta del Sol, la construcción de represas (Ranchería y Puerto Brisa) y los proyectos turísticos en el Parque Nacional Tayrona.
Aparte de los impactos económicos, sociales y ambientales del extractivismo en la vida cotidiana de las comunidades se despliegan un conjunto de antivalores (¿como cuáles?) que destruyen sus formas organizativas, sus tradiciones y sus relaciones ancestrales con sus territorios, tal y como lo demuestran los Awá, para quienes el petróleo es la sangre de la tierra y por lo tanto nunca debe ser extraído de las entrañas del suelo. Los conflictos socioambientales se constituyen en una respuesta de las comunidades al extractivismo, como se pone de presente con el hecho que hayan aumentado desde el momento en que se incrementó la concesión de títulos mineros durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos.
Notas:
Luis Jorge Garay (Director), Minería en Colombia. Fundamentos para superar el modelo extractivista, Contraloría General de la República, Bogotá, 2013.
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/U/uso_de_toxicos_aun_en_entredicho/uso_de_toxicos_aun_en_entredicho.asp
IGAC, Estos son los “cinco pecados” que podrían haber desencadenado la tragedia ambiental en El Casanare, en http://www.igac.gov.co/wps/wcm/connect/
Orlando Cabrales, “Agua o petróleo: un falso dilema”, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13826183
Citado en http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/mala-planificacion- y-uso-del-suelo-atizan-sequia-en-los-llanos.html
Mike Davis, Los holocaustos en la era victoriana tardía. El Niño, las hambrunas y la formación del Tercer Mundo, Universidad de Valencia, Valencia, 2006.
Ver: “El alarmante informe sobre cambio climático”, Revista Semana, marzo 31 de 2014.
IDEAM, Glaciares de Colombia: más que montañas con hielo, Bogotá, 2012; Greempace Colombia, Cambio climático: Futuro negro para los páramos, Bogotá, noviembre de 2009.
Harald Welzer, Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI, Katz Editores, Buenos Aires, 2010.
Colombia es el país con más conflictos ambientales de América Latina, http://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/mapa/30830
(*) Renán
Vega Cantor es historiador. Profesor titular de la Universidad Pedagógica
Nacional, de Bogotá, Colombia. Autor y compilador de los libros Marx y el siglo
XXI (2 volúmenes), Editorial Pensamiento Crítico, Bogotá, 1998-1999; Gente muy
Rebelde, (4 volúmenes), Ed. Pensamiento Crítico, Bogotá, 2002; Neoliberalismo:
mito y realidad; El Caos Planetario, Ediciones Herramienta, 1999; Capitalismo y
Despojo, Ed. Pensamiento Crítico, Bogotá, 2013, entre otros. Premio Libertador,
Venezuela, 2008. Su último libro publicado es Colombia y el Imperialismo
contemporáneo, escrito junto con Felipe Martín Novoa, Ed. Ocean Sur, 2014.Luis Jorge Garay (Director), Minería en Colombia. Fundamentos para superar el modelo extractivista, Contraloría General de la República, Bogotá, 2013.
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/U/uso_de_toxicos_aun_en_entredicho/uso_de_toxicos_aun_en_entredicho.asp
IGAC, Estos son los “cinco pecados” que podrían haber desencadenado la tragedia ambiental en El Casanare, en http://www.igac.gov.co/wps/wcm/connect/
Orlando Cabrales, “Agua o petróleo: un falso dilema”, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13826183
Citado en http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/mala-planificacion- y-uso-del-suelo-atizan-sequia-en-los-llanos.html
Mike Davis, Los holocaustos en la era victoriana tardía. El Niño, las hambrunas y la formación del Tercer Mundo, Universidad de Valencia, Valencia, 2006.
Ver: “El alarmante informe sobre cambio climático”, Revista Semana, marzo 31 de 2014.
IDEAM, Glaciares de Colombia: más que montañas con hielo, Bogotá, 2012; Greempace Colombia, Cambio climático: Futuro negro para los páramos, Bogotá, noviembre de 2009.
Harald Welzer, Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI, Katz Editores, Buenos Aires, 2010.
Colombia es el país con más conflictos ambientales de América Latina, http://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/mapa/30830
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=188553
Comprobemos
las luchas de organizaciones populares en Colombia y el porqué de su
carácter
"ético, espiritual,
indeclinable y permanente" pese
a estar siendo atacadas por el terrorismo de estado y paraestatal o el
paramilitarismo
Leer
y la
intervención militar de Estados Unidos, Israel.
Tolima, el corazón de la disputa
por los territorios y la resistencia a los megaproyectos
14 de junio de 2016
Por
José Antonio
Gutiérrez D. (Revista El Salmón)
El departamento de Tolima, en el corazón de
Colombia,
es un punto clave en el pulso entre dos modelos antagónicos de país:
por una parte, un modelo cortoplacista, insostenible y destructivo del medio
ambiente y las comunidades, el cual es contenido en el Plan Nacional de
Desarrollo del gobierno nacional. Aunque se maquille a este plan con fraseología
“verde” y socialdemócrata, es evidente la continuidad de las políticas
favorables a la agroindustria, el extractivismo despojador, y la concentración
de tierras y capitales [1]. Por otra parte, están las comunidades que mantienen
una férrea y digna defensa del agua, de la vida, del medio ambiente, de la
vocación agrícola de los territorios tolimenses, así como de la necesidad de
pensar un desarrollo acorde a las necesidades de las comunidades, a largo plazo
y respetuoso del medio ambiente.
Esta disputa se manifiesta concretamente en la resistencia de las comunidades a los megaproyectos hidroeléctricos y mineros que impulsa el gobierno en el departamento. Todos ellos están íntimamente ligados, pues los siete proyectos hidroeléctricos que se están planteando para el sur de Tolima tienen por fin aparente alimentar la enorme demanda energética de megaproyectos mineros como La Colosa por parte de la AngloGold Ashanti (la cual ha copado el 60% del territorio del municipio de Cajamarca -30.440 hectáreas-, con 21 títulos mineros) [2]. A este escenario, el pueblo tolimense ha opuesto una amplia y extendida resistencia que hoy en día va dando frutos en propuestas de desarrollo alternativo como la figura de Zonas de Reservas Campesinas que sustentan las asociaciones campesinas tolimenses.
Ibagué en la mira de la megaminería
El tema de los megaproyectos no es un asunto
que amenace tan sólo a los sectores rurales, alejados de las urbes. Ibagué, el
cual anualmente desde el 2009 ha sido escenario de las multitudinarias
marchas-carnavales contra la minería y en defensa del agua y la vida, es,
literalmente, un municipio en concesión para la explotación del oro, cobre,
plata, platino, plomo y zinc. El 30% del territorio del municipio, según las
estadísticas de la Agencia Nacional Minera, se encuentra repartido en 99 títulos
mineros otorgados con un área de 42.712 hectáreas, más 44 títulos mineros
solicitados con un área de 33.251 hectáreas, es decir el 23% del territorio
total del municipio. De estos, 27 títulos son propiedad de la multinacional
AngloGold Ashanti con un área de
31.354 hectáreas (73,4%), 1 título es de la Continental
Gold Ltd con un área de 4.223
hectáreas (9,9%) y 3 títulos son de propiedad de Negocios
Mineros S.A. con un área de 2.752
(6,4%) y 68 títulos son propiedad de otras empresas con un área de 4.382
hectáreas (10,3%).
Estas concesiones se encuentran en la cuenca
del rio Combeima, que registra 39 títulos otorgados con un área de 7.595,4
hectáreas (27,7% del total), incluyendo la zona aledañas a la bocatoma del Ibal
y la quebrada Cay. A apenas 17 kilómetros del casco urbano de Ibagué, en el domo
del volcán Machín, se registra 1 título minero otorgado con un área de 160,5
hectáreas (37,2% del domo), más 2 títulos mineros solicitados con un área de
269,7 hectáreas (62,8% del área total del domo). Tampoco se salvan los páramos,
donde se registran 10 títulos otorgados con un área de 5.297,2 hectáreas (30,4%
del área total de páramos).
En respuesta a esta locura extractivista, se vienen adelantando una serie de iniciativas populares, como la Consulta Popular, iniciativa aprobada por el Concejo Municipal en febrero pasado, mediante la cual se preguntaría a la población la siguiente pregunta “¿Está usted de acuerdo, sí o no, con que en el municipio de Ibagué se ejecuten actividades que impliquen contaminación del suelo, pérdida o contaminación de las aguas, o afectación de la vocación agrícola y turística del municipio, con motivo de proyectos mineros?” [3]. También se volverá a realizar, este 3 de Junio, una nueva Marcha Carnaval en la cual se espera que, una vez más, miles de personas expresen su defensa del territorio y del agua, llenando de colores las calles de la capital departamental [4].
Cabildo Abierto en la Marina (Chaparral) en
contra de la hidroeléctrica en el río Ambeima
Con la presencia de diputados de la asamblea
departamental, del alcalde chaparraluno Humberto Buenaventura y del consejo en
pleno, y en medio de una fuerte militarización del territorio, se realizó el día
27 de mayo un cabildo abierto en La Marina al cual asistieron más de 800
personas procedentes de diversos corregimientos del municipio (El Limón, Amoyá,
Las Hermosas, Calarma), así como del municipio de San Antonio. Indígenas,
campesinos, representantes de asociaciones –incluida una importante delegación
de ASTRACATOL- y de algunas ONGs se dieron la mano para dar un rotundo rechazo a
la realización de un proyecto hidroeléctrico a filo de agua en el río Ambeima,
el cual pretende realizar la empresa Energía
de los Andes SAS. Es de destacar que las autoridades hicieron eco del clamor
popular que busca defender el río y las comunidades que viven en su entorno,
expresando su rechazo a esta iniciativa.
La oposición a este proyecto es fruto de la experiencia directa de los campesinos desde que en el 2010, CORTOLIMA otorgó la licencia para desarrollar un proyecto hidroeléctrico a filo de agua en el río Ambeima. Este proyecto ha recibido un fuerte rechazo de la comunidad y ha sido acompañado de una fuerte militarización del territorio y de importantes violaciones a los derechos humanos por parte de efectivos del Batallón de Infantería XVII “José Domingo Caicedo”, adscrito a la Sexta Brigada, así como de fuerzas paramilitares allegadas al batallón. En el marco de esta militarización del territorio, fueron asesinados en el 2011 los dirigentes de la asociación campesina ASTRACATOL, Héctor Orozco y Gildardo García y han sido arrestados varios miembros y dirigentes de esa misma asociación, todos reconocidos por su oposición al proyecto [5].
En diversas intervenciones, la problemática del
río Ambeima se vio reflejada en el espejo de la represa en el cañón de Las
Hermosas, realizada por ISAGEN –hoy
en manos de la multinacional canadiense Brookfield-
hace ya algunos años. En un informe realizado por ILSA y ASTRACATOL (2014) [6]
se constataron algunas afectaciones que se sufrieron en el cañón a raíz del
proyecto de Hidroamoyá: represión a líderes populares que llevó a la captura y
judicialización de 17 líderes comunitarios, con una impresionante militarización
del territorio; descomposición social a todo nivel por el influjo de personas
extrañas y del mismo ejército; 7 especies de peces han desaparecido del río más
debajo de la represa; 16 especies de mamíferos y aves también migraron de esa
región; en 10 veredas, se secaron 70 fuentes de aguas –esas quebraditas que dan
vida a las laderas de los montes y a las fincas del campesino, afectando no
solamente al medio ambiente sino que a la capacidad productiva de las fincas, la
cual se redujo en un 40%, con fincas que si antes daban 100 cargas de café,
ahora están dando a lo sumo 60. También la empresa engañó a la comunidad con las
promesas sobre regalías. Se partió hablando de 2.500 millones de pesos en
regalías y hoy se está hablando de menos de 600, mientras las carreteras, los
puestos de salud y las escuelas se siguen encontrando en un estado deplorable.
De cara a la experiencia de Las Hermosas, la comunidad de La Marina tiene buenas
razones para no esperar sino lo peor del proyecto en el río Ambeima.
La militarización que busca neutralizar los
frutos de la resistencia
Pero así como los campesinos de La Marina se
ven reflejados en la situación de Las Hermosas, también se pueden ver reflejados
en las luchas del pueblo de Planadas, que se opuso decididamente al proyecto de
Hidroplanadas que pretendía realizar la empresa CINETIK
SAS sobre el río Ata, con
contundentes acciones que incluyeron la masiva marcha de noviembre del 2013, que
congregó a unas 10 mil personas en Planadas. Todas estas acciones, así como la
oposición sistemática en las audiencias, llevaron a que CORTOLIMA finalmente
negara la licencia para realizar este proyecto hidroeléctrico en el 2015. La
oposición popular se ha visto fortalecida luego de que la Corte Constitucional
declarara inconstitucional la norma del código minero que impedía a las
autoridades locales oponerse a cualquier proyecto minero [7], lo que sienta un
precedente para que la presión popular sobre las autoridades se haga extensiva a
otra clase de megaproyectos, como las hidroeléctricas –las cuales, como hemos
dicho, están en todo caso íntimamente ligadas a la minería.
La militarización de La Marina en los días
previos, durante y después del cabildo abierto fue posible gracias al cese al
fuego unilateral de las FARC-EP: el ejército, que desde hace unos años apenas se
atrevían a asomarse por la región por miedo a los duros golpes que la
insurgencia les venía propinando, han aprovechado este gesto de los guerrilleros
para copar el territorio. Esta militarización es sintomática de la visión que el
gobierno tiene del post-conflicto. ¿Cuál es el propósito de militarizar un
territorio en el cual las FARC-EP no han realizado ninguna acción militar hace
un año y medio, y en la cual no existe ningún problema de orden público? La
clave la podemos encontrar en una reflexión de Alfredo Molano, quien dice que “se
habla de mantener la combatividad de las FF. AA. (…) la razón fundamental es
que, terminado el conflicto armado, los conflictos sociales se mantendrán vivos
y para esa eventualidad el Ejército debe prepararse y la Policía fortalecerse”
[8]. Tampoco es casual que miembros de ASTRACATOL y de Marcha Patriótica en
Tolima estén recibiendo nuevamente amenazas por parte de paramilitares escudados
bajo las siglas de las AUC y como Águilas Negras, los cuales no sería raro que
estuviesen operando amangualados con la llamada Fuerza Pública –no es novedad
que donde haya intereses por parte de empresas extractivistas y de
multinacionales, aumenten las agresiones y las violaciones en contra de las
organizaciones populares. Todo esto apenas evidencia la necesidad existente de
fortalecer la resistencia y la movilización popular en contra de este modelo de
desarrollo destructivo e insostenible.
Pero esta no es una lucha aislada del pueblo tolimense. Por doquier
se aprecian en el territorio colombiano las nefastas consecuencias de este
modelo de desarrollo: en el Casanare, en la Guajira, en todas partes. El gran
desafío sigue siendo la articulación de estas luchas y resistencias a nivel
regional y nacional, así como el paso del rechazo a la formulación de un
proyecto de desarrollo alternativo que nazca desde los territorios. Las
organizaciones populares que en diversos escenarios han venido trabajando sus
planes de vida arrojan una importante luz en este sentido. En el Tolima,
ASOHERMOSAS ha desarrollado un plan de vida integral que es ejemplar y demuestra
que desde los sectores populares no estamos cortos de ideas para construir e
impulsar un modelo alternativo que tenga por eje el bienestar de las comunidades
y del medio ambiente. También en el sur de Tolima, las asociaciones campesinas
están hoy abocadas al desarrollo de una Zona de Reserva Campesina.
Desde los
territorios se puede aportar a la elaboración de un proyecto, a nivel nacional,
de una Colombia en la que quepan muchas Colombias, proyecto que requerirá del
concurso de todas y de todos, de creatividad, de ingenio, de compromiso, de
imaginación y capacidad propositiva, pero también de firmeza, organización y
capacidad de lucha para enfrentar a las fuerzas dispuestas incluso a recurrir a
la violencia para evitar que la vida se imponga por sobre el afán de lucro.
Referencias
[1] https://colaboracion.dnp.gov.co/cdt/prensa/bases%20plan%20nacional%20de%20desarrollo%202014-2018.pdf
Publicado en la Revista El Salmón, edición N°
26, junio de 2016. Universidad del Tolima
---
Colombia: Declaratoria política VIII Marcha Carnaval
15 de junio de 2016
"Al pueblo
colombiano que comparte nuestros ideales, les decimos que día a día surge una
organización social colectiva, consciente y comprometida con la responsabilidad
histórica de defender los bienes comunes: agua, aire, suelos, biodiversidad,
alimentos, etc., como condiciones insustituibles para la vida de todos los
colombianos. Las crónicas de la vergüenza quedarán para los que hoy pretenden
imponer el interés privado sobre nuestra posibilidad de buen vivir y para todos
aquellos que con espíritu servil regalan las riquezas de las montañas y páramos
por cráteres y desiertos."
Hoy, 3 de junio,
los ciudadanos de los municipios de Ibagué, Cajamarca, Espinal, Líbano, Saldaña,
Gualanday y departamentos de Quindío y Caquetá,
indignados con los atropellos y
crímenes ambientales que propicia el gobierno nacional y comprometidos con el
país que queremos para nuestros hijos, nos hemos movilizado alegre y
pacíficamente en defensa de nuestra vida, agua, territorio y soberanía.
-
Al presidente, gobernador y demás dirigentes promineros queremos expresarle que no los aceptamos como representantes del pueblo y del estado colombiano. Es inaceptable que sus ejercicios de poder y gobierno se encuentren al servicio de proyectos que deterioran el ambiente y expropian a nuestro pueblo del territorio. Es claro que las licencias ambientales que otorgan para destruir la biodiversidad, agotar fuentes de oxígeno, agua, alimentos y para desplazar comunidades, son semillas de otra guerra, injusta y cruel, en contravía de la ilusión de paz que tanto nos anuncian. A las empresas minero-energéticas queremos decirles que su codicia deja una estela de muerte, contaminación, atropellos, conflictos y descomposición social, que ya vemos con indignación en departamentos como la Guajira, Cesar y Choco; que su actividad destructora va contra el derecho colectivo a un ambiente sano de la generaciones presentes y futuras.
-
Al pueblo colombiano que comparte nuestros ideales, les decimos que día a día surge una organización social colectiva, consciente y comprometida con la responsabilidad histórica de defender los bienes comunes: agua, aire, suelos, biodiversidad, alimentos, etc., como condiciones insustituibles para la vida de todos los colombianos. Las crónicas de la vergüenza quedarán para los que hoy pretenden imponer el interés privado sobre nuestra posibilidad de buen vivir y para todos aquellos que con espíritu servil regalan las riquezas de las montañas y páramos por cráteres y desiertos.
Con el amparo de
las garantías y derechos consagrados en la Constitución política de Colombia;
con los fundamentos de equidad, dignidad, justicia y con el ejemplo de valerosos
colombianos que han sido perseguidos y asesinados por la defensa del territorio,
hoy, en esta plaza, expresamos con vehemencia que:
– Seremos
incansables en los procesos de movilización y defensa territorial.
Nuestra
voluntad de resistencia y rechazo a las políticas que agreden nuestro hábitat
vital, es un mandato ético, espiritual, indeclinable y permanente.
–
Rechazamos el
modelo minero-energético que favorece los intereses de las grandes
multinacionales extractivistas, en detrimento de la biodiversidad, salud, y buen
vivir de los colombianos.
– Acudiremos a
las cortes y a la comunidad internacional para exigir el amparo del derecho a la
vida, el agua y territorio, lo mismo que el derecho a la participación
ciudadana, la democracia y las consultas populares.
– Rechazamos de manera enfática y decidida el
proyecto La Colosa y demás emprendimientos mineros-energéticos que pretenden
imponerse por encima de la voluntad popular. Exigimos al gobierno nacional
respetar la voz del pueblo colombiano. Demandamos la salida inmediata de
nuestros territorios de Anglogold Ashanti y demás empresas
contaminantes.
–
Invitamos al
pueblo colombiano a movilizarnos activamente organizando y participando en paros
cívicos regionales y nacionales, en caso que el gobierno nacional decida imponer
sus ilegítimos proyectos mineros pro encina de intereses y derechos de las
comunidades. Unirnos a las justas luchas del movimiento indígena y campesino que
reclama de manera ejemplar el cumplimiento inmediato de los acuerdos pactados.
– Convocamos a
toda la ciudadanía colombiana a desarrollar Consultas Populares como
herramientas para frenar los distintos proyectos mineros contaminantes.
Invitamos al pueblo ibaguereño a trabajar de manera conjunta y decidida con el
propósito de superar los 130 mil votos que exige el umbral de la Ley 134/94 que
nos permitirá hacer de Ibagué la primera ciudad capital del mundo en rechazar la
minería contaminantes que se roba el presente y futuro de nuestros hijos.
Hoy declaramos
con el coro de nuestra vocación musical, con las voces de nuestros ancestros,
campesinos, e indígenas y con el sentimiento profundo de nuestro amor y respeto
por este territorio “que en esta tierra queremos vida, que nadie puede vender
montañas, que pro la suerte de nuestros hijos, todo el Tolima en filme avanza”.
Comités
Ambientales en Defensa del agua, la vida y el territorio
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Colombia_Declaratoria_politica_VIII_Marcha_Carnaval
Necesitamos
mirarnos a los ojos, los pueblos y los nadies de la
diversidad de abajo, en vez de atender y admirar a los de arriba sean
progresistas o ultraderechistas. Romper con nuestra subordinación como país
y persona nos interpela a estar:
Descolonizando
saberes y despertando imaginarios en América Latina
15 de junio de 2016
Por
Mateo Aguado (Rebelión)
A pesar de haber recibido juicios variables a lo largo de la
historia, la noción de bienestar ha
sido considerada prácticamente siempre como la meta común y universal del ser
humano. Tal y como sostenía Aristóteles, constituye el fin último de la
actividad humana, el bien perfecto por
excelencia, pues es algo que elegimos
siempre por sí mismo y nunca por otra cosa.
En los últimos años, sin embargo, la preocupación social hacia el bienestar humano ha trascendido los ámbitos filosóficos para incorporarse de lleno a las agendas políticas de numerosos países a lo largo y ancho del planeta. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Ecuador y Bolivia, en donde el Buen vivir ha sido formalizado como un concepto alternativo de progreso social alejado del PIB y enraizado en los saberes ancestrales de los pueblos originarios del país y en los derechos de la naturaleza.
El Buen
vivir: una vida en plenitud, respeto y armonía
A través de
diferentes expresiones, los planteamientos sobre el buen
vivir han estado presentes en los
pueblos originarios del mundo entero desde hace miles de años. No ha sido sin
embargo hasta hace poco cuando, con las nuevas Constituciones de Ecuador y
Bolivia, la noción del Buen vivir ha
sido expresamente incorporada al constitucionalismo mundial a través,
respectivamente, de los términos sumak
kawsay (“buen vivir”) y suma
qamaña (“vivir bien”).
Según Gudynas
(2011), la idea del Buen vivir surgió
en base a dos empujes fundamentales: la postura discrepante frente al desarrollo
convencional, por un lado, y la búsqueda de alternativas para mejorar el
bienestar y proteger la naturaleza, por otro. Sea como fuere, el hito político
que ha supuesto la inclusión del Buen
vivir en las leyes ecuatorianas y
bolivianas ha permitido que por vez primera en la historia hayan sido
contemplados como sujetos de derechos y de bienestar los pueblos originarios
andino-amazónicos (tradicionalmente olvidados) y la propia naturaleza (o Pacha
Mama), configurando con ello un nuevo tipo de contrato social más amplio,
justo y sostenible.
El Buen vivir y los Derechos de la NaturalezaEn términos generales, y en sintonía con las ideas de la Antigua Grecia, el Buen vivir podría entenderse como una vida en plenitud: una vida en armonía, respeto y equilibrio con la naturaleza y con el resto de seres humanos (Houtart, 2011; Mamani, 2010). Su noción se relaciona así con la cohesión social, con los valores comunitarios y con la participación activa, factores todos ellos clave en la búsqueda comunitaria de la felicidad y de la realización humana. Pero además, como destaca Ramírez (2010), el Buen vivir también tiene que ver con la disposición de tiempo libre: tiempo para la contemplación y la emancipación así como para que nuestras libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales se amplíen y florezcan de modo que nos permitan alcanzar aquello que valoramos como deseable en la vida. Para Gudynas (2011) son principalmente cinco los objetivos del Buen vivir: i) buscar la calidad de vida; ii) construir un sistema económico justo, democrático y solidario; iii) fomentar la participación y el control social; iv) recuperar y conservar la naturaleza, y v) promover un ordenamiento territorial equilibrado.
La perspectiva conservacionista de las últimas cuatro décadas ha estado caracterizada por una tensión constante entre el desarrollo socioeconómico, por un lado, y la conservación de la naturaleza, por otro. Este panorama ha sido, al fin y al cabo, el resultado de una concepción antropocéntrica de la naturaleza que ha tendido a contemplar los ecosistemas como un almacén inagotable de recursos a disposición de los seres humanos.
Frente a este tipo de posturas antropomórficas, los Derechos de la Naturaleza recogidos en el Capítulo Séptimo de la nueva Constitución ecuatoriana abrazan un enfoque biocéntrico de la naturaleza centrado en asumir los valores intrínsecos que poseen los ecosistemas como un sujeto propio de derechos, aceptando con ello, de forma inherente,el derecho a existir que tienen todas las especies (y no sólo la nuestra). El paso dado en este sentido por Ecuador ha supuesto un acontecimiento sin precedentes en la forma en que un Estado soberano concibe sus ecosistemas y su patrimonio natural, abriendo con ello la puerta a reconocer la existencia de límites biofísicos al crecimiento humano.
La filosofía del Buen vivir ha logrado de este modo romper con la idea clásica de concebir el bienestar humano como un asunto relacionado con los ingresos y las posesiones materiales inclinándose, por el contrario, a entender la vida desde una ética de lo suficiente (Boff, 2009); una ética que, basada en promover una vida sencilla, equilibrada y espiritual, transcurra y florezca en comunidad y en hermandad con el resto de seres vivos. Bajo el prisma del Buen vivir lo importante no es por tanto el ser humano o el crecimiento económico, sino la armonía misma con la naturaleza y la vida. Como sostiene Albó (2009), el propósito final no es otro que vivir y convivir bien, no vivir cada vez mejor a costa de otros y de la naturaleza.El Buen vivir como noción exploratoria de alternativas al desarrollo occidental
Aunque existen numerosos enfoques respecto a lo que debe contemplarse bajo el paraguas conceptual del Buen vivir (una noción teórica y compleja que -conviene no olvidarlo- aún está en fase de construcción), parece existir un consenso bastante razonable en concebirlo como una alternativa al actual modelo de desarrollo capitalista (Acosta, 2013; Gudynas, 2011; Mamani, 2010). En esta línea, autores como Acosta (2013) han sostenido que el Buen vivir podría concebirse como una ventana de oportunidad a través de la cual pensar y debatir sobre nuevas formas de organizar la vida en sociedad; pudiéndose convertir incluso, con el paso del tiempo, en un nuevo paradigma civilizatorio mediante el cual dar respuesta a los grandes retos que en materia de sostenibilidad y justicia el ser humano tiene por delante en los albores del nuevo milenio.
Desde esta óptica contra-hegemónica podríamos interpretar la filosofía del Buen vivir como un importante aporte de las culturas ancestrales andinas orientado a recuperar propuestas tradicionalmente silenciadas por las élites del poder y encaminado a asumir profundas transformaciones sociales que superen los estrechos marcos cognitivos del capitalismo basados en el crecimiento económico y en la acumulación de artefactos como un fin en sí mismo. El Buen vivir trataría así de romper con la imposición monocultural del saber occidental-neocolonial a través de un reencuentro entre el ser humano y la naturaleza basado en el libre florecimiento de vidas buenas y armónicas que no excedan los límites de los ecosistemas.Tras rebasar las fronteras latinoamericanas, el debate surgido en torno al Buen vivir y a los Derechos de la Naturaleza está comenzando a impulsar una interesante reflexión política y académica a escala global que podría llegar a sentar las bases para la construcción de un paradigma alternativo al capitalismo que sea capaz de armonizar un desarrollo humano coherente con una naturaleza resiliente y sana. Para lograr tal objetivo será necesario que el Buen vivir se articule con otras iniciativas similares que están comenzando a surgir con fuerza en otras partes del mundo: desde proyectos sociales y comunitarios en Asia y África hasta los discursos críticos con el capitalismo que comienzan a cobrar vigor en occidente (como la corriente del Decrecimiento). A fin de cuentas la noción del Buen vivir podría actuar como un catalizador de nociones dispersas sobre el bienestar, la justicia y la sostenibilidad que ayude a construir una nueva identidad del ser humano sobre el planeta Tierra. Interculturalidad, saberes ancestrales y conocimientos modernos están llamados a entenderse durante el siglo XXI para ayudar a germinar este nuevo paradigma civilizatorio que la lógica humana demanda.
Acosta, A.
(2013). El buen vivir:
Sumak Kawsay, una oportunidad para imaginar otros mundos. Icaria.
Albó, X. (2009).
Suma qamaña = el buen convivir. Revista
Obets, 4, 25-40.
Boff, L. (2009).
¿Vivir mejor o “el Buen Vivir”? Revista Fusión.
Gudynas, E.
(2011a). Buen Vivir: Germinando alternativas al desarrollo. América
Latina en movimiento, 462,
1-20.
Houtart, F.
(2011). El concepto de Sumak kawsay (buen vivir) y su correspondencia con el
bien común de la humanidad. Revista
de filosofía, 69(3).
Mamani, F. H.
(2010). Buen vivir/Vivir bien: Filosofía, políticas, estrategias y experiencias
regionales andinas. Coordinadora
Andina de Organizaciones Indígenas-CAOI.
Ramírez, R.
(2010). La transición ecuatoriana hacía el Buen Vivir. En I. León (Ed.), Sumak
Kawsay/Buen vivir y cambios civilizatorios (pp.
125-141). Quito: SENPLADES.
Para citar este
artículo: Aguado,
M. (2016). Descolonizando saberes y despertando imaginarios en América Latina. Iberoamérica
Social: revista-red de estudios sociales VI, pp.
30 – 32. Recuperado en: http://iberoamericasocial.com/
descolonizando-saberes-despertando-imaginarios-america-latina
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=213434
Articulemos
las luchas contra el
ajuste y represión del gobierno de Macri con las luchas por buenos
vivires-convivires abajo que se están dando desde hace décadas atrás
para darles perspectivas de "trabajo, dignidad y cambio social". Es
sintonizar con "nos empujan a cambios en «nuestros propios
paradigmas. De nuestra consigna de Otro
mundo posible, podemos y debemos avanzar hacia el concepto de Otro
Mundo necesario, y juntos es posible construirlo»,
Los actores
de la primavera de Quebec del 2012 acogen al Foro Social Mundial 2016
Del otro mundo
posible… al otro mundo necesario
15 de junio de 2016
Por
Sergio Ferrari (Rebelión)
En agosto, todos los caminos altermundialistas conducirán a
Montreal
A menos de dos meses de su inicio el próximo 9 de agosto en
Montreal, Canadá, el Foro Social Mundial (FSM) transita la cuenta regresiva. El
sueño que arrancó en 2013 cuando un grupo de organizaciones sociales propusieron
realizarlo en ese país norteamericano se plasmó en marzo del 2015 en Túnez,
cuando el Consejo Internacional confirmó la candidatura. Desde el inicio,
centenas de personas, en su mayoría jóvenes militantes asociativos y sociales,
“viven ya el foro como un proceso en marcha, buscando ser horizontales en el
funcionamiento, equitativos en la participación, autocríticos en la gestión.
Respetando nuestras diferencias, rechazando personalismos…es decir tratando de
encarnar los valores del Otro Mundo Posible”, explica Carminda Mac Lorin, joven
militante social y una de las pilares del Colectivo de Organización del FSM
2016. Convocatoria altermundialista que por primera vez desde su nacimiento en
2001 en Porto Alegre, Brasil, se realizará en un país del Norte.
“A pesar de que queda todavía mucho para hacer, preparar y organizar, nuestro entusiasmo es enorme, con la adrenalina que aumenta cada día en la medida en que nos acercamos al día de la apertura”, reconoce Carminda Mac Lorin.
En los últimos meses, el Colectivo estuvo presente en diversos eventos. Entre ellos en la COP 21 alternativa en París de noviembre-diciembre del 2015; en el Foro Social Mundial Temático de Porto Alegre en enero del 2016 y en el 1er Foro Social Mundial Temático contra lo nuclear civil y militar, que se realizó en Tokio y Fukushima en la última semana de marzo del año en curso . Y ha realizado viajes a India, Taiwán, Brasil y Estados Unidos, entre otros países, para promover el evento de Montreal.
“En todas partes encontramos gran apoyo y entusiasmo compartido. Y recibimos la promesa de mucha gente de venir a Canadá en agosto” explica Mac Lorin. Enfatizando que el esfuerzo realizado en Asia intenta acercar esa realidad continental, hasta ahora un poco distante de la dinámica del FSM. Una señal muy positiva es que los promotores del Foro Social Antinuclear decidieron convocar su segundo encuentro en Montreal, en el marco del FSM 2016. “Una forma muy concreta de reforzar sinergias y evitar dispersiones”, señala la joven organizadora canadiense.
Preparativos prácticos
A pesar que las “trabas” para la visas especialmente de los representantes de países del sur no han podido resolverse estructuralmente y no se han podido lograr las mismas facilidades oficiales de las que beneficiaron los invitados en los Juegos Panamericanos de 2015, existe un Grupo de Trabajo que intenta facilitar la solicitud de las mismas y extiende cartas de invitación a quienes lo demandan. “No siempre es fácil esta tarea de acompañamiento y apoyo migratorio. Son muchas las personas que solicitan la visa no tanto para participar en el FSM sino por motivos humanitarios para radicarse en Canadá”, explica Mac Lorin.
A nivel financiero, el pago anticipado de una buena parte de las pre-inscripciones, (ndr: en torno a 8.000 hacia mediados de mayo) constituye una base material que da un cierto desahogo a los organizadores, que se proponen lograr la mayor autonomía posible a nivel de recursos. “Hay diversos proyectos que hemos presentado a distintos niveles institucionales y que esperan una respuesta a corto plazo”, explica Mac Lorin. Al mismo tiempo, se continúan los contactos de alto nivel con las autoridades políticas canadienses que “ven con muy buenos ojos la realización del FSM en Montreal”.
En cuanto a la cobertura mediática local e internacional, Mac Lorin señala “que el foro comienza a despertar un cierto interés…que irá aumentando en cuanto nos aproximemos a agosto, como es natural, ya que los medios priorizan en su agenda la inmediatez temporal y por el momento perciben como un poco lejana nuestra convocatoria”.
Se precisan los contenidos
Los 13 ejes temáticos -que englobarán las 1500 actividades previstas- (https://fsm2016.org/sinformer/axes-thematiques-2016/) fueron el resultado de un trabajo de reflexión local y amplia consulta internacional “in situ” y por Internet –en tres seminarios internacionales extendidos- que ocupó seis meses, entre octubre del 2015 y marzo del 2016.
A pesar de esa oferta de contenidos, ciertas temáticas se perfilan ya como particularmente esenciales en la convocatoria de Canadá, según la reflexión de la joven activista del Colectivo de Organización. “La migración, es decir las condiciones del movimiento humano en la tierra, será central”, en un planeta donde cada vez se alzan más muros excluyentes de todo tipo.
La ambiental, en su visión amplia, ocupará un espacio clave de las reflexiones en Montreal, dándole continuidad a las sinergias que se vivieron con los promotores de las actividades alternativas de la COP 21 en París a fines del año pasado.
La vivencia-realidad de los pueblos indígenas, autóctonos, imprimirá también su sello en esta próxima edición, tratando de retomar la diversidad de los aportes de muchas comunidades, con sus propias cosmovisiones y percepciones sobre el buen vivir. “Está previsto que la marcha de apertura el 9 de agosto sea encabezada por los pueblos originarios”, señala Carminda Mac Lorin. Quien recuerda que en abril pasado, para el Día de la Tierra, se realizó ya un primer evento simbólico de acogida del FSM promovido por la comunidad autóctona y con una emotiva participación de refugiados sirios”.
La diversidad de género y el rol de la juventud, estarán presentes como ejes transversales en todo el FSM 2016. “Será un foro que retomará las experiencias de lucha en Quebec y en nuestro país de los últimos años, una experiencia diferente y un éxito total”.
¿Se puede cuantificar la potencial presencia en el FSM? “Estamos convencidos que habrá una fuerte participación ciudadana. Nuestra capacidad de convocatoria tiene una raíz en las movilizaciones sociales que vivimos en Canadá desde el 2012 en adelante, cuando protagonizamos nuestra propia primavera. Quebec es un territorio de resistencia al neoliberalismo”, enfatiza.
Los organizadores están convencidos que hay mucha gente consciente sobre las grandes problemáticas que confronta el planeta. Y que apuesta de una manera u otra a participar en la búsqueda de soluciones y alternativas. “Y aunque no tenemos la bola mágica para indicar cifras seguimos convencidos que podemos movilizar en torno al FSM entre 50 mil y 80 mil personas, y unas 5000 organizaciones”, subraya. Los objetivos iniciales de los organizadores contemplan 1200 actividades auto gestionadas, 300 culturales, 135 asambleas de convergencia, diversos espacios, entre los cuales el sindical, así como una quincena de grandes conferencias, con participación de personalidades internacionales.
“A pesar de que queda todavía mucho para hacer, preparar y organizar, nuestro entusiasmo es enorme, con la adrenalina que aumenta cada día en la medida en que nos acercamos al día de la apertura”, reconoce Carminda Mac Lorin.
En los últimos meses, el Colectivo estuvo presente en diversos eventos. Entre ellos en la COP 21 alternativa en París de noviembre-diciembre del 2015; en el Foro Social Mundial Temático de Porto Alegre en enero del 2016 y en el 1er Foro Social Mundial Temático contra lo nuclear civil y militar, que se realizó en Tokio y Fukushima en la última semana de marzo del año en curso . Y ha realizado viajes a India, Taiwán, Brasil y Estados Unidos, entre otros países, para promover el evento de Montreal.
“En todas partes encontramos gran apoyo y entusiasmo compartido. Y recibimos la promesa de mucha gente de venir a Canadá en agosto” explica Mac Lorin. Enfatizando que el esfuerzo realizado en Asia intenta acercar esa realidad continental, hasta ahora un poco distante de la dinámica del FSM. Una señal muy positiva es que los promotores del Foro Social Antinuclear decidieron convocar su segundo encuentro en Montreal, en el marco del FSM 2016. “Una forma muy concreta de reforzar sinergias y evitar dispersiones”, señala la joven organizadora canadiense.
Preparativos prácticos
A pesar que las “trabas” para la visas especialmente de los representantes de países del sur no han podido resolverse estructuralmente y no se han podido lograr las mismas facilidades oficiales de las que beneficiaron los invitados en los Juegos Panamericanos de 2015, existe un Grupo de Trabajo que intenta facilitar la solicitud de las mismas y extiende cartas de invitación a quienes lo demandan. “No siempre es fácil esta tarea de acompañamiento y apoyo migratorio. Son muchas las personas que solicitan la visa no tanto para participar en el FSM sino por motivos humanitarios para radicarse en Canadá”, explica Mac Lorin.
A nivel financiero, el pago anticipado de una buena parte de las pre-inscripciones, (ndr: en torno a 8.000 hacia mediados de mayo) constituye una base material que da un cierto desahogo a los organizadores, que se proponen lograr la mayor autonomía posible a nivel de recursos. “Hay diversos proyectos que hemos presentado a distintos niveles institucionales y que esperan una respuesta a corto plazo”, explica Mac Lorin. Al mismo tiempo, se continúan los contactos de alto nivel con las autoridades políticas canadienses que “ven con muy buenos ojos la realización del FSM en Montreal”.
En cuanto a la cobertura mediática local e internacional, Mac Lorin señala “que el foro comienza a despertar un cierto interés…que irá aumentando en cuanto nos aproximemos a agosto, como es natural, ya que los medios priorizan en su agenda la inmediatez temporal y por el momento perciben como un poco lejana nuestra convocatoria”.
Se precisan los contenidos
Los 13 ejes temáticos -que englobarán las 1500 actividades previstas- (https://fsm2016.org/sinformer/axes-thematiques-2016/) fueron el resultado de un trabajo de reflexión local y amplia consulta internacional “in situ” y por Internet –en tres seminarios internacionales extendidos- que ocupó seis meses, entre octubre del 2015 y marzo del 2016.
A pesar de esa oferta de contenidos, ciertas temáticas se perfilan ya como particularmente esenciales en la convocatoria de Canadá, según la reflexión de la joven activista del Colectivo de Organización. “La migración, es decir las condiciones del movimiento humano en la tierra, será central”, en un planeta donde cada vez se alzan más muros excluyentes de todo tipo.
La ambiental, en su visión amplia, ocupará un espacio clave de las reflexiones en Montreal, dándole continuidad a las sinergias que se vivieron con los promotores de las actividades alternativas de la COP 21 en París a fines del año pasado.
La vivencia-realidad de los pueblos indígenas, autóctonos, imprimirá también su sello en esta próxima edición, tratando de retomar la diversidad de los aportes de muchas comunidades, con sus propias cosmovisiones y percepciones sobre el buen vivir. “Está previsto que la marcha de apertura el 9 de agosto sea encabezada por los pueblos originarios”, señala Carminda Mac Lorin. Quien recuerda que en abril pasado, para el Día de la Tierra, se realizó ya un primer evento simbólico de acogida del FSM promovido por la comunidad autóctona y con una emotiva participación de refugiados sirios”.
La diversidad de género y el rol de la juventud, estarán presentes como ejes transversales en todo el FSM 2016. “Será un foro que retomará las experiencias de lucha en Quebec y en nuestro país de los últimos años, una experiencia diferente y un éxito total”.
¿Se puede cuantificar la potencial presencia en el FSM? “Estamos convencidos que habrá una fuerte participación ciudadana. Nuestra capacidad de convocatoria tiene una raíz en las movilizaciones sociales que vivimos en Canadá desde el 2012 en adelante, cuando protagonizamos nuestra propia primavera. Quebec es un territorio de resistencia al neoliberalismo”, enfatiza.
Los organizadores están convencidos que hay mucha gente consciente sobre las grandes problemáticas que confronta el planeta. Y que apuesta de una manera u otra a participar en la búsqueda de soluciones y alternativas. “Y aunque no tenemos la bola mágica para indicar cifras seguimos convencidos que podemos movilizar en torno al FSM entre 50 mil y 80 mil personas, y unas 5000 organizaciones”, subraya. Los objetivos iniciales de los organizadores contemplan 1200 actividades auto gestionadas, 300 culturales, 135 asambleas de convergencia, diversos espacios, entre los cuales el sindical, así como una quincena de grandes conferencias, con participación de personalidades internacionales.
“Otro mundo necesario”
“Queremos recordar en Montreal en agosto que el paradigma norte-sur está cambiando en este sistema globalizado. Hay norte en el sur y hay sur en el norte. Existe un sistema que es transversal, neoliberal, capitalista y que produce efectos nefastos tanto en el sur como en el norte”, enfatiza Carminda Mac Lorin en su reflexión final. Y la misma se encarna en su propio perfil existencial: hija de madre salvadoreña y padre francés, su vida en Canadá, su diversidad lingüística, su militancia asociativa y su apertura cosmopolita le dan sobrados fundamentos a pesar de sus 33 años.
Y ratificar que más que nunca es fundamental socializar las experiencias de resistencias que se dan en todas partes del planeta. No importa el hemisferio geográfico.”Asegurando que los movimientos sociales, la ciudadanía planetaria, salga reforzada en sus confluencias, en sus sinergias, sus agendas y sus utopías”.
La nueva realidad política mundial, el reforzamiento del sistema hegemónico, nos empujan a cambios en “nuestros propios paradigmas. De nuestra consigna de Otro mundo posible, podemos y debemos avanzar hacia el concepto de Otro Mundo necesario, y juntos es posible construirlo”,concluye.
El FSM visto por sus organizadores
El Foro Social Mundial (FSM) es el mayor espacio de la sociedad civil para encontrar soluciones a los problemas de nuestro tiempo. Iniciado en 2001 en Brasil, el FSM reúne en cada una de sus ediciones a decenas de miles de participantes en más de un millar de actividades (talleres, conferencias, espectáculos artísticos…) sobre diversos temas (desarrollo social, economía solidaria, medio ambiente, derechos humanos, democratización…). La carta de principios define las grandes orientaciones del FSM, sus valores y sus reglas básicas de funcionamiento (https://fsm2016.org/es/sinformer/a-propos-du-forum-social-mondial/).
El FSM 2016 pasará a la historia como el primer evento de este tipo que se celebra en un país del norte. Desde su inicio en Porto Alegre, el FSM ha tenido lugar únicamente en países del hemisferio sur (América Latina, Asia y África). Ahora bien, existe un sinnúmero de alternativas que florecen a nivel local en todo el mundo para construir comunidades más cohesionadas y respetuosas del ser humano y de los límites del planeta. El reto es reunir a estos agentes de cambio más allá de la oposición Norte-Sur, que les permita discutir, hacer conocer sus reivindicaciones, sus iniciativas y sus proyectos de acción para alimentar una dinámica positiva de cambio. Pensar global y actuar local.
Somos un colectivo abierto iniciado por una docena de personas que participan en diversas redes activistas y organizaciones, grupos comunitarios, espacios culturales y académicos. Este colectivo lanzó una reunión consultiva el 5 de mayo de 2013, con el fin de ampliar el debate sobre la pertinencia y viabilidad de un Foro Social Mundial en Montreal. Hemos iniciado un proceso de reflexión y movilización, pero creemos firmemente que la idea del Foro Social Mundial tiene que ser llevada por una amplia comunidad.
Nos sentimos inspirad@s por el deseo de multiplicar los espacios que promueven la horizontalidad, la transparencia y la apertura, percibirlos como palancas en la lucha por la dignidad humana y el medio ambiente. Somos conscientes de los diversos desafíos que rodean la celebración del Foro Social Mundial en Montreal. Pero también estamos muy entusiasmad@s con la idea de ver a la sociedad civil local, regional y mundial dialogar y llegar a múltiples consensos a través del proceso del Foro Social Mundial. Creemos en el potencial de nuestra contribución colectiva en este proceso, y deseamos apoyar a las luchas globales por la justicia social y ambiental.
Sergio Ferrari, colaboración de prensa de UNITE, Asociación suiza para el intercambio de personas en la cooperación
https://fsm2016.org/
www.unite-ch.org
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