Subsume en crisis
civilizatoria y
amenaza de extinción a la
humanidad.
El desafío, abajo y a la
izquierda, es
el cambio de sistema
social.
Resulta desconcertante que, desde
izquierdas, se elogie a China y se le atribuya el establecimiento de relaciones
de cooperación sur-sur. En esa línea
Rafael Poch
(CTXT) destaca:
(...)Lanzada en septiembre de 2013, la nueva ruta de la seda es un gran proyecto
de integración económica de Asia, África y Europa mediante colosales inversiones
en infraestructuras. Una red de corredores energéticos, vías de comunicación y
transporte terrestres y marítimas, e integraciones financieras, destinada a
afianzar y expandir la economía global. Con su lanzamiento previsto para el 2021
y una perspectiva hasta el año 2049, ya implica, como proyecto, a una sesentena
de países –muchos de ellos sin más cálculo que recibir inversiones chinas– que
representan el 70% de la población mundial, el 55% del PIB y el 75% de los
recursos energéticos globales conocidos. La iniciativa se basa en tres
principios; apertura hacia todos los países, carácter integrador basado en el
respeto a la idiosincrasia y opciones de desarrollo de cada uno de ellos, y
normas de mercado. El resultado implícito de esta iniciativa es crear un nuevo
paradigma geopolítico. En Washington lo ven como un verdadero desafío al dominio
de Eurasia y de la economía mundial ejercido por Estados Unidos. Y no están
dispuestos a permitirlo. Si todo eso funciona, el ascenso de China sólo puede
ser detenido por la guerra.(...)
LeerRevisemos cuál es la realidad de China al progresar como capitalismo e imperialismo pero sobre todo cuestionemos el modo de desarrollo del sistema mundo en que converge la potencia oriental.
China
contra Estados Unidos
La nueva
lucha imperial por África
22
de junio
de 2018
Por
Lee Wengraf
El Salto
Lee Wengraf
explica cómo la urgencia por conseguir beneficios, la volatilidad económica y la
militarización de África solo auguran inestabilidad, un aumento de la
explotación y violencia.
Desde los comienzos del nuevo milenio, las
economías del África subsahariana han experimentado un auge espectacular. Este
aumento ha estado marcado por el rápido incremento del comercio y la inversión
en el continente, fenómeno a veces descrito como 'la nueva lucha por África', en
el que compiten los Estados Unidos, los países europeos y China. Sin embargo,
China va en cabeza en muchos frentes y su marcada competición global con los
Estados Unidos se está llevando a cabo en el continente africano.
Para los EE UU, las tensiones imperialistas se
vienen expresando de un tiempo a esta parte con la creciente guerra comercial
con China. Pero el ascenso del país asiático como potencia global lleva varios
años acelerando esta rivalidad. Más allá de una lucha por el mero acceso a los
recursos,
el imperialismo es la
ofensiva competitiva por el control de los recursos y los mercados. África es
una pieza crucial de los objetivos estratégicos de China para conseguir su
crecimiento económico y el monopolio.
EL 12% DE
LA INDUSTRIA
La expansión china en el continente africano ha
sido espectacular y abarca desde el comercio hasta la extracción y la
producción. Las empresas chinas son las responsables, aproximadamente, del 12%
de la industria del continente, con un valor de alrededor de 500.000 millones de
dólares.
En 2012, China se convirtió en el mayor socio
comercial de África; el comercio entre EE UU y África comenzó a descender y el
país norteamericano dio un vuelco radical, dejando de lado las importaciones de
petróleo de África para centrarse en la producción doméstica. Los puestos de
trabajo creados por la inversión directa extranjera (FDI, por sus siglas en
inglés) procedente de China en 2016 se duplicaron con respecto al año anterior y
suponen más del triple de los que creó la inversión estadounidense.
Pero como Brookings describe en un informe reciente : "El papel de China en el continente africano se ha definido por la financiación de más de 3.000 proyectos de infraestructuras enormemente cruciales [...]. China ha concedido préstamos por valor de más de 86.000 millones de dólares a gobiernos africanos y entidades estatales entre 2000 y 2014, una media de 6.000 millones de dólares al año. Como resultado, China se ha convertido en el acreedor más importante de la región, representando el 14% del total de la deuda del África subsahariana". De China procede, aproximadamente, la mitad de los contratistas internacionales en el sector de la construcción.
"INFRAESTRUCTURAS POR PETRÓLEO"
Normalmente, la construcción de
infraestructuras que realizan las empresas chinas para estados africanos son
préstamos respaldados por ingresos del petróleo o de minerales y se los califica
como acuerdos de trueque de "infraestructuras por petróleo" sin "ninguna
restricción". En 2015, en una visita de gran relevancia, el presidente Xi
Jinping se comprometió a hacer una gran inversión de 60.000 millones de dólares.
Estos acuerdos hacen posible un giro retórico por parte de los negociadores
chinos. Concretamente, permiten que los países africanos tengan la oportunidad
de trazar una ruta independiente, al margen de las condiciones onerosas de las
multinacionales occidentales y las instituciones financieras internacionales
(IFI), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (WB por sus
siglas en inglés).
La causa de la crisis de la deuda africana que
se produjo durante los años ochenta y noventa fue la asfixiante austeridad de
los programas de ajuste estructural de las IFI. Los préstamos se acompañaban de
duras condiciones de privatización, de desregulación, de recortes muy profundos
en los presupuestos nacionales e imponiendo tipos usureros de repago.
Así, poco
después de la recesión de mediados de los setenta, las políticas neoliberales y
los ajustes estructurales sentaron las bases de la recuperación de la
rentabilidad global por medio de condiciones de mercado e inversión favorables a
Occidente, políticas que equivalían a un ataque sin restricciones a las clases
trabajadoras africanas y que facilitaban la "nueva lucha" actual por la
inversión en África y su rápido crecimiento económico.
China ha sido capaz de aprovecharse de forma considerable de la misma reestructuración neoliberal para alimentar su propio y enorme crecimiento, aunque tiene otros competidores en África, como Rusia e India. Y pese a que los Estados Unidos siguen siendo los mayores inversores del continente, con unas inversiones que alcanzan los 50.000 millones de dólares, las políticas que han impulsado ese crecimiento, paradójicamente, han fortalecido también a sus competidores.
LA BASE
CHINA EN YIBUTI
La exacerbada implicación económica por parte
de China ha aumentado la importancia de sus relaciones en África, tanto a nivel
financiero como estratégico. Al igual que los Estados Unidos, con el Mando
África (AFRICOM) y la red de bases de drones y centros de formación en el
continente, la presencia militar china también se ha expandido, con una nueva
base militar y un papel cada vez más importante dentro de las tropas de
mantenimiento de la paz de la ONU. Según el Daily
Beast: "Pekín gasta veinte
millones de dólares al año en el alquiler del inmueble de su
base en Yibuti y ya ha desplazado a
más de 1.000 efectivos al lugar, aunque tiene espacio suficiente para diez veces
más, si fuera necesario. Además de eso, el Gobierno chino ha dado a su país
anfitrión créditos que sobrepasan los 1.100 millones de dólares para mejorar su
puerto comercial, construir otro aeropuerto, un ferrocarril que llegue a Adís
Abeba y una tubería para traer agua de Etiopía".
En suma, estos movimientos han elevado enormemente las tensiones imperialistas entre las grandes potencias en África. A principios de año, el general Thomas Waldhauser declaró ante un comité de las Fuerzas Armadas estadounidenses que estaban "controlando atentamente la invasión china y su presencia militar emergente en Yibuti".
El exsecretario de Estado Rex Tillerson, en una
visita a cinco países africanos en marzo de este año, criticó duramente las
relaciones de China en África, declarando que su postura "incentiva la
dependencia mediante el uso de contratos opacos, prácticas crediticias abusivas
y tratos corruptos que enredan a los países en deudas y socavan su soberanía,
negándoles un crecimiento autónomo a largo plazo. La inversión china tiene el
potencial de abordar la falta de infraestructuras en África, pero su enfoque ha
llevado a un endeudamiento creciente y se han creado pocos puestos de trabajo,
si es que se ha creado alguno, en la mayoría de los países".
Asimismo, la iniciativa del Cinturón y la Ruta
de la Seda, un plan global para vincular comercio e infraestructuras conectando
varios continentes —África oriental incluida—, en la que Pekín va a invertir 1,4
billones de dólares, ha producido ansiedad en los Estados Unidos: hace poco, el
secretario de la Marina, Richard Spencer, describió el proyecto como un ejemplo
de "capital que se ha convertido en un arma".
USO DE LA
FUERZA
Tales avisos destilan hipocresía. Estados
Unidos tiene mucha experiencia en la imposición de políticas con el único
propósito de crear economías propicias para las inversiones en África (y en el
resto del hemisferio sur) y siempre está preparado para amenazar con el uso de
la fuerza militar cuando sea necesario para proteger sus intereses. Una caída
global en los precios de las materias primas en 2014 y 2015 desencadenó un
sufrimiento económico en los países africanos productores de petróleo, cuyos
ingresos dependen en gran medida de los altos precios del petróleo.
Aunque el Banco Mundial ha previsto que el
producto interior bruto (PIB) promedio para estos países suba moderadamente por
encima del 3% en 2018 y 2019, las futuras caídas en los precios de las materias
primas auguran nuevas rondas de rescate de los IFI, más recortes presupuestarios
y la cruel medicina de la austeridad, que garantiza un duro golpe para la clase
trabajadora y para los pobres. Las instituciones occidentales no son las únicas
responsables de esta pauperización. Un mercado volátil y una falta de liquidez
de los países productores de petróleo llevará a los prestamistas chinos a
retirar sus propios préstamos.
La nueva lucha por África sólo está alimentando
las rivalidades imperialistas entre las principales potencias mundiales, sobre
todo entre los Estados Unidos y China. Mientras que el PIB se ha elevado a
nuevas cotas en este auge sin precedentes, la cruda realidad es que existe una
creciente desigualdad entre la mayoría de la población del continente y las
clases dirigentes africanas; muchos de estos dirigentes son socios entusiastas
del capital global.
La urgencia por conseguir beneficios, la volatilidad económica y la militarización de África sólo auguran inestabilidad, un aumento de la explotación y violencia. Los activistas por la justicia social están debatiendo intensamente la naturaleza del papel de China en el continente, una cuestión crucial que afronta la izquierda antiimperialista, porque lo que está en juego en esta lucha no hará más que aumentar.
Traducido por Isabel Pozas González.
--
América Central en la transición hegemónica
de la
dependencia de EE.UU. a China
16 de octubre de 2018
Resumen
Latinoamericano
Por Andrés Mora
Ramírez, AUNA-Costa Rica
Como ocurrió hace poco más de un siglo, cuando los hombres y mujeres de la época
contemplaron el declive del poder e influencia del imperio británico y la
emergencia de un nuevo hegemón –el imperio estadounidense-, así también
asistimos ahora a una nueva transición hegemónica. ¿Cómo enfrentaremos en
América Central este proceso?
En el 2011, un informe de
la agencia consultora PwC generó revuelo al proyectar que para el año 2050 China
se convertiría en la principal potencia económica mundial, seguida por la India
y en tercer lugar los Estados Unidos. Tan solo siete años después, en julio de
2018, el Fondo Monetario Internacional redujo esa proyección temporal y
pronosticó que ese desplazamiento podría ocurrir mucho antes, en el 2030,
tomando en cuenta el comportamiento reciente de ambas economías (el PIB
estadounidense creció un 2,8% en el primer trimestre de 2018, frente al aumento
de 6,8% registrado en China en el mismo período). Incluso en un posible
escenario de desaceleración de la actividad económica china, el relevo parece
inevitable.
Pocos podrían dudar que estamos en el umbral de un nuevo momento histórico, en el que la hegemonía global noratlántica, consolidada por el ascenso y expansión de los imperios británico y estadounidense en los siglos XIX y XX, se encuentra en franco cuestionamiento, mientras el eje económico se desplaza hacia el Pacífico, donde emergen nuevos polos de poder liderados por China, India y Rusia.
¿Qué
implicaciones tiene esto para América Central? En la
consolidación de aquella hegemonía nortlántica, nuestra región desempeñó un
papel clave por su ubicación geográfica: en el siglo XIX, el control del istmo y
de sus rutas interoceánicas (ferrocarriles y canales), se convirtió en obsesión
y motivo de controversias entre los Estados Unidos y las potencias europeas
(Gran Bretaña y Francia, principalmente, aunque ya España se había planteado la
construcción de un paso de mar a mar tan temprano como en el siglo XVI).
Azuzados en su codicia por la fiebre del oro en California, y necesitados de
acortar los tiempos en el tráfico de mercancías entre los océanos Atlántico y
Pacífico, numerosos exploradores, aventureros, cazafortunas, científicos y
empresarios se lanzaron a recorrer nuestros países con el afán de conocer y
estudiar el territorio, su naturaleza y recursos, sus gentes y gobiernos,
y avanzar posiciones políticas y comerciales favorables a
sus intereses. No faltó quien se refiriera al proyecto de un canal por
Nicaragua como “la puerta Atlántica a la tierra prometida”; pero en el pulso de
gigantes, y por su factibilidad, acabó por imponerse la ruta canalera por
Panamá, bajo el dominio de los Estados Unidos.
Hoy, el valor estratégico
de América Central está en la mira del gigante asiático en el marco del
desarrollo de su proyecto geopolítico y económico más ambicioso: la nueva Ruta
de la Seda, que articulará un complejo entramado comercial, energético y de
transporte. A ello responde la fuerte presencia de China bajo la forma de
inversiones en infraestructura en toda la región, compra de deuda y otorgamiento
de créditos millonarios, apertura de mercados para la exportación y el
restablecimiento de relaciones diplomáticas con Costa Rica, Panamá, El Salvador,
y un poco más allá, en el Caribe, con República Dominicana. Y de ahí derivan,
también, las presiones políticas y amenazas abiertas que lanza Washington, sin
miramientos, a los gobiernos y élites de la región para frenar el avance chino.
El istmo, pues, se encuentra nuevamente en disputa.
Como ocurrió hace poco más
de un siglo, cuando los hombres y mujeres de la época contemplaron el declive
del poder e influencia del imperio británico y la emergencia de un nuevo hegemón
–el imperio estadounidense-, así también asistimos ahora a una nueva transición
hegemónica. ¿Cómo enfrentaremos en América Central este
proceso? ¿Tenemos una alternativa propia para asistir al convite del gigante o,
por el contrario, persistiremos en nuestro rumbo histórico de subordinación y
dependencia?
¿Quedará algún aliento de audacia política y de
vigor utópico –que por ahora no se vislumbra en el horizonte- para emprender la
construcción de un destino alternativo para nuestra región, tal y como lo
soñaron en su momento Francisco Morazán, los unionistas centroamericanos,
Augusto César Sandino o el General Omar Torrijos? Tal es la magnitud de los
desafíos de nuestro tiempo.
Fuente:
http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/16/america-central-en-la-transicion-hegemonica/
--
El dragón asiático en Centroamérica
3 de septiembre de 2018
"China
continúa actuando y afirmando la expansión de su influencia política en la arena internacional. Centroamérica es una de las regiones
donde la presencia del dragón asiático es reciente, generando tensión en uno de
los espacios de dominio histórico estadounidense."
Por Nery
Chaves García
Julio, 2018
Desde hace varios años China inició su proceso de consolidación como potencia mundial, una coyuntura que ha generado un sin número de tensiones y preguntas en distintas esferas de las sociedades. Ante la poca claridad las preguntas respecto al ascenso de China van desde las probabilidades de guerra con Estados Unidos hasta la posibilidad de una “alternativa política” en el dragón asiático.
En medio de la
incertidumbre, China continúa actuando y afirmando su influencia política en la
arena internacional mientras expande su esfera de influencia. Centroamérica es
una de las regiones donde la presencia del dragón asiático es reciente,
generando tensión en uno de los espacios de dominio histórico estadounidense.
En términos geopolíticos, la cintura de Nuestra América posee dos atributos geográficos fundamentales. El primero refiere a la noción de puente entre las grandes masas territoriales del Norte y el Sur, mientras que el segundo versa sobre su Istmicidad, es decir, sobre la conexión entre los Océanos Atlántico y Pacífico. Este último cobra especial importancia en la época de la invasión y la Colonia, donde las conexiones primaban lo marítimo en virtud del invasor foráneo. Ante ello, ideólogos estadounidenses como Alfred Mahan denominan “Mare Nostrum” al Mar Caribe y Nicholas Spykman denomina la región centroamericana como la “América Mediterránea” en función del reconocimiento de las rutas estratégicas de la región y la necesidad del control estadounidense sobre la misma para potenciar su despliegue hegemónico.
En este sentido,
disputar el control de esta región sería desafiar directamente a la potencia
norteamericana.
China no ha
pasado por alto estas condiciones geopolíticas a lo que aúna la posibilidad de
disminuir el reconocimiento político de la causa taiwanesa, pues de los 22
Estados que reconocen a Taiwán, 5 forman parte de la región centroamericana (1).
Solamente Costa
Rica y Panamá reconocen diplomáticamente a China, mientras que las demás
naciones tienen Tratados de Libre Comercio con Taiwán.
La cintura
centroamericana se conformaría entonces de territorios en disputa geopolítica
siendo China y Estados Unidos las que cuentan con mayor influencia. La prioridad
china en la región ha sido la agenda comercial y económica.
Países como El
Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua poseen Cámaras de Comercio integradas
por ambas partes. Éstas se encargan del fortalecimiento del intercambio
comercial que, para el año 2011 alcanzó los 12 mil 700 millones de dólares,
según el prestigiado instituto internacional de economía INCAE.
Los flujos comerciales se caracterizan por continuar las tradicionales estructuras entre norte y sur. Es decir, mientras que se importan manufacturas chinas, Centroamérica exporta bienes de muy poco valor agregado —a excepción de Costa Rica. (2) En comparación con el resto de la región, Centroamérica no exporta materias primas en las dimensiones de Argentina o Brasil. Sin embargo, uno de los principales intereses de China es la incursión en la energía hidroeléctrica. En Honduras, ya se encuentra vinculada al proyecto hidroeléctrico sobre el Río Patuca con la empresa Sinohydro (3). Este interés refiere a la sed insaciable del dragón asiático por bienes comunes para sostener su modelo económico y el modo de vida de su población. Pues, China es hoy el principal consumidor de bienes comunes en la arena internacional.
Para el caso de
Costa Rica, luego de establecer las relaciones diplomáticas en 2007, China
desarrolló la construcción del Estadio Nacional, fundó un Instituto Confucio en
la Universidad de Costa Rica y posteriormente, construyó el Barrio Chino sobre
el Paseo de los Estudiantes en San José (4). Este tipo de proyectos son claves
para la estrategia china pues le permiten presentarse como una potencia
benevolente y de buenas intenciones —contrastándose con Estados Unidos.
En 2010, Costa
Rica y China firmaron un Tratado de Libre Comercio que fue considerado como un
instrumento que genera un “balance ideológico” entre Estados Unidos y China. (5)
Posteriormente, el dragón asiático intentó construir una refinería en el Caribe
costarricense con el objetivo de refinar el petróleo proveniente de Venezuela.
De esta forma, China construiría la ruta estratégica para subsanar su sed por
bienes comunes. El proyecto de la refinería no fue culminado debido a diversas
denuncias presentadas en su contra por faltas al debido proceso, además de
conflictos de intereses en el estudio de impacto ambiental. Por tanto, la
intención de la construcción de una refinería en Centroamérica sigue abierta a
segundos países (6).
En función a la
ruta estratégica en la región, China negoció —indirectamente- (7) la
construcción del Canal Interoceánico en Nicaragua, a través de la Ley 840, Ley
que cede prácticamente el territorio y soberanía nicaragüense al no establecer
límites para la concesionaria.
Frente al sin
número de incertidumbres respecto al canal nicaragüense, a partir del
establecimiento de relaciones diplomáticas con Panamá, China acordó la inversión
de 200 millones de dólares en infraestructura —monto económico más que
suficiente para la ampliación del canal. Además, acordó la suscripción de un
TLC, apoyó el fortalecimiento de zonas francas, la construcción de almacenes,
una terminal de carga y un tren a la frontera con Costa Rica, entre otros.
Además, Panamá se adhirió al proyecto de “la Franja y la Ruta” que pretende
revitalizar la Ruta de la Seda y extenderla a América Latina (8).
China opta por una agresiva estrategia que prioriza la construcción de infraestructura que le garantice el control sobre bienes comunes y rutas geoestratégicas para su transporte. De esta forma, América Latina sería, según China, un enorme banco de bienes comunes —mal llamados, recursos naturales— para subsanar la demanda de su modelo económico y de vida. En ese sentido, China representaría una radicalización de las políticas extractivistas y de muerte en la región, a pesar de que distintos mandatarios presenten la potencia como una alternativa política frente Estados Unidos. La pregunta sería, entonces, ¿la alternativa a la que aspiramos es contra sistémica o contra hegemónica?
Notas:
(1) La
condicionalidad de China ante el reconocimiento a Taiwán refiere al conflicto
entre las partes en virtud de que la primera sostiene la pertenencia de la
nación taiwanesa a China. Ante ello, el no reconocimiento de China responde a
una herencia de la influencia estadounidense de la Guerra Fría; herencia que
Costa Rica y Panamá ya no reconocen.
(2) Costa Rica
exporta chips integrados producidos por la transnacional Intel, por lo que las
ganancias finales tampoco quedan en el país centroamericano.
(3) Ver aquí
(4) Este lugar
fue nombrado en conmemoración de una de las luchas protagonizadas por
estudiantes contra la dictadura de Tinoco. Hoy una pequeña placa, en medio del
barrio chino, conmemora a las personas caídas de esa gesta.
(5) Según las
palabras del ex-canciller, Bruno Stagno, quien negoció la apertura de relaciones
diplomáticas entre China y Costa Rica. En estas negociaciones la suscripción de
un Tratado de Libre Comercio fue uno de los puntos más sensibles en el diálogo
entre las élites político-económicas de ambas partes.
(6) Éste es uno
de los proyectos más importantes para China en la región.
(7)
Indirectamente debido a que el gobierno no ha respaldado públicamente el
proyecto del Canal.
(8) La Ruta de
la Seda fue una de las rutas comerciales más importantes de la región
euroasiática en la antiguedad, y hoy se revitaliza como proyecto global chino.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/El_dragon_asiatico_en_Centroamerica
Apreciemos y enorgullezcámonos de cómo los pueblos construyen caminos
emancipatorios.
En Honduras no para la criminalización de la lucha negra, indígena y popular
Copinh
"Son 526 años de resistencia contra
la
opresión, el olvido y la injusticia"
13 de
octubre de 2018
Por
Giorgio
Trucchi
(LINyM)
Este 12 de octubre, conmemorando 526 años de lucha en defensa de
la dignidad y los territorios de los pueblos indígenas, el Consejo Cívico de
Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y la Plataforma del
Movimiento Social y Popular en Honduras (PMSPH) convocaron a un plantón frente a
las instalaciones del Ministerio Público en Tegucigalpa.
"Hoy, en el día de la resistencia de los pueblos, nos presentamos a denunciar que continúa en Honduras una política de exterminio en contra de las comunidades, la negación del acceso a la tierra, el abandono de las comunidades en las que la atención a las necesidades básicas son obligación del Estado, y no de las migajas dadas por las empresas saqueadoras", explica el comunicado que fue leído por la actual coordinadora del Copinh, Bertha Zúniga Cáceres. (Mire aquí el texto completo)
Es justamente para luchar contra estas políticas saqueadoras que hace 25 años surgió el Copinh, del cual Berta Cáceres fue cofundadora.
"Por la lucha de Berta para desterrar el robo de nuestras comunidades es que fue asesinada hace más de dos años, sin que hasta ahora el Ministerio Público dé resultados satisfactorios a la sociedad hondureña y a la comunidad internacional que busca justicia", continúa la nota.
¡Acusen a Desa!
Durante la actividad, Bertha Zúniga y miembros del equipo legal que acompaña a la familia de la dirigente indígena asesinada entregaron una carta al fiscal general Óscar Chinchilla.
En el documento solicitan que el Ministerio Público acuda ante los tribunales "a imputar el delito de asociación ilícita a la estructura criminal que se constituyó desde la fachada de la sociedad mercantil Desarrollos Energéticos SA (Desa)".
De acuerdo con la denuncia, Desa habría ejecutado, de manera sostenida y durante varios años, "una serie de ataques en contra del pueblo Lenca, del Copinh, de personas opuestas al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, incluyendo a nuestra compañera asesinada", se lee en el documento (Mire aquí el texto completo).
Desa es titular de la concesión del proyecto Agua Zarca contra el cual Berta Cáceres y el Copinh han luchado durante años.
Romper con la impunidad
"Venimos ante esta institución para exigir que se rompa con la impunidad y se acuse a la empresa DESA (...) como lo que es, una empresa criminal, una asociación ilícita, responsable del asesinato de la lideresa del pueblo lenca y del pueblo hondureño. Existe evidencia clara y contundente -continúa el Copinh en el comunicado- de la coordinación desde la dirección de la empresa a sus empleados, para cometer actos criminales con el objetivo de parar la lucha del Copinh (...) y acabar con la oposición de Berta".
Durante una improvisada conferencia de prensa, Bertha Zúniga exigió el cese de la persecución y criminalización de aquellos sectores que recogen el legado de Berta Cáceres.
"El día de hoy nos sumamos a luchar hombro a hombro con otras comunidades indígenas, campesinas, urbanas que padecen los mismos males, continuados y profundizados por el régimen de Juan Orlando Hernández, que persigue judicialmente y criminaliza a quienes encarnamos la lucha de Lempira, Berta Cáceres, Iselaca y más", dijo Zúniga.
"Animamos al pueblo hondureño a no rendirse y seguir defendiendo la dignidad humana, las riquezas naturales y la vida armónica. Rechazamos la maquinaria de muerte sustentada en el extractivismo minero-energético, y les decimos a esas empresas privadas abusivas y racistas que en nuestros territorios NO pasarán.
Estos 526 años de invasión de los territorios se han convertido en 526 años de resistencia contra la opresión, el olvido y las injusticias", concluye el comunicado.
Sin lugar recusación de jueces
El pasado 25 de septiembre, la Corte de Apelaciones de lo Penal del Departamento de Francisco Morazán declaró sin lugar un recurso de recusación, presentado una semana antes por el equipo legal de la familia de Berta Cáceres y el Copinh, contra los jueces de la Sala Primera del Tribunal de Sentencia.
El 17 de septiembre, día del inicio del juicio contra ocho imputados del asesinato de la dirigente indígena, los familiares habían introducido dos denuncias por abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios públicos y negación de justicia, que sirvieron para pedir la recusación de los jueces.
La decisión de la Corte de Apelaciones de declarar sin lugar la recusación abre serias dudas sobre la continuación del juicio.
Actualmente las partes están esperando que el tribunal notifique la fecha en que se reanudará el juicio.
Durante la actividad, Bertha Zúniga y miembros del equipo legal que acompaña a la familia de la dirigente indígena asesinada entregaron una carta al fiscal general Óscar Chinchilla.
En el documento solicitan que el Ministerio Público acuda ante los tribunales "a imputar el delito de asociación ilícita a la estructura criminal que se constituyó desde la fachada de la sociedad mercantil Desarrollos Energéticos SA (Desa)".
De acuerdo con la denuncia, Desa habría ejecutado, de manera sostenida y durante varios años, "una serie de ataques en contra del pueblo Lenca, del Copinh, de personas opuestas al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, incluyendo a nuestra compañera asesinada", se lee en el documento (Mire aquí el texto completo).
Desa es titular de la concesión del proyecto Agua Zarca contra el cual Berta Cáceres y el Copinh han luchado durante años.
Romper con la impunidad
"Venimos ante esta institución para exigir que se rompa con la impunidad y se acuse a la empresa DESA (...) como lo que es, una empresa criminal, una asociación ilícita, responsable del asesinato de la lideresa del pueblo lenca y del pueblo hondureño. Existe evidencia clara y contundente -continúa el Copinh en el comunicado- de la coordinación desde la dirección de la empresa a sus empleados, para cometer actos criminales con el objetivo de parar la lucha del Copinh (...) y acabar con la oposición de Berta".
Durante una improvisada conferencia de prensa, Bertha Zúniga exigió el cese de la persecución y criminalización de aquellos sectores que recogen el legado de Berta Cáceres.
"El día de hoy nos sumamos a luchar hombro a hombro con otras comunidades indígenas, campesinas, urbanas que padecen los mismos males, continuados y profundizados por el régimen de Juan Orlando Hernández, que persigue judicialmente y criminaliza a quienes encarnamos la lucha de Lempira, Berta Cáceres, Iselaca y más", dijo Zúniga.
"Animamos al pueblo hondureño a no rendirse y seguir defendiendo la dignidad humana, las riquezas naturales y la vida armónica. Rechazamos la maquinaria de muerte sustentada en el extractivismo minero-energético, y les decimos a esas empresas privadas abusivas y racistas que en nuestros territorios NO pasarán.
Estos 526 años de invasión de los territorios se han convertido en 526 años de resistencia contra la opresión, el olvido y las injusticias", concluye el comunicado.
Sin lugar recusación de jueces
El pasado 25 de septiembre, la Corte de Apelaciones de lo Penal del Departamento de Francisco Morazán declaró sin lugar un recurso de recusación, presentado una semana antes por el equipo legal de la familia de Berta Cáceres y el Copinh, contra los jueces de la Sala Primera del Tribunal de Sentencia.
El 17 de septiembre, día del inicio del juicio contra ocho imputados del asesinato de la dirigente indígena, los familiares habían introducido dos denuncias por abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios públicos y negación de justicia, que sirvieron para pedir la recusación de los jueces.
La decisión de la Corte de Apelaciones de declarar sin lugar la recusación abre serias dudas sobre la continuación del juicio.
Actualmente las partes están esperando que el tribunal notifique la fecha en que se reanudará el juicio.
Analicemos a la:
PROPUESTA TEMÁTICA
PARA QUORUM GLOBAL
Versión
14 Junio 2017
Por qué
un Quorum Global: CONSTRUYAMOS UN PROYECTO COMPARTIDO POR EL FUTURO
Tres décadas de acelerados cambios son suficientes para
comprender que, en realidad, vivimos en un cambio de época, una encrucijada
marcada por el desbordamiento ecológico y los retrocesos democráticos, que se
expresan en altísimas concentraciones de riqueza y de poder en minorías sociales
y nos sitúan ante la necesidad de abordar grandes transformaciones en las
próximas décadas. Se trata del desafío común de nuestro tiempo: ofrecer una
respuesta democrática y ciudadana a la crisis ecosocial.
Organizaciones y
movimientos sociales que ofrecemos resistencias, formas de lucha, acciones
diversas para responder a las amenazas y construir alternativas, estamos
convencidas de que ha llegado el tiempo de un llamamiento articulado y común a
la ciudadanía global, para abordar las transformaciones profundas que demandan
la justicia y la dignidad, para comenzar y consolidar los cambios y las
transiciones precisas si queremos un mundo a salvo y con futuro que incluya a
todas las personas.
Así nace Quorum Global,
como un proceso de articulación, mediante el encuentro y el diálogo, para
construir una nueva narrativa de lo que es posible y de lo que no, para que el
cambio de paradigma que se avecina sea un paradigma de poder ciudadano. Tenemos
mucho construido, ahora es tiempo de compartir y conectar las líneas esenciales
en un debate amplio y comprehensivo que sume fuerzas y legitimidades, que
construya un relato nuevo y acciones transformadoras para un proyecto compartido
de futuro.
2.
Contexto: DÉCADAS DE LUCHAS Y RESISTENCIAS EN BUSCA DE UN CAMBIO GLOBAL
Más de dos décadas de luchas ciudadanas han supuesto algunas victorias y han
alumbrado grandes desafíos.
Movimientos ecologistas advierten del desbordamiento
de los sistemas de vida, los feminismos nos alertan sobre cómo el patriarcado y
el capitalismo producen nuevas formas de violencia y explotación, los
movimientos sindicales luchan contra la precarización y el retroceso de los
derechos, organizaciones sociales se activan contra la pobreza y las
desigualdades, el campesinado organizado enfrenta los monopolios transnacionales
de la alimentación, movimientos ciudadanos denuncian la crisis de representación
política y claman por la dignidad y la democracia.
Cada uno de los procesos de lucha ha conseguido avances innegables en diversos
lugares, aunque el relato dominante parece quedar intacto. Esa explicación
oficial del mundo que nos cuenta el paradigma del crecimiento económico
ilimitado como el único realista y viable, y su apelación al individualismo como
la única respuesta a los riesgos y amenazas. Grandes movilizaciones también han
sido neutralizadas. España también es reflejo y protagonista de las luchas y
demandas ciudadanas. De las primaveras árabes y la ocupación en plazas para
reclamar derechos y libertades, brotaron también en Europa movimientos. El
movimiento del 15M marcó un antes y un después en las movilizaciones; entre
otras herencias, fue un ejercicio amplio de empoderamiento y toma de conciencia
ciudadana, que ha influido notablemente en la participación social y en el
panorama político.
Los recortes, la austeridad, el rescate bancario y las mal llamadas políticas de
ajuste han favorecido a un capitalismo depredador y han movilizado a millones de
personas en muchas ciudades de manera continuada. La defensa de la sanidad
pública, las reformas educativas, la privatización del agua, los recortes en la
cooperación internacional, la guerra en Siria y la situación de l@s refugiad@s y
migrantes en Europa, el acceso a la vivienda, el impuesto al sol, la pobreza y
los recortes sociales, Bankia, la corrupción de la clase política, la violencia
machista, los abusos a los consumidores, la ley mordaza o la reforma laboral son
algunos ejemplos de protestas que han conseguido sacar a la calle a muchos
colectivos. Un dato muy esclarecedor es que entre 2012 y 2013 se registraron
cerca de 45.000 peticiones de manifestación. Además las manifestaciones
impulsadas por las ONG y asociaciones ciudadanas empiezan a tener mucho peso. Si
en 2007 promovieron menos de 5.000, en 2014 promovieron casi 15.000
manifestaciones. L@s estudiantes, sindicatos, l@s trabajador@s, las mareas, las
asociaciones y plataformas han salido a la calle y han impulsado litigios
estratégicos mostrando su inconformismo, y que las nuevas formas de movilización
tienden a la articulación de distintos actores.
En
muchos casos han sumado victorias políticas a los Gobiernos a nivel autonómico y
nacional y en otras obtenido compromisos a partidos políticos ahora en el
Congreso. Se han parado privatizaciones en la sanidad, frenado la reforma del
aborto, parado desahucios o ganado a los bancos en las preferentes y las
cláusulas suelo, entre otras. Pero es distinto defenderse y resistir que
conseguir que el presente se vaya pareciendo a un futuro más justo, con nuevas
relaciones con la naturaleza, marcadas por sus límites y la sostenibilidad de
nuestra actividad humana, feministas, donde las sociedades se basen en el
reconocimiento de los derechos y no en la capacidad de consumo, en el que la
economía vuelva a hablar de relaciones humanas.
Las amenazas actuales
no nos permiten relativizar.
El desbordamiento ecológico y el crecimiento de la
desigualdad combinados nos sitúan ante un escenario a pocas décadas vista, en el
que el colapso ambiental y la exclusión de las mayorías son más que probables.
Por eso no son extrañas las soluciones machistas, fascistas y xenófobas. Las
organizaciones y movimientos sociales muestran caminos alternativos,
reconociendo que el problema no está en el “otro”, ni en el “distinto”.
Es hora
de articular un relato compartido que ponga en valor un cambio de paradigma
anclado en la vida y universal, al alcance de todas las personas.
3. Elementos
para un diagnóstico compartido:
Afrontamos un cambio de época con desafíos
vitales
La
evidencia del desbordamiento ecológico causado por la actividad humana nos sitúa
ante un cambio de época. Los geólogos anuncian que hemos entrado en el
Antropoceno, puesto que por primera vez en la historia la actividad humana es la
principal causante de cambios críticos en los ecosistemas que reproducen la
vida. Las respuestas políticas y económicas muestran tendencias muy
preocupantes, haciendo crecer la exclusión y la desigualdad, la justificación de
la violencia y las guerras para instaurar la paz, hasta apuntar retrocesos
democráticos limitando las libertades, debilitando el marco de los derechos
humanos y cuestionando la idea misma de soberanía ciudadana ante el creciente
poder de los mercados.
La combinación de estos
cambios —ecológico, económico, cultural, social y político— sugiere que estamos
viviendo un cambio de época, el que el desbordamiento de los límites ambientales
determinarán en un futuro muy próximo la posibilidad de una crisis civilizatoria
de consecuencias impredecibles, ya que si no fuéramos capaces de transitar hacia
sociedades sostenibles ancladas en la justicia y la inclusión, podríamos tener
que afrontar opciones sociales de corte fascista y excluyente.
El carácter y la
profundidad de los desafíos actuales pueden exigir análisis complejos y extensos
a menudo difíciles de realizar y de compartir.
Pero contamos con suficientes elementos que muestran la degradación de un
modelo de sociedad anclado en el crecimiento económico ilimitado que está
destruyendo las bases de la vida y las posibilidades de convivencia.
●
El modelo liberal está agotado: el sistema fundado sobre la idea de crecimiento
económico muestra sus límites sistémicos y estructurales, por los límites
naturales del planeta, por la incapacidad política de regular los repartos y por
su fundamento basado en la idea antropológica de la “avaricia” como motor del
progreso.
Las propuestas socialdemócratas pierden capacidad de dar respuesta a multitud de
problemas sociales, nuevos o clásicos mal resueltos, así como las políticas de
austeridad. Además la corrupción se ha convertido en un elemento de desconfianza
añadida y de descrédito hacia la clase política.
●
La progresiva expansión económica según el modelo de crecimiento ya ha
desbordado los límites biofísicos desestabilizando los sistemas vitales del
planeta y generando situaciones dramáticas.
●
Las tendencias de concentración de poder global y de riqueza en minorías
sociales apunta a la ruptura de los “pactos sociales”, como “la Europa del
Bienestar”, aumentando las contradicciones geopolíticas y sociales, el retroceso
de los derechos humanos, de la solidaridad y de la democracia. Asistimos a una
concentración de poder en pocas manos, la mayoría ajenas a la idea de soberanía
democrática. El poder se difumina en operadores financieros, mercados
transnacionales y grandes corporaciones que aumentan su opacidad y hacen
imposible la rendición de cuentas.
Los poderes públicos
estatales se subordinan en esta nueva distribución y concentración del poder
global.
●
Los Estados y organismos internacionales han dejado de asumir sus
responsabilidades en asuntos tan cruciales como: las cuestiones derivadas del
cambio climático; la crisis generada por los conflictos bélicos y su
consecuencia en forma de migraciones masivas; la intensificación del trabajo de
cuidados y reproducción social que está afrontando las mujeres consecuencia de
los recortes en políticas públicas; las solicitudes de asilo y refugio, y el
fortalecimiento de las políticas de seguridad frente a otras relativas a la
construcción de paz. Los Estados están demostrando una gran incapacidad para
resolver estas situaciones desde la responsabilidad política compartida y
principios básicos de humanidad y dignidad.
●
El incremento de la violencia en sus múltiples formas como vía para sustentar
esas relaciones de poder: la criminalización y persecución de movimientos
sociales y de activistas por la defensa de los Derechos Humanos, las violencias
machistas con el feminicidio como última expresión, el desplazamiento forzoso de
pueblos y comunidades indígenas, o la militarización y la guerra como garantía
para mantener “la paz”.
●
Cambios en la geografía política de la pobreza: el mundo ya no se explica según
la división de países “ricos y pobres”, Norte-Sur. Hay nortes en el Sur y sures
en el Norte.
Lo que nos lleva a
preguntarnos cuáles son las dinámicas y las políticas que generan la exclusión,
la pobreza y la desigualdad en todas las latitudes. Sin perjuicio de que su expresión
deba diferenciarse en función de su dramatismo y alcance, no cabe ya defender
que por ejemplo España es un país adecuadamente desarrollado y por lo tanto un
modelo a imitar.
●
Los problemas de la agenda de desarrollo son cada vez más complejos y están
interconectados. Las migraciones, la salud, la identidad de género, la
degradación del medioambiente, los modelos de consumo o producción, o el peso de
las transnacionales en ello, están cada vez más relacionados y no pueden
abordarse de manera aislada.
●
Dificultades para generar procesos de transformación con narrativas, mensajes y
objetivos aglutinadores donde la sociedad civil en su sentido más amplio, se vea
reflejada y tenga una respuesta convincente. Los relatos que surgen desde los
márgenes, que constituyen alternativas y demandas potentes, son fácilmente
reapropiados por las fuerzas y medios de comunicación dominantes. Vemos cómo
cambian el lenguaje, los discursos, los conceptos, para asegurar que realmente
nada cambie.
●
Mientras tanto el avance de la ultraderecha, los totalitarismos, los
nacionalismos excluyentes, las violaciones de DDHH por “razones” económicas, la
exclusión y el miedo al “otro”, el machismo, la xenofobia y la homofobia están
ganando elecciones y peso político real. El terror a estas expresiones viene a
proporcionar un nuevo valor a las políticas agotadas del establishment, que
ahora pueden ser vistas como espacios seguros ante la amenaza fascista o
terrorista. Las tendencias señaladas se están produciendo en un nivel global y
transnacional, aunque su expresión puede variar en función de latitudes y
contextos.
En el Estado español, todos ellos se concretan de manera evidente,
algunos presentando cifras y tendencias dramáticas:
● España viene sufriendo desde mediados del siglo pasado una profunda
degradación ecológica que ha llevado a que el 45% de sus ecosistemas (en
términos de servicios ambientales) se encuentren en mal estado. Ello, unido a la
inacción de los últimos gobiernos, hace que nuestro país sea uno de los más
vulnerables de la Unión Europea ante los desafíos planteados por la evolución
del binomio energía-clima y que, entre otros aspectos, el 80% del territorio
afronte riesgos de desertización. ● Se ha convertido en los últimos años en uno
de los países europeos con mayor desigualdad. Los datos muestran un incremento
de la brecha entre ricos y pobres de un 15% desde 2007. La injusticia social
amenaza nuestra cohesión social e indica la mala salud de nuestra democracia. 4
● Es patente el empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres. Así nos
lo muestran indicadores como: la tasa de pobreza y exclusión de mujeres en edad
laboral que, desde 2008, se ha disparado nueve puntos hasta situarse en el
32,2%; o la falta de corresponsabilidad de los hombres en el trabajo doméstico
–las mujeres siguen invirtiendo el doble de tiempo-, que las sitúa, entre otros
motivos, en altas tasas de temporalidad y parcialidad. En los últimos 15 años,
casi 900 mujeres han sido asesinadas por sus (ex)parejas; a día de hoy siguen
sin garantizarse los mecanismos de prevención, protección y reparación ante este
tipo de violencia. ● Desde el inicio de la crisis, se
ha producido una regresión en los derechos sociales y económicos como
consecuencia de las políticas de austeridad que han traído recortes drásticos en
políticas sociales, sanitarias y educativas importantes. Comenzando con los
recortes sociales y de la dependencia, se ha reducido la protección de los más
vulnerables: de acuerdo a datos recientes, más de una cuarta parte de la
población en España está ahora en riesgo de pobreza y exclusión social. En 2014
casi 13 millones de personas se encontraban en riesgo de exclusión social. Según
datos de UNICEF 2,7 millones de niños/as están en riesgo de pobreza, 800.000 más
que en 2008. ● Ejemplo claro de ello han sido las reformas sanitarias, que han
acabado con la universalidad de la salud y afectado a la accesibilidad,
asequibilidad de fármacos y terapias sanitarias así como a la calidad de los
servicios sanitarios. Así dos quintas partes de la comunidad de migrantes han
perdido el acceso a la asistencia sanitaria por el Real Decreto-ley 16/2012. Por
otra parte, la oleada de privatizaciones ha puesto en riesgo uno de los pilares
fundamentales del sistema de bienestar.
(...)
Cuestionemos que esta acertada descripción de la realidad de
países y mundo sea interpretada con conceptos como antropoceno, ciudadanía,
neoliberalismo y se vea como causa principal de amenaza de extinción de la
vida planetaria y la humanidad al ilimitado crecimiento descontextualizado
del sistema mundo capitalista. De ahí que sintetice su enfoque de lo
existente y de los cambios superadores señalando:
Sea cual sea el desarrollo profundo de un diagnóstico complejo, las tendencias
sugieren que nos encontramos ante un cambio de época marcado por desafíos
vitales para la especie humana. Desafíos que muestran una dimensión global y
múltiples expresiones locales. El mundo de la política no ha logrado hasta hoy
constituir respuestas democráticas globales y el gobierno de los asuntos
globales es poco más que una aspiración como muestra la sucesión de
declaraciones, acuerdos y protocolos que adolecen de la eficacia que los
desafíos requieren. Si bien dichas declaraciones y acuerdos de la comunidad
internacional pueden ser útiles como diagnósticos, no cabe esperar que por sí
mismos cambien la distribución actual del poder y generen las transformaciones
necesarias.
La gobernabilidad
democrática de los asuntos globales tiene aún un largo camino por delante, que
exige la construcción de un relato desde la participación local para asegurar
sus pilares democráticos. En definitiva, son tiempos de EMERGENCIA en los que la
urgencia y amplitud de los desafíos nos convocan a compartir un relato por un
futuro común, sobre la dignidad humana, para estos tiempos de amenazas globales
y pérdidas en los ámbitos democráticos y de los derechos. Los procesos puestos
en marcha por organizaciones y movimientos sociales constituyen intentos de
nuevas narrativas que están en marcha. Ahora se trata de articular estas
respuestas en un relato que enfrente el desbordamiento, las amenazas a la
democracia y las desigualdades, que se exprese inicialmente como una llamada a
la ciudadanía. En resumen existe un contexto de oportunidad favorable para
iniciar procesos de encuentro con múltiples actores con agendas políticas
susceptibles de ser enmarcadas de manera conjunta. Los elementos comunes pueden
construirse a partir de la demanda de repolitización de los espacios de
ciudadanía, una reclamación de los derechos de las personas a ser soberanas de
su futuro común, en el marco de una ciudadanía global, más allá de identidades,
cosmovisiones y fronteras políticas.
Prosigue aclarando su invitación desde
estos objetivos y actores que ignoran el potencial emancipatorio de la unión de
pueblos, naciones y comunidades del planeta afirmando sus respectivas
autodeterminaciones reconociendo la fortaleza de sus diversidades
4.
Quorum Global es una invitación:
Nuevos tiempos, nuevos paradigmas
El
llamamiento debe ser claro: construyamos nuevos
paradigmas que nos proporcionen respuestas apropiadas para los nuevos tiempos.
Se trata de articular en un relato comprehensivo nuevos enfoques para afrontar
los desafíos del complejo ambiental, económico, social y político que conforma
la realidad en este cambio de época. Nuevos paradigmas que orienten y apelen a
las acciones transformadoras, porque los viejos paradigmas del crecimiento, del
desarrollo y del progreso ilimitados han tocado fondo hasta poner en peligro la
consideración de las personas como seres vivos, la de la ciudadanía como sujeto
de derechos, y la de la soberanía como poder democrático de los pueblos.
Los nuevos paradigmas son construcciones en marcha, asentados en unos principios
y aspiraciones generales que están íntimamente interrelacionados. Los siguientes
principios no tienen una jerarquía entre ellos, constituyen más bien el mínimo
sobre el que avanzar un relato compartido que nos permita mirar y actuar de
manera articulada y orientada hacia delante, el germen de un proyecto compartido
por el futuro. Constituyen los pilares sobre los que
empezar a construir un relato emancipador y coherente con la vida, al mismo
tiempo.
Re-politizar para transformar en clave de ciudadanía global
La clave de las transformaciones reside en la acción colectiva sobre
los asuntos públicos y comunes, es decir, en el carácter político de las
acciones humanas.
El
neoliberalismo y la globalización contribuyeron a generar mitos sobre el consumo
individual, los mercados mundiales y el pensamiento tecno científico como
principales llaves del progreso de las sociedades, causando desafección y
desprestigio por lo político. Es tiempo de clamar por un nuevo paradigma de la
política en perspectiva de ciudadanía global. Esto es, asumir las
responsabilidades de los intereses comunes pero en una perspectiva planetaria,
asumiendo las diversidades y los límites que configuran nuestro entorno
ecosocial. Se trata de renovar el “actúa localmente y
piensa globalmente” para recuperar espacios de soberanía ciudadana en los
asuntos de interés público. La participación y la deliberación ciudadanas
constituyen un principio de garantía para que las transformaciones avancen por
la senda de la inclusión, la sostenibilidad y el cambio en las actuales
relaciones de poder. Necesitamos un nuevo paradigma de participación política,
que alcance a las organizaciones sociales, una democracia del siglo XXI,
construida desde la cooperación local/global.
Conocer cuáles son los procesos e itinerarios de participación ciudadana que se
están produciendo en los ámbitos locales —desde abajo— y sus desafíos para
articular organizaciones sociales y sus relaciones con las instituciones
políticas. Tener claridad sobre cuáles son los espacios y actores desde donde se
ejerce poder y cómo nos resituamos las organizaciones sociales en dichas
relaciones de poder. Aunque los espacios democráticos siguen operando
principalmente en el marco de los Estadosnación, atender a los procesos de
construcción de redes transnacionales que vinculan experiencias, prácticas y
demandas locales con trabajo —presencia, incidencia, influencia— en los ámbitos
globales. Se trata de explorar las posibles equivalencias que pueden construirse
entre demandas feministas, ambientalistas, de derechos, etc., para configurar un
“Quorum Global” de respuestas articuladas.
La
principal garantía para construir un futuro común como respuesta a los desafíos
es la participación política. El empoderamiento político de la ciudadanía del
siglo XXI constituye un fundamento general para cualquier acción en todos los
ámbitos o sectores desde los que se vienen proponiendo respuestas.
Los límites los marca el planeta: apenas queda tiempo para
reaccionar
Sabemos que hemos superado los límites ambientales y que los niveles de
producción y consumo solo se sostienen debido al injusto reparto de los recursos
y los impactos ecológicos. Esta forma de vida supone que millones de personas
sobrevivan en la miseria y cada vez más superficie del planeta se encuentre en
tal estado de degradación que es imposible recuperarlo. Parece clara la
necesidad de actuar, pero sin embargo las respuestas no llegan de las
instituciones políticas y, mucho menos, desde el modelo económico capitalista;
que lejos de reconocer nuestra ecodependencia, ofrece parches y falsas
soluciones. El viejo paradigma del desarrollo debe ser abandonado, para formular
uno nuevo que incorpore los techos ambientales y los suelos sociales para todas
las personas, configurando un espacio para la vida y la convivencia. La
necesidad de asumir los límites del planeta se impondrá antes o después; cuando
los recursos sean tan escasos y el territorio esté tan degradado que sea
imposible escapar de esta realidad.
Disponemos de pocos años para construir democráticamente alternativas que sean
capaces de adaptarse a la escasez de recursos, permitiendo que las personas
satisfagan sus necesidades. Entre otras, las propuestas encaminadas al reparto
del trabajo, a la democratización de las empresas y los operadores económicos,
al reconocimiento de prácticas económicas basadas en los cuidados de las
personas y el planeta, son caminos de exploración imprescindibles para lograr
transformaciones de calado.
Derechos Humanos, el suelo social que queremos pisar
Si
buscamos un relato y un marco de acción con carácter universalista, no puede
tener mejor anclaje que en los Derechos Humanos. Es necesario asumir en
profundidad las oportunidades de un enfoque basado en DDHH en toda su amplitud e
integralidad, no como herramienta instrumental, sino como una propuesta de
fundamentación para la articulación de respuestas políticas. Aporta no sólo las
posibilidades de incidencia jurídica propias de un marco de derechos —y por
tanto de obligaciones— , también su potencial para establecer procesos de
incidencia política.
Por ejemplo, es muy diferente demandar acceso a los alimentos o a la
energía, que demandar el derecho a la alimentación o la energía, nos abre
diferentes itinerarios de trabajo político. Entre otras, las propuestas sobre el derecho a una renta básica y a
una vivienda digna, a una vida libre de violencias y discriminaciones de todo
tipo, las regulaciones en materia fiscal que detengan la primacía del capital
especulativo, la libre movilidad de las personas, la transparencia y la justicia
fiscal en niveles nacionales y global, deben constituir un programa de
recuperación democrática del control sobre decisiones fundamentales para la vida
en común. La denominada agenda de las políticas sociales y sus marcos de
reivindicación basados en los derechos deben ser centrales. No sólo para lograr
que se cumplan y satisfagan los derechos, sino para situar el discurso político
de los DDHH como configurador de las relaciones políticas y sociales.
Perspectivas feministas y equidad de género para una nueva sociedad
En
un momento de reofensiva patriarcal a nivel global, en todas las direcciones y
formas, ante el recrudecimiento de las violencias en múltiples expresiones o la
discriminación por razón de género en todos los ámbitos, asistimos también, y
consecuentemente, al movimiento imparable de los feminismos, con expresiones y
realidades muy plurales, generando estrategias y respuestas emancipadoras y de
transformación, diseminados y presentes en lo local, con una notable visión y
tradición internacional.
Para la generación de un nuevo relato y una nueva
sociedad, la mirada feminista contribuye un doble sentido: con un análisis de la
realidad desde un enfoque interseccional y multidimensional, que recoge la
diversidad de personas y situaciones, y que, en diálogo con otras corrientes de
pensamiento crítico, genera lecturas complejas de las causas y consecuencias de
vulneraciones de derechos, poniendo en tela de juicio nuestras propias formas de
organizarnos y relacionarnos.
Por otro, como marco ético y político para la
transformación. En sociedades donde el bienestar se equipara a altos niveles de
consumo, seguridad e independencia, la ética de los cuidados surge como un
paradigma sólido y exigente, como ingrediente base para una sociedad que tenga a
las personas y al planeta como epicentro. Eso sí, la propuesta nos llama, en lo
individual y en lo colectivo, en lo público y en lo privado, entre otros, a:
identificar y renunciar a nuestros diversos privilegios; a reconocernos
interdependientes y vulnerables a lo largo de la vida; a reconocer y
redistribuir saberes y trabajos de cuidados, esenciales para la vida.
Una economía para salvaguardar el bienestar de las personas y
los ecosistemas de vida del planeta
Un
nuevo paradigma económico ha de reconocer el desbordamiento de los límites
ambientales y de los recursos de un planeta finito y debe de enmarcarse en el
tránsito necesario hacia una economía y una tecnociencia que se orienten a las
necesidades de las personas y a la pervivencia de los sistemas de vida en la
Tierra. La nueva estrategia económica ha de dimensionar y redistribuir la
actividad de los cuidados realizada principalmente por las mujeres, generar un
empleo digno y sin ningún tipo de discriminación, y velar porque los recursos
disponibles, el redimensionamiento de la esfera económica, los avances
tecnológicos y las transformaciones del sistema productivo se gestionen teniendo
en cuenta los intereses de las mayorías sociales. Asimismo, es imprescindible
abordar la democratización y descentralización del enorme poder fáctico
acumulado por los oligopolios, recuperar el sentido territorial y la proximidad
de las actividades económicas, favoreciendo formas de cooperación e iniciativas
de interés social y solidario.
Se
limita a cambios de falsa e ilusoria humanización del capitalismo. En efecto,
indica: La nueva estrategia económica ha de dimensionar y redistribuir la
actividad de los cuidados realizada principalmente por las mujeres, generar un
empleo digno y sin ningún tipo de discriminación, y velar porque los recursos
disponibles, el redimensionamiento de la esfera económica, los avances
tecnológicos y las transformaciones del sistema productivo se gestionen teniendo
en cuenta los intereses de las mayorías sociales. Por supuesto, evita
referirse a la lucha de clases y de ahí su elusión de subjetividades
colectivas en construcción de alternativas al capitalismo. Aún más nos habla de
fortalecer la democracia representativa y de bienestar en vez de buenos
vivires convivires abajo.
5. Propuesta
de campos de acción:
Construyamos entre tod@s un proyecto de país
más democrático, justo y sostenible
Los relatos y los nuevos paradigmas no se construyen sólo desde principios. Son
las acciones y las prácticas existentes las que están visualizando las
posibilidades de un nuevo tiempo más democrático, más justo y sostenible. Por
ello es preciso reconocer y alentar las prácticas en campos de acción comunes.
Disponemos de algunos campos de acción en los que centrar las transiciones y las
transformaciones necesarias para alumbrar formas de vida en común basadas en la
justicia y la sostenibilidad. Son campos de acción porque al mismo tiempo
señalan espacios y aspiraciones para el trabajo transformador, constituyen un
decálogo como punto de encuentro, de partida y de trabajo en común para Quorum
Global. a) Urgente regeneración y profundización democrática: superar la crisis
de representación política mediante la profundización de la democracia,
fortaleciendo el sistema representativo, la apertura de los cauces de
participación política, en especial a los grupos tradicionalmente excluidos de
la misma, y las respuestas contra la corrupción y la instrumentalización
ilegítima de las instituciones del Estado. Incorporar valores e instrumentos
democráticos en defensa de los intereses de la ciudadanía en los ámbitos de los
poderes económico y político, de forma que puedan disponer de los recursos
precisos para abordar las transformaciones necesarias. b) Los territorios y las
ciudades como espacios claves del cambio: en los que resolver la ecuación de
práctica democrática y economía de proximidad, compatibilizando mundo urbano y
entornos rurales y naturales, particularmente con la producción de alimentos.
Las ciudades tienen gran peso político, socioeconómico y un gran impacto
ecológico, por lo que son potencialmente escenario de impulso para las
transformaciones que el cambio requiere. c) Alumbrar la emergencia de relatos e
imaginarios culturales para el cambio: ante el hartazgo del discurso neoliberal
vigente, emergen relatos culturales e imaginarios sociales emancipatorios que
todavía no disponen de la fuerza suficiente para constituirse en convicciones
sociales mayoritarias, en “poder blando”, que orienten las acciones humanas. El
desafío cultural tiene una enorme importancia, en tanto que construye la
realidad social, orienta preferencias y decisiones. d) Reconocimiento
constitucional e implementación efectiva de los DDHH en su sentido amplio:
contemplando derechos políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales,
y reforzando los programas relacionados con la acción contra la pobreza y la
situación de las personas más desfavorecidas y vulnerables. Incorporar la lucha
contra las desigualdades de renta y riqueza, así como contra el patriarcado y
contra las discriminaciones por cualquier causa que sufren colectivos
determinados. Un marco legal que refleje los valores éticos fundamentales que
queremos que nos regulen como sociedad. e) Reconocimiento constitucional y
compromisos concretos de emergencia contra el desbordamiento ecológico:
constituyendo un programa de reducción del consumo energético, de transición a
modelos renovables que permitan escenarios de emisiones climáticas “casi 0”
antes de mediados de siglo. Combatir la desertización y la pérdida de
biodiversidad mediante la recuperación de ecosistemas y ciclos naturales clave.
Es fundamental la reconversión de espacios y formas de vida adaptadas al medio
en los ámbitos locales y del litoral. f) Reorientación y democratización del
sistema socioeconómico: es necesaria una fase de transición que reoriente y
renueve la economía de modo profundo. Donde se reorganicen las actividades y
trabajos, el conjunto de sectores –incluidos los cuidados de las personas- y se
les dé valor (económico, social) en base a su impacto ambiental, qué necesidades
y derechos están cubriendo, cómo contribuyen a la equidad social y territorial,
o por su nivel de descentralización y transparencia democrática. Desde esa
mirada, es posible valorar la apuesta por la reducción del consumo y las
energías renovables; el impulso de la agricultura ecológica como un recurso
vital; la reconsideración del binomio transporte/proximidad, por su factura
energética y climática; la transformación de los territorios y las ciudades como
espacios centrales del bienestar y la sostenibilidad; la reconversión hacia una
industria limpia para vertebrar la economía productiva y generar empleo estable;
la preservación de las instituciones públicas y los comunes como herramientas al
servicio de la democracia y el bienestar social; o los cuidados de las personas
y los servicios naturales, claves para la reproducción de la vida en un marco
saludable. g) Reorientación de presupuestos públicos y financiación privada para
garantizar los derechos sociales y los cambios ecosociales del modelo económico
y territorial: reformulando políticas fiscales y financieras adecuándolas a la
emergencia social y ambiental durante un tiempo sostenido para apuntalar las
transformaciones precisas. El esfuerzo debe canalizar recursos desde los ámbitos
locales, pasando por los presupuestos nacionales hasta los espacios
transnacionales de gobernanza, como la UE. h) Impulso a las iniciativas
económicas y de convivencia alternativas desde los movimientos sociales:
especialmente, hay que reconocer el valor de aquellas experiencias que están
impulsando otras formas de convivir con menores niveles de consumo, pero no
necesariamente menos bienestar y que se enraízan en redes de proximidad, a los
recursos mediatos, a las relaciones comunitarias y a la responsabilidad con los
entornos que les rodean. Merece la pena destacar experiencias como las ciudades
en transición, el movimiento de simplicidad voluntaria, las monedas locales o
las iniciativas comunitarias de sostenibilidad que engloban grupos de consumo
agroecológico, los mercados de intercambio de objetos, los consumos
colaborativos, los bancos de tiempo, los huertos colectivos, etc. i) Reorientar
el conocimiento científico y técnico hacia la integración de bienestar de las
personas y la preservación de los sistemas de vida: cuestionando la primacía de
la perspectiva de la tecno-ciencia sobre otros saberes. Apostando por la
interdisciplinariedad y las propuestas que alumbren paradigmas integrados de
sociedad y naturaleza. La Universidad y las políticas públicas de investigación,
innovación y educación tienen un papel muy relevante tanto en la construcción de
nuevos paradigmas como en desmontar otros elaborados desde el prestigio de la
marca científica al servicio de las élites. j) Participar activamente en la
reformulación de un proyecto europeo más democrático, justo y sostenible: la
refundación de una Europa avanzada, más próxima a los intereses de las personas
y más profundamente comprometida con la sostenibilidad ecológica y la equidad
social o la justicia social, constituye un factor fundamental para poder
afrontar con éxito en cada país, territorio y localidad, los desafíos que el
cambio de ciclo histórico depara. Mención especial requeriría la cuestión de la
cooperación exterior y, muy especialmente de la acogida de personas migrantes/refugiadas
que huyen del hambre, las guerras y persecuciones o los desastres naturales,
porque ante un drama humano tan excepcional solo cabe solidaridad o barbarie.
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1
Este documento, elaborado por la comisión de contenidos, es un punto de partida,
una síntesis, una herramienta, y ante todo, una carta de invitación para
sentarnos a reflexionar y explorar otras formas de trabajo conjunto. No pretende
ser un posicionamiento, ni contener los múltiples matices ni propuestas de
pensamiento y acción con las que nos identificamos.
Situemos
la humanidad en:
El capitaloceno
27 de febrero de 2017
27 de febrero de 2017
Por
Renán Vega Cantor
Al borde del
precipicio
Varias informaciones
recientes indican el acelerado proceso de destrucción de la naturaleza y
de trastorno climático en el mundo, así como de la miseria de millones
de seres humanos, afectado por catástrofes que se pretenden naturales
pero que tienen un claro origen social, aunque eso no sea evidente a
primera vista. Sin pretender ser sistemáticos recordemos algunas de las
noticias que se registraron en el 2016 sobre caos climático, extinción
de especies, pérdida de biodiversidad y las mal llamadas “catástrofes
naturales”. (...)
Las características del capitalismo, su lógica de funcionamiento,
explican que se haya convertido en una destructiva fuerza, que ataca a
la mayor parte de los seres humanos y destruye la naturaleza, habiendo
originado el capitaloceno (La época del capitalismo). Algunos de los
elementos centrales de su funcionamiento son los siguientes:
-
Primer elemento: la acumulación capitalista que crece en forma exponencial e ininterrumpida en la búsqueda insaciable de ganancias. Para obtener ganancias se debe explotar intensivamente a los trabajadores y expoliar el medio ambiente, sin interesar si se destruyen a otras formas de vida. Se supone que puede haber crecimiento al infinito, como requisito de la acumulación de capital, en una tierra cerrada y limitada en recursos.
-
Segundo elemento: para obtener ganancias el capital rebasa las fronteras nacionales y se expande por el mundo en búsqueda de fuentes de materias primas, trabajo barato y nuevos mercados de inversión y consumo. Incluso, algunos lunáticos hoy hablan de la “colonización de Marte”, como forma de huir de la tierra. Esta expansión tiene como motor principal la competencia desenfrenada de capitales, que primero compiten a escala local y luego en el mundo entero.
-
Tercer elemento: obtener réditos en el corto plazo, porque, como decía Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos. Esto supone que no se tienen en cuenta los tiempos de la naturaleza, sino los tiempos del capital y los negocios. Como consecuencia se aniquila a los ecosistemas, tal y como lo evidencia la explotación mineral o de hidrocarburos, ya que no se tiene en cuenta el tiempo de reposición de los ecosistemas (cuando hablamos de bienes renovables) y se actúa en contra de los límites naturales.
-
Cuarto elemento: para conseguir el incremento de ganancia en forma permanente se produce un crecimiento ininterrumpido de las fuerzas productivas-destructivas, lo que se expresa entre otras cosas en el desarrollo de la tecnociencia, lo que lleva a inventar tecnologías más potentes, y que consumen mayores cantidades de materia y energía, para extraer más materia y consumir hasta la última porción de energía disponible. Esto genera una particular forma de arrogancia tecnocrática, para la cual no hay límites naturales, ni de ninguna otra índole, y que postula que tarde o temprano se encontraran las soluciones técnicas a los problemas que ha generado el capitalismo.
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Quinto elemento: se estructura una jerarquía de valores que exaltan la competencia, el individualismo, el egoísmo, la codicia, la sed de ganancias, el consumismo, la explotación de otros seres humanos, como propias de la “naturaleza humana”. Esos valores son inculcados desde la escuela, y por los medios de comunicación, lo que legitima al capitalismo, que es visto como el orden natural de las cosas, un sistema eterno e insustituible.
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Sexto elemento: la producción de mercancías obliga a su consumo, para poder obtener ganancia por parte de los capitalistas. Esto conduce a impulsar el consumo, creando necesidades artificiales e innecesarias, como puede verse hoy al examinar gran parte de las mercancías que se generan en el capitalismo, muchas de las cuales son inherentemente nocivas.
Con estos elementos, puede concluirse sin mucho esfuerzo que el
capitalismo es insustentable a corto plazo. Como indican Fred Magdoff y
John Bellamy Foster: El sistema capitalista mundial es insustentable en:
(1) su búsqueda por una acumulación sin fin de
capital tendiente a una producción que debe expandirse continuamente
para obtener ganancias; (2) su sistema agrícola y alimentario que
contamina el ambiente y sin embargo no garantiza el acceso cuantitativo
y cualitativo universal de comida; (3) su desenfrenada destrucción del
ambiente; (4) su continua reproducción y aumento de la estratificación
de riqueza dentro y entre los países; y (5) su búsqueda por la “bala de
plata” tecnológica para evadir los crecientes problemas sociales y
ecológicos emergentes de sus propias operaciones34.
El término capitaloceno hace referencia a un periodo de tiempo reciente,
una nueva era geológica, y a una categoría analítica y explicativa.
En el primer sentido, establece una cronología
para englobar un conjunto de procesos cuyo nexo articulador es la
existencia y el predominio de la relación social capitalista, desde el
momento mismo de su génesis, como capitalismo de guerra en el siglo XVI,
en algunos lugares de Europa y que luego, se expande por el resto del
mundo durante los últimos siglos, adquiriendo una fuerza e impacto
mundial tras la revolución industrial a finales del siglo XVIII.
En el
segundo sentido, es una noción que se dirige a dar una explicación de
los fundamentos de funcionamiento del capitalismo y sus impactos
destructivos sobre el planeta tierra. Busca explicar en forma racional
las raíces de lo que sucede. Aunque el capitaloceno representa un
período muy corto, su impacto es tal que la mayor parte de las
transformaciones que ha generado tienen un carácter de irreversibles. El
capitalismo es una fuerza geofísica global, eminentemente destructora,
aunque se suponga que es creadora, su carácter devastador es de tal
dimensión que puede catalogarse como un nuevo meteorito, pero de origen
social, similar al meteorito que se estrelló contra el Golfo de México
hace 65 millones de años y que produjo la quinta extinción de especies y
arrasó con el 90 por ciento de la vida que por entonces existía en la
tierra35.
Al hablar de capitaloceno no importa tanto que se
le conciba como una época histórica o una era geológica, y lo menos
interesante es argüir que hoy no pueden leerse los registros
estratigráficos que demuestren su existencia. Es poco importante que
exista un reconocimiento estratigráfico del capitaloceno.
Lo
fundamental es el sentido político del término y al desafío cognitivo de
orden colectivo que debería generar, que conduzca no solamente a cambiar
nuestra comprensión de la realidad, sino lo que es más importante y
decisivo, nuestro accionar como sociedades. El asunto es crucial, no es
una cuestión terminológica ni una querella entre geólogos. Tiene que ver
con el esclarecimiento de las razones y de las causas que producen la
destrucción de la naturaleza, la extinción de especies, el vuelco
climático, la acidificación de los mares, la destrucción de los
corales…. El capitaloceno sí está dejando huellas de tipo geológico.
Al respecto, uno de los cambios
geológicamente más significativos, aunque aparezca casi invisible para
nosotros, es la modificación en la composición de la atmosfera: las
emisiones de bióxido de carbono (CO2), cuya contribución al
calentamiento global es innegable –lo que produce cambios climáticos,
concretamente elevación de la temperatura, que no se presentaban hace
millones de años– y que permanecen durante miles de años en la
atmósfera. Asimismo, el desplazamiento de plantas y animales hacia los
polos, un movimiento migratorio forzado por el aumento de la
temperatura, que ya se está presentando, va a dejar su registro fósil,
en idéntica forma que la elevación del nivel del mar en varios metros,
con lo cual se hundirán ciudades completas.
Es probable que mucho tiempo después de que
nuestros autos, ciudades y fábricas se hayan convertido en polvo, las
consecuencias de quemar carbón y petróleo equivalente a miles de
millones de toneladas sean claramente ostensibles. El bióxido de carbono
calienta el planeta y, al mismo tiempo, se cuela en los océanos y los
acidifica. En algún momento de este siglo serán tan ácidos que los
corales ya no podrán construir arrecifes, lo que se registrará
geológicamente como "un hiato de arrecifes". Estos hiatos han marcado
cada una de las últimas cinco extinciones masivas principales. La más reciente, que se cree fue causada por el impacto
de un asteroide, tuvo lugar hace 65 millones de años, al final del
periodo Cretácico; no sólo eliminó a los dinosaurios, sino también a los plesiosaurios, los pterosaurios y los ammonoideos. La escala de lo que
les está sucediendo ahora a los océanos es, de acuerdo con muchos
expertos, incomparable desde entonces. Para los geólogos futuros, dice
Zalasiewicz, nuestro impacto podría parecer tan repentino y profundo
como el de un asteroide. (Bienvenido al Antropoceno, la era del hombre36)
Entre algunos de los cambios que ha generado el capitalismo se
encuentran:
un aumento en la tasa de extinción de la fauna y
la flora a niveles sin precedentes desde la aparición del homo sapiens;
aumento en los niveles de C02 en la atmosfera, que modifica
el clima y aumenta las temperaturas, de tal forma que no había sucedido
hace 66 millones de años; producción masiva de plásticos, que inundan
ríos, lagos y océanos, interfiriendo en la vida de miles de especies; la
utilización de fertilizantes ha duplicado la cantidad de nitrógeno y de
fosforo en las tierras de cultivo. Se calcula que esto puede causar un
impacto sobre el ciclo de nitrógeno que no se presentaba hace 2.500
millones de años; “la presencia de una capa permanente de partículas
transportadas por el aire en los hielos glaciares y sedimentos, como por
ejemplo carbono negro procedente del consumo de combustibles fósiles”
37. Con estas evidencias, advierten algunos geólogos,
"Muchos de estos cambios son geológicamente duraderos y algunos son
efectivamente irreversibles"38.
Los rasgos distintivos del capitaloceno no apuntan a señalar en
abstracto al ser humano como una fuerza geológica en sí misma de
extinción masiva, sino al sistema capitalista, como una forma de
organización social e histórica particular, cuyo funcionamiento ocasiona
los problemas que vivimos en la actualidad.
Como
tal, desde su origen el Homo sapiens ha vivido en diversas formas de
organización social, y en ninguna de ellas se puso en peligro global la
supervivencia de la misma humanidad y de otras formas de vida a una
escala masiva, como hoy acontece. Uno de los aspectos que suele
resaltarse cuando se habla de Antropoceno es el tamaño de la población
humana, cuyo número creció en forma exponencial en los últimos dos
siglos, tras la Revolución Industrial y en forma más veloz en los
últimos cincuenta años. Este crecimiento está asociado a las energías
fósiles, porque sin ellas no hubiera sido posible, algo que se deriva
entonces del mismo desarrollo del capitalismo. Pero un elemento
adicional que no puede ser negado es que no todos los seres humanos que
hoy vivimos en el planeta tierra tenemos el mismo grado de
responsabilidad, puesto que hay una asimetría evidente entre una ínfima
minoría de grandes capitalistas y el resto de la población mundial.
En otros términos, existe una
segmentación en términos de producción y consumo entre unos pocos países
y el resto, y más en general, entre los más ricos entre los ricos y
millones de pobres y miserables.
Oxfam lo ha dicho en sus informes de enero de
2016 y de enero de 2017. En este último proporciona algunos datos sobre la aterradora desigualdad social y
económica en el mundo:
1. Cuando una
de cada diez personas en el mundo sobrevive con menos de dos dólares al
día, la inmensa riqueza que acumulan tan sólo unos pocos resulta
obscena. Sólo ocho personas (concretamente ocho hombres), poseen la
misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.600
millones de personas. […]
2. Siete de cada diez personas vive en un país
en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años.
3. La
desigualdad extrema tiene un enorme impacto en las vidas de las mujeres, sobrerrepresentadas en los sectores con peores salarios y que sufren
mayores niveles de discriminación en el ámbito laboral y asumen la mayor
parte del trabajo de cuidados no remunerado. Al ritmo actual, llevará
170 años alcanzar la igualdad salarial entre hombres y mujeres.
4. La
evasión y elusión fiscal por parte de las grandes multinacionales priva
a los países pobres de al menos 100.000 millones de dólares cada año en
ingresos fiscales, dinero suficiente para financiar servicios educativos
para los 124 millones de niños y niñas sin escolarizar o servicios
sanitarios que podrían evitar la muerte de al menos seis millones de
niños y niñas cada año39.(...)
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