domingo, 26 de abril de 2020

Hacia qué democracia nos orienta el Llamamiento de VC en 2013.


Arraiga en la organización y lucha de los condenados por el sistema mundo capitalista y sus locales para confrontar con estos últimos y con el estatismo o posibilismo.
Enfrentamiento que iluminan les diverses de abajo en Chile con historia reciente:

 

Entre la revuelta de octubre,

la pandemia y los riesgos de

una recuperación neoliberal

25 de abril de 2020

Por Franck Gaudichaud y Alex G.
Viento Sur
Chile vivía desde octubre en una gran revuelta social y popular, con manifestaciones masivas contra el régimen político, el neoliberalismo y contra las fuertes desigualdades en las que está inmerso el país. Ese proceso de rebelión consiguió lo que se podía interpretar como una concesión del gobierno del multimillonario Sebastián Piñera, al mismo tiempo que como un intento de recuperar el poder político: la convocatoria de un referéndum el 26 abril para decidir si se cambiaba o no la Constitución, heredada, no hay que olvidarlo, de la dictadura de Pinochet. Con la propagación de la pandemia el referéndum ha sido pospuesto hasta el mes de octubre. Y como en el resto del mundo, las medidas de confinamiento y los riesgos de contagio han paralizado las manifestaciones y protestas que se venían desarrollando.
Epidemia y lucha de clases
El Covid-19 llegó a Santiago a través de las personas más ricas provenientes de distintos países de Europa, China o de viajes en crucero. Proporcionalmente, Chile es el país más afectado por la epidemia de toda América Latina; sin embargo, su tasa de mortalidad es inferior a la de Ecuador. Es de dominio público el no respeto del confinamiento por parte, sobre todo, de las familias acomodadas que viajan entre sus residencias principales y secundarias. Esto ha llevado incluso a la organización de protestas y de la acción directa a través de barricadas: los habitantes de los pueblos balnearios buscan de ese modo impedir la llegada de los miembros de la burguesía capitalina a sus zonas veraniegas. Durante el fin de semana de Pascua, algunos miembros de la gran patronal, para evitar los controles policiales, han llevado hasta el absurdo el escapar del confinamiento, ¡viajando en helicóptero a sus mansiones veraniegas de la costa!

Las numerosas asambleas locales que se pusieron en pie tras la revuelta que estalló en octubre han permitido cuando menos cierto nivel de respuesta popular para hacer frente a la crisis sanitario y dar continuidad a la lucha contra Piñera y su mundo. Estos espacios autoorganizados desempeñaron un papel fundamental durante la revuelta: garantizar el abastecimiento mientras los comercios permanecían cerrados, garantizar la seguridad y la vigilancia frente a la violación de los derechos humanos por parte de la policía y la organización de las protestas.
Con el paso del tiempo, estas asambleas se convirtieron en espacios deliberativos y de debate político por abajo. Para Karina Nohales, de la Coordinadora feminista del 8 de marzo, «con la pandemia, las asambleas de barrio han permitido elaborar sin demora las listas de personas mayores, de quienes se encuentran en situación de penuria económica y de gente aislada y en situación de vulnerabilidad para organizar la ayuda a las mismas. Sin embargo tampoco hay que pensar que en este momento estas redes sociales barriales van a permitir una organización paralela al Estado con un impacto social importante».
«El miedo que había desaparecido está de vuelta con la epidemia»
Para el gobierno la crisis sanitaria ha sido una buena oportunidad para recuperar relativamente la iniciativa política y de comenzar a gobernar tras meses de parálisis y protestas. Es lo que, de forma simbólica, testimonia la imagen de Sebastián Piñera paseándose y haciéndose fotos en la Plaza de la dignidad, epicentro de las manifestaciones y de los enfrentamientos con la policía desde octubre. Como recuerda Karina Nohales, «Durante los meses de la revuelta, todo lo que decía el gobierno alimentaba la revuelta y aumentaba la rabía de la gente movilizada. Ahora mismo, frente a la pandemia, el país está más o menos obligado a obedecer los dictados del gobierno. Esto no significa que las decisiones gubernamentales sean asumidas acríticamente, pero no tenemos la posibilidad de manifestarnos.
Aunque, por su parte, el gobierno no las tiene todas consigo. Una expresión de ello es la agudización de las medidas represivas y el reforzamiento del estado de excepción que ya estaba en marcha desde octubre. Piñera sabe que solo puede gobernar gracias a la excepcionalidad del momento». En efecto, la pandemia emerge como un momento de ruptura con la normalidad en el seno de una situación ya excepcional. Según las distintas encuestas de opinión, el índice de aprobación del presidente del gobierno se sitúa por debajo del 8%, es decir, el nivel más bajo desde el fin de la dictadura en 1990.
Hay que señalar que la gestión de la pandemia está siendo catastrófica, con erráticas medidas de confinamiento que varían de una ciudad a otra, de un barrio a otro y de una calle a otra; y que, sobre todo, están dictadas por el imperativo de mantener la actividad económica bajo la presión de la patronal local. Mañana y tarde, el metro de Santiago está abarrotado de trabajadores y trabajadoras pobres y precarios, y las calles llenas de trabajadores y trabajadoras del sector informal que no tienen otra opción que ir a trabajar para ganar unos pocos pesos.

La ministra de la Salud ha multiplicado las declaraciones optimistas a pesar de que la pandemia no ha hecho mas que comenzar y que el sistema sanitario público no tiene capacidad para absorber una afluencia masiva de enfermos por el Covid-19. Más en general, la red sanitaria está extremadamente segmentada y abandonada a la lógica del mercado y de las aseguradoras privadas, mientas que las clases populares deben contentarse con hospitales abarrotados y mal equipados. «Es por eso que el miedo que había desaparecido está de vuelta con la epidemia», como indica Karina Nohales. «Por tanto, nuestro desafío político es vincular las protestas acumuladas a lo largo de estos últimos meses y la forma como la pandemia pone al descubierto, de forma brutal, todos los elementos de la crisis. Pero no es fácil lograr esa politización de masas».

Los trabajadores y trabajadoras pagan la crisis
La combinación de la crisis sanitaria y crisis económica conduce a la mayoría de la población chilena a una situación catastrófica. La Administración de los fondos de pensiones (AFP) que gestionan las pensiones, todas ellas privatizadas desde los años 1980 –si excepturamos ¡la de los militares!- ya han perdido el 20% de sus fondos. Y esto no ha hecho más que empezar. En 2008, durante todo el período de la crisis económica, las pérdidas llegaron al 40%. Las medidas económicas anunciadas por el gobierno se refieren a tres elementos definidos en función de las exigencias de la gran patronal (los Luksic, Matte, Angelini y otros que controlan la economía):
•Ayudas a las empresas, facilitándoles créditos a un tipo de interés bajo;
•Ayudas al sector informal, y a las y los autónomos, si bien con cantidades ridículamente bajas y sólo para un sector reducido de los mismos.
•Para la gente asalariada, se ofrece la posibilidad de suspender el contrato de trabajo, pero ¡sin derecho al salario! La única obligación de las y los empleadores es de cotizar a las AFP, al Fondo Nacional de Salud y al seguro de desempleo, pero al 50%. Así pues, es la gente asalariada quien paga la crisis, porque su única fuente de ingresos es el seguro de desempleo, financiado por los propios trabajadores y trabajadoras. Todo ello, teniendo en cuenta que el importe que van a recibir no se corresponde de lo que han cotizado, como es lógico en el sistema de capitalización e individualización que existe en Chile. Más de 23.000 empresas se han acogido a esta medida que afecta a 350.000 personas; la mayoría de ellas no cobrará más que la mitad del salario mínimo.
Esta suspensión del contrato de trabajo ya se aplica en las cadenas de comida rápida (Stark Bucks, Burger King). También se han dado despidos masivos en el sector hotelero, de la restauración y del comercio. Cuando se activó el confinamiento en los barrios ricos de Santiago, hubo una ola de despidos masivos en el sector de la construcción debido a que se pararon todas las obras.
Los sindicatos no están a la altura
La respuesta sindical no ha estado a la altura de la situación. Su intervención ha estado centrada fundamentalmente en intentar conservar los puestos de trabajo sin plantear el derecho a abandonar el trabajo (mientras no se cumplan las condiciones sanitarias necesarias) y sin plantearse cómo garantizar un confinamiento digno y seguro para millones de personas. Muchos sindicatos han continuado apalancados en la lógica de que el confinamiento podría poner en riesgo el empleo. Sin embargo otras organizaciones sindicales han impulsado demandas judiciales para proteger los derechos fundamentales y la salud de sus afiliados y afiliadas. Los tribunales laborales han dictado resoluciones por las que autorizan a los trabajadores y trabajadoras a no acudir al puesto de trabajo, sin perder su salario, si las condiciones de higiene y seguridad no estaban garantizadas. Pero, a pesar de ello, aún muchos sindicatos no se acogen a ellas.

La Coordinadora feminista del 8 de marzo, en relación con otras organizaciones feministas, lanzó una campaña para responder a la violencia machista y de género en el período de confinamiento. Este espacio feminista unitario, que reunió a millones de personas el 8 de marzo último, también impulsó la huelga en defensa de la vida; es decir, una huelga para exigir la puesta en pié de un plan de urgencia social y sanitaria para hacer frente a la pandemia y a sus consecuencias.

Semanas que definen el futuro
Sin duda, tanto en Chile como en Francia, el fin del confinamiento estará marcado por la vuelta de las manifestaciones, de las huelgas y de las movilizaciones sociales. Las clases dominantes chilenas tratan de aprovechar bien la pandemia para hacer avanzar su propia agenda y organizar la recuperación de la iniciativa que les permita canalizar y neutralizar la crisis política actual, al mismo tiempo que continúan con la represión. Y todas las ocasiones serán buenas para ello. Un ejemplo de ello es la lucha de numerosas familias y militantes para exigir la liberación de cientos de presos y presas políticas de la revuelta de octubre, dado que las prisiones constituyen un riesgo añadido para el contagio. Finalmente, una parte de las personas detenidas en el país, consideradas como no peligrosas, pasarán a una situación de detención domiciliaria debido a la urgencia sanitaria, sin que se haya dado una respuesta concreta a quienes están en prisión por haber participado en la movilización social. Aprove7chando esta coyuntura, varios parlamentarios de la derecha exigieron al poder la necesidad de liberar también a los responsables de la sistemática violación de los derechos humanos de la dictadura que se encuentran en prisiones de lujo. Frente a la indignación social creada y a pesar del apoyo a esta medida por parte de jueces pinochetistas, el gobierno tuvo que dar marcha atrás.
Así pues, las próximas semanas serán, sin duda, determinantes (tanto desde el punto de vista de la salud pública y sanitaria del país, como de la capacidad del movimiento popular para continuar en impulsar las reivindicaciones emanadas de la revuelta de octubre), para hacer recular a la derecha y a la extrema derecha nostálgica de la dictadura, al mismo tiempo que se exige un plan de urgencia para hacer frente a la Covid-19.
El otro desafío se sitúa en la capacidad para aprovechar este tiempo de transición, aún inestable, para comenzar a tejer formas de organización política por abajo que puedan ofrecer una perspectiva clara, democrática y radical a la fuerza de las luchas que se vienen expresando en las calles desde hace meses con un régimen político en plena descomposición y contra el modelo neoliberal.
* Franck Gaudichaud, profesor de historia y civilización de América Latina en la Univesidad de Toulouse, del comité editorial de ContreTemps y militante del NPA. Alex G. Militante del NPA en Toulouse.
Traducción del francés por Viento Sur

 
Enfrentamiento con el Capital Estado que ya se da en las disputas de territorios por comunidades indígenas y asambleas antiextractivistas. Pero hoy cunde la desobediencia debida en sus distintas variantes ante el Covid-19 y la extensión del estado de excepción desde las cárceles repletas (sobre todo) de jóvenes desechables para el sistema hasta las barriadas de les expropiados, oprimidos, excluidos. Se requiere "apuntar a salir de esta crisis en un marco ampliado de carácter frentista que confronte con ese posibilismo que ha venido naturalizando la frase “es lo que hay” como expresión de un sentido común que da la espalda a cualquier utopía superadora del statu quo".

Argentina. Único Plan de Gobierno:

Aislamiento, control, y pago de la deuda ilegítima /

El pueblo no come alcohol en gel

Por Jorge Falcone*, Resumen Latinoamericano, 24 abril 2020


“Las ciudades hijas de la modernidad capitalista están diseñadas para enriquecer a las élites en cada crisis, para desaparecer a los más vulnerables y dejar en casa, inmóvil, a una clase media asustadiza y cómoda, que no hace otra cosa que consumir información de pánico y gastar su poco dinero guardado como si fuera el fin del mundo. El fin del mundo comenzó con el triunfo del capitalismo y su complejo sistema de destrucción de la vida y los elementos naturales que sostienen el planeta. No sólo tenemos una emergencia sanitaria, tenemos una emergencia climática, de escasez de agua, de refugiados víctimas de la guerra en medio oriente, del narcotráfico en Latinoamérica y refugiados ambientales por la destrucción de sus ecosistemas de vida, tenemos un incremento exponencial de femicidios en todos los continentes y una corrupción cada vez más descarada en todos los niveles de gobierno; la crisis es sistémica y la solución lo debe ser igual”.
EZLN, “OTRO MUNDO ES POSIBLE: No basta con lavarnos las manos y ponernos una mascarilla, tenemos que construir otros mundos”.

Aún está por verse quién sacará mayor partido de este impasse global
Cualquiera que haya seguido las notas de este cronista, particularmente entre diciembre de 2019 y marzo del corriente, podrá atestiguar que – viniendo de la larga noche macrista – reflejaron no pocas expectativas en las promesas del nuevo gobierno, estimuladas por el discurso del Presidente en su acto de asunción.
A la fecha, quien escribe estas líneas no tiene la menor sombra de duda acerca de que, más allá de las bravatas retóricas dirigidas al empresariado rapaz, los mimos dedicados a la clase media por Cadena Nacional, o los simpáticos tweets del primer mandatario como aquel en que autorizó al hijo de Marley a comer más golosinas que las que le impone su padre, seguimos transitando sin novedad la democracia de baja intensidad pactada en 1983 entre los genocidas y la clase política, y administrada por un Estado Colonial.
En el mundo orwelliano que la pandemia impone, mientras los ELLOS – Oesterheld dixit – refuerzan nuestro aislamiento con la complicidad de vecinos botones y su control vía Big Data detectando y allanando a potenciales agitadores (a ese respecto, el filósofo surcoreano Byung – Chul Han opina que “vivimos en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan la tierra y dicen: ustedes la reciben gratis, ahora árenla. ¡Y la aramos a lo loco! Al final, vienen los señores y se llevan la cosecha. Así es como se explota y vigila la totalidad de la comunicación. Es un sistema extremadamente eficiente. No existe la protesta porque se explota la libertad en sí misma”), mientras recortan salarios y cesantean a lxs únicxs productores/as de riqueza sometidxs a labores presenciales, muchxs de NOSOTRXS capitalizamos la coyuntura revisando el sistema – mundo que nos trajo hasta esta hecatombe y apostamos por una nueva conciencia planetaria integral, lo que suma a la histórica causa de la Justicia Social atender a la desaceleración de la economía que tan visionariamente  plantearon lxs decrecentistas (http://www.protectora.org.ar/economia-y-finanzas/decrecentismo-tener-menos-para-ser-mas/11973/), repensar la distribución demográfica que concentra a la mayor parte de nuestras poblaciones en grandes centros urbanos vaciando las periferias, y abogar por un mayor respeto a la biodiversidad, entre tantas otras asignaturas pendientes de la humanidad.

Ante semejante panorama, viene a la memoria la remanida cuan retrógrada frase “la letra con sangre entra”, ya que cabe interrogarse si acaso la ética es hija del miedo, porque si bien en el Norte Global sobreviven voluntades empeñadas en  sostener un mundo unipolar, una cosa es el poderío que aún detentan, y muy otra la hegemonía de la que ya carecen, toda vez que – al decir de Gramsci – esta debe ser cultural.

La falacia oficial de no pagar la deuda
A contrapelo de su simulación soberanista, y en plena pandemia, el gobierno nacional – que no atina a imponerse contra las grandes fortunas improductivas de nuestro país – sigue destinando recursos a pagar la deuda. El Licenciado en Administración y Finanzas
Héctor Giuliano
estima que desde diciembre pasado ya se habrían desembolsado más de 5000 millones de dólares tan sólo del Tesoro Nacional, sin contar  con lo abonado por el Banco Central y las provincias, que lo hacen por otras vías, gesto que denuncia como la anomalía de avenirse al criterio impuesto por los acreedores de “pagar mientras se negocia”.
Aunque una amplia franja del campo popular e intelectuales de gran valía así lo exigen (últimamente, el Profesor emérito de la UBA Mario Rapoport ha escrito: “Debemos recobrar los jirones de soberanía perdida y volver a los circuitos internacionales curados no sólo del coronavirus sino también de la pandemia económica internacional con políticas económicas propias”), el oficialismo continúa empeñado en cumplir con el fraudulento empréstito sin investigarlo, al tiempo que  transfiere su carga a futuras generaciones, contando con la complicidad de la mayor parte del espectro parlamentario.
Resumiendo, macrismo económico con rostro humanitario: Se nos “protege” con modales de Madre Teresa y se nos reprime al estilo Piñera. La última “perlita” del gobierno ha sido confinar a los adultos mayores de 70 años, sin actualizar su mirada sobre la nueva longevidad que – innovación tecnológica mediante – está haciendo que la llamada Tercera Edad se aproxime cada vez más a los 100 años… por no decir que muchxs de esxs septuagenarios fueron lxs audaces veinteañerxs que en los trances más difíciles de la Patria apostaron su pellejo dejando un invalorable legado para que una dirigencia que se llena la boca con las estrofas de La Marchita recoja sus banderas. Todo ello cimentado en la cooptación de amplias franjas de clase media en condiciones de guarecerse en hogares confortables y encolumnarse como dóciles roedores tras el Flautista de Hamelin mediático que entona la engañosa melodía del “cuidado”.

Ni un hombre más que pase sin que reine, ni una sola mujer sin su diadema (**)
De cara al Día Internacional de lxs Trabajadorxs, ningún/a argentinx debería pasar por alto que, desde que se decretó la cuarentena, se han perdido más de 45.000  empleos formales. Tal circunstancia induce a considerar que si el gobierno está dispuesto a apoyar financieramente a empresas que recortan salarios y/o despiden – y acaban de otorgársele 850.000.000 $ -, sería más que justo reclamar que ese capital se convierta en acciones para la gestión obrera con participación del Estado y eventual expropiación… y no en fuga de dólares por parte de las patronales, ya que se trata de dinero del pueblo destinado a su administración gubernamental. Por tanto, asiste sobrado derecho a que el mismo quede bajo control de quienes producen bienes o servicios.
Durante su homilía del Domingo de Pascuas, el Papa Francisco, expresó ante una Plaza San Pedro vacía debido a las medidas de prevención sanitaria: “Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos’ ”.
Por otra parte, las denuncias por violencia de género han aumentado en un 39% durante la emergencia causada por el coronavirus y, desde que comenzó el confinamiento, el 20 de marzo, se han producido una veintena de femicidios. La ONU ha bautizado dicho fenómeno como “la otra pandemia”. Ante el dramático incremento de dicha estadística, tanto la UTEP como la senadora pampeana, Norma Durango coincidieron en impulsar un proyecto de ley para declarar la Emergencia en Violencia de Género por dos años.
A todo esto, dado que al cabo del affaire de los sobreprecios en Desarrollo Social, aún no hay estructura que sustituya el suministro de alimentos, en los últimos días la concurrencia a los comedores pasó de 8 a 11 millones de personas (!) En el seno de un gobierno para el que la cuarentena parece convertirse en su exclusiva razón de ser, nunca como en estas horas se había visto tan desdibujados a dos cuadros como Ginés y Arroyo, que ingresaron al gabinete nacional con créditos dignos de Messi y Maradona.

En consecuencia, a lo largo y ancho del país, la realización de ollas populares  viene constituyéndose en acto de resistencia y epicentro de la reorganización popular en los territorios (si “para muestra basta un botón”, San Fernando, Alte. Brown, Moreno y La Matanza lo vienen impulsando bajo la consigna «Plan Ollas Populares Si, Gendarmería No», mientras que Ezeiza, Jagüel, y Monte Grande con el nombre de “Ollazos”), materializando la ya legendaria consigna que suele repetirse en trances tan difíciles como el que atravesamos, acerca de que “sólo el pueblo salvará al pueblo”. Una vez más, la conocida solidaridad de los humildes está brindando una nueva lección a toda la sociedad, atendiendo con escasos recursos comedores y merenderos que rebalsan de vecinos, y bregando contra viento y marea por la soberanía alimentaria. Porque, como sostienen el MST brasileño y varios movimientos neo ruralistas, “en tiempos de agronegocio, comer sano es un acto político”.

Es hora de que el Palacio atienda al clamor de la Calle porque, tanto las barriadas del conurbano profundo donde se rechaza a pedradas el severo control policial, como los obreros del quilmeño frigorífico Penta que, desoyendo la intimación oficial de no circular, – barbijos mediante – se movilizaron a Plaza de Mayo (foto al pie), están demostrando que entre el hambre y el COVID – 19, el pobrerío elegirá  la desobediencia civil.Todo parece indicar que la militancia debería apuntar a salir de esta crisis en un marco ampliado de carácter frentista que confronte con ese posibilismo que ha venido naturalizando la frase “es lo que hay” como expresión de un sentido común que da la espalda a cualquier utopía superadora del statu quo.

Según la cadena informativa medio-oriental Al Monitor, mientras gran parte del Sur Global  padece el flagelo en expansión absolutamente desamparada, la disputa entre las grandes potencias “es similar a una carrera armamentística. (…) Una vez, los países compitieron por la adquisición de armas y materiales de guerra. La siguiente fue la carrera nuclear, y ahora buscan respiradores. Sus precios han subido al menos un 500%, así como los de todos los elementos de protección relacionados con el coronavirus”.
Es momento de recrear un nuevo alineamiento internacional independiente de los centros de poder que hoy se arrancan los ojos por liderar el nuevo sistema-mundo. La suya no es nuestra guerra. El porvenir no debe parecerse a lo conocido hasta ahora. La vida en el planeta depende de ello.-

(*) Integrante de la OLP-Resistir y Luchar
(**) Fragmento del poema “El Pueblo”, de Pablo Neruda.
Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2020/04/24/argentina-unico-plan-de-gobierno-aislamiento-control-y-pago-de-la-deuda-ilegitima-el-pueblo-no-come-alcohol-en-gel/

 
 
Enfrentamiento con los poderes constituidos mediante dictadura genocida y democracia para la derrota tanto de les desposeídxs como de sus organizaciones de lucha. Hacia recuperar los bienes comunes sociales y naturales que esos poderes expropiaron, acapararon y mercantilizaron. Sin autoafirmación en el principio de Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad no puede haber democracia.

Llamamiento de la VI Conferencia de la Vía Campesina Egidio Brunetto – 9 al 13 de junio

(Yakarta, el 12 de Junio de 2013) Nosotros, La Vía Campesina, venimos a extender nuestro llamado urgente a tejer hilo a hilo la unidad a nivel global entre organizaciones del campo y la ciudad para participar activa, propositiva y decididamente en la construcción de una nueva sociedad, basada en la soberanía alimentaria, la justicia y la igualdad

(...) Semillas, bienes comunes y agua
Enaltecemos a las semillas, el corazón de la Soberanía Alimentaria, con el principio Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad, reafirmado hoy por cientos de organizaciones en todo el mundo. Nuestro desafío pasa hoy por seguir manteniendo a nuestras semillas vivas en manos de nuestras comunidades, por multiplicarlas en el marco de nuestros sistemas campesinos. Continuaremos la lucha contra su apropiación a través de diversas formas de propiedad intelectual y su destrucción por su manipulación genética y otras nuevas tecnologías. Nos oponemos a los paquetes tecnológicos que combinan transgénicos con el uso masivo de pesticidas.
Seguimos hoy enfrentando la Leyes de semillas que, de la mano de los intereses de las corporaciones, son privatizadas y mercantilizadas. Seguimos enfrentando a los transgénicos  y luchando por un mundo libre de transgénicos. 

Los ciclos de la vida fluyen a través del agua y ella es una parte esencial de los ecosistemas y la vida. El agua es un bien común y como tal debe ser protegido.
Construyendo desde nuestras fortalezas
Nuestra gran fortaleza es crear y mantener unidad en la diversidad. Nosotros tenemos una visión del mundo inclusiva, amplia, práctica, radical y esperanzada como invitación a unirnos en la transformación de nuestra sociedad y la protección de la Madre Tierra.
  • Las movilizaciones populares, la confrontación con los poderosos, la resistencia activa, el internacionalismo, el compromiso con los movimientos de base locales son esenciales para lograr cambios sociales efectivos.
  • En nuestra heroica lucha por la Soberanía Alimentaria continuaremos construyendo alianzas esenciales con los movimientos sociales, los trabajadores y organizaciones urbanas y de las periferias, con migrantes, con quienes luchan contra la megaminería y las megarepresas, entre otras.
  • Nuestras principales herramientas son la formación, la educación y la comunicación. Estamos fomentando el intercambio de conocimientos acumulados hasta el presente con metodologías y contenidos de formación cultural, política e ideológica y técnica; multiplicando nuestras escuelas y experiencias de educación de nuestras bases y desarrollando nuestras herramientas de comunicación desde nuestras bases. 
  • Nos comprometemos a crear espacios especiales para potenciar a nuestros jóvenes. Nuestra mayor esperanza hacia el futuro es la pasión, energía y compromiso de nuestros jóvenes articulada en los jóvenes de nuestro movimiento.
Nos vamos de esta VI Conferencia Internacional de La Vía Campesina dando la bienvenida a las nuevas organizaciones que se han integrado al Movimiento, seguros de nuestras fortalezas y llenos de esperanzas hacia el futuro.

¡Por la tierra y la soberanía de nuestros pueblos!

¡Con solidaridad y lucha! Leer

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