Página/12:: Economía informa: “El Gobierno anunció ayer una
batería de medidas para potenciar el desarrollo de la industria de los
biocombustibles. El objetivo es que el sector trabaje al máximo de su capacidad
instalada, mientras que actualmente lo hace en un 76 por ciento. Es decir que
habría un margen para producir otras 800.000 toneladas de biocombustibles. Para
alcanzar esta meta se decidió abrir de manera temporaria la importación de porotos
de soja provenientes de Paraguay y Bolivia, que serían utilizados para su
procesamiento y posterior comercialización al exterior. Se creará un Régimen de
Importación Temporaria de Soja y una comisión multidisciplinaria integrada por
Economía, Planificación e Industria para realizar un seguimiento”. Leer
Como el incremento en 800.000 toneladas de biocombustibles significa acaparamiento de tierras y agua, el gobierno CFK da preeminencia a los agrocombustibles sobre los
alimentos. ¿Por qué al privilegiar esa producción incurre en criminalidad de
lesa humanidad?
Producción agraria:
entre los alimentos y la energía
Por Julio C. Gambina (Alainet)
La coyuntura mundial y las condiciones estructurales del desarrollo
local argentino empujan un modelo productivo extractivista, primario
exportador, más allá del agregado de valor, es decir, la agroindustria. Lo
que se potencia es el carácter dependiente del capitalismo argentino al sistema
mundial. El capitalismo global demanda recursos naturales que son abundantes en
nuestramérica, que para el caso argentino se concentra en la riqueza de la
tierra, sus nutrientes, los cursos de agua, y la capacidad de producción
agraria (alimentos + energía), incluida su industrialización.
¿A cuento de qué lo he mencionado? Es que producto de la sequía estadounidense, principal productor agrario del mundo, competidor directo de la Argentina en sus producciones agrícolas, especialmente maíz, soja o trigo, el resultado está siendo el incremento de los precios internacionales de los principales productos de exportación de la Argentina [1]. No sólo de minerales o metales preciosos (oro y plata), soja o maíz, sino también derivados, como los aceites o el biodiesel, tendencia creciente de utilización “alternativa” de la producción agraria.
Vale mencionar, que por primera vez en la historia de la humanidad la producción agrícola se utiliza con destinos distintos a la alimentación, para intervenir como base de sustitución de energía ante la crisis petrolera o energética. Se estima que un tercio de la producción maicera de EE.UU., el principal productor mundial del grano, tiene destino en la producción de bioenergía. La contradicción generada en nuestro tiempo es que la innovación tecnológica permite multiplicar la producción agraria mundial por encima de las necesidades humanas de carácter alimentario, pero al ser crecientemente utilizada en la producción energética ocurre la paradoja de un sexto de la población mundial con hambre.
¿A cuento de qué lo he mencionado? Es que producto de la sequía estadounidense, principal productor agrario del mundo, competidor directo de la Argentina en sus producciones agrícolas, especialmente maíz, soja o trigo, el resultado está siendo el incremento de los precios internacionales de los principales productos de exportación de la Argentina [1]. No sólo de minerales o metales preciosos (oro y plata), soja o maíz, sino también derivados, como los aceites o el biodiesel, tendencia creciente de utilización “alternativa” de la producción agraria.
Vale mencionar, que por primera vez en la historia de la humanidad la producción agrícola se utiliza con destinos distintos a la alimentación, para intervenir como base de sustitución de energía ante la crisis petrolera o energética. Se estima que un tercio de la producción maicera de EE.UU., el principal productor mundial del grano, tiene destino en la producción de bioenergía. La contradicción generada en nuestro tiempo es que la innovación tecnológica permite multiplicar la producción agraria mundial por encima de las necesidades humanas de carácter alimentario, pero al ser crecientemente utilizada en la producción energética ocurre la paradoja de un sexto de la población mundial con hambre.
La FAO da cuenta en su informe sobre “El Estado
Mundial de la Agricultura y la alimentación 2010-2011” [2] que de “2007 a 2009, la crisis de los precios de los
alimentos seguida de la crisis financiera y la recesión económica mundial
acarreó un incremento sin
precedentes del número de personas que padecen hambre y subnutrición en el
mundo, el cual superó la cifra récord de 1000 millones en 2009” (Parte II, página 71). El escrito continúa con un
análisis de superación de la recesión hacia el 2010 y baja de los precios de
los alimentos, y por lo tanto no contempla la situación actual, donde la
recesión y/o desaceleración de la economía mundial es un dato para este
2012, que adiciona crecientes precios de los alimentos (superan los máximos del
2008) y un agravamiento de la situación alimentaria de la población mundial,
que según esos datos involucra un 14% de la población mundial.
Especialización productiva local
La Argentina se insertó en el capitalismo mundial con la “generación del
¿Puede ahora hacerse un símil de esa caracterización, más allá de la política de restricción a ciertas importaciones de bienes? El interrogante es válido desde la consolidación de una especialización productiva que se afirma en el agro y la agroindustria, donde la dominación sigue estando en el paquete tecnológico en manos de grandes transnacionales y la dominación monopólica del comercio internacional y los circuitos globales de circulación de mercancías y servicios. Ya no existe la complementación de otrora entre el capitalismo británico y el local; pero Argentina es parte de la división capitalista del trabajo en un tiempo donde la fábrica es crecientemente china, y con nuestro país asegurando la provisión de insumos primarios que resultan imprescindibles en las condiciones de crisis estructural, no sólo económica y financiera, sino alimentaria, energética y medioambiental.
En efecto, el país potenció la sojización y la mega minería a cielo abierto, producciones donde resulta imprescindible la tecnología importada, que afianza la dependencia de esas inversiones externas. Parte de la renta agraria es apropiada por el Estado vía retenciones, unos 8.500 millones de dólares en 2011, que, fondo sojero mediante, favorecen un gasto público en todos los municipios, con inversión en infraestructura que permite disputa de consensos locales. Con precios en alza, la estimación de recaudación por derechos de exportación (retenciones) para el presente año alcanza a los 11.000 millones de dólares. En ese sentido avanzaron recientes medidas de política económica.
Mediante el Decreto 1339/2012, publicado en el Boletín Oficial el 7 de agosto pasado se incrementaron “las alícuotas de los Derechos y del Reintegro a la Exportación para las mercaderías identificadas como biodiesel y sus mezclas”, sobre la base que “la promoción de la elaboración de biocombustibles constituye una política adecuada para profundizar el proceso de reindustrialización y diversificación productiva impulsado desde 2003 en adelante”, y que “a partir de las políticas de promoción instrumentadas, el complejo oleaginoso en general y la producción de biodiesel en particular se han establecido como actividades consolidadas, competitivas y de elevada rentabilidad.” [3]
Queda clara la apuesta a la producción primaria y a su
industrialización, al punto que no sólo se incrementan las retenciones, del
14,2 al 24,2%, sino que también se autoriza, transitoriamente, a la importación
de granos soja por capacidad ociosa de la industria productora de
biocombustibles, ya que la producción local se coloca mayoritariamente en el
mercado mundial. En ese marco es que se conformó la “UNIDAD EJECUTIVA
INTERDISCIPLINARIA DE MONITOREO”, integrada por los ministerios de planificación, economía,
industria y la AFIP para “favorecer el desarrollo de los biocombustibles en el
país” y
que permite que la Secretaría de Energía establezca el precio de referencia
para el biodiesel (Resolución 1436/2012 de la Secretaría de Energía) [4] y promover el desarrollo industrial en ese
sentido.
Argentina se transformó en un gran exportador de biodiesel y el
vice ministro de economía destacó que se trata de "una industria muy
dinámica y en expansión” y “que en 2011 alcanzó las 18,5 millones de toneladas” [5] constituyéndose en principal proveedor mundial
del rubro, favorecido por retenciones menores. Hasta ahora, las retenciones a
la exportación de aceites eran de 32%, contra el 14,2% que tributaban las
exportaciones de biodiesel. La diferencia, un 17,8% constituyó una renta
apropiada privadamente. Desde ahora las retenciones a la exportación de
biodiesel subirán al 24,2% achicando la rentabilidad privada y mejorando la
ecuación fiscal en un momento de dificultades para sostener el superávit de las
cuentas fiscales.
Síntesis y debate por alternativas
En definitiva, las medidas recientes apuntan a un aumento de las retenciones al biodiesel; a la importación de soja como insumo industrial para biocombustibles; y a la articulación de dependencias del gobierno para la promoción de esa industria asociada a la producción agrícola.
Son un conjunto de medidas que potencian la especialización asociada al carácter extractivista del modelo productivo en la Argentina, que profundizan la soja dependencia, proceso que se consolida desde los cambios estructurales promovidos en los 90 con la implantación de los transgénicos. Es una situación convergente con las modificaciones al código de minería que facilitó el ingreso de inversiones externas en la mega minería a cielo abierto.
El interrogante es si
resulta posible pensar en otro modelo productivo para otra inserción
internacional de la Argentina, privilegiando satisfacer necesidades sociales,
alimentarias, energéticas o medioambientales.Síntesis y debate por alternativas
En definitiva, las medidas recientes apuntan a un aumento de las retenciones al biodiesel; a la importación de soja como insumo industrial para biocombustibles; y a la articulación de dependencias del gobierno para la promoción de esa industria asociada a la producción agrícola.
Son un conjunto de medidas que potencian la especialización asociada al carácter extractivista del modelo productivo en la Argentina, que profundizan la soja dependencia, proceso que se consolida desde los cambios estructurales promovidos en los 90 con la implantación de los transgénicos. Es una situación convergente con las modificaciones al código de minería que facilitó el ingreso de inversiones externas en la mega minería a cielo abierto.
Todo ello supone discutir el tipo de país, su producción y beneficiarios fuera de la lógica de la ganancia, más centrado en resolver demandas de movimientos diversos que reclaman contra la fumigación de los pueblos, o en defensa de la soberanía alimentaria, energética, o del medio ambiente amenazado por la producción orientada al mercado, es decir, dominada por el capital.
No es sólo una cuestión de carácter nacional, sino de discusión global, en donde
El capitalismo avanza implantando súper negocios de oligopolios a
cualquier costo social y ambiental.
Los biocombustibles,
una infamia contra la humanidad
Humberto Tobón y
Tobón
¿Será posible que la
humanidad cometa la estupidez de producir alimentos para tanquear los carros?
Sí es posible. Los líderes del mundo iniciaron una de las campañas más infames,
pero más eficientes, de que se tenga noticia en la modernidad: incentivar a la sociedad a darles
un voto de confianza para impulsar una política en favor de los biocombustibles.
Los argumentos esgrimidos por los voceros de las grandes potencias fueron
bastante efectistas, dado que aseguraban que con los combustibles naturales se
combatiría la contaminación, se disminuiría el calentamiento global y las
economías agrarias saldrían muy favorecidas.
Sin embargo, los líderes mundiales guardan un silencio
absoluto sobre los resultados de investigaciones científicas que demuestran que
en los procesos de producción, recolección y transformación de la biomasa para
la producción de etanol y diesel se genera una contaminación excepcional, pues
para mover la maquinaria y aplicar los fungicidas y los fertilizantes es
necesario apelar a los combustibles fósiles, con daños irremediables para el
suelo, el aire y las fuentes de agua. A esto se agrega que la eficiencia
energética que se alcanza con los biocombustibles es muy baja comparada con el
petróleo y el carbón.
Tampoco les han contado a los ciudadanos que existe una
alianza nefasta entre las industrias automotriz, petroquímica y alimenticia,
con el fin de acelerar las investigaciones que proporcionen mayor eficiencia
productiva para aquellos alimentos que se transforman en combustibles. Estos
acuerdos también tienen que ver con el refinamiento de la lignina y la
celulosa, lo cual pondrá en la línea de destrucción millones de hectáreas de
bosques.
Y mientras tanto, los precios de alimentos básicos van en
alza, lo que ha originado protestas airadas alrededor del mundo. Dichas alzas
se explican porque ha disminuido la producción de alimentos esenciales como
granos y cereales, debido a que muchas tierras se destinaron a la producción de
materia prima para los combustibles; o porque alimentos para la dieta
nutricional de la mayoría de países, tales como maíz, trigo y soya, son
apetecidos como biomasa para la producción de etanol; o por variaciones
sustanciales en el clima que han afectado las cosechas en gran parte del mundo;
o por los terribles daños que la erosión y la mecanización le están ocasionando
al suelo.
La situación ha llegado a un punto tan crítico, que el
Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas anunció recortes en la ayuda
alimentaria a los más pobres, porque el monto de las donaciones que entregan
los países no alcanza para mantener el cubrimiento que se venía ofreciendo. Los rostros hambrientos de millones de personas no
sensibilizan a los negociantes de los combustibles vegetales, quienes sólo
entienden que hay una dinámica económica que muestra un barril de petróleo con
cotizaciones superiores a los 100 dólares y un mercado ávido de tener
combustibles presuntamente limpios para asegurar la movilización de la
industria, especialmente automotriz, a los cuales los gobiernos les brindan
multimillonarios incentivos vía impuestos, créditos baratos y precios
sustentables y subsidiados. Leer
Como dice Vilma Almendra
(Minga Informativa de Movimientos Sociales/Tejido de Comunicación ACIN): “En
todo el continente, pero particularmente desde Colombia, se vive una ocupación
territorial que no sólo invade las reservas de nuestros pueblos con el Plan
Colombia y con las bases militares violando derechos fundamentales, sino que
estigmatiza la lucha organizada; señala y difama líderes sociales para
convertirlos en blanco de cualquier bando; desplaza y empobrece a familias y a
pueblos enteros; roba las tierras para entregarlas a las transnacionales; y
pretende convertirnos en esclavos de industrias extractivas en nuestro propio
territorio. Todo esto con el objetivo de explotar la Madre Tierra para la
acumulación privada”.
También Vilma Almendra destaca: “nos invaden el territorio del
imaginario a través de sofisticados mecanismos de propaganda. Buscan y han
logrado consensos para el consumo, para la guerra y para otros intereses que le
sirven al capital. Así pretenden legitimar el modelo de acumulación e
invisibilizar nuestra historia, nuestra organización y nuestros planes de vida
para convertirnos en mercancía. En este contexto, no sólo líderes (as) y
dirigentes (as) siguen siendo amenazados, desaparecidos y asesinados.
Comunicadores (as) populares y periodistas que cuestionan las políticas y las
acciones del modelo de codicia, y además, posicionan la palabra de la sociedad
y de los pueblos, son acusados y perseguidos en todos los ámbitos por distintos
actores.
Peor aún, procesos enteros están en riesgo de desaparecer y de ser
cooptados completamente, no sólo en Colombia, sino en todos los países, con
movimientos y procesos fuertes. “Una debilidad ha sido la intromisión de los
gobiernos de turno en nuestras organizaciones. Cada Gobierno viene con su
política de extractivismo, de explotación de recursos naturales, sabiendo que
éstos están dentro de los territorios indígenas. Han ido cooptando a dirigentes
para que trabajen con el Gobierno, les ofrecen puestos, sueldos, a veces de
manera individual, otras veces a colectivos y organizaciones enteras”, sostiene
Nancy Iza, dirigenta ecuatoriana (...)”. Leer
Otra vez los pueblos de Colombia ejemplifican rumbos abajo y a la izquierda, demostrando que sólo mediante lucha consecuente se toma conciencia sobre el imperativo de constituir la unidad en diversidad para poner fin al capitalismo e imperialismo dominando al país. En el Lanzamiento
del Movimiento Político Marcha patriótica y Constitución de su Consejo
Patriótico Nacional (23 de Abril de 2012)
Se señala: “(...)Este
modelo profundamente desigual, que se perpetúa fundamentalmente a través de la
guerra, emprendida por el régimen contra el pueblo colombiano, ha hecho posible
lograr los niveles absurdos de concentración de la tierra existentes de nuestro
país a través del desplazamiento forzado de millones de campesinos y del ataque
sistemático a sus formas organizativas. Las “ventajas competitivas” para la
economía colombiana que significan salarios de hambre para nuestros
trabajadores, se han conseguido gracias al asesinato selectivo de miles de
sindicalistas, el saqueo descarado de nuestro oro, agua, petróleo y demás
elementos naturales, y se erige sobre el exterminio consiente y deliberado de
nuestras comunidades indígenas y afrocolombianas. La continuidad en el gobierno
colombiano de estos mercaderes de la muerte se explica en gran medida debido al
genocidio de cualquier forma real de oposición política.
Es en esta realidad que
encuentra explicación la existencia de nuestro conflicto social, político y
armado, así como la presencia histórica de las insurgencias de nuestro país; es
por esto que se equivocan quienes afirman que el actual gobierno cuenta con una
política de paz. La única política de este gobierno en este punto es la guerra
total contra el pueblo colombiano, no se puede pensar que se avanza hacia la
paz cuando las causas estructurales que han originado el conflicto no sólo
permanecen, sino que se agudizan, cuando se mata al contradictor político y se
cierran cada vez más los espacios de la ya maltrecha democracia. Es por eso que
desde la Marcha
Patriótica y Cabildo Abierto por la Independencia creemos que la lucha por las
reivindicaciones más sentidas de nuestro pueblo y la brega por la solución
política son elementos que necesariamente tienen que desarrollarse de manera
conjunta, hecho que es hoy tarea urgente e impostergable.
LA CULTURA, LA ACADEMIA Y EL ARTE:
ELEMENTOS INDISPENSABLES PARA NUESTRA SEGUNDA Y DEFINITIVA INDEPENDENCIA
La desaforada
depredación del capital financiero y de la banca internacional, producto de la
concentración de la riqueza del mundo en pocas manos, no solo afecta la vida
material de los países y de las personas; también afecta la identidad cultural
de los pueblos, las tradiciones, y las expresiones culturales y artísticas.
A la vez que las
políticas neoliberales de los países imperialistas, agravadas por los tratados
profundamente desiguales, del llamado ”libre comercio”, promueven el saqueo de
las riquezas naturales, imponen para lograrlo, maneras homogéneas de ser y de
pensar.
A ello contribuyen los
medios de comunicación que forman parte del sistema, con la característica de
que estos son los encargados, desde la cultura, de preparar el camino mediante
la desinformación masiva y la distorsión de la realidad, para que el imaginario
colectivo social se mantenga seducido por el modelo, en la pasividad y el
consumo.
La Cultura no es como nos han querido hacer creer, un lujo de unos
cuantos iniciados o, unas actividades masivas de entretenimiento. Es una necesidad vital del pueblo y de
las personas, un asunto fundacional de la política por cuanto tiene que ver con
nuestra manera de ser, y de habitar el mundo, con nuestro sentido de memoria y
de pertenencia, con nuestra capacidad de prefigurar el porvenir. Y por lo
tanto, con la voluntad de actuar en el ¡aquí y ahora!
Amilkar Cabral, un poeta
africano, decía que la Cultura está hecha de la capacidad que tienen los
pueblos de responder a las crisis. Nosotros, a la vez que reconocemos la
crisis, vemos, en la búsqueda de su salida, una gran oportunidad de cambio.
La Cultura es el puente entre la memoria
heredada de las tradiciones y la decisión colectiva y personal presente de
luchar para que otro mundo sea posible.
Esta Marcha Patriótica nos plantea
desarrollar la movilización social por los grandes ideales de Justicia que nos
animen, para encontrar, más temprano que tarde, soluciones creadoras y
colectivas al conflicto.
Esta Marcha Patriótica
no depende sólo de la razón, que la tenemos de sobra. La sensibilidad y los
sentimientos colectivos son para nosotros y nosotras, asuntos fundamentales. Este
andar queremos hacerlo con canciones, poemas y obras de teatro que destituyan
el mito de que los poderosos son el modelo y de que con invencibles. ¡No lo
son! Y la risa y la fiesta nos ayudarán a demostrarlo.
Las batallas no sólo deben darse en el
terreno de la Economía, también en el terreno de las ideas y en el de las
imágenes. Por eso, expresamos nuestra valoración del arte y la cultura y la
necesidad de contar con las y los artistas como sujetos creadores.
Por eso, a la vez que
convocamos al pueblo colombiano a marchar con nosotros y nosotras por un nuevo
modelo de sociedad, llamamos a los intelectuales demócratas y a las y los
artistas, a que contribuyan con su voz, su pensamiento y sus obras a lograr
este empeño.
Hagamos de la Marcha Patriótica
un gran acontecimiento social, político, y cultural.
El Movimiento Político
Marcha Patriótica Y SU Consejo Patriótico Nacional, HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA
ALTERNATIVA POLÍTICA PARA LA SEGUNDA Y DEFINITIVA INDEPENDENCIA.
Es precisamente en este
contexto que la
Marcha Patriótica en perspectiva de convertirse en
alternativa política para la segunda y definitiva independencia, convoca a la
constitución y lanzamiento de su Consejo Patriótico Nacional, como espacio
amplio, incluyente deliberativo y estratégico que deberá dotar a este nuevo
instrumento político, de una plataforma que recoja las reivindicaciones
centrales que requiere nuestro país, la perspectivas de acción para lograrlas,
así como su necesaria estructura interna.
La configuración de la Marcha Patriótica
como movimiento político, no significa la disolución de las organizaciones
políticas, sociales y populares que la componen, ni mucho menos que estas se
alejen de su acciones, reivindicaciones sectoriales; por el contrario,
significa la constitución de un movimiento de movimientos, que potencie mucho
más la actual reactivación de la movilización y articule las luchas de cada
sector y las proyecte a la disputa estratégica por un modelo de país y de
sociedad. Para dicha tarea resulta indispensable y determinante, disputar el
poder político del gobierno y del Estado a las actuales clases dominantes, que
han llevado al país a ocupar el vergonzoso segundo lugar entre los países más
desiguales de América y el tercero en el mundo.
Nuestro movimiento
político debe concitar la acción de todos los colombianos y colombianas que se
encuentren inconformes, indignados y hastiados de este presente lleno de
pobreza, ignominia y muerte y deseen construir una Colombia verdaderamente
democrática, con un modelo económico y político donde los derechos a la salud,
educación, cultura, vivienda, recreación sean una realidad para el conjunto de
la población; un país donde se impida el robo de nuestros montes, paramos y
riquezas; una Colombia donde la diferencia política sea un elemento esencial
para el debate democrático; una nación soberana, un país en paz, con justicia
social, en síntesis, una Colombia que alcance la segunda y definitiva
independencia.
Esto lo hacemos bajo la
profunda convicción que la transformación de nuestro país necesita urgentemente
un movimiento político compuesto en su carne, hueso y razón, por las luchas y
organizaciones sociales, populares, intelectuales y sectores democráticos, que
tenga como principios transversales, el trabajo de base, la movilización, la
organización y la unidad del pueblo colombiano, y el profundo compromiso de
defender los intereses populares y de las mayorías nacionales, para que puede
lograr la sinergia emancipadora entre las luchas sociales, las reivindicaciones
y la disputa del poder político para ponerlo al servicio de todos los
colombianos y no de una élite oligárquica. Leer
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