lunes, 17 de septiembre de 2012

Otro país-mundo requiere analizar consecuencias de creencias e ideas que inculcan gobierno e intelectuales K

A. La democracia oficializa a la deuda privada como deuda pública y  se centraliza en honrarla.
En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires y en cadena nacional Cristina Fernández de Kirchner reconoce la deuda odiosa. Dice: “(…) los del club del endeudamiento te piden endeudamiento pero después lo termina pagando el Estado, vía de estatización de la deuda de los privados, como fue en el 82. (…)

Los otros dos grandes momentos de endeudamiento se dan durante la dictadura, desde 1976 hasta 1983, con el advenimiento de la democracia. Allí el sector privado fue fundamentalmente el endeudado y que culminó con la estatización, que el doctor Cavallo y obviamente el Gobierno, sostuvieron…no, no si estamos hablando de las cosas que pasaron, no hace falta silbar, ni adjetivar, con describir es suficiente. Entonces se estatizó la deuda y no escuché a ninguno de los defensores o críticos permanentes del estatismo manifestarse contra la estatización de la deuda de los privados, que finalmente son los bonos Par, los bonos Discount, etc., etc., que terminaremos de pagar recién, en el año 34. Hay bonos que se emitieron en aquel momento – entre ellos Par, discount – que son con legislación de Nueva York y que recién terminaremos de pagar, en el año 34. (…)". ¡Qué justicia conmina a cumplir!

También se refiere a cómo funciona el sistema de enriquecimiento de los países centrales: "(...) En realidad, el tema de la deuda – como yo les quería comentar – viene desde el nacimiento de nuestra historia. Nació con la Baring Brothers, de Londres, el inefable Bernardino Rivadavia que todavía no sé porqué llevan tantas plazas y calles su nombre, pero lo cierto es que 1 millón de libras esterlinas se le prestó, entre comillas, a la Argentina, de la cual solamente quedaron 500 mil libras en oro, en Londres, porque las otras 500 mil se le pagaron en comisiones a los bancos y los banqueros, hasta viáticos de los funcionarios, comisiones. Y a la República Argentina llegó solamente 60 mil libras. Esto fue lo que ingresó realmente a la Argentina. Y esta deuda contraída con la Baring Brothers, de Londres, por Bernardino Rivadavia recién se terminó de pagar, en el año 1904, y se terminó pagando 27 millones de pesos oro contra 3 millones de pesos papel que habíamos recibido en aquel momento. (...)


Llega a culpar a la 'gilada' que se pague la deuda de los bancos (pese a ser principales ganadores del modelo actual) y sean ellos que reciban los miles de millones de dólares "(...)Lo que vamos a pagar ahora, el Boden 2012, que es si no el dinero que debían haberle devuelto los bancos a los ciudadanos y ciudadanas argentinas. (...).
Y ahora vamos  a una cosa muy interesante, que es lo que festejaba hoy Adelmo, y que también recordamos nosotros, y que es que mañana vamos a poder pagar el Boden 12. La composición de tenedores, por favor. En total el Boden fue de 19.600 millones de dólares que se emitieron para pagar en cuotas que se vinieron pagando, a partir del año 2005, durante la gestión del presidente Kirchner. En total, 90.160 millones de pesos, esto fue la emisión en pesos y la emisión en dólares, con ley argentina, pero se pagan en dólares. Mañana vamos a pagar exactamente 2.197 millones de dólares, con otros números más, por un total de más de 10.100 millones de pesos. Pero lo interesante está en quiénes son los tenedores, dónde están. El 22 por ciento está aquí dentro del país, pero el 78 por ciento de los que van a cobrar esto está fuera del país. Y acá tiene que ver – y retomo un poquito el principio –esos análisis, esos artículos, esos rumores, esos consejos de consultoras, que dicen: “no van a pagar, va a pesificar”; las calificadoras de riesgo internacional que no sé saben bajo qué parámetros califican. Por ejemplo, nadie supo cómo se calificó a Grecia para poder permitirle endeudar tanto.(...)

Durante todos estos años las calificadoras nos vinieron diciendo que no íbamos a pagar, hasta el año después de las elecciones, hasta hace unos meses atrás decían que íbamos a pesificar el BODEN 12, porque tenía ley argentina y esto nos permitía pesificarlo.
Y yo me pregunto: ¿qué raro, por qué será? Porque mucha gente a lo mejor se tuvo que deshacer de ese BODEN 12 que recibió en el 2002 porque necesitaba dinero en el momento. ¿Pero cuántos se habrán deshecho de los bonos por poquísima plata, por todas las cosas que les decían que les iban a pasar?
Y bueno, por eso el 78 por ciento del BODEN 12 se cobra afuera y solamente el 22 por ciento está acá adentro.
Y les digo algo, tengo que hacer un reconocimiento importante: ese 22 por ciento, que son 5 por ciento del 17 por ciento, son 380 millones de dólares, ahí un 5 por ciento, que son 160 tenedores, con más de 125.000 dólares, solamente 160 en la Argentina, y más de 65.000 con menos de 125.000.
Debo decir que el primer tenedor argentino, y lo digo con mucho…porque significó que creyó en el país y apostó…Yo cuando…y no puedo revelar porque es confidencial, sino me va a llevar presa Alejandro Vanoli, pero pensé, ¿será un empresario, será un banquero, será…? No, un sindicato y su obra social es el mayo tenedor y no es un sindicato opositor, tampoco es oficialista, eh, porque los sindicatos no pueden ser ni opositores ni oficialistas, los sindicatos representan los intereses de los trabajadores y se alinean con las políticas que favorecen a los trabajadores. (APLAUSOS)
Pero el primer tenedor…y el segundo, es un importante banco consultora, uno de los que decían que no íbamos a pagar y que íbamos a pesificar. Esta apenas a 2 millones de dólares del otro que tiene también una buena suma. Impresionante, ¿no? Y el resto total, los 1.705 millones restantes, son tenedores externos. Si alguien entra en la página de Bloomberg, ya hay un 25,50 por ciento que se ha declarado tenedor en forma voluntaria, así que, lo pueden ver, son todos fondos de los Estados Unidos, con domicilio en Luxemburgo, aunque también algunos en Italia, Francia y Dinamarca.
¡Qué fantástico negocio! Dos veces se quedaron con la plata de los argentinos: en el 2001, cuando les dijeron que todo estaba fenómeno, y durante estos 9 años donde le iban diciendo que todo era una porquería y tenían que deshacerse de los bonos porque no valían nada. Esto, realmente, es algo que debemos…yo no digo aprender porque no tengo vocación de maestra ciruela, pese a lo que dicen algunos por ahí; simplemente digo, por favor, no seamos más tontos, no seamos más giles, ¿o no vemos que acaso lucran, mienten, engañan para poder, precisamente, lograr ganancias exorbitantes a costa del sacrificio de miles y de millones de argentinos? (...)". Leer


Se lleva a cabo esta 'justicia' y democracia a través de: "una política económico-financiera que viene poniendo todas sus herramientas posibles de gobierno en función del sistema de la Deuda Pública"

Héctor Giuliano, en "Crisis de deuda y emergencia financiera" 25-05-2012, explica porqué:

“(…) Cuadro de situación

La Argentina afronta actualmente un serio problema en el perfil de vencimientos de su Deuda Pública, que en más del 60 % del total está constituida por obligaciones en moneda extranjera.
Este año los vencimientos de Capital son del orden de los 40.100 MD (2) y está previsto por Presupuesto tomar nuevas deudas por 51.800 MD - producto de refinanciación total de las obligaciones que vencen más asunción de deuda adicional - lo que significa un aumento de 11.700 MD en el stock de la Deuda.
No es cierto que la Argentina se esté "des-endeudando"; por el contrario, el endeudamiento viene creciendo a un ritmo de más de 10.000 MD por año. En estos importes no están comprendidos los pagos de Intereses de la Deuda, que forman parte del Gasto Corriente del Ejercicio y que representan este año 45.000 M$ (10.200 MD).
Las cifras, en realidad, son peores porque no toda la Deuda Pública por Capital está registrada en las estadísticas oficiales: falta computar la Capitalización de Intereses, la Indexación de Deuda en Pesos ajustada por Inflación y las estimaciones de pago de los Cupones ligados al PBI.
Tampoco están incluidos aquí los vencimientos de deuda correspondientes a Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios, cuyo monto se desconoce pero es relevante: baste decir que según el Presupuesto 2012 este año está autorizado tomar en este ámbito 28.000 MD. Se trata de Deuda Pública Indirecta con aval del Estado.
Igualmente, tampoco se incluyen aquí la Deuda cuasi-fiscal del BCRA (por Lebac/Nobac) ni la Deuda consolidada de Provincias y Municipios. Ni la Deuda Contingente por Juicios contra el Estado externos (CIADI y Holdouts) e internos (ANSES y otros). (3)En todos los casos, las proyecciones de pago de Intereses de la Deuda y de vencimientos de Capital son fuertemente crecientes en los próximos años. (…)

El rol de la deuda intra-Estado
- La tercera vía de financiamiento público es la Deuda, deuda que en este momento no se toma de los Mercados Internacionales de Capitales - salvo los Organismos Multilaterales de Crédito (Banco Mundial, BID y CAF) - sino que se ha venido asumiendo en gran escala con el propio Sector Estatal.
Este procedimiento consiste básicamente en tomar prestado fondos de todos los entes oficiales que dispongan circunstancialmente de excedentes de Caja, de agenciarse créditos provenientes de fondos administrados por el Estado y/o de transferir al Fisco utilidades contables de los organismos públicos
Las principales sumas de estos préstamos provienen del Sistema Previsional - los fondos de los jubilados administrados por la ANSES - y del uso de las Reservas Internacionales del Banco Central (RI BCRA); con la importante aclaración que el Tesoro Nacional no tiene capacidad de repago demostrada para responder a estas obligaciones.
La administración Kirchner exhibe hoy que casi la mitad de la Deuda Pública está contraída con entidades del propio Estado, fundamentalmente - como dijimos - con el Fondo de Garantía del Sistema Jubilatorio de la ANSES y con el BCRA (a través de Adelantos Transitorios en pesos al Gobierno y del préstamo de Reservas Internacionales contra entrega de Letras de Tesorería).
Esta conducta ha llevado actualmente los montos de esta Deuda Intra-Sector Público a niveles muy elevados: más del 50 % de los fondos de la ANSES - que pasan los 200.000 M$ - están prestados al Estado y las deudas contraídas por el Fisco con el BCRA son de 72.500 M$ (≡ 16.400 MD) por concepto de Adelantos Transitorios y de casi 33.000 MD por Títulos Públicos entregados al Banco contra entrega de reservas).En total, la Tesorería le debe así al BCRA unos 49.300 MD: más que el monto de las Reservas, que es de 47.800 MD, y casi tanto como la BM, que equivale a 50.500 MD.

El uso de este mecanismo de excepción de la Deuda Intra-Estado se ha generalizado por parte del gobierno Kirchner a toda una serie de organismos públicos: Banco Nación, Lotería/Casinos, AFIP, PAMI, Fondos Fiduciarios, etc. Esto configura un riesgo de "empapelamiento" del Sector Público porque el Estado Argentino no tiene capacidad de pago para cumplir este cúmulo de obligaciones que sigue contrayendo.

En la práctica, los fondos que esas distintas agencias oficiales prestan al Tesoro se usan básicamente para pagar vencimientos de Deuda con Organismos Financieros Internacionales (los citados Banco Mundial, BID y CAF) y especialmente deudas con Acreedores Privados, de modo que el stock total de la deuda pública no disminuye - al contrario, sigue creciendo - pero cambia a la vez su composición o estructura.
Este procedimiento no es neutro desde el punto de vista financiero fiscal porque de esta forma el Estado no sólo altera sus prioridades de Gasto Público sino que se va descapitalizando y/o desfinanciando en su conjunto ya que la mayoría de esos fondos no son propios sino de propiedad ajena (caso de la ANSES) o de asignaciones específicas (como el caso del BCRA y los Fondos Fiduciarios).
El problema es ahora más grave todavía porque el gobierno Kirchner habría llegado ya al tope de su Deuda Intra-Estado y por eso ha forzado su ampliación por medio de la modificación de la Ley de Convertibilidad y la Carta Orgánica del BCRA tanto en materia de Adelantos Transitorios como de préstamos de Reservas.

Deuda y tipo de cambio
El problema de la Deuda Externa se ha venido agravando en los últimos tiempos y repercutiendo en el panorama económico y comercial argentino a través del Tipo de Cambio Real (Tipo de Cambio Nominal menos Inflación Interna).
El ritmo actual de devaluación del Peso (un 10 %) es menos de la mitad de la Inflación Real (estimada entre 20-25 %).
La Inflación carcome el Tipo de Cambio y eso equivale a una apreciación del Peso, por lo que estamos ante el doble problema de Inflación con Retraso Cambiario.
Esta combinación es particularmente perjudicial para las exportaciones nacionales porque reduce la competitividad por precio y afecta a la vez la sustitución de importaciones ya que abarata la compra de productos extranjeros.
Ello incluye el estímulo de otros rubros - entre los que está el turismo hacia el exterior - que se ven subsidiados así por un tipo de cambio barato.
Pero el atraso cambiario tiene una explicación financiera: posibilitar mayores pagos de servicios de la Deuda Externa.
El retraso cambiario mantenido hasta el presente por el gobierno Kirchner es un pre-requisito de los pagos en moneda extranjera porque de esta forma la recaudación fiscal y las tenencias en pesos tienen más valor de cambio para el giro de divisas.
Un Tipo de Cambio Bajo - Dólar barato - facilita el cumplimiento de las obligaciones en moneda extranjera porque aprecia el peso argentino y entonces la recaudación fiscal en moneda local permite comprar con esos fondos más dólares destinados a atender tales compromisos.
Se trata de un caso típico de contraposición de prioridades e intereses entre la Economía Real o Productiva - caso del Agro y la Industria - a la que conviene un tipo de cambio alto y la Economía Financiera ligada a la Deuda Externa, a la que conviene un tipo de cambio bajo, que facilita el aumento de la cantidad y valor de las divisas que se giran al exterior para el cumplimiento de los servicios de la Deuda.
Gracias a esta situación de rezago cambiario el BCRA puede comprar dólares más baratos, que después se usan para el pago de la Deuda Externa del Estado.
El reciente proceso de devaluación del real brasileño habría sido uno de los detonantes que forzó al gobierno argentino a incrementar relativamente el ritmo de sus mini-devaluaciones pero la relación de cambio del peso sigue estando todavía muy por debajo de las necesidades económicas locales.
Por eso, la administración Kirchner se encuentra hoy ante el dilema de mantener un Tipo de Cambio retrasado, o por lo menos oficialmente frenado, para posibilitar el pago de Deuda Externa o acelerar el ritmo devaluatorio del Peso facilitando el aumento de nuestras exportaciones y la protección del mercado interno frente a las importaciones.

El balance de divisas
La Política de Pago de Deuda Externa con Reservas del BCRA viene determinando no sólo un problema general de retraso cambiario sino también un desequilibrio en el stock de divisas del Banco para atender todas las transferencias al exterior.
El BCRA ha pasado a ser una suerte de abastecedor institucional de moneda extranjera para la Tesorería a los efectos que ésta pueda cubrir los servicios de la Deuda Externa Argentina. (5)
El Banco vive comprando dólares que por un lado ingresan a las Reservas y por otro salen prestados al Gobierno para atender pagos de la Deuda.
Es como usar la "alcancía" del Estado para privilegiar el pago de compromisos a Organismos Financieros Internacionales y, especialmente, Acreedores Privados externos a costa de reponer las divisas que se van gastando.
Como hemos visto más arriba, estas divisas se giran al Tesoro contra entrega de Letras Intransferibles a 10 años que tienen muy improbable cobrabilidad por parte del BCRA.
El Banco, entonces, está forzado a reponer los dólares que salen de sus reservas, dólares que hoy compra a un tipo de cambio comparativamente bajo debido a la oferta de exportadores que liquidan sus ventas y de capitales financieros que ingresan al país para lucrar con el diferencial de tasas de interés locales versus internacionales, aprovechando la relativa estabilidad cambiaria y/o su previsibilidad devaluatoria.
Por otra parte, las operaciones internacionales en moneda extranjera obviamente no están prohibidas, de modo que las mismas continúan realizándose, aunque circunstancialmente no lo hacen en modo normal.
De hecho, el gobierno Kirchner, necesitado de divisas para atender los pagos de Deuda Externa de este año (6) está apelando a todas las vías posibles para procurarse los dólares necesarios para pagar deuda: corralito cambiario (que afecta principalmente al mercado minorista, que no es relevante), trabas burocráticas a las importaciones, freno transitorio al giro de Utilidades/Dividendos, etc.
Tales medidas tienen por objeto asegurar la disponibilidad de una importante suma de divisas necesaria por parte del Gobierno para atender los pagos de Deuda Externa y, a la vez, contener la suba del dólar para que no se dispare el tipo de cambio financiero "oficial", que es el que se toma como moneda de cuenta.El desdoblamiento fáctico del Mercado Cambiario, con una brecha que se amplió en los últimos días a un 25-30 % y más entre Tipo de Cambio Oficial y Paralelo, pudiera ser transitorio o tender a nivelarse en la medida que los sectores financiero-bancarios entiendan que una fuerte devaluación - más allá de las operaciones especulativas de coyuntura - no convendría al negocio más importante y permanente del arbitraje entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés.Pero ello corresponde ya al plano de suposiciones que exceden las posibilidades de este análisis. (7)Lo único que puede decirse en firme a este respecto es que, en el actual contexto monetario, cambiario y financiero - merced a la política oficial del gobierno Kirchner - no es casual que los Bancos sigan siendo el Sector con mayor rentabilidad de la Economía.

Reservas y deuda externa
Hemos visto que los fuertes pagos de servicios derivados del Perfil de Vencimientos de Capital e Intereses de la Deuda Pública en general, y de la Deuda Externa en particular, explican las medidas de emergencia financiera que está adoptando la administración Kirchner para demostrar su "vocación pagadora".
De hecho, éste es el Gobierno Argentino que más pagos ha venido efectuando sobre la Deuda del Estado y uno de los que está usando más recursos extraordinarios para mantener el cumplimiento de sus compromisos externos, independientemente de todos los altibajos de relación con los acreedores (caso Holdouts, Club de París, CIADI y otros).
Pero, por sobre todas las cosas, es quizás el Gobierno que más lapidariamente ha dado por concluida toda investigación y/o revisión de la Ilegitimidad de la Deuda Pública que se viene arrastrando desde la época del Proceso Militar y a través de todos los gobiernos democráticos sucesores (excepto la efímera presidencia del Dr. Rodríguez Saá).
La presidenta Cristina Kirchner fue contundente en su discurso del 4.3.10 y conexos acerca de la aceptación del sistema de la Deuda, de su no cuestionamiento y de su voluntad de cumplir al ultranza con los compromisos derivados de la misma.
El problema es que los pagos que se vienen efectuando y los vencimientos crecientes de servicios de esta Deuda están comprometiendo seriamente su gestión de Gobierno y el manejo consecuente de las Finanzas Públicas.Y el empecinamiento en mantener esta posición no soluciona la Crisis de Deuda.

Hoy los tres ejes principales de la política de la administración Kirchner parecen ser:

1. El uso de la Deuda Intra-Estado como forma de traspaso o rescate de pasivos con terceros a costa de "empapelar" al propio Estado con títulos sin capacidad de repago.
2. La utilización de Reservas Internacionales del BCRA - a través del denominado Fondo Argentino de Desendeudamiento - para el pago a Organismos Financieros Internacionales y Acreedores Privados.
3. El re-armado de una estrategia de vuelta a los Mercados Internacionales de Capitales - después del fracaso del Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 - a los fines de volver a endeudarse.
Serían, en el fondo, los lineamientos vigentes y previsibles de una política económico-financiera que viene poniendo todas sus herramientas posibles de gobierno en función del sistema de la
Deuda Pública. Leer 

B. El desarrollo industrial no es tal ni rompe con el neoliberalismo
En el día de la industria
Cristina Fernández de Kirchner especifica que el futuro está en la tecnología que hace al acaparamiento totalitario de los oligopolios imperialistas: “(…) Cuando tomamos la decisión de finalizar la conmemoración del Bicentenario, el año pasado, con Tecnópolis - me acuerdo que él me decía: “¿te parece Tecnópolis? Mirá que te salió tan bien el Bicentenario, mirá si sale mal lo de Tecnópolis”. No va a salir mal, Tecnópolis no va a salir mal porque somos - como decía recién, que además con un giro poético llamaste “metáfora de lo que somos, espejo de lo que fuimos y no sé qué cosa de lo que queremos ser”. Bueno, “Vasco” no te conocía realmente esa veta poética, muy buena, pero realmente esto es el símbolo de lo que nosotros queremos que sea la Argentina, del siglo XXI, del tercer centenario. Significa porque aquí también, y lo pueden recorrer en todos los stands, hay maquinaria agrícola, hay importantes sectores de nuestro agro. Es como decía recién, superar antinomias falsas: si el agro o la industria; si el mercado interno o la exportación. Al contrario, es todo junto, sumado, potenciado, incorporándole ciencia y tecnología. Como recién decíamos la innovación va hacer la diferencia de la rentabilidad; el crecimiento que hemos tenido se debe - obviamente en materia de generación de puestos de trabajo, en generación de valor agregado - al desarrollo industrial (…)”. Leer



La batalla K de ideas induce a una creencia mayoritaria en la industrialización desde 2003 a 2012. Sin embargo, reflexionemos sobre:


Qué industria tenemos los argentinos
Por Luís Lafferriere* (Alainet)

La industria argentina tuvo su período histórico de mayor desarrollo entre los años 30 y mediados de los años ’70 del siglo XX, durante el llamado modelo ISI (de industrialización por sustitución de importaciones). Con la última dictadura militar esa industria fue herida de muerte, y ya agonizante a comienzos de los años ’90 sufrió el golpe demoledor de las políticas aplicadas durante esa década.

Eso llevó a una fuerte desestructuración y a una nueva reestructuración, cuyas bases se sentaron en los últimos años del siglo pasado. Quedaron en pie los sectores vinculados al procesamiento de bienes primarios (de origen agropecuario y mineral), sectores maduros oligopólicos productores de bienes intermedios; y la armaduría automotriz que resultó de los acuerdos de integración con Brasil en el Mercosur, que dejó a la Argentina en un rol de productor secundario, donde un auto terminado en nuestro territorio sólo tiene poco más del 20% de partes nacionales. A la vez, se dio un fuerte retroceso de las ramas con mayor desarrollo tecnológico e ingenieril.

Pero además de ese perfil sectorial primarizado y deformado, la industria sobreviviente y recreada mostrará una estructura fuertemente concentrada en pocos y grandes establecimientos dominando casi todos los mercados, con un peso mayoritario de empresas extranjeras; con mayor intensidad de capital y un marcado deterioro en las condiciones laborales (precariedad y bajos salarios).

La fuerte reactivación industrial ocurrida desde el 2003 tuvo como uno de los motores claves a las ganancias extraordinarias que fueron posibles por los bajos salarios existentes entonces en la Argentina, en especial en las grandes empresas y los grupos económicos que controlan las exportaciones.

La estructura vigente no se modificó en todo el período posterior, sino que se consolidó sobre las mismas bases, ayudada por un tipo de cambio inicial muy elevado (dólar caro) que hacía de barrera proteccionista ante la competencia del exterior y que posibilitó exportar en condiciones ventajosas para una gran cantidad de empresas.

Pero el grueso de las exportaciones industriales seguirán mostrando las mismas características: concentrada en muy pocas y grandes corporaciones, en muy pocos rubros, desarticulada y mayoritariamente en manos de propietarios extranjeros.

El propio proceso de crecimiento inédito que tuvo la economía fue cambiando esas condiciones iniciales favorables, ya que la mayor ocupación le fue dando más poder a las demandas laborales por la recomposición de los salarios perdidos, que en el segmento de los empleos formales poco a poco se fueron recuperando; a la par que el tipo de cambio se fue retrasando (lo que llevó a un dólar cada vez más barato) con la creciente pérdida de competitividad de muchas empresas industriales (en especial pequeñas y medianas).

No obstante, desde el 2007 se fue evidenciando un cambio de tendencia, donde la industria dejó de crecer al ritmo que tenía y dejó de generar empleo de manera significativa (recién ese año el empleo en la industria superó levemente al existente casi dos décadas atrás). Los sectores más concentrados adoptaron una estrategia de subir precios para mantener las superganancias, y por tratarse de firmas líderes y oligopólicas en diferentes mercados, han incidido en desatar un proceso inflacionario que continúa hasta ahora.

La inflación resultante fue convalidada por las propias políticas gubernamentales, ya que también las arcas del estado nacional han sido muy beneficiadas por la suba de precios, vía el fuerte incremento de la recaudación tributaria en todos estos años (apoyada en una estructura regresiva donde predominan los impuestos indirectos).

Las exportaciones industriales siguen siendo de manera predominante de origen primario, en especial las del complejo sojero (producción de alimentos para engordar ganado en China y Europa). El enorme beneficio de los precios récords de estos productos en el mercado mundial alentó estas exportaciones, pero el retraso del tipo de cambio (dólar barato) afectó al resto del sector en su conjunto, lo que se puso de manifiesto en el crecimiento sostenido de las importaciones, en la pérdida de competitividad y en la creciente salida de divisas.

Ello llevó al gobierno a adoptar medidas desesperadas que impiden por decreto el ingreso de mercaderías del exterior, pero carentes totalmente de una visión estratégica de mediano y largo plazo, y con escaso efecto en términos de un desarrollo industrial integrado y armónico, y menos dependiente del exterior.

Resumiendo, tenemos una industria primarizada, desarticulada y dependiente de las importaciones para funcionar, concentrada en grandes establecimientos y mayoritariamente en manos de empresas extranjeras. Poco competitiva a nivel internacional, excepto las ramas de transformación de bienes primarios.

Todo esto se ha mantenido oculto tras el precio récord de la soja en los últimos años, que con sus efectos derrame contribuye a ocultar graves problemas estructurales de la economía argentina, presagiando un futuro muy comprometido en el mediano plazo.

Algunos números

A pesar del crecimiento industrial producido en los últimos años, el peso de este sector en la economía sigue siendo similar a los años ’90. En esa década el promedio del PBI Industrial en el total del PBI osciló entre el 16 y el 18%; en los años de este siglo ese porcentaje osciló alrededor del 16%.

La concentración en la industria, si bien fue muy alta en los años ’90, aumentó aún más en lo que va del siglo. Las ventas de las 100 empresas fabriles líderes en la década del ‘90 oscilaron entre el 30 y el 35% del Valor Bruto de la Producción del sector industrial; en tanto que desde el 2004 en adelante supera el 40% del total.

Extranjerización. Dentro de la cúpula industrial, ha crecido de manera sostenida el peso de las empresas extranjeras, cuyas ventas pasaron de representar entre un 35 y un 60% del total en los años ’90, a significar más del 70% de las ventas en los últimos años.

¿Sustitución de importaciones ? Si bien entre el 2003 y el 2010 se han sustituido importaciones por U$S 9.200 millones; en el mismo período hubo un creciente aumento de las importaciones, y la incidencia de los insumos intermedios, bienes de capital y repuestos importados sobre la producción industrial pasó del 18 % en el 2003 a cerca del 30 % en el 2009. Hoy el 60 % de los bienes de capital que se compran en Argentina son importados, superando la cifra que se observó durante la convertibilidad.
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