Porque es situarse en poner
fin a la impunidad de ayer y de hoy.
Recordemos
que, en la
"Carta abierta de un escritor a la Junta Militar",
Rodolfo Walsh
sostiene:
(...)A la luz de estos episodios cobra su
significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes:
"La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más
allá del bien y del mal".
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin
embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las
peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno
debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor
que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.(...)
Rodolfo Walsh
anticipó el despliegue del neoliberalismo. Sólo que coincidió con la mayoría de
hoy en acusar a las fuerzas armadas de ese entonces. Pero tengamos en cuenta a:
Neoliberalismo y “Plan
Cóndor”
ALAI,
América Latina en Movimiento
2013-06-27
2013-06-27
AmericaSur
Por
Tito Villacreses Pincay
Los pasos
previos a la imposición del neoliberalismo y el plan cóndor
La
principal potencia capitalista del mundo los Estados Unidos de Norteamérica, en
las décadas de los 60-70, instrumentalizó diferentes mecanismos para consolidar
sus intereses en la región y por ende los del sistema capitalista; para ello, la
imposición del neoliberalismo era una prioridad, por lo que se obligó a nuestros
países a abandonar el modelo del estado protector o benefactor.
El neoliberalismo se impuso en base al
terror y la represión e institucionalizó el terrorismo de Estado, y estuvo
acompañado de tecnócratas civiles, "niños de bien", provenientes de las clases
altas de nuestros países; los mismos que tuvieron su origen en la gran potencia
del Norte que fomentó a finales de la década de los ´60 y principios de la del
´70, y a iniciativa del ultra neoliberal Prof. Milton Friedman, la capacitación
de estudiantes y economistas latinoamericanos. Por esos años llegaron a
los Estados Unidos cientos de jóvenes estudiantes y profesionales economistas de
todo el Cono Sur y del resto del tercer mundo a fin de realizar una nueva
capacitación. Años después regresarían a sus respectivos países doctorados de
las universidades de Harvard y Chicago. Estos economistas serían conocidos como:
“los Chicago-boys”; fieles impulsores y defensores del sistema capitalista y del
modelo neoliberal, formados en la escuela ultra-neoliberal de Milton Fried,
fueron y son aùn, altos ejecutivos internacionales, de saco y corbata made "in
usa", cuyo acción provocó -y aún continúa- provocando tanto o más daño que la
acción de los dictadores militares.
Concentración de la riqueza, empobrecimiento y represión
El neoliberalismo polarizó
nuestras sociedades al promover y fortalecer el poder y la concentración de
mayor riqueza de los grupos oligárquicos y sus socios las empresas
transnacionales y al mismo tiempo, una capa minoritaria de nuevos ricos,
mientras por otro lado, crecían y aumentaban legiones de pobres y miserables,
marginados, desocupados y excluidos, y de "nuevos pobres" provenientes de
sectores de las capas medias. Se trataba de un
“proyecto de clase que se planteó
a finales de la década de 1960 y comenzó a cristalizar realmente a mediados de
la década de 1970 estaba mucho más centalizado, en la medida en que el poder se
había desplazado significativamente a favor del sector financiero. Este último
se convirtió en cierto modo en el agente principal”[1].
Recordemos que, “a
mediados de los setenta la crisis política generalizada en la región,
emblematizada por la violenta liquidación de la “vía chilena al socialismo”
liderada por Salvador Allende y la Unidad Popular, del experimento radical
democrático de Juan José Torres y la Asamblea Popular en Bolivia, el termidor
sufrido por la revolución peruana con el desplazamiento de Velasco Alvarado, y
el sangriento desenlace del retorno del peronismo en la Argentina precipitó un
nuevo cambio en el paradigma dominante. En este caso se trató mucho menos de una
derrota en el plano de las ideas que de las consecuencias del período más
ferozmente represivo conocido por la América Latina contemporánea.”[2]
Es que, el neoliberalismo como modelo económico, excluyente, recesivo, empobrecedor y privatizador, requirió para imponerse, de regímenes dictatoriales, totalitarios y autoritarios. Por ello, Neoliberalismo en Latinoamérica surge con regímenes dictatoriales, derechistas, fascistas, caso particular de Chile y Argentina, en donde feroces dictaduras fascistas que estuvieron vinculadas a gobiernos conservadores internacionalmente; la primera con el gobierno de Richard Nixón que promovió el golpe militar en Chile, y ambas posteriormente con los gobiernos de Ronald Reagan, (EE.UU); Margaret Tachert, (Gran Bretaña); y, Hemunt Kohl (Alemania).
Previo a
la instauración de estas represivas y autoritarias dictaduras en casi toda
América Latina, se prepararon técnica, militar e ideológicamente a altos
oficiales pertenecientes a las diferentes fuerzas armadas del continente. Con la
instalación de gobiernos de factos, se institucionalizó la represión en el
Continente. Decenas de miles de detenidos, muertos, desaparecidos. Septiembre 11
de 1973, Chile, era derrocado mediante un golpe militar sangriento el gobierno
de la “Unidad Popular” presidido por el Dr. Salvador Allende. El 24 de marzo de
1976, Argentina, el golpe militar que instauró la Junta Militar de los generales
Rafael Videla, Viola, Galtieri y el Gral. Bignone),
Plan
Cóndor: internacional del crimen y terrorismo de Estado
En ambos
países, y otros del Cono Sur, se inicia un periodo de represión cruel, en
donde la persecución ideológica,
la tortura, el asesinato o la desaparición de miles y miles de dirigentes medios
y de base, era pan de cada día. 30,000 desaparecidos, en el caso de Argentina,
estuvieron al orden el dìa. En estas condiciones, las dictaduras, con el apoyo
norteamericano implementan lo que se
conoció como el "Plan Cóndor", que no era sino la coordinación represiva de las
dictaduras del Cono Sur en los años 70 y 80, contra las organizaciones y
dirigentes de la vanguardia de izquierda y el movimiento popular a los que se
pretendió exterminar, y al mismo tiempo, para impedir el ascenso de esta
corriente al poder. Políticas represivas que no respetaban ni los vientres
fecundados de miles de mujeres, ni la dulce inocencia de miles de niños a los
que arbitrariamente se les cambió la identidad sea cuando fueron secuestrados o
que nacieron en cautiverio durante el régimen militar. La anulación de las
libertades democráticas, la violación horrorosa y sistemática de los Derechos
Humanos junto a una apertura incondicional al capital extranjero y un enorme
crecimiento de la Deuda Externa caracterizaron a estos gobiernos de factos que
sembraron de terror los suelos patrios de Bolívar, San Martín, Sucre, Artigas y
el Che.
Esta
represión se extendió también a periodistas con posiciones crítica a estos
regímenes autoritarios, contra académicos, escritores, maestros, gente del arte
y la cultura, gremios de profesionales, catedráticos universitarios, dirigentes
barriales, jóvenes, mujeres, en fin contra todos aquellos que sin ser de
izquierda, sin embargo, no se sometían ni se resignaban, ver sus patrias
pisoteadas, ensangrentadas, y recolonizadas por una ideología extraña a nuestra
realidad y marcadamente pro imperialista.
Todo un sistema de represión y violencia estatal nunca antes vivida por su sistematicidad y crueldad, dirigido por dictaduras militares fascistas para imponer e instaurar el fundamentalismo económico neoliberal. Un abominable engendro contrahecho, mezcla de doctrinas imperiales e intereses oligárquicos, fue impuesto a la fuerza y vino de afuera, pues: "La oligarquía en el poder necesita de estados, no sólo fuertes, sino también temidos, a los cuales utilizar como herramienta para sus fines".[3]
Se vivía el auge de la
llamada "Guerra fría" y de la política de "seguridad hemisférica" implementada
por los Estados Unidos; en aquellos tiempos, el enemigo, - en la visión
Norteamérica y la de sus lacayos criollos -no solo era externo, era sobre todo
"interno"- no era el "terrorismo",[4] era
la "subversión comunista", promovida según ellos, a nivel mundial por la ex URSS
y en la región por Cuba.
La Escuela de
la América y la “seguridad nacional”
Pero para
su imposición el gran capital necesitaba de Estados fuertes, altamente
represivos y autoritarios. Con estos fines se procedió, por un lado, a adiestrar
ideológica, técnica y militarmente, a altos oficiales pertenecientes a las
diferentes fuerzas armadas del continente.
Ahí
surgen: los Generales Stroessner, en Paraguay; Augusto Pinochet, en Chile;Gregorio
Conrado
, en Uruguay; Anastasio Somoza, en Nicaragua; Jorge Rafael Videla,
Alfredo Astíz o Fortunato Galtieri, en Argentina; altos oficiales militares que
juntos a otros, pasaron y se formaron en la llamada “Escuela de las
Américas”,que Estados Unidos creó en la Zona del Canal de Panamá y otros
distritos militares localizados al sur del territorio Norteamericano. Todos
estos militares formados bajo la doctrina de la "seguridad nacional" y de la
"lucha contra la subversión comunista" una vez instalados como gobernantes de
facto, sembraron de dolor y sangre estas hermanas Repúblicas. Fueron cientos de
miles de vida liquidadas por las feroces dictaduras militares ascendidas a los
gobiernos por cruentos golpes de estados militares. Los primeros en ser
exterminada fue la franja dirigencial de la clase obrera, después la dirigencia
y militancia de izquierda, luego fueron cayendo estudiantes, profesores,
periodistas, abogados, intelectuales: todo el pensamiento crítico y alternativo
fue decapitado. Tanto la oficialidad y altos mandos uniformados en su momento,
como estos civiles, ejecutivos de cuello y corbata han causado un daño
irreparable a las condiciones de vida de millones de seres humanos en nuestra
región al imponer las políticas neoliberales, con la diferencia que los civiles
de Harvard y los Chicago-boys siguen enquistado en importantes puestos de
algunos gobiernos “democráticos” actuales. (...)
Leer
En consecuencia, el actual bloque dominante es el principal impune de ayer. Pero el gran empresariado local e imperialista implantó el progreso en su acumulación de riquezas y poder no sólo mediante terrorismo de estado sino también usó la dictadura genocida para convertir su deuda externa en deuda externa pública que es un sistema premeditadamente organizado para la perpetuidad en el empobrecimiento del país y los diversos de abajo y en el desmantelamiento de los bienes comunes tanto sociales como naturales. Ha sido asumido, explícitamente, como su responsabilidad central por los gobiernos de turno desde 1983. Alfonsín lo justificó como "honrar la deuda" y los gobiernos K, "pagadores seriales" al decir de la propia Presidenta, como "des-endeudamiento". Hoy Boudou y Lorenzino, como resultado de cambios en el gabinete, encabezarán una nueva entidad denominada la Unidad Ejecutora de la reestructuración de la deuda para dedicarse a cumplir con lo decidido por el fondo de inversión Gramercy que es el principal tenedor de deuda argentina regularizada. Junto a otros acreedores privados, busca convencer al resto de los bonistas con títulos del canje de que cedan parte de los intereses (hablan de entre un 10% y un 20%) que deben cobrar en los próximos cinco años a un fondo común –un fideicomiso–, con el que se le pagaría un plus o bonus a los holdouts para mejorar la oferta argentina, que consiste en la reapertura del canje.
Durante
estos 30 años el poder económico ha pasado a estar casi en manos de las
transnacionales y esa deuda externa pública o gran estafa ha sido el instrumento
fundamental de esta recolonización. Pero sigamos profundizando en la impunidad
de ayer y hoy. Partamos de reflexionar sobre:
La
globalización neoliberal ha creado un contexto de impunidad de las
transnacionales
El poder de las empresas
transnacionales
Por
Pedro Ramiro, Erika González y Juan Hernández Zubizarreta (Diagonal)
En los
últimos cien años, mientras ha ido avanzando el capitalismo global y los
Estados-nación han venido cediendo parte de su soberanía en cuanto a las
decisiones socioeconómicas, las empresas transnacionales han logrado ir
consolidando y ampliando su creciente dominio sobre la vida en el planeta.(...)Es evidente el poder que, en términos económicos, tienen las corporaciones transnacionales. Basta comprobar, por ejemplo, cómo la mayor empresa del mundo, Wal-Mart, maneja un volumen anual de ventas que supera la suma del Producto Interior Bruto de Colombia y Ecuador, mientras la petrolera Shell tiene unos ingresos superiores al PIB de los Emiratos Árabes Unidos. Asimismo, las compañías multinacionales disponen de un innegable poder político: son moneda de uso corriente las estrechas relaciones entre gobernantes y empresarios, no hay más que ver cómo, por citar solo algunos casos, los expresidentes González, Aznar, Blair y Schröder han entrado en el directorio de corporaciones como Gas Natural Fenosa, Endesa, JP Morgan Chase y Gazprom, respectivamente; de la misma manera que, en sentido contrario, Mario Draghi y Mario Monti pasaron de Goldman Sachs a las presidencias del Banco Central Europeo y del gobierno italiano.
Igualmente, las empresas transnacionales poseen una extraordinaria influencia
sobre la sociedad tanto en el terreno cultural –las grandes compañías emplean la
publicidad y las técnicas de marketing para consolidar su gran poder de
comunicación y persuasión en la sociedad de consumo– como en el plano jurídico:
los contratos y las inversiones de las multinacionales se protegen mediante una
tupida red de convenios, tratados y acuerdos que conforman un nuevo Derecho
Corporativo Global, la llamada lex mercatoria, con el que las grandes
corporaciones ven cómo se protegen sus derechos a la vez que no existen
contrapesos suficientes ni mecanismos reales para el control de sus impactos
sociales, laborales, culturales y ambientales.
Todo este poder que han acumulado las empresas transnacionales se ha venido acrecentando, de forma acelerada, desde los años setenta hasta hoy. Esto es, desde que con la aplicación de las medidas económicas promovidas por Milton Friedman y la Escuela de Chicago, el neoliberalismo fue imponiendo su ideología por todo el globo aprovechando los golpes militares, las guerras, las catástrofes naturales y las sucesivas crisis económicas para introducir drásticas reformas sin apenas oposición popular en el marco de “la doctrina del shock”. En los últimos cuatro años, desde que estalló el crash financiero global, y siguiendo la máxima de “privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”, las instituciones que nos gobiernan están aplicando en Europa las mismas políticas que se llevaron a cabo en los países periféricos en las décadas de los 80 y 90: reformas laborales que recortan derechos laborales básicos, modificación del sistema de jubilaciones para favorecer los planes de pensiones privados, aumento de los impuestos indirectos y de la fiscalidad sobre las rentas del trabajo, reducción de la tributación de empresas y grandes fortunas, mercantilización de los servicios públicos que todavía quedan por privatizar, eliminación de la inversión pública en educación, sanidad, cooperación, dependencia, etcétera.
De este modo, mientras se inyectan presupuestos públicos millonarios a las
mismas empresas que durante todos estos años se han beneficiado de la falta de
regulación del sistema económico y financiero, la crisis es la excusa para
avanzar con más fuerza en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la
privatización de los bienes comunes y la apertura de puertas al capital
transnacional para que pueda controlar más y más cuestiones que tienen que ver
con los derechos fundamentales de la ciudadanía.
Las
compañías multinacionales controlan los sectores estratégicos de la economía
mundial: la energía, las finanzas, las telecomunicaciones, la salud, la
agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios de comunicación, las
industrias del armamento y de la alimentación. Y la crisis capitalista no ha
hecho sino reforzar el papel económico y la capacidad de influencia política de
las grandes corporaciones, que tan pronto hacen negocio con los recursos
naturales, los servicios públicos y la especulación inmobiliaria, como con los
mercados de futuros de energía y alimentos, las patentes sobre la vida o el
acaparamiento de tierras. Asistimos a una crisis sistémica que no es sólo
económica, sino también ecológica, social y de cuidados, que está produciendo
estragos en las condiciones de vida de la mayoría de la población mundial.(...)
Leer
En Nuestra
América la creciente
impunidad de las transnacionales significa precarización de la vida y el trabajo
de las grandes mayorías mediante constante
transferencia
de cuantiosos fondos públicos a dichos grandes capitales imperialistas en
concepto de pago de la deuda externa pública y de subsidios directos e
indirectos. Durante el siglo XXI la miseria planificada se da fundamentalmente por despojo de
territorios y posibilidades de vida pero también de la superexplotación laboral
en que se basa el modelo de los oligopolios que dominan al sistema capitalista a
escala planetaria. Asimismo en asociación con los grandes capitales locales conducen la
reestructuración socioeconómica, estatal y geográfica del país-continente en
enclaves de exportación e infraestructuras de IIRSA que imponen
desterritorialización a las comunidades locales y reterritorializan el
país-continente en acuerdo tanto con la eficiencia de sus negocios oligopólicos
como con mayor sometimiento de nuestros pueblos a sus imperialismos
hegemonizados por Estados Unidos.
Desde los
gobiernos nos inculcan que es progreso y modernidad. Aún más, esta
gigantesca remodelación del país-continente (que arrasa comunidades y
ecorregiones) para la exportación a escala global de recursos naturales que
caracteriza al neoextractivismo, es
justificada como ineludible para superar la pobreza por los gobiernos progresistas e
izquierdistas . Pero lo
cierto es que intensifica la acumulación de riquezas y poder por las
transnacionales y sus socios locales profundizando y multiplicando la
desposesión a los diversos de abajo. Aparte es desconocer en qué resulta la
política de distribución de beneficios y creación de empleos. En efecto, la
primera permite sobrevivir sea por asistencia social sea por cooperativas que
son microemprendimientos de la economía informal o de la subsumida en la imperialista.
Aún más, esta superexplotación
laboral se extiende y agrava porque es la base del modelo. Se verifica en la
gravitación de: el trabajo no registrado; la parte en negro de los sueldos de
trabajos registrados; las jubilaciones y pensiones de miseria y los salarios
mayoritarios de pobreza por no cubrir la canasta alimentaria y la familiar
respectivamente.
A su vez, la
creación de empleos responde a requisitos de los supernegocios que los
oligopolios imperialistas programan e impulsan. En esencia, son empleos sin
calidad intelectual, con enorme desgaste personal, incluso riesgosos y de
índole temporaria. Cuando incorporan el trabajo de universitarios como sucede en
la biotecnología afianzan la colonialidad del poder y del saber.
Si queremos propiciar la construcción de nuestra voluntad colectiva de emanciparnos del
capitalismo enfoquemos el
empobrecimiento que ejecuta hoy -bajo gestión CFK- como despojos criminales e
irreversibles. Reflexionemos sobre las consecuencias del hambre, la
desnutrición, la contaminación e insalubridad medioambiental, las varias
enfermedades prevenibles, el 'gatillo fácil', las drogas, las
precarización y siniestralidad laborales, el desmantelamiento de
escuelas y hospitales públicos, la trata de personas, etc. Evaluemos que este ataque
grave a los de abajo se arraiga y se despliega como extractivismo. Su
fomento y subsidio implica progreso tanto en la apropiación oligopólica
como en la mercantilización
de la naturaleza y :
-
privilegio de la producción de agrocombustibles por sobre la de alimentos o del extractivismo (agronegocios, explotación hidrocarburífera, megaminería y emprendimientos turísticos, comerciales e inmobiliarios) por sobre las comunidades locales;
-
desaparición forzada de pequeños-medianos productores e industriales, de pequeñas-medianas localidades y de comunidades campesinas e indígenas;
-
alto consumo de agua y de energía a costa de impedírselo a las poblaciones de las llamadas oficialmente "zonas de sacrificio" en constante multiplicación y consolidación;
-
envenenamiento de poblaciones e individuos y de sus medioambientes;
-
destrucción del ciclo del agua en la naturaleza, de los suelos y de las ecorregiones con sus típicas biodiversidades creadoras de equilibrios ecológicos;
-
sometimiento a depender del acceso al supermercadismo globalizado por liquidación de la soberanía alimentaria;
-
crisis alimentaria, ecológica o climática, energética y social.
El gobierno CFK, los provinciales
y los otros poderes estatales han hecho a la impunidad de las corporaciones
locales e imperialistas. Hoy bregan por la unificación del Código Civil y
Comercial.
Luis Zamora, en
"La reforma y unificación de los Códigos Civil y Comercial que quiere
aprobar el gobierno nacional en el Congreso",
señala:(...)En
lo que hace a las reformas son muchas las razones y las temáticas para
denunciarlas.
-Entre ellas cambia reglas
referidas a la responsabilidad del Estado ante juicios de particulares por los
daños que causen sus funcionarios en el sentido de obstaculizar más la
posibilidad de enjuiciarlos civilmente y conseguir reparaciones económicas por
los desastres que causan en el pueblo. Además pone más trabas procesales en
general en juicios que inicien particulares contra el Estado -eso incluye a los
jubilados, por ej.- y como lo han
denunciado ATE y la Asociación de Abogados Laboralistas, los empleados públicos
perderían, de aprobarse el proyecto, la posibilidad de reclamar por vía civil
indemnizaciones por los accidentes de trabajo que sufran, lo que significa
precarizar aun más el trabajo estatal.
-Por otra parte el
proyecto a punto de aprobarse incorpora
al Código unificado “tratados
en los que el país sea parte” con
lo que finalmente el gobierno nacional -a pesar de todo lo dicho en sentido
contrario- propicia aceptar
nada menos que la
jurisdicción de tribunales internacionales como se prevé en los tratados,
llamados cínicamente de Protección Recíproca de Inversiones (TBI), firmados y
aprobados por el menemismo y la Alianza incluyendo la competencia del CIADI (el
tribunal del Banco Mundial) por litigios entre empresas transnacionales y el
Estado Argentino y al que siempre el gobierno le había negado discursivamente
competencia, a pesar que, de hecho, viene de aceptar sus sentencias y de
comprometerse a pagar las indemnizaciones que en ellas se fijan. Como también se
estarían reconociendo las jurisdicciones extranjeras, por ejemplo la de los
Tribunales de Nueva York que, con la complicidad gubernamental, violan toda
soberanía del país, que tanto se declama, al decidir conflictos con los fondos
buitres respecto de las refinanciaciones o canjes de la deuda externa nacional.
-También le da una
preponderancia a la Iglesia Católica mayor de la que ya tiene en la actualidad y
por encima de las demás religiones a las que claramente discrimina. Diversos
credos han cuestionado esta discriminación y esta decisión de seguir insistiendo
en no separar al Estado con la Iglesia Católica. Y como ya dijimos la voltereta
súbita pegada por el gobierno respecto de Bergoglio a partir de que se lo
designó Papa trajo como consecuencia congelar primero la reforma a los Códigos y
su unificación para luego negociar y modificar varios aspectos que irritaban al
autoritarismo eclesiástico.
Y
relacionado con esto -quizás uno de los temas más repudiables- se vuelve a
aceptar los reclamos clericales al establecer la
formulación sobre “la existencia
de la persona humana a partir de la concepción en el seno materno”. Esta
definición, como se sabe, es la utilizada recurrentemente para tratar de impedir
jurídicamente la legalización del aborto e incluso puede usarse y se usa esa
concepción para mostrar contradicciones y
poner trabas a la aplicación del llamado “aborto no punible” que surge del
Código Penal.
Para que
se vea el carácter más reaccionario del proyecto del gobierno -aun sobre el de
la Corte- hay que señalar que el que
propone ahora el gobierno sacó del artículo mencionado sobre el comienzo de la
existencia de la persona humana redactado por la Corte el agregado final que se
refería a que, en los casos de
reproducción asistida, la
existencia de una persona comienza desde “la implantación del embrión”. Y
la eliminación de la “implantación” -que fue resultado también de la presión
católica vaticana- es para que no queden dudas del origen “natural - divino” de
la concepción, de forma de impedir decisiones humanas al respecto (es decir,
casualmente, las de la mujer sobre su cuerpo).
Así se discrimina
especialmente, aunque no solamente, a las mujeres que quieren tener hijos sin
parejas varones o mediante la fertilización asistida. Suprimiendo, además, con
la promesa de alguna vez regularlo por separado en el futuro, todo lo referido a
recurrir a vientres alquilados y a la fecundación “pos morten”.
-Insólitamente el gobierno nacional eliminó del anteproyecto original (recuerdo
que fue redactado, entre otros, por Lorenzetti y Highton de Nolasco) el artículo
241 del Anteproyecto que rezaba: “Derecho
fundamental de acceso al agua potable: Todos los habitantes tienen garantizado
el acceso al agua potable para fines vitales”. Esa enunciación garantizaba
poco y nada ya que no iba acompañada
de regulación complementaria alguna como sería exigible respecto a la propiedad
pública (del pueblo) de lagos y
humedales como a último momento se incluyeron glaciares y lagunas. Pero
más allá de su carácter meramente enunciativo la eliminación es demostrativa del
objetivo de desprotección y privatista de los bienes comunes como de priorizar
el lucro capitalista por sobre las necesidades populares y el cuidado ambiental.
-También
el gobierno propicia reducir el llamado “camino de sirga”, es decir el terreno
que debe dejarse entre las propiedades inmobiliarias y el agua fluvial o
marítima que en la actualidad es de 35 metros y que el proyecto baja a 15
metros. Y esto se hace cuando desde hace años poderosos propietarios, grandes
empresarios o empresas no sólo no dejan ningún terreno libre entre sus
propiedades y el agua sino que encima impiden el acceso público al agua, por
ejemplo de lagos, con el uso de la violencia policial o de patotas armadas
contratadas como seguridad privada llegando a asesinar personas que intentaron
arribar a esas aguas que son públicas invocando que son intrusos que se
introducen en predios privados. Y en vez de exigir que se respeten caminos de
acceso al agua en todos los casos, se propicia reducir el llamado camino “de
sirga”.
-Asimismo
se perjudican notoriamente los derechos de los pueblos originarios. En primer
lugar varios de ellos han denunciado no haber sido consultados como lo exige la
propia Constitución Nacional (art.75) y el Convenio 169 de la OIT que exigen un
proceso especial de consulta lo que no se puede suplir con audiencias públicas
como las ya aludidas. Además se les requiere para el ejercicio de los derechos
de posesión y propiedad que se establecen en el Código un registro y una
inscripción estatal que supone el otorgamiento de personería jurídica.
Precisamente ese requerimiento contraviene el carácter preexistente que tuvo que
reconocer la Constitución Nacional en el art. 75º, inciso 17. Es importante la
diferencia: no es el Estado Nacional (el mismo que llevó adelante las últimas
matanzas sufridas por esos pueblos) el que otorga la condición de existencia de
un pueblo originario, este preexiste al Estado Nacional. No
se puede condicionar derechos a esos pueblos a otorgamientos de registro alguno que
solo pueden ser declarativos. Encima al no reconocer las posesiones actuales ni
diferenciarlas de otras no ancestrales por el vínculo distinto con la tierra y
la naturaleza sigue negando derechos y posibilitando los violentos desalojos que
hoy suceden. Tampoco establece procedimientos para titular esas tierras ocupadas
por las comunidades en forma rápida e inmediata como es exigible. Claro que ante
un carácter tan reaccionario fueron muchas las comunidades que terminaron
reclamando que no se incorporara regulación alguna con el objetivo de poder
impedir más desconocimientos a sus derechos.
En
conclusión una reforma antidemocrática, clerical y privatista, propiciada por el
gobierno, está por aprobarse en el Congreso en estos días.
Constatamos que la criminalidad de lesa humanidad
del progreso capitalista imperialista se concreta en democracia por el
gobierno-estado en todos sus niveles pero también por fuerzas e intelectualidad
de izquierda que
adhieren y promueven este neocolonialismo sin reparar en la devastación de las
zonas oficializadas como de sacrificio ni en la generalización de la
supervivencia más básica entre los diversos de abajo. Podemos explicar la
función de estas últimas
considerando sus conceptos de emancipación de Nuestra América, de progreso
científico e industrial y de pobreza. Pero, ante todo, es notable que
permanezcan ajenas a analizar el modelo en forma integral por real y efectivo
hermanamiento con quienes están siendo envenenados, despojados de agua y tierra,
condenados a la desaparición forzada y a la expulsión hacia las grandes
ciudades.
Reflexionemos sobre la lógica de la
dirigencia e intelectualidad de la izquierda
K que ha facilitado abiertamente el avance e instauración del neoextractivismo y
la de la dirigencia e intelectualidad de aquella izquierda independiente que comparte la creencia en la necesidad del
apoyo a los gobiernos K para oponerse a la derecha y posicionarse en favor de la
emancipación sudamericana.
La primera ha sido partícipe fundamental de
la batalla cultural e ideológica que construyó el mito sobre la gesta K contra
el neoliberalismo, contra el imperialismo y por la soberanía nacional.
Desenmascara así su adaptación al capitalismo, su autovaloración como vanguardia
y su incapacidad para revisar la concepción revolucionaria que dispone. Ha
puesto de manifiesto que menosprecia el cambio radical del modo de producción y
prefiere el simulacro de distribución para solucionar la pobreza. Ha adoptado el
distanciamiento de las necesidades e intereses populares pese a la
contundencia de las pruebas aportadas por la realidad de la postconvertibilidad.
Es hora que, desde abajo y a la izquierda, multipliquemos
los espacios en común a lo largo y ancho del país-continente para poner
fin a la opresión del capitalismo imperialismo.
Frente al acelerado e incesante
acaparamiento criminal, es tiempo de involucrarnos en que podemos construir el
buen vivir como alternativa al modo de producción y desarrollo del capitalismo
sea neodesarrollista sea neoliberal.
Ante todo, hay que revertir el relato K
sobre el porvenir del capitalismo, instalando el debate público sobre la crisis
estructural y civilizatoria del capitalismo contemporáneo que está mundializado
en forma de imperialismos.