Pero hoy la voluntad popular legitima el modelo de
los oligopolios
Hasta ahora la democracia representativa ha
ido intensificando el presidencialismo en acuerdo con el aumento del poder económico de
oligopolios. Funciona de suerte que Cristina Fernández
se apropia de la voluntad popular sin rebelión abajo por el grado de
naturalización de esa realidad y la usa en favor de la acumulación gran
capitalista. Con el objetivo de aproximarnos a razones para construir la
democracia real ya, consideremos un aspecto fundamental del modelo o del
crecimiento en desigualdad social y subordinación de Argentina a las
transnacionales y sus estados. Se trata del privilegio a los estafadores oficializados como
acreedores externos y a la especulación financiera e inmobiliaria. Pese a
las
recientes y graves inundaciones dispone
el Cedin a fin de conseguir dólares en efectivo sin importarle que provengan del
lavado de dinero. Tampoco se hace cargo de agravar tanto la crisis habitacional
y el tránsito por las ciudades como
las causas de que las inundaciones sean catastróficas. Incluso mientras mantenía al
Estado fuera de la atención integral a las poblaciones siniestradas,
transfirió cuantiosos fondos públicos a la globalización financiera, 50
veces más que a subsidios a las víctimas, en concepto de desendeudamiento que es
falso.
Fabiana
Arencibia
(Red Eco Alternativo)
nos aclara:"Cada
hora que pasó durante el año 2012, la deuda pública de Argentina creció dos
millones de dólares. En cada segundo de un abrir y cerrar de ojos, la deuda
subió 34.000 dólares. Según datos oficiales, el año pasado cerró con un
endeudamiento de 208.000 millones de dólares contra los 190.000 millones de
fines de 2011.
El
Ministerio de Economía de la Nación publicó el informe sobre la Deuda
Pública argentina al 31 de diciembre pasado. Siguiendo el camino del
endeudamiento, ésta creció en un año, según datos oficiales, 18.500 millones
de dólares.
La
deuda que el gobierno reconoce como de firme cumplimiento es de 197.464
millones de dólares. Aquí no está considerada la deuda en default (la que no
se presentó a los canjes 2005 y 2010 incluyendo la del Club de Paris), que
dejó de publicarse en los informes del Ministerio luego de diciembre de 2010
y que entonces ascendía a 11.218 millones de dólares.
Por lo
tanto, tomando la deuda en firme y la deuda en default (que tarde o temprano
será abonada) el total de la deuda pública del Estado argentino pasó de
190.181 en diciembre de 2011, a 208.682 millones de dólares a fines de 2012.
Tomando los últimos tres años (2009-2012) podemos ver que la deuda pública
total, según datos oficiales, ha crecido 50.000 millones de dólares (CUADRO
I) cargando mayor peso sobre el endeudamiento del gobierno nacional con
organismos estatales.
Héctor
Giuliano, especialista en este tema, calcula que la Deuda Pública total en
la actualidad no bajaría de los 350.000 millones de dólares ya que los
cálculos oficiales no computan las deudas de las provincias y de los
municipios, los intereses a pagar de la deuda pública, (que según datos
oficiales serían de alrededor de 71.600 millones de dólares), la deuda por
cupones ligados al PBI, entre otros ítems no publicados ni considerados en
los cálculos oficiales.
¿Sobre
qué cifras de este informe el gobierno persiste en hablar de “desendeudamiento”?
En
primer lugar presenta un nuevo concepto hasta ahora no mostrado en los
informes anteriores que es el de “Deuda Neta”, cifra que solamente computa
lo que se adeuda a los privados - tanto residentes nacionales como
extranjeros- y a los organismos multilaterales o agencias de gobiernos
extranjeros. El primer cuadro de la Evolución de la deuda del Sector Público
Nacional que aparece en el informe muestra esta deuda neta al 31/12/2012 en
menos de 83.000 millones de dólares, reduciéndose en un año poco más de
1.600 millones.
Pero
esa deuda privada representa el 42 % de la deuda pública informada por el
gobierno. El resto (58%) es la llamada deuda intra-estado: “Los mayores
acreedores del Estado Nacional son organismos públicos, el Banco Central de
la República Argentina (BCRA), el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS)
de la ANSeS y el Banco de la Nación Argentina (BNA)”, indica el informe.
Esta, dice, sigue en ascenso (CUADRO II). De 94.612 millones de dólares en
diciembre de 2011 pasó a casi 115.000 en diciembre de 2012. Creció en un año
20.155 millones de dólares. (…)
Al decir de Giuliano, se está produciendo un “empapelamiento” de los organismos oficiales sustrayendo dinero y dando como contrapartida papeles (Letras y Bonos) que por otra parte tienen un bajo interés para su devolución futura (en caso que se produzca). En el informe se detalla que el 14% de la deuda pública no devenga ningún tipo de interés, tiene tasa 0.Nos preguntamos cuál será la capacidad de pago para que este gobierno o los que vengan le devuelvan al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSeS el 62 % de sus recursos que hoy no son dinero sino letras y bonos que el gobierno le dio a cambio de dinero utilizado, entre otras cosas, pagar deuda privada. Cómo reintegrará al Banco Central los cerca de 64.000 millones de dólares que le prestó al Tesoro Nacional. Y cómo volverá el dinero al Banco Nación que le prestó casi la mitad de su cartera de créditos.
Nos
preguntamos cuál sería en la práctica la diferencia entre el crecimiento de
la deuda pública por la estatización de la deuda privada que hizo Domingo
Cavallo durante la última dictadura y el crecimiento de la deuda intra-estado
que provoca que el gobierno nacional use recursos públicos para pagar deuda
privada.(…)".
Leer
En otro artículo del 13 de July de 2012
Fabiana
Arencibia
(Red Eco Alternativo) sigue
esclareciéndonos:"(...)En
las leyes de presupuesto que se aprueba año a año, los intereses o servicios
de deuda van creciendo. En el 2009 se estimaron en $ 24.469 millones, en
2010 fueron de $ 26.536 millones, en 2011 se presupuestaron $ 36.146
millones y para el año corriente el presupuesto prevé el pago en concepto de
intereses de $ 44.808 millones de servicios de deuda.
Los propios datos del gobierno (cualquier lector o lectora puede acceder a la página del Ministerio de Economía y allí verificarlos), son los que muestran este incremento. Sin embargo, a pesar de pagar, la deuda pública aumenta año tras año.
Los motivos los hemos explicado en varias notas pero una simple lógica lleva a deducir que si se paga y cada vez se debe más es porque no alcanzan los recursos públicos para cancelar toda la deuda que vence año tras año. Por lo tanto, parte de la misma debe refinanciarse creando una deuda mayor al incluírsele los intereses no abonados. Además la toma de deuda año a año, tiene el agravante que la gran mayoría de ese dinero proviene de fondos que estrictamente no son del Estado (por ejemplo, la Anses). Cada vez que escuchamos hablar de la emisión de bonos o letras, el significado que ello tiene es la generación de nueva deuda a futuro.
Los propios datos del gobierno (cualquier lector o lectora puede acceder a la página del Ministerio de Economía y allí verificarlos), son los que muestran este incremento. Sin embargo, a pesar de pagar, la deuda pública aumenta año tras año.
Los motivos los hemos explicado en varias notas pero una simple lógica lleva a deducir que si se paga y cada vez se debe más es porque no alcanzan los recursos públicos para cancelar toda la deuda que vence año tras año. Por lo tanto, parte de la misma debe refinanciarse creando una deuda mayor al incluírsele los intereses no abonados. Además la toma de deuda año a año, tiene el agravante que la gran mayoría de ese dinero proviene de fondos que estrictamente no son del Estado (por ejemplo, la Anses). Cada vez que escuchamos hablar de la emisión de bonos o letras, el significado que ello tiene es la generación de nueva deuda a futuro.
Si leemos los
datos del informe de diciembre del Ministerio de Economía (Mecon) veremos
que en los vencimientos de capital están proyectados hasta el 2089. Entre
este año y el próximo estarán venciendo 36.000 millones de dólares; en el
período 2014-2019 serán de 55.000 millones de dólares; entre 2020 y 2029
casi 38.000 millones de dólares, y finalmente en 2030-2089 otros 43.000
millones de dólares más. Se aclara en dicho informe que estos vencimientos
programados “no incluyen atrasos” lo que significa pagar o renovar deuda o
tomar nueva para cancelar vieja.
¿Por qué entonces se insiste en que nos “desendeudamos”? Porque desde el discurso del gobierno se compara la deuda con el Producto Bruto Interno. Con esta lógica se concluye que entre 2010 y 2011 la deuda bajó del 45,3 5 del PBI al 42,7% del mismo. Esta relación es, a nuestro entender, engañosa. El PBI esta integrado por todos los bienes y servicios que el país produce en un año, o sea que es un concepto económico. La deuda pública es un concepto financiero. Relacionar uno con otro es como decir que al 31 de diciembre de 2011 Argentina tendría que deshacerse de la mitad de todos producido para cancelar su deuda. Por otra parte, aunque esa relación disminuya, en valor absoluto – tal como lo explicamos - la deuda aumenta.
Veamos la relación de los intereses de deuda presupuestados con los gastos públicos. Según como leamos el presupuesto serán las conclusiones que saquemos.
Si comparamos
los intereses con los Gastos Totales (Administración gubernamental,
Servicios de defensa y seguridad, Servicios sociales, Servicios económicos),
la relación es del 8,9 % . O sea que de cada 100 pesos gastados casi 9 van a
pagar intereses.
Pero si los comparamos con uno de los rubros de estos Gastos Totales, el de “Servicios Sociales” presupuestados para 2012 (son $ 303.000 millones destinados a Salud, Asistencia social, Seguridad social, Educación y cultura, Ciencia y técnica, Trabajo, Vivienda y urbanismo, Agua potable y alcantarillados) esta relación aumenta a un 15 %. O sea que por cada 100 pesos destinados a cubrir estos gastos sociales, se destinan 15 para pagar intereses de deuda. Y si vamos aun más al detalle veremos que para Educación y cultura se asignan partidas presupuestarias por $ 38.478 millones, menos que para pagar intereses. La comparación con lo destinado a Salud es aun peor. Se prevé por presupuesto 2012 $ 17.934 millones por lo tanto la cancelación de solamente los intereses de deuda se llevarán dos veces y media el presupuesto destinado a salud. Si ambas comparaciones las hacemos con el total de deuda, o sea amortización de capital y pagos de intereses, la relación empeora aun más. Los cerca de $ 221.000 millones de pesos presupuestados para estas cancelaciones de deuda publica representan 6 veces lo destinado a Educación y 12 veces lo destinado a salud.
Pero si los comparamos con uno de los rubros de estos Gastos Totales, el de “Servicios Sociales” presupuestados para 2012 (son $ 303.000 millones destinados a Salud, Asistencia social, Seguridad social, Educación y cultura, Ciencia y técnica, Trabajo, Vivienda y urbanismo, Agua potable y alcantarillados) esta relación aumenta a un 15 %. O sea que por cada 100 pesos destinados a cubrir estos gastos sociales, se destinan 15 para pagar intereses de deuda. Y si vamos aun más al detalle veremos que para Educación y cultura se asignan partidas presupuestarias por $ 38.478 millones, menos que para pagar intereses. La comparación con lo destinado a Salud es aun peor. Se prevé por presupuesto 2012 $ 17.934 millones por lo tanto la cancelación de solamente los intereses de deuda se llevarán dos veces y media el presupuesto destinado a salud. Si ambas comparaciones las hacemos con el total de deuda, o sea amortización de capital y pagos de intereses, la relación empeora aun más. Los cerca de $ 221.000 millones de pesos presupuestados para estas cancelaciones de deuda publica representan 6 veces lo destinado a Educación y 12 veces lo destinado a salud.
En estos días se desarrolla el conflicto entre el gobierno nacional y el de la provincia de Buenos Aires, ambos del mismo signo político (al menos por ahora). El gobernador bonaerense Daniel Scioli asegura no poder pagar los aguinaldos de los empleados públicos y propuso fragmentarlo en cuotas, ante la negativa de Nación de girarle los fondos. Rápidamente llegó la critica de la presidenta a esta medida y le reclamó que aprenda a gestionar. Pero lo que nos interesa destacar -mas allá de este conflicto entre diferentes sectores dentro del kirchnerismo- es lo que trae el economista Julio Gambina en una de sus notas: “al mismo tiempo que se comunicaba la imposibilidad de la Nación y la Provincia de Buenos Aires para cumplir con el pago a los empleados públicos y a los proveedores, el Directorio del Banco Central de la República Argentina aprobó la afectación de 4.165 millones de dólares de las reservas internacionales para cancelar deuda pública en el tercer trimestre del 2012”.
La plata que no se toca
Los recursos previstos para cancelar deuda pública salen de los ingresos presupuestados. Dos son las partidas más importantes de estos los ingresos. Una es la de los Impuestos y otra es la de las Contribuciones a la Seguridad Social.
Los recursos previstos para cancelar deuda pública salen de los ingresos presupuestados. Dos son las partidas más importantes de estos los ingresos. Una es la de los Impuestos y otra es la de las Contribuciones a la Seguridad Social.
El mayor tributo es el IVA que, como impuesto al consumo es por lo tanto regresivo porque paga lo mismo el que mas tiene que el que menos tiene.
Respecto a los
fondos que recauda el Anses representan casi un 30% del total de ingresos
presupuestados. Pero este dinero, como lo hemos dicho, no debería ser parte
del presupuesto porque son recursos de los trabajadores jubilados actuales y
los futuros. No son recursos fiscales son recursos previsionales recaudados
por cuenta de los trabajadores activos y pasivos.
Mientras, el gobierno argentino sigue endeudándonos para, según su argumento, no verse obligado a recortar gastos sociales y poder desplegar medidas anticíclicas que enfrenten no solo la crisis mundial que no cesa sino también el inicio de una etapa recesiva en nuestra economía.
Mientras, el gobierno argentino sigue endeudándonos para, según su argumento, no verse obligado a recortar gastos sociales y poder desplegar medidas anticíclicas que enfrenten no solo la crisis mundial que no cesa sino también el inicio de una etapa recesiva en nuestra economía.
Pero hay quienes no están tan afectados. Según detalla el periodista Carlos Del Frade, en el último número de la revista Mercado figura el ranking de las 1000 empresas que más vendieron durante 2011 y cuyo volumen representa nada menos que el 72,1 por ciento del PBI. Casi las tres cuartas partes de las principales doscientas firmas son de origen extranjero. Dentro de las cuales Telecom factura 35.789 pesos por minuto; General Motors 23.148 pesos por minuto y la Barrick, 12 mil pesos cada sesenta segundos.
En el caso de la General Motors, es parte de uno de los sectores que han obtenido ganancias récords en los últimos años. Sin embargo se conoció a principios de este mes que los trabajadores suspendidos en esta rama de la industria serian cerca de 5000. La industria automotriz es de las más concentradas, son una docena de terminales automotrices que monopolizan el mercado, pertenecientes en su totalidad a capitales extranjeros.
Como contracara, según datos de la
Central de Trabajadores de Argentina (CTA) actualmente existen 8.800.000 (el
53,6 por ciento de la fuerza laboral) que están en situación de precariedad.
Sus ingresos promedio no llegan a los $3.000, quiere decir que perciben 100
pesos por día, 4 pesos por hora y 7 centavos cada sesenta segundos. Si
seguimos en esta lógica de razonamiento, el 76 por ciento de los jubilados
cobran la mínima de 1687 pesos mensuales: 56 pesos por día, 2,33 pesos por
hora, menos de 4 centavos por minuto.
Fuente: http://www.redeco.com.ar/nv/index.php?option=com_content&task=view&id=8484&Itemid=44
Fuente: http://www.redeco.com.ar/nv/index.php?option=com_content&task=view&id=8484&Itemid=44
La
verdad sobre el modelo está oculta para la mayoría. El Kirchnerismo ha
sabido aplicar la guerra psicológica y conseguido el apoyo de especialistas
en temas cruciales para la gobernabilidad del sistema de saqueo. El aval
llega al extremo de negar la propia historia de lucha e investigación. Así
Eric Calcagno y Alfredo Eric Calcagno
titulan
"Disolución de la deuda pública argentina" a su nota del 30 de diciembre de
2011. La terminan destacando
(...)desde 2003 se aplicó la política de desendeudamiento, que practica la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por primera vez desde el primer
peronismo, se reduce fuertemente el monto de la deuda externa; y además se
lo hace cuando los países desarrollados la aumentan. Con ello y con el
desligamiento del FMI, recuperamos soberanía; tenemos margen de acción como
para proceder en función de nuestros propios objetivos, con independencia
del FMI, de los mercados financieros privados y de las agencias de
calificación de riesgos. Así se actúa para disolver uno de los mayores
obstáculos con el que se enfrentó el modelo de desarrollo con inclusión
social.
Leer
Pero:
Veinte años después el combate contra la deuda externa sigue en pie
Por: Esther Vivas | 02/09/2008
El movimiento contra la deuda externa ha jugado, desde mediados de los años 80, un papel clave en el desafío al modelo de globalización capitalista y a sus promotores, siendo capaz de situar en el centro de la agenda política la temática del endeudamiento de los países del Sur y las consecuencias en sus poblaciones. Éste ha sido un movimiento amplio y plural, capaz de sacar a la calle en todo el mundo a miles de personas contra el yugo de la deuda y fortalecer de forma decisiva al movimiento altermundialista.
A grandes rasgos, y después de más de veinte años de trayectoria, podemos clasificar la evolución de este movimiento en cuatro etapas principales. La primera, de los años 80 hasta 1996, en la que se dieron las primeras protestas/1 de masas en los países del Sur contra el pago de la deuda y los Programas de Ajuste Estructural (PAE) impuestos por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Una segunda etapa, de 1996 al 2000/2001, período en que se constituyeron las principales campañas contra la deuda a escala internacional y estatal, se llevaron a cabo las mayores acciones de protesta, principalmente, contra el G8, y se consiguió la máxima visibilidad política, social y mediática. Una tercera, del 2001 hasta el 2004, momento de auge del movimiento altermundialista y de interpelación de éste con las campañas contra la deuda. Y, finalmente, cabe señalar un último período, del 2004/2005 hasta la actualidad, en que el movimiento altermundialista pierde peso como tal, mientras que las dinámicas de movilización a nivel nacional contra las agresiones de las políticas neoliberales recuperan capacidad de protesta, del mismo modo que a nivel internacional las campañas sectoriales establecen sus propias agendas de trabajo al margen de las dinámicas de las contracumbres y, parcialmente, del proceso del Foro Social Mundial (FSM)
Un repaso a la historia
Los antecedentes del movimiento contra la deuda se remontan a los años 80 cuando en los dos continentes más castigados por el endeudamiento, América Latina y África, principalmente, surgieron campañas de masas contra el pago de la deuda y la aplicación de los Programas de Ajuste Estructural del BM y del FMI. En agosto de 1982, el gobierno mexicano fue el primer país en declararse insolvente para pagar la deuda, en un contexto de crisis aguda. Esta situación pronto se generalizó a muchos otros países de la periferia en lo que se ha llamado la crisis de la deuda. En este contexto, en 1985, Cuba lanzó una iniciativa por el no pago de la deuda con el objetivo de federar a los países latinoamericanos favorables a la suspensión del pago de la deuda, y que arrastró a un número importante de organizaciones campesinas, sindicatos, partidos en Brasil, Argentina, Perú, Ecuador y México. Se trató de una campaña masiva y popular, pero los gobiernos latinoamericanos, finalmente, optaron por no constituir este frente común/2.
De 1980 a 1990, las revueltas populares contra las políticas de ajuste impuestas por el FMI y el BM se generalizaron en buena parte de los países del Sur. En total se contabilizaron más de cincuenta alzamientos sociales en estos diez años que generaron miles de muertos en África, Asia y América Latina. Este movimiento de resistencias en el Sur inspiró a muchas otras organizaciones en el Norte.
La caída del muro de Berlin en 1989 y la desintegración de la URSS en 1991, con el consiguiente derrumbamiento del bloque del Este, marcaron un nuevo escenario político que fue determinante para el ciclo de protesta entrante y en el que el movimiento contra la deuda jugaría un papel de precursor, juntamente con otras luchas como el movimiento campesino, indígena, de mujeres.
A partir de 1996, y en los años posteriores, con la constitución de la campaña de Jubileo 2000 en Gran Bretaña/3 y su consiguiente expansión a otros países, el tema de la deuda adquirió una posición central en la dinámica de la movilización internacional, a la vez que el posicionamiento de las iglesias católica y protestante a favor de la condonación de las deudas de los países del Sur, coincidiendo con la celebración del año jubilar, año 2000, contribuyó a ello. De este modo, la cuestión de la deuda ganó relevancia en la agenda política de los países del G7 y de las Instituciones Financieras Internacionales (IFI), así como en los medios de comunicación.
La extensión de la campaña de Jubileo 2000 a otros países y continentes se llevó a cabo a finales de los años 90 de la mano, principalmente, de organizaciones vinculadas a la iglesia como en Canadá, Guayana, México, Zambia... Éste también fue el caso de la Campaña Deuda Externa, ¿Deuda Eterna? constituida en el año 1998 en el Estado español. En muchos casos, las organizaciones del Norte contribuyeron a financiar las campañas en el Sur/4.
A partir del marco general común de exigir la condonación (el perdón) de la deuda coincidiendo con el año 2000, las demandas concretas podían variar en función de las organizaciones que impulsaban la campaña en cada país o región. Mientras que algunas coaliciones exigían la anulación de toda la deuda, otras demandaban la anulación de la deuda impagable; mientras unas rechazaban de pleno la Iniciativa País Pobres Altamente Endeudados, (PPAE), otras instaban a su reforma. Estas divergencias se fueron agudizando con el tiempo y llevaron a la constitución, en 1999, del movimiento internacional Jubileo Sur, como una reacción desde dentro de Jubileo 2000 por parte de algunas organizaciones del Sur con posicionamientos más radicales.
La red internacional Jubileo Sur se creó formalmente en noviembre de 1999 en la cumbre Sur-Sur, que tuvo lugar en Sudáfrica, y fue impulsada por organizaciones africanas, latinoamericanas y asiáticas, quienes exigían la cancelación total de la deuda y definían el endeudamiento como inmoral e ilegítimo reivindicando a los países del Sur como acreedores de una deuda histórica, ecológica y social fruto de siglos de expolio y explotación.
Principales debates
Las diferencias en el seno del movimiento contra la deuda, entre sectores radicales y moderados, se remontan a sus inicios. Los primeros condenaban las condicionalidades de los PAE y exigían una total cancelación de la deuda y los segundos aceptaban una reducción sustancial de la deuda y una reforma de las condicionalidades que permitieran el alivio a los más pobres/5. Éstas posturas han marcado, desde los orígenes, los principales debates en el seno del movimiento.
A finales de los 90 y principios del 2000, con la constitución formal de Jubileo Sur y su alianza con organizaciones del Norte, como el CADTM y más adelante y de forma parcial con la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda Externa (RCADE) en el Estado español, se empezó a fortalecer la corriente radical en favor de la cancelación total de la deuda. En oposición, se encontraba la red de Jubileo 2000, integrada por distintas coaliciones de países del Norte, con Jubileo 2000 Gran Bretaña y Erlassjahr 2000 (Jubileo 2000 en Alemania) a la cabeza, y en alianza con campañas en el Sur, principalmente, en Ecuador, Perú y Bolivia, entre otras. Éstos defendían posturas reformistas acerca de la condonación de la deuda con demandas posibilistas y moderadas. A pesar de las divergencias, algunas organizaciones participaban en ambas coaliciones.
La red internacional de Jubileo 2000, junto con otros actores como Oxfam Internacional y EURODAD exigían la reducción de las deudas impagables de los países más pobres, la revisión de las condicionalidades, la reforma de las IFI, entre otras, mientras que Jubileo Sur, el CADTM y la RCADE reivindicaban la anulación total de la deuda, definiéndola como ilegítima e inmoral y considerando que ésta había sido pagada con creces, exigían la cancelación incondicional de las mismas y rechazaban las políticas impuestas por el FMI y el BM, etc.
El final del año jubilar, diciembre del 2000, fue la fecha de clausura de la campaña de Jubileo 2000 a nivel internacional y de algunas coaliciones nacionales como Jubileo 2000 Gran Bretaña, que había jugado un papel clave en la estrategia de expansión de la iniciativa, y también de la Campaña Deuda Externa, ¿Deuda Eterna?
Más allá del año 2000
El auge del movimiento altermundialista, entre los años 2001 y 2004, no dejó indiferente a las campañas contra la deuda. La emergencia del movimiento contra la globalización neoliberal obligó a los actores antideuda a una interpelación directa con éste. Así, mientras los sectores más radicales convergían y se integraban en el seno del movimiento altermundialista, aquellos más moderados optaban por el distanciamiento y la crítica a las acciones directas no violentas. Si en el período anterior, las organizaciones contra la deuda externa habían capitalizado las protestas en motivo de las cumbres del G8, consiguiendo una importante visibilidad y eco mediático y social, como en las cumbres de Birmingham en 1998 y de Colonia en 1999, a partir de este momento sus acciones y propuestas quedarían disueltas en el seno del movimiento altermundialista.
A partir del año 2001, nuevas demandas tomaron fuerza entre las organizaciones contra la deuda. La apuesta por la creación de un Tribunal Internacional de Arbitraje, la realización de auditorías ciudadanas o la reclamación de la ilegitimidad de la deuda fueron iniciativas que empezaron a plantearse en las contracumbres y los foros sociales. Cada una de estas demandas partía de un análisis político específico sobre las causas y las consecuencias del endeudamiento. Así, mientras la creación de un Tribunal de Arbitraje no ponía en cuestión los cimientos del sistema capitalista, la demanda de ilegitimidad rechazaba de base los mecanismos de endeudamiento y anteponía a éstos la soberanía de los pueblos para negarse a pagar una deuda ilegítima e insostenible.
A partir del año 2004/2005 podemos señalar el inicio de una nueva etapa. A nivel global, se da un contexto de pérdida de centralidad del movimiento altermundialista, después de las masivas protestas contra la guerra de los años 2003 y 2004, así como una disminución del impacto, tanto interno como externo, del Foro Social Mundial que pese a su consolidación pierde su carácter de novedad. Esto repercute en los movimientos sectoriales específicos como el de la deuda. Frente a una pérdida de centralidad del movimiento altermundialista y una cierta rutinización de los FSM, los movimientos temáticos como el de mujeres, de campesinos, de la deuda... empiezan elaborar agendas de movilización y de encuentro propias al margen de las citas unitarias de los foros y las contracumbres. El nuevo escenario devuelve la iniciativa al ámbito temático y sectorial, sin menospreciar las movilizaciones y los foros unitarios. Algunos ejemplos de esta dinámica sectorial serían: el encuentro internacional del movimiento contra la deuda en La Habana, en 2005; la celebración del Foro por la Soberanía Alimentaria en Malí, en febrero del 2007; o la Semana de acción global contra la deuda, en octubre del 2007, entre otras.
Esta etapa también se caracteriza por un aumento de la convergencia entre los actores antideuda que podemos afirmar que dura hasta la actualidad: búsqueda de marcos de trabajo comunes, de coordinación de acciones y de estrategias. El encuentro internacional contra la deuda en La Habana (Cuba), en septiembre del 2005, donde participaron todos los actores contra la deuda externa a escala global, fue un claro ejemplo de esta dinámica al aprobarse un calendario de movilización unitario y con el acuerdo de posturas comunes respecto a temas como la ilegitimidad de la deuda o la reclamación de una deuda social, histórica y ecológica por parte de los países del Sur, posturas defendidas anteriormente tan solo por los sectores más radicales.
En el período de movilización reciente, los sectores más combativos han marcado la pauta y el liderazgo de la protesta y han conseguido arrastrar a los más moderados hacia sus posiciones. A diferencia de años antes, cuando el movimiento era encabezado por la campaña Jubileo 2000, ahora son los sectores más radicales, que han venido trabajando en el marco movimiento altermundialista, quienes lideran el movimiento. A partir de aquí, podemos afirmar que el ciclo de protesta inaugurado en 1999, en Seattle, ha reforzado a aquellos actores con unas demandas y una perspectiva más confrontativa y radical.
Mucho ruido y pocas nueces
Pero, después de veinte años de movilizaciones contra la deuda, ¿qué logros han conseguido los movimientos sociales? ¿Qué impacto han tenido en la opinión pública? ¿Y en las instituciones internacionales?
-
En el ámbito externo al movimiento se han conseguido avances, especialmente, en el terreno de lo simbólico y en la percepción que las sociedades, tanto del Norte como del Sur, tiene de la problemática del endeudamiento. En los países acreedores, las campañas han difundido las causas y las consecuencias que el pago de la deuda externa tiene para los pueblos del Sur y se ha vinculado el concepto de deuda externa al de pobreza y subdesarrollo. Así mismo, en los países acreedores, se ha generado una importante movilización de denuncia de las consecuencias que esta deuda tiene sobre sus poblaciones y la responsabilidad de las instituciones internacionales (BM, FMI, G8...) en la generación y mantenimiento de la misma. En el transcurso de estos años, las campañas han dejado claro la necesidad de condonar, cancelar o abolir la deuda para permitir el desarrollo de estos países, a la vez que han reivindicado una deuda social, ecológica e histórica del Norte respecto al Sur.
-
En relación con otros movimientos sociales, debemos de señalar como éstos han ido incorporando como propia la demanda de cancelación de la deuda externa. Así colectivos de mujeres, ecologistas, campesinos, ONG’s de desarrollo... han asumido en su repertorio de reivindicaciones la necesidad de cancelar las deudas de los países del Sur. Un hecho que es fruto de la participación y el impulso de los actores antideuda en el seno del movimiento altermundialista, a la vez que estos últimos han incorporado a su discurso y demandas nuevos enfoques ecologistas, feministas, anticorporativos... en una dinámica de contaminación mutua.
-
En el ámbito institucional, más allá de situar la cuestión de la deuda en la agenda política, los cambios conseguidos han sido mínimos. Si analizamos, por ejemplo, las promesas de condonación de los países miembros del G8, podemos afirmar que éstas no han sido nada más que una estrategia de limpieza de imagen. En la cumbre de Colonia, en junio de 1999, los jefes de estado de los países más ricos se comprometieron a anular el 90% de la deuda bilateral y multilateral de los 42 países más endeudados listados en la Iniciativa PPAE. Pero, finalmente, las cifras reales tan solo equivaldrían a un 3% de la deuda total de los países del Sur.
Según Éric Toussaint y Damien Millet/6, esta contradicción, entre promesas y realidad, pone de relieve el objetivo de los países del G8 para mantenerse como acreedores de los PPAE y del resto de los países subdesarrollados. Su objetivo es continuar imponiendo las políticas neoliberales y mantener un mecanismo permanente de transferencia de riqueza del Sur a los capitalistas del Norte. Los países que ocupen una posición geoestratégica relevante o que se muestren más dóciles seguirán recibiendo medidas de reducción de la deuda, pero que no les servirán de nada para liberarse del yugo neoliberal. Respecto al resto de los países en desarrollo, que suman un total del 89% de la población pobre del planeta, el G8 ni siquiera ha propuesto ninguna medida de alivio.
Es a partir del análisis de estas cifras que se observa la dificultad para conseguir medidas reales de alivio que tengan un impacto en las poblaciones del Sur. La deuda es un claro ejemplo de la dominación Norte-Sur y las élites políticas y económicas no renunciarán fácilmente a ella. El impacto político se debe de medir en el terreno de los simbólico, del descrédito y del debilitamiento de los acreedores tanto del G8 como de las IFI.
Aún así, algunos gobiernos o instancias políticas en Europa, como el gobierno noruego o el senado belga, han dado pequeños pasos en lo que respecta la declaración de ilegitimidad de algunas de las deudas de las que sus países eran acreedores. Según Jubileo Sur/7, el hecho de que un gobierno de los países acreedores reconozca y tome responsabilidad pública sobre este tema, abre una oportunidad en la lucha por la ilegitimidad de la deuda y es un precedente a tener en cuenta. En el Estado español, por ejemplo, el trabajo de los actores antideuda ha conseguido, a finales del 2006, la aprobación en el Congreso de una Ley reguladora de la gestión de la deuda externa que, a pesar de sus limitaciones, significa un cierto paso adelante sobre todo en materia de transparencia informativa.
En lo que se refiere al pago de la deuda por parte de los países del Sur, según Éric Toussaint/8, la coyuntura actual es favorable para que los gobiernos de estos países modifiquen la situación y sea posible el desendeudamiento. En la actualidad, un número importante de estos países, si incluimos a Rusia como lo hace el BM y el FMI, son acreedores netos de EEUU y de los bancos privados en el Norte y si se lo propusieran podrían reembolsar de facto al FMI todo el dinero que le deben y crear fondos de asistencia para que los otros países en desarrollo, con menos recursos, pudieran también eliminar su deuda rápidamente. Pero como señalaba Toussaint, los países que tienen en su mano la posibilidad del cambio (China, Rusia, India, Brasil, Nigeria, Indonesia, México y Sudáfrica) no tienen la más mínima intención de llevar a cabo esta estrategia, ya que sus gobernantes son los primeros beneficiados por la implementación de las políticas neoliberales en sus países.
En oposición, debemos de señalar aquellos gobiernos como el de Rafael Correa en Ecuador, Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia que, a pesar de sus contradicciones y límites, rechazan, con grados diversos y de forma parcial, al imperialismo y a las políticas neoliberales, a la vez que fortalecen el papel del Estado. Aún así, los pasos dados por estos gobiernos en materia de deuda, a excepción del de Correa, han sido muy moderados.
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