lunes, 25 de noviembre de 2013

La adquisición abajo de visión integral es clave para la autodeterminación de Nuestra América.

  Porque es situarse en poner fin a la impunidad de ayer y de hoy.
 
Recordemos que, en la "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar", Rodolfo Walsh sostiene:
(...)A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal".
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.(...)

Rodolfo Walsh anticipó el despliegue del neoliberalismo. Sólo que coincidió con la mayoría de hoy en acusar a las fuerzas armadas de ese entonces. Pero tengamos en cuenta a:
 
Neoliberalismo y “Plan Cóndor”
ALAI, América Latina en Movimiento
2013-06-27

AmericaSur


Por Tito Villacreses Pincay
 
Los pasos previos a la imposición del neoliberalismo y el plan cóndor
La principal potencia capitalista del mundo los Estados Unidos de Norteamérica, en las décadas de los 60-70, instrumentalizó diferentes mecanismos para consolidar sus intereses en la región y por ende los del sistema capitalista; para ello, la imposición del neoliberalismo era una prioridad, por lo que se obligó a nuestros países a abandonar el modelo del estado protector o benefactor.
 
El neoliberalismo se impuso en base al terror y la represión e institucionalizó el terrorismo de Estado, y estuvo acompañado de tecnócratas civiles, "niños de bien", provenientes de las clases altas de nuestros países; los mismos que tuvieron su origen en la gran potencia del Norte que fomentó a finales de la década de los ´60 y principios de la del ´70, y a iniciativa del ultra neoliberal Prof. Milton Friedman, la capacitación de estudiantes y economistas latinoamericanos. Por esos años llegaron a los Estados Unidos cientos de jóvenes estudiantes y profesionales economistas de todo el Cono Sur y del resto del tercer mundo a fin de realizar una nueva capacitación. Años después regresarían a sus respectivos países doctorados de las universidades de Harvard y Chicago. Estos economistas serían conocidos como: “los Chicago-boys”; fieles impulsores y defensores del sistema capitalista y del modelo neoliberal, formados en la escuela ultra-neoliberal de Milton Fried, fueron y son aùn, altos ejecutivos internacionales, de saco y corbata made "in usa", cuyo acción provocó -y aún continúa- provocando tanto o más daño que la acción de los dictadores militares.
 
Concentración de la riqueza, empobrecimiento y represión
El neoliberalismo polarizó nuestras sociedades al promover y fortalecer el poder y la concentración de mayor riqueza de los grupos oligárquicos y sus socios las empresas transnacionales y al mismo tiempo, una capa minoritaria de nuevos ricos, mientras por otro lado, crecían y aumentaban legiones de pobres y miserables, marginados, desocupados y excluidos, y de "nuevos pobres" provenientes de sectores de las capas medias. Se trataba de un “proyecto de clase que se planteó a finales de la década de 1960 y comenzó a cristalizar realmente a mediados de la década de 1970 estaba mucho más centalizado, en la medida en que el poder se había desplazado significativamente a favor del sector financiero. Este último se convirtió en cierto modo en el agente principal”[1].
 
Recordemos que, “a mediados de los setenta la crisis política generalizada en la región, emblematizada por la violenta liquidación de la “vía chilena al socialismo” liderada por Salvador Allende y la Unidad Popular, del experimento radical democrático de Juan José Torres y la Asamblea Popular en Bolivia, el termidor sufrido por la revolución peruana con el desplazamiento de Velasco Alvarado, y el sangriento desenlace del retorno del peronismo en la Argentina precipitó un nuevo cambio en el paradigma dominante. En este caso se trató mucho menos de una derrota en el plano de las ideas que de las consecuencias del período más ferozmente represivo conocido por la América Latina contemporánea.[2]
Es que, el neoliberalismo como modelo económico, excluyente, recesivo, empobrecedor y privatizador, requirió para imponerse, de regímenes dictatoriales, totalitarios y autoritarios. Por ello, Neoliberalismo en Latinoamérica surge con regímenes dictatoriales, derechistas, fascistas, caso particular de Chile y Argentina, en donde feroces dictaduras fascistas que estuvieron vinculadas a gobiernos conservadores internacionalmente; la primera con el gobierno de Richard Nixón que promovió el golpe militar en Chile, y ambas posteriormente con los gobiernos de Ronald Reagan, (EE.UU); Margaret Tachert, (Gran Bretaña); y, Hemunt Kohl (Alemania).
Previo a la instauración de estas represivas y autoritarias dictaduras en casi toda América Latina, se prepararon técnica, militar e ideológicamente a altos oficiales pertenecientes a las diferentes fuerzas armadas del continente. Con la instalación de gobiernos de factos, se institucionalizó la represión en el Continente. Decenas de miles de detenidos, muertos, desaparecidos. Septiembre 11 de 1973, Chile, era derrocado mediante un golpe militar sangriento el gobierno de la “Unidad Popular”  presidido por el Dr. Salvador Allende. El 24 de marzo de 1976, Argentina, el golpe militar que instauró la Junta Militar de los generales Rafael Videla, Viola, Galtieri y el Gral. Bignone),
 
Plan Cóndor: internacional del crimen y terrorismo de Estado
En ambos países, y otros del Cono Sur, se inicia un periodo de represión cruel, en donde la persecución ideológica, la tortura, el asesinato o la desaparición de miles y miles de dirigentes medios y de base, era pan de cada día. 30,000 desaparecidos, en el caso de Argentina, estuvieron al orden el dìa. En estas condiciones, las dictaduras, con el apoyo norteamericano implementan lo que se conoció como el "Plan Cóndor", que no era sino la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur en los años 70 y 80, contra las organizaciones y dirigentes de la vanguardia de izquierda y el movimiento popular a los que se pretendió exterminar, y al mismo tiempo, para impedir el ascenso de esta corriente al poder. Políticas represivas que no respetaban ni los vientres fecundados de miles de mujeres, ni la dulce inocencia de miles de niños a los que arbitrariamente se les cambió la identidad sea cuando fueron secuestrados o que nacieron en cautiverio durante el régimen militar. La anulación de las libertades democráticas, la violación horrorosa y sistemática de los Derechos Humanos junto a una apertura incondicional al capital extranjero y un enorme crecimiento de la Deuda Externa caracterizaron a estos gobiernos de factos que sembraron de terror los suelos patrios de Bolívar, San Martín, Sucre, Artigas y el Che.
 
Esta represión se extendió también a periodistas con posiciones crítica a estos regímenes autoritarios, contra académicos, escritores, maestros, gente del arte y la cultura, gremios de profesionales, catedráticos universitarios, dirigentes barriales, jóvenes, mujeres, en fin contra todos aquellos que sin ser de izquierda, sin embargo, no se sometían ni se resignaban, ver sus patrias pisoteadas, ensangrentadas, y recolonizadas por una ideología extraña a nuestra realidad y marcadamente pro imperialista.
Todo un sistema de represión y violencia estatal nunca antes vivida por su sistematicidad y crueldad, dirigido por dictaduras militares fascistas para imponer e instaurar el fundamentalismo económico neoliberal. Un abominable engendro contrahecho, mezcla de doctrinas imperiales e intereses oligárquicos, fue impuesto a la fuerza y vino de afuera, pues: "La oligarquía en el poder necesita de estados, no sólo fuertes, sino también temidos, a los cuales utilizar como herramienta para sus fines".[3]
Se vivía el auge de la llamada "Guerra fría" y de la política de "seguridad hemisférica" implementada por los Estados Unidos; en aquellos tiempos, el enemigo, - en la visión Norteamérica y la de sus lacayos criollos -no solo era externo, era sobre todo "interno"- no era el "terrorismo",[4] era la "subversión comunista", promovida según ellos, a nivel mundial por la ex URSS y en la región por Cuba.
 
La Escuela de la América y la “seguridad nacional”
Pero para su imposición el gran capital necesitaba de Estados fuertes, altamente represivos y autoritarios. Con estos fines se procedió, por un lado, a adiestrar ideológica, técnica y militarmente, a altos oficiales pertenecientes a las diferentes fuerzas armadas del continente.
Ahí surgen: los Generales Stroessner, en Paraguay; Augusto Pinochet, en Chile;Gregorio Conrado , en Uruguay; Anastasio Somoza, en Nicaragua; Jorge Rafael Videla, Alfredo Astíz o Fortunato Galtieri, en Argentina; altos oficiales militares que juntos a otros, pasaron y se formaron en la llamada “Escuela de las Américas”,que Estados Unidos creó en la Zona del Canal de Panamá y otros distritos militares localizados al sur del territorio Norteamericano. Todos estos militares formados bajo la doctrina de la "seguridad nacional" y de la "lucha contra la subversión comunista" una vez instalados como gobernantes de facto, sembraron de dolor y sangre estas hermanas Repúblicas. Fueron cientos de miles de vida liquidadas por las feroces dictaduras militares ascendidas a los gobiernos por cruentos golpes de estados militares. Los primeros en ser exterminada fue la franja dirigencial de la clase obrera, después la dirigencia y militancia de izquierda, luego fueron cayendo estudiantes, profesores, periodistas, abogados, intelectuales: todo el pensamiento crítico y alternativo fue decapitado. Tanto la oficialidad y altos mandos uniformados en su momento, como estos civiles, ejecutivos de cuello y corbata han causado un daño irreparable a las condiciones de vida de millones de seres humanos en nuestra región al imponer las políticas neoliberales, con la diferencia que los civiles de Harvard y los Chicago-boys siguen enquistado en importantes puestos de algunos gobiernos “democráticos” actuales. (...) Leer
 
En consecuencia, el actual bloque dominante es el principal impune de ayer. Pero el gran empresariado local e imperialista implantó el progreso en su acumulación de riquezas y poder no sólo mediante terrorismo de estado sino también usó la dictadura genocida para convertir su deuda externa en deuda externa pública que es un sistema premeditadamente organizado para la perpetuidad en el empobrecimiento del país y los diversos de abajo y en el desmantelamiento de los bienes comunes tanto sociales como naturales. Ha sido asumido, explícitamente, como su responsabilidad central por los gobiernos de turno desde 1983. Alfonsín lo justificó como "honrar la deuda" y los gobiernos K, "pagadores seriales" al decir de la propia Presidenta, como "des-endeudamiento". Hoy Boudou y Lorenzino, como resultado de cambios en el gabinete,  encabezarán una nueva entidad denominada la Unidad Ejecutora de la reestructuración de la deuda para dedicarse a cumplir con lo decidido por el fondo de inversión Gramercy que es el principal tenedor de deuda argentina regularizada. Junto a otros acreedores privados, busca convencer al resto de los bonistas con títulos del canje de que cedan parte de los intereses (hablan de entre un 10% y un 20%) que deben cobrar en los próximos cinco años a un fondo común –un fideicomiso–, con el que se le pagaría un plus o bonus a los holdouts para mejorar la oferta argentina, que consiste en la reapertura del canje.
Durante estos 30 años el poder económico ha pasado a estar casi en manos de las transnacionales y esa deuda externa pública o gran estafa ha sido el instrumento fundamental de esta recolonización. Pero sigamos profundizando en la impunidad de ayer y hoy. Partamos de reflexionar sobre:

La globalización neoliberal ha creado un contexto de impunidad de las transnacionales
El poder de las empresas transnacionales
 
Por Pedro Ramiro, Erika González y Juan Hernández Zubizarreta (Diagonal)
En los últimos cien años, mientras ha ido avanzando el capitalismo global y los Estados-nación han venido cediendo parte de su soberanía en cuanto a las decisiones socioeconómicas, las empresas transnacionales han logrado ir consolidando y ampliando su creciente dominio sobre la vida en el planeta.(...)
Es evidente el poder que, en términos económicos, tienen las corporaciones transnacionales. Basta comprobar, por ejemplo, cómo la mayor empresa del mundo, Wal-Mart, maneja un volumen anual de ventas que supera la suma del Producto Interior Bruto de Colombia y Ecuador, mientras la petrolera Shell tiene unos ingresos superiores al PIB de los Emi­ratos Árabes Unidos. Asimismo, las compañías multinacionales disponen de un innegable poder político: son moneda de uso corriente las estrechas relaciones entre gobernantes y empresarios, no hay más que ver cómo, por citar solo algunos casos, los expresidentes González, Aznar, Blair y Schröder han entrado en el directorio de corporaciones como Gas Natural Fenosa, Endesa, JP Morgan Chase y Gazprom, respectivamente; de la misma manera que, en sentido contrario, Mario Draghi y Mario Monti pasaron de Goldman Sachs a las presidencias del Banco Central Europeo y del gobierno italiano.
Igualmente, las empresas transnacionales poseen una extraordinaria influencia sobre la sociedad tanto en el terreno cultural –las grandes compañías emplean la publicidad y las técnicas de marketing para consolidar su gran poder de comunicación y persuasión en la sociedad de consumo– como en el plano jurídico: los contratos y las inversiones de las multinacionales se protegen mediante una tupida red de convenios, tratados y acuerdos que conforman un nuevo Derecho Corporativo Global, la llamada lex mercatoria, con el que las grandes corporaciones ven cómo se protegen sus derechos a la vez que no existen contrapesos suficientes ni mecanismos reales para el control de sus impactos sociales, laborales, culturales y ambientales.
Todo este poder que han acumulado las empresas transnacionales se ha venido acrecentando, de forma acelerada, desde los años setenta hasta hoy. Esto es, desde que con la aplicación de las medidas económicas promovidas por Milton Friedman y la Escuela de Chicago, el neoliberalismo fue imponiendo su ideología por todo el globo aprovechando los golpes militares, las guerras, las catástrofes naturales y las sucesivas crisis económicas para introducir drásticas reformas sin apenas oposición popular en el marco de “la doctrina del shock”. En los últimos cuatro años, desde que estalló el crash financiero global, y siguiendo la máxima de “privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”, las instituciones que nos gobiernan están aplicando en Europa las mismas políticas que se llevaron a cabo en los países periféricos en las décadas de los 80 y 90: reformas laborales que recortan derechos laborales básicos, modificación del sistema de jubilaciones para favorecer los planes de pensiones privados, aumento de los impuestos indirectos y de la fiscalidad sobre las rentas del trabajo, reducción de la tributación de empresas y grandes fortunas, mercantilización de los servicios públicos que todavía quedan por privatizar, eliminación de la inversión pública en educación, sanidad, cooperación, dependencia, etcétera.
De este modo, mientras se inyectan presupuestos públicos millonarios a las mismas empresas que durante todos estos años se han beneficiado de la falta de regulación del sistema económico y financiero, la crisis es la excusa para avanzar con más fuerza en el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la privatización de los bienes comunes y la apertura de puertas al capital transnacional para que pueda controlar más y más cuestiones que tienen que ver con los derechos fundamentales de la ciudadanía.
Las compañías multinacionales controlan los sectores estratégicos de la economía mundial: la energía, las finanzas, las telecomunicaciones, la salud, la agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios de comunicación, las industrias del armamento y de la alimentación. Y la crisis capitalista no ha hecho sino reforzar el papel económico y la capacidad de influencia política de las grandes corporaciones, que tan pronto hacen negocio con los recursos naturales, los servicios públicos y la especulación inmobiliaria, como con los mercados de futuros de energía y alimentos, las patentes sobre la vida o el acaparamiento de tierras. Asistimos a una crisis sistémica que no es sólo económica, sino también ecológica, social y de cuidados, que está produciendo estragos en las condiciones de vida de la mayoría de la población mundial.(...) Leer
 
En Nuestra América la creciente impunidad de las transnacionales significa precarización de la vida y el trabajo de las grandes mayorías mediante constante transferencia de cuantiosos fondos públicos a dichos grandes capitales imperialistas en concepto de pago de la deuda externa pública y de subsidios directos e indirectos. Durante el siglo XXI la miseria planificada se da fundamentalmente por despojo de territorios y posibilidades de vida pero también de la superexplotación laboral en que se basa el modelo de los oligopolios que dominan al sistema capitalista a escala planetaria. Asimismo en asociación con los grandes capitales locales conducen la reestructuración socioeconómica, estatal y geográfica del país-continente en enclaves de exportación e infraestructuras de IIRSA que imponen desterritorialización a las comunidades locales y reterritorializan el país-continente en acuerdo tanto con la eficiencia de sus negocios oligopólicos como con mayor sometimiento de nuestros pueblos a sus imperialismos hegemonizados por Estados Unidos.
 
Desde los gobiernos nos inculcan que es progreso y modernidad. Aún más, esta gigantesca remodelación del país-continente (que arrasa comunidades y ecorregiones) para la exportación a escala global de recursos naturales que caracteriza al neoextractivismo, es justificada como ineludible para superar la pobreza por los gobiernos progresistas e izquierdistas . Pero lo cierto es que intensifica la acumulación de riquezas y poder por las transnacionales y sus socios locales profundizando y multiplicando la desposesión a los diversos de abajo. Aparte es desconocer en qué resulta la política de distribución de beneficios y creación de empleos. En efecto, la primera permite sobrevivir sea por asistencia social sea por cooperativas que son microemprendimientos de la economía informal o de la subsumida en la imperialista. Aún más, esta superexplotación laboral se extiende y agrava porque es la base del modelo. Se verifica en la gravitación de: el trabajo no registrado; la parte en negro de los sueldos de trabajos registrados; las jubilaciones y pensiones de miseria y los salarios mayoritarios de pobreza por no cubrir la canasta alimentaria y la familiar respectivamente.

A su vez,  la creación de empleos responde a requisitos de los supernegocios que los oligopolios imperialistas programan e impulsan. En esencia, son empleos sin calidad intelectual, con enorme desgaste personal, incluso riesgosos y de índole temporaria. Cuando incorporan el trabajo de universitarios como sucede en la biotecnología afianzan la colonialidad del poder y del saber.
 
Si queremos propiciar la construcción de nuestra voluntad colectiva de emanciparnos del capitalismo enfoquemos el empobrecimiento que ejecuta hoy -bajo gestión CFK- como despojos criminales e irreversibles. Reflexionemos sobre las consecuencias del hambre, la desnutrición, la contaminación e insalubridad medioambiental, las varias enfermedades prevenibles, el 'gatillo fácil', las drogas, las precarización y siniestralidad laborales, el desmantelamiento de escuelas y hospitales públicos, la trata de personas, etc.  Evaluemos que este ataque grave a los de abajo se arraiga y se despliega como extractivismo. Su fomento y subsidio implica progreso tanto en la apropiación oligopólica como en la mercantilización de la naturaleza y :
  • privilegio de la producción de agrocombustibles por sobre la de alimentos o del extractivismo (agronegocios, explotación hidrocarburífera, megaminería y emprendimientos turísticos, comerciales e inmobiliarios) por sobre las comunidades locales;
  • desaparición forzada de pequeños-medianos productores e industriales, de pequeñas-medianas localidades y de comunidades campesinas e indígenas;
  • alto consumo de agua y de energía a costa de impedírselo a las poblaciones de las llamadas oficialmente "zonas de sacrificio" en constante multiplicación y consolidación;
  • envenenamiento de poblaciones e individuos y de sus medioambientes;
  • destrucción del ciclo del agua en la naturaleza, de los suelos y de las ecorregiones con sus típicas biodiversidades creadoras de equilibrios ecológicos;
  • sometimiento a depender del acceso al supermercadismo globalizado por liquidación de la soberanía alimentaria;
  • crisis alimentaria, ecológica o climática, energética y social. 
El gobierno CFK, los provinciales y los otros poderes estatales han hecho a la impunidad de las corporaciones locales e imperialistas. Hoy bregan por la unificación del Código Civil y Comercial.
 
Luis Zamora, en "La reforma y unificación de los Códigos Civil y Comercial que quiere aprobar el gobierno nacional en el Congreso", señala:(...)En lo que hace a las reformas son muchas las razones y las temáticas para denunciarlas. 
-Entre ellas cambia reglas referidas a la responsabilidad del Estado ante juicios de particulares por los daños que causen sus funcionarios en el sentido de obstaculizar más la posibilidad de enjuiciarlos civilmente y conseguir reparaciones económicas por los desastres que causan en el pueblo. Además pone más trabas procesales en general en juicios que inicien particulares contra el Estado -eso incluye a los jubilados, por ej.-  y como lo han denunciado ATE y la Asociación de Abogados Laboralistas, los empleados públicos perderían, de aprobarse el proyecto, la posibilidad de reclamar por vía civil indemnizaciones por los accidentes de trabajo que sufran, lo que significa precarizar aun más el trabajo estatal.
-Por otra parte el proyecto a punto de aprobarse incorpora al Código unificado tratados en los que el país sea parte con lo que finalmente el gobierno nacional -a pesar de todo lo dicho en sentido contrario-  propicia aceptar nada menos que la jurisdicción de tribunales internacionales como se prevé en los tratados, llamados cínicamente de Protección Recíproca de Inversiones (TBI), firmados y aprobados por el menemismo y la Alianza incluyendo la competencia del CIADI (el tribunal del Banco Mundial) por litigios entre empresas transnacionales y el Estado Argentino y al que siempre el gobierno le había negado discursivamente competencia, a pesar que, de hecho, viene de aceptar sus sentencias y de comprometerse a pagar las indemnizaciones que en ellas se fijan. Como también se estarían reconociendo las jurisdicciones extranjeras, por ejemplo la de los Tribunales de Nueva York que, con la complicidad gubernamental, violan toda soberanía del país, que tanto se declama, al decidir conflictos con los fondos buitres respecto de las refinanciaciones o canjes de la deuda externa nacional.
 
-También le da una preponderancia a la Iglesia Católica mayor de la que ya tiene en la actualidad y por encima de las demás religiones a las que claramente discrimina. Diversos credos han cuestionado esta discriminación y esta decisión de seguir insistiendo en no separar al Estado con la Iglesia Católica. Y como ya dijimos la voltereta súbita pegada por el gobierno respecto de Bergoglio a partir de que se lo designó Papa trajo como consecuencia congelar primero la reforma a los Códigos y su unificación para luego negociar y modificar varios aspectos que irritaban al autoritarismo eclesiástico.

Y relacionado con esto -quizás uno de los temas más repudiables- se vuelve a aceptar los reclamos clericales al establecer la formulación sobre “la existencia de la persona humana a partir de la concepción en el seno materno”. Esta definición, como se sabe, es la utilizada recurrentemente para tratar de  impedir jurídicamente la legalización del aborto e incluso puede usarse y se usa esa concepción para mostrar contradicciones  y poner trabas a la aplicación del llamado “aborto no punible” que surge del Código Penal.
Para que se vea el carácter más reaccionario del proyecto del gobierno -aun sobre el de la Corte-  hay que señalar que el que propone ahora el gobierno sacó del artículo mencionado sobre el comienzo de la existencia de la persona humana redactado por la Corte el agregado final que se refería a que, en los casos de reproducción asistida, la existencia de una persona comienza desde “la implantación del embrión”. Y la eliminación de la “implantación” -que fue resultado también de la presión católica vaticana- es para que no queden dudas del origen “natural - divino” de la concepción, de forma de impedir decisiones humanas al respecto (es decir, casualmente, las de la mujer sobre su cuerpo).
Así se discrimina especialmente, aunque no solamente, a las mujeres que quieren tener hijos sin parejas varones o mediante la fertilización asistida. Suprimiendo, además, con la promesa de alguna vez regularlo por separado en el futuro, todo lo referido a recurrir a vientres alquilados y a la fecundación “pos morten”.
 
-Insólitamente el gobierno nacional eliminó del anteproyecto original (recuerdo que fue redactado, entre otros, por Lorenzetti y Highton de Nolasco) el artículo 241 del Anteproyecto que rezaba: “Derecho fundamental de acceso al agua potable: Todos los habitantes tienen garantizado el acceso al agua potable para fines vitales”. Esa enunciación garantizaba poco y nada ya  que no iba acompañada de regulación complementaria alguna como sería exigible respecto a la propiedad pública (del pueblo)  de lagos y humedales como a último momento se incluyeron glaciares y lagunas. Pero más allá de su carácter meramente enunciativo la eliminación es demostrativa del objetivo de desprotección y privatista de los bienes comunes como de priorizar el lucro capitalista por sobre las necesidades populares y el cuidado ambiental.
 
-También el gobierno propicia reducir el llamado “camino de sirga”, es decir el terreno que debe dejarse entre las propiedades inmobiliarias y el agua fluvial o marítima que en la actualidad es de 35 metros y que el proyecto baja a 15 metros. Y esto se hace cuando desde hace años poderosos propietarios, grandes empresarios o empresas no sólo no dejan ningún terreno libre entre sus propiedades y el agua sino que encima impiden el acceso público al agua, por ejemplo de lagos, con el uso de la violencia policial o de patotas armadas contratadas como seguridad privada llegando a asesinar personas que intentaron arribar a esas aguas que son públicas invocando que son intrusos que se introducen en predios privados. Y en vez de exigir que se respeten caminos de acceso al agua en todos los casos, se propicia reducir el llamado camino “de sirga”.
 
-Asimismo se perjudican notoriamente los derechos de los pueblos originarios. En primer lugar varios de ellos han denunciado no haber sido consultados como lo exige la propia Constitución Nacional (art.75) y el Convenio 169 de la OIT que exigen un proceso especial de consulta lo que no se puede suplir con audiencias públicas como las ya aludidas. Además se les requiere para el ejercicio de los derechos de posesión y propiedad que se establecen en el Código un registro y una inscripción estatal que supone el otorgamiento de personería jurídica. Precisamente ese requerimiento contraviene el carácter preexistente que tuvo que reconocer la Constitución Nacional en el art. 75º, inciso 17. Es importante la diferencia: no es el Estado Nacional (el mismo que llevó adelante las últimas matanzas sufridas por esos pueblos) el que otorga la condición de existencia de un pueblo originario, este preexiste al Estado Nacional.  No se puede condicionar derechos a esos pueblos a otorgamientos de registro alguno que solo pueden ser declarativos. Encima al no reconocer las posesiones actuales ni diferenciarlas de otras no ancestrales por el vínculo distinto con la tierra y la naturaleza sigue negando derechos y posibilitando los violentos desalojos que hoy suceden. Tampoco establece procedimientos para titular esas tierras ocupadas por las comunidades en forma rápida e inmediata como es exigible. Claro que ante un carácter tan reaccionario fueron muchas las comunidades que terminaron reclamando que no se incorporara regulación alguna con el objetivo de poder impedir más desconocimientos a sus derechos.
 
En conclusión una reforma antidemocrática, clerical y privatista, propiciada por el gobierno, está por aprobarse en el Congreso en estos días.
 
Constatamos que la criminalidad de lesa humanidad del progreso capitalista imperialista se concreta en democracia por el gobierno-estado en todos sus niveles pero también por fuerzas e intelectualidad de izquierda que adhieren y promueven este neocolonialismo sin reparar en la devastación de las zonas oficializadas como de sacrificio ni en la generalización de la supervivencia más básica entre los diversos de abajo. Podemos explicar la función de estas últimas considerando sus conceptos de emancipación de Nuestra América, de progreso científico e industrial y de pobreza. Pero, ante todo, es notable que permanezcan ajenas a analizar el modelo en forma integral por real y efectivo hermanamiento con quienes están siendo envenenados, despojados de agua y tierra, condenados a la desaparición forzada y a la expulsión hacia las grandes ciudades.
 
Reflexionemos sobre la lógica de la dirigencia e intelectualidad de la izquierda K que ha facilitado abiertamente el avance e instauración del neoextractivismo y la de la dirigencia e intelectualidad de aquella izquierda independiente que comparte la creencia en la necesidad del apoyo a los gobiernos K para oponerse a la derecha y posicionarse en favor de la emancipación sudamericana.
 
La primera ha sido partícipe fundamental de la batalla cultural e ideológica que construyó el mito sobre la gesta K contra el neoliberalismo, contra el imperialismo y por la soberanía nacional. Desenmascara así su adaptación al capitalismo, su autovaloración como vanguardia y su incapacidad para revisar la concepción revolucionaria que dispone. Ha puesto de manifiesto que menosprecia el cambio radical del modo de producción y prefiere el simulacro de distribución para solucionar la pobreza. Ha adoptado el distanciamiento de las necesidades e intereses populares pese a la contundencia de las pruebas aportadas por la realidad de la postconvertibilidad.
 
Es hora que, desde abajo y a la izquierda, multipliquemos los espacios en común a lo largo y ancho del país-continente para poner fin a la opresión del capitalismo imperialismo.

 
Frente al acelerado e incesante acaparamiento criminal, es tiempo de involucrarnos en que podemos construir el buen vivir como alternativa al modo de producción y desarrollo del capitalismo sea neodesarrollista sea neoliberal. Ante todo, hay que revertir el relato K sobre el porvenir del capitalismo, instalando el debate público sobre la crisis estructural y civilizatoria del capitalismo contemporáneo que está mundializado en forma de imperialismos.


    

jueves, 21 de noviembre de 2013

La otra comunicación rumbea hacia el encuentro de los diversos de abajo en decidir el destino común.

  Nuestro desafío previo es discutir el modelo y el aval de varias izquierdas.
 
Porque el matrimonio K ha sido exitoso en disuadir a las mayorías de delegar la capacidad de deliberación y decisión en la democracia representativa después que la rebelión popular entre 2001 a 2002 la puso en cuestión. Lo consiguió hasta el extremo de que endiosaran su liderazgo con lo cual asentó la obediencia debida y la obsecuencia, tan imprescindibles para la gobernabilidad de la continuidad en la concentración y transnacionalización económico territorial por poderes establecidos mediante terrorismo de estado.

Para tal logro se nutrió en las estrategias de penetración cultural e ideológica del imperialismo y se arraigó-entroncó en el partido Justicialista como antes lo hizo Menem. Suscitó e impuso lecturas maniqueas de la realidad social y las reforzó enfrentándose con una parte local del bloque dominante que les resultó fácil de encumbrar como los enemigos públicos: la Sociedad Rural y Clarín.

La contraposición concreta e histórica de la Sociedad Rural con los intereses populares le sirvió para ocultar el afianzamiento del sistema global de agronegocios que avanza desterritorializando y constituyendo la "República Unida de la Soja" Leer . Tamaña reterritorialización a favor del poder omnímodo de las corporaciones caracteriza a todo el extractivismo . En el sector agroindustrial comprobamos que la ocupación territorial con transgénicos concentra cada vez más la economía, las finanzas, las ciencias, las comunicaciones y la alimentación en función de los intereses de oligopolios como Cargill, Monsanto, ADM, Bunge y del hipermercadismo.
Si indagamos en el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2010-2020 constatamos que procura seguir en la maximización del acaparamiento económico territorial por los grandes capitales y estados imperialistas en sociedad con los locales. Pero si, además, tratamos de comprender porqué hay resistencia al modelo extractivista, en su sentido más amplio de privatización y mercantilización de todos los bienes comunes, hallamos que el progreso capitalista destruye las posibilidades de vida y trabajo de un modo casi irreversible tanto en los ámbitos rurales como en los urbanos.
El kirchnerismo ha practicado silenciamiento, invisibilización, estigmatización, judicialización y represión (tanto con grupos de choque como con el Estado policial) a los diversos de abajo que defienden la vida y la dignidad de los pueblos. De esa manera y por abuso de la situación de miseria local sigue adelante en imponer la muerte, las enfermedades y la desertificación. Por añadidura el gobierno CFK se esmera en ningunear la pobreza y a la vez, emplea la manipulación totalitaria del Indec para garantizar la superexplotación laboral al gran empresariado impune de ayer y de hoy.
En fin, pese a que el capitalismo está en crisis estructural y civilizatoria, ha usado Tecnópolis para escenificar el mito del progreso capitalista en beneficio de las mayorías y para naturalizarlo como único futuro posible. Sus logros en esta política de comunicación nos interpelan a apreciar la importancia de constituir un frente cultural político que facilite la creación por los diversos de abajo de espacios en común donde contrasten relatos K con las realidades concretas y se comprometan con las transformaciones de las últimas.
El reto a la otra comunicación de organizarse en colectivos (esmerándose por estar siendo izquierda anticapitalista) consiste en suscitar abajo cuestionamientos a la cultura e ideología dominante. Tales elaboraciones se arraigan tanto en la problematización por los de abajo de sus respectivas situaciones concretas como en convencerlos que está en ellos liberarse de esa manipulación monopólica de sus mentes y hacerlo recuperando sus culturas e inteligencias de recrearlas.
 
Ahora la preocupación central para poder constituir esos colectivos artísticos e intelectuales en sus distintas modalidades es que vayan  definiendo rumbos conforme se involucran en las luchas abajo y descubriendo la ambigüedad del "progresismo" que resulta no sólo de izquierdistas compenetrados en hacer avanzar el capitalismo sino también de organización de la lucha abajo en sentido adverso a la emancipación social y nacional, por ejemplo: los frentes contra la pobreza y contra el hambre. Ambos modos de unir abajo persisten en mantener impune al poder económico imperialista que instauró su creciente acumulación de riquezas y poder mediante terrorismo de estado en los setenta. Lo mismo sucede con el movimiento de los derechos humanos que se ha dividido, en esencia, porque los adherentes incondicionales al gobierno K desconocen que los impunes de siempre son los dueños del modelo en vigencia.
Instalar debates abajo es crucial para dejar atrás a la batalla de ideas que refuerza la imposición de las de quienes dominan la palabra en el progresismo y en la izquierda tanto reformista como revolucionaria.
A través de esa deliberación y toma de decisión popular sobre proyectos en común se va desenmascarando al progresismo de dirigentes políticos, sociales y de intelectuales en su estar haciendo posible el acaparamiento totalitario de las corporaciones locales e imperialistas. Este poner en discusión el crecimiento económico tan elogiado, también advierte sobre que ya desde la denominación de su identidad, el progresismo no cuestiona el desarrollo capitalista y por tanto, nos interpela a plantear razones y posibilidades del buen vivir.
 
En confluencia, la otra comunicación nos reta a facilitar que una creciente mayoría revise su creencia en el capitalismo y nos reta a buscar sintonizarla con lo que diversos de abajo expresan sobre significados e implicancias del progreso capitalista. Va más allá de promover la escucha a los silenciados, ninguneados e invisibilizados. Porque es prioritario el diálogo entre los de abajo que nos exige deconstruir nuestras rutinas e incomunicaciones cotidianas para desentramparnos de cuanto el sistema nos inculcó, y forzó a vivir como la incuestionable realidad socio económica. También destaquemos el objetivo del capitalismo imperialismo de mantenernos separados y enfrentados. De ahí el desafío para nuestra comunicación otra de organizarse en colectivos escudriñando abajo desde concepciones (anticapitalistas, antiimperialistas, antirracistas, antipatriarcales y antijerárquicas) en permanente actualización conforme los diversos de abajo nos adelantemos por nuestros caminos de democratización en todas sus dimensiones, de descolonización, de reconocimiento mutuo y de entablar nuestras relaciones optimizando sus reciprocidades.
 

Por último, precisamos percatarnos que contra el diálogo abajo está nuestro egocentrismo inculcado por el capitalismo. Es la creencia  en que para reflexionar y actuar sobre la realidad nos bastamos con nuestro juicio para aquélla que nos es próxima y para la social debemos descubrir quiénes nos convencen. Que, a su vez, están en sus respectivos egos por habitus capitalistas que los engolosina con sus métodos de procesar conocimientos e informaciones y los aísla en su ser de capas medias proclives a ilusionarse con soluciones desde arriba. De ahí la importancia de los aprendizajes mutuos que se están dando en las distintas organizaciones por trabajo digno, de disputas por territorios, por la salud y la educación públicas, por centros culturales, contra el Estado represor, etc. 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Conflicto esencial a los de abajo se da con el capitalismo.


Que hoy opera como poder económico imperialista sobre 
la gran mayoría de la humanidad.
Reflexionemos porqué los diversos de abajo necesitamos superar nuestra polarización en torno a la resolución nº 125 y adquirir visión integral. Consideremos:
“China y Argentina juegan un juego peligroso”
Por Santiago O’Donnell
Según correos Stratfor cedidos por Wikileaks a Página/12, la estrategia de las grandes comercializadoras de granos debilita la posición argentina en su intento por defender a la industria nacional de productos chinos baratos. ADM, Bunge, Cargill y Dreyfus, las cuatro grandes comercializadoras de granos que concentran el negocio de las exportaciones agrícolas en Argentina, a su vez realizan fuertes inversiones en China para reducir su demanda de aceite de soja argentino. Según correos electrónicos de la agencia de Inteligencia global Stratfor cedidos por Wikileaks a Página/12, la estrategia de las comercializadoras debilita la posición argentina en su intento por defender a la industria nacional de productos chinos baratos. “La demanda de soja en China crece sostenidamente, y el gobierno chino está alentando a las firmas chinas a que busquen fuentes alternativas (a la Argentina) para productos de soja. Esas fuentes alternativas son principalmente Brasil y Estados Unidos, que ya exportan grandes volúmenes de soja a China y tienen capacidad para expandir ese intercambio. China también busca mejorar la cadena de valor agregado en la producción de soja y reducir importaciones de aceite de soja expandiendo la capacidad de procesamiento local, tarea en la cual las firmas estadounidenses ADM, Bunge, Cargill y Louis Dreyfus se han comprometido con fuertes inversiones”,señala un análisis de la jefa en China de Stratfor, Jennifer Richmond, del 19 de mayo del 2010. (...) Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-188869-2012-03-04.htm
Veamos cómo ADM, Bunge, Cargill y Dreyfus han conseguido su acumulación de poder sobre Argentina.
En la síntesis del libro "Repúblicas Unidas de la Soja" de fines del año 2007,  Javiera Rulli (compiladora) nos sitúa en cómo avanza el arrasamiento de la soberanía nacional y popular. Nos advierte cómo se expande la ocupación económico territorial en Sudamérica:
"(...) El nuevo modelo

Para entender el modelo de la soja, se debe aclarar que ya no estamos hablando de una agricultura tradicional que emplea escalas moderadas de superficie, abastece al mercado nacional y es una fuente de trabajo. Este modelo supone una agricultura sin agricultores, una agroindustria que consiste en la commoditizacion y primarización de la producción agrícola e implica la industrialización y el empoderamiento del sector por los agronegocios y la (re)estructuración de la dinámica productiva local/ regional. Finalmente, no se puede ignorar que el modelo agroexportador de la soja es una consecuencia inherente de los procesos de integración y globalización económica. Desde las dictaduras de los años 70 en el Cono Sur, se reordenaron los poderes económicos en el territorio, para que posteriormente, en democracia, las instituciones financieras internacionales pudieran diseñar programas económicos con objetivos geopolíticos. En la actualidad, las instituciones financieras y la banca internacional inyectan y especulan con los capitales desde sus diversas caras.

-Por un lado, la banca multilateral financia la construcción de la infraestructura que soporte al modelo agroexportador -tales como la hidrovía y todo el complejo del IIRSA, que consiste en autopistas, ductos, telecomunicación, puertos, etc.- y que finalmente se traducirá en mayores niveles de deuda externa.
-Por otra parte, las caras privadas de las instituciones financieras internacionales y la banca privada se dedican a inyectar dinero al sector industrial y de agronegocios promoviendo la expansión de la frontera agropecuaria. En la zafra del 2003/04 cuando los monocultivos de soja se extendían por 14,2 millones de ha, el 60% de la tierra estaba en manos de pooles de siembra o empresas similares.

Cómo funciona

El modelo de la soja consiste en un paquete biotecnológico compuesto por la semilla transgénica de soja RR (Roundup Ready), plaguicidas - principalmente los herbicidas a base de glifosato- y la técnica de siembra directa. Este paquete es indivisible, dado que estos 3 componentes son los que permiten la industrialización de la agricultura, la implementación de grandes superficies de monocultivos y la ventaja de mínima mano de obra. Se trata de una agricultura sin agricultores. En la Argentina actual, con tecnología de punta, para 1000 has sólo se requieren 2 personas trabajando por año. Pero la necesidad de poseer capital, recursos económicos para poder adquirir insumos y solventar la maquinaria necesaria, hacen que la soja se vuelva sólo rentable a grandes escalas y esto genera un proceso violento en el que va desapareciendo el pequeño productor. El productor remanente se convierte en un personaje dependiente de pagar los créditos adquiridos y vive calculando lo que necesitará en insumos hasta la cosecha; depende pues completamente de los créditos y los adelantos que le otorgan los silos y las financieras. Es una carrera contra el tiempo para que este productor mediano desaparezca. La lógica subyace siempre en la obligación de expandirse continuamente para poder mantenerse competitivo. 

La cara visible
Con el modelo de la soja se inauguran nuevos grupos económicos; grupos inversionistas especulativos, tales como el grupo Los Grobo de la familia Grobocopatel en Argentina y el Grupo Favero S. A. en Paraguay. Estas son las caras más visibles, los llamados “reyes de la soja", de grandes grupos inversores que alquilan tierras en múltiples lugares, y ni siquiera recurren a comprar los terrenos porque sus proyecciones son “máximo rendimiento a corto plazo”, una especie de maquila agrícola. Según Grobocopatel él se considera el Sin Tierra más grande del mundo y plantea que la biotecnología ha democratizado la agricultura, porque ahora todos pueden dedicarse a la agricultura, solo se requiere tener capital. Así también se da la entrada masiva de capital extranjero, en Argentina el fenómeno de extranjerización de la tierra afecta el 17% de la superficie. También se produce este mismo fenómeno de forma oculta cuando se establecen empresas manejadas por locales, pero con capital extranjero. 

La cara oculta
Detrás de la soja, uno encuentra grupos anónimos de inversiones donde especulan con fondos de pensión, participan grupos de inversores que combinan los sectores de comunicación, ganadería y otros. Así se conforman los “pooles de siembra” donde se integran contratistas rurales, empresas de agroquímicos, inversores (nacionales y extranjeros) para llevar a cabo producción agropecuaria. Estos grupos de inversión son los actores más violentos en la penetración de las nuevas áreas. Se trata más bien de mercenarios empresariales con manejos de matones, una especie de “Chicago boys” mezclado con estilos de la “pesada” de la dictadura. Estos personajes, por apropiarse del terreno, en muchos casos no ponen límites en cuanto a la corrupción, violencia y destrucción ambiental. Este sector es la punta de lanza asociada con los silos transnacionales.

Los gigantes de la exportación

La soja es exportada finalmente por unos pocos actores económicos. El mercado internacional está regido por un puñado de Corporaciones de las grandes graneleras -Cargill, ADM y Bunge - se han repartido el territorio del Cono Sur. Los protagonistas de este sector son las corporaciones de cerealeras que actúan como “gigantes invisibles” que controlan todo el mercado alimentario. La integración vertical de estas corporaciones les permite dirigir íntegramente el desarrollo de la agricultura a través del control total de los productores, convirtiendo a éstos en meros eslabones de una cadena de producción industrial. Con el surgimiento del mercado de agrocombustibles, el futuro de la producción agrícola se torna aún más lúgubre.  (...) Leer

Comprobemos cómo Estados Unidos hegemoniza el poder de los imperialismos sobre Argentina no sólo a través de las agroexportadoras.
Martín Burgos, en "La soja y el triángulo económico del Pacífico", señala:(...)Al conocido patrón de comercio que se está consolidando entre Argentina y China, queremos agregarle un actor muy importante en esa relación, que es Estados Unidos.
La principal potencia mundial es a la vez uno de los 3 grandes exportadores de soja, junto a Brasil y Argentina. Es tan así que desde 2009, el principal producto que le exporta Estados Unidos a China es el poroto de soja: mientras en 2001 la soja representaba 3% de las exportaciones totales de Estados Unidos a China, a partir de 2009 empezó a representar alrededor de 10%.  Al revés, las exportaciones de “circuitos integrados y “microestructuras electrónicas” bajaron en el mismo período de 10% a 3%.
Estos datos, sorprendentes, marcan una reversión de las ventajas relativas cuyas causas podrían ubicarse en las mejora de los términos de intercambio para los productos alimenticios que se produjo en la última década. Este fenómeno convierte a la soja en uno de los sectores claves de la relación entre las dos principales potencias mundiales del siglo XXI con claras implicancias en las economías de Brasil y Argentina.
Pero la presencia de Estados Unidos también está implícita por otras razones: por un lado las técnicas de producción de la soja son originarias de Estados Unidos. Muchos insumos –como el glifosato y los plaguicidas en general– fueron patentados y son producidos por empresas estadounidenses, que en los casos más conocidos –como Monsanto– instalaron importantes plantas en Brasil y Argentina.
Por otro lado, la relación también es implícita en tanto Estados Unidos mantiene una fuerte influencia en los precios internacionales de los alimentos a través de políticas concretas –como la promoción de los agro-carburantes, los subsidios que otorga a su producción agrícola y la promoción de la reducción de aranceles en los países menos desarrollados a través de la OMC.
Incluso podemos adelantar que Estados Unidos tiene mayor influencia que China sobre los precios internacionales. Esto se puede comprobar con la evolución de los stocks de soja por países en los últimos años y más particularmente durante la última gran alza del precio en 2008. Como lo vemos en el cuadro a continuación, los stocks de Estados Unidos son los que más caen a partir de 2006: 64% en la campaña 2007/2008 respecto del año anterior y 47% en 2008/2009. Con estos datos podemos apreciar que Estados Unidos explica la totalidad de la caída del stock mundial de 2007 (10 millones de toneladas), mientras que Argentina y Brasil explican la totalidad de la caída del stock mundial de 2008 (9 millones de toneladas).
Analicemos cómo el imperialismo de China sobre Argentina y Nuestra América se expresa en una de sus modalidades.
Martín Burgos, en "La soja y el triángulo económico del Pacífico", continúa:(...)En contraposición, los stocks de China son anti-cíclicos a fin de moderar las alzas de precios. Así es como sus stock aumentan de 2,7 millones de toneladas a 7,5 durante el lapso 2007-2009. Pero su dependencia cuantitativa respecto de la soja obliga al gigante asiático a importar cuando los precios internacionales se elevan. En otras palabras, pareciera que las compras de China no provocan el ciclo alcista sino que son consecuencia de este. La forma que toma esta relación pareciera ser provechosa para Argentina y para Brasil dado que los mejores precios que impone Estados Unidos les permiten conseguir las divisas necesarias para su crecimiento económico y para enfrentar la restricción externa. A su vez, los precios industriales deprimidos por efecto de los bajos costos de producción en China redundan en una mejora de los términos del intercambio, tanto por aumento de sus precios de sus exportaciones como por reducción de sus precios de importación. La faceta negativa de este nuevo contexto es el efecto de primarización sobre las economías (llamado “enfermedad holandesa”), además de la configuración de un monocultivo con impactos sociales y ambientales de alcances riesgosos. En efecto, el desplazamiento de cultivos con menor rentabilidad pero que son necesarios para el consumo interno no sólo obliga a un aumento en los precios y una mayor inflación, sino que implica el éxodo de poblaciones campesinas hacia las ciudades. Leer
Examinemos si conduce al progreso y bienestar social seguir intensificando el extractivismo exportador.
América Latina: el costo de vivir de las materias primas

Por Marcos Roitman Rosenmann (La Jornada)
América Latina no ha dejado de vivir de las materias primas. Los únicos cambios hacen referencia a los rubros exportados. Durante el imperio español, oro, plata y azúcar. En los siglos XIX y principios del XX, café, caucho, tabaco, cacao, banano, trigo, piedras preciosas y minerales como cobre, estaño, salitre o hierro. A medida que la revolución industrial, científico-técnica, fue dominando el proceso productivo, la demanda de materias primas creció exponencialmente, dejando en evidencia el carácter desigual y predador del capitalismo. Nada parece haber cambiado. En el siglo XXI, el tan cacareado milagro chileno del neoliberalismo se reduce a exportar uvas, manzanas, peras, melocotones, salmón, celulosa de papel, y el sempiterno cobre, junto a nuevos minerales para la nanotecnología. Brasil, que goza de cierto desarrollo industrial, es un exportador neto de combustibles, minerales, carne, alimentos, productos químicos, metales, bebidas, derivados de la madera, etcétera, es decir, con poco valor agregado. A la zaga están México, Venezuela y Argentina. Por citar aquellos de mayor extensión territorial.
Caso especial son los países exportadores de petróleo, objeto de deseo de las trasnacionales del sector: la crisis energética de los años 70 del siglo XX les otorgó un valor geoestratégico a medio y largo plazos. La necesidad de asegurarse la posesión de las reservas ha generado guerras espurias, golpes de Estado y bloqueo a los países con políticas nacionalistas y antiimperialistas. De allí los conflictos entre las compañías o el patrocinio de la guerra de Irak, sin ir más lejos. Hoy debemos añadir al petróleo y el gas natural el valor que poseen las reservas acuíferas, la flora y la fauna selváticas y cuanto pueda ser transformado en mercancía y huela a negocio. Los recursos naturales son codiciados y representan un plus de poder para quienes logren adueñarse de sus nichos.
Pero esto es sólo una parte del problema. A finales del siglo XX, Gonzalo Martner, ex ministro de Planeación del gobierno de Salvador Allende, publicó un estudio evidenciando el costo de vivir de las materias primas. En uno de sus apartados sub­raya: “en muchos productos básicos, desde la fase de producción, pasando por la distribución, el transporte y la comercialización, destaca la presencia de empresas multinacionales que articulan todos estos procesos como transacciones ‘intrafirma’ entre subsidiarias y la matriz. El comercio de productos básicos está controlado por empresas multinacionales entre 70 y 75 por ciento en los casos de banano, arroz, caucho y petróleo crudo; entre 75 y 80 por ciento en el de estaño; entre 85 y 90 por ciento para cacao, tabaco, trigo, algodón, yute, maderas y cobre; y entre 90 y 95 por ciento en los casos del hiero y la bauxita. El comercio intrafirma se hace con precios de ‘transferencia’ que no reflejan los precios de mercado, con lo que se evitan así los controles de cambio, se evaden impuestos y se trasfieren utilidades”.

El problema se torna más sangrante cuando Martner señala que: del precio de venta al consumidor en un país industrial, el país productor recibe 11 por ciento en el caso del banano, 14 en el caso del café, 15 por ciento en el cacao, 30 por ciento en los cítricos y 10 por ciento en el mineral de hierro. Sin olvidar el deterioro de los términos de intercambio que se produce entre la exportación de materias primas y la importación de productos manufacturados. Sólo en este concepto, según el Sela, en los años 80 del siglo XX se dejaron de percibir más de 50 mil millones de dólares.
Señeramente, Cuba patrocinó, siendo ministro de Industria Ernesto Che Guevara, entre los años 1963 y 1965, un encuentro para debatir las condiciones que enfrentaba Cuba y el tipo de sociedad que surgiría del capitalismo, tras la ruptura revolucionaria. En él intervinieron diferentes ministros e invitados internacionales como Charles Bettelheim y Ernest Mandel. Conocido como el gran debate, hoy su relectura se vuelve imprescindible para repensar el costo que supone vivir de las materias primas cuando se inicia un proceso de transición al socialismo y soberanía política.
El capitalismo no presenta soluciones para un planeta que se ve abocado al colapso. Sus formas de explotación ahondan la política de tierra arrasada, exterminio y reinstauración de la esclavitud. Un ejemplo lo tenemos en el actual litigio que enfrenta a Ecuador con la trasnacional Chevron. Durante décadas, antes Texaco, depositó residuos tóxicos en zonas protegidas de la Amazonia, generando un daño medioambiental cuasi irreversible, y un desplazamiento de los pueblos originarios que la habitaban. Hoy desconoce el daño generado y demanda al gobierno de Rafael Correa pidiendo indemnización por su expropiación al Banco Mundial y el CIADE.

El problema sigue y sólo se resolverá en la medida que nuestros países logren articular un proyecto de soberanía productiva y controlen el proceso de producción, comercialización y distribución de las materias primas. El quid no es sólo vivir de las materias primas, sino la estructura del comercio internacional implantada por el capitalismo que impide el retorno de los beneficios mediante el intercambio y el desarrollo desigual. Sólo generando políticas emancipatorias y anticapitalistas superándolo se podrá conseguir la independencia política y económica al tiempo que dar lugar a los anhelos de justicia social, dignidad y democracia.