viernes, 18 de abril de 2014

La reforma agraria integral se concretará por triunfo de la unión de pueblos sobre el capitalismo.


 Hoy los de abajo le disputan territorios y
están defendiendo la supervivencia de la humanidad entera.
 
Abordemos cómo el gobierno-Estado legaliza y legitima la ocupación imperialista de toda la Argentina. Examinemos significados de "la nueva promesa nacional, algo así como la soja de los hidrocarburos" y cómo se invade con proyectos corporativos de:

Yacimientos no convencionales, olor a Vaca Muerta
23/10/2012
Por Hernán Scandizzo / OPSur
En diciembre de 2010 la empresa YPF –todavía controlada por Repsol- anunció el descubrimiento de un mega-reservorio de shale gas en la formación Vaca Muerta, en Neuquén. La compañía estimó el potencial del yacimiento en 4,5 billones de pies cúbicos (TCFs). Poco después el gobierno neuquino aclaró que esa era la punta del iceberg, ya que en el subsuelo de la provincia se alojarían 257 TCFs, es decir, un tercio del potencial de gas de yacimientos no convencionales del país.
A partir de ese anuncio en torno a Vaca Muerta, y las especulaciones sobre el potencial de esa formación, las autoridades públicas y el sector empresario presentaron a los no convencionales como la única alternativa para superar lacrisis energética y proclamaron el comienzo de una era dorada para los combustibles fósiles en el país. La buena nueva era respaldada por un estudio de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, que sostiene que el potencial argentino de gas de yacimientos no convencionales es de 774 TCFs, sólo superado a nivel mundial por China (1.275 TFCs) y EE.UU. (862 TFCs).
Tal es la relevancia adquirida por estos reservorios en el país que ocuparon un lugar central en la Ley de Soberanía Hidrocarburífera, promovida por el Poder Ejecutivo Nacional en abril pasado. Dicha norma no sólo planteó la expropiación del 51% de las acciones de YPF, en manos de Repsol, sino también alcanzar el autoabastecimiento y la generación de saldos exportables a partir de la explotación de no convencionales. Es decir, mantener a los combustibles fósiles como fuente principal de generación de energía –más allá de que la crisis climática global demande avanzar hacia fuentes limpias y renovables- y consolidar el modelo exportador de materias primas –que hoy se manifiesta a través del agro-negocio y la mega-minería.
 Emiratos sudacas
 
El despegue de los no convencionales reactualiza el proceso de ampliación de la frontera hidrocarburífera, que se vislumbra desde 2006, con la sanción de la Ley 26.197 –que concretó la transferencia del dominio de los recursos de la Nación a las provincias. Esta ampliación de la frontera se da en dos direcciones: por un lado, las 10 provincias tradicionalmente petroleras –Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Salta, Mendoza, Río Negro, La Pampa, Jujuy y Formosa- concesionaron nuevas áreas para la exploración y explotación; por el otro, las 13 provincias restantes modificaron su marco regulatorio para propiciar esta actividad y en algunos casos avanzaron en planes de exploración –como Entre Ríos y Chaco. Sólo la ciudad de Buenos Aires ha quedado al margen de esta avanzada.
 
En este contexto el gobernador neuquino Jorge Sapag es el principal referente en favor de la explotación de no convencionales de las provincias petroleras, mientras que el mandatario entrerriano Sergio Urribarri se destaca en las jurisdicciones sin tradición hidrocarburífera. “Si Entre Ríos pasa a formar parte de la Argentina petrolera esta será otra provincia en pocos años[,] con recursos por regalías que la pondrán en otro lugar[,] incrementando aún más su extraordinaria potencialidad y las oportunidades para el desarrollo de su gente”, afirmó el gobernador luego de reunirse con técnicos de YPF. (1)
En dicho encuentro se anunció que en 2013 se iniciarían los trabajos de exploración en dos zonas: Federación -que incluye el departamento homónimo y parte de Concordia- y Paraná -que abarca a todo el departamento del mismo nombre. Incluso el secretario de Energía de la provincia, Raúl Arroyo, informó que se proyecta perforar un pozo a 4.500 metros.
 
Este último dato permite empezar a desentrañar qué son los no convencionales. Entre Ríos registra sólo un antecedente de pozo exploratorio, perforado a principios de la década de 1960 en Nogoyá, con una profundidad de 2.000 metros. ¿Qué quiere decir esto? Por un lado, que se buscan hidrocarburos a mayor profundidad, está claro, pero no es lo único. También significa que se avanza sobre formaciones geológicas que requieren mayor despliegue de infraestructura, inversión económica y consumo de otros recursos –en este caso, agua- para su explotación.
 
Los yacimientos convencionales –a grosso modo- son formaciones esponjosas –permeables- donde se concentran gas, crudo y agua en diversas proporciones, y generalmente sólo requieren una perforación vertical hasta la trampa donde se encuentran confinados los hidrocarburos. Mientras que con los no convencionales es distinto, primero porque bajo ese rótulo se hace referencia a una diversidad de yacimientos –arcillas y arenas compactas, mantos de carbón que alojan gas metano, arenas bituminosas, etc.- que requieren diferentes técnicas de explotación. En el caso de las arenas y arcillas compactas –la nueva promesa nacional, algo así como la soja de los hidrocarburos- tienen muy baja o nula permeabilidad y los hidrocarburos están dispersos. Para hacerlos fluir esas formaciones son fracturadas mediante la inyección de agua a alta presión, a la que se agregan arenas especiales y un coctel de alrededor de 600 productos químicos de diversa toxicidad.
 
Para tener una idea aproximada de los volúmenes de agua podemos tomar el caso de Neuquén. En los próximos cinco años proyectan perforar 2500 pozos en yacimientos no convencionales, según informó en septiembre el ministro de Energía, Ambiente y Servicios Públicos de esa provincia, Guillermo Coco. Esos trabajos demandarían 50 millones de metros cúbicos de agua, a razón de 20 mil metros cúbicos por pozo. 20 mil metros cúbicos es la capacidad de almacenamiento de agua que tiene la ciudad neuquina de Cutral Có para abastecer a su población de 35 mil habitantes.
 
Las autoridades provinciales aclaran que estas explotaciones no competirán con el suministro de agua, ya que ocuparían sólo el 1% del caudal disponible del río Neuquén, y que tampoco contaminarán los acuíferos –como sucedió en Estados Unidos- porque las fuentes potables de agua subterránea están muy distantes de las formaciones que se pretenden intervenir y, porque además, se ha legislado para que ello no suceda… Una explicación bastante insuficiente, esta última, si se toman en cuenta los niveles de contaminación generados por la actividad petrolera en diferentes puntos de la provincia, a pesar de que existe legislación ambiental y una dependencia pública encargada de verificar su cumplimiento.
Por otra parte, la euforia en torno al potencial de los no convencionales niega el problema del pico del petróleo; que no es el agotamiento de los hidrocarburos sino el fin del petróleo barato y de fácil extracción. Es decir, en adelante cada barril tendrá costos económicos y ambientales más altos, en tanto la ‘producción’ no se incrementará a la par de los niveles de consumo. Este escenario demanda otras medidas, como la diversificación de la matriz energética y una substancial modificación en los niveles de consumo; incluso revisar los esquemas de subsidios al gas y la electricidad, que alientan el derroche. Sin embargo se ha decidido pisar el acelerador y perpetuar una matriz hegemonizada por los combustibles fósiles –de las fuentes primarias de energía, el 52% corresponde al gas y el 35% al crudo, según datos del Balance Energético 2009 (2).
 
Argentina alcanzó sus mayores niveles de extracción de petróleo y gas en 1998 y 2004 respectivamente. Aunque desde medios oficiales se explica la caída en la extracción como consecuencia del incremento de la producción y la falta de inversión del sector privado exploración –es decir, el saqueo-, el Plan Estratégico de YPF, muy a su pesar, pone de relieve que esa no es la única variable a tener en cuenta. Los objetivos de la empresa nacionalizada, para elevar la producción, son: el rejuvenecimiento de yacimientos maduros –a partir de diferentes técnicas (como la inyección de agua) se intenta aumentar la extracción en yacimientos explotados durante décadas (recuperación secundaria y terciaria)-, desarrollo de no convencionales, exploración en ‘cuencas nuevas’ –que en su momento fueron desestimadas por YPF estatal- y áreas offshore (cuenca submarina). En buena medida se promete el esplendor a partir de raspar el fondo de la olla.

Volviendo a la ampliación de la frontera extractiva hacia regiones sin tradición petrolera, como la Cuenca Chaco Paranaense, la poca información existente sobre lo que guarda en sus entrañas y la inexistente infraestructura y logística para el desarrollo de esta industria –que demandaría a las empresas un mayor volumen de inversión- juegan en contra de la materialización del soñado emirato. Por lo que no sería de extrañar que las esas provincias ofrezcan beneficios (ventajas fiscales, subsidios, etc.) para tentar a las empresas. Es decir, transferir fondos públicos al sector al privado. Algo que, por ejemplo, contempla el recientemente sancionado Fondo de Desarrollo Energético de Entre Ríos: financiar obras de desarrollo gasífero que se declaren de interés provincial y estudios de exploración y explotación de hidrocarburos.
 Críticas emergentes
El avance de esta frontera extractiva genera la preocupación y movilización de diferentes sectores, sobre todo por los impactos socio-ambientales resultantes de ella, como la contaminación y el derroche de agua. En algunos casos se han formado organizaciones a partir de la promoción de los no convencionales –como la Asamblea Permanente por el Agua del Comahue y el Movimiento por Entre Ríos Libre de Fracking- mientras que en otros, son los espacios existentes los que han incorporado el tema a su agenda –como las asambleas Popular de Zapala, Popular Ambiental de Colón – Ruta 135, Ambiental de Río Gallegos o el Foro Ambiental y Social de la Patagonia, en Comodoro Rivadavia. Incluso la CTA y el Movimiento por la Recuperación del Petróleo en Neuquén han planteado sus objeciones al desarrollo de estos yacimientos.
En provincias como Neuquén la emergencia de estos espacios marca un avance significativo, ya que mayormente en los últimos 15 años fueron las comunidades mapuche las que dieron batalla contra las empresas que ingresaban a sus territorios. Esta resistencia se dio muchas veces en soledad y sólo se conseguía una amplia solidaridad de otros sectores en caso de ser reprimidas, ya que no siempre era compartida la crítica a la matriz productiva (petrolera).
 
También partidos como Proyecto Sur, Frente Amplio Progresista y Coalición Cívica – Ari están tomando el tema y en algunos casos han impulsado proyectos para la prohibición de esta técnica, como es el caso de la diputada María Emma Bargagna (GEN-FAP) en Entre Ríos. Hay que destacar que en esa provincia uno de las aristas más sensibles es el riesgo de contaminación del Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce del planeta que Argentina comparte con Brasil, Paraguay y Uruguay. A su vez, a nivel nacional fue presentado recientemente un proyecto de ley de prohibición firmado por los diputados Fernando “Pino” Solanas, Alcira Argumedo y Jorge Cardelli -del Movimiento Proyecto Sur- y Nora Iturraspe -de Unidad Popular.
 
A nivel internacional la técnica del fracking ya ha sido prohibida en Francia y Bulgaria y en el estado de Vermont (EEUU). También se han declarado moratorias –de alcance local o nacional- en Estados Unidos, Canadá, República Checa, Alemania, Irlanda del Norte y Países Bajos, entre otros. (3)
 
Hagamos una pequeña interrupción de la lectura para recordar:
 
Tres necesidades vitales en peligro
La crisis global: Alimento, agua y combustible
10-06-2008
Por Michel Chossudovsky (Global Research) Leer
 
Soberanía corporativa
 
A fines de 2008, al borde de la crisis energética, el gobierno nacional intentó mantener los horizontes de reserva y revertir la creciente importación de hidrocarburos implementando los programas Gas Plus y Petróleo Plus, con ellos se buscó promover la perforación de nuevos pozos o reactivar aquellos que estuvieran paralizados. A través de éstos las operadoras gozan de una serie de beneficios como poder vender lo extraído a un precio diferencial, por ejemplo, entre 4 y 7 dólares el millón de BTU en lugar de 2,50 dólares, que es en promedio la cotización interna. De esta manera se garantizan niveles de rentabilidad a las empresas del sector, mayoritariamente trasnacionales que operan en diferentes puntos del planeta y deciden sus inversiones de acuerdo a los beneficios que obtengan en cada uno de los países.
 
De la algarabía en torno a los no convencionales de fines de 2010 -cuando los discursos oficiales vaticinaban el masivo desembarco de grandes corporaciones deseosas de explotar las riquezas del país, trayendo la felicidad del pueblo…- se pasa a un escenario donde las empresas exigen que se les aseguren los beneficios que desean por cada dólar que traen al país. Caso contrario, resulta más tentador invertir en el desarrollo de yacimientos no convencionales en Sudáfrica, China, México o Colombia. Al menos en esos términos giraron las conversaciones en el segundo congreso anual Shale Gas & Tight Oil Argentina, realizado del 18 y 20 de septiembre en el Hotel Hilton de Buenos Aires. Laapretada se expresó claramente en la prensa, el objetivo de la reunión fue “determinar de forma urgente si va a ser viable desarrollar los recursos de shale[arcillas compactas] en las cuencas del Neuquén, San Jorge, Austral y Chaco”. (4)
Según consignó el diario La Mañana Neuquén, las cambiantes reglas del juego también fueron tema de debate en el Hotel Hilton, en referencia al decreto que reglamenta la Ley de Soberanía Hidrocarburífera, que impone la presentación de planes de inversión, el control de precios y pone fin a la libre disponibilidad para exportar lo extraído y liquidar utilidades en el exterior. (5) Además fue una demanda común que se eleve el precio del millón de BTU en boca de pozo y se planteó que 6 dólares el millón de BTU como un precio que equilibra las diferentes posturas. (6) Es de subrayar esta posición en bloque de empresas, cúpulas sindicales y gobiernos provinciales de incrementar la cotización del barril de crudo y del millón de BTU. Según este razonamiento, al garantizarse los beneficios a las corporaciones se asegura su permanencia e inversiones en el país y, por extensión, puestos de trabajo y cobro de regalías. Eso sin importar el saqueo de nuestros bienes comunes y que el peso de este esquema recaiga sobre los sectores más vulnerables de la población. Ya que el incremento de los costos son trasladados de un eslabón a otro hasta el final de la cadena.
En esa posición también se encuentra YPF. A fines de agosto el presidente de la compañía, Miguel Galuccio, en el Club del Petróleo, habló de la necesidad de incrementar la cotización del millón de BTU a 4 o 5 dólares (7). También se refirió a la necesidad de aumentar los precios de los combustibles para garantizar la competitividad de la empresa frente a otras firmas (8). Si bien un alza en los precios permitiría a YPF escapar al corsé que implica la asociación con otras petroleras para desarrollar su Plan Estratégico, esa ‘autonomía’ tampoco redunda en consolidar un proyecto energético autónomo -que incluya la diversificación de la matriz- sino el mantenimiento del existente y la profundización del modelo extractivo exportador. Fuente: http://www.8300.com.ar/2012/10/25/yacimientos-no-convencionales-olor-a-vaca-muerta/



Tamaña ocupación (que desterritorializa a las comunidades y reterritorializa al poder neocolonial) desertifica mediante la mega minería, el sistema globalizado de agronegocios, los mega emprendimientos turísticos, comerciales e inmobiliarios. Y hoy le agrega el fracking.


YPF, nuevos desiertos y resistencias
17-04-2014
YPF es ahora la principal impulsora de la explotación de los yacimientos no convencionales, haciendo caso omiso a los alertas por los impactos ambientales asociados a la técnica de extracción –fractura hidráulica o fracking- y el costo socioeconómico y cultural de la ampliación de la frontera extractiva –que avanza sobre territorios indígenas y tierras dedicadas a la producción de alimentos. También es la principal lobbista del sector para satisfacer las demandas de las corporaciones. 
Por Hernán Scandizzo / Observatorio Petrolero Sur (OPSur).
En los primeros años de la década del ’90 se inició un proceso simultáneo de privatización y federalización de los hidrocarburos, la empresa estatal YPF fue convertida en una sociedad anónima y sus acciones –en principio en poder de la Nación y las provincias productoras- fueron vendidas hasta ser controlada exclusivamente por la compañía española Repsol, aunque el Estado mantuvo el derecho a participar de las decisiones del consejo directivo y el poder de veto mediante la acción de oro; en tanto el dominio del gas y el petróleo pasó de la Nación a las provincias. En ese marco de transformaciones, donde los hidrocarburos dejaron de estar sujetos a las necesidades del país para convertirse en un commodity, surgieron conflictos territoriales en comunidades indígenas, que a nivel nacional protagonizaban un proceso de emergencia política. La intensificación de la actividad y la ampliación de su frontera extractiva, avalada por una política estatal de dejar hacer, se montó sobre la base del desconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos originarios, la judicialización y criminalización de las demandas, y el discrecional cumplimiento de normas ambientales. El territorio se transformó entonces en un desierto libre de obstáculos para el desembarco y desarrollo de los proyectos corporativos.

Veinte años después, en un marco de caída de los niveles de extracción de gas y petróleo, secuela del saqueo, y del incremento de las importaciones de combustibles fósiles –para atender la demanda interna-, en Argentina se empezó a hablar del gran potencial de hidrocarburos de yacimientos no convencionales como alternativa para superar el desabastecimiento de combustibles fósiles, siendo YPF la principal protagonista a partir de sus anuncios en torno a la formación Vaca Muerta. Sin embargo, más allá del triunfalismo, la falta de inversiones de esta empresa para revertir la caída de la producción y el crecimiento de las importaciones –que en 2011 llevaron a que el saldo de la balanza comercial energética fuera negativo- desembocaron en la ruptura de la alianza estratégica con Repsol, mantenida desde las administraciones de Carlos Menem a la de Cristina Fernández de Kirchner. En la primera mitad de 2012, a través de la Ley de Soberanía Hidrocarburífera, el 51% de las acciones de YPF fueron expropiadas y la empresa se transformó en el mascarón de proa de la política petrolera (energética) del país.

YPF es ahora la principal impulsora de la explotación de los yacimientos no convencionales, haciendo caso omiso a los alertas por los impactos ambientales asociados a la técnica de extracción –fractura hidráulica o fracking- y el costo socioeconómico y cultural de la ampliación de la frontera extractiva –que avanza sobre territorios indígenas y tierras dedicadas a la producción de alimentos. También es la principal lobbista del sector para satisfacer las demandas las corporaciones. A diferencia de los años duros del neoliberalismo, donde el Estado dejaba hacer y participaba de una ínfima porción de los beneficios –a través del cobro de regalías-, en el contexto abierto con la sanción de la Ley de Soberanía Hidrocarburífera, recuperó protagonismo y amplió su participación en el negocio aunque sigue considerando un commodity al gas y al petróleo.
 
En el nuevo escenario las resistencias al extractivismo no se han aplacado, por el contrario, se manifiestan en la movilización de pueblos originarios, organizaciones sociales, sindicales y políticas y de asambleas socio-ambientales –nacidas muchas de la oposición al agro-negocio, la mega-minería o la instalación de fábricas para la producción de pasta de celulosa. En algunos casos se produce una confluencia de los diferentes sectores, en otros, prima la desconfianza; pero de una manera u otra, las luchas contra los no convencionales son una realidad y enfrenta el desafío de construir propuestas para conquistar la Soberanía Energética, ya que el problema no es ni el gas ni el petróleo sino la voracidad del sistema capitalista.

Veamos, a través de sólo algunos ejemplos, cómo se desertifica y recoloniza Nuestra America (tan rica en biodiversidades y agua) mediante el sistema globalizado de agronegocios.

 

Transgénicos: asalto a la soberanía alimentaria
15 de septiembre de 2008

 
Por Silvia Ribeiro*
Los transgénicos son un verdadero asalto de las corporaciones globales de agronegocios a la soberanía alimentaria de todos los países. Un puñado de trasnacionales controla el mercado mundial de semillas transgénicas y sus patentes, tornando ilegales los derechos ancestrales de los campesinos y campesinas a guardar y replantar semillas. A esto se suma la presión creciente para adoptar tecnologías “Terminator” para hacer semillas suicidas; el uso de cultivos alimentarios para producir sustancias no comestibles —farmacéuticas, industriales, agrocombustibles— contaminando y disputando la tierra a la producción de alimentos; la amenaza de peces y ganado transgénicos. Los experimentos con árboles manipulados genéticamente prometen un infierno renovado, ya que además de invadir grandes extensiones con monocultivos y aumentar la devastación de áreas ricas en biodiversidad, provocarían contaminación durante décadas y a grandes distancias.
Pese a las enormes cantidades de dinero que las transnacionales dedican a la propaganda engañosa y a comprar funcionarios y gobiernos para establecer leyes a su favor, los diez primeros años de la comercialización de los transgénicos en el mundo muestran que el avance ha sido lento y les ha costado más de lo que las empresas nunca imaginaron. Aunque han logrado hacer mucho daño, entre otras cosas, con la contaminación de variedades campesinas, los juicios a agricultores contaminados, experimentos hasta con bebés y el gran experimento general con la mayoría de nosotros como consumidores involuntarios de transgénicos; las transnacionales han perdido estrepitosamente la batalla moral y de la opinión pública: nadie en todo el planeta —incluyendo los funcionarios de las empresas y los gobiernos que los legalizan — contestaría honestamente que prefiere comer transgénicos.
 
Más dependencia, menos productividad, más agrotóxicos
Seis empresas controlan el negocio de las semillas transgénicas: Monsanto, Dupont, Syngenta, Bayer, Dow, Basf. Son también las seis mayores en el mercado mundial de agrotóxicos. No sorprende, por tanto, que luego de diez años de que comenzara la comercialización de transgénicos (en Estados Unidos en1996) solamente haya dos tipos de cultivos en el campo: los que resisten los agrotóxicos de las propias empresas, —68 por ciento de las semillas cultivadas en 2006— y los cultivos insecticidas, manipulados para expresar la toxina de la bacteria Bacillus Thuringiensis (Bt) —19 por ciento de las semillas transgénicas en el campo en el mismo año. El restante 13 por ciento, fueron cultivos que tenían ambas características en la misma planta.
Aunque en Estados Unidos hay más de 70 variedades de cultivos aprobadas para comercialización, las siembras de escala en ese país y a nivel global durante estos diez años fueron soja, maíz, canola y algodón, principalmente para engordar ganado en los países ricos. Según fuentes de la propia industria biotecnológica, hay 22 países que han aprobado cultivos comerciales de transgénicos, pero sólo 14 de éstos plantan más de 50,000 hectáreas y en realidad siguen siendo apenas 4 países —Estados Unidos, Argentina, Canadá y Brasil— que cubren el 90 por ciento del área mundial cultivada con transgénicos. A contrapelo de los datos alegres de la industria, las estadísticas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (abril 2006), muestran que los transgénicos producen menos o igual que los cultivos convencionales, y que el uso de agrotóxicos aumentó considerablemente en los diez años pasados.

  
Semillas: llave de la cadena alimentaria
En ningún otro rubro industrial se registra una concentración corporativa tan marcada como en el caso de las semillas transgénicas, donde una sola empresa transnacional —Monsanto— controla casi el 90 por ciento de estas semillas sembradas a nivel mundial. Con la adquisición de la empresa mexicana Seminis en el 2005 y de la mayor algodonera del mundo —Delta & Pine Land— en el 2006, Monsanto se convirtió en la empresa más grande de semillas en general, no solamente transgénicas. Destronó así a Dupont-Pioneer, que desde hacía años era la mayor empresa semillera del globo, pero además, pasó a dominar el mercado global de semillas de algodón y consiguió meterse en rubros donde no tenía presencia o era muy débil, como el de las frutas y hortalizas. Con la compra de Seminis, Monsanto accedió al suministro de 3 mil 500 variedades de semillas a productores de frutas y hortalizas en 150 países, controlando, entre otras, el 34 por ciento de la venta de semillas para producción de chile, 31 por ciento de los frijoles, 38 por ciento de los pepinos, 29 por ciento de los pimientos, 23 por ciento de los jitomates y 25 por ciento de las cebollas.
El control de las semillas es un objetivo claro de las transnacionales, porque quien las controla, tiene la llave de toda la cadena alimentaria. Las semillas transgénicas son el paradigma de este control corporativo, ya que además de la fuerte concentración de mercado, también están patentadas, lo que vuelve ilegal el derecho ancestral de los campesinos y campesinas a guardar semillas y volverlas a plantar en la próxima cosecha. Monsanto y otras empresas ya han ejercido legalmente esta violación contra decenas de agricultores contaminados en Estados Unidos y Canadá, a los que han demandado por “uso ilegal” de sus genes patentados. Según un informe del Center for Food Safety de Estados Unidos, al 2005 Monsanto ya había cobrado más de 15 millones de dólares en 90 juicios de este tipo.
Terminator y sus clones
Aún así, las empresas de agronegocios van por más, ya que aunque las patentes sean una herramienta para su monopolio, les implica detectar el supuesto uso “ilegal” y emprender juicios. Por eso idearon la tecnología “Terminator”, para hacer semillas estériles en segunda generación y automáticamente obligar a que todos deban comprar semillas nuevas de las empresas para cada siembra. Este fenómeno ya sucede mayoritariamente en Estados Unidos y otros países de Norte (sin usar Terminator, solamente por haber impuesto híbridos que no mantienen el nivel de producción después de la primer cosecha). Esta dependencia con las semillas comerciales es lo que obligó a los agricultores de ese país a seguir comprando semillas transgénicas aunque rinden menos, son más caras y usan más químicos: sencillamente no podían hacer otra cosa. En el Sur en cambio, existen 1400 millones de campesinos y campesinas que usan sus propias semillas para producir alimentos y forrajes. Con la pinza de nuevas leyes de semillas, introducción de transgénicos y como golpe final, Terminator, se amenazan las formas de vida de esos campesinos y campesinas, para que nadie más, ni en el Norte ni el Sur, pueda guardar sus propias semillas.
Luego de la primera versión de Terminator, que fue patentada en 1998 en conjunto por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos con la empresa Delta & Pine (ahora en vías de convertirse en propiedad de Monsanto), surgieron muchas otras versiones de esta tecnología suicida-homicida, desde casi todas las empresas que producen agrotransgénicos, ya que ese es el futuro que avizoran para aplicar a todos los transgénicos. Una de las más recientes es producto de una investigación patrocinada por la Unión Europea llamada “Transcontainer”, que afirman no será para producir esterilidad en forma permanente sino solamente para contener la contaminación transgénica, ya que la fertilidad de la semilla puede ser restitutida posteriormente por las empresas que la venden. Pero Transcontainer o Terminator, tanto muerte como contaminación y cualquiera de sus versiones apuntan de fondo a lo mismo: a que el oligopolio de empresas estadounidenses y europeas pueda seguir esparciendo sus semillas manipuladas en los campos, con garantías de mantener su monopolio, y que todos los agricultores y campesinos tengan que ir a comprar semillas o pagarle a las empresas para que les restituya la fertilidad.
 
Nos usan como conejillos de Indias
Al contrario de lo que afirma la industria biotecnológica de que no existen pruebas de los transgénicos son malos para la salud, se van acumulando evidencias que muestran lo contrario. Según detalla una reciente compilación de la coordinación de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos, diferentes tipos de transgénicos probados en ratones de laboratorio, producen desde alergias hasta reacciones inmunológicas más serias, como mal funcionamiento o atrofia de órganos internos, aumento de nivel de glóbulos blancos, hemorragias, cambios genéticos y bioquímicos que los hacen más susceptibles a enfermedades, en animales y plantas. Un estudio ruso realizado por la Dra. Irina Ermakova de la Academia Rusa de Ciencias, alimentando a grupos de ratas preñadas con harina de soya (unas de forma convencional y otros de forma transgénica) mostró que más de la mitad de las crías de madres que ingerían transgénicos murieron rápidamente y las sobrevivientes pesaban considerablemente menos. La lista ya es bastante extensa, pero si no se conocen más evidencias de los daños que puede provocar el consumo de transgénicos es porque ni la industria ni los gobiernos los están buscando y tratan de ocultar los pocos estudios independientes que logran salir a la luz.
Por otra parte, el uso intensivo de agrotóxicos para los cultivos resistentes a éstos, como en Argentina, Paraguay y Brasil, produce daños graves —y hasta muertes, como el niño Silvino Talavera en Paraguay—a quienes están expuestos en los campos, y a sus vecinos y zonas aledañas a través de la contaminación área, de aguas y suelos.
 
Latifundios y agrocombustibles transgénicos
En Argentina, el segundo país productor de transgénicos en el mundo, estos cultivos, con su demanda de inversiones para insumos y semillas más caras, así como de superficies cada vez más grandes para la exportación, han contribuido notablemente a consolidar una verdadera reforma agraria a favor de los latifundistas, al provocar la desaparición de un porcentaje importante de pequeños productores.
Recientemente el complejo industrial de los agronegocios lanzó un nuevo embate que va en el mismo sentido, ahora con la explosión de la promoción industrial de los agrocombustibles, o sea cultivos como caña de azúcar, soya y maíz para producir etanol y biodiesel. Para las industrias es un golpe propagandístico, porque lo presentan como solución “ambientalmente amigable” al cambio climático, pero lo que buscan es un jugoso negocio, tanto por las subvenciones que prometen los gobiernos, como porque la destrucción ambiental por extensión de la frontera agrícola y la erosión de suelos, la sufrirán los países del Sur, no las empresas ni sus países sede. Las empresas que producen agro-transgénicos se han aliado a empresas automovilísticas y a grandes distribuidores de granos que monopolizan ese mercado, como Cargill, Bunge, Dreyfuss y Archer Daniel Midland, para manipular genéticamente cultivos para la producción de agrocombustibles, argumentando que solamente así serán eficientes en la siembra y el procesado. No tienen bases reales para proclamar tal cosa, pero eso no será óbice para que los arrojen al mercado, disputando las tierras campesinas y que deberían ser usadas para alimentos. De paso, esto aumentará en forma exponencial los riesgos de la contaminación transgénica, porque las nuevas manipulaciones vuelven los cultivos no comestibles.
La próxima etapa sobre la que ya están avanzando las empresas, con el argumento de la producción de nuevos combustibles y otros, va mucho más allá de los transgénicos, para crear organismos vivos artificiales desde cero. Le llaman “biología sintética” y sus impactos son potencialmente mucho peores que los que ya han provocado los transgénicos.
Sin embargo, pese a los constantes y cambiantes ataques de las transnacionales para controlar las aspectos básicos de la vida de todos, los campesinos y campesinas, indígenas, pescadores artesanales, pastores y otras comunidades locales del mundo, siguen teniendo en sus manos las semillas y conocimientos para poder seguir produciendo alimentos sanos y cuidando las bases del sustento de todos. Es tarea de todos y todas que así siga.
*Silvia Ribeiro es investigadora del  Grupo ETC

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 Transgénicos, devastación y crímenes contra la humanidad
 
Por Silvia Ribeiro* | 02 diciembre 2013
Veintidós jueces, personalidades y expertos de doce países, designados por la secretaría internacional del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), escucharon durante 10 días el resumen de cientos de testimonios de organizaciones y comunidades de todo el país sobre devastación ambiental, contaminación transgénica del maíz, destrucción de la soberanía alimentaria y represión a los que se resisten al atropello a sus derechos, sus culturas, sus territorios, sus bosques, ríos y formas de organización.
Fueron días intensos y los dictámenes quitan el aliento. Es mucha la devastación, más vista en conjunto. Pero también es notable y llena de ánimo, ver el esfuerzo y dedicación de miles de personas y cientos de comunidades y organizaciones rurales y urbanas para mostrar sus realidades, documentar atropellos que sufren y al mismo tiempo mantener su capacidad de resistir, encontrar formas de no dejarse avasallar y más allá, incluso en el dolor rescatar la alegría de la vida, de ser campesinas, campesinos, pueblos indios, vecinos y vecinas solidarias, cuidadores del maíz, de la milpa, de los bosques, de las plazas, de las asambleas, de sus culturas y formas económicas y políticas autogestionarias.
En la audiencia Violencia contra el maíz, la soberanía alimentaria y la autonomía, el jurado sentenció que por los riesgos ambientales, a la salud y económicos a que se somete al centro de origen global del maíz, así como a la bases del sustento de los pueblos que lo crearon y legaron para bien de la humanidad, y a la seguridad alimentaria mundial, se debe prohibir la experimentación, liberación y circulación del maíz transgénico en México. Consideraron también los testimonios de organizaciones mayas de la península de Yucatán, que mostraron cómo la siembra de soja transgénica destruye la apicultura y el ingreso de miles de familias campesinas, para favorecer a unos pocos empresarios agrícolas y a Monsanto. La soja transgénica mata las abejas por el aumento de agrotóxicos y contamina el polen con transgénicos, impidiendo la exportación de miel. Además, promueve la devastación de bosques para abrir campos de soja que puedan ser fumigados desde aviones, causando gran contaminación química, enfermedades y envenenamiento de tierra y aguas. El jurado recomendó eliminar también la producción de soja transgénica.
Se basaron en la consideración de agravios a pueblos, ambiente y seguridad alimentaria nacional e internacional, pero además en los documentos presentados por científicos y agricultores, mostrando que existen opciones probadas para producir suficiente maíz sin usar transgénicos, y que se puede sembrar una variedad de cultivos, incluso soya no transgénica, en la península. Quedó demostrado que si el gobierno procede con la siembra de maíz transgénico en México (un crimen histórico por amenazar 10,000 años de historia y el futuro del maíz en su cuna y en el mundo) no es para cubrir ninguna necesidad de la población, ni de agricultores grandes que pueden sembrar híbridos no transgénicos, sino exclusivamente para favorecer a las trasnacionales Monsanto, Pioneer, Dow y Syngenta.
También en la audiencia Devastación ambiental y derechos de los pueblos, se dictaminó que esa devastación es parte de la acción del estado para favorecer los intereses corporativos en lugar del interés público, en varios casos en conjunto con acciones represivas ilegales de las propias corporaciones, como las mineras. El jurado consideró testimonios sobre destrucción del sistema hídrico nacional, contaminación y devastación ambiental por minería, represas, autopistas, urbanización salvaje, basureros, explotación petrolera, industrial y de agroquímicos, entre otros. Declaran:Condenamos enérgicamente al Estado mexicano por la desviación de poder que ha provocado la devastación ambiental del país. Los delitos presentados son encuadrables además en la categoría de crímenes de lesa humanidad, tal y como están definidos en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en tanto se verifican en el marco de un ataque generalizado y sistemático en contra de la población civil mexicana. (www.afectadosambientales.org)
La audiencia sobre represión a los movimientos sociales, fue otra demostración de ello. Se presentaron 42 casos, históricos y actuales, cuyas víctimas fueron pueblos y organizaciones que resisten justamente los hechos denunciados en otras audiencias.
Philippe Texier, ex magistrado de la Suprema Corte de Justicia de Francia y miembro del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, con 40 años de experiencia en el TPP, declaró que la situación de violación de derechos que viven pueblos y comunidades en México ha sido casi invisibilizada, tanto por la prensa como por la diplomacia internacional, lo cual debe cambiar. Antoni Pigrau, reconocido jurista del Estado español y otro de los 22 jueces que participaron en las sesiones del TPP en México, agregó que existen indicios abrumadoramente afirmativos de que sucesivos gobiernos y actores privados en México han incurrido en violaciones al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, del cual México es signatario. Para comprender el vasto significado de estas declaraciones, recordemos que esta Corte tiene como misión juzgar crímenes de genocidio, guerra y de lesa humanidad.
En 2014 habrá audiencias temáticas del TPP sobre feminicidios, migración, violencia contra periodistas y desinformación, guerra sucia. Muchas comunidades y organizaciones ya preparan audiencias complementarias para documentar más casos, todo lo cual abonará el expediente general a juzgar en 2014. Por más información: tppmexico.org

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Agrocombustibles: energías para mantener vivo el capitalismo

14/12/08 
Por Noelia del Potro 
El modo de producción capitalista tiene como objetivo aumentar permanentemente la productividad para generar beneficios al capital. Necesita producir y transportar lo producido porque su lógica se basa en el intercambio de mercancías y para ello requiere de la investigación y el desarrollo de la tecnología y, en concreto, de las fuentes de energía. Como el aumento de la productividad no puede estancarse, el nivel de consumo de energía tampoco debe hacerlo pese a sus terribles consecuencias.
El petróleo es finito y está próximo al agotamiento pese a que su demanda crece. Esto motivó la investigación de nuevas formas de energíadenominadas “sostenibles” (energía extraída del sol, del mar, del viento, el hidrógeno) sin embargo, está comprobado que éstas no tienen capacidad para mantener el nivel de consumo actual. Por eso el capitalismo se reinventa planteando nuevas soluciones “sostenibles” desde dentro de su lógica de producción y consumo y propone el uso de agrocombustibles, incapaz de reconocer que el verdadero problema es precisamente el uso irracional de energía.

¿Qué son los agrocombustibles?
Son combustibles líquidos que se extraen a partir de la producción de materias primas vegetales. La producción de estas materias primas requiere de:
a) monocultivos a gran escala, en tierras robadas a los bosques y a los campesinos de los países empobrecidos para su sustento;
b) semillas transgénicas, alto empleo de agua, fertilizantes y plaguicidas químicos;
c) condiciones de trabajo brutales en las plantaciones de caña de azúcar;
d) su procesado en plantas industriales emplazadas principalmente en los puertos europeos o norteamericanos.
Existen dos tipos de agrocombustibles:
1) etanol, que es un alcohol producido a partir de caña de azúcar, maíz, trigo, arroz o remolacha, entre otros productos agrícolas y alimenticios y
2) agrodiesel, es la producción de aceite extraída de la soja, la colza o la palma africana.
Es falso que puedan producirse en pequeña escala y para el mercado local porque, en términos económicos, es necesaria la gran producción y la distribución mundial de las materias primas para hacer eficiente la producción del combustible.

Repercusiones del uso de agrocombustibles.
Frente a la defensa del uso de alimentos como combustibles que plantean las instituciones subvencionadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario internacional para resolver el problema energético, existen una serie de consecuencias negativas que afectan tanto a las personas como al medio ambiente.
La producción de agrocombustibles está suplantando millones de hectáreas destinadas a la agricultura afectando a las comunidades rurales que trabajan en ellas. Este hecho provoca a su vez el desplazamiento de miles de campesinos y sus familias.
Amenaza el derecho a la Soberanía Alimentaria de los pueblos destruyendo cultivos destinados al sustento de la población: un tanque de automóvil lleno de etanol, utiliza la misma cantidad de granos que se necesita para alimentar a una persona durante un año.
Los productos básicos que se usan para la alimentación, al pasar a formar parte de los utilizados para la producción de agrocombustibles aumentan su precio. Conviene advertir que según la FAO, dentro de 15 años, los agrocombustibles serán el 25% del total de la demanda energética mundial con lo que se prevé que el encarecimiento también se disparará.
Los monocultivos y los cultivos genéticamente modificados son causantes de la desaparición de fauna y flora autóctonas. Además, utilizan pesticidas y fertilizantes de manera intensiva provocando daños en el suelo y el agua.
Se necesita mucha más cantidad de materia prima para producir el mismo nivel de energía, llegando a destruir bosques y selvas como es el caso de Malasia e Indonesia. Estos países han disminuido en un 20% su superficie selvática en los últimos 20 años. En la selva amazónica, se están extendiendo los monocultivos de soja, eucalipto y caña entre otros, provocando el desplazamiento de la frontera agrícola y graves cambios climáticos en la zona.
La producción, el procesamiento y el transporte de agrocombustibles (y las tecnologías utilizadas en el proceso) gastan más energía que la que contiene el combustible mismo. Considerando todo el proceso de producción necesario para obtener agrodiesel a partir de la palma, éste emite más CO2 que el petróleo. El etanol extraído de la caña, produce 1,5 veces más gases que el petróleo.


A quién beneficia el uso de agrocombustibles
El negocio de los agrocombustibles está bajo el control de las multinacionales petroleras, las transnacionales de la biotecnología y las multinacionales del automóvil, que se adaptan progresivamente a los nuevos combustibles.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial obligan a los países pobres a abrirse a las inversiones extranjeras si quieren recibir subvenciones y fondos para el desarrollo.
Los avances tecnológicos permiten que las transnacionales forestales y plantas de celulosa puedan convertirse en plantas de procesamiento de etanol y que las industrias alimenticias de engorde de pollo y ganado fabriquen agrodiesel de la grasa animal. Por otro lado, las transnacionales que controlan el monopolio de la distribución de cereales y el sector de semillas y agrotóxicos, a la vez son productoras de transgénicos. El interés de las transnacionales de los transgénicos es controlar las semillas que se emplean en los monocultivos. Monsanto controla el 90% de las semillas transgénicas que se plantan en el mundo.

Frente al uso de agrocombustibles. Líneas de actuación.
La FAO no demuestra la menor intención de resolver el problema de fondo: el capitalismo salvaje que pone en peligro el derecho a la alimentación de los pueblos.
Es necesario articular los planos social, económico y medio ambiental:
- Cambiar radicalmente nuestro modelo de consumo de energía.
- Control público del sector energético.
- Desmitificar la actual propaganda sobre los agrocombustibles y romper con la idea de que son fuentes de energía limpias y sostenibles aclarando el costo en vidas humanas y especies naturales que conllevan.
- Defender la soberanía alimentaria manteniendo la alerta permanente porque ahora son los agrocombustibles pero, en su capacidad para mantenerse vivo, el capitalismo pondrá sus garras sobre cualquier otro recurso natural. www.ecoportal.net
Bibliografía:(...)  Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Energias/agrocombustibles_energias_para_mantener_vivo_el_capitalismo
 
Así como el gobierno CFK privilegia (por sobre las necesidades populares) que la Argentina sea pagador serial de la gran estafa oficializada como deuda externa pública, dirige el Estado para la seguridad jurídica e impunidad de los oligopolios y sus Estados que usufructúan el sistema globalizado de agronegocios. Juega un papel imprescindible en nuestro sometimiento a:

 

A. Una dieta globalizada

19/03/14 
Por Esther Vivas 
¿Qué tienen en común India, Senegal, Estados Unidos, Colombia, Marruecos, el Estado español y muchos otros países? Que la alimentación es cada vez más parecida, a pesar de las importantes diferencias que aún perviven. Más allá de la McDonalización de nuestras sociedades y el consumo globalizado de Coca-Cola, la ingesta mundial de alimentos depende, progresivamente, de unas pocas variedades de cultivos. El arroz, la soja, el trigo, el maíz se imponen, en detrimento de otras producciones como la del mijo, la yuca, el centeno, la batata, el sorgo o el camote. Si la alimentación depende de unas pocas variedades de cultivos, ¿qué puede suceder ante una mala cosecha o una plaga? ¿Tenemos el plato asegurado?
 
Avanzamos hacia un mundo con más comida menos diversa y mayor inseguridad alimentaria. Alimentos como la soja, que hasta hace poco años eran irrelevantes, se han convertido en indispensables para tres cuartas partes de la humanidad. Otros, ya significativos, como el trigo o el arroz se han extendido a gran escala, siendo consumidos hoy por un 97% y un 91% respectivamente de la población mundial. Se impone, asimismo, una alimentación occidentalizada, "adicta" al consumo de carne, productos lácteos y bebidas con azúcar. Mercados alimentarios con intereses empresariales claros. Así lo explica en detalle, el reciente estudio 'Aumentando la homogeneidad en las cadenas alimentarias globales y las implicaciones en la seguridad alimentaria' que afirma caminamos hacia una “dieta globalizada”.
 
Un menú que, según los autores de dicho informe, es “una amenaza potencial para la seguridad alimentaria”. ¿Por qué?
  • En primer lugar, porque a pesar de consumir más calorías, proteínas y grasas que hace cincuenta años, nuestra alimentación es menos variada y es más difícil ingerir los micronutrientes necesarios para el organismo. A la vez, afirman los autores, en la actualidad "la preferencia por alimentos densos energéticamente y basados en un número limitado de cultivos agrícolas globales y productos procesados se asocia al aumento de enfermedades no transmisibles como diabetes, problemas de corazón o algunos tipos de cáncer". Nuestra salud, en juego.
  • La homogeneización de lo que comemos, en segundo lugar, nos hace más vulnerables a malas cosechas o a plagas, las cuales se prevé aumentarán con la intensificación del cambio climático. Somos dependientes de unos pocos cultivos, en manos de un puñado de empresas, que producen a gran escala, en la otra punta del planeta, en condiciones laborales precarias, a partir de la deforestación de bosques, contaminación de suelos y aguas y uso sistemático de agrotóxicos. ¿Podemos, entonces, elegir libremente?
No se trata de estar en contra de un cambio de hábitos alimentarios, el problema se da cuando estos son impuestos por intereses económicos particulares, al margen de las necesidades de las personas. La “dieta globalizada” es resultado de una "producción-distribución-consumo globalizado", donde ni campesinos ni consumidores contamos. Creemos decidir qué comemos, pero no es así. Como afirmaba el relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier de Schutter, en la presentación del informe 'El potencial transformador del derecho a la alimentación': "La principal deficiencia de la economía alimentaria es la falta de democracia". Y sin democracia del campo a la mesa, ni elegimos ni comemos bien.
Ecoportal.net

 

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B. China sabe que Monsanto sabe
22/10/ 2012 

"Tranqueras Afuera"
 
Por Mauro Restifo
China y su necesidad de que el mundo cambie. Monsanto y su necesidad de que nada cambie.
Si contamos que China es el principal exportador mundial de glifosato, nadie se asombraría demasiado. Si decimos que Monsanto es la principal empresa de agroquímicos a nivel mundial y el principal vendedor local, tampoco. Pero si revelamos que el principal comprador de glifosato hecho en China es Argentina y que un tercio de ese glifosato lo produce Monsanto, se comienza a evidenciar un grandísimo negocio, sin contar la producción local a partir de insumos de la misma empresa.
 
 
La revolución agraria y la contrarrevolución
El campo chino conoce de cambios abruptos. La historia de China se ha debatido hasta nuestros días sobre la misma tierra que pisan. La China feudal de los mandarines chocó contra una revolución como forma de resolver el hambre de millones de chinos. La parcelación del país entero y la creación de millones de chacras sentaron las bases para un desarrollo económico muy primario, pero que en aquel momento contribuyó a la lucha contra el hambre que asolaba a la población. La intención de industrializar el país comenzó poco después de dicha medida. Los sectores campesinos constituyeron una suerte de tejido sano sobre el cual crecer con igualdad.
 
 “El principal comprador de glifosato hecho en China es Argentina y un tercio de ese glifosato lo produce Monsanto”
 
Tras la muerte del presidente Mao Tse Tung, el país se vio envuelto en una serie de discusiones que venían de antes, pero que se profundizaron tras el consumado deceso. Se debatía el rumbo de una economía que al haber sido organizada fuertemente adquiría dimensiones que eran (y son) desconocidas para el mundo moderno. El rumbo por el que optó el mando del Partido Comunista chino fue justamente el de la reversión de algunas medidas y la incorporación de principios liberales como forma de motorizar el crecimiento a ritmos más acelerados. La apuesta les salió bien, salvo por un pequeño problema: la antigua igualdad que cimentó la revolución se ha convertido en una gran desigualdad interna que se afirma en la mayor explotación a nivel mundial.
               
La concentración de la tierra en el gigante asiático
A partir de la contrarreforma impulsada por el gobierno central chino fue habilitada la posibilidad de concentrar la propiedad de la tierra. La población rural ha disminuido en los últimos nueve años un 12%, mientras que los empleos en agricultura han caído más del 10% en los últimos seis años. Estos porcentajes cobran mayor valor cuando tenemos en cuenta que su población total es superior a los 1300 millones de personas.
 
      “La población rural ha disminuido en los últimos nueve años un 12%, mientras que los empleos en agricultura han caído más del 10% en los últimos seis años”
 
Según palabras de Liu Yonghao, entre 300 y 400 millones de chinos están abandonando el campo para ir a las ciudades a buscar trabajo. Yonghao es el presidente del Grupo Nueva Esperanza, la propiedad privada agroindustrial más grande de China. Por eso se refiere a la concentración de la tierra como algo “positivo para las empresas agrícolas, al igual que para nosotros”. Así, la cuarta persona más rica de China, exhibe sin vergüenza la política que propone hacia adentro y hacia afuera de su propio país: la concentración de tierras en manos de multinacionales agrícolas con participación china.
 
Joint Ventures, la llave de todas las cosas
¿Qué son los Joint Ventures? Son emprendimientos conjuntos entre empresas. Son, además, la nueva forma legal que ha encontrado el gobierno chino para absorber el potencial monopólico de las más grandes empresas a nivel mundial. En la producción agraria y los negocios que la rodean, esta práctica es indispensable para operar en China hacia adentro y desde China hacia afuera. Monsanto ha constituido un Joint Venture con la empresa china National Seed Group Corporation (propiedad de Sinochem Group). En este tipo de “fusiones operativas”, por llamarlas de alguna manera, el gobierno chino estipula una mayoría accionaria a favor de los grupos locales (51% o más).
 
     “Si Monsanto no se asocia con China quedará afuera de la aventura expansionista y del negocio que esto conlleva”
 
Monsanto, la empresa agroindustrial más grande del mundo, quiere ampliar sus negocios como lo ha venido haciendo. Sabe que en este momento el mercado chino representa la posibilidad de expansión más grande a nivel planetario. La creciente necesidad de alimentos por parte de los orientales es conocida por todos. Lo que no es tan conocido es el plan estratégico para satisfacerla. La incorporación de tecnología a la agricultura local es una parte de ese plan, pero con la sola mejora local no alcanza.
 
Es aquí donde Monsanto se acurruca bajo el ala imperialista china y pretende ingresar como proveedor de agroquímicos de los nuevos emprendimientos. Pero, ¿por qué motivo Monsanto resigna el 51% de las acciones de sus producciones en China y no sigue como hasta ahora? La respuesta se va desempolvando sola. Monsanto no resignó ni resignará nada, pero si no se asocia con China quedará afuera de la aventura expansionista y del negocio que esto conlleva. La dimensión de los objetivos asiáticos sobrepasa cualquier otra posibilidad de buscar negocios en otra parte que Monsanto pueda intentar.
 
La ley de tierras vulnerada por los Joint Ventures
El alquiler de grandes extensiones de tierras con acuerdos entre estados es un fenómeno nuevo, al menos en la forma. La propiedad de la tierra y el usufructo de la misma a través de testaferros o fusiones pantalla (Joint Ventures) son una manera de eludir el tope extranjerizador. Lo paradójico es que este sistema existe con anterioridad a la ley de tierras. ¿Por qué habrá quedado afuera? Este proyecto tiene al menos tres patas: una multinacional monopólica (Monsanto y Cía.), un estado devenido imperialista (China) y un país en alquiler (Argentina).
 
Los pequeños productores asiáticos tienen el mismo problema que los argentinos. Hay un plan de exterminio de los minifundios. El campo puede producir con gente o sin gente. Sin gente es mucho más rentable para las transnacionales del agro. En consonancia con esto, Greg Page, el director general de la estadounidense Cargill, la mayor comercializadora de granos, afirmó: “Necesitamos sus acres, pero tenemos que hacerlo cuidadosamente”.
 
 “La propiedad de la tierra y el usufructo de la misma a través de testaferros o fusiones pantalla (Joint Ventures) son una manera de eludir el tope extranjerizador”
 
El problema de los precios a los que accede el productor y los precios que obtiene el comercializador también se repite. Hoy, 200 millones de familias de campesinos tienen ingresos equivalentes a un tercio de los ingresos de las familias de las zonas urbanas. Esto está provocando el éxodo y la liberación de los campos a manos de la concentración monopólica. Las dimensiones de nuestro país son obviamente más pequeñas, pero el rumbo trazado es el mismo.
 
Los recursos naturales: privatizando lo que aún no existe
El argumento de la superpoblación mundial y la escasez de alimentos es un engaño que ha cobrado una insersión gigantesca en la consideración mundial. La inmensa cantidad de habitantes y su alimentación es obviamente una cuestión a resolver. Pero la producción china no está abocada a la satisfacción de sus propias necesidades sino que, por el contrario, está dedicada a penetrar mercados e inundarlos de sus productos. Las balanzas comerciales de los países latinoamericanos con el gigante asiático son deficitarias a excepción de las economías que concentran sus exportaciones en recursos naturales: Perú y Chile con la minería, Venezuela con el pretróleo, Brasil con minerales, biocombustibles y soja. Si se elige el rumbo que se propone, sólo queda exportar unos pocos productos y no diversificar.
 
Lamentablemente, la matriz productiva de los países del sur se va inclinando hacia este tipo de producciones, incentivada por las relaciones carnales con China. La dinámica es igual que en los ‘90 cuando Estados Unidos prometía ser un mercado con el que convenía llevarse bien para prosperar y terminó minando las economías hasta ahogarlas. La diferencia radica en que la voracidad por los recursos naturales es más grande que en períodos anteriores. Es por este motivo que se meten de lleno no sólo en la capa de los recursos, sino también en el proceso extractivo.
China promete ser un mercado que salvará al mundo entero con su poder de compra, pero la realidad es que rompe mercados con una increíble fuerza mientras dociliza las economías de países que tengan recursos naturales abundantes y tierras cultivables. La intención es, como lo hemos dicho en otras ediciones, aumentar la producción para bajar los precios y, de ser posible, ser ellos mismos los productores en los países controlados. Vender mucho y comprar nada. Así se reproducen los esquemas de dominación anteriores, sumando a esto la posesión íntegra del usufructo de lo que el suelo ofrece.
 
Constatamos que todos los pueblos concretarán su soberanía alimentaria si derrotan el capitalismo mundializado y gestionado localmente por el Estado nacional con apoyo de los provinciales confederados y los organismos paraestatales para las negociaciones paritarias. De modo que no hay solución verdadera mientras no se rompa con la conciliación de clases implícita en la democracia que garantiza la seguridad jurídica e impunidad de las corporaciones. Tampoco si la lucha y organización de alternativa al capitalismo se queda en resolver su problema en forma aislada de la emancipación de todos los diversos de abajo. En caso de encontrar apoyo del Estado, por poco tiempo, podrán salir adelante a costa de vivir para trabajar.
 
Horticultores acampan en la Autopista Buenos Aires-La Plata
(Bakada de Villa Elisa) en reclamo de créditos
 
ANRed difunde comunicado:
Los productores hortícolas decimos basta:
No vamos a seguir trabajando para sobrevivir
El precio de las verduras es un robo para los consumidores y los productores no llegamos al ingreso mínimo
Exigimos avanzar en una Colonia Integral de Abastecimiento Urbano
LUNES 31 DE MARZO, A PARTIR DE LAS 9 hs.
Autopista Buenos Aires-La Plata (Bajada de Villa Elisa)
Un centenar de familias productoras de verduras y flores comenzamos hoy un acampe a la vera de la autopista Buenos Aires - La Plata por tiempo indeterminado en reclamo de créditos para la compra colectiva de tierra para la producción.
Contactos:
Victoria Condori: 0221-431-8539
Nilda Mercado: 0221-431-8539
Las familias productoras de verduras y flores sin tierra de la zona del gran La Plata venimos hace años produciendo incansablemente las verduras que se compran en la verdulería o las flores para el día de la madre. A pesar de los precios que llegan a la góndola, nosotros no podemos darle a nuestros hijos una vida mejor que la de la supervivencia. No somos dueños de la tierra en la que trabajamos y vivimos, tenemos enormes costos de producción a precio dólar, no tenemos maquinaria propia, recibimos monedas por nuestra producción a causa de los varios intermediarios, nos vemos obligados a autoexplotarnos en el trabajo para llegar a un ingreso mínimo, y finalmente los consumidores deben pagar precios muy altos por la verdura.
Frente a esto, elaboramos una propuesta que de solución a nuestra problemática: La Colonia Agrícola Integral de Abastecimiento Urbano.
Esta propuesta se basa en: créditos a cooperativas para acceso colectivo a la tierra, consorcio de maquinaria de uso colectivo, técnicas productivas de transición a la agroecología, y canales directos de comercialización que elevarían el ingreso al productor y bajarían el precio al consumidor.
El año pasado acampamos en tierras abandonadas del Parque Pereyra, presentamos la propuesta de Colonia Agrícola a funcionarios del gobierno nacional, provincial y municipal y aún seguimos sin respuesta.
Hoy acampamos exigiendo el avance de esta propuesta viable, sustentable, beneficiosa para el conjunto de la sociedad y que puede ser ejecutada con los mismos fondos que ya se destinan en subsidios de emergencia y otras formas. Hoy, un centenar de familias trabajadoras, productoras de alimentos nos levantamos por la tierra propia, por un futuro mejor para nuestros hijos. Hoy, instamos al Estado a avanzar en políticas profundas y sustentables que generen un modelo de producción, distribución y consumo que priorice al trabajador y haga llegar al conjunto de la sociedad alimentos sanos y a bajo precio. La Colonia Agricola Integral de Abastecimiento Urbano es un modelo fundamental.
Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT)
Frente Popular Darío Santillán

 
Conviene generalizar la toma de conciencia sobre cuál Estado tenemos y nos enfrenta. Porque es el Estado para la seguridad jurídica de los oligopolios locales e imperialistas que se fue estableciendo desde larga data, sobre todo, a partir de la dictadura genocida. Es crucial dejar de delegar y de confiar en ese poder de violencia contra nosotros. Tal viraje es para que nuestro esfuerzo esté centrado en posibilitar el creciente hermanamiento entre nosotros: los diversos de abajo. Es comenzar por articular militancias, compromisos y luchas que ya se están dando contra la acumulación gran capitalista de riquezas y poder por desposesión, sobreexplotación laboral y avasallamiento de derechos. Se trata de, desde distintas identidades, confluir en la deliberación y decisión sobre el proyecto de reforma agraria integral como avance simultáneo de la recuperación y creación por comunidades o pueblos (rurales y urbanos) de sus territorios autónomos pero, al mismo tiempo, estrechamente vinculados para el buen vivir de todos.

Con mi concepción de reforma agraria coinciden Orilleros.

Vecin@s, compañer@s, amig@s. Acá estamos otra vez los Orilleros, las Orilleras, y l@s Orillerit@s. 

Para empezar, quiénes somos, cómo, y qué hacemos. Somos una organización comunitaria del pueblo de Open Door, en Luján, que empezó construyendo sus propias viviendas. Que en tierras abandonadas hizo una plaza para el barrio. Que después pensó en producir y ahora tiene huertas, un gallinero comunitario de ponedoras “Rebelde cacareo”, que cría chanchos, pollos, conejos. Que construyó un espacio cultural donde se realizan talleres y se hace cine en principio para l@s pib@s, festivales, peña, bingo, y muchas cosas más.

En la asamblea no hay patrones ni jefes ni líderes. No somos de un partido. Ni estamos con la iglesia. Ni con ningún gobierno. No queremos que nadie de arriba nos diga lo que tenemos que hacer. Queremos que las cosas se hagan desde abajo hacia abajo, y por los de abajo, la gente sencilla y humilde. Por eso no recibimos nada que provenga del gobierno, ni de empresarios sanguijuelas. Lo que vamos construyendo lo enhebramos con cuatro principios básicos: Solidaridad. Dignidad. Horizontalidad. Autonomía.

Nuestra relación con la tierra es múltiple, porque nosotras, nosotros somos diversos, como la tierra. Creemos en un proyecto territorial que considere el vivir bien. El capitalismo y el estado, configuran ciudades y pueblos en base al arrinconamiento y hacinamiento de los de abajo en villas, barrios precarios, asentamientos, para poder utilizarnos como mano de obra servil, mientras ellos, los ricos, viven en las mejores tierras, en countrys custodiados, y al mismo tiempo especulan con su valor para sacar ganancias. Es decir que unos pocos tienen muchas tierras y hacen un negocio con ella, y la mayoría vivimos en las peores condiciones y sin tierras. ¿Por qué? Muy fácil: porque si tenemos la tierra, podemos ser libres. Si producimos colectivamente lo que comemos, lo que usamos, no necesitamos trabajar para nadie, y eso es algo que no quieren permitirnos.

Para nosotros, nosotras, cada comunidad tiene que poder administrar sus tierras, repartirlas para que todos, todas puedan habitarla, trabajarla, quererla. Hay que mantener la mayor cantidad de espacios públicos y comunes posibles. Plazas, unidades productivas, espacios culturales, lugares de recreación y deporte. ¿Oyeron hablar de la Reforma Agraria? Bueno, hay que empezar…

Y es la historia de la lucha por la tierra, la que nos va a dar la fuerza. Es la sangre derramada de gauchos, de peones, de indígenas, de trabajadores, y es sobre todo, la alegría y la convicción que acompañó y acompaña sus luchas, la fuerza que nos empuja hacia adelante. La imagen de cientos y cientos, anónimos, en este país y en el mundo, con la ropa roída, con la mirada cansada, pero con el puño en alto, y con el brillo de la dignidad en sus ojos…
Las historias tienen a su vez la imagen inversa, la imagen del futuro. Según en qué historia nos reconozcamos, de la que nos sintamos parte, la imagen del futuro será de una manera u otra. Si nos miramos en la imagen del poder, sea de derecha o de izquierda, nuestra imagen del futuro será de desdicha, de amargura, y no habremos solucionado nada… Pero si nos vemos en las historias de abajo, historias de rebeldía, nuestra imagen del futuro promete los más bellos augurios.

En eso estábamos el 10 de marzo de 2013, realizando las tareas habituales de mantenimiento de la placita junto con vecinos, amigos, muchos gurises, perros, gallinas, ronda de mate, risas, alegría de estar haciendo algo para todos.
Cuando hacia las siete de la tarde la policía de Open door vino a reprimirnos. El accionar de las fuerzas represivas se inicia con la denuncia de Sergio Rubén Ibarra, un individuo que con papeles truchos intentó apropiarse de una manzana que está abandonada hace añares, junto con el espacio en donde se encuentra el Ombú donde Orilleros estaba realizando mejoras para mantener ese espacio abierto a la comunidad.
Todo el accionar policial fue el habitual, el que nos tienen acostumbrados, estacionaron el auto a la vuelta para agarrarnos in fraganti, aparecer gritando, de forma provocadora, que les demos los datos porque íbamos a ser detenidos por usurpación. La actitud de los compañeros de Orilleros fue todo lo contrario, en vez de darse a la fuga de forma cobarde, hubo un acercamiento de muchos de los cumpas que estaban jugando un partido de fútbol enfrente. La idea era hablar para ver que estaba pasando. Cuando se les pidió si había una orden o un papel que amparara su accionar, de inmediato llamaron a la fiscal María Laura Cordiviola, quien sin tener ni idea de cual era la situación los autorizó a golpearnos, a reprimirnos y a desalojarnos.
La represión terminó con varios compañeros golpeados, una mujer embarazada en el piso, un disparo, el intento de quitar las llaves del auto y la sorprendente llegada en solo cinco minutos del GAP de Mercedes y de tres patrulleros más. Lo que nos hace sentir que todo esto estuvo preparado de antemano. Luego se produjo la engañosa detención de siete compañeros que estaban en el lugar. Decimos engañosa, porque varias de las personas fueron a la comisaría por sus propios medios a declarar sobre lo que había ocurrido y terminaron en un calabozo de la primera de Luján detenidos sin entender porque.
La fiscal Cordiviola, jamás supo lo que estaba pasando, quienes éramos, que estábamos haciendo, cuales eran nuestras intenciones, porque estábamos ahí con nuestros hijos, que proyectos estamos armando en la actualidad. Luego, con el correr de los meses el denunciante trucho, desapareció, pero la fiscal igual siguió la causa de oficio. No investigando la propiedad de la tierra, analizando los papeles, tratando de entender la problemática de la tierra de todo un barrio, sino redoblando las acusaciones, rechazando las declaraciones de los testigos, actuando con soberbia e ignorancia.
No es la primera vez que en el barrio Lucchetti, algunos truchos intentan (con éxito muchas veces) copar manzanas para luego engañar y vendérselas a personas de bajos recursos. Venden lo que no les pertenece. Lucran con las necesidades de la gente.
Por esto, lamentablemente no nos sorprende que el poder judicial pareciera estar para eso, para defender a los truchos que falsifican boletos y escrituras con fines espurios (según se desprende de los datos de la causa un testigo que había puesto el denunciante declaró que el lugar donde nosotros estábamos nunca estuvo alambrado, los papeles presentados falsearon las medidas de la manzana en la escritura figuraba de 90 por 90 cuando las manzana era de 140 por 70 entre otras tantas irregularidades). El poder judicial hace la vista gorda cuando emprendimientos inmobiliarios de dudosa legalidad intentan apropiarse de la vivienda y la posesión de amplios sectores del barrio, o cuando gente nefasta se apropia de terrenos abandonados para luego estafar a los pobres vendiéndoles los lotes a 4000 o 5000 pesos o trayendo tranzas y rastreros a vivir entre los vecinos del pueblo. Estas situaciones son moneda corriente en el barrio y la policía y la fiscalía dejan hacer.
Pero cuando hay un grupo organizados de vecinos, proponiendo espacios públicos, promoviendo el planeamiento popular del espacio urbano, no se duda en atacar y golpear violentamente sin importar los niños, las embarazadas o lo que sea que se les ponga adelante. Este es uno más de los tantos casos que ocurren hoy de ataque a las organizaciones sociales de base, a los colectivos que se plantan frente a las injusticias o los negociados, los que están en la trinchera proponiendo y ejerciendo nuevas formas de producción, de cultura, de educación.
Si amigos todo esto estaba preparado ¿para qué? ¿para usarnos de efecto ejemplificador para todo el barrio? ¿para mostrarle lo que les espera a los vecinos cuando otro truchos (peces más gordos) como la martillera Administración Open door, venga a desalojar a los vecinos del barrio?
Si nos resistimos ante una autoridad que abusa de su poder que arma un montaje para reprimirnos, atacarnos, entonces nos declaramos orgullosamente culpables.
Somos culpables de luchar por un pueblo distinto que no se conourbanice cada día más, que tenga espacio para proyectos agroproductivos ecológicos, que haya plazas para todos, en donde se puedan hacer actividades con talleres educativos, espacios de encuentros para los vecinos. Un pueblo en donde todos nos podamos seguir saludando.
Culpables de no querer vivir todos apretados en poco espacio, culpables de recuperar espacios abandonados para todos, culpables de resistirnos a una autoridad que no piensa, que no entiende, que actúa como autómata. Culpables de Resistir y de luchar por todo esto.
Como los artistas que transforman los obstáculos en oportunidades, los Orilleros y las Orilleras, comprobamos con alegría que los apoyos a este proyecto fueron múltiples, ya desde esa misma noche, cuando una gran movilización, en la que había vecinos y cumpas del MTC de Luján, Marea Popular, Proyecto Sur y otras agrupaciones, se dirigió a la comisaría para exigir la inmediata liberación de los compañeros que estaban detenidos. Dicho sea de paso, en un calabozo de dos por uno todos apretados durante horas. A la mujer embarazada de siete meses la tuvieron parada hasta la madrugada en el hall de la entrada de la primera.
Toda esta gente aplaudió sin parar hasta que lograron la liberación de los cumpas.
También, sentimos mucha alegría por el apoyo de 90 vecinos de Open door y de otras latitudes, que dieron su nombre, su dni y su dirección para testificar sobre lo que ocurrió ese día y sobre quienes somos, que hacemos, que planteamos.
Hemos aprendido mucho con este suceso, tenemos la cabeza abierta y no la pensamos cerrar, queremos seguir haciendo, participando, aprendiendo, preguntándonos, tendiendo las manos cálidas a aquellos que se quieran subir a nuestro colectivo, un viaje sin paradas, sin la terminal en el horizonte. Viajando a un horizonte efímero que se cumple a cada kilómetro por el camino: un horizonte de cambio social, la búsqueda de un mundo nuevo.
Si bien vamos a seguir aprendiendo hay algo que si sabemos, y que quedó del todo claro. Hay un solo proyecto para Open door y para toda la periferia de Buenos Aires: más barrios privados para los ricos y el negocio de la seguridad, garitas y patrulleros, y más asentamientos precarios para los pobres, más barrios inundados, más transas, más rastreros, más desconfianza, más anonimato.
Los que vivimos en Open door desde siempre y los que vinimos buscando la tranquilidad de un pueblo, sabemos que ese proyecto no nos va, no lo avalamos… pero ¿qué vamos a oponer a cambio?
Orilleros no te da respuestas, no promete nada, no pide nada a cambio, no pide votos, ni se apropia de tierras, no pide billetes, no pide, ni promete. Orilleros da indicios de un sueño compartido, siempre abierto, sin recetas, que se va inventando con las palabras, las historias, las pasiones de todos los que se van acercando al fogón. Esos Otros proyectos van a nacer o no del compromiso de todos.
Amigos, vecinos, cumpas, gurises, viejas: ¡Salimos de esto intactos y con la fuerza y la convicción de que vamos a seguir luchando por nuestros sueños!

¿Culpables? Si, claro, de algo somos culpables. ¿Algo habremos hecho, no?
Somos culpables de resistirnos a los atropellos de la policía.
De querer expropiar y encontrar nuevos usos para la tierra.
De buscar las coordenadas de una producción libertaria.
De creer que la cultura es para liberarnos de las cadenas y construir un mundo con belleza y justicia.
Somos culpables de hacer espacios comunitarios para todos los vecinos y las vecinas en tierras abandonadas.
De creer en la justicia y no en las leyes.
Y culpables somos, de seguir creyendo en el pueblo, en los siempre jodidos. En los que, cuando se vean sus manos y cuanto ellas son capaces de hacer, no habrá alambrados, balas, jaulas, que nos puedan detener.

Abrazo fraterno

Orilleros