miércoles, 10 de junio de 2015

Estados Unidos y China son fundamentales en la crisis climática.

 ¿Qué mundo construyen? El de acumulación 

gran capitalista e imperialista

a costa de la vida planetaria y la humanidad.



¿Cuál es el significado del Acuerdo Climático entre Estados Unidos y China?
15 de enero de 2015

Por Carolina Miranda
 
El 11 de noviembre, 2014, Estados Unidos y China anunciaron un acuerdo conjunto para atender el cambio climático. Bajo este acuerdo, el presidente Obama ha prometido que, para 2025, Estados Unidos reducirá sus emisiones entre 25 y 28% por debajo de los niveles de las emisiones de 2005. En cuanto a China, el presidente Xi Jinping anunció que el total de las emisiones de China llegará a un máximo alrededor del año 2030. Él también se comprometió con que un mínimo del 20% de la energía china vendrá de fuentes renovables o nucleares para 2030.
Las partes que más resaltan del acuerdo incluyen que el presidente Obama casi duplicó el compromiso previo de Estados Unidos con reducir emisiones para 2025, de una reducción de un 17% a una de entre 26 y 28% por debajo de los niveles de 2005. Con este anuncio, China se convirtió en la primera nación en desarrollo en consentir a limitar sus emisiones. Un acuerdo entre Estados Unidos y China para reducir emisiones también ayuda a eliminar un obstáculo principal para garantizar un acuerdo global – que Estados Unidos no quería comprometerse con reducir sus emisiones si China no se comprometía con reducir las suyas, y viceversa. Otras naciones también estaban reacias a comprometerse con recortes de emisiones si las dos naciones con las mayores emisiones de gases causantes del efecto de invernadero a nivel mundial – Estados Unidos y China – no se comprometían con reducir sus emisiones. Es también importante el compromiso reciente de Europa con reducir sus emisiones en un 40% por debajo de sus niveles de 1990 para 2030.
Considerando la urgencia y la escala de la crisis climática, sin embargo, este acuerdo debe considerarse como una acción mínima por parte de Estados Unidos y China en cuanto al cambio climático, no una acción de máximo impacto. Los compromisos con la emisión de emisiones que Estados Unidos que ha hecho en este acuerdo están muy por debajo de lo que la ciencia dice que necesitan ser. Obama ha basado los compromisos con la reducción de emisiones en los niveles de 2005 en lugar de los niveles de 1990, que fueron los recomendados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Esto es importante, ya que las emisiones de Estados Unidos aumentaron un 16% entre 1990 y 2005. Según el cuerpo científico a la vanguardia del cambio climático, el IPCC, Estados Unidos necesita reducir sus emisiones entre 25 y 40% por debajo de los niveles de 1990 para 2020 y, como mínimo, en un 80% para 2050. El objetivo de Obama bajo el acuerdo entre Estados Unidos y China suma una reducción total de alrededor de un 5% por debajo de los niveles de 1990.

El segundo asunto se relaciona con la implementación de estos compromisos – ¿Estados Unidos realmente cumplirá con los recortes en emisiones con los que se ha comprometido en este acuerdo? ¿Cómo lo hará? Este acuerdo entre Estados Unidos y China no es un acuerdo jurídicamente vinculante sino que representa solo unos compromisos voluntarios hechos por estos dos países. Esto significa que no existe ningún mecanismo para hacer responsables a Estados Unidos y a China por sus compromisos.
El año pasado, el presidente Obama usó su autoridad ejecutiva para implementar reglas con el fin de reducir las emisiones de dióxido de carbono por parte de centrales eléctricas en un 30% para 2030. Pero para cumplir con sus modestos compromisos en el nuevo acuerdo climático entre Estados Unidos y China, Estados Unidos necesitará reducir sus emisiones de centrales eléctricas por un mínimo de 40 o 50% para 2030. Muchas centrales eléctricas en Estados Unidos han cambiado el carbón por el gas natural en los últimos años, y límites más estrictos en las emisiones de CO2 por parte de centrales eléctricas podría intensificar este cambio del carbón al gas. Esto es preocupante desde el punto de vista de las emisiones – estudios recientes sobre el impacto climático del gas de esquisto y la fracturación hidráulica demuestran que las fugas de metano a causa de la fractura hidráulica aumentan el ciclo de vida de las emisiones del gas de esquisto por encima del correspondiente a las del carbón.
El compromiso de China en cuanto a sus emisiones es más significativo que el de Estados Unidos, en gran parte porque establece un máximo en las emisiones de China para 2030. Antes de hacer este compromiso, China sólo había acordado reducir la intensidad del carbono de su suministro de energía, lo cual podría lograr con un mayor uso de energía solar o eólica para la internet a la vez que se suman cantidades similares o mayores de energía fósil. Esto significa que según el consumo de energía de China aumentó rápidamente, el combustible fósil fue creciendo a la par de la energía renovable y, en general, las emisiones de China continuaron aumentando rápidamente.
El compromiso de China con obtener un 20% de su energía de fuentes de combustibles no fósiles podría depender en gran parte de la energía nuclear, no sólo de la renovable como la solar y la eólica. Este acuerdo climático entre Estados Unidos y China también incluye el compromiso con un proyecto significativo de captura, uso y almacenamiento de carbono en China. Los detalles de este proyecto son escasos pero el plan menciona que Estados Unidos y China contribuirán igualmente, junto con inversionistas privados, para el proyecto en China.
El acuerdo climático entre Estados Unidos y China es claramente falto de ambición en cuanto a los recortes de emisiones pero sí señala a una disposición por parte de Obama y Xi Jinpingpara atender el cambio climático y crea una apertura potencial a la elevación de sus acciones en la lucha contra el cambio climático. Es importante señalar que este anuncio se hizo en los talones de la Marcha Climática del Pueblo (People’s Climate March) que se llevó a cabo en la Ciudad de Nueva York el 21 de septiembre de 2014 y que contó con la contundente presencia de 350.000 personas así como también después de años de un movimiento social de resistencia de alto perfil en contra de los oleoductos de arenas de alquitrán como KeystoneXL y terminales de exportación de carbón. La inquietud social también persiste en China en torno a los peligrosamente altos niveles de contaminación en sus ciudades. Está claro que la acción vendrá de los líderes mundiales y los gobiernos cuando movimientos fuertes así lo exijan. El Acuerdo Climático entre Estados Unidos y China es una base para que los sindicatos y otros movimientos sociales presionen por recortes de emisiones más profundos y dramáticos a nivel mundial; por inversiones públicas masivas en sectores clave de bajo carbono, como la transportación pública, la energía solar y eólica, la modernización de edificios y más; y por compromisos jurídicamente vinculantes con un acuerdo climático internacional que concuerde con la ciencia climática.(...)
Fuente: http://ingamltda.cl/2015/01/cual-es-el-significado-del-acuerdo-climatico-entre-estados-unidos-y-china
Sin embargo, ambos países compiten en la  acumulación gran capitalista de riquezas y poder o en desarrollar capitalismo a la vez que imperialismo. Veamos al que progresistas e izquierdistas reformistas valoran esperanzador:
En la década pasada, los intercambios comerciales entre China y Latinoamérica se multiplicaron por 21
La Ruta de la Seda en América Latina
6 de junio de 2015
Por Luís Nieto Pereira (OMAL/ La Marea)
A lo largo de estos últimos años se ha ido produciendo un contacto creciente entre China y América Latina, en todos los ámbitos. En la década pasada, por ejemplo, los intercambios comerciales entre ambas regiones se han multiplicado por 21. El desembarco de China en territorio latinoamericano se ha caracterizado por el desplazamiento y la absorción de firmas privadas occidentales por gigantescas inversiones de compañías o consorcios estatales chinos. Todo ello impulsado por un sistema de flujos financieros de la banca pública china, que le permite a sus empresas desembolsar grandes sumas y a los gobiernos de la región, financiar inversiones sociales e infraestructuras. Entre 2005 y 2013, según el Instituto de Gobernanza Económica Global de la Universidad de Boston, China otorgó 102.000 millones de dólares en préstamos a América Latina.
A pesar de que China está comprometida con el desarrollo de un nuevo orden asiático a través de iniciativas como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, no parece que esté descuidando la cooperación Sur-Sur. Y es que China se ha consolidado como el segundo socio comercial de América Latina, sólo por detrás de Estados Unidos, amenazando con restar al país norteamericano su clásico protagonismo en la región.
China, la segunda mayor economía del mundo, ha encontrado en América Latina un excelente proveedor de las materias primas y los recursos energéticos que necesita para alimentar su voraz desarrollo. Así, a las importaciones del petróleo de Venezuela se le suman las del cobre de Perú y Chile y la soja de Brasil y Argentina. Además, tanto Chile como Perú han firmado tratados comerciales con China, mientras Colombia avanza en las negociaciones y Brasil ha mostrado interés en sumarse a estos acuerdos de “libre comercio”.
En el período 1990-2013, la inversión total de China en los diferentes países de América Latina ascendió a 51.000 millones de dólares. Estas inversiones se han concentrado especialmente en sectores como la minería, los hidrocarburos y la agricultura: entre 2010 y 2013 el 90% de la Inversión Extranjera Directa (IED) china tuvo que ver con los recursos naturales, cuando en términos totales de IED mundial en la región tan solo se dedicó el 25% a este sector. Hay que destacar, además, que las inversiones en petróleo y gas se realizan a través de cuatro empresas estatales, que han canalizado un flujo de inversión de 30.000 millones de dólares. También están en alza las industrias minera —con unas inversiones de cerca de 10.000 millones— y manufacturera —rondando los 2.000 millones—, un sector que va en aumento y produce la destrucción de la pequeña industria local.
El comercio entre ambas regiones se produce de la siguiente manera: América Latina exporta materias primas a China —por un valor de 112.000 millones de dólares en 2013— e importa del país asiático manufacturas de baja, media y alta tecnología. En 2014, el volumen comercial chino-latinoamericano llegó a ser de 263.600 millones de dólares; el valor del comercio bilateral se multiplicó 22 veces entre 2000 y 2014. Con todo ello, China ha desplazado a la Unión Europea como el origen de buena parte de las importaciones y el destino de las exportaciones, quedando solo por detrás de Estados Unidos. Hasta la fecha, los líderes latinoamericanos han apostado por esta relación económica porque estaban cosechando superávits comerciales con el aumento de los precios de las commodities; está por ver cómo va a evolucionar dicha relación ahora que el escenario ha cambiado y países como Perú, Argentina y Colombia registran déficit.
Introducción del yuan
Cuatro meses después de que Pekín reuniera a los presidentes de América Latina en el primer Foro de Cooperación China-CELAC, y prometiera 250.000 millones de dólares en inversiones durante los próximos diez años, el viaje del primer ministro chino a la región intentó concretar importantes proyectos en diferentes sectores. Durante su visita a Brasil, Colombia, Perú y Chile —estos cuatro países representaron el año pasado el 57% del volumen de comercio bilateral entre China y América Latina—, Li Keqiang abonó la influencia china en la región a través del cumplimiento de dos metas fundamentales: la transformación del mapa económico latinoamericano para apuntalar el protagonismo de la región Asia-Pacífico y el impulso del yuan en territorio sudamericano a través de Santiago de Chile como plataforma.
El primer objetivo se alcanzó con los gobiernos de Brasil y Perú: se pondrá en marcha la construcción de una red ferroviaria de más de 5.000 kilómetros para conectar los océanos Atlántico y Pacífico, con el fin de aumentar los montos y la velocidad de los intercambios comerciales con China. El segundo, por su parte, se impulsará con el lanzamiento de la primera plaza financiera del yuan en América Latina. De este modo, en medio de las urgencias que imponen unos precios de las materias primas a la baja, el gigante asiático se presta a aumentar su influencia en la región gracias a su demanda de commodities, su oferta de infraestructuras y su músculo financiero.
El proceso de desaceleración de la economía china, la crisis financiera global y las discusiones sobre el modelo de desarrollo en varios países de América Latina han llevado a la exploración de otras formas de relación y a plantear nuevos campos de cooperación entre ambas partes, que tienen que ver con su aplicación en el desarrollo productivo y la creación de nuevos proyectos conjuntos (joint-ventures) para producir en terceros países y para los mercados globales. Además, fuentes diplomáticas chinas sugieren que “China y América Latina deben incrementar su diálogo político sobre el devenir del mundo y el reordenamiento internacional, especialmente sobre los llamados bienes públicos globales, como el cambio climático, las transferencias de conocimiento, la preservación de la riqueza marina, entre otros”.

¿Nueva potencia colonial?
En los últimos años ha arreciado el debate sobre el papel de la presencia de China en América Latina. Los análisis tienden a polarizarse entre la mayoría de los gobiernos y los grandes grupos económicos, que lo ven como una oportunidad, y muchos movimientos sociales, colectivos ambientalistas, pueblos indígenas y pequeños empresarios, que ven en todo ello la repetición de la actuación de EE.UU. y la Unión Europea en el continente.
Los primeros se fijan, sobre todo, en el crecimiento económico registrado gracias a las materias primas, la llegada de capitales para infraestructuras y la reducción de su dependencia con respecto al mercado norteamericano, así como en que China no parece tener interés en subvertir el orden político de los países de la región. A su vez, las organizaciones que mantienen una postura crítica fijan su atención en el deterioro de la pequeña industria local debido a la competencia de la mano de obra china y la invasión de sus productos a bajo precio, que acelera procesos de desindustrialización; la excesiva especialización de la región en productos exportadores; el gran coste ambiental en deforestación, gases de efecto invernadero y uso de grandes cantidades de agua que representan muchos de estos proyectos; la conversión de sus países en altamente endeudados del crédito chino y el aumento del cultivo de productos transgénicos, entre otros.
No debemos olvidar, por otra parte, que la presencia de China en América Latina va acompañada de un aumento considerable de la represión que ejercen los gobiernos sobre aquellos que osan cuestionar y movilizarse en contra de esta situación, llegando a ser acusados de “enemigos de la patria” y de estar en contra del bienestar general del país. Los casos de represión contra las poblaciones peruanas que se levantaron contra proyectos mineros y en Nicaragua contra la pretensión de un nuevo canal interoceánico así lo ejemplifican.
Para estas organizaciones, América Latina corre el riesgo, además, de quedarse anclada en una especialización tradicional en bienes primarios, con pocas posibilidades de adquirir nueva tecnología y diversificar su producción exportadora, y con un alto coste en impactos sociales y ambientales que repercuten intensamente en la cultura propia de los países latinoamericanos. Así, una vez más, se plantea la necesidad de cuestionar el modelo de desarrollo que se quiere implementar, y cómo hacer compatibles los niveles de consumo e infraestructuras con la lucha contra la pobreza y la protección social y ambiental. Porque, vale la pena preguntarse, ¿es la relación de América Latina con China un nuevo modelo a seguir o es más de lo mismo?
Luis Nieto Pereira (@NietoLua) es coordinador de Paz con Dignidad.
Pese a esta realidad Hedelberto López Blanch relata: "El recorrido que recién concluyó el primer ministro chino, Li keqiang por Brasil, Colombia, Perú y Chile, consolidó al gigante asiático como principal socio económico-comercial y en inversiones de Latinoamérica.
Ya los nuevos tiempos que recorren el hemisferio sur americano no son iguales al de décadas anteriores cuando Estados Unidos era quien se autoproclamaba como único dueño y señor de toda la región: los años del traspatio latinoamericano de Estados Unidos, han quedado atrás.
De 2000 a 2014, la República Popular China entregó 119 000 millones de dólares a Latinoamérica, superior a los préstamos concedidos por cualquier otro gobierno u organismo financiero internacional.
En ese período, el primer beneficiado fue Venezuela que recibió 56 300 millones de dólares, le siguió Brasil con 22 000 millones y Argentina con 19 000 millones, pero también resultaron importantes los convenios con Perú, Chile, Colombia, Cuba, Nicaragua, Ecuador, entre otros.
En abierta contradicción con las posiciones que asumen los organismos financieros controlados por Estados Unidos y la Unión Europea para otorgar préstamos, entre los cuales exigen aplicar programas neoliberales y de privatizaciones, China ofrece inversiones para el desarrollo que sirvan de beneficio común. (...)". Leer
Expliquemos porqué es una lectura falaz a través de la siguiente nota en donde al principio prima la relación inmediata pero contextualizándola se revela el fondo de la 'cooperación':
China: ¿Las garras del dragón asiático sobre la Orinoquia?
10 de junio de 2015
Por María José González (Prensa Rural)
A finales del mes de Mayo de 2015, los llaneros quedamos sorprendidos con la información que publicaron en sus cuentas de twitter la Ministra de Transporte Natalia Abello: “Hoy firmamos acuerdo de cooperación con China para desarrollo vial y agropecuario en la Orinoquia. Vía Puerto Arimena – Puerto Carreño” y el Presidente de la República Juan Manuel Santos: “Invitamos a China a invertir en proyectos de infraestructura como vía Puerto Arimena-Puerto Carreño en los Llanos…” *
(*Nótese que donde debería decir “Puente” ambos escribieron “Puerto”, curioso).
La Financiera de Desarrollo Nacional, entidad creada por el gobierno de Juan Manuel Santos para la estructuración y financiación de proyectos de infraestructura en el país, firmó ese día un Memorando de Entendimiento para la Cooperación con el Banco Chino de Desarrollo, Institución financiera del sector público de la República Popular China, principal proveedor de financiamiento para el desarrollo de megaobras en su país y en los últimos años en Latinoamérica; en países como Brasil, Ecuador, Venezuela y Argentina.
Uno de los principales objetivos de ese acuerdo de cooperación es el de la “inversión de recursos en los fondos que dispone la Financiera de Desarrollo Nacional para la realización de estudios de prefactibilidad, financiación y estructuración financiera de proyectos de infraestructura.” Entre otros, el corredor vial Puente Arimena – Puerto Carreño.
¿Cómo no sorprenderse ante la posibilidad cercana de ver realizado el sueño de media Colombia de poder transitar esos 650 km que separan esos dos puntos de nuestra geografía por una vía pavimentada y con todas las condiciones técnicas, con el correlativo desarrollo de la región, cuando estamos acostumbrados a hacerlo por una trocha que escasamente se puede denominar así y cuya travesía se convierte, especialmente en las épocas de invierno, en toda una aventura extrema para conductores y pasajeros?
La emoción inicial pasa a transformarse en un sentimiento inquietante ante la noticia de que el inversionista principal podría ser la China, ese dragón asiático, para muchos lejano y desconocido, que relacionamos más con las etiquetas de miles de productos que inundan nuestros mercados (en su mayoría gracias al contrabando) como ropa, juguetes, radios, celulares y hasta carros, que con la construcción de grandes obras de infraestructura.
China es la primera potencia industrial y agrícola del mundo, segundo socio comercial de Colombia (el destino de casi el 10% de nuestras exportaciones), con una población de más de 1.300 millones de habitantes y por lo tanto, una gran necesidad de alimentos. De acuerdo con la FAO, Colombia es uno de los siete (7) países del mundo con mayor potencial agrícola, la cuenca de la Orinoquía, en especial la Altillanura, concentra más de 2,8 millones de hectáreas aptas para la ganadería y cultivos de alimentos, grandes reservas de hidrocarburos, fuentes de agua, biodiversidad, entre otros.
¿Por qué la inquietud? Varias cosas en qué pensar:
1. ¿Esta cooperación va de la mano de la firma de un nuevo tratado de libre comercio con la China? Si es así, según los analistas, esto podría llegar a ser nefasto para la industria nacional, especialmente para la agroindustria, dada la dificultad de competir con los subsidios que reciben los productores chinos y los bajos costos de mano de obra, que les permiten exportar sus productos incluso por debajo del valor del mercado.
2. De llegar a concretarse el desarrollo del corredor vial ¿Cómo se financiaría esta mega-obra? ¿Peajes, ventas de futuros de hidrocarburos, tierras productivas? ¿Cuántos años empeñados?
3. ¿Cuál sería el manejo ambiental? China no se destaca precisamente por sus políticas de protección al medio ambiente. Es el primer emisor de gases de efecto invernadero y exportador de lluvia ácida en el mundo, y tiene el 70% de sus ríos contaminados.
4. ¿Se generaría empleo en la región? En los lugares donde China hace presencia con sus proyectos de infraestructura la mano de obra calificada y no calificada es suplida casi en su totalidad por personal de origen chino, dada la estricta reserva que mantienen sobre sus secretos tecnológicos y las dificultades con el idioma.
Nota al pie: La noticia llega justo en el momento en el que está cursando en el Congreso de la Republica el Proyecto de Ley 223 de 2015, de iniciativa gubernamental, por medio del cual se crean las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social, ZIDRES, que si bien no define el problema de la propiedad de la tierra, se enfoca en la productividad y abre la posibilidad de hacer proyectos de carácter asociativo entre grandes, medianos y pequeños propietarios y poseedores de tierras con otras personas naturales o jurídicas. Dejando así abierta la posibilidad a que las grandes multinacionales sean las que vengan y hagan la explotación bajo el sofisma de que los llaneros solos no podemos. Si es así: ¿Estaría en riesgo la seguridad alimentaria de Colombia?
Fuente original: http://prensarural.org/spip/spip.php?article17043  Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199794


 


NUESTRA POSICION  FRENTE AL CAMBIO CLIMATICO Y ANTE LA COP20,
¡ Cambiemos el sistema para cambiar el clima  !
A los Señores Presidentes, Mandatarios, y Representantes de los países del mundo; Señores Representantes de las grandes Corporaciones Transnacionales; así como a las Organizaciones Financieras y ONGs Nacionales e Internacionales y a las Delegaciones de las Organizaciones Sociales presentes en la COP20, a la vez que expresamos nuestro saludo de Bienvenida, señalamos lo siguiente:
La tierra que hoy visitan, es la tierra del Perú, síntesis biogeográfica del mundo, cuna de Culturas Ancestrales y de miles y miles de productos alimenticios que hoy abastecen al planeta, principal laboratorio genético natural de la Pachamama. Los hombres y mujeres que hoy la habitamos empezamos a tomar conciencia de lo que esto significa, y es por eso que nos estamos Organizando  y nosotros como ASAMBLEA NACIONAL DE LOS PUEBLOS DEL PERÚ Y EL TAWANTINSUYU (ANPP-T), asumiendo la responsabilidad que hoy nos compete como ciudadanos del Planeta e hijos de la Madre Tierra, redactamos la siguiente DECLARACIÓN sabiendo que todavía hay una oportunidad para revertir el denominado cambio climático, decimos:
·       Que está demostrado que los principales causantes de todos los males que afectan A NUESTRA MADRE TIERRA, son la presencia de grandes Empresas Transnacionales, principalmente extractivas, la Instalación de Industrias contaminantes a nivel mundial, así como la promoción de estilos de vida de una sociedad consumista cuya voracidad y ansias de lo superfluo e innecesario, terminan dejando inmensas ganancias y promoviendo poderosos intereses económicos, sin importar el daño que causan a nuestra MADRE TIERRA; esta forma de desarrollo a nivel Global es el SISTEMA CAPITALISTA, inhumano, depredador, mezquino e individualista, que tenemos que cambiar, con nuevos patrones de desarrollo, ética y solidaridad, para así frenar el cambio climático, que cada día nos afecta más y pone en peligro a la humanidad entera y a la Madre Tierra.

 
·      Que en este marco de desarrollo mundial, No podemos admitir más gases contaminantes de vuestros complejos industriales y parque automotor, por eso planteamos inequívocamente la reducción de por lo menos el 95% de la emanación de los gases que agudizan cada día más el efecto invernadero. No podemos tolerar más actividad o explotación minera, gasífera o petrolera ni en cabecera de cuenca, ni en las  cuencas de los ríos, lagunas, bofedales, humedales y lagos, ni en los alrededores de los sistemas de agua, valles, bosques, selva, tierras agrícolas u otras que dan vida a hombres, plantas y animales y que mantienen el  natural equilibrio ecológico.
Necesitamos proteger el agua para las futuras generaciones, pero sobre todo para hoy, encontrándose en manos privadas en muchas partes del planeta, y en el Perú donde se pretende privatizarla, LO QUE ES UN BIEN UNIVERSAL DE TODA LA HUMANIDAD, por lo que debe declarársele un RECURSO Y DERECHO HUMANO Y QUE LOS PAÍSES LO CONSIDEREN ASÍ EN SUS CONSTITUCIONES POLÍTICAS.
 
Estamos convencidos por ello que nuestra actividad principal es la Agricultura, el mundo hoy a pesar de tanta producción industrial todavía clama a causa del hambre, y necesita alimentos, por lo que proponemos que se dé más apoyo a la actividad agrícola con mayor infraestructura de riego principalmente en nuestros países andino amazónicos, y las zonas de nuestros continentes hermanos de África, Asia y Oceanía y se usen diversas técnicas de “acopio y cosecha de agua”, que aumente la producción agropecuaria y agro-industrial, en base a la promoción de alimentos sanos, orgánicos y diversos, como solamente nuestra tierra puede brindar; el comer sano no tiene que ser tan costoso.
Planteamos erradicar toda práctica de manipulación genética con productos alimenticios y animales, que sirve a todo ser vivo, ya que mediante técnicas de Ingeniería genética se privilegia la productividad y la ganancia de las Transnacionales, sin medir las consecuencias y el peligro que causan a la Salud humana, así como las secuelas en el corto y mediano plazo para la vida de todas las especies, puesto que los llamados “alimentos transgénicos” representan un grave peligro para el mundo de la alimentación, sobre todo para el Perú que posee  algunos  germoplasmas o almacén genético del planeta, esto último no puede ni debe ser patentado, controlado y manipulado por las Corporaciones Multinacionales y hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Proponemos un cambio de la matriz energética para el uso Industrial y humano en general, que hoy se basa en los combustibles fósiles como la petrolera, la gasífera o los Biocombustibles, reemplazándola por una industria en base a energías alternativas limpias, como la energía hidráulica, solar, la energía eólica y  otras. Así mismo promover é impulsar la medicina alternativa, natural y  de productos que nos prodiga la rica biodiversidad andina-amazónica y universal.
Proponemos que los bienes y recursos naturales sean administrados por las propias comunidades y pueblos originarios, garantes ancestrales de preservarlas también para las futuras generaciones ya que muchos de ellos NO SON RENOVABLES Y LA VORACIDAD DE LAS TRANSNACIONALES A LA VEZ QUE LOS AGOTAN RÁPIDAMENTE DEJAN UNA CADENA DE CONTAMINACIÓN Y POBREZA EN NUESTROS PUEBLOS, de esta manera la toma de decisiones en materia económica será decisión soberana de millones y millones de seres humanos del planeta tierra y no tan solo de unos cuantos cientos como en esta COP20.
Proponemos que los representantes de los países emisores en alto grado de gases de efecto invernadero no solo reduzcan sus emanaciones en un 95%, sino también deben comprometerse a desmantelar y/o eliminar sus armas de destrucción masiva, nucleares, químicas, biológicas, así como sus tecnologías que afectan el equilibrio ecológico y ambiental, como las diversas contaminaciones: electromagnéticas, sonoras, visuales, de residuos sólidos, líquidos y químicos, etc. causantes de la destrucción de la vida humana, animal y la Madre tierra.

EL CAMBIO CLIMÁTICO SE PUEDE REVERTIR, aún estamos a tiempo; podemos lograr que el planeta vuelva a su equilibrio natural; la lucha contra el cambio climático no debe ser utilizada para vivir de él con jugosos presupuestos económicos, o con llamados  miserables bonos de carbón; no se trata de adaptarnos o acostumbrarnos al cambio climático, ni tampoco al capitalismo, que lo ha provocado, porque de continuar así, TERMINARÁ CON TODO SIGNO DE VIDA  SOBRE LA FAZ DE LA TIERRA Y CON LA EXISTENCIA DE NUESTRA MADRE TIERRA.
¡Por el agua, la vida, los derechos del pueblo trabajador 
y la Madre Tierra !
ASAMBLEA NACIONAL DE LOS PUEBLOS DEL PERÚ Y EL TAWANTINSUYU ANPP-T
Lima, diciembre del 2014.


No hay comentarios:

Publicar un comentario