La nueva cara del colonialismo:
los acuerdos de asociación económica entre
la Unión Europea
y África.
14 de septiembre de 2017
Un nuevo informe de GRAIN capta voces de diferentes ámbitos
del continente africano que nos hablan de los devastadores efectos de los
Acuerdos de Asociación Económica (AEE) impulsados por la Unión Europea (UE),
en relación con la soberanía alimentaria y la agricultura en pequeña escala.
Desde
2002 los países de África, El Caribe y Pacífico (ACP) negocian un acuerdo
recíproco de libre comercio conocido por el nombre de Acuerdo de Asociación
Económica (AAE) con la
Unión Europea (UE). Si bien se publicitó como la solución
mágica que impulsaría la industrialización y el desarrollo de los países del
ACP es, en realidad, un acuerdo injusto que está inserto en un ámbito colonial.
Aunque no ha sido muy divulgado, el AAE ha enfrentado una oposición permanente
en todos los países ACP, sobre todo por su efecto devastador sobre los pequeños
agricultores. Los casos de algunos países africanos presentados aquí son
ilustrativos de la forma en que las comunidades están luchando para retomar el
control sobre sus recursos y proteger sus mercados de la avalancha de alimentos
procesados a bajo precio procedentes de la UE, junto con pesticidas y
organismos genéticamente modificados.
“Una tonelada de cacao tiene un valor aproximado de mil
300 dólares, mientras que un vehículo 4x4 vale actualmente unos 120 mil
dólares. De manera que se necesitan unas 92 toneladas de cacao para
intercambiarlo por un 4x4. Pero para obtener una tonelada se necesitan no menos
de 8 hectáreas
de tierra. El agricultor de cacao promedio de Gana posee solamente unos 2-3 acres , lo que significa
que le tomaría a él o ella más de 500 años producir el suficiente cacao para
comprar un 4x4.” John Opoku, abogado y activista de derechos humanos, Gana. E
sta afirmación muestra con claridad las horribles condiciones comerciales que
deben enfrentar a diario los africanos y otras personas del Sur global. Desde
tiempos inmemoriales, los países del Sur Global han
firmado acuerdos comerciales injustos con el resto del mundo —lo que los
mantiene en una pobreza permanente! El tipo de
comercio y los beneficios que se derivan
de estos acuerdos siempre han sido a favor de un solo lado. Los llamados
Tratados de Libre Comercio (TLC) continúan apareciendo por diversos rincones.
Uno de estos TLC es el Acuerdo de Asociación Económica (AAE). Desde septiembre
de 2002, los países de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) negocian AAEs como
acuerdos comerciales recíprocos con la Unión Europea (UE), Desde 2002 los países de
África, El Caribe y Pacífico (ACP) negocian un acuerdo recíproco de libre
comercio conocido por el nombre de Acuerdo de Asociación Económica (AAE) con la Unión Europea (UE).
Si bien se publicitó como la solución mágica que
impulsaría la industrialización y el desarrollo de los países del ACP es, en
realidad, un acuerdo injusto que está inserto en un ámbito colonial. Aunque no
ha sido muy divulgado,
el AAE ha enfrentado una oposición permanente en todos los países ACP, sobre
todo por su efecto devastador sobre los pequeños agricultores. Los casos de
algunos países africanos presentados aquí son ilustrativos de la forma en que las comunidades están luchando para
retomar el control sobre sus recursos y proteger sus mercados de la avalancha
de alimentos procesados a bajo precio procedentes de la UE, junto con pesticidas
y organismos genéticamente modificados, dentro del acuerdo de Cotonou.
Estos AAEs tienen como objetivo liberalizar aún
más las economías de las ex colonias europeas, una jugada que podría tener
consecuencias de gran alcance para los agricultores, pescadores, mineros,
trabajadores y consumidores a lo largo de las regiones involucradas. Antes de los AAEs, los países ACP
tenían acuerdos comerciales preferenciales con la UE. Unos de estos
acuerdos fue la iniciativa “Todo Menos Armas” (EBA en inglés) que ofrecía un
acceso unilateral no recíproco a los mercados de la UE para los países menos
desarrollados (LDC en inglés), garantizando a los LDC una excepción de
aranceles y cuotas para acceder a los mercados de la UE. A pesar de esta
apertura, los países ACP raramente lograban completar las cuotas de exportación
permitidas hacia la UE bajo el acuerdo EBA. Uganda, por ejemplo, tiene una
cuota de 5 mil toneladas métricas para el azúcar, pero sus exportaciones a la
UE nunca alcanzaron esta cantidad, debido en parte a las estrictas normas de
origen europeas y a las restricciones en la capacidad de oferta.
El
principio invocado por la UE para cambiar del EBA al AAE con los países ACP,
fue que el comercio preferencial no estaba en regla con las normas de la Organización Mundial
de Comercio (OMC). Esto fue una artimaña, ya que las excepciones a las reglas
de la OMC siempre son posibles. En realidad, la idea fue promover aún más la
liberalización en las tres regiones para el beneficio del capital europeo (en
primer lugar los exportadores, y los nversionistas en el largo plazo), creando
un mercado global con las mismas reglas en todas partes. Los paí- ses ACP
obtendrían como resultado, supuestamente, un mayor crecimiento, más puestos de
trabajo y transferencia tecnológica.[1]
En
realidad, las promesas del AAE no son en nada diferentes de las que vimos y
oímos cuando anunciaron las grandes cosas que se ofrecían en los ahora fallidos
Programas de Ajuste Estructural (SAP en inglés) —¡cuyos efectos aún se sienten!
Ambos están insertos en un marco de colonialismo que
permite a las corporaciones transnacionales de la UE y del Norte Global extraer
materias primas desde estos países, estableciendo sus propias condiciones.
Como con todos los TLCs, el AAE debe ser analizado y
entendido como una serie de eventos interrelacionados que son negociados uno
tras otro con el único propósito de paralizar las economías emergentes.
En lugar de intentar acuerdos TLC bilaterales
con los 79 países ACP, Europa dividió a los países ACP en 7 bloques —África Occidental, África
Central, África Oriental y del Sur (ESA en inglés), la Comunidad de África
Oriental (East African Community o EAC), Southern African Development Community
(SADC), el Caribe y el Pacífico. El proceso fue
presentado como una forma de promover la integración regional. Sin embargo,
desde que se inició en septiembre de 2002, se ha generado una gran división y
frustración, los plazos no se han respetado y la situación actual, como se
ilustra en el mapa, es muy confusa, especialmente en el continente africano.
Efectos
del AAE en la alimentación y los agricultores de África
Desde el inicio, el AAE ha estado envuelto en
controversias. Esto es debido a ciertas cláusulas que se incluyeron en el
acuerdo y que implican una seria amenaza a los derechos humanos y obliga a la
privatización de sectores críticos de las economías nacionales.
Esto es especialmente cierto en la mayoría de los países
africanos. Además de socavar la soberanía nacional, los
AAE desestabilizaron los procesos de integración regional, ahogaron a las
industrias locales y redujeron el espacio político de la sociedad civil.
Son de particular interés los efectos del AAE sobre la agricultura de África,
en especial la agricultura e pequeña escala, la columna vertebral de la mayoría
de las economías de África.[2] Los pequeños agricultores de África corresponden
al 90 por ciento de todas las propiedades agrícolas, pero tienen acceso
solamente al 15 por ciento de las tierras agrícolas del continente; además, los
pequeños agricultores proveen el 90 por ciento de la semilla que se usa en el
continente africano. Los pequeños agricultores producen 80 por ciento del
abasto de alimentos en estas regiones. Cerca de 43 por ciento de la mano de
obra agrícola en el África Sub-Sahariano son mujeres. Se estima que el sector
de la pesca y la acuicultura dan empleo a cerca de 13 millones de personas en
el África Sub-Sahariano.
El pastoralismo es un medio de subsistencia para 50
millones de personas, de los cuales, entre 12 y 22 millones se hallan en el
Cuerno de África. En paralelo a este sector esencial, el sector de las
plantaciones dominado por los grandes capitales, produce cultivos de
exportación como bananas, caña de azúcar, cacao, piña, té y café.[3] Los
pequeños agricultores producen para alimentar a sus propias comunidades y
mercados locales y no tienen la capacidad ni el interés real de producir para
Europa. Gracias a las desequilibradas normas del libre comercio, la UE tiene un
lucrativo acceso a los mercados africanos, a través de la exportación de
alimentos procesados. Al contrario, los países de África están amarrados al
negocio menos lucrativo y menos sustentable de la exportación de materias
primas agrícolas, como el café y el algodón, hacia los mercados de la UE.
La
liberalización del mercado de la EAC significa que los productos baratos y
subsidiados provenientes de la UE pueden circular libremente por la región y,
finalmente, paralizar al sector industrial. Por lo tanto, tienen mucho que
perder en un TLC con Europa, el cual permitiría que los productos alimenticios
europeos desplacen a sus propios productos y esto abriría la puerta a las
compañías europeas para establecer más plantaciones, granjas pesqueras y otras
operaciones de exportación agrícola que afectaría su acceso a la tierra, agua,
semillas y mercados.[4] La experiencia ya muestra que los acuerdos con Europa
no existen para beneficiar a los países africanos, sino para abrir sus
fronteras a las compañías europeas para que vengan y produzcan para sus propios
mercados. Consideremos el caso de África Oriental donde este acuerdo ya está
afectando la seguridad alimentaria de muchos y destruyendo el ambiente natural.
África Oriental es el territorio del Lago Victoria ,
el segundo lago de agua dulce más grande del mundo. El lago tiene una variedad
de peces que es la fuente de sustento de muchas personas en toda la región. Sin embargo,
las personas comunes de África Oriental ya no pueden pagar estos pescados. Como
resultado, sólo tienen acceso a comprar, al alcance de sus bolsillos, los
mgongo wazi (esqueleto de pescados).
Los mgongo wazi son restos de pescado provenientes de las
empresas de pescado que procesan la pesca del Nilo para exportarla. Esto, junto
con la producción de flores, cacao, algodón, habichuelas y café, confirman que
la producción en África está, fundamentalmente, orientada a la exportación
hacia la UE.
El
ofrecimiento de acceso al mercado de la Comunidad de África Oriental en el AAE
El objetivo de las negociaciones del AAE era promover la
liberalización de las economías africanas así como aumentar el acceso de las
compañías europeas a los mercados africanos. De este modo, los países
africanos, como muchos de los países de la ACP, fueron obligados a abrir sus
mercados progresivamente a los productos europeos como se ilustra en la
secuencia de liberalización de más abajo. A primera vista, el programa
garantiza la protección a las nuevas industrias y los productos “sensibles”. Al
revisar con cuidado, aparecen en el programa contradicciones increíbles que no
pueden ser pasadas por alto. Por ejemplo, por un lado, la EAC ha protegido la
harina de maíz (Código HS, 6 dígitos 110220) con un arancel de 50%. Sin
embargo, por otro lado, el almidón de maíz (Código HS, 6 dígitos 110812), que
es un subproducto de la harina de maíz, fue liberalizado. Estas contradicciones
se producen igualmente en otros productos como las papas. Con este tipo de
programa de liberalización, la posibilidad de agregar valor a través del
procesamiento de los productos agrícolas estará limitada y también comprometerá
la seguridad alimentaria, dados los vínculos de apoyo entre la agricultura y la
industria alimentaria.
La
colonización de los mercados agrícolas en África
Algunos países de la UE también son parte de la Nueva Alianza para la Seguridad Alimentaria
y la Nutrición del G7 (NASAN), la cual está apoyando en forma directa la
expansión de las principales compañías de agronegocios como Bayer y Unilever en
África. Para ello, estos países participan en el programa de apertura de los
mercados africanos a las empresas de la UE, de manera que puedan vender sus
pesticidas, semillas transgénicas y alimentos procesados baratos. Además, las
compañías semilleras se enfrentan a mercados saturados en Norteamérica, Europa
y Japón. Cada vez es mayor la presión sobre África para abrir mercados a sus
productos. Por ejemplo, el presidente de Syngenta, Ren Jianxin, aspira a
duplicar el tamaño de Syngenta en los próximos 5 a 10 años. Jianxin ya ha
señalado que esta expansión ocurrirá principalmente en India y los países de
África.[5]
Una vez que el gobierno de Kenia advirtió que el sustento
de cerca de 60 mil productores lecheros se vería afectado negativamente por la
importación de leche en polvo y productos lácteos desde la UE, optó por poner
los productos lácteos en la lista de productos sensibles. En África Occidental,
los lácteos están excluidos, a excepción de la leche en polvo, de la que Nigeria es el
importador más grande. En el caso de Sudáfrica, algunas carnes y lácteos han
sido excluidos, pero no todos.[9] La pesca es otro sector amenazado por el AAE
en los países africanos. Los aranceles para el comercio de pescado están
diseñadas, claramente, para proteger a los procesadores de pescado de la UE y
asegurarles el máximo de flexibilidad posible para abastecerse de pescados, a
los precios más bajos, en los mercados africanos. Como resultado de la enorme
diferencia de aranceles entre los productos de pescado procesado y no
procesados para entrar a los mercados de la UE, las pesquerías de África se ven
forzadas a exportar productos de pescado no procesado, a bajos precios,
mientras que los productos de pescado enlatado provenientes de la UE invaden
los mercados locales. La liberalización del sector de pesquería no tiene
beneficio alguno para los pueblos de pequeños pescadores. En cambio, lo que se
observa es un aumento de casos de personas que no tienen para pagar por el
pescado, que hay pesca de arrastre ilegal en las áreas costeras y que
disminuyen las reservas debido a la sobrepesca.[10]
Un acuerdo
para negociar derechos para la industria de semillas
Como se señaló, los AAE entre la UE y África sólo
implican, por ahora, comercio en bienes. Pero éstos contienen una cláusula que
señala que en un periodo de 5 años, las partes negociarán capítulos adicionales
bajo la
cláusula Rendezvous. Esta Cláusula estipula que, dentro de un
plazo de cinco años, una vez que el acuerdo entre en vigencia, las partes deben
comprometerse a concluir negociaciones en otros asuntos. Esto incluye
negociaciones en áreas de servicio, inversión, adquisiciones de gobierno,
comercio y desarrollo sustentable, derechos de propiedad intelectual y
políticas de competencia.[13]
Respecto a la propiedad intelectual, si tomamos el AAE del
Caribe como ejemplo, los Estados africanos pueden esperar que la UE presente
nuevas reglas que van más allá del estándar internacional actual, como fue
establecido por la OMC. Se
les pedirá que adopten las reglas de la UPOV, las cuales conceden derechos a
los fitomejoradores equivalentes a patentes, para aumentar las ganancias de las
compañías multinacionales de semillas y, posiblemente, que se integren a la
UPOV.[14]
Un acuerdo
para entregar más derechos a los inversionistas extranjeros
No está claro cuán lejos llegará la UE para exigir la
liberalización de las reglas de inversión que las compañías de la UE gozan bajo
otros acuerdos similares en otras regiones, incluyendo el poderoso sistema de
Arbitraje de Disputas Inversionista-Estado (ADIE o ISDS en inglés). Este
sistema es un mecanismo de procedimientos que es incluido en acuerdos
internacionales de inversión. Permite a los inversionistas extranjeros llevar
un caso, directamente en contra del estado donde invirtieron, ante un tribunal
de arbitraje, si sienten que el Estado ha roto las reglas establecidas en el
acuerdo. Si las últimas negociaciones se toman como modelos, la UE podría
presionar por una liberalización lo más amplia posible, junto con una versión
modificada del ISDS que la UE incluyó en un reciente acuerdo comercial con
Canadá.
Una preocupación importante se relaciona con la tierra. Los TLCs
tienden a promover el concepto de “tratamiento nacional”, lo cual significa que
los inversionistas extranjeros deben recibir el mismo trato que los
inversionistas nacionales. A menos que los Estados de África tomen una posición
sobre esto, el AAE podría convertir en ilegal la restricción de acceso a
tierras agrícolas por parte de extranjeros. Además de la tierra, liberalizar
las reglas sobre inversión asegurará a los agronegocios europeos y las
principales cadenas de menudeo —de Nestlé y Danone a Carrefour—obtener amplios
beneficios al desarrollar su presencia en África. Los efectos devastadores
sobre el sector agrícola se extienden hacia otros sectores. Debido a los
injustos acuerdos comerciales, la industria local de alimentos procesados está
en decadencia o luchando por mantenerse en la mayoría de los países africanos.
Junto con esto, la capacidad de los agricultores para producir alimentos para
sus propias comunidades y mercados locales está comprometida y, con esto, la
soberanía alimentaria. La predominancia de cultivos comerciales orientados a la
exportación en África es uno de los signos de que la explotación colonial está
viva y goza de buena salud, 50 o 60 años después de la independencia de muchos
países de África. Producción y transformación “Si alguien está tratando de
planificar con ustedes según dónde estén ustedes ahora, cuando ustedes tienen
planificado mudarse a otro sitio, será sabio anticiparse y asegurarse que el
acuerdo prevea donde estarán ustedes. El problema con los AAE es que no
anticipa qué tipo de economía industrial queremos ser.”[15] La participación de
la manufactura de África es, sin lugar a dudas, tan pequeña que llevó a la Unión Africana (UA)
a implementar una iniciativa llamada Plan de Acción para el Desarrollo
Industrial Acelerado (AIDA en inglés). AIDA se adoptó en 2007.
Si la
manufactura ya está luchando para sobrevivir, un AAE no será la poción mágica
que necesita África para desarrollar su sector manufacturero. Cuando se trata
de los productos manufacturados, la firma de un AAE significa que la industria
y los productos se tienen que adherir de manera estricta al estándar europeo,
antes de que puedan ser aceptados para exportarlos a la UE. Como lo señala John
Opoku, adherir a los estándares, lo que realmente significa es priorizar el
sector manufacturero de Europa a expensas del de África. Él argumenta que “aun
el aceite común de palma tiene que alcanzar los estándares antes de que le
permitan exportar. El pescado tiene que cumplir ciertos estándares, de otra
manera no podemos exportar pescado. De manera que uno encuentra que llega a ser
un medio para restringir nuestra matriz productiva y permitirles a ellos que
continúen trayendo sus mercaderías.”[16] Esto es cierto para casi todas las
economías de África, las cuales siguen exportando productos sin procesar que,
eventualmente, volverán al mismo país, procesados y más costosos. Kenia es uno
de los principales productores de café, pero un keniano común no puede pagar
por un café instantáneo. Precisamente, es por estas razones que Tanzania y
Nigeria se han encaminado a no firmar el AAE.[17]
Lo que
sigue
Otra importante preocupación en relación al AAE es el
Brexit y su aparente impacto sobre el AAE. No es desconocido que Gran Bretaña
es el principal consumidor de la mayoría de los productos de estos países.
Solamente para la EAC, Gran Bretaña representó un 35.5% del total de las
exportaciones de la EAC hacia la UE en 2015. El Brexit debiera llamar a una
inmediata suspensión de las negociaciones porque las partes en negociación han
cambiado. África Kiiza, de SEATINI, explica que “Primero necesitamos determinar
las consecuencias del Brexit. […] Porque es posible que no nos beneficiemos,
pero la UE [sin Gran Bretaña] se beneficia de muchas maneras”.[20] A pesar del
obvio desorden que existe, la UE continúa presionando fuertemente a los bloques
más reticentes, como África Oriental y Occidental, para que firmen el AAE. Todo
esto ocurre en el contexto de las inminentes negociaciones por la sucesión del
Acuerdo de Cotonou, que expira en 2020. Los Estados de la ACP ya han anunciado
que quieren cambiar su acuerdo de relaciones de inversión con la UE, desde el
libre comercio a uno de régimen preferencial bajo un nuevo acuerdo. Además está
el Área de Libre Comercio Continental (CFTA en inglés) la que fue establecida
durante la Cumbre de la
Unión Africana como un intento de llevar por una vía rápida
la integración comercial a nivel continental considerada en el Tratado de Abuja
de 1991. El CFTA es un intento de la Unión Africana para crear la Comunidad Económica
Africana. Entre otros aspectos, debe negociar asuntos
relacionados con la eliminación de aranceles, reglas de origen, barreras no
arancelarias, estándares sanitarios y fitosanitarios, facilitación del comercio
y comercio de servicios. Se espera que se complete a fines de 2017. El AAE se
ha encontrado con todo tipo de obstáculos como el Brexit, con un creciente
aumento de las tendencias nacionalistas y con la xenofobia, así como con otros
procesos internos nacionales que están dificultando los acuerdos regionales e
internacionales. Hay una oposición creciente contra los TLCs en África y otros
países. Aun dentro de la UE, existen movimientos que se oponen al AAE. Como
consecuencia, los gobiernos difícilmente son capaces de aprobar estos acuerdos.
Estos contratiempos representan una oportunidad perfecta para renovar la
oposición al AAE y otros TLCs futuros, como el acuerdo post Cotonou que está
siendo desarrollado actualmente. Éste es el momento para que todo el programa
de los TLCs en África deba ser cuestionado y los grupos se junten para
presionar por un nuevo acuerdo. Ahora es el tiempo para que los países de
África prioricen a sus ciudadanos y a sus necesidades, antes de negociar y
firmar los TLCs.
Referencias: (…)
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