Llega a la criminalidad de lesa
humanidad de
ocupar vastos territorios,
convirtiéndolos en inhabitables, con: monocultivos de agrocombustibles en vez de
alimentos; megaminería y extracción hidrocarburífera de gran consumo,
envenenamiento y destrucción de las fuentes de agua.
El desafío, abajo y a la izquierda, es generalizar la
percepción sobre:
Argentina.
Se habla de hambre y pobreza,
pero no del modelo que los causa
Juan Guahán / Resumen Latinoamericano
/ 13 de octubre de 2019
En estos días se han conocido los ejes del “Plan
Argentina sin hambre”, propuesto por el candidato del Frente de Todos. Antes de
reflexionar sobre el mismo valen algunos comentarios sobre el lenguaje que se
viene utilizando, para definir lo que nos pasa. Hambre y pobreza, al igual que
“violencia sobre las mujeres” no son las mejores palabras para designar a
fenómenos mucho más graves.
Da la impresión que mejor que
hablar de “hambre y pobreza” (que son efectos de lo que ocurre) sería más
apropiado hablar de sus causas, que tienen que ver con quienes previamente
fueron “desposeídos”, “robados” o “saqueados”. Ello es así porque el constante
crecimiento de la concentración del poder económico de unos es la miseria y el
hambre de los otros. Esa es –aunque no se la quiera ver o se la niegue- la
“grieta” real y profunda que atraviesa a nuestra sociedad.
No es el único tema en el cual
el lenguaje oculta la realidad. Hubo otro y muy significativo. En los días
previos a una nueva edición del “Encuentro Nacional de Mujeres” en La Plata, un
grupo de mujeres indígenas se instalaron en el Ministerio del Interior y
pidieron dialogar con el Ministro del ramo.
Las visitó e intentó mediar la
antropóloga Rita Segato. En un reportaje allí realizado dijo: “En Argentina me
llaman para hablar sobre la violencia a la mujer, pero nunca para hablar de
racismo. Creo que es un tema tabú. Hay que levantar el dedo y acusar a la
policía como racista y saber que los cuerpos no blancos son los que sufren la
represión. Se debe empezar a hablar del racismo argentino”.
Del modelo productivo, ni hablar
En un acto presidido por
Alberto Fernández en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires,
el candidato peronista presentó su “Plan
Argentina sin hambre”. Se parte de la realidad de una sociedad,
agobiada por el hecho de ser una gran productora de alimentos pero incapaz de
alimentar a su pueblo.
Dicho Plan trata de poner en
marcha una política de Estado, de respuesta inmediata y de largo plazo que
involucre a la mayor parte de los interesados y a todas las instancias
estatales. Junto a medidas básicas como la devolución de IVA a los sectores
postergados y ampliar la lista de Precios Cuidados,
se
intenta darle carácter programático a viejas propuestas de sectores populares
que, ni el kirchnerismo, ni menos el macrismo, nunca quisieron aplicar.
Es la participación protagónica
de la economía social en el camino a recuperar la soberanía alimentaria,
estableciendo una cadena que abarque producción y comercialización en manos de
sectores populares que por cercanía territorial tengan las mejores condiciones
para hacerlo.
En la misma dirección proponen
-en medio de la campaña electoral- “fortalecer la economía social, solidaria y
popular como la forma más inmediata de producir riqueza, de generar trabajo
sustentable y organización popular”.
De todos modos llama la
atención que -junto a esas declaraciones de buena voluntad- no se cuestione el
modelo del agronegocio y extractivismo rural, mediante el cual se llevan la
histórica riqueza de nuestros suelos, que están en la raíz del modelo productivo
y que es uno de los causantes del hambre actual.
Esa ambigüedad estuvo avalada
por la presencia en el acto de Antonio Aracre, presidente de la agroquímica
transnacional Syngenta, al lado de Felipe Solá, quien aparece como el posible
futuro canciller. Solá –como ministro del expresidente Carlos Menem- abrió las
puertas para la llegada al país del modelo sojero con sus semillas transgénicas
y el respectivo paquete tecnológico.
Syngenta, junto con Bayer/Monsanto
se disputan y asocian para el control de estas tecnologías que son la base de la
destrucción de la “agricultura de agricultores” y son responsables del daño
producido por el arraigo de un modelo productivo concentrador y antinacional.
También son responsables por la generalización de enfermedades producidas como
consecuencia de las masivas fumigaciones con glifosato.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
Tratemos
de indagar y reflexionar respecto a cómo
diversidades de abajo están enfrentando al modo extractivista de producción
del capitalismo en el Abya Yala y planteando alternativas postcapitalistas
de: soberanía alimentaria, agroecología, buenos vivires. Tengamos en
cuenta:
La actual
situación catastrófica del país y del Abya Yala responde a la ofensiva del
sistema mundo capitalista contra los pueblos, los trabajadores y los campesinos
e indígenas de todo el planeta. El sistema mundo capitalista no lo hace por
estar en prosperidad. Desde 2008 está en crisis estructural globalizada por casi
nulo aumento en
la inversión productiva y la débil generación de plusvalía.
En Argentina,
las instituciones de representación política y gremial han estado bloqueando la
resistencia al ajuste sin anestesia. Se valen ante todo de modelar la esperanza
de que los dramas comiencen a superarse mediante las elecciones. Y cuando sucede
el rotundo triunfo de la fórmula F-F, lo atribuyen a la sabia voluntad popular.
La elogian tanto como si buscasen tapar la realidad concreta de que no resultó
en ¡fuera Macri! sino en la continuidad del aguante abajo y de la tregua
política pese al constante agravamiento extremo de las condiciones de vida y
trabajo para la inmensa mayoría de la Argentina.
Se
desentienden de estar imponiendo el aguante al hambre, la desesperación y la
represión.
Es que, en
acuerdo con la función de las elecciones, no les preocupa el empobrecimiento y
su profundización sino que sólo procuran
mantener la
gobernabilidad y la legitimación del privilegio a ‘inversores’ y ‘acreedores’
por sobre las necesidades e intereses populares. También así se explica porqué
prosiguió el acuerdo entreambos bandos de la ‘grieta’ en acelerar el
agravamiento extremo de las condiciones mayoritarias de vida y trabajo. Por un
lado, para que el nuevo gobierno justifique no actuar según las expectativas del
electorado en razón de la pesada herencia. Por otro lado, acelerar la expansión
de extractivismos mediante la implantación estatal de dejar sin sueldos ni obras
sociales como, lo ejemplifica, la gravísima situación de docentes y trabajadores
estatales de la provincia de Chubut donde el gobierno de Arcione pertenece al
Partido Justicialista, Frente de Todos.
Así como José
Luís Gioja fue designado presidente del Partido Justicialista en momentos en que
se denunciaban derrames de cianuro desde 2011 por la Barrick Gold en el río
Jachal, el carácter antipopular de la histórica representación política vuelve a
patentizarse en que no se responsabiliza ante las consecuencias presentes y
futuras del hambre, la desesperación y la represión mientras el Estado –bajo
gestión progresista o neoliberal- en sus distintas jurisdicciones sigue
gestionando la expansión de la acumulación gran capitalista. Que se realiza por
súper explotación del trabajo social y de la naturaleza y por despojo de
territorios (culturas e identidades plurinacionales, tierras y otros bienes
comunes).
Pareciera hoy
que ha surgido la ayuda a los desposeídos de todo por el sistema. Ambas “o”
(oficialismo y oposición) promulgaron la ley que prorroga hasta el año 2022 la
emergencia alimentaria que rige desde 2002. Dicen atender al reclamo de los
movimientos sociales. Sin embargo, los del oficialismo celebraron la redacción
del proyecto porque las metas fiscales de Cambiemos no son afectadas ni
se quita al Poder Ejecutivo la facultad de reasignar partidas presupuestarias.
Por su parte,
a semanas de las elecciones, el Frente de Todos ha explicitado y consolidado la
usurpación del poder popular mediante la unidad de las CTA con la CGT. Persigue
la ‘paz social’ o la delegación del poder de decidir el destino común de las
grandes mayorías sea como sea y programa la lucha contra el hambre en vez de
contra la acumulación de riquezas y poder del gran capital local e imperialista.
Por el contrario, la garantiza promoviendo el desarrollo de los extractivismos.
Ambas “o”
mantienen a las mayorías en la creencia de no tener otra que conformarse con
sobrevivir. Sobre todo, lo consiguen situándolas de espaldas a las defensas y
recuperaciones de territorios y bienes comunes que diversidades de abajo están
concretando a lo largo y ancho del país-continente. De ahí lo perentorio de
convocar a instalarlas en la agenda social mirando a convertirlas en política de
la unión de pueblos y naciones del país-continente.
Los incendios
de la Amazonía patentizan el porqué de la urgencia de generalizar ese compromiso
político cultural con la defensa de los bienes comunes naturales como el agua en
sus distintos ciclos, cuerpos y estados; biodiversidades, ecosistemas y biomas
como las praderas; climas, suelos, semillas, etc. Que no tienen fronteras y
están siendo destruidos por el sistema mundo capitalista que, cada vez más, sólo
procura el lucro de corto plazo de l@s poc@s que los expropian y acaparan.
Urge
generalizar la toma de conciencia respecto a que los aproximadamente 76.000
incendios de la Amazonía no sólo ocurren en Brasil y Paraguay sino también en la
Bolivia del gobierno de Evo Morales-Álvaro García Linera. Son producto de las
políticas de estado de promover al sistema global de agronegocios y a la
deforestación para la expansión tanto de la agricultura sin campesinos ni
indígenas como de la complementaria ganadería industrial. En contraste, un
millón quinientos mil indígenas que viven actualmente en la Amazonía, como
naciones y comunidades, ejemplifican la relevancia del trabajo comunitario según
buenos vivires que -durante siglos- ha creado tan gigantesco bioma con
importancia fundamental para la vida en el planeta. Es clave que una creciente
mayoría de les de abajo sin fronteras valore la obra indígena que son las selvas
y los bosques donde se maximizan las biodiversidades creadoras de los
equilibrios ecológicos. Sobre todo, haga el viraje desde su conformismo o
resignación a la lógica del Capital hacia la expresada en:
Pueblos indígenas de la Amazonia declaran emergencia humanitaria y ambiental
(..)La carta
fue hecha pública a través de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de
la Cuenca Amazónica (COICA), que agrupa a las organizaciones indígenas de los
nueve países que comparten el bioma amazónico. Las organizaciones reconocieron
que desde su carácter internacional existe un interés común en encontrar modelos
de desarrollo alternativo en el que prime la protección de la biodiversidad, la
estabilidad climática y las condiciones para garantizar la vida para las
generaciones futuras en las que son fundamentales los aportes de los sistemas de
conocimiento tradicional y espiritual para la vida de los pueblos indígenas.
«Desde hace años los Pueblos y Organizaciones Indígenas hemos
advertido sobre la necesidad de cambiar las prioridades en los “Objetivos de
Desarrollo Sostenibles” para enfocar todos los esfuerzos sociales,
culturales, políticos y económicos en la protección de la vida y del
territorio de toda la humanidad, que en una relación armonía y equilibrio
puedan garantizar la estabilidad climática global. A pesar de nuestras
luchas los avances son pocos, mientras que el modelo económico imperante
sigue usando el planeta como un banco de recursos, principalmente los
territorios indígenas, con lo que se agrava el riesgo de que el planeta se
haga inhabitable, y en donde claramente se evidencia a la luz de los ojos
del mundo un Genocidio físico y cultural», escriben en la carta. (..)
Leer
La quema de la
Amazonía aclara sobre qué son los ecocidios y cómo implican genocidios
silenciados e invisibilizados. Ocultamiento a destapar facilitando la
incorporación protagónica de eses ninguneades
a las luchas, de una creciente mayoría, por los derechos humanos y de la
naturaleza, los últimos se refieren al funcionamiento básico e imprescindible de
la naturaleza para la vida de todes en el planeta.
El
encubrimiento de los genocidios es posible, ante todo, por gravitación entre les
diverses de abajo del racismo y de la concepción burguesa de progreso y
bienestar social. Por eso, a quienes somos izquierdas coherentes o
anticapitalistas consecuentes, nos urge interpelar e involucrar al «nosotros/as»
de les diverses de abajo en cuestionar ese conformismo ideológico con el sistema
expoliador. Precisamos facilitar en esas nosotras/os la ruptura con la visión
que naturaliza al desarrollo económico e internacional del capitalismo
asumiéndolo como el único posible. Nuestre « nosotras/os » necesita descubrirlo
mirando en exclusivo hacia les adueñades de las condiciones y medios de vida de
casi toda la humanidad. También necesita reparar en que a es@s usurpadores les
reconocemos como el imbatible e ineludible poder real.
Esta creencia en la fatalidad de que los grandes capitales saqueen y contaminen es cuestionada y transgredida por los pueblos originarios, las comunidades campesinas y la Unión de Asambleas de Comunidades (UAC) al defender los territorios y afirmar autonomías. También lo hacen todas las otras organizaciones de autoconvocados para resistir al despojo de bienes comunes.
Las luchas
indígenas y socioambientales son estigmatizadas por los poderes dominantes como
contrarias al progreso y al empleo de poblaciones empobrecidas. El 60% de los
asesinatos mundiales de los líderes de esas luchas, donde las tres cuartas
partes eran indígenas, han sucedido en el Abya Yala y se destaca Brasil.
Hacer realidad
la escucha generalizada a los pueblos originarios sobre sus proyectos de vida,
culturas y cosmovisiones nos ayudará a ir estableciendo la reciprocidad de la
comunicación entre las luchas por las justicias social y ambiental para
asumirlas en sus interdependencias e interacciones tan imprescindibles a la
unión en diversidad de l@s de abajo sin fronteras ni discriminaciones de tipo
alguno. Aún más ayudará, a una creciente mayoría, a saber de qué lado
posicionarse en las disputas de territorios a las corporaciones y estados por
asambleas u otras organizaciones de los diversos de abajo y por los Mapuche y
los otros pueblos naciones originaries.
No pretendamos
constituir una nueva organización ni menos liderazgos. Al contrario, debemos
basarnos en construcciones de las diversidades de abajo durante sus luchas
contra avasallamientos de sus derechos como pueblos e individuos y los de la
naturaleza. Seamos apartidarios y sin fronteras ni muros de tipo alguno.
Apreciemos que,
en
Colombia y a partir del 11 de noviembre de 2013 se desarrollaron: la V Cumbre
Continental de los
Pueblos y
Nacionalidades de los
Pueblos Indígenas del Abya Yala; la II Cumbre de Mujeres
Indígenas en sus seis mesas temáticas; la Asamblea Continental de Comunicación
Indígena del Abya Yala; y el III Encuentro Continental de Jóvenes del Abya Yala.
En la convocatoria a su V Cumbre,
los Pueblos Indígenas del
Abya Yala manifiestan: “A 520 años de
la invasión a nuestro continente, estamos presentes para decir qué resistimos,
qué construimos y qué proponemos. Que no pudieron asimilarnos ni exterminarnos.
Que nos identificamos como hijos de la Madre Tierra. Que estamos decididos a
ejercer nuestro derecho a la libre determinación. A defender nuestros
territorios y decidir nuestra propia forma de vida”.
Otres
protagonistas son fundamentales en analizar el porqué y los cómo entretejer
comunalidades, territorialidades y uniones con arraigos en singularidades
colectivas que se originan por desobedecer a las normas preestablecidas desde
arriba. Son importantes al abrir
rumbos hacia potencias imbatibles por nuestros opresores y hacia potencias
creadoras de buenos vivires entre les diverses de abajo.
Mencionemos a:
-
El "Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y personas no binarias" de octubre de 2019 es producto de un andar de décadas desobedeciendo al capitalismo, al patriarcado, a las iglesias…e ir haciendo valer sus derechos. En correlación está la Marea Verde que ejemplifica cuán importante es interpelar a los políticos, uno de los desafíos que se plantea GQG, en el período electoral y además durante la vida cotidiana. Ambos movimientos de los feminismos nos descubren esencial que la defensa de los territorios sea junto a la de los cuerpos y espíritus. En fin, el ecologismo feminista fundamenta el imperativo de viraje desde la economía productivista hacia la economía reproductiva.
-
La Unión de Científic@s Comprometid@s con la Sociedad y la Naturaleza (UCCS), así como l@s médic@s y otr@s profesionales que asumen sus especializaciones en acuerdo con necesidades e intereses populares. En simultáneo están cambiando sus roles programados por el capitalismo, los están socializando como es indispensable que todos los sectores populares lo hagan para ir construyendo desde ahora la democracia real y efectiva.
-
El movimiento internacional de jóvenes reclamando acciones concretas para superar la emergencia climática ha conseguido un amplio consenso intra e intergeneracional tan importante que derechas extremas de Europa que negaban la crisis climática comienzan algunas a incluirlas en sus plataformas electorales.
El amplio
consenso mundial de atender a la emergencia climática es una oportunidad de
multiplicar espacios en común para la deliberación de los pueblos sobre las
causas de tan catastróficas situaciones socio-ambientales. Porque las graves
perturbaciones climáticas son síntomas de la crisis ecológica que la vida
planetaria sufre por el sistema mundo capitalista.
Justamente la
defensa de los territorios y los bienes comunes naturales se realiza para
impedir la devastación ecológica y la desintegración de las comunidades y del
país en economías de enclave. Esa defensa enfrenta a las transnacionales, al
gobierno-Estado en sus distintas juridicciones y a los poderes económicos
locales. Que, en contubernio, llevan a cabo los extractivismos destructores
tanto de ecosistemas como de comunidades. Todavía más, todos los extractivismos
producen envenenamientos y exclusiones sociales originando enfermedades
discapacitantes o mortales, pobreza estructural, desnutrición y hambre.
Hagamos un
paréntesis y aclaremos qué entendemos por extractivismos para comprender el
porqué de las resistencias. Ante todo son acaparamientos a gran escala de
tierras y bienes comunes naturales. Implican por tanto a grandes capitales
transnacionales y transnacionalizados que son también los que se han apropiado e
imponen tecnologías adecuadas a la megaminería; la súper explotación de
hidrocarburos (en forma de roca madre a enormes profundidades) mediante el
destructivo fracking; las grandes extensiones de soja, de árboles y otras
plantas transgénicas que existen sólo con derivados del petróleo (fertilizantes
y agrotóxicos). Abarcan, además, los megaemprendimientos turísticos e
inmobiliarios. En fin, los extractivismos requieren de infraestructuras:
La Iniciativa para la Integración
de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y Proyecto Mesoamérica.
Ambas interconexiones infraestructurales, junto a extractivismos,
desterritorializan y reterritorializan a favor de transferencias a gran escala
de los ‘recursos naturales’ hacia arcas e industrias de los oligopolios
globales.
Todos los
extractivismos desertifican en los distintos sentidos del término y profundizan
la verdadera polarización existente entre quienes componen la minúscula minoría
acaparadora tanto de riquezas como de poder y quienes estamos subsumidos en una
creciente pobreza por el capitalismo local del sistema mundo y los imperialismos
(con las elites locales como socios menores) que ocupan legalmente nuestra
economía y nuestros territorios mediante los extractivismos. Por eso, las
defensas de territorios y bienes comunes naturales están construyendo la
soberanía popular y plurinacional en Argentina al hacerse cargo de recuperar o
establecer las soberanías territorial, alimentaria, energética e hídrica.
En esa
creación de la soberanía popular y plurinacional de nuestro país coinciden y la
refuerzan quienes, desde larga data, están bregando por la soberanía financiera
contra la estafa de la eterna deuda externa pública cuyo pago de intereses ha
sido asumido, por todos los gobiernos de turno desde el de Alfonsín hasta hoy,
como lo prioritario del presupuesto nacional al precio de ir desmantelando
totalmente al Estado social. Ese saqueo empobrecedor de Argentina fue viable,
pese a su constante intensificación de la asfixia, mediante el embaucamiento de
los pueblos de Argentina con justificaciones como “honrar la deuda externa
pública” de Alfonsín cuya vigencia duró los gobiernos de Menem-PJ y de la
alianza de la UCR con el Frepaso constituido, en parte principal, por
progresistas del peronismo. A su vez los gobiernos K-PJ engañaron con el
imperativo del “desendeudamiento” que siguió aumentando la deuda externa pública
pero, agregando, la descapitalización de Anses y de los bancos públicos para el
pago de esos dolarizados intereses usureros. El gobierno de Cristina Fernández
hizo a la posibilidad del gran endeudamiento del gobierno de Macri, lo hizo
mediante el pago odioso a Repsol y al Club de París. Después, el kirchnerismo y
el PJ fueron cómplices del pago a los buitres, de la nueva descomunal deuda
externa pública y de la sumisión al FMI concretados por el gobierno de Macri.
En ese
entretejerse y comunalizarse es perentorio unirse a construcciones desde abajo
en procura de justicia social y por otros modos de vida y trabajo como:
-La de los
organismos de derechos humanos por reivindicar a los 30.000 desaparecidos e ir
por la condena a cárcel común de los responsables (civiles, militares, policías
y esclesiásticos) de planificar, beneficiarse y ejecutar el genocidio.
-Las que
denuncian y van contra el Nunca Más “gatillo fácil” y cárceles superpobladas de
jóvenes desposeídos de todo y bajo estado de excepción.
-Las redes de
educación popular y bachilleratos populares.
-El Foro
Nacional por un programa agrario, soberano y popular.
Una unión, no sólo de los y las trabajadoras de la tierra, sino
también de los que pugnan por una soberanía alimentaria, un avance de la
producción agroecológica sin el uso de venenos en los campos, y por sobre todas
las cosas con un objetivo claro en el horizonte: la reforma agraria integral que
hoy debe ser anticapitalista, rururbana
e independiente del Estado.
-La economía
popular y solidaria que, junto a las organizaciones en procura de recuperar la
soberanía alimentaria, promueve: otros modos de producción, circulación,
intercambio y consumo.
-Las
autoorganizaciones populares mirando por los derechos a viviendas dignas y a la
vida en ciudades; de la defensa de los humedales, los espacios verdes y el medio
ambiente sano; contra los desarrolladores urbanos que privilegian los mega
emprendimientos comerciales, turísticos e inmobiliarios por sobre la vida humana
de las grandes mayorías y la no humana; contra los countries y barrios cerrados
que no sólo segregan la sociedad sino también acaparan bienes comunes (naturales
y sociales) despilfarrándoles, causan inundaciones mortales y desertifican la
Pampa Húmeda, el bioma que sostiene a la producción alimentaria pero cuya super
explotación mercantil por el sistema mundo capitalista y su expresión local, la
está haciendo desaparecer.