Representa, en exclusivo, los
intereses lucrativos de los oligopolios
expropiadores de
los bienes comunes de toda la
humanidad.
El desafío, abajo y a la izquierda, es generalizar la
percepción (o sea conocimiento y toma de partido) sobre:
¿México a
contracorriente de Latinoamérica?
25 de
noviembre de 2019
Por
Óscar García González
(Rebelión)
Hace poco más de 25 años mientras
se consolidaba la globalización neoliberal, la izquierda se replegaba después de
la caída del muro de Berlín y el derrumbe del socialismo real. La idea del fin
de la historia y las ideologías se difundió como una verdad científica, eterna y
universal.
Serían
los pueblos mayas: tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales, zoques y un
pequeño grupo de mestizos agrupados en el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional quienes
con su particular manera de hacer política dieron visibilidad a las luchas
indígenas del continente y renovaron el discurso y los símbolos de algunos de
los movimientos sociales de izquierda a nivel planetario.
Se ha
comenzado a discutir cuándo comenzó el siglo XXI. Para no pocas de las mentes
más lúcidas contemporáneas ello ocurrió, paradójicamente el mismo día en el que
México entraba al primer mundo con el TLC, con la aparición armada del
neozapatismo en 1994, su evolución posterior e impactos no siempre reconocidos.
Con tal acontecimiento inició un ciclo de movilizaciones que finalmente fueron
capitalizadas por la ola de los gobiernos progresistas.
Cuando
dicho ciclo parecía haberse agotado por una combinación de golpes blandos como
en Honduras, Paraguay o Brasil (el más reciente en Bolivia parece más bien
obedecer al tradicional estilo de las viejas dictaduras del Cono Sur en el siglo
pasado), y alternancias de diversa índole, en las que la única constante fue el
modelo económico aunque con diversos matices en el discurso: nacionalistas,
desarrollistas o incluso socialistas; en México por primera vez en su historia
reciente va a llegar al gobierno (no necesariamente al poder) un presidente
electo democráticamente, mismo que alguna vez se definió de izquierda.
Pero
si en México se ha iniciado desde el gobierno la Cuarta Transformación del país,
en otras latitudes del continente los movimientos sociales protagonizan una
serie de estallidos sociales en contra de políticas económicas implementadas por
presidentes democráticamente electos. El contraste no podría ser mayor, a simple
vista pareciera que el gobierno mexicano va a contracorriente de la mayoría de
los gobiernos latinoamericanos con excepción de los de Cuba y Venezuela (pero
sin parecerse tampoco a éstos). Sin embargo un examen más minucioso nos revela
que la afirmación anterior es tan sólo una apariencia.
En el segundo semestre del año estamos experimentado un aceleramiento en las contradicciones de lo que el recientemente fallecido Immanuel Wallerstein denominó sistema mundo. Desde Puerto Rico a la Patagonia nuestramérica reciente al agotamiento de un modelo que privatiza las riquezas y socializa las “pérdidas”, un sistema depredador y extractivista que pone en peligro la reproducción de la vida misma.El protagonismo de los movimientos indígenas y feministas en este renovado ciclo de luchas es un factor que no todos las instituciones e intelectuales están dispuestos a valorar pero que son fundamentales en Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia.
México
que vio los albores de la primera revolución del siglo XX vive ahora una
encrucijada de compleja resolución tanto para sus movimientos sociales como para
su gobierno. Este último buscando por un lado la ratificación del T-MEC y
negándose a encabezar el bloque antineoliberal que le propusieron los
mandatarios de Venezuela y el presidente electo de Argentina, para en cuestión
de días otorgar asilo a Evo Morales uno de los principales críticos de EEUU.
Los movimientos sociales no deben permitirse
la pasividad en aras de la legitimidad de un gobierno que reproduce las mismas
políticas que favorecieron un golpe de estado como el de Bolivia.
Tratemos,
abajo y a la izquierda,
de indagar y reflexionar respecto a cómo
diversidades de abajo están enfrentando al modo extractivista de producción
del capitalismo en el Abya Yala y planteando alternativas postcapitalistas
de: soberanía alimentaria, agroecología, buenos vivires.
Porqué dejar de delegar
la
soberanía de los pueblos.
La
actual situación catastrófica del país y del Abya Yala responde a la
ofensiva del sistema mundo capitalista contra los pueblos, los trabajadores
y los campesinos e indígenas de todo el planeta. El sistema mundo
capitalista no lo hace por estar en prosperidad. Desde 2008 está en crisis
estructural globalizada por casi nulo aumento en
la inversión productiva y la débil generación de plusvalía.
En el Abya Yala, desde mediados de los setenta, la alianza de
transnacionales y sus Estados con las elites locales ha ido
desterritorializando y reterritorializando el continente, de un modo
multifacético e integral, para garantizar su incesante acumulación gran
capitalista mediante, fundamentalmente, los extractivismos. Hoy tiende a
generalizar e intensificar el Plan Colombia donde la política de estado
(bajo adoctrinamiento de EE.UU. y de Israel) es el paramilitarismo asociado
al narcotráfico con fines de control sobre posibles o reales
insubordinaciones populares para garantizar el clima de negocios de las
transnacionales.
Acaba de
transcurrir octubre y fue trascendente por las “revueltas en América Latina”
al decir de Zibechi quien descubre, detrás de sus distintas formas de
expresión, causas comunes: los problemas sociales y económicos que genera el
extractivismo o acumulación por despojo. Por extractivismos se entiende a
los monocultivos transgénicos de exportación; la megaminería; el fracking
para extracción de hidrocarburos petrificados; las mega-obras de
infraestructura, de turismo y de especulación inmobiliaria urbana. Que no
sólo destruyen la naturaleza y quitan/envenenan a bienes comunes naturales
sino también agravan cada vez más la desigualdad y la exclusión sociales con
las consecuentes militarización de los territorios y la violencia contra las
mujeres, o feminicidio.
En Argentina, las instituciones de representación política y gremial han estado bloqueando la resistencia al ajuste sin anestesia. Se valieron primero de modelar la esperanza de que los dramas comiencen a superarse mediante las elecciones. Y cuando sucede el rotundo triunfo de la fórmula F-F, lo atribuyen a la sabia voluntad popular. La elogian tanto como si buscasen tapar la realidad concreta de que no resultó en ¡fuera Macri! Al contrario, resultó en continuidad del aguante abajo y de la tregua política. Pero se desentienden de las consecuencias de estar imponiendo el aguante al hambre, la desesperación y la represión.
Es que,
en acuerdo con la función de las elecciones, no les preocupa el
empobrecimiento y su profundización sino que sólo procuran
mantener
la gobernabilidad y la legitimación del privilegio a ‘inversores’ y
‘acreedores’ por sobre las necesidades e intereses populares. También así se
explica porqué prosiguió el acuerdo entreambos bandos de la ‘grieta’ en
acelerar el agravamiento extremo de las condiciones mayoritarias de vida y
trabajo. Por un lado, para que el nuevo gobierno justifique no actuar según
las expectativas del electorado en razón de la pesada herencia. Por otro
lado, acelerar la expansión de extractivismos mediante la implantación
estatal del amedrentamiento popular por dejar sin sueldos ni obras sociales
como, lo ejemplifica, la gravísima situación de docentes y trabajadores
estatales de la provincia de Chubut donde el gobierno de Arcione pertenece
al Partido Justicialista, Frente de Todos.
Así como
José Luís Gioja fue designado presidente del Partido Nacional Justicialista
en momentos en que se denunciaban derrames de cianuro desde 2011 por la
Barrick Gold en el río Jachal, el carácter antipopular del PJ vuelve a
patentizarse en que no se responsabiliza ante las consecuencias presentes y
futuras del hambre, la desesperación y la represión. Pero sí se preocupa por
el Estado –bajo gestión progresista o neoliberal- en sus distintas
jurisdicciones siga gestionando la expansión de la acumulación gran
capitalista. Que se realiza por súper explotación del trabajo social y de la
naturaleza y por despojo de territorios (o arrasamiento de comunidades,
culturas e identidades plurinacionales y acaparamiento de tierras y otros
bienes comunes).
Pareciera hoy que ha
surgido la ayuda a los desposeídos de todo por el sistema. Ambas “o”
(oficialismo y oposición) promulgaron la ley que prorroga hasta el año 2022
la emergencia alimentaria que rige desde 2002. Dicen atender al reclamo de
los movimientos sociales. Sin embargo, los del oficialismo celebraron la
redacción del proyecto porque las metas fiscales de Cambiemos no son
afectadas ni se quita al Poder Ejecutivo la facultad de
reasignar partidas presupuestarias.
Por su parte, a semanas de las elecciones, el Frente de Todos ha
consolidado la usurpación del poder popular mediante la unidad de las CTA
con la CGT. Persigue la ‘paz social’ o la delegación del poder de decidir el
destino común de las grandes mayorías sea como sea y programa la lucha
contra el hambre en vez de contra la acumulación de riquezas y poder del
gran capital local e imperialista. Por el contrario, la garantiza
promoviendo el desarrollo de los extractivismos.
Ambas
“o” mantienen a las mayorías en la creencia de no tener otra que conformarse
con sobrevivir. Sobre todo, lo consiguen situándolas de espaldas a las
defensas y recuperaciones de territorios y bienes comunes que diversidades
de abajo están concretando a lo largo y ancho del país-continente. De ahí lo
perentorio de convocar a instalarlas en la agenda social mirando a
convertirlas en políticas de la unión de pueblos y naciones del
país-continente.
Porqué
involucrar en el poder mirando a constituyente del asumir las disputas de
territorios y no, en el establecido por los progresismos
Los
incendios de la Amazonía patentizan el porqué de la urgencia de generalizar
el compromiso político cultural con la defensa de los bienes comunes
naturales como el agua en sus distintos ciclos, cuerpos y estados;
biodiversidades, ecosistemas y biomas como las praderas; climas, suelos,
semillas, etc. Que no tienen fronteras y están siendo destruidos por el
sistema mundo capitalista que, cada vez más, sólo procura el lucro de corto
plazo de l@s poc@s que los expropian y acaparan.
Urge
generalizar la toma de conciencia respecto a que los aproximadamente 76.000
incendios de la Amazonía no sólo ocurrieron en Brasil y Paraguay sino
también en la Bolivia del gobierno de Evo Morales-Álvaro García Linera. Son
producto de las políticas de estado de promover al sistema global de
agronegocios y a la deforestación para la expansión tanto de la agricultura
sin campesinos ni indígenas como de la complementaria ganadería industrial.
En contraste, un millón quinientos mil indígenas que viven actualmente en la
Amazonía, como naciones y comunidades, ejemplifican la relevancia del
trabajo comunitario según buenos vivires que -durante siglos- ha
creado tan gigantesco bioma con importancia fundamental para la vida en el
planeta. Es clave que una creciente mayoría de les de abajo sin fronteras
valore la obra indígena que son las selvas y los bosques donde se maximizan
las biodiversidades creadoras de los equilibrios ecológicos. Sobre todo,
haga el viraje desde su conformismo o resignación a la lógica del Capital
hacia la expresada en:
Pueblos indígenas de la Amazonia que declaran emergencia humanitaria y ambiental
(..)La carta fue hecha
pública a través de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la
Cuenca Amazónica (COICA), conformada por las organizaciones indígenas de los
nueve países que comparten el bioma amazónico. Las organizaciones
reconocieron que desde su carácter internacional existe un interés común en
encontrar modelos de desarrollo alternativo en el que prime la protección de
la biodiversidad, la estabilidad climática y las condiciones para garantizar
la vida para las generaciones futuras en las que son fundamentales los
aportes de los sistemas de conocimiento tradicional y espiritual para la
vida de los pueblos indígenas.
«Desde hace años los Pueblos y Organizaciones Indígenas hemos advertido
sobre la necesidad de cambiar las prioridades en los “Objetivos de
Desarrollo Sostenibles” para enfocar todos los esfuerzos sociales,
culturales, políticos y económicos en la protección de la vida y del
territorio de toda la humanidad, que en una relación armonía y equilibrio
puedan garantizar la estabilidad climática global. A pesar de nuestras
luchas los avances son pocos, mientras que el modelo económico imperante
sigue usando el planeta como un banco de recursos, principalmente los
territorios indígenas, con lo que se agrava el riesgo de que el planeta se
haga inhabitable, y en donde claramente se evidencia a la luz de los ojos
del mundo un Genocidio físico y cultural», escriben en la carta. (..)
Leer
La quema
de la Amazonía aclara sobre qué son los ecocidios y cómo implican genocidios
silenciados e invisibilizados. Ocultamiento a destapar facilitando la
percepción, de una creciente mayoría, sobre
el protagonismo de
eses ninguneades
en
las luchas por los derechos humanos y de la
naturaleza. Estos últimos se refieren al funcionamiento básico e
imprescindible de la naturaleza para la vida de todes en el planeta.
El
encubrimiento de los genocidios es posible, ante todo, por gravitación entre
les diverses de abajo del racismo y de la concepción burguesa de progreso y
bienestar social. Por eso, a quienes somos izquierdas coherentes o
anticapitalistas consecuentes, nos urge interpelar e involucrar al
«nosotros/as» de les diverses de abajo en cuestionar ese conformismo
ideológico con el sistema expoliador. Precisamos facilitar en esas
nosotras/os la ruptura con la visión que naturaliza al desarrollo económico
e internacional del capitalismo asumiéndolo como el único posible. Nuestro «
nosotras/os » necesita descubrirlo mirando en exclusivo hacia les adueñades
de las condiciones y medios de vida de casi toda la humanidad. También
necesita reparar en que a es@s usurpadores les reconocemos como el imbatible
e ineludible poder real.
Esta
creencia en la fatalidad de que los grandes capitales saqueen y contaminen
es cuestionada y transgredida por los pueblos originarios, las comunidades
campesinas y la Unión de Asambleas de Comunidades (UAC) al defender los
territorios y afirmar autonomías. También lo hacen todas las otras
organizaciones de autoconvocados para resistir al despojo de bienes comunes.
De ahí que
las
luchas indígenas y socioambientales sean estigmatizadas por los poderes
dominantes como contrarias al progreso y al empleo de poblaciones
empobrecidas. El 60% de los asesinatos mundiales de los líderes de esas
luchas, donde las tres cuartas partes eran indígenas, han sucedido en el
Abya Yala y se destaca Brasil.
En la
convocatoria a su V Cumbre de noviembre de 2013,
los Pueblos Indígenas del Abya Yala manifiestan:
“A 520 años de la invasión a nuestro continente, estamos presentes para
decir qué resistimos, qué construimos y qué proponemos. Que no pudieron
asimilarnos ni exterminarnos. Que nos identificamos como hijos de la Madre
Tierra. Que estamos decididos a ejercer nuestro derecho a la libre
determinación. A defender nuestros territorios y decidir nuestra propia
forma de vida”.
Otres
protagonistas son fundamentales en analizar el porqué y los cómo entretejer
comunalidades y territorialidades. Han constituido uniones en diversidad
sobre la base de singularidades colectivas que se han ido, o se están,
originando por desobedecer a las normas preestablecidas desde arriba. Son
importantes al abrir rumbos hacia potencialidades invencibles por nuestros
opresores y hacia potencialidades creadoras de buenos vivires entre
les diverses de abajo.
Mencionemos a:
-
El "Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales y personas no binarias" de octubre de 2019 es producto de un andar de décadas desobedeciendo al capitalismo, al patriarcado, a las iglesias…e ir haciendo valer sus derechos. En correlación está la Marea Verde que ejemplifica cuán importante es interpelar a los políticos, uno de los desafíos que se plantea GQG, en el período electoral y además durante la vida cotidiana. Ambos movimientos de los feminismos nos descubren esencial que la defensa de los territorios sea junto a la de los cuerpos y espíritus. En fin, el ecologismo feminista fundamenta el imperativo de viraje desde la economía productivista hacia la economía reproductiva.
-
La Unión de Científic@s Comprometid@s con la Sociedad y la Naturaleza (UCCS), así como l@s médic@s y otr@s profesionales que asumen sus especializaciones en acuerdo con necesidades e intereses populares. En simultáneo están cambiando sus roles programados por el capitalismo, los están socializando como es indispensable que todos los sectores populares lo hagan para ir construyendo desde ahora la democracia real y efectiva.
-
El movimiento internacional de jóvenes reclamando acciones concretas para superar la emergencia climática y ecológica ha conseguido un amplio consenso intra e intergeneracional tan importante que derechas extremas de Europa que negaban la crisis climática comienzan algunas a incluirlas en sus plataformas electorales.
El
amplio consenso mundial de atender a la emergencia ecológica climática es
una oportunidad de multiplicar espacios en común para la deliberación de los
pueblos sobre las causas de tan catastróficas situaciones socio-ambientales.
Porque las graves perturbaciones climáticas son síntomas de la crisis
ecológica que la vida planetaria sufre por el sistema mundo capitalista.
Justamente la defensa de los territorios y los bienes comunes naturales se
realiza para impedir la devastación ecológica y la desintegración de las
comunidades y del país en economías de enclave. Esa defensa enfrenta a las
transnacionales, al gobierno-Estado en sus distintas jurisdicciones y a los
poderes económicos locales. Que, en contubernio, llevan a cabo los
extractivismos destructores tanto de ecosistemas como de comunidades.
Todavía más, todos los extractivismos producen envenenamientos y exclusiones
sociales originando enfermedades discapacitantes o mortales, pobreza
estructural, desnutrición y hambre.
En ese entretejerse y comunalizarse es perentorio unirse a
construcciones desde abajo en procura de justicia social y por otros modos
de vida y trabajo como:
-La de
los organismos de derechos humanos por reivindicar a los 30.000
desaparecidos e ir por la condena a cárcel común de los responsables
(civiles, militares, policiales y esclesiásticos) de planificar,
beneficiarse y ejecutar el genocidio de los 70.
-Las que
denuncian y van contra el Nunca Más “gatillo fácil” y cárceles superpobladas
de jóvenes desposeídos de todo y bajo estado de excepción.
-Las
redes de educación popular y bachilleratos populares.
-El Foro
Nacional por un programa agrario, soberano y popular.
Una unión, no sólo de los y las trabajadoras de la tierra, sino también de
los que pugnan por una soberanía alimentaria, un avance de la producción
agroecológica sin el uso de venenos en los campos, y por sobre todas las
cosas con un objetivo claro en el horizonte: la reforma agraria integral.
-La
economía popular y solidaria que, junto a las organizaciones en procura de
recuperar la soberanía alimentaria, promueve: otros modos de producción,
circulación, intercambio y consumo.
-Las
autoorganizaciones populares mirando por los derechos a viviendas dignas y a
la vida en ciudades; la defensa de los humedales, los espacios verdes, el
manejo integral de las cuencas hidrográficas y el medio ambiente sano. Lo
hacen contra los desarrolladores urbanos que privilegian los mega
emprendimientos comerciales, turísticos e inmobiliarios por sobre la vida
humana de las grandes mayorías y la no humana.
También
implica lucha contra los countries y barrios cerrados que no sólo segregan
la sociedad sino también acaparan bienes comunes (naturales y sociales)
despilfarrándoles, causan inundaciones mortales y desertifican la Pampa
Húmeda, el bioma que sostiene a la producción alimentaria pero cuya súper
explotación mercantil por el sistema mundo capitalista y su expresión local,
la están haciendo desaparecer.
Gustavo Castro, uno de los principales referentes de las luchas
antiextractivistas en México y Centroamérica, señala que la disputa en AL es
el territorio codiciado cada vez más por las corporaciones. Plantea:
"generar procesos
organizativos de tal manera que blinden los territorios
a la llegada de otras
inversiones, ya sean minas, petróleo, fracking, oleoductos ,
gasoductos, pero eso implica un proceso de conciencia grande.
Y además de la
resistencia, de estar deteniendo, vayamos construyendo una alternativa,
eso es bien difícil, pero es la más bonita, me parece la más
interesante, cómo podemos generar en lo local proyectos de autonomía y
proyectos de vida digna distintos a la dinámica del capitalismo. Y para
eso hay que inventarlos, nadie tiene la última regla ni la última receta
pero que nos plantea el gran reto en cada una de las regiones,
necesitamos construir procesos políticos, sociales, económicos,
distintos".
En este rumbo, discutamos si las autonomías territoriales
mirando a crear buenos vivires entre los diversos de abajo no
podrían unirse en concretar la reforma agraria integral que hoy debe ser anticapitalista, antipatriarcal,
rururbana
e independiente del Estado.
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