Es la protagonizada por
diversidades de abajo con
autoconciencia de poder,
e imperativo de,
liberarse del Capital Estado.
Ese constituirse en pueblos empoderados de su
capacidad de autogobierno y autogestión exige que una creciente mayoría abajo y a la
izquierda se desprenda de la lógica del Capital y florezcan sus sentipensares en
sintonía con poner fin a las
injusticias social
y ecológica mediante unión de las luchas correspondientes. Es un desafío urgente ante la actual inflexión histórica
de la humanidad.
La crisis sanitaria en el contexto de crisis civilizatoria del sistema mundo capitalista nos interpela a quienes ya estamos en la organización lucha por buenos vivires convivires (en el abajo sin fronteras ni muros de tipo alguno) a: suscitar deconstructivos diálogos abajo, fomentarlos de manera previa al empeño nuestro por multiplicar espacios en común de deliberación y consiguiente toma de decisiones sobre los problemas fundamentales a resolver en todo el país-continente de modo mancomunado.
Porque
la 'normalidad' del progreso
capitalista nos trajo, a les humanes, a resguardarnos de un virus mediante
obligatorio aislamiento social. Es una cuarentena clasista y racista. A les
diverses de abajo nos paralizan y separan. Por el contrario, la gran burguesía
local e imperialista intensifica las actividades de su enriquecimiento constante y extiende
su
Estado policial militarizado sobre las barriadas de les desposeídes, las
comunidades indígenas y las oficializadas como "zonas de sacrificio".
Examinemos algunos ejemplos de
esclarecimiento mutuo para que compartamos de modo creciente entre les diverses
de abajo que el Estado y sus partidos de gobierno son socios menores de las
transnacionales y de los poderes económicos transnacionalizados. Así comprobamos en
Vaca Muerta que la 'grieta' no es tal
cuando se trata de promover la ocupación territorial de esa vasta
formación geológica por las petroleras
para su saqueo destructor de economías regionales, de salud e integración
comunales y de subsistemas vitales( suelo, aire, agua, biodiversidad). Es un
ecogenocidio a enorme escala al abarcar también las provincias donde se extrae
la arena especial para la hidrofractura de la roca madre, el despojo y
contaminación de grandes volúmenes de agua de modo gratuito y en provincias
semiáridas, además que las perforaciones a gran profundidad atraviesan acuíferos
y desestabilizan las placas tectónicas de suerte que causan actividad sísmica.
Aún más, destaquemos la alta siniestralidad laboral y la instauración de una economía
de enclave de corta duración no sólo por la breve rentabilidad de los miles de
pozos sino por el carácter temporal de la mayoría de empleos. Claro, para el
Capital Estado domina la lógica que debajo de
Vaca Muerta, hay otra reserva más rica en hidrocarburos no convencionales: Los
Molles. Pero ya será imposible la vida humana y no humana. Esta es la
criminalidad e irracionalidad del capitalismo con respecto a los pueblos y la
vida planetaria.
Continuemos planteando porqué la
democracia representativa es oligocracia reforzada con democracia para la subalternidad
masiva u
obediencia debida a los poderes que se constituyeron a partir de aplicar terrorismos
paraestatal( Triple A, CNU...) y estatal (Operativo Independencia) por el gobierno constitucional
del Partido Justicialista.
Terrorismos que, el contubernio de
capitales y estados imperialistas con los locales bajo liderazgo de EE.UU., profundizaron
mediante planificación del
genocidio de las izquierdas y ejecutado por el Estado que gestionaron las
fuerzas armadas y de seguridad e inteligencia pero también participaron
activamente el funcionariado o burocracia de los poderes públicos y sus partidos
políticos, corporaciones sindicales de ultra derecha del peronismo.
Ha pasado más de medio siglo y el Estado no ha abierto sus
archivos ni ha derogado las leyes fundamentales para convertir esa invasión o
expropiación de bienes comunes (sociales y naturales) en 'democrática' que es la transnacionalización
económica territorial de Argentina. Lo peor, nos advirtió Lenin, es nuestro acostumbramiento
al sistema y es lo más difícil de transformar en
la lucha x emanciparnos como pueblos e individualidades. Naturalizamos las
crecientes flexibilidad laboral, precarización de nuestra cotidianeidad, pobreza
estructural y exclusión social. Permanecemos sin cuestionar "el como si" la
presidencia y el parlamento dotaran mágicamente de honorabilidad cuando bien sabemos que
dichos cargos son de corruptos o colaboradores en la criminalidad de lesa
humanidad y de lesa naturaleza que es la expoliación de trabajadores y pueblos.
Ahora bien, debido al hecho de aceptar simulacros, escenificaciones y fachadas de la
realidad política social y política económica, no descubrimos (aun cuando lo
barruntamos) el mantenimiento e incremento de las injusticias social y ecológica
mediante la continuidad de la dictadura genocida en el Estado represor
actualizado.
Entre nosotres predomina la
conciliación con esos poderes expoliadores. La mayoría de nosotres cree en que
les políticos reciclados como progresistas son antagónicos a la derecha
explícita. A diferencia de nosotres, les diverses de
abajo de Chile están en lucha
contra el orden opresor y por eso, destapan al régimen compartido con nosotres.
Sitúan en:
Legislación represiva, estados de excepción y estrategia elitaria
No es oportunismo,
es consciencia de clase
27 de
mayo de 2020
Por
Camilo Santibáñez R. y
LuísThielemann H.
Revista Rosa
Al respecto sostenemos que la invención del
Estado de excepción y su reiterado uso como legalidad represiva:
1) se basa en la identificación discursiva de
los intereses particulares de las clases propietarias con el interés de la
mayoría nacional;
2) ha sido empleada de forma privativa y
reiterada contra las clases trabajadoras y otros grupos subalternos; y
3) constituye una tradición de las élites
chilenas, forjada en su experiencia de clase y estructurada en los procesos
previamente enumerados. Pues, considerando que la experiencia histórica y
transgeneracional adquirida en los conflictos de clases genera consciencia
política, y dicha consciencia se expresa en prácticas y estrategias para mejorar
la posición de estas clases, el uso del área legal represiva por parte de las
élites en su favor es una práctica estratégica y consciente de incidencia
política. Al punto de constituir su tradición.
En consecuencia, proponemos que la actual excepcionalidad obedece a un correlato histórico enraizado en más de un siglo de historia nacional, cuyo objeto es favorecer la posición empresarial frente a la actual crisis económica y en la correlación de fuerzas en general; todo ello en desmedro de la clase trabajadora.
Leer aquí el texto:
http://www.revistarosa.cl/2020/05/25/no-es-oportunismo-es-consciencia-de-clase-legislacion-represiva-estados-de-excepcion-y-estrategia-elitaria-en-la-historia-de-chile/
A diferencia de nosotres, la unión
abajo en Chile ha alcanzado un potente movimiento para instalar:
Declaración Pública Contra
el avance extractivista
en tiempos de pandemia
25 de mayo de 2020
Desde mediados de marzo del presente año, hemos estado en una situación muy difícil, la crisis sanitaria, económica y social ha azotado diversos territorios, pero para las empresas extractivistas no hay límites para su ambición, aumentando de forma escandalosa el número de proyectos que han ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental para su evaluación.
Un informe del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) analizó el número de proyectos que han ingresado al SEIA entre el 1 de marzo y el 15 de mayo, tanto vía Declaración de Impacto Ambiental (DIA) como Estudio de Impacto Ambiental (EIA), comparándolo con el número de proyectos ingresados en los tres años anteriores en las mismas fechas (fuente: OLCA, 2020).
Los resultados son alarmantes. El año 2020 se han ingresado 2,5 veces la cantidad de proyectos que en promedio habían ingresado los años anteriores. Si hablamos de los montos de inversión la diferencia es aún más escandalosa. El monto de inversión para el período del año 2020 se multiplicó por 7 respecto a la comparación de los años anteriores. Es decir, estamos ante una intensificación acelerada e inescrupulosa del extractivismo en los territorios.
El Estado de Excepción, los cordones sanitarios, la brecha digital, las cuarentenas obligatorias y voluntarias y, en general, la precarización de las vida asociada a la falta de salud, abastecimiento y trabajos establecen restricciones a los profesionales del Estado y a las comunidades para informarse, movilizarse y establecer acciones frente a esta invasión de proyectos, dejándolos aún más desprotegidos y faltos del derecho a establecer observaciones y otras acciones frente a los mismos. Más aún si consideramos que el 90% de los proyectos ingresaron por DIA, mecanismo que no tiene un proceso de participación ciudadana garantizado.
La situación de Putaendo es un reflejo del funcionamiento del SEIA en tiempos de pandemia. El 17 de marzo la autoridad renegó el derecho a la participación ciudadana ambiental a la comunidad por considerar que la actividad no les generará cargas ambientales. Posteriormente, el día lunes 18 de abril, la Comisión de Evaluación Ambiental de Valparaíso sesionó virtualmente y aprobó de manera unánime la DIA que autoriza a la Compañía Minera Vizcachitas Holding, propiedad de la canadiense Andes Cooper, a realizar 350 sondajes (perforaciones) en la parte alta de la cordillera de Putaendo, en un territorio donde albergan más de 100 glaciares de roca que dan vida al río Rocín, principal afluente de la comuna.
Para subsanar estas situaciones, se presentó un Proyecto de Ley que buscaba la suspensión temporal de los plazos asociados a la participación ciudadana y la consulta indígena en el SEIA, incluidos los plazos para solicitar dichas instancias de participación. No obstante, el proyecto fue rechazado por la Cámara de Diputados el día 12 de mayo -con 64 votos a favor, 71 en contra y 19 abstenciones- porque no estaban dispuestos a paralizar la inversión equivalente a la inesperada suma de US$22 mil millones que representan las DIAs (no EIAs) actualmente en calificación ambiental.
Denunciamos el abuso empresarial y la complicidad de parte del Estado y el parlamento ante esta situación, que tiene como objetivo pavimentar el camino a los inversionistas en desmedro de la posibilidad de ejercer sus derechos a personas y comunidades que pueden verse afectadas por los proyectos, además de terminar de debilitar la ya frágil capacidad del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) para evaluar los impactos ambientales de los mismos.
Los territorios en resistencia no permitiremos que se sigan vulnerando los derechos de los humanos y la Naturaleza. Por lo mismo, nos situamos desde la transición hacia una nueva economía post extractivista que proteja las diversas formas de vidas y los equilibrios naturales.
¡A la colusión político-empresarial le advertimos
que estamos alertas!
¡Arriba l@s que luchan!
Movimiento por el Agua y los Territorios-MAT
https://www.facebook.com/AguaEnMarcha
http://radio1demayo.blogspot.com/2020/05/declaracion-publica-contra-el-avance.htm
A pesar que el confinamiento, en
casi todos los países, frente al Covid-19 denuncia cuál es la extensión-profundidad de la
emergencia hospitalaria y la social, las grandes mayorías mundiales no
se sienten interpeladas para
condenar a los poderes dominantes del capitalismo y a sus gobiernos. Sólo se
esmeran en solidarizarse. Precisan
madurar en el análisis de su actual situación límite conociendo, por
ejemplo, no sólo que estamos subsumidos en crisis sanitaria/ambiental por el
modo capitalista de producción y desarrollo. Sino también que el
desfinanciamiento mundial de la salud pública fue programado
desde organismos internacionales como la
OMS, el FMI y la OCDE, hasta farmacéuticas transnacionales, empresas monopólicas de
la salud y Estados imperialistas. El afán oligopólico de ganancias
crecientes como fin último del sistema lleva a la perversión de lucrar
con las enfermedades y la intoxicación de alimentos. Entonces reflexionemos
sobre:
Cinco problemas
estructurales
del Capitalismo agudizados
por la crisis sanitaria
José Luis Ríos Vera, Iván Montero y Gabino
Javier Ángeles Calderón
(…)5.
La crisis
sanitaria/ambiental
La pandemia del SARS - CoV - 2
puso de relieve la crisis de los sistemas de salud a nivel mundial. Un virus,
con un diámetro cientos de veces menor que el de un cabello humano, es el
"catalizador" de las contradicciones abigarradas del sistema capitalista
mundial. En un primer momento la pandemia se concentró en China, Italia,
Alemania, Reino Unido, Francia, España, Turquía, Irán, Rusia.
Posteriormente se propagó
con fuerza en Estados Unidos – tras el negacionismo de Trump y sus
criminales omisiones – cuyo número de personas contagiadas rebasa un millón
518 mil y más de 90 mil muertes (al 19 de mayo).
En los países de la
periferia se extienden las devastadoras consecuencias. Brasil como un
epicentro de los países del Sur global ya supera los 2 62 mil contagios
y más de 1 7 mil 500 muertes. L a amenaza que se cierne sobre África se
anuncia trágica. De acuerdo con un nuevo estudio de la Oficina Regional para
África (OMS) , entre 83 mil y 190 mil personas en África podrían morir de
COVID - 19 y entre 29 millones y 44 millones de personas podrían infectarse en
el primer año de la pandemia si las medidas de contención fallan. ¿Cómo
entender entonces la actual crisis sanitaria como expresión de la crisis
estructural del capital? Tal vez, la crisis sanitaria sea la parte que expresa
de forma más latente la tragedia humana causada por la enfermedad de Covid - 19.
Esto por las miles de
muertes de personas, el padecimiento de la enferme dad, la hospitalización, el
estrés generado entre los pacientes y los familiares, la insuficiencia de
recursos hospitalarios, las condiciones de vulnerabilidad y el propio
confinamiento. Según los datos de la Universidad John Hopkins de EUA, hasta el
día 1 9 de mayo a nivel mundial la cifra de casos confirmados ascendía a poco
más de 4. 8 millones y más de 322 mil muertos. 25
-
En este sentido, en primer lugar, debe señalarse que esta crisis sanitaria posee un carácter histórico - geográfico propio: la mundialización capitalista con sus cadenas de producción, distribución y consumo (zonas de producción, centros de comercialización, zonas de distribución – maquilas, bodegas, aeropuertos, almacenes, agentes inmersos, etc. –). Las rutas del contagio fueron en su inicio las rutas geográficas de la valorización del capital. 26
-
En segundo lugar, esta crisis sanitaria hunde también sus raíces en la crisis ambiental provocada por la expansión irracional del capitalismo. Las devastaciones de bosques y selvas causadas por el extractivismo, la agroindustria, la urbanización y la mercantilización de la naturaleza han traspasado los límites ambientales. Entre otras cosas, esto nos ha expuesto a las distintas poblaciones humanas a diversos virus y agentes infecciosos que estaban confinados en hábitats remotos y en especies con poco contacto humano (ejemplo de ello es el VIH, el ébola y ahora el coranovirus). 26 Sobra decir que las acusaciones mutuas entre EUA y China – de haber creado al virus – son parte de l a guerra geopolítica , comercial y tecnológica interimperialista (que también se ha exacerbado con esta crisis) y que termina por opacar la crisis ambiental causada por el capitalismo. En este sentido, n o debe pasarse por alto que la devastación ambiental causada por la destructiva e irracional lógica de acumulación de capital es de tal magnitud que a la era geológica actual se le ha denominado capitaloceno. 28
-
En tercer lugar, no es ninguna sorpresa que esta crisis sanitaria tenga un carácter clasista - racista - imperialista - neocolonial y excluyente, rasgo propio del contexto histórico en el que ocurre esta pandemia: el más desigual en la historia de la humanidad. Tan sólo en el 2017, el Credit Suisse Research Institute aseguraba que el 10 % más rico en el mundo poseía el 88 % de la riqueza mundial y sólo el 1 % por sí solo contaba con el 50 % de los activos globales. 29 Aún más, los riesgos sociales ya se habían documentado y anunciado desde hace años con la crisis sanitaria de la influenza AHN1, cuando diversos estudios mostraron el papel que en estas pandemias tienen los factores de vulnerabilidad social: la desigualdad, la clase, el origen étnico, el género, la escolaridad, el acceso a los sistemas de salud, el hacinamiento, el acceso al agua, las regiones periféricas y las zonas marginales en las ciudades. 30 Sin embargo, todos estos factores de exclusión y vulnerabilidad han sido creados por – o se han mezclado con – la subsunción del trabajo al capital de los últimos cuarenta años a través de la explotación y superexplotación del trabajo, la precarización laboral, las políticas neoliberales, las privatizaciones, el despojo y las gigantescas transferencias de valor de la prefería a los centros imperialistas.
-
En cuarto lugar, esta crisis sanitaria es expresión de la crisis estructural del capital porque apunta a los límites alcanzados por el sistema y a su incapacidad de superarlos. Más aún, es estructural porque la tensi ón entre las necesidades humanas y la lógica de valorización y mercantilización del capital – la tensión entre el valor de uso y las determinaciones del valor de cambio – no puede ser resulta por el propio sistema y sólo lleva a una espiral de barbarie.
En este sentido,
el
neoliberalismo ha sido el mayor proyecto histórico del capital por subordinar a
su lógica de valorización al sujeto social, la fuerza de trabajo y la
naturaleza – en ar as de expandirse y mantenerse – .
En este escenario de
pandemia, es clave entonces entender dos puntos: el detrimento de lo público
frente a lo privado (véase la Gráfica A ) y las restricciones de los Estados
al gasto social con el fin de facilitar el acceso a los grandes corporativos y
empresas trasnacionales a la mercantilización de los servicios públicos, así
como también con el fin de destinar mayor presupuesto a los gastos militares y,
en la periferia, para consignar recursos al pago de la deuda externa ( por
ejemplo, en la Gráfica B se observa el modo en que algunos Estados d e América
Latina de manera estructural deben destinar más del 10% del gasto público total
al pago de intereses de la deuda externa). 28 El
sector de la salud pública no ha quedo aislado de esta lógica neoliberal de
subordinación y mercantilización.
La mayoría de los sistemas del mundo se han visto afectados por este proceso La salud pública se ha abierto a la mercantilización. Desde organismos internacionales como la OMS, el FMI y la OCDE, hasta farmacéuticas transnacionales, empresas monopólicas de la salud y Estados imperialistas han emprendido diversas ofensivas contra los sistemas públicos sanitarios por medio de planes bien estructurados, por medio de los cuales han abierto paso al capital para expandirse en este sector. 30Esto ha devenido en el deterioro intencional de los sistemas de salud pública a nivel mundial, lo cual se expresa en la fragmentación de los sistemas, la privatización de las pensiones, la insuficiencia de la inversión pública en el ramo, la falta de expansión de la infraestructura , el detrimento en la calidad del servicio. El reverso de la moneda ha sido el aumento de la participación del capital en el sector, lo cual se expresa en la mayor concesión a los privados de los servicios que “no puede otorgar” Estado, el incremento de la s compras a empresas monopólicas de medicamentos y equipo médico, expansión de los seguros de gastos médicos y aumento de la infraestructura privada. Este debilitamiento intencional de los sistemas de salud pública es entonces el responsable directo de la incapacidad e insuficiencia de estos sistemas para contener la pandemiaactual.
EUA ha sido el ejemplo
extremo de esta lógica, mientras que en la periferia la insuficiencia ha sido
el rasgo estructural : la enorme expansión de los contagios en Brasil, las
escenas de Guayaquil, la zona metropolitana de México y los efectos en
África son la prueba . La lógica irracional de la mercantilización no prevé las
necesidades humanas en salud, por el contrario, las subordina a una lógica
irrestricta de generar ganancias para acumular. Es por tal motivo que el
capital es incapaz de dar solución a estos conflictos. Como lo ha señalado
James Petras: El capitalismo fracasó sobre su capacidad de defender su
población. Uno debe decir claramente que el capitalismo no tiene capacidad, no
está a la altura, para evitar el contagio y el colapso en la economía. Las
consecuencias son para la población: desocupación, pobreza; y la incapacidad de
sustituir elementos privados en el problema de salud es evidente. Nosotros
debemos enfatizar el vínculo entre el capitalismo y el colapso de la economía;
y la incapacidad de la salud capitalista de enfrentar los grandes problemas que
encontramos hoy. 31
Ante la cuarentena
recomendada por todas las autoridades sanitarias como el mínimo precepto para
contener el contagio, el capital pone el grito en el cielo, pide se levante y
se reabra la industria en todos los rincones del mundo. El editorial del WSJ del
8 de mayo lo expresó de modo emblemático: “Por el amor de Dios , reabrir la
economía ... ”. Dado que el contagio no ha sido detenido, las autoridades
sanitarias de algunos países recomiendan la extensión de la cuarentena (hay
nuevos confinamientos en China) , lo cual no es más que el perfeccionamiento
racional 32 para
salvar vidas humanas hasta el momento ; pero que atenta contra el régimen de
producción capitalista ( extracción de plusvalor) , pues implica la suspensión
de su acumulación. Por ello, ante esta contradicción , para el capital desde
un principio quedó excluida la extensión del confinamiento más allá de
cierto límite, por lo que a las mismas autoridades sanitarias no les ha
quedó más que declarar que "el virus estará con nosotros durante largo
tiempo". 33 (…)
A contra corriente de la
'normalidad' de funcionamiento capitalista de los territorios y trabajos o
como avanzadas de contrahegemonía cultural,
damos dos ejemplos:
29 de mayo de
2020 Puelmapu, Wallmapu.
Marimari pu peñi ka pu lamuen
Marimari papayengun
chachayengun
Marimari pu weny ka pu kompañ.
Chalian mapuzungun mew, inche
ta Mauro Millan ñi pingen, inche ta lonko, pillan mawiza ñi lof che. Kiñeke
zungu epian……
Es verdad. El estado
argentino tiene un conflicto con el pueblo Mapuche, porque acumuló demasiadas
deudas desde el momento que, de manera unilateral, decidió invadir nuestro
territorio ¿O qué esperaban? ¿Que el despojo de nuestras vidas sería perpetuo?
¿Que nos olvidaríamos de quiénes somos? ¿Que no nos preguntaríamos qué fue lo
que realmente sucedió?
Los winkas, en forma de estado chileno y argentino, nos invadieron y ocuparon nuestro territorio. Violaron, asesinaron, mutilaron. Nos confinaron a campos de concentración. Cambiaron el relato de la historia: el usurpado pasó a ser usurpador. Y todavía pretenden que no busquemos justicia, que seamos buenos indios, mansos, humildes, respetuoso de la ley y que estemos bien domesticados. Así podemos seguir siendo mano de obra barata; quienes levantan las casas, limpian los inodoros o recorren los miles de kilómetros del perímetro de los latifundios cuidando esas miles de ovejas. Lamento informar, señoritos y señoritas de la blanca alcurnia argentina, que eso poco a poco dejará de suceder.
Podría llevarme
muchas palabras tratar de explicar lo que significa tomar conciencia de quién es
uno y quienes somos todos, pero lo voy expresar en un solo concepto:
Kimun (Saber mapuche, sabiduría ancestral, conocimiento). El Kimun no lo podés
descubrir en Wikipedia, ni en las instancias educativas que ofrece este
monocultural estado. El Kimun está en la memoria, en la resistencia de mi gente;
no es exclusividad de lo rural, también está en la ciudades, en los barrios, en
las villas, en cada rincón de la geografía de este territorio que fue testigo de
la verdad de lo que aconteció. Sin embargo, esta sociedad sigue alimentándose
con la verdad corrupta de lo diarios, de la tele, de la radio, de los medios que
reproducen mercenariamente un relato que nos juzga y sentencia de manera exprés.
Casi tan rápido como los hacen los racistas del sistema judicial.
Esta recuperación
del saber mapuche hoy nos permite actuar cuando vemos que un peñi o una lamuen
tiene un destino como machi, lonko, weupife u otro rol como autoridad ancestral.
Ya no acudimos
a un psicólogo para que atienda la “locura”, ya no vamos con el cura o con el
pastor evangélico para que nos saque el demonio a palos… Sí, hacíamos todo eso,
por ignorar nuestra propia cultura. Hoy nacen pu machi, nacen pu lonko, nuestras
autoridades, para orientar el destino de nuestro pueblo y no para adornar alguna
política de control estatal. Nacen por una necesidad, nacen mostrando el
antagonismo entre como vemos el mundo los mapuche y como lo ve la sociedad winka.
Sociedad que mira desde la verticalidad del macho capitalista blanco judeo
cristiano. Desde esa cúspide de la pirámide se sirve de todo y de todos. Nadie
dice nada si llega un magnate de estas características e invade, tala bosque,
contamina y alambra lagos, ríos, cerros. Ningún vecino se queja, está todo bien…
hipocresía de los sumisos.
Como Lonko
mapuche, reivindico conmovido la lucha del lof winkul lafken mapu, celebro la
inquebrantable decisión de defender ese espacio y reivindico la orientación de
la joven Machi Betiana. Y sólo les digo:
a ese puñado de desquiciados
que piden desalojar, que este proceso ya no se detendrá.
al estado y sus eventuales
dirigentes, que deberán dar unas cuantas roscas más a sus obsoleta forma de
plantear el diálogo. Un diálogo político de profundo reconocimiento, y no uno en
el cual seamos estigmatizados como solo un problema de seguridad nacional.
Mientras sentencien a nuestro
territorio a la explotación extractivista de cualquier índole, mientras haya
presos políticos mapuche y hasta que no veamos encarcelados a los autores
intelectuales y materiales que asesinaron al peñiyem Rafael Nahuel y a quienes
desaparecieron y asesinaron a Santiago Maldonado, jamás vamos a sentir que un
llamado de diálogo esté siendo honesto en sus intenciones de avanzar en una
discusión política y de derechos.
Por
territorio, justicia y libertad¡¡ marici weu¡
Mauro
Millán, Lonko lof pillan Mawiza puelmapu
---
Puerto Madryn, 23
de mayo de 2020
Sr. Gobernador de
la Provincia del Chubut, Mariano Arcioni;
Sr. Vicegobernador
y Presidente de la Legislatura Provincial de Chubut, Ricardo Sastre;
Sr. Intendente de
la Ciudad de Puerto Madryn, Gustavo Sastre
S / D:
Somos parte de la comunidad
científica regional y somos trabajadores/as del Estado Nacional y Provincial -
CCT-CENPAT-CONICET, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco,
Universidad Tecnológica Nacional y Universidad Del Chubut - y expresamos, con
fundamentos, nuestro repudio y rechazo a las, cada vez más fuertes, intenciones
de implementar la explotación minera metalífera como parte de la matriz
extractiva del territorio de Chubut.
A continuación presentamos un
punteado que intenta sintetizar diversos aspectos de la
actividad minera metalífera
(de oro, plata, uranio, plomo, cobre, entre otros) que ponen en
riesgo la
población que ustedes representan y a la que deben responder por ser mandatarios:
a. Las sustancias químicas
utilizadas (cualquiera sea su grado de manejo) producen daño
ambiental irreversible y pone en
riesgo la salud de las poblaciones del área de
influencia de las minas - por
cercanía, vinculación hidrológica, afectación de vientos,
puertos de entrada y salida,
caminos de transporte de insumos y residuos, etc-.
b. El drenaje ácido de la mina es
inevitable y libera metales pesados de las rocas
(arsénico, cadmio, plomo, cromo,
cobre, cobalto, mercurio, níquel, estaño y zinc) que
entran en las redes tróficas por
bioacumulación, enfermando y matando, durante
miles de años.
c. Hasta la fecha no existen
registros de pueblos mineros sin daños registrados por
contaminación de suelos y de
cuencas hidrológicas, emisiones gaseosas o polvo tóxico
en el aire, afectación a salud
humana y a la diversidad biológica.
d. Se reconocen graves impactos
ambientales vinculados a la minería metalífera
subterránea en relación a los
depósitos de residuos contaminados y material rocoso,
alteración a gran escala de la
estructura interna de la corteza terrestre, alteración de
calidad y flujo de aguas
subterráneas.
e. El agua dulce es afectada
irremediablemente: la minería impacta fuertemente la
cantidad de agua disponible para
uso de las comunidades y la calidad de la misma, por
riesgo de contaminación
irreversible.
f. La infancia es la etapa más
vulnerable, por su inmadurez anatomofisiológica y
dependencia psicosocial.
g. La Constitución Nacional Art.
41, expresa: “Todos los habitantes gozamos del derecho
a un ambiente sano, equilibrado,
apto para el desarrollo humano y para que las
actividades productivas satisfagan
las necesidades presentes sin comprometer a las
generaciones futuras; y tienen el
deber de preservarlo.
h. La Ley General del Ambiente Nro
25.675 brinda una marco de seguridad frente a este
tipo de actividades de altísimo
riesgo, según importantes principios preventivos,
precautorios y de sustentabilidad.
El uso común del cianuro como
insumo minero es de alto riesgo ya que su
manipulación y manejo requiere
condiciones muy específicas y costosas de lograr y,
además, en su descomposición
libera productos intermedios que son igualmente
tóxicos.
j. Se constataron diversas
enfermedades en las poblaciones que se encuentran dentro
del área de influencia de las
minas metalíferas, desde vómitos y diarreas, hematuria,
cirrosis, hipertensión,
leucopenia, fibrosis, diabetes, EPOC, encefalopatías,
neuropatías, abortos espontáneos,
microcefalia, cáncer espinocelular, basocelular y
saturnismo, entre otras dolencias
agudas y crónicas, derivadas de la exposición a
metales pesados.
k. La minería no genera
sustentabilidad laboral ni económica. Se trata de un sector
capital-intensivo que depende de
los manejos financieros en bolsas extranjeras.
l. Existe alta rotación de
trabajadores por alta tasa de accidentes y enfermedades. En
cada etapa de avance de la mina se
hace una reducción sustancial de puestos de
trabajo básico.
m. Por último debemos remarcar que
la actividad minera conlleva impactos negativos que
son ocultados a la población
general que se constatan en todos los proyectos de
Latinoamérica que son estudiados
por el Observatorio de Conflictos Mineros de
América Latina
https://www.ocmal.org
América Latina https://www.ocmal.org
• competencia y exclusión de la
actividad económica tradicional;
• colapso de los servicios básicos
por aumento de la población;
• falta de beneficios para las
poblaciones locales;
• cambios culturales negativos,
redes de trata y narcotráfico.
• aumento de enfermedades
sociales;
• falta de oportunidades de
trabajo para pobladores locales;
• invasión de población ajena a la
región;
• amenaza a la tenencia
tradicional de tierras;
• riesgo de contaminación de los
campos aledaños al emprendimiento minero;
• falta de reconocimiento de los
derechos de los pueblos originarios;
• militarización de los
territorios;
• fuerte conflictividad social;
• persecución, amenazas,
judicialización y violencia;
Por todas estas razones, denunciadas por otros grupos científicos,
asambleas y
agrupaciones socioambientales de todas las regiones mineras de
Latinoamérica, incluido nuestro país, expresamos enfáticamente que la
habilitación de la minería metalífera en cualquier punto de la provincia
representará una condena para todo el territorio chubutense. La salida a la
crisis provincial histórica agravada por la pandemia debe incluir todas las
voces, fortalecer y diversificar las economías regionales, tradicionales o
innovadoras que permitan que cada comunidad (rural o urbana) tenga asegurada la
salud y el trabajo de las generaciones futuras.
Apelamos a que Ustedes estén
a la altura de las circunstancias y tengan la grandeza y
fortaleza para decir al
igual que nosotros/as:
¡NO A LA MINERÍA
METALÍFERA EN CHUBUT!
En confrontación.
El Secretario de Minería de
la Nación, Alberto Hensel, sin filtro: “Vamos a constituir un grupo de
notables porque la minería debe ser discutida por conocimiento objetivo, los
eslogan no dan trabajo”.
"No podemos discutir si hacemos minería o no hacemos,sino cómo hacemos minería"
Fue el jueves 28 de mayo
que dio una charla abierta vía Zoom en la que frente a los presentes (entre
ellos el senador por Chubut Alfredo Luenzo) blanqueó: “debemos trabajar en
un Plan estratégico para el desarrollo minero argentino que traerá divisas
para cumplir con la deuda interna”.Leer
A generalizar la comprensión sobre porqué disputar territorios y trabajos al
capitalismo teniendo en cuenta qué explican las defensoras de territorios:
“Donde nosotras vemos montañas, ellos ven oro y minerales valiosos; donde vemos milpas o chacras, ellos ven petróleo o presas; donde sentimos el sol y el viento, ellos ven negocios de energía eléctrica; en nuestros ríos, lagos y bosques, ellos ven ganancias”.
Defensoras exigen reconocer derechos
ante amenazas territoriales
Defensores ambientales de Guatema: rendirse no es una opción
Servindi, 29 de mayo, 2020
El Grupo Regional de Género y Extractivas demanda a los gobiernos del mundo el reconocimiento pleno de sus derechos ante las amenazas de sus territorios por el avance y la emergencia sanitaria del Covid-19.
Durante el Primer Encuentro del Grupo Regional de Género y Extractivas, las defensoras de la tierra y el medio ambiente de América Latina y el Caribe, alertaron sobre los impactos de las actividades extractivas en sus países y la criminalización que sufren por defender sus territorios.
En un pronunciamiento dirigido a la comunidad internacional manifestaron que los gobiernos continúan asumiendo el extractivismo como la mejor opción para el crecimiento económico. Razón por la cual permiten las operaciones de esas actividades a expensas de afectar sus pueblos.
“Donde nosotras vemos montañas, ellos ven oro y minerales valiosos; donde vemos milpas o chacras, ellos ven petróleo o presas; donde sentimos el sol y el viento, ellos ven negocios de energía eléctrica; en nuestros ríos, lagos y bosques, ellos ven ganancias”, dice el pronunciamiento.
Los impactos de la extracción intensiva no sólo se hacen evidentes en los territorios con largas sequías, lluvias torrenciales que producen inundaciones y continuos incendios forestales; también se evidencias en la afectación a la salud y la vida.
En este sentido, las defensoras del Grupo Regional de Género y Extractivas, demandan y exigen a los Estados, empresas, instituciones financieras y a la sociedad en su conjunto 14 puntos importantes:
Cesar la promoción y operación de actividades extractivas.
Incorporar la perspectiva de género en todas las medidas de prevención.
Garantizar la participación y representación de las mujeres en los espacios de toma de decisión.
Detener la criminalización, hostigamiento y todas las formas de violencia que se ejercen contra las personas defensoras de la tierra.
Garantizar la prestación de servicios con pertinencia cultural, particularmente en aquellas áreas donde habitan pueblos originarios.
Proteger de forma integral los territorios ancestrales, colectivos y los bienes comunes (agua, viento, subsuelo).
Respetar las formas comunitarias de los pueblos en la gobernanza y toma de decisiones sobre los bienes comunes.
Reconocer el valor y la contribución económica, política y social del trabajo de las mujeres, visibilizando las múltiples labores.
Visibilizar y fomentar iniciativas económicas lideradas por mujeres.
Diseñar, planificar, implementar y monitorear los planes y programas para enfrentar o adaptarse al cambio climático.
Reconocer como instrumentos de gestión los planes de vida de las comunidades que incluyan las propuestas y necesidades de las mujeres.
Garantizar el acceso a la información y fiscalizar a las instituciones que operan y ejecutan políticas de salud pública.
Visibilizar y difundir las iniciativas y buenas prácticas a nivel local, nacional e internacional.
Garantizar y fiscalizar la implementación efectiva de instrumentos internacionales que respaldan nuestra lucha como defensoras del ambiente.
Los casos ganados: jurisprudencia sobre criminalización de defensores/as → https://bit.ly/3c5g90c
La jurisprudencia y el análisis de nueve casos emblemáticos referidos a la criminalización de defensores/as de #DerechosHumanos en el Perú fueron compartidos por el Instituto de Defensa Legal (IDL).
Mediante un documento de trabajo y enlaces a las sentencias se analizan nueve casos litigados y ganados por el movimiento nacional de derechos humanos y que señalan un derrotero …
Ver más
A recuperar y/o afirmarnos, les
diverses de abajo, en:
"¡Ya
Basta! Basta a la precarización neoliberal, a los ajustes económicos, a las
desigualdades y la exclusión, al autoritarismo y el estado de excepción,
basta a ser condenados a un mundo sin
futuro".
Derecho a existir, pulsión de re-existir
Protestas populares y sentidos de lo común
en tiempos de pandemia en América Latina
30 de mayo de
2020
Por
Emiliano
Teran Mantovani
(Rebelión)
Derribar la clausura de un ‘mundo muerto’: rutas de fuga, revuelta y re-existencia en América Latina
La
pandemia del nuevo coronavirus ha saturado absolutamente todo.
Incluso la memoria, que ya venía siendo atropellada y convulsionada
permanentemente por el eterno presente de esta sociedad hiper-informada,
inundada de datos, imágenes, video-cápsulas, memes y múltiples
acontecimientos impactantes.
Así
que, como un acto para recobrar el aliento, como quien sofocado se
quita el tapabocas para tomar una bocanada de aire fresco, hagamos
nuevamente memoria de vida, recordemos los meses y semanas atrás,
que determinaron todo 2019: calles calientes, millones de voces;
marchas, piquetes, pancartas, consignas, pañuelos, enjambres,
multitudes. Corazones latiendo, rabia, anhelo, hartazgo, esperanza.
Chile, Ecuador, Colombia, Haití, Perú, Honduras, Puerto Rico,
Venezuela, Costa Rica, Bolivia, Nicaragua; y fuera de las tierras
del Abya Yala, Hong Kong, Francia, Irak, Líbano, Catalunya, Argelia,
Zimbabwe.
Todos, de una u otra forma,
diciendo ¡Ya Basta! Basta a la precarización neoliberal, a los
ajustes económicos, a las desigualdades y la exclusión, al
autoritarismo y el estado de excepción, basta a ser condenados a un
mundo sin futuro.
Pero las
ondas de esta vibración socio-política mundial terminaron chocando
con las ondas de la pandemia global 2020, siendo esta última otro resultado
de la expansión neoliberal y colonizadora del capital.
Además de los millones de contagios y los cientos de miles de
fallecidos, la pandemia ha generado una parálisis de buena parte del
sistema; un shock concreto en las dinámicas globalizadas (a escala
macro, meso y micro), y un shock simbólico, al provocar un
considerable impacto en las perspectivas y expectativas de las
sociedades. Y sobre todo, nos revela que no estamos sólo ante una
enfermedad muy contagiosa, sino que en realidad todo este sistema
capitalista en decadencia es una máquina de intoxicación de la vida,
una máquina de patologización de cuerpos y ecosistemas; que es el
vector fundamental de la insalubridad global que experimentamos.
Ciertamente nos encontramos ante
una situación muy complicada y enigmática. Pero para algunos, entre
derechas e incluso izquierdas, y ante las fuerzas de saturación y
parálisis que provoca la pandemia, parece haberse olvidado el actor
social, el mundo de los de abajo, la micro-política; parece que los
han ubicado en una especie de campo de invisibilidad, de desmerito,
de imposibilidad. Como si estos actores sociales dejaran de contar
en el curso de los acontecimientos actuales y futuros; como si la
política ahora fuese un estadio vacío donde sólo juegan el poder de
las corporaciones transnacionales, la geopolítica tradicional y el
Estado (que gestiona la biopolítica, el estado de excepción, la
sociedad de control o incluso para algunos, un nuevo y ‘posible’ welfare state).
Visto así, ese es un mundo muerto. Un mundo de comandos, de tránsitos lineales, sin agonismo popular, sin sustancia y de dominio espectral irremediable. Un mundo desde el cual nos negamos a pensar, buscando en cambio resaltar las múltiples rutas que trazan las resistencias de las fuerzas vivas, las pulsiones de vida de los de abajo: alimento y horizonte, salud y comunidad, oxígeno y dignidad. Vida, tanto desde su perspectiva productiva y reproductiva cotidiana, hasta en su sentido ontológico y filosófico.
Estas rutas de escape/reproducción/emancipación se encuentran hoy
obstaculizadas, militarizadas, contagiadas.
Pero
hay que derribar la clausura de posibilidades que propone el ‘mundo
muerto’, y señalar al menos tres expresiones cruciales de la
política –o la otra bio-política– de estas fuerzas vivas: la
primera, que lo que emergió y rugió desde los pueblos en 2019
sigue hoy latiendo, sigue hoy respirando. Y sobre todo, que el
problema de fondo, lo que ha originado las protestas, sigue sin
resolverse. Hay por tanto, no sólo una materialidad sino también una
ontología de la revuelta.
La segunda, que durante el tiempo de la
cuarentena y la crisis de la pandemia de Covid-19, también se han
desarrollado procesos que han sido poco visibilizados y difundidos
–para algunos ‘invisibles’– y que han consistido en la construcción
de soluciones desde los de abajo para los de abajo, así como un
énfasis del trabajo hacia adentro por parte de comunidades,
organizaciones y movimientos sociales en los territorios,
orientándose hacia el fortalecimiento de la autonomía y la
autogestión.
Vale
resaltar experiencias de redes de alimentación solidaria entre
territorios, como la ‘Minga
de la Comida’, propuesta por el
Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), que llevan alimentos
para el intercambio y así ayudar a aliviar la situación de las
familias vulnerables de Popayán y de comuneros indígenas que no han
podido regresar a sus territorios; otras de estas redes se producen
no sólo en algunas
partes de Colombia, sino en regiones de otros países, como
ocurre en
Ecuador, y en
Bolivia, siendo principalmente alimentos recolectados del campo
que se aportan para familias pobres en las ciudades. Sistemas de
trueque urbano y campesino de diverso tipo se han también
establecido para enfrentar los efectos socio-económicos de la
pandemia, como en el
caso de Cochabamba en Bolivia o en varias
regiones de México. En Brasil, organizaciones
sociales como el Frente Brasil Popular
y el Frente Pueblo Sin Miedo (que agrupan a cientos de
organizaciones brasileñas) crearon una plataforma no sólo de
solidaridad alimentaria, sino también para apoyar con artículos de
limpieza y un fondo de emergencia para trabajadores informales. Cabe
también señalar las experiencias de las ‘ollas
comunitarias’ en Chile –como la de la comuna popular de Puente
Alto, en Santiago, que asiste a 5.000 habitantes–, en
Cali (Colombia), en varios
municipios de Guatemala o en Buenos Aires, lugares del conurbano
y otros puntos del interior de Argentina;
o las de las Asambleas
territoriales en Valparaíso (Chile),
desde las cuales se han impulsado cosas como campañas de
desinfección colectiva de espacios públicos, fondos solidarios,
cuadrillas de seguridad alimentaria o la elaboración de manuales de
pan. Aunque en primera instancia estas experiencias descritas no se
orientan a confrontar a los poderes constituidos, tienen una
importancia constitutiva para los procesos de fortalecimiento de las
iniciativas populares y territoriales, y sobre todo, marcan
claramente la ruta de una respuesta social ante la pandemia.
La
tercera expresión contiene las posibilidades de horizonte y
expansión de estas fuerzas, y se resume en la siguiente disyuntiva
vital: es cierto que la pandemia tiene un poderoso efecto
paralizante, pero en realidad todo esto es mucho más paradójico.
Mientras busca confinar, desmoviliza y genera miedos, al mismo
tiempo potencia escenarios de movilización, al profundizar
drásticamente todas las contradicciones y causas que habían generado
las protestas y descontentos. Más precariedad, más desigualdad, más
estado de excepción. Esta contradicción fundamental es un muy claro
ejemplo de lo que es este tiempo paradójico de colapso/oportunidades
que vivimos en la actualidad.
Algunos, entre derechas e incluso izquierdas, ven con malos ojos los
llamados a la movilización. Es verdad que la pandemia ha generado
enfermedad, sufrimiento y muerte en los sectores populares, con la
muy dolorosa pérdida incluso de referentes y líderes sociales como Ramona
Medina (de la Villa 31 en Buenos Aires) o el
cacique Messías Kokama, uno de los principales líderes de
la Amazonía brasileña. Pero lo que resulta más dramático es
precisamente que la pandemia de COVID19 no tiene el monopolio de
la muerte, ni de la infección, ni de la precarización. Que esta
pandemia es en realidad el síntoma de una constelación de males y
enfermedades que aquejan y acechan a la mayoría de la población,
para la cual la lucha es una cuestión cotidiana y fundamental para
la sobrevivencia, para la reproducción de la vida. Y especialmente
por eso, la pandemia vulnera más cuando se conjuga con esos otros
males sociales, como la pobreza, la desnutrición, la falta de agua o
el racismo. Que esto que muchos han llamado la ‘normalidad’ que
existía previamente, en realidad era una pesadilla para millones de
personas en la región, y principalmente en todo el Sur Global.
Por
eso la cuarentena en América Latina para una parte de la población,
desde sus inicios sencillamente no se podía cumplir (y aún no se
puede), o bien no se podía sostener por mucho tiempo, sobre todo
para quienes se buscan la vida en el día a día. Por eso se fueron
evidenciando múltiples micro-protestas territoriales, a medida que
se ampliaba la precariedad (morir de Covid o morir de hambre). Por
eso en las últimas semanas, el escenario de movilizaciones retoma
vuelo, como ha ocurrido en Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia,
Venezuela, o en Córdoba (Argentina) –lo que ciertamente ocurre
mientras otras tantas se producen por parte de sectores
conservadores y de extrema derecha en nombre de las libertades
económicas–, mientras se reavivan las protestas de Irak, Líbano,
Hong Kong, India, entre otras.
La ecuación es muy complicada y nos encontramos ante un proceso de reorganización del sistema tal y como lo conocemos. Pero esta re-organización no ocurre ni ocurrirá de manera unilateral, estable, lineal e irresistible por los designios del gran capital y los Estados potencia. Esta nueva coyuntura se produce al interior de un sistema global que es en realidad más frágil que nunca, mucho más vulnerable y mucho más inviable. Lo que está en crisis es todo un orden histórico civilizatorio y esto nos ha traído a un tiempo límite, de umbrales ecológicos, económicos, energéticos; a un tiempo de eventos extremos donde la turbulencia es la normalidad. Así que nada está garantizado, nadie puede ya garantizar el control de la situación. Todo, absolutamente todo, está en disputa y el muy diverso campo popular juega, y es onda de choque en esta crisis.
En el corto plazo, por un lado,
ante la agudización de las contradicciones y factores causales del
descontento, podríamos presenciar una nueva ola de protestas en la
región encabezada por la revuelta de los precarizados,
provocada por el mundo extremo que va dejando la pandemia. Eso
podría abrirnos a una nueva correlación de fuerzas que eventualmente
podría allanar caminos a nuevas posibilidades y alternativas
populares.
Por otro lado, en el devenir y
transitar de esta crisis, las particulares condiciones que se
desarrollan abren un campo de redefinición de lo común, de la
autogestión, de lo público, de la gobernanza, que tendría
importantes repercusiones. Estamos al interior de ese proceso.
Sentidos y dilemas de la revuelta, el antagonismo y lo común
Tenemos hoy muchísimas más preguntas que respuestas. ¿Cómo
reproducir una vida digna, cómo transitar una vía alternativa, ante
tal nivel de insalubridad global, ante tal nivel de precariedad de
las condiciones de vida en el planeta, de las democracias, ante los
sistemáticos bloqueos de alternativas? En este mundo en emergencia,
de tiempos ajustados, parece que tendremos que ir caminando y
resolviendo estas preguntas sobre la marcha. Pero, además de
resolver las cuestiones básicas de la reproducción de la vida,
seguiremos necesitando comprender y dotar de sentido la existencia,
la revuelta, la re-existencia; la transformación socio-ecológica;
nuestra forma de ser y estar en la Tierra. No parece bastar el
antagonismo puro, mucho menos hoy cuando extremas derechas
protestan, ocupan calles, se rebelan, se presentan como
‘anti-sistemas’ y piden un ‘cambio’; o bien cuando el crimen
organizado o el narcotráfico insurgen, desafían a los poderes
formales o crean violentas economías que logran incluir a parte de
los sectores sociales más vulnerados, ganando adeptos entre ellos.
De
manera que, el propio antagonismo, la forma y los significados que
pueda tener, está en disputa. Es en este sentido que
resaltamos el valor del proyecto y horizonte de lo común.
Sobre todo en la medida en la que el antagonismo se enraíza en la
acción colectiva, en el re-encuentro de los iguales y las
diversidades, en la re-articulación integral de nuestros modos de
ser y estar con las tramas de la vida, lo cual es fundamental ante
un mundo que sufre los terribles efectos de la fragmentación. Lo
común hoy, es una posición crítica ante la crisis, ante la posible
nueva ola de privatización y mercantilización corporativa; ante el
avance de las extremas derechas y sus posturas radicalmente anti-Vida;
ante la idea de que el humano es un ‘virus’ depredador y no en
cambio esta cultura moderno/occidental colonizante; ante la lógica
del ‘sálvese quien pueda’ y la competencia feroz; ante la
marginación económica e institucional del mundo de los cuidados;
pero también, ante los nuevos Leviatanes de la emergencia o los
posibles avances de un nuevo estadocentrismo ‘social’ que recanalice
el potente descontento popular hacia una nueva ilusión de cambio
desde arriba.
Sin
embargo, esta idea de lo común como proyecto y horizonte no se
presenta sólo como un lugar filosófico desde donde pensar ese
antagonismo, sino tal vez principalmente como un modo de hacer:
es una política productiva porque pone en el centro y punto de
origen la transformación y la re-existencia en el aquí y en el
ahora; no se sienta a esperar mediaciones, sino que territorializa
ese otro mundo que imagina. Esto tiene un valor tremendo
precisamente porque, en un mundo caótico y muy incierto, de grandes
perturbaciones, es la comunidad el principio de orden.
Comunizar es hoy un factor vital, pues se trata de tejer y re-tejer la comunidad, desgarrada por décadas de neoliberalismo y violencia neocolonial; es repotenciar la noción de interdependencia a partir de una política común del cuidado (y más en estos tiempos de insalubridad global y capitalismo enfermo); es por tanto, generar resiliencia y sumar en la correlación de fuerzas; es reconocernos en un nosotros-común entre iguales, que es esencialmente diverso (no un común homogéneo), y recomponer nuestra relación simbiótica con la naturaleza (el común con la trama de la vida ecológica), trascendiendo el antropocentrismo y dando cuenta que el planeta Tierra es en realidad la casa común.
Pero
ante este sentido del antagonismo y del re-existir, la gran pregunta
que ha surgido es cómo se reproduce ese común ante dinámicas de
distanciamiento social, o bien en contextos de caos, conflicto
armado o eventos ambientales extremos. Es la gran
pregunta sobre lo común en el antropoceno. Algunos parecen
haber declarado la muerte de lo común ante los escenarios actuales.
Pero esta idea/clausura es muy limitada, por varias razones:
primero, plantea una visión normativa y rígida que, ante ciertas
condiciones, parece proponer que lo común está o no está, sin
reconocer que más bien este se encuentra en permanente producción,
adaptación, reformulación y flujo.
No se
trata pues de una forma pura a la cual se llega, sino, como hemos
mencionado, es básicamente un referente, un lugar para pensarnos y
sobre todo un modo político de hacer (que ciertamente también podría
institucionalizarse).
Lo
segundo, hay numerosos ejemplos de cómo, en contextos adversos, lo
común ha podido persistir, como ha ocurrido en comunidades que
resisten en conflictos armados (teniendo como casos emblemáticos las
experiencias kurdas y varias del sur de México) e incluso se
reajustan para fortalecerse a partir de ellos. Lo tercero, en
relación con lo segundo, nos señala que justamente en períodos de
profunda crisis, lo común es un componente fundamental para allanar
el camino para lograr salidas y alternativas, trazando un horizonte
de restitución, autocuidado, sanación y recomposición vital; y
cuarto y último, se trata también de reconocernos en las dinámicas
propias de la trama de la vida y los ecosistemas, que son
eminentemente cooperativas y simbióticas, es decir, que lo común nos
constituye como parte de este tejido de vida en la Tierra.
La
otra gran pregunta que surge tiene que ver con los alcances y
límites de las iniciativas sociales, desde abajo, ante enormes
desafíos como las pandemias de la globalización neoliberal o los
grandes eventos ambientales del antropoceno. ¿Cómo nos sanamos ante
un virus como este y una pandemia que en buena parte sale de
nuestras manos, ante lo cual pareciese que las grandes tecnologías
y las instituciones estatales y privadas están mejor provistas para
enfrentarlo? ¿Cómo se enfrentan grandes inundaciones, o algo de las
dimensiones del cambio climático, desde los pueblos, sin que esto
suponga una dramática y extraordinaria exposición social a tales
peligros? Estas fundamentales preguntas nos remiten ineludiblemente
a una discusión sobre la relación con el Estado y con lo público
que, por su densidad, no podemos abarcar aquí. Pero sí quisiéramos
plantear una idea: la protesta, organización y movilización
social como una proyección del campo popular en la política global.
Esto implica no ver única y necesariamente la contraposición pura y
compartimentalizada de lo común, el Estado y lo privado (estos
asuntos no pueden ser abordados en blanco y negro), sino también
las
relaciones conflictivas y ‘transfronterizas’ entre estos ámbitos,
que en la medida en que la protesta y organización popular ganan
terreno, posibilitan la transformación de la política en ámbitos más
amplios que lo local.
Sobre
esta idea de lo común como una política multi-escalar, de la
proyección del campo popular en la política global, nos parece vital
resaltar tres aspectos: primero, hay que recordar que
las protestas populares que han llenado las calles latinoamericanas
han demandado en muy buena medida justicia social y ambiental,
soluciones a la crisis y políticas de protección y asistencia del
Estado, ante el muy alto nivel de desamparo, sobre todo de los
sectores más vulnerables de la sociedad. Segundo, la idea de la
centralidad de lo común, de su política situada como punto de
origen, no es excluyente con la disputa política hacia otras
escalas. Eso implica, por un lado, que su avance suma a una
correlación de fuerzas más favorable para los pueblos, lo que a su
vez crea un marco menos adverso para su accionar; por otro lado, la
calle y la comunicación son una de las principales arenas donde se
canaliza la disputa por lo público y en ellas es
fundamental la lucha por demandas hoy centrales, como la condonación
de la deuda externa a los países del Sur Global, la salud como
derecho universal y la instauración de la renta básica. Toda
posibilidad de creación de lo que podríamos llamar barreras de
derecho ha provenido y provendrá fundamentalmente de las luchas
desde abajo. Se trata de obligar al Estado a mantener y respetar
esos derechos. Tercero, y no menos importante, que ante la situación
de emergencia ambiental y climática, económica, social, y en general
todo lo que supone esta crisis civilizatoria, se requiere de
transformaciones tan vastas y aceleradas, que va a ser necesario que
profundos cambios se realicen en todas las escalas globales, y en
todas ellas el ámbito social y el campo popular necesitarán incidir.
No hay
pizca de simplicidad en estos asuntos y, como ya hemos dicho, el
tiempo de pandemia y reestructuración sistémica nos podría también
abrir a nuevos tiempos de “Estadolatría” (Gramsci), bio-paternalismo
y euforia estatal que legitimen que dicha reestructuración favorezca
en el fondo mayores formas de explotación, expolio y despojo, y que
las dinámicas suicidas que nos llevaron a esta situación crítica
actual no sean afectadas. De ahí que es crucial poder respondernos a
la pregunta, ¿cómo abordar una política no-estadocéntrica en
estos tiempos? ¿Cómo lo común puede reproducir una política
desde las autonomías en semejantes circunstancias?
El tan
mentado frenazo de emergencia a la locomotora benjaminiana ha
ocurrido. El futuro es hoy y la posibilidad de un giro radical de
todo el orden civilizatorio se ha abierto. Algunos se organizan para
una “nueva normalidad”. ¿Cuál es su posición ante el curso de lo que
acontece?
Somos posibilidad en la asunción
de nuestro derecho a existir, en la potencia de nuestra pulsión de
re-existir; somos raicillas en las grietas de un sistema senil y
decadente. Estamos vivas y vivos.
Caracas, mayo 2020
*Emiliano Teran Mantovani es sociólogo venezolano y ecologista
político, miembro del Observatorio de Ecología Político de Venezuela
Eu recomendarei qualquer pessoa que esteja procurando empréstimo comercial para o Sr. Benjamin, que me ajudou com um empréstimo de quatro milhões de dólares para iniciar meu negócio e foi rápido. seguro. Foi definitivamente uma experiência positiva. Evite os golpistas aqui e entre em contato com o sr. Benjamin On. lfdsloans@outlook.com. WhatsApp ... +19893943740. se você estiver procurando por empréstimo comercial.
ResponderEliminar