Es generalizar la discusión sobre 
la criminalidad del sistema de ir contra las
la criminalidad del sistema de ir contra las
soberanías alimentarias y territoriales de los pueblos planetarios.
 Durante este siglo la mayoría de 
 nosotros se ha sentido feliz por creer que los gobiernos progresistas 
 estaban construyendo la Patria Grande. Sin embargo 
 lo que impulsaron es la integración regional para el avance del capitalismo 
 transnacionalizado y chino. Lo comprobamos con UNASUR fundamentada en 
 desplegar 
 
 COSIPLAN-IIRSA 
 pero también lo observamos en el:
Acaparamiento de tierras en América Latina
4 de 
noviembre de 2013
Por Sally 
Burch
El acaparamiento de grandes 
extensiones de tierras, conocido en inglés como land-grabbing, fenómeno que 
surgió principalmente en la última década y que se acentuó a partir de la crisis 
alimentaria del 2008, está transformando radicalmente la estructura agraria en 
el mundo, desplazando al campesinado y reforzando la agroindustria. Lo que se 
propone es la sindicalización de los movimientos agrarios de resistencia y al 
mismo tiempos, su universalidad.
Entrevista con 
Cristobal Kay
- 
 En África y Asia, este fenómeno corresponde principalmente a acuerdos entre Estados, donde un gobierno acuerda la compra o arriendo de grandes extensiones –cien, doscientas mil hectáreas o más-, en otro país, para producir alimentos bajo su propio control y exportarlos, a fin de garantizar la seguridad alimentaria de su población.
- 
 En América Latina, sin embargo, el proceso ha asumido una característica distinta, según explica Cristóbal Kay, especialista en desarrollo y reforma agraria. Y es que en nuestro continente, no son otros Estados sino principalmente las grandes empresas translatinas las que están invirtiendo en países vecinos. (...)
CK: Son grandes 
compañías que ya controlan cincuenta mil hectáreas, o cien mil hectáreas, por 
ejemplo de Argentina; que hacen después inversiones en Paraguay, o Uruguay, 
especialmente para soja, o para pasto y ganadería. Y Brasil hace lo mismo: hay 
muchos empresarios agrícolas brasileños que ya hace como tres o cuatro décadas 
atrás, han comprado tierras en la parte oriental de Bolivia, en Santa Cruz, en 
las tierras bajas de Bolivia, y hoy en día controlan quizás un tercio de las 
tierras del Oriente boliviano. Controlan como el 40 ó 50% de la producción de 
soja de Bolivia.
Paraguay, es el 
caso más dramático. En este país, casi dos tercios de toda la producción de soja 
es controlada por capitales, inversionistas, terratenientes, de origen brasileño 
-la mayoría-, pero también una parte importante de argentinos. Entonces se 
plantea allí un problema de soberanía nacional, porque gran parte de esas 
inversiones de compra de tierra por parte de los brasileños y los argentinos se 
da en la zona fronteriza con esos países. Y, el cultivo de la soja es el más 
importante de Paraguay, entonces controlando dos tercios de la producción de 
soja -no tengo una cifra exacta-, pero es como controlar quizá el 40% de toda la 
producción agropecuaria de ese país, por parte de esos capitales 
latinoamericanos.
Ahora, muchos de 
esos capitales latinoamericanos están asociados con capitales internacionales. 
Por ejemplo, con el famoso financista George Soros. Soros tiene una empresa que 
financia las compras de tierras a través de una empresa en Argentina, y hace 
inversiones a gran escala, con grandes maquinarias.
Entonces, hay algunos capitales extranjeros, pero no es la fuerza motriz de este cambio; la fuerza motriz viene de los propios capitales de algunos países latinoamericanos. Incluso países pequeños como Chile, que tiene cierta ventaja en la industria forestal. Hay un grupo forestal chileno que tiene más de un millón de hectáreas, de las cuales la mitad está fuera de Chile, en Argentina, Brasil y Paraguay. Como ya no hay más tierras para reforestar en Chile, estos capitales chilenos invierten en otros países latinoamericanos, en los que todavía hay cierta abundancia de tierra. Ahora, esto también tiene su impacto ecológico, especialmente con el monocultivo de eucalipto, que absorbe mucha agua, y el pino; y entonces no se puede cultivar después, es muy difícil volver a usar la tierra para otro uso agropecuario.
ALAI: Estas inversiones en tierra, ¿están vinculadas también a la 
especulación del sector financiero?
CK: Sí, porque 
la ventaja es que la tierra no pierde su valor, es una buena inversión fija, 
especialmente si los precios agropecuarios siguen subiendo, y es muy probable 
que los precios agrícolas nunca van a bajar de nuevo a los niveles pre-crisis 
del año 2008. Pero la especulación viene más bien con estos nuevos cultivos, 
como decía, la palma aceitera, palma africana, con la soja y también con la caña 
de azúcar. Estos tres cultivos se pueden llamar ‘cultivos comodín’. Un colega de 
La Haya, Saturnino Borras, lo llama ‘flexcrops’, que se puede traducir al 
castellano como ‘cultivo comodín’, porque se los puede dedicar a varios usos, ya 
sea como aceite, ya sea como comida, o para biocombustible. Y allí viene la 
ventaja, es decir, depende de los precios de los alimentos: si están bajos, 
dedican la caña de azúcar o la soja al etanol. Entonces especulan de acuerdo a 
cómo van los precios internacionales para cada uno de los productos. Eso le da 
esa flexibilidad al capital, y el capital siempre trata de maximizar la ganancia 
y la renta, usando los mercados internacionales.
ALAI: ¿De toda esta situación que acaba de describir, cómo ve las 
implicaciones a futuro? ¿De qué hay que preocuparse? ¿Qué alternativas podrían 
plantearse frente a esa situación?
CK: Estos nuevos 
capitales que acaparan tierras, extensiones de 100 mil hectáreas, y algunas 
llegando hasta a 1 millón de hectáreas, son cantidades de tierras inimaginables 
históricamente, van mucho más allá del antiguo latifundio. La diferencia es que 
son capitales no exclusivamente agrarios, sino que muchos de estos nuevos 
inversionistas vienen de la agroindustria, de la industria forestal, de la 
industria del procesamiento de la caña de azúcar, de la palma africana. O 
incluso, en el caso de capitales extranjeros, de capitales mineros o 
financieros; y capital comercial, incluso hay supermercados que invierten. 
Entonces, ya no es solamente un capital agrario, sino un capital que se origina 
de varias fuentes, que controla la cadena productiva. Es como toda una cadena de 
valor que está totalmente integrada y controlada por ese capital corporativo, 
que tiene tremendo poder, porque conoce el mercado internacional, tiene acceso a 
las últimas técnicas productivas, tiene la capacidad de financiar maquinaria, 
cosechadoras e industrias procesadoras.
Frente a eso, a 
un mercado libre, los gobiernos no tienen la capacidad de negociar o de buscar 
acuerdos más favorables para los países. Hay quizá algunas restricciones 
menores.
En cuanto a las 
implicaciones de este proceso, como ya mencionaba, desplazó a ciertos sectores 
campesinos, creó conflictos con pueblos indígenas, tal cual lo hacen algunas 
inversiones mineras, aunque estos casos son menos conocidos. Y es que en muchas 
de esas zonas que los gobiernos dicen que están vacías, que son tierras 
estatales, ya había poblaciones locales, indígenas, que estaban radicadas en 
esas zonas, y que con estas inversiones van siendo desplazadas.
En el tema de qué visión del futuro, pensando especialmente si uno quiere hacer una reforma agraria, yo creo que hoy en día es más complejo realizar una reforma agraria, porque el campesinado ya no enfrenta al antiguo señor feudal con el cual tenía una relación patronal clientelar. Pero había un enemigo claro -por así decirlo- con el cual uno podía realizar su lucha social: contra los patrones, contra los terratenientes que habían estado en esa zona hace siglos ya, desde la colonia, con el antiguo latifundio. Ahora son grupos inversionistas, muchas veces sociedades anónimas. Entonces, ¿cómo tener una política para tratar de expropiar o redistribuir la tierra, frente a un capital que puede vender las tierras fácilmente o moverse a otro lugar?Además, ahora ya no se trata de expropiar tierra improductiva, no cultivada, como antes con el latifundio. No, estas son empresas capitalistas, con grandes inversiones de alta productividad, de alta tecnología, totalmente integradas al mercado internacional; entonces también los gobiernos son muy reacios a tocar a esas empresas.Por lo mismo, hoy las reformas agrarias tendrían que ser mucho más participativas, tendrían que tener en mente las necesidades de las comunidades indígenas, tener una opción también de género, de incorporar a las mujeres en el proceso de la reforma agraria, lo que no se hizo en la reforma agraria de las décadas de los 50, 60 y principios de los 70, y también, por supuesto, tener toda una visión ecológica, que en la reforma agraria de los 50 los 60 no existía. Entonces, con toda esta nueva situación, es mucho más complejo tener un programa real, masivo de reforma agraria.
Consecuentemente, para enfrentarse a esos grandes conglomerados, 
como Monsanto, la lucha social ahora tiene que ser de un movimiento también 
transnacional. Como, por ejemplo, es el caso de la Vía Campesina. Hay que tener 
un movimiento campesino que esté interconectado e interrelacionado y que se 
globalice, se transnacionalice, aunando esfuerzos en cada país con esa lucha, 
más bien global, contra los transgénicos, contra el gran capital financiero y 
planteando sus propuestas a nivel de la comunidad internacional -a través de las 
Naciones Unidas, como la FAO, etc., porque es allí donde se mueven las fuerzas 
políticas.
Y aliándose con los movimientos ecologistas, con los movimientos 
que quieren mantener la biodiversidad genética, con los movimientos que van 
contra los supermercados, los movimientos que quieren fortalecer los mercados 
locales, las culturas locales, por un paisaje que no sea de monocultivo, etc. 
Allí, aunando esfuerzos entre sectores rurales con sectores sociales urbanos, 
crear una alianza política transnacional, para lograr cambiar este modelo de 
monocultivo y depredador. Es una visión, pero por suerte que hay varios pasos 
intermedios para lograr eso.
  Durante este siglo, los gobiernos progresistas no sólo demostraron la 
 falsedad de su estar emancipando nuestros países de las corporaciones y los 
 estados imperialistas sino también de su enfrentar a los grandes capitales 
 locales. Tal engaño nos hizo cómplices de apoyar en vez de estar:
Confrontando al 
modelo del hambre
7 de agosto de 2013
7 de agosto de 2013
Por
Radio Mundo Real
Al llegar a su fin este martes 6 de agosto la 
Asamblea de la Alianza por la Soberanía Alimentaria se reivindicó como un 
instrumento de unidad de los pueblos que enfrentan al modelo de producción y 
distribución alimentaria global, el cual mantiene en situación de hambre a mil 
millones de personas en todo el planeta.
Aunque se señala que la creación de esta 
Alianza “no parte de cero” dado que se basa en casi dos décadas de confluencia 
de organizaciones y redes regionales en lo cual ha dado luz y profundidad al 
concepto de Soberanía Alimentaria, la declaración final de la Asamblea, 
celebrada en las afueras de Bogotá, reconoce la importancia de estructurar esta 
plataforma dando inicio a una nueva etapa de confluencia y movilización.
“El objetivo de la Alianza es ser el 
instrumento de unidad de los pueblos que luchan por la Soberanía Alimentaria 
como elemento sustancial en la construcción de un nuevo modelo de sociedad 
basada en el Buen Vivir y la Soberanía de los Pueblos”, indica la declaración. 
Para ello se requiere resistir al modelo de desarrollo imperante “que privatiza 
los sistemas alimentarios, la cultura, saberes y conocimientos a favor de las 
grandes corporaciones”.
De esta forma la Soberanía Alimentaria se 
convierte en “principio, visión y legado construido por los Pueblos Indígenas, 
campesinos, agricultores familiares, pescadores artesanales, mujeres, 
afrodescendientes, jóvenes y trabajadores rurales, que se ha convertido en una 
plataforma aglutinadora de nuestras luchas y en una propuesta para la sociedad 
en su conjunto”.
Para ello, se reivindica la necesidad de 
defensa de los territorios entendidos como tierras, manglares, humedales, aguas 
y bosques, para fortalecer la lucha contra el acaparamiento y la explotación a 
gran escala; el extractivismo y privatización de bienes; la agricultura 
industrial a gran escala, fomentada desde la lógica del sistema capitalista 
todavía predominante que mercantiliza la vida.
“Recorremos este camino defendiendo nuestra 
Biodiversidad a partir de las prácticas agrícolas tradicionales de nuestros 
pueblos con base agroecológica que son una respuesta concreta a los graves 
problemas globales que sufre nuestro planeta”, señala la declaración que será 
aprobada este martes 6 por los delegados y delegadas a la Asamblea.
Asimismo, la Soberanía Alimentaria con base en 
la Agroecología se señala como capaz de superar los grandes problemas 
ambientales que hoy amenazan la vida: la desertificación, el cambio climático y 
la pérdida de biodiversidad. Y claramente de dar respuesta al hambre en el 
planeta, así como al aumento inflacionario de los precios agrícolas.
Para la Alianza la lucha por la Biodiversidad 
incluye la protección de las semillas y el conocimiento tradicional, libre de 
patentes y de propiedad intelectual. “Contra las ‘Monotecnologías’ tales como 
los transgénicos, la geoingeniería, etc., que amenazan, socavan, destruyen los 
ecosistemas terrestres y acuáticos y se apropian o contaminan los saberes 
ancestrales. Así mismo, significa recuperar y defender la diversidad silvestre y 
cultivada, especialmente de las semillas y animales como patrimonio de los 
pueblos”.
Para ello, la Alianza reivindica el camino de 
la Agroecología, entendida como “modo de vida que recupera todo lo que hemos 
perdido, una conexión con los saberes ancestrales. Es una fuerza que enfrenta al 
modelo capitalista; rescata los mercados locales como parte fundamental de 
preservar los valores, saberes de las comunidades; pone en discusión los 
precios, fomenta el intercambio y el trueque como modelo económico de una 
economía social y solidaria”.
Finalmente, los participantes de esta Asamblea 
fundacional manifiestan su convicción de que “el paso que estamos dando resulta 
trascendental en la lucha por lograr las transformaciones profundas que nuestro 
Continente requiere frente al agotamiento de un modelo de desarrollo que sobre 
la base del extractivismo en sus diferentes formas marca la continuidad de 
siglos de despojo y exterminio”.
Concluida la Asamblea, los participantes 
continuarán reunidos para participar de la Consulta Regional de organizaciones 
de la sociedad civil sobre el Marco Estratégico Global del Comité de Seguridad 
Alimentaria Mundial y las definiciones sobre “inversión agrícola responsable”, 
todo lo cual transcurrirá el miércoles 7 y jueves 8 de agosto.
Leer
 Durante 
 "casi dos décadas de confluencia de organizaciones y redes 
 regionales ha dado luz y profundidad al concepto de Soberanía Alimentaria"
 que hoy 
 enfoca el antagonismo 
 irreconciliable del capitalismo (legalizando-legitimando 
 
el control total de la producción y 
 distribución agrícola mundial por las  transnacionales) con 
 
"los pueblos del mundo que están luchando para hacer 
 retroceder la captura corporativa, ocupando las tierras, sembrando y 
 protegiendo sus propias semillas y también luchando a nivel nacional e 
 internacional".
16 de Octubre: ¡Por la Soberanía Alimentaria y
contra las 
corporaciones transnacionales!
16 de octubre de 2016
16 de octubre de 2016
Por 
La Vía 
Campesina
El 16 de octubre, Día 
Internacional de Acción Mundial por la Soberanía Alimentaria contra de las 
corporaciones transnacionales (TNCs)convocado por La Vía Campesina, continuamos 
la lucha para acabar con el control corporativo de nuestros alimentos y el 
rechazo a los acuerdos de libre comercio.
A través de su extensa, y clandestina, campaña de presión y 
“lobby”, las empresas transnacionales han puesto en lugar los marcos de 
políticas públicas, jurídicos, económicos y de política comercial para legitimar 
su codicia por las ganancias y la destrucción de la naturaleza. Por ejemplo, el 
Sistema de Cortes sobre Inversiones (ICS) o sobre Solución de Diferencias entre 
Estados (ISDS) y los tratados de libre comercio (tales como el propuesto Tratado 
de Asociación e Inversión Transatlántico [TTIP], Acuerdos Comerciales e 
Económico ente Canadá y la Unión Europea[CETA], North American Free Acuerdo de 
comercio [TLCAN], Tratado de Asociación Transpacífico [TPP], Asociación 
Económica Regional Integral [RCEP]. Todos favorecen a las corporaciones en su 
avanzada para asegurar el control total de la producción y distribución agrícola 
mundial. Las patentes y los regímenes de propiedad intelectual son sus 
herramientas para lograr esto. En este proceso, las semillas campesinas, la base 
de la agricultura, se consideran ilegales. La biodiversidad se erosiona y es 
reemplazada por monocultivos uniformes en grandes escalas. El acaparamiento de 
tierras de los campesinos, especialmente en los países en desarrollo, se lleva a 
cabo bajo el pretexto del reto de "alimentar a 9 mil millones de personas para 
el año 2050" a través de sus tecnologías avanzadas y destructivas.
Sin embargo, los pueblos del mundo están luchando para hacer retroceder la captura corporativa, ocupando las tierras, sembrando y protegiendo sus propias semillas y también luchando a nivel nacional e internacional. En la ONU, La Vía Campesina y sus aliados continúan luchando por la adopción de la Declaración de Sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales para garantizar el reconocimiento y la protección para el mismo grupo [1] que contribuye en gran medida a la realización del derecho a la soberanía alimentaria en todo el mundo. Un tratado vinculante para hacer retroceder el poder de las empresas transnacionalesy hacerlos responsables por los crímenes que cometen es un próximo paso necesario. Del 12 al 16 octubre de 2016, un Tribunal Internacional de Monsanto en La Haya, País Bajo se llevará a cabo junto con la Asamblea Popular para escuchar y evaluar casos en contra de Monsanto y otras empresas y determinar la responsabilidad criminal.
Desde 2015, hemos visto niveles sin precedentes 
de consolidaciones por las pocas corporaciones agroalimentarias en forma de 
fusiones y adquisiciones como Monsanto-Bayer, Dow-DuPont, Syngenta-ChemChina, 
Agrium Inc. y Potasa Corp. Con estas consolidaciones, solo cuatro corporaciones 
controlan más de dos tercios de la producción mundial de insumos agrícolas, 
dándoles la capacidad de mantener la agricultura mundial como rehén de sus 
ganancias. El hambre y la pobreza empeorará en la medida en que estas 
corporaciones que ganan grandes ganancias a través de secretos, la diversidad de 
alimentos se estrechara y la impunidad reforzara su control sobre las políticas 
agrícolas de los estados soberanos.
Al celebrar este día, vamos adelante hacia una 
transformación radical del sistema alimentario justo y digno para todos, basado 
en los principios de la Soberanía Alimentaria, que reconoce las necesidades de 
las personas, otorga dignidad y respeta la naturaleza, y pone a la gente por 
encima de las ganancias.
¡Soberanía Alimentaria YA!
¡Por la Soberanía Alimentaria y la Tierra con Solidaridad y lucha!
Contacto: Andres Arce Indacochea
Comunicador 
European Coordination Via Campesina
+3248955297
Notas:
  Durante el año 2016 verificamos:
Tribunal de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria hacia la Haya 
2016
Capítulo Argentina
26 de 
septiembre de 2016
El Tribunal de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria hacia la 
Haya 2016, decide en conjunto redactar este documento de DENUNCIA sobre los 
efectos que padecen los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país a causa del 
modelo productivo, agrobiotecnológico basado en el uso de semillas transgénicas 
y agrotóxicos en especial, el que implica a los alimentos.
Se trata de un proceso agroindustrial contaminante y extractivista, 
promocionado y llevado a cabo por la industria contaminante ejercida por las 
transnacionales del agronegocio como Monsanto, Bayer, Dow, BASF, Syngenta, 
Dreyfus, entre otras, productoras de agrotóxicos y OGM, organismos genéticamente 
modificados, junto a sus cómplices nacionales provenientes tanto del sector 
privado como del Estado Nacional son RESPONSABLES de impulsar un sistema de 
producción que genera dependencia, exclusión social, pérdida de la 
biodiversidad, apropiación de los bienes naturales, desalojo de campesinos/as y 
pueblos originarios. También responsable de catástrofes climáticas, 
desertificación, deforestación, contaminación del suelo, el aire y el agua, 
concentración económica y productiva transnacionalizada a lo largo de la cadena 
alimentaria provocando, a su vez, el aumento de enfermedades crónicas, 
oncológicas y demás patologías así como el crecimiento de la morbimortalidad por 
dichas causas.
Para acceder al documento completo (Word) haga clic en el enlace a 
continuación y descargue el archivo:
Tribunal de los Pueblos por la Soberanía 
Alimentaria. Delitos de ecocidio y lesa humanidad de Monsanto en Argentina (2,36 
MB) 
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Pronunciamiento 
Político de la 2° Jornada de Agroecología del IALA Guaraní
16 de 
noviembre de 2016
Por Suramérica Press 
 “Agroecología: Tesâi, arandu ha sâso temitŷ rupive”
Nosotras y 
nosotros, integrantes del colectivo del Instituto Agroecológico Latinoamericano 
(IALA) Guaraní, hemos convocado a la ciudadanía a debatir abiertamente algunos 
temas que consideramos relevantes y necesarios de ser entendidos como una 
apuesta hacia la transformación social por la que bregamos, en el marco de la 
segunda edición de la Jornada de Agroecología, que tuvo lugar los días 10 y 11 
de noviembre de 2016, en la ciudad de Asunción.Consideramos que la agroecología no es otra cosa que el ejercicio y la defensa de esa agricultura que ha dejado huellas en la historia de la humanidad al forjarse en las diferentes civilizaciones a través de los tiempos. La agroecología recoge la memoria de lo mejor que se ha labrado en el mundo. El agronegocio, por el contrario, es la expresión más nefasta del egoísmo y la ambición capitalista, su proyecto es la desaparición de nuestras comunidades campesinas e indígenas. Esto significa que, si antes luchamos para conquistar la tierra, hoy nos toca defenderla de quienes ven en ella no el asiento de nuestras vidas y subsistencia, sino sólo lucro y especulación financiera.
No queremos que nuestros hijos e hijas vivan bajo un puente en las 
ciudades el día de mañana, queremos que crezcan en sus territorios y desarrollen 
una vida digna, que lleven con orgullo su identidad campesina e indígena. Para 
ello, el Estado debe reconocernos como sujetos de derechos y actuar en 
consecuencia.
Nos definimos como sujetos críticos a favor de la práctica de una educación liberadora capaz de sostenerse en la perspectiva de la transformación social, una educación para el campo que rescate los saberes y la experiencia de las generaciones pasadas y nos convierta a todas y todos en guardianes de las semillas nativas y criollas, del bosque, del agua y de los territorios; una educación capaz de valorar nuestro ser campesino e indígena pese a los dictados del sistema educativo formal y lo que pretenden el mercado y los gobiernos de turno.
Nos definimos como sujetos críticos a favor de la práctica de una educación liberadora capaz de sostenerse en la perspectiva de la transformación social, una educación para el campo que rescate los saberes y la experiencia de las generaciones pasadas y nos convierta a todas y todos en guardianes de las semillas nativas y criollas, del bosque, del agua y de los territorios; una educación capaz de valorar nuestro ser campesino e indígena pese a los dictados del sistema educativo formal y lo que pretenden el mercado y los gobiernos de turno.
Expresamos nuestra entera solidaridad con la población de Guahory 
que sufrió un violento desalojo el 15 de septiembre último y que son 
–especialmente sus bravas mujeres– un ejemplo de lucha y de resistencia en la 
batalla por conservar los territorios libres de la invasión del capital en el 
campo. Ese atropello de la fuerza pública cooptada por los intereses de 
empresarios extranjeros dedicados al agronegocio repercutió no sólo en los 
derechos comunitarios y humanos, sino que se tradujo también en el abandono a su 
suerte por parte del Estado de una población que hoy se siente despojada no solo 
de su legítimo derecho a la tierra sino también de su derecho a la vivienda, la 
alimentación, la salud y la educación. En forma general también nos 
solidarizamos con todas las comunidades campesinas e indígenas que sufren todas 
estas formas de atropello por parte del Estado burgués y el agronegocio.
La humanidad no puede seguir adaptándose a lo que le hace sufrir sólo 
para que una oligarquía de tentáculos mundiales siga generando riquezas. Desde 
la 2° Jornada de Agroecología afirmamos que no nos adaptamos al modelo 
productivo del neoliberalismo y seguiremos defendiendo la propuesta de la 
agricultura agroecológica hasta la verdadera Revolución Agraria; no nos 
adaptamos al cambio climático porque eso dará pie a nuevas formas de opresión 
por parte de las élites. Seguiremos luchando con la bandera de los movimientos 
indígenas y campesinos por frenar los impactos del cambio climático sobre la 
biodiversidad con lo que mejor sabemos hacer: relacionarnos con la Madre Tierra 
a través del lenguaje universal del amor, la dignidad y la esperanza.
La Agroecología es salud, sabiduría y libertad 
a través de la Agricultura
Asunción, 11 de noviembre de 2016
 
 
 
 
 
 
Asunción, 11 de noviembre de 2016
 
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