martes, 22 de noviembre de 2016

Los asesinatos de Roberto López y Cristian Ferreyra nos interpelan a percibir qué mundo avanza con la contrarreforma agraria del capitalismo e imperialismos.


Es generalizar la discusión sobre 

la criminalidad del sistema de ir contra las 

soberanías alimentarias y territoriales de los pueblos planetarios.

Durante este siglo la mayoría de nosotros se ha sentido feliz por creer que los gobiernos progresistas estaban construyendo la Patria Grande. Sin embargo lo que impulsaron es la integración regional para el avance del capitalismo transnacionalizado y chino. Lo comprobamos con UNASUR fundamentada en desplegar COSIPLAN-IIRSA pero también lo observamos en el:

Acaparamiento de tierras en América Latina

4 de noviembre de 2013
Por Sally Burch
El acaparamiento de grandes extensiones de tierras, conocido en inglés como land-grabbing, fenómeno que surgió principalmente en la última década y que se acentuó a partir de la crisis alimentaria del 2008, está transformando radicalmente la estructura agraria en el mundo, desplazando al campesinado y reforzando la agroindustria. Lo que se propone es la sindicalización de los movimientos agrarios de resistencia y al mismo tiempos, su universalidad.
Entrevista con Cristobal Kay
  • En África y Asia, este fenómeno corresponde principalmente a acuerdos entre Estados, donde un gobierno acuerda la compra o arriendo de grandes extensiones –cien, doscientas mil hectáreas o más-, en otro país, para producir alimentos bajo su propio control y exportarlos, a fin de garantizar la seguridad alimentaria de su población.
  • En América Latina, sin embargo, el proceso ha asumido una característica distinta, según explica Cristóbal Kay, especialista en desarrollo y reforma agraria. Y es que en nuestro continente, no son otros Estados sino principalmente las grandes empresas translatinas las que están invirtiendo en países vecinos. (...)

CK: Son grandes compañías que ya controlan cincuenta mil hectáreas, o cien mil hectáreas, por ejemplo de Argentina; que hacen después inversiones en Paraguay, o Uruguay, especialmente para soja, o para pasto y ganadería. Y Brasil hace lo mismo: hay muchos empresarios agrícolas brasileños que ya hace como tres o cuatro décadas atrás, han comprado tierras en la parte oriental de Bolivia, en Santa Cruz, en las tierras bajas de Bolivia, y hoy en día controlan quizás un tercio de las tierras del Oriente boliviano. Controlan como el 40 ó 50% de la producción de soja de Bolivia.
Paraguay, es el caso más dramático. En este país, casi dos tercios de toda la producción de soja es controlada por capitales, inversionistas, terratenientes, de origen brasileño -la mayoría-, pero también una parte importante de argentinos. Entonces se plantea allí un problema de soberanía nacional, porque gran parte de esas inversiones de compra de tierra por parte de los brasileños y los argentinos se da en la zona fronteriza con esos países. Y, el cultivo de la soja es el más importante de Paraguay, entonces controlando dos tercios de la producción de soja -no tengo una cifra exacta-, pero es como controlar quizá el 40% de toda la producción agropecuaria de ese país, por parte de esos capitales latinoamericanos.
Ahora, muchos de esos capitales latinoamericanos están asociados con capitales internacionales. Por ejemplo, con el famoso financista George Soros. Soros tiene una empresa que financia las compras de tierras a través de una empresa en Argentina, y hace inversiones a gran escala, con grandes maquinarias.
Entonces, hay algunos capitales extranjeros, pero no es la fuerza motriz de este cambio; la fuerza motriz viene de los propios capitales de algunos países latinoamericanos. Incluso países pequeños como Chile, que tiene cierta ventaja en la industria forestal. Hay un grupo forestal chileno que tiene más de un millón de hectáreas, de las cuales la mitad está fuera de Chile, en Argentina, Brasil y Paraguay. Como ya no hay más tierras para reforestar en Chile, estos capitales chilenos invierten en otros países latinoamericanos, en los que todavía hay cierta abundancia de tierra. Ahora, esto también tiene su impacto ecológico, especialmente con el monocultivo de eucalipto, que absorbe mucha agua, y el pino; y entonces no se puede cultivar después, es muy difícil volver a usar la tierra para otro uso agropecuario.
ALAI: Estas inversiones en tierra, ¿están vinculadas también a la especulación del sector financiero?
CK: Sí, porque la ventaja es que la tierra no pierde su valor, es una buena inversión fija, especialmente si los precios agropecuarios siguen subiendo, y es muy probable que los precios agrícolas nunca van a bajar de nuevo a los niveles pre-crisis del año 2008. Pero la especulación viene más bien con estos nuevos cultivos, como decía, la palma aceitera, palma africana, con la soja y también con la caña de azúcar. Estos tres cultivos se pueden llamar ‘cultivos comodín’. Un colega de La Haya, Saturnino Borras, lo llama ‘flexcrops’, que se puede traducir al castellano como ‘cultivo comodín’, porque se los puede dedicar a varios usos, ya sea como aceite, ya sea como comida, o para biocombustible. Y allí viene la ventaja, es decir, depende de los precios de los alimentos: si están bajos, dedican la caña de azúcar o la soja al etanol. Entonces especulan de acuerdo a cómo van los precios internacionales para cada uno de los productos. Eso le da esa flexibilidad al capital, y el capital siempre trata de maximizar la ganancia y la renta, usando los mercados internacionales.

ALAI: ¿De toda esta situación que acaba de describir, cómo ve las implicaciones a futuro? ¿De qué hay que preocuparse? ¿Qué alternativas podrían plantearse frente a esa situación?
CK: Estos nuevos capitales que acaparan tierras, extensiones de 100 mil hectáreas, y algunas llegando hasta a 1 millón de hectáreas, son cantidades de tierras inimaginables históricamente, van mucho más allá del antiguo latifundio. La diferencia es que son capitales no exclusivamente agrarios, sino que muchos de estos nuevos inversionistas vienen de la agroindustria, de la industria forestal, de la industria del procesamiento de la caña de azúcar, de la palma africana. O incluso, en el caso de capitales extranjeros, de capitales mineros o financieros; y capital comercial, incluso hay supermercados que invierten. Entonces, ya no es solamente un capital agrario, sino un capital que se origina de varias fuentes, que controla la cadena productiva. Es como toda una cadena de valor que está totalmente integrada y controlada por ese capital corporativo, que tiene tremendo poder, porque conoce el mercado internacional, tiene acceso a las últimas técnicas productivas, tiene la capacidad de financiar maquinaria, cosechadoras e industrias procesadoras.
Frente a eso, a un mercado libre, los gobiernos no tienen la capacidad de negociar o de buscar acuerdos más favorables para los países. Hay quizá algunas restricciones menores.
En cuanto a las implicaciones de este proceso, como ya mencionaba, desplazó a ciertos sectores campesinos, creó conflictos con pueblos indígenas, tal cual lo hacen algunas inversiones mineras, aunque estos casos son menos conocidos. Y es que en muchas de esas zonas que los gobiernos dicen que están vacías, que son tierras estatales, ya había poblaciones locales, indígenas, que estaban radicadas en esas zonas, y que con estas inversiones van siendo desplazadas.
En el tema de qué visión del futuro, pensando especialmente si uno quiere hacer una reforma agraria, yo creo que hoy en día es más complejo realizar una reforma agraria, porque el campesinado ya no enfrenta al antiguo señor feudal con el cual tenía una relación patronal clientelar. Pero había un enemigo claro -por así decirlo- con el cual uno podía realizar su lucha social: contra los patrones, contra los terratenientes que habían estado en esa zona hace siglos ya, desde la colonia, con el antiguo latifundio. Ahora son grupos inversionistas, muchas veces sociedades anónimas. Entonces, ¿cómo tener una política para tratar de expropiar o redistribuir la tierra, frente a un capital que puede vender las tierras fácilmente o moverse a otro lugar?
Además, ahora ya no se trata de expropiar tierra improductiva, no cultivada, como antes con el latifundio. No, estas son empresas capitalistas, con grandes inversiones de alta productividad, de alta tecnología, totalmente integradas al mercado internacional; entonces también los gobiernos son muy reacios a tocar a esas empresas.
Por lo mismo, hoy las reformas agrarias tendrían que ser mucho más participativas, tendrían que tener en mente las necesidades de las comunidades indígenas, tener una opción también de género, de incorporar a las mujeres en el proceso de la reforma agraria, lo que no se hizo en la reforma agraria de las décadas de los 50, 60 y principios de los 70, y también, por supuesto, tener toda una visión ecológica, que en la reforma agraria de los 50 los 60 no existía. Entonces, con toda esta nueva situación, es mucho más complejo tener un programa real, masivo de reforma agraria.
Consecuentemente, para enfrentarse a esos grandes conglomerados, como Monsanto, la lucha social ahora tiene que ser de un movimiento también transnacional. Como, por ejemplo, es el caso de la Vía Campesina. Hay que tener un movimiento campesino que esté interconectado e interrelacionado y que se globalice, se transnacionalice, aunando esfuerzos en cada país con esa lucha, más bien global, contra los transgénicos, contra el gran capital financiero y planteando sus propuestas a nivel de la comunidad internacional -a través de las Naciones Unidas, como la FAO, etc., porque es allí donde se mueven las fuerzas políticas.
Y aliándose con los movimientos ecologistas, con los movimientos que quieren mantener la biodiversidad genética, con los movimientos que van contra los supermercados, los movimientos que quieren fortalecer los mercados locales, las culturas locales, por un paisaje que no sea de monocultivo, etc. Allí, aunando esfuerzos entre sectores rurales con sectores sociales urbanos, crear una alianza política transnacional, para lograr cambiar este modelo de monocultivo y depredador. Es una visión, pero por suerte que hay varios pasos intermedios para lograr eso.
 Durante este siglo, los gobiernos progresistas no sólo demostraron la falsedad de su estar emancipando nuestros países de las corporaciones y los estados imperialistas sino también de su enfrentar a los grandes capitales locales. Tal engaño nos hizo cómplices de apoyar en vez de estar:
Confrontando al modelo del hambre
7 de agosto de 2013
Al llegar a su fin este martes 6 de agosto la Asamblea de la Alianza por la Soberanía Alimentaria se reivindicó como un instrumento de unidad de los pueblos que enfrentan al modelo de producción y distribución alimentaria global, el cual mantiene en situación de hambre a mil millones de personas en todo el planeta.
Aunque se señala que la creación de esta Alianza “no parte de cero” dado que se basa en casi dos décadas de confluencia de organizaciones y redes regionales en lo cual ha dado luz y profundidad al concepto de Soberanía Alimentaria, la declaración final de la Asamblea, celebrada en las afueras de Bogotá, reconoce la importancia de estructurar esta plataforma dando inicio a una nueva etapa de confluencia y movilización.
“El objetivo de la Alianza es ser el instrumento de unidad de los pueblos que luchan por la Soberanía Alimentaria como elemento sustancial en la construcción de un nuevo modelo de sociedad basada en el Buen Vivir y la Soberanía de los Pueblos”, indica la declaración. Para ello se requiere resistir al modelo de desarrollo imperante “que privatiza los sistemas alimentarios, la cultura, saberes y conocimientos a favor de las grandes corporaciones”.
De esta forma la Soberanía Alimentaria se convierte en “principio, visión y legado construido por los Pueblos Indígenas, campesinos, agricultores familiares, pescadores artesanales, mujeres, afrodescendientes, jóvenes y trabajadores rurales, que se ha convertido en una plataforma aglutinadora de nuestras luchas y en una propuesta para la sociedad en su conjunto”.
Para ello, se reivindica la necesidad de defensa de los territorios entendidos como tierras, manglares, humedales, aguas y bosques, para fortalecer la lucha contra el acaparamiento y la explotación a gran escala; el extractivismo y privatización de bienes; la agricultura industrial a gran escala, fomentada desde la lógica del sistema capitalista todavía predominante que mercantiliza la vida.
“Recorremos este camino defendiendo nuestra Biodiversidad a partir de las prácticas agrícolas tradicionales de nuestros pueblos con base agroecológica que son una respuesta concreta a los graves problemas globales que sufre nuestro planeta”, señala la declaración que será aprobada este martes 6 por los delegados y delegadas a la Asamblea.
Asimismo, la Soberanía Alimentaria con base en la Agroecología se señala como capaz de superar los grandes problemas ambientales que hoy amenazan la vida: la desertificación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Y claramente de dar respuesta al hambre en el planeta, así como al aumento inflacionario de los precios agrícolas.
Para la Alianza la lucha por la Biodiversidad incluye la protección de las semillas y el conocimiento tradicional, libre de patentes y de propiedad intelectual. “Contra las ‘Monotecnologías’ tales como los transgénicos, la geoingeniería, etc., que amenazan, socavan, destruyen los ecosistemas terrestres y acuáticos y se apropian o contaminan los saberes ancestrales. Así mismo, significa recuperar y defender la diversidad silvestre y cultivada, especialmente de las semillas y animales como patrimonio de los pueblos”.
Para ello, la Alianza reivindica el camino de la Agroecología, entendida como “modo de vida que recupera todo lo que hemos perdido, una conexión con los saberes ancestrales. Es una fuerza que enfrenta al modelo capitalista; rescata los mercados locales como parte fundamental de preservar los valores, saberes de las comunidades; pone en discusión los precios, fomenta el intercambio y el trueque como modelo económico de una economía social y solidaria”.
Finalmente, los participantes de esta Asamblea fundacional manifiestan su convicción de que “el paso que estamos dando resulta trascendental en la lucha por lograr las transformaciones profundas que nuestro Continente requiere frente al agotamiento de un modelo de desarrollo que sobre la base del extractivismo en sus diferentes formas marca la continuidad de siglos de despojo y exterminio”.
Concluida la Asamblea, los participantes continuarán reunidos para participar de la Consulta Regional de organizaciones de la sociedad civil sobre el Marco Estratégico Global del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial y las definiciones sobre “inversión agrícola responsable”, todo lo cual transcurrirá el miércoles 7 y jueves 8 de agosto. Leer
Durante "casi dos décadas de confluencia de organizaciones y redes regionales ha dado luz y profundidad al concepto de Soberanía Alimentaria" que hoy enfoca el antagonismo irreconciliable del capitalismo (legalizando-legitimando el control total de la producción y distribución agrícola mundial por las  transnacionales) con "los pueblos del mundo que están luchando para hacer retroceder la captura corporativa, ocupando las tierras, sembrando y protegiendo sus propias semillas y también luchando a nivel nacional e internacional".

16 de Octubre: ¡Por la Soberanía Alimentaria y

contra las corporaciones transnacionales!
16 de octubre de 2016
El 16 de octubre, Día Internacional de Acción Mundial por la Soberanía Alimentaria contra de las corporaciones transnacionales (TNCs)convocado por La Vía Campesina, continuamos la lucha para acabar con el control corporativo de nuestros alimentos y el rechazo a los acuerdos de libre comercio.
A través de su extensa, y clandestina, campaña de presión y “lobby”, las empresas transnacionales han puesto en lugar los marcos de políticas públicas, jurídicos, económicos y de política comercial para legitimar su codicia por las ganancias y la destrucción de la naturaleza. Por ejemplo, el Sistema de Cortes sobre Inversiones (ICS) o sobre Solución de Diferencias entre Estados (ISDS) y los tratados de libre comercio (tales como el propuesto Tratado de Asociación e Inversión Transatlántico [TTIP], Acuerdos Comerciales e Económico ente Canadá y la Unión Europea[CETA], North American Free Acuerdo de comercio [TLCAN], Tratado de Asociación Transpacífico [TPP], Asociación Económica Regional Integral [RCEP]. Todos favorecen a las corporaciones en su avanzada para asegurar el control total de la producción y distribución agrícola mundial. Las patentes y los regímenes de propiedad intelectual son sus herramientas para lograr esto. En este proceso, las semillas campesinas, la base de la agricultura, se consideran ilegales. La biodiversidad se erosiona y es reemplazada por monocultivos uniformes en grandes escalas. El acaparamiento de tierras de los campesinos, especialmente en los países en desarrollo, se lleva a cabo bajo el pretexto del reto de "alimentar a 9 mil millones de personas para el año 2050" a través de sus tecnologías avanzadas y destructivas.
Sin embargo, los pueblos del mundo están luchando para hacer retroceder la captura corporativa, ocupando las tierras, sembrando y protegiendo sus propias semillas y también luchando a nivel nacional e internacional. En la ONU, La Vía Campesina y sus aliados continúan luchando por la adopción de la Declaración de Sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales para garantizar el reconocimiento y la protección para el mismo grupo [1] que contribuye en gran medida a la realización del derecho a la soberanía alimentaria en todo el mundo. Un tratado vinculante para hacer retroceder el poder de las empresas transnacionalesy hacerlos responsables por los crímenes que cometen es un próximo paso necesario. Del 12 al 16 octubre de 2016, un Tribunal Internacional de Monsanto en La Haya, País Bajo se llevará a cabo junto con la Asamblea Popular para escuchar y evaluar casos en contra de Monsanto y otras empresas y determinar la responsabilidad criminal.
Desde 2015, hemos visto niveles sin precedentes de consolidaciones por las pocas corporaciones agroalimentarias en forma de fusiones y adquisiciones como Monsanto-Bayer, Dow-DuPont, Syngenta-ChemChina, Agrium Inc. y Potasa Corp. Con estas consolidaciones, solo cuatro corporaciones controlan más de dos tercios de la producción mundial de insumos agrícolas, dándoles la capacidad de mantener la agricultura mundial como rehén de sus ganancias. El hambre y la pobreza empeorará en la medida en que estas corporaciones que ganan grandes ganancias a través de secretos, la diversidad de alimentos se estrechara y la impunidad reforzara su control sobre las políticas agrícolas de los estados soberanos.
Al celebrar este día, vamos adelante hacia una transformación radical del sistema alimentario justo y digno para todos, basado en los principios de la Soberanía Alimentaria, que reconoce las necesidades de las personas, otorga dignidad y respeta la naturaleza, y pone a la gente por encima de las ganancias.
¡Soberanía Alimentaria YA!
¡Por la Soberanía Alimentaria y la Tierra con Solidaridad y lucha!
Contacto: Andres Arce Indacochea
Comunicador European Coordination Via Campesina
+3248955297
Notas:
[1] Los campesinos producen más del 70% de los alimentos consumidos a nivel global. Leer
 Durante el año 2016 verificamos:
Tribunal de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria hacia la Haya 2016
Capítulo Argentina
26 de septiembre de 2016
El Tribunal de los Pueblos por la Soberanía Alimentaria hacia la Haya 2016, decide en conjunto redactar este documento de DENUNCIA sobre los efectos que padecen los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país a causa del modelo productivo, agrobiotecnológico basado en el uso de semillas transgénicas y agrotóxicos en especial, el que implica a los alimentos.
Se trata de un proceso agroindustrial contaminante y extractivista, promocionado y llevado a cabo por la industria contaminante ejercida por las transnacionales del agronegocio como Monsanto, Bayer, Dow, BASF, Syngenta, Dreyfus, entre otras, productoras de agrotóxicos y OGM, organismos genéticamente modificados, junto a sus cómplices nacionales provenientes tanto del sector privado como del Estado Nacional son RESPONSABLES de impulsar un sistema de producción que genera dependencia, exclusión social, pérdida de la biodiversidad, apropiación de los bienes naturales, desalojo de campesinos/as y pueblos originarios. También responsable de catástrofes climáticas, desertificación, deforestación, contaminación del suelo, el aire y el agua, concentración económica y productiva transnacionalizada a lo largo de la cadena alimentaria provocando, a su vez, el aumento de enfermedades crónicas, oncológicas y demás patologías así como el crecimiento de la morbimortalidad por dichas causas.
Para acceder al documento completo (Word) haga clic en el enlace a continuación y descargue el archivo:
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Pronunciamiento Político de la 2° Jornada de Agroecología del IALA Guaraní
16 de noviembre de 2016
Por Suramérica Press 
 “Agroecología: Tesâi, arandu ha sâso temitŷ rupive”
Nosotras y nosotros, integrantes del colectivo del Instituto Agroecológico Latinoamericano (IALA) Guaraní, hemos convocado a la ciudadanía a debatir abiertamente algunos temas que consideramos relevantes y necesarios de ser entendidos como una apuesta hacia la transformación social por la que bregamos, en el marco de la segunda edición de la Jornada de Agroecología, que tuvo lugar los días 10 y 11 de noviembre de 2016, en la ciudad de Asunción.
Consideramos que la agroecología no es otra cosa que el ejercicio y la defensa de esa agricultura que ha dejado huellas en la historia de la humanidad al forjarse en las diferentes civilizaciones a través de los tiempos. La agroecología recoge la memoria de lo mejor que se ha labrado en el mundo. El agronegocio, por el contrario, es la expresión más nefasta del egoísmo y la ambición capitalista, su proyecto es la desaparición de nuestras comunidades campesinas e indígenas. Esto significa que, si antes luchamos para conquistar la tierra, hoy nos toca defenderla de quienes ven en ella no el asiento de nuestras vidas y subsistencia, sino sólo lucro y especulación financiera.
No queremos que nuestros hijos e hijas vivan bajo un puente en las ciudades el día de mañana, queremos que crezcan en sus territorios y desarrollen una vida digna, que lleven con orgullo su identidad campesina e indígena. Para ello, el Estado debe reconocernos como sujetos de derechos y actuar en consecuencia.
Nos definimos como sujetos críticos a favor de la práctica de una educación liberadora capaz de sostenerse en la perspectiva de la transformación social, una educación para el campo que rescate los saberes y la experiencia de las generaciones pasadas y nos convierta a todas y todos en guardianes de las semillas nativas y criollas, del bosque, del agua y de los territorios; una educación capaz de valorar nuestro ser campesino e indígena pese a los dictados del sistema educativo formal y lo que pretenden el mercado y los gobiernos de turno.

Expresamos nuestra entera solidaridad con la población de Guahory que sufrió un violento desalojo el 15 de septiembre último y que son –especialmente sus bravas mujeres– un ejemplo de lucha y de resistencia en la batalla por conservar los territorios libres de la invasión del capital en el campo. Ese atropello de la fuerza pública cooptada por los intereses de empresarios extranjeros dedicados al agronegocio repercutió no sólo en los derechos comunitarios y humanos, sino que se tradujo también en el abandono a su suerte por parte del Estado de una población que hoy se siente despojada no solo de su legítimo derecho a la tierra sino también de su derecho a la vivienda, la alimentación, la salud y la educación. En forma general también nos solidarizamos con todas las comunidades campesinas e indígenas que sufren todas estas formas de atropello por parte del Estado burgués y el agronegocio.
La humanidad no puede seguir adaptándose a lo que le hace sufrir sólo para que una oligarquía de tentáculos mundiales siga generando riquezas. Desde la 2° Jornada de Agroecología afirmamos que no nos adaptamos al modelo productivo del neoliberalismo y seguiremos defendiendo la propuesta de la agricultura agroecológica hasta la verdadera Revolución Agraria; no nos adaptamos al cambio climático porque eso dará pie a nuevas formas de opresión por parte de las élites. Seguiremos luchando con la bandera de los movimientos indígenas y campesinos por frenar los impactos del cambio climático sobre la biodiversidad con lo que mejor sabemos hacer: relacionarnos con la Madre Tierra a través del lenguaje universal del amor, la dignidad y la esperanza.

La Agroecología es salud, sabiduría y libertad a través de la Agricultura
Asunción, 11 de noviembre de 2016

  

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