martes, 22 de noviembre de 2016

Los asesinatos de Roberto López y Cristian Ferreyra nos interpelan a percibir qué Estado constituyó la casta política en sociedad de negocios con los poderes locales e imperialistas.

Es generalizar la discusión sobre que la participación electoral

sólo legitima la continuidad, profundización e impunidad 

de ese contubernioy urge la confrontación con él 

mediante multiplicación y unión de democracias directas.

Analicemos, desde Colombia bajo terrorismo de estado, en qué consiste:

La participación como ejercicio de antagonismo político
8 de noviembre de 2016
Por Felipe Polanía (Rebelión)
 
Reflexiones sobre la participación de la sociedad en la negociación política en Colombia, en particular de la población en situación de migración y exilio
El 27 de octubre debía instalarse la mesa de negociaciones entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) en la ciudad de Quito, Ecuador. A última hora el gobierno decidió unilateralmente cancelar la instalación argumentando acuerdos incumplidos por el ELN. Por su parte, la organización insurgente ha planteado que el gobierno malinterpreta los compromisos adquiridos y reiteró su decisión de cumplir con lo acordado, pero en los marcos originales del acuerdo.
El gobierno colombiano empezó las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el ELN sobre la base de no negociar el modelo económico del país, ni la institucionalidad política, ni su doctrina e institucionalidad militar, los “inamovibles” se les ha llamado a estos puntos. El gobierno colombiano ve las negociaciones como un proceso de desmovilización, desarme y reincorporación a la vida civil de las fuerzas guerrilleras. La posibilidad de generar procesos de transformación social que mejoren las condiciones de vida de millones de colombian*s1 no está dentro de los planes del gobierno. Por el contrario, el gobierno quiere culminar el desarme de las guerrillas en el mandato político de Juan Manuel Santos, para perpetuar su nombre en los anales de la historia nacional, con premio nobel incluido. De ahí la idea de una negociación express con el ELN. El lobby de Juan Manuel Santos lo ha llevado a la realizar la primera visita al Reino Unido como jefe de estado colombiano, en donde va a ofrecer a Colombia como país seguro para las inversiones de empresari*s británic*s.
La Paz para el gobierno es un problema de lobby, de marketing, de propaganda. En los discursos mediales y políticos la paz ha sido equiparada a la cesación del conflicto armado con los grupos guerrilleros. Los contextos políticos y sociales que han generado la lucha armada han sido invisibilizados y los discursos reducen el conflicto a una confrontación fratricida generada por las guerrillas que ha devastado al país y que debe parar.
Por su parte el ELN entiende la participación de la sociedad como forma fundamental de las negociaciones y asi fue fijado en la agenda. En los últimos años en Colombia se vienen construyendo procesos de movilización social y popular, que ahora se preparan para participar en esas negociaciones con voz propia. También en los últimos meses después del triunfo del NO en el plebiscito sobre los acuerdos de la Habana el tema de la participación de la sociedad se ha puesto en el centro del debate y se han generado dinámicas de movilización social exigiendo la implementación de los acuerdos por una parte y por la otra el inicio de las negociaciones con el ELN.
Estas manifestaciones de participación social no son compatibles con el modelo de gobierno de Santos y la oligarquía colombiana, que ya hace largo tiempo han promovido la entrega de las riquezas del país al capital transnacional, han limitado las garantías laborales en beneficio del capital nacional y transnacional y han fortalecido los mecanismos clientelistas y corruptos en el ejercicio de la política institucional. Para los movimientos sociales y político en Colombia el modelo de gobierno de la oligarquía ha representado y sigue representando represión. Baste mirar las prácticas del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) en el tratamiento a la protesta social, el nuevo código de policía que sigue disminuyendo las garantías de protección para l*s ciudadan*s de a pie y finalmente la impunidad real que sigue acompañando el accionar de los grupos paramilitares.
El gobierno de Juan Manuel Santos está hoy confrontado con la exigencia de participación desde los movimientos sociales y políticos mientras negocia la implementación de los acuerdos de la Habana con otros sectores de la burguesía, incluyendo el sector militarista que encabeza el partido Centro Democrático y la perspectiva conservadora y reaccionaria que representan algún*s pastor*s evangélic*s. Los movimientos sociales y políticos por su parte no paran en su demanda de participación y han venido construyendo espacios propios para el ejercicio de la democracia desde abajo. Es así como por ejemplo el pasado jueves 3 de noviembre se ha instalado la Mesa Nacional para la Paz como un espacio de participación desde las propias reivindicaciones de los movimientos sociales en la solución al conflicto armado en el país.
La participación de la sociedad en las negociaciones finalmente se viene consolidando como consenso en la opinión pública. Sin embargo, las perspectivas desde la que se entiende la participación son variadas y diferentes. La participación de las comunidades en el sentido de tener acceso con capacidad vinculante a los espacios de decisiones políticas en la sociedad difiere de la perspectiva del gobierno y la burguesía que vé en la participación una estrategia para fortalecer y extender el consenso político sobre su proyecto de dominación capitalista.
La participación en las negociaciones de la Habana fue muchas veces sólo un despliegue publicitario que pretendía legitimar la mesa de negociaciones sin plantearse realmente el problema del monopolio de la palabra por parte del Gobierno y las FARC. Baste recordar que las comunidades y organizaciones indígenas y negras fueron invitadas ya en la recta final de las conversaciones que habían empezado cuatro años atrás y sólo tres meses antes de la firma del acuerdo final. De alguna manera se puede entrever con qué criterios se invitó a estas comunidades a la Habana.
En el nuevo proceso de negociación con el ELN como también en la lucha de los sectores sociales y de las iniciativas ciudadanas por la implementación de los Acuerdos de la Habana se vienen gestando otros entendimientos de participación. La participación tiene que dejar de ser la coartada para el ejercicio clientelista de la democracia y debe ser más un proceso de formación y organización política que garanticen el ejercicio de la política de forma sustentable y libre de la violencia de las armas y del terrorismo de Estado. Esta participación sólo se puede dar si las organizaciones y movimientos sociales son escuchados en la definición de políticas que afecten la vida de las comunidades y poblaciones que representan.
En las siguientes líneas trataré de plantear una perspectiva para la participación en general a partir del caso concreto de la población colombiana emigrada y en exilio en Europa. Gran parte de estas reflexiones hacen parte de debates que actualmente tienen lugar al interior del Congreso de los Pueblos de Colombia, Capítulo Europa, (CdP_Europa) organización del exilio y la migración colombianas de la cual hago parte.

Participación continuada y desde la propia realidad
Creemos que la participación no debe ser reducida a un momento de representación, pues estos momentos pueden ser utilizados como legitimación de una política unilateral y de actores que aboguen para sí mism*s una representación de los movimientos sociales.
La tercera asamblea del CdP_Europa en Otxandio plantea en sus conclusiones que, la participación no se concreta en eventos o foros puntuales porque debe mirarse como un proceso a largo plazo que requiere de un esfuerzo sostenido. El Congreso de los Pueblos por sus particularidades mismas no puede pretender representar a la totalidad de las personas migradas, no sería legítimo ni justo abogarnos ése papel. En ese sentido el CdP_Europa promueve una participación pluralizada, es decir una participación que se construya desde las diversas realidades de la migración y el exilio.
 
Para el CdP_Europa la diáspora colombiana debe participar desde sus especificidades y condiciones en tanto que personas migradas y en condición de exilio y/o refugio. Esta participación debe hacerse con un enfoque diferencial teniendo en cuenta el género, la generación, las diversidades sexuales y étnicas, las razones o causas de la migración y/o exilio, el lugar en donde se vive y el estatus de residencia o trabajo que se tiene . Algunos debates en el CdP reflejan la preocupación por asumir una voz única y homogénea desde la situación de diáspora. El CdP considera que l*s migrantes y exilid*s no pueden caber en una sola definición. Hay muchas razones para salir del país e igualmente hay diferentes marcos legales, sociales y culturales que condicionan la presencia en los países de destino y por lo tanto las subjetividades que se construyen son también diferentes. Por lo tanto hay también distintas necesidades y reivindicaciones desde la población en el exterior y reducir al conjunto de ésta población como víctimas del conflicto y suponer como reparación fundamental el derecho al retorno con garantías. El CdP_Europa considera la migración y el exilio como una multiplicidad de procesos que no puede centrar su participación en los marcos de la definición de víctima, sino que debe buscar la reafirmación de personas migrantes y en exilio como sujetos de derechos y con capacidad de auto-representación, tanto en los marcos del Estado nacional colombiano como en los de los Estados de exilio y migración .
La participación no puede reducirse a un par de eventos con personalidades de la política y la cultura colombianas, sino que debe ser un proceso permanente de organización, formación desde la base que genere una nueva práctica política, refrendada por la movilización popular. EL CdP_Europa en sAsmamblea en Otxandio lo formula de la siguiente forma: Esa participación debe hacerse en todos los espacios y etapas del proceso. En consecuencia, ella debe hacerse en los institucionales que se generen en las negociaciones entre el gobierno y las insurgencias y en aquellos que vaya construyendo la sociedad. No hay un solo interlocutor y debemos construir caminos y prácticas que nos permitan hablarle a todos los grupos sociales y políticos.
Es de resaltar, que desde el CdP se ve la necesidad, que las comunidades participen dese sus espacios propios de organización. No se puede pretender una participación con perspectiva popular, si no es a partir de construir espacios propios, libres de las dinámicas represivas y clientelistas de la política estatal colombiana.
 
Participación desde abajo y antagónica
Los discursos que se construyeron alrededor de los acuerdos de la Habana plantearon a menudo que la paz era el resultado de los acuerdos. La perspectiva de perdón y reconciliación que estructuró los acuerdos hizo que muchas veces se olvidará el carácter de clase del conflicto armado y social en Colombia. Bajo la supuesta urgencia de reconciliar el país, se dejó olvidado que el modelo económico y la institucionalidad militar han golpeado y victimizado grandes sectores de la población colombiana y que por lo tanto no habrá reconciliación posible mientras esto siga siendo asi.
El país medial que se construye en las redes sociales, en los medios de comunicación y en los discursos oficiales ha descontextualizado la exigencia y el clamor de la población por el cese al conflicto armado y por la democratización de las estructuras políticas para que la violencia no determine el ejercicio de la política. La participación se ha entendido desde el Estado como la invitación a las comunidades para que participe en espacios preestablecidos por el mismo gobierno, muchas veces más con carácter de marketing político, que con el interés de abrir un espacio de decisión para las organizaciones sociales.
El CdP-Europa es de la opinión que la participación no se puede ver desde la concepción jerarquizada o jerarquizante en donde un actor institucionalizado nos abre un espacio. El poder busca legitimar sus formas de dominación y debemos estar atent*s a que estos espacios no sean la coartada que les ayude a hacerlo. (…) Un proceso de participación, unos acuerdos o una dinámica puede también ser contraproducente para las personas y el movimiento social. Más que hablar de participación se debe hablar y trabajar para construir poder popular como sinónimos de comunidad que se organiza.(…) Más vocación de pueblo y menos ambición de gobierno. Hacia el pueblo el discurso no debe ser solo de “participación” sino de “construcción”. Estar en esos espacios sí, pero no perder de vista la construcción de poder desde abajo. Participamos en consecuencia desde una postura antagónica, desde la reivindicación de la rebeldía de los movimientos sociales, desde la protesta, el paro, la minga, con una lectura y práctica de clase, contra el sistema patriarcal, jerarquizante, racista, excluyente e insostenible.

Participación a través de una voz plural, decolonial y anti-patriarcal.
La Participación debe recoger la multiplicidad de la Migración y el exilio. Esto significa entonces que no se puede pretender una interlocución única, sino que la interlocución debe permitir a diferentes procesos y formas organizativas de la comunidad en el exterior. De igual manera se debe generar una interlocución desde la perspectiva decolonial, es decir una participación que también indague por las responsabilidades de los estados europeos y el modelo económico global, como también de las empresas y consorcios multinacionales. El discurso por la paz debe también cuestionar y desenmascarar el doble discurso de los estados europeos, que por un lado se muestran como promotores de la paz y la democracia y por el otro persiguen y encierran en centros de detención y deportan a personas por el solo hecho de no tener un permiso de residencia, como también construyen alambradas y destinan ejércitos para impedir el arribo a Europa de l*s refugiad*s.
La Perspectiva decolonial consiste en entender el conflicto colombiano en un contexto de dominación imperialista y neocolonial, que no es más que el desarrollo del modelo colonialista que empezó en 1492 y que ha hecho de Europa el centro de la historia mundial y que ha condenado al sur global a la expoliación de sus recursos y la subordinación de sus culturas y saberes. Como personas emigradas en Europa no podemos olvidar que el racismo que afecta nuestras vidas cotidianas está emparentado con el modelo de dominación que ha llevado a Colombia y el conjunto del sur global al empobrecimiento estructural y a la guerra.
 
La perspectiva anti-patriarcal
Es consenso en el CdP_Europa que el debate sobre la exclusión social y política de las mujeres en el país, debe ser parte fundamental del nuevo modelo de país. No podemos pensar un nuevo país libre del imperativo de la violencia en la política, si no transformamos las estructuras que hacen posible la violencia contra las mujeres en lo cotidiano y en lo institucional. Esas estructuras son el entramado del Patriarcado. La superación de la violencia implica a nuestro parecer necesariamente la superación del sistema patriaracal en la economía, en la educación, en el sistema de justicia y por supuesto en la política. El patriarcado basa su lógica en el desprecio y el sometimiento de todo lo que no represente la figura del hombre heterosexual, racional, pretigioso y rico. Por eso también las personas LGBTI y los hombres que se plantean su identidad de género desde otras perspectivas son igualmente subordinadxs y sometidxs a las dinámicas competitivas, agresivas, intolerantes, antisolidarias y misóginas del patiarcado.
Reivindicar el derecho a ser diferente y divergir de la norma patriarcal es urgente en la construcción de un nuevo país. Frente a los argumentos conservadores de la familia monoparental y heteronormativa que sectores de la derecha fundamentalista religiosa pregonan como voluntad nacional, quienes queremos construir un país incluyente no podemos renunciar a la lucha por la diversidad sexual y de género, no podemos renunciar al derecho de las mujeres a la autodeterminación sobre sus cuerpos, a la lucha por el respeto a las formas autoorganizadas de las mujeres y de la comunidad LGBTI , ni a la lucha contra la violencia de género.
Para finalizar quiero citar el comunicado público de la tercera asamblea del CdP_Europa en Otxandio, en donde a mi parecer se expresa la perspectiva estratégica de la participación desde abajo:
La búsqueda de esa salida concertada no puede llevarnos a olvidar, que los intereses estratégicos de la oligarquía colombiana y del capital transnacional no van resolver nunca las necesidades vitales ni de la población colombiana marginada y empobrecida ni de la clase trabajadora. Entendemos la participación en los procesos de paz como continuidad de la oposición política con una visión de país diferenciada de la visión burguesa, colonialista y patriarcal de la oligarquía colombiana. En este punto afirmamos la necesidad de una participación desde el antagonismo de clase. La participación no puede constituirse en un factor de legitimación del orden dominante burgués y del modelo capitalista, dependiente y extractivista.
Nota:
1  El uso del plural en Sustantivos y adjetivos que supongan el uso del masculino como forma generalizada en la diversidad de géneros será marcado en el presente artículo por un asterisco como forma de rechazar el uso androcéntrico del idioma y la invisibilización de otros géneros.
Felipe Polanía. Refugiado político en Suiza desde 1997. Integrante del Congreso de los Pueblos de Colombia – Capítulo Europa
 
Nos acaban de definir características de nuestra participación desde abajo y a la izquierda para construir la viabilidad de la democracia política, económico social y cultural.  Agreguemos la visión fundamental de cómo se está concretando la contrarreforma agraria en nuestro país y continente para derrotarla y a la vez, juzgar a los partícipes por su criminalidad de lesa humanidad.
 
 
Argentina: La obediencia debida y el agronegocio
11 de noviembre de 2016

 "Las grandes corporaciones del campo que se van fusionando y así concentrando cada vez más el negocio de la semilla, de los agrotóxicos y de los alimentos, sabían y saben muy bien lo que hacen, lo piensan, lo diseñan y lo ejecutan a través de profesionales y funcionarios que se someten a la obediencia debida con el agronegocio... Un plan siniestro, apoyado por los gobiernos, por la mayoría de las entidades agropecuarias, por los consejos de ingenieros agrónomos y por la obediencia debida con el agronegocio."

Por Ing. Agr. Gabriel Arisnabarreta (Integrante de Ecos de Saladillo y de RENACE)
 
“La Argentina es uno de los países líderes en la utilización en su agricultura de cultivos genéticamente modificados (GM), con más de 22 millones de hectáreas dedicadas a los cultivos de soja, maíz y algodón que utilizan este tipo de tecnologías. El proceso de adopción de las mismas se inició en el año 1996 con la introducción de la primera soja tolerante al herbicida glifosato y ha continuado ininterrumpidamente, con una dinámica de adopción casi sin precedentes a escala mundial y que ha llevado, a que en la actualidad, este tipo de tecnologías se utilicen en prácticamente la totalidad del cultivo de soja, en el 86% del área de maíz y el 99% de la superficie de algodón.”

Con este “optimismo desenfrenado”, Eduardo J. Trigo, asesor agropecuario, escribía en Noviembre del 2011 un informe para Argenbio (Consejo Argentino para la formación y el desarrollo de la biotecnología que trabaja articuladamente con AAPRESID)) titulado “Quince años de cultivos genéticamente modificados en Argentina”.

Así mismo sostiene dicho informe que esta dinámica de adopción del paquete tecnológico siembra directa/ OGM/glifosato no tiene precedentes a escala mundial por la velocidad con la que se adoptó dicho paquete: “Es sólo comparable a la adopción de los híbridos de maíz en el estado de IOWA en 1930 pero mucho más acelerado que en el resto de los estados de USA con respecto a dicha misma tecnología, en plena “revolución verde”.

Es decir que no existe experiencia en el mundo, dicho esto por quienes defienden el modelo del agronegocio, de semejante adopción de una tecnología en un país.

“Aún dentro de la experiencia argentina, la evolución de la incorporación de estas tecnologías biotecnológicas a los procesos productivos, continua diciendo el informe, se compara muy favorablemente con otras situaciones anteriores como la del maíz híbrido y los trigos con germoplasma mexicano que aparecieron con la llamada “revolución verde”. Los maíces híbridos tardaron 27 años en alcanzar el porcentaje de aceptación que hoy tienen los maíces GM después de apenas 13 años, y los trigos mexicanos llegaron en 12 años al porcentaje de adopción que ostentó la soja en sólo 4 campañas (el 90% del mercado)”. 

¿Es esto un mérito argentino o en realidad forma parte de un experimento masivo al que es sometido el pueblo argentino y nuestros agroecosistemas?

¿Esa velocidad en adoptar un modelo, es porque somos pioneros en la materia, únicos en el mundo, o por lo contrario se debe a que cumplimos disciplinadamente el rol que el mundo globalizado nos ha impuesto?
En cuanto a los supuestos beneficios ambientales de los OGM y su paquete tecnológico asociado, se menciona que: ”La combinación SD + soja tolerante al herbicida glifosato integra dos conceptos tecnológicos: 1) nuevas tecnologías mecánicas que modifican la interacción del cultivo con el recurso suelo ((siembra directa) y 2) el uso de un herbicida total (glifosato, que genera un menor impacto ambiental que otros herbicidas) altamente efectivo para controlar todo tipo de malezas y sin poder residual. La utilización de tecnologías mecánicas y el uso de herbicidas totales implican una mayor intensidad en el uso de insumos, lo cual usualmente se describe como una intensificación “dura”. Sin embargo, como puede verse en el Gráfico 4.1, esta intensificación “dura” es, al mismo tiempo, “amigable” desde el punto de vista ambiental, porque ha conducido, en forma paralela, a una reducción en términos nominales del consumo de otros herbicidas, como la Atrazina, que poseen mayor poder residual. 

En este sentido, el informe continúa diciendo: “A los aspectos mencionados cabe adicionar otros beneficios de los cultivos GM asociados con el uso de fitosanitarios. En este sentido, el glifosato pertenece, dentro de la clasificación de la Organización Mundial de la Salud (1988), al grupo de herbicidas de toxicidad clase IV (“prácticamente no tóxicos”), y según datos de 2001, la introducción de la soja tolerante a glifosato, si bien significó un aumento en el uso de este herbicida – tanto en volumen total como en número de aplicaciones – también significó una disminución sustantiva de la cantidad aplicada de herbicidas de mayor toxicidad e impacto ambiental (Qaim y Traxler, 2002).
Traduciendo, deberíamos decir que Argenbio sostenía que la llegada de los OGM y su paquete tecnológico, posibilitaría erradicar del agro a todos aquellos agroquímicos más tóxicos como por ejemplo la Atrazina y el 24D, ya que con un herbicida banda verde se podría controlar todo el universo de malezas existentes en el agro argentino.
Convengamos que a esta altura, ya es muy difícil hablar de optimismo, y deberíamos comenzar a mencionar la palabra desconocimiento o para ser más precisos aún, la clara intención de sostener un discurso mentiroso y poco científico, con el único objetivo de incrementar a cualquier costo (aún el de la salud humana de ésta y las próximas generaciones) las ganancias de las corporaciones del agronegocio.
¿Por qué decimos esto?

En primer lugar no se puede desconocer que con respecto al glifosato desde 1988 en que la OMS lo clasifica como banda verde hasta el día de hoy, han pasado muchas cosas. Monsanto lo lanzó al mercado como biodegradable, como parte de su estrategia de imponer un paquete tecnológico supuestamente amigable con el ambiente. Por esto ha tenido que pagar multas, por ejemplo en Francia, ya que el Tribunal de Lyon comprobó que esto no era cierto y que era parte de una publicidad engañosa. Esto ocurrió el 26 de enero del año 2007.

En Argentina, curiosamente en el año 1996, antes de que se aprobara la primer soja transgénica RR, y de acuerdo a lo dictado por la OMS, la clasificación toxicológica de los agroquímicos fue cambiada. Hasta ese momento había 4 bandas de colores, desde el Rojo “Extremadamente tóxico” hasta el verde “Levemente tóxico”. La palabra tóxico aparecía en todas las bandas y de ahí que el concepto de agrotóxico quedaba claramente evidenciado. Eso evidentemente no era coherente con la campaña que Monsanto había pensado para el glifosato y el paquete tecnológico asociado; y mágicamente el texto que definía a la banda verde fue cambiado a:

“Productos que en condiciones normales de uso, probablemente no ofrecen peligro alguno”. Un eufemismo muy difícil de equipararlo a un concepto científico. Desapareció la palabra tóxico de un sablazo.

Pero eso es sólo un dato curioso. Lo terrible es que desde 1988 hasta la fecha se han acumulado no menos de 487 evidencias científicas del daño que el glifosato causa sobre la salud. Todos estos trabajos se encuentran recopilados en Antología toxicológica del glifosato, por Eduardo Rossi (ecologista, Técnico en Inmuno Hemoterapia y en Epidemiología, estudiante de Ciencias Médicas en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y miembro activo de 'Paren de Fumigar' de Santa Fe, integrante de la ONG Equística de Rosario), e incluyen tanto trabajos científicos nacionales como internacionales.

Los médicos de pueblos fumigados han acumulado una cantidad importante de evidencias en torno a los efectos de los agrotóxicos sobre la salud, en particular a través de los “campamentos sanitarios”, donde médicos, alumnos de medicina, y científicos recorren los pueblos afectados, conversan con la gente y realizan estadísticas epidemiológicas.

No es para nada casual que el Dr. Damián Verseñazzi, que conduce la materia de salud socioambiental y la práctica final de los futuros médicos de la UNR, desde donde se proyectan los campamentos sanitarios, sea ideológicamente perseguido y presionado actualmente, parte de su equipo de trabajo echado de la Universidad y los resultados de las investigaciones realizadas ocultadas por la Universidad de medicina de Rosario.

Todo esto parece ser “desconocido” por Argenbio, por AAPRESID, por los CEO de las distintas corporaciones del campo y por los ingenieros agrónomos que alegremente y con una “obediencia debida llamativa” difundían y construían su vida vendiendo agrotóxicos por todos lados, sin reparar en la información que se iba acumulando tanto científica como directamente de los afectados por la lluvia de agrotóxicos.

Por otro lado esta campaña orquestada por las corporaciones del campo y AAPRESID, intentando mostrarla como “amigable con el ambiente” se basa en una clasificación toxicológica que no contempla los daños crónicos a la salud y al ambiente, ya que se basa en la DL50 (Dosis letal 50) que sólo tiene en cuenta los impactos agudos o sea aquellos que ocurren dentro de las primeras 24 hras de aplicado el tóxico.

Hoy sabemos que un banda verde puede ser a mediano o largo plazo cancerígeno y esto es lo que los trabajos científicos realizados en distintos países vienen demostrando con el glifosato y otros venenos.

No hay ninguna buena práctica ni tampoco un modelo amigo del ambiente, por lo contrario, existe una campaña pensada y diseñada por las corporaciones del campo, acompañada por gobiernos locales, para incrementar sus ventas cada vez más.

Pero volvamos al tema de las malezas. En el informe de Argenbio se sostiene que el glifosato lograría eliminar a las malezas y reemplazar a otros herbicidas más tóxicos desde el punto de vista agudo.

Después de 20 años de haber aplicado este paquete tecnológico, AAPRESID nos dice ahora que el modelo se encuentra en Alerta roja para una cantidad enorme de plantas que se han convertido en malezas difíciles de controlar por los agrotóxicos ya que han desarrollado diversas resistencias a los mismos.

Por esta razón ya no alcanza con el glifosato sino que hay que combinarlo con los herbicidas que ellos decían que iban a reemplazar porque eran más tóxicos.
Hemos vuelto al punto de partida pero aún peor, ya que hoy, hay muchas más malezas resistentes a los distintos químicos que los que había antes de aplicar este modelo de agronegocio. Eso queda claramente evidenciado por los gráficos que adjuntamos confeccionados por AAPRESID:
Esta resistencia se ha extendido a todos los grupos químicos de herbicidas que hoy se utilizan y también a todo tipo de plantas, tanto de hoja fina como de hoja latifoliada, y tanto a especies anuales como perennes.
¿Puede alguien creer que los CEO de las empresas del campo desconocían esto? ¿Puede alguien creer que los agrónomos que repartían y vendían estos agrotóxicos desconocían esto? Los gráficos muestran claramente el vínculo que existe entre la aparición de la resistencia y el incremento en la superficie sembrada con el modelo del agronegocio y su paquete tecnológico asociado. A partir del año 2004 aproximadamente, se puede ver que nuestros agroecosistemas, se desestabilizan.

La resistencia que generó semejante presión de selección sobre las poblaciones vegetales era algo que ya se sabía que iba a ocurrir. Constituye casi el ABC de cualquier mínimo conocimiento sobre la dinámica de las poblaciones y de cómo dichas poblaciones reaccionan frente a un disturbio que las ataca o afecta (en este caso la lluvia de agrotóxicos).

El DDT (dicloro-difenil-tricloroetano) se ha venido utilizando desde 1939 hasta la década de los 70. Paul Muller, su descubridor, ganó el premio Nobel por su descubrimiento. En los primeros ataques con DDT moría la mayoría de los insectos, pero unos pocos sobrevivían y se aparearon entre sí. En siguientes fumigaciones, es fácil imaginar lo que ocurría: cada vez se iban seleccionando con mayor eficacia los insectos resistentes.

Esto mismo está ocurriendo ahora con las malezas. ¿No conocían la historia del DDT? Cuando un médico comete una mala praxis se lo denuncia, se lo enjuicia y se lo condena si se comprueba el delito. ¿Qué hay que hacer con los funcionarios, CEOS y agrónomos que realizaron y participaron de un plan orquestado de mala praxis contra la biología, el ambiente y la salud de las personas?

Como bien explica el Ing. Agr. Javier de Souza Casadinho, docente universitario e integrante de Rapall : “Se presentan dos fenómenos que reconocen una misma raíz ecológica: 
1) La aparición de nuevas malezas – vegetales tolerantes al herbicida - dado el espacio libre que queda ante la desaparición de otras plantas – noción de nicho ecológico
2) La aparición de resistencias genéticas, que pueden trasladarse a las nuevas generaciones de plantas – noción de resistencia-. 
De esta manera han aparecido en la zona núcleo sojera de la región pampeana una serie de plantas que históricamente no constituían un problema y que ahora requieren especial control. De la misma manera algunas plantas se han vuelto más difíciles de combatir a partir de características estructurales propias. Esta resistencia genética es transmitida a las próximas generaciones. La adopción masiva de siembra directa, la adopción de cultivares de soja resistentes al glifosato, el monocultivo de soja y la sustitución de herbicidas tradicionales por el glifosato determinó que se ejerza una importante presión de selección sobre la comunidad de malezas , dirigida fundamentalmente a especies adaptadas al no laboreo y relativamente tolerantes al glifosato, lo cual en ciertos casos generó cambios en la abundancia relativa , comenzando a destacarse especies de malezas que antes pasaban desapercibidas. Mientras que una investigación realizada a fines de la década del 90 determinó que se realizaban entre dos y cuatro aplicaciones de glifosato con dosis que van desde los 2 litros a los 4 litros por hectárea, llegando a aplicar hasta 8 litros de producto por cada ciclo de cultivo., en la actualidad los fenómenos de resistencia y de aparición de nuevas malezas determina un incremento en las dosis y en la cantidad de aplicaciones”. (Bocchicchio, A y. Souza Casadinho, J. 2003 )
Nada del “optimismo desenfrenado” de ARGENBIO ni de AAPRESID, socios locales del agronegocio, se ha cumplido.

Las grandes corporaciones del campo que se van fusionando y así concentrando cada vez más el negocio de la semilla, de los agrotóxicos y de los alimentos, sabían y saben muy bien lo que hacen, lo piensan, lo diseñan y lo ejecutan a través de profesionales y funcionarios que se someten a la obediencia debida con el agronegocio.


Años atrás proyectaron que el gran negocio de los próximos 20 años en América Latina y particularmente en la llamada República Unida de la soja (Argentina, Brasil y Paraguay) sería la venta de herbicidas, dada la enorme resistencia de malezas que ellos mismos provocaron para aumentar sus ventas; con un agregado que no es un tema menor: No han aparecido nuevos grupos químicos de herbicidas, el glifosato aparecido en la década del 70 es quizás de los últimos, significa que el control habrá que hacerlo con los antiguos tóxicos que ellos antes decían que iban a erradicar, ahora mezclados entre sí y en distintas concentraciones . Esto implica que no invertirán en investigación ni tampoco perderán tiempo en estudios de los impactos ni en los estudios necesarios para clasificar su toxicidad ya que todos estos principios activos viejos están “registrados, estudiados y clasificados”…un negocio redondo al que sumarán por ejemplo la aprobación de nuevos transgénicos a dichos herbicidas como lo ocurrido recientemente en Argentina con la soja resistente al glifosato y al 24D de la empresa Dow.

Un plan siniestro, apoyado por los gobiernos, por la mayoría de las entidades agropecuarias, por los consejos de ingenieros agrónomos y por la obediencia debida con el agronegocio.

Otro camino para derrotar la contrarreforma agraria, la ruina de los bienes comunes y el sistema de relaciones sociales injusto y profundamente desigual en nuestra región:

 
Promovida fuertemente por EE.UU, la explotación de hidrocarburos no convencionales a través del fracking ha buscado expandirse en distintos países del continente, a pesar de que ninguno de ellos posee un conocimiento integral de sus riesgos. Ante esto, la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking pretende generar un debate y sensibilización sobre sus impactos, por medio de la publicación de este informe que desarrolla una línea de base del estado de avance de esta técnica en la región.
A través de estas páginas abordamos la situación en seis países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y México. En cada caso, se analiza: el contexto energético del país; las políticas públicas para promover y regular el fracking; los impactos sociales, ambientales y económicos ocasionados por esta técnica en la población, en sus derechos humanos y en los territorios; y las estrategias de incidencia, movilización y resistencia desplegadas en cada país. El informe finaliza con una síntesis de conclusiones y recomendaciones a la luz del análisis y reflexión sobre los diferentes casos estudiados.
Nuestra exigencia por la prohibición del fracking no es un fin en sí mismo. Queremos contribuir a instalar la discusión sobre un urgente cambio en el modelo energético de nuestra región, hacia uno que sea sostenible y socialmente más justo. Consideramos que en las formas de producción, distribución y consumo de la energía se refleja el sistema de relaciones sociales injusto y profundamente desigual en nuestra región. Es ese el arreglo social, político y económico que la persistencia del fracking reproduce. Es eso lo que queremos cambiar.
Ver/Descargar el Informe

Apreciemos cómo avanzan democratizaciones. Tienden al cambio radical de: el modo de producción, el Estado y las instituciones para que respondan a las necesidades e intereses populares.
 

Argentina: Qué quisieron ocultar con una cadena y un candado

 
15 de noviembre de 2016
Por Damián Verzeñassi
Más allá del simbolismo que representan unas cadenas y candados para cerrar una puerta en la Universidad Pública, los sucesos que debimos transitar en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en estas últimas semanas nos convocan a preguntarnos: ¿qué tipo de ciencia estamos haciendo? ¿Puede la Universidad Pública habilitar espacios para que sean las comunidades las que definan sus propias necesidades de conocimiento, resignificando la idea de “autonomía universitaria”?
Como graduados y docentes de la Universidad Pública, como trabajadores de la Salud y la Educación, quienes somos parte de los equipos de trabajo de la Práctica Final de la Carrera de Medicina y del Instituto y Materia Salud Socioambiental de nuestra Facultad, tenemos la firme convicción de que nuestra mayor responsabilidad es formar profesionales de la salud sólidos desde lo científico y comprometidos con su pueblo.
Por ello es que emprendimos la tarea de llevar adelante los Campamentos Sanitarios, entre otras cosas, para saber un poco más acerca de cuáles son las necesidades de salud de las comunidades.
De este encuentro entre quienes viven en localidades de menos de 10.000 habitantes y los estudiantes y docentes de la Universidad Pública, fueron surgiendo datos que nos permitieron identificar la presencia de algunas enfermedades y problemas de salud, así como sus comportamientos a lo largo de los últimos 20 años.
Hipotiroidismo, enfermedades respiratorias, malformaciones congénitas, pérdidas de embarazos, distintos tipos de cánceres, fueron apareciendo en los relatos de las familias que nuclean a más de 96.800 personas, que viven en las 27 localidades, de 4 provincias de nuestro país que hemos relevado.
Semejante información no puede negarse, ni mucho menos ocultarse una vez que se ha tomado conocimiento de ella. Al menos, eso creemos quienes somos parte de nuestro equipo de trabajo.
La difusión de esos datos, indudablemente, pone en aprietos a quienes hasta ahora siguen queriendo tapar el sol con la mano. Obliga a buscar más en profundidad. Empuja necesariamente a preguntarnos ¿qué es lo que puede estar pasando en nuestros territorios?
Nosotros nos lo preguntamos.
Creemos encontrar una de las varias puntas del ovillo en la proximidad de los hogares de estos vecinos con los territorios transformados en áreas de producción de eventos transgénicos dependientes de venenos.
Lo dijimos en voz alta, acompañando nuestros dichos con los resultados arrojados por los relevamientos que hemos realizado. Eso nos llevó también hasta La Haya, al Tribunal Internacional Monsanto, y al regresar, las puertas del lugar donde guardábamos toda la información documental estaban encadenadas!
La presión generada por un tsunami de solidaridad y apoyos llegados desde los más recónditos lugares del mundo, permitió que recuperásemos el acceso a ese espacio y hoy podamos tener la tranquilidad de saber que nuestros dichos siguen respaldados.
Las cadenas que pretenden callar las voces de los pueblos afectados por el extractivismo, no hacen más que evidenciar lo que quieren ocultar.
Esas puertas cerradas con cadenas, paradójicamente abrieron las puertas a la discusión acerca de qué ciencia necesitan nuestros pueblos, para qué y con quiénes debe construirse el conocimiento científico, y cuál es el rol que debe cumplir la Universidad Pública en la producción, reproducción y/o transformación de los saberes “válidos” (si es que aplica esa adjetivación).
Pretendemos convocar-nos a repensar lo pensado, a animarnos a desandar el camino del positivismo mecanicista que hipertecnologiza la vida y mercantiliza la naturaleza, para avanzar en los caminos que nos lleven hacia sociedades saludables.
Éstas sólo podrán ser, si recuperamos la capacidad de respetar la diversidad, de no reproducir las lógicas de dominación desde el poder, y de mantener nuestras Universidades a salvo de los poderes partidarios, gubernamentales y económicos.
Lo sucedido en nuestra Facultad, y el rol de la movilización de toda una sociedad que se manifestó en apoyo a “nuestro” trabajo, enseñó que ese es uno de “nuestros” errores. Ese trabajo no es “nuestro” sino de todos nosotros. Ese trabajo le pertenece a las comunidades y los pueblos que nos sostienen.
Lo sucedido esta semana, nos enseña también que no hay cadenas capaces de encerrar a un pueblo, cuando éste decide ponerse en movimiento por la defensa de la vida, contagiando solidaridad.
A cada uno de los miles de mujeres, hombres, organizaciones, que expresaron su solidaridad y apoyo en estos días, en nombre de todo el equipo de trabajo de la Práctica Final de la Carrera de Medicina, y del Instituto y Materia Salud Socioambiental, saludablemente queremos decirles ¡GRACIAS!
*Médico paranaense. Docente de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, profesor titular de la Práctica Final de la carrera de Medicina y organizador de los campamentos sanitarios que relevan poblaciones afectadas por las fumigaciones. Especial para Entre Ríos Ahora.
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Nuevas trampas transgénicas y la emergencia de la ciencia digna
25 de agosto de 2016
Por Silvia Ribeiro
Ecoportal

Lo mejor de los transgénicos es que en todo el mundo han despertado una enorme reacción en su contra. Aunque las transnacionales que los manejan gastan cientos de millones de dólares en propaganda, corrupción de científicos y gobiernos, para tratar de convencernos de que son inocuos y hasta mejores que las semillas híbridas, no lo logran.
La mayoría de la gente, en cualquier parte del mundo, prefiere no comer transgénicos. Muchos no pueden evitarlo, porque no saben qué alimentos los contienen: las empresas han hecho todo lo posible para que ni siquiera se etiqueten. Pero aún así, la actitud de rechazo continúa, aunque los transgénicos sean impuestos en campo o alimentos, no existe resignación.

Esto podría parecer nimio, pero es una enorme ganancia para nuestro campo, porque no solamente significa prevenir y protegerse de los impactos de los transgénicos, además es un estupendo ejemplo de resistencia a la colonización de la mente. Cuando no aceptamos una situación, aunque sea impuesta por la legalidad o la fuerza, siempre seguiremos buscando la manera de salir de ella. Es una gran diferencia con la llamada "Revolución Verde", que logró asentar en la mayoría de la gente el mito de que semillas híbridas, agrotóxicos y maquinarias eran señal de progreso y le darían de comer a la humanidad, lo cual nunca sucedió, pero desataron una ola de contaminación, acaparamiento de tierras y desplazamiento de parcelas campesinas.
Junto al rechazo a los transgénicos, crece también una crítica más profunda al sistema alimentario agroindustrial, a las corporaciones que se apropian de nuestros cuerpos y territorios, que nos llenan de tóxicos agua, tierra y alimentos, incluso a la propia tecno-ciencia que les dio origen, no sólo porque haya sido Monsanto que creó el primer transgénico. Hay un cuestionamiento cada vez más extendido a esa tecno-ciencia reduccionista que elimina la complejidad, los factores sociales, culturales, ambientales o cualquier otro que impida convertir su investigación en productos para la ganancia.

Por todos estos factores de críticas crecientes, la industria biotecnológica hace ahora grandes esfuerzos para deslindar a los nuevos transgénicos de la resistencia social. Para empezar tratan de cambiarles el nombre, alegando que por usar otras formas de biotecnología que pueden no insertar nuevo material genético, no son "trans"-génicos.
El término que han elegido para referirse a estas nuevas biotecnologías es "edición genómica", una forma que quieren que parezca inocua, como cambiar una letra o una palabra en un texto, que pretenden no afectaría gran cosa. Aquí engloban tecnologías, como nucleasas con dedos de zinc (ZFN), nucleasas sintéticas (TALEN), micro ARN, ARN de interferencia o metilación dependiente de ARN y CRISPR, entre otras. No voy a detallar las particularidades de estas técnicas, pero al igual que con los transgénicos, se trata de ingeniería, no de métodos naturales, es manipulación deliberada de la composición genética de seres vivos, sea cortando o desactivando funciones de los genes o agregando otros.

Estas nuevas biotecnologías han ido surgiendo por la búsqueda de nuevas herramientas más eficaces para la manipulación genómica, en su vasta mayoría motivada por el afán de lucro de empresas. De cierta forma son un reconocimiento implícito de lo que siempre hemos dicho sobre la ingeniería genética aplicada a los transgénicos: que es una técnica burda, que no tiene control de las consecuencias que provocan en las interacciones entre los genes, en los organismos o los ecosistemas.
Pero al ser manipulación de genomas, todas esas nuevas biotecnologías conllevan también impactos y consecuencias imprevistos, ya que el conocimiento sobre las funciones de los genes y sus interacciones siguen teniendo grandes vacíos.

La mayoría de estas nuevas tecnologías están basadas en biología sintética, es decir, ya no usan genes de seres vivos, sino genes sintetizados en laboratorio que pueden o no replicar los que existen, por lo que agregan toda una nueva serie de impactos posibles y desconocidos.
De todas ellas, hay dos tecnologías de alto impacto que es importante conocer: CRISPR-Cas9 y una aplicación particular de ésta, que son los llamados "conductores genéticos".
CRISPR, por sus siglas en inglés, significa "repeticiones palindrómicas cortas agrupadas e interespaciadas regularmente" y es una construcción sintética que imita una forma de defensa natural de las bacterias. Cas9 es un sistema de doble "corte" de la cadena de ADN para silenciar o agregar otros genes.
Esta tecnología apenas se hizo funcional en 2012, pero tiene dos aspectos que hicieron que se diseminara muy rápidamente: es barata y es más exacta que las técnicas que se usan con los transgénicos. En éstas era imposible determinar en qué lugar del cromosoma se insertaba un constructo genético. CRISPR-Cas9 permite reconocer un gen específico y cortarlo, deshabilitando ese gen, o insertar otros.

Aunque parezca más exacta, la tecnología no es tan precisa como la quieren presentar. Como explica el Dr. Jonathan Latham, de Independent Science News, creer que precisión equivale a control es un gran error, particularmente en sistemas vivos como el ADN: "Supongamos que yo, que no hablo chino, quisiera eliminar de forma precisa un carácter de un texto escrito en chino, o una línea, o una página. Tendría un cien por ciento de precisión, pero ningún control sobre los cambios en el significado. La precisión, por tanto, sólo es útil en la medida en que va acompañada de comprensión, y ningún biólogo puede afirmar que en este momento entendamos el ADN – ¿si no por qué lo seguimos estudiando?" (J. Latham, El mito de la precisión de CRISPR).
No existen en ningún país regulaciones de bioseguridad adecuadas a estas nuevas biotecnologías ni se conocen qué impactos pueden tener sobre salud o medioambiente. La industria biotecnológica, desde sus mayores corporaciones, está ahora intentando convencer a la Unión Europea y Estados Unidos que cualquier planta u organismo que se manipule con estas nuevas tecnologías, solamente están "editados genómicamente" y por tanto no necesitan pasar por las regulaciones de bioseguridad. Ya lo consiguieron en el caso de un champiñón manipulado con CRISPR para no volverse marrón al cortarlo, que se vende desde este año en Estados Unidos sin que el público tenga idea de ello. En Europa la presión de la industria para no pasar por regulación o que no se considere transgénico es aún mayor porque hay 17 países que prohíben transgénicos.

Una aplicación particularmente preocupante de CRISPR-Cas9 es la construcción de conductores genéticos (gene drives en inglés). Esto es una forma de hacer transgénicos para manipular especies silvestres, y asegurar que los genes modificados pasen siempre a la generación siguiente. Con los cultivos transgénicos existe ya el problema de la contaminación, pero éstos deben ser plantados cada año y además, las plantas no transgénicas, al no reconocer los genes extraños, tienden a eliminarlos en algunas generaciones.
Esta nueva construcción genética –organismos con conductores genéticos– asegura que el gen permanezca en todas las generaciones subsiguientes. Si es por ejemplo un gen para hacer que sólo nazcan machos (desde plantas y mosquitos a cualquier mamífero) se podría extinguir toda una especie. Aunque lo presentan como opción para eliminar "especies dañinas", es un arma muy peligrosa en manos de quiénes fácilmente pueden definir todo lo que molesta a sus negocios agrícolas u otros, como dañino o plaga. (Ver artículo de Jim Thomas, ETC)
Son tecnologías, cuyo espectro de acción es tan amplio y las consecuencias tan devastadoras, que es necesario trabajar por su prohibición.
En ese sentido, la extendida crítica social hacia los transgénicos es una base de apoyo, necesitamos ahora desarmar las nuevas armas de lenguaje con que nos quieren confundir las empresas y los científicos que trabajan para ellas.
La reciente declaración de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza en América Latina (UCCSNAL) sobre nuevas tecnologías, apunta a ello. "Cuestionamos la seguridad de esta tecnología, que juega con la manipulación genética a pesar del gran desconocimiento que existe sobre su funcionamiento, y sobre los efectos que su aplicación podrían desencadenar a nivel celular, del organismo de la salud humana y del ambiente. No pedimos para estas nuevas tecnologías la aplicación de normas de bioseguridad ni el desarrollo de estrictas evaluaciones de riesgo, sino la suspensión de toda la experimentación en este campo.
Cuestionamos el exagerado rol que se da a "la ciencia" y al sistema científico tecnológico en el proceso de toma de decisiones relacionado con la adopción de estas nuevas tecnologías, pues sabemos que la investigación científica encarna las mismas relaciones de poder que se dan en la sociedad, y que las principales líneas de investigación son decididas por quienes las auspician y financian."
Fuente: http://www.lafogata.org/16arg/arg8/arg.21.9.htm

 Comprobemos cómo es posible la unión de todos los pueblos y comunidades del país en torno a:"definir claramente cuál es nuestra relación con la naturaleza, y plantear el control estratégico de todos los territorios y de la misma institucionalidad en su momento. Debemos desafiarla con nuestra práctica y con nuestro planteamiento teórico de un modelo alternativo y popular".
 
Honduras: Hacia la estructuración de un plan estratégico nacional de resistencia y lucha
Cumbre del movimiento social y popular hondureño
 
contra el extractivismo superó todas las expectativas
16 de noviembre de 2016
Por Giorgio Trucchi (LIN y M)
 
Tras tres jornadas de trabajo intenso cerró exitosamente este martes (15/3) la primera Cumbre de los pueblos y comunidades en lucha contra el extractivismo, impulsada y coordinada por la Plataforma del Movimiento Social y Popular de Honduras (PMSPH).

Más de 700 delegados y delegadas de unas 400 comunidades de todo el país se reunieron en Tegucigalpa
para definir estrategias nacionales de lucha por la defensa de los bienes comunes de la naturaleza, así como visibilizar la gravedad del extractivismo en los territorios e impulsar la unidad comunitaria y territorial, la movilización y la resistencia permanente.

- Vea Galería de Imágenes UNO y DOS


Estos proyectos -se lee en la Proclama de la Cumbre- son desarrollados a costa de la violación de los derechos humanos, la violación del Convenio 169 de la OIT, la estigmatización y criminalización a las organizaciones, la división de las comunidades, la judicialización de defensores y defensoras y el asesinato de compañeros y compañeras que han echo frente a este modelo de despojo que, a expensas de extraer nuestros bienes comunes para cubrir la demanda del gran capital, se empobrece a las comunidades", denuncia el movimiento social y popular hondureño en su Proclama.

De acuerdo con el análisis realizado por las y los delegados reunidos en mesas de trabajo, para abordar todos los aspectos relacionados con las principales afectaciones e impactos de los proyectos extractivistas sobre las comunidades, en Honduras se está impulsando una política de neo-colonización de los territorios "en la que el despojo es justificado bajo la idea del mal llamado desarrollo", que responde a un modelo de producción "que privilegia la obtención y acumulación de riquezas".

Actualmente, en Honduras existen 714 proyectos extractivos y se calcula que entre el 30 y 35% de su territorio ya está concesionado. Los pueblos y comunidades en lucha denuncian que la imposición del modelo extractivista estaría generando un acelerado caos climático, violencia e inseguridad, migración, desalojo forzado, desplazamiento de pueblos y comunidades. 

Cancelación de proyectos extractivos


Ante esta situación, la Cumbre exigió la cancelación inmediata de todos los proyectos extractivos y la derogación de las leyes que permiten invertir en estos proyectos destructivos. También instó las autoridades a respetar los procedimientos expresados en convenios ratificados por Honduras, como por ejemplo el Convenio 169 sobre pueblos indígenas y tribales y la Declaración de la ONU sobre derechos de los pueblos indígenas. Asimismo, condenó y exigió el cese de la militarización y represión en los territorios.

También hizo un fuerte llamado a las comunidades para que "sumamos fuerzas, defendamos lo que es nuestro y no permitamos que nos arrebaten esta casa común en la que vivimos". Por esto auspició que "juntos y juntas nos levantemos en una sola fuerza para detener el empobrecimiento por despojo de nuestros pueblos", concluyó la Proclama.
"La participación ha sido extraordinaria y hay decenas de comunidades que se están sumando al esfuerzo que viene haciendo la Plataforma. Hay entusiasmo y disposición a juntarse, coordinar estrategias y planificar acciones de resistencia y lucha. Exigimos la derogación de las leyes y que se cancelen todos estos proyectos de muerte. No podemos continuar con una situación donde se han asesinado a compañeros y compañeras, destruido comunidades, desalojado a pueblos", dijo Miriam Miranda, coordinadora de la Organización Fraternal Negra Hondureña, Ofraneh.

La dirigente garífuna agregó que próximamente se reunirán para terminar de definir lo que será el Plan nacional de unidad y lucha contra el extractivismo, sentar las bases para las próximas acciones y movilizaciones a nivel territorial y nacional, e iniciar la preparación de la segunda Cumbre de los pueblos y comunidades en lucha contra el extractivismo.

Para el 2 de marzo del próximo año, primer aniversario del asesinato de la dirigente indígena Berta Cáceres,
cientos de comunidades a nivel nacional se movilizarán masivamente contra el modelo extractivista.
Un nuevo contexto de lucha y resistencia

"La actividad ha superado las expectativas, al tiempo que supera también una deuda que ha tenido el movimiento de resistencia territorial al extractivismo, o sea el hecho de encontrarse en una actividad de carácter nacional en perspectiva regional. Esta actividad marca las coincidencias en la modalidad de resistencia que se desarrolla en Honduras, y la convergencia con otras modalidades que hay en la región centroamericana", manifestó a la LINyM, Víctor Fernández, coordinador del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, MADJ.

Según él, este camino de intercambio y búsqueda de estrategias comunes que se ha iniciado "rompe con la idea de los pequeños espacios organizativos o de las luchas locales no vistas en un contexto nacional", al tiempo que "moraliza las luchas, permite sistematizar las experiencias y encontrar los pasos que debe seguir el modelo de resistencia", agregó.

El ex fiscal evidenció cuáles son los desafíos futuros para la Plataforma. El primero es la articulación efectiva, que no puede quedarse en simples encuentros, sino en acciones coordinadas de resistencia y desafíos a la institucionalidad. Además hay que ir configurando la estrategia de uso popular de los bienes de la naturaleza. 

"Al margen de lo que digan los gobiernos debemos definir claramente cuál es nuestra relación con la naturaleza, y plantear el control estratégico de todos los territorios y de la misma institucionalidad en su momento. Debemos desafiarla con nuestra práctica y con nuestro plateamiento teórico de un modelo alternativo y popular", concluyó Fernández.
LINyM
 

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