viernes, 19 de octubre de 2018

China y el gobierno de Evo prueban qué mundo construye el actual capitalismo. Está en contra de la vida y la democracia.


   Subsume en crisis civilizatoria y
amenaza de extinción a la humanidad.
El desafío, abajo y a la izquierda, es
el cambio de sistema social.

Resulta desconcertante que, desde izquierdas, se elogie a China y se le atribuya el establecimiento de relaciones de cooperación sur-sur. En esa línea Rafael Poch (CTXT) destaca:
(...)Lanzada en septiembre de 2013, la nueva ruta de la seda es un gran proyecto de integración económica de Asia, África y Europa mediante colosales inversiones en infraestructuras. Una red de corredores energéticos, vías de comunicación y transporte terrestres y marítimas, e integraciones financieras, destinada a afianzar y expandir la economía global. Con su lanzamiento previsto para el 2021 y una perspectiva hasta el año 2049, ya implica, como proyecto, a una sesentena de países –muchos de ellos sin más cálculo que recibir inversiones chinas– que representan el 70% de la población mundial, el 55% del PIB y el 75% de los recursos energéticos globales conocidos. La iniciativa se basa en tres principios; apertura hacia todos los países, carácter integrador basado en el respeto a la idiosincrasia y opciones de desarrollo de cada uno de ellos, y normas de mercado. El resultado implícito de esta iniciativa es crear un nuevo paradigma geopolítico. En Washington lo ven como un verdadero desafío al dominio de Eurasia y de la economía mundial ejercido por Estados Unidos. Y no están dispuestos a permitirlo. Si todo eso funciona, el ascenso de China sólo puede ser detenido por la guerra.(...) Leer
Revisemos cuál es la realidad de China al progresar como capitalismo e imperialismo pero sobre todo cuestionemos el modo de desarrollo del sistema mundo en que converge la potencia oriental.
China contra Estados Unidos
La nueva lucha imperial por África
22 de junio de 2018
 Por Lee Wengraf
El Salto

Lee Wengraf explica cómo la urgencia por conseguir beneficios, la volatilidad económica y la militarización de África solo auguran inestabilidad, un aumento de la explotación y violencia.
Desde los comienzos del nuevo milenio, las economías del África subsahariana han experimentado un auge espectacular. Este aumento ha estado marcado por el rápido incremento del comercio y la inversión en el continente, fenómeno a veces descrito como 'la nueva lucha por África', en el que compiten los Estados Unidos, los países europeos y China. Sin embargo, China va en cabeza en muchos frentes y su marcada competición global con los Estados Unidos se está llevando a cabo en el continente africano.
Para los EE UU, las tensiones imperialistas se vienen expresando de un tiempo a esta parte con la creciente guerra comercial con China. Pero el ascenso del país asiático como potencia global lleva varios años acelerando esta rivalidad. Más allá de una lucha por el mero acceso a los recursos, el imperialismo es la ofensiva competitiva por el control de los recursos y los mercados. África es una pieza crucial de los objetivos estratégicos de China para conseguir su crecimiento económico y el monopolio.

EL 12% DE LA INDUSTRIA
La expansión china en el continente africano ha sido espectacular y abarca desde el comercio hasta la extracción y la producción. Las empresas chinas son las responsables, aproximadamente, del 12% de la industria del continente, con un valor de alrededor de 500.000 millones de dólares.
En 2012, China se convirtió en el mayor socio comercial de África; el comercio entre EE UU y África comenzó a descender y el país norteamericano dio un vuelco radical, dejando de lado las importaciones de petróleo de África para centrarse en la producción doméstica. Los puestos de trabajo creados por la inversión directa extranjera (FDI, por sus siglas en inglés) procedente de China en 2016 se duplicaron con respecto al año anterior y suponen más del triple de los que creó la inversión estadounidense.
Pero como Brookings describe en un informe reciente : "El papel de China en el continente africano se ha definido por la financiación de más de 3.000 proyectos de infraestructuras enormemente cruciales [...]. China ha concedido préstamos por valor de más de 86.000 millones de dólares a gobiernos africanos y entidades estatales entre 2000 y 2014, una media de 6.000 millones de dólares al año. Como resultado, China se ha convertido en el acreedor más importante de la región, representando el 14% del total de la deuda del África subsahariana". De China procede, aproximadamente, la mitad de los contratistas internacionales en el sector de la construcción.

"INFRAESTRUCTURAS POR PETRÓLEO"
Normalmente, la construcción de infraestructuras que realizan las empresas chinas para estados africanos son préstamos respaldados por ingresos del petróleo o de minerales y se los califica como acuerdos de trueque de "infraestructuras por petróleo" sin "ninguna restricción". En 2015, en una visita de gran relevancia, el presidente Xi Jinping se comprometió a hacer una gran inversión de 60.000 millones de dólares. Estos acuerdos hacen posible un giro retórico por parte de los negociadores chinos. Concretamente, permiten que los países africanos tengan la oportunidad de trazar una ruta independiente, al margen de las condiciones onerosas de las multinacionales occidentales y las instituciones financieras internacionales (IFI), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (WB por sus siglas en inglés).
La causa de la crisis de la deuda africana que se produjo durante los años ochenta y noventa fue la asfixiante austeridad de los programas de ajuste estructural de las IFI. Los préstamos se acompañaban de duras condiciones de privatización, de desregulación, de recortes muy profundos en los presupuestos nacionales e imponiendo tipos usureros de repago.
Así, poco después de la recesión de mediados de los setenta, las políticas neoliberales y los ajustes estructurales sentaron las bases de la recuperación de la rentabilidad global por medio de condiciones de mercado e inversión favorables a Occidente, políticas que equivalían a un ataque sin restricciones a las clases trabajadoras africanas y que facilitaban la "nueva lucha" actual por la inversión en África y su rápido crecimiento económico.
China ha sido capaz de aprovecharse de forma considerable de la misma reestructuración neoliberal para alimentar su propio y enorme crecimiento, aunque tiene otros competidores en África, como Rusia e India. Y pese a que los Estados Unidos siguen siendo los mayores inversores del continente, con unas inversiones que alcanzan los 50.000 millones de dólares, las políticas que han impulsado ese crecimiento, paradójicamente, han fortalecido también a sus competidores.
LA BASE CHINA EN YIBUTI
La exacerbada implicación económica por parte de China ha aumentado la importancia de sus relaciones en África, tanto a nivel financiero como estratégico. Al igual que los Estados Unidos, con el Mando África (AFRICOM) y la red de bases de drones y centros de formación en el continente, la presencia militar china también se ha expandido, con una nueva base militar y un papel cada vez más importante dentro de las tropas de mantenimiento de la paz de la ONU. Según el Daily Beast: "Pekín gasta veinte millones de dólares al año en el alquiler del inmueble de su base en Yibuti y ya ha desplazado a más de 1.000 efectivos al lugar, aunque tiene espacio suficiente para diez veces más, si fuera necesario. Además de eso, el Gobierno chino ha dado a su país anfitrión créditos que sobrepasan los 1.100 millones de dólares para mejorar su puerto comercial, construir otro aeropuerto, un ferrocarril que llegue a Adís Abeba y una tubería para traer agua de Etiopía".
En suma, estos movimientos han elevado enormemente las tensiones imperialistas entre las grandes potencias en África. A principios de año, el general Thomas Waldhauser declaró ante un comité de las Fuerzas Armadas estadounidenses que estaban "controlando atentamente la invasión china y su presencia militar emergente en Yibuti".
El exsecretario de Estado Rex Tillerson, en una visita a cinco países africanos en marzo de este año, criticó duramente las relaciones de China en África, declarando que su postura "incentiva la dependencia mediante el uso de contratos opacos, prácticas crediticias abusivas y tratos corruptos que enredan a los países en deudas y socavan su soberanía, negándoles un crecimiento autónomo a largo plazo. La inversión china tiene el potencial de abordar la falta de infraestructuras en África, pero su enfoque ha llevado a un endeudamiento creciente y se han creado pocos puestos de trabajo, si es que se ha creado alguno, en la mayoría de los países".
Asimismo, la iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda, un plan global para vincular comercio e infraestructuras conectando varios continentes —África oriental incluida—, en la que Pekín va a invertir 1,4 billones de dólares, ha producido ansiedad en los Estados Unidos: hace poco, el secretario de la Marina, Richard Spencer, describió el proyecto como un ejemplo de "capital que se ha convertido en un arma".

USO DE LA FUERZA
Tales avisos destilan hipocresía. Estados Unidos tiene mucha experiencia en la imposición de políticas con el único propósito de crear economías propicias para las inversiones en África (y en el resto del hemisferio sur) y siempre está preparado para amenazar con el uso de la fuerza militar cuando sea necesario para proteger sus intereses. Una caída global en los precios de las materias primas en 2014 y 2015 desencadenó un sufrimiento económico en los países africanos productores de petróleo, cuyos ingresos dependen en gran medida de los altos precios del petróleo.
Aunque el Banco Mundial ha previsto que el producto interior bruto (PIB) promedio para estos países suba moderadamente por encima del 3% en 2018 y 2019, las futuras caídas en los precios de las materias primas auguran nuevas rondas de rescate de los IFI, más recortes presupuestarios y la cruel medicina de la austeridad, que garantiza un duro golpe para la clase trabajadora y para los pobres. Las instituciones occidentales no son las únicas responsables de esta pauperización. Un mercado volátil y una falta de liquidez de los países productores de petróleo llevará a los prestamistas chinos a retirar sus propios préstamos.
La nueva lucha por África sólo está alimentando las rivalidades imperialistas entre las principales potencias mundiales, sobre todo entre los Estados Unidos y China. Mientras que el PIB se ha elevado a nuevas cotas en este auge sin precedentes, la cruda realidad es que existe una creciente desigualdad entre la mayoría de la población del continente y las clases dirigentes africanas; muchos de estos dirigentes son socios entusiastas del capital global.
La urgencia por conseguir beneficios, la volatilidad económica y la militarización de África sólo auguran inestabilidad, un aumento de la explotación y violencia. Los activistas por la justicia social están debatiendo intensamente la naturaleza del papel de China en el continente, una cuestión crucial que afronta la izquierda antiimperialista, porque lo que está en juego en esta lucha no hará más que aumentar. 

Artículo publicado originalmente en la web británica Red Pepper.
Traducido por Isabel Pozas González.

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América Central en la transición hegemónica

de la dependencia de EE.UU. a China
16 de octubre de 2018

Resumen Latinoamericano
Por Andrés Mora Ramírez, AUNA-Costa Rica
Como ocurrió hace poco más de un siglo, cuando los hombres y mujeres de la época contemplaron el declive del poder e influencia del imperio británico y la emergencia de un nuevo hegemón –el imperio estadounidense-, así también asistimos ahora a una nueva transición hegemónica.  ¿Cómo enfrentaremos en América Central este proceso?
En el 2011, un informe de la agencia consultora PwC generó revuelo al proyectar que para el año 2050 China se convertiría en la principal potencia económica mundial, seguida por la India y en tercer lugar los Estados Unidos. Tan solo siete años después, en julio de 2018, el Fondo Monetario Internacional redujo esa proyección temporal y pronosticó que ese desplazamiento podría ocurrir mucho antes, en el 2030, tomando en cuenta el comportamiento reciente de ambas economías (el PIB estadounidense creció un 2,8% en el primer trimestre de 2018, frente al aumento de 6,8% registrado en China en el mismo período). Incluso en un posible escenario de desaceleración de la actividad económica china, el relevo parece inevitable.
Pocos podrían dudar que estamos en el umbral de un nuevo momento histórico, en el que la hegemonía global noratlántica, consolidada por el ascenso y expansión de los imperios británico y estadounidense en los siglos XIX y XX, se encuentra en franco cuestionamiento, mientras el eje económico se desplaza hacia el Pacífico, donde emergen nuevos polos de poder liderados por China, India y Rusia.
¿Qué implicaciones tiene esto para América Central? En la consolidación de aquella hegemonía nortlántica, nuestra región desempeñó un papel clave por su ubicación geográfica: en el siglo XIX, el control del istmo y de sus rutas interoceánicas (ferrocarriles y canales), se convirtió en obsesión y motivo de controversias entre los Estados Unidos y las potencias europeas (Gran Bretaña y Francia, principalmente, aunque ya España se había planteado la construcción de un paso de mar a mar tan temprano como  en el siglo XVI). Azuzados en su codicia por la fiebre del oro en California, y necesitados de acortar los tiempos en el tráfico de mercancías entre los océanos Atlántico y Pacífico, numerosos exploradores, aventureros, cazafortunas, científicos y empresarios se lanzaron a recorrer nuestros países con el afán de conocer y estudiar el territorio, su naturaleza y recursos, sus gentes y gobiernos, y avanzar posiciones políticas y comerciales favorables a sus intereses.  No faltó quien se refiriera al proyecto de un canal por Nicaragua como “la puerta Atlántica a la tierra prometida”; pero en el pulso de gigantes, y por su factibilidad, acabó por imponerse la ruta canalera por Panamá, bajo el dominio de los Estados Unidos.
Hoy, el valor estratégico de América Central está en la mira del gigante asiático en el marco del desarrollo de su proyecto geopolítico y económico más ambicioso: la nueva Ruta de la Seda, que articulará un complejo entramado comercial, energético y de transporte. A ello responde la fuerte presencia de China bajo la forma de inversiones en infraestructura en toda la región, compra de deuda y otorgamiento de créditos millonarios, apertura de mercados para la exportación y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Costa Rica, Panamá, El Salvador, y un poco más allá, en el Caribe, con República Dominicana. Y de ahí derivan, también, las presiones políticas y amenazas abiertas que lanza Washington, sin miramientos, a los gobiernos y élites de la región para frenar el avance chino. El istmo, pues, se encuentra nuevamente en disputa.
Como ocurrió hace poco más de un siglo, cuando los hombres y mujeres de la época contemplaron el declive del poder e influencia del imperio británico y la emergencia de un nuevo hegemón –el imperio estadounidense-, así también asistimos ahora a una nueva transición hegemónica.  ¿Cómo enfrentaremos en América Central este proceso? ¿Tenemos una alternativa propia para asistir al convite del gigante o, por el contrario, persistiremos en nuestro rumbo histórico de subordinación y dependencia? ¿Quedará algún aliento de audacia política y de vigor utópico –que por ahora no se vislumbra en el horizonte- para emprender la construcción de un destino alternativo para nuestra región, tal y como lo soñaron en su momento Francisco Morazán, los unionistas centroamericanos, Augusto César Sandino o el General Omar Torrijos? Tal es la magnitud de los desafíos de nuestro tiempo.
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El dragón asiático en Centroamérica

3 de septiembre de 2018
"China continúa actuando y afirmando la expansión de su influencia política en la arena internacional. Centroamérica es una de las regiones donde la presencia del dragón asiático es reciente, generando tensión en uno de los espacios de dominio histórico estadounidense."
Por Nery Chaves García
Julio, 2018
 
Desde hace varios años China inició su proceso de consolidación como potencia mundial, una coyuntura que ha generado un sin número de tensiones y preguntas en distintas esferas de las sociedades. Ante la poca claridad las preguntas respecto al ascenso de China van desde las probabilidades de guerra con Estados Unidos hasta la posibilidad de una “alternativa política” en el dragón asiático.
En medio de la incertidumbre, China continúa actuando y afirmando su influencia política en la arena internacional mientras expande su esfera de influencia. Centroamérica es una de las regiones donde la presencia del dragón asiático es reciente, generando tensión en uno de los espacios de dominio histórico estadounidense.
En términos geopolíticos, la cintura de Nuestra América posee dos atributos geográficos fundamentales. El primero refiere a la noción de puente entre las grandes masas territoriales del Norte y el Sur, mientras que el segundo versa sobre su Istmicidad, es decir, sobre la conexión entre los Océanos Atlántico y Pacífico. Este último cobra especial importancia en la época de la invasión y la Colonia, donde las conexiones primaban lo marítimo en virtud del invasor foráneo. Ante ello, ideólogos estadounidenses como Alfred Mahan denominan “Mare Nostrum” al Mar Caribe y Nicholas Spykman denomina la región centroamericana como la “América Mediterránea” en función del reconocimiento de las rutas estratégicas de la región y la necesidad del control estadounidense sobre la misma para potenciar su despliegue hegemónico.
En este sentido, disputar el control de esta región sería desafiar directamente a la potencia norteamericana.
China no ha pasado por alto estas condiciones geopolíticas a lo que aúna la posibilidad de disminuir el reconocimiento político de la causa taiwanesa, pues de los 22 Estados que reconocen a Taiwán, 5 forman parte de la región centroamericana (1).
Solamente Costa Rica y Panamá reconocen diplomáticamente a China, mientras que las demás naciones tienen Tratados de Libre Comercio con Taiwán.
La cintura centroamericana se conformaría entonces de territorios en disputa geopolítica siendo China y Estados Unidos las que cuentan con mayor influencia. La prioridad china en la región ha sido la agenda comercial y económica.
Países como El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua poseen Cámaras de Comercio integradas por ambas partes. Éstas se encargan del fortalecimiento del intercambio comercial que, para el año 2011 alcanzó los 12 mil 700 millones de dólares, según el prestigiado instituto internacional de economía INCAE.
Los flujos comerciales se caracterizan por continuar las tradicionales estructuras entre norte y sur. Es decir, mientras que se importan manufacturas chinas, Centroamérica exporta bienes de muy poco valor agregado —a excepción de Costa Rica. (2) En comparación con el resto de la región, Centroamérica no exporta materias primas en las dimensiones de Argentina o Brasil. Sin embargo, uno de los principales intereses de China es la incursión en la energía hidroeléctrica. En Honduras, ya se encuentra vinculada al proyecto hidroeléctrico sobre el Río Patuca con la empresa Sinohydro (3). Este interés refiere a la sed insaciable del dragón asiático por bienes comunes para sostener su modelo económico y el modo de vida de su población. Pues, China es hoy el principal consumidor de bienes comunes en la arena internacional.
Para el caso de Costa Rica, luego de establecer las relaciones diplomáticas en 2007, China desarrolló la construcción del Estadio Nacional, fundó un Instituto Confucio en la Universidad de Costa Rica y posteriormente, construyó el Barrio Chino sobre el Paseo de los Estudiantes en San José (4). Este tipo de proyectos son claves para la estrategia china pues le permiten presentarse como una potencia benevolente y de buenas intenciones —contrastándose con Estados Unidos.
En 2010, Costa Rica y China firmaron un Tratado de Libre Comercio que fue considerado como un instrumento que genera un “balance ideológico” entre Estados Unidos y China. (5) Posteriormente, el dragón asiático intentó construir una refinería en el Caribe costarricense con el objetivo de refinar el petróleo proveniente de Venezuela. De esta forma, China construiría la ruta estratégica para subsanar su sed por bienes comunes. El proyecto de la refinería no fue culminado debido a diversas denuncias presentadas en su contra por faltas al debido proceso, además de conflictos de intereses en el estudio de impacto ambiental. Por tanto, la intención de la construcción de una refinería en Centroamérica sigue abierta a segundos países (6).
En función a la ruta estratégica en la región, China negoció —indirectamente- (7) la construcción del Canal Interoceánico en Nicaragua, a través de la Ley 840, Ley que cede prácticamente el territorio y soberanía nicaragüense al no establecer límites para la concesionaria.
Frente al sin número de incertidumbres respecto al canal nicaragüense, a partir del establecimiento de relaciones diplomáticas con Panamá, China acordó la inversión de 200 millones de dólares en infraestructura —monto económico más que suficiente para la ampliación del canal. Además, acordó la suscripción de un TLC, apoyó el fortalecimiento de zonas francas, la construcción de almacenes, una terminal de carga y un tren a la frontera con Costa Rica, entre otros. Además, Panamá se adhirió al proyecto de “la Franja y la Ruta” que pretende revitalizar la Ruta de la Seda y extenderla a América Latina (8).
China opta por una agresiva estrategia que prioriza la construcción de infraestructura que le garantice el control sobre bienes comunes y rutas geoestratégicas para su transporte. De esta forma, América Latina sería, según China, un enorme banco de bienes comunes —mal llamados, recursos naturales— para subsanar la demanda de su modelo económico y de vida. En ese sentido, China representaría una radicalización de las políticas extractivistas y de muerte en la región, a pesar de que distintos mandatarios presenten la potencia como una alternativa política frente Estados Unidos. La pregunta sería, entonces, ¿la alternativa a la que aspiramos es contra sistémica o contra hegemónica?
Notas:
(1) La condicionalidad de China ante el reconocimiento a Taiwán refiere al conflicto entre las partes en virtud de que la primera sostiene la pertenencia de la nación taiwanesa a China. Ante ello, el no reconocimiento de China responde a una herencia de la influencia estadounidense de la Guerra Fría; herencia que Costa Rica y Panamá ya no reconocen.
(2) Costa Rica exporta chips integrados producidos por la transnacional Intel, por lo que las ganancias finales tampoco quedan en el país centroamericano.
(3) Ver aquí
(4) Este lugar fue nombrado en conmemoración de una de las luchas protagonizadas por estudiantes contra la dictadura de Tinoco. Hoy una pequeña placa, en medio del barrio chino, conmemora a las personas caídas de esa gesta.
(5) Según las palabras del ex-canciller, Bruno Stagno, quien negoció la apertura de relaciones diplomáticas entre China y Costa Rica. En estas negociaciones la suscripción de un Tratado de Libre Comercio fue uno de los puntos más sensibles en el diálogo entre las élites político-económicas de ambas partes.
(6) Éste es uno de los proyectos más importantes para China en la región.
(7) Indirectamente debido a que el gobierno no ha respaldado públicamente el proyecto del Canal.
(8) La Ruta de la Seda fue una de las rutas comerciales más importantes de la región euroasiática en la antiguedad, y hoy se revitaliza como proyecto global chino.

Apreciemos y enorgullezcámonos de cómo los pueblos construyen  caminos emancipatorios.

En Honduras no para la criminalización de la lucha negra, indígena y popular
Copinh "Son 526 años de resistencia contra
la opresión, el olvido y la injusticia"
13 de octubre de 2018
Por Giorgio Trucchi (LINyM)

Este 12 de octubre, conmemorando 526 años de lucha en defensa de la dignidad y los territorios de los pueblos indígenas, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y la Plataforma del Movimiento Social y Popular en Honduras (PMSPH) convocaron a un plantón frente a las instalaciones del Ministerio Público en Tegucigalpa.

"Hoy, en el día de la resistencia de los pueblos, nos presentamos a denunciar que continúa en Honduras una política de exterminio en contra de las comunidades, la negación del acceso a la tierra, el abandono de las comunidades en las que la atención a las necesidades básicas son obligación del Estado, y no de las migajas dadas por las empresas saqueadoras", explica el comunicado que fue leído por la actual coordinadora del Copinh, Bertha Zúniga Cáceres. (Mire aquí el texto completo)

Es justamente para luchar contra estas políticas saqueadoras que hace 25 años surgió el Copinh, del cual Berta Cáceres fue cofundadora.
"Por la lucha de Berta para desterrar el robo de nuestras comunidades es que fue asesinada hace más de dos años, sin que hasta ahora el Ministerio Público dé resultados satisfactorios a la sociedad hondureña y a la comunidad internacional que busca justicia", continúa la nota.
¡Acusen a Desa!

Durante la actividad, Bertha Zúniga y miembros del equipo legal que acompaña a la familia de la dirigente indígena asesinada entregaron una carta al fiscal general Óscar Chinchilla.

En el documento solicitan que el Ministerio Público acuda ante los tribunales "a imputar el delito de asociación ilícita a la estructura criminal que se constituyó desde la fachada de la sociedad mercantil Desarrollos Energéticos SA (Desa)".

De acuerdo con la denuncia, Desa habría ejecutado, de manera sostenida y durante varios años, "una serie de ataques en contra del pueblo Lenca, del Copinh, de personas opuestas al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, incluyendo a nuestra compañera asesinada", se lee en el documento (Mire aquí el texto completo).

Desa es titular de la concesión del proyecto Agua Zarca contra el cual Berta Cáceres y el Copinh han luchado durante años.

Romper con la impunidad

"Venimos ante esta institución para exigir que se rompa con la impunidad y se acuse a la empresa DESA (...) como lo que es, una empresa criminal, una asociación ilícita, responsable del asesinato de la lideresa del pueblo lenca y del pueblo hondureño. Existe evidencia clara y contundente -continúa el Copinh en el comunicado- de la coordinación desde la dirección de la empresa a sus empleados, para cometer actos criminales con el objetivo de parar la lucha del Copinh (...) y acabar con la oposición de Berta". 

Durante una improvisada conferencia de prensa, Bertha Zúniga exigió el cese de la persecución y criminalización de aquellos sectores que recogen el legado de Berta Cáceres.

"El día de hoy nos sumamos a luchar hombro a hombro con otras comunidades indígenas, campesinas, urbanas que padecen los mismos males, continuados y profundizados por el régimen de Juan Orlando Hernández, que persigue judicialmente y criminaliza a quienes encarnamos la lucha de Lempira, Berta Cáceres, Iselaca y más", dijo Zúniga.

"Animamos al pueblo hondureño a no rendirse y seguir defendiendo la dignidad humana, las riquezas naturales y la vida armónica. Rechazamos la maquinaria de muerte sustentada en el extractivismo minero-energético, y les decimos a esas empresas privadas abusivas y racistas que en nuestros territorios NO pasarán.

Estos 526 años de invasión de los territorios se han convertido en 526 años de resistencia contra la opresión, el olvido y las injusticias", concluye el comunicado.

Sin lugar recusación de jue
ces


El pasado 25 de septiembre, la Corte de Apelaciones de lo Penal del Departamento de Francisco Morazán declaró sin lugar un recurso de recusación, presentado una semana antes por el equipo legal de la familia de Berta Cáceres y el Copinh, contra los jueces de la Sala Primera del Tribunal de Sentencia.

El 17 de septiembre, día del inicio del juicio contra ocho imputados del asesinato de la dirigente indígena, los familiares habían introducido dos denuncias por abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios públicos y negación de justicia, que sirvieron para pedir la recusación de los jueces.

La decisión de la Corte de Apelaciones de declarar sin lugar la recusación abre serias dudas sobre la continuación del juicio. 
Actualmente las partes están esperando que el tribunal notifique la fecha en que se reanudará el juicio.
Analicemos a la:
PROPUESTA TEMÁTICA
PARA QUORUM GLOBAL
Versión 14 Junio 2017

Por qué un Quorum Global: CONSTRUYAMOS UN PROYECTO COMPARTIDO POR EL FUTURO

Tres décadas de acelerados cambios son suficientes para comprender que, en realidad, vivimos en un cambio de época, una encrucijada marcada por el desbordamiento ecológico y los retrocesos democráticos, que se expresan en altísimas concentraciones de riqueza y de poder en minorías sociales y nos sitúan ante la necesidad de abordar grandes transformaciones en las próximas décadas. Se trata del desafío común de nuestro tiempo: ofrecer una respuesta democrática y ciudadana a la crisis ecosocial. Organizaciones y movimientos sociales que ofrecemos resistencias, formas de lucha, acciones diversas para responder a las amenazas y construir alternativas, estamos convencidas de que ha llegado el tiempo de un llamamiento articulado y común a la ciudadanía global, para abordar las transformaciones profundas que demandan la justicia y la dignidad, para comenzar y consolidar los cambios y las transiciones precisas si queremos un mundo a salvo y con futuro que incluya a todas las personas.

Así nace Quorum Global, como un proceso de articulación, mediante el encuentro y el diálogo, para construir una nueva narrativa de lo que es posible y de lo que no, para que el cambio de paradigma que se avecina sea un paradigma de poder ciudadano. Tenemos mucho construido, ahora es tiempo de compartir y conectar las líneas esenciales en un debate amplio y comprehensivo que sume fuerzas y legitimidades, que construya un relato nuevo y acciones transformadoras para un proyecto compartido de futuro.

2. Contexto: DÉCADAS DE LUCHAS Y RESISTENCIAS EN BUSCA DE UN CAMBIO GLOBAL
Más de dos décadas de luchas ciudadanas han supuesto algunas victorias y han alumbrado grandes desafíos. Movimientos ecologistas advierten del desbordamiento de los sistemas de vida, los feminismos nos alertan sobre cómo el patriarcado y el capitalismo producen nuevas formas de violencia y explotación, los movimientos sindicales luchan contra la precarización y el retroceso de los derechos, organizaciones sociales se activan contra la pobreza y las desigualdades, el campesinado organizado enfrenta los monopolios transnacionales de la alimentación, movimientos ciudadanos denuncian la crisis de representación política y claman por la dignidad y la democracia.
 
Cada uno de los procesos de lucha ha conseguido avances innegables en diversos lugares, aunque el relato dominante parece quedar intacto. Esa explicación oficial del mundo que nos cuenta el paradigma del crecimiento económico ilimitado como el único realista y viable, y su apelación al individualismo como la única respuesta a los riesgos y amenazas. Grandes movilizaciones también han sido neutralizadas. España también es reflejo y protagonista de las luchas y demandas ciudadanas. De las primaveras árabes y la ocupación en plazas para reclamar derechos y libertades, brotaron también en Europa movimientos. El movimiento del 15M marcó un antes y un después en las movilizaciones; entre otras herencias, fue un ejercicio amplio de empoderamiento y toma de conciencia ciudadana, que ha influido notablemente en la participación social y en el panorama político.

Los recortes, la austeridad, el rescate bancario y las mal llamadas políticas de ajuste han favorecido a un capitalismo depredador y han movilizado a millones de personas en muchas ciudades de manera continuada. La defensa de la sanidad pública, las reformas educativas, la privatización del agua, los recortes en la cooperación internacional, la guerra en Siria y la situación de l@s refugiad@s y migrantes en Europa, el acceso a la vivienda, el impuesto al sol, la pobreza y los recortes sociales, Bankia, la corrupción de la clase política, la violencia machista, los abusos a los consumidores, la ley mordaza o la reforma laboral son algunos ejemplos de protestas que han conseguido sacar a la calle a muchos colectivos. Un dato muy esclarecedor es que entre 2012 y 2013 se registraron cerca de 45.000 peticiones de manifestación. Además las manifestaciones impulsadas por las ONG y asociaciones ciudadanas empiezan a tener mucho peso. Si en 2007 promovieron menos de 5.000, en 2014 promovieron casi 15.000 manifestaciones. L@s estudiantes, sindicatos, l@s trabajador@s, las mareas, las asociaciones y plataformas han salido a la calle y han impulsado litigios estratégicos mostrando su inconformismo, y que las nuevas formas de movilización tienden a la articulación de distintos actores.

En muchos casos han sumado victorias políticas a los Gobiernos a nivel autonómico y nacional y en otras obtenido compromisos a partidos políticos ahora en el Congreso. Se han parado privatizaciones en la sanidad, frenado la reforma del aborto, parado desahucios o ganado a los bancos en las preferentes y las cláusulas suelo, entre otras. Pero es distinto defenderse y resistir que conseguir que el presente se vaya pareciendo a un futuro más justo, con nuevas relaciones con la naturaleza, marcadas por sus límites y la sostenibilidad de nuestra actividad humana, feministas, donde las sociedades se basen en el reconocimiento de los derechos y no en la capacidad de consumo, en el que la economía vuelva a hablar de relaciones humanas.

Las amenazas actuales no nos permiten relativizar. El desbordamiento ecológico y el crecimiento de la desigualdad combinados nos sitúan ante un escenario a pocas décadas vista, en el que el colapso ambiental y la exclusión de las mayorías son más que probables. Por eso no son extrañas las soluciones machistas, fascistas y xenófobas. Las organizaciones y movimientos sociales muestran caminos alternativos, reconociendo que el problema no está en el “otro”, ni en el “distinto”. Es hora de articular un relato compartido que ponga en valor un cambio de paradigma anclado en la vida y universal, al alcance de todas las personas.
 
3. Elementos para un diagnóstico compartido:
Afrontamos un cambio de época con desafíos vitales
La evidencia del desbordamiento ecológico causado por la actividad humana nos sitúa ante un cambio de época. Los geólogos anuncian que hemos entrado en el Antropoceno, puesto que por primera vez en la historia la actividad humana es la principal causante de cambios críticos en los ecosistemas que reproducen la vida. Las respuestas políticas y económicas muestran tendencias muy preocupantes, haciendo crecer la exclusión y la desigualdad, la justificación de la violencia y las guerras para instaurar la paz, hasta apuntar retrocesos democráticos limitando las libertades, debilitando el marco de los derechos humanos y cuestionando la idea misma de soberanía ciudadana ante el creciente poder de los mercados.

La combinación de estos cambios —ecológico, económico, cultural, social y político— sugiere que estamos viviendo un cambio de época, el que el desbordamiento de los límites ambientales determinarán en un futuro muy próximo la posibilidad de una crisis civilizatoria de consecuencias impredecibles, ya que si no fuéramos capaces de transitar hacia sociedades sostenibles ancladas en la justicia y la inclusión, podríamos tener que afrontar opciones sociales de corte fascista y excluyente.

El carácter y la profundidad de los desafíos actuales pueden exigir análisis complejos y extensos a menudo difíciles de realizar y de compartir. Pero contamos con suficientes elementos que muestran la degradación de un modelo de sociedad anclado en el crecimiento económico ilimitado que está destruyendo las bases de la vida y las posibilidades de convivencia.

● El modelo liberal está agotado: el sistema fundado sobre la idea de crecimiento económico muestra sus límites sistémicos y estructurales, por los límites naturales del planeta, por la incapacidad política de regular los repartos y por su fundamento basado en la idea antropológica de la “avaricia” como motor del progreso.

Las propuestas socialdemócratas pierden capacidad de dar respuesta a multitud de problemas sociales, nuevos o clásicos mal resueltos, así como las políticas de austeridad. Además la corrupción se ha convertido en un elemento de desconfianza añadida y de descrédito hacia la clase política.

● La progresiva expansión económica según el modelo de crecimiento ya ha desbordado los límites biofísicos desestabilizando los sistemas vitales del planeta y generando situaciones dramáticas.

Las tendencias de concentración de poder global y de riqueza en minorías sociales apunta a la ruptura de los “pactos sociales”, como “la Europa del Bienestar”, aumentando las contradicciones geopolíticas y sociales, el retroceso de los derechos humanos, de la solidaridad y de la democracia. Asistimos a una concentración de poder en pocas manos, la mayoría ajenas a la idea de soberanía democrática. El poder se difumina en operadores financieros, mercados transnacionales y grandes corporaciones que aumentan su opacidad y hacen imposible la rendición de cuentas. Los poderes públicos estatales se subordinan en esta nueva distribución y concentración del poder global.

Los Estados y organismos internacionales han dejado de asumir sus responsabilidades en asuntos tan cruciales como: las cuestiones derivadas del cambio climático; la crisis generada por los conflictos bélicos y su consecuencia en forma de migraciones masivas; la intensificación del trabajo de cuidados y reproducción social que está afrontando las mujeres consecuencia de los recortes en políticas públicas; las solicitudes de asilo y refugio, y el fortalecimiento de las políticas de seguridad frente a otras relativas a la construcción de paz. Los Estados están demostrando una gran incapacidad para resolver estas situaciones desde la responsabilidad política compartida y principios básicos de humanidad y dignidad.

● El incremento de la violencia en sus múltiples formas como vía para sustentar esas relaciones de poder: la criminalización y persecución de movimientos sociales y de activistas por la defensa de los Derechos Humanos, las violencias machistas con el feminicidio como última expresión, el desplazamiento forzoso de pueblos y comunidades indígenas, o la militarización y la guerra como garantía para mantener “la paz”.

● Cambios en la geografía política de la pobreza: el mundo ya no se explica según la división de países “ricos y pobres”, Norte-Sur. Hay nortes en el Sur y sures en el Norte. Lo que nos lleva a preguntarnos cuáles son las dinámicas y las políticas que generan la exclusión, la pobreza y la desigualdad en todas las latitudes. Sin perjuicio de que su expresión deba diferenciarse en función de su dramatismo y alcance, no cabe ya defender que por ejemplo España es un país adecuadamente desarrollado y por lo tanto un modelo a imitar.

● Los problemas de la agenda de desarrollo son cada vez más complejos y están interconectados. Las migraciones, la salud, la identidad de género, la degradación del medioambiente, los modelos de consumo o producción, o el peso de las transnacionales en ello, están cada vez más relacionados y no pueden abordarse de manera aislada.

● Dificultades para generar procesos de transformación con narrativas, mensajes y objetivos aglutinadores donde la sociedad civil en su sentido más amplio, se vea reflejada y tenga una respuesta convincente. Los relatos que surgen desde los márgenes, que constituyen alternativas y demandas potentes, son fácilmente reapropiados por las fuerzas y medios de comunicación dominantes. Vemos cómo cambian el lenguaje, los discursos, los conceptos, para asegurar que realmente nada cambie.

● Mientras tanto el avance de la ultraderecha, los totalitarismos, los nacionalismos excluyentes, las violaciones de DDHH por “razones” económicas, la exclusión y el miedo al “otro”, el machismo, la xenofobia y la homofobia están ganando elecciones y peso político real. El terror a estas expresiones viene a proporcionar un nuevo valor a las políticas agotadas del establishment, que ahora pueden ser vistas como espacios seguros ante la amenaza fascista o terrorista. Las tendencias señaladas se están produciendo en un nivel global y transnacional, aunque su expresión puede variar en función de latitudes y contextos.

En el Estado español, todos ellos se concretan de manera evidente, algunos presentando cifras y tendencias dramáticas: ● España viene sufriendo desde mediados del siglo pasado una profunda degradación ecológica que ha llevado a que el 45% de sus ecosistemas (en términos de servicios ambientales) se encuentren en mal estado. Ello, unido a la inacción de los últimos gobiernos, hace que nuestro país sea uno de los más vulnerables de la Unión Europea ante los desafíos planteados por la evolución del binomio energía-clima y que, entre otros aspectos, el 80% del territorio afronte riesgos de desertización. ● Se ha convertido en los últimos años en uno de los países europeos con mayor desigualdad. Los datos muestran un incremento de la brecha entre ricos y pobres de un 15% desde 2007. La injusticia social amenaza nuestra cohesión social e indica la mala salud de nuestra democracia. 4 ● Es patente el empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres. Así nos lo muestran indicadores como: la tasa de pobreza y exclusión de mujeres en edad laboral que, desde 2008, se ha disparado nueve puntos hasta situarse en el 32,2%; o la falta de corresponsabilidad de los hombres en el trabajo doméstico –las mujeres siguen invirtiendo el doble de tiempo-, que las sitúa, entre otros motivos, en altas tasas de temporalidad y parcialidad. En los últimos 15 años, casi 900 mujeres han sido asesinadas por sus (ex)parejas; a día de hoy siguen sin garantizarse los mecanismos de prevención, protección y reparación ante este tipo de violencia. ● Desde el inicio de la crisis, se ha producido una regresión en los derechos sociales y económicos como consecuencia de las políticas de austeridad que han traído recortes drásticos en políticas sociales, sanitarias y educativas importantes. Comenzando con los recortes sociales y de la dependencia, se ha reducido la protección de los más vulnerables: de acuerdo a datos recientes, más de una cuarta parte de la población en España está ahora en riesgo de pobreza y exclusión social. En 2014 casi 13 millones de personas se encontraban en riesgo de exclusión social. Según datos de UNICEF 2,7 millones de niños/as están en riesgo de pobreza, 800.000 más que en 2008. ● Ejemplo claro de ello han sido las reformas sanitarias, que han acabado con la universalidad de la salud y afectado a la accesibilidad, asequibilidad de fármacos y terapias sanitarias así como a la calidad de los servicios sanitarios. Así dos quintas partes de la comunidad de migrantes han perdido el acceso a la asistencia sanitaria por el Real Decreto-ley 16/2012. Por otra parte, la oleada de privatizaciones ha puesto en riesgo uno de los pilares fundamentales del sistema de bienestar. (...)
Cuestionemos que esta acertada descripción de la realidad de países y mundo sea interpretada con conceptos como antropoceno, ciudadanía, neoliberalismo y se vea como causa principal de amenaza de extinción de la vida planetaria y la humanidad al ilimitado crecimiento descontextualizado del sistema mundo capitalista. De ahí que sintetice su enfoque de lo existente y de los cambios superadores señalando:
Sea cual sea el desarrollo profundo de un diagnóstico complejo, las tendencias sugieren que nos encontramos ante un cambio de época marcado por desafíos vitales para la especie humana. Desafíos que muestran una dimensión global y múltiples expresiones locales. El mundo de la política no ha logrado hasta hoy constituir respuestas democráticas globales y el gobierno de los asuntos globales es poco más que una aspiración como muestra la sucesión de declaraciones, acuerdos y protocolos que adolecen de la eficacia que los desafíos requieren. Si bien dichas declaraciones y acuerdos de la comunidad internacional pueden ser útiles como diagnósticos, no cabe esperar que por sí mismos cambien la distribución actual del poder y generen las transformaciones necesarias.

La gobernabilidad democrática de los asuntos globales tiene aún un largo camino por delante, que exige la construcción de un relato desde la participación local para asegurar sus pilares democráticos. En definitiva, son tiempos de EMERGENCIA en los que la urgencia y amplitud de los desafíos nos convocan a compartir un relato por un futuro común, sobre la dignidad humana, para estos tiempos de amenazas globales y pérdidas en los ámbitos democráticos y de los derechos. Los procesos puestos en marcha por organizaciones y movimientos sociales constituyen intentos de nuevas narrativas que están en marcha. Ahora se trata de articular estas respuestas en un relato que enfrente el desbordamiento, las amenazas a la democracia y las desigualdades, que se exprese inicialmente como una llamada a la ciudadanía. En resumen existe un contexto de oportunidad favorable para iniciar procesos de encuentro con múltiples actores con agendas políticas susceptibles de ser enmarcadas de manera conjunta. Los elementos comunes pueden construirse a partir de la demanda de repolitización de los espacios de ciudadanía, una reclamación de los derechos de las personas a ser soberanas de su futuro común, en el marco de una ciudadanía global, más allá de identidades, cosmovisiones y fronteras políticas.

Prosigue aclarando su invitación desde estos objetivos y actores que ignoran el potencial emancipatorio de la unión de pueblos, naciones y comunidades del planeta afirmando sus respectivas autodeterminaciones reconociendo la fortaleza de sus diversidades

4. Quorum Global es una invitación:
Nuevos tiempos, nuevos paradigmas
El llamamiento debe ser claro: construyamos nuevos paradigmas que nos proporcionen respuestas apropiadas para los nuevos tiempos. Se trata de articular en un relato comprehensivo nuevos enfoques para afrontar los desafíos del complejo ambiental, económico, social y político que conforma la realidad en este cambio de época. Nuevos paradigmas que orienten y apelen a las acciones transformadoras, porque los viejos paradigmas del crecimiento, del desarrollo y del progreso ilimitados han tocado fondo hasta poner en peligro la consideración de las personas como seres vivos, la de la ciudadanía como sujeto de derechos, y la de la soberanía como poder democrático de los pueblos.
Los nuevos paradigmas son construcciones en marcha, asentados en unos principios y aspiraciones generales que están íntimamente interrelacionados. Los siguientes principios no tienen una jerarquía entre ellos, constituyen más bien el mínimo sobre el que avanzar un relato compartido que nos permita mirar y actuar de manera articulada y orientada hacia delante, el germen de un proyecto compartido por el futuro. Constituyen los pilares sobre los que empezar a construir un relato emancipador y coherente con la vida, al mismo tiempo.
Re-politizar para transformar en clave de ciudadanía global
La clave de las transformaciones reside en la acción colectiva sobre los asuntos públicos y comunes, es decir, en el carácter político de las acciones humanas.

El neoliberalismo y la globalización contribuyeron a generar mitos sobre el consumo individual, los mercados mundiales y el pensamiento tecno científico como principales llaves del progreso de las sociedades, causando desafección y desprestigio por lo político. Es tiempo de clamar por un nuevo paradigma de la política en perspectiva de ciudadanía global. Esto es, asumir las responsabilidades de los intereses comunes pero en una perspectiva planetaria, asumiendo las diversidades y los límites que configuran nuestro entorno ecosocial. Se trata de renovar el “actúa localmente y piensa globalmente” para recuperar espacios de soberanía ciudadana en los asuntos de interés público. La participación y la deliberación ciudadanas constituyen un principio de garantía para que las transformaciones avancen por la senda de la inclusión, la sostenibilidad y el cambio en las actuales relaciones de poder. Necesitamos un nuevo paradigma de participación política, que alcance a las organizaciones sociales, una democracia del siglo XXI, construida desde la cooperación local/global.

Conocer cuáles son los procesos e itinerarios de participación ciudadana que se están produciendo en los ámbitos locales —desde abajo— y sus desafíos para articular organizaciones sociales y sus relaciones con las instituciones políticas. Tener claridad sobre cuáles son los espacios y actores desde donde se ejerce poder y cómo nos resituamos las organizaciones sociales en dichas relaciones de poder. Aunque los espacios democráticos siguen operando principalmente en el marco de los Estadosnación, atender a los procesos de construcción de redes transnacionales que vinculan experiencias, prácticas y demandas locales con trabajo —presencia, incidencia, influencia— en los ámbitos globales. Se trata de explorar las posibles equivalencias que pueden construirse entre demandas feministas, ambientalistas, de derechos, etc., para configurar un “Quorum Global” de respuestas articuladas.

La principal garantía para construir un futuro común como respuesta a los desafíos es la participación política. El empoderamiento político de la ciudadanía del siglo XXI constituye un fundamento general para cualquier acción en todos los ámbitos o sectores desde los que se vienen proponiendo respuestas.

Los límites los marca el planeta: apenas queda tiempo para reaccionar
Sabemos que hemos superado los límites ambientales y que los niveles de producción y consumo solo se sostienen debido al injusto reparto de los recursos y los impactos ecológicos. Esta forma de vida supone que millones de personas sobrevivan en la miseria y cada vez más superficie del planeta se encuentre en tal estado de degradación que es imposible recuperarlo. Parece clara la necesidad de actuar, pero sin embargo las respuestas no llegan de las instituciones políticas y, mucho menos, desde el modelo económico capitalista; que lejos de reconocer nuestra ecodependencia, ofrece parches y falsas soluciones. El viejo paradigma del desarrollo debe ser abandonado, para formular uno nuevo que incorpore los techos ambientales y los suelos sociales para todas las personas, configurando un espacio para la vida y la convivencia. La necesidad de asumir los límites del planeta se impondrá antes o después; cuando los recursos sean tan escasos y el territorio esté tan degradado que sea imposible escapar de esta realidad.

Disponemos de pocos años para construir democráticamente alternativas que sean capaces de adaptarse a la escasez de recursos, permitiendo que las personas satisfagan sus necesidades. Entre otras, las propuestas encaminadas al reparto del trabajo, a la democratización de las empresas y los operadores económicos, al reconocimiento de prácticas económicas basadas en los cuidados de las personas y el planeta, son caminos de exploración imprescindibles para lograr transformaciones de calado.

Derechos Humanos, el suelo social que queremos pisar
Si buscamos un relato y un marco de acción con carácter universalista, no puede tener mejor anclaje que en los Derechos Humanos. Es necesario asumir en profundidad las oportunidades de un enfoque basado en DDHH en toda su amplitud e integralidad, no como herramienta instrumental, sino como una propuesta de fundamentación para la articulación de respuestas políticas. Aporta no sólo las posibilidades de incidencia jurídica propias de un marco de derechos —y por tanto de obligaciones— , también su potencial para establecer procesos de incidencia política.

Por ejemplo, es muy diferente demandar acceso a los alimentos o a la energía, que demandar el derecho a la alimentación o la energía, nos abre diferentes itinerarios de trabajo político. Entre otras, las propuestas sobre el derecho a una renta básica y a una vivienda digna, a una vida libre de violencias y discriminaciones de todo tipo, las regulaciones en materia fiscal que detengan la primacía del capital especulativo, la libre movilidad de las personas, la transparencia y la justicia fiscal en niveles nacionales y global, deben constituir un programa de recuperación democrática del control sobre decisiones fundamentales para la vida en común. La denominada agenda de las políticas sociales y sus marcos de reivindicación basados en los derechos deben ser centrales. No sólo para lograr que se cumplan y satisfagan los derechos, sino para situar el discurso político de los DDHH como configurador de las relaciones políticas y sociales.

Perspectivas feministas y equidad de género para una nueva sociedad
En un momento de reofensiva patriarcal a nivel global, en todas las direcciones y formas, ante el recrudecimiento de las violencias en múltiples expresiones o la discriminación por razón de género en todos los ámbitos, asistimos también, y consecuentemente, al movimiento imparable de los feminismos, con expresiones y realidades muy plurales, generando estrategias y respuestas emancipadoras y de transformación, diseminados y presentes en lo local, con una notable visión y tradición internacional.

Para la generación de un nuevo relato y una nueva sociedad, la mirada feminista contribuye un doble sentido: con un análisis de la realidad desde un enfoque interseccional y multidimensional, que recoge la diversidad de personas y situaciones, y que, en diálogo con otras corrientes de pensamiento crítico, genera lecturas complejas de las causas y consecuencias de vulneraciones de derechos, poniendo en tela de juicio nuestras propias formas de organizarnos y relacionarnos.

Por otro, como marco ético y político para la transformación. En sociedades donde el bienestar se equipara a altos niveles de consumo, seguridad e independencia, la ética de los cuidados surge como un paradigma sólido y exigente, como ingrediente base para una sociedad que tenga a las personas y al planeta como epicentro. Eso sí, la propuesta nos llama, en lo individual y en lo colectivo, en lo público y en lo privado, entre otros, a: identificar y renunciar a nuestros diversos privilegios; a reconocernos interdependientes y vulnerables a lo largo de la vida; a reconocer y redistribuir saberes y trabajos de cuidados, esenciales para la vida.

Una economía para salvaguardar el bienestar de las personas y los ecosistemas de vida del planeta
Un nuevo paradigma económico ha de reconocer el desbordamiento de los límites ambientales y de los recursos de un planeta finito y debe de enmarcarse en el tránsito necesario hacia una economía y una tecnociencia que se orienten a las necesidades de las personas y a la pervivencia de los sistemas de vida en la Tierra. La nueva estrategia económica ha de dimensionar y redistribuir la actividad de los cuidados realizada principalmente por las mujeres, generar un empleo digno y sin ningún tipo de discriminación, y velar porque los recursos disponibles, el redimensionamiento de la esfera económica, los avances tecnológicos y las transformaciones del sistema productivo se gestionen teniendo en cuenta los intereses de las mayorías sociales. Asimismo, es imprescindible abordar la democratización y descentralización del enorme poder fáctico acumulado por los oligopolios, recuperar el sentido territorial y la proximidad de las actividades económicas, favoreciendo formas de cooperación e iniciativas de interés social y solidario.

Se limita a cambios de falsa e ilusoria humanización del capitalismo. En efecto, indica: La nueva estrategia económica ha de dimensionar y redistribuir la actividad de los cuidados realizada principalmente por las mujeres, generar un empleo digno y sin ningún tipo de discriminación, y velar porque los recursos disponibles, el redimensionamiento de la esfera económica, los avances tecnológicos y las transformaciones del sistema productivo se gestionen teniendo en cuenta los intereses de las mayorías sociales. Por supuesto, evita referirse a la lucha de clases y de ahí su elusión de subjetividades colectivas en construcción de alternativas al capitalismo. Aún más nos habla de fortalecer la democracia representativa y de bienestar en vez de buenos vivires convivires abajo.
 
5. Propuesta de campos de acción:
Construyamos entre tod@s un proyecto de país más democrático, justo y sostenible
Los relatos y los nuevos paradigmas no se construyen sólo desde principios. Son las acciones y las prácticas existentes las que están visualizando las posibilidades de un nuevo tiempo más democrático, más justo y sostenible. Por ello es preciso reconocer y alentar las prácticas en campos de acción comunes. Disponemos de algunos campos de acción en los que centrar las transiciones y las transformaciones necesarias para alumbrar formas de vida en común basadas en la justicia y la sostenibilidad. Son campos de acción porque al mismo tiempo señalan espacios y aspiraciones para el trabajo transformador, constituyen un decálogo como punto de encuentro, de partida y de trabajo en común para Quorum Global. a) Urgente regeneración y profundización democrática: superar la crisis de representación política mediante la profundización de la democracia, fortaleciendo el sistema representativo, la apertura de los cauces de participación política, en especial a los grupos tradicionalmente excluidos de la misma, y las respuestas contra la corrupción y la instrumentalización ilegítima de las instituciones del Estado. Incorporar valores e instrumentos democráticos en defensa de los intereses de la ciudadanía en los ámbitos de los poderes económico y político, de forma que puedan disponer de los recursos precisos para abordar las transformaciones necesarias. b) Los territorios y las ciudades como espacios claves del cambio: en los que resolver la ecuación de práctica democrática y economía de proximidad, compatibilizando mundo urbano y entornos rurales y naturales, particularmente con la producción de alimentos. Las ciudades tienen gran peso político, socioeconómico y un gran impacto ecológico, por lo que son potencialmente escenario de impulso para las transformaciones que el cambio requiere. c) Alumbrar la emergencia de relatos e imaginarios culturales para el cambio: ante el hartazgo del discurso neoliberal vigente, emergen relatos culturales e imaginarios sociales emancipatorios que todavía no disponen de la fuerza suficiente para constituirse en convicciones sociales mayoritarias, en “poder blando”, que orienten las acciones humanas. El desafío cultural tiene una enorme importancia, en tanto que construye la realidad social, orienta preferencias y decisiones. d) Reconocimiento constitucional e implementación efectiva de los DDHH en su sentido amplio: contemplando derechos políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales, y reforzando los programas relacionados con la acción contra la pobreza y la situación de las personas más desfavorecidas y vulnerables. Incorporar la lucha contra las desigualdades de renta y riqueza, así como contra el patriarcado y contra las discriminaciones por cualquier causa que sufren colectivos determinados. Un marco legal que refleje los valores éticos fundamentales que queremos que nos regulen como sociedad. e) Reconocimiento constitucional y compromisos concretos de emergencia contra el desbordamiento ecológico: constituyendo un programa de reducción del consumo energético, de transición a modelos renovables que permitan escenarios de emisiones climáticas “casi 0” antes de mediados de siglo. Combatir la desertización y la pérdida de biodiversidad mediante la recuperación de ecosistemas y ciclos naturales clave. Es fundamental la reconversión de espacios y formas de vida adaptadas al medio en los ámbitos locales y del litoral. f) Reorientación y democratización del sistema socioeconómico: es necesaria una fase de transición que reoriente y renueve la economía de modo profundo. Donde se reorganicen las actividades y trabajos, el conjunto de sectores –incluidos los cuidados de las personas- y se les dé valor (económico, social) en base a su impacto ambiental, qué necesidades y derechos están cubriendo, cómo contribuyen a la equidad social y territorial, o por su nivel de descentralización y transparencia democrática. Desde esa mirada, es posible valorar la apuesta por la reducción del consumo y las energías renovables; el impulso de la agricultura ecológica como un recurso vital; la reconsideración del binomio transporte/proximidad, por su factura energética y climática; la transformación de los territorios y las ciudades como espacios centrales del bienestar y la sostenibilidad; la reconversión hacia una industria limpia para vertebrar la economía productiva y generar empleo estable; la preservación de las instituciones públicas y los comunes como herramientas al servicio de la democracia y el bienestar social; o los cuidados de las personas y los servicios naturales, claves para la reproducción de la vida en un marco saludable. g) Reorientación de presupuestos públicos y financiación privada para garantizar los derechos sociales y los cambios ecosociales del modelo económico y territorial: reformulando políticas fiscales y financieras adecuándolas a la emergencia social y ambiental durante un tiempo sostenido para apuntalar las transformaciones precisas. El esfuerzo debe canalizar recursos desde los ámbitos locales, pasando por los presupuestos nacionales hasta los espacios transnacionales de gobernanza, como la UE. h) Impulso a las iniciativas económicas y de convivencia alternativas desde los movimientos sociales: especialmente, hay que reconocer el valor de aquellas experiencias que están impulsando otras formas de convivir con menores niveles de consumo, pero no necesariamente menos bienestar y que se enraízan en redes de proximidad, a los recursos mediatos, a las relaciones comunitarias y a la responsabilidad con los entornos que les rodean. Merece la pena destacar experiencias como las ciudades en transición, el movimiento de simplicidad voluntaria, las monedas locales o las iniciativas comunitarias de sostenibilidad que engloban grupos de consumo agroecológico, los mercados de intercambio de objetos, los consumos colaborativos, los bancos de tiempo, los huertos colectivos, etc. i) Reorientar el conocimiento científico y técnico hacia la integración de bienestar de las personas y la preservación de los sistemas de vida: cuestionando la primacía de la perspectiva de la tecno-ciencia sobre otros saberes. Apostando por la interdisciplinariedad y las propuestas que alumbren paradigmas integrados de sociedad y naturaleza. La Universidad y las políticas públicas de investigación, innovación y educación tienen un papel muy relevante tanto en la construcción de nuevos paradigmas como en desmontar otros elaborados desde el prestigio de la marca científica al servicio de las élites. j) Participar activamente en la reformulación de un proyecto europeo más democrático, justo y sostenible: la refundación de una Europa avanzada, más próxima a los intereses de las personas y más profundamente comprometida con la sostenibilidad ecológica y la equidad social o la justicia social, constituye un factor fundamental para poder afrontar con éxito en cada país, territorio y localidad, los desafíos que el cambio de ciclo histórico depara. Mención especial requeriría la cuestión de la cooperación exterior y, muy especialmente de la acogida de personas migrantes/refugiadas que huyen del hambre, las guerras y persecuciones o los desastres naturales, porque ante un drama humano tan excepcional solo cabe solidaridad o barbarie.
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1 Este documento, elaborado por la comisión de contenidos, es un punto de partida, una síntesis, una herramienta, y ante todo, una carta de invitación para sentarnos a reflexionar y explorar otras formas de trabajo conjunto. No pretende ser un posicionamiento, ni contener los múltiples matices ni propuestas de pensamiento y acción con las que nos identificamos.

Situemos la humanidad en:
El capitaloceno
27 de febrero de 2017
Por Renán Vega Cantor
Al borde del precipicio
Varias informaciones recientes indican el acelerado proceso de destrucción de la naturaleza y de trastorno climático en el mundo, así como de la miseria de millones de seres humanos, afectado por catástrofes que se pretenden naturales pero que tienen un claro origen social, aunque eso no sea evidente a primera vista. Sin pretender ser sistemáticos recordemos algunas de las noticias que se registraron en el 2016 sobre caos climático, extinción de especies, pérdida de biodiversidad y las mal llamadas “catástrofes naturales”. (...)

Las características del capitalismo, su lógica de funcionamiento, explican que se haya convertido en una destructiva fuerza, que ataca a la mayor parte de los seres humanos y destruye la naturaleza, habiendo originado el capitaloceno (La época del capitalismo). Algunos de los elementos centrales de su funcionamiento son los siguientes:

  • Primer elemento: la acumulación capitalista que crece en forma exponencial e ininterrumpida en la búsqueda insaciable de ganancias. Para obtener ganancias se debe explotar intensivamente a los trabajadores y expoliar el medio ambiente, sin interesar si se destruyen a otras formas de vida. Se supone que puede haber crecimiento al infinito, como requisito de la acumulación de capital, en una tierra cerrada y limitada en recursos.
  • Segundo elemento: para obtener ganancias el capital rebasa las fronteras nacionales y se expande por el mundo en búsqueda de fuentes de materias primas, trabajo barato y nuevos mercados de inversión y consumo. Incluso, algunos lunáticos hoy hablan de la “colonización de Marte”, como forma de huir de la tierra. Esta expansión tiene como motor principal la competencia desenfrenada de capitales, que primero compiten a escala local y luego en el mundo entero.
  • Tercer elemento: obtener réditos en el corto plazo, porque, como decía Keynes, en el largo plazo todos estaremos muertos. Esto supone que no se tienen en cuenta los tiempos de la naturaleza, sino los tiempos del capital y los negocios. Como consecuencia se aniquila a los ecosistemas, tal y como lo evidencia la explotación mineral o de hidrocarburos, ya que no se tiene en cuenta el tiempo de reposición de los ecosistemas (cuando hablamos de bienes renovables) y se actúa en contra de los límites naturales.
  • Cuarto elemento: para conseguir el incremento de ganancia en forma permanente se produce un crecimiento ininterrumpido de las fuerzas productivas-destructivas, lo que se expresa entre otras cosas en el desarrollo de la tecnociencia, lo que lleva a inventar tecnologías más potentes, y que consumen mayores cantidades de materia y energía, para extraer más materia y consumir hasta la última porción de energía disponible. Esto genera una particular forma de arrogancia tecnocrática, para la cual no hay límites naturales, ni de ninguna otra índole, y que postula que tarde o temprano se encontraran las soluciones técnicas a los problemas que ha generado el capitalismo.
  • Quinto elemento: se estructura una jerarquía de valores que exaltan la competencia, el individualismo, el egoísmo, la codicia, la sed de ganancias, el consumismo, la explotación de otros seres humanos, como propias de la “naturaleza humana”. Esos valores son inculcados desde la escuela, y por los medios de comunicación, lo que legitima al capitalismo, que es visto como el orden natural de las cosas, un sistema eterno e insustituible.
  • Sexto elemento: la producción de mercancías obliga a su consumo, para poder obtener ganancia por parte de los capitalistas. Esto conduce a impulsar el consumo, creando necesidades artificiales e innecesarias, como puede verse hoy al examinar gran parte de las mercancías que se generan en el capitalismo, muchas de las cuales son inherentemente nocivas.
 
Con estos elementos, puede concluirse sin mucho esfuerzo que el capitalismo es insustentable a corto plazo. Como indican Fred Magdoff y John Bellamy Foster: El sistema capitalista mundial es insustentable en: (1) su búsqueda por una acumulación sin fin de capital tendiente a una producción que debe expandirse continuamente para obtener ganancias; (2) su sistema agrícola y alimentario que contamina el ambiente y sin embargo no garantiza el acceso cuantitativo y cualitativo universal de comida; (3) su desenfrenada destrucción del ambiente; (4) su continua reproducción y aumento de la estratificación de riqueza dentro y entre los países; y (5) su búsqueda por la “bala de plata” tecnológica para evadir los crecientes problemas sociales y ecológicos emergentes de sus propias operaciones34.
 
El término capitaloceno hace referencia a un periodo de tiempo reciente, una nueva era geológica, y a una categoría analítica y explicativa.
En el primer sentido, establece una cronología para englobar un conjunto de procesos cuyo nexo articulador es la existencia y el predominio de la relación social capitalista, desde el momento mismo de su génesis, como capitalismo de guerra en el siglo XVI, en algunos lugares de Europa y que luego, se expande por el resto del mundo durante los últimos siglos, adquiriendo una fuerza e impacto mundial tras la revolución industrial a finales del siglo XVIII.
En el segundo sentido, es una noción que se dirige a dar una explicación de los fundamentos de funcionamiento del capitalismo y sus impactos destructivos sobre el planeta tierra. Busca explicar en forma racional las raíces de lo que sucede. Aunque el capitaloceno representa un período muy corto, su impacto es tal que la mayor parte de las transformaciones que ha generado tienen un carácter de irreversibles. El capitalismo es una fuerza geofísica global, eminentemente destructora, aunque se suponga que es creadora, su carácter devastador es de tal dimensión que puede catalogarse como un nuevo meteorito, pero de origen social, similar al meteorito que se estrelló contra el Golfo de México hace 65 millones de años y que produjo la quinta extinción de especies y arrasó con el 90 por ciento de la vida que por entonces existía en la tierra35.
 
Al hablar de capitaloceno no importa tanto que se le conciba como una época histórica o una era geológica, y lo menos interesante es argüir que hoy no pueden leerse los registros estratigráficos que demuestren su existencia. Es poco importante que exista un reconocimiento estratigráfico del capitaloceno. Lo fundamental es el sentido político del término y al desafío cognitivo de orden colectivo que debería generar, que conduzca no solamente a cambiar nuestra comprensión de la realidad, sino lo que es más importante y decisivo, nuestro accionar como sociedades. El asunto es crucial, no es una cuestión terminológica ni una querella entre geólogos. Tiene que ver con el esclarecimiento de las razones y de las causas que producen la destrucción de la naturaleza, la extinción de especies, el vuelco climático, la acidificación de los mares, la destrucción de los corales…. El capitaloceno sí está dejando huellas de tipo geológico. Al respecto, uno de los cambios geológicamente más significativos, aunque aparezca casi invisible para nosotros, es la modificación en la composición de la atmosfera: las emisiones de bióxido de carbono (CO2), cuya contribución al calentamiento global es innegable –lo que produce cambios climáticos, concretamente elevación de la temperatura, que no se presentaban hace millones de años– y que permanecen durante miles de años en la atmósfera. Asimismo, el desplazamiento de plantas y animales hacia los polos, un movimiento migratorio forzado por el aumento de la temperatura, que ya se está presentando, va a dejar su registro fósil, en idéntica forma que la elevación del nivel del mar en varios metros, con lo cual se hundirán ciudades completas.
 
Es probable que mucho tiempo después de que nuestros autos, ciudades y fábricas se hayan convertido en polvo, las consecuencias de quemar carbón y petróleo equivalente a miles de millones de toneladas sean claramente ostensibles. El bióxido de carbono calienta el planeta y, al mismo tiempo, se cuela en los océanos y los acidifica. En algún momento de este siglo serán tan ácidos que los corales ya no podrán construir arrecifes, lo que se registrará geológicamente como "un hiato de arrecifes". Estos hiatos han marcado cada una de las últimas cinco extinciones masivas principales. La más reciente, que se cree fue causada por el impacto de un asteroide, tuvo lugar hace 65 millones de años, al final del periodo Cretácico; no sólo eliminó a los dinosaurios, sino también a los plesiosaurios, los pterosaurios y los ammonoideos. La escala de lo que les está sucediendo ahora a los océanos es, de acuerdo con muchos expertos, incomparable desde entonces. Para los geólogos futuros, dice Zalasiewicz, nuestro impacto podría parecer tan repentino y profundo como el de un asteroide. (Bienvenido al Antropoceno, la era del hombre36)
Entre algunos de los cambios que ha generado el capitalismo se encuentran: un aumento en la tasa de extinción de la fauna y la flora a niveles sin precedentes desde la aparición del homo sapiens; aumento en los niveles de C02 en la atmosfera, que modifica el clima y aumenta las temperaturas, de tal forma que no había sucedido hace 66 millones de años; producción masiva de plásticos, que inundan ríos, lagos y océanos, interfiriendo en la vida de miles de especies; la utilización de fertilizantes ha duplicado la cantidad de nitrógeno y de fosforo en las tierras de cultivo. Se calcula que esto puede causar un impacto sobre el ciclo de nitrógeno que no se presentaba hace 2.500 millones de años; “la presencia de una capa permanente de partículas transportadas por el aire en los hielos glaciares y sedimentos, como por ejemplo carbono negro procedente del consumo de combustibles fósiles” 37. Con estas evidencias, advierten algunos geólogos, "Muchos de estos cambios son geológicamente duraderos y algunos son efectivamente irreversibles"38.
 
Los rasgos distintivos del capitaloceno no apuntan a señalar en abstracto al ser humano como una fuerza geológica en sí misma de extinción masiva, sino al sistema capitalista, como una forma de organización social e histórica particular, cuyo funcionamiento ocasiona los problemas que vivimos en la actualidad. Como tal, desde su origen el Homo sapiens ha vivido en diversas formas de organización social, y en ninguna de ellas se puso en peligro global la supervivencia de la misma humanidad y de otras formas de vida a una escala masiva, como hoy acontece. Uno de los aspectos que suele resaltarse cuando se habla de Antropoceno es el tamaño de la población humana, cuyo número creció en forma exponencial en los últimos dos siglos, tras la Revolución Industrial y en forma más veloz en los últimos cincuenta años. Este crecimiento está asociado a las energías fósiles, porque sin ellas no hubiera sido posible, algo que se deriva entonces del mismo desarrollo del capitalismo. Pero un elemento adicional que no puede ser negado es que no todos los seres humanos que hoy vivimos en el planeta tierra tenemos el mismo grado de responsabilidad, puesto que hay una asimetría evidente entre una ínfima minoría de grandes capitalistas y el resto de la población mundial.
 
En otros términos, existe una segmentación en términos de producción y consumo entre unos pocos países y el resto, y más en general, entre los más ricos entre los ricos y millones de pobres y miserables. Oxfam lo ha dicho en sus informes de enero de 2016 y de enero de 2017. En este último proporciona algunos datos sobre la aterradora desigualdad social y económica en el mundo:
1. Cuando una de cada diez personas en el mundo sobrevive con menos de dos dólares al día, la inmensa riqueza que acumulan tan sólo unos pocos resulta obscena. Sólo ocho personas (concretamente ocho hombres), poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, 3.600 millones de personas. […]
2. Siete de cada diez personas vive en un país en el que la desigualdad ha aumentado en los últimos 30 años.
3. La desigualdad extrema tiene un enorme impacto en las vidas de las mujeres, sobrerrepresentadas en los sectores con peores salarios y que sufren mayores niveles de discriminación en el ámbito laboral y asumen la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado. Al ritmo actual, llevará 170 años alcanzar la igualdad salarial entre hombres y mujeres.

4. La evasión y elusión fiscal por parte de las grandes multinacionales priva a los países pobres de al menos 100.000 millones de dólares cada año en ingresos fiscales, dinero suficiente para financiar servicios educativos para los 124 millones de niños y niñas sin escolarizar o servicios sanitarios que podrían evitar la muerte de al menos seis millones de niños y niñas cada año39.(...) Leer

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