Pero, a la vez, con
solidaridad de
afirmación en el Nunca Más
países y zonas de sacrificio
para
el enriquecimiento de uno
por ciento de la humanidad.
Situarnos en el
actual Estado represor nos plantea asociarlo a los poderes fácticos que, sobre
todo, adquirieron potencial de planificación e imposición de la transferencia de
riquezas e ingresos desde la diversidad de abajo hacia sus arcas en el exterior
del país a partir de los setenta.
Podemos conectar
con la masacre de Trelew (y nos ayuda la siguiente nota realizada cuando se
concretaba la
ronda de alegatos)
el inicio por la alianza entre capitales-estados imperialistas y los locales de
la criminalidad de lesa humanidad para instaurar su "reorganización
nacional".
Trelew: Para los querellantes, la masacre fue un antecedente claro del plan de exterminio.
17 de septiembre de 2012
Rawson (Enviado
especial).- La Masacre de Trelew fue "un hito en el plan clandestino de
represión, que alcanzó su máxima intensidad durante la última dictadura" de
1976-83, afirmó hoy la querella al comenzar los alegatos finales en el juicio
por el fusilamiento de 19 presos políticos perpetrado en 1972. "Estamos en la
etapa final de este juicio por la Masacre de Trelew, luego de más de 30 años de
silencio e impunidad", dijo Eduardo Hualpa, uno de los abogados de la querella
de familiares de víctimas de la Masacre del 22 de agosto de 1972. Hualpa expuso
los hechos previos al fusilamiento que causó 16 muertes y heridas graves a otros
tres prisioneros en la base Almirante Zar de la Armada, desde la fuga, una
semana antes, de 25 detenidos del penal de Rawson, la capital de Chubut.
Seis
participantes de esa fuga completaron la huida en avión a Chile, mientras que
otros 19, cercados por tropas militares en el viejo aeropuerto de Trelew,
pactaron su rendición con garantías el 15 de agosto, en presencia de un juez y
periodistas. El letrado expuso luego la secuencia que derivó en la ejecución de
los prisioneros y relató también hechos posteriores, como la persecución a
sobrevivientes, familiares de las víctimas, abogados y miembros de la Comisión
solidaria con los presos políticos, integrada por vecinos de Rawson y Trelew.
"Representamos en este juicio a nueve familias marcadas y algunas diezmadas, por quienes estamos alegando", dijo Hualpa, sobre la querella que integra junto a las abogadas Carolina Varsky y Daiana Fusca, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Hualpa dedicó parte del alegato a desmontar la versión oficial de la dictadura y la Armada sobre que el prisionero Mariano Pujadas hubiese arrebatado un arma a la guardia y comenzado a disparar en un supuesto nuevo intento de fuga. Dijo además que los cinco marinos acusados en el juicio que se desarrolla en Rawson "están imputados por gravísimos delitos que configuran sin duda crímenes de lesa humanidad", aunque tocará a Varsky mañana la calificación de los mismos y el pedido de penas.
Por su parte, Fusca expuso sobre el contexto histórico de la Masacre de Trelew, durante la dictadura de 1966-73 y su Doctrina de la Seguridad Nacional, que definió un "enemigo interior llamado subversión". En ese marco, citó normativa y reglamentación "reservada" o secreta, incorporada al expediente, que preveía el uso de tormentos, con eufemismos como "método de la acción compulsiva" para obtener información e "interrogatorios estrictos".
Esa documentación del régimen dictatorial preveía también que la población "podrá sufrir las consecuencias de la represión militar", a la vez que confirma que ya entonces existían los Grupos de Tareas clandestinos, generalizados a partir de 1976. La abogada recordó además la creación del fuero antisubversivo y de El Camarón, como se conoció a la Cámara Federal en lo Penal conformada en 1970, un tribunal ad hoc sin derechos a apelación, concebido como parte del aparato represivo.
La "motivación ideológica comunista, calificación encomendada a la SIDE", servía para perseguir a militantes estudiantiles, políticos, sindicales, sociales y sacerdotes, añadió Fusco. Como contrapartida, aludió a "la movilización social", con expresión saliente en el Cordobazo del 29 de mayo de 1969, "a la aparición de organizaciones revolucionarias y a las agrupaciones de defensa de los presos", como la surgida en las principales ciudades de Chubut en torno a detenidos en el penal de Rawson.
Fusco recordó que entre los presos de la Unidad 6 de Rawson se hallaba el sindicalista Agustín Tosco, principal líder del Cordobazo, y que Pedro Bonet, asesinado el 22 de agosto, había dicho una semana antes a la prensa: "somos hijos de mayo de 1969, somos hijos del pueblo".
Citando testimonios y documentación reunida durante el juicio, la abogada señaló que la represión en la Argentina cobró forma bajo la influencia de la estadounidense Escuela de Panamá, donde se formaban oficiales latinoamericanos, y de la "escuela francesa". "El plan clandestino de represión" se conformó entre fines de los `60 y comienzos de los `70, incluidos doctrina y cursos, también "los primeros secuestros y asesinatos", por los que "todo estaba listo" para ponerlo en ejecución con la Masacre de Trelew, señaló Fusco.
Además de los familiares de las víctimas, también es querellante en el juicio la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, representada por los abogados Germán Kexel y Martín Rico, que alegarán al parecer el miércoles próximo. Según estimaron fuentes de la causa, el jueves pronunciaría su alegato el fiscal federal Fernando Gelvez. Después vendrá el turno de la defensa de los cinco marinos acusados: Emilio Jorge Del Real, Carlos Amadeo Marandino, Jorge Enrique Bautista, Luis Emilio Sosa y Rubén Norberto Paccagnini, y la sentencia se conocería a mediados de octubre próximo.
"Representamos en este juicio a nueve familias marcadas y algunas diezmadas, por quienes estamos alegando", dijo Hualpa, sobre la querella que integra junto a las abogadas Carolina Varsky y Daiana Fusca, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Hualpa dedicó parte del alegato a desmontar la versión oficial de la dictadura y la Armada sobre que el prisionero Mariano Pujadas hubiese arrebatado un arma a la guardia y comenzado a disparar en un supuesto nuevo intento de fuga. Dijo además que los cinco marinos acusados en el juicio que se desarrolla en Rawson "están imputados por gravísimos delitos que configuran sin duda crímenes de lesa humanidad", aunque tocará a Varsky mañana la calificación de los mismos y el pedido de penas.
Por su parte, Fusca expuso sobre el contexto histórico de la Masacre de Trelew, durante la dictadura de 1966-73 y su Doctrina de la Seguridad Nacional, que definió un "enemigo interior llamado subversión". En ese marco, citó normativa y reglamentación "reservada" o secreta, incorporada al expediente, que preveía el uso de tormentos, con eufemismos como "método de la acción compulsiva" para obtener información e "interrogatorios estrictos".
Esa documentación del régimen dictatorial preveía también que la población "podrá sufrir las consecuencias de la represión militar", a la vez que confirma que ya entonces existían los Grupos de Tareas clandestinos, generalizados a partir de 1976. La abogada recordó además la creación del fuero antisubversivo y de El Camarón, como se conoció a la Cámara Federal en lo Penal conformada en 1970, un tribunal ad hoc sin derechos a apelación, concebido como parte del aparato represivo.
La "motivación ideológica comunista, calificación encomendada a la SIDE", servía para perseguir a militantes estudiantiles, políticos, sindicales, sociales y sacerdotes, añadió Fusco. Como contrapartida, aludió a "la movilización social", con expresión saliente en el Cordobazo del 29 de mayo de 1969, "a la aparición de organizaciones revolucionarias y a las agrupaciones de defensa de los presos", como la surgida en las principales ciudades de Chubut en torno a detenidos en el penal de Rawson.
Fusco recordó que entre los presos de la Unidad 6 de Rawson se hallaba el sindicalista Agustín Tosco, principal líder del Cordobazo, y que Pedro Bonet, asesinado el 22 de agosto, había dicho una semana antes a la prensa: "somos hijos de mayo de 1969, somos hijos del pueblo".
Citando testimonios y documentación reunida durante el juicio, la abogada señaló que la represión en la Argentina cobró forma bajo la influencia de la estadounidense Escuela de Panamá, donde se formaban oficiales latinoamericanos, y de la "escuela francesa". "El plan clandestino de represión" se conformó entre fines de los `60 y comienzos de los `70, incluidos doctrina y cursos, también "los primeros secuestros y asesinatos", por los que "todo estaba listo" para ponerlo en ejecución con la Masacre de Trelew, señaló Fusco.
Además de los familiares de las víctimas, también es querellante en el juicio la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, representada por los abogados Germán Kexel y Martín Rico, que alegarán al parecer el miércoles próximo. Según estimaron fuentes de la causa, el jueves pronunciaría su alegato el fiscal federal Fernando Gelvez. Después vendrá el turno de la defensa de los cinco marinos acusados: Emilio Jorge Del Real, Carlos Amadeo Marandino, Jorge Enrique Bautista, Luis Emilio Sosa y Rubén Norberto Paccagnini, y la sentencia se conocería a mediados de octubre próximo.
Fuente: http://memoria.telam.com.ar/noticia/trelew--la-masacre--antecedente-del-plan-de-exterminio_n1718
Nos urge
generalizar el destape al partido de estado que es el Partido Justicialista como
esencial al Estado represor. Hasta ejerció terrorismo paraestatal mediante
la impune Alianza Argentina Anticomunista (Triple A) y estatal como "El Operativo
Independencia" cuya
actuación fue ordenada por el Decreto Nº 261/75 del gobierno constitucional de
María Estela Martínez de Perón.
Veamos cuándo y cómo comienza la homogeneización del PJ
hasta ser sólo de derecha desde 1984 hasta hoy, tan imprescindible para hacer
gobernable al neoliberalismo e ir convirtiendo a la dirigencia del bipartidismo
(PJ-UCR) en socios menores de los poderes fácticos.
La Masacre de Ezeiza:
“bautismo de fuego” de la derecha peronista
Los ataques perpetrados por la derecha peronista, durante la
Masacre de Ezeiza, marcaron el inicio de una serie de enfrentamientos violentos
destinados a terminar con la vanguardia obrera y de izquierda.
20 de junio
de 2018
Por
Claudia Ferri
El 20 de junio de 1973 el General
Juan D. Perón regresaba a Argentina luego de 18 años de proscripción y exilio.
Desde Madrid partió rumbo a Buenos Aires acompañado de una comitiva conformada
por su esposa Isabel Perón, el presidente Hector Cámpora, los sindicalistas
Rucci y Lorenzo Miguel y José López Rega –ministro de Bienestar Social– todos
ellos hombres muy cercanos a Perón sobre todo el “brujo”. El líder peronista
aterrizó en la base militar de Morón recibido por los Comandantes en jefe de las
FFAA mientras que dos millones de personas se habían reunido en los alrededores
de los bosques de Ezeiza, lugar elegido para realizar el acto de bienvenida.
Esperaban el encuentro con el líder peronista.
Desde las primeras horas de la
mañana, los hombres del teniente coronel Jorge Osinde (como veremos más
adelante, uno de los organizadores de la represión) comenzaron un enfrentamiento
desde los palcos y el escenario disparando con armas largas sobre las columnas
de la izquierda peronista, representadas por la JP y Montoneros (la Tendencia),
en forma indiscriminada.La
derecha peronista tuvo su “bautismo de fuego” en la Masacre de Ezeiza, montando
un verdadero operativo de guerra.
Lo que se pensaba que sería una fiesta histórica del peronismo se convirtió en una tarde de terror para el conjunto de las personas movilizadas. Los acontecimientos en Ezeiza iniciaron una fuerte ofensiva de la burocracia sindical y de los sectores más conservadores y reaccionarios del peronismo buscando dar un golpe palaciego al Gobierno de Héctor J. Cámpora. Su objetivo: neutralizar y disminuir la influencia de los sectores de izquierda dentro del peronismo y aniquilar a la vanguardia obrera y popular.
Los antecedentes de la Masacre de Ezeiza
Perón volvería al país para
contener el ascenso obrero y popular –que se inició con el mayo cordobés– y
terminar con las experiencias políticas que la vanguardia obrera venía
desarrollando en las fábricas. La única carta posible que podía jugar la
burguesía era la vuelta de Perón y fue el presidente de facto, Alejandro Lanusse,
el encargado de abrir nuevamente el juego electoral al partido proscripto a
través del Gran
Acuerdo Nacional(GAN). No nos olvidemos que el peronismo es el
partido burgués al que respondía políticamente el movimiento obrero y su
burocracia (1).
Las ilusiones que despertaba el
retorno de Perón en las masas se había manifestado ya en los multitudinarios
festejos de asunción del Presidente Cámpora el 25 de mayo de 1973, ese mismo día
el nuevo gobierno liberó a los presos políticos de la dictadura producto de la
intensa movilización popular.
Los sectores representantes de la
izquierda peronista habían ganado influencia política dentro del Movimiento y
del propio gobierno camporista. Por ejemplo, tanto la gobernación de la
Provincia de Buenos Aires como la de Córdoba (entre otras), representadas por
Bidegain y Obregón Cano, eran aliadas de la Juventud Peronista. Los dirigentes
sindicales, por su parte, estaban incómodos con la campaña presidencial que se
estaba gestando en marzo del 73 y buscaron alcanzarle su preocupación al líder
exiliado sobre la presencia de “infiltrados” en el Movimiento y el avance de la
izquierda en los sindicatos. Perón, quien oscilaba entre dar aire a los sectores más
radicalizados y apoyarse en los sectores ortodoxos según el momento político que
atravesaba, se apoyó en los primeros para facilitar su vuelta al país y el
retorno a la presidencia. Pero la “primavera camporista” no detuvo el ascenso de
la lucha de clases y se produjeron masivas tomas de edificios públicos. Para el
día 14 de junio más de 180 escuelas, hospitales y Ministerios se encontraban
tomadas por sus trabajadores.
Esta situación llevó a Perón a
pactar, tiempo antes de su llegada al país, con los sectores sindicalistas y las
organizaciones de la derecha peronista representadas tanto por el “brujo” como
por Rucci. Esto también explica porqué la Comisión Organizadora del acto de
bienvenida en Ezeiza estaba formada por el Secretario General de la CGT, Lorenzo
Miguel (Jefe de los metalúrgicos), la neofascista Norma Kennedy por la rama
femenina, el Secretario de Deportes y Turismo Jorge Osinde –que en la práctica
es quién dirigió los ataques desde una habitación del Hotel Internacional de
Ezeiza– y, por último, Juan Manuel Abal Medina (Secretario general del
Movimiento Peronista) único que tenía buenas relaciones con la izquierda
peronista. La relación de fuerzas desde esta perspectiva era más que clara.
Los hechos
Mientras en la madrugada del
miércoles 20 de junio las columnas peronistas se dirigían hacia el sur del Gran
Buenos Aires, cerca de tres mil hombres armados hasta los dientes al mando de
Osinde y del Jefe de la Policía, gral. Iñiguez, se apostaron en los alrededores
del palco esperando la llegada de la JP y los Montoneros. El selecto grupo
estaba integrado por parapolicías, guardaespaldas sindicales y activistas de
derecha que eran miembros regulares de las organizaciones de la derecha
peronista: la Concentración Nacional Universitaria (CNU), el Comando de
Organización (CdeO) de Brito Lima y la Juventud Sindical Peronista (JSP),
recientemente creada por Rucci para competir directamente en el terreno de la JP.
Todos ellos tenían la orden de disparar si las columnas avanzaban hasta ocupar
los espacios más cercanos al escenario que correspondía a los primeros 300 mts,
destinados para la gente llevada por los sindicatos que no alcanzaba las 200.000
personas, un número ínfimo si lo comparamos con la gente que llevó la JP.
En el transcurso del día se
sucedieron una serie de episodios confusos: balaceras, corridas, se cantaba el
himno y, luego, volvían a escucharse disparos. A partir de las 15 hs el ataque
contra las masas dispersas era evidente mientras el conductor del acto Leonardo
Fabio intentaba contener la histeria general. A las 16:20 Fabio repetía desde el
micrófono una vez más que Perón estaría pronto a llegar, cuando minutos más
tarde el avión descendía en la base de Morón. Aunque los organizadores del acto
aseguraron que el aterrizaje en la base aérea había sido improvisado debido a la
tensa situación que se estaba desencadenando en los alrededores de Ezeiza, lo
cierto es que ya se sabía desde hacía horas que a Perón lo estaban esperando en
Morón. Incluso Miguel Bonasso cuenta en La Voluntad que
antes de ir a Ezeiza se cruzó en la Casa Rosada con Oscar García Rey –
funcionario de López Rega – quien le dijo que no gastase
en ir al acto de bienvenida porque Perón no iba a llegar nunca allí (2).
Las ambulancias del Ministerio de Bienestar Social tuvieron un rol destacado en la represión. Fueron las encargadas de trasladar el armamento hasta la zona (se utilizaron escopetas de caza, fusiles fal, subametralladoras uzi, metralletas halcón, pistolas calibre 45, fusiles de miras telescópicas, entre otra) y funcionaban como unidades operativas de la CdeO, identificados con un brazalete blanco mientras que la JSP usaban uno verde). En el palco los prisioneros eran golpeados y tajeados mientras miles de palomas “de la paz” que iban a ser utilizadas para la bienvenida de Perón volaron sobre el terreno de enfrentamiento para generar distracción durante la balacera. La descripción de la escena expresa el desconcierto y la confusión general. Se había ocupado el Hogar Escuela Santa Teresa como base de operaciones mientras que el Hotel Internacional se utilizó para la tortura de los prisioneros, a cargo del jefe de Seguridad de Rucci, el negro Corea.
Por su parte el Automóvil Club
Argentino (ACA) le brindó a Osinde y a Iñiguez unas quince grúas, tres camiones
y dos coches para coordinar las comunicaciones del aparato de seguridad.
El SMATA, la UOM y la UOCRA fueron
tres de los sindicatos que más hombres brindaron al operativo. El SMATA
particularmente ocupó la parte izquierda del palco y controlaban la zona del
Puente 12 bajo las órdenes del pistolero Adalberto Orbiso quien fuera
interventor del SMATA en Córdoba luego del Navarrazo y, más recientemente,
aliado de Massa y del Frente Renovador en Morón en las elecciones del 2013. Al
día siguiente de los hechos, el SMATA publicó una solicitada reivindicando los
acontecimientos en Ezeiza y defendiendo abiertamente los ataques. Esta costumbre
del SMATA se mantiene hasta la actualidad. La lucha de los trabajadores de Lear
dio cuenta de que los sucios
métodos de la burocracia sindical de los setenta continúan presentes en el
sindicato liderado por Pignanelli.
Al día siguiente los medios más
importantes
hablaron de enfrentamientos y peleas entre grupos antagónicos (ver La Prensa,
Clarín y La Razón del 20/7 y 21/7) cuando en realidad fue una emboscada
organizada con antelación por la derecha peronista y avalada por el propio
Perón. Los datos de
Vertbitsky en Ezeiza hablan de un saldo de 13 muertos, 365 heridos y decenas de
hombres torturados.
Perón no tardó en ubicarse del lado de los pistoleros y de la “patria peronista”. El 21 de Junio habló por Cadena Nacional en televisión y, sin repudiar los violentos ataques del día anterior, dijo: “Es preciso volver a lo que fue en su hora el apotegma de nuestra creación: de casa al trabajo y del trabajo a casa, porque sólo el trabajo podrá redimirnos de los desatinos pasados. Ordenemos primero nuestras cabezas y nuestros espíritus […] Por eso deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales que por ese camino van mal. Así, aconsejo a todos ellos tomar el único camino genuinamente nacional: cumplir con nuestro deber de argentinos sin dobleces ni designios inconfesables”. El mensaje no solamente buscaba interpelar a los sectores del peronismo más radicalizados sino que también le daba vía libre al accionar de los grupos fascistas para aniquilar la vanguardia obrera y estudiantil.
Después de Ezeiza
La primavera camporista duro
apenas 49 días, el 13 de julio el tío presentaría su renuncia siendo reemplazado
por Raúl Lastiri -yerno de López Rega- hasta que en Octubre asumió Perón.
En su tercera
presidencia gobernó junto con los sectores más reaccionarios del Movimiento
Peronista manteniendo muy buenas relaciones con la burguesía nacional.
El General no estaba cercado, como solía justificar una y otra vez la “juventud
maravillosa”, sino que tomó una decisión política: enfrentarse a las
organizaciones de izquierda que le disputaban el poder a su viejo aliado
sindical y
organizar la represión obrera y juvenil utilizando dos vías: la legal y la
clandestina.
La escalada de violencia fue in crescendo con la creación de la Triple A, banda parapolicial creada por el Estado y organizada desde el Ministerio de Bienestar Social (3). Según Ignacio González Janzen en La tripla A, el debut de la banda fascista fue en Ezeiza aunque el primer atentado reconocido por ellos fue en noviembre de 1973 cuando le colocan una bomba al auto del senador radical Solari Yrigoyen.
El año siguiente fue testigo
del fortalecimiento del giro a derecha del gobierno de Perón con la reforma del
Código Penal, la prohibición de la ocupación de fábricas y la aprobación de la
Ley de Asociaciones Profesionales y el golpe policial cordobés conocido como el
Navarrazo.
La Masacre de Ezeiza
fue el huevo de la serpiente.
En los dos años siguientes el conjunto de organizaciones parapoliciales
encabezadas por la Triple A secuestraron y asesinaron a más de dos mil personas
que formaban parte de la vanguardia obrera y estudiantil del campo peronista
pero también del clasismo y la izquierda. Muchos de los integrantes de la Triple
A y del resto de las bandas se
reacomodaron durante la dictadura participando
de los grupos de tarea organizados por las FFAA a partir del ´76 o colaboraron
desde los sindicatos con el nuevo gobierno militar como recordó nostálgicamente
Barrionuevo hace algún tiempo. También hombres como Moyano - que comenzó su vida
política y sindical en la JSP de Mar del Plata acusada de perseguir militantes
de izquierda en coordinación con la Triple A y la CNU- mantiene su liderazgo
sindical hasta hoy. Otro de los casos más conocidos es el del actual titular de
la UOCRA que tuvo sus inicios en el área del espionaje.
Actualmente la mayoría permanece impune y, no sólo eso, sino que se mantienen en las direcciones de los sindicatos reproduciendo las viejas lógicas propias de los matones de los setenta. Por este motivo, la tarea principal de la vanguardia obrera continúa siendo recuperar los sindicatos para echar definitivamente a estos dirigentes sindicales que continúan siendo leales a los intereses de los empresarios y gobiernos de turno.
Referencias:
1. Ver Insurgencia
Obrera. Ruth Werner, Facundo Aguirre, 2007, ed IPS. Pag. 72.
2. Ver La
Voluntad Vol II, Eduardo Anguita, Martin Caparrós, ed Planeta. pag 62.
3. Ver Andrea Robles, "La Triple A y la
política represiva del gobierno peronista" en Insurgencia Obrera.
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-Masacre-de-Ezeiza-bautismo-de-fuego-de-la-derecha-peronista
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-Masacre-de-Ezeiza-bautismo-de-fuego-de-la-derecha-peronista
Verificamos
que todos los gobiernos progresistas surgen en respuesta a rebeliones
populares antineoliberales o a crisis de representación del bipartidismo
tradicional. Sólo en Argentina el más eficiente en el cautivar-reprimir de
la democracia restringida y con identidad de derecha
como es el PJ deviene gobierno progresista. En cambio, todos los otros
son nuevos ganadores del amplio consenso y se originan en las izquierdas. Al
principio tres aparecen consecuentes con dicha identidad política y desde
pocos años atrás, dos: los gobiernos de Chávez-Maduro y de Evo Morales.
En las izquierdas predominan dos
objetivos que no cuestionan al Estado en vigencia y por tanto, procuran la presidencia
vía electoral y las nacionalizaciones pero sobre todo soslayan el
funcionamiento del sistema mundo capitalista en subsistemas: de
agronegocios, de megaminería, de hidrocarburos... . Reflexionemos sobre qué
sucede en Bolivia y es similar en nuestros países:
Los dispositivos políticos de la máquina capitalista
15 de agosto de 2018
Por Raúl Prada Alcoreza
(...)A
pesar de la nacionalización de los recursos y de algunas de las empresas en
los sectores mineros y de hidrocarburos – y de la evidente tendencia hacia
un mayor papel del sector social de cooperativas pequeñas y medianas (cuyas
operaciones podría decirse tienen implicaciones desarrollistas mayores que
las del capital extractivo) -, el gobierno sigue dependiendo de la inversión
extranjera y de las compañías trasnacionales tanto para la obtención de
capital como de tecnología. La dependencia del gobierno de la Inversión
Extranjera Directa se refleja en la política gubernamental de ampliar sus
reservas de divisas – que es una señal clara hacia los inversionistas de que
el país está abierto a los negocios y que es un puerto seguro para la
inversión productiva -, así como en el número de concesiones mineras
otorgadas desde el 2006 (258 hasta el año 2010).
Como se puede ver, lejos de salir del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, el “gobierno progresista” lo ha ahondado, extendiéndolo intensivamente, haciendo al país más dependiente. No tiene pues mucho sentido perderse en las distinciones entre “gobiernos progresistas” y gobiernos neoliberales, entre “izquierdas” y “derechas”; estas distinciones son ideológicas, incluso pueden corresponder a diferentes estilos de gobierno; sin embargo, asistimos a distintas modalidades de lo mismo, del despliegue de la dominación de la hiper-burguesía de la energía fósil y de sus aliados, las burguesías rentistas, las burguesías nacionales, las formas cooperativas empresariales extractivistas, además de otras burguesías, como las que corresponden al lado oscuro de la economía.(...)
Volvamos al artículo
Los
dispositivos políticos de la máquina capitalista,
Raúl Prada
Alcoreza lo comienza haciendo referencia a Brasilia y al nuevo palacio
de gobierno en Bolivia:
(...)Bueno
pues, uno de los dispositivos políticos, entonces, tiene que ver con
esta ocupación urbana, que emplea un modelo arquitectónico de
inspiración; en el caso de Brasilia, la arquitectura moderna; en el caso
de “La Casa del Pueblo”, la arquitectura barroca populista. En el caso
que nos ocupa, el sentido político e ideológico de la edificación del
nuevo palacio de gobierno, podemos decir que la arquitectura barroca
populista es un dispositivo de poder del Estado rentista, en su etapa
crepuscular, y del modelo colonial extractivista del capitalismo
dependiente. En el momento presente, que forma parte del periodo del
capitalismo tardío, es decir, de la fase de clausura del sistema-mundo
capitalista y quizás de la civilización moderna, de dominación del
capitalismo financiero especulativo, la dominación de clase pasa por el
dominio de la hiper-burguesía de la energía fósil y de las burguesías
nacionales rentistas, que la circundan. Para comprender los fenómenos
políticos singulares, en los espesores coyunturales del presente, es
menester desembarazarse de los esquematismos ideológicos usuales, por
ejemplo, los relativos a las “derechas” e “izquierdas”, incluso,
“conservadurismos” y “progresismos”, así como también liberales y
socialistas, neoliberales y populistas. Estos nombres referenciales
forman parte de los discursos en boga; ahora bien, el discurso, como
dijimos, no solamente cumple una función enunciativa, dice lo que
trasmite en la emisión discursiva, sino también cumple otra función,
dice lo que no transmite la función enunciativa, dice lo que se hace
efectivamente. Mas o menos ocurre lo siguiente, que se expresa de la
siguiente manera: puedo decir lo que sea, pero lo que vale es lo que
hago; lo que digo forma parte de lo que hago y lo que hago no es la
consecuencia del discurso, sino todo lo contrario.
Si se embauca a la gente con el discurso de convocatoria populista, teñido de convocatoria “izquierdista”, además, con ribetes “indigenistas”, se lo hace no para adelantar lo que se va a hacer, sino para hacer lo que se tiene que hacer, que tiene que ver muy poco con el discurso político. Lo que se tiene que hacer tiene que ver con el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente; tiene que continuar la expansión intensiva de lo que los economistas llaman modelo primario exportador. Tiene que continuar la efectuación de la geopolítica del sistema-mundo capitalista, que separa centros de periferias, que, en las condiciones y circunstancias del periodo que nos toca, incluye a los puentes o transiciones de las llamadas potencias emergentes, BRICS. El “gobierno progresista” de Bolivia es un engranaje en la heurística de las máquinas de poder de la dominancia del capitalismo financiero, especulativo y extractivista.
Se entiende pues, desde esta perspectiva expuesta,
entendiendo que se trata de la forma de gubernamentalidad clientelar,
como dispositivo de la dominación mundial de la hiper-burguesía de la
energía fósil, que es coherente lo que hace: las concesiones a empresas
trasnacionales extractivistas en el TIPNIS; la proyección de demoledoras
represas que alimentaran al crecimiento de la potencia emergente de
Brasil, que, a su vez, forma parte de la geopolítica del sistema-mundo
capitalista, centros cambiantes, potencias emergentes, periferias; la
apertura al capital internacional a través de concesiones dadivosas y de
mecanismos jurídicos tan comprometedores como en el periodo neoliberal;
la promulgación de la Ley Minera, que continua ostensivamente el
entreguismo a las empresas trasnacionales saqueadoras y depredadoras;
las disposiciones forestales que permiten la continuidad devastadora de
la destrucción de bosques; la práctica de inversiones que se evaporan y
construyen elefantes blancos o, en su caso, peor, elefantes fantasmas.
Sin hablar de la corrosión institucional y la galopante corrupción que
acompañan. Todo esto forma parte del ejercicio del poder del Estado
rentista y del modelo colonial extractivista del capitalismo
dependiente.
En contra de lo que se esperaba, las gestiones del
“gobierno progresista” expandieron el carácter extractivista de la
estructura económica. ¿A qué se debe esto? Según Henry Veltmeyer se debe
al carácter del desarrollismo voluntarista y al carácter pragmático del
extractivismo. Sin dejar de compartir lo que dice Henry Veltmeyer, para
nosotros, tiene que ver con la aceptación de la geopolítica del sistema
capitalista y la continuidad del círculo vicioso del poder.
El “gobierno progresista” es un dispositivo
jurídico-político-institucional de la dominación global de la
hiper-burguesía de la energía fósil y de la dominancia del capitalismo
especulativo-extractivista.
La dominación del capitalismo financiero, especulativo y
extractivista se efectúa de manera pragmática. No importan mediante qué
ideología o discurso se efectúa; lo que importa es que se efectúe; puede
darse mediante el ejercicio del ajuste estructural neoliberal o mediante
el ejercicio político barroco de la forma de gubernamentalidad
clientelar. La realización de esta dominación imperial, del orden
mundial, puede investirse de las pretensiones técnicas neoliberales o de
las pretensiones de justicia social populistas; lo que importa no es
tanto la manera de presentarse, sino el desenvolvimiento de la
facticidad.
El hecho es que el despliegue de la dominación mundial se da, en
cualquiera de las formas que se presente, que la huella ecológica se
extiende por el planeta y en la geografía de los países, encubierta en
cualquiera de las formas ideológicas y de las formaciones discursivas
políticas.(...)
Establezcamos si sucede que todos los gobiernos progresistas basan sus
relaciones con las diversidades de abajo en aparatos clientelares y en
políticas de embaucamiento ideológico. A partir de la confirmación
descubramos que su conciliación de clases es sobre todo complicidad con el
poder que es, a la vez, concentrado e imperialistas. Le entrega los
bienes comunes sociales y naturales e incluso las
comunidades.
América Latina y la
conciliación de clases
19 de agosto de
2018
Peter Rosset*
Está de moda especular sobre
qué esperar del próximo gobierno de México. Aunque nadie puede predecir el
futuro, el análisis comparativo puede ayudar a establecer ciertos marcos para
nuestras expectativas. Honduras, Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil, Ecuador,
Venezuela, Bolivia, Chile, Perú, El Salvador y Nicaragua han tenido gobiernos
que decían o dicen ser progresistas, y me gustaría hacer aquí un balance de lo
bueno, lo malo y lo feo de sus resultados.
Cada uno de esos gobiernos aplicaba una estrategia de lo
que se podría denominar conciliación de clases, ya que, excepto Cuba, la
generación previa de lucha armada y lucha de clases había sido derrotada. Cada
uno de los gobiernos, incluyendo las expresiones más radicales de Chávez,
Morales y Correa, gobernaron de manera conjunta con sectores importantes de
oligarquías, burguesías nacionales y grupos de capital.
El
saldo frío de esos
gobiernos, casi sin excepción aunque en menor o mayor grado, incluye sendos
elementos en común. Todos lograron reducciones importantes de la pobreza
extrema, sobre todo mediante programas de corte compensatorio y asistencialista,
incluyendo las transferencias directas y la mal llamada inclusión
financiera, que permite a los pobres acceder a un mayor nivel de consumo
mediante el endeudamiento con el crédito. También lograron niveles
significativos de democratización del acceso a la educación superior usando
becas, cuotas y abriendo nuevas universidades públicas.
Todo esto, sin embrago, sin
grandes cambios estructurales favorables a los intereses de las clases
trabajadoras y campesinas o de las poblaciones indígenas y afrodescendientes.
Más bien sus mandatos fueron escenarios de mayor trasnacionalización de las
economías, la llegada del capital financiero internacional y el aumento
exponencial de las concesiones mineras.
A la par de crear pequeños ministerios o
subsecretarías para atender la agricultura familiar y campesina con modestos
presupuestos de crédito y compras públicas, entregaron los ministerios o
secretarías de agricultura, con mega presupuestos, a los hombres y mujeres de
Monsanto y del agronegocio.
Liberaron los
transgénicos y no avanzaron en la reforma agraria. En Brasil, los gobiernos de
Lula y Dilma vieron la mayor expansión territorial del agronegocio en la
historia del país. Han sido políticas de neodesarrollismo y neoextractivismo que
justifican la expansión del agronegocio y la minería a cielo abierto con una
mayor recaudación de impuestos y regalías por el Estado, modelo que ha entrado
en crisis con el fin del boom de
los commodities.
Cado uno de esos gobiernos ha sido asociado con el ascenso
de nuevos sectores del capital ligados al presupuesto público (la Boliburguesía
en Venezuela, Odebrecht y JBS en Brasil, etcétera) y la corrupción ha sido casi
tan notaria como en los gobiernos de derecha. En estados, provincias y
municipios han gobernado en nefastas alianzas electorales con las oligarquías
locales de siempre.
Hoy día varios de esos gobiernos han llegado a tristes
finales o se encuentran en situaciones complicadas. Los golpes blandos contra
Zelaya, Lugo y Dilma, Lula preso; las derrotas electorales de Fernández de
Kirchner y Bachelet, y las guarimbas del
imperialismo en calles de Venezuela y Nicaragua levantan dudas legítimas sobre
los límites reales de una estrategia de conciliación de clases.
Se
puede argumentar, por ejemplo, que mediante la conciliación de clases Lula,
Dilma y el PT alimentaron la
serpiente que luego los mordió. El
primer mandato de Lula, con popularidad en alrededor de 80 por ciento, habría
sido el momento para hacer la reforma política que pedían los movimientos
sociales. No lo hizo, permitiendo la continuación de un sistema parlamentario
que fomenta la tiranía de pequeños partidos de derecha. Cuando TV Globo estaba
en quiebra, Lula la rescató con dinero público. No cortaron la cabeza de la
serpiente. Alimentaron el agronegocio y los ruralistas, con subvenciones
públicas, pusieron a un conocido corrupto de derecha, Michel Temer, como
vicepresidente de Dilma y terminaron víctimas de las fuerzas que ellos mismos
mantuvieron.
Una interpretación dice que el poder siempre ha querido avanzar la
agenda del capital. Que los gobiernos militares llegaron a sus límites y dieron
lugar a los gobiernos democráticos pero
neoliberales, que también llegaron a sus límites. Y que la única manera de
avanzar más en la agenda del capital (minería, agronegocio, etc.) era bajo
supuestos gobiernos de izquierda,
con su capacidad de contención de las masas, que ahora llegan a sus límites, y
regresa la derecha de nuevo.
Viendo la composición del gabinete propuesto por AMLO,
futuros nombramientos y propuestas de políticas, ¿será tan diferente en México?
¿Es AMLO tan diferente de estos otros presidentes? México, sí, tiene
particularidades, pero ¿serán tan distintos los resultados?
Profesor de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) en
Chiapas.
Discutamos cómo teniendo en cuenta
lo compartido por todos los gobiernos progresistas y la organización actual del
de López Obrador, Rosset previene que el último no es el indispensable para México.
También veamos cómo lo descalifica
Pedro Echeverría
V.
y es que coincide con las izquierdas defensoras
del progresismo como, por ejemplo, el Foro de Sao Paulo. Todes acentúan la
gravitación del imperialismo encabezado por EE.UU. (y lo reduce a su
expresión exterior al capitalismo dependiente) en la crisis de gobiernos
progresistas. Eluden analizar porqué resisten diversidades de abajo y
descubrir la verdad compleja y calamitosa de los extractivismos.
Otros encubridores de los ecocidios-genocidios promovidos por los
progresismos tanto como por los neoliberales, son quienes todavía más se
empeñan en que los pueblos se mantengan sin deliberación ni toma de
decisiones sobre el destino común. Circunscriben la situación de los
gobiernos progresistas a que se persigue o estigmatiza a sus líderes.
Convocan a creer en el pasado, no cuestionarlo, verlo como lo concedido por
el presidente o la presidenta.
Rosset, AMLO y
los yanquis
21 de agosto de
2018
Por
Pedro Echeverría
V.
(Rebelión)
1. La Jornada publicó el domingo un buen artículo de Peter Rosset,
“América Latina y la conciliación de clases”. Me pareció muy interesante por la
crítica que hace sobre Venezuela, Bolivia y Ecuador en cuanto a sus limitaciones
para construir lo que llamaron “el socialismo del siglo XXI”, acerca de las
cambios limitados, indiscutibles, que realizaron en beneficio de la población,
pero sobre todo por los retrocesos que tuvieron Chávez, Maduro, Correa, Morales,
particularmente Lula y Dilma en Brasil. Esa parte crítica me pareció muy
inteligente.
2. Peter Rosset es un investigador en los EEUU
que ha realizado como trabajos académicos en Nicaragua, Costa Rica, España y
desde hace algún tiempo pertenece a la planta del Colegio de la Frontera Sur
ubicado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Por ello, desde que leí algunos
artículos anteriores de él, donde hace ver sus posiciones políticas, he llegado
a la conclusión de que coincide plenamente con el zapatismo del EZLN porque
repite las mismas frases, apoya y rechaza lo mismo, particularmente su apoyo de
la campaña presidencial de Marichuy.
3. Tiene razón Rosset cuando señala: El saldo frío de
esos gobiernos, casi sin excepción aunque en menor o mayor grado, incluye sendos
elementos en común. Todos lograron reducciones importantes de la pobreza
extrema, sobre todo mediante programas de corte compensatorio y asistencialista,
incluyendo las transferencias directas y la mal llamada inclusión
financiera, que permite a los pobres acceder a un mayor nivel de consumo
mediante el endeudamiento con el crédito. También lograron niveles
significativos de democratización del acceso a la educación superior usando
becas, cuotas y abriendo nuevas universidades públicas. Todo esto, sin embrago,
sin grandes cambios estructurales favorables a los intereses de las clases
trabajadoras y campesinas o de las poblaciones indígenas y afrodescendientes.
4. Hay una mayor transnacionalización de las
economías, llegada del capital financiero internacional y el aumento exponencial
de las concesiones mineras. A la par de crear pequeños ministerios o
subsecretarías para atender la agricultura familiar y campesina con modestos
presupuestos de crédito y compras públicas, entregaron los ministerios o
secretarías de agricultura, con mega presupuestos, a los hombres y mujeres de
Monsanto y del agronegocio. Liberaron los transgénicos y no avanzaron en la
reforma agraria. En Brasil, los gobiernos de Lula y Dilma vieron la mayor
expansión territorial del agronegocio en la historia del país. Han sido
políticas de neodesarrollismo y neoextractivismo que justifican la expansión del agronegocio y la minería a cielo abierto con una mayor recaudación de impuestos
y regalías por el Estado, modelo que ha entrado en crisis con el fin del boomde
los commodities.
5. Sin duda, esas denuncias que corresponden a
cuatro países, cuyos gobiernos pusieron toda su voluntad para pensar y hacer
transformaciones, ayudan a comprender que la política no es nada fácil cuando se
hace en serio. México, gobernado en los últimos 100 años por el PRI, el PAN y el
PRD, en lugar de ser centro de grandes transformaciones, ha sido cuna de los más
grandes delincuentes políticos y empresarios. A pesar de esas fundamentales
denuncias de Rosset, hay que decir que en los países del capitalismo clásico
como en EEUU y México, la situación es 100 veces peor que en aquellos países que
buscaban construir una sociedad justa y equilibrada.
6. Lo que escribe Rosset es positivo para
aquellos que son permanentes críticos del mundo que pasa por nuestra visión.
Pero olvida Rosset el papel fundamental del imperialismo yanqui para frenar y
destruir cualquier proyecto que no convenga a sus intereses como imperio. Nos
sirve Rosset, pero nos debe un análisis a fondo sobre cómo los EEUU han buscado
acabar con el BRICS, con cualquier país que busque comerciar con China, pero
sobre todo con los bloques de países que crearon UNASUR, que echaron a la basura
o mandaron al carajo el ALCA. Así que Rosset nos debe su análisis sobre EEUU y
sus criminales intervenciones en países de América y el mundo.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
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Destruir al
progresismo y a sus líderes
27 de agosto de 2018
Por
Ilka Oliva Corado
(Rebelión)
Destruirlos para destruir al pueblo latinoamericano
Que no quede huella alguna de la Latinoamérica
progresista, ninguna huella del Niño Arañero, de Néstor, de Lula, de Dilma,
ninguna huella de Evo, de Correa, de Maduro, ninguna huella de Mujica, de Lugo,
de Manuel Zelaya. Y por supuesto, ninguna huella de Cristina. Y que no quepa
duda alguna que también intentarán destruir a López Obrador. Destruir a los
líderes para destruir al pueblo. Destruir la Memoria Histórica porque
destruyendo la raíz no hay retoño alguno y los pueblos yermos se vuelven
marionetas y masa amorfa manejable para los criminales de la oligarquía
latinoamericana y mundial.
Para destruir a los líderes hay que exponerlos
como corruptos, ladrones, como traidores, hay que inventarles cuentas bancarias
millonarias en el extranjero, falsificar sus firmas, manipular fotografías y
videos y hacerlos parecer culpables de estafas millonarias. Hay que pagar
fuertes sumas de dinero a los medios de prensa corporativos y sobornar
periodistas para que creen un ambiente de desinformación y confundan a la
población, para que minen el terreno y bombardearla día y noche, segundo a
segundo hasta hacerla creer y repetir lo que las bandas criminales desean: odiar
y atacar a los líderes que hicieron posible el cambio de 15 años de progresismo
y derechos en la región.
No, ninguno se iba ir en blanco, quienes viven
de la explotación y vieron en peligro sus mafias durante estos 15 años, ya se
sabía que se irían con todo el poder de la impunidad contra ellos: acosándolos,
atacándolos y violentándolos en sus derechos para que esa semilla en la que se
convirtieron no floreciera.
Sin líderes, sin Memoria Histórica, sin
información y conocimiento, sin herramientas de desarrollo los pueblos son masas
amorfas. Ríos de aguas mansas, un pueblo que no sabe en dónde está parado es un
pueblo en el limbo, que no sabe hacia dónde va, incapaz de defender sus derechos
y exigir justicia. En eso están tratando de convertir a los pueblos que se
vieron beneficiados con las políticas de inclusión de estos gobiernos. El poder
de la impunidad es monumental pero el poder del pueblo es mayúsculo, es por esa
razón que éste debe tener la conciencia y el análisis, debe crear el caos que
provoque acción que haga temblar los bastiones del neoliberalismo que intenta
aplacar toda dignidad y toda lucha; y debe por consiguiente defender la honra de
los líderes que los dignificaron.
No pueden, nunca han podido con la fuerza, la
indignación, la identidad y la rebelión de un pueblo que lucha por su soberanía.
Es la soberanía la que intentan arrebatar, porque un pueblo dependiente,
esclavizado en la ignorancia es tierra fértil para las oligarquías criminales.
Mucho han dado los líderes del progresismo por
el pueblo latinoamericano que tal afrenta al poder del capital no se los
perdonará. Sean los pueblos, agradecidos y rebeldes los que luchen contra toda
imposición que intente arrebatarles lo logrado. Para eso nos debemos a la
responsabilidad individual y colectiva de informar, cuestionar, investigar,
analizar y movilizar: todos desde nuestros espacios y posibilidades. Todos los
aportes son necesarios. El poder está en resistir.
Seamos los pueblos los que hagamos florecer la
semilla de los líderes del progresismo. Seamos los pueblos los que defendamos
sus derechos que también son los nuestros. Seamos los pueblos los que
demostremos que en la Latinoamérica progresista jamás volverá la burla, el
abuso, la exclusión y la desmemoria. Seamos los pueblos los que en un mismo
grito de rebeldía defendamos la dignidad que nos devolvieron los líderes del
progresismo. Y seamos los pueblos los que con todo el peso de la ley les hagamos
pagar la traición y el abuso a quienes han intentado deshonrarnos.
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com
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