Comprobemos cómo un gobierno
de país periférico (con independencia de ser progresista o
neoliberal) si
representa a la burguesía local,
cede la conducción
política
del país a organismos de
capitales y estados imperialistas.
La política de la Troika en Grecia: Robar al pueblo griego y transferir el dinero a los bancos privados, al BCE, al FMI y a los Estados que dominan la zona euro.
12 de noviembre de 2018
Por Eric
Toussaint
5 de
noviembre
El
20 de agosto de 2018, el gobierno griego de Alexis Tsipras, el FMI y los
dirigentes europeos celebraron el fin del tercer memorando.
En esta ocasión, el mensaje edulcorado por los grandes medios y los gobernantes es éste: [1] Grecia recupera su libertad, la economía se relanza, el desempleo baja, Europa prestó 300.000 millones a Grecia y griegos y griegas deben comenzar a rembolsar esa deuda en 2022 o en 2032…
Las
principales afirmaciones son totalmente falsas ya que Grecia permanece bajo la
tutela de los acreedores. Debe, según los acuerdos que el gobierno de Tsipras
firmó, conseguir un superávit presupuestario del 3,5 % que la obligará a
proseguir con las políticas brutales de reducción del gasto público en el ámbito
social y en el de las inversiones. Al contrario del mensaje dominante que afirma
rotundamente que Grecia sólo comenzará a rembolsar su deuda en un futuro, hay
que decir claramente que Grecia reembolsa en forma permanente montos
considerables al BCE, al FMI y a los acreedores privados, lo que le impide
responder a las necesidades de la población.
El silencio cómplice que pesa sobre la situación de la mayoría del pueblo griego es escandaloso: serios estudios indican que la tasa de mortalidad infantil aumentó fuertemente desde 2010, así como la tasa de mortalidad entre las personas de edad avanzada (Ver: https://dental.washington.edu/study-shows-how-austerity-devastated-greeces-health/). Consultar también «Grèce: Le démantèlement méthodique et tragique des institutions de santé publique»,http://www.cadtm.org/Grece-Le-demantelement-methodique). Además, se triplicó la tasa de suicidios
En realidad, el balance es literalmente dramático para el pueblo griego dada la degradación de sus condiciones de vida y de la vejación de sus derechos civiles y políticos.
Desde la
perspectiva de Grecia, como Estado, se constata que los gobiernos que se
sucedieron desde 2010 abandonaron a los acreedores la conducción de la política
del país. Grecia se convirtió en un protectorado de las potencias dominantes de
la zona euro que se comportan como en tierra conquistada.
Es también
un flagrante fiasco, por lo menos si se tienen en cuenta los objetivos oficiales
de los tres memorandos que se impusieron al pueblo griego desde 2010.
Finalmente,
es también un fracaso para
una gran parte de la izquierda internacional que había puesto muchas esperanzas
en la posibilidad de que un gobierno de izquierda, que se había comprometido a
sacar a su país de la austeridad y del sometimiento a las leyes del capital, lo
lograra.
En este
artículo se hace una revisión de algunos momentos claves del período precedente
al de los memorandos y del período de dichos memorandos.
Grecia: La
tasa de mortalidad infantil aumentó fuertemente desde 2010, así como la tasa de
mortalidad entre las personas de edad avanzada.A partir de 2005, los bancos
franceses, alemanes, holandeses, belgas, italianos, austriacos y británicos, que
se identifican como los bancos del Centro —centro por oposición a Periferia de
la que forman parte Grecia, Portugal, Irlanda, Chipre, España, Eslovenia y otros
países de Europa Central y Balcanes— aumentaron fuertemente sus créditos al
sector privado griego. Entre marzo 2005 y septiembre 2009, los préstamos de los
bancos extranjeros al sector privado griego se multiplicaron por cerca de
cuatro. Entre 2002 y 2009, los préstamos tomados por los bancos griegos a los
bancos extranjeros se multiplicaron por 6,5. Al mismo tiempo, los préstamos de
los bancos extranjeros al gobierno griego se mantuvieron estables. [2]
¿Cuáles son los bancos de Europa occidental que prestaban masivamente al sector privado griego?
Principalmente Hypo Real State (alemán), [3] BNP
Paribas (francés), Société Générale (francés), Crédit Agricole (francés), BPCE
(francés), Commerzbank (alemán), [4] Deutsche
Bank (alemán), Royal Scotland Bank (británico), [5]ING
(neerlandés), RaboBank (neerlandés), Intesa San Paolo (italiano), Unicredit
(italiano), Dexia (belga), [6] KBC
(belga), KA Finanz (austriaco), Erste Bank (austriaco)…
Varoufakis da una explicación simple y plausible del aumento enorme de préstamos de los bancos franceses, alemanes, y de otros países del Centro respecto a los prestatarios privados de Grecia y de otros países de la Periferia en la zona euro. En un libro publicado en 2016, Yanis Varoufakis describió las motivaciones de los bancos privados alemanes, franceses, etc. que prestaron masivamente en el seno de la zona euro a los países de la Periferia europea con el apoyo de sus gobiernos. He aquí un largo extracto: «Maastricht había declarado que la unión monetaria era para siempre (…). Una vez que los mercados lo creyeron, los banqueros alemanes y franceses empezaron a mirar a un banquero irlandés o griego con los mismos ojos que miraban a un cliente alemán con la misma solvencia. Resultaba lógico: si los prestatarios portugueses, austriacos y malteses ganaban todos sus ingresos en euros, ¿por qué habían de tratarlos de manera distinta? Y si el riesgo implicado en prestar a individuos, empresas o gobiernos concretos no importaba, porque los préstamos serían dispersados a través de todo el universo conocido, inmediatamente después de ser concedidos, ¿por qué tratar de manera distinta a los deudores potenciales de toda la zona euro? Ahora que los griegos y los italianos ganaban dinero que nunca podía devaluarse respecto del dinero alemán, prestarles dinero les parecía a los bancos alemanes y franceses como el equivalente a prestar a una entidad holandesa o alemana. De hecho, una vez inventado el euro, resultaba más lucrativo prestar a personas, empresas y bancos de Estados miembros deficitarios que a clientes alemanes o austriacos. Eso es porque en lugares como Grecia, España y el sur de Italia, el endeudamiento privado era extremadamente bajo. La gente, por supuesto, era más pobre que los europeos del norte, vivían en casas más humildes, conducían coches más viejos, etcétera, pero en cambio, eran dueños de sus casas, no tenían un préstamo que pagar del coche y, en general, mostraban la sólida aversión al endeudamiento que engendra el recuerdo reciente de la pobreza. A los banqueros les encantan los clientes con un nivel bajo de endeudamiento y algún aval, en forma de una casa de campo o un apartamento en Nápoles, Atenas o Andalucía.» [7] |
Pánico bancario internacional 2008, grandes dificultades de los bancos privados griegos y primer rescate bancario a expensas del pueblo griego
A partir de
septiembre de 2008, debido a la nueva fase de la crisis bancaria internacional
provocada por la quiebra del banco Lehman Brothers en Estados Unidos, los bancos
privados internacionales cesaron, casi por completo, de prestarse dinero
mutuamente. Los bancos griegos que, masivamente, pedían préstamos a una quincena
de bancos del Centro se encontraron al borde de la quiebra puesto que ya no
tenían capacidad de reembolsar a los bancos extranjeros. Efectivamente, los
bancos se endeudan para poder pagar —y no son los únicos, puesto que también lo
hacen los Estados para reembolsar su deuda pública—.
La crisis griega no fue una crisis de deudas públicas sino de deudas privadas. A partir de octubre de 2008, en un clima de pánico bancario en Estados Unidos y en Europa, los bancos griegos que querían pedir préstamos debieron pagar primas de riesgo sumamente elevadas a las sociedades financieras privadas extranjeras, entre ellas, además de los bancos, están los Money Market Funds, fondos de inversiones, etc., (los tipos de interés para los bancos griegos aumentaron en 500 puntos de base, en 2008). La cotización de las acciones de los bancos griegos se desplomó: a fines de 2008, las acciones bancarias griegas habían perdido un 80 % de su valor con respecto a comienzos de 2007. A fines de 2008, el gobierno griego fue al rescate de los bancos del país, poniendo a su disposición 20.000 millones de euros bajo forma de aporte de capital o de concesión de garantía.
Por lo tanto
está muy claro que la crisis griega no fue una crisis de deudas públicas sino de
deudas privadas, y en particular de bancos privados.
El BCE, que
abrió una línea de crédito extraordinario a los bancos privados en dificultades
de la zona euro, mitigó, en lo esencial, la retirada de los banqueros, de los
principales países de la zona euro y del Reino Unido, de los bancos griegos,
cuya supervivencia dependerá, desde ese momento, de esa línea de crédito.
En octubre
de 2009, el BCE dejó entender que podría poner fin a esa línea de crédito
extraordinaria. Y eso provocó el pánico entre los banqueros griegos y la
inquietud entre sus acreedores privados extranjeros.
A partir de
octubre de 2009, los bancos de Francia, Alemania, Benelux, Reino Unido, Italia y
Austria, que todavía prestaban al sector privado griego (bancos, familias y empresas
no financieras) restringieron aún más el acceso a sus
créditos.
El principal riesgo provenía del endeudamiento del sector privado griego y en particular de los bancos
Se constata
que entre septiembre de 2009 y marzo de 2010, los préstamos que más disminuyeron
fueron los concedidos al sector privado.
Esto prueba
fehacientemente que los bancos privados extranjeros desconfiaban más del sector
privado que del gobierno y que buscaron liberarse más rápido del sector privado
que del público. Los bancos cerraron progresivamente el grifo del crédito a las
familias y a las empresas mientras que hasta ese momento habían tratado de
prestarles directamente sin pasar por la intermediación de los bancos griegos.
Por lo
tanto, es evidente que los bancos privados extranjeros temían lo que iba a pasar
en el sector privado. Por el contrario, no revendieron masivamente los títulos
públicos griegos que poseían.
Los bancos
privados extranjeros no comenzaron a liberarse masivamente de sus títulos
griegos hasta mayo de 2010, con el anuncio de la creación de la Troika,
y después de la negociación de un acuerdo stand-bye del FMI con
Grecia (25 de marzo de 2010). Habían
comenzado a desconfiar de las deudas públicas griegas un poco antes, ya que
previeron que el Estado debería rescatar a los bancos griegos y hacer frente al
estallido de la burbuja del crédito. Pero no fue hasta después de la adopción
del memorando de mayo de 2010 que decidieron vender una cantidad muy grande de
los títulos públicos griegos que poseían.
Lo que
acabamos de explicar está en total contradicción con la versión dominante,
repetida sin cesar por el FMI, por los gobiernos, por la dirección del BCE y por
la prensa afín a la corriente dominante.
En resumen: Cuando los bancos se dieron cuenta que la deuda pública griega iba a aumentar fuertemente por el plan de rescate que la Troika estaba implantando, los préstamos de los bancos extranjeros al Estado griego comenzaron a disminuir rápidamente después de marzo de 2010. Ese plan, como lo demostró el informe del Comité para la verdad sobre la deuda griega (http://www.cadtm.org/Informe-preliminar-de-la), tenía como objetivo el rescate de los bancos privados extranjeros y griegos, lo que produciría un fuerte aumento de la deuda pública. Dicho plan preveía explícitamente medidas de austeridad tan duras que solo podían desembocar en una fuerte recesión y un aumento considerable de la ratio deuda pública/PIB.
«El sistema bancario plantea un riesgo importante» Extracto de un documento secreto del FMI del 25 de mayo de 2010. La interpretación de este extracto, que data del 25 de marzo de 2010, con respecto a los bancos privados griegos es más fácil gracias a la explicación que acabamos de dar. «El sistema bancario plantea otro riesgo importante: (...) los bancos sufrieron la presión de encontrar financiación ya que se les ha apartado de las líneas de crédito interbancario como de la financiación mayorista y, recientemente, perdieron depósitos. Los bancos han recurrido al BCE para no hundirse, pero no es una situación duradera. Además, la perspectiva de una larga recesión hará aumentar significativamente el impago de préstamos (NPL), y es posible, incluso probable, que el gobierno tenga que inyectar capital para estabilizar el sistema bancario y salvar los depósitos. Esto se agregaría a los ya importantes requerimientos de financiación de los gobiernos.» (Consultad la última página de los documentos secretos —en inglés— del FMI publicados por el CADTM: hay que leer el documento «Secret Greece Key Issues. March 25, 2010», p. 2.http://www.cadtm.org/IMG/pdf/imfinter2010.pdf ) Este comportamiento del FMI corresponde de manera perfecta a una profecía autorrealizada (Self-defeating prophesy) y es porque el FMI y los otros participantes de la Troika impusieron, con la complicidad del gobierno griego de Papandreu, una brutal política de austeridad ligada a un rescate de los banqueros privados a expensas del pueblo como lo previó el texto citado: «… la perspectiva de una larga recesión hará aumentar significativamente el impago de préstamos (NPL), y es posible, incluso probable, que el gobierno tenga que inyectar capital para estabilizar el sistema bancario y salvar los depósitos. Esto se agregaría a los ya importantes requerimientos de financiación de los gobiernos.» Como balance de la acción del FMI, y parafraseando el texto que antecede, se puede constatar la larga recesión que afecta a Grecia debido a las políticas impuestas por el FMI y el resto de la Troika. Esas políticas hicieron aumentar el volumen de créditos no cobrables de manera significativa, cuya proporción pasó del 6 % (o sea un crédito de cada 16 se encontraba en cesación de pagos desde 3 meses o más) en el primer trimestre de 2009 al 47 % en 2016-2017 (o sea casi uno de cada 2 estaba en cesación de pagos desde 3 meses o más) [8] En consecuencia, esas políticas impuestas por la Troika, con la complicidad de los diversos gobiernos, por la que se inyectaron 50.000 millones de euros en el capital de los bancos privados, sin llegar a sanearlos, como ya vimos, hizo literalmente explotar la cantidad de créditos en cesación de pagos. Las sumas que financiaron las políticas impuestas por la Troika produjeron un aumento de la deuda pública, que pasó de cerca del 110 % del PIB en 2009, —de hecho, 126 % si se tienen en cuenta los datos falsos, explicados más adelante— a cerca del 180 % del PIB en 2018. |
Las responsabilidades del BCE y de los dirigentes europeos en la preparación de la crisis griega de 2010
Los
dirigentes europeos favorecieron con entusiasmo la expansión de los grandes
bancos privados europeos sin alertar sobre el enorme riesgo que corrían.
Alentaron a los bancos a expandirse fuera de su región geográfica habitual y a
proceder a adquisiciones y fusiones irreflexivas. Las autoridades europeas se
auto felicitaron repetidamente por los flujos financieros importantes que
circulaban bajo forma de créditos de los países dominantes de la zona euro hacia
los países de la periferia. Sin embargo, esas inyecciones masivas de crédito
estuvieron en el origen de las burbujas especulativas, especialmente en el
ámbito inmobiliario, como fue el caso de España e Irlanda a gran escala, pero
también en Grecia. Esos flujos conllevaron una crisis del crédito privado que
terminó por estallar en Grecia, en España, en Irlanda, en Portugal y en Chipre.
Una burbuja que hoy está suspendida por encima de la cabeza de los italianos
como una espada de Damocles.
Las causas estructurales de la crisis griega son producto de las políticas llevadas a cabo en el marco de la construcción europea. La crisis griega, no hay que olvidar, es la expresión de una evolución más general que tiene que ver con la estructura de la zona euro y las políticas llevadas a cabo en el marco de los tratados europeos por los gobiernos de los diferentes países de esta zona monetaria, que afecta a los más débiles de ellos, situados en la periferia como Grecia.
Nuestro
propósito no se limita a criticar las decisiones políticas tomadas por las
autoridades europeas
con la complicidad de las autoridades
griegas después del estallido de la crisis, ya que creemos que las causas
estructurales de la crisis griega son producto de las políticas llevadas a cabo
en el marco de la construcción europea, de la implantación de la zona euro y de
los tratados correspondientes.
Esa
no es ninguna excusa para los capitalistas y los gobiernos griegos que
condujeron a su país a esta pesadilla,
pero exonera al pueblo griego de las
responsabilidades que los medios dominantes y los dirigentes europeos
injustamente le atribuyen.
¿Cuáles eran los objetivos perseguidos por los dirigentes europeos con la implantación de los memorandos?
La tendencia
autoritaria al interior de la UE y de la zona euro
es un objetivo perseguido de
manera deliberada por la Comisión Europea y el gran capital.
A partir de mayo de
2010, la deuda se convirtió en un tema crucial en Grecia y en el resto de la
zona euro. El primer programa de 110.000 millones de euros implementado por la
Troika—constituida para su elaboración y ejecución— provocó un enorme y abrupto
aumento de la deuda pública griega. El mismo proceso se repitió en Irlanda
(2010), Portugal (2011), Chipre (2013) y en España bajo una forma peculiar.
Los
programas tenían cinco objetivos fundamentales:
1.- Permitir
a los bancos privados recibir una ayuda pública con el fin de no pagar la
factura del estallido de la burbuja de crédito privado que habían creado y
evitar una nueva crisis financiera privada internacional de gran amplitud.
2.- Dar a los
nuevos acreedores públicos, que sustituyeron a los acreedores privados,
un enorme poder de
coacción sobre los gobiernos y los Estados de los países periféricos con el fin
de imponer una política de austeridad radical, de desregulaciones (en contra de
toda una serie de conquistas sociales), de privatizaciones y de fortalecimiento
de prácticas autoritarias (véase el punto 5).
3.-
Preservar el perímetro de la zona euro —o sea, mantener dentro de la zona euro a
Grecia y a otros países de la periferia— lo que constituye una potente
herramienta en manos de las grandes empresas privadas europeas y de las
economías que dominan esa zona.
4.- Hacer
que la profundización de las políticas neoliberales, en particular, en Grecia,
aunque también en otros países de la Periferia, sea un ejemplo y un medio de
presión para el conjunto de las poblaciones europeas.
5.- Reforzar
a escala europea (tanto en el ámbito de la UE como de cada Estado miembro)
formas autoritarias de gobierno, sin recurrir directamente a nuevas experiencias
de tipo fascista, nazi, franquista, salazarista o del régimen de los coroneles
griegos (1967-1974).
Este último
aspecto no es, a menudo, suficientemente tenido en cuenta ya que se acentúan los
aspectos económicos y sociales. La tendencia autoritaria en el interior de la UE
y de la zona euro es, sin embargo, al mismo tiempo un reto central y un objetivo
perseguido de manera deliberada por la Comisión Europea y el gran capital. Y eso
afecta a la consolidación del poder ejecutivo, al recurso de los procedimientos
expeditivos de voto, la violación o la limitación de una serie de derechos, el
no respeto de la elección de los electores, el aumento de la represión de la
protesta social…
Volvamos ahora al desarrollo de la crisis griega
Entre
septiembre de 2009 y marzo de 2010, los préstamos bancarios extranjeros a los
bancos griegos diminuyeron en más de un 50 %.
Los bancos
griegos salieron a flote gracias, únicamente, a la liquidez que puso a su
disposición el Banco
Central de
Grecia en el marco de la política del BCE de concesión masiva de liquidez a los
bancos del conjunto de la eurozona (una política que siguió igualmente la Reserva
Federal de
Estados Unidos, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Suizo).
En el
gráfico siguiente se puede comprobar con toda claridad, siguiendo la evolución
de la línea verde, que a partir de septiembre de 2008 los bancos griegos
aumentaron significativamente el recurso a la financiación que les concedía el
Banco Central de Grecia, en el marco del eurosistema con el acuerdo del BCE. [9]
Desde
octubre de 2009 a comienzos de mayo de 2010, tuvieron lugar numerosos contactos
entre las autoridades europeas, el FMI, los banqueros y el nuevo gobierno del
socialista Yorgos Papandreu, que había ganado las elecciones el 4 de octubre de
2009 con el 43 % de los votos, una victoria contundente. Se trataba de poner a
punto un nuevo plan de rescate de los bancos griegos y de sus acreedores. Grecia
no tenía suficientes medios financieros para colaborar en eso. Al contrario de
lo que decidió Papandreu, de ponerse al servicio de los bancos privados
responsables de la crisis, habría sido necesario que el gobierno griego
rechazara inyectar nuevamente dinero público a los bancos y que se abstuviera de
aumentar la deuda pública para ese nefasto objetivo. Si Papandreu hubiera
adoptado una actitud conforme a los intereses de la mayoría de la población
griega, se habría evitado el consecuente drama social y político.
Un primer paquete de
medidas de austeridad fue implementado por el gobierno griego en contradicción
completa con los compromisos tomados durante la campaña electoral.
Al mismo
tiempo, se preparaba la creación de la Troika y se elaboraba en secreto
el primer memorando que se hizo público en mayo de 2010 (véanse los comentaros
sobre los documentos secretos del FMI http://www.cadtm.org/Documentos-secretos-del-FMI-sobre-la )
Desde 2010, una alternativa era posible y necesariaDado que la campaña electoral, que lo llevó a la victoria en 2009, estuvo basada en la denuncia de las políticas neoliberales llevadas a cabo por Nueva Democracia, el Gobierno de Papandreu tendría que haber socializado al sector bancario, organizando una quiebra ordenada y protegiendo, al mismo tiempo, a los clientes. Varios ejemplos históricos dan fe de que una quiebra puede ser totalmente compatible con una reiniciación rápida de las actividades financieras al servicio de la población. Habría que haberse inspirado en lo que se hizo en Islandia desde 2008 [10]y de lo que se hizo en Suecia y Noruega en los años 1990. [11] Papandreu prefirió seguir el ejemplo escandaloso y catastrófico del Gobierno irlandés, que rescató a los bancos en 2008 y en noviembre de 2010 tuvo que aceptar un plan de ayuda europeo que afectó gravemente a su pueblo. Pero, también, se tendría que haber ido más lejos que Islandia y Suecia, procediendo a la socialización completa y definitiva del sector financiero. Era necesario hacer recaer las pérdidas de la resolución de la crisis bancaria sobre los bancos extranjeros y los grandes accionistas privados griegos, y al mismo tiempo enjuiciar a los responsables de ese desastre. Gestionar así la crisis, habría permitido a Grecia evitar la sucesión de memorandos que sumieron al pueblo griego en una crisis humanitaria dramática y en una humillación y que, sin embargo, no logró sanear verdaderamente el sistema bancario griego.El gobierno de Papandreu habría debido socializar el sector bancario, organizando una quiebra ordenada de los bancos, y, al mismo tiempo, protegiendo a los depositantesPapandreu habría debido también lanzar una auditoría de la deuda con participación ciudadana, con el fin de identificar a los responsables del aumento de la deuda pública y cuestionar el pago de la deuda identificada como ilegítima, ilegal, insostenible y/u odiosa. Y eso es lo que había comenzado a reclamar un poderoso movimiento ciudadano a partir de fines de 2010 y comienzos de 2011.Habría sido necesario implantar un vasto programa de cambios estructurales, sobre todo en materia fiscal. Habría sido necesario tomar medidas muy concretas para reducir las deudas privadas de las familias con pocos ingresos y de las pequeñas empresas donde trabajaban la mayoría de los asalariados.
La falsificación de las estadísticas ayudó a justificar la intervención de la Troika
Hecho
público en el parlamento griego en junio de 2015, el informe del Comité para la
verdad sobre la deuda griega demostró sencillamente que Papandreu, los altos
cargos del instituto griego de estadísticas y los dirigentes europeos habían
montado una versión falsa de la crisis griega con el fin de hacer responsables
al gasto público y esconder la verdad sobre los auténticos responsables: los
bancos privados extranjeros y griegos que con su comportamiento habían buscado
maximizar sus beneficios utilizando a fondo las posibilidades ofrecidas por la
entrada de Grecia en la zona euro. Como lo escribió Le Monde con el concurso de
la AFP: «La revelación hecha por el primer ministro Yorgos Papandreu, en
2009, de que el déficit público griego era en realidad del 12,7 % del PIB, y no
del 6 % como había afirmado su predecesor conservador, precipitó al país en una
tormenta financiera.» [12]
Las estadísticas sobre la deuda pública y sobre la amplitud del déficit público fueron falsificados para justificar las medidas de austeridad que siguieron a la constitución de la Troika y la firma del primer memorando (véase el capítulo II en http://www.cadtm.org/Informe-preliminar-de-la). Por otra parte, el 9 de junio de 2018, la Corte Suprema griega confirmó la condena de Andreas Georgiu, presidente de ELSTAT desde agosto de 2010 hasta agosto de 2015, a dos años de prisión en suspenso por el delito de falta a sus obligaciones en el marco de sus funciones de presidente de ese organismo: la Agencia griega de estadísticas. [13] Le Monde, en colaboración con AFP, publicó: «Se sospechaba que este antiguo miembro del Fondo Monetario Internacional se había entendido con Eurostat (la oficina europea de estadísticas dependiente de la Comisión Europea) con el fin de engrosar las cifras del déficit y de la deuda pública griega del año 2009. El supuesto objetivo: facilitar la puesta en tutela financiera del país, con el desarrollo, en 2010, del primer plan financiero de ayuda internacional a Grecia (...)». [14]La responsabilidad de los dirigentes europeos en la implantación de esas falsificaciones está comprobada por las múltiples presiones que ejercieron sobre la justicia griega para obtener la absolución de Andreas Georgiu. Como lo menciona el artículo de Le Monde ya citado: «En 2016, Andreas Georgiu fue públicamente defendido por Mariana Thyssen , comisaria europea de Asuntos Sociales, que aseguró: «que los datos sobre la deuda griega para el período de 2010 a 2015 fueron fiables y comunicados con exactitud». Durante los tres últimos años, hubo decenas de declaraciones de dirigentes europeos, y de altos funcionarios a su servicio, tratando de hacer presión a la magistratura griega para que cerrara el caso.De hecho, Andreas Georgiu fue directamente cómplice de los dirigentes europeos, de Papandreu, del FMI, de los banqueros extranjeros y de sus homólogos griegos. No hay que ser un adepto a la teoría del complot para constatar que en este caso hubo realmente uno montado de forma maquiavélica.
La crisis real de la deuda pública griega comienza en 2010
A partir de
marzo-abril de 2010, los prestamistas privados extranjeros (principalmente los
bancos franceses, alemanes, etc.) comenzaron a exigir al gobierno griego primas
de riesgo cada vez mayores. De forma clara, los prestamistas privados
extranjeros cerraron el grifo del crédito al gobierno griego. Pero fue solo
después de mayo de 2010, que los bancos privados extranjeros comenzaron a buscar
la reventa de los títulos griegos que poseían y, en ese momento, el BCE comenzó
a comprarlos. Eso fue un alivio para los bancos de la zona euro, como
explicaremos más adelante. En mayo de 2010, el BCE puso en marcha un programa
llamado Securities Market Program (SMP) (véase el recuadro sobre el SMP).
Mediante ese programa, que duró de mayo de 2010 a septiembre de 2012, el BCE
compró en el mercado secundario más de 210.000 millones de euros en títulos
emitidos por Italia, España, Irlanda, Portugal y Grecia. [15] El
BCE compró títulos griegos por un total de 56.500 millones de euros a los bancos
privados de la zona euro entre mayo de 2010 y febrero de 2012. Solo durante las
ocho primeras semanas del lanzamiento de ese programa, el BCE compró cerca de
42.000 millones de euros, o sea ¾ de sus compras totales de títulos griegos,
compras que se prolongaron hasta 2012. [16]
¿Qué era el programa SMP? En marzo de 2010, el BCE puso en marcha un programa llamado Securities Market Program (SMP) traducido al castellano como Programa para los Mercados de Valores (Informe preliminar del Comité para la Verdad sobre la deuda griega). Por medio de ese programa, que duró de mayo de 2010 a septiembre de 2012, compró en el mercado secundario más de 210.000 millones de euros en títulos emitidos por Italia, España, Irlanda, Portugal y Grecia. (BCE (2010) Decision of the European Central Bank of 14 of May 2010 establishing a SMP (ECB/2010/5). Consultado en https://goo.gl/tX914Y, el 12 de junio de 2015). El BCE compró 56.500 millones de euros en títulos griegos. (Véase también el informe de la comisión, capítulo 3). La decisión del BCE del 14 de mayo de 2010 creando el SMP indicaba que «el Consejo de Gobierno elegirá el alcance de las intervenciones. El Consejo de Gobernadores tomó nota de la decisión de los gobiernos de los Estados miembros de la zona euro de tomar todas las medidas para alcanzar sus objetivos presupuestarios del año y de los años siguientes, conforme a los procedimientos de déficit excesivo, y de los compromisos suplementarios precisos tomados por algunos gobiernos de Estados miembros de la zona euro para acelerar la consolidación presupuestaria y garantizar la sostenibilidad de sus financias públicas (…). En el marco de la política monetaria ordinaria, el programa de compras públicas elegibles por los bancos centrales del Eurosistema debe ser implantado conforme a esta decisión». BCE (2010) Decision of the European Central Bank of 14 may 2010 establishing a SMP (ECB/2010/5). (Véase https://goo.gl/tX914Y, consultado el 12 de junio de2015). El 31 de mayo de 2010, Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, comentaba de esta manera la respuesta del BCE a las tensiones recientes de los mercados financieros: «Es crucial que los gobiernos implanten de manera rigurosa las medidas requeridas para garantizar la sostenibilidad presupuestaria. Es en este único marco de esos compromisos que nos hemos embarcado en un programa de intervención sobre los mercados de títulos. (…) El SMP es un programa no convencional, que ha sido lanzado en una situación de severas tensiones sobre los mercados financieros. Deseo señalar que una aplicación rigurosa de los programas de ajuste por los gobiernos es esencial para garantizar un retorno progresivo al funcionamiento normal de los mercados financieros» (BCE (2010) The ECB’s Response to the Recent Tensions in Financial Markets. Viena). (Véasehttps://www.ecb.europa.eu/press/key/date/2010/html/sp/100531_2.en.html , consultado el 12 de junio de 2015). El BCE gastó 40.000 millones de euros con el fin de adquirir títulos por un valor nominal estimado en 55.000 millones de euros, en la hipótesis de que si conservase esos títulos hasta su vencimiento, se embolsaría, además de los intereses, la diferencia completa entre el precio de compra y el precio reembolsado. Los tipos de interés elevados de las obligaciones adquiridas permitieron al BCE obtener beneficios considerables a expensas de Grecia. (Atkins,R. (2012) ECB Moves to Help Fund Greece Bail-Out. Financial Times). (Véasehttp://goo.gl/zKhZe4, consultado el 12 de junio de 2015). A pesar de que el endeudamiento de Grecia con el BCE era de menor importancia que el de Italia o el de España, el BCE percibió de Grecia más intereses que de esos dos países. Para el año 2014, el gobierno griego había pagado 298 millones de euros de intereses de los títulos en poder del BCE, monto que representaba el 40 % de los 728 millones de euros de ingresos que el BCE percibió de los cinco países incluidos en el SMP, pero, en ese momento, la deuda griega con el BCE solo representaba el 12 % del total (BCE (2015) Financial Statements of the ECB for 2014). (Véasehttp://goo.gl/zKhZc4, consultado el 12 de junio de 2015). |
Los poderes públicos sustituyen a los acreedores privados al socializarse sus pérdidas.
A partir de
mayo de 2010, los prestamistas
públicos extranjeros sustituyen
a los prestamistas
privados extranjeros, puesto que el memorando proveyó los medios
a las autoridades griegas para pagar a los prestamistas privados, rescatar los
bancos griegos y evitar así que no provocasen un nuevo episodio en la crisis
bancaria internacional en curso desde 2007. Difícilmente podemos imaginar que
una suspensión de pagos de los bancos privados griegos pudiera provocar una
crisis internacional mayor. No obstante, los bancos franceses y alemanes estaban
ya tan sumergidos en la crisis, que un incidente en Grecia podía incluso agravar
la situación. Vaya uno a saber. Lo que es seguro, es que los bancos franceses y
alemanes presionaron a sus gobiernos con el fin de que montasen la Troika, y un
programa cuyo objetivo fuera proteger sus intereses —totalmente contrarios a los
intereses de la población de Francia y de Alemania así como de Grecia, aunque
ha sido el pueblo griego el que sufrió directamente las consecuencias—.
El memorando
impuesto a Grecia en mayo de 2010 preveía la concesión de 110.000 millones de
dólares en nuevos préstamos.
El memorando
de 2010 suministró los medios a los poderes públicos griegos para reembolsar a
los prestamistas privados. Finalmente, al mismo tiempo y a pesar de las dudas
surgidas en septiembre-octubre de 2009, el BCE mantuvo su línea de crédito a los
bancos privados griegos. Fue un elemento central del dispositivo puesto en
marcha por la Troika y un potente medio de chantaje a su disposición para
garantizar que las autoridades griegas permanecieran sumisas. [17] Los
préstamos que el BCE otorgó a los bancos griegos fueron garantizados por el
gobierno griego. Eso significó que si los bancos griegos no llegaban a reunir la
suma para pagar al BCE, era el Estado griego el que lo haría. Pero ¿cómo?
Pidiéndole dinero a la Troika, ¡por supuesto! Efectivamente, los bancos privados
extranjeros no querían prestar a Grecia con tipos razonables de interés.
Efectivamente: a partir de mayo de 2010, el Estado griego dejó de emitir títulos
soberanos para obtener dinero de los mercados financieros internacionales. Pide
dinero a corto plazo a los bancos griegos (lo que es ventajoso para los bancos
ya que el interés que cobran a partir de 2010 era elevado y no había riesgos [18]).
Además, el Estado griego pide préstamos en el extranjero a los prestamistas
públicos o a los organismos que los representan. 14 Estados de la zona euro
concedieron a Grecia un préstamo de 53.000 millones de euros, con un tipo de
interés equivalente o superior al 5 %, es decir muy alto. Pero esos mismos 14
Estados pidieron ese dinero a los bancos privados que a su vez se lo pidieron al
BCE, a un tipo de interés muy bajo. Esto permitió a los bancos y a los Estados
acreedores de Grecia obtener grandes beneficios.
Después de
ese préstamo directo de los 14 Estados prestamistas, Grecia se financió también
con el FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera [19])
que tomó el relevo. El FEEF es una sociedad privada con sede en Luxemburgo,
creada en 2010, por los Estados de la zona euro con el objetivo de recolectar de
los bancos privados y de otras entidades financieras las sumas que, rápidamente,
fueron prestadas a Grecia, y también a otros Estados como Irlanda, que entró, a
partir de noviembre de 2010, también en la lógica de los memorandos. [20] Habréis
comprendido que el FEEF toma prestado de los bancos privados a un tipo de
interés más alto que el que los mismos bancos pagan al BCE por sus préstamos.
El FMI
obtuvo 5.000 millones de euros de beneficios netos con los préstamos a Grecia
entre mayo de 2010 y mayo de 2018Grecia también pidió préstamos al FMI, que se
financia de los Estados que forman parte del mismo. El FMI obtuvo 5.000 millones
de beneficios netos con los préstamos a Grecia entre mayo de 2010 y mayo de 2018
—5.000 millones de euros son cerca de 4.000 millones de derechos de emisión
especiales, la unidad de cuentas del FMI.
Véase: International Monetary Fund, «Greece:
transactions with the Fund from May 1984 to May 2018».
¿Por qué podemos afirmar que el BCE le hizo enormes regalos a quince grandes bancos franceses, alemanes, holandeses, belgas, italianos y austriacos?
Entre el 10
de mayo de 2010 y comienzos de julio del mismo año, o sea en 8 semanas, el BCE
compró a quince grandes bancos privados europeos cerca de 2/3 de los títulos
públicos griegos que éstos poseían. Hasta ahora, no tengo conocimiento de que
nadie haya señalado esa acción. No se trata tanto del monto comprado, que era
enorme, 41.000 millones de euros, sino del hecho de que esa suma correspondía a
la mayoría de lo que poseían los quince grandes bancos privados de la zona euro.
El BCE compró esos títulos a cerca del 75 % de su valor nominal, y por lo tanto
pagó 35.000 millones de euros.
Si el BCE no
hubiera comprado masivamente los títulos griegos, su precio habría bajado mucho
más. Y eso habría obligado a los bancos privados de las potencias dominantes de
la zona euro a dirigirse de nuevo a sus gobiernos.
Esa situación hubiera
contribuido a amplificar el cuestionamiento del sistema capitalista, en un
contexto en el que maduraban las condiciones que produjeron el surgimiento del
gran movimiento de los indignados. Ese movimiento se hubiera extendido a los
países dominantes de la zona euro si, una vez más, los banqueros hubieran
acudido a mendigar dinero extra.
De todas
maneras, y no es contradictorio con lo anterior, los grandes bancos privados que
revendían los títulos griegos por debajo del valor de compra, declaraban una
pérdida y la utilizaban para reducir los impuestos que se suponía que debían
pagar.
Los bancos
del Centro lograron que la prensa internacional y sus gobiernos respectivos
montaran una campaña para convertir a los griegos, y más generalmente a los
PIIGS (acrónimo despreciativo utilizado por parte de la prensa para designar a
los países de la periferia: Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y «Spain»),
responsables de sus problemas con el fin de que la gente olvidase que esos
problemas provenían, en realidad, de sus políticas aventureras de búsqueda del
máximo beneficio,
principalmente en el mercado de los productos estructurados en Estados Unidos y
en otros lados.
Los bancos privados franceses escondieron a la opinión pública las pérdidas que registraron debido al fiasco de la estrategia de su expansión en Grecia
Los
banqueros franceses tampoco atrajeron la atención de la opinión pública sobre
las pérdidas sufridas en Grecia debido a su aventura en la burbuja de la deuda
privada, que activamente habían contribuido a crear.
La Société
Générale, por ejemplo, perdió 7.000 millones de euros con el banco griego Geniki
que había comprado en 2004, y que luego vendió rápidamente por el simbólico
precio de un euro al banco Piraeus… [21]¿Alguien
escuchó algo sobre eso? ¿Algún periódico francés lo puso en primera página?
Ninguno. Por el contrario, todo el mundo oyó hablar de la pérdida de 4.500
millones de euros de la Société Générale atribuida únicamente a Jérôme Kerviel,
el broker denunciado a la justicia. Todo el mundo, también, oyó hablar de los
problemas que causaba Grecia a los bancos franceses y a la población francesa.
El 17 de
octubre de 2012, el banco francés Crédit Agricole S.A. cedía la totalidad del
capital de Emporiki a Alpha Bank también por un simbólico euro. La aventura de
Emporiki costó más de 10 millones de euros al Crédit Agricole. Pero es necesario
señalar que el coste de esos siniestros fue aguantado, al final, por el personal
de esos bancos, ya que hubo despidos masivos. ¿Alguien oyó hablar de eso?
Había una alternativa al escenario de la Troika
El BCE por
lo tanto compró los títulos griegos por un monto de 56.500 millones de euros
entre 2010 y 2012. Oficialmente, se trataba de ayudar a Grecia, en realidad, el
objetivo del BCE era diferente.
¿A qué
bancos compró el BCE esos títulos? La respuesta es a BNP Paribas, a la Société
Générale, a BPCE, al Crédit Agricole, a ING, a Hypo Real, a Commerzbank, al
Deutsche Bank, a Dexia… ¿Por qué esa compra masiva? Porque el BCE quería impedir
que los bancos privados sufrieran grandes pérdidas si la cotización de esos
títulos se hundiera a falta de compras suficientemente grandes. Por
consiguiente, el BCE compró, solo, por un valor de 56.500 millones de euros
mientras que los bancos en cuestión de la zona euro poseían en conjunto un
máximo de entre 70 y 80.000 millones de euros a comienzos de 2010.
Era posible
una alternativa al escenario de la TroikaSi el BCE no hubiera comprado los
títulos griegos a los grandes bancos privados, esos mismos títulos se habrían
vendido al 15% o al 10 % de su valor.
Por otro
lado, en un contexto como ese, si el gobierno de Papandreu hubiera sido un poco
valiente para defender los intereses de la población, habría declarado una
suspensión de pagos de la deuda y habría realizado una auditoría. Fue lo que
hizo Ecuador en 2009. Al declarar una suspensión de pagos, aterrorizó a los
banqueros de Nueva York que comenzaron a vender los títulos soberanos
ecuatorianos a precio de saldo. En un momento dado, se vendían al 20 % (o menos)
de su valor nominal. Fue entonces cuando Ecuador acordó con el banco Lazard que
éste compraría los títulos ecuatorianos al más bajo precio possible. Luego
Ecuador haría una oferta oficial de compra de todos los títulos. Defender los
intereses de la población contra los intereses de los tiburones de las finanzas
requiere audacia. Fue así como Ecuador utilizó un tiburón financiero, el banco
Lazard, para jugar finamente con los otros tiburones y salió ganando. [22] Inversamente,
en el caso de Grecia, el banco Lazard apostó contra Grecia y participó en la
preparación de la reestructuración de la deuda de 2012, que costó muy caro a la
poblacion y que reportó a Lazard una comisión bien jugosa.
Retomemos ahora la película de los acontecimientos tal como se desarrollaron en Europa
El BCE
compró los títulos griegos por un monto total de cerca de 56.500 millones de
euros, lo que constituyó un nuevo rescate de los bancos.
Pero nos
dirán que los griegos, a pesar de todo, se beneficiaron de esas compras. Eso es
totalmente falso, por la simple razón que si bien el BCE compró esos títulos a
los bancos privados, ningún euro entró en las cajas del Estado griego.
Los griegos
son las verdaderas víctimas del BCE y esa situación durará al menos hasta 2037En
realidad, visto el uso que hizo el BCE de esos títulos, los griegos son las
verdaderas víctimas y esa situación durará al menos hasta 2037, ya que una
pequeña parte de los títulos que el BCE compró tienen vencimiento entre 2018 y
2037 (véase el calendario de vencimientos en la web del Wall Street Jornal «Greece’s
Debt Due: What Greece Owes When? Enhttp://graphics.wsj.com/greece-debt-timeline/
La intolerable intervención del FMI en Grecia a partir de 2010
En enero de
2017, el CADTM hizo público en francés dos documentos mantenidos en secreto por
el FMI. Ya hemos citado más arriba un extracto que concernía al estado de los
bancos griegos. Se trata de documentos auténticos que fueron entregados al
Comité para la verdad sobre la deuda pública griega por Zoe Konstantopoulou,
presidente del Parlamento griego en funciones entre el 6 de febrero y el 3 de
octubre de 2015. El contenido de estos dos documentos, que datan de marzo y mayo
de 2010, incrimina al FMI, y muestra muy claramente que un elevado número de
miembros de su dirección expresaron fuertes críticas con respecto al programa
que la institución se aprestaba a implementar. Algunos de ellos denunciaron el
hecho de que el programa estaba destinado a rescatar a los bancos privados
europeos, acreedores de la deuda griega pública y privada y, principalmente, a
algunos bancos franceses y alemanes. Varios miembros denunciaron que la política
que se pretendía implementar reproducía la que había llevado a la crisis
argentina de 2001 y a la crisis asiática de 1996-1997. Algunos directores
ejecutivos denunciaron el hecho de que el núcleo dirigente del FMI había
modificado, a espaldas de los otros miembros de la dirección, una de las reglas
fundamentales que condicionan los créditos acordados por el FMI a sus miembros.
Efectivamente, para que un crédito pueda ser otorgado por el FMI es necesario
demostrar que ese crédito y el programa que lo acompaña harán que el reembolso
de la deuda sea sostenible. Dado que esta condición no podía satisfacerse en el
caso griego, puesto que tanto el FMI como las autoridades europeas rechazaban
reducir la deuda griega y hacer participar a los bancos privados en ello, la
condición antes mencionada fue suprimida silenciosamente. Y fue reemplazada por
un nuevo criterio: la necesidad de evitar un riesgo elevado de desestabilización
financiera sistémica internacional. La dirección del FMI justificó ese cambio de
criterio, no respetuoso con las normas de funcionamiento del FMI, debido a la
urgencia. Con el fin de convencer a aquellos dirigentes del FMI que tenían
fuertes reservas, los dirigentes franceses, alemanes y holandeses mintieron
asegurando que los bancos de sus países no se desharían de los títulos griegos.
Según estas personas, los bancos franceses, alemanes y holandeses conservarían
los títulos griegos en su posesión con el fin de permitir el éxito del programa
que iba a comenzar. Pero está comprobado que los bancos franceses, alemanes y
holandeses vendieron en el mercado secundario masivamente los títulos que
poseían provocando un agravamiento de la crisis griega y traspasando a los
contribuyentes europeos, y en primer lugar al pueblo griego, los riesgos que
habían asumido y la crisis que, en gran parte, habían contribuido a provocar(
véase más adelante). Con el mismo objetivo de siempre, para evitar las
reticencias de algunos miembros de la dirección del FMI, los responsables del
FMI, a cargo de las relaciones con Grecia, afirmaron que se tomarían medidas
sociales para evitar que la gente con bajos salarios y los pensionistas de bajos
ingresos estuvieran afectados por las medidas de austeridad. Y mintieron. Para
llegar, de todas maneras, al acuerdo de los miembros de la dirección del FMI,
afirmaron que los bancos griegos estaban sanos y que sus problemas provenían
únicamente de los riegos que corrían debido al peso de una deuda pública
demasiado importante y a un déficit público enorme. Era falso. Pero para
continuar con lo mismo, tratando de convencer a los directivos que dudaban, se
declaró que el plan sería sometido a la aprobación del parlamento griego. Sin
embargo, en realidad, el programa fue impuesto precipitadamente al parlamento,
sin posibilidad de enmiendas y burlándose de la constitución griega, como fue
denunciado en su momento por prestigiosos juristas.
Para
convencer a los miembros de la dirección del FMI que deseaban que los bancos
participaran «colectivamente» en el esfuerzo, al aceptar una reducción de sus
acreencias, los responsables del dossier griego afirmaron que las autoridades
griegas no querían una disminución de la deuda pública. Y el representante
griego Panagiotis Roumeliotis confirmó esa versión de los hechos. Más tarde, ese
mismo representante afirmó que fue bajo la presión del presidente del Banco
Central Europeo que Grecia declaró que no deseaba una reducción de la deuda.
Según el representante de Grecia en el FMI, Jean-Claude Trichet habría amenazado
a Grecia con cortar el acceso de los bancos a la liquidez del BCE. Seguro que
Trichet utilizó esta amenaza en los meses en los que se negociaba el memorando…
también está confirmado que la utilizó con Irlanda, algún tiempo más tarde,
cuando se ponía a punto el memorando concerniente a ese país. Es también cierto
que los banqueros griegos, así como los franceses, alemanes u holandeses no
querían ni oír hablar de una reducción de la deuda griega, puesto que no
aceptaban participar económicamente en su propio rescate. Los banqueros
obtuvieron dos años de respiro con el fin de desembarazarse de esos títulos y
obtener importantes compensaciones.
Dado que
Grecia pertenecía a la zona euro, el FMI afirmaba claramente que a este país le
era imposible volver a ser competitivo mediante la devaluación de
su moneda. Así que, de pronto, el FMI considera que es necesario devaluar los
salarios y los subsidios sociales: es lo que llaman devaluación interna.
Perjudicó enormemente a Grecia y a otros países periféricos dentro de la zona
euro.
Las afirmaciones mentirosas de los representantes de Alemania, Francia y Países Bajos en la dirección del FMI para convencer a sus colegas de la imposición del primer memorando
Durante la
reunión decisiva de la dirección del FMI del 9 de mayo de 2010, el director
alemán afirmó lo siguiente:
«Puedo
informar a los directores ejecutivos que los bancos alemanes piensan apoyar a
Grecia, pero también debo señalar que eso se hará especialmente, o únicamente,
de manera voluntaria. No se trata de una reestructuración de la deuda, se trata
de acciones voluntarias. No tengo información definitiva por el momento, pero
sé que esos bancos quieren mantener una cierta exposición en los bancos griegos,
lo que significa que no venderán los títulos griegos y que mantendrán sus líneas
de crédito a Grecia. (Resaltado
por nosotros en negrita)»
El director
ejecutivo francés hizo una declaración en el mismo sentido:
«A
comienzos de esta semana, se mantuvo una reunión entre nuestros principales
bancos y mi ministra, la Sra. Lagarde. [23] Me
gustaría subrayar lo que fue publicado a la salida de esa reunión, a saber, un
comunicado en el que los bancos franceses se comprometen a mantener su
exposición en Grecia durante toda la duración del programa […]. Por lo tanto,
queda claro que los bancos franceses, que figuran entre los bancos más expuestos
en Grecia, harán su trabajo.»
Finalmente,
el director ejecutivo holandés declaró que:
«Los
bancos de los Países Bajos, después de haber consultado con nuestro ministro de
finanzas, anunciaron públicamente que desempeñarán su papel y sostendrán al
gobierno griego y a los bancos griegos.» [24]
En realidad,
como lo sospechaban varios directores ejecutivos del FMI, y como lo demostró el
informe
del Comité para la verdad sobre la deuda griega, la
finalidad real del acuerdo era dar tiempo a los bancos de los países más fuertes
de la zona euro para que se pudieran deshacerse de los títulos griegos.
El gráfico
siguiente muestra muy bien que los bancos franceses, alemanes, holandeses,
belgas, austriacos, italianos,… se desprendieron de los títulos griegos durante
los años 2010 y 2011.
Como lo
hemos indicado más arriba, fue el BCE, dirigido por el francés Jean-Claude
Trichet, el banco que ayudó directamente a liberarse de los títulos griegos al
comprarlos masivamente a un precio alto y, de ese modo, los protegió de las
consecuencias de sus nefastas acciones en Grecia.
Recordemos que la dirección del FMI no tuvo en cuenta las posiciones de los representantes de Argentina y Brasil, quienes criticaron duramente la orientación adoptada con respecto a Grecia
Durante la
reunión del 9 de mayo de 2010, Pablo Pereira, el representante argentino,
criticó sin ambages la orientación pasada y presente del FMI: «Las duras
lecciones de nuestras pasadas crisis son difíciles de olvidar. En 2001, unas
políticas similares fueron propuestas por el Fondo en Argentina. Sus
consecuencias catastróficas son bien conocidas (…) Hay una realidad que no
suscita ninguna duda y que no puede ser cuestionada: una deuda que no puede
pagarse no será pagada sin un crecimiento sostenido (…) Sabemos demasiado bien
cuales son los efectos de las «reformas estructurales» o de las políticas de
ajuste que acaban por deprimir la demanda global y, por consiguiente, las
perspectivas de recuperación económica (…) Es muy probable que Grecia acabe peor
de lo que estaba después de la implantación de este programa. Las medidas de
ajuste recomendadas por el Fondo reducirán el bienestar de su población y la
capacidad real de reembolso de Grecia».
He aquí un
extracto de la declaración del director ejecutivo brasileño concerniente a la
ausencia de un proceso de reestructuración en el programa:
«En su
forma actual, el programa corre el riesgo de reemplazar una financiación privada
por una financiación pública. Para decirlo con palabras más fuertes, podría ser
visto no como un plan de rescate de Grecia, que tendría que sufrir un violento
ajuste, sino como un bail-out de los tenedores privados de la deuda griega,
principalmente las instituciones financieras europeas.»
El director
ejecutivo argentino además declaró:
«En la
medida en que todavía estamos atravesando una crisis sistémica mundial, la
estrategia de austeridad presupuestaria y de aislamiento del país al condenarlo
por su pasada indisciplina presupuestaria o su falta de competitividad, será muy
probablemente un fracaso.
[…]
Un
reparto inteligente y equitativo de la carga que representan los costes de la
crisis habría sido deseable para la reputación del Fondo (en este momento, se
arriesga a ser acusado de simplemente hacer ganar tiempo, o garantizar a los
bancos que serán completamente reembolsados en el próximo año, antes de que lo
inevitable se produzca), y eso hubiera sido aún más deseable para la población
griega y para las previsiones de crecimiento del país.»
Como consecuencia del primer memorando de 2010, la deuda griega aumentó fuertemente entre 2010 y fines de 2011
El rechazo
de los acreedores a aceptar un descuento sobre los títulos griegos tuvo por
consecuencia un crecimiento de la deuda
soberana griega
que pasó de 299.000 a 335.000 millones de euros entre fines de 2009 y fines de
2011, que representó un aumento del 18,78 %. Durante los años 2010-2013, se
produjo una recesión sin precedentes provocada por las políticas dictadas por el
FMI y los otros miembros de la Troika. Ninguno de los pronósticos del FMI
concernientes a la mejora de las finanzas de Grecia se cumplió. Los resultados
del memorando de 2010 constituyen un desmentido completo a las optimistas
previsiones del FMI en particular, y de la Troika en general.
Retomemos el comportamiento de los bancos griegos con respecto a la deuda pública
Hay que
señalar que entre diciembre de 2008 y diciembre de 2009, los bancos griegos
habían aumentado fuertemente sus compras de títulos públicos griegos. El alza
fue de un 33 %. En diciembre de 2008, los bancos griegos poseían títulos griegos
por un valor de 30.000 millones de euros mientras que un año más tarde se
aumentó a 40.000 millones de euros. Esto demuestra que los bancos griegos
obtenían ventajas con la posesión de esos títulos en un momento en el que el FMI
y el director del BCE afirmaban que las finanzas griegas iban mal.
Posteriormente, entre diciembre de 2009 y diciembre de 2010, los bancos griegos
redujeron un poco el volumen de títulos griegos en sus manos. De 40.000 millones
se pasó a 36.000 millones al 31 de diciembre de 2010, pero, si se agregan sus
compras de títulos públicos a corto plazo (los treasury bill a menos de un año),
el total permanece estable y fue de 42.000 millones. Lo que de nuevo demuestra
que los bancos no temían que el Estado griego hiciera suspensión de pagos, e
indica también que obtenían numerosas ventajas por la posesión de esos títulos,
aunque la prensa internacional pusiera en primera plana ¡La crisis de la deuda
soberana griega!
Fue durante
el año 2011 cuando los bancos griegos redujeron de manera importante los títulos
que tenían, cuyo monto pasó de 36.000 millones de euros al 31 de diciembre de
2010 a 24.000 millones de euros al 31 de diciembre de 2011. Por el contrario,
los bancos griegos aumentaron en un 40 % sus compras de títulos griegos a corto
plazo, pasando de 5.800 millones a 8.300 millones de euros.
¿Cómo se
explica eso?
Es simple:
los bancos griegos estaban informados de que una reestructuración de la deuda
griega se estaba negociando y que habría una reducción del valor de los títulos,
por lo tanto, por prudencia, los bancos revendieron una parte. Pero al mismo
tiempo, fueron informados de que habría una compensación y volvieron a
tranquilizarse. Por otro lado, la posesión de títulos a corto plazo (3, 6 o 9
meses) reducía el riesgo para los bancos, dándoles la posibilidad, en un plazo
muy corto, de librarse de esos títulos si veían que podría sobrevenir un riesgo.
Existe también otra explicación para la compra de títulos a menos de un año:
esos títulos no estarían expuestos a una reducción de valor, y obtendrían el
100 % de su valor al vencimiento y, por consiguiente, estarían muy bien
remunerados.
Además, los bancos griegos poseían mucha deuda pública en sus activos porque ésta le permitía aumentar la ratio fondo propios/activos totales, como ya se ha explicado. Finalmente, como el BCE mantenía su línea de crédito a los bancos griegos, éstos pudieron depositar en el Banco Central sus títulos griegos para obtener la liquidez que necesitaban.
Entre mayo de 2010 y marzo de 2012, los bancos privados griegos continuaban recibiendo fondos públicos
Aunque ya
habían sido ayudados en 2008-2009, los bancos griegos fueron rescatados por
segunda vez con fondos públicos. Efectivamente, una parte de los préstamos
otorgados en el marco del primer memorando fue inyectada a los bancos griegos.
Los cuatro mayores bancos griegos aumentaron su dominación sobre el mercado
bancario griego al absorber a los bancos más pequeños. No solo esos grandes
bancos declararon pérdidas y no pagaron impuestos, sino que continuaron también
con sus prácticas mafiosas (véanse los ejemplos dados por Daniel Munevar sobre
el banco Proton y el banco Piraeus en “Grèce: la restructuration de la dette
grecque de 2012 et la recapitalisation bancaire jusqu’à 2016”, http://www.cadtm.org/Grece-la-restructuration-de-la ).
Ningún dirigente de esos bancos fue encarcelado.
Los bancos griegos colocaron en
el extranjero un máximo de capitales a pesar de que la economía de su país los
necesitaba. La proporción de créditos en suspensión de pagos (non performing
loans) había aumentado, y los bancos los cortaron para las familias y las PYMES.
Un balance catastrófico del Fondo de recapitalización de los bancos griegos (Fondo Helénico de Estabilidad Financiera –FHEF–)
El Fondo
Helénico de Estabilidad Financiera estaba y sigue estando a cargo del proceso de
recapitalización bancaria. El FHEF fue constituido en 2010 con el fin de
garantizar la estabilidad del sistema bancario griego. Entre otras
responsabilidades, está encargado de proveer de capital a los establecimientos
de crédito, de controlar y supervisar la realización de planes de
reestructuración presentados por los establecimientos de crédito beneficiados
por recursos del Fondo, así como facilitar la gestión de créditos en suspensión
de pagos (Non Performing Loans). Su balance es catastrófico para el pueblo
griego. Tampoco saneó al sector bancario. Las decenas de miles de millones de
euros que fueron inyectadas en los bancos privados griegos engrosaron la deuda y
enriquecieron a los grandes accionistas privados.
La dirección del Fondo de recapitalización de los bancos griegos El caso de Anastasia Sakellariou, directora general del FHEF entre 2013 y 2015 es emblemático. En mayo de 2015, Sakellariou fue urgida por el gobierno griego para que abandonara su puesto porque era culpable de fraude y de blanqueo de dinero junto a 25 ex ejecutivos del banco Hellenic Post Bank. [25] Los cargos sobre la Sra. Sakellariuo estaban ligados a la aprobación, en 2012, de un préstamo que permitía la prolongación de dos líneas de crédito del banco a un famoso magnate local. [26] En lugar de exigir su suspensión hasta el final de la investigación, el director del Banco de Grecia, Yannis Stournaras, y el consejo general del FHEF apoyaron a la Sra. Sakellariou. [27] Entre los miembros del consejo general del Fondo de Estabilidad Financiera, tal como fue organizado en 2010 por la Troika, encontrábamos hasta abril de 2016 a Pierre Mariani que fue corresponsable del fracaso y del desastre financiero del banco Dexia. Ese banco franco-belga-luxemburgués tuvo que ser rescatado tres veces por las autoridades belgas, francesas y luxemburguesas. Las grandes pérdidas registradas por Dexia entre 2008 y 2012 no impidieron que el Sr. Mariani se hiciera votar unos substanciales aumentos en su remuneración. Sin embargo, ni el BCE ni la Troika encontraron nada mejor que designarlo como uno de los dirigentes del Fondo de Estabilidad Financiera a cargo de la recapitalización de los bancos griegos. Es escandaloso que se ponga en la dirección de un organismo encargado de gestionar la recapitalización de los bancos griegos a alguien que tuvo una gran responsabilidad en el desastre de un gran banco como Dexia. Este banco vendió miles de millones de euros en préstamos tóxicos a administraciones públicas francesas y su quiebra impactó fuertemente en las finanzas públicas de Bélgica, Francia y Luxemburgo. Cuando Dexia fue rescatada por el Estado belga, Pierre Mariani tuvo que abandonar el banco debido a su calamitosa gestión y, sin embargo, tuvo derecho a un dorado finiquito de un millón de euros. Durante el año 2012. Dexia le pagó 1,7 millones de euros. Y este señor estaba en Grecia para participar en el saneamiento de los bancos griegos. Entre los otros miembros del Consejo General del Fondo se encuentra Wouter Devriendt. Este consejero de Bélgica en materia bancaria desempeñó importantes funciones en dos bancos que tuvieron que ser rescatados de la quiebra en 2008: Fortis, auxiliado por el gobierno belga y revendido a BNP Paribas, y ABN-Amro, nacionalizado por el gobierno holandés. Wouter Devriendt figura, como Pierre Mariani, entre los responsables de la crisis bancaria en Europa. No se puede concluir este punto sobre la composición del Consejo General del FHEF sin mencionar a Steven Franck, quien también desempeñó importantes funciones en el banco estadounidense Morgan Stanley, y luego en el BNP Paribas entre 2006 y 2009, en el periodo en el que este banco contribuía activamente a la creación de una burbuja especulativa del crédito privado en Grecia, y se veía envuelto en el mercado de las subprime y de los productos estructurados en Estados Unidos. Es necesario señalar que Steven Franck también trabajó para la presidencia de Estados Unidos en la Casa Blanca, y que sirvió en la aviación de la marina de guerra estadounidense. |
La estafa de la reestructuración de la deuda de 2012
En marzo de
2012, los dirigentes europeos anunciaron que 107.000 millones de euros de las
deudas públicas griegas habían sido borrados. Sobre el papel, los acreedores
privados renunciaban al 53,5 % de sus acreencias. [28]Contrariamente
a sus apariencias, esa operación era sobre todo una buena noticia para los
bancos griegos y europeos, principalmente franceses y alemanes, pero no para el
pueblo griego al que prometían nuevos deterioros de sus condiciones de vida.
En efecto,
los acreedores privados, la Troika y el gobierno griego habían instaurado un
montaje complejo: los acreedores privados intercambiarían sus títulos griegos
por nuevos títulos con un valor nominal inferior. Así para una obligación
intercambiada de un monto inicial de 100 euros, los acreedores recibirían un
nuevo título con un valor nominal de 46,5 euros. Pero lejos de perder en este
pequeño juego, los acreedores privados cambiaban títulos que se vendían entre 15
y 30 euros en el mercado secundario por títulos mucho más seguros. Sobre todo,
recibían compensaciones por decenas de miles de millones de euros. Para colmo,
con el fin de financiar las compensaciones a los bancos y la prosecución de las
políticas neoliberales, la Troika concedió un nuevo préstamo de 130.000 millones
de euros con la condición que fuera utilizado para pagar la deuda y apoyar a los
bancos. Mientras todos los grandes medios retomaban el estribillo oficial según
el cual la deuda griega se había reducido en 107.000 millones de euros,
omitiendo el aumento que suponían los 130.000 millones de los nuevos créditos
otorgados por la Troika.
Al final, los acreedores privados salieron
muy bien parados y fueron reemplazados por los acreedores públicos
internacionales (BCE, Estados de la zona euro, FMI) que ejercerán una presión
constante con el fin de agravar las medidas antisociales.
Los grandes perdedores de la reestructuración de 2012 fueron los organismos públicos y los pequeños portadores. Además, mientras que en caso de litigio el 85 % de los antiguos títulos dependía de la legislación griega, la totalidad de los nuevos títulos corresponde a la justicia de Luxemburgo. El objetivo de los acreedores era limitar la posibilidad de que Grecia decretara una suspensión de pagos o una anulación de la deuda.Los grandes perdedores de la reestructuración de 2012 fueron los organismos públicos de la seguridad social y los pequeños portadores de títulos. La adopción de dos leyes dictadas por la Troika tuvo por consecuencia hacer que centenas de entidades públicas sufrieran pérdidas por un monto total de 16.200 millones de euros. Lo esencial de esas pérdidas correspondió a las cajas de jubilación: 14.500 millones de euros que pagaron de su fondo de reserva de 21.000 millones de euros. El otro grupo con pérdidas significativas fue el de los pequeños portadores de títulos.Se calcula en más de 15.000 mil el número de familias que perdieron, de un día para otro, una buena parte de sus economías. La explicación para tal situación es que, durante años, la reputación de las obligaciones del Estado era excelente: no había riesgos y se publicitaban así. [29]
Balance de cuentas con el BCE
Grecia
reembolsa al 100 de su valor los títulos que el BCE compró a cerca del 75 % de
su valor nominal entre 2010 y 2012. Esos títulos deberían haber tenido una
reducción del 53 % si el BCE hubiera participado en la reestructuración de la
deuda de 2012El BCE rechazó participar en el esfuerzo de reestructuración de la
deuda de 2012, y no aceptó que los 56.500 millones en títulos griegos que poseía
fueran cambiados por títulos cuyo valor nominal habría sido reducido en un 53 %.
Desde entonces, se hace reembolsar los títulos que compró, por debajo de su
valor, entre mayo 2010 y febrero 2012, pero exigiendo a Grecia el pago del 100 %
de su valor en la fecha de vencimiento. Es así como entre 2012 y 2018, las
autoridades griegas tuvieron que pagar al BCE y a los bancos centrales del
eurosistema cerca de 43.000 millones de euros de capital, a los que se debe
agregar los intereses, o sea probablemente unos 12.000 millones e incluso más. Y
eso no es todo, queda un saldo de 13.000 millones de euros que corresponde a los
títulos comprados en el marco del programa SMP 2010-2012. A esos 13.000 millones
hay que agregarle los intereses que quedaban por pagar. Los títulos en cuestión
se deben reembolsar según un calendario predeterminado que puede ser consultado
enhttp://graphics.wsj.com/greece-debt-timeline.
Ese calendario de pagos al BCE se extiende de 2019 a 2037. En el calendario
presentado por el Wall Street Journal, se ve, por ejemplo, que Grecia deberá
pagar al BCE 3.750 millones de euros el 19 de julio de 2019 a un tipo de interés
del 6 %, y que el 22 de octubre de 2019, deberá reembolsar 2.000 millones de
euros a un tipo de interés del 6,5 %.
Recordemos
que Grecia reembolsa el 100 % de los títulos que el BCE compró a cerca del 75 %
de su valor entre 2010 y 2012, títulos cuyo valor habría debido reducirse en un
53 %, si el BCE hubiera aceptado contribuir a la reestructuración de 2012.
Por
supuesto, si el BCE retoma, en un futuro, la compra de títulos griegos a los
bancos privados, se agregarían nuevos pagos en ese calendario.
No contento
con haber contribuido activamente a degradar de manera dramática las condiciones
de vida del pueblo griego, el BCE acumuló, sin miramientos, beneficios odiosos a
sus expensas.
Es necesario
también recordar que el BCE retorna a los Estados miembros de la zona euro una
parte de los beneficios realizados al expoliar la población griega, y que ese
dinero alimenta el presupuesto de países como Alemania, Francia o Bélgica.
La falsa esperanza de 2015
El pueblo
griego, en enero de 2015, hizo ganar las elecciones a Syriza con la promesa de
poner fin a los memorandos.
Cuando el gobierno de Tsipras tenía solo una semana de existencia, el BCE tomó una medida de gran brutalidad con el objetivo de presionar al máximo sobre Syriza. El BCE anunció el 4 de febrero de 2015 que cerraba el acceso de los bancos griegos a la liquidez otorgada por la institución de Frankfurt. Eso formaba parte claramente de una estrategia muy agresiva y rápida de desestabilización del gobierno griego. Frente a eso, el gobierno de Tsipras debería haber reaccionado con energía y audacia.
Hubiera sido
necesario poner por delante las demandas contenidas en el programa de Tesalónica
(véase el anexo sobre el programa de Tesalónica): la anulación de la mayor parte
de la deuda, explicando que era ilegítima, odiosa, ilegal e insostenible. Por
supuesto, los dirigentes europeos no podían aceptar esa demanda pero el gobierno
griego hubiera podido desarrollar una campaña internacional de explicación para
obtener un amplio apoyo de la opinión pública. Podía haber lanzado un proceso de
auditoría y declarar una moratoria hasta que finalizara dicha auditoría.
Era
fundamental no pillarse los dedos en el engranaje del pago de la deuda. Había
que utilizar el derecho internacional que permite a un Estado declarar una
moratoria de los pagos dado el estado de necesidad en que se encuentra. [30] La
existencia de una crisis humanitaria constituía la prueba irrefutable de ese
estado de necesidad. Debería haberse desarrollado el siguiente razonamiento: «Lanzamos
una auditoría (con participación ciudadana) ya que se trata de analizar por qué
se ha llegado a tal nivel de endeudamiento —la opinión pública nacional e
internacional lo debe saber—. No prejuzgamos los resultados de la auditoría pero
es normal que, durante su realización, los pagos se congelen. Por lo tanto,
suspendemos los reembolsos durante la realización de la auditoría, salvo en lo
concerniente a la deuda a corto plazo. Hemos sido elegidos para reemplazar el
memorando por un nuevo plan de reconstrucción. Demos tiempo a la negociación y,
mientras se realice, sufrid ya que suspenderemos los pagos previstos de la deuda
a largo plazo.» Si Varoufakis hubiera lanzado la auditoría, el gobierno
griego para reforzar su posición frente a la Troika, podría haber anunciado: «Aplico
el párrafo 9 del artículo 7 del reglamento 472 adoptado por el Parlamento
Europeo el 21 de mayo de 2013 [31] instando
a los Estados miembros de la UE, sometidos a un plan de ajuste
estructural, a realizar una auditoría integral de sus deudas,
con el objetivo de explicar por qué la deuda alcanzó un nivel insostenible y
detectar las eventuales irregularidades».
La
suspensión de pagos debería haberse decretado de manera urgente, por ejemplo, el
12 de febrero de 2015. En efecto, entre el 12 de febrero y el 30 de junio,
Grecia debía pagar 5.000 millones de euros al FMI. Si se tienen en cuenta los
otros pagos que debía realizar en 2015 al FMI, hay que contar con 3.000 millones
de euros más. En cuanto al BCE, éste reclamaba el reembolso de más de 6.000
millones de euros con vencimiento en julio-agosto de ese mismo año.
Era
necesario actuar también sobre los bancos. En la medida en que el BCE tomaba la
iniciativa de agudizar la crisis bancaria griega, era necesario actuar también a
ese nivel y aplicar el programa de Tesalónica que anunciaba: «Con Syriza en
el gobierno, el sector público retoma el control del Fondo Helénico de
Estabilidad Financiera y ejerce todos sus derechos sobre los bancos
recapitalizados. Eso significa que toma decisiones concernientes a su
administración.» De hecho, el Estado griego, por medio del FHEF, era en 2015
el accionista principal de los cuatro primeros bancos del país, que
representaban más del 85 % de todo el sector bancario griego. El problema era
que las acciones que tenía el Estado eran preferenciales y no daban derecho a
voto, por lo que no tenía ningún peso en las decisiones de los bancos. Esa fue
la política llevada a cabo por los gobiernos precedentes y era necesario que el
parlamento, conforme a los compromisos de Syriza, transformase esas acciones en
acciones ordinarias con derecho a voto. Luego, de manera perfectamente legal y
normal, el Estado habría podido ejercer sus responsabilidades y aportar una
solución a la crisis bancaria.
Finalmente,
todavía era necesario tomar otras medidas importantes. En primer lugar, para
hacer frente a la crisis bancaria y financiera, agudizada por las declaraciones
de Stournaras desde diciembre, y la decisión del BCE del 4 de febrero, el
gobierno habría debido decretar un control de movimientos de capitales con el
fin de acabar con su fuga al extranjero. En segundo lugar, tendría que haber
puesto en marcha un sistema de pagos en paralelo. Varoufakis afirma que tenía
una propuesta concreta sobre eso pero no la propuso por la agresión del BCE del
4 de febrero.
Habría sido necesario un llamamiento a la solidaridad internacional dirigida a la opinión pública, a los movimientos sociales, a los partidos políticos, alentar, como gobierno o como Syriza, a la creación de comités de solidaridad en la mayor cantidad posible de países, en forma paralela a la negociación con los acreedores con el objetivo de desarrollar un vasto movimiento de solidaridad. Recordemos que a partir de fines de febrero de 2015, y hasta fines de junio del mismo año, Yanis Varoufakis y Alexis Tsipras hicieron declaraciones que apuntaban a convencer a la opinión pública que un acuerdo estaba previsto y que las cosas se arreglarían. Imaginemos, por el contrario, que después de cada negociación importante, Varoufakis y Tsipras hubiesen explicado las discusiones y los intereses de la parte contraria, mediante comunicados, por declaraciones orales a los medios, por discursos en plazas públicas, ante la sede de las instituciones europeas en Bruselas y por doquier. Imaginemos que hubieran puesto a la luz lo que se tramaba, eso habría conseguido concentraciones de millares o decenas de millares de personas, las redes sociales hubieran difundido a centenares de miles o a millones de destinatarios ese discurso alternativo.
Tsipras y su
gobierno no eligieron esa vía de resistencia, Buscaron vanamente un acuerdo con
los dirigentes europeos. Para intentar ganarse a esa gente, pagaron la deuda
respetando el calendario previsto. Eso significó que vaciaron las cajas públicas
con el fin de reembolsar 7.000 millones de euros entre febrero y fines de junio
de 2015.
Ante el
endurecimiento de las exigencias avanzadas por los dirigentes europeos que se
negaban a que el gobierno mantuviera sus compromisos con respecto al pueblo
griego, Tsipras convocó un referéndum que tuvo lugar el 5 de julio de 2015.
Ese
día, el pueblo griego, con un 61,5 % de los votos, rechazó las exigencias de los
acreedores. Algunos días más tarde, Alexis Tsipras traicionaba el mandato
popular y capitulaba ante Bruselas.
Una alternativa a la capitulación era sin embrago posible, y no lo hemos dejado de repetir y de demostrarlo. Era posible, basándose en los resultados de los trabajos de la Comisión para la auditoría de la deuda presentados ante el parlamento griego el 17 de junio de 2015, [32] suspender el pago de la deuda junto a una serie de medidas que afectarían a los bancos, la fiscalidad, la moneda, las privatizaciones, los salarios, las jubilaciones (http://www.cadtm.org/Une-alternative-est-possible-au). [33] El pueblo griego habría apoyado un programa de medidas como ese, ya que lo atestigua el resultado del referéndum del 5 de julio de 2015.
En lugar de
tener el coraje de poner en marcha una alternativa, el gobierno de Tsipras
comprometió a su país a la agonía de un tercer memorando que terminó el 20 de
agosto de 2018.
Durante
estos tres últimos años que duró el memorando, se multiplicaron los atentados a
los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos del pueblo
griego debido a las decisiones del gobierno Tsipras. Éste se plegó de manera
permanente a las exigencias de los dirigentes europeos, del gran capital griego
y extranjero así como del FMI. [34]
No hay nada
que celebrar por el fin del tercer memorando ya que Grecia no vuelve a encontrar
la alegría de la libertad de hacer. Se encuentra ligada por un conjunto de
acuerdos obligatorios y el peso de la deuda que le es reclamada seguirá siendo
insoportable todavía por largo tiempo. [35]
Agradecimientos:
El autor
agradece por sus lecturas y sugerencias a Claude Quémar y a Patrick Saurin.
Además es
totalmente responsable de eventuales errores contenidos en este texto.
Traducido por Griselda Pinero
Anexo
Publicamos
estos extractos del programa con el cual Syriza llegó al gobierno, elegido por
el pueblo griego en enero de 2015. Su lectura permite ver muy claramente los
compromisos que habían sido tomados por Alexis Tsipras. Hemos agregado una serie
de notas que dan una idea de lo que efectivamente se realizó.
Extractos del Programa de Tesalónica presentado por
Alexis Tsipra (...)
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