domingo, 20 de enero de 2019

Apreciemos qué Estado se decide en las disputas de territorios y mundos.

Agudizan la lucha de clases al patentizar
cómo el capitalismo persigue sólo el lucro de oligopolios sin importarle 
destruir las condiciones para la vida
y el trabajo tanto del presente 
como del futuro.
Escuchemos para comprender el porqué de la rebelión en las oficializadas como "zonas de sacrificio":"una vez que una minera pone el pie en tu municipio, ya no hay vuelta atrás, o estás con ellos o estás contra ellos, lo que viene siendo contra la destrucción, contra la contaminación, contra la explotación de tus recursos y de tu modo de vida, contra el daño a la salud. Si ves la minera llegar prepárate, porque te va a tocar luchar".
Contra la megaminería, el pueblo iluminado
16 de enero de 2019
Por Balbino Labrego
El Salto

Surge poco a poco, sin hacer ruido, pero cuando una minera pone el pie en tu municipio, ya no hay vuelta atrás. O estás con ellos o estás contra ellos.
La amenaza de la minería en un pueblo no surge de un día para otro, es un mal que va germinando poco a poco, silenciosamente. Mucho antes de que el boletín oficial de turno anuncie el inicio de la fase de información pública de un proyecto de explotación, las empresas promotoras ya llevan mucho andado.
Normalmente todo comienza con una pequeña empresa local, que se hace con la concesión de los derechos mineros y, con ello, también con la complicidad y favores de los gobiernos locales y autonómico. En muchos casos, podría decirse que el gobierno municipal llega la convertirse en una corporatocracia, en la que quien ostenta el poder, los alcaldes y concejales, toman decisiones favorables a determinadas corporaciones en detrimento del pueblo. Estos gobiernos, normalmente regidos por alcaldes con poca formación y aún menos escrúpulos, van sucumbiendo a los encantos de la minera, que les vende humo a precio de oro, o el metal que se precie según el yacimiento objeto de explotación. Y, a medida que estas empresas aumentan su control sobre la toma de decisiones en los municipios en los que pretenden instalarse, las administraciones serán menos capaces de resistirlas y defender a sus propios ciudadanos.
Cuando la pequeña empresa ya está asentada es cuando empieza a trabajar en el nuevo proyecto de explotación, para lo cual se aliará con una multinacional con más experiencia en el sector y, sobre todo, con más solvencia financiera. Juntas crearán una nueva empresa, que no hará mucho ruido hasta que el proyecto sea público, normalmente cuando la mayoría de la gente esté de vacaciones, con “agostosidad” probablemente.
Lo primero que intentan estas compañías en cuanto sale a la luz el proyecto de explotación minera es buscar la licencia social, la aprobación de la comunidad local, y para eso emplearán todo tipo de estrategias, en las que no escatimarán recursos económicos. Desde charlas informativas en las que tratarán de vender el proyecto como la única y gran oportunidad de crecimiento del entorno, que generará cientos de empleos directos y seguramente miles indirectos, no sin antes convencer al vecindario de que el suyo es un ayuntamiento en declive, y ellos están aquí para venir a salvarlos de la más absoluta miseria.
Primero ofrecen empleo local en la empresa concesionaria o en otras afines, y así van allanando el terreno, embaucando a una parte de la población, a la que además amenazarán con posibles despidos por una supuesta falta de trabajo si la mina no consigue la autorización para operar.
Pero las empresas de este tipo, aunque lo intenten, no pueden comprarlo todo. No pueden comprar las voluntades de las vecinas y vecinos afectados por sus proyectos extractivos, que se verán en el deber de organizarse para defender lo suyo, las tierras, el medio, el agua, sus modos de vida, totalmente incompatibles con la minería especulativa y tóxica, en todos los sentidos de la palabra. Así surgen estas plataformas vecinales, que en los siguientes meses o años en el peor de los casos se tendrán que enfrentar ineludiblemente a las tretas de la minera para salirse con la suya.
Ahora ya no hay vuelta atrás, ya hay dos pesos en la balanza: de un lado la minera, junto con la corporación municipal a la que domina y los empleados de la misma que ya no tienen elección, y del otro el resto del vecindario organizado para tratar de impedir que la empresa consiga explotar la mina.
Pero hay un elemento más, la Administración que decide sobre el proyecto; ¿en qué lado se posiciona?, ¿a quién debe defender primeramente? La respuesta puede parecer tan sencilla como decir que la Administración debe seguir la ley, más la realidad parece ser muy distinta en la mayor parte de los casos. No es inusual que los departamentos de Minas o Medio Ambiente miren para otro lado cuando reciben quejas sobre las sospechosas actividades de estas empresas, o que pongan mil y una trabas administrativas a los afectados por la posible futura explotación a la hora de acceder a determinada información sobre el expediente.
Cuanto mayor sea la fuerza social que consigan las organizaciones ciudadanas, más agresiva será la campaña de lavado de imagen de la promotora. Primero intentarán desacreditar a sus opositores, tratando de vincular en todo momento su postura contraria a la mina a cuestiones ideológicas y partidistas. Los tacharán de iluminados, agitadores profesionales, ecoloxetas, alborotadores y todo lo que se les vaya ocurriendo. Pero normalmente esa campaña de desprestigio no les es suficiente, pues esos grupos sociales, aun sin ser expertos en el ámbito de la minería o del medio ambiente, no tienen más remedio que trabajar a destajo para proteger sus propias vidas ante la amenaza de la minería destructiva. Es por eso que la empresa intentará venderse como una industria sostenible, respetuosa con el medio y con el resto de actividades económicas, y para eso necesitan la complicidad de grandes medios de comunicación, a los que no dudarán en pagarles caras publirreportajes a doble página en los que contar las bondades de sus planes para la comunidad.
Algo habitual en estas campañas de las mineras es la contratación de personas estratégicas, conseguidores de voluntades y de la tan ansiada licencia social. Así, no es raro que formen parte de su plantilla concejales de un partido favorable al proyecto o presidentes de alguna asociación influyente en el entorno.
La empresa nunca tratará de mejorar el proyecto presentado ante la Administración, pues tiene muy calculado cuál es la forma más barata de conseguir los mayores beneficios posibles, y cualquier adaptación a la legalidad o al menor daño a las personas y al medio ambiente le supondrá perder ganancia, que es lo único que busca. Las inversiones que hará antes de conseguir el sí de la Administración serán solamente para hacerse con el máximo apoyo popular posible. Como mucho presentarán informes firmados por técnicos con cierto renombre, seguramente del ámbito universitario, que siempre parece dar cierto caché a cualquier estudio técnico.
Pero las multinacionales mineras tienen la billetera grande y la conciencia pequeña, y todo les parece poco en su afán por conseguir el vil metal, por lo que no escatimarán en gastos y organizarán visitas guiadas de todo tipo al yacimiento, sobre todo de escolares, a quienes puedan hacer ver que toda la labor que realizan es ejemplar y respetuoso con el medio. Y si en la zona hay algún club deportivo con cierta categoría no han tardar en intentar patrocinarlo, ofreciéndole una suculenta cifra de dinero que de otro modo les sería muy difícil de conseguir, y cada vez que ese equipo salga al terreno de juego lucirá el flamante nombre de la empresa en la camiseta, y así se venderá como una gran entidad que apoya y fomenta la vida saludable y los valores deportivos. Cualquier cosa sirve para comprar sociedad.
¿Hasta dónde están dispuestas a llegar estas empresas con la especulación minera? ¿Tienen límite sus intentos de manipulación? ¿Por qué los gobiernos permiten que estas entidades los manejen a su antojo? ¿A cambio de qué?
Sin duda, una vez que una minera pone el pie en tu municipio, ya no hay vuelta atrás, o estás con ellos o estás contra ellos, lo que viene siendo contra la destrucción, contra la contaminación, contra la explotación de tus recursos y de tu modo de vida, contra el daño a la salud. Si ves la minera llegar prepárate, porque te va a tocar luchar.
Balbino Labrego, activista contra el proyecto minero de Touro-O Pino
Artículo original publicado en O Salto Galiza .
Compartamos lo elaborado por la Asamblea. Hagámoslo multiplicando espacios en común de deliberación sobre qué ha escrutado, descubierto y cómo nos orienta e interpela a involucrarnos en decidir sobre el destino común organizándonos contra el Capital-Estado.

 

Chile. Contaminación y crisis ecológica:

Los conflictos socioambientales y

su relación con la lucha de clases

16 de octubre de 2018
Publicado por Resumen Latinoamericano
Por Asamblea Territorial de Maipú
Quien no esté dispuesto a hablar de revolución debe callar a la hora de hablar del medio ambiente, porque solo mediante una profunda revolución económica, política y social que nos permita fundar una nueva sociabilidad poscapitalista será posible restablecer una relación armoniosa entre sociedad y medioambiente.
(A. Borón)
La situación socioambiental mundial ha llegado a un punto crítico, nos encontramos en una crisis ecológica de gran envergadura que debe ser enfrentada, ya que de esto depende nuestra sobrevivencia. Es por ello por lo que hoy, la crisis no será resuelta si no existe una transformación radical de la sociedad.
La relación del ser humano con la naturaleza existe desde que el ser humano ha debido sobrevivir, es decir, desde que este aparece sobre la tierra. Sin embargo, ha existido, al interior de la izquierda revolucionaria una tendencia a menospreciar los conflictos socioambientales por no concentrarse en la contradicción capital-trabajo, o por ser supuestamente un tema de interés pequeño burgués. Sin embargo, los problemas que trata la ecología se relacionan directamente con las contradicciones del capitalismo, el problema ha sido la escasa participación de nuestro sector en estas luchas lo que evidencia la escasa posición anticapitalista, antiimperialista y por sobre todo clasista de estos movimientos. A raíz de lo anterior se nos presenta un desafío como izquierda revolucionaria: avanzar hacia la comprensión de los conflictos socioambientales como parte de la lucha de clases y establecer una línea política clasista frente a éstos, la cual se incorpore al movimiento popular, en articulación con las demandas del resto de los sectores de la clase trabajadora y el pueblo en lucha.
Actualmente, la crisis ecológica se ha agravado debido a la agudización de las contradicciones que genera el capitalismo en la relación hombre-mujer/naturaleza evidenciado por la proliferación de conflictos socioambientales, los cuales se ven atravesados por intereses de clase, pues los afectados por los problemas causados por la destrucción de la naturaleza son los sectores explotados y oprimidos de la sociedad. Debido a lo anterior es que estos conflictos están lejos de ser resueltos a partir de reformas al modelo, pues la única solución es erradicar el sistema capitalista (generador de la crisis ecológica) en su aspecto económico, político y socio-cultural, convirtiendo la naturaleza en mercancía. Y el imperialismo como fase superior del capitalismo, agudiza el saqueo y destrucción de la naturaleza de manera creciente, engendrando problemas sociales de gran envergadura (pobreza, desnutrición, contaminación, entre otros).
Perspectivas para entender el problema de la crisis ecológica actual: el ecosocialismo como alternativa clasista y revolucionaria
En primer lugar, existen dos grandes corrientes al interior de los movimientos socioambientales: las reformistas y la radicales. Dentro de las reformistas están las llamadas perspectivas ambientalistas y medio ambientalistas, mientras que las corrientes radicales están bajo el alero del ecologismo.
El ecologismo plantea la necesidad de transformar radicalmente la sociedad, es decir, en un sentido amplio y profundo, transformando sus aspectos sociales, políticos, económicos y culturales; a diferencia de las corrientes reformistas que buscan “mejorar” el sistema actual hacia vías sustentables. El ambientalismo asume que los problemas referidos a la crisis ambiental se deben a externalidades negativas del proceso de crecimiento económico que son posibles de ir corrigiendo y mejorando. Desde estas perspectivas nacen las llamadas economías verdes, conceptos como el de desarrollo sostenible, sustentabilidad, entre otros.
Estas visiones han construido una perspectiva que reduce la naturaleza a un simple “depósito de recursos naturales” o “materias primas”, transformándose en una “perspectiva mecanicista e instrumental que veía la naturaleza como un hábitat pasivo, compuesto por “objetos”. Claramente las perspectivas reformistas, denominadas ambientalistas o medio ambientalistas tienen estrecha relación con la clase burguesa, por tanto, son corrientes principalmente pequeño burguesas y burguesas, y de manera lamentable son las que han hegemonizado actualmente, potenciando una ideología liberal.
Y es por esto por lo que este tipo de pensamiento ignora la conexión entre el productivismo y capitalismo, generando la ilusión de que se puede compatibilizar el ambientalismo y el capitalismo, a través del desarrollo sustentable y el llamado el “capitalismo verde”, una reinvención más del mismo sistema para seguir explotando al ser humano y la naturaleza.
Frente a este tipo de posturas, así como frente a las críticas (que asume como válidas) que apuntan a los llamados “socialismos reales”, Löwy reivindica el marxismo como fuente teórica, científica y política trascendental para darle un giro anticapitalista y transformador al ecologismo, dando forma al llamado Ecosocialismo.
El pensamiento ecosocialista plantea que la raíz de la crisis ecológica no está en la naturaleza sino en la sociedad, más específicamente en el modo de producción capitalista, por lo tanto “resolver la crisis ecológica sólo será posible mediante la superación histórica del capitalismo”. Siguiendo esta corriente, existen dos preceptos fundamentales: el primero es que el modo de producción y de consumo de países desarrollados se encuentran fundados sobre la lógica de acumulación de capital ilimitada y esta lógica sólo será posible hacerla extensiva al mundo entero a costa de una crisis ecológica de gran magnitud. En segundo precepto es que el capitalismo amenaza directamente la sobrevivencia de la especie humana, por lo que es un “imperativo humanista” incorporar a la lucha anticapitalista los aportes de la ecología.
Asimismo, estas luchas (y la totalidad de las luchas de la clase trabajadora) deben adquirir un carácter clasista. Si bien en muchos casos no se tiene consciencia de ello, los conflictos socioambientales se derivan de las pugnas propias de los intereses de clases.
A diferencia de la fuerza de trabajo (y sus portadores, los trabajadores), la naturaleza en tanto condición de producción no tiene subjetividad propia, por lo tanto, son las y los explotados y oprimidos quienes luchan por la preservación de ésta, debido a que son quienes tienen el contacto directo con la naturaleza, ya sea por medio de economías de subsistencia o porque habitan los territorios intervenidos por mega proyectos, agentes contaminantes e industrias.
Ejemplo de esto podría ser un conflicto por un recurso natural entre una empresa y una comunidad que habita el territorio en cuestión. A la empresa no le influye si es que la comunidad desaparece del territorio (al contrario, le favorecería), tampoco depende de la mano de obra de esa comunidad pues trae consigo sus trabajadores, pero sí necesita explotar los recursos naturales a los que también accede la comunidad en cuestión. En este momento comienza una relación de opresión de una clase sobre otra, a través de mecanismos estatales, ya sean legales o por medio de fuerza coercitiva (fuerzas armadas y de orden), la empresa comienza a desplazar, reducir o expropiar los espacios que son de la comunidad. Por ello es que las leyes son una herramienta del Estado fundamental para la opresión a pueblos con el fin de asegurar la propiedad sobre sus tierras o recursos.
Todo lo anterior evidencia dos cosas: por un lado, la crisis ecológica es fruto de las contradicciones del capitalismo, y, por otro lado, los conflictos socioambientales son conflictos de intereses entre clases, por tanto, forman parte de la lucha de clases. En ese sentido, los conflictos se dan por relaciones de opresión y/o de explotación del capital.
Se puede concluir que la burguesía por medio de legislaciones permite en ocasiones la opresión, explotación, o ambas de los pueblos que habitan un determinado territorio y que se encuentran subordinados a la clase dominante. Si bien la explotación y opresión son dos formas distintas de subordinación, los pueblos que han sido oprimidos y no explotados por la burguesía de igual manera forman parte de la clase subalterna, ya que son poblaciones afectadas directamente por el abuso de la clase burguesa en pos de mantener su propiedad privada y sus derechos sobre ciertos territorios, recursos u otros elementos que constituyen un lugar determinado.
Este punto es fundamental para comprender que los conflictos socioambientales son parte de la lucha de clases actual, ya que ha existido una tendencia a pensar que, porque en estos conflictos hay situaciones exentas de explotación directa entre burgués y proletario, ya que se configuran otras problemáticas como el saqueo, contaminación, sobreexplotación de recursos, exilio de comunidades, entre otros.
Sin embargo, estas situaciones son parte del fenómeno denominado opresión económica, la protección del derecho a la propiedad sobre algo para su uso privado. En este caso, el conflicto surge en la disputa entre la burguesía que oprime a los pueblos en pos de asegurar su derecho de propiedad sobre tierras y recursos naturales para su explotación y acumulación de capital, frente a la resistencia y lucha de los pueblos y poblaciones afectados/as por sus territorios, su subsistencia y vida social y cultural.
El ecosocialismo hace la invitación a superar nociones esencialistas y “pachamámicas” de estos problemas, así como también advierte de los riesgos de caer en el extremo economicismo al analizar la estructura económica del capitalismo. Es necesario lograr un equilibrio entre lo moral, político, económico e ideológico para superar las perspectivas únicamente filosóficas e individualistas (como la ecología profunda) y, a su vez, romper con el determinismo económico, incorporando aspectos ideológicos y socioculturales al análisis marxista de la realidad concreta.
Hoy, profundizar el análisis desde el ecosocialismo de la realidad es una tarea fundamental para comprender la realidad actual de la sociedad de clases, así como para desarrollar teoría y práctica revolucionaria en miras de la generación de un proyecto clasista y revolucionario. En un país que vive de una economía primario-exportadora, bajo el yugo imperialista, es imposible no contemplar los conflictos socioambientales como parte de las luchas del pueblo oprimido y explotado, la lucha de las y los pobres del campo y la ciudad.
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/10/16/chile-contaminacion-y-crisis-ecologica-los-conflictos-socioambientales-y-su-relacion-con-la-lucha-de-clases/
Denuncian lo que una creciente mayoría comienza a barruntar sobre el "orden" que hemos naturalizado pero es impuesto por los poderes establecidos con terrorismo de estado y consolidados como constituidos por la democracia representativa de ellos desde 1984 hasta hoy.

Pu Lof Resistencia Cushamen: “se demostró que las leyes defienden los intereses de empresas y gobiernos entreguistas”
ANRed  difunde comunicado:
18 de diciembre de 2018
Comunicado público
Pu Lof Resistencia, Cushamen, Curra Mapu, Puel Futa Willi Mapu.
A la Gloriosa Nación Mapuche. A la Sociedad consciente en gral.
Marimari Pu Lonko, pu Machi, pu Pillan Cushe, pu Cona, pu Weychafe, pu Peñi ka pu Lamien:
Desde Pu Lof Resistencia Cushamen repudiamos a los estados argentino y chileno, como a los jueces Guido Otranto, Gustavo Villanueva, Carlos Flores, Héctor Hinojosa y Guillermo Olate por ser cómplices y mano ejecutora de la criminalización, persecución, judicialización y muerte de nuestro Pueblo Nación Mapuche.
Una vez más se ha demostrado que las leyes están hechas para defender los intereses de empresas y gobiernos entreguistas de la tierra.
El Pueblo Mapuche se ha convertido en una amenaza a estos intereses. Por eso nos matan: Alex Lemun, Matias Catrileo, Macarena Valdez, Rafael Nahuel, Camilo Catrillanca. Por mencionar algunos de los hermanos asesinados en los últimos diez años en todo el Wall Mapu que suman más de treinta.
Por eso se llevan adelante Juicios que no dejan de ser simples circos mediáticos para entretener y alimentar la ignorancia, los prejuicios y el odio racial. En el caso del Lonko Facundo Jones Huala, el desarrollo del juicio debió tener como resultado una Absolución por lo siguiente:
– Falta de contundencia de pruebas.
– Irregularidades en obtención de la información.
– Filtración de antecedentes desde la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) hacia otras instituciones del estado.
– Irregularidades en el levantamiento de pruebas, donde incluso se pudo demostrar a través de fotografías que algunas especies no estaban en el lugar donde habían sido levantadas.
– Testimonios cargados de prejuicios ideológicos.
– Incluso mismos peritos psicológicos y de la PDI señalaron que se trataba de ” un grupo organizado que desarrollaba delitos con motivaciones políticas. Olvidando que los “delitos políticos” no son extraditables.
– Como también llama la atención la declaración del estado argentino ante la consulta de las Naciones Unidas respecto de la extradición donde textualmente habla de las presiones políticas llevadas a cabo por los gobiernos de Michelle Bachellet y Sebastián Piñera.
Bajo todas estas irregularidades groseras, que infringen todos los casos del debido proceso fue condenado nuestra máxima autoridad Política, Filosófica y Espiritual. Un veredicto que no valora adecuadamente las pruebas, que da cuenta de un quiebre en la independencia del poder judicial, fruto de las presiones realizadas por el poder político.
Este viernes 21 de diciembre a las 13 hs. en el Tribunal Oral en lo Penal de Valdivia (Av. francia 2866) se conocerá la sentencia mentirosa que intentará doblegar la dignidad del Lonko Facundo Jones Huala. Sin saber de su impecable moral, compromiso y amor hacia su Pueblo Nación Mapuche.Nada hará detener la Defensa del Territorio. Ni la carcel ni las balas.
Seguiremos acompañando a nuestro Peñi/Lamien Lonko sumando la fuerza de antiguos Lonkos, Weichafes, Conas y Tokis. Renaciendo en cada Lof de todo el WallMapu. Y resistiendo el avance de forestales, hidroeléctricas, mineras y petroleras que atentan en nuestros territorios.
Agradecemos el apoyo y acompañamiento de innumerables Lof de Puel Mapu y Ngulu Mapu, a Hermanos de otros pueblos Originarios de Perú, Bolivia, Guatemala, Chiapas, etc. De Organizaciones Sociales, Populares , de Derechos Humanos, Anarquistas, Estudiantes, Trabajadores, Gremios.
De medios de Comunicación Alternativos, Nacionales e Internacionales que incondicionalmente acompañan la lucha del Pueblo Mapuche.
Basta de Criminalizar al Pueblo Mapuche.
Libertad al Lonko Facundo Jones Huala.
Libertad a todos los Presos Políticos Mapuche.
Cese de Criminalización de Fausto Jones Huala y Lautaro Gonzalez.
Justicia por Rafael Nahuel Yem.
Justicia por todos los Peñi y Lamien asesinados por estos estados.
Santiago Maldonado Presente.
Wewuaiñ taiñ wueichan!!!
Marichiweu MarichiweuPeukallal.
*Pu Lof Resistencia Cushamen*
Nos advierten: "Situar la existencia inmanente y vulnerable como sujeto protagonista del contrato social es una tarea pendiente".
Organizar la vida en común en el Antropoceno 26 de noviembre de 2018

Yayo Herrero
Ctxt
 
Una constitución, dicho en términos de andar por casa, no es más que el conjunto de reglas que permiten articular la vida en común de grupos de personas que habitan un territorio concreto.
Las constituciones son hijas de su tiempo y fruto de las correlaciones de fuerza y equilibrios de poder que se dan en cada momento. Deben responder a las tensiones y problemas de cada época.
Desde 1978 hasta hoy el mundo ha cambiado brutalmente. Por cambiar, hemos cambiado hasta de era geológica. Ya no estamos en el Holoceno, sino que hemos transitado al Antropoceno, época caracterizada por el agotamiento y declive de recursos como el agua dulce, la energía, la pesca o los minerales y por el cambio en las reglas del juego que organizan todo lo vivo.
Si el propósito de un documento constituyente fuese –como debe ser, a mi juicio– garantizar que todas las personas puedan mantener las condiciones de vida que aseguren la satisfacción de sus necesidades (existencia física, refugio, participación, relaciones significativas, capacidad de influir, etc.), conviene tener “normas humanas” que no se desarrollen en contra de lo que nos permite estar vivas.
Somos una especie que vive inserta y forma parte de en un medio natural que proporciona todo, absolutamente todo, lo que se necesita para satisfacer las necesidades: oxígeno, fotosíntesis, energía, agua, polinización, bosques, minerales, etc. Estos bienes-fondo no son utilizables directamente por los seres humanos, sino que los metabolismos económicos interactúan con ellos para obtener los bienes y servicios. Estos bienes-fondo y ciclos tienen límites –ya sobrepasados– y no son fabricados ni controlados a voluntad por los humanos.
La ecodependencia tiene tres derivadas importantes que no tiene en cuenta la Constitución española –tampoco la mayor parte de las constituciones del mundo.
  • La primera es que el territorio no es solo el decorado en el que vive una comunidad. No es solo el soporte que pisamos, delimitable a través de una línea más gruesa en un mapa o de una valla física. El territorio es un tejido vivo, que se autoorganiza, en el que la vida se reproduce y cambia. Dado que la economía es un subconjunto de ese proceso vivo y no al revés, conviene que las constituciones blinden y protejan, no tanto la propiedad, sino el mantenimiento de los bienes comunes limitados y parcialmente agotados del territorio, que para que puedan ser de todos, precisan no ser de nadie.
  • En segundo lugar, hay que tener en cuenta que un territorio nunca está aislado, fenómenos como el cambio climático, la contaminación o el declive del agua dulce no conocen fronteras.
Además, los países llamados desarrollados, mantienen físicamente sus economías con cargo a los bienes y recursos de otros territorios. En concreto, en nuestro país el 80% de la energía utilizada y el 75% de los minerales proceden de otros países. Tenemos una profunda dependencia material de los países africanos y de América Latina, donde existen guerras formales e informales por los recursos que expulsan a pueblos enteros del lugar que habitan. Si hablamos de comida, utilizamos el doble del territorio español para generar los alimentos que comemos.
Nuestro principal déficit no es la deuda que se apresuró a “constitucionalizar” el artículo 135. Nuestro gran déficit, injusto para otros territorios y peligroso para todas las que vivimos aquí, es el físico y territorial causado por un modelo de producción y consumo incompatible con nuestra propia base de recursos.
Pero además, las personas no podemos existir si no se garantiza y protegen los vínculos y relaciones (infancia, vejez, enfermedad, diversidad funcional, momentos críticos vitales, etc.) necesarios para asegurar la supervivencia de los cuerpos vulnerables y finitos en los que se encarna la vida humana.
No existen los individuos completamente autónomos, sino que todas las personas somos interdependientes entre nosotros. Quienes se han ocupado históricamente del cuidado de los cuerpos han sido las mujeres, no porque estén mejor dotadas genéticamente para hacerlo sino porque vivimos en sociedades patriarcales que asignan de forma no libre estas funciones a través de mecanismos económicos, simbólicos y políticos, ocultando e invisibilizando la importancia vital de estas funciones. Nuestra Constitución también lo hace.
Por ello, parece razonable organizar los principios constituyentes alrededor de la sostenibilidad de la vida, máximo cuando el Antropoceno, la crisis de reproducción social y el cambio en las pirámides demográficas ponen en riesgo precisamente las condiciones vitales de las personas más precarias.
Los principios constituyentes deben empaparse de la consciencia de que la vida humana no se sostiene sola. Hay que mantenerla intencionalmente, interactuando con el medio natural y sus bienes fondo y garantizando el mantenimiento de las tareas de reproducción cotidiana y generacional de la vida. A eso le llamamos “poner la vida en el centro”. Es importante entender que para que exista producción, entendida en incremento de los agregados monetarios hay una precondición que es la producción de vida, cuya lógica se apoya en las leyes de la naturaleza y en la ética del cuidado y no en la maximización de las ganancias.
Históricamente el sujeto político que suscribe el contrato social es un sujeto abstracto, pretendidamente autónomo, que no existe y sólo es viable en la medida que en espacios ocultos (doméstico, territorios, otras especies, espacios colonizados) otras se ocupan de sostener la vida. Esas vidas, invisibilizadas, subyugadas pero imprescindibles, de facto, valen menos. Situar la existencia inmanente y vulnerable como sujeto protagonista del contrato social es una tarea pendiente.
¿Qué principios podrían sustentar una constitución a la altura de los tiempos?
– El sentido y orgullo de pertenencia a una comunidad que se cuida y que vive de lo que sus territorios proporcionan. Esto supone sustituir un concepto sagrado, excluyente y normativo de Patria o de Familia que apela a las emociones más violentas, pero que vende sin vacilar la tierra, los recursos o el litoral, abandona y culpabiliza a las personas que sufren precariedad vital y se desreponsabiliza del cuidado de los cuerpos. El enfoque de la sostenibilidad de la vida cuestiona, también, un concepto cristalizado y rígido de soberanía que solo puede ser entendido si se cree que la vida humana “flota” al margen de la materialidad de la tierra y los cuerpos y propone revisarlo en términos de autonomías interdependientes.
Desbancar la creencia y sentimiento de que solo necesitamos dinero y, de paso, la lógica sacrificial que defiende que merece la pena sacrificar cualquier cosa (territorio, derecho al cuidado, derecho a la vivienda, a la energía o a la alimentación, libertad de expresión) con tal de que la economía crezca. La economía decrecerá materialmente por las buenas o por las malas y conviene encarar un reajuste valiente, decidido y explicado del metabolismo social de forma que quepamos todas las personas y se frenen los procesos de expulsión. Los textos constituyentes deben construir una racionalidad económica alternativa conectada con las necesidades y los límites físicos.
– Proteger los bienes comunes (agua, tierra fértil, energía, etc.) y garantizar el acceso a ellos de forma sostenible y equitativa para todas las personas.
– Situar la seguridad de todas las personas como prioridad. Implica disputar la noción de seguridad, con frecuencia confundida con el blindaje de las élites. Supone, más bien blindar el derecho a la vivienda, la educación, la libertad de expresión, y en general de todas las necesidades cuya carencia impide tener vidas dignas.
– Establecer, además de los derechos, un sistema de obligaciones. La vida requiere relaciones recíprocas de cuidado. Las mujeres no son la únicas que tienen que prestarlos y, por ello, es preciso repartir las obligaciones que comporta tener cuerpo y ser especie.
– Garantizar una salud integral que pasa por respirar aire limpio, comer alimentos de calidad, una habitabilidad digna, capacidad de decidir sobre la propia vida y el propio cuerpo, tiempos para las relaciones significativas y para poner en marcha proyectos y deseos propios.
Pensar así una nueva Constitución, implica un proceso complejo y valiente que sitúe como principio político la ética del cuidado, entendido no como una carga, sino como una condición inherente a la vida para mantener los vínculos y la cohesión. Un cuidado entendido como la capacidad y la voluntad de hacerse cargo de la continuidad de la existencia digna que es la forma más noble de amor.
Decía Walter Benjamin que prender la revolución consistía en activar el freno de la maquinaria desbocada de la historia y el progreso en el capitalismo. Creo que para activar esa palanca es preciso desprenderse de esa heroicidad viril que enaltece morir o matar por cualquier causa. Hoy la causa es la propia vida y, por tanto, el amor, entendido como ese esfuerzo constante, radical y apasionado de mantener vidas justas y dignas, es el aliento que debe impulsar el intento de organizar la vida en común.
Yayo Herrero es activista y ecofeminista. Antropóloga, ingeniera técnica agrícola y diplomada en Educación Social. 

Consideremos la propuesta de asamblea constituyente para los cambios emancipatorios del capitalismo e imperialismos.
Veamos que así como la desaparición y asesinato de Santiago Maldonado puso en evidencia que el Estado está al servicio de Benetton:

En Chile, el negocio forestal detrás de los incendios

30 de enero de 2017

Por Pablo Torres /Resumen Latinoamericano
En el mayor desastre forestal de su historia, según lo declara el mismo gobierno, el sur y centro de Chile ha vivido en las últimas semanas una inmensa devastación y tragedia en los hogares. Con más de cien puntos activos, repartidos en siete de las quince regiones del país, los incontrolables incendios han acabado con 519 mil hectáreas.
Actualmente se reportan 51 siniestros que han sido controlados, 59 se encuentran en combate y 8 han sido extinguidos. Estos incendios arrasaron con una superficie afectada de 396.089 hectáreas.
El Ministerio del Interior y Seguridad Pública (Onemi) de Chile reportó que los incendios forestales han dejado 1,343 personas en albergues, 2,970 damnificados, 1061 viviendas destruidas y once personas fallecidas.  Se mantiene el estado de catástrofe en la comuna de Valparaíso, Región de Valparaíso, en las provincias de Colchagua y Cardenal Caro en la Región de O’Higgins y en las regiones del Maule, Biobío y La Araucanía.  La presidenta Bachelet declaró “estamos haciendo lo posible”.
 
El negocio forestal tras la ola de incendios
La oleada de incendios que está afectando la zona centro-sur del país tiene su raíz en una estructura productiva y formación social al servicio de dos grandes monopolios. No son naturales: el gran negocio forestal ha transformado  el bosque húmedo nativo a bosques con plantaciones que los secan como el pino y el eucaliptus.
En 2014 se vivió el peor incendio de la historia de Valparaíso. Con llamas de hasta 7 metros, más de mil hectáreas se quemaron en tres días, más de 2 mil casas se destruyeron y hubo 15 víctimas fatales. Los incendios forestales, que son “recurrentes” en épocas de verano, se han incrementado con una rapidez e intensidad impresionantes los últimos años.
Esto responde a varios factores: el cambio climático global, producido en gran causa por la aguda contaminación y depredación de los recursos por parte las empresas es uno de los centrales. Estamos experimentando temperaturas cada vez más altas a ritmos más acelerados. Uno de sus efectos, estas olas de calor que se viven en este verano. Otra causa estructural: es la transformación o destrucción del bosque húmedo nativo a una gran plantación seca de pinos y eucaliptus. Sequía y falta de agua en zonas históricamente ricas de agua, con crecientes períodos de escasez hídrica que han provocado la masificación de monocultivos de pinos y eucaliptos y la destrucción del bosque nativo.
El negocio de los bosques pertenece a dos grandes familias
Esta es la configuración actual de los “bosques” en Chile: un 75 por ciento de las plantaciones son de pino radiata; un 15 por ciento de eucalipto; y sólo un 10 por ciento es nativo. La dominación de los pinos y eucaliptus produce una enorme sequía en la zona, pues con este tipo de plantaciones se termina con la humedad y el agua producto de la enorme absorción de ella por estos árboles. Secan el territorio, destruyen las plantas, con un enorme pastizal seco susceptible de todo tipo de incendios.
El Decreto Ley 701 del año 1974, de la dictadura, mantenido hasta la actualidad (con modificaciones parciales) conocida como ley al “fomento forestal”, se subsidia con un 75 por ciento de los recursos las plantaciones de monocultivos de Pinos y Eucaliptos. El Estado que fija un valor de costo de plantación de árboles relativamente alto, junto a este “subsidio” a las empresas, promovía la destrucción paulatina del bosque nativo por plantaciones de pino y eucaliptus rentables para el negocio forestal.
Fue tal el impacto de este regalo del Estado a las empresas que comenzaron a exterminar el bosque nativo. Cuando no era posible cortarlo, muchos lo que hacían era incendiarlo. Son innumerables los incendios para producir plantaciones rentables de pino y eucaliptus. Sólo en La Araucanía se han perdido más de 300 mil  hectáreas de bosque nativo. La modificación de la estructura y matriz productiva y de la vegetación natural es impresionante: el bosque chileno se transformó en una gran plantación seca para promover la exportación forestal de un negocio millonario (sin considerar la destrucción por el uso de pesticidas, herbicidas y fungicidas).
Fue la apropiación de enormes extensiones de territorio nacional centralmente hacia dos grandes monopolios: CMPC, de la familia Matte y Bosques Arauco, del grupo Angellini. Ambas empresas controlan el 70 por ciento del negocio forestal. Juntas poseen más de 2 millones de hectáreas: Matte 750.000; Angellini 1.200.000.  Sostenidas con el despojo al pueblo mapuche, cuyas diversas comunidades no alcanzan siquiera el medio millón de hectáreas. Un saqueo total.
Mientras el grupo Matte (Bernardo, Patricia y Eliodoro) acumula una fortuna de casi 7.000 millones de dólares y el grupo Angellini unos 2.300 millones de dólares; en las zonas forestales, con supuesta abundancia de agua, hay 100.000 personas sin acceso al agua potable, “derecho” accesible sólo mediante camiones aljibes; y es mayor la pobreza (“oficial”) al promedio nacional: en Cautín es de 25 por ciento y en Malleco del 35 por ciento. 
 
Un Estado al servicio del negocio forestal
¿Por qué no tenemos ese avión cisterna con capacidad de más de 10 mil litros? ¿Por qué no invertir más en aviones y brigadistas? Son preguntas recurrentes ante las críticas por la crítica situación, incontrolada por el gobierno.
Son preguntas que sin embargo no atacan la raíz del problema. Hay numerosos problemas “técnicos”: los aviones (y sus discusiones sobre si son necesarios, si su capacidad es óptima para llanuras como las de Chile; si hay capacidad de infraestructura, etc.); el problema de los cortafuegos (pequeños) y la utilización de maquinaria pesada para éstos; el uso de químicos (más caros) para derrotar el fuego; mecanismos de prevención como otra planificación urbana, etc.
Pero el problema va mucho más allá: es un Estado al servicio del capital; un aparato político, legal, judicial, policial y militar que ha estado al servicio (“por la razón o la fuerza”) de la gran propiedad forestal, que ha beneficiado a grandes familias a costa de empobrecimiento de los pueblos aledaños; de la súper-explotación de los obreros forestales que sufren salarios de hambre; del despojo al pueblo mapuche; puesto al límite la destrucción de la naturaleza, los recursos hídricos y los grandes recursos del país, acelerando la contaminación que afecta al pueblo trabajador.
No se trata de aumentar los recursos a CONAF, que es una corporación de derecho privado con recursos públicos; aunque sin duda muchos más recursos deben haber para los incendios (sólo en “control de incendios” el gasto público es la tercera parte de las asignaciones de la Cámara de Diputados).
Junto a un plan nacional de emergencia, imponiendo grandes tributos a las empresas para enfrentar las catástrofes, empleando miles de brigadistas con buenos salarios y sin precariedad, y un plan de prevención inmediato, elaborado por los trabajadores encabezados por los sindicatos de la CONAF y buscando la solidaridad del conjunto del pueblo; hay que luchar por un plan que contemple primero la derogación inmediata del DL 701 del negocio forestal de la dictadura, paralizando las plantaciones; la creación de una institución pública forestal como han reclamado los sindicatos de brigadistas de la Conaf (quienes ponen el cuerpo a estos incendios) terminando la precarización laboral de miles de brigadistas que ponen el cuerpo; y de poner fin al negocio de Matte y Angellini nacionalizando las más de 2 millones de hectáreas que están hoy en sus manos; y que tomen el control los sindicatos, las comunidades mapuche y las poblaciones, para que se pueda planificar de forma auto-organizada e independiente la producción forestal trazando un camino transitorio hacia la recuperación del bosque nativo perdido en manos de los empresarios. Paralelo a estas acciones debe haber la devolución de sus tierras ancestrales a la Nación Mapuche, ya que la recuperación de los bosques nativos es una tarea común de trabajadores y mapuches.
Una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, promovida por la movilización y organización de los trabajadores y el pueblo debe discutir y poner en jaque todas estas reglas del juego que han protegido los pilares de la herencia de la dictadura. Sólo un Gobierno de los trabajadores garantizará el verdadero fin del negocio forestal liquidando la propiedad privada sobre los bosques y pondrá todos los recursos del país en manos del pueblo entero bajo su control, sellará la alianza con la nación mapuche y pondrá en pie nuevamente mejores condiciones de ambiente para todo el pueblo y para la recuperación de los bosques nativos y el hábitat.
 Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/01/30/en-chile-el-negocio-forestal-detras-de-los-incendios/
Atendamos porqué es fundamental pensar en constituir un gobierno-Estado plurinacional (en vez de gobierno de "los" trabajadores) desde les pueblos y comunidades indígenas, el feminismo libertario, los movimientos por justicia social y  las disputas de territorios al contubernio de capitales y estados imperialistas con los locales.

 

Chile. Convergencia 2 de Abril de La Araucanía analiza estrategia del Estado contra Pueblos Mapuche y Chileno

21 de noviembre de 2018
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Resumen Latinoamericano
Nos dirigimos a la clase trabajadora, al pueblo mestizo consciente y humilde, al estudiantado hijo de la clase, a las mujeres populares y a las organizaciones sociales de Temuco y la región, de las que somos parte y apoyamos:
Después de años de organización y lucha, nuestra organización, heredera de diferentes procesos sociales y políticos en Temuko y múltiples lugares de La Araucanía, se ve enfrentada a un proceso que obliga a actuar con audacia y convicción, sin dar pie a vacilaciones, conscientes de la responsabilidad que en este escenario nos toca como una humilde expresión de la clase trabajadora y los pueblos, que ha mantenido cierta capacidad organizativa y movilizadora durante años, como la presencia en los barrios de Temuco y Padre Las Casas, desde experiencias en alimentación, organización de mujeres, salud y educación popular, intentando crear formas superiores de organización de las y los pobladores. Durante años hemos insistido en cada espacio en la necesidad de articular y unir las luchas sociales, mediante la consigna de que Todas las Luchas sean una sola Lucha, así lo hemos hecho contra las AFP, en la lucha salarial y por derechos laborales en sindicatos de salud, comercio y del sector público, desde las federaciones y centros de estudiantes, desde las organizaciones feministas y de la disidencia sexual, desde las iniciativas de comunicación popular y los espacios por la defensa y salud de los territorios.
Hemos mantenido una insistente independencia política, distanciándonos de quienes apelan a la institucionalidad capitalista del Estado como eje de disputa, concentrándonos en la independencia de la clase trabajadora y el Poder Popular. Justamente desde esa apuesta independiente, contra el Estado y el Capital, y por el poder popular hemos reafirmado nuestra coincidencia con las organizaciones mapuche que impulsan procesos anticapitalistas mediante el control territorial.
La Convergencia, en su condición de organización mestiza y plurinacional ha apuntado al internacionalismo y la solidaridad en las luchas de los pueblos, apoyando diversos procesos tales como las huelgas de hambre de las y los presos políticos mapuche, la construcción de viviendas y mingas en comunidades, actividades de autogestión, solidaridad, y también colaborando desde las ciudades en la resistencia frente a la violencia militar de los gobiernos contra la justa lucha del pueblo mapuche. Esto, sin dejar de levantar nuestros propios procesos desde la clase trabajadora y el pueblo chileno, que sin duda es nuestra principal tarea, y es la mejor forma de apoyar la lucha de otros pueblos, sin intervencionismo, sin colonialismo.
Hoy un desafío mayor toca nuestra puerta, toda Nuestramérica pretende ser atravesada por los brazos del monstruo extractivista, quien tiene puesto uno de sus tentáculos en Wallmapu. Se trata del Eje del Sur del proyecto IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana),  que ha sido bautizado como Plan Impulso Araucanía, iniciado por Bachelet mediante montajes como Huracán y Luksinger-Mackay, justificando la presencia de la Militarización del Wallmapu, y que hoy el gobierno de Piñera llama Macrozona Sur, teniendo como objetivo someter al movimiento mapuche y sectores organizados de la clase trabajadora.
Cinco claves para entender el Plan Impulso Araucanía y el IIRSA
1.- Consiste en la invasión de proyectos extractivistas forestales, mineros, parques eólicos, hidro y termoeléctricos, e invasión de salmonicultivos y pesca industrial. Aquí se concentran capitales chinos, japoneses, estadounidenses, canadienses y europeos, en conjunto con los capitalistas locales Luksic, Angelini, Matte, Von Appen, entre otros. Se intenta triplicar la explotación eléctrica de los territorios, tal como ocurre con centrales eléctricas que se pretenden instalar en Lonquimay, Curacautín, Melipeuco, Curarrewe, Pucón, Villarrica, en la zona pewenche, y que avanza mediante las cuencas de los ríos Muco, Cautín, Trankura, Allipén, Toltén, entre otros.
2.- Para aumentar la explotación requieren una Invasión de carreteras y puertos, atravesar y destruir a comunidades mapuche y territorios autonomizados, mediante la creación de un puerto seco en las cercanías de Victoria, una carretera Bioceánica entre Bahía Blanca y Lebu, un Puerto en las costas de La Araucanía, una carretera entre Freire y Pucón, y diversos caminos que atraviesan comunidades mapuche, poniendo millones de dólares.
3.- Mantiene la Educación en la miseria, representando un retroceso en gasto público, desfinanciamiento de universidades, liceos públicos y hogares estudiantiles, desechando la construcción del Centro de Formación Técnica Estatal de Angol, y el de Lautaro que a duras penas se mantiene. Sobre Salud se utiliza la mentira, incluyendo supuestas millonarias inversiones que ya venían de los gobiernos anteriores, promocionando el Hospital de Padre Las Casas y Makewe, ambos ya en construcción y con presupuesto para ello, fingiendo un rostro humano de este plan macabro.
4.- Para el pueblo Mapuche se ofrece División, Venta y Permuta de Tierras mediante la destrucción de la Ley Indígena, promoviendo una ruptura de las comunidades, el ingreso de personas ajenas para facilitar la intervención capitalista y el ingreso de megaproyectos que atentan contra la naturaleza y las familias, facilitando la explotación humana y del territorio, la instalación de cientos de empresas extractivistas para que nuestro futuro sea de contaminación y enfermedades tal como ocurre hoy en Quintero-Puchuncavi-Concón-Ventanas-Talcahuano-Lirquén con decenas de industrias contaminantes y una población que protesta por el cierre de ellas, debido a la alta tasa de abortos, infertilidad, cáncer e intoxicaciones.
5.- Para la clase empresarial agrícola y forestal, más recursos para armarse. Toda una batería de fondos para seguir profundizando la destrucción de la tierra y violentando a las comunidades, mediante sus organizaciones armadas paramilitares y sus auto-atentados. Se les nombra víctimas de la violencia rural a pesar de que han asesinado a comuneros. Ahí  tenemos a Luis Marileo y Patricio González, asesinados a manos de Ignacio Gallegos, ex oficial de Carabineros, agricultor y activo miembro de estos grupos. Se les blinda a pesar de que apuntan sus armas de fuego a personas mapuche indefensas como lo hizo Luis Gómez Guitterman en Lican Ray, y que son parte de operativos militares y policiales, como el propio Juan de Dios Fuentes, presidente de Paz en la Araucanía y actual Director del Servicio de Impuestos Internos quien porta armas en medio de sus reuniones, mientras luce la polera de la paz.
Militarización, Paramilitares, Uso de Drogas y Violencia en Carabineros
Hoy frente al asesinato de Camilo Catrillanca, a la tortura física y sexual que sufren mujeres y niños cuando son detenidos, al Estado de Sitio que viven miles de hombres y mujeres mapuche en Ercilla, Collipulli, Victoria, Tirúa, Cañete, Lanco y otras comunas en el Wallmapu, los pueblos están unidos para enfrentar la militarización y el extractivismo.
Sabemos que el monstruo del IIRSA y sus brazos armados Comando Jungla, Fuerzas Especiales, GOPE, Fuerzas especiales de la Armada y órganos paramilitares como Paz en la Araucanía y Comando Trizano vienen entrenándose por años bajo la tutela de Estados Unidos y el Narco-Estado Colombiano para agredir a los movimientos populares, mediante operaciones secretas y encubiertas, secuestro, torturas, ejecución e incluso desaparición de activistas como Santiago Maldonado. Todas estas formas de violencia se acentúan por el abuso de sustancias narcóticas y estimulantes en las ramas represivas, prueba de ello es el alto número de delitos y accidentes de tránsito en que los miembros de Fuerzas Especiales participan, como el accidente en que dos uniformados de Pailahueque fallecieron en diciembre de 2017, o las detenciones por conducir ebrios en mayo y junio del 2016 de varios Fuerzas Especiales de Temuco que incluso apuntaron con sus armas a quienes les detenían. Sabemos que estos ejemplos no son casos aislados, sino que son botones de muestra de un fenómeno instalado y en franca expansión, que vincula estrechamente a los organismos del Estado y a las organizaciones para-estatales del submundo criminal.
El uso de la agresión y vejámenes sexuales es otro instrumento utilizado a destajo, haciéndose costumbre en la Segunda Comisaría de Temuco, donde se golpea y obliga a desnudarse y mostrar sus genitales a mujeres y niñas. Esta práctica de tortura se utiliza a diario hacia integrantes de comunidades de las zonas en Estado de Sitio de Ercilla, Collipulli, Victoria, Tirúa y Cañete, y contra las visitas de los presos de las cárceles de la región. El ataque y amedrentamiento a niños y niñas ha sido una herramienta policial brutal que se viene instalando con disparos a Brandon Huentecol (17), Silvestre Torres (14) y Fabiola Antiqueo (18) sobrevivientes al accionar de la policía militar, pero que tienen a Alex Lemún (17) y José Huenante (16) como víctimas fatales.
Las organizaciones de derechos humanos constituidas desde el propio pueblo han sabido defender a quienes son reprimidos, pero no hemos podido evitar la tortura frecuente que se vive en calabozos y carros policiacos, ni los secuestros y golpizas que se viven en automóviles de la Policía de Investigaciones y Carabineros de civil. Bajo estas doctrinas del racismo, clasismo y sexismo que se les instruye, ellos han amenazado a importantes dirigentes sociales de La Araucanía que militamos en la ciudad, que luchamos por la vida y un mundo nuevo, y que estamos conscientes del riesgo que corremos como consecuencia inevitable de esta lucha sin cuartel.
Organizar el descontento, construir el programa de lucha
Ante los peligros del aparato represivo, necesitamos que la clase trabajadora y todos los sectores del pueblo movilizados avancen desde la rabia y la pena, hacia una protesta social organizada que no se aísle, sino que amplíe sus banderas de lucha, que convoque a todo el campo popular a la solidaridad, unidad y acción conjunta. Saludamos y reivindicamos las acciones de protesta levantadas durante la última semana como reacción al asesinato del peñi Camilo Catrillanca, y hacemos un llamado urgente a organizar el descontento, coordinar nuestras acciones, y reivindicar en los hechos nuestro derecho a la autodefensa, resguardando nuestra integridad y cubriendo nuestras espaldas para evitar nuevos caídos.

La clave frente a este enemigo es golpear desde diferentes puntos, de manera insistente y coordinada, apuntando todos y todas en la misma dirección, construyendo un programa de lucha que nos oriente.

Para organizar el descontento, se requiere reconocer el trabajo silencioso y esmerado de cientos de personas en la defensa de los Territorios, de los hogares mapuche Pelontuwe y Lawen Mapu, de estudiantes de los liceos Pablo Neruda, Universidad de La Frontera y Universidad Católica de Temuco, de organizaciones de mujeres y feministas, de los Movimientos de Salud y contra las AFP, a los dirigentes sindicales honestos del sector público, de Salud, Educación y Comercio, y a organizaciones de pobladoras de Padre Las Casas, Amanecer, Pichi Cautín, Santa Rosa y Pedro de Valdivia, además de los procesos organizativos de Angol, Pucón, Renaico, Villarrica, Pitrufquén y que se multiplican por todo el territorio en asambleas y colectivos impulsando la lucha anti-extractivista y por la recuperación de derechos de los pueblos, haciendo práctica la alianza multiétnica.
Todos estos esfuerzos de años hoy se convocan a diferentes acciones, y han mostrado un verdadero potencial en el movimiento urbano de La Araucanía, para solidarizar y apoyar a las zonas de resistencia y control territorial mapuche, desde las particularidades de cada comuna y lugar, y de cada organización social.
Reconociendo todos estos esfuerzos previos y también las diferencias y errores propios, hoy es necesario articular este descontento y avanzar en generar un escenario de Asamblea Popular Permanente de Temuco y La Araucanía que en alianza con las organizaciones mapuche de la región logre enarbolar y avanzar en la conquista de un Programa de luchas comunes de ambos pueblos, partiendo por la autodeterminación territorial mapuche, por los derechos de la Tierra y del pueblo trabajador no mapuche de la región. Para ello, señalamos la necesidad de ocupar el espacio público, no encerrar nuestras luchas solo en hogares o universidades, sino avanzando más allá, a controlar en los hechos, parcial o totalmente, espacios del territorio urbano de Temuco. Sostenemos que este Programa de luchas debe partir con lo que las comunidades y las distintas expresiones sociales y políticas ya han estado planteando como medidas de defensa frente al actual escenario, y desarrollar perspectivas de avanzada en el marco de un debate democrático de las organizaciones. Sostenemos que algunos de estos puntos son:
1.- El Desmantelamiento y disolución del aparato militar Comando Jungla, Fuerzas especiales de Carabineros y GOPE. Para avanzar hacia una democratización y civilización de Carabineros, rompiendo con la doctrina en que sistemáticamente han formado estas instituciones a sus miembros, e incluyendo un desarme de sus acciones, prohibiendo el uso de armas de guerra y gases tóxicos. Todo lo cual, debe ir acompañado del desmantelamiento de las redes de narcotráfico y abuso de sustancias en esta institución, que alimentan el ejercicio de la violencia y la deshumanización.
2.- El punto anterior, se enmarca en la exigencia de desmilitarización del territorio y las comunidades, que no inició con el Comando Jungla, sino que tiene sus antecedentes en las Fuerzas especiales de Pailahueque, GOPE y Fuerzas especiales de la Armada que han militarizado las comunas de Ercilla, Collipulli, Victoria, Tirúa y Cañete, y que forman parte de una cadena de mando y un diseño institucional con recursos millonarios para salvaguardar el negocio forestal. Por ello, requerimos que todo el equipamiento millonario comprado para matar, sea redestinado a labores de salud y rescate, donde apenas existen recursos actualmente, contando Carabineros con más helicópteros y vehículos todo terreno que los propios servicios médicos de la zona. La desmilitarización de las comunidades, debe hacerse efectiva también en el espacio urbano de Temuko, donde cada vez más se advierte la presencia de policía especializada.
3.- La destitución y procesamiento de los generales Andrés Gallegos y Mauro Victoriano, y de las jefaturas de las comisarías de Fuerzas Especiales de Pailahueque y Temuco, por ser los responsables en el mando de quienes han cometido delitos reiterados estando bajo su cargo. Y por supuesto, la renuncia del General Director de Carabineros, Hermes Soto.
4.- La destitución y procesamiento de las autoridades y responsabilidades políticas de la Región, Intendente Luis Mayol, Gobernadores Mauricio Ojeda y Victor Manoli por favorecer el clima de violencia hacia las comunidades, manteniendo la impunidad de los agricultores y carabineros involucrados en la violencia. También la destitución del Director de Impuestos Internos, el paramilitar Juan de Dios Fuentes, y del principal responsable político, el ministro del Interior, Andrés Chadwick.
5.- La Transferencia de recursos directa hacia los servicios estatales de Salud y Educación de todos los fondos del Plan Impulso Araucanía que pretenden dirigirse a la invasión del territorio, a empresas extractivistas y a financiar a las supuestas víctimas de violencia rural.
6.- El cese de hostilidades contra las Hortaliceras Mapuche y fin a las ordenanzas municipales racistas del Alcalde Becker que multan, prohíben y criminalizan al comercio o trabajo ambulante.
7.- La Cárcel efectiva para todos los policías y fiscales involucrados en el montaje Huracán que se utilizó para justificar la militarización de las zonas mapuches en resistencia.
8.- La libertad de todos los prisioneros políticos mapuche, pues no existen las más mínimas garantías que permitan siquiera creer en la justicia y servicios policiales del Estado de Chile, tras el evidente montaje de pruebas con las que se encarcela a cientos de luchadores mapuche, que incluye los auto-atentados.
9.- Exigimos cumplir las demandas de los pueblos de Quintero y Puchuncaví, enmarcadas en nuestra reivindicación general de los agricultores, la operación Huracán, el caso Lucksinger-Mackay, y los intentos de montaje en la ejecución política de Camilo Catrillanca. Por terminar con las zonas de sacrificio, y hacer justicia a Alejandro Castro, quien también fuera asesinado por alguna de estas unidades criminales del Estado.
¡Que los Territorios se levanten y los Pueblos ejerzan Soberanía!
Temuko, Territorio Mapuche, 20 de Noviembre 2018
 Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/11/21/chile-convergencia-2-de-abril-de-la-araucania-analiza-estrategia-del-estado-contra-pueblos-mapuche-y-chilena/

Generalicemos la deliberación sobre la colonialidad implícita en la modernidad, también sobre el Estado garantizador tanto de la acumulación gran capitalista como de las redes de trata, de prostitución y de narcotráfico y del enmascaramiento de  "los crímenes de género relegándolos a una condición menor, cuando son centrales en la reproducción de la violencia".

Analicemos: “Estamos viendo emerger una realidad bajo nuestros ojos y tenemos que darle nombre, generarle retóricas, porque es una política que se distingue de la ficción institucional de lo que se llama convencionalmente política”. Esa politicidad emergente está transtocándolo todo. ¿Cómo cambia la política con la entrada en escena de una politicidad de las luchas feministas en las calles, en las casas y en las camas?".
 
Rita Segato "Lo personal fue transformado,
pero no lo político
8 de noviembre de 2018
Por Suny Sime
La destacada investigadora feminista Rita Segato ha propuesto una nueva mirada teórica para entender la violencia contra las mujeres
Es desde una perspectiva multidisciplinaria que combina los estudios de género y decoloniales, así como la antropología. Gracias al Fondo Cátedras para Profesores Visitantes de Posgrado 2018, la investigadora brasileña llegó a la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) a realizar diversas actividades.

¿Cuáles son los vínculos entre esta fase apocalíptica del capitalismo, que usted propone, y la violencia creciente contra las mujeres?
Este brote feminicida en nuestros países es un síntoma de la época. Por un lado, todas estas medidas que hemos conseguido que los Estados consideren para frenar el feminicidio y los crímenes de género no han sido eficaces: estas formas de violencia continúan ocurriendo, además están en aumento.
Por otro lado, la concentración de la riqueza ha llegado a tal extremo que debemos empezar a hablar de un mundo de dueños y que provoca inevitablemente la falencia institucional. Hoy hay una hipertrofia de esta ‘dueñidad’, que precariza la vida de mucha gente. Y, en el caso de los hombres, vulnera lo que tienen que mostrar al mundo, específicamente a los ojos de otros hombres, como su potencia y carácter de dominio sobre los territorios que considera suyos (su casa, su mujer, su familia). La respuesta a esa vulneración es la violencia masculina. Para expresar su masculinidad, a muchos hombres hoy solo les queda la violencia y en su forma extrema.
Lo que usted dice se puede ver en Perú. En Madre de Dios, hay mucha explotación minera, sobre todo ilegal, y trata de personas.¿Por qué los lugares de explotación minera, de hidrocarburos o de grandes obras están acompañados siempre por la instalación de burdeles y trata?
La explicación del sentido común es que ahí hay muchos hombres solos, que necesitan remedios para su libido desatada. Yo no creo mucho en esto. Porque la prostitución no se puede comprender fuera del negocio de los dueños, tiene una dimensión económica. Pero no solo eso, el prostíbulo es una de las grandes escuelas, entre comillas, donde se ejerce la ‘pedagogía de la crueldad’ y donde el sujeto masculino se deshumaniza al deshumanizar a las mujeres como objetos consumibles. Hay un doble efecto. Y ese consumidor deshumanizado es la mano de obra que hoy las grandes empresas necesitan.

Usted dice que esta precarización, fruto del capitalismo, empuja a estos hombres a ser más violentos. ¿Podríamos decir que es a raíz de la colonialidad que estamos como estamos?
Mis análisis y resultados me llevan a decir que es imposible pensar en sociedades humanas sin algún nivel de asimetría patriarcal. Pero el patriarcado precolonial, o en medios comunales, es muy distinto al que hoy conocemos, moderno y poscolonial. Y como Aníbal Quijano, a quien considero mi maestro y el sociólogo más importante del mundo en el último cuarto del siglo pasado, pienso que la colonialidad establece un nuevo patrón de trabajo y de relaciones sociales, que funda nuestras ideas sobre progreso, desarrollo, modernidad, capital y subsiste hasta ahora. En esta época, se ha ido agravando y ha entrado en una de sus fases más destructivas.

Por un lado, se alcanzó el voto universal, y hoy se lucha por paridad y alternancia; por otro lado, las cifras de agresiones sexuales y feminicidios aumentan. ¿Qué piensa de estas políticas de igualdad dentro del sistema dominante?
Creo que la lucha es en todos los frentes. No es que debamos abandonar el campo estatal. Hasta ahora no hemos visto muchos frutos de esa tendencia del feminismo que pretende ocupar espacios de poder, pero no es para que desaparezca. Pensamos que entramos al Estado y lo capturamos, pero acaba capturándonos y nos masculiniza. Impone su patrón político. En los 60 y 70, dijimos que lo personal es político y transformamos completamente lo personal. Las mujeres intentamos, con mucha imaginación, transformar nuestros afectos, nuestra sexualidad, nos profesionalizamos, es decir nos transformamos a nosotras. Lo personal fue transformado, pero no lo político. Y creo que esa es la principal característica de nuestro tiempo: ahora comienza la transformación de lo político. ¿Es suficiente entrar al Estado? ¿O necesitamos transformar toda la política con nuestras prácticas?
Punto.edu

Se va a caer
28 de diciembre de 2018
ENTREVISTA | En momentos en que la escena política está pasando de las manos de los varones a las mujeres, la antropóloga Rita Segato plantea la urgencia de nombrar retóricas emergentes que identifiquen una nueva politicidad surgida de las luchas feministas. El desafío de los feminismos, señala, es construir una sociedad nueva, des-generada y despatriarcalizada, que cambie el rumbo de la historia.
¿Qué es hacer política en medio del colapso patriarcal? Con esta pregunta y en conversación como modo del pensamiento, como propicia Rita Segato, las palabras se disparan buscando un vocabulario para lo que la marea feminista no para de hacer emerger. Su mamá, cuenta, se asustaba de lo que llamaba su “lengua viperina”: de encantamiento y de maldad. De poder construir y destruir realidades con la palabra. “Estamos viendo emerger una realidad bajo nuestros ojos y tenemos que darle nombre, generarle retóricas, porque es una política que se distingue de la ficción institucional de lo que se llama convencionalmente política”. Esa politicidad emergente está transtocándolo todo. ¿Cómo cambia la política con la entrada en escena de una politicidad de las luchas feministas en las calles, en las casas y en las camas? 
¿De qué tipo de política hablamos?
Una vez que algo que es parte de nuestra experiencia vivida es nombrado, pasa a obtener un status de existencia como parte de la realidad. Es por eso que todos los autoritarismos intentan siempre ejercer un control muy grande sobre las palabras. En este momento, la escena política está pasando de las manos de los hombres a las de las mujeres y necesitamos escudriñar y nombrar todo lo nuevo que hay en este tránsito de la historia. La política está frente a una nueva era, y lo que va a reencaminar la sociedad hacia otro horizonte histórico, con más bienestar para más gente, no va a ser el camino que siempre hemos seguido, que es tomar el Estado para desde allí reencaminar la historia, porque ese camino hasta ahora nos ha venido fallando. Se intentó atraer la adhesión de la gente a los progresismos por medio de dar más acceso al consumo, pero eso fracasó estrepitosamente en Brasil y en Argentina… y en otros países, como Bolivia, parece no estar causando el efecto esperado. 
Creo que esto tiene que ver también con el papel de las economías ilegales, con su expansiónvinculada a dinámicas de consumo justamente, y con lo que significan los Estados enAmérica latina. Son elementos de balance central para la última década, ¿no?
En un continente donde los Estados nacionales son el resultado de la historia de las sociedades, con sus conflictos, sus guerras y alianzas, como es en Europa, la relación Estado-Sociedad es muy diferente a la de nuestros países. Los verdaderos héroes de nuestras independencias murieron asesinados, exilados o en el más absoluto abandono y ostracismo, y las élites criollas, de identidad ambigua e insegura, junto a sus amanuenses, fundaron repúblicas de doble llave operativa para recibir la transferencia de los bienes coloniales de ultramar a la administración en territorio. Construyeron así un aparato estatal como recipiente para la transferencia de los bienes coloniales –la tierra, los minerales y la mano de obra– de la sede ultramarina a la sede regional. Solo se trató de un cambio de manos, de un cambio en la gerencia nada más…. Es por eso que la gestión criolla nunca dejó de mantener una relación de exterioridad con relación a lo administrado, por eso podemos decir que nunca dejaron de tener una relación colonial con lo administrado. Los estados arquitectados de esa manera procedieron entonces a inventar sus naciones y trazar las sospechosas y artificiales líneas de puntos que conocemos. 
En ese sentido se originan como Estados contra la sociedad.
Exacto. Es por eso nuestras sociedades, los pueblos que la forman, nunca se sienten parte del Estado, ni aunque voten. Más bien solo le temen al Estado. Y estados formados así, con su fragilidad constitutiva, fundacional, presentan una vulnerabilidad extrema a la inflación de la esfera para-estatal de control de la vida. En nuestros países, el estado de excepción y la dualidad del estado también inherentes a la gestión de la vida de los países europeos, es decir, las llaves alternativas de control de la sociedad en situaciones de excepción, se hipertrofian con una facilidad extraordinaria. Nuestras repúblicas presentan una vulnerabilidad constitutiva a esa hipertrofia y a la instalación de una esfera para-legal, para-militar, para-económica y para-política de control de la vida de sectores cada vez más amplios de la población. 
Y eso es perceptible, ¿verdad? 
Sin duda. En México, inclusive, los sectores críticos prefieren hablar de un narco-estado, fundiendo en una entidad única e indisoluble el control criminal y estatal de la vida. Yo prefiero conservar la diferencia, es decir, las dos categorías, la de estado y para-estado y no adherir a la fusión de ambas. 
¿Por qué?
Porque en la representación social dominante, en los esquemas sociales de todxs nosotrxs, el Estado existe. Entonces, existe una institucionalidad y una ley. Esa fe estatal mantiene en pie y hace posible la interacción social en muchísimos espacios, aunque es constatable que el Estado opera a dos aguas. Pero eso siempre fue así porque las elites lo armaron, lo arquitectaron, para operarlo legal y para-legalmente, en un registro o en otro. Entonces, prefiero hablar de Estado y de para-estado porque la diferenciación entre ambas estructuras de control social se encuentra todavía vigente como representación en las conciencias de las personas, en el recurso formal a la Justicia de Estado y en la persistencia constatable de algún nivel de fe institucional. De cualquier forma, a lo largo de mi camino estudiando el tema de los feminicidios y observando la expansión y transformación de la escena violenta en México y el Triángulo Norte de América Central (El Salvador, Guatemala y Honduras) fui percibiendo la transformación de la relación entre Estado, Para-Estado y Sociedad. En Ciudad Juárez, que fue mi primer trabajo en la región, percibí cómo operadores del Estado, es decir, personas insertadas en la gestión pública, funcionaban como prótesis del para-Estado. Lo describí diciendo que había vasos comunicantes muy bien irrigados, adherencias, entre la esfera para-estatal y la esfera estatal de control de la vida. Diversas formas de enriquecimiento no lícito: parte del lucro de las maquilas y los diversos tráficos –de substancias, personas y capitales no declarados en su camino de atravesamiento hacia los bancos del Norte– producían una para-economía a la sombra de la protección de gestores actuando en el campo estatal, que necesitaba a su vez de una fuerza para-policial de protección de esos bienes y de un mancomunamiento estrecho y pacto de silencio entre todos los involucrados. Era claramente el crimen organizado extendiendo sus tentáculos y atrapando actores del campo estatal.
Algunos años después, ya conceptualizas esto de otra manera…
Cuando estoy escribiendo mi texto sobre las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres, comprendo que ha sucedido un cambio en esa escena. ¡Fue literal!, sucedió al digitar uno de los subtítulos del ensayo. Al escribir el subtítulo “La captura del Estado por el crimen organizado” refiriéndome al carácter de proteico de algunos elementos del campo estatal que operan teledirigidos por actores criminales, súbitamente me dí cuenta de que ese subtítulo ya no describía la realidad, ya no nombraba lo que realmente existía, y lo cambié. De forma que ahora esa sección del ensayo se llama “La captura del crimen organizado por el Estado”. Es el Estado el que ya en ese momento captura y burocratiza el crimen, las fuentes de ingresos que la política de Estado necesita. Y vemos que hay un momento en que el bandido social, anti-estatal, al estilo Pablo Escobar, deja de existir; aunque cruel, ese bandido representaba un papel antagónico para las elites operadoras del Estado. Hay un momento en que eso cambia y el Estado coloniza, burocratiza el crimen. En 2006, mafias locales junto a sicariatos locales, corporaciones armadas que prestan servicio, contaban con operadores del estado que los asistían de varias formas – eso se muestra claramente en la cooperación de esos actores del campo estatal por el encubrimiento y la manipulación de evidencias en los feminicidios. Ahora, las elites operadoras del aparato estatal son las que conducen la operación criminal. Ha habido un cambio.
¿Qué es lo que cambia ahora con el feminismo? ¿Cómo interviene frente a esta complejaimbricación de violencias y economías?
El feminismo desarma la política matona. Lo que cambia con el formato de la politicidad femenina es que forma parte de otra historia, es que pone fin a la política matona. Por eso es tan insoportable cuando vemos a una feminista haciendo política matona sin darse cuenta de que es la del otro lado de la historia porque esa política matona cuenta para su producción y su accionar con el recurso humano de la población masculina formateada por el mandato de masculinidad. Si se desmonta el mandato de masculinidad se acaba la política matona.
¿Cómo caracterizarías esa política?
El matonismo político es una característica muy fuerte de nuestro país. Uno de los síntomas de ese matonismo que se articula con la política son las barras bravas, mano de obra disponible para la política matona. Están en la economía y en la política. Y el peligro es que se están pareciendo demasiado a las maras, son proto-maras y, si se expanden, podrán ofrecer un riesgo enorme para la salud de la sociedad. Son una presa fácil para convertirse en lo que es hoy el cáncer del Triángulo Norte de América central. Una vez que se instala eso no se desinstala más. Es lo complicado de El Salvador por ejemplo. La mara no es el crimen organizado, sino que es reclutada por el crimen organizado. Las maras son más próximas a las falanges pero sin un ideario otro que su propio poder de control social y territorial. ¿Cómo se evita la reproducción de ese mal social? Es algo que me saca el sueño. Es ahí que el desmonte del mandato de masculinidad es fundamental en las escuelas, en los barrios y en las organizaciones. 
Me parece entonces que una relación clave es entre mandato de masculinidad y un modoespecífico de “mano de obra” que tiene que ver con cierta articulación entre economíaslegales, para-legales e ilegales.
Tal cual. Porque la mano de obra bélica para ese mal social del que hablo es formateada por el mandato de masculinidad y su pedagogía de la crueldad. Por eso, una política en clave femenina, primero, no puede ser matona y, segundo, va a cambiar la historia porque va a impedir que se reproduzca ese modo de hacer política. ¿Te parece interesante?
Me parece fundamental para pensar un momento donde el salario deja de ser la forma deestructuración de la autoridad masculina y esa autoridad busca afirmarse desde otraseconomías.
Total, porque el mandato patriarcal va a formatear unos niños que se van a disponibilizar para este tipo de actividades que organizan la reproducción de la vida con estas lógicas.
Esas lógicas evidencian al salario como institución precaria, intermitente y cada vez másvista como un “privilegio” para ciertos sectores sociales. Asegurar la reproducción de la vidapor fuera del marco salarial sería lo que fusiona mandato de masculinidad con nuevaseconomías.
Se necesitan otras formas de producción de riqueza y otros canales por los que fluya el dinero. En ese sentido, hemos visto cómo se falló en el intento institucional de sanear las fuerzas de seguridad. Hay que cruzar ambas cosas y entender a qué venimos las mujeres con una nueva forma de hacer política. La política matona no puede prescindir ni de barras bravas ni de fuerzas de seguridad que actúan simultáneamente dentro del orden policial y dentro del orden para-policial. Todo eso se cae si nosotras conseguimos dar un nuevo rumbo a la forma de hacer política. Hilamos, tramamos, tejemos la política dentro de la sociedad, construimos una sociedad nueva, des-generada, despatriarcalizada. Ese es nuestro trabajo, y va a incidir directamente en el formato de la política y en el rumbo de la historia. 
¿Y cómo se cruza esto con las formas de violencia contra las mujeres?
No es que nos matan porque necesitan matarnos. Nos matan porque la producción de masculinidad necesita de un espectáculo de crueldad que relate su existencia y su presencia como fuerza a cargo del control social. Y esto está en la sociedad y no en el Estado. Por eso es necesario cambiarlo en la sociedad. No se cambia desde el Estado. En este momento la lucha política es en la sociedad y pasa por nuestra acción. Ha caído en nuestras manos por el rotundo fracaso de todos los intentos cuando estuvo en otras manos. Por eso siempre digo: “ningún patriarcón hará la revolución”. ¿Por qué? Porque lo han intentado varias veces… sin jamás llegar a destino. Con el patriarcado en pie, no se reorienta la historia en dirección a una sociedad menos opresiva y más benigna.
¿Qué tipo de estructura tiene lo nuevo?
Hablemos de la emergencia de la ex hijas de genocidas. Me impresiona como emerge ese colectivo, de forma espontánea, con el intento de impunidad del 2x1. Eso sobreviene cuando al Estado se lo ve fallar. El Estado había apoyado mecanismos de justicia y luego amenaza con retirarse del papel de sustentar la ley. Es entonces que diversas conciencias dispersas, no mancomunadas, que no hicieron arreglo alguno entre sí, irrumpen con un mismo gesto: sacarse el nombre del padre. Es el afloramiento de una estructura. Esto es relevante para lo que estamos diciendo porque las marchas de mujeres a partir del Ni Una Menos surgen también de esa misma forma: como el afloramiento de una estructura cuando el Estado colapsa como fuente de justicia y legalidad ante los feminicidios. Esos afloramientos son la consecuencia de un vacío de legalidad, son un grito de las mujeres que emana de lo más profundo de la sociedad como una queja contra el matonismo de nuestra vida social y política. Es por eso que las movilizaciones actuales de las mujeres indican el tránsito y la inminencia de un cambio de era. No hay que economizar palabras para decir hasta qué punto estamos ante la posibilidad un cambio de era. Y es precisamente la alarma que ha sonado en los gabinetes que trabajan para la manutención del poder de los dueños de la vida y su recurso al fundamentalismo monoteísta lo que nos indica la centralidad de lo que estamos tocando con nuestras luchas contra el orden político del patriarcado y su mandato de masculinidad. El feminismo toca el centro de gravedad de la reproducción de la desigualdad.
Un discurso en una clave similar, vinculando varios de estos elementos, fue el que dijo MartaMontero, la mamá de Lucía Pérez, tanto en la asamblea en la que llamamos al paro del 5Dcomo en Plaza de Mayo luego.
Es un matonismo que está en la sociedad y en la estructura de la política sustentando la existencia de patrones de la vida. Entonces, el Estado no puede auxiliarnos porque está absolutamente afectado, tomado, secuestrado por el matonismo. Lo que vemos hoy es un entramado de dueños con su séquito feudal. La dueñidad consiste en una re-feudalización de la política que atraviesa los partidos, las comisarías, los tribunales, los sindicatos y las barras bravas del futbol. Ahora, las mujeres estamos diciendo que no hay buena política construida con fondos recaudados a base del sufrimiento de la gente y en particular del sufrimiento de las mujeres.
Me parece importante remarcar que este análisis, como venís insistiendo, no es moral, y queexpresa una trama política y económica.
El tema es que las dos piernas de la política partidaria convencional, a la que llamé política matona, tan típica de la Argentina, tan establecida por aquí, son las barras bravas y la policía: las dos actúan en la recaudación para las cajas electorales y también en la "seguridad", es decir, en el control de la sociedad. Así se estructura el matonismo que sustenta la política convencional. Dicho en otras palabras, en términos más técnicos, las dos actúan en la para-economía y en la para-seguridad, propias de mi definición de esfera para-estatal de control de la vida, que tan fácilmente se inflaciona en las repúblicas latinoamericanas. Ese es precisamente el estilo de política que deja de existir cuando entra en escena la política en clave femenina o, lo que llamo también, la politicidad de las mujeres. Me gusta definirla como una política de las cocinas. Estamos en realidad buscándole las palabras a este tiempo nuevo, y no debemos temerle a esa búsqueda y sus inevitables titubeos. Esta perspectiva teórico-política está en construcción, y necesariamente tendrá que ser una construcción colectiva. Pero el punto de vista y la plataforma desde la cual imaginamos y hablamos es la historia de las mujeres, la historia de su forma de hacer política, que por un tiempo ha quedado rasurada, innominada, expulsada del reino de lo político cuando el tránsito a la colonial-modernidad intenta desbaratar los mundos comunales. La comunalidad, o vincularidad de tipo comunal, y la politicidad femenina van de la mano y son un camino histórico diferente al de la politicidad masculina, la burocracia y el Estado. Esas dos historias caminan entrelazadas, naturalmente, pero tienen genealogías diferentes. Es importante hacer notar aquí que en nuestro continente los mundos comunales son de raíz no-blanca, indígena y también amefricana, para usar el preciso término acuñado por Lelia González en Brasil.
Hoy el movimiento feminista, en sus múltiples expresiones, empuja un flujo dedesestabilización que no deja estructura sin conmover: desde las organizaciones partidariasa las familias; de los sindicatos a las agrupaciones indígenas; pasando por generacionesdiversas. Muchas organizaciones intentan “contener” esto pero justamente persiste comodesborde.
Dentro de las organizaciones políticas hay poderes que quieren preservar esa política matona. Y esas organizaciones son las que acceden al Estado y controlan la nación. Y es constatable que en las entrañas de esas organizaciones – partidos, sindicatos…. - por tanto se practica dentro de ellas algo que se puede identificar como un autoritarismo sobre las mujeres que se transforma en un autoritarismo de estado sobre las mujeres. Por eso las denuncias no se pueden resolver sólo dentro de las organizaciones ni llevando la cuestión al reclamo hacia el Estado. En general percibimos el autoritarismo de Estado sólo en relación a las ideologías políticas y a las clases sociales. Pero no estamos percibiendo que hay un autoritarismo de Estado con relación a las mujeres. Esto se ve en cómo se frena la lucha del aborto. Cuando los senadores dicen que no a las mujeres que están en la calle, no le dicen que no al aborto pues, como sabemos, ninguna ley frena las prácticas de aborto, ya que el aborto nunca dejó de practicarse todo el tiempo y cada vez más. Lo que están diciendo es “acá quien escribe la ley somos nosotros”, o sea, la actitud de los senadores que votaron contra el pedido del movimiento organizado de las mujeres es parte de una política matona que enuncia y exhibe ante la sociedad su propiedad sobre la lapicera que escribe las leyes: es un enunciado de poder. Yo digo que la prohibición del aborto es una forma de autoritarismo de Estado como la dictadura.
¿Qué es esa otra política que estamos haciendo? Para avanzar en rasgos…
Es una política que desafía a los sujetos formateados por el mandato de masculinidad, que responden a una política organizada por el valor de la obediencia corporativa. Insisto con que hay mujeres que son matonas, que hacen política de esa forma. Pero una politicidad en clave femenina es –no por esencia sino por experiencia histórica acumulada-, en primer lugar, una política del arraigo espacial y comunitario; no es utópica sino tópica; es pragmática y orientada por las contingencias y no principista en su moralidad; próxima y no burocrática; investida en el proceso más que en el producto; y sobre todo solucionadora de problemas y preservadora de la vida en el cotidiano.
¡Hay todo un programa para trabajar en los distintos espacios, 
con iniciativas diversas! (risas)Este tipo de transversalidad sin embargo quiere ser devaluada 
cuando se la quiere traducir en términos únicos de pertenencias partidarias.
Para mí hay un innegociable: los pañuelos son verdes. Nuestros antagonistas en términos de proyecto histórico han percibido antes que nosotras mismas que el tema del patriarcado es el cimiento. Ellos, con su reacción fundamentalista feroz y desvariada, nos están mostrando que lo nuestro no es un problema de minoría, no es un problema de un grupo particular de la sociedad que seríamos las mujeres, sino que es un tema que, si bien llevado, puede finalmente, transformar la historia y derrocar el autoritarismo y los esquemas donde su poder se instala. Ellos nos lo están diciendo. Y es algo que nosotras como movimiento social no habíamos percibido a fondo: que nuestro movimiento puede modificar el rumbo de la historia.
Esto se lee en la ferocidad de la triple contraofensiva que se orquesta: 
a la vez militar, financiera y religiosa. Quiero decir: 
tiene la proporción que nos hace leer a contraluz nuestra fuerza.
Exacto. Ellos, por su reacción de alerta máxima, nos están diciendo la fuerza que tiene nuestro movimiento para hacer colapsar todos los tipos de asimetría de nuestra sociedad, todas las formas de predación. Es importante percibir que la fuerza de la palabra es enorme y que nosotras estamos hablando en otro plano y tenemos que hacer un gran esfuerzo por dotar nuestro camino de una retórica nueva. Un gran esfuerzo por nombrar. Por supuesto la vida tiene diversos estratos. La ficción institucional que es la política convencional es uno. Pero lo que está surgiendo ahora es otra cosa. Yo creo que es una política que podríamos decir que se saca de encima el nombre del padre. Es un tipo de emancipación psíquica con consecuencias incalculables. Esto se ve en la manera de las mujeres de estar en la calle y en la manera en que hoy las niñas hablan, lo que leen, cómo perciben y cómo argumentan. Escucharlas es un deslumbre. Todo esto nos muestra el afloramiento de una profunda insatisfacción con una política que se queda en la ficción institucional y apela al mandato de masculinidad organizado en barras bravas y en la para-policialidad.
Es en ese modo de hacer política que está desplegando el movimiento feminista en su multiplicidad donde también se producen otros mecanismos y espacios de  organización.
 Me parece un punto importante que no se infantilice al feminismo como 
espacio de lo “social”cuando a eso se le da una carga peyorativa, pre-política.
Pensemos dónde deliberan las mujeres y las disidencias. Lo hacen en esa cocina de la política que es la política de las mujeres. No tengo ningún problema en hablar de cocina. Ahí se delibera a la vista de tods, por ahí pasa la gente todo el tiempo:  llega gente, se va otra, es un lugar de reunión y actividad de puertas abiertas. Lo impactante de hoy es que estamos frente a una marea no regida burocrática ni detonada por un voluntarismo.  Es lo que es y está sucediendo.
En ese sentido lo importante de hoy es que se anuda de manera inédita masividad 
y radicalidad.
En ese mismo sentido digo que es un afloramiento, una emergencia. Hay que remarcar que esto se da aquí, en el Sur, donde nuestras propias tecnologías de sociabilidad están vigentes y tienen muchísima fuerza. Por eso es fundamental que nuestro feminismo no se deje devorar por las categorías del norte ni los protocolos del Norte, que emanan de otra historia nacional.
Justamente una de las categorías más importante es la surgida de las luchas deCentroamérica, protagonizadas por lideresas territoriales, que hablan de“cuerpo territorio”
Me parece una síntesis político-conceptual que dice mucho de este momento de los feminismos, donde las resistencias a los megaemprendimientos extractivistas es una clave política fundamental.
Las mujeres son las sujetas del arraigo. Está en las manos de las mujeres lo que se ha preservado como diversidad genética, por su selección de lo que se cultiva en las huertas pequeñas, por ejemplo. Son el nudo del tejido comunitario. Por eso se las agrede de tal forma en las actuales guerras informales. Cuando se mata a una gran lideresa como Berta Cáceres se comete un femicidio, a pesar de que líderes hombres también mueren asesinados por defender lo que ella defendía. Sin embargo, su muerte es otra, lo que se desaparece es mucho más que una persona, un liderazgo particular: lo que se mata en ella es una modalidad de la política, una forma propia de politicidad, de gestión colectiva. Se femicidó en ella una politicidad en clave femenina.  En el feminicidio el matonismo se afirma como política. En el cuerpo de las mujeres y de las sexualidades disidentes el ojo del patriarcado lee lo más humano de lo humano: la capacidad de desobedecer, de disentir, de desacatar. Esos cuerpos son en sí el peligro del desacato.

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