lunes, 14 de enero de 2019

Apreciemos qué mundo se decide en las disputas de territorios y mundos.


Se enfrentan los capitalismos locales de los imperialismos con las organizaciones de los pueblos construyendo el mundo antineoliberal.
 Situémonos mediante el siguiente artículo sobre:
América Latina y El Caribe y 
su extractivismo político
19 de diciembre de 2018
 
Por Eduardo Camín
Rebelión


El neoliberalismo es la expresión actual de la transición del capitalismo a una nueva fase de la internacionalización del capital, caracterizada por la supremacía de las corporaciones trasnacionales y el predominio, a una nueva escala, del capital financiero internacional sobre el capital productivo. En esta nueva fase del capitalismo no crece -como se afirma- la interdependencia, sino que se agudiza y profundiza la dependencia de los países subdesarrollados.
Es cierto que hay una nueva interrelación dinámica entre lo internacional, regional y lo nacional, pero el elemento nacional no desaparece y prueba de ello son las agudas pugnas o guerras comerciales entre Estados Unidos, los países de la Unión Europea, China y Japón, así como las contradicciones al interior de la propia Unión Europea, que es en principio el esquema de integración que (pareciera que) más ha avanzado en el mundo.
En todo caso, donde sí está desapareciendo la cultura de lo nacional es en los países del llamado Tercer Mundo, en virtud del incremento de su dependencia de las grandes potencias industrializadas, lo que se manifiesta a través de la extranjerización de sus economías, la pérdida de sus recursos naturales, la erosión de su soberanía y el incremento de la injerencia y la intervención foránea.
En estos últimos años, la avalancha ideológica neoliberal ha sido de tal magnitud, que incluso ejerce una influencia determinante en la producción teórica y en la práctica política de diversos sectores de la izquierda. Con diferentes matices, se afianzó la idea de que la revolución social es irrealizable, por lo que es necesario adaptarse a las reglas del capitalismo y tomar distancia del lenguaje y los programas radicales, de cambios estructurales.
El comandante Ernesto Che Guevara, decía que "el capitalismo recurre a la fuerza, pero, además educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el que no es posible luchar" ("El socialismo y el hombre en Cuba", 1965).
Algunos renunciaron hace ya mucho tiempo al socialismo, mientras que otros diluyen su esencia y lo convierten en una especie de capitalismo idílico, dentro del cual será posible satisfacer los intereses del conjunto de la nación. Argumentan que a lo que más se puede aspirar es a moderar los excesos de las políticas antipopulares y que los oprimidos deben seguir cediendo paulatinamente, porque corren el riesgo de perderlo todo.
En realidad la izquierda ha sido incapaz de responder de manera efectiva a los diferentes ciclos de crisis financiera, y al rol del Estado, por un lado contrario a las iniciativas “genuinamente” públicas, y por otro a la puesta en marcha de políticas a favor del mercado. Los ejemplos más elocuentes son las asociaciones públicas privadas (PPP, modelo del Banco Mundial).
Esta actitud de la izquierda progresista genera descontento y desconfianza en los sectores populares, y estimula de alguna medida la agresividad de la derecha, para la cual, quien provenga de la izquierda, jamás terminará de expiar sus culpas. En cualquier caso la derecha no engaña a nadie, se comporta y gobierna de acuerdo a su ideología, asume el desprecio por las clases trabajadoras y a las ventajas concedidas al capital.
En realidad la derecha es derecha de acuerdo a una serie de valores, a unas acciones y unos intereses de clase que desarrolla, defiende e impulsa, mientras que la izquierda representa la negación de esos valores, acciones e intereses.
Pero si se observan las políticas que en la actualidad se ejecutan, a lo largo y ancho del planeta podemos afirmar que la diferencias entre derecha e izquierda parece puramente semántica, y que sólo las controversias surgen y se hacen más visibles en periodos electorales, cuando se intensifica la competencia en un mercadeo en pos de los votos de los ciudadanos.
En la actualidad, frente a los síntomas de incremento de la crisis económica, política, social, y moral se pretende nuevamente tomar la iniciativa para mediatizar otros reclamos populares. Ahora nos hablan de un Estado redistribuidor y de la necesidad de políticas sociales que promuevan el desarrollo humano, al tiempo que condenan la desigualdad y la pobreza.
¿Acaso no nos explicaban hasta hace poco que la economía imponía un límite? ¿No nos decían que ese límite hacía inevitable que una parte creciente de nuestras sociedades quedase condenada a un eterno estatus infrahumano? ¿Cómo explicar que nuestro subcontinente es el que registra el mayor índice mundial de crecimiento simultáneo de la riqueza y la pobreza?
Si hay más riqueza: ¿por qué tiene que haber mayor pobreza? ¿Será cierto que la economía impone tal límite al desarrollo humano o es que el límite lo impone el deseo de elevar las tasas de ganancia a cualquier costo? ¿Es éste el entorno "moderno" que le permitirá a la izquierda construir la democracia, con justicia social y desarrollo sostenible?
Con el denominado desarrollo sostenible, nos sucede algo similar a lo que ocurre con las limitaciones del sistema capitalista, ya que se ha convertido en un concepto polivalente que se recita como una especie de mantra por parte de todo tipo de agentes económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales, incluso por aquellos que más contribuyen con sus acciones al deterioro ambiental.
Dichas nociones se han magnificado de forma interesada al mismo tiempo que se integran en la engrasada maquinaria de la mercadotecnia y la publicidad. Se convierte en algo de buen tono, propio de ciudadanos comprometidos y progresistas, hablar de ecología, desarrollo sostenible, crecimiento sustentable, recursos ambientales, en cuanto surge la mínima ocasión.
Claro, sin cuestionar que estos conceptos encierran en sí mismo una contradicción insalvable con la esencia inmanente del modo de producción capitalista, pues éste genera antagonismos que lo hacen insostenible hasta el punto de tener suficiente poder ideológico, cultural, técnico económico-político como para destruir el planeta.
Hace ya algunos años que en los foros de izquierda se insiste en la necesidad de encontrar proyectos alternativos al neoliberalismo, pero la búsqueda es tan retórica como infructuosa. Y seguirá siendo infructuosa y eterna mientras se mantenga como premisa la aceptación de que el status quo impuesto por la globalización neoliberal es inmutable.
Es verdad que el mundo experimenta transformaciones irreversibles, en virtud del desarrollo de la Revolución científico-técnica, pero la globalización neoliberal impone un orden económico, político y social aún más esclavista y explotador, no es el camino al futuro, sino un callejón sin salida para toda la humanidad.
Por este motivo, esos sectores de la izquierda que supuestamente tienen un enfoque moderno de las nuevas realidades, deberían estudiar cómo el neoliberalismo altera el sistema político dentro de sus respectivos países, para evaluar adecuadamente el valor real de la simple cosecha electoral, cuando se carece de un proyecto de poder. De lo contrario, seguirán siendo ellos los que tienen una lectura equivocada de la realidad y continuarán midiendo los resultados de su gestión política por parámetros obsoletos.
Ese camino conduce a administrar o coadministrar la crisis del capital en beneficio de los capitalistas y a cargar con los costos que a ellos les corresponden. El capitalismo, en su fase neoliberal, demostró ser un sistema basado en el incremento sin límites de la desigualdad y la marginación, que beneficia exclusivamente a las trasnacionales y las élites locales a ellas asociadas.
Puede que la transformación profunda de la institucionalidad sólo sea posible a mediano o largo plazo, pero el combate frontal contra el neoliberalismo es una tarea impostergable, porque mientras más avance más desintegradas quedarán nuestras naciones.
¿Qué países tendremos los latinoamericanos cuando no queden escuelas, sino sólo colegios privados; cuando no queden hospitales, sino sólo clínicas privadas; cuando no queden parques, ni carreteras, ni recursos naturales propiedad del pueblo, todo ello combinado con una reducción indetenible del poder adquisitivo de la ciudadanía en general?
El capitalismo neoliberal ya no sólo descarta y cierra las puertas a los humildes, sino también, entre muchos otros, a los pequeños medianos -e incluso grandes- empresarios que no pueden competir dentro de sus propios países, en virtud de la apertura unilateral y discriminatoria de mercados.
El capitalismo carece de respuestas y soluciones para las necesidades y aspiraciones de los pueblos. Podemos afirmarlo abierta y francamente, aunque en esta etapa de la lucha no todos estén de acuerdo con el socialismo. Podemos afirmarlo porque dentro del capitalismo no hay alternativa. Ya está demostrado que, incluso donde hubo -y donde hay- crecimiento económico, sigue y seguirá aumentando la pobreza y la marginación.
Eduardo Camín. Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=250385
 

Constatamos mediante el artículo de Eduardo Camín que la clase política e intelectualidad mediática instalan una agenda pública sin conexión alguna con los problemas fundamentales de nosotros: los diversos de abajo y por tanto, sin interpelarnos a asumir los desafíos para adueñarnos del destino común. Al revés nos convencen de delegar esa toma de decisiones. Pero los períodos electorales y la emisión del voto cumplen la función de encubrir a, y volvernos cómplices, de los grandes capitales locales e imperialistas cuyo incesante acaparamiento económico territorial genera ecocidios-genocidios.
Por el contrario,  quienes se autoorganizan para luchar contra los extractivismos (modo de producción y desarrollo del capitalismo en el Abya Yala) nos sitúan en nuestra realidad de país-continente cada vez más en ruina y sin perspectivas para las nuevas generaciones. También abren e iluminan caminos emancipatorios.

Ecuador: El agua y la vida frente a los extractivismos

27 de noviembre de 2018
La dependencia al extractivismo es el mal endémico que ha dominado a Sudamérica desde el siglo XV y sigue profundizándose en la actualidad. En su artículo “Los ambientalismos frente a los extractivismos”, Eduardo Gudynas indicaba cómo los progresismos han insistido en que aquéllos eran indispensables para poder revertir la pobreza y cómo ese tipo de discursos tienen un gran apoyo por parte de las grandes ciudades donde no se sufren tanto los impactos. Por ello, la exigencia de un mercado mundial y la subordinación al capital, que demanda materias primas, hace que Ecuador, un país primario exportador, se mantenga en esta dinámica de dependencia perversa y desigual entre países denominados “pobres” y “países ricos”.

Por Isabel Salcedo y Tamara Artacker

“Fuera mineras fuera”, resonó con entusiasmo durante la llegada de los caminantes de la marcha por el Agua y por la Vida a Quito. Cerca de 1.500 caminantes de diversos rincones iniciaron el camino desde Tundayme (Zamora Chinchipe) hasta la capital para exponer sus demandas y propuestas frente a la Asamblea y el Gobierno Nacional y presentar un proyecto de Ley Orgánica de Prohibición de Minería Metálica.
Las demandas que recorrieron doce días de marcha por el agua, por la vida y contra la corrupción.

La CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y ECUARUNARI (Confederación Kichwa del Ecuador), fueron las organizaciones encargadas de la convocatoria que mantuvo en alerta a los medios de comunicación masivos y a los medios alternativos.

Defensores provenientes desde los territorios de Loja, Cañar, Azuay, Carchi y la Sierra Central caminaron durante doce días en defensa del agua y la vida fortaleciéndose desde la unidad. Mientras la marcha recorría las calles del sur de Quito, Lauro Sigcha, Presidente de la FOA (Federación de Organizaciones de Azuay) nos comentaba su balance señalando que las acciones realizadas levantarían conciencia y opinión pública porque: “las comunidades campesinas y los activistas soñamos con un Ecuador libre de la megaminería metálica generadora de tantos conflictos y que acaba con los derechos de la naturaleza”, manifestaba.

Además, señaló que se dan afectaciones a la Soberanía Alimentaria porque se quiere imponer una matriz productiva basada en la profundización del agroextractivismo y la apertura de mercados donde ésta inunda de productos ultraprocesados que perjudican a la producción local nacional de pequeños productores; insistió en cómo la agricultura y la ganadería han quedado en un segundo plano por priorizar el agroextractivismo.

El cumplimento de una agenda común les mantuvo firmes en su propuesta presentada en la tarde del pasado 14 de noviembre ante la Presidenta de la Asamblea Nacional, Elizabeth Cabezas. Yaku Pérez Guartambel, El Presidente de Ecuarunari, destacó que: “ahora la pelota está en la cancha de la Asamblea. Siempre dicen que no tenemos propuestas, que solamente protestamos; cuando ellos invaden nuestros territorios y asesinan a nuestros hermanos, cuando contaminan el agua, cuando nos despojan de nuestros territorios, cuando dividen las comunidades (…) pero también hoy hemos presentado este proyecto de ley que viene desde abajo, desde nosotros y ahora queda en manos de la Asamblea”. El proyecto de Ley Orgánica de Prohibición de Minería Metálica en Ecuador se puede consultar en el siguiente link: https://goo.gl/djJfej
Aparte de la entrega de dicho proyecto de ley, también se hizo alusión a las siguientes demandas específicas:
- En relación a la reactivación del sector agropecuario, se insistió en la negativa a las semillas y alimentos transgénicos en la eliminación de políticas de agrocalidad y la apuesta por la revalorización de las economías campesinas e indígenas.
- La necesidad de la lucha contra la corrupción.
- La restitución de la educación intercultural Bilingüe desde inicial hasta superior con presupuesto del Estado y autonomía real.
 
En relación a la consulta popular realizada en febrero de este año, se recordó la falta de su cumplimento en referencia a la pregunta de “si usted está de acuerdo con enmendar la Constitución de la República del Ecuador para que se prohíba sin excepción la minería metálica en todas sus etapas, en áreas protegidas, zonas intangibles y centros urbanos”.

Acciones a realizar en el futuro próximo
El 15 de noviembre, durante el segundo día de los marchantes en la ciudad de Quito, ni el gobierno ecuatoriano ni los representantes del Ejecutivo recibieron a los marchantes. En la última Asamblea celebrada en el Parque del Arbolito, antes de que los caminantes retornaran a sus casas en los territorios, se concretó que hasta finales de enero se dará de plazo para que la Asamblea y el Gobierno Nacional den una respuesta. De lo contrario, se insistió que se volverá a la movilización, se romperá el diálogo y se radicalizará la resistencia.
Para Carmen Lozano, Dirigenta de Mujeres de Ecuarunari, en el futuro estas acciones no acaban aquí ya que remarcó cómo en cada territorio hay que seguir en la lucha. “Lo que necesitamos es presión política, presión de las comunidades, de los pueblos, si no hay una participación colectiva en los territorios y si estamos despreocupados, no va a pasar nada”. Según la dirigenta, la lucha no es solamente para los pueblos indígenas y los campesinos, también es la lucha para la sociedad ecuatoriana en general. Sobre todo, destacó cómo se necesita la unidad de todos y todas, entre el campo y la ciudad.
 
Los impactos negativos que el extractivismo ocasiona en el territorio van más allá de los daños ambientales; cuando se trata de pueblos y nacionalidades se está afectando a principios de autonomía campesina e indígena. Y cuando hablamos de agroextractivismo atenta a la construcción de un régimen de Soberanía Alimentaria popular. Así, al final, se convierte en una realidad que afecta a todos los ecuatorianos.
                                                  
Fotografías: Tamara Artacker
OCARU, Movimiento, acciones y alianzas por el campo
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Fuente: http://ocaru.org.ec/index.php/coyuntura/articulos/item/8699-el-agua-y-la-vida-frente-a-los-extractivismos

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Declaración mapuche de comunidades

en proceso de control territorial y CAM


DECLARACIÓN PÚBLICA MAPUCHE DESDE LOF TEMULEMU

9 de enero de 2018


Comunidades en proceso de control territorial y la Coordinadora Arauco Malleco, convocadas por el lof Temulemu, se han reunido en el predio “El Avellano”, el día 5 de enero de 2019, acordando lo siguiente:


  • Kiñe: Reivindicamos el Control Territorial como método para la recuperación de tierras y recursos que se encuentran en manos de las forestales, principal expresión del capitalismo en el Wallmapu.
    El Control Territorial debe ser entendido como un proceso de carácter autonomista en función al Estado y a sus instituciones, y anticapitalista.
     

  • Epu: Expresamos nuestro apoyo y exigimos la libertad de los presos políticos mapuche procesados por acciones realizadas en el contexto del proceso de control territorial y de resistencia.
     

  • Küla: Hacemos un llamado a la unidad de todas las comunidades y expresiones de lucha mapuche que ejercen el Control Territorial, siempre que se sustenten mediante recursos independientes de instituciones de carácter capitalista (fondos públicos o privados que generan vínculos clientelistas y cooptación de la lucha).
     

  • Meli: Como estrategia fundamental para hacer viable el Control Territorial, proponemos recuperar y fortalecer formas y prácticas colectivas de la economía mapuche (Trafkintu, Kellugun, Mingako, entre otras) para asegurar la autonomía del proceso de recuperación del territorio ancestral.
     

  • Kechu: Reivindicamos las acciones de sabotaje a la actividad forestal en la zona como forma legítima de lucha y resistencia, para expulsar este modelo capitalista de producción y explotación del territorio ancestral.

 

Por la reconstrucción del Wallmapu,

avanzamos hacia la liberación nacional.

 

MARICHIWEW

Publicado por Wallmapu Futa Trawun en https://futatrawun.blogspot.com/2019/01/declaracion-mapuche-de-comunidades-en.html

futatrawun@gmail.com

Nos aclaran, las organizaciones y  pueblos en lucha contra el saqueo, que estamos inmersos en la disputa de territorios por dos proyectos antagónicos e irreconciliables. Uno pertenece a los capitales y estados imperialistas en contubernio con los locales, sólo procura la acumulación oligopólica de riquezas e ingresos sin importar las gravísimas consecuencias. A nosotros nos habituaron a percibirlo modernidad, progreso y único posible. Y no lo cuestionamos. Nos conformamos con recibir reparto de utilidades de ese crecimiento al desconocer que es ecocida-genocida.
En cambio, el otro: la resistencia de diversos de abajo es "por la autoafirmación, la soberanía, la autonomía y el poder territorial para el Buen Vivir". Comprobamos que  "las «víctimas del desarrollo» se transforman en actores de la resistencia y el conjunto de acciones que desde lo local hasta lo global se van tejiendo para transformar un conflicto de intereses antagónicos, entre los actores de la resistencia y los del Estado corporativo, donde la única posibilidad de defender el territorio y la vida es el fortalecimiento permanente de la movilización social y su articulación con los procesos de resistencia contra el extractivismo a nivel nacional e internacional".

Quimbo: extractivismo, despojo, ecocidio y resistencia

8 DICIEMBRE, 2017
Publicado en: LATINOAMÉRICA

Introducción

La humanidad vive una encrucijada frente al inminente peligro de una catástrofe sin precedentes ocasionada por la lógica productivista y mercantil del capitalismo industrial.
Investigaciones registran la contaminación del aire y fuentes hídricas subterráneas y superficiales, el agotamiento de los suelos fértiles, el calentamiento del planeta, la deforestación, la extinción de los picos nevados, el derretimiento de los casquetes polares, la multiplicación de los “desastres naturales”, la destrucción de la capa de ozono, la pérdida de las selvas ecuatoriales y la erosión de la biodiversidad, la extinción de millares de especies, el aumento de la desertificación, la acumulación de residuos tóxicos, la contaminación de los alimentos por pesticidas o su alteración por manipulaciones genéticas, problemáticas que reclaman la necesidad de construir otra forma de relacionarnos con la naturaleza y entre nosotros como seres humanos.
El afán de acumulación de capital basado en la implacable competencia explica la destrucción de los equilibrios naturales y la intensificación de la disputa global por los Bienes (Naturales y Culturales) Comunes -BNCC- entre dos proyectos: uno que resiste por la autoafirmación, la soberanía, la autonomía y el poder territorial para el Buen Vivir y otro, por el control corporativo de nuestros territorios sustentado en el modelo extractivista, financiarista que despoja a las comunidades, destruye los territorios con potencialidad agroalimentaria, menoscaba la soberanía territorial, afecta las cuencas hídricas, deteriora los suelos fértiles y depreda la biodiversidad a manos de empresas transnacionales y multinacionales que exportan sus ganancias sin importar la destrucción de nuestros ecosistemas. Ha sido este modelo extractivista, el que ha perpetuado la opresión, el despojo y el ecocidio con el aval de los gobiernos, que expiden leyes para garantizar a las empresas el marco legal requerido para la extracción intensiva de nuestros BNCC y la explotación de la fuerza de trabajo.
Esa disputa global en Colombia se expresa, de una parte, en la imposición de “las locomotoras del desarrollo minero energéticas y los agronegocios” a nombre de los Proyectos de Interés Nacional y Estratégicos -Pines- mediante una legislación para el despojo de facto, la represión, judicialización de las protestas sociales y el asesinato de defensores de Derechos Humanos y el medio ambiente, generando múltiples conflictos económicos, socio ambiéntales y culturales. Y, de otra, las resistencias sociales, que como en el caso de la Asociación de Afectados por el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo -Asoquimbo- son la expresión organizada y argumentada de “víctimas del desarrollo” contra la imposición del modelo neoliberal extractivista y por la Defensa del Territorio y la Vida.
En el contexto de la problemática económica, social, ambiental y cultural que afronta la comunidad de seis municipios en particular, del departamento del Huila por el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo -PHEQ, producto del modelo extractivista, se desarrolla el trabajo de investigación “El Quimbo: Extractivismo, Despojo, Ecocidio y Resistencia” fundamentado en la Investigación Acción Participativa, como un aporte significativo al fortalecimiento del Movimiento Social en Defensa del Territorio, la Soberanía Hídrica y Alimentaria, el Patrimonio Nacional y los Proyectos de Vida de las Comunidades.
Asoquimbo con aportes significativos del Movimiento Colombiano por la Defensa de los Territorios y Afectados por Represas ¡Ríos Vivos! ha realizado diferentes estudios, que han sido fundamentales para orientar la resistencia social y todas las acciones organizativas, comunicativas, jurídicas, psicosociales que se han expresado en recursos jurídicos de restitución de derechos vulnerados ante la Corte Constitucional, de medidas cautelares ante el Consejo de Estado y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con el acompañamiento del Centro de Estudios para la Justicia Social “Tierra Digna” con incidencia en Informes Técnicos de la Contraloría General de la República -CGR-, construcción de agendas ecosociales con diversas organizaciones y la asesoría de estudios realizados por centros académicos y ONG a nivel nacional e internacional.
El impulso de modelos de extracción de nuestros BNCC hacen parte de la Iniciativa de Infraestructura Regional de Sur América -IIRSA- con el propósito de favorecer los intereses de las transnacionales, razón por la cual son pertinentes los trabajos de investigación participativa, de interacción de saberes desde la acción, que orienten la movilización social hacia la construcción de un nuevo modelo minero energético soberano y autónomo, gestionado por las comunidades según sus necesidades y el uso de otras fuentes de energía como la solar, la eólica, la geotérmica, las mareas oceánicas, entre otras, porque éstas permiten un aprovechamiento limpio y sin destrucción irracional de ecosistemas.
El presente estudio se construye desde las luchas de resistencia contra el extractivismo, por la defensa del territorio, la biodiversidad, la soberanía alimentaria y las comunidades que se oponen a la imposición de megaproyectos energéticos, mineros y agro-combustibles debido a los daños ambientales, sociales, económicos y culturales como en el caso de El Quimbo.
(…)
Destaca cómo las “víctimas del desarrollo” se transforman en actores de la resistencia y el conjunto de acciones que desde lo local hasta lo global se van tejiendo para transformar un conflicto de intereses antagónicos, entre los actores de la resistencia y los del Estado corporativo, donde la única posibilidad de defender el territorio y la vida es el fortalecimiento permanente de la movilización social y su articulación con los procesos de resistencia contra el extractivismo a nivel nacional e internacional. Desde un principio se descartó cualquier posibilidad de negociación con las transnacionales, sin importar las condiciones asimétricas, debido a que de hacerlo sería legitimar el modelo de despojo, ecocidio, represión, judicialización y asesinatos de defensores del territorio para la acumulación de capital y el consumismo, responsables de la destrucción de la vida en el planeta.
La reconstrucción del proceso histórico de la resistencia contra el extractivismo y, específicamente, contra el PHEQ parte de reconocer las visiones de resistencia desde sus actores y los imaginarios que pretenden ser destruidos y /o silenciados a través de todo el proceso de disputa por el control territorial, donde, en una interacción de conocimientos, saberes, experiencias de organización y acción se van formando otros referentes de identidad individual/colectiva, contra la explotación, exclusión, discriminación, despojo, desplazamiento, ecocidio y destrucción del Patrimonio Cultural Común y al mismo tiempo, construcción de poder y autogobierno de los sectores subalternos, actores ecosociales plurales, que se oponen a la imposición de megaproyectos minero energéticos de las corporaciones transnacionales para la acumulación de capital.
El proceso se resumió en cinco momentos que dan cuenta de las formas organizativas, comunicativas, educativas y jurídicas, tejidas desde lo local hasta lo global, que fueron orientando las acciones de movilización social contra todo el poder corporativo enraizado en las instituciones del Estado. Estos momentos se refieren a las tensiones ante la imposición del Proyecto, las contradicciones al interior de instituciones estatales, la incidencia política y jurídica, la expansión organizativa y movilización social contra el Plan de Privatización del Río Magdalena y los procesos de autonomía y poder territorial.
Reconstruir lo vivido hace visible y comprensible los aprendizajes y retos para avanzar en la construcción de otra alternativa al capitalismo. El proceso de investigación desde la acción permitió rescatar la dimensión histórica de la resistencia desde el colonialismo hasta el neocolonialismo.
La resistencia lleva implícita una alternativa de poder. Es decir, es fuente de nuevo derecho y de nuevas formas de relacionarnos con la naturaleza y con nosotros mismos desde una perspectiva colectivista, entendiendo que las diferencias individuales, también son producto de la forma como interactuamos: de “cada quien según su capacidad a cada quien según su necesidad” (Marx). La resistencia desde lo local contra el PHEQ hace parte de la lucha global contra el modelo extractivista de reprimarización de la economía y sus proyectos megamineros e infraestructurales y la necesidad de construir un nuevo Sujeto Ecosocial Plural y el Poder Territorial.
Desde la resistencia nos apropiamos del paradigma ecocéntrico de las relaciones naturaleza- humanidad contra los discursos de “desarrollo sostenible” que hacen parte del pensamiento ambientalista de mercado para el fortalecimiento del capitalismo verde corporativo. El argumento central es que el “crecimiento” infinito, sustentado en el valor de cambio, se soporta, de una parte, en la extracción intensiva de los BNCC, es decir, el ecocidio y, de otra, la explotación de la fuerza de trabajo y la acumulación por despojo que tiene por objetivo mantener el sistema actual, trasladando a los sectores empobrecidos la crisis de sobreacumulación del capital, razón por la cual hablar de responsabilidad social empresarial desde la perspectiva del mercado es otra forma de alienación. La comprensión de estos fenómenos es fundamental para rechazar las propuestas que desde muchas ONG plantean como estrategia la “negociación con las transnacionales” que equivale a la subordinación (asimetría) de “las víctimas del desarrollo” (objetos de mercado) a las corporaciones, donde el Estado, que formalmente se reconoce como garantista de derechos, asume su función real de Estado Corporativo que legisla para la acumulación por desposesión.
La deslocalización del capital intensifica la disputa por el control territorial entre las corporaciones transnacionales para hacer negocios y los actores sociales que habitan sus territorios y defienden su permanencia en los mismos donde construyen sus proyectos de vida. Esa disputa conduce a la territorialización de las resistencias y su articulación a nivel global donde se construye el nuevo sujeto político (indígenas, afros, campesinos, obreros, etc.) y su poder popular territorial donde se plantea una ruptura radical con la concepción de partidos de vanguardia y de movimientos sociales sectoriales (fraccionados) donde las nuevas relaciones de poder se construyen desde movimientos ecosociales que buscan liberarse de la ideología productivista del desarrollo y el progreso y se oponen a la expansión infinita del modo de producción y consumo capitalista y/o burocrático que destruye la naturaleza.
El reconocimiento del trabajo de Asoquimbo obedece fundamentalmente a la visión de resistencia que recupera el conocimiento estrechamente ligado a la transformación de las condiciones materiales y simbólicas de la vida, donde se supera la epistemología centrada en la razón instrumental, por las epistemologías que desde el sur construyen y se apropian de los saberes ancestrales y de los conocimientos que otorgan validez a las prácticas cognitivas de las clases sociales y de los pueblos que han sido históricamente victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y el neocolonismo. Además, por sus aportes a la construcción de una Agenda Común y de un movimiento nacional de resistencia articulado a nivel internacional que confronta el modelo extractivista, depredador de la vida y la naturaleza y propone la sustitución progresiva de la cultura fósil por otro modelo de producción, distribución y gestión de la energía y de definición de prioridades, soberano y autónomo, gestionado por las comunidades y que responda a sus necesidades, sustentado en otras alternativas como la energía solar, eólica, que no afecten los derechos fundamentales individuales y colectivos y, especialmente, el ambiente sano.
Implica la moratoria de la política minero energética, la suspensión de cualquier explotación en áreas protectoras de la Amazonía, Páramos, Macizos y de gran biodiversidad natural y priorizar la conservación de las selvas como única garantía de la diversidad cultural y ambiental, la protección de las altas montañas, donde surgen las aguas para la pervivencia de los pueblos, la garantía de la Seguridad Alimentaria basada en las economías campesinas, indígena, afrodescendientes como la agroecología y la autonomía de las comunidades para decidir en sus territorios. En tal sentido, se han logrado avances significativos en la jurisprudencia con las Sentencias de la Corte Constitucional T-135/13, T-445/16 y T-622/16 que hacen parte de la lucha por una legislación socio ambiental alternativa a la mercantilización de los bienes comunes, surgida desde la organización y la resistencia social de las comunidades y fundamentada en una nueva relación entre la naturaleza humana y no humana, en un nuevo sistema donde impere la justicia social y ecológica.

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