domingo, 28 de mayo de 2017

I. El Mayo de 1810 y el de 1969 nos interpelan a recuperarlos. Que es decirnos si pudieron, en sus respectivas épocas , establecer una inflexión histórica.

Entonces los de abajo hoy
debemos y podemos decidir
qué país necesitamos.
 
 
Situémonos en Brasil según José Luis Ríos Vera y de esta manera nos ubicamos en la Argentina de hoy:
 

"Es la hora de la ofensiva popular, es el grito en las calles. Asistimos a la finitud de las ilusiones de un Estado “conciliador”, un “Estado de todos”; es el fin de la presentación de una relación de dominio impersonal en el cuerpo político estatal. El derrumbe de buena parte de la ideología fetichista del capital se ha precipitado. Las fuerzas del capital han arrancado su propio velo en su redoblada estrategia por apoderarse de los órganos y aparatos de la maquinaria estatal de dominación. La violencia estatal de clase, sin mediaciones, continúa profundizándose".


Inestabilidad hegemónica y crisis de Estado:
La encrucijada brasileña en la lucha de clases

26 de mayo de 2017

 Por José Luis Ríos Vera

Cuando las contradicciones se acumulan es natural que ocurra el salto cualitativo. Brasil asistió en tan sólo veinticuatro horas a un verdadero terremoto político. Lo que ocurre frente a nuestras narices es el proceso de recomposición de una nueva correlación de fuerzas entre los principales campos que disputan el poder estatal. La consigna popular “Fuera Temer” se la ha apropiado a su vez el capital monopólico.
 
Brasil asiste a una segunda fase del golpe de Estado: un “golpe dentro del golpe”, la profundización del golpe, un desdoblamiento del golpe. Asistimos a un segundo estadio de la crisis política permanente brasileña. Si en el primer estadio se trató de la ofensiva autoritaria del capital sobre el trabajo, el actual estadio anuncia los niveles más intensos de la lucha de clases en Brasil, más propiamente, por la nueva ofensiva de las luchas de las clases trabajadoras y populares contra la nueva estrategia de las clases dominantes. De un terremoto de esta intensidad en escala política, emergieron, uno a uno a su propio ritmo, el movimiento revolucionario bolivariano y el poder popular boliviano “hacia el socialismo”.
 
Eso deben saberlo como nadie, las oligarquías, el imperio y las fuerzas del orden. Con el quiebre de la institucionalidad democrática establecida el país amazónico presenta rasgos claros de descomposición del régimen político y el desmoronamiento de sus instituciones. Se rozan las puertas de un cataclismo institucional-estatal. Una crisis política de niveles inéditos, quizá. De ahí que sea insuficiente hablar en términos de “crisis de gobierno”, “crisis de gobernabilidad” o “crisis institucional” por más que se venga profundizando la bancarrota de las instituciones políticas. La decadencia del Legislativo (“república de delincuentes”), un Ejecutivo usurpador cada vez más despreciable, y un sistema de Justicia metamorfoseado en “partido político” deformador del texto constitucional para convenir a los intereses oligárquicos que representa. Todo un cuadro de conspiración política, depredación económica y corrupción económico-política que ha llevado al país al agotamiento de todo el orden político estatal. A un año del golpe de Estado, el desenvolvimiento vivo de las fuerzas políticas y sociales ha recreado un nivel de condensación de contradicciones que marcan un nuevo episodio en la coyuntura actual de la crisis política permanente.
 
La articulación del bloque de dominación golpista (2014-2016)
El bloque político golpista logró articularse en el periodo 2014-2016 entre las siguientes fuerzas principales: -La burguesía brasileña dependiente (bancos y finanzas, agronegocio, medios de comunicación, grandes industriales); -Las poderosas fracciones trasnacionales del capital financiero; -La burguesía posicionada en el mercado interno; -El Poder Judicial y los aparatos de justicia y represión (STF, MPF, PGR, Policía Federal, Magistraturas, Jueces) y las altas clases medias que los apoyan; -La inmensa mayoría de partidos políticos anquilosados en el Legislativo y atrincherados con alianzas partidistas portadoras del sustento a la figura del Ejecutivo usurpador y del proyecto de clase que personifica.
 
El desgajamiento del bloque golpista: De las fisuras a la fractura
A dos años de la articulación del bloque de dominación golpista consolidado con la destitución de la presidenta Dilma en 2016, la unidad golpista ha venido presentando cada vez con mayor fuerza serios desgarramientos que la han arrastrado hacia su fractura. Como sostuvimos en un escrito de mayo de 2016: … el desenlace puede ser más largo aún y la relación de fuerzas puede resultar imprevisible dada la posibilidad de la aparición de fisuras en el seno del bloque en el poder y sus propias fracciones: financieras, industriales, comerciales, agrarias- por una parte, y por el nivel de politización y agudización de las luchas populares.
 
Destacan en este sentido los siguientes factores de fractura: El fracaso del gobierno Temer y de su bloque partidista de alianzas (fundamentalmente con el PSDB de la tríada Cardoso-Serra-Neves) en llevar adelante la radical restauración neoliberal conservadora, esto es, el desmantelamiento de las conquistas histórico-sociales de las clases trabajadoras y populares. Contrario a lo que prometió en el discurso de su toma de posesión, Temer no “tranquilizó al mercado” y fracasó con las “reformas fundamentales”.
 
Dicho fracaso se evidencia:
 a) con los problemas por sacar adelante la Reforma Laboral (trabalhista) y de las jubilaciones y seguridad social (previdência) en tanto piezas centrales de la ofensiva golpista del gran capital;
b) la crisis de legitimidad de su gobierno, con el descrédito mayoritario de la población brasileña al orden político-institucional empantanado en un gigantesco cuadro de podredumbre y corrupción; c) con su propia responsabilidad en el fortalecimiento de las fuerzas políticas de las clases trabajadoras y populares y su radical antagonismo frente al proyecto golpista ultra neoliberal. Ante el fracaso del gobierno oportunista y el propio escalonamiento de los intereses oligárquicos, se ha puesto en primer plano una nueva carta estratégica de los grandes capitales anclada en la defenestración del gobierno Temer (un espantapájaros cada vez más descartable para el gran capital). No puede pasar desapercibido que ha sido mediante el oligopolio de las telecomunicaciones Globo que se ha dado paso -no sin arriesgar el proyecto- al plan para destituir a la figura presidencial.
 
Los aparatos de Justicia atrincherados en la ofensiva político-judicial de la LavaJato, han venido ejerciendo el papel de “partido político”. Dicha fuerza estatal, conocida como el “partido de la Lava-Jato” tiene sus propias bases sociales fincadas en las clases medias altas. Estas fuerzas judiciales, verdaderas mantenedoras de los aparatos de justicia y represión del Estado, se han distanciado con gran ímpetu de la alianza (complicidad) Ejecutivo-Legislativo. Sea por el enorme caldo de corrupción que atraviesa a este cuerpo político institucional, o sea, incluso, por la propia defensa de los intereses (de la alta burocracia judicial) que están amenazados fundamentalmente por la contra-reforma de la Seguridad Social.
 
El desgarramiento entre estos aparatos estatales es tal que la Justicia se ha lanzado por la caída del gobierno y de sus aliados. De tal modo que, el sistema estatal de Justicia como “partido de la Lava-jato” -bajo la operación de su monumental embestida judicial- ha impactado en el blanco: tiene al gobierno Temer y su sistema de complicidades y alianzas a un paso del colapso y de su descomposición. Basta con que sople el viento.
 
Por otro lado, tenemos a una burguesía más orientada al mercado nacional. Si bien en un primer momento esta fracción se adhirió al impeachment de la presidenta Dilma, ha venido mostrando claras señales de la incompatibilidad de intereses respecto al escalonamiento al que ha llegado la radical restauración neoliberal. La entrega del Pre-sal, la desindustrialización, la apertura económica, el apoyo a las importaciones, la carga fiscal, las tasas elevadas de interés, el ajuste del gasto, la restricción del crédito, la desnacionalización, le han arrojado el guante a una fracción burguesa más orientada a la acumulación en el mercado nacional. ¿Quién pagará el pato del pato? preguntaba Dilma ya destituida, a propósito del ataque de los industriales brasileños (FIESP) al gobierno de Dilma bajo el emblema “Yo no voy a pagar el pato”.
 
Como lo señalamos en su momento: No es fácil descartar la posibilidad de una profundización de contradicciones en el seno del bloque en el poder y modificaciones sustantivas al interior de éste, ya que, con el desenvolvimiento de la crisis económica y política y la escalada económico recesiva del golpismo, pueden pronunciarse las fisuras, esto es: mayor polarización entre industriales y banqueros locales por los porcentuales de la tasa de interés y los superávit primarios; los poderosos sectores del agronegocio con los propios industriales en lo que corresponde a la plataforma comercial externa, papel de las fracciones en la contribución fiscal, etc. Se trata de fisuras que bien pueden derivar en modificaciones sustantivas en el seno del bloque en el poder y que no sería tan fácil descartar una disociación -con el desenvolvimiento de la crisis económica y política actual y los nuevos paquetes económicos del golpismo entre ciertas fracciones del bloque en el poder.
 
La burguesía dependiente junto con las fracciones poderosas del capital financiero buscan (si no es que ya lo tienen) su nuevo Príncipe. Su objetivo es consolidar la restauración neoliberal (las reformas “fundamentales”), hacer prevalecer al orden político y “constitucional” y asegurar de este modo la profundización de los principales ejes de reproducción del capital. Como puede observarse, a un año de la maniobra golpista, la configuración del bloque de dominación golpista se ha desfigurado.
 
 Contradicciones entre la burguesía dependiente-financiera-trasnacional con la burguesía “local”; los conflictos del Poder Judicial con el gobierno Temer y sus inmensas redes de corrupción; las fisuras abiertas entre el Ejecutivo golpista (y su incapacidad hegemónica para continuar el camino de contra-reformas) y su otrora sustentación principal en la gran burguesía dependiente-imperialista. En síntesis, un escalonamiento de fracturas presentes entre las entonces bases aliadas, ha dado lugar a un nuevo estadio de crisis e inestabilidad política.
 
Las clases trabajadoras y el movimiento popular
 El fortalecimiento del sujeto activo de la transformación social no sólo se ha presentado con el propio rompimiento de la “normalidad democrática”. A la inversa, el estallido de la crisis económica del capitalismo mundial (2008-2009), la prolongación a un estancamiento secular, y sus impactos en la crisis de la reproducción del capitalismo dependiente brasileño a partir de 2012, han llevado a las clases trabajadoras a elevar sus niveles de politización, mismos que se han venido acentuando a raíz de la tormenta política que suscitó el quiebre de la democracia representativa liberal y el golpe de Estado urdido en el orden institucional clasista. La profundización de la crisis económica a partir de los propios planes “anti-crisis” establecidos mediante el despotismo de la restauración ultra neoliberal, ha llevado consecuentemente a las clases dominadas a intensificar sus luchas, a adquirir nuevas fuerzas, a recargar la politización de las bases trabajadoras y del movimiento popular, así como ha llevado a replantear y cuestionar las relaciones de fuerzas existentes de cara a confrontar los intereses del comando golpista.
 
La huelga general del 28 de abril convocada por la lucha sindical y el movimiento popular que contó con la participación de 40 millones de trabajadores, movimientos sociales, fuerzas populares y población en general es prueba fehaciente de una nueva relación política de fuerzas que desafía el orden establecido. A un año del golpe de Estado y de la rearticulación “social” del capital, la clase trabajadora y el movimiento popular brasileño ha dado enormes pasos hacia su articulación como verdadero organismo de poder.
 
Inestabilidad en las relaciones de hegemonía
 
El Ejecutivo está minado; la coalición de partidos en el Legislativo (PMDB, PSDB,PSB, y muchos otros) naufraga o desembarca; el “partido” de la Justicia sigue avanzando (hasta ahora) en sus operaciones. ¿Quién concentra la dirección hegemónica en el cuerpo político estatal? Con las fracturas a nivel del bloque de dominación golpista y la acentuación de la inestabilidad política se ha zanjado un periodo de indeterminación hegemónica, o quizá pueda realmente pensarse en una verdadera crisis de hegemonía. Las contradicciones y fisuras entre las clases dominantes (entre el bloque golpista) vienen desdoblándose en las fuertes tensiones presentes a nivel de los aparatos institucionales de Estado.
 
En términos generales, cada aparato o poder estatal funge como baluarte de una u otra fracción o interés corporativo. La crisis política brasileña se expresa como una amalgama de contradicciones al interior del bloque de dominación. Estas contradicciones intestinas junto con el desgarramiento de las alianzas establecidas potencian el cuestionamiento de la dirección hegemónica del Estado y tienden hacia la conformación de nuevas relaciones de fuerza que terminan por expresarse en los aparatos y poderes de la maquinaria estatal. La dirección hegemónica estatal ha podido debilitarse, las fracciones y alianzas principales han empezado a modificarse.
 
De ahí que, en una entrevista al único medio que aún lo cobija, el golpista Temer señale para Folha de Sao Paulo: “No voy a renunciar. Si quieren, que me derriben”. El desenvolvimiento de estas contradicciones interestatales inescindibles de las contradicciones clasistas y su impacto en la acentuación de la crisis política son el  un marco de inestabilidad que se agrava con la creciente intensidad de las luchas marco de una inestabilidad en el ejercicio de la dirección hegemónica del Estado, un marco de inestabilidad que se agrava con la creciente intensidad de las luchas de las clases trabajadoras y populares.
 
Tocando las puertas de la crisis de Estado
Con el “partido de la Lava-jato” y los aparatos represivos y de justicia del Poder Judicial presionando e interrumpiendo el ejercicio del Legislativo (el PSDB aún no se repone del mazazo a su presidente Aécio Neves y compañía), cancelando o suspendiendo el ejercicio del Ejecutivo, se vienen agravando las fisuras, profundizándose la crisis política y con ello el deterioro en el ejercicio de la hegemonía. Prueba de ello es el muy posible retraso e interrupción de las reformas neoliberales en el Congreso.
 
Ahora bien, de la propia inestabilidad hegemónica experimentada ha devenido un prodigioso impasse en el bloque golpista que arrastra a profundizar sus choques internos, esta vez respecto a los conflictos por definir la ruta autoritaria de una transición desde arriba (difiriendo con ello la imposición de las reformas), es decir, por el reemplazo de la figura presidencial. De lo anterior es posible a asistir a una armazón de elementos constitutivos que en su agravamiento pueden encaminarse a una crisis de Estado, si es que ésta no ha comenzado ya a cristalizarse. En este caso se trataría de la generación de un conjunto de condiciones que cuestionan la capacidad del Estado (y de su cuerpo de poderes, aparatos y ramas institucionales) de establecer el papel esencial que encierra el ejercicio político de la hegemonía, papel que corresponde a la fracción hegemónica: organizar el bloque en el poder, construir su unidad política y establecer el interés político general; imponer los intereses principales de la reproducción del capital (ejes de acumulación); cimentar la cohesión social, instituir el equilibrio institucional y estabilizar el orden; fragmentar y desorganizar a las clases trabajadoras y a las masas populares.
 
En este sentido, poner en tela de juicio el papel del Estado en el ejercicio de la hegemonía de clase, en la organización de la unidad del bloque de dominación, en la representación de la fracción o fracciones hegemónicas, es factor de una crisis de Estado. De tal modo, un periodo de inestabilidad política elevado a la escala de indeterminación hegemónica tiende a constituirse en factor primario de una crisis de Estado. ¿Quién construye la unidad del bloque de dominación si las contradicciones han colmado-desbordado los dominios de la estatalidad? ¿Quién impone los intereses principales de los grupos o fracciones dominantes? ¿Desde qué poder o aparato estatal institucional podrían establecerse si estos experimentan oscilantes relaciones de fuerza? En este cuadro de crisis estatal: ¿qué lugar debe ocupar el movimiento popular en su conjunto? Además del desgajamiento en el bloque de dominación, marco que encierra la inestabilidad hegemónica, importa atender el problema de la posibilidad de organizar un nuevo bloque de dominio. Queda claro que los intereses que desde arriba optaron por la defenestración del gobierno Temer, han trazado ese camino.
 
Las “soluciones” en el plano inmediato: La utopía golpista versus el Frente Popular Brasil
Desde el punto de vista de la oligarquía neoliberal, la “solución” es destituir al Ejecutivo, defender el “Estado de Derecho” y reemplazar la figura presidencial. Existen distintas vías para esta “sucesión”: el presidente de la Cámara de Diputados (Rodrigo Maia) asume la jefatura de Estado, y en un plazo no mayor a 30 días convoca a elecciones presidenciales con voto interno del Congreso (de la República de los delincuentes!), esto es, a espaldas del voto popular. Otra ruta de “transición” puede darse por la vía de formación de un gobierno provisional en el que asuma el mandato presidencial el Supremo Tribunal Federal (STF) en la persona de su presidenta, Carmen Lúcia. Existe incluso un abanico de sustitutos de la figura presidencial entre cuyos nombres destaca el “príncipe das trevas” y expresidente Fernando Henrique Cardoso (sic!), o el propio Nelson Jobim, ex-ministro del STF y consultor actual del Banco de Inversiones, BTG Pactual.
 
Así, con una mano en la constitución y con la otra mano en la excepción, las fuerzas oligárquicas y la lumpen-política de alianzas partidistas se encuentran enredadas entre estas “vías de transición” (desde arriba). Efectivamente, el problema mayor que encierran estas rutas de “transición”, es que -para el capital-, ninguna lograría estabilizar la crisis política, la deslegitimidad reinante, la inestabilidad hegemónica; tres elementos necesarios para establecer lo esencial de la restauración: las contra-reformas anti-obreras y anti-populares ahora en riesgo de paralización. Es por eso que las clases dominantes buscan dotar de vitalidad al nuevo “príncipe” y sus aparatos ministeriales. Entre estos, la sede del poder financiero, el Ministerio de Hacienda, en manos del banquero Henrique Meirelles, viene siendo revestido de un halo angelical. Con la constitución por delante, la oligarquía pretende dar legitimidad a un orden político corroído por la gigantesca corrupción político-capitalista brasileña. Más aun, con el espíritu político de la Lava-jato es posible que el gran capital se atreva a presentar una “nueva institucionalidad” en el orden de los partidos políticos amparadas en el “imperio de la Ley”, la “transparencia” y la “democracia”.
 
Una “nueva derecha” compuesta de supuestos outsiders ha venido difundiéndose desde meses atrás justamente en este sentido. En conjunto, se trata de forjar los métodos y elementos que permitan la realización de las “reformas fundamentales” logrando así la consolidación de la restauración neoliberal y las condiciones de su aseguramiento y reproducción. Este es el interés esencial de las clases dominantes. ¡Todo puede suceder, a condición de que el bunker financiero (Hacienda) y sus soldados nos lleven a puerto! Es el rosario de las clases dominantes.
 
Por otro lado, las clases trabajadoras junto con el inmenso conjunto del movimiento popular constituidos en el Frente Brasil Popular luchan por reestablecer el orden democrático constitucional, convocar a elecciones directas (“Diretas ya”, es el mandato popular) del jefe de Estado (por sufragio universal) para este mismo año de 2017, y así construir un gobierno emanado de las fuerzas democráticas y progresistas.
 
Dichas elecciones anticipadas precisarían de una Enmienda Constitucional bastante adversa al espíritu de la “República de Delincuentes” que hasta ahora priva en el Congreso. Las “Diretas ya” forman parte “de un “Plan Popular de Emergencia” del Frente popular brasileño que busca crear “una correlación de fuerzas favorable a la oportuna convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente destinada a refundar el Estado de Derecho y establecer reformas estructurales democráticas. (Ver el Plan Popular de Emergencia del Frente Brasil Popular en español: http://www.agenciapacourondo.com.ar/patria-grande/documento-completo-planpopular-de-emergencia-del-frente-brasil-popular)
 
La encrucijada en la que se ha internado la sociedad brasileña será resuelta mediante los combates decisivos de las luchas de clases. Elecciones Directas e Indirectas; cada alternativa tiene -por ahora- a su propio polo ganador. La crisis política brasileña de cuyos enfrentamientos se alimenta adquiere aquí su más álgida tensión. La inestabilidad hegemónica y las fracturas entre las fracciones dominantes impulsan y fortalecen a las fuerzas populares. Es la hora de la ofensiva popular, es el grito en las calles. Asistimos a la finitud de las ilusiones de un Estado “conciliador”, un “Estado de todos”; es el fin de la presentación de una relación de dominio impersonal en el cuerpo político estatal. El derrumbe de buena parte de la ideología fetichista del capital se ha precipitado. Las fuerzas del capital han arrancado su propio velo en su redoblada estrategia por apoderarse de los órganos y aparatos de la maquinaria estatal de dominación. La violencia estatal de clase, sin mediaciones, continúa profundizándose.
 
La deriva autoritaria y su adversario
Como alguna vez señalamos, en una república sustentada en la superexplotación del trabajo y bajo el yugo golpista de gobiernos de “príncipes”, no es posible conquistar legitimidad, estabilidad. A la estrategia actual del gran capital le subyace una tendencia orientada hacia la configuración de una nueva morfología de los aparatos estatales, esto es, una serie de modificaciones que vienen profundizando una “nueva” forma de Estado, máxime cuando asistimos a la fractura del patrón de alianzas del bloque de dominación golpista.
 
Como hemos señalado en otro espacio, es importante considerar que una fractura presentada en el seno del bloque en el poder se experimentó en el periodo contrarrevolucionario de los años sesenta-setenta -bajo la ofensiva de las fracciones monopolistas en su proceso de integración al imperialismo-, y fue a partir de estas divisiones y antagonismos entre las fracciones dominantes en los cuales estaría inmerso a su vez el movimiento popular, que se configuró con las dictaduras latinoamericanas y en Brasil en particular, una nueva forma de Estado, conceptualizada ésta por Ruy Mauro Marini bajo la categoría de “Estado de Contrainsurgencia”.
 
Con las fisuras señaladas, y a nivel de la relación de fuerzas con el campo popular brasileño, la tendencia hacia la deriva autoritaria (a su profundización) de la oligarquía subordinada a la finanza trasnacional no es muy fácil de descartar en el escenario actual de la lucha política. De hecho, en rigor, la gestación de una nueva forma de Estado comenzó precisamente con la ruptura de la institucionalidad democrática liberal y el paso a la forma de Estado de excepción jurídica permanente. Ahora bien, es importante considerar que la escalada mayor de la inestabilidad hegemónica hacia una crisis de Estado induciría una serie de transformaciones (su profundización) en los aparatos de Estado. Se trata de modificaciones que han venido transitando hacia una forma autoritaria de Estado fuerte, misma que relega a segundo plano la forma política estatal constituida por las “democracias gobernables”; esto es, el encauzamiento político (“lento, gradual y seguro”) de la institucionalidad democrática (restringida) en el estadio neoliberal llevado a cabo en América Latina. Estas modificaciones constituyen la profundización de la actualización de los aparatos estatales a la crisis política permanente. Un procesamiento inducido tanto por los polos de las fuerzas económico-políticas de arriba, como fundamentalmente por el ascenso del campo político popular. Por tanto, se trata de una adaptación del poder estatal a la escala ascendente de las luchas de clases.
 
El papel político reinante que ha venido asumiendo el Poder Judicial y los aparatos de Justicia permiten vislumbrar su nuevo lugar predominante en los mecanismos de legitimación de la nueva forma del poder autoritario del Estado clasista. Desplazando a la democracia electoral neoliberal como instancia principal de legitimidad del dominio, la Justicia y el Estado de Derecho asumen la centralidad en el poder de legitimidad de la nueva forma estatal autoritaria. La esfera del Poder Judicial institucional, en el orden dictado por las circunstancias, sea más proclive a la legitimación del derecho al uso de la fuerza pública o se incline por dotar de legitimidad a la fuerza del derecho constitucional, contribuye de modo central a la (re) emergencia de la forma de Estado de excepción con base jurídica.
 
En este sentido, en el orden actual de la crisis estructural del capitalismo mundial y de la recesión continua en Brasil subordinada a la crisis global, ¿acaso el pueblo brasileño no tiene oportunidad de ejercer una participación política sobre condiciones democráticas formales? En este periodo histórico de abigarramiento de contradicciones, ¿asistimos al final de las formas democráticas-representativas liberales de América Latina? ¿Se ha clausurado el periodo relativamente “flexible” de las democracias gobernables establecidas en la región?
 
El inventario (tanto exitoso como fallido) de Golpes de Estado “institucionales” en América Latina relativos al periodo 2004-2017 ofrece una respuesta pesimista.
El escenario progresista de participación política asentada sobre una incólume institucionalidad estatal de dominación (de clase) ha sido consumido. La acumulación actual de contradicciones y el redoblamiento político de la ofensiva del capital exigen a las fuerzas populares la elaboración de una nueva estrategia de hegemonía que desafíe las bases materiales del Estado de excepción permanenteinstituidos por golpes de Estado “institucionales”, es decir, un desafío a la unidad del aparato estatal de dominación con el cual logre cimentar nuevas relaciones de poder.
 
En conclusión, la crisis política y la inestabilidad en las relaciones de hegemonía tocan las puertas de una crisis de Estado, lo que conlleva una serie de modificaciones en los órganos político-estatales. El desmoronamiento del régimen político en Brasil ha venido girando, con el Derecho y la Justicia por delante, hacia derivas autoritarias. En el momento actual, las modificaciones estatales pueden llevar, ya sea a la profundización radical del Estado autoritario fuerte (del Estado de Excepción permanente ya en curso), o ya sea a la transformación democrático-popular del orden estatal. Toca a la lucha de clases dar salida a tal encrucijada. Porque el pueblo brasileño lo sabe, se arrojará a la pelea con pasión y coraje. 23-05-2017

   
Tenemos, abajo y a la izquierda, el desafío de adueñarnos de la lucha de clases que precisa superar fronteras. Es percatarse del Capital desechando a la democracia restringida (demasiado corrupta y deslegitimada) e impulsando el Estado de Excepción hasta en Francia como su ofensiva para imponer la sobreexplotación de los trabajadores, los pueblos y la naturaleza.
Frente a su intención de derrotarnos una vez más valiéndose del terror estatal y paraestatal que se fue perfeccionando a lo largo del período constitucional desde 1984, pienso la unión abajo en diversidad no  sólo contra el fascismo o la ultraderecha que convence a una parte de nosotros por su percepción inmediata de la realidad social sino ante todo como obra de la toma generalizada de conciencia sobre cuál es la situación nacional e internacional y cuáles son las perspectivas de cambios radicales mediante protagonismo popular. Es instalar en la agenda pública que la causa de nuestros problemas fundamentales es el antagonismo irreconciliable con el capitalismo y también es nuestra desconfianza e incluso rechazo al potencial subversivo implícito en la diversidad de los de abajo.

Es decir, concibo la derrota del bloque dominante en Argentina, Brasil o de la contrarrevolución en Venezuela desde el esfuerzo por facilitar la clarividencia popular sobre su poder de hacer al viraje desde su trabajo asumido con fines comunitarios, provinciales, nacionales e internacionales hasta ir concretando buenos vivires convivires de los pueblos planetarios.
Considero que, a diferencia del populismo de derecha e izquierda mirando a dividirnos, los marxistas consecuentes debemos atrevernos a dialogar o escuchar, aprender e investigar las iniciativas populares que ya están abriendo caminos de la sociedad y el mundo confraternales.
Nuestra fuerza invencible está en relacionarnos rompiendo con nuestros hábitos capitalistas y poniendo en juego nuestros sentimientos humanistas.

II. El Mayo de 1810 y el de 1969 nos interpelan a recuperarlos. Que es decirnos si pudieron, en sus respectivas épocas , establecer una inflexión histórica.

Entonces los de abajo hoy 
debemos y podemos decidir 
qué país necesitamos.


 
Sacudámonos, en forma previa, de la UNASUR que los gobiernos progresistas propagandizaron como la Patria Grande de Bolívar y San Martín. La verdad la hallamos en la Minustah bajo el comando de Brasil e  integrada por militares sudamericanos con la sola excepción de Venezuela. También la descubrimos en IIRSA que es la integración de infraestructuras para el saqueo exportador a gran escala de los bienes comunes naturales de Sudamérica. 
 

Por el retiro de la Minustah de Haití

A nueve años de la llegada de las tropas extranjeras a Haití se realiza una campaña para exigir su retiro. Compartimos una entrevista con Camille Chalmers quien evalúa estos años de ocupación militar en su país, así como la convocatoria a la Jornada continental por el retiro de la MINUSTAH de Haití, llevada a cabo el 1ro de junio de 2013 en varios países de la región.

 

Un balance nefasto.

Entrevista con Camille Chalmers.

En el año de 2004, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decide crear la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas para Haití (MINUSTAH por su acrónimo en francés), luego de que una intervención militar de comandada por Estados Unidos y Francia derrocara al ex president Jean-Bertrand Aristide. Pasados nueve años de la instalación de la MINUSTAH, la evaluación que se hace desde el país caribeño es fuertemente negativa: no sólo ha cumplido con sus objetivos de promover y proteger los derechos humanos, asegurar elecciones transparentes, y proteger civiles de una supuesta incontrolable situación de violencia, sino que su función está siendo justamente la contraria, y con agregados nefastos como la introducción del cólera al país provocando la muerte de decenas de miles de personas, violaciones sistemáticas a mujeres, niñas y niños en barrios populares, represión y masacres de civiles.
 
Esta misión se ha convertido además en la fuerza que está asegurando la profundización de un proceso de neoliberalización de la economía del país, reprimiendo a los movimientos populares que luchan por detener o revertir dicho proceso. Es lo que manifiesta Camille Challmers en entrevista especial con Radio Mundo Real en ocasión de la Jornada Continental por el retiro de la MINUSTAHde Haití, que se está realizando hoy, 1º de junio de 2013 en varios países de la región.
 
Durante la entrevista Chalmers, integrante de la Plataforma Haitiana para un Desarrollo Alternativo (PAPDA) y de Jubileo Sur, destaca también otros ejemplos de cooperaciones que tienen resultados positivos para el pueblo haitiano, como las llevadas a cabo por Cuba, Venezuela y el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil. Sigue abajo la entrevista íntegra.
 
Se están cumpliendo nueve años de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití ¿Cuál es el balance que hacen las organizaciones y movimientos sociales de los resultados que se proponía alcanzar esta misión y de los resultados que está generando?
Un balance totalmente negativo para el pueblo de Haití, desde todos los puntos de vista. Si miramos los objetivos planteados por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en sus múltiples resoluciones entre 2004 y 2012, podemos decir que todos esos objetivos han fracasado rotundamente. Primero, en relación con la cuestión de la seguridad ciudadana y de la estabilidad, a pesar de que Haití no es un país inseguro (los niveles de inseguridad son mucho más bajos que los de los países vecinos) no se ha dado ningún paso hacia adelante en ese aspecto. Sabemos que la fuente principal de inseguridad radica en el tráfico de drogas (12% de la cocaína que entra a Estados Unidos pasa por nuestro territorio), y eso no ha disminuido. Por el contrario, el tráfico de drogas ha aumentado y, por supuesto continúa su trabajo de desestabilización de la sociedad y de las instituciones.
Si tomamos las elecciones democráticas podemos decir que no hemos avanzado, sino al contrario. Si miramos el ciclo electoral entre 1990 y ahora, podemos decir que las últimas elecciones del 2010-2011 fueron las peores del ciclo electoral que empezó en los noventa. No solamente hubo una cantidad enorme de fraudes, hubo una gestión técnica muy pobre, una participación bajísima, y un control evidente de todo el proceso electoral por la MINUSTAH y por agentes externos, incluidos agentes de la OEA que difundieron los resultados sin ninguna relación con la votación real que se dio en Haití. Así que desde el punto de vista de la institucionalidad democrática podemos decir que la MINUSTAH no solamente no ha mejorado la situación, pero ha trabajado en contra del espíritu democrático, y no ha reforzado las instituciones democráticas del país.
Si tomamos la cuestión de los derechos humanos, la MINUSTAH no ha hecho ninguna intervención seria en los casos de violaciones sistemáticas de derechos humanos, como por ejemplo, de los trabajadores haitianos cortadores de caña que van a República Dominicana y que son expulsados, violando las convenciones internacionales y de los derechos de los trabajadores inmigrantes. Y la MINUSTAH no solamente no ha realmente trabajado para la defensa de los derechos humanos, pero la impunidad sistemática de las fuerzas armadas que están en nuestro país, ha reforzado toda la debilidad del sistema judicial. La población realmente no cree en la eficacia del Poder Judicial.
 

Lo más grave por supuesto, es la cuestión de la cólera, que fue una introducción de las fuerzas de la MINUSTAH, comprobado por instituciones científicas de Estados Unidos y de Francia. A pesar de esto, las Naciones Unidas no aceptan su culpabilidad, y su negligencia criminal en la introducción de esta enfermedad y sus consecuencias dramáticas. Estamos hablando de más de 8 300 muertos, de más de 630 mil afectados y daños muy graves desde el punto de vista social y económico para todo el país. Naciones Unidas está evocando la inmunidad de sus tropas, para realmente no pagar indemnizaciones, ni emprender procesos que podrían mejorar el acceso al agua potable y servicios de saneamiento, que es la única solución frente a la epidemia de cólera.
También desde el punto de vista de los derechos humanos, tenemos múltiples denuncias comprobadas de violaciones masivas a mujeres, niñas y niños, incluyendo el episodio que se dio en el barrio popular Martissant, donde más de 120 soldados de Sri Lanka han sido acusados, con muchas pruebas, de violaciones masivas contra mujeres de ese barrio. Y hasta ahora no se ha dado ningún juicio de tribunal para reparar los daños muy graves que se han hecho en esas familias.
En ese sentido se manifiesta que la MINUSTAH no solamente no está cumpliendo con su deber de velar por los derechos humanos, sino que se ha convertido directamente en violador de derechos humanos, como nos venis contando ¿Qué magnitud han adquirido en estos 9 años, estos casos de violaciones de derechos humanos, que incluyen además masacres y asesinatos a civiles?
Sí, la MINUSTAH se ha constituido en la fuerza de represión directa en contra de los barrios populares, sobre todo en Puerto Príncipe, ejerciendo una represión salvaje con un saldo importante de muertes civiles. La MINUSTAH además es la fuerza represiva desplegada frente a los movimientos ciudadanos pacíficos, como por ejemplo el gran movimiento para exigir el aumento del salario mínimo (en violación de la ley no se había subido el salario mínimo en más de 6 años). Era un movimiento ciudadano muy amplio, con muchísimos sectores, y la MINUSTAH fue el brazo armado que hizo la represión violenta en contra de los manifestantes, con represión física, encarcelamientos, lanzamiento masivo de gases lacrimógenos, inclusive dentro de un hospital de niños, cosas muy graves con un saldo muy importante en términos de daños a los derechos básicos de las personas.
Y en todo esto, se puede notar que por ejemplo, cuando el presidente (Michel) Martelly decidió encarcelar a un parlamentario en funciones, lo cual es totalmente contrario a la Constitución, la MINUSTAH fue la fuerza desplegada en las calles para asegurar que el encarcelamiento tuviera lugar.

¿Existe una relación entre la presencia de esta fuerza de ocupación y el desarrollo de la política económica en todo este tiempo? ¿Cómo describirías la evolución económica de Haití en estos años?
Bueno, desde los años ’83, ’84 se viene fijando una política neoliberal, que ha generado una destrucción sistemática de la capacidad productiva del campesinado, con la transferencia de activos hacia el sector privado, con el desmantelamiento de todo sistema de protección social y con la privatización masiva de los activos públicos. Esta tendencia se ha reforzado, y la MINUSTAH es una presencia para favorecer y garantizar el éxito de esta política. Se vio muy claramente cuando se hizo la privatización violenta de la telefonía pública, cuando hubo un despido ilegal de más de dos mil trabajadores, y la MINUSTAH se presentó como la fuerza que garantizaba que esa operación pudiera suceder.
La visión política impuesta por el imperialismo por supuesto conlleva un componente represivo, porque las políticas tienen una inmediata polarización social, de empeoramiento de las condiciones de vida de las grandes masas, y eso significa sublevamiento, protestas, manifestaciones, etcétera, y la MINUSTAHes la fuerza represiva básica utilizada por el imperialismo para asegurar que esas políticas se mantengan.

Existen otros ejemplos sin embargo, de relacionamiento de los países de la región con Haití. Recordamos, por ejemplo que Venezuela fue uno de los primeros países de la región en colaborar cuando ustedes sufrieron el terremoto en el año de 2010. Sabemos que Cuba cumple un rol con el envío de profesionales de la salud, así como el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil lleva algunos años también haciendo brigadas de solidaridad con Haití. ¿Cómo evalúan ustedes este tipo de relacionamiento de los países de la región con el pueblo haitiano?
Sí, tenemos en Haití ejemplos muy bonitos de cooperación solidaria, de cooperación respetuosa, de cooperación que realmente tiene efectos significativos en las condiciones de vida cotidiana de la gente. Empezando por la cooperación con Cuba, que empezó en el ’98, y en el campo de la salud dio resultados extraordinarios, con una integración total de los médicos cubanos en las comunidades rurales, y que contribuyen mucho a luchar para mejorar el acceso a los servicios públicos de salud. Y debo subrayar que por ejemplo, el saldo de muertos que tenemos a causa del cólera hubiera sido por lo menos el triple sin la presencia de los médicos cubanos.
Así que es realmente un ejemplo maravilloso de la cooperación solidaria, de la cooperación que no genera endeudamiento, una cooperación que no genera dependencia, y que ayuda al pueblo a atacar problemas sociales básicos. Y esta cooperación se ha reforzado ahora con la presencia de la cooperación venezolana, con la relación triangular Cuba-Haití-Venezuela, que interviene en varios sectores, como el sector de la salud, el apoyo a la pequeña agricultura campesina y la pesca, que son sectores muy importantes para ayudar al pueblo de Haití a salir de esta crisis.
También queremos señalar una presencia muy importante de una brigada de solidaridad, que se llama Brigada Dessalines (por el nombre del libertador de Haití), que fue una decisión del Movimiento Sin Tierra con Vía Campesina, que es una brigada que trabaja en Haití desde hace cuatro años y medio, con una presencia muy importante, con mucha ternura al lado de los movimientos campesinos de todo el país.

Destacaste que son cooperaciones que no genera endeudamiento. Recordamos que a partir del terremoto en 2010 hubo aprobaciones de préstamos para la recuperación del país. ¿Cuál fue el rol que jugaron Estados Unidos y las empresas transnacionales en estos últimos años?
Es muy significativo constatar que después de tres años del terremoto, el país no ha entrado en un proceso de reconstrucción, y la mayoría de las infraestructuras destruidas durante el terremoto todavía están en el suelo. Y a pesar de eso se ha gastado dicen, más de 6 mil millones de dólares, pero más del 85% de esta suma fue absorbida por las burocracias estatales de los países dominantes o por lasONG que trabajan dentro de la política imperialista. Muy poca plata ha llegado realmente al pueblo, y se puede ver muy por los resultados insignificantes que existen en el terreno. Estados Unidos ha utilizado esta crisis humanitaria para reforzar su presencia militar en el Caribe, haciendo una invasión militar de más de 23 mil marinos un día después del terremoto, con 165 barcos, con sólo 1 barco hospital y 164 barcos de guerra. Nada que ver con la violenta crisis humanitaria que está viviendo el pueblo de Haití. Utilizaron también el terremoto como momento de desestabilización de las elecciones del país, para reforzar la dependencia y entrar en un proceso de control de todos los sectores estratégicos del país. Por ejemplo, hay una ofensiva nueva para el control de las tierras, acaparamiento masivo de tierras, construcciones de hoteles de lujo, construcción de zonas francas; y ahora hay 52 proyectos mineros controlados totalmente por las empresas norteamericanas y canadienses, y todo esto por supuesto bajo la protección de esta ocupación militar.
Así que el terremoto fue un momento trágico para la población de Haití, pero también un momento revelador del significado de la cooperación de las Instituciones Financieras Internacionales, y la cooperación controlada por el imperialismo como mecanismo para reforzar su dominación.
Señalas que hay un rechazo contundente de las organizaciones y movimientos populares hacia laMINUSTAH. ¿Cómo está la lucha de los movimientos populares en torno a este tema y a estas otras problemáticas que venís mencionando?
Dentro del movimiento popular hay una dinámica ahora muy interesante de convergencia, y estamos en las vísperas de la creación de un potente movimiento democrático patriótico para lograr la salida de las tropas de la MINUSTAH. Y se ve muy bien que en todas las organizaciones hay una clara consciencia de que la MINUSTAH es una tropa de ocupación, una clara consciencia de que hay que luchar contra eso. Y eso se manifiesta de múltiples maneras. El último ejemplo que tuvimos fue la gran movilización de 40 mil campesinos durante el mes de marzo que denunciaron muy claramente esta presencia militar y que reclamaron la recuperación de la soberanía, y que también expresaron su rechazo contra la presencia de Monsanto en el país y de las semillas transgénicas. Así que estamos en un proceso de construcción del movimiento, y el primero de junio es un momento importante. Hay múltiples iniciativas, va a haber mucha manifestación, mucha reunión, debates, conferencias para evaluar estos nueve años, pero también para buscar pistas de nuevas articulaciones dentro del movimiento popular para romper con la dispersión que existió durante los últimos años.

Se logró ahora coordinar con los movimientos sociales del continente organizar esta Jornada Continental por el retiro de las tropas de la MINUSTAH en Haití.
Este día continental contra la MINUSTAH fue decidido desde el año pasado, e involucra una participación activa de muchas organizaciones y redes del continente, sobre todo en Brasil, en Uruguay, en Argentina, en Chile y en muchos otros países, en Honduras, etc. El viernes pasado hubo una gran manifestación de calle en Uruguay, que protestaron contra la presencia de las tropas uruguayas en Haití. Y hay una consciencia creciente de que defender la autonomía y la autodeterminación del pueblo de Haití es parte de los mecanismos para realmente entrar en la integración soberana de los pueblos y de tener otra América Latina.

Es muy importante denunciar esta vergüenza de la presencia masiva de tropas brasileras, argentinas, uruguayas, guatemaltecas, etc. El objetivo presentado para este día de movilización es de reclamar el retiro inmediato de las tropas de la MINUSTAH, el retiro inmediato sobre todo de las tropas de la UNASUR, y también hacer una movilización fuerte a nivel continental para exigir a las Naciones Unidas el reconocimiento de su culpa en la introducción del cólera, e indemnizaciones adecuadas para entrar en un proceso de justicia y reparación para las víctimas del cólera y para todo el país.
En el 1º de junio vamos a recibir delegados de más de 20 países del continente, muchas organizaciones sindicales, muchas organizaciones solidarias de mujeres, que van a hacer presencia para manifestar su voluntad de participar en esta lucha para el retiro de las tropas.
Debemos subrayar también que ayer el Senado de la república tomó otra resolución reclamando la salida de las tropas, como ya lo hizo hace dos años.

Como decís, el Senado ya se había pronunciado por el retiro de las tropas en 2011 sin que se haya producido ningún resultado en ese sentido. ¿Dónde están las trabas para que estas decisiones del Senado no puedan seguir adelante?
Está claro que esto es la manifestación de una situación de ocupación. Porque si tenemos al Senado de la república que manifiesta claramente con unanimidad la voluntad de reclamar el retiro de las tropas y no pasa nada, eso demuestra que estamos bajo una ocupación, donde las decisiones del país no están incluyendo al pueblo de Haití. Pero estamos en otra coyuntura, y en la coyuntura actual hay un rechazo creciente de esa presencia, y estoy seguro que esta nueva resolución del Senado va a tener un impacto político muy fuerte en el proceso de construcción de un nuevo movimiento patriótico.
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Interconexión sin integración: 15 años de IIRSA

13 de enero de 2016
 
 
Por Raúl Zibechi
Han pasado 15 años desde la creación de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) y se impone un balance desde la perspectiva de su aporte a la integración.
Una ciudad de Quito arrasada por los efectos del cambio climático, cobijó el Seminario Internacional 15 Años de IIRSA, “Miradas críticas sobre la integración sudamericana”. El día que comenzaba el encuentro, martes 15 de setiembre, gigantescas nubes envolvían la ciudad que sufría 22 incendios forestales, tres de ellos en la ciudad y el resto en el sector rural colindante. La sequía causa estragos y hasta 18 barrios de la ciudad sufren racionamiento de agua [1].

El seminario fue convocado por la Coalición Regional por la Transparencia y la Participación, integrada por distintas organizaciones de varios países [2], que se propuso hacer un balance a la mitad del trayecto de un proyecto que fue pensado para su implementación en 30 años.
En estos 15 años el proyecto inicial sufrió algunas transformaciones. Por un lado, pasó a integrarse en la UNASUR en el consejo denominado COSIPLAN (Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento); por otro, el proyecto avanzó sustancialmente y se expandió de forma vertiginosa, lo que hace necesario un nuevo acercamiento al tema[3].
Un poco de historia
El 29 de agosto de 2000 llegaron a Brasilia los presidentes sudamericanos convocados por el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso. Desde un comienzo la IIRSA se planteaba como un vasto proyecto asociado al ALCA, pero con un perfil regionalista.
El propio Cardoso, partidario del ALCA, manifestaba sus diferencias con los países del norte. “Los países más ricos, los más poderosos, que son los que tienen más barreras comerciales que nos afectan, quieren ir muy rápido, sin percibir que nosotros no podemos, porque nos vamos a caer”[4].
En la reunión participaron los doce presidentes sudamericanos y 350 empresarios latinoamericanos. Cardoso sentó las bases del proyecto IIRSA y definió el objetivo de su país de “trabajar juntos”, liderando sin imponer para “resolver nuestros problemas internos, que son muchos”[5].
El geógrafo Carlos Walter Porto Gonçalves sostiene que el origen teórico y político de la IIRSA y del Plan Puebla Panamá se encuentran en dos estudios. El primero fueInfraestructure for Sustainable Development and Integration of South America realizado por Eliézer Batista da Silva en 1996 para la Corporación Andina de Fomento (CAF), la Vale do Rio Doce, el Business Council for Suastainable Development Latin America, el Bank of America y la Companhia Auxiliar de Empresas de Mineraçâo[6].
El segundo se denominó Estudo sobre Eixos Nacionais de Integraçâo e Desenvolvimento, en 1997, promovido por el BNDES, el ministerio de Planeación, el banco ABN Amro, la multinacional estadounidense Bechtel, Consorcio Brasiliana y Booz Allen & Hamilton do Brasil Consultores. La lectura de quienes financian estos trabajos permite deducir los intereses que encarnan.
El concepto de ejes de integración y desarrollo sustituye al de región como núcleo de la acción gubernamental, privilegiando los flujos por sobre los territorios habitados por pueblos y naciones[7].
 
La IIRSA es una iniciativa que rompe con la tradición histórica de Latinoamérica como una región con personalidad propia, para situarse en el estrecho marco de América del Sur. El concepto de América Latina había nacido en el siglo XIX en contraposición a la América imperialista, pero ahora asistimos a un paulatino desplazamiento que coloca en el centro del escenario la idea de América del Sur, como destaca con acierto Porto Gonçalves.
 
Por el contrario, Sudamérica es una espacio geopolítico formulado por los estrategas militares ligados a la dictadura brasileña (1964-1985), como Golbery do Couto e Silva, uno de los principales teóricos de la doctrina de seguridad nacional elaborada en la década de 1950 por la Escuela Superior de Guerra. Fue además creador del Servicio Nacional de Informaciones en 1964, presidió la filial de la multinacional estadounidense Dow Chemical y fue autor del libro “Geopolítica del Brasil”[8].
 
Con el gobierno Lula, Sudamérica se convierte en “un nuevo espacio de afirmación geopolítica” que coincide con la crisis hegemónica de Estados Unidos [9]. Ese viraje deja de lado el carácter antiimperialista que había generado el concepto de América Latina. El resultado es preocupante: América del Sur es el espacio en el que se expanden las grandes empresas brasileñas financiadas por el BNDES y apoyadas por Brasilia, para la realización de Brasil como potencia regional y global, mientras se acepta de hecho la hegemonía estadounidense en América Central y el Caribe.
 
Cosiplan y expansión de la IIRSA
La derrota del ALCA en 2005 y la llegada al gobierno de fuerzas progresistas y de izquierda impulsó una redefinición de la IIRSA. El COSIPLAN se creó en la cumbre de presidentes de agosto de 2009 en Quito. Desde ese momento, la IIRSA es el Foro Técnico para temas relacionados con la planificación de la integración física de la UNASUR. El Consejo está integrado por las ministras y los ministros de las áreas de infraestructura o planeamiento.
 
El organismo se ha dotado de un comité coordinador, grupos de trabajo y un foro técnico, designándose presidencias pro témpore rotativas por países. Hasta 2015 se han realizado seis reuniones de ministros del COSIPLAN. El Comité de Coordinación Técnica (CCT) está integrado por funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la CAF, Banco de Desarrollo de América Latina y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA).
 
Sin embargo, lo más notable es la importante expansión que tuvo la cartera de proyectos en los últimos años: de 335 en 2004 con 37.000 millones de dólares de inversión a 579 proyectos con 163.000 millones de dólares en 2014. La Cartera de Proyectos se amplió en más del 72% y aumentó más de cuatro veces la inversión total estimada[10]. Por otro lado, hay 106 proyectos ya concluidos y 179 en fase de ejecución.
 
Más de 70% del financiamiento de las obras es público y una parte importante corresponde al brasileño BNDES, aunque la crisis en ese país está disminuyendo ese financiamiento. Casi el 90% de los proyectos son del área de transporte, siendo la mitad en carreteras, que se llevan la mitad de la inversión. Casi un tercio de la inversión total está destinada a energía, en particular usinas hidroeléctricas, que son las obras más criticadas por los pueblos.
El eje con más cantidad de proyectos es Mercosur-Chile con 123 y 55.000 millones de dólares, lo que supone un 25% del total para uno sólo de los nueve ejes multimodales que conectan los océanos Atlántico y Pacífico. Por países, Argentina supera a todos los demás con un total de 180 proyectos que la involucran, seguida de Brasil con 106.

Las obras de la IIRSA generan resistencias ambientales y sociales, como lo manifiestan los conflictos en torno a las represas de Jirau y Santo Antônio en el río Madera en Brasil, las represas sobre el río Inambari en Perú y la construcción de la carretera que atraviesa el TIPNIS en Bolivia[11]. Además muestran una nueva geografía de las luchas sociales que tienen como escenarios los corredores de la IIRSA, que desbordan los marcos del Estado-nación para situarse allí donde los flujos del capital afectan pueblos y medio ambiente.

Un relevamiento del Laboratorio de Estudio de Movimiento Sociales y Territorialidades de la Universidad Federal Fluminense, muestra que en los ejes de la IIRSA existen 1.347 poblaciones territorializadas: 664 comunidades indígenas, 247 comunidades campesinas, 146 de afrodescendientes, 139 comunidades de poblaciones tradicionales (pescadores, mariscadores, junqueros), 60 organizaciones sociales (sin techo, desempleados) y 59 organizaciones ambientales[12].
Para esas comunidades la IIRSA es una iniciativa neocolonial, una imposición vertical que nada tiene que ver con sus intereses y que supone una agresión para ellas. Este nuevo colonialismo afecta tanto a comunidades que viven en Brasil como a las que están en otros países de la región y benefician a un bloque de poder financiero e industrial en el cual el empresariado brasileño/paulista ocupa un lugar central.
 
Balance: más interconexión que integración
El centro del debate en el Seminario Internacional giró en torno a las consecuencias estratégicas del proyecto. En los diez últimos años, además de los ambientales y sociales han ido apareciendo otros focos de interés y crítica respecto a la IIRSA, como el débil impulso hacia integración generado y la falta de estrategias de largo plazo en las que se incluyan el conjunto de obras.
Jorge Acosta, coordinador de la UNASUR en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, aceptó lo que plantearon otros participantes del Seminario de que “no existe una estrategia para la integración en la región sudamericana”. Agregó que “la estrategia IIRSA aún no ha fracasado pero va mal, con muy bajos impactos y efectividad”, para concluir que si no se logra llegar a una visión general de la región seguirán imperando los marcos nacionales.
 
El investigador del instituto Ibase, Gerardo Cerdas, señaló que las obras de la IIRSA “se decantaron por las grandes obras de infraestructura en detrimento de infraestructuras sociales de mayor impacto para la población, evidenciando el carácter centrípeto de estas obras enfocadas hacia el comercio internacional de commodities, que hoy en día es la principal relación sudamericana con el mercado global”.
 
Recordó que ninguna institución de la región y ningún gobierno realizó actos conmemorativos de la creación de la IIRSA para debatir con los pueblos los avances y dificultades del proyecto. Resaltó la necesidad de “encontrar mecanismos de financiamiento autónomos, soberanos y no comerciales para pensar otro tipo de desarrollo y recuperar el debate sobre la nueva arquitectura financiera de la región”.
 
En su opinión se trata de una necesidad urgente ante la acelerada penetración de capitales chinos que “ponen nuevos desafíos a la autonomía sudamericana” ante su dependencia histórica de capitales externos.
 
El académico brasileño Fabio Barbosa dos Santos, destacó que según los números sobre las obras concluidas, en ejecución y proyectadas, la IIRSA va muy bien. Pero, en contraste, la integración no avanza. “Cuando la IIRSA se incorporó al COSIPLAN hubo un cambio al ponerse como objetivos la integración física de los países, las economías de escala y las cadenas productivas”.
Pero la construcción de infraestructura regional forma parte del “proceso de internacionalización de las multinacionales brasileñas, básicamente las grandes constructoras, apoyadas en los préstamos del BNDES que crecieron un 3.000%”.
 
Cree necesario desmitificar al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, ya que desde el gobierno “neutralizó la ALBA, reproduce el patrón hegemónico en el mundo, no contradice a los Estados Unidos y promueve un desarrollo regional basado en sus empresas”.
 
Destacó que la IIRSA no promueve la integración regional ya que alimenta a quienes se le oponen, porque la exportación de commodities nunca puede ser la base de la integración sino la complementariedad productiva. Concluyó advirtiendo que “no debemos confundir interconexión con integración”, que los 15 años de IIRSA “corresponden al período en que el Buen Vivir despunta como horizonte civilizatorio alternativo, pero ambos son irreconciliables porque la IIRSA tiene un carácter antipopular que es necesario denunciar y enfrentar”.
 
Finalmente, se debatió sobre el gran problema que enfrenta un proyecto como la IIRSA: las grandes inversiones en obras de infraestructura, sin definiciones estratégicas, pueden desembocar en “hacer obras por hacerlas”, beneficiando sólo a las grandes empresas y al principal Estado de la región, pero no a los países pequeños ni a los pueblos. La región no debe dejarse arrastrar por los mercados y el capital financiero, ya que corre el riesgo de convertirse apenas en una “periferia de lujo”, como señala el economista José Luis Fiori.
Raúl Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Escribe el “Informe Mensual de Zibechi” para el Programa de las Américascipamericas/org/es
Notas:
 
Encontramos, entonces, fundamentos para involucrarnos en la humanización que están construyendo: "los representantes de los Pueblos, Naciones y Nacionalidades indígenas de Abya Yala, en el marco y ejercicio del derecho a la libre determinación, y en defensa de la Madre Tierra,  damos a conocer nuestra posición frente a la VII Cumbre de Jefes de Estado y Gobiernos de las Américas, a celebrarse en Panamá del 10 al 11 de abril de 2015.
CONSIDERANDO
Que todas las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la superioridad de determinados pueblos o individuos, o que son propugnadas aduciendo a razones de origen nacional odiferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales: son racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas.
Que los Pueblos Indígenas hemos sido sistemáticamente discriminados desde la invasión de los europeos a Abya Yala, quienes, apoyados en las Bulas Papales de 1455 y 1493, justificaron la doctrina del descubrimiento para, de esa forma, cometer genocidio de más de 90 millones de indígenas y el despojo de nuestras tierras, territorios y recursos naturales. Que las actuales repúblicas significan la continuidad de las injusticias impuestas a través del sistema legal a los pueblos indígenas de Abya Yala.
Que los actuales Estados de América erradiquen la desigualdad, discriminación y colonización de los Pueblos Indígenas, establecido en la Resolución 1514 del 14 de diciembre de 1960; el Convenio 169 de la OIT de 1989; la Declaración de Viena de 2003; la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial; la declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas de 2007, y el Documento final de la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas de la Asamblea General de la ONU de septiembre de 2014, entre otros.
Que en Abya Yala, persiste el asesinato, desaparición física y persecución de líderes y lideresas de los pueblos indígenas, por la defensa de sus tierras, territorios y recursos, encaminados a la imposición de programas y megaproyectos tales como: la minería, hidroeléctricas e hidrocarburos en nombre del desarrollo y del interés común, que se ejecutan sin el consentimiento libre, previo e informado.
Que las Seis Cumbres de las Américas no han contribuido con sus metas a erradicar la pobreza, la exclusión y la desigualdad, sino que han permitido el desarrollo de nuevas formas de colonización, en ocasiones, a través de la democracia electoral, otras veces con el espejismo del desarrollo económico y con el comercio salvaje de los recursos comunes de la humanidad. Estas declaraciones han quedado en meras intenciones, ya que la situación de los más de 50 millones de indígenas no ha variado en nada, al contrario, se recrudece la violación a nuestros derechos colectivos humanos.
Ante las consideraciones expuestas por la V Cumbre de Pueblos Indígenas de Abya Yala, "Defendiendo el Futuro de Nuestras Naciones", DEMANDAMOS a los Jefes de Estado y Gobiernos de las Américas lo siguiente: (…)". Leer


Un Llamado Urgente Indígena para la Acción Colectiva para Proteger y Restaurar lo Sagrada A Todos los Miembros de la Familia Humana
La Cumbre Indígena de las Américas
Ciudad del Panamá, Panamá
Abril 10, 2015
Según el conocimiento y sabiduría ancestral de los pueblos indígenas, todos los miembros de la familia humana son parte del antiguo Círculo Sagrado de la Vida. Dado que todos somos parte éste Círculo Sagrado de la Vida, todos somos los Pueblos Indígenas de nuestra Madre Tierra. Esto hace que cada ser humano sea responsable del bienestar de los otros seres humanos y de todos los seres vivos sobre la Madre Tierra.
Por lo tanto, ya sea que los gobiernos, las corporaciones multinacionales y las diferentes agencias internacionales de desarrollo que nos rodean estén o no dispuestas a participar con nosotros en este momento en la implementación de “La Cuarta Vía”, está claro que los pueblos Indígenas y sus aliados están avanzando en la reconstrucción y la reunificación de las Américas y del más allá, a través de las leyes naturales y los principios rectores que son inherentes a su Cosmovisión y formas de Gobierno tradicionales.
1. Nosotros somos los portadores de las antiguas profecías y de una visión clara de un futuro prometedor de justicia y prosperidad colectiva para el Continente Americano. Esta nueva civilización global en proceso de nacimiento fue prevista por nuestros ancestros y respeta por completo las Leyes Naturales, los Derechos de la Madre Tierra y la Unidad y Diversidad de la Familia Humana. Esta nueva primavera espiritual será una realidad, con tanta seguridad como que el sol se levanta cada mañana.
2. Tenemos una base espiritual fuerte de principios y valores culturales incorruptibles, los cuales nos permitieron sobrevivir y resurgir de un largo invierno espiritual con mayor fortaleza y sabiduría que nunca. Este largo invierno espiritual estuvo muchas veces lleno de la más terribles crueldades, violencia, injusticia, abuso y genocidio.
A pesar de esto, a lo largo del Continente Americano, una cantidad cada vez mayor de nuestros parientes Indígenas están despertando hacia su identidad espiritual y están sanando sus relaciones sagradas con unos y los otros, con todos los miembros de la Familia Humana alrededor de la Madre Tierra. Una gran mayoría de todos los habitantes del hemisferio Occidental tienen algún grado de herencia Indígena.
3. Junto con otros pueblos Indígenas y miembros de La Familia Humana, tenemos desarrolladas las capacidades culturales, espirituales, científicas, tecnológicas, industriales, sociales, económicas y agrícolas necesarias para co-crear y reconstruir nuestras Familias, Tribus y Naciones, con aun mayor fortaleza que nunca.
4. Nuestros Pueblos Indígenas de la Madre Tierra poseen un creciente capital social y económico colectivo además de vastos recursos naturales, para poder hacer realidad nuestros más grandes sueños y visiones. Esto incluye la protección, la preservación y la restauración de nuestra Amada Madre como la herencia sagrada de todas las generaciones que están por venir!
Además, está claro que estos recursos colectivos se convertirán en una fuerza espiritual y económica importante en el proceso de nuestro empoderamiento, no sólo en América, sino en toda la Madre Tierra.
Estamos en el ahora y estamos destinados en el futuro a desempeñar un papel cada vez mas significativo como líderes mundiales en la protección de los recursos de la Madre Tierra. Nos aseguraremos de que cualquier explotación de los recursos naturales de la Madre Tierra que no sean sostenibles, no importa la cantidad de ganancias que éstas signifiquen, no se llevarán acabo.
Nuestros lugares sagrados y la vida saludable de nuestra amada Madre Tierra no se venden ni se explotan bajo ningún precio.
5. Nosotros, los Pueblos Indígenas del Águila del Norte (Canadá y los EE.UU.) contamos con los recursos materiales para apoyar directamente a nuestros parientes indígenas del Cóndor del Sur (América Latina) en el desarrollo de sus recursos colectivos, como ellos lo deseen. El Cóndor del Sur igualmente cuenta con recursos importantes para compartir con el Águila del Norte. Nuestra mayor fortaleza aún por realizarse plenamente es nuestra unidad espiritual y cultural. (…) Leer