martes, 16 de febrero de 2016

III. Es hora de preguntarnos qué mundo nos está dejando el capitalismo y cómo encaminar el Nunca Más al sistema mundo.


Caminos abiertos por luchas de los pueblos están creando
 
el internacionalismo revolucionario 
a consolidar y proyectar.
  
 
En el sistema mundo de hoy muchos pueblos están siendo exterminados. Israel lleva más de medio siglo ocupando territorio palestino y oprimiéndolo al extremo de amenazar su subsistencia. Reflexionemos sobre:
 
 

Entrevista con Husni Abdel Wahed, embajador palestino en Buenos Aires
“Como todo pueblo digno, el pueblo palestino resiste”
6 de febrero de 2016
Por Mariano Pacheco (Rebelión)
Martes 2 de febrero. En horas de la siesta, Husni Abdel Wahed recibe en la Embajada del Estado Palestino en Argentina a una delegación de periodistas integrada por el director del periódico Resumen Latinoamericano, Carlos Aznárez, el corresponsal de Hispan TV en el país, Sebastián Salgado, y el Pro Secretario de Cultura del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren), Mariano Pacheco, quienes entregaron una carpeta con cientos de firmas de personalidades de todo el mundo, en solidaridad con Muhammad Al-Qiq, el periodista palestino que se encuentra detenido y realizando huelga de hambre desde hace 70 días.
El embajador palestino en Buenos Aires, tras la reunión, conversa con este cronista. Destaca la importancia de la solidaridad internacional, y más específicamente, por la iniciativa desarrollada por Carlos Aznárez, con quien el propio embajador se solidarizó hace semanas, a través de una carta pública, en donde enfatizaba que la demanda judicial presentada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) contra el periodista argentino, atentaba contra la libertad de expresión y contra todos aquellos que “hacen de la solidaridad una forma de vida de existencia y de resistencia”.
--¿Qué valoración tiene de esta iniciativa embajador?
--América Latina en general, y el pueblo argentino en particular, han sido un continente y un país solidario, siempre, no sólo con la lucha del pueblo palestino, sino con la de todos los pueblos. Así que no esperamos menos. En cuanto a la lucha de nuestro pueblo, una parte importante es la lucha por la libertad de los prisioneros políticos. Hoy, lamentablemente, Al-Qiq es la noticia. Ha sido encarcelado de una forma antojadiza por parte de las fuerzas de ocupación israelí, sin cargo alguno.
Periodista de 33 años que venía trabajando para el canal “Al Majd”, Al-Qiq fue arrancado de su casa de Ramallah hace tres meses y, como otros 4.500 palestinos (hombres y mujeres), confinado en una de esas cárceles que se parecen más a una tumba que a una prisión. La “detención administrativa” que se encuentra cumpliendo no es más que un secuestro realizado por el Estado Israelí, bajo la figura que les permite, con el silencio de gran parte de la comunidad internacional, tener prisioneros ya no sólo a los activistas y militantes de la causa palestina, sino a todos aquellos que considere “sospechosos”, así sea porque tan sólo informan sobre lo que ven y escuchan en los territorios ocupados. Todo sin presentar cargos. Sin siquiera iniciar un proceso judicial.
Continúa Husni Abdel Wahed:
--Muhammad Al-Qiq se encuentra al borde de la muerte, de allí la importancia de estos actos de solidaridad, porque no sólo lo alientan a él, sino también a nuestro pueblo, para seguir con la lucha por la libertad, la justicia y la paz.
--Por último quería preguntarle cómo está caracterizando este momento de la histórica lucha del pueblo palestino.
--Bueno, éste es un conflicto que se ha extendido por décadas y no se vislumbra, lamentablemente, una solución pronta. En los últimos años ha llegado al poder en Israel el fundamentalismo más extremista y está gobernando una coalición de extrema derecha. Podría decir “fascista”, que ha incrementado las políticas represivas contra el pueblo palestino. Lo mismo que la confiscación de tierras y la construcción de asentamientos en pleno territorio ocupado palestino y el traslado de la población del Estado ocupante al territorio ocupado, en clara violación al derecho internacional humanitario, además de las convenciones de Ginebra. El pueblo palestino, como todo pueblo digno, resiste, y va a seguir resistiendo a la ocupación, defiende su dignidad y, me atrevo a decir, defiende la dignidad de la humanidad entera. Lamentablemente, las expectativas de paz son cada día menores, producto de las políticas israelíes, con el consentimiento de Estado Unidos y sus aliados occidentales. Pero nuestro pueblo, como todo pueblo digno, está dispuesto a seguir con la lucha, sin resentimiento y sin resignación, está dispuesto a una solución pacífica, siempre que respete sus derechos, y el establecimiento de un Estado independiente y soberano, que conviva pacíficamente con los otros estados de la región, incluido el Estado de Israel. Si Israel se rehúsa a poner fin a la ocupación, esto prolonga el sufrimiento de nuestro pueblo, pero no pone fin a la lucha del pueblo palestino por su libertad. Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=208631

No sólo sigue adelante el estado terrorista de Israel sino también su ejemplo se ha multiplicado. Prestemos atención a:


Erdogan y su política de genocidio contra el pueblo kurdo
22 de enero de 2016
En las últimas semanas la situación represiva en Turquía se ha profundizado de manera extrema, ejecuciones, ataques, detenciones ilegales, y frente a esto el pueblo kurdo entre la supervivencia y el deseo de autogobierno, el pueblo turco que a pesar del terror ejercido por Recep Tayyip Erdogan no quiere mirar hacia otro lado, y el silencio de las potencias mundiales. 
 
Por Lucrecia Fernández para ANRed  Leer
 
 
En consecuencia es perentorio enfocar a las campañas actuales de solidaridad de los de abajo con pueblos objeto de genocidios como expresión del internacionalismo revolucionario. Están yendo contra el orden capitalista e imperialista. De modo que consolidarlas desafía a constituir "espacios originales y flexibles de coordinación y acción común de todas las fuerzas transformadoras del mundo y muy especialmente de sus componentes antisistémicos, anticapitalistas, pro-socialistas". Para, en principio, "movilizar la opinión pública internacional y organizar la solidaridad entre los trabajadores, los pueblos y las naciones con el objetivo de alcanzar una Humanidad justa en una tierra habitable y previa derrota de la nueva modalidad opresiva del capitalismo".
 
En este camino del Nunca Más al capitalismo (mediante ahondamiento en las distintas formas de criminalidad de lesa humanidad del sistema mundo e interpelación a las diversidades de abajo del planeta) se ha establecido el Tratado internacional de los pueblos para el control de las transnacionales. Es lucha contra la arquitectura jurídica de la impunidad que es el nuevo Derecho Corporativo Global:
 
 
 
¿Qué son los crímenes económicos y ecológicos internacionales?
27 de enero de 2016
Por Juan Hernández Zubizarreta y Pedro Ramiro (La Marea)
La Corte Penal Internacional es una institución permanente facultada para ejercer su jurisdicción sobre los crímenes más graves de trascendencia internacional de conformidad con el Estatuto de Roma. Esta corte tiene competencia respecto al crimen de genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y el crimen de agresión. Todos estos crímenes son violaciones muy graves de las normas imperativas del Derecho Internacional; no obstante, el seguimiento de los mismos, a la fecha de hoy, debe ser complementado con la persecución de los crímenes económicos y ecológicos.
 
Las prácticas de las empresas transnacionales o de aquellas personas que actúen en su nombre, así como de los Estados y de las instituciones internacionales económico-financieras —y de las personas físicas responsables de las mismas— que cometan actos o actúen como cómplices, colaboradores, instigadores, inductores o encubridores, que violen gravemente los derechos civiles, políticos, sociales, económicos, culturales y medioambientales podrán ser tipificadas como crímenes internacionales de carácter económico o ecológico. El elemento internacional se configura cuando la conducta delictiva afecta a los intereses de la seguridad colectiva de la comunidad mundial o vulnera bienes jurídicos reconocidos como fundamentales por la comunidad internacional. Veamos un par de ejemplos para ilustrar esta cuestión.
 
La extinta troika —compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional— aprobó planes de ajuste vinculados a medidas de austeridad que han destruido la vida de miles de personas y han generado auténticas crisis humanitarias. El caso de Grecia es paradigmático: aumento de la pobreza y del número de familias sin hogar; desmantelamiento de las estructuras de salud pública y mercantilización de la misma, provocando la disminución de la esperanza de vida en dos años, que haya tres millones de personas sin cobertura de seguridad social, miles de mujeres sin derecho a la prevención de cánceres de mama y la eliminación de la salud reproductiva; aumento de la mortalidad de los recién nacidos y ausencia de vacunas para quien no puede pagarlas; incremento de la cifra de suicidios; empobrecimiento generalizado de la población…
 
En Ecuador, la petrolera Chevron-Texaco se dedicó a la extracción de crudo en la Amazonía durante tres décadas. En ese periodo, entre 1964 y 1992, vertió 80.000 toneladas de residuos petrolíferos, una cantidad 85 veces superior a la vertida por BP en el Golfo de México. Después de salir del país, la multinacional dejó tras de sí unos daños ambientales que, según peritos internacionales, han provocado la muerte de más de mil personas, todas ellas afectadas de cáncer. Y, a pesar de que los tribunales ecuatorianos han condenado a la compañía estadounidense a indemnizar a las víctimas de sus prácticas, Chevron-Texaco no acepta la sentencia ni los procedimientos judiciales, no asume sus responsabilidades y ha puesto en marcha todos los resortes de la lex mercatoria para favorecer sus propios intereses. Dicho de otro modo, la empresa no acepta la soberanía nacional del país y se aprovecha de un sistema jurídico internacional completamente asimétrico.
 
Ambos hechos no son casos aislados, sino todo lo contrario: son apenas un par de ejemplos para mostrar cómo funciona la arquitectura jurídica de la impunidad, ese nuevo Derecho Corporativo Global del que se sirven las grandes empresas para asegurar sus negocios por todo el planeta y que debe ser neutralizado con propuestas jurídicas alternativas. Como, entre otras, el Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales, una iniciativa impulsada por organizaciones sociales de los cinco continentes con el fin de avanzar en la regulación de los crímenes económicos y ecológicos.
 
Según este Tratado de los pueblos, la tipificación de los crímenes económicos internacionales —además de valorar la dimensión cuantitativa o la extrema gravedad de los daños sobre los derechos humanos— debe configurarse sobre premisas como la corrupción, el soborno, el crimen organizado, el tráfico de personas, la malversación de fondos, el blanqueo de dinero, el tráfico de información privilegiada, la manipulación de mercados, la estafa organizada y la falsedad de estados financieros. Se debe, además, valorar la opacidad del complejo entramado de bancos, empresas, grupos de inversores, agencias de calificación, consultoras, comisionistas y otros actores que operan en los mercados financieros, teniendo en cuenta el movimiento especulativo de capitales y de los fondos de inversión, el fraude y la elusión fiscal, la retribución de los altos directivos, el secreto bancario, los flujos ilícitos de capital y de los servicios financieros.
 
Para la definición de los crímenes económicos internacionales, se considerarán igualmente las prácticas de los Estados, instituciones internacionales económico-financieras, empresas transnacionales, bancos y otras sociedades financieras dirigidas a la especulación e intervención del mercado de los commodities, es decir, de materias primas y de productos agrícolas; la mercantilización de la ayuda humanitaria; las políticas de ajuste; el uso abusivo de los paraísos fiscales y la especulación con la deuda soberana; sobre cualquier intento de patentar las diversas formas de vida presentes en la naturaleza y de establecer un derecho de preferencia del dominio privado sobre las cuestiones fundamentales para la salud.
 
Por su parte, los crímenes ecológicos internacionales generados por las prácticas de las personas físicas o jurídicas —como las empresas transnacionales— incluyen el acaparamiento de tierras y territorios, la privatización y contaminación de fuentes de agua y la destrucción del ciclo hidrológico integral, el arrasamiento de selvas y la pérdida de biodiversidad, la biopiratería, el cambio climático, la contaminación masiva de los mares y la atmósfera, etc. Y es que la distribución de todos estos impactos y las cargas de contaminación y avasallamiento son recibidas por los territorios y, en consecuencia, se produce lo que podríamos llamar un ecocidio. Esto tiene directa relación con los derechos de la naturaleza y a su vez con los derechos humanos y la posibilidad de gozar de un ambiente sano, premisa que resulta fundamental para la garantía de los demás derechos consagrados en las normas nacionales e internacionales.
En este marco, la aprobación y regulación de los crímenes económicos y ecológicos internacionales es urgente. Requiere, eso sí, una adecuada correlación de fuerzas en el ámbito de la comunidad internacional; no podemos olvidar que su regulación colisiona con los núcleos centrales del funcionamiento del capitalismo global. Volviendo al ejemplo de la Troika: sus medidas sometieron a la ciudadanía griega a condiciones extremas que pueden tipificarse como crímenes contra la humanidad, con lo que las personas físicas responsables de las mismas —los miembros del Consejo Europeo y los presidentes de la Comisión Europea, del consejo de administración del FMI y del consejo de gobierno del BCE— pueden ser denunciados ante la Corte Penal Internacional.
 
Convenimos con el jurista argentino Alejandro Teitelbaum en que es posible invocar ante los tribunales como Derecho vigente el artículo 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional (Roma, 1998), que establece que “se entenderá por ‘crimen de lesa humanidad’ cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque”; entre ellos, el texto menciona “otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física”. A la vez, considera que el “exterminio” comprende “la imposición intencional de condiciones de vida, la privación del acceso a alimentos o medicinas entre otras, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población”.
No obstante, a pesar de que las denuncias de todos estos crímenes económicos y ecológicos disponen de fundamento jurídico, las relaciones de poder se imponen —los responsables políticos de los países centrales y las clases dominantes se sitúan al margen de la responsabilidad penal internacional— y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos queda sometido al poder político y financiero. De ahí la necesidad de aprobar una regulación y mecanismos para el control de los crímenes económicos y ecológicos internacionales, que permita, al menos formalmente, procesar a los responsables de tanta atrocidad.
 

 
En la crisis climática o crisis ecológica que es esencia de la crisis civilizatoria precisamos ver el antagonismo irreconciliable de:
  • el capitalismo e imperialismo centrados en depredar los territorios y sacrificar los pueblos de Nuestra América con
  • los diversos de abajo del mundo que están avanzando a:
 
 
Esbozo de reflexión sobre
 
las estrategias del movimiento por la justicia climática tras la cumbre de París
29 de enero de 2016
Por Maxime Combes y Nicolas Haeringer (Mouvements)

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
¿Qué hacer para salvar el clima después de la cumbre del clima de París (la COP21)? Maximes Combes (economista y miembro de Attac) y Nicolas Haeringer (encargado de la campaña de 350.org y miembro de Mouvements) esbozan en este artículo unas pistas de reflexión para seguir construyendo el movimiento por la justicia climática.
2015 fue claramente un año intenso en lo que concierne al clima. El movimiento por la justicia climática se extendió y fortaleció, además de lograr muchos éxitos: en el curso de esos últimos meses hemos multiplicado las acciones, desde unas jornadas mundiales de la desinversión (13 y 14 de febrero), a las acciones organizadas al cierre de la COP 21 en París (12 de diciembre), pasando por la paralización definitiva del proyecto de oleoducto de Keystone-XL en Estados Unidos (anunciado por B. Obama el 6 de noviembre), el bloqueo de una mina de carbón en Alemania (el 15 de agosto), la dinámica Alternatiba que ha reunido en total a varios cientos de miles de personas o incluso las movilizaciones contra las financiaciones que conceden los bancos a los proyectos climáticos.
Así pues, 2015 es un año que nos ha servido para construir unas bases más sólidas de un movimiento capaz de emprender la gran transición hacia unas sociedades justas y sostenibles. En este sentido fue un año de esperanza, una esperanza concreta y tangible: a partir de ahora sabemos que podemos luchar eficazmente para evitar el caos climático.
Esto es tanto más importante cuanto que 2015 también fue un año de extremos: se multiplicaron las catástrofes climáticas, se batieron uno tras otro récord de emisiones de gases de efecto invernadero y de calor…
Debemos, pues, continuar con nuestras movilizaciones y compromisos, con la misma determinación. El acuerdo al que se llegó el pasado mes de diciembre en París tras la COP21 no soluciona nada. Muchas de sus disposiciones dejan el campo libre a los proyectos climaticidas, lo cual no es una sorpresa. Pero una vez firmado y ratificado, el acuerdo de París está ahí para durar: a corto y medio plazo no se emprenderá ningún proceso de revisión. Por lo tanto, también tenemos que utilizarlo por lo que abre como perspectivas y recursos para avanzar hacia la justicia climática. Al ratificarlo los Estados se van a comprometer, jurídicamente, a mantener el calentamiento climático bajo el límite de los 2°C (un objetivo que aquí se concibe como un techo, no cómo un mínimo, puesto que menciona la posibilidad de tender hacia el 1,5°C).
Ofrecemos a continuación algunas perspectivas que proponemos debatir para 2016 y que constituyen otras tantas ocasiones para reunirnos y construir juntos este vasto movimiento por la justicia climática.
1/ El objetivo del 1,5°C se debe imponer a todos y todas. Por supuesto, sabemos que un acuerdo no regula nada en sí mismo. Hace más de 20 años que la comunidad internacional negocia un plan «universal» de reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero. Sin embargo, en ese mismo periodo de tiempo estas emisiones han aumentado más de un 60% (esto es, el mayor crecimiento histórico). Salimos, pues, de dos décadas extremadamente paradójicas: cuanto más negociaba la comunidad internacional un acuerdo de reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero, más aumentaban estas emisiones. Evidentemente, no se trata de una relación de causalidad, sino de un recordatorio extremadamente importante: en política, las palabras (incluso cuando tienen un estatuto teóricamente obligatorio) tienen dos destinos. Pueden quedarse en letra muerta o volverse performativas. Las profecías nunca se autorrealizan, se construyen paso a paso, y el resultado depende mucho de las movilizaciones, diversas y variadas, de la sociedad civil. El después de la COP21 y el devenir del acuerdo de París dependen en gran parte de lo que hagamos. Sabemos que el reto es demasiado serio como para dejar este devenir en manos únicamente de los Estados.
2/ Hace tiempo que Desmond Tutu estableció el paralelismo entre el apartheid y el cambio climático. En efecto, el apartheid acabó únicamente porque al cabo de 20 años de negociaciones, una Convención Marco de las Naciones Unidas sobre la lucha contra el régimen de apartheid adoptó un texto que reconocía su carácter inaceptable y pedía a Sudáfrica que le pusiera fin. El régimen de apartheid cesó gracias a las movilizaciones y a las luchas sociales y políticas en Sudáfrica, y a la solidaridad internacional de los movimientos sociales, sindicales y asociativos que obligaron a los Estados a actuar. Esto es lo que necesitamos también en materia climática: crear las condiciones políticas y sociales para que los Estados no tengan más opción que pasar, por fin, a la acción y emprender la gran transición hacia unas sociedades justas y sostenibles.
3/ Reivindicamos la idea de una justicia climática, esto es, de todo un conjunto de leyes, de normas, pero también de decisiones judiciales (de la jurisprudencia) que condenen realmente a los responsables del calentamiento climático. Por lo tanto, el movimiento por la justicia climática debe proceder sobre todo por medio de «anticipaciones normativas», una de cuyas modalidades privilegiadas para los movimientos sociales es la desobediencia civil, en este caso la desobediencia climática.
4/ Este giro hacia la desobediencia climática se basa en tres pilares: – las resistencias (el bloqueo) – la no cooperación (la desinversión y las diferentes formas de boicot a la industria fósil) – la construcción (las alternativas).
5/ La «desobediencia climática» es más legítima después de París de lo que lo era antes de París. En adelante ya no nos movilizamos basándonos únicamente en los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) o de la Agencia Internacional de la Energía o de lo que sabemos de las causas y consecuencias del cambio climático. En adelante lo haremos porque tomamos en serio las declaraciones políticas y los objetivos de calentamiento máximo fijados por medio del acuerdo de París y estamos decididos y decididas a actual para que se cumpla su objetivo clave (mantener el calentamiento por debajo del límite del 1,5°C). Ahora bien, este objetivo tiene unas consecuencias claras: la paralización de todo proyecto de infraestructura fósil, ya se trate de extracción o de consumo. A partir de ahora la situación está clara, ya se trate desde la extensión de las minas de carbón hasta los nuevos sondeos, pasando por Notre Dame des Landes (1): hay que paralizar estos proyectos.
6/ En efecto, el objetivo fijado por el acuerdo de París nos permite no quedarnos en «estado de urgencia climática»: en adelante podemos reivindicar un «estado de necesidad climática». Este cambio está lejos de ser anodino: la noción de estado de necesidad es crucial. En efecto, permite a un juez hacer la distinción entre el móvil (aunque sea fraudulento) y el acto: entre dos imperativos contradictorios inscritos en la ley la justicia reconoce así que es legítimo (por lo tanto, aceptable incluso respecto a la ley) elegir la infracción menor.
7/ Por lo tanto, el movimiento por la justicia climática se podría estructurar en torno a tres pilares: resistir, negarse a cooperar y construir. – resistir: aquí el reto es trazar las líneas rojas ahí donde esté en juego la destrucción del clima y bloquear, en un primer momento temporalmente, todos los proyectos climaticidas. Pero la resistencia también se lleva a cabo en otras partes: las colectividades locales pueden negarse a la explotación del gas de esquisto (fracking) en su territorio, los Estados pueden oponerse a los tratado tipo TAFTA y TPP. – negarse a cooperar: la destrucción del clima ya no puede hacerse en nuestro nombre y con nuestro dinero. Debemos recuperar nuestra capacidad de tener peso en las decisiones importantes afirmando claramente que nos negamos a que nuestro dinero (tanto privado como público) sirva para financiar la destrucción del clima y que se debe reorientar a la transición. Por consiguiente, 2016 debe permitirnos tener un éxito aún mayor en el frente de la desinversión y de las diferentes formas de boicot al mundo de las energías fósiles. – construir: no faltan las iniciativas que prefiguran una sociedad justa y sostenible, desde las ciudades en transición a la relocalización de la actividad económica, pasando por el permacultivo o el hábitat ligero. Son muchas las formas de establecer una red, desde Alternatiba a las iniciativas vinculadas al decrecimiento. El reto es anclar mejor estas prácticas en el movimiento por la justicia climática y, por consiguiente, vincularlas a las dinámicas de resistencia y de no cooperación.
8/ Evidentemente, no se trata de construir una organización o una red que haga las tres cosas a la vez, sino de construir un movimiento que ponga en relación a unos colectivos y a unas organizaciones que actúen según una u otra de estas modalidades, y que permita elaborar unas estrategias que las articule de la mejor manera posible. Para ello no necesitamos tanto construir un «movimiento de movimientos» (sobre el modelo altermondialista) como construir un «movimiento de movilizaciones» que articulen campañas, jornadas de acción y de resistencia, y luchas locales, con unos movimientos internacionales de reagrupamiento y de construcción.
9/ La cuestión de la construcción / de las alternativas no es la de las soluciones, sino la de las escalas. Por ejemplo, el paso de un mix energético esencialmente fósil (o, en el caso de Francia, nuclear) a un mix 100% renovables no es una cuestión técnica. Es ante todo una cuestión democrática y social: ¿quién controlará el sistema de producción y de distribución, unas multinacionales de las energías renovables o unas cooperativas de productores y consumidores?, etc. Por consiguiente, el primer reto es lograr articular los tres pilares del movimiento por la justicia climática a unas escalas que tengan sentido y nos permitan tener verdadero peso en el curso de las cosas para bloquear los proyectos climáticos, actuando a la vez sobre nuestras formas de consumo y sobre las estructuras en las que se basa el capitalismo fósil.
10/ Así pues, el movimiento por la justicia climática tiene ante sí el reto de lograr crear unas formas “translocales” de solidaridad y de lucha: no se trata, como en el caso del altermundialismo, de convertir la escala transnacional en el lugar privilegiado de movilización y de elaboración estratégica, sino de partir de la experiencia de los territorios en lucha y de las alternativas concretas para construir la transición hacia unas sociedades justas y sostenibles. En ese sentido la movilización «Break Free» del próximo mes de mayo constituye una etapa importante: en efecto, se trata de construir una jornada mundial de acción a partir de luchas locales, con el objetivo de bloquear unos proyectos climaticidas.
(1) Notre Dame des Landes es una comuna situada en el noroeste de Francia donde desde la década de 1970 existe un proyecto de construir un gran aeropuerto internacional que ha suscitado una gran oposición entre sus habitantes. (N. de la t.)
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión como fuente de la traducción. 
 
Examinemos algunas de las luchas contra el extractivismo que desde lo local se encaminan al internacionalismo revolucionario por ir contra la acumulación gran capitalista:
 
 
a. La que construye la oposición abajo contra la creciente institucionalidad del libre mercado para los oligopolios que les da derechos de ir acaparando los bienes comunes o a extender su violación de derechos humanos al punto de multiplicar genocidios silenciosos.
 
 
 
Rechazo al Acuerdo Transpacífico TPP y a la Ley Monsanto
congrega a miles de manifestantes en todo Chile
23 de enero de 2016

Una serie de convocatorias en Chile se llevó a cabo este viernes con el objetivo de manifestar el rechazo de la ciudadanía a la próxima firma del TPP y las consiguientes consecuencias que tendrá en la reposición de la Ley Monsanto.

 

Por Observatorio Ciudadano.

 
Organizaciones sociales y colectivos a lo largo de todo Chile se movilizaron este viernes en las calles para denunciar y manifestar rechazo ante la eventual firma del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, el mismo que la presidenta Bachelet sellará el próximo 4 de febrero en Nueva Zelanda.
Los opositores denuncian que el acuerdo, forjado en negociaciones secretas, tendrá un fuerte impacto sobre el precio de los medicamentos genéricos, además de conllevar otros efectos como la privatización de las semillas, las restricciones en Internet y la violación de los derechos de los pueblos indígenas, los cuales que han sido consagrados internacionalmente.
La convocatoria, que fue realizada por el Colectivo Ecológico y la plataforma Chile Mejor Sin TPP contó con una amplia convocatoria en las ciudades de Iquique, Valparaíso, Santiago, Concepción, Los Ángeles, Angol, Temuco, Valdivia, Puerto Montt, Chiloé y Chaitén, donde denunciaron los efectos que tendrá el acuerdo y llamaron a Bachelet y a los parlamentarios a desistir de la firma.
 
 “Hoy Chile dijo no al TPP, no a ceder soberanía bajo presión de Estados Unidos, no a los remedios más caros. Chile estará mejor sin TPP y los parlamentarios deben escuchar lo que está diciendo la gente en las calles”, recalcó Carlos Figueroa, vocero de la plataforma.

 

ALTO AL TPP: EL CONTUNDENTE EMPLAZAMIENTO DE LA CIUDADANÍA

En la capital, cerca de 1.500 personas se reunieron en Alameda con Ahumada pasadas las 18 horas, acompañados de pancartas, disfraces y consignas alusivas al acuerdo comercial liderado por Estados Unidos y a la amenaza que implica su ratificación para los defensores de las semillas, debido a la inminente vigencia del Convenio UPOV91 que contiene el tratado.
“Somos compañeras chilenas y argentinas que venimos acá a manifestarnos porque consideramos que este acuerdo va profundizar la fase extractivista del modelo capitalista. Nosotras luchamos desde el comienzo contra el UPOV91 y nos oponemos a un tratado que profundizará la depredación de los recursos naturales”, comentó Ana Téllez, directora de formación de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales Indígenas (ANAMURI).
En Santiago, el recorrido avanzó por Ahumada hasta llegar a Plaza de Armas, donde diversos voceros realizaron sus discursos llamando a la ciudadanía a informarse sobre las implicancias del TPP en los Derechos Humanos.
 
Lucio Cuenca, director del Observatorio de Conflictos Ambientales, destacó la importancia de la transversalidad de la convocatoria en todo el país y en organización con las movilizaciones de Perú, México y Argentina en contra del TPP y la multinacional Monsanto.
“Esto demuestra que existe un nivel de consciencia importante de un sector de la ciudadanía de cómo se hipoteca la soberanía de nuestros países en estos tratados. Cada uno de nosotros ha ido concluyendo que el TPP va a afectar el conjunto de la vida de nuestros países”, señaló.
Dentro de sus polémicas normas, el tratado comercial habla de garantizar las expectativas de ganancia de las empresas que invierten en los 12 países firmantes. Por lo mismo, recordó Cuenca, cualquier amenaza a sus intereses va a ser considerada una afectación de sus derechos. En este plano, el TPP contempla tribunales privados extranjeros que pueden demandar al Estado chileno.
 
Otro de los asistentes a la marcha, el economista y ex candidato presidencial Alfredo Sfeir, señaló que “el TPP, en términos de derechos de propiedad, privatización de la semilla y recursos naturales en general, choca fundamentalmente con nuestra cultura”.
En opinión del economista, “después de haber escuchado al presidente norteamericano decir tantas cosas maravillosas sobre este tratado, es claro que para que alguien gane otro tiene que perder. Y en este caso somos nosotros los que perdemos”.
 
Al finalizar la convocatoria en Santiago, los opositores al Acuerdo Transpacífico TPP y Monsanto aseguraron que realizarán una nueva convocatoria de cara al 4 de febrero, día en que Bachelet, en principio, firmará el acuerdo. Sin embargo, la resistencia ciudadana reflejada hoy en todo Chile promete nuevas movilizaciones para emplazar a los parlamentarios, que jugarán un rol fundamental al decidir si apoyan o rechazan el tratado.
Más información:
Vocera Chile Mejor Sin Tpp: Paulina Acevedo (89006515)
Vocera Colectivo Ecológico de Acción: Patricia Núñez (52446289)
 
 
 
b. La que asume la "Resistencia y Dignidad Nacional para la defensa de la soberanía del territorio nacional y para visibilizar ante la comunidad internacional nuestras luchas por la defensa del agua, la tierra, el derechos indígenas y sociales."
 

 
Perú: Encuentro macro regional sur de los pueblos afectados
por la minería transnacional y por la descolonización
12 de enero de 2016

 


"En nuestra condición de ser hijos herederos de la grandiosa cultura milenaria del Tawantinsuyu, guardianes de la biodiversidad y la Madre Tierra consensuamos las conclusiones de la macro región sur y respaldamos la Lucha frontal del pueblo de Islay, Cotabambas, Grau Apurímac, Puno y la lucha de los Guardianes del Agua de Cajamarca, son el Símbolo de Resistencia y Dignidad Nacional, para la defensa de la soberanía del territorio nacional y para visibilizar ante la comunidad internacional nuestras luchas por la defensa del agua, la tierra, el derechos indígenas y sociales."
 
Conclusiones
En el auditorio del Colegio Nacional Ciencias en esta ciudad del Cusco, el día Jueves 17 de diciembre del 2015, se realizó el ENCUENTRO MACRO REGIONAL SUR DE LOS PUEBLOS AFECTADOS POR LA MINERIA TRANSNACIONAL Y POR LA DESCOLONIZACION, con la participación de los líderes de las organizaciones Indígenas, Agrarias, Organizaciones comunales, ligas Agrarias, Rondas campesinas, Frentes de Defensa, organización de mujeres, jóvenes, Asociación de productores Agropecuarios, Comunidades afectadas por la minería de departamento de Cusco, Puno, Arequipa Apurímac, Huancavelica.
En nuestra condición de ser hijos herederos de la grandiosa cultura milenaria del Tawantinsuyu, guardianes de la biodiversidad y la Madre Tierra consensuamos las conclusiones de la macro región sur y respaldar la Lucha frontal del pueblo de Islay, Cotabambas, Grau Apurímac, Puno y la lucha de los Guardianes del Agua de Cajamarca, son el Símbolo de Resistencia y Dignidad Nacional, para la defensa de la soberanía del territorio nacional y para visibilizar ante la comunidad internacional nuestras luchas por la defensa del agua, la tierra, el derechos indígenas y sociales.
 
PRIMERO: Desconocer las concesiones mineras impuestas sin consulta previa en todo el territorio de la macro región sur del Perú e Iniciar el proceso de Recurso de oposición a los petitorios de concesión mineros metálicos, no metálicos, recursos hídricos y otros.
Hacer prevalecer la Soberanía y la defensa de la Amazonia, la Defensa del Agua de Angostura Espinar, del Lago Titicaca, Declarando Patrimonio de las Comunidades Originarias y Rechazo de las Concesiones mineras, Hidrocarburiferas, hidroeléctricas e impactos ambientales en la región Cusco, Cotabambas Grau, Espinar, Chumbivilcas, Moquegua, Puno, Arequipa Revisión del contrato a las empresa mineras de Constancia de HUDBAY, MINSUR, BEAR CREECK, CIEMSA, ARASI, ARUNTANI, TIA MARIA, ANTAPACAY, que solo representan el saqueo y destrucción de la Naturaleza.
SEGUNDO: Crear el Tribunal nacional de Justicia Indígena del Tawantinsuyu para establecer la Comisión de la Verdad sobre la Minería y Extractivismo Transnacional que evalué los daños Ambientales ocasionados por los proyectos mineros y petroleros.
Exigimos la Derogatoria del D. S. 054-2013 MEM que viola los derechos de los Pueblos Cotabambas de Grau-Apurímac del Perú, también rechazamos la criminalización en la zona de influencia del megaproyecto MMG las BAMBAS donde se perdieron vidas de humildes agricultores y 2 encarcelados 20 heridos de bala, 3 agricultores asesinados por la PNP en el Valle de Tambo Arequipa, los 6 muertos por balas de PNP en el aeropuerto de Juliaca el 2011.
DENUNCIAMOS ANTE LAS CORTES INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS estos asesinatos que no deben quedar en la impunidad que recae en responsabilidad directa del traidor Ollanta Humala Tasso.
 
TERCERO.- Rechazar a los candidatos, asesinos, corruptos, vende patria traidores, de los partidos tradicionales corruptos de la derecha PPK, KK, APRA, AP, PNP, Alianza para el Progreso APP y borrar las pintas de las casas y paredes, reemplazándolo con mensajes alusivos a la vida.
 
CUARTO: En el marco del respeto y la dignidad de los pueblos y naciones originarias, por reunificar el cuerpo de Tupaq Amaru, Micaela Bastidas, que es el anhelo y deseo de la unidad de nuestros pueblos del Tawantinsuyu, hacemos un llamamiento a los pueblos originarios de la Macro Región Sur, y se acuerda ratificar la Constitución de la organización denominada Consejo de Autogobierno de los Pueblos Originarios del Perú,( CAPOP) instancia del Pacto de Unidad, de los Derechos Políticos, Económicos, Sociales, Ambientales, Alimentaria , Culturales, Espirituales y de lucha Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación y Racismo, la sede central se declara en la ciudad del Cusco, el ejecutivo transitorio del consejo conforman los coordinadores a nivel distrital, provincial y nacional para fortalecer nuestra organización.
 
QUINTO: Tomar las iniciativas y trabajo desde los Pueblos Originarios, las convocatorias y elaboración de nueva Constitución Política para un nuevo Estado Plurinacional del Perú.
 
SEXTO: Convocar al Encuentro Binacional de los Pueblos Originarios de Bolivia y Perú y del Tawantinsuyu para tratar la situación geopolítica y defensa de los recursos naturales del Lago Titicaca.
 
SÉPTIMO: Exigimos al gobierno peruano la devolución de nuestro Patrimonio Cultural Sagrado como el Qoricancha, Saqsaywaman, Macchu Piqchu, k’enqo, Pukapukara, Choquequirao, Sillustani y tantos otros cuyos propietarios legítimos son los pueblos originarios, así mismo exigimos la Repatriación del Patrimonio material e inmaterial, los cientos de toneladas de oro y plata que fueron robado de los territorios indígenas y que se encuentran en España y el extranjero, demandamos la inmediata devolución del santuario Qorikancha y el santuario de Qoylloriti injustamente usurpado y mercantilizado por la Iglesia Católica.
 
OCTAVO: Denunciar e Iniciar el Juicio Histórico de Reparación, Restitución e Indemnización por los Genocidios y las Matanzas perpetrados por la invasión colonial durante los últimos 523 años al Perú.
 
NOVENO: Denunciamos y rechazamos el ingreso de semillas y alimentos transgénicos y/o comida chatarra en todo el territorio nacional. Exigimos expulsar inmediatamente a Monsanto y otras empresas venenosas y contaminantes.
 
DÉCIMO: Pedimos la Derogatoria de la Ley Agua 29338, Ley 30157 ley de organizaciones usuarios de Agua, D.L. 30230, Ley 30327 Paquetazo Ambiental, D. S. No 001-2015 EM., D.L 1192, D.L.1120, D.L. 1202, Vulnera el derecho a la propiedad territorial y autonomía de las comunidades campesinas y otras disposiciones, normas, que violan los derechos de las comunidades y pueblos originarios del Perú.
 
DÉCIMO PRIMERO: Denunciar ante los organismos internacionales la ley de licencia para matar en Perú N° 30151, así mismo condenamos las demás normas que criminalizan la justa lucha de nuestros Pueblos. Exigir el archivamiento de los diversos procesos penales por extorsión, disturbio contra los líderes indígenas y sociales judicializados y perseguidos por el estado peruano.
 
DÉCIMO SEGUNDO: Exigir el retiro definitivo de las bases militares norteamericanas, paramilitares de todo el Perú, pedimos la desmilitarización de todos los territorios indígenas ancestrales, áreas de conservación natural por constituir amenaza constante a la soberanía de nuestros pueblos.
 
DÉCIMO TERCERO: Iniciar nuevas escuelas políticas de líderes de los pueblos originarios basados en el Buen Vivir, la Descolonización para el nuevo Estado Plurinacional.
 
DÉCIMO CUARTO: Asumiendo los acuerdos de la Cumbre Planetaria por la Descolonización y Despatriarcalizacion realizado en Bolivia, se acuerda asumir la Convocatoria de la réplica de Escenificación del martirio y asesinato a nuestro líder originario Julián Apaza Túpac Katari y Bartolina Sisa el mismo en memoria al Levantamiento de nuestro padre y Madre Túpac Amaru y Micaela Bastidas y a la lucha continua del levantamiento de nuestros Pueblos en el Tawantinsuyu, para el próximo 18 de Mayo del 2016 con sede en la ciudad de Qosqo Perú y camino a la escenificación del levantamiento para el próximo año 2017.
 
DÉCIMO QUINTO: Por ejercer un gobierno de los pueblos y para los pueblos Expresar mediante un pronunciamiento de apoyo y respaldo sobre la iniciativa de la propuesta de la Reelección del mandato del hermano EVO MORALES AYMA en gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia
 
DÉCIMO SEXTO: Frente a la Exclusión, corrupción, discriminación por mayoría se acuerda fundar el Movimiento Político Plurinacional de los Pueblos Originarios, la definición del nombre estará sujeto a los siguientes encuentros, para participar en proceso electoral del año 2018 y 2021
 
DÉCIMO SÉTIMO: Para seguir cumpliendo el proceso de fortalecimiento de la organización se acuerda realizar los próximos encuentros descentralizados en Abancay 15 enero, Puno 30 enero, Huancavelica 6 de marzo, Arequipa 15 marzo, Cusco 30 Marzo del 2016.
Los Participantes, Las autoridades y líderes de las organizaciones Indígenas, Agrarias, Ligas Agrarias, Presidentes comunales, organización de Mujeres, Jóvenes, Asociación de Productores, Frentes de Defensa, Comités de Lucha, Rondas Campesina, colectivo de organizaciones, Comunidades afectados de la Región Cusco, Madre de Dios, Puno, Moquegua, Tacna, Arequipa, Apurímac, Ayacucho, firman estos mandatos, acuerdos y conclusiones en la ciudad de Cusco en señal de conformidad.
Consejo de Autogobierno de los Pueblos Originarios
En Defensa de la Pachamama, la Vida, los Derechos Indígenas y Sociales
Fundado el 25-09-2015 en Arequipa en la 4ta Cumbre de los Pueblos Afectados por la Minería Transnacional
_______________________
 
En consecuencia, toca la generalización de la deliberación y toma de decisiones respecto al destino común de nuestros pueblos y de la humanidad entera. En ese camino del Nunca Más al capitalismo mediante el internacionalismo revolucionario nos proponen:
 
El pensamiento crítico latinoamericano es más vibrante que nunca
Desde abajo, por la izquierda y con la Tierra
 25 de enero de 2016
Por Arturo Escobar (Sudamérica Rural)
 
Las contribuciones teórico-políticas para repensar la región reverberan a lo largo y ancho del continente, en los encuentros de los pueblos, en las mingas de pensamiento, en los debates de movimientos y colectivos, en las asambleas de comunidades en resistencia, en las movilizaciones de jóvenes, mujeres, campesinos y ambientalistas, y sin duda también en algunos de aquellos sectores que tradicionalmente se han considerado los espacios del pensamiento crítico por excelencia, tales como las universidades, la academia y las artes.
Un listado de las tendencias más notables del pensamiento crítico latinoamericano tendría que incluir, entre otras, las críticas a la modernidad y a la teoría decolonial; los feminismos autónomos, decoloniales, y comunitarios; la diversa gama de debates ecológicos y de economías alternativas, incluyendo la ecología política, la economía social y solidaria (ESS), las economías comunales; las posiciones autonómicas; otras y nuevas espiritualidades; y las diferentes propuesta de transiciones civilizatorias, el posdesarrollo, el Buen Vivir, y el post-extractivismo. Más importante aún, toda genealogía y catálogo del pensamiento latinoamericano debe incluir las categorías, saberes, y conocimientos de las comunidades mismas y sus organizaciones como uno de las expresiones más potentes del pensamiento crítico. Esta última proposición constituye el mayor desafío para el pensamiento crítico latinoamericano dado que la estructura epistémica de la modernidad (ya sea liberal, de derecha o de izquierda) se ha erigido sobre el borramiento efectivo de este nivel crucial del pensamiento, y es precisamente este nivel el que emerge, hoy en día, con mayor claridad y contundencia.
 
Un análisis de la coyuntura regional y planetaria y de cómo ésta se refleja en los debates teórico-políticos del continente nos lleva a postular las siguientes hipótesis.
  • Primero, que el pensamiento crítico latinoamericano no está en crisis, sino en efervescencia.
  • Segundo, que los conocimientos de los pueblos en movimiento, de las comunidades en resistencia y de muchos movimientos sociales están en la avanzada del pensamiento para las transiciones, y cobran una relevancia inusitada para la reconstitución de mundos ante las graves crisis ecológicas y sociales que enfrentamos, más aun que los conocimientos de expertos, las instituciones y la academia. (Aclaro que esto no quiere decir que estos últimos sean inútiles, sino que ya son claramente insuficientes para generar las preguntas y pautas para enfrentar las crisis).
Para verlo de esta manera, sin embargo, es necesario ampliar el espacio epistémico y social de lo que tradicionalmente se ha considerado el pensamiento crítico latinoamericano para incluir, junto al pensamiento de la izquierda, al menos dos grandes vertientes que desde las últimas dos décadas han estado emergiendo como grandes fuentes de producción crítica: aquella vertiente que surge de las luchas y pensamientos ‘desde abajo’, y aquellas que están sintonizadas con las dinámicas de la Tierra.
A estas vertientes las llamaremos ‘pensamiento autonómico’ y ‘pensamiento de la Tierra’, respectivamente. Mencionemos por lo pronto que el primero se refiere al pensamiento, cada vez más articulado y discutido, que emerge de los procesos autonómicos que cristalizan con el Zapatismo pero que incluyen una gran variedad de experiencias y propuestas a lo largo y ancho del continente, desde el sur de México al suroccidente de Colombia, y desde allí al resto del continente. Todos estos movimientos enfatizan la reconstitución de lo comunal como el pilar de la autonomía. Autonomía, comunalidad y territorialidad son los tres conceptos claves de esta corriente.
 
Con pensamiento de la Tierra, por otro lado, nos referimos no tanto al movimiento ambientalista y a la ecología sino a aquella dimensión que toda comunidad que habita un territorio sabe que es vital para su existencia: su conexión indisoluble con la Tierra y con todos los seres vivos. Más que en conocimientos teóricos, esta dimensión se encuentra elocuentemente expresada en el arte (tejidos), los mitos, las prácticas económicas y culturales del lugar, y en las luchas territoriales y por la defensa de la Pacha Mama. Esto no la hace menos importante, sino quizás más, para la crucial tarea de todo pensamiento crítico en la coyuntura actual, a la cual nos referiremos como ‘la reconstitución de mundos’.
Así, quisiera definir el pensamiento crítico latinoamericano como el entramado de tres grandes vertientes: el pensamiento de la izquierda, el pensamiento autonómico y el pensamiento de la Tierra. Estas no son esferas separadas y preconstituidas sino que se traslapan, a veces alimentándose mutuamente, otras en abierto conflicto. Mi argumento es que hoy en día tenemos que cultivar las tres vertientes, manteniéndolas en tensión y en diálogo continuo, abandonando toda pretensión universalizante y de poseer la verdad. Dicho de otra manera, a la formula zapatista de luchar “desde abajo y por la izquierda”, hay que agregar una tercera base fundamental, “con la Tierra” (hasta cierto punto implícita en el zapatismo).

El pensamiento de la izquierda y la izquierda del pensamiento
Qué tantas cosas es la izquierda: teoría, estrategia, práctica, historia de luchas, humanismo, íconos, emociones, canción, arte, tristezas, victorias y derrotas, revoluciones, momentos bellos y de horror, y muchas otras cosas. Cómo no seguir inspirándonos en los momentos más hermosos de las luchas revolucionarias socialistas y comunistas a través de su potente historia; al menos para mi generación, cómo no seguir conmoviéndose por la carismática figura del Che, o de un Camilo Torres esperando la muerte con un fusil en la mano que nunca disparó, figuras estas que continúan engalanando las paredes de las universidades públicas de Colombia y el continente y que aún nos hacen sonreír al verlas. Cómo no pensar en el bello e intenso rojo de las banderas de las movilizaciones campesinas y proletarias de otrora, de campesinos aprendiendo a leer con los ubicuos libritos rojos, esperando marchar por el derecho a la tierra. Cómo no incorporar en toda lucha y en toda teoría los principios de justicia social, los imaginarios de igualdad de clase, y los ideales de libertad y emancipación de la izquierda revolucionaria.
A nivel teórico, es imperante reconocer las múltiples contribuciones del materialismo dialéctico y el materialismo histórico, su renovación en el encuentro con el desarrollismo (dependencia), el ambientalismo (marxismo ecológico), el feminismo, la teología de la liberación, el postestructuralismo (Laclau y Mouffe), la cultura (Stuart Hall) y lo poscolonial. Sin embargo, aunque esta amplia gama de teorías sigue siendo claramente relevante, hoy en día, reconocemos con facilidad los inevitables apegos modernistas del materialismo histórico (como su aspiración a la universalidad, la totalidad, la teleología y la verdad que se le cuelan aun a través del agudo lente analítico de la dialéctica). Más aún, no se puede desconocer que vamos aprendiendo nuevas formas de pensar la materialidad, de la mano de la ecología económica, las teorías de la complejidad, la emergencia, la autopoiesis y la auto-organización y de las nuevas formas de pensar la contribución de todo aquello que quedó por fuera en la explicación modernista de lo real, desde los objetos y las ‘cosas’ con su ‘materialidad vibrante’ hasta todo el rango de lo no-humano (microrganismos, animales, múltiples especies, minerales), que tanto como las relaciones sociales de producción son determinantes de las configuraciones de lo real. En estas nuevas ‘ontologías materialistas’ hasta las emociones, los sentimientos, y lo espiritual tienen cabida como fuerzas activas que producen la realidad.
Quisiera recalcar dos nociones de este breve recuento. Por un lado, la ruptura de los nuevos materialismos con el antropocentrismo de los materialismos de la modernidad. Del otro, y como corolario, el ‘desclasamiento epistémico’ a que se ven abocadas aquellas vertientes que usualmente consideramos de izquierda. Por desclasamiento epistémico me refiero a la necesidad de abandonar toda pretensión de universalidad y de verdad, y una apertura activa a aquellas otras formas de pensar, de luchar y de existir que van surgiendo, a veces con claridad y contundencia, a veces confusas y titubeantes, pero siempre afirmativas y apuntando a otros modelos de vida, en tantos lugares de un continente que pareciera estar cercano a la ebullición. Este desclasamiento convoca a los pensadores de izquierda a pensar más allá del episteme de la modernidad, a atreverse a abandonar de una vez por todas sus categorías más preciadas, incluyendo el desarrollo, el crecimiento económico y el mismo concepto de ‘hombre’. Los conmina a sentipensar con la Tierra y con las comunidades en resistencia para rearticular y enriquecer su pensamiento.
El pensamiento desde abajo
Un fantasma recorre el continente: el fantasma del autonomismo.
El autonomismo, es una fuerza teórico-política que comienza a recorrer Abya Yala/Afro/Latino-América de forma sostenida, contra viento y marea y a pesar de sus altibajos. Surge de la activación política de la existencia colectiva y relacional de una gran variedad de grupos subalternos –indígenas y afrodescendientes, campesinos, pobladores de los territorios urbanos populares, jóvenes, mujeres solidarias. Es la ola creada por los condenados de la tierra en defensa de sus territorios ante la avalancha del capital global neoliberal y la modernidad individualista y consumista. Se le ve en acción en tantas movilizaciones de las últimas dos décadas, en encuentros inter-epistémicos, en mingas de pensamiento, cumbres de los pueblos, y en convergencias de todo tipo donde los protagonistas centrales son los conocimientos de las comunidades y los pueblos que resisten desde las lógicas de vida de sus propios mundos. Involucra a todos aquellos que se defienden del desarrollo extractivista porque saben muy bien que “para que el desarrollo entre, tiene que salir la gente”. Son los que luchan, como sostienen los zapatistas, por un mundo donde quepan muchos mundos. Aquellos “que ya se cansaron de no ser y están abriendo el camino” (M. Rozental), de los sujetos de la digna rabia, de todas y todos los que luchan por un lugar digno para los pueblos del color de la Tierra.
A nivel teórico, el autonomismo se relaciona con una gran variedad de tendencias, desde el pensamiento decolonial y los estudios subalternos y postcoloniales hasta las epistemologías del sur y la ecología política, entre otros. Tiene un parentesco claro con nociones tales como la descolonización del saber, la justicia cognitiva y la inter-culturalidad. Pero su peso teórico–político gravita en torno a tres grandes conceptos: autonomía, comunalidad y territorialidad, solo el primero de los cuales tiene alguna genealogía en las izquierdas, especialmente en el anarquismo. El autonomismo tiene su razón de ser en la profundización de la ocupación ontológica de los territorios y los mundos-vida de los pueblos-territorio por los extractivismos de todo tipo y por la globalización neoliberal. Esta ocupación es realizada por un mundo hecho de un mundo (capitalista, secular, liberal, moderno, patriarcal), que se arroga para si el derecho de ser ‘el Mundo’, y que rehúsa relacionarse con todos esos otros mundos que se movilizan cada vez con mayor claridad conceptual y fuerza política en defensa de sus modelos de vida diferentes. El autonomismo nos habla de sociedades en movimiento, más que de movimientos sociales (R. Zibechi, refiriéndose a la ola de insurrecciones indígeno-populares que llevaran al poder a Evo Morales), y podríamos hablar con mayor pertinencia aun demundos en movimiento, porque aquello que emerge son verdaderos mundos relacionales, donde prima lo comunal sobre lo individual, la conexión con la Tierra sobre la separación entre humanos y no-humanos, y el buen vivir sobre la economía.
En el lenguaje de la ‘ontología política’, podemos decir que muchas luchas étnico-territoriales pueden ser vistas como luchas ontológicas – por la defensa de otros modelos de vida. Interrumpen el proyecto globalizador de crear un mundo hecho de un solo mundo. Dichas luchas son cruciales para las transiciones ecológicas y culturales hacia un mundo en el que quepan muchos mundos (el pluriverso). Constituyen la avanzada de la búsqueda de modelos alternativos de vida, economía, y sociedad. Son luchas que enfrentan ‘entramados comunitarios’ y ‘coaliciones de corporaciones transnacionales’ (Raquel Gutiérrez A.), buscando la reorganización de la sociedad sobre la base de autonomías locales y regionales; la autogestión de la economía bajo principios comunales, aun si articuladas con el mercado; y una relación con el Estado pero solamente para neutralizar en lo posible la racionalidad del estado. En resumen, son luchas que buscan organizarse como los poderes de una sociedad otra, no-liberal, no-estatal y no-capitalista.
La autonomía es de esta forma una práctica teórico-política de los movimientos étnico-territoriales – pensarse de adentro hacia afuera, como dicen algunas líderes afrodescendientes en Colombia, o cambiando las tradiciones tradicionalmente y cambiando la forma de cambiar, como dicen en Oaxaca. “La clave de la autonomía es que un sistema vivo encuentra su camino hacia el momento siguiente actuando adecuadamente a partir de sus propios recursos”, nos dice el biólogo Francisco Varela, definición que aplica a las comunidades. Implica la defensa de algunas prácticas así como la transformación e invención de otras. Podemos decir que en su mejor acepción la autonomía es una teoría y práctica de la inter-existencia, una herramienta de diseño para el pluriverso.
El objetivo de la autonomía es la realización de lo comunal, entendida como la creación de las condiciones para la autocreación continua de las comunidades (su autopoiesis) y para su acoplamiento estructural exitoso con sus entornos cada vez más globalizados. Las nociones de comunidad están reapareciendo en diversos espacios epistémico-políticos, incluyendo las movilizaciones de indígenas, afrodescendientes y campesinos, sobre todo en México, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Cuando se habla de comunidad se usa en varios sentidos: comunalidad, lo comunal, lo popular-comunal, las luchas por los comunes, comunitismo (activismo comunitario). La comunalidad (la condición de ser comunal) constituye el horizonte de inteligibilidad de las culturas de la América profunda e igualmente de luchas nuevas, aun en contextos urbanos; es una categoría central en la vida de muchos pueblos, y continua siendo su vivencia o experiencia más fundamental. Todo concepto de comunidad en este sentido se entiende de forma no esencialista, comprendiendo ‘la comunidad’ en toda su heterogeneidad e historicidad, siempre surtiéndose de la ancestralidad (el tejido relacional de la existencia comunal), pero abierta hacia el futuro en su autonomía.
Como dicen los comuneros indígenas misak del Norte del Cauca de Colombia, hay que “recuperar la tierra para recuperarlo todo … por eso tenemos que pensar con nuestra propia cabeza, hablando nuestro propio idioma estudiando nuestra historia, analizando y transmitiendo nuestras propias experiencias así como la de otros pueblos” (Cabildo Indígena de Guambia, 1980, citado en Quijano 2012: 257). O como lo expresan los nasa en su movilización, la minga social y comunitaria, "la palabra sin acción es vacía. La acción sin la palabra es ciega. La acción y palabra sin el espíritu de la comunidad son la muerte". Autonomía, comunalidad, territorio, y relacionalidad aparecen aquí íntimamente ligados, constituyendo todo un marco teórico-político original dentro de esta segunda vertiente del pensamiento crítico de Abya Yala/Afro/Latino-América.
El pensamiento de la Tierra
La relacionalidad – la forma relacional de ser, conocer y hacer – es el gran correlato de la autonomía y la comunalidad. Así puede verse en muchas cosmovisiones de los pueblos, tales como la filosofía africana del Muntu o concepciones de la Madre Tierra como la Pachamama, Ñuke mapu, o Mama Kiwe, entre muchas otras. También está implícita en el concepto de crisis civilizatoria, siempre y cuando se asume que la crisis actual es causada por un modelo particular de mundo (una ontología), la civilización moderna de la separación y la desconexión, donde humanos y no humanos, mente y cuerpo, individuo y comunidad, razón y emoción, etc. se ven como entidades separadas y autoconstituidas.
Las ontologías o mundos relacionales se fundamentan en la noción de que todo ser vivo es una expresión de la fuerza creadora de la tierra, de su auto-organización y constante emergencia. Nada existe sin que exista todo lo demás (“soy porque eres”, porque todo lo demás existe, dicta el principio del Ubuntusurafricano). En las palabras del ecólogo y teólogo norteamericano Thomas Berry, “la Tierra es una comunión de sujetos, no una colección de objetos”. El Mandato de la Tierra del que hablan muchos activistas nos conmina por consecuencia a ‘vivir de tal forma que todos puedan vivir’. Este mandato es atendido con mayor facilidad por los pueblos-territorio: “Somos la continuidad de la tierra, miremos desde el corazón de la tierra” (Marcus Yule, gobernador nasa). No en vano es la relación con la Tierra central a las luchas indígenas, afro, y campesinas en el contexto actual.
Desde esta perspectiva, el gran desafío para la izquierda y al autonomismo es aprender a sentipensar con la Tierra. Escuchar profundamente tanto el grito de los pobres como el grito de la Tierra (L. Boff, Laudato Si). Es refrescante pensar que de las tres vertientes mencionadas la más antigua es esta tercera. Viene desde siempre, desde que los pueblos aprendieron que eran Tierra y relación, expresiones de la fuerza creadora del universo, que todo ser es ser-Tierra. Podemos decir, sin caer en anacronismo alguno, que las ‘cosmogonías’ de muchas culturas del mundo son el pensamiento primigenio de la Tierra. Es el pensamiento cosmocéntrico de los tejidos y entramados que conforman la vida, aquel que sabe, porque siente, que todo en el universo está vivo, que la conciencia no es prerrogativa de los humanos sino una propiedad distribuida en todo el espectro de la vida. Es el pensamiento de aquellos que defienden la montaña contra la minería porque ella es un ser vivo (M. de la Cadena), o los páramos y nacimientos de agua porque son el origen de la vida, con frecuencia lugares sagrados donde lo humano, lo natural, y lo espiritual se funden en un complejo entramado vital.
El pensamiento de la tierra subyace las concepciones de territorio. “Tierra puede tener cualquiera, pero territorio es otra cosa”, dicen algunos mayores afrodescendientes en el Pacífico colombiano, gran territorio negro. El territorio es el espacio para la enacción de mundos relacionales. El territorio es el lugar de aquellos que cuidan la tierra, como lucidamente lo expresaran las mujeres de la pequeña comunidad negra de La Toma en el Norte del Cauca, movilizadas contra la minería ilegal de oro: “A las mujeres que cuidan de sus territorios. A las cuidadoras y los cuidadores de la Vida Digna, Sencilla y Solidaria. Todo esto que hemos vivido ha sido por el amor que hemos conocido en nuestros territorios. Nuestra tierra es nuestro lugar para soñar con dignidad nuestro futuro. Tal vez por eso nos persiguen, porque queremos una vida de autonomía y no de dependencia, una vida donde no nos toque mendigar, ni ser víctimas” (Carta abierta de Francia Márquez, líder de La Toma, abril 24 del 2015). Marchando y defendiendo sus derechos, las mujeres de La Toma afirman que “el territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende”.
También encontramos el pensamiento de la Tierra en la cosmoacción de muchos pueblos indignas. El Plan de Vida del pueblo misak, por ejemplo, se explica como una propuesta de “construcción y reconstrucción de un espacio vital para nacer, crecer, permanecer y fluir. El plan es una narrativa de vida y sobrevivencia, es la construcción de un camino que facilita el tránsito por la vida, y no la simple construcción de un esquema metodológico de planeación” (en: Quijano 2012: 263). Por esto, muchos pueblos describen su lucha política como ‘la liberación de la Madre Tierra”. La pregunta clave para estos movimiento es: ¿cómo mantener las condiciones para la existencia y la re-existencia frente al embate desarrollista, extractivista y modernizador?Esta pregunta y el concepto de liberación de la Madre Tierra, son potentes conceptos para toda práctica política en el presente: para la izquierda y los procesos autonómicos tanto como para las luchas ambientales y por otros modelos de vida. Vinculan justicia ambiental, justicia cognitiva, autonomía, y la defensa de mundos (J. Martínez-Alier, V. Toledo).
Para nosotros, los urbano-modernos, que vivimos en los espacios más marcados por el modelo liberal de vida (la ontología del individuo, la propiedad privada, la racionalidad instrumental y el mercado), la relacionalidad constituye un gran desafío, dado que se requiere un profundo trabajo interior personal y colectivo para desaprender la civilización de la desconexión, del economismo, la ciencia y el individuo. Quizás implica abandonar la idea individual que tenemos de práctica política radical. ¿Cómo tomamos en serio la inspiración de la relacionalidad? ¿Cómo re-aprendemos a inter-existir con todos los humanos y no-humanos? ¿Debemos recuperar cierta intimidad con la Tierra para re-aprender el arte de sentipensar con ella? ¿Como hacerlo en contextos urbanos y descomunalizados?
¿Salir de la modernidad?
El desclasamiento epistémico de la izquierda implica atreverse a cuestionar el desarrollo y la modernidad. Solo de esta forma podrá el pensamiento de izquierda participar en pensar y construir las transiciones civilizatorias que se adumbran desde el pensamiento autonómico y de la Tierra. Como es bien sabido, el progresismo de las últimas dos décadas ha sido profundamente modernizador, y su modelo económico está basado en el núcleo duro de premisas de la modernidad, incluyendo el crecimiento económico y el extractivismo.
 
Tanto en el Norte Global como en el Sur Global, el pensamiento de las transiciones tiene muy claro que las transiciones deben ir más allá del modelo de vida que se ha impuesto en casi todos los rincones del mundo con cierta visión dominante de la modernidad. Salir de la modernidad solo se logrará caminando apoyados en las tres vertientes mencionadas. Sanar la vida humana y la Tierra requieren de una verdadera transición “del período cuando los humanos eran una fuerza destructiva sobre el planeta Tierra, al período cuando los humanos establecen una nueva presencia en el planeta de forma mutuamente enriquecedora” (T. Berry). Significa caminar decididamente hacia una nueva era, que algunos denominan como ‘Ecozoica’ (la casa de la vida; T. Berry/L. Boff). El cambio climático es solamente una de las manifestaciones más patentes de la devastación sistemática de la vida por la modernidad capitalista.
 
La liberación de la madre Tierra, concebida desde el cosmocentrismo y la cosmoacción de muchos pueblos-territorio, nos invitan a ‘disoñar’ el diseño de mundos. Este acto de disoñacion y de diseño tiene como objetivo reconstituir el tejido de la vida, de los territorios, y de las economías comunalizadas. Como lo dice un joven misak, se trata de convertir el dolor de la opresión de siglos en espereza y está en la base de la autonomía. Para los activistas afrocolombianos del Pacífico, tan impactado por las locomotoras desarrollistas, esta región es un Territorio de Vida, Alegría, Esperanza, y Libertad. Hay un sabio principio para la práctica política de todas las izquierdas en la noción de tejer la vida en libertad.
 
Las tres vertientes presentadas no constituyen un modelo aditivo sino de múltiples articulaciones. No son paradigmas que se reemplazan nítidamente unos a otros. Queda claro, sin embargo, la necesidad de que la izquierda y el autonomismo (y el humano) devengan Tierra. El humano ‘post-humano’ – aquel ‘humano’ que emerja del final del antropocentrismo – habrá de aprender de nuevo a existir como ser vivo en comunidades de humanos y no-humanos, en el único mundo que verdaderamente compartimos que es el planeta. La re-comunalización de la vida y la re-localización de las economías y la producción de los alimentos en la medida de lo posible – principios claves de los activismos y diseños para la transición – se convierten en principios apropiados para la práctica teórico-política del presente. En esto yace la esperanza; al fin y al cabo, “la esperanza no es la certeza de que algo pasará, sino de que algo tiene sentido, pase lo que pase” (G. Esteva).
 
Aquellos que aun insistan en la vía del desarrollo y la modernidad son suicidas, o al menos ecocidas, y sin duda históricamente anacrónicos. Por el contrario, no son románticos ni ‘infantiles’ aquellos que defienden el lugar, el territorio, y la Tierra; constituyen la avanzada el pensamiento pues están en sintonía con la Tierra y entienden la problemática central de nuestra coyuntura histórica, las transiciones hacia otros modelos de vida, hacia un pluriverso de mundos. No podemos imaginar y construir el postcapitalismo (y el postconflicto) con las categorías y experiencias que crearon el conflicto (particularmente el desarrollo y el crecimiento económico). Saltar al Buen Vivir sin completar la fase de industrialización y modernización es menos romántico que completarla, ya sea por la vía de la izquierda o de la derecha. No podemos construir lo nuestro con lo mismo … lo posible ya se hizo, ahora vamos por lo imposible (Activistas indígenas, campesinos y Afrodescendientes, Tramas y Mingas por el Buen Vivir, Popayán, 2014).
 
Podremos atrevernos a afirmar que Abya Yala/Afro/Latino-América hoy presenta al mundo, en la complejidad de su pensamiento crítico en las tres vertientes tan esquemáticamente resumidas, un modelo diferente de pensar, de mundo, y de vida. En esto – y a pesar de todas las tensiones y contradicciones entre las vertientes y al interior de cada una de ellas – radicaría ‘la diferencia latinoamericana’ para la primera mitad del Siglo XXI. Algo que si podemos decir con certeza, con la gran Mercedes Sosa, es que pueblos, colectivos, movimientos, artistas e intelectuales caminan la palabra ‘por la cintura cósmica del sur’ en ‘la región más vegetal del tiempo y de la luz’ que es el hermoso continente que habitamos. Gracias a la vida, que nos ha dado tanto…
 

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