viernes, 14 de abril de 2017

El capitalismo avanza por desaparición forzada de campesinos e indígenas que resisten.Su resistencia debe involucrarnos a todos los de abajo pues:


¿Qué mundo se expande?
El de hambre, pobreza estructural, desalojos, migraciones, envenenamientos,
catástrofes socioambientales...

En contra de esta criminalidad de lesa humanidad del capitalismo La Vía Campesina nos plantea:

 
¡Para recuperar nuestro futuro, 
tenemos que cambiar el presente!
Nuestra propuesta es para cambiar 
el sistema en vez del clima.
23 Abril 2013
El sistema capitalista ha explotado y abusado de la naturaleza empujando al planeta hasta límites insostenibles que están provocando cambios estructurales acelerados muy peligrosos en el clima.
Hoy, la severidad y multiplicidad de los cambios climáticos –caracterizados por sequías, desertificación, inundaciones, huracanes, tifones, incendios forestales, desaparición de glaciares y casquetes polares- son claras indicios que hablan de un planeta en llamas. Estos cambios tan extremos tienen un impacto directo en las personas a través de la pérdida de medios de subsistencia, de cultivos, de hogares y de vidas. Todo esto esta provocando éxodos masivos sin precedentes de migrantes  y refugiad@s climátic@s.
La humanidad y la naturaleza están llegando al borde de un precipicio: podemos cruzarnos de brazos y proseguir nuestra marcha hacia el abismo, o bien pasar a la acción y reclamar el futuro que tod@s queremos.
No permaneceremos indiferentes. No permitiremos que el sistema capitalista nos queme a tod@s.  Vamos a tomar medidas para cambiar el sistema y eliminar las causas estructurales del cambio climático.  Ha llegado la hora de pasar de los discursos a la acción.
Tenemos que fortalecer e impulsar la organización de movimientos de base en todas partes y sobre todo en los frentes de batalla donde más hay en juego.
Cambiar el sistema significa:
  • Dejar más de dos tercios de las reservas de combustibles fósiles bajo la tierra y el fondo del océano para prevenir niveles catastróficos de cambio climático.
  • Prohibir las nuevas exploraciones y explotaciones de petróleo, arenas bituminosas, gas no convencional, carbón, uranio y gas natural.
  • Apoyar una transición justa para que l@s trabajador@s y las comunidades salgan de economías de consumo intensivo de energía y avancen hacia economías locales resilientes, basadas en la justicia social, económica y medioambiental.
  • Descentralizar la generación de energía y colocar su propiedad bajo control de las comunidades locales impulsando las fuentes de energía renovables.  Invertir en infraestructuras energéticas locales, de pequeña escala y basadas en las propias comunidades.
  • Dejar de construir megaproyectos y proyectos innecesarios de infraestructura que no benefician a la población y que son contribuidores netos de emisiones de gases de efecto invernadero como son mega represas, autopistas excesivamente sobre dimensionadas, proyectos energéticos centralizados de gran escala innecesarios y aeropuertos superfluos.
  • Acabar con la producción industrial de alimentos en gran escala orientada a la exportación (incluyendo la producción agropecuaria) y promover sistemas de producción en pequeña escala, integrados, ecológicamente sustentables, que contribuyan a enfriar el planeta y aseguren la soberanía alimentaria en base a la provisión de alimentos nutritivos que satisfagan las necesidades culturales de las comunidades locales.
  • Adoptar estrategias de “Residuos-Cero” mediante el fomento de programas de compostaje y reciclado integral que remplacen el uso de incineradores de residuos que generan gases de efecto invernadero.
  • Acabar con el acaparamiento de tierras y respetar los derechos de pequeñ@s agricultores, campesin@s, y mujeres. Reconocer los derechos colectivos de los pueblos indígenas conforme a la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, incluyendo sus derechos sobre sus tierras y territorios.
  • Desarrollar estrategias económicas que creen nuevos tipos de “empleos climáticos” –trabajos con una remuneración decente que contribuyan a la reducción de emisiones de carbono- en los sectores de las energías renovables, la agricultura, el transporte público y el reciclado de piezas industriales. 
  • Recuperar el control de los recursos públicos para financiar proyectos para el pueblo y la naturaleza en los ámbitos de salud, educación, alimentación, empleo, vivienda, recuperación de zonas húmedas, bosques y otros ecosistemas, y eliminar los subsidios a las industrias contaminantes, al agro-negocio y a la industria militar.
  • Retirar de circulación los automóviles a través de la construcción de infraestructuras de transporte público limpios, adaptados a los recursos energéticos locales, no basados en motores a combustión y que sean accesibles y asequibles a toda la población.
  • Fomentar la producción y consumo locales de productos sostenibles para satisfacer las necesidades fundamentales de la población y evitar el transporte de bienes que pueden ser producidos en el lugar. 
  • Detener y revertir los acuerdos de libre comercio e inversiones al servicio de las trasnacionales. Estos acuerdos promueven el comercio y las inversiones para la obtención de la máxima ganancia a costa de la fuerza de trabajo, la naturaleza y de la capacidad de las naciones de definir sus propias políticas.
  • Frenar la apropiación corporativa de la economía y de los recursos naturales en beneficio de las Empresas Transnacionales.
  • Desmantelar la industria e infraestructura militar, para así reducir las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a la guerra, y destinar los recursos del presupuesto militar a la promoción de una paz verdadera.
     
 Aplicando estas medidas, seremos capaces de obtener pleno empleo para tod@s, porque en un cambio sistémico de este tipo habrán más trabajos de calidad de los que existen bajo el actual sistema de explotación.  Mediante estas medidas lograremos construir una economía que sirva al pueblo y no a los capitalistas.  Con ello, pararemos la degradación de la tierra, el aire y el agua, preservando la salud humana y los ciclos vitales de la naturaleza, evitando, además, la migración forzada de millones de refugiados climáticos.
Cambiar el sistema implica poner fin al imperio mundial de las empresas transnacionales y los bancos.  Sólo una sociedad capaz de controlar democráticamente sus recursos a través de sus trabajadores (incluyendo los trabajadores migrantes), pueblos indígenas y mujeres garantizará  la soberanía de los pueblos y la justicia económica social y ambiental. El cambio de sistema requiere de una ruptura con la sociedad patriarcal para asegurar los derechos de las mujeres en todas las esferas de la vida. El feminismo y la ecología son componentes claves de la nueva sociedad por la cual estamos luchando.
Necesitamos un sistema que busque la armonía entre los seres humanos y la naturaleza, y no un modelo de crecimiento infinito como promueve el sistema capitalista en aras de obtener más y más ganancia.  La Madre Tierra y sus recursos naturales no pueden sostener las necesidades crecientes de producción y consumo de la sociedad industrializada moderna. Necesitamos un sistema que satisfaga las necesidades de la mayoría y no de unos pocos.  Necesitamos una redistribución de la riqueza que ahora está en manos del 1% de la población.  Así mismo, requerimos una nueva definición de lo que significa “bienestar” y “prosperidad” para todos los seres humanos en el marco de los límites de la Madre Tierra.
Aunque continuará la pelea en las negociaciones internacionales de las Naciones Unidas sobre cambio climático, las batallas más importantes tendrá lugar fuera de este escenario, en los lugares donde hay luchas contra los combustibles fósiles, la agricultura industrializada, la deforestación, la contaminación industrial, los mercados del carbono y los proyectos REDD, todo ellos causantes de un mayor acaparamiento de tierras y agua, y de desplazamientos forzados de personas por todo el planeta.
Estados Unidos, Europa, Japón, Rusia y otros países industrializados -como principales emisores históricos- deben efectuar los principales recortes de emisiones de gases de efecto invernadero.  China, India, Brasil, Sudáfrica y otras economías emergentes también deben establecer compromisos de reducción de emisiones basados en el principio de responsabilidad común pero diferenciada.  No aceptamos que so pretexto de “derecho al desarrollo” se promuevan proyectos de consumo insostenible y de destrucción de la naturaleza solamente para  generar ganancias para el 1% de la población.
La lucha por un nuevo sistema es la lucha contra las falsas soluciones climáticas.  Si no las paramos, estas falsas soluciones climáticas afectarán severamente el funcionamiento del sistema de la Tierra dañando gravemente la salud humana, los ecosistemas y la vida.  Por ello rechazamos las soluciones “tecnológicas”, como la geo-ingeniería, los organismos genéticamente modificados, los agro-carburantes y la bioenergía industrial, la biología sintética, la nanotecnología, el fracking (fractura hidráulica), los proyectos nucleares y la incineración de basuras para producir energía.
Nos oponemos igualmente a las propuestas de mercantilización, “financiarización” y privatización de las funciones de la naturaleza a través de la llamada “economía verde”.  Poner un precio a la naturaleza y crear mercados de derivados financieros no generará sino desigualdad y destrucción de la naturaleza.  No podemos dejar el futuro de la naturaleza y la humanidad en manos de los mecanismos de especulación financiera como los “mercados del carbono” y proyectos REDD.  Nos hacemos eco y apoyamos el pedido para que la Unión Europea deje a un lado su Esquema de Mercado de Emisiones.
Los proyectos REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques), al igual que los Mecanismos de Desarrollo Limpio, no son soluciones al cambio climático y por el contrario representan nuevas formas de colonialismo.  En defensa de los Pueblos Indígenas, las comunidades locales y la naturaleza, rechazamos los proyectos REDD y el acaparamiento y destrucción de bosques, tierras cultivables, manglares, algas marinas y océanos que son sumideros de gases invernadero. REDD y su posible expansión a la tierra, denominada “Agricultura Climáticamente Inteligente” (Climate -Smart Agriculture), generará una contra-reforma agraria mundial que privilegiara la “cosecha de carbón” antes que la producción de alimentos.
Debemos vincular las luchas sociales y medioambientales,  hermanar las comunidades urbanas y rurales, combinar las iniciativas locales y globales para unirnos en una lucha común.  Tenemos que construir un movimiento enraizado en la vida cotidiana de las personas y que garantice la democracia en todos los estadios de la sociedad.
Muchas propuestas ya tienen elementos claves para construir nuevos sistemas alternativos. Algunos ejemplos son: el “Vivir Bien”, la defensa de los “comunes”, los derechos de la naturaleza o Madre Tierra, el respeto a territorios indígenas y zonas de preservación comunitaria, la soberanía alimentaria, la “prosperidad sin crecimiento”, la “des-globalización”, el “índice de felicidad”, los derechos y deberes de las generaciones futuras, el Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba y otros.
Tod@s nosotr@s tenemos esperanza en un mundo mejor.  Hoy hemos de recoger esa esperanza y traducirla en valor y acciones, porque –junt@s- podemos cambiar el sistema.  Si queremos un futuro para la humanidad necesitamos empezar la lucha ahora.
Abril 2013
Firmado por las organizaciones facilitadoras del Espacio Climático
Alliance of Progressive Labor, Philippines
Alternatives International
ATTAC France
Ecologistas en Acción
Environmental Rights Action, Nigeria
ETC Group
Fairwatch, Italy
Focus on the Global South
Global Campaign to Dismantle Corporate Power and end TNCs’ impunity
Global Forest Coalition
Grassroots Global Justice Alliance
Grupo de Reflexão e Apoio ao Processo do Fórum Social Mundial
Indigenous Environmental Network
La Via Campesina
No-REDD in Africa Network
Migrants Rights International
OilWatch International
Polaris Institute
Transnational Institute


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