lunes, 11 de junio de 2012

Gobierno-Estado CFK. Planteo en Conflictos aborda la crisis del agua para la población mundial y cómo la megaminería a cielo abierto la agrava e incluso pone en riesgo la vida planetaria


La ocupación territorial por la megaminería sea por los oligopolios imperialistas que la acaparan sea por alianzas directas e indirectas con empresas del Estado local no sólo devastan y saquean sino también destruyen tanto el presente como el futuro sociocultural y la soberanía de los pueblos. Escuchemos e involucrémonos con la IV MINGA GLOBAL POR LA MADRE TIERRA (12 de octubre del 2011)
Minería y crisis del agua
Suramérica representa sólo un 6% de la población mundial, pero tiene el 26% de los recursos hídricos del planeta. Eso convierte a América del Sur en la reserva de agua dulce más importante del globo y en el blanco de la voracidad de los países ricos y las empresas multinacionales. La creciente escasez del agua, su desigual distribución -los países ricos consumen, por término medio 12 veces más agua que los países pobres-, son problemas más que urgentes. El calentamiento global y las actividades mineras alimentan esta crisis que puede llevar a la humanidad a situaciones incontrolables.
La IV Minga Global por la Madre Tierra quiere llamar la atención sobre este problema y ofrecer modelos alternativos al extractivismo. Cada segundo que demoremos en cambiar de rumbo es irrecuperable para la defensa de la vida. Debemos actuar ahora para garantizar un futuro.
El 70% de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. Pero del 100% del agua que existe, un 97.5% es salada y sólo un 2.5% es agua dulce. De este último porcentaje el 70% está retenida en casquetes polares o en hielos eternos; un 29.6% está almacenada y sólo un 0.4% está disponible para el consumo humano del planeta.
El sector agrícola es el mayor consumidor de agua con el 65%. Le siguen el sector industrial que requiere del 25% y el consumo doméstico, comercial y de otros servicios urbanos municipales que requieren el 10%. Para el año 2015 el uso industrial alcanzará el 34% a costa de reducir al 58% los volúmenes destinados para riego y al 8% los destinados para otros usos.
El consumo total de agua se ha triplicado desde 1950 sobrepasando los 4,300 km3/año, cifra que equivale al 30% de la dotación renovable del mundo que se puede considerar como estable.
La mayor parte de la población mundial vive en cuencas compartidas, 50 países de los cuatro continentes asientan más de tres cuartas partes del total de su población en las cuencas internacionales; lo que hace que el 47% de la población se encuentre en cuencas compartidas internacionales, 214 cuencas son multinacionales, incluyendo 57 en África, 58 en América, 48 en Europa y 51 en Asia.
El número de habitantes continúa aumentando, rápidamente, pero la tierra no tiene ahora más agua que dos mil años atrás, cuando estaba habitada por menos del 3% de la población actual. La demanda creciente de agua para la agricultura de regadío, el consumo doméstico (municipal) y la industria está imponiendo una dura competencia por la adjudicación de escasos recursos hídricos a las diversas zonas y tipos de uso.
Actualmente 31 países, habitados por menos del 8% de la población mundial, están enfrentando déficit crónicos de agua dulce. Pero para el año 2025 se prevé que 48 países enfrentarán estos déficit, que afectarán a más de 2 mil 800 millones de habitantes, es decir, el 35% de la población mundial proyectada.
Una de cada seis personas en el mundo carece de agua potable, y unas 2,600 millones de personas no tienen siquiera las formas más rudimentarias de saneamiento. La situación empeora ante el calentamiento de la Tierra, que podría tener un efecto devastador en pocas décadas, y llevar a graves sequías en algunas regiones, a inundaciones en otras y a tormentas tropicales intensas.(...)

Resumiendo, el agua se pierde en el procesamiento de minerales por:
· Evaporación, en tranques, espesadores y acopio de mineral o concentrado.
· Infiltración producida hacia los acuíferos que es absorbida en los suelos o evaporada.
· Secado del concentrado previo a la fusión.
· En los mineroductos, donde, para que el concentrado fluya es preciso agregar agua.
La minería, además, contamina las fuentes hídricas de cuatro maneras: por drenaje ácido, por contaminación química, por erosión y sedimentación, y por metales pesados y lixiviación.
El drenaje ácido se produce cuando las grandes cantidades de roca que contienen minerales sulfatados son excavadas en las minas subterráneas y estos se mezclan con el aire o con el agua creando ácido sulfúrico. Cuando el agua alcanza cierto nivel de acidez, una bacteria llamada tiobacilus ferroxidante aparece y acelera los procesos de oxidación y acidificación, disolviendo aun más los residuos de metales.
La contaminación química ocurre cuando agentes químicos como el cianuro y el ácido sulfúrico, usados por las mineras para la separación del material deseado del material en bruto, se derraman, gotean o se trasladan a un cuerpo de agua cercano. Son químicos altamente tóxicos para los humanos y los animales.
En cuanto a la erosión, el desarrollo minero perturba el suelo y las rocas en el transcurso de la construcción y mantenimiento de caminos, basureros y excavaciones a la intemperie. La erosión de la tierra expuesta transporta una gran cantidad de sedimentación a arroyos, ríos y lagos. La sedimentación excesiva obstruye las riveras, su delicada vegetación y el hábitat de la fauna y los organismos acuáticos.
Finalmente, la contaminación minera por metales pesados y lixiviación es causada cuando metales como el arsénico, cobalto, cobre, cadmio, zinc, plomo y plata, contenidos en las rocas excavadas o expuestas en las vetas de una mina subterránea, entran en contacto con el agua. Los metales son extraídos y llevados río abajo, mientras el agua lava la superficie rocosa. La lixiviación es particularmente acelerada en las condiciones creadas por el drenaje ácido de la minería.
Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), Consejo Indígena de Centro América (CICA), Consejo Indígena de Meso América (CIMA), CONACAMI, CONAMAQ, ECUARUNARI, ONIC, FOCO, FUNDAMAYA, COMKADES, No a la Mina, CRIC, CONAFROIC, CRIDEC, CONAVIGUA, Minga Informativa de los Movimientos Sociales, TONATIERRA, Peruanos en Acción, Movimiento Indígena Nacional (México), Grito de los Excluidos, Plataforma 12 de Octubre: ¡Nada qué celebrar!, GTEPIC-15M, SICSAL, ECOPORTAL, Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, otras organizaciones indígenas del Abya Yala.

Fuente: http://www.noalamina.org/mineria-latinoamerica/mineria-general/mineria-y-crisis-del-agua

 
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Los pueblos resisten esta invasión y ocupación de sus territorios por el avance capitalista e imperialista pero también confrontan con izquierdas. Boaventura de Sousa Santos (Carta Maior), en "Sexta carta a las izquierdas" traducida para Rebelión por Antoni Jesús Aguiló y José Luis Exeni, nos aclara:"(...)La discrepancia entre las izquierdas europeas y las izquierdas latinoamericanas reside en el hecho de que solo las primeras suscribieron incondicionalmente el “pacto colonial” según el cual los avances del capitalismo valen por sí mismos, aunque hayan sido (y continúen siendo) obtenidos a costa de la opresión colonial de los pueblos extraeuropeos. Así, nada nuevo se presenta en el frente occidental en tanto sea posible externalizar la miseria humana y la destrucción de la naturaleza.

Para superar este contraste y avanzar en la construcción de alianzas transcontinentales son necesarias dos condiciones. Por una parte, las izquierdas europeas deberían objetar el consenso del crecimiento que, o es falso, o significa la complicidad repugnante con una larguísima injusticia histórica. Asimismo, deberían discutir la cuestión de la insostenibilidad y poner en causa tanto el mito del crecimiento infinito como la idea de la inagotable disponibilidad de la naturaleza en que se asienta, asumiendo que los crecientes costes socioambientales del capitalismo no son superables con imaginarias economías verdes. Por último, deberían defender que la prosperidad y la felicidad de la sociedad dependen menos del crecimiento que de la justicia social y de la racionalidad ambiental; y tener el coraje de afirmar que la lucha por la reducción de la pobreza es una burla para disfrazar la lucha, que no se quiere entablar, contra la concentración de la riqueza.
 
Por su parte, las izquierdas latinoamericanas deberían discutir las antinomias entre el corto y el largo plazo, teniendo en mente que el futuro de las rentas diferenciales generadas hoy por la explotación de los recursos naturales está bajo control de pocas empresas multinacionales y que, al final de este ciclo extractivista, los países podrían quedar más empobrecidos y dependientes que nunca. Deberían reconocer también que el nacionalismo extractivista garantiza para el Estado recetas que podrían tener una importante utilidad social solo si son empleadas, al menos en parte, para financiar una política de transición del actual extractivismo depredador a una economía plural en la cual el extractivismo únicamente será útil en la medida en que sea indispensable. Esta transición debería comenzar de inmediato.
Las condiciones para políticas de convergencia global son exigentes pero no imposibles, y expresan opciones que no deben ser descartadas bajo pretexto de ser políticas de lo imposible. La cuestión no está en optar entre la política de lo posible o la política de lo imposible. Está en saber situarse, siempre, en el lado izquierdo de lo posible.
Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra (Portugal)Fuente original: http://www.cartamaior.com.br/templates/colunaMostrar.cfm?coluna_id=5613
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=150583
    

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